MÚSICO. La fiesta se acaba, la vida y las luces se apagan, el peligro acecha en todo momento.
Hoy martes, 04 de octubre de 2022. El cielo azul de Cajamarca se ve opaco a
causa de los nubarrones de invierno que abrazan esta noble tierra de los Incas. Las aves vuelan presurosas a sus nidos, ya es la hora de la lluvia, se escucha decir a un niño. Los eucaliptos bailan en sus ejes y el viento sopla en medio de los pensamientos más recónditos del alma. Sentado frente a la ventana en su silla negra apoyado las manos en su mesa color caoba este él, mirando el paisaje serrano de esta bella ciudad. - A ti te puede parecer fácil. Dijo él. Pero para nosotros es difícil; obviamente escogimos ese camino porque amamos la música. Y se puso a mirar por la ventana de su departamento. Tito Rios, es un abogado Cajamarquino y conocido músico del medio local. Viste un polo oscuro entre negro y azul, su cabello corte militar le da un aspecto serio, un poco subido de peso, utiliza anteojos redondos por poco y se asemejan a la base de las botellas de vidrio, pero se evidencia en su rostro un largo recorrido por este mundo a sus cortos 29 años de edad. Nació el 13 de febrero de 1993 en Colpón, un caserío de la provincia de San Marcos, mide uno setenta y tres, fue la primera trompeta en la Orquesta Internacional Don Guillermo, un conocido grupo del medio artístico local, nacional e internacional. - Fue el 24 de noviembre del año 2012, me llamaron para viajar a Rio Seco, un centro poblado de la provincia de San Marcos. Tomó un poco de agua de su vaso con su mano derecha, y fundió su mirada en la pared para viajar al pasado, a ese fatídico dia en que por poco pierde la vida. - El bus de la orquesta pasó por mi domicilio en la avenida San Martin para recogerme. La salida era a las 3 pm. Pero como si algo nos estuviese avisando para no ir, hizo que el bus se pinchara una llanta, por ello es que a las 5 pm subí y ocupé mi asiento junto a mi amigo el “coche”, era el tecladista del grupo. Rio Seco queda a 1 hora desde la ciudada de Cajamarca, y es un pueblo pintoresco con prados verdes y se caracteriza por la crianza de vacas y toros bravos en el lugar. - Llegamos al lugar a las 6 de la tarde, nos recibió el mayordomo de la fiesta y nos hizo pasar a su acomodada casa en el perímetro de la plaza de armas. A las 7 pm sirvieron la cena, era un lomo saltado hecho con unos bueyes sacrificados en razón de la fiesta. Los castillos llegaron a las 6 de la tarde al centro poblado, los castilleros provenían de la ciudad de San Marcos. A las 7 de la noche, salieron de cenar los músicos de la orquesta y se dieron un pequeño paseo por el pueblito. La banda de músicos tocaba en la plaza de armas, y el mayordomo le decía a uno de sus amigos “dale trago a los músicos sino no tocan”. - A las 11 pm iniciamos nuestra labor musical, porque a las 12 se quemaban los castillos. Todo estaba planificado para ese día, a las 12.30 de la mañana se quemarían los castillos. Pero el destino es cruel, y uno de los castilleros olvidó un balón de gasolina frente al escenario en donde estaba la gente bailado y disfrutando de la fiesta. - Aún lo recuerdo, fue como ver la imagen del hongo de la bomba de Hiroshima. El humo salió en grandes cantidades y se vio la ropa de los quemados volar por los aires. Ese dia, 25 de noviembre explotó el balón de gasolina quitándole la vida a 4 personas e hiriendo a otros 15. Los restos de carne estaban en la plaza de armas, junto a calzado, huesos y cadáveres de las personas que murieron instantáneamente. - Antes de la explosión me estaba dirigiendo al centro de la plaza en donde explotó el balón. Pero como Dios no quiso llamarme aún, se malogró el cierre mi casaca y volví al escenario para arreglarlo con un Alicate de uno de los técnicos. Puso su cara pensativa, me miró y vi como su dedo índice tamboreaba en la mesa, definitivamente estaba triste por la escena que me contaba. No hubo Bomberos en el lugar sino hasta las 5 am, del 25 de noviembre del año 2012. Un niño falleció porque un cohete le atravesó el corazón. - No es fácil la vida del músico en este lugar, piensan que tocamos solo por el trago, nos arriesgamos a morir y en nuestro salario no está incluido un seguro contra accidentes o incidentes. La gente que baila con nuestra música ignora lo que un músico vive. Si algo falla en el escenario empiezan a silbar o a botar botellas. Me miró con sus ojos negros y sonrió un poco enseñándome su dentadura y moviendo ese labio superior con la marca de la boquilla de la trompeta, la que ejecutó por largos 13 años, antes de volverse abogado penalista. Volvimos a mirar el cielo aborrascado de Cajamarca, las aves ya no trinaban, tampoco bailaban los Eucaliptos, el panorama se oscurecía y las farolas de la calle empezaban a alumbrar. Tito tenía más historias que contarme para mi redacción, pero debido a la pequeña extensión de estas páginas, me reservo el derecho a realizar otra segunda redacción.