IMPORTANCIA DE LOS PADRES EN LA IGLESIA

IMPORTANCIA DE LOS PADRES EN LA IGLESIA

 Definición tradicional: Vicente de Lerins:

-antigüedad.
-ortodoxia.
-santidad de vida.
-aprobación eclesial.

 Definición de Antonio Orbe:

“Son testigos calificados de una tradición heredada de los Apóstoles, para

transmitir e interpretar auténticamente las verdades reveladas en las
Escrituras y fuera de ellas”.

No son unos exégetas cualesquiera (los gnósticos y los ebionitas también eran
exégetas). Los Padres nos han ofrecido las claves fundamentales para
interpretar la Escritura. Uno de los puntos más polémicos de la época patrística
es definir que escritura es la palabra de Dios. Los Padres serán aquellos que nos
permitan leer correctamente la Palabra divina.

Pero la definición del P. Orbe no nos soluciona todo, ya que la exégesis de los
Padres plantea también problemas: en los Padres encontraremos tradiciones
auténticamente apostólicas, pero en ellos aparecerá la influencia judeo-
platónica de Filón de Alejandría (que ni siquiera conoció a Cristo), por ejemplo.
Será preciso, por tanto, un estudio minucioso de cada uno de los autores.

 Hablemos mejor de “época patrística” y en ella incluimos tanto los

ortodoxos, como los heterodoxos. A estos últimos prestamos atención porque
su heterodoxia sólo es en ciertos puntos. Y es muy interesante descubrir cuál
fue su camino exegético comparado con el que siguieron los que permanecieron
fieles a la Iglesia en todo.

-límites de la época (tradicional): San Juan Damasceno (749 +) en Oriente, y S.

Isidoro de Sevilla (600+) en Occidente eran considerados los últimos Padres de
la Iglesia: la caída del Imperio Romano. Esto es lo más tradicional, pero ello se
hacia buscando el fin de la época patrística en acontecimientos históricos
externos a la vida de la iglesia.

-límites de la época: se estima necesario establecer la división en virtud de un

cambio interno dentro de la misma Iglesia.

a) En la segunda mitad del s. V se descubre que el Occidente y el Oriente

cristiano siguen ya caminos distintos y particulares.

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b) Las grandes decisiones conciliares- ecuménicos se han tomado en 4

Concilios: Nicea (325), Constantinopla (381), Éfeso (431) y Calcedonia (451). Ya
esta fraguado el corazón de toda la teología.
c) La actitud teológica también adopta un nuevo carácter. Hasta ahora, hacer
teología era comentar la Escritura. Ahora los teólogos se dedican a recopilar lo
ya elaborado y transmitirlo: repetir a Agustín en occidente o a Cirilo de
Alejandría en oriente, es muchas veces hacer teología a partir de este momento.
Además, es frecuente el uso sistemático de la lógica aristotélica, pero tal como
había sido comprendida por los neoplatónicos (especialmente Porfirio).

d) Ya se han constituido las 3 grandes tradiciones teológicas: agustiniana,

asiática y alejandrina.

 Claves para comprender por qué la época patrística es un momento único

en la historia de la Iglesia.

-motivos antropológicos: en el s. XIX se puso de manifiesto la importancia que

tiene la historia para comprender al hombre. Éste es incomprensible sin la
encrucijada del pasado - presente - futuro (S. Agustín). Somos en el presente,
frutos del pasado y proyecto esperanzador para el futuro.

-parádosis: Pero es que, además, el cristiano es partícipe de una “historia

salutis”. El cristianismo no es un ente de razón ni una invención, y por lo tanto,
tampoco es reinventable. El centro de esa Historia es la Encarnación del Verbo.
Y desde entonces la Historia humana se ha convertido en una “parádosis” o
“traditio”: entrega, transmisión.

Dios entrega a su Hijo. Jesucristo entrega a los Apóstoles la Palabra del Padre y
el Espíritu de la Verdad. Y desde aquel momento, la Palabra y el Espíritu
conducen a los Apóstoles a la “martiria”, al testimonio, a la entrega de lo que
han recibido. Y así la tradición se sitúa ya en el corazón de la Iglesia. Y ello
sucede en una amplia red de testigos que han comunicado lo que los Apóstoles
“vieron y palparon” acerca de la Palabra de Vida. Prescindir, por tanto, de la
historia es desembarazarse de la ineludible dimensión histórica del
cristianismo. Esta tradición -dice Congar- es “memoria”. Tanto si uno se olvida
de ella, como si uno se ata a ella servilmente, no es posible avanzar. No se trata
de servilismo, sino de fidelidad.

