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SECCIÓN I
LA TIPOLOGÍA TRADICIONAL.
FUNCIÓN DE LOS PARTIDOS Y DE LA OPOSICIÓN
1. La relación fiduciaria
2. La responsabilidad política
3. La disolución anticipada
mas de gobierno del Estado liberal llega a ser relativamente simple tan
sólo si nos quedamos en el nivel de los modelos elaborados de modo
abstracto. La realidad es muy compleja y diferenciada y toda forma
constitucional real tiende a diversificarse con respecto al modelo ideal.
Y no sólo esto. Algunas veces resulta problemático contentarse con los
esquemas de las relaciones entre los órganos constitucionales previstos
por las Constituciones, hay que aclarar si cierto ordenamiento debe con-
siderarse como parte integrante de la forma de Estado de derivación libe-
ral o, bien, si se deba reconducir a la matriz del Estado autoritario. Para
superar estas perplejidades hemos propuesto recurrir a la especificación
de la función de oposición como elemento determinante para reconocer
la forma de gobierno. La función de oposición operaría, pues, como ele-
mento unificador de las diversas “formas” habitualmente estructuradas
en el cuadro del Estado liberal. Se desvanecería, así, la importancia de la
búsqueda de elementos tipificadores de la forma de gobierno parlamenta-
rio (en sus varias acepciones), presidencial, semipresidencial, directorial.
La forma de gobierno “de oposición garantizada” permite excluir, con
certeza, del ámbito de la ambigua categoría de los ordenamientos con se-
paración de poderes a todos aquellos ordenamientos pseudodemocráticos
(“democracias de fachada”) que aparentemente recurren a formas de go-
bierno parlamentario o presidencial, pero que sustancialmente excluyen
la garantía de las minorías y la posibilidad de oposición.
Los ordenamientos examinados no se limitan a institucionalizar a la
oposición en la medida en que ésta se considera parte integrante y per-
manente de las soluciones organizativas introducidas en la Constitución,
siendo previstas, por vía consuetudinaria o formalizada, reglas a través
de las cuales la misma puede legitimar y lícitamente expresar su propio
desacuerdo en relación a las orientaciones mayoritarias, pues tendencial-
mente la consideran una auténtica función constitucional, cuya presencia
es indefectible para el correcto funcionamiento del ordenamiento, sea
cuando se configura como orientación negativa de la posición mayorita-
ria, sea cuando se configura como orientación alternativa.
Los ordenamientos con oposición garantizada toleran derogaciones al
principio de indefectibilidad de la oposición tan sólo con motivo de las
suspensiones de la Constitución que se justifican por circunstancias ex-
cepcionales de defensa del ordenamiento: en efecto, los “estados de cri-
sis” comportan, habitualmente, entre las diversas derogaciones de la
Constitución, también la limitación o la suspensión de la función activa
LAS FORMAS DE GOBIERNO 387
2. El modelo compromisorio