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INDICE

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Presentación a cargo de Antonio Ortiz-Arce de la Fuente y Enrique Olivas Cabanillas.

Palabras previas de Mariano Gómez Alfaro…. p11

PRÓLOGO…. p13

I. JUVENTUD AUSTERA Y VOCACIÓN JURÍDICA TEMPRANA (1883-1915).


1. Nacimiento en una familia burguesa…. p15
2. Estudios escolares y formación humanista cristiana…. p17
3. Alumno libre en la universidad y profesor de derecho en Zaragoza…. p18
4. Pensionado en el extranjero: estancias en Francia, Bélgica y Reino Unido…. p22

II. PROCLAMADA LA REPÚBLICA ES ELEGIDO RECTOR EN VALENCIA (1915-


1932).
1. Catedrático de derecho político en la Valencia…. p25
2. Matrimonio con María Visitación Alfaro y creación de una gran familia…. p30
3. Ateneísta y opositor a la dictadura de Primo de Rivera…. p32
4. Fundación de Derecha Liberal Republicana con Alcalá-Zamora y Maura…. p39
5. En el Comité Revolucionario de Valencia: proclamación de la II República…. p43
6. Elegido Rector de la Universidad de Valencia…. p49
7. Nombrado Consejero Permanente de Estado por el gobierno provisional…. p53

III. PRESIDENTE DE LA SALA MILITAR DEL TRIBUNAL SUPREMO Y


COMIENZO DE LA GUERRA (1932-1936).
1. Nombrado Presidente de la Sala 6ª de Justicia Militar del Tribunal Supremo…. p55
2. Sanjurjo y los sublevados del 10 de agosto de 1932 ante la Sala 6ª del Supremo…. p59
3. Sobre la revolución de octubre de 1934: Franco incumple su palabra y reprime con
dureza en Asturias y la Sala 2ª del Supremo absuelve a Largo Caballero en 1935…. p66
4. Prolegómenos del golpe militar del 18 de julio de 1936, sublevación del cuartel de la
Montaña y la Sala 6ª del Supremo condena a Fanjul a la pena de muerte…. p68
5. Graves tensiones en el Tribunal Supremo a raíz de la sublevación militar…. p71
IV. PRESIDENTE EN FUNCIONES DEL TRIBUNAL SUPREMO Y VALENCIA
CAPITAL DE LA REPÚBLICA (AGOSTO –DICIEMBRE 1936).
1. El Gobierno de Largo Caballero le nombra Presidente en funciones del Tribunal
Supremo…. p75
2. Ante los sucesos de la cárcel Modelo preside el Tribunal Especial de Madrid…. p77
3. El Tribunal Especial de Madrid condena a la pena de muerte a Salazar Alonso y el
Gobierno encarga al magistrado Elola el expediente general sobre la sublevación…. p84
4. Apertura del año judicial, Valencia capital de la República y constitución de la Junta
de Defensa de Madrid…. p90
5. Madrid en llamas, bombardeo al Palacio de Justicia y política humanitaria…. p97
6. Conocimiento y supervisión del depósito del oro del Banco de España en Francia y la
URSS…. p108

V. LA GUERRA OBLIGA A QUE SIGA AL FRENTE DEL SUPREMO: TRASLADO


DEL GOBIERNO A BARCELONA HASTA SU OCUPACIÓN POR LOS REBELDES
(DICIEMBRE 1936-ENERO 1939).
1. Los enfrentamientos con el Ministro de Justicia García Oliver y de nuevo Presidente
interino del Tribunal Supremo…. p113
2. Delegado de España en la Conferencia de las Capitulaciones en Egipto (Montreux
1937) y miembro del Comité Nacional de Ayuda a España (1938)…. p119
3. Traslado del Gobierno y el Supremo a Barcelona: más tensiones políticas en el Tribunal
y diferencias con Negrín ante el juicio por la pérdida de Málaga…. p121
4. Con el Ministro Irujo se enfrenta al terror de las milicias republicanas e interviene para
que se respeten las garantías en el proceso al POUM y se esclarezca el asesinato de
Andrés Nin…. p125
5. Al cumplirse dos años de guerra: declaraciones a Max Aub en Ce Soir y fracaso del
Tribunal Supremo franquista…. p132
6. Preparativos ante la ocupación de Barcelona, gestiones en favor de los refugiados y
paso de la frontera a Francia…. p138

VI. LA RUTA DE ABRIL O EL VIAJE DE DONDE NO SE VUELVE: EXILIO EN


PARÍS Y BUENOS AIRES (ENERO 1939-MARZO 1951).
1. Primer año de exilio en París: atención a los refugiados y negativa a mediar en la
organización de los recursos económicos de la República…. p151
2. El viaje en el Alsina desde Marsella a Buenos Aires…. p156
3. Vicisitudes en Buenos Aires, fallecimiento de su hijo mayor José Antonio y actividad
política e intelectual en su “ruta de Abril”…. p159
4. Fallecimiento y entierro en Buenos Aires…. p165

VII. SU PERSECUCIÓN IMPLACABLE POR LOS VENCEDORES (1937-1951).


1. Separación de la Cátedra y del Tribunal Supremo…. p169
2. Procesos ante la jurisdicción militar: Barcelona y otras Capitanías Generales…. p176
3. Diligencias penales en el Tribunal Supremo…. p186
4. La condena por el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas…. p193
Obra escrita de Mariano Gómez…. p202

Distinciones honoríficas que le concedieron en vida…. p208

ANEXOS

1. La Justicia bajo el signo de la República, Declaraciones del presidente del Tribunal


Supremo en Valencia, La Vanguardia, 22 de septiembre de 1937…. p212
2. Dos años de justicia republicana, una entrevista a Mariano Gómez González,
Presidente del Tribunal Supremo, entrevista por Max Aub en Ce Soir,
18 de julio de 1938…. p214
3. Los días 18 y 19 de julio de 1936 … Anécdotas, juicios e impresiones de la insurrección
incivil y militar y de la autodefensa del pueblo en armas, entrevista a Mariano Gómez,
Presidente del Tribunal Supremo, La Vanguardia, 24 de julio de 1938…. p220
4. Glosario de los 13 fines de guerra, artículo de Mariano Gómez, Presidente del Tribunal
Supremo, La Vanguardia, 16 de noviembre de 1938…. p224
5. El ejemplo de Madrid, artículo de Mariano Gómez, España Republicana, 20 de
diciembre de 1941…. p227
6. Ha muerto un gran español. Con el doctor Mariano Gómez la República Española
pierde uno de sus valores máximos, España Republicana, 30 de marzo de 1951…. p231
7. Último adiós. Mariano Gómez: Serenidad, Justicia y Misericordia, artículo de
Manuel Blasco Garzón, España Republicana, 30 de marzo de 1951…. p239
8. La flor de mi recuerdo. Un gran Magistrado de la República, artículo de Manuel de
Irujo, España Republicana, 30 de abril de 1951…. p241
9. Don Mariano Gómez, artículo de Indalecio Prieto, España Republicana, 10 de mayo de
1951….p245

Bibliografía….p249
Bibliotecas, archivos y centros consultados….p261
Diarios Oficiales…. p263
Prensa consultada…. p265
Agradecimientos…. p267
Índice onomástico…. p269
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Secretario: Enrique Olivas Cabanillas

® Pedro-Pablo Miralles Sangro

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3
A la República.

A la memoria de Mariano Gómez González y su mujer


María de la Visitación Alfaro y López;

A la memoria de José Antonio Gómez Alfaro;

A Mariano Gómez Alfaro y Hebe Zanou,


a sus hijos, nietos y biznieta;

A Charito Gómez Alfaro y a la memoria de Manuel Wechsler,


a sus hijos, nietos y biznietos.

5
Palabras previas de Mariano Gómez Alfaro

Cuando Pedro-Pablo Miralles Sangro llegó a Buenos Aires con la posibilidad de sumar
unas líneas en su nuevo libro sobre mi padre, tuve diversas reservas ya que en su tumba de
un pequeño cementerio de la inmensa pampa argentina, estaba conmigo.

Sin embargo, su esfuerzo de investigación durante varios años en la búsqueda de la


verdad y su noble origen de genuina prosapia monárquica, me confirmó que estaba ante
un nuevo quijote español con decisión y valor para “desfacer entuertos”.

Mi primer antepasado ya era Juez y Justicia Mayor el año 1600 en el marquesado de


Finale creado por el rey Felipe II de España y se llamaba don Pedro Solesio, y su hijo fue
fiscal y diputado de igual marquesado. Sin embargo, cuando España pierde tal territorio
junto con el Milanesado, su nieto don Félix Solesio opta por hacer una fuerte inversión
en el sur de España y elige un paraje maravilloso con 14 playas al frente y un cerro de
880 mts. a sus espaldas, donde hoy se erige Arroyo de la Miel en plena costa del sol
malagueña. Instala la primera fábrica de papel filigranado, un primer palacio,
reconstruye a nueva la primera iglesia de Ayamonte y su estatua de nobleza y estirpe se
repite en ambas ciudades.

Un González Solesio será Gobernador de Barcelona, en Suria su calle principal lleva su


nombre y una hermosa Adelaida González Solesio se enamorará del flamante juez de paz
de Ayamonte, el abogado madrileño don Manuel Pablo Gómez. Tendrán tres hijos y ya
Magistrado de la Real Audiencia de Burgos muere, deja viuda de 38 años y su hijo
Mariano de 10 años es mi padre.

Mi padre, hombre de bien, Catedrático y Magistrado, cumple con las cuatro premisas
fijadas por los cuatro condes de Castilla y su Fuero Juzgo: 1ª la Ley, 2ª la Verdad, 3ª la
Justicia y 4ª los derechos que con el paso de los tiempos su equivalente hoy serían los
derechos humanos. En ese sentido y en términos actuales, podríamos decir que se trataba
de la primera democracia en Europa, constituida tres siglos antes que la Carta Magna de
Inglaterra. Sus cuatro condes castellanos fueron Ordoño, Rodrigo, Gonzalo y Gómez. En
la actualidad su mensaje e idioma son patrimonio de cerca de 400 millones personas de
habla hispana y su efecto multiplicador en hijos y nietos es inmenso.

La España eterna, como el ave Fénix, resurge de sus propias cenizas en forma corpórea
fuerte y noble de nación y necesariamente tendrá que ralear de su parlamento cuerpos
extraños que quieren dividirla en la mitad mas uno o la mitad menos uno, cuando el todo
de las partes de una nación explica y determina su sabiduría y grandeza.

Muchas gracias por su decisión personal valiente.

Un fuerte abrazo,

Mariano Gómez Alfaro


San Antonio de Areco
R. ARGENTINA 2760

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PRÓLOGO.

En mi juventud escuché con alguna frecuencia hablar a mis padres y a sus amigos
Vicente Pinies Rubio y Josep Andreu i Abelló, sobre un personaje del tiempo de la
República, que fue Presidente del Tribunal Supremo, murió en el exilio y se llamaba
Mariano Gómez. Me sorprendía que todos coincidieran en señalar su gran valía y su
rectitud de conducta profesional y política. Fuera de ese ámbito familiar, el personaje
desaparecía, a pesar de que en mis lecturas podía confirmar que, efectivamente,
desempeñó un papel fundamental durante los casi ocho años que duró la II República,
especialmente durante la guerra. Mariano Gómez ha sido olvidado por los republicanos y
despreciado por los franquistas, de tal forma que hoy, al cabo de tantos años, es un
desconocido por casi todos. ¡Cruelle Espagne!

La fascinación que me producía el personaje me llevó a escribir el libro que hoy ve


la luz, trabajo que me ha llevado muchos años, debido a la dificultad de encontrar datos
biográficos suficientes que permitieran al lector hacerse una idea completa de quien fue y
que hizo en su vida Mariano Gómez. No ha sido fácil de romper con setenta años de
“desconocimiento” interesado de su existencia. Pero como siempre ocurre con personajes
públicos de esta naturaleza, conocer su vida facilita la comprensión de una etapa de la
historia de España del siglo XX, tan difícil como fue la caída de la Monarquía y la
implantación de la II República, y tan trágica como fue la guerra civil y su posterior
dictadura.

Si se mira bien, la vida de Mariano Gómez no fue diferente a la que le toco vivir a
toda esa generación de españoles, “de un bando y de otro”. Todos asumieron a su manera
las responsabilidades de su tiempo y se comprometieron a su modo con los cambios de
todo tipo que se producían en España, en particular a partir de la guerra, con un
resultado trágico que nadie mereció. La mayoría lo hizo, sin más, como ciudadanos de a
pie, y los menos, desde el ejercicio de cargos públicos cuando los desempeñaron. Pero
como señalara José Rodríguez Olazábal, discípulo de Mariano Gómez, no se puede
olvidar que “el mayor de los errores y crímenes de la guerra fue el haberla iniciado”. Fue
precisamente durante esa guerra incivil, cuando la historia le llevó a ejercer la
presidencia del Tribunal Supremo a Mariano Gómez.

Supo comprometerse con la realidad de su tiempo hasta límites insospechables,


con renuncia a obtener cualquier beneficio personal. Ese compromiso fue posible gracias
a sus firmes convicciones, adquiridas tras una sólida formación humana de profundas
raíces cristianas. Su idea de que la Justicia y el Derecho, con mayúsculas, son piezas
claves para lograr la convivencia pacífica en una sociedad democrática, la trasmitió en
todas partes donde estuvo. Con un sentido del deber inquebrantable y una lealtad consigo
mismo y con los demás, tan infrecuentes como envidiables, criticó y se atrevió a
enfrentarse con el poder siempre que fue necesario. Como dejó escrito Indalecio Prieto a
raíz de su fallecimiento, Mariano Gómez “fue un gran héroe civil de la República, tan o
como quien más que algunos que brillaron como tales”.

Así pues, mi propósito ha sido y sigue siendo dar a conocer y desvelar la vida del
personaje público que fue Mariano Gómez, su dimensión humana, en el contexto histórico
en el que vivió. Y para ello había que buscar, encontrar, ordenar y saber exponer los
hechos más relevantes de su vida. Tuve claro desde un principio, que iba a ser grande la
dificultad que encontraría en la búsqueda de materiales, documentos y fuentes en general,
pero nunca pensé que la resistencia de la burocracia de la administración a mi modesto

13
propósito iba a llegar a tanto. Dificultades que solo he podido superar, no en su totalidad,
gracias a la amabilidad de quienes han podido y querido atenderme y, también, por que
no decirlo, a la tenacidad e insistencia que siempre mostré a cuantas personas e
instituciones me he dirigido. En realidad no era muy original mi idea de escribir un libro
sobre la vida de Mariano Gómez, pero visto el tiempo que me ha llevado escribirlo y las
dificultades que he tenido que vencer, no es de extrañar que sea la primera biografía del
personaje que se publica, sin duda incompleta, y que deseo sirva a otros para completarla
y mejorarla.

Por todo ello, desde un primer momento descarté hacer una historia del Tribunal
Supremo durante la República, sobre la que existen trabajos complementarios y utilísimos
como los de José Rodríguez Olazábal, Mariano Peset, María Fernanda Mancebo o
Pascual Marzal Rodríguez. Durante los tres años que duró la guerra, el Supremo y todas
sus Salas siguieron funcionando, en Madrid, Valencia y Barcelona. Ese logro insólito y
ejemplar del Tribunal, fue debido a la entrega y profesionalidad de todos sus magistrados,
fiscales y empleados, que siempre supo impulsar con entusiasmo su Presidente. En
consecuencia, tampoco ha estado entre mis propósitos, escribir otra historia de la II
República y menos otra historia de la guerra, pues como ya he dicho, al conocer a los
personajes, al conocer en este caso a Mariano Gómez, se conocerá mejor la historia de su
tiempo, la II República y la guerra.

En todo momento he puesto especial atención en no mediatizar la información


recabada y menos tergiversarla. La objetividad ha sido uno de mis empeños y siempre que
me ha sido posible he preferido limitarme a exponer hechos y datos, antes que ofrecer
versiones mías o que priorizar mis pareceres. En cualquier caso, confío que el lector
pueda y sepa diferenciar con claridad los hechos que conforman la vida de Mariano
Gómez y su contexto histórico, de la opinión personal del autor.

Después de conocer y tratar intensamente a los hijos de Mariano Gómez en Buenos


Aires, su hijo Mariano, hombre de simpatía arrolladora y alegría contagiosa, sin duda
heredada de sus padres, me decía en un correo electrónico:

“no te olvides que para mí y para mi hermana Charito -lo mismo que hubiera sido
para nuestros padres y hermano José Antonio-, tu libro tiene que ser también un
homenaje al cabo de casi un siglo de distancia, a tantos héroes anónimos civiles
del poder judicial español, funcionarios y empleados de la Justicia fieles a su
juramento, que cumplieron con la ley, fueron leales a la Constitución y se
entregaron por completo a frenar cualquier tipo de autoritarismo, poniendo en
riesgo su honra, sus vidas y las de su familia. Que los españoles de hoy,
especialmente los jóvenes, no se confundan con los cantos de sirena del
postfranquismo y rindan homenaje a esos verdaderos héroes que forjaron nuestra
patria”.

Hago mías esas palabras y al lector corresponde valorar si cuanto en este libro se
expone, facilita el conocimiento de la vida de un personaje de la historia de España
reciente, tan importante como fue Mariano Gómez, Presidente del Tribunal Supremo
durante los tres años de guerra “al servicio de la Justicia y de la República”.

Madrid, diciembre de 2009


I. JUVENTUD AUSTERA Y VOCACIÓN JURÍDICA TEMPRANA (1883-1915).

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1. Nacimiento en una familia burguesa.

