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EL VALOR DE LA VERDAD
El santo predicó y exhortó con elocuencia y coherencia. Defendió verdades de la Fe y
unos de los rasgos más sobresalientes es su sujeción al Papa.
Actualmente es más importante ser políticamente correcto que amonestar, exhortar y
prevenir o alertar al pueblo de Dios sobre los terribles peligros del pecado. Ya casi no
se habla de pecado en las homilías, catequesis, formaciones, cursos bíblicos, etc.,
¿quién se atreve a asegurar que la raíz de todos los males de la actualidad es el
pecado mortal? Y esa es la verdad. ¿Quién habla del valor eterno e inconmensurable
del sacrificio de la Cruz? ¿Quién anuncia el Kérygma?
¿Dónde se anuncia que la Fe viene por la estulticia de la predicación? ¿Quién se atreve
a amonestar/corregir/animar a cargar la cruz?
¿Dónde se anuncia la única y eterna verdad: el amor de Dios en la dimensión de la
Cruz? Ya parecen sólo palabras huecas, porque hace falta experimentar ese amor. No
es el amor natural, sino aquel en el cual se estrella y desaparece el mal; es decir Cristo
en la Cruz.
EL CULTO A LA IGNORANCIA
Igual que San Pedro Crisólogo se manifestó en contra de las herejías de su tiempo,
defendiendo las verdades de la Fe, los católicos de hoy estamos invitados a no callar
ante las mentiras aceptadas, legalizadas, socialmente aceptadas e impuestas de la
actualidad.
Hoy más que nunca urgen los cristianos informados, bien formados y santos. El apego
a la tradición de la Iglesia, escrutar las Sagradas Escrituras, estudiar el catecismo de la
Santa Iglesia Católica, vivir la Fe en comunidad, asiduidad a los sacramentos, la vida de
oración, valernos de los sacramentales, y muchas otras armas son necesarias para no
caer de rodillas ante los ídolos de este mundo, pues seremos capaces entonces de ver
y juzgar los acontecimientos con una perspectiva escatológica, sin la cual, cualquiera
caería rápidamente en el cansancio, la falta de Fe y la pérdida de la Esperanza.
El pecado mortal es la raíz de todos los males. Pero hoy da vergüenza decir eso. Hoy
hablar o escribir de pecado es anticuado, está pasado de moda. Alguien se podría
molestar. Pero cuando no aceptamos que existe el pecado, el cielo, el infierno y que la
muerte llega pronto, entonces hacemos a Cristo mentiroso e innecesario.
ORACIÓN: Señor Dios, que hiciste de tu obispo san Pedro Crisólogo un insigne
predicador de la Palabra encarnada, concédenos, por su intercesión, guardar y meditar
en nuestros corazones los misterios de la salvación y vivirlos en la práctica con
fidelidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén