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CLASE 3.

LA ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL


(desde mediados del siglo XIX hasta 1880)

¡Hola a todas y todos!

Para entrar en tema...vamos a apelar a nuestros conocimientos sobre Historia Argentina y


a recordar el proceso de Organización Nacional, nombre que recibe el período comprendido
entre la derrota del régimen rosista en la batalla de Caseros, ocurrida en 1852, y el acceso al
poder de la llamada Generación del 80, alrededor del año1880.

Iniciando este recorrido, nos preguntamos:


 ¿Qué proyectos políticos, proyectos educativos y sentidos de lo social se han ido
configurando en este período?
 ¿Qué establece la Constitución Nacional de 1853 en materia educativa? ¿Qué
implicancias tiene en la conformación del sistema educativo?
 ¿Qué proyectos de nación y de educación pensaron Alberdi y Sarmiento? ¿Qué
acordaban y qué priorizaban Mitre y Samiento?

La educación en la Constitución Nacional de 1853


La Constitución de 1853 fue un reflejo del programa que Juan Bautista Alberdi había
expuesto en su obra Bases y puntos de partida para la organización política de la República
Argentina. Este programa deriva de las grandes ideas del liberalismo de la época.
Planteaba que era posible transformar a la Argentina en una Nación moderna
estableciendo el liberalismo económico y construyendo un Estado republicano;
la inmigración noreuropea transformaría a la sociedad eliminando los restos
indígenas e hispánicos; la libertad de industria, comercio, expresión y trabajo,
la inviolabilidad de la propiedad, el afianzamiento de la paz interior y el ejercicio
político de los derechos de todos los ciudadanos harían de la Argentina un país
civilizado (Puiggrós, 2003: 73).
El papel de la educación fue delineado en el texto constitucional (conocido como “triángulo
constitucional”):
 El artículo 5 estableció que las provincias deben asegurar la educación
primaria, la administración de justicia y el gobierno municipal, condiciones bajo las
cuales el gobierno nacional es garante del goce y ejercicio de sus instituciones.
 El artículo 14 especificó que todos los habitantes de la Nación gozan de los
siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio (…) de
enseñar y aprender.
 El inciso 16 del artículo 67 estableció entre las atribuciones del Congreso la de
"dictar planes de instrucción general y universitaria".

Filmus (1999) -citando a Zanotti (1984)- menciona que en el caso europeo las
constituciones se convierten en el "punto de partida de toda evolución". En nuestro caso, la
Constitución "es un programa por realizar, una ambición por cumplir". Es por ello que no puede
señalarse una necesaria confluencia entre el momento de aprobación del texto constitucional
y la formación del Estado Nacional. Esta formación estuvo vinculada a la paulatina adquisición,
por parte del Estado en consolidación, de un conjunto de capacidades entre las que cabe
señalar: capacidad de externalizar su poder, de institucionalizar su autoridad, de diferenciar su
control y de internalizar una identidad colectiva (Oszlak, 1978).
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Alberdi y Sarmiento: dos proyectos de nación y de educación
Juan Bautista Alberdi (1810-1884), tucumano, formado en el el Colegio de Ciencias
Morales (fundado por Rivadavia en 1823) y referente de la Generación del '37, “creía que
había que promover la modernización en el marco que ofrecía la república posible (…) era
necesario atraer capitales e inmigración, que sentarían las bases para el crecimiento
económico del país” (Arata, 2013). En la propuesta alberdiana el pasaje de una "república
posible" a una "república verdadera" se lograría cuando el país alcanzara una estructura social
comparable a la de las sociedades europeas. En ese tránsito de lo posible a lo deseable, la
educación tendría un rol fundamental.

Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), sanjuanino, concurrió a una escuela de


la Patria, creada tras la Revolución de Mayo y, ante la imposibilidad de ingresar al Colegio de
Ciencias Morales, fundó una escuela junto a su tío José Oro, en San Francisco del Monte, San
Luis. Su prédica anti-rosista lo condujo al exilio en Chile y retorna luego de la derrota militar
de Rosas y desde entonces desarrolló una carrera política que lo llevaría a la presidencia
(1868-1874). Polemista y polémico, Sarmiento ha sido un personaje central en la historia de
la educación y en la trama político-cultural nacional (Arata, 2013).

Ambos, Alberdi y Sarmiento, entendían a la educación como agente fundamental para el


cambio social pero se diferenciaban en la manera de concebir la relación entre educación y
cambio social.
Alberdi no creía en el papel de la enseñanza formal y consideraba que existían medios más
eficaces para lograr la modernización de la sociedad, y elaboró para ello una nueva categoría
–educación de las cosas–, con la cual hacía referencia al conjunto de influencias sociales que
intervenían en la formación de un individuo, pero que están al margen de la enseñanza
institucionalizada. Esos medios eran, en Alberdi, la inmigración, la legislación civil, comercial y
marítima, los ferrocarriles, el sistema constitucional, el gobierno representativo, etc. (Tedesco,
1886). Proponía multiplicar las escuelas de comercio y de industria, ya que " la industria es el
calmante por excelencia, es el único medio de encaminar la juventud al orden", puesto que “…
se llega a la moral más presto por el camino de los hábitos laboriosos y productivos... que no
por la instrucción abstracta”.
Alberdi sostuvo que era necesario ser permeables a la influencia de la Europa anglosajona
y terminar con los sentimientos anti-extranjeros, ya que la patria es la libertad, el orden y la
civilización desarrollados en la tierra nativa. Sostuvo que, en América, lo que no es europeo,
es bárbaro. "Lo que llamamos América independiente no es más que Europa establecida en
América", concluía.
Mientras Alberdi sostenía –como hemos señalado- que la educación institucionalizada –la
escuela- era un instrumento de menor eficacia comparado con la inmigración masiva, la
expansión de los ferrocarriles, etc., Sarmiento concibió a la educación formal como el factor
prioritario en el proceso de cambio y modernización.
Sarmiento advertía la necesidad de considerar a la educación desde el punto de vista de
la economía política, y en virtud de esto, propender hacia una enseñanza utilitaria, racional y
científica. Al mismo tiempo y como respuesta a los problemas políticos que presentaban los
países de América latina, daba a la enseñanza un papel socialmente estabilizador. “Las masas
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–sostenía– están menos dispuestas al respeto de las vidas y de las propiedades, a medida que
su razón y sus sentimientos morales están menos cultivados”.
Lo peculiar de Sarmiento fue insistir en la educación primaria por encima de cualquier otra
y en la importancia del Estado y la participación popular en la acción educativa. Para Sarmiento,
la educación tenía una finalidad política, debía preparar a las masas trabajadoras para ejercer
los derechos que les pertenecen en tanto hombres. Educar al soberano era dirigirse a los niños,
ciudadanos del mañana. Pero también a los adultos, hombres y mujeres. La educación era
sinónimo de civilización y. por lo tanto, debía regenerar las costumbres para que el pueblo
internalizara un ethos, es decir, un comportamiento, un "modo de ser" republicano: "es función
de la educación pública "disciplinar el personal de la nación" para que produzca en orden,
industria y riqueza" (Arata, 2013).
Sarmiento consideraba que la condición social de los hombres dependía muchas veces de
circunstancias ajenas a su voluntad. "Un padre pobre no puede ser responsable de la educación
de sus hijos", pero para la sociedad era vital asegurar que todos los individuos que formaban
la nación recibieran durante su infancia una educación que los preparase para "desempeñar las
funciones sociales a que serán llamados".
Para el sanjuanino el cambio social era la condición para el progreso, no su consecuencia.
A través de la alfabetización, la plebe aprendería a desempeñar un nuevo papel en la vida
nacional, consolidando el modelo republicano de gobierno, preestablecido por la élite dirigente.
Sarmiento sintetizaba el vínculo que unía la educación y la política afirmando que debía
colocarse "Arriba la Constitución como un tablero, y abajo el abecedario para aprender a
deletrearla".
Sarmiento pensaba que el gran problema de la Argentina era el dilema entre la civilización
y la barbarie. Como muchos pensadores de su época, entendía que la civilización se
relacionaba con la ciudad, lo moderno europeo, el liberalismo, la razón, las formas
constitucionales y la ley, los ferrocarriles, el comercio y la agricultura, o sea lo que para ellos
era el progreso. La barbarie, por el contrario, era el latifundio, la herencia española, los
caudillos y sus formas de ejercicio despótico del poder, la ganadería semipastoril, el atraso, el
indio y el gaucho. Este dilema, según él, sólo podía resolverse con el triunfo de la "civilización"
sobre la "barbarie". Decía en un lenguaje ciertamente bárbaro: “Quisiéramos apartar de toda
cuestión social americana a los salvajes por quienes sentimos sin poderlo remediar, una
invencible repugnancia”. En una carta le aconsejaba a Mitre: “…no trate de economizar sangre
de gaucho. Éste es un abono que es preciso hacer útil al país. La sangre es lo único que tienen
de seres humanos esos salvajes” (Pigna,2008).