La profesión liberal a la que, con mas frecuencia y hasta hace bien poco, aspiraban
los jóvenes de las familias acomodadas en España, era la de abogado. No era tanto una
cuestión de tener vocación jurídica, que también en ocasiones, sino de eficacia material y
reconocimiento social. Obtenida la licenciatura en derecho, el acceso a la función pública
estaba casi garantizado. Las amistades, las relaciones sociales, una razonable posición
económica. Y de ahí a la política solo había un trecho. La rancia burguesía española y más
en el siglo XIX, apostaba por los estudios de derecho para sus hijos, sin despreciar la
carrera militar y, con frecuencia, con gran protección a la llamada de la vocación religiosa.

A pesar de esos planteamientos generales, hay que reconocer que el elevado


número de juristas en la sociedad española, también dio sus buenos resultados y basta
recorrer los dos últimos siglos de nuestra historia, para detectar la presencia de pensadores
e intelectuales de primer orden, que obtuvieron su formación en las facultades de derecho.

Un joven madrileño de familia acomodada, llamado Manuel Pablo Gómez y López,


licenciado en derecho y abogado ejerciente en Madrid, casó con Elisa Gómez Otero,
también de familia burguesa, y de ese matrimonio nació una hija, Elisa, que alcanzada una
cierta edad, marchó a vivir a Pontevedra. Pero Elisa falleció pronto y Manuel Pablo, viudo,
optó por cambiar su rumbo profesional y decidió preparar su acceso a la carrera judicial,
objetivo que logró en junio 18731, durante la I República.

Su primer destino fue en Montilla (Córdoba), donde permaneció durante catorce


años, y quedó marcado para siempre por la impronta andaluza. En 1877 se traslada a
Ayamonte y allí es donde conoce a la que mas tarde fue su segunda mujer, Adelaida
González y Solesio, de la alta sociedad ayamontina y onubense. Tras un breve destino en
Vera, Almería, el 9 de junio de 1881, Manuel Pablo fue nombrado Juez en la más serrana
localidad almeriense de Huércal-Overa.

Para entonces Manuel Pablo y Adelaida habían fijado la fecha de su boda, que se
celebraría el 17 de junio de 1881, en la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de las
Angustias2 de Ayamonte. Establecieron su domicilio en Huércal-Overa, en la céntrica calle
de Jesús. Este segundo matrimonio de Manuel Pablo, le iba a dar nuevas perspectivas a su
vida, no sólo en lo personal sino, también, en el terreno de su carrera judicial. Al poco
tiempo de llegar a Huércal-Overa, se convirtió en centro de atención de todos, destacó por
1
Curriculum vitae sumario del jurista Manuel Pablo Gómez y López, padre de Mariano Gómez: se le expidió
el título de Abogado el 13 de julio de 1868; ejerció la profesión de Abogado en Madrid desde el 18 de julio
de 1869 al 21 de mayo de 1872; ingreso en el Cuerpo de aspirantes a la Judicatura con el nº 22 del escalafón
durante la I República y su nombramiento tuvo lugar por Orden del Ministerio de Gracia y Justicia de 22 de
junio de 1873; el 25 de septiembre de 1873 fue nombrado para el Juzgado de Montilla (Córdoba) donde tomó
posesión el 25 del siguiente mes de octubre; el 18 de junio de 1877 se trasladó a su instancia al Juzgado de
Ayamonte (Huelva); el 23 de mayo de 1881 fue promovido al Juzgado de Vera (Almería), electo; el 9 de
junio de 1881 fue nombrado Juez de Huércal-Overa (Almería), donde tomó posesión el día 7 del siguiente
mes de julio; el 18 de diciembre de 1882 fue nombrado Magistrado de la Audiencia de lo criminal de
Huércal-Overa (Almería), donde tomó posesión el 2 de enero de 1883; el 1 de marzo de 1886 se le promovió
en el turno 1º, a la plaza de Fiscal de la Audiencia de lo criminal de Huércal-Overa (Almería), por vacante de
esta plaza; el 31 de octubre de 1887 se le traslada, a petición propia, a la plaza de Magistrado de la Audiencia
Territorial de Cáceres, por vacante de esta plaza; el 13 de septiembre de 1893 se le traslada a la plaza de
Magistrado de la Audiencia Territorial de Las Palmas de Gran Canaria; y el 27 de noviembre de 1893 es
nombrado, a petición propia, Magistrado de la Audiencia Territorial de Burgos, por vacante de esta plaza.
2
Registro de la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias, Ayamonte, Huelva, Libro 14, folios 8 vlto. y
9, inscripción nº 21.

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su eficacia en el Juzgado y fue promovido a Magistrado de la Audiencia de lo criminal en
ese mismo término. Gran aficionado a la lectura, le gustaba la naturaleza y conocer los
lugares más recónditos, recorrió toda la provincia de Almería y, con mucha frecuencia,
viajaba el matrimonio hasta Ayamonte, para visitar a la familia de Adelaida. En Huércal-
Overa, en el domicilio familiar, como era habitual entonces, nacieron sus dos hijos,
Mariano y Federico.

Mariano Gómez, nació a las 8 de la tarde del sábado 8 de septiembre de 18833. Al


día siguiente de su nacimiento, el domingo día 9, fue bautizado en la parroquia de Nuestra
Señora de la Asunción4 y, siguiendo la tradición cristiana de familia acomodada en aquella
época, le pusieron varios nombres, a saber, Mariano, María de las Angustias, Dolores,
Manuel del Salvador. Su madrina fue María de las Angustias Domech y ofició como
Ministro el párroco, Salvador Valera Parra. El primer día laborable, lunes 10, el nacimiento
fue inscrito en el Registro Civil correspondiente al Juzgado Municipal de la citada
localidad5, con los mismos nombres con los que fue bautizado.

El segundo y menor de los hijos, Federico Gómez, nació el 23 de julio de 1887. De


carácter muy abierto y algo bohemio, en lo profesional, después de trabajar como
corresponsal de guerra en Marruecos, residió en la República Argentina desde 1927, donde
llegó a ser director del diario de más tirada de Bahía Blanca y persona influyente en la alta
sociedad de Buenos Aires, ciudad donde falleció.

Por parte de padre, Mariano y Federico Gómez eran nietos de Manuel Antonio
González, natural de Madrid, propietario, y de Cipriana López, natural de Fuente de Pedro
Naharro, Cuenca, también propietaria. Cuando nació Mariano Gómez, su abuela paterna
había enviudado y tenía domicilio en Madrid. Y por línea materna, eran nietos de Antonio
González, propietario y natural de Archidona, Málaga, y de Juana Josefa Solesio, natural
de Ayamonte. Antonio y Juana Josefa se instalaron en Argentina, donde vivieron muchos
años, circunstancia que facilitó a Federico Gómez su instalación en Buenos Aires en 1927.

La juventud de Mariano estuvo sometida a la itinerancia de los traslados de su


padre. Al mes siguiente de haber cumplido Mariano la edad cuatro años, en 1887, su padre
solicita el traslado a la Audiencia Territorial de Cáceres, que le es concedido y,
rápidamente, allí se instaló la familia. En esta ciudad histórica extremeña, los hijos de
Manuel Pablo y Adelaida, iban a tener un mayor horizonte para su formación y estudios.
Mariano y Federico inician el bachillerato y su padre pone especial empeño en que sus
hijos llevasen a cabo toda suerte de actividades culturales, especialmente en la lectura y en
familiarizarse en el ejercicio físico y el contacto con la naturaleza.

Pero el periplo profesional de Manuel Pablo iba a reanudarse, con el claro objetivo
de lograr una plaza en la Audiencia de Madrid. Para ello, en septiembre de 1883, se vio
obligado a solicitar destino en la Audiencia de Las Palmas de Gran Canaria, extremo que le
permitiría, acto seguido, volver a la península dos meses después, esta vez en una plaza
vacante que había quedado en la Audiencia de Burgos.

3
Registro Civil del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Huércal-Overa, Almería, Acta de
nacimiento nº 283, folio 93, tomo 30, Sección 1ª.
4
Archivo de la iglesia Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Huércal-Overa, Almería, Libro 55,
folio 34 vlto.
5
Acta número 283 del Libro de nacimientos del Archivo del Registro Civil del Juzgado Municipal de
Huércal-Overa, Almería, en la actualidad Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de la repetida villa.

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En la recia Castilla burgalesa, iba a dar un vuelco radical la historia de la familia.
Manuel Pablo falleció súbitamente, a los cincuenta años de edad, sin haber terminado
Mariano los estudios de bachillerato. Con una escasa pensión de viudedad y la estrecha
colaboración de sus dos hijos, Adelaida, con treinta y ocho años, se vio ante una difícil
situación material para sacar adelante la familia.

2. Estudios escolares y formación humanista cristiana.

Mariano Gómez estuvo muy influenciado en su formación y estudios escolares por


su padre. La recta educación familiar recibida, le hizo un joven con modales y formas de
proceder exquisitos. Afable, alegre, activo, pacífico, con gran simpatía y muy
comprometido con todas las actividades que emprendía, especialmente las familiares y las
relativas a sus estudios.

Aunque nunca destacó en sus estudios que superaba regularmente cada curso
académico, a los catorce años de edad obtuvo el Grado de Bachiller en el Instituto de
Burgos, el 30 de mayo de 1898, con calificación de aprobado6. Lo fuerte de su formación
eran las lecturas en las que le inició su padre y, antes de comenzar los estudios
universitarios, estaba familiarizado con autores clásicos de Grecia y Roma, así como con
las grandes obras de la literatura universal española, francesa, anglosajona, italiana o
alemana. Realmente se trataba de un caso singular, poco frecuente en la juventud de su
época.

Su curiosidad lingüística le llevó a utilizar desde muy joven el latín y, fruto de la


influencia cultural francófona dominante en esos momentos, al terminar el bachillerato era
buen conocedor de la lengua francesa. Poco a poco, ya en la Universidad, fue
introduciéndose en el conocimiento de otros idiomas, llegando a manejar con soltura el
inglés y el italiano. En este mismo sentido, no es extrañar que, ya en la madurez, siendo
Catedrático en Valencia, adquiriera una buena base del esperanto.

De sus padres heredó profundas convicciones religiosas cristianas, que supo adaptar
a los agitados tiempos que le correspondió vivir y, por ello, decidió en su juventud
vincularse a las Congregaciones Marianas, impulsadas por la Compañía de Jesús desde
finales del XIX. En su madurez veremos como mantuvo importantes posiciones críticas
hacia la Iglesia Católica oficial y, valga como ejemplo, recordar algunas palabras de una de
sus intervenciones del domingo 12 de abril de 1931, en la Casa de la Democracia de
Valencia, al conocerse el resultado de las elecciones municipales que dieron paso a la II
República:

“El orador … recordó el maquiavelismo reaccionario de las represiones y su


fórmula: “Haz por mano de terceros las cosas odiosas”. La odiosidad contra las
fuerzas armadas del Estado se debe principalmente al mal uso hecho de las mismas
por los que gobiernan contrariando la voluntad de la nación. Ciertos desmanes son
posibles por la complicidad del Estado, es decir, porque quienes los realizan saben
por anticipado que quedarán impunes. El que obedece denuncia con sus actos la
conducta recta o malvada de los que mandan. En la España que cae con el rey, el
principio moral de la obediencia –absolutamente necesario- se ha corrompido por la
monstruosa doctrina de la “obediencia ciega”, cuya conocida máxima, “obedecer

6
AGA, caja (5)1.19 31/15852.

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con pasividad de cadáver”, no sabemos si pasó de la ética jesuítica a las Ordenanzas
militares, o, por el contrario, de los viejos Tercios mercenarios de Flandes a la
Mónita secreta. Hay muchos puntos de sutura entre el invisible imperialismo
ignaciano y la disciplina cuartelera de tipo morboso, fuente inagotable de
pronunciamientos. El mal radica no tanto en la base de la pirámide como en su
cúspide. Ahí –en los mandos supremos- es donde hay necesidad de que la
República aplique los remedios eficaces hasta desarticular la terrible alianza entre
el despotismo “rojo” del militarismo autoritario y el despotismo “negro” de la
derecha fanática, origen principal de los golpes de Estado. Rojo y negro: colores de
Falange, colores fatídicos… La impopularidad de esos dos despotismos es producto
del escándalo que produce la rebeldía crónica de los llamados por su jerarquía a dar
ejemplo de disciplina. El español odia al cura no por ser cura, sino porque,
diciéndose “sacerdote”, no lo es; y lo mismo sucede con los militares que se alzan
con la fuerza de que son depositarios. Es un odio religioso y cívico contra los falsos
sacerdotes y los falsos militares que traicionan su misión. El odio popular es
testimonio del mal, no su causa; va dirigido, no contra la religión y la disciplina,
sino contra sus corrupciones, de las que la nación es víctima principal”7.

Esa sólida formación humanista, le permitió que a lo largo de su vida, dejase vivo
testimonio crítico de momentos claves de la historia de España, con los que se
comprometió, en ocasiones hasta límites inimaginables desde su ideología conservadora.
Formación que se fue plasmando paulatinamente en su amplia obra escrita, en la que supo
prestar especial atención crítica de cuanto ocurría a su alrededor.

3. Alumno libre en la universidad y profesor de derecho en Zaragoza.

Fallecido su padre y antes de finalizar el bachillerato, Mariano Gómez se había


planteado hacer los estudios de derecho. Pero las estrecheces económicas familiares iban a
ser un grave inconveniente. Así las cosas, la única posibilidad era la de matricularse como
alumno libre, para hacer compatible los estudios con trabajos esporádicos que le
permitieran sufragar su mantenimiento y, en ocasiones, las necesidades para sobrevivir de
su madre y de su hermano pequeño. Quería realizar a toda costa su vocación jurídica
heredada y el destino iba a hacer que sus estudios de derecho los tuviera que cursar de
forma itinerante, en varias universidades, como itinerantes fueron, también, los estudios de
bachillerato.

Este fue el itinerario seguido en sus estudios de licenciatura: Valladolid (cursos


1898/1899 y 1899/1900), Sevilla (curso 1900/1901) y Zaragoza (cursos 1901/1902,
1902/1903 y 1903/1904). Salvo una matrícula de honor en derecho civil y algún que otro
sobresaliente, no destacó por sus calificaciones, pero terminó los estudios de derecho poco
antes de cumplir la edad de veintiún años. Los ejercicios del examen de Grado de
Licenciado en Derecho civil y canónico, los superó con la calificación de sobresaliente en
la Universidad Literaria de Zaragoza el 18 de junio de 19048.

Ya licenciado, la docencia se le presentaba como un reto vocacional al que no se


podría resistir y decide comenzar los estudios de doctorado. En Zaragoza se encierra en su

7
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), pp. 26 y 27.
8
Los datos académicos universitarios de Mariano Gómez se han obtenido del correspondiente expediente
obrante en el AGA, caja (5)1.19 31/15852.

18
pequeña vivienda alquilada de la céntrica calle del Marques de Casa-Jiménez nº 7-
principal, entre las plazas de España y Aragón. Esa concentración en la elaboración de la
tesis doctoral estaría acompaña de entrevistas y visitas a los profesores de la Universidad
de Zaragoza y de otras universidades por las que había pasado.

El 22 de enero de 1906 tiene lugar en la Facultad de Derecho de la Universidad


Central de Madrid, el acto de defensa de su tesis doctoral con el título de Estudio critico
acerca de la doctrina de los artículos 5º y 6º del Código civil vigente, que obtuvo la
calificación de sobresaliente9, otorgada por un tribunal del que formaron parte importantes
juristas de la época: Presidente, Matías Barrio Mier10; Vocales, Felipe Sánchez Román y
Gallifa11, Francisco Cueva Palacio12 y Lorenzo Moret y Remisa13; y Secretario, Enrique
García Herreros14. El acto de investidura como Doctor tuvo lugar en la Universidad Central
a comienzos del curso académico 1907/1908 y la tesis doctoral fue publicada ese mismo
año 190715.

La carrera docente de Mariano Gómez iba a comenzar de forma inmediata en la


Universidad de Zaragoza y se encontraría con el común denominador de dificultades
propio de la Universidad española de la época, que todavía perduran en alguna medida en
la actualidad: penuria económica, carencia de medios para la docencia y la investigación, y
la impronta caciquil. No obstante, también es cierto que por entonces y no sólo en el
mundo del derecho, se encontraba una minoría de profesores de gran prestigio, entre los
que tuvo una muy buena acogida.

Con el grado de Doctor, la primera actividad docente que pudo desempeñar fue la
correspondiente a un nombramiento de Auxiliar interino gratuito en la Facultad de Derecho
de la Universidad de Zaragoza, a propuesta de la Junta de Profesores de 22 de octubre de
1906. Muy pronto, el 2 de noviembre, solicitaba participar en las oposiciones para Auxiliar
del tercer grupo en la Facultad de Derecho de Zaragoza16, pero en esta primera ocasión no
fue propuesto. El esfuerzo de trabajo para lograr sus aspiraciones académicas
universitarias, le llevó también a solicitar ese mismo mes de noviembre, participar en unas
oposiciones de Derecho Penal de la Universidad de Santiago17, pero ante las dificultades
de todo orden para presentarse a dichas pruebas y las perspectivas que se le iban
configurando en Zaragoza, decidió no presentarse.

