Educación y política en Argentina (1946-1955) Somoza Rodríguez M.

Capítulo IV: “La reforma del sistema educativo nacional”

El sistema educativo argentino

La creación del sistema educativo argentino durante la segunda mitad del siglo XIX estuvo
fuertemente condicionada por la intencionalidad política. Al decir de Domingo F. Sarmiento, el
propósito de combatir los rasgos que había grabado en la población la dominación hispánica

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(amor a la ociosidad, ignorancia, falta de capacidad industrial, tendencia al despotismo) estuvo en
los fundamentos constitutivos de dicho sistema.

Se asignó un propósito político vinculado a la capacidad de la educación de actuar sobre la

población en inculcar valores y saberes seleccionados, destrezas y entrenamiento indispensables
para comportarse en sociedad y el trabajo. El sistema educativo argentino se orientó a la
integración de los inmigrantes, la creación de una ‘conciencia nacional’ a través de una educación

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patriótica, disciplinamiento de los trabajadores y clases subordinadas y a la cohesión social para la
estabilidad y el progreso. Se marginaba a aquellos grupos sociales que se resistían.
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Esta intención política y de re-socialización de los inmigrantes llevó a la extensión del nivel
primario para que abarque mayor cantidad de la población, en tanto los niveles superiores
quedaron reservados para las elites dirigentes, profesionales libres y de administración pública.

Este esquema de organización del sistema educativo (de base amplia y cima estrecha) se mantuvo
hasta el siglo XX. La ‘Reforma Universitaria’ de 1918 no alteró las cosas. Hacia 1940 Argentina
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ocupaba uno de los primeros lugares en cuanto a la extensión del nivel primario considerando
cantidad de escuelas, maestros, alumnos en proporción a la población. Al mismo tiempo, es uno
de los países que, en relación a los habitantes, posee menor número de escuelas secundarias.

Este estado era consecuencia de un modelo educativo que se dirigía a brindar una enseñanza
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elemental con el fin de integrar a la población inmigrante y sectores populares para mantener una
estabilidad política e institucional que no resultara conflictiva para el modelo de dominación
ejercido por las elites. La situación de fuerte asimetría entre los niveles primario y secundario
ocurre en el mismo año que se produce el golpe militar que llevaría a Perón a la presidencia.


La política educativa de Perón fue heredada de las reformas en este ámbito del gobierno militar en
1943. Se visibilizaba la continuidad de la enseñanza religiosa obligatoria en las escuelas públicas.
Ésta era una pieza fundamental en la red de alianzas políticas del peronismo y trascendía a lo
educativo. El refuerzo del pacto con la iglesia católica en 1949 se dio con la regulación de las
condiciones de trabajo y salario de los maestros de las escuelas e institutos privados que otorgaba
un subsidio estatal para el pago de salarios docentes.

Las reformas del sistema educativo se acentuaron después de la Reforma Constitucional de 1949 y
del Segundo Plan Quinquenal de 1952, con la impronta de convertir al sistema educativo nacional

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en una agencia de adoctrinamiento político. Esta nueva estructura estaba conformada por una
serie de leyes y decretos reglamentarios.

Hubo una notable construcción y reparación de edificios escolares. Se extendió el funcionamiento

de escuelas para adultos, se creó la Escuela Domiciliaria que atendía a niños imposibilitados de
concurrir, Escuela de Policlínicos para niños internados en hospitales. Se implantó la revisión
médica periódica en el nivel primario y secundario y se implementó una Libreta Sanitaria. Se
promocionó el deporte infantil, se crearon hogares-escuela, se impulsó la recreación y los viajes,
se proveyó de material escolar, ropas, alimentos a las escuelas. Se mejoraron los salarios y

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condiciones de trabajo de los maestros. En cuanto al nivel secundario, se entregaron becas a
estudiantes pobres, se facilitó el pasaje de unas ramas de estudio a otras, se favorecieron las
humanidades clásicas con la reimplantación de la enseñanza del latín.

En esta mezcla de democracia social y autoritarismo político que fue el peronismo hubo un
notable propósito de utilizar el sistema educativo como una agencia de difusión del programa

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partidario peronista para crear una imagen mítica de Perón y de Eva Perón, desarrollar un culto a
ambos y brindar una cultura ciudadana y una formación cívica.

La reforma constitucional de 1949

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Las transformaciones de los planes de estudio y de las estructuras educativas estuvieron
legitimadas por la previa reforma de la Constitución Nacional aprobada en 1949 (databa de 1853).

Ésta brindaba la cobertura institucional que legitimaba el régimen de poder peronista e

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incorporaba un conjunto de derechos y garantías sociales que constituían un avance en una

amplia concepción del derecho de ciudadanía. Declaraba los Derechos del Trabajador, de la
Familia, de la Ancianidad y de la Educación y la Cultura.

En cuanto a los primeros, se pensaba al trabajo como causa y fundamento de todo bienestar, por
lo que se les debía garantizar una retribución ‘material y moral’: derechos a condiciones dignas de
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trabajo, preservación de la salud, seguridad social, protección familiar, mejoramiento económico y

defensa de los intereses profesionales.

Respecto a la familia, se la definía como núcleo primario de la sociedad y se aseguraba la igualdad



jurídica de los cónyuges, patria potestad, unidad económica y familiar. Respecto a la ancianidad,
se disponía de derechos a asistencia, vivienda, alimentación, esparcimiento, tranquilidad, respeto.

En cuanto a los derechos a la educación y a la cultura, se disponía que la primera junto con la
instrucción correspondían a la familia y establecimientos particulares y oficiales que colaboren con
ella y para ello el Estado crearía escuelas primarias y secundarias, técnico-profesionales,
universidades y academias. La enseñanza elemental seria obligatoria y gratuita en las escuelas
estatales. Las de ámbito rural inculcarían el amor a la vida del campo, a capacitar a varones para
faenas rurales y a las niñas para las tareas domésticas campesinas. Se establecía que la enseñanza
tendería al desarrollo del vigor físico, al perfeccionamiento de sus facultades intelectuales y de sus
potencias sociales, a la formación del carácter y cultivo de virtudes personales y cívicas. Se

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aseguraban becas, providencias, asignaciones. Se fomentaba la protección de las ciencias y las
bellas artes, resguardo de riquezas artísticas, históricas y naturales que formarían el patrimonio
cultural de la nación.

La universidad aparecía como un reducto en el que se agrupaba la oposición. Se establecía la

obligatoriedad de cursos de formación política para estudiantes universitarios, que
corresponderían a principios de doctrina y logros y objetivos del gobierno peronista. Se inculcaba
la profundización del estudio de la literatura, historia, folklore, artes, ciencias.

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El Segundo Plan Quinquenal en la educación.

Fue otro hito de la ‘peronización’ aprobado en 1952 (ley 14.184). Establecía un ordenamiento
general de la política y la acción de gobierno y tuvo un fuerte impacto en el sistema educativo
nacional. Imponía su fuerza legal la doctrina peronista como Doctrina Nacional. Dedicaba un
capítulo a la educación en donde fijaba como objetivo fundamental realizar la formación moral,

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intelectual y física del pueblo sobre la base de los principios fundamentales de la doctrina nacional
peronista. El currículum de todo el país giraba en torno a estos principios, desplazando a un
segundo lugar a la formación patriótica y moral/religiosa.
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Las escuelas primarias eran centros de irradiación, unidad básica de acción educativa y social en su
jurisdicción, centro de acción censal y de promoción de ahorro popular. Se intentaba hacer la
enseñanza primaria totalmente inclusiva. No solamente era obligatoria entre los seis y catorce
años, sino hasta el cumplimiento de estudios equivalentes al cuarto grado sin importar la edad.
Para ello el Estado multiplicaría cursos y escuelas especiales para adultos y educación a distancia.
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Disposiciones similares se fijaban para la enseñanza secundaria: bachillerato, magisterio y

comercial, y la técnico-profesional.

Con relación a la enseñanza universitaria se establecía la gratuidad y libre acceso, que constituía
un avance en la democratización del acceso a la educación superior. Se obligaba a continuar la
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formación de sus graduados en cursos de postgraduación, divulgación técnico-científica, etc. Hasta

entonces la universidad constituía una institución relativamente elitista, el principal reducto
opositor del peronismo. El control político se ejercía con la supresión de la autonomía, la selección
de profesores, intervenciones llegado el caso.


Respecto a la cultura, se buscaba la promoción de estudios históricos como elemento de

configuración de mentalidades y estados de conciencia. No todas sus disposiciones se dirigían a la
imposición de la doctrina nacional, sino que también contemplaba cuestiones como la extensión
de la educación, facilitar el acceso de los más desprotegidos (subsidios, becas), promoción del
deporte, actividad física, turismo escolar, cuidado de la salud, protección del patrimonio histórico,
cultural y natural, etc. El sujeto de la educación peronista ya no eran los ‘alumnos’ sino el ‘pueblo’.
La escuela aparecía como centro de irradiación cultural y atracción social para enseñar a vivir
mejor.

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