Hacia el sistema educativo nacional


El proceso de desarrollo del sistema educativo nacional se vió condicionado por las
características de una situación educativa que de acuerdo a los primeros datos estadísticos,
presentaba como problemas fundamentales:
 la escuela desierta y el analfabetismo. Bajo porcentaje de concurrencia a las
escuelas, sobre una población de 258.000 en edad escolar concurrían a las escuelas
33.253, es decir, 1 alumno por cada 7 que no asistían. Las provincias no estaban en
condiciones de enfrentar esas deficiencias, (art. 5 Constitución Nacional), algunas de
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ellas sólo poseían 1 escuela. Los pocos intentos a favor de la educación se unían a
tradiciones locales o particularismos, es una las causas determinantes de una enseñanza
sin sentido nacional.
 la ausencia de maestros preparados, el país no contaba con personal habilitado en
número suficiente y no lograban cubrirse los reclamos educativos;
 el proceso migratorio, 9 de cada 12 inmigrantes no sabían leer y
 la indiferencia pública que contribuía a neutralizar los intentos provinciales o
individuales en favor de la enseñanza (cfr. Martínez Paz, 1986).
En 1869 el Primer Censo de la República Argentina puso de manifiesto la magnitud del
analfabetismo: "en una masa de 1.737.076 habitantes, más de un 1.000.000 no sabía leer y
escribir". Los censos escolares realizados en algunas provincias, indicaban un desajuste en la
educación de ambos sexos. Asistía a la escuela un número notoriamente más elevado de
varones. El porcentaje aproximado de analfabetismo en la República: llegaba en general al
77%, con variantes según las provincias: ciudad de Buenos Aires 48%, 11 provincias más del
80%, y otras como La Rioja, Jujuy y Santiago del Estero superaban el 90%, en Córdoba era
del 82%. Las escuelas sufrían una situación precaria, funcionaban muchas veces en locales
inapropiados y sin elementos suficientes.
El país estaba muy lejos todavía de ofrecer una respuesta adecuada a la demanda
educativa, se hacía necesario definir y llevar a la práctica una política nacional de educación
común y pública.
Entre 1862 y 1880 los gobiernos de Mitre, Sarmiento y Avellaneda prestaron preferente
atención a los problemas de la educación pública y posibilitaron la estructuración de nuestro
sistema educacional.

Una cuestión de prioridades, acuerdos y desacuerdos entre Mitre y Sarmiento


La política educacional estuvo influida por la tensión entre quienes querían una Nación
políticamente centralizada en Buenos Aires y quienes defendían una distribución federal del
poder. Además sufrió las diferencias que se produjeron dentro del propio liberalismo triunfante
sobre la relación que se proyectaba entre el sistema y la sociedad.
Sarmiento propuso que se diera prioridad a la generalización de la educación básica; Mitre
representaba a quienes querían que el esfuerzo educativo del naciente Estado nacional
apuntara a educar a la clase dirigente. Aunque estaba ya decidido que la Argentina tendría un
sistema educativo escolarizado en el cual el Estado jugaría un rol principal, se comenzaban
a delinear dos estrategias que permanecerían a lo largo de muchos años.
Estas posiciones no estaban totalmente enfrentadas. Ni Mitre negaba la necesidad de
desarrollar la educación básica ni Sarmiento despreciaba la educación media y universitaria
dirigida a las élites; se trataba de un asunto de prioridades. La política que comenzó con Mitre
tuvo siempre una clara tendencia a la centralización y a la utilización de la dirección del sistema.
La propuesta de Sarmiento tuvo una contradicción interna fuerte: acepto otorgar un poder
sobresaliente al gobierno central, pero quiso que el sistema se apoyara en las instituciones de
la sociedad civil.