Así pues, durante ese curso académico 1906/1907, impartió como Auxiliar por las
ausencias, enfermedades y vacantes de sus titulares, las Cátedras de Derecho Canónico,
9
Acta de Grado de Doctor en Derecho, AGA, caja (5)1.19 31/15852.
10
Matías Barrio Mier, palentino, carlista, Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Oviedo, ciudad
donde pasó la mayor parte de su vida. Falleció en 1909.
11
Felipe Sánchez Román y Gallifa, madrileño, republicano, Catedrático de Derecho Civil en la Universidad
Central de Madrid, falleció en el exilio en México el año 1956.
12
Francisco Cueva Palacio, Catedrático de Derecho Canónico de la Facultad de Derecho de la Universidad
de Salamanca (1903) y Catedrático de Derecho Económico de la Facultad de Derecho de la Universidad
Central de Madrid (1904).
13
Lorenzo Moret y Remisa, doctor en derecho administrativo y en derecho civil, fue profesor de la
Universidad Central de Madrid, Abogado del Estado y Abogado Fiscal del Tribunal Supremo.
14
Enrique García Herreros fue funcionario del Cuerpo Técnico del Ministerio de Justicia y Culto, Dirección
General de los Registros y del Notariado, donde alcanzó el nombramiento de Subdirector, Jefe Superior de
Administración en 1929.
15
Estudios sobre la doctrina y precedentes de los artículos 5º y 6º del Código Civil, Tipografía de Emilio
Casañal, Zaragoza, 1907.
16
Gaceta de 2 de agosto de 1906.
17
Convocatoria publicada en la Gaceta de 2 de agosto de 1906.

19
Historia General del Derecho Español, Derecho Político, Derecho Mercantil,
Procedimientos Judiciales y la de Práctica Forense. En eso consistía entonces la labor de
Auxiliar, suplir en la docencia de cualquier materia, cuando el profesor titular no estaba
disponible.

La tenacidad de Mariano Gómez por consolidar su situación de profesor


universitario, solo posible cuando se sustenta en una auténtica vocación, hizo que el 7 de
febrero de 1907, presentase una nueva solicitud, para participar en las oposiciones a la
plaza de de Auxiliar del 4º Grupo, retribuido, de la misma Facultad de Derecho de
Zaragoza, que no la obtuvo. Pero ello no fue inconveniente para que, a propuesta de la
Junta de Profesores, fuese nombrado Auxiliar interino retribuido por el Ministro de
Instrucción Pública, con fecha 6 de diciembre de 1907 y un sueldo de 1.750 pesetas
anuales. El siguiente 2 de enero de 1908, tomó posesión de la plaza, afecto al Cuarto
Grupo. En esta nueva situación administrativa impartió, por las ausencias, enfermedades y
vacantes de sus titulares, las Cátedras de Derecho Canónico, Derecho Penal, Historia
General del Derecho Español, Derecho Administrativo y Práctica Forense.

Al fin, gana las oposiciones de Auxiliar numerario, por unanimidad de votos del
Tribunal y su nombramiento tiene lugar el 5 de mayo de 1909. Tomó posesión el siguiente
día 19 y su sueldo se mantuvo en las tradicionales 1.750 pesetas anuales. Ese curso
académico, le correspondió impartir las Cátedras de Derecho Natural, Derecho Canónico y
Derecho Administrativo.

Al mismo tiempo, desarrolló una relevante actividad intelectual y cultural en


Zaragoza y desempeñó, entre otras, las siguientes responsabilidades: Secretario de la Real
Academia Jurídico-Práctica Aragonesa; Secretario de la Comisión organizadora del
Congreso Jurídico Foral de Zaragoza de 1908 y Secretario de su Sección de Ciencias
Sociales, iniciativa adoptada por la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias;
académico honorario y Presidente de la Academia Jurídico-Literaria de Zaragoza;
corresponsal y colaborador en España del Instituto de Sociología de Bruselas; socio
honorario de l’Académie du Progrès de Paris; y frecuente conferenciante en los centros
culturales aragoneses. Esta actividad, hizo que mantuviera relaciones con un número
elevado de personas vinculadas a la intelectualidad de la época, entre los que cabe destacar
Marcelino Menéndez Pelayo, Julio Ariño (Presidente del Ateneo Médico Escolar), Ramón
González (Presidente del Ateneo Científico-Escolar) o Cándido Beltri (Presidente de la
Academia “Escolares Veterinarios”) 18.

Llegados a este punto, resulta obligado referir, que el conocido profesor Mariano
Gómez, coincidió en varias ocasiones en la capital aragonesa, con el General José Sanjurjo
Sacanell. A pesar del tono protocolario de esos encuentros, se desarrollaron con el máximo
respeto e interés recíproco. En ambos personajes se daban comunes circunstancias, como la
sólida formación cultural, una exquisita educación y, lo que resultaba más curioso, que el
monarquismo de Sanjurjo era respetado por el joven profesor republicano, que veía la
Monarquía como algo que, teóricamente, de forma coyuntural y residual, sólo podría llegar
a tener algún sentido en el marco de una sociedad democrática muy atenta a los problemas
sociales.

18
Véase a este respecto Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, epistolario, Vol. 17, junio 1903-Diciembre
1904, la correspondencia entre Mariano Gómez, Presidente de la Academia Jurídico-Literaria de Zaragoza, y
Marcelino Menéndez Pelayo, cartas nº 323 y 342.

20
Años más tarde, implantada la II República, se iba a producir su desencuentro
frontal con Sanjurjo, inicialmente leal a los cambios republicanos. Sanjurjo organizó y
llevó a cabo su primer levantamiento militar en Sevilla en agosto de 1932 y el destino hizo
que, el Presidente de la Sala de Justicia Militar del Tribunal Supremo que juzgó al general
por esos hechos, fuera Mariano Gómez.

Otra de las actividades que desarrolló durante su estancia en Zaragoza, fue sus
frecuente colaboraciones en la prensa local, por las que siempre expresó un especial cariño
y puso particular atención, al mismo tiempo que le servían para paliar, en alguna medida,
sus necesidades económicas. Sin proponérselo, se convirtió en crítico teatral, recogía la
«Información del Ayuntamiento» y escribía los artículos de fondo en el Diario de Avisos
de Zaragoza. Años más tarde, en 1938, con ocasión de publicar unas cuartillas en La
Vanguardia de Barcelona, sede entonces del Tribunal Supremo del que era Presidente,
comentaba así sobre aquella labor periodística:

“Eso de escribir los «fondos» del periódico me tuvo mucho tiempo inquieto. Hasta
que un amigo me dio la fórmula. «Mira —me dijo—: si los fondos son para un
periódico tipo «El Debate », no leas nada más que «El Motín». Si son para un
periódico tipo «El Motín”, lee exclusivamente «El Debate.
Esta era, ¡claro!, una fórmula que daba resultado hace treinta años. Ahora es otra
cosa...” 19.

Desde el año 1907 y hasta que obtuvo la Cátedra de Derecho Político en Valencia,
en 1915, presentó su solicitud para participar en diferentes oposiciones a Cátedra, en unas
ocasiones sabiendo que no se presentaría por existir candidatos con más méritos y, en
otras, porque todos sabían que la plaza estaba destinada a otros aspirantes con anterioridad
a su convocatoria en la Gaceta. Pero esa labor le iba a servir para irse abriendo camino y
dejar constancia de su existencia en el complejo mundo de las oposiciones en la
Universidad española20.
La primera Cátedra que desempeñó en la condición de Encargado, fue la de
Economía y Hacienda, vacante en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza, y
lo hizo a propuesta de la Junta de Profesores, con nombramiento por Real Orden de 1 de
octubre de 1910, que desempeñó entre 1911 y 1912. Como curiosidad hay que señalar que
la dotación de ese Encargo de Cátedra se correspondía a un sueldo anual de 2.666 pesetas.

En suma, de las diferentes oposiciones a Cátedra que firmó hasta 1912, solamente
se presentó, sin obtener la plaza, a las dos siguientes:

19
Anexo 3. Los días 18 y 19 de julio de 1936 … Anécdotas, juicios e impresiones de la insurrección incivil y
militar y de la autodefensa del pueblo en armas, entrevista a Mariano Gómez González, Presidente del
Tribunal Supremo.
20
Entre 1907 y 1911 presentó las siguientes solicitudes de admisión en oposiciones a Cátedras: 31 de octubre
de 1907, Cátedra de Derecho Administrativo y de Derecho Civil Común y Foral de la Universidad de Sevilla
y Cátedra de Historia General del Derecho español vacante en la Universidad de Zaragoza; 5 y 6 de octubre
de 1909, respectivamente, Cátedra de Derecho Penal en la Universidad de Santiago y Cátedra de Historia del
Derecho español cuya vacante en la Universidad de Madrid, vacantes anunciadas en la Gaceta de 9 de agosto
de1909; 14 de marzo de 1910, Cátedra de Derecho Penal de la Universidad de Granada, vacante anunciada
en la Gaceta de 2 de febrero de 1910 y Cátedra de derecho Político de la Universidad de Zaragoza publicada
en Gaceta de Madrid de 6 de febrero de 1910; 26 de septiembre de 1910, Cátedra de Estudios Superiores de
Derecho Penal y Antropología Criminal de la Universidad de Madrid y Cátedra de Derecho Penal de la
Universidad de Barcelona, vacantes publicadas en Gaceta de Madrid de 29 de julio de 1910; y, 9 de
septiembre de 1911, Cátedra de derecho Penal en la Universidad de Sevilla, vacante fue publicada en Gaceta
de Madrid de 13 de agosto de 1911.

21
- Cátedra de derecho internacional público y privado, vacante en la Facultad de
Derecho de la Universidad de Zaragoza. Oposiciones celebradas en Madrid durante
los meses de noviembre y diciembre de 1910, actuó en todos los ejercicios. Y de los
cinco miembros del tribunal, compuesto por los profesores Rafael Conde y
Luque21, Aniceto Sela y Sampil22, Manuel Torres Campos23, Gonzalo Fernández de
Córdova y Morales24 y el Marqués de Olivart25, obtuvo dos votos en cada una de
las dos votaciones, los de Aniceto Sela y Sampil y los de Manuel Torres Campos26.

De esta oposición hay que destacar el interesante material que todavía hoy
permanece inédito, presentado por el opositor Mariano Gómez: La doctrina de
Monroe. Orígenes, evolución, estado actual, Memoria reglamentaria, el Programa
de Derecho internacional público y el Programa de Derecho Internacional
Privado.

- Cátedra de Economía Política y Hacienda Pública, de la Facultad de Derecho de


la Universidad de Zaragoza27. Presentó su solicitud de admisión el 9 de octubre
de 1911, las oposiciones se celebraron en los meses de marzo y abril de 1912,
actuó en todos los ejercicios y de los cinco miembros del tribunal obtuvo dos
votos en cada una de las dos votaciones.

La ilusión y el empeño por obtener la Cátedra no iban a desvanecer. Vocación,


méritos y preparación no le faltaban y, sus compañeros y amigos universitarios, le
animaban a que persistiera en ese objetivo académico. En Zaragoza realizó una labor
investigadora de primer orden, que vio sus frutos en la publicación de más de una docena
de trabajos, algunos premiados por relevantes instituciones jurídicas y culturales.
4. Pensionado en el extranjero: estancias en Francia, Bélgica y Reino Unido.
Mariano Gómez era consciente de la importancia que tenía para la formación de un
profesor universitario, acudir a otros centros en el extranjero. En consecuencia y a pesar de
sus limitados ingresos, pero con la tenacidad que siempre le caracterizó en sus
convicciones y propósitos, logró completar su formación académica con estancias en
Francia, Bélgica y el Reino Unido28.

21
Rafael Conde y Luque, conde de Leyna, desempeñó, entre otros cargos, los de Catedrático de Derecho
Internacional Público y Privado de la Universidad Central, Alcalde de Córdoba, Director General de los
Registros civil y de la propiedad y del Notariado, Consejero de Instrucción Pública, Rector de la Universidad
Central, diputado y senador y Subsecretario de Gracia y Justicia.
22
Catedrático de Derecho Internacional Público y Privado de la Universidad de Valencia.
23
Catedrático de Derecho Internacional Público y Privado de la Universidad de Granada, académico de la de
Jurisprudencia y Legislación, miembro de la Sociedad de Legislación Comparada de París, miembro de la
Comisión de Legislación Extranjera del Ministerio de Gracia y Justicia, representó a España en la
Conferencia de La Haya de Derecho Internacional Privado.
24
Gonzalo Fernández de Córdova y Morales, Catedrático de Derecho Internacional Público y Privado de la
Universidad de Salamanca.
25
Ramón Nonnato María de Dalmau y Olivart, Marqués de Olivart, diputado, Presidente de la Asociación
Española de Derecho Internacional, Vicepresidente del Instituto de Derecho Internacional y Secretario de la
Asociación Francisco de Vitoria y en varios ocasiones arbitro internacional.
26
AGA, caja (5)1.19 31/15852, Hoja de Servicios de Mariano Gómez, fechada en Zaragoza el 9 de octubre
de 1911 por el Secretario General de la Universidad de Zaragoza Francisco Velasco y Ortiz.
27
La vacante de la referida Cátedra fue publicada en la Gaceta de Madrid de 13 de agosto de 1911.
28
Figura así en la Hoja de Servicios de Mariano Gómez durante su etapa de Auxiliar de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Zaragoza: “desde 1º octubre 1909 á fin de julio 1910, ha residido de París,
Londres, Bruselas y otras varias poblaciones de Francia y Bélgica, con objeto de ampliar sus estudios”,
AGA, caja (5)1.19 31/15852.

22
En la primera ocasión que tuvo nada más incorporarse a la docencia en Zaragoza,
presentó su solicitud como candidato, en la Oposición de la Universidad Central para una
plaza de alumno pensionado en el extranjero, que se celebró en mayo de 1906. El
Tribunal29 aprobó sus ejercicios, fue realizada la propuesta, “pero el Excmo. Sr. Ministro
del Ramo no llegó á hacer el correspondiente nombramiento por deficiencias del crédito
presupuestario para tales atenciones”30. Una vez más, las tradicionales penurias
universitarias se ponían de manifiesto.

Al año siguiente y en virtud de la correspondiente convocatoria pública31 de “la


Junta de Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas”, para proveer plazas de
alumnos pensionados en el extranjero, Mariano Gómez presentó los trabajos técnicos
requeridos. La Junta, previo informe favorable de los ponentes, Azcarate, Santa María de
Paredes y Buylla, profesores de Derecho, le propuso para una pensión. Pero de nuevo, el
Excmo. Sr. Ministro del Ramo, por razones de índole “administrativa” no llegó a hacer el
correspondiente nombramiento”32. La burocracia y mala gestión de los recursos por la
administración, le impidió disfrutar de la pensión que le había sido concedida.

Cuando en 1909 ganó la Oposición de Auxiliar numerario, volvería a intentar, por


tercera vez, su salida al extranjero. El Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes33,
desempeñado entonces por Faustino Rodríguez San Pedro, adjudicó las pensiones en el
extranjero, a propuesta de la Junta de Ampliación de Estudios. En la resolución, se
concedían una veintena de pensiones y ésta vez también una de ellas a Mariano Gómez,
para el estudio de los “Procedimientos de enseñanza y organización de los estudios de
Historia del Derecho en la Universidades de Francia y Bélgica”, durante un tiempo de ocho
meses a contar desde el mes de octubre, a disfrutar en esos dos países, con una cuantía de
600 pesetas para el viaje, diez mensualidades de 250 pesetas y, para matrícula, 500 pesetas.

De esa veintena de pensiones concedidas, resulta relevante destacar que, además de


la renuncia de José Giral, también fueron pensionados a propuesta de la Junta de
Ampliación de Estudios, Federico Castejón para el trabajo “Estudios en Italia de las nuevas
direcciones del Derecho Civil”, Lorenzo Luzuruaga con el tema “La Escuela Primaria en
Alemania y Suiza”, Julio Rey Pastor para estudiar en Estrasburgo sobre “Geometría de la
posición”, y Juan Ruiz Casaux con el trabajo titulado “Perfeccionamiento de educación
artística musical” en París. La concesión de estos pensionados tuvo importante repercusión
pública34, en los medios universitarios y culturales.

Durante su estancia en Francia y Bélgica, escribió la obra titulada Organización de


los estudios y métodos de enseñanza de la Historia del Derecho en Francia y Bélgica, que
mereció todo tipo de reconocimientos en la Universidad de la Sorbona. En Bélgica fue
asiduo visitante de la Bibliothèque Solvay de Bruselas, donde fue instalado el Institut de
Sociologie de l'Université Libre de Bruxelles.

29
El mencionado Tribunal estuvo compuesto por los profesores Matías Barrio y Mier, Rafael Ureña, Tomás
Montejo, Faustino Álvarez del Manzano, José Valdés Rubio, Ismael Calvo y Francisco Cueva Palacio.
30
Mariano Gómez González, Hoja de Servicios de Profesorado Numerario y Auxiliar de los
Establecimientos de la Enseñanza, AGA, caja (5)1.19 31/15852.
31
Gaceta de Madrid, sábado 13 de julio de 1907.
32
Mariano Gómez González, Hoja de Servicios de Profesorado Numerario y Auxiliar de los
Establecimientos de la Enseñanza, AGA, caja (5)1.19 31/15852.
33
Real Orden de 8 de septiembre de 1909.
34
La Vanguardia de Barcelona, domingo 19 septiembre 1909, p. 7.

23
Por los méritos alcanzados en su labor docente e investigadora en Francia, se le
concedió la condecoración de Chevalier d’Instruction Publique, y su llegada a Zaragoza
fue recogida en la prensa con el siguiente titular: “Ha regresado del extranjero el auxiliar
de esta Facultad de Derecho, don Mariano Gómez, publicista, periodista y pensionado por
el Estado. Sus compañeros se proponen obsequiarle”35.

35
La Vanguardia, viernes 8 julio 1910, p. 9.

24
II. PROCLAMADA LA REPÚBLICA ES ELEGIDO RECTOR EN VALENCIA (1915-
1932)

1. Catedrático de derecho político en Valencia.

La creación y dotación de nuevas Cátedras en la Universidad, era por aquellos


tiempos algo realmente infrecuente. Para aspirar a una Cátedra había que esperar a la
jubilación de los que las desempeñaban o, lo que era peor, a su fallecimiento. Estaba
establecido que en el mes de julio de cada año se daban a conocer las vacantes y las
convocatorias de oposición para cubrirlas36.