-wort-antwort: Ratzinger ha comparado esa relación a la que existe entre

“word” y “antword” (palabra y respuesta respectivamente). La Palabra supone
alguien que habla y alguien que escucha. Si la palabra quiere ser relación,
necesita una respuesta, aun cuando ésta sea tan sólo el silencio del que escucha.
La palabra es, pues, realidad de relación. Y si bien es cierto que la Palabra de
Dios transciende toda respuesta humana, no puede prescindir de la primera
respuesta que se le dio en la época patrística, ya que tal respuesta fue

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constitutiva de la existencia de la Palabra de Dios. Y, por tanto, es una respuesta

con carácter irrepetible, y tiene diversas concreciones históricas:
a) Configuración del canon de la Escritura.

En el s. II circulaban cientos de “evangelios” y numerosas “cartas de Pablo”. Y

no vino ningún ángel a revelar cuáles eran auténticos y cuáles no. Fue en la
época patrística cuando se dilucidó qué libros eran Palabra inspirada y qué
libros no eran Palabra de Dios. Cuando tomamos, por tanto, la Biblia en
nuestras manos y aceptamos que ésa es la Palabra de Dios, estamos
reconociendo también la obra llevada a cabo por los Padres de la Iglesia, unos
hombres que, conscientes de su criterio auténtico y de su autoridad, marcaron
lo que Trento asumirá y definirá dogmáticamente como el canon de los Libros
Sagrados.

¿Qué criterios siguieron los Padres? La “Regula Fidei”, la “Regula veritatis”: la

tradición apostólica.

b) Confesión de las grandes verdades de fe que delimitan la comunión o

excomunión eclesial (4 grandes Concilios). Nicea: 325; Constantinopla: 381;
Efeso: 431; Calcedonia: 451. En los grandes “credos” la Iglesia de la época
patrística reflejó su fe. Era necesario dejar claro el rostro de Cristo que habían
transmitido los Apóstoles. Nicea, Constantinopla, Efeso y Calcedonia son los 4
grandes Concilios, considerados los Concilios por excelencia por parte de la
confesión católica, ortodoxa y protestante. Estos Concilios han definido la fe.
Han precisado los ejes fundamentales de la Trinidad, y de todo el corazón de la
fe cristiana. Esa fe que la iglesia profesaba, reconocía, y ponía limite: quien esta
y no en la iglesia: en función de aceptar las formulas o no de estos cuatro
concilios, como base del dialogo ecuménico. Dice Congar, que la razón por la
que los cuatro primeros concilios son privilegio y representan una
normatividad para los otros estriba en que han definido la fe. Ellos son la
expresión misma de la fe. En estos concilios se estableció el corazón de la fe. Los
padres crearon la lengua católica en estos temas, precisaron la cristología y la
trinidad.

c) Exégesis patrística. Es fácil acusar a la exégesis patrística de acientífica y

obsoleta. Tal afirmación es absurda. A estos hombres que supieron delimitar el
canon de las Escrituras les consideraremos inútiles en la exégesis. Nadie duda
que los Padres pretendían otra cosa. Los libros de la Biblia son escritos
inspirados por Dios y la clave de interpretación de los mismos es el Verbo
hecho carne. Los Padres no se acercan a la Escritura como historiadores ni como
filólogos, sino como creyentes; pues la Escritura es Palabra de Dios para que sea
creída y vivida por el creyente. Su interés no está en el texto en cuanto texto,
sino en ese texto sagrado leído en la Iglesia y por la Iglesia. Se cae en una
extraña paradoja: Aquellos que guiados por el Espíritu Santo se consideraron en

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posesión con el Espíritu para determinar lo que era y no Palabra de Dios, luego,
no sabían lo que decía al Palabra.
La Escritura no se separa de la Tradición, sino que es parte de la misma. La
Escritura es un libro vivido y transmitido por la comunidad.

Cuando los padres de la Iglesia se acercaban a un texto no veían un texto a

analizar, sino que se acercaban a un escrito inspirado por Dios, donde se
testimonio el designio de Dios cuya clave de interpretación es el verbo hecho
carne. Acuden a esos libros para conocer el designio de Dios. Por eso, los
padres, pueden leer el génesis y toda la escritura con una unidad, en el sentido
de que es el testimonio del designio de Dios. Por lo tanto, es una interpretación
cristológica de la sagrada escritura. Cristo es la clave de interpretación, la
novedad de interpretación en cuanto momento culminante de la historia de la
salvación que ilumina todo hacia atrás y adelante

d) La Liturgia. La liturgia ha sido siempre fuente y expresión de la vida

cristiana. Y es en la época patrística cuando se perfilan las grandes líneas de la
liturgia que incluso hoy celebramos.

e) Disciplina eclesiástica. “Traditionae Patrum”, “Eclesiasticae Patrum” son las

claves que van a fundar el futuro derecho canónico de la Iglesia. Así pues, uno
será más o menos Padre de la Iglesia en la medida en que ha fomentado y se ha
visto implicado en estas concretas aportaciones históricas.