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BARTOLOMÉ MITRE (1821-1906) DOMINGO SARMIENTO (1811-1888)

Acuerdos: - el rol principal del Estado en el sistema educativo argentino

Desacuerdos

Daba prioridad a la educación secundaria Daba primacía a la educación primaria


y universitaria, dirigida a “unos pocos”: la dirigida a “todos” los niños, ciudadanos
minoría ilustrada, la clase dirigente. del mañana. Anhelaba educar al soberano,
Aspiraba a formar una inteligencia capaz de regenerar las costumbres, civilizar y
gobernar el país y vencer a la "barbarie". combatir la "barbarie".
Posición centralista y elitista. Posición federal y universalista.
En 1863 funda el En 1870 funda la
Colegio Nacional de Buenos Aires Escuela Normal de Paraná
Hasta el año 1863, la República contaba El desarrollo de la escuela primaria no podía
con sólo dos colegios que dependían de las llevarse a cabo sin contar con maestros
autoridades nacionales: capacitados. En 1870, comienza el proceso
- el de Monserrat (fundado por los jesuitas de institucionalización de la Escuela Normal
en 1684) en Córdoba, nacionalizado en 1856 Nacional, al crearse en Paraná una
y Escuela Normal, que dependía
directamente de las autoridades nacionales.
- el de Uruguay (fundado por Urquiza en
1849) en Entre Ríos, que al federalizarse esa La Escuela Normal tuvo como modelo la
provincia, pasó a depender de la jurisdicción norteamericana, y en cierto sentido era una
nacional. (Batalla de Pavón, 1961). "Escuela de Boston" transplantada a América
del Sur. La formación de maestros
Ambos, en sus planes y objetivos respondían
profesionales fue sin duda el objetivo más
al criterio dominante: preparatorio para el
importante de la política educativa nacional,
ingreso a carreras universitarias y con
aunque no el único.
régimen de internado.
Característica de la Escuela Normal:
El Colegio de Ciencias Morales de Buenos
Aires, (fundado por Rivadavia en 1821) en -Nacional: se consolidó a través del gobier-
1863 fue transformado en Colegio Nacional. no central, que fijó los planes y programas,
iniciando el monopolio de la escuela normal
Con el Colegio Nacional de Buenos Aires se
abrió el proceso de institucionalización de la -Laica: se afianzó al excluirse la enseñanza
enseñanza secundaria. En 1876, el país religiosa de los programas.
tenía 14 Colegios nacionales, en 1884 Desde l870 hasta 1896 se fundarían en
todas las provincias contaban con un el país 38 escuelas normales, acordes al
colegio nacional. modelo paranaense.

La Universidad
La situación universitaria de este periodo se caracteriza por la falta de un régimen nacional
que diera las bases legales comunes a la enseñanza superior. Este hecho determinaba una gran
inestabilidad en su organización. El país contaba con 2 universidades:

 la de Córdoba, nacionalizada en 1856, y


 la de Buenos Aires, una institución provincial que en el año 1880 se nacionalizó.

En 1879 la Universidad de Córdoba tenía 4 facultades: Derecho y Ciencias Sociales,


Ciencias Físico Matemáticas, Medicina, y Filosofía y Humanidades.

En 1874 la Universidad de Buenos Aires tenía 5 facultades: Humanidades y Filosofía,


Ciencias Médicas, Derecho y Ciencias Sociales, Matemáticas y Ciencias Físico Naturales.
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Los primeros indicios de la Educación Inicial en Argentina

Luego de haber realizado un panorama educativo general de este período histórico, vamos
detenernos en la historia de la Educación Inicial en Argentina, indagando en su razón de ser:
la educación y cuidado de la primera infancia.

BIBLIOGRAFÍA

Arata, N. y Marino, M. (2013). Lección 4. Levitas y chiripás: la educación en el período post-


independentista. En La educación en la Argentina. Una historia en 12 lecciones (pp. 77-96).
Buenos Aires: Novedades Educativas.
Filmus, D. (1999). Estado, sociedad y educación en la Argentina de fin de siglo. Buenos Aires:
Troquel.
Martínez Paz, F. (1986). Hacia el sistema educativo nacional (1863-1884). En El sistema
educativo nacional. Formación. Desarrollo. Crisis (pp. 17-57). Córdoba: Editorial Universidad
Nacional de Córdoba.
Puiggrós. A. (2003). La organización del sistema educativo nacional. En Qué pasó en la
educación argentina. Breve historia desde la conquista hasta el presente (pp. 73-90). Buenos
Aires: Galerna.
Tedesco, J. C. (1986). Cap. 1. La concepción de la educación en la historia argentina previa a
1880. En Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945) (pp. 23-35). Buenos Aires: Solar.

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