Mariano Gómez siempre había pensado que el perfil más adecuado a su formación,
que coincidía básicamente con sus preferencias personales y a su experiencia docente, se
correspondía más a las asignaturas de derecho político, derecho internacional o historia del
derecho. Pero hacer coincidir preferencias personales con plazas convocadas a oposición
tampoco era siempre posible.

La ocasión para lograr una Cátedra de Derecho Político Español, comparado con el
extranjero, así se llamaba entonces lo que hoy se conoce como derecho político y
constitucional, se iba a presentar como consecuencia del fallecimiento del Catedrático de
Valencia, Rafael de Olóriz y Martínez37. Publicada la vacante38, el Consejo de Instrucción
Pública dio a conocer la composición del Tribunal que resolvería la oposición39, todos ellos
personajes relevantes de la universidad y la política: Presidente, Vicente Santamaría de
Paredes, Consejero de Instrucción Pública; Vocales: Conde de Torreánaz, Académico40;
Adolfo González Posada y Biesca, Catedrático de la Universidad Central; Arsenio Miral y
Marín, Catedrático de la Universidad de Valladolid; Manuel Bofarull Romañá,
Competente; Suplentes: Marqués de Figueroa, Académico41; José María Rogelio Jové y
Suárez Bravo, Catedrático de la Universidad de Oviedo; Leopoldo Michelena y García de
Paredes, Catedrático de la Universidad de Palencia; Alejandro Mon y Landa, Competente.

Presentó su solicitud junto con otros quince candidatos, de los cuales solo fue
excluido uno por no haber aportado toda la documentación requerida42. Terminados los

36
Real Orden por la que se aprueba el Reglamento de oposiciones a Cátedras y Auxiliares de 8 de abril de
1910 (Gaceta de Madrid, 14 de abril de 1910, nº 104, pp. 100-104 y correcciones en Gaceta de Madrid, 20
de abril de 1910 nº 110, p. 152).
37
Rafael de Olóriz y Martínez falleció el 18 de abril de 1913.
38
Gaceta de Madrid de 14 de agosto de 1913, nº 226, p. 399. La vacante de la mencionada Cátedra, estaba
dotada con el sueldo anual de 4.000 pesetas y se convocaba a su provisión por oposición entre Auxiliares.
39
Conforme al artículo 10 del Reglamento citado de 8 de abril de 1910, el tribunal de oposiciones tenía que
constar de cinco jueces y cuatro suplentes, elegidos por el Consejo de Instrucción Pública, en propuesta
motivada de la Sección que correspondiera.
40
Ramón Fernández Hontoria y García de la Hoz, Conde de Torreánaz, académico de la de Ciencias Morales
y Políticas.
41
Juan Armada y Losada, Marqués de Figueroa, fue Ministro de Agricultura, Industria, Comercio y Obras
Públicas en 1904 y Ministro de Gracia y Justicia de 1907 a 1909, académico de la de Ciencias Morales y
Políticas y de la Española.
42
Admitidos: Francisco Martínez Lombreras, Nicolás Rodríguez Aniceto, Miguel Allué Salvador, Juan Luis
Martín y Mingod, Ramón Sancho Brased, José Alberto Jordán y Santa Eulalia, Federico Santander Ruiz
Jiménez, Gabriel Bonilla Alasín, Mariano Gómez, Gregorio de Pareja Navarro, Santiago García Oltra,
Máximo Peña Mantecón, Salvador Salom y Antequera, Luis Jestoro y Tudela, José María González de
Echavarri y Vivanco y Santiago Varela Méndez; y excluido, Manuel Carrasco Reyes, por no aportar la
justificación de no hallarse incapacitado para ejercer cargos públicos (Gaceta de Madrid, 17 febrero 1914, nº
48, p. 437). Gaceta de Madrid, 17 febrero 1914, nº 48, p. 437.

25
ejercicios de la oposición, el Tribunal resolvió, el 15 de marzo de 1915, proponerle para
ocupar la plaza convocada43, hecho del que dio cuenta la prensa44.

Administrativamente, durante el tiempo que desempeñó la Cátedra en Valencia, en


1921 ascendió al número 381 de la Sección 7ª del Escalafón general del Profesorado de las
Universidades45 y el 27 de julio de 1928 a la Sección 8ª del citado Escalafón46, situación en
la que permaneció hasta su excedencia como consecuencia de su nombramiento como
Magistrado del Tribunal Supremo en 1932.

Una vez en Valencia, alquiló una vivienda amplia, en el céntrico carrer de Sorní nº
15, cerca de la Universidad, a donde trasladó todos sus enseres, gran cantidad de libros y el
poco mobiliario del que dispuso en Zaragoza. Y una vez instalado, su madre, Adelaida, fue
a vivir con el. Su hermano Federico ya se había independizado y, de esta forma, se lograba
rehacer el pequeño núcleo familiar que quedaba. Mariano Gómez tuvo una gran acogida en
la Universidad y, en poco tiempo, conocería todos los ambientes culturales de la ciudad, de
tal forma que, al fin, lograba una estabilidad personal, familiar y profesional, después de
tantos años de trabajo.

El año siguiente de su llegada a Valencia, en 1916, fue nombrado Secretario de la


Facultad de Derecho, cargo que desempeñó hasta 193147. Durante el tiempo en que fue
Secretario de la Facultad, desempeñaron el decanato José María Gadea y Orozco48, Luis
Gestoso Acosta49, José María Zumalacárregui y Prat50 y, en 1931, José Castán Tobeñas51,
que en 1933 fue nombrado Magistrado del Tribunal Supremo, donde se produciría su
reencuentro con Mariano Gómez en el Tribunal Supremo.

La Universidad con la que se encuentra es una institución anquilosada en sus


estructuras, como el país en general, precaria de medios económicos y con escasez de
locales, científicamente anclada en los cimientos decimonónicos más próximos a
concepciones medievales que a los cambios políticos, económicos y sociales que
necesitaba el país52. El reto con el que se encontraba en nuevo Catedrático de derecho de

43
El nombramiento se publicó en la Gaceta de Madrid, 19 marzo 1915, nº 78, pp. 829 y 830:
“En virtud de oposición y propuesta del Tribunal calificador,
S.M. el Rey (q.D.g.) ha tenido á bien nombrar á D. Mariano Gómez González, Catedrático numerario de
Derecho político español, comparado con el extranjero, de la Facultad de Derecho de la Universidad de
Valencia, con el sueldo anual de 4.000 pesetas y demás ventajas de la ley.
Por consecuencia de este nombramiento, y con sujeción á lo dispuesto en el artículo 1º del Real decreto de 31
de julio de 1901, se declara vacante la Auxiliaría del cuarto grupo de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Zaragoza, que en la actualidad desempeña el señor Gómez González.
De Real orden comunicada por el señor Ministro, lo digo á V.S. para su conocimiento y demás efectos. Dios
guarde a V.S. muchos años. Madrid, 15 de marzo de 1915.= El Subsecretario, J. Silvela.
Señor Ordenador de pagos por obligaciones de este Ministerio”.
En 1928 la retribución anual de Mariano Gómez ascendía a 8.850 pesetas por todos los conceptos.
44
La Vanguardia, viernes 19 de marzo de 1915, p. 15.
45
Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de 31 de agosto de 1921, Gaceta de
Madrid, 9 septiembre 1921, nº 252, Anexo número 2.
46
Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, València, Caja 1356/BIS, Mariano Gómez González.
47
El cargo de Secretario de Facultad tenía una asignación mensual de 23,98 pesetas en 1919.
48
Catedrático de Derecho Procesal.
49
Catedrático de Derecho Internacional Público y Privado.
50
Catedrático de Economía Política.
51
Catedrático de Derecho Civil.
52
De entre los numerosos trabajos publicados sobre la historia de la Universidad de Valencia y su Facultad
de Derecho, hay que destacar la obra colectiva coordinada por Mariano Peset, Historia de la Universidad de
Valencia (3 volúmenes), en la que hay que significar las siguiente colaboraciones del Volumen 3, La

26
político en Valencia, no podía ser otro que la modernización de su Universidad y, para
lograrlo, enseguida encontró compañeros dispuestos a tan difícil y arriesgada tarea.

Desde el Gobierno, el Ministro de Instrucción Pública y Bellas, César Silió Cortés,


logró la aprobación del Real Decreto de 21 de mayo de 191953, por el que se reconocía la
autonomía de las universidades y contenía doce bases, sobre las que cada universidad
debería proceder a elaborar y aprobar sus estatutos en sus respectivos Claustros.

Iniciado el correspondiente debate interno, se constituye en 1919 la Comisión que


elaboraría el proyecto de Estatutos54, que quedó compuesta por los siguientes profesores:
Facultad de Medicina, Juan Bartual Moret55, Enrique López Sancho56 y Jesús Bartrina
Capella57; Facultad de Ciencias, Juan Antonio Izquierdo Gómez58, Ignacio Tarazona
Blanch59 y José Gascó Oliag60; Facultad de Filosofía y Letras, Pedro María López
Martínez61, José Ventura Traveset 62y Luis Gonzalvo París63; y Facultad de Derecho,
Joaquín Ros Gómez64, Mariano Gómez y Luis Jordana de Pozas65. Durante los debates del
proyecto de estatutos, se pusieron de manifiesto todas las carencias de la Universidad,
profesores y estudiantes tuvieron que explicitar sus posicionamientos políticos, y las aulas
recuperaron un auténtico ambiente académico, vinculado a la sociedad de su tiempo. En
esos trabajos, comenzó a destacar por su capacidad intelectual, de trabajo y organizativo.

Al cabo de dos años continuaba Silió de Ministro y, mediante Real Decreto de 9 de


septiembre de 1921, se aprobaron los estatutos de las diferentes universidades, algunos de
ellos con determinados reparos66. Con el nuevo Estatuto, la Universidad de Valencia
comienza una nueva etapa dinámica y creativa en la que, para su adaptación a la nueva
normativa, se crea en 1921 una Comisión67 encargada de preparar los reglamentos internos,

Universidad liberal (siglos XIX y XX): María Fernando Mancebo, “Dictadura, República y guerra civil”, pp.
43-69, Jorge Correa Ballester y Yolanda Blasco Gil, “La Facultad de Derecho”, pp. 211-234 y Mariano Peset
y María Fernando Mancebo, “Exilio y depuraciones”, pp. 249-260; La enseñanza del Derecho en el siglo XX.
Homenaje a Mariano Peset, obra colectiva edición de Adela Mora, en la que hay que destacar, Jorge Correa
Ballester y Francisco Javier Palao Gil, “La Facultad de Derecho de Valencia en el primer tercio del siglo XX
(1900-1938), pp. 129-180, María Fernando Mancebo, “El Derecho político en Valencia, con especial
referencia a Mariano Gómez González (1915-1932)”, pp. 260-272, Pascual Marzal Rodríguez, “Una
polémica profesional: catedráticos y magistrados durante la II República, pp. 375-399; María Fernanda
Mancebo, La Universidad de Valencia. De la Monarquía a la República (1919-1939), La Universidad de
Valencia, de la Dictadura de Primero de Rivera a la Guerra Civil. La FUE y La Universidad de Valencia en
guerra. La FUE (1936-1939).
53
Gaceta de Madrid, 22 de mayo 1919, nº 142, pp. 624-627.
54
María Fernanda Mancebo, La Universidad de Valencia. De la monarquía a la república (1919-1939), p.
39.
55
Catedrático de Histología y Anatomía Patológica.
56
Catedrático de Ginecología.
57
Catedrático de Anatomía Topográfica.
58
Catedrático de Física General.
59
Catedrático de Cosmología y Física del Globo.
60
Catedrático de Química Inorgánica.
61
Catedrático de Lógica Fundamental.
62
Catedrático de Latín.
63
Catedrático de Arqueología, Numismática y Epigrafía.
64
Catedrático de Derecho Romano.
65
Catedrático de Derecho Administrativo.
66
Así, el artículo 4º del mencionado Real Decreto aprobaba el Estatuto de la Universidad de Valencia, con
algunas modificaciones.
67
María Fernanda Mancebo, La Universidad de Valencia. De la monarquía a la república (1919-1939), p. 45
y 168.

27
compuesta por los siguientes profesores: Ramón Velasco Pajares68, Facultad de Filosofía y
Letras; Mariano Gómez, Facultad de Derecho; Rafael Pastor Reig69, Facultad de Medicina;
y, José Gascó Oliag70, Facultad de Ciencias.

Pero la llegada de la dictadura del General Primo de Rivera y Orbaneja, iba a


modificar la reforma Silió, el cual, como Presidente del Directorio Militar, decide aprobar
el Real Decreto de 9 de junio de 192471. En este Decreto se concedía a las Universidades y
a las Facultades el carácter de Corporaciones de interés público y el disfrute de
personalidad jurídica, además de la posibilidad de adquirir bienes con autorización del
Ministerio. Bajo la apariencia de respeto a la autonomía universitaria, se mantenía una
rígida dependencia del Ministerio y, al mismo tiempo, éste se venía a desentender de las
imperiosas necesidades financieras y presupuestarias de las universidades.

Sobre esas políticas y normativas de la dictadura militar para la Universidad,


cuando fue nombrado nuevo Ministro, Eduardo Callejo de la Cuesta72 y para “rehacer y
orientar” el patrimonio de la Universidad, prepara el Real Decreto de 25 de agosto de
192673, centrado en el establecimiento de un Patronato en la Universidad a los fines
construir o reorganizar Colegios mayores y sostener “toda clase de servicios benéfico-
docentes y atenciones y necesidades de cultura dentro de la Universidad” (art. 1º). Esa
concepción paternalista de la Universidad se va a ver también reflejada en lo que para ese
Ministro fue su gran obra, el llamado Plan Callejo, impuesto por Real Decreto-Ley de 19
de mayo de 192874.

El denominado Plan Callejo, también partía de la base de reconocer personalidad


jurídica a las universidades y, conforme al Real Decreto de 9 de junio de 1924, organizaba
las enseñanzas y las Facultades, los cursos académicos, la matrícula, los títulos y las
pruebas de aptitud, las publicaciones y la Inspección, sobre todo la Inspección. A los
Catedráticos se les reconocía “libertad pedagógica en el desempeño de sus funciones
docentes”, pero “sin que les sea lícito atacar los principios básicos sociales, que son
fundamento de la constitución del país, ni a su forma de Gobierno, ni a los Poderes ni
Autoridades; castigándose con las sanciones procedentes las infracciones de este precepto,
ya gubernativamente por las Autoridades académicas o bien por los Tribunales de Justicia,
según la índole y gravedad del caso” (art. 73). El Plan Callejo nació destinado al fracaso,
lo mismo que el propio Directorio Militar.

Para nada sirvieron las buenas intenciones del gobierno del General Dámaso
Berenguer Fusté (30 de enero de 1930 a 18 de febrero de 1931). Su denominada reforma
Tormo75, contenida en el Real Decreto de 25 de septiembre de 1930, por el que aprobaba el
Estatuto General de la Enseñanza Universitaria76, así como del efímero último gobierno
de la Monarquía, presidido por el Almirante Juan Bautista Aznar Cabanas (18 de febrero a

68
Catedrático de Geografía Política y Descriptiva.
69
Catedrático de Patología General.
70
Catedrático de Química Inorgánica.
71
Gaceta de Madrid, 10 junio 1924, nº 162, p. 1234.
72
Eduardo Callejo de la Cuesta fue Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del 3 de diciembre de
1925 al 30 de enero de 1930.
73
Gaceta de Madrid, 29 agosto 1926, nº 241, pp. 1250-1253.
74
Gaceta de Madrid, 21 mayo 1928, nº 142, pp. 1010-1016.
75
Elías Tormo Monzó, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del 24 de febrero de 1930 al 18 de
febrero de 1931, siendo Presidente del Consejo de Ministros el general Dámaso Berenguer Fusté.
76
Gaceta de Madrid, 29 septiembre 1930, nº 272, pp. 1825-1831.

28
14 de abril de 1931), no evitarían que en la Universidad se pusieran de manifiesto las
tensiones generales del país y la crisis de la Monarquía de Alfonso XIII.

Los estudiantes manifestaban su protesta en las calles, las autoridades cerraban la


Universidad, y la normalidad no llegó a las aulas hasta la proclamación de la República
que, mediante el Decreto de 13 de mayo de 193177, se derogaron los planes de estudio en
todo el país. Meses después, las Cortes Constituyentes aprobaron la Ley de 4 de noviembre
de 193178, que dio lugar a aprobar otros planes de estudio el curso académico 1931-1932.
Una nueva etapa renovadora de grandes esperanzas comenzaba en la Universidad, truncada
de forma violenta por, en palabras de Mariano Gómez, “la insurrección incivil y militar”79
del 18 de julio de 1936.

Por su condición de Catedrático de derecho político, era convocado o llamado a


intervenir en un número muy elevados de actos culturales en Levante, Cataluña y Aragón.
Dos nombramientos singulares recayeron en Mariano Gómez en la década de los años
veinte: miembro del Comité Regional de Propaganda del Primer Congreso Nacional de
Higiene y Saneamiento de la Habitación y Exposición anexa, celebrada en Barcelona en
junio de 192280 y, más tarde, en los preparativos de la Exposición Internacional de
Barcelona de 1929, Vicepresidente Segundo del Comité provincial de Valencia81.

En los archivos de la Universidad de Valencia hay debida constancia del trabajo


desarrollado por Mariano Gómez, tanto en la Facultad de Derecho como en el corto
espacio de tiempo que desempeñó el cargo de Rector, cargo en el que fue sustituido en
1932, al ser nombrado Magistrado del Tribunal Supremo, por su buen amigo y hasta
entonces Vicerrector, Juan Bautista Peset Aleixandre, que después de la guerra fue fusilado
en Paterna (Valencia), el 24 de mayo de 194182.

De las múltiples actividades y logros en la Universidad de Valencia, caben


destacar83: se va a comprometer en la incorporación de los estudiantes a los diferentes

77
Gaceta de Madrid, 14 mayo 1931, nº 134, p. 717.
78
Gaceta de Madrid, 6 de noviembre de 1931, nº 310, pp. 802-803.
79
Anexo 3. Los días 18 y 19 de julio de 1936 … Anécdotas, juicios e impresiones de la insurrección incivil y
militar y de la autodefensa del pueblo en armas.
80
La Vanguardia, miércoles 1 de febrero de 1922, p. 3.
81
La Vanguardia, domingo 13 de marzo de 1927, p. 9.
82
De entre los muchos trabajos realizados sobre los dos consejos de guerra sumarísimos de urgencia seguidos
contra Juan Bautista Peset Aleixandre, es de particular interés el trabajo colectivo coordinado por Vicente
Olmos, Procés a Joan Peset Aleixandre, que contiene, entre otros, edición facsímil de los procedimientos
judiciales militares expresados.
Juan Bautista Peset Aleixandre fue sometido al consejo de guerra sumarísimo nº 13.291-V, por denuncia
formulada por la Delegación Provincial de Sanidad de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de
Valencia, de 6 de julio de 1939, con la firma de cinco médicos, entre los que destacaron Ángel Moreu
González-Pola, Antonio Ortega Tena y Francisco Marco Merenciano. Por sentencia de 4 de marzo de 1940
fue condenado a la pena de muerte por delito de adhesión a la rebelión. Pero, presentada nueva denuncia por
el Delegado Provincial de Sanidad de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de Valencia, el
médico José Roca Meca, por una conferencia impartida por el profesor Peset el 27 de abril de 1937 sobre
“Las individualidades y la situación en las conductas actuales”, se declararon nulas las diligencias practicadas
e incluyeron las relativas a la citada conferencia, se celebró nuevo consejo de guerra y por sentencia de 25 de
marzo de 1941 se condenó de nuevo a Juan Bautista Peset Aleixandre a la pena de muerte por delito de
adhesión a la rebelión. A pesar de las múltiples gestiones de familiares y amigos para la conmutación de la
pena, el general Franco firmó el enterado el 12 de mayo de 1941 y Juan Bautista Peset Aleixandre fue
fusilado el siguiente día 24 en las tapias del cementerio de Paterna, Valencia.
83
En relación con el mencionado currículum de Mariano Gómez en su paso por la Universidad de Valencia,
ver, entre otros y de forma especial, María Fernanda Mancebo, ob. cit., pp. 67-69, 320-322.

29
órganos de gobierno de la Universidad; potenciará la investigación, seminarios y debates
de todo tipo; moderniza el sistema de bibliotecas y laboratorios; promueve la creación del
Instituto de Idiomas en 1923, del que fue Secretario, y en cuyo proyecto contó con la
estrecha colaboración del diputado por Huesca del partido conservador, Pío Vicente Piniés
Bayona84, primo de Visita; impulsará la no confesionalidad religiosa de la residencia
universitaria; se convirtió en alma mater del proyecto del Jardín Botánico85; para lograr el
encuentro de los trabajadores y la vida universitaria, va dedicar muchas horas a dos
grandes proyectos, la Universidad Popular, cuyo Patronato presidió, y las Colonias
Escolares, formando parte de su Comité de Honor; gran impulsor de las actividades al aire
libre y de la práctica de actividades deportivas; y, en fin, participó de forma muy intensa en
la puesta en marcha de la Revista Anales de la Universidad desde curso académico 1920-
1921, perteneció a su primer Consejo de Redacción y fue el primer Director de turno o
Secretario hasta el curso académico 1931-1932.

Como hechos curiosos de la expresada actividad, señalaremos solamente dos, que


denotan su amplitud de inquietudes culturales. De una parte, en relación con sus trabajos
para sacar adelante el Instituto de Idiomas antes referido, propició el estudio del esperanto
y se matriculó como alumno en el citado Instituto86; y, de otra parte, en su pasión por los
libros, en su afán de lograr para la Universidad una buena Biblioteca, como así fue, se
propuso y consiguió que se crease en 1928 “la que podría ser llamada Biblioteca escolar
circulante de Derecho político”, que “se mantenía por el entusiasmo de los alumnos que
abonaban cuotas anuales y facilitaba los préstamos a domicilio”87.

La importancia que dio siempre a la docencia y a la relación académica profesor-


estudiante como eje central del trabajo universitario, dando particular protagonismo al
alumno, va a quedar reflejada cuando los éstos, le tributaron un gran homenaje y banquete,
en marzo de 1930, en el restaurante Las Arenas88.

Esa incansable actividad universitaria desempeñada durante el tiempo en que


ejerció la Cátedra de derecho político, de 1915 a 1931, no le impidió continuar con sus
siempre imprescindibles lecturas y con la publicación de obras científicas, docentes y de
divulgación. Entre esas publicaciones hay que resaltar dos de sus obras más relevantes, que
vieron la luz en 1930: Sistemas de gobierno y La reforma constitucional en la España de
la Dictadura. Impugnación de los Anteproyectos de 1929.

2. Matrimonio con María Visitación Alfaro y López y creación de una gran familia.

A comienzos de 1920 hace un viaje a San Sebastián para pasar unos días de
descanso y, entre los amigos que visitó se encontraba la familia de sus buenos amigos los

84
. Pío Vicente Piniés Bayona, nacido en Huesca el 19 de junio de 1875 y fallecido en Madrid el 29 de
noviembre de 1943), Ministro de Gracia y Justicia (marzo a junio 1921) y de Gobernación (marzo a
diciembre de 1923), diputado por el Partido conservador en varias legislaturas..
85
Manuel Costa y Jaime Güemes, “El Jardín Botánico”, pp. 305-311 del Volumen 3, La Universidad liberal
(siglos XIX y XX) en la obra colectiva coordinada por Mariano Peset, Historia de la Universidad de Valencia,
3 volúmenes.
86
Junto con los profesores Enrique de Benito y Vicente Losada, fue uno de los tres únicos alumnos de
esperanto matriculados el curso académico 1923-1924 (María Fernanda Mancebo, La Universidad de
Valencia. De la monarquía a la república (1919-1939, pp. 67-69).
87
María Fernanda Mancebo, ob. cit., p. 58.
88
La Semana gráfica, Valencia, 8 de marzo de 1930, nº 191, Año VI.

30
hermanos Pío Vicente y Mario89 Piniés Bayona. Fue en ese viaje donde le presentaron a
María Visitación Alfaro y López, Visita90, prima de los Piniés, nacida el 28 de mayo de
1889. El padre de Visita, Ceferino Alfaro, natural de Diuste (Soria), vivió de joven varios
años en Argentina, casó a la vuelta con María Visitación López Lerdo, natural de Málaga y
tuvieron un hijo y cuatro hijas, una de ellas Visita.

Un par de años después Mariano Gómez y Visita, contraen matrimonio católico en


la parroquia de la Concepción en Madrid, situada en el tradicional barrio burgués del
Marqués de Salamanca, el domingo 19 de marzo de 1922, festividad de San José. De
vuelta a Valencia, se instalan en la casa donde desde 1915 vivía Mariano Gómez, en el
carrer Sorni nº 15, donde también se encontraba la madre de éste, Adelaida González y
Silesio, hasta su fallecimiento unos años después.

Si cuando contrajo matrimonio, era considerado un valenciano más, de adopción, a


partir de entonces ese valencianismo se acrecentaría. A ello contribuyó sobremanera que
en Valencia nacieran los tres hijos del matrimonio Gómez Alfaro. El hijo mayor, José
Antonio, nació el 11 de enero de 1923 y falleció en Buenos Aires el 17 de mayo de 1942 a
los diecinueve años de edad, debido a un fallo cardiaco que le sobrevino cuando jugaba al
rugby en el equipo del Club Gimnasia y Esgrima. La muerte de José Antonio fue un duro
golpe para la familia. Al sufrimiento del exilio se añadía la pérdida de su hijo primogénito
que, con frecuencia, acompañaba a su padre en ratos de esparcimiento y en aquellas
actividades políticas que era posible. Desde el comienzo de la guerra, José Antonio dejó
patente su sentido de la generosidad y entrega a los intereses colectivos. Hasta tal punto
llegó ese compromiso que, en 1938 y sin haber cumplido los dieciséis años, estando ya la
familia en Barcelona, se fue en una ocasión al frente sin contar con el visto bueno de sus
padres. La aventura duro poco, de forma inmediata le hicieron regresar al domicilio
familiar.

El segundo de los varones, Mariano, nació el 20 de junio de 1924. Casado con Hebe
Zanou, vive en San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires y ha tenido cinco hijos,
Beltrán, María Eugenia, Mariano, María José y Fernando, este último, joven abogado de
gran prestigio en Argentina y otros países de Latinoamérica.

Y la hija menor, María del Rosario, Charito, nacida el 22 de septiembre de 1926,


viuda de Manuel Wechsler (30.10.1915/10.12.1984), juez argentino de origen alemán con
el que tuvo tres hijos: Diana, prestigiosa psicóloga en Buenos Aires, Gonzalo y Mariano,
reconocido abogado. El matrimonio vivió por razones profesionales en diferentes lugares
de Argentina, Comodoro Rivadavia provincia de Chubut, en la provincia del Chaco y,
finalmente, se instaló en la ciudad de Buenos Aires.
Mariano Gómez y Visita, supieron trasmitir a sus tres hijos la educación y cultura
que ellos habían recibido de sus mayores, a pesar de los graves inconvenientes que
encontraron para lograrlo como consecuencia del golpe de Estado del 18 de julio de 1936,
la guerra y el posterior exilio durante la dictadura franquista.

89
Mario Piniés Bayona, diplomático, estuvo destinado desde el 22 de diciembre de 1931 como Cónsul
General de España en Rotterdam donde llegó al alcanzar la categoría de Ministro plenipotenciario de primera
clase y, terminada la guerra civil, fue nombrado el 10 de agosto de 1940 Consejero de la Embajada de España
en Francia, siendo su último destino el de Cónsul General de España en Gibraltar desde el 31 de mayo de
1941 hasta su jubilación el 21 de agosto del mismo año.
90
El padre de Visita, Ceferino Alfaro, natural de Diuste (Soria), que vivió de joven varios años en Argentina,
casó a la vuelta con María Visitación López Lerdo, natural de Málaga y tuvieron un hijo y cuatro hijas, una
de ellas Visita.

31
Con el tiempo, el matrimonio Gómez Alfaro logró comprar su casa en la
Malvarrosa, denominada Quinta de San Juan, próxima a la de la familia de Vicente Blasco
Ibáñez, hoy Casa Museo Blasco Ibáñez en la calle Isabel de Villena nº 157, a pie de playa,
frente al Mediterráneo. Era la casa de la Malvarrosa el lugar mas deseado para el descanso,
la vida familiar y las reuniones con los amigos. La amistad con la familia de Blasco Ibáñez
se mantuvo hasta después de la guerra en París.

Raro fue el personaje de la vida política, intelectual y cultural de la época, que no


recalase en alguna ocasión en la Quinta de San Juan, para disfrutar de un rato agradable
con la familia Gómez Alfaro. Por allí pasaron, entre otros muchos, Juan Bautista Peset
Aleixandre y demás compañeros de Universidad como la familia Castán, sus vecinos los
Blasco Ibáñez, Max Aub, los hermanos Grau, Ricardo Baeza y Duran, el entonces
republicano Ramón Franco Bahamonde91 o el que fuera Alcalde de Valencia José Cano
Coloma. A la Malvarrosa iban con frecuencia la hermana de Visita, Pilar Alfaro y su
marido, Baldomero Gaspar Rodrigo, Ingeniero Agrónomo junto con sus hijos, María
Lourdes y Javier92.

Quinta de San Juan que, en los últimos meses de la guerra, primero fue
bombardeada por los sublevados con aviones provenientes de Mallorca, donde tuvo su
base el Comandante Ramón Franco, después de alistarse a las filas de los rebeldes, que
para entonces ya dirigía su hermano Francisco. Quinta de San Juan incautada al término de
la guerra y entregada a la Falange. Quinta de San Juan saqueada por los falangistas y que
vio su final cuando sirvió para pagar parte de la condena que le impuso el Tribunal de
Responsabilidades Política en 1948.

Visita se convirtió rápidamente en el eje central de la vida familiar y en el gran


punto de apoyo de su marido, para poder sobrellevar el cúmulo de responsabilidades y
problemas que sobre él recayeron a lo largo de la vida, especialmente desde que comenzó
la guerra hasta su fallecimiento en el exilio.

3. Ateneísta y opositor a la dictadura de Primo de Rivera.

Por su personalidad, formación e inquietudes, se fue implicando de forma


inevitable y progresiva en la vida académica, política, cultural y social valenciana. Una de
las primeras decisiones que adoptó, fue la de vincularse y hacerse socio del Ateneo
Científico, Literario y Artístico de Valencia, más conocido como Ateneo de Valencia.
Como indica José Martí Soro, el Ateneo de Valencia inició sus actividades como
“asociación primeramente estudiantil fundada en Valencia en 1861 con el nombre de
Ateneo de Valencia y cuyos socios más destacados fueron: Vicente Wenceslao Querol,
Teodoro Llorente Olivares, Vicente Blasco Ibáñez, el doctor Moliner y el que fue

91
Ramón Franco falleció el 28 de octubre de 1938, junto al también piloto Joaquín Domínguez, el mecánico
Emilio Gómez, el teniente de Navío y Observador Melchor Sangro Torres (tío materno del autor de este
libro) y el cabo telegrafista Juan Canales, cuando el avión italiano Cant Z-506 Airone en el que se disponían
bombardear Valencia, aprovechando que ese día se despedía a las Brigadas Internacionales en Barcelona,
cayó al Mediterráneo al poco tiempo de despegar de su base en Pollensa (Mallorca) en un día de malas
condiciones meteorológicas de ese día. Sobre Ramón Franco ver, entre otros: Joaquín Leguina y Asunción
Núñez, Ramón Franco. El hermano olvidado del dictador y José María Zavala, Franco, el republicano. La
vida secreta de Ramón Franco, el hermano maldito del Caudillo.
92
Javier Gaspar Alfaro, después conocido Notario madrileño hoy jubilado.

32
Presidente en 1872 Fernando de Alisal”93. El Ateneo de Valencia editó el Boletín-revista
del Ateneo de Valencia, que llegó a dirigir Jacinto Labaila. Las referencias al Ateneo en la
prensa valenciana y nacional de la época, fueron frecuentes94, y casi un siglo después,
Vicente María Roig Condomina y otros autores han dejado constancia de la importante
proyección cultural que alcanzó su actividad científica, artística y literaria95.

Pero cuando se vincula al Ateneo, este encontraba en declive debido a las divisiones
internas y la pujante presencia de otra institución cultural, el Ateneo Mercantil. No
obstante, llegó a ocupar la Presidencia de la Sección de Ciencias Sociales e incluso la
Presidencia y Vicepresidencia de la institución96.

Por su parte, el Ateneo Mercantil de Valencia, creado en 187997, comenzaba a


gozar de una gran presencia en la ciudad, con los siguientes fines estatutarios: “1º. Instruir
a todos los que formen parte de esta Sociedad en todos los conocimientos humanos y,
especialmente, en los que se refieren al orden comercial y su mejoramiento moral y
material; 2º. Extender y cultivar, entre la juventud del comercio, las relaciones más íntimas
de confianza y amistad, de fraternidad y protección mutua; 3º. Propagar y defender la más
amplia libertad de las transacciones mercantiles; 4º. Combatir enérgicamente la
inmoralidad, la mala fe en los contratos, la perniciosa rutina, los errores, las
preocupaciones, el antagonismo y cuantos elementos se opongan al progresivo
desenvolvimiento de los intereses comerciales y al bienestar general de nuestra clase”
(Preámbulo de los primeros Estatutos de 23 de marzo de 1879).

El Ateneo Mercantil supo adaptar sus estatutos y actividades a las necesidades


culturales y ciudadanas de la comunidad valenciana en cada momento, en clara
consecuencia con la identidad mediterránea. En suma, nada diferente a la actividad
ateneísta general de la época en todo el territorio nacional, en particular en zonas agrarias
como Levante, Andalucía o Castilla.

Mariano Gómez no tardó en hacerse socio del Ateneo Mercantil. Unas veces acudía
a sus reuniones y tertulias, otras, era llamado para aportar sus ideas y sugerencias. De
nuevo, materializaba su inquietud irresistible de participar en todo asunto de interés
general. Por esas mismas razones, en Zaragoza seguían contando con él y, entre otras
actividades, fue llamado para intervenir en el encuentro de la Sexta semana municipal de
Barcelona, en el día de Aragón98.

93
José Martí Soro, Crónica del Ateneo Mercantil (1979-1978), Valencia, 1978, pp. 14 y 15.
94
Valga como muestra la interesante colaboración anónima titulada Sesión solemne del Ateneo Científico,
Literario y Artístico de Valencia en honor de Cervantes, Ilustración Española y Americana, Año XVI nº
XIX, 16 de mayo de 1872, pp. 302 y 303. Esta colaboración se encuentra también en la Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes, 2007.
95
Vicente María Roig Condomina, El Ateneo Científico, Literario y Artístico de Valencia y su aportación a
las artes en el último tercio del siglo XIX, pp. 107-114 y Yolanda Blasco Gil, La Facultad de Derecho de
Valencia durante la Restauración (1875-1900), pp. 300-301.
96
María Fernanda Mancebo, El Derecho político en Valencia, con especial referencia a Mariano Gómez
González (1915-1932), p. 263, obra colectiva edición de Adela Mora, La enseñanza del Derecho en el siglo
XX. Homenaje a Mariano Peset, y María Fernando Mancebo, La Universidad de Valencia. De la Monarquía
a la República (1919-1939), p. 377 y Pascual Marzal Rodríguez, Magistratura y República. Tribunal
Supremo (1931-1939), p. 243.
97
Sobre la historia del Ateneo Mercantil de Valencia es de sumo interés la citada obra de José Martí Soro,
Crónica del Ateneo Mercantil (1979-1978).
98
La Vanguardia, martes 15 de junio de 1920.

33
La crisis política, social y económica a que conducía la Monarquía en ese periodo
del reinado de Alfonso XIII, se reflejaba con fuerza en la actividad del Ateneo Mercantil
de Valencia. Por su parte, la iglesia católica no cejaba en sus iniciativas tendentes a lograr
la paz social y el sometimiento a las ideas conservadoras, que patrocinaba en todo el
territorio nacional. Por ello no fue de extrañar que el arzobispo cardenal de Valencia,
Enrique Reig Casanova, lograse que el papa Benedicto XIV concediese el 15 de octubre de
1921, el privilegio de la coronación material de la Virgen de los Desamparados, patrona de
la ciudad, como expresión máxima del poder terrenal de las idas religiosas e imponer una
corona de oro a la Virgen.

Con cierto retraso respecto al calendario previsto, el acto político-militar-religioso


de la coronación de la Virgen tuvo lugar el domingo 13 de mayo de 1923, presidido por
los reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia, oficiado en la catedral, entre otros por el
cardenal Reig Casanova, y al que asistió gran número de autoridades civiles, militares y
eclesiásticas. El mencionado retraso fue explicado por el cardenal Benlloch, asistente al
acto, de la siguiente forma: “la coronación pontificia de la patrona se ha retrasado tanto,
por desear la Virgen que concurrieran al acto los Reyes don Alfonso y doña Victoria”99.

Como señala José Martí Soro, la asistencia del Ateneo, presidido por el republicano
Adolfo Beltrán Ibáñez, predecesor de Mariano Gómez en el cargo, pasó inadvertida, lo
mismo que la del pretendiente carlista Jaime de Borbón, la del Arzobispo electo de
Valencia, Prudencio Melo, y la del Alcalde, que presenciaron los actos de riguroso
incógnito100.

Es ilustrativo, respecto de la vinculación de la Iglesia Católica con el poder político


y militar, cuanto expresó en relación a la procesión de la Virgen de los Desamparados, en
mayo de 1931, días después de la quema de conventos llevada a cabo por incontrolados a
principios de ese mes de mayo y en muchos casos inducidos por los sectores que en 1936
se sublevaron contra la República:

“Valencia entera recordará que pocos días antes de los incendios –es decir,
el primer domingo del mes, 3 de Mayo- desfiló por sus calles, según costumbre
inmemorial, la procesión de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad.
Fue permitida esa procesión por las autoridades de la República. Fue
subvencionada, conforme a viejas tradiciones, por el Ayuntamiento, en el que
tenían mayoría los republicanos y socialistas. Les alentó a tener esta típica y
popular fiesta el explícito deseo de la opinión. Abogó también por lo mismo la
prensa republicana. No se olvide que la Iglesia es en España un bloque sentimental
de varios millones de españoles. La mayoría republicano-socialista del
Ayuntamiento, fundándose en esta razón, puramente democrática, definió su actitud
declarando el respeto que la merecían los sentimientos de muchos millares de
valencianos”101.

Pero volviendo al Ateneo Mercantil de Valencia y a la repercusión de sus


actividades en la vida política, conviene recordar que el 13 de septiembre del mismo año
1923, el General Miguel Primo de Rivera, con el visto bueno de Alfonso XIII, daba el

99
La Vanguardia, martes 15 de mayo de 1923, p. 14.
100
José Martí Soro, ob. cit., p. 398.
101
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (historia de dos días), pp. 86 y 87.

34
golpe de Estado que mantuvo a España bajo su dictadura mas de cinco años102, dejando
bien sembrado el derrumbe definitivo de la Monarquía.

Unos meses después, fue elegido 19º Presidente del Ateneo Mercantil de Valencia
en Junta General Ordinaria de 17 de febrero de 1924, presidida por el Vicepresidente 3º
Rafael Berttoldy Ruiz. Obtuvo 659 votos de los 1.132 votantes.

Una de las primeras actividades que se llevaron a cabo en ese su primer mandato,
consistió en convocar a impartir una conferencia al político conservador monárquico José
Calvo Sotelo103, el día 16 de marzo de 1924, sobre “La nueva ley municipal” que entró en
vigor el siguiente 1 de abril104. Algo después, logró que en la reunión de la Junta Directiva
de 21 de mayo de 1924, se acordase “dotar al Ateneo de “nueva enseña” que sería la
Senyera de Valencia con el escudo de la ciudad y el emblema del Ateneo Mercantil”105.

Elegido por aclamación Presidente del Ateneo por segunda vez en Junta General
Ordinaria de 25 de enero de 1925, y con la finalidad de que el Ateneo fuese bien tratado
por los medios de comunicación, logró que se adoptase el acuerdo de nombrar socios
honorarios a todos los directores de los diarios locales y al Presidente del Ateneo de
Alcira106. Por su parte, las autoridades de la dictadura, tomaban buena nota de lo que
acontecía en el Ateneo y pronto empezarían las medidas restrictivas de sus actividades.

En el mes de mayo de 1925, coincidiendo con las fiestas de la ciudad, el Ateneo


Mercantil organizó una semana o ciclo de actos culturales conmemorativos de Antonio
Ponz Pique y su obra, ilustrado y viajero levantino del siglo XVIII, conocido por el Abate
Ponz, con ocasión de su II Centenario. En esa semana cultural, además de una exposición
de paisajes valencianos, impartieron conferencias personalidades de la cultura como Luis
Bello Trompeta, Luis Cebrián Mezquita, Ricardo Baeza y Durán107, Henri Merimée,
Daniel Martínez Ferrando, Adolfo Bonilla San Martín, Augusto Villalonga o Francisco
Puig Espert.

102
El 28 de enero de 1930 el general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja presentó su dimisión a Alfonso XIII
y se exilió en París, donde falleció el 16 de marzo del mismo año.
103
José Calvo Sotelo fue asesinado en Madrid el 13 de julio de 1936. Este hecho exacerbó el animo de de los
sectores que preparaban el golpe de Estado, hasta el punto de fijar la fecha del mismo par el siguiente día 18
cuando en realidad sus planes lo configuraban para más adelante, sin fecha aún determinada, por entender
que los preparativos no estaban todavía suficientemente consolidados. No obstante, el sector más
intransigente impuso su opinión, en particular el general Emilio Mola Vidal, “El Director”, General de la
duodécima Brigada de Infantería con destino en Pamplona desde el anterior mes de marzo.
104
José Martí Soro, ob. cit., p. 262.
105
José Martí Soro, ob. cit., p. 386.
106
José Martí Soro, ob. cit., p. 360.
107
Con Ricardo Baeza y Duran y su hijo Fernando Baeza Martos coincidiría más tarde Mariano Gómez en el
exilio argentino. En la extensa carta de Mariano Gómez a Ricardo Baeza, fechada el 1º de mayo de 1925,
invitándole a impartir una conferencia sobre las impresiones de Antonio Ponz de su viaje a Mallorca, se
expresa en los términos siguientes:
“Muy distinguido Sr. mío: Coincidiendo con las fiestas que tendrán lugar en esta Ciudad el presente mes de
Mayo, este Ateneo se propone celebrar una semana o ciclo de actos culturales conmemorativos de Antonio
Ponz y de su obra, en especial la titulada “Viajes por España”, con motivo de cumplirse este año el II
Centenario de tan insigne Valenciano.
Nos ha parecido apropiado para honrar la memoria de Ponz una serie de actos de diversa naturaleza, pero
todos dirigidos a excitar la curiosidad y el amor por las mismas cosas a que consagró Ponz su vida y su
talento. Este común propósito puede dar unidad a un programa de conjunto en el que figurarán: una
Exposición de paisajes de nuestra Huerta y de la costa alicantina, que inauguraremos el día 11 de los
corrientes en este Ateneo y algunos conciertos de música popular y conferencias que tendrán lugar en días
sucesivos hasta el 20 de mayo ...” (Archivo personal de Ricardo Baeza y Durán).

35
Al mes siguiente, con ocasión de que el Presidente del Ateneo no permitiera que se
pusiera en marcha la firma entre los camareros del Ateneo, de un documento de adhesión
al gobierno, por entenderlo contrario al Reglamento de la institución, el Gobernador de la
Provincia de Valencia, Juan García Trejo108, impuso una sanción de 500 pesetas a Mariano
Gómez mediante resolución de 19 de junio de 1925. Iniciada una suscripción popular para
el pago de la sanción que, al mismo tiempo fue recurrida, se revocó la misma el 26 de
septiembre del mismo año109.

También, en este segundo mandato se solicitó desde el Ateneo a los poderes


públicos, la amnistía para los artilleros sublevados110, por la vieja cuestión de limitar la
promoción profesional y por el malestar general que producía la dictadura en los cuarteles
de un viejo y mal equipado ejército, que sólo obtenía descalabros bélicos en el norte de
África.

Como colofón al segundo mandato al frente del Ateneo Mercantil, justo al término
de las restricciones gubernativas correspondientes, la noche del 15 de noviembre de 1925,
reanudaba la Radio de Valencia sus emisiones, con un discurso del catedrático y Presidente
del Ateneo Mercantil Mariano Gómez111.

En Junta General Ordinaria de 24 de enero de 1926 es elegido por aclamación para


un tercer mandato en la Presidencia del Ateneo. Destacó en este periodo, su gran actividad
en el controvertido tema relativo al concurso entre arquitectos de España, para la
construcción del nuevo edificio de la institución, proyecto que al fin fue aprobado el
siguiente año 1927112. Y de otra parte, se presentó el proyecto de nuevos Estatutos de la
institución, que después de un productivo debate, que fueron definitivamente aprobados en
Junta General Extraordinaria de 7 de febrero de 1927113.

Debido a las tensiones socio-políticas y económicas generadas por la dictadura y


vistos los antecedentes de la sanción de 500 pesetas impuesta por el Gobernador Civil de
Valencia, la Junta Directiva ratificó y reiteró el 21 de septiembre de 1926 que, según el
Reglamento del Ateneo, no estaba permitido celebrar actos de carácter político, social o
religioso114.

Pero en Junta General Ordinaria del domingo 23 de enero de 1927, es elegido por
cuarta vez consecutiva como Presidente del Ateneo y, haciendo grandes equilibrios en el
seno interno de la institución, logró que la vida ateneísta continuase con una importante
participación de sus socios.
La Semana Gráfica de Valencia, dedicó en su número de 14 de mayo de 1927, La
figura de la semana a Don Mariano Gómez, con un gran retrato suyo en la portada y un
texto que resaltaba los vínculos y el compromiso por él adquiridos con la comunidad

108
Juan García Trejo fue Gobernador Civil de la provincia de Valencia del 10 de febrero de 1924 al 19 de
diciembre de 1925 y le sucedió en el cargo José Álvarez Rodríguez desde el 20 de diciembre de 1925 hasta el
30 de diciembre de 1927.
109
José Martí Soro, ob. cit., p. 398.
110
José Martí Soro, ob. cit., p. 399.
111
La Vanguardia, domingo 15 de noviembre de 1925, p. 23.
112
Sobre el problema del mencionado concurso ver José Martín Soro, ob. cit., Capítulo Cuarto, pp. 126-155.
113
José Martí Soro, ob. cit., pp. 49 y 50.
114
José Martí Soro, ob. cit., p. 399.

36
valenciana115. Dos números después, la misma publicación daba cuenta del homenaje que
se le rindió en la Lonja de la Seda de Valencia, con una asistencia masiva de socios y
amigos116.

La quinta elección como Presidente del Ateneo, tuvo lugar en la Junta General
Ordinaria celebrada el jueves 26 de enero de 1928 y, entre las muchas actividades
desarrolladas, figuraron las conferencias impartidas por significativos políticos
republicanos117. Así, en el mes de marzo conferenció Miguel Maura Gamazo -más tarde
Ministro de la Gobernación en el Gobierno Provisional de la República en 1931- y, el
siguiente mes de abril, disertaron Álvaro de Albornoz Liminiana -que fuera el primer
Presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales y, después de la guerra, Presidente
del gobierno republicano en el exilio hasta 1951-, así como, Blas Vives, del Partido de la
Derecha Liberal Republicana.

El sexto y último mandato al frente del Ateneo, lo desempeñó por elección en la


Junta General Ordinaria del viernes 18 de enero de 1929. Es en este periodo, en la
dictadura de Primo de Rivera va a intentar acabar con la Presidencia de Mariano Gómez.
El Gobernador Civil de Valencia, Heraclio Hernández Malillos118, le destituyó el 31 de
marzo de 1929119. Recurrida la resolución, el Presidente del Consejo de Ministros,
confirmó la sanción mediante Real Orden nº 165, de 2 de abril de 1929120, dirigida al
Gobernador Civil de Valencia, en los términos siguientes:

“Excmo. Sr.: Vista la resolución tomada por el Gobernador Civil de Valencia,


comunicada en 31 de marzo último, por la que se destituye del cargo de Presidente
del Ateneo Mercantil de dicha población a D. Mariano Gómez González, que lo
venía ejerciendo, en consideración a que en dicho Centro se han realizado y
consentido campañas de propaganda contra el Gobierno, actos naturalmente
extraños a los fines sociales que debe realizar, que hubieran podido redundar
además en perjuicio de la paz pública, y teniendo en cuenta que aquella medida

115
La Semana Gráfica, Revista Ilustrada de la Región de Levante, Valencia, número 44, año III, 14 de mayo
de 1927.
116
La Semana Gráfica, Revista Ilustrada de la Región de Levante, Valencia, número 46, año III, 28 de mayo
de 1927.
117
José Martí Soro, ob. cit., p. 262.
118
Heráclio Hernández Malillos fue nombrado Gobernador Civil de la provincia de Madrid, proveniente de
igual cargo en la de Valladolid, por el general Primo de Rivera y Orbaneja, mediante Real Decreto nº 305, de
24 de enero de 1929 (Gaceta de Madrid, 26 de enero de 1929, nº 26, p. 786) y, posteriormente, presentó su
dimisión al término de la dictadura, que le fue admitida por el general Dámaso Berenguer Fusté el 12 de
febrero de 1930, como se hizo en ese mismo día con el conjunto de Gobernadores Civiles de España, y se
formalizó mediante Real Decreto nº 468, de 12 de febrero de 1930 (Gaceta de Madrid, 16 de febrero de
1930, nº 47, p. 1207).
El mismo día el 16 de febrero de 1930, publicaba la Gaceta de Madrid el Real Decreto-Ley, firmado por el
general Dámaso Berenguer Fusté, que se disolvía la fracasada Asamblea Nacional, artificiosamente creada
por el dictador Primo de Rivera mediante Real Decreto-Ley de 12 de septiembre de 1927.
Heráclio Hernández Malillos sucedía en la cargo de Gobernador Civil de la provincia de Valencia a Cristino
Bermúdez de Castro, nombrado el 1 de enero de 1928 y cesado por dimisión por el general Primo de Rivera y
Orbaneja mediante Real Decreto de 24 de enero de enero de 1929 (Gaceta de Madrid, 26 de enero de 1929,
nº 26, p. 786).
El 15 de febrero de 1930, el general Dámaso Berenguer Fusté, Presidente del Consejo de Ministros, nombró
nuevo Gobernador Civil de Valencia a Luis Amado y Reygondaud de Villebardet (Gaceta de Madrid, 16 de
febrero de 1930, nº 47, p. 1210.
119
La Vanguardia, jueves 4 de abril de 1929, p. 21.
120
Gaceta de Madrid, 3 de abril de 1929, nº 93, pp. 50 y 51.

37
encaja en el espíritu y letra del Real decreto de 3 de enero último, que en su artículo
1º, párrafo segundo, faculta al Gobierno para imponer esta clase de sanciones,

S.M. el Rey (q.D.g.), a propuesta del Consejo de Ministros, se ha servido


confirmar la resolución de referencia, en virtud de la cual cesa en el cargo de
Presidente del Ateneo Mercantil de Valencia D. Mariano Gómez González, que lo
desempeñaba.

De Real orden lo digo a V.E. para su conocimiento y demás efectos. Dios


guarde a V.E. muchos años. Madrid, 2 de abril de 1929.
MIGUEL PRIMO DE RIVERA
Señor Gobernador civil de Valencia”.

Formalizada la destitución gubernativa, hecho que produjo la dimisión de varios


miembros de la Junta Directiva, el Gobernador Civil de Valencia ya citado, Heraclio
Hernández Malillos, nombró Presidente del Ateneo a Rafael Berttoldy Ruiz el 12 de abril
de 1929, aunque como señala José Martí Soro, el oficio estaba dirigido en principio al
Vocal Francisco Soto y posteriormente al Vicepresidente Barrera Juan121.

Pero la Presidencia impuesta iba a ser efímera y el 15 de enero de 1930, Rafael


Berttoldy Ruiz presentación la dimisión. El dictador caía el siguiente día 28 y, el nuevo
gobierno, presidido por el General Dámaso Berenguer Fusté, Conde de Xauen, procedió al
cese por dimisión del Gobernador Civil de Valencia, Heraclio Hernández Malillos, y
nombro en su lugar a Luis Amado y Reygondaud de Villebardet122.

La tensión política del momento en España, unida a su repercusión interna en el


Ateneo, hizo que con el visto bueno del nuevo Gobernador Civil Luis Amado y
Reygondaud de Villebardet, la tarde del miércoles 19 de febrero de 1930, Mariano Gómez
fuera llamado por el sentir general ateneísta a tomar de nuevo posesión del cargo de
Presidente del que fue destituido de forma arbitraria123.

El entusiasmo que generaba su conducta entre los valencianos, en la Universidad y


en el ámbito nacional, hizo que sus alumnos le organizasen un gran homenaje y banquete
en de marzo de 1930, en el restaurante Las Arenas de Valencia124.

Las ocupaciones universitarias y su compromiso político en un país roto en todos


sus ámbitos, restarían cada vez más tiempo al homenajeado en su dedicación al Ateneo.
Ello se reflejaría en la siguiente elección a la Presidencia, celebrada en Junta General
Ordinaria el 28 de marzo y 6 de abril de 1930, al salir elegido Ricardo Samper Ibáñez125,

121
José Martí Soro, ob. cit., pp. 375 y 483.
122
Luis Amado y Reygondaud de Villebardet: nombrado Gobernador Civil de la provincia de Valencia por el
general Dámaso Berenguer Fusté, mediante Real Decreto nº 513, de 15 de febrero de 1930 (Gaceta de
Madrid, 16 de febrero de 1930, nº 47, p. 1210)
123
Sobre la vuelta a la Presidencia del Ateneo de Mariano Gómez, después de sus destitución arbitraria, ver
José Martí Soro, ob. cit., p. 483 y La Vanguardia, jueves 20 de febrero de 1920, p. 24.
124
La Semana gráfica, Valencia, 8 de marzo de 1930, nº 191, Año VI.
125
Ricardo Samper Ibáñez, licenciado en Derecho, funcionario de la Diputación provincial de Valencia,
concejal del Ayuntamiento de Valencia en 1911 y 1920, Alcalde de Valencia de 1920 a 1923. Vinculado al
Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux García, en cuyos gobiernos fue Ministro de Trabajo el 12
de septiembre de 1933 e Industria y Comercio y Ministro de Industria y Comercio el 17 de diciembre del
mismo año y, de nuevo desempeño la cartera de Estado, 4 de octubre de 1934. Nombrado Presidente del
Consejo e Ministros del 28 de abril al 4 de octubre de 1934. Fue elegido diputado a Cortes por la Unión

38
que llevaba en su candidatura como Secretario General a Isidro Escandell Úbeda126. La
candidatura de Samper obtuvo 1.286 votos y, con poca diferencia, la de Mariano Gómez
obtendría 1.153 votos127.

En fin, importa reiterar una vez más, que esa actividad cultural y política
desarrollada en su larga etapa del Ateneo, tampoco le restó esfuerzos en su labor
respetuosamente crítica hacia el catolicismo oficial y los sectores conservadores que le
representaban, para entonces muy fragmentados128. En este sentido, no es de extrañar que
mantuviera contactos con el Centro Escolar y Mercantil de Valencia129. En igual sentido,
en la Universidad, nunca dejó de tratar con profesores que luego prestaron grandes
servicios a los sublevados contra la República, como Pedro Laín Entralgo130, Francisco
Marco Merenciano131 o Juan José López Ibor132, los tres alumnos del Colegio Mayor del
Beato Juan de Ribera en Valencia, en el que también fueron escolares Vicente Benlloch
Montesinos, Rafael Calvo Serer y José Corts Grau133.

4. Fundación de Derecha Liberal Republicana con Alcalá-Zamora y Maura.

Las contradicciones entre religión y política de la formación y personalidad de


Mariano Gómez, se van a ir resolviendo de forma práctica, al asumir sin condiciones las
responsabilidades de todo orden que se le presentaban, las exigencias para afrontar los
problemas que generaba la atrasada sociedad de su tiempo. De ahí que el sentimiento
republicano, se presentó desde su juventud más temprana. Su republicanismo era fruto de
profundas reflexiones y de una clara convicción.

La dictadura de Primo de Rivera, como a tantos, le condujo a una actividad política


inevitable, en favor de la libertad y la democracia y, es precisamente a su llegada a
Valencia, cuando su reconocimiento social como universitario y las ideas que defiende, le
llevan a desempeñar un mayor protagonismo y compromiso político.

Esa evolución de su pensamiento político e ideología, le haría coincidir con el


sector republicano de Niceto Alcalá-Zamora a finales de la década de los años veinte. Se

Republicana Autonomista de Valencia en dos legislaturas (1931-1939). Detenido y hecho prisionero en el


barco-prisión “Mar Cantábrico”, logró escapar a Francia y posteriormente a Suiza donde falleció el 24 de
septiembre de 1938.
126
Isidro Escandell Úbeda, maestro y periodista, que fue diputado socialista en el Congreso por el Distrito de
Valencia en dos legislaturas (1931 a 1939) y, posteriormente, fue fusilado por los facciosos vencedores en
Paterna (Valencia), el 26 de junio de 1940
127
José Martí Soro, ob. cit., p. 362 y 484.
128
Sobre la presencia del movimiento católico universitario de esa época en Valencia y España en general,
resulta de interés el trabajo de Germán Perales Birlanga, Los estudiantes católicos de la Universidad de
Valencia (1875-1936), Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, nº 8, 2005, pp. 215-236.
129
María Fernanda Mancebo, La Universidad de Valencia. De la monarquía a la república (1919-1939, p.
326. Sobre el Centro Escolar y Mercantil (CEM) ver el trabajo de José Núñez Moreno, El Centro Escolar y
Mercantil, Oro de Ley, nº 4, Valencia, 1919, pp. 87 y 88.
130
Testigo en el procedimiento sumarísimo de urgencia incoado después de la guerra civil contra Juan
Bautista Peset Aleixandre, que fuera Rector de esa Universidad después del mandato de Mariano Gómez con
el que fue Vicerrector, y que fue fusilado en Paterna (Valencia) el 24 de mayo de 1941.
131
Uno de los promotores del mencionado procedimiento sumarísimo de urgencia incoado contra Juan
Bautista Peset Aleixandre, en el que también declaró como testigo,
132
También declaró como testigo en el procedimiento sumarísimo de urgencia incoado después de la guerra
civil contra Juan Bautista Peset Aleixandre.
133
Germán Perales Birlanga, Los estudiantes católicos de la Universidad de Valencia (1875-1936), p. 228.

39
conocieron como consecuencia de sus respectivas coincidencias en lo que a la opción
republicana se refiere, durante la dictadura de Primo de Rivera sustentada por Alfonso
XIII, y establecieron unas cordiales relaciones políticas e incluso personales.

El 13 de abril de 1930 tuvo lugar en el teatro Apolo de Valencia, abarrotado de


público, el trascendental discurso de Niceto Alcalá-Zamora en el que se declaró partidario
de la República, él, que en dos ocasiones había sido Ministro con Alfonso XIII, de
Fomento y de la Guerra134. Entre otras muchas personalidades, Mariano Gómez
acompañaba al orador en el Teatro Apolo de Valencia y dejó escrito sobre esa época:

En relación a la situación política en Valencia, Mariano Gómez señalaba después,


en el exilio:

“… En abril de 1930 había pronunciado Alcalá Zamora en el teatro Apolo de


Valencia su famoso discurso preconizando la República. La rebeldía de los
artilleros contra el dictador alcanzó en Valencia especial relieve y dio lugar a
exteriorizaciones diversas, en las cuales tuvo lugar con singular participación el
Ateneo Mercantil, la más importante entidad valenciana, que mantuvo viva su
protesta contra una Dictadura que torció tan gravemente los destinos nacionales
durante los “siete años indignos”135.

Pocos meses después, tuvieron lugar en Madrid las reuniones de los días 5 y 7 de
julio, que condujeron a la creación del partido Derecha Liberal Republicana (DLR)136 y,
posteriormente, el día 14 la difusión a la opinión pública de la Carta Circular de la
Derecha Liberal Republicana. La Carta Circular compendiaba los fines del partido creado
días antes y la firmaban Niceto Alcalá-Zamora y Torres, Miguel Maura Gamazo, Luis
Recaséns Siches, Rafael Sánchez Guerra, Luis Casuso, José Centeno, Manuel Ossorio y
Florit, Miguel Pastor, Vicente Sales Musoles, Mariano Gómez, Rafael Delgado y Manuel
García Rodrigo137.

Con la iniciativa de la DLR, como señala Ángel Alcalá Gálve, se convocaba “a los
españoles a constituir una fuerte agrupación que arrebatara a las fuerzas de izquierda el
protagonismo de una República que ya se perfilaba como inevitable y le ayudaran a
mantener en ella el principio de libertad dentro del orden, consustancial a la mentalidad
centrista moderadamente conservadora”138.

134
Niceto Alcalá Zamora fue Ministro de Fomento, del 3 de noviembre de 1917 al 22 de marzo de 1918, y
Ministro de la Guerra, del 7 de diciembre de 1922 al 26 de mayo de 1923.
135
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de valencia (Historia de dos días), p. 11.
136
Sobre el partido Derecha Liberal Republicana, su cambio de denominación por la de Partido Republicano
Progresista y la posterior escisión que crea el Partido Republicano Conservador, en el amplio espectro de la
organización de las fuerzas republicanas en ese momento y durante toda la II República, existe una muy
amplia bibliografía entre la que resulta de particular interés a este respecto: Niceto Alcalá-Zamora y Torres,
Memorias, Cap. VIII. A favor de la República: el pacto de San Sebastián, pp. 152-159; Julio Gil
Pecharromán, Niceto Alcalá-Zamora. Un liberal en la encrucijada, en especial pp. 172-191; Luis Iñigo
Fernández, “El Partido Republicano Liberal Demócrata, 1931-1936. Aspectos ideológicos y programáticos”,
pp. 141-177, “El republicanismo conservador en la España de los años treinta”, pp. 281-296, y “La Derecha
liberal Republicana: un modelo de organización de un partido republicano conservador durante la Segunda
República española”, pp. 133-178, “La derecha liberal en la Segunda República española, UNED, Madrid,
2000; Juan Avilés Farré, “La derecha republicana: 1930-1936”, pp. 77-117; Ángel Alcalá Gálve, Alcalá-
Zamora y la agonía de la República; y Eduardo Guzmán, 1930. Historia política de un año decisivo, p. 313.
137
Sobre la creación del partido Derecha Liberal Republicana ver el interesante trabajo de Juan Avilés Farré,
“La derecha republicana: 1930-1936”, pp. 79-81.
138
Ángel Alcalá Gálve, Alcalá-Zamora y la agonía de la República, p. 249.

40
La crisis de la Monarquía se precipitaba, los acontecimiento políticos sobrepasaban
al gobierno del General Berenguer, a pesar de sus inútiles esfuerzos por enmendar la
situación. Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura, propician la celebración del Pacto de
San Sebastian, que tuvo lugar en dicha ciudad el 17 de agosto de 1930139 y cuyos firmantes
constituyeron el Comité revolucionario, que al año siguiente formaría el Gobierno
provisional de la II República, presidido por Niceto Alcalá-Zamora. El gran impulsor del
Pacto en la región valenciana, fue Mariano Gómez y sus correligionarios.

El 12 de diciembre, los capitanes Ángel García Hernández y Fermín Galán


Rodríguez, adelantándose a los planes del Comité revolucionario y sus sucesivos
aplazamientos, para sublevarse contra la Monarquía, sacaron a la calle la guarnición militar
de Jaca. El Gobierno del General Berenguer, aplastó rápidamente la rebelión, se detuvo al
Comité revolucionario, que ingresó en la prisión Modelo el siguiente día 13, se sometió a
consejo de guerra sumarísimo a los mandos militares sublevados y, Galán y García
Hernández, fueron fusilados en el polvorín de Fornillos en las proximidades de Huesca el
domingo día 14.

Pero la existencia del partido DLR iba a ser efímera. En enero de 1931, pasó a
denominarse Partido Republicano Progresista (PRP), nombre al que siempre se opuso con
tenacidad Miguel Maura y que prefirió Alcalá-Zamora, el cual “alegaba para ello que
exigiendo la consolidación de la República adhesiones de fuerzas más a nuestra derecha y
por nosotros no asimilables, deberíamos dejarle tal campo libre, sin acotarlo ni
apropiárnoslo”140

El 18 de febrero de 1931, Dámaso Berenguer se ve obligado a presentar su


dimisión141 y, como resultado de las negociaciones políticas de los partidos y demás
sectores conservadores, Alfonso XIII nombra nuevo Presidente del Consejo de Ministros al
Capitán General de la Armada Juan Bautista Aznar y Cabanas142.

139
Texto del documento firmado en el conocido como Pacto de San Sebastián de 17 de agosto de 1930:
“En el domicilio social de Unión Republicana y bajo la presidencia de D. Fernando Sansisin, se reunieron
esta tarde don Alejandro Lerroux y don Manuel Azaña, por la Alianza Republicana; don Marcelino
Domingo, don Álvaro de Albornoz y don Ángel Galarza, por el partido republicano radical socialista; don
Niceto Alcalá Zamora y don Miguel Maura, por la derecha liberal republicana; don Manuel Carrasco
Formiguera, por la Acción Catalana; don Matías Mallol Bosch, por la Acción Republicana de Cataluña; don
Jaime Ayguadé, por el Estat Catalá, y don Santiago Casares Quiroga, por la Federación Republicana Gallega,
entidades que, juntamente con el partido federal español -el cual, en espera de acuerdos de su próximo
Congreso, no puede enviar ninguna delegación-, integran la totalidad de los elementos republicanos del país.
A esta reunión asistieron también, invitados con carácter personal, don Felipe Sánchez Román, don Eduardo
Ortega y Gasset y don Indalecio Prieto, no habiendo podido concurrir don Gregorio Marañón, ausente en
Francia, y de quien se leyó una entusiástica carta de adhesión en respuesta a la indicación que con el mismo
carácter se le hizo.
Examinada la actual situación política, todos los representantes concurrentes llegaron en la exposición de sus
peculiares puntos de vista a una perfecta coincidencia, la cual quedó inequívocamente confirmada en la
unanimidad con que se tomaron las diversas resoluciones adoptadas.
La misma absoluta unanimidad hubo al apreciar la conveniencia de gestionar rápidamente y con ahínco la
adhesión de las demás organizaciones políticas y obreras que en el acto previo de hoy no estuvieron
representadas para la finalidad concreta de sumar su poderoso auxilio a la acción que sin desmayos pretenden
emprender conjuntamente las fuerzas adversas al actual régimen político”.
140
Niceto Alcalá-Zamora, Memorias, p. 159.
141
Real Decreto nº 687 de 18 de febrero, Gaceta de Madrid, 19 de febrero de 1931, nº 50, p. 971.
142
Real Decreto nº 688 de 18 de febrero, Gaceta de Madrid, 19 de febrero de 1931, nº 50, p. 971.

41
El deterioro de la Monarquía y su propia autodestrucción habían adquirido un ritmo
imparable. Las elecciones municipales del domingo 12 de abril de 1931 se convirtieron en
un auténtico plebiscito Monarquía/República, en el que las candidaturas republicanas
ganaron por abrumadora mayoría, en cuarenta y una capitales de provincia. Pero el número
total de concejales monárquicos en toda España fue muy superior, debido a la caciquil
legislación electoral, cuya reforma se exigía desde hacía tiempo143. Según esta, en los
pueblos –donde más estaba presente el caciquismo, de forma singular en las zonas
agrícolas y más depauperadas-, el número de concejales que salían elegidos era
proporcional y comparativamente más elevado que en las ciudades. Ese resultado electoral,
convertido en la práctica en un plebiscito, con resultado claramente desfavorable a la
Monarquía, condujo a Alfonso XIII y a su Gobierno, a abandonar su empeño de
mantenerse en el poder. La II República se implantó el siguiente martes 14 de abril.

En las elecciones municipales, fue el candidato más votado del Distrito Centro de
Valencia por la candidatura Alianza de Izquierdas Antidinásticas en la que también
figuraban el periodista Sigfrido Blasco Blasco y el obrero Julio Saborit Belenguer. Este
último fue el segundo más votado en el referido Distrito Centro, y de ahí que el 16 de abril
fuera nombrado Primer Teniente Alcalde de Valencia. Si no hubiera sido por su posterior
elección como Rector de la Universidad, habría desempeñado el cargo de Primer Teniente
Alcalde en el Ayuntamiento. La II República se había proclamado el día 14.

Los rápidos cambios políticos que iban a tener lugar desde ese 14 de abril,
conducirían a la progresiva desintegración del partido republicano de Alcalá-Zamora.
Como señala Juan Avilés Farré, “el 20 de mayo [1931] Alcalá-Zamora declaraba que,
autorizados por Alba, se habían adherido a D.L.R. Chapaprieta y la casi totalidad de la
Izquierda Liberal. A finales de mes se nombraba un Comité Nacional Compuesto por
Joaquín Chapaprieta, Mariano Gómez, Julio Ramón Laca, Blas Vives, Manuel Maura y
Salas, Manuel Gil Cámara, Emilio Herrero, Manuel Pardo, Luis Casuso, Rafael Delgado
Benítez y Mariano Casal”144. En las elecciones generales celebradas el 28 de junio de 1931
la DLR solamente obtuvo 22 escaños de los 470. Ante este fracaso electoral Chapaprieta
abandonó el partido y “esta retirada ocasionó la dimisión del Comité Nacional, asumiendo
la dirección del partido la minoría parlamentaria”145.

En la primera Asamblea del PRP, celebrada en Madrid en el mes de agosto de


1931, se eligió al Comité Ejecutivo Nacional que quedó “constituido por Cesar Juarros y
Federico Fernández Castillejo, ambos diputados; Mariano Gómez, delegado en Valencia;
Enrique Álvarez de Neira, delegado de Galicia; Agustín Pérez Lizano, delegado de
Zaragoza; y Rafael Sánchez Guerra y Niceto Alcalá-Zamora y Castillo (hijo del fundador),
por Madrid. Alcalá-Zamora fue nombrado presidente de honor.
Las disensiones internas en el nuevo PRP y en el conjunto de todos los sectores
republicanos, hace que en enero de 1932, Miguel Maura Gamazo se escinda
definitivamente de las posiciones de Niceto Alcalá-Zamora y cree el Partido Republicano
Conservador. Como señalaba Niceto Alcalá-Zamora en sus Memorias, “la agrupación, que
respondía a la necesidad nacional y republicana de una forma serena y comprensiva situada
en el centro, habría tenido papel brillante y eficaz sin dos causas que paradójicamente le
causaron daño: por un lado sonó muy pronto la hora del triunfo, que no suele serlo de la
reflexión ni del desinterés, y estimuló el campeonato hacia el extremismo; y del otro lado
143
A pesar de esa abrumadora mayoría de concejales republicanos en 41 capitales de provincia, el número
total de concejales elegidos fue el siguiente: 22.150 monárquicos y 5.775 republicanos.
144
Juan Avilés Farré, “La derecha republicana: 1930-1936”, p. 85.
145
Juan Avilés Farré, ob. cit., p. 88.

42
mi elevación a la jefatura del Estado facilitó discordias, dispersiones y cambios vacilantes
en la dirección”146.

Años más tarde, Niceto Alcalá-Zamora era destituido de la Presidencia de la


República por el Congreso de los Diputados el 7 de abril de 1936147 y, su progresivo
distanciamiento de la política activa, va a contrastar con el compromiso republicano de
Mariano Gómez. Durante su exilio en Argentina, en el que va a coincidir con Niceto
Alcalá-Zamora, se pondrían de manifiesto, el distanciamiento a que se vieron sometidos
sus respectivos posicionamientos políticos y, aunque mantuvieron respetuosas relaciones
en todo momento, éstas no fueron más allá de la coincidencia circunstancial de tarde en
tarde y con amigos comunes.

5. En el Comité Revolucionario de Valencia: proclamación de la II República.

Los efectos de las elecciones municipales del domingo 12 de abril de 1931 en


Valencia, no fueron diferentes, en lo sustancial, a los que se produjeron en todo el país. A
ello se refiere Mariano Gómez en este pasaje:

“La unánime apreciación hecha de las circunstancias nos animó a los


concejales electos a reunirnos el día 14 por la mañana en la redacción de “El
Pueblo”, diario fundado por Blasco Ibáñez. A la reunión asistieron los prohombres
de los partidos que constituían la conjuración republicano-socialista, los que
pertenecíamos al Comité Revolucionario y las personalidades más conspicuas de la
democracia valenciana, solícitas en acudir a nuestro llamamiento.

El Comité Revolucionario, que hasta entonces funcionó en secreto, dio


cuenta de su abnegada labor, subsumiéndose en la más amplia asamblea que
acababa de constituirse.

Se acordó acelerar la constitución del Ayuntamiento popular elegido el día


12. También convinimos la inmediata publicación de un manifiesto dando
instrucciones al vecindario en relación con las horas decisivas que se acercaban. Se
adoptaron medidas múltiples de previsión, entre otras, destacar en los edificios
públicos, iglesias, Bancos y domicilios particulares que pudiesen verse amenazados
grupos adictos de toda confianza, seleccionados entre las juventudes republicanas y
socialistas, bajo la dirección de veteranos de responsabilidad. Llevarían como
distintivo el brazalete tricolor.

De la redacción del manifiesto fuimos encargados Fernando Valera. Álvaro


Pascual y el autor de estas páginas. Los tres estamos ahora en el destierro.
……
Salimos a la calle tranquilamente. A la cabeza del cortejo iba una sola
bandera –la bandera tricolor-, y en todos los corazones latían idénticos
sentimientos. Un grito unánime llenaba las calles y plazas de Valencia.

146
Niceto Alcalá-Zamora, Memorias, p. 159.
147
El resultado de la votación en el Congreso de los Diputados fue el siguiente: 238 votos a favor de la
propuesta de cese de un total de 417 diputados, pasando a desempeñar la Presidencia interina de la República
Diego Martínez Barrio, Presidente de las Cortes, en cumplimiento del artículo 74 de la Constitución (Gaceta
de Madrid, 8 de abril de 1936, nº 99, p. 227). La Presidencia de la Republica la desempeñó Niceto Alcalá-
Zamora desde el 10 de diciembre de 1931.

43
……
Entramos en las Casas Consistoriales. Tomamos posesión del
Ayuntamiento. Allí estaban el alcalde y los concejales de la situación anterior y la
mayor parte de los funcionarios municipales. No hubo el menor incidente.
……
De las Casas Consistoriales fuimos a la Diputación Provincial y al Gobierno
Civil, donde se repitió la escena del Ayuntamiento.
……
Advertimos desde nuestra entrada en Capitanía general que allí estaba “la
piedra puesta en el camino” … y allí fue preciso afrontar un conflicto latente muy
delicado.
……
Desempeñaba el cargo el general Pin, quien nos recibió inmediatamente
……
el general se metió en su despacho. El público continuaba en la plaza
aumentando sin cesar. Mis compañeros salieron para otros menesteres urgentes
hacia las Casas Consistoriales. Y quien da este testimonio, esclavo de la palabra
empeñada, se brindó a permanecer en Capitanía, recibiendo de aquellos el honor de
continuar allí hasta que fuese izada la bandera republicana.
……
En el despacho del general estaban haciéndose unas listas de detenciones, a
cuya cabeza figurábamos los delegados republicanos. Y, claro está, las “buenas
personas” por delante: que tal es su privilegio en estos casos.

Fue redactado el bando declarando el estado de guerra en Valencia.

Poco después llegaron a Capitanía los ejemplares impresos del bando.

Todo esto con mucho sigilo.

Yo estaba en una de las antesalas a dos pasos de la cabina telefónica, en


condiciones de utilizar los aparatos y bien informado por un lealísimo amigo de
cuanto pasaba y se decía en el despacho del general.
……
Mientras en el despacho se fraguaba el plan que dejo dicho, de vez en
cuando salía el mismo general o alguno de su séquito para rogarme que calmase a
la multitud, que continuaba en la plaza de Tetuán dando señales de impaciencia. Lo
hice más de cuatro veces desde los balcones de Capitanía. Llegué a enronquecer.
……
Fui a la cabina del teléfono oficial. Logré inmediata comunicación con
Azaña y Miguel Maura. Los dos estaban en el ministerio de la Gobernación, donde
acababa de constituirse el Gobierno Provisional de la República… Di cuenta a los
dos ministros de la situación. Me pidieron mi parecer. Recibí de ellos unas órdenes
concluyentes que me dispuse a cumplir sin demora.

- Espere usted un momento en el teléfono –le dije al señor Azaña-. Voy a


intentar que se ponga a sus órdenes el capitán general, a quien le puede usted repetir
lo que sea pertinente, y esto allanaría mucho todo.

Como yo sabía que el general Pin esperaba órdenes de “su” ministro,


empujé la puerta del despacho y entrando le dije, sin más explicaciones:

44
- Mi general: el señor ministro de la Guerra le llama con urgencia al
teléfono.
……
Pocos minutos después salió de la cabina el general Pin, pálido como la cera
por la emoción, y dirigiéndose a mí, en presencia de los que allí estábamos, dijo:

- Con la misma lealtad que hasta este instante he servido a la Monarquía


serviré desde ahora a la República.
……
Muy bien, mi general, -le contesté-. Pero pronto, pronto, al balcón. A izar la
nueva bandera. Es el momento de hacer soldadura del Pueblo con el Ejército. Diga
usted algunas palabras en ese sentido…

- ¿Por qué no las dice usted por mi?

- Con mucho gusto. ¿Me autoriza usted para que anuncie en su nombre que
mañana miércoles a las cuatro de la tarde desfilarán por delante de las Casas
Consistoriales todas las fuerzas de la guarnición, excepto la guardia civil, llevando
estandartes y banderas republicanas y entonando la Marsellesa las bandas de los
regimientos?

- Me parece muy bien. Pero ¿por qué sin la guardia civil y tocando la
Marsellesa y no el Himno de Riego?

- Ya se lo explicaré luego mi general.

- Conforme.

- Pues al balcón central.

Así se deslizó nuestro rápido diálogo.


……………………………………………………………………………..
Al anochecer del 14 de Abril se celebró en las Casas Consistoriales una
reunión pública de concejales electos y representantes de los partidos de la
conjunción republicana-socialista. La concurrencia llenaba los escaños y tribunas
del amplio hemiciclo destinado a salón de sesiones, agolpándose además un público
numeroso en las puertas de acceso y por las galerías contiguas. En dicha reunión se
creó un organismo con plenos poderes, denominado “Junta Provisional
Republicana”, encargado de asumir la dirección del movimiento político en
Valencia y de acelerar el funcionamiento normal del nuevo régimen: Sigfrido
Blasco Ibáñez, Vicente Marco Miranda, Ricardo Samper, Faustino Valentín, Juan
Bort, Fernando Valera, Julio Just, Pedro Vargas, Francisco Sanchís, Juan Pascual
Leone y el autor de estas páginas”148.

Paradojas de la historia, décadas después, en esas mismas dependencias militares, la


madrugada del 23 al 24 de febrero de 1981 era detenido el Teniente General Jaime Miláns
del Bosch y Ussía, Capitán General de la 3ª región militar, que acababa de firman un bando
que declaraba el toque de queda, la supresión de las libertades públicas y derechos en

148
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), pp. 30-47.

45
Valencia, en el marco del golpe de estado dado por jefes y oficiales de diferente
graduación la tarde del día 23. En 1981 los militares se vieron obligados a desistir del
golpe de estado el 24 de febrero, al no ver cumplidos sus acuerdos y secundados sus
propósitos, por otros compañeros de armas en las diferentes capitanías generales.

El martes 14 de abril, Alfonso XIII daba a conocer el documento por el cual


abandonaba España y suspendía el ejercicio del poder real149. El gobierno de Aznar y
Cabanas se autodesintegró y la II República se proclamaba de forma pacífica. El desfile de
las fuerzas militares por Valencia y sus Casas Consistoriales tuvo lugar la tarde del día 15
de abril de 1931, sin incidentes y con el aplauso entusiasta general de la población. Al
comienzo del mismo y en contra de lo acordado por Mariano Gómez y el General Pin,
hubo un intento de que desfilara la Guardia Civil, que causó un incidente frente a la
Capitanía General, pronto apaciguado. Los miembros de la benemérita se retiraron y
quedaron acuartelados. Quedaba claro que el acuerdo adoptado en Capitanía fue acertado,
por las sensibilidades que sobre la Guardia Civil existían en la población, que no conocía a
dicho cuerpo armado fuera de su utilización tradicional como fuerza represiva150.

El otro peculiar acuerdo de que el desfile militar del día 15 se hiciese tocando la
Marsellesa y no el himno de Riego, que todavía no había sido declarado himno oficial de la
República, -propuesta efectuada por Mariano Gómez y aceptada por el General Pin-, tenía
su fundamento en acertado criterio establecido por la Junta Provisional Republicana:

“En Valencia se creyó discreto optar con preferencia por La Marsellesa los
días 14 y 15 de Abril. Tenía esta la ventaja de ser música de inefables resonancias
en el alma de los republicanos. Circunstancialmente presentaba también otra
ventaja: la de ser para la mayoría de los españoles música sin letra. Nos inquietaban
algunas estrofas del Himno de Riego. Aquello de

Si los frailes y monjas supieran


la paliza que les van a dar …

era demasiado insinuante para la vidriosa situación del momento”151

Así pues, el papel desempeñado por el Comité Revolucionario y, después, por la


Junta Provisional Republicana, fue importantísimo para que los acontecimientos de la

149
Documento por el que Alfonso XIII comunica que abandona el país y suspende el ejercicio del poder real:
“Las elecciones celebradas el domingo me revelan claramente que no tengo el amor de mi pueblo. Mi
conciencia me dice que ese desvío no será definitivo, porque procuraré siempre servir a España, puesto al
único afán en el interés público hasta en las más críticas coyunturas. Un Rey puede equivocarse y sin duda
erré yo alguna vez, pero sé bien que nuestra Patria se mostró siempre generosa ante las culpas sin malicia.
Soy el Rey de todos los españoles y también un español. Hallaría medios sobrados para mantener mis regias
prerrogativas en eficaz forcejeo contra los que las combaten; pero resueltamente quiero apartarme de cuanto
sea lanzar a un compatriota contra otro, en fratricida guerra civil.
No renuncio a ninguno de mis derechos, porque más que míos son depósitos acumulados por la Historia
de cuya custodia me han de pedir un día cuenta rigurosa. Espero conocer la auténtica expresión de la
conciencia colectiva. Mientras habla la nación suspendo deliberadamente el ejercicio del Poder Real
reconociéndola como única señora de sus destinos.
También quiero cumplir ahora el deber que me dicta el amor a la Patria. Pido a Dios que también como
yo lo sientan y lo cumplan todos los españoles. Alfonso. Rey”.
150
Sobre este incidente ver Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), pp.
73-75.
151
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), pp. 66 y 67.

46
implantación de la República en Valencia se desarrollasen con total normalidad, sin
manifestación alguna de violencia y con un aire festivo popular sin precedentes.

El Comité Revolucionario de Valencia encomendó a Fernando Valera, Álvaro


Pascual y Mariano Gómez, la redacción de un Manifiesto que, una vez aprobado, se dio a
conocer a la opinión pública el siguiente día 15:

“AL PUEBLO VALENCIANO:

La nación soberana, al fin, ha implantado la República; ES DECIR, EL Gobierno


del pueblo por el pueblo mismo. A todos pues interesa que el régimen naciente,
entre tan unánimes manifestaciones de adhesión y entusiasmo, adquiera desde el
principio el más alto prestigio de autoridad. Que ni el desorden, ni la indisciplina, ni
el delito, ni las persecuciones mancillen la pureza de su origen. La República, es
concordia, paz y justicia para todos los españoles y por ello confiamos que todos,
aún sus adversarios de ayer, se erijan en entusiastas defensores suyos. No hay, pues,
desde este momento, otras autoridades legítimas que las nacidas de la voluntad
soberana del pueblo; la Junta Provisional Republicana y los ayuntamientos en todas
las ciudades, pueblos y aldeas de la tierra valenciana. Os advertimos de este gran
acontecimiento y os decimos ¡España entera confía en que el pueblo valenciano
cumpla con su alto deber y se haga digno de la soberanía con que desde este
momento entra en la Historia!

Para el inmediato cumplimiento de estos fines, se ha constituido la Junta


Provisional Republicana que asume desde este momento la autoridad necesaria para
contribuir al mantenimiento del orden público, hasta que los nuevos poderes se
organicen y comiencen su actuación.

A tal efecto ha adoptado los siguientes acuerdos:

Primero: Que todas las manifestaciones de pública satisfacción se realicen en medio


de la mayor paz, orden y respeto para las personas.

Segundo: Los ciudadanos, colaborando con la Junta Provisional Republicana,


impedirán todo exceso y ataque contra la propiedad, los establecimientos bancarios
y los lugares consagrados al culto de la religión.
Tercero: Los ciudadanos deben confiar en el Gobierno Provisional de la República
que está en funciones desde el 15 de Diciembre último y obedecer sus acuerdos,
hasta que se haya constituido y afianzado definitivamente la prosperidad de la
República Española.

Recomendamos una vez más Serenidad, serenidad y serenidad.

La República ha sido implantada por la vía legal, dando un ejemplo único en la


Historia. Que su defensa y consolidación sean también únicos ejemplares para bien
de todos y prestigio de la República Española.

47
La Junta Provisional Republicana: Sigfrido Blasco Ibáñez, Mariano Gómez,
Vicente Marco Miranda, Ricardo Samper, Faustino Valentín, Juan Bort, Fernando
Valera, Julio Just, Pedro Vargas, Francisco Sanchis y Juan Pascual Leone” 152.

El jueves 16 se reunía el Pleno del Ayuntamiento con los nuevos concejales y


procedía al nombramiento de Alcalde de la ciudad, que recayó en el concejal de Unión
Republicana Autonomista, Agustín Trigo Mezquita, y como Tenientes Alcaldes, los
siguientes: 1º Mariano Gómez González, 2º Francisco Sánchez Pascual, 3º Francisco Soto
Mas, 4º Antonio Reyna López, 5º Juan Baustista Brau Sanoguerra, 6º Ramón Bell, 7º
Emilio Bordanove y Tarrasó, 8º Vicente Alfaro Moreno, 9º Francisco Forriols Ferrer, 10º
José Soler Porta y, Síndicos, Álvaro Pascual Leone y Luis Dorderis Tatay. El día 17 se
constituyó el Ayuntamiento en sesión solemne, pero su elección como Rector le iba obligar
a dar prioridad a su actividad universitaria.

Entre las múltiples medidas de todo orden que tuvo que adoptar el Gobierno
provisional de la República a partir de ese 14 de abril para que el Estado volviese a
recuperar su actividad, como era lógico, se procedió al cese y nuevos nombramientos de
mandos militares. Así, el día 15 se cesaba a los Capitanes Generales de las cinco regiones
militares, los Tenientes Generales Federico Berenguer Fusté (1ª región); Leopoldo de Saro
Marín, Conde de Playa de Ixdain (2ª región); Eladio Pin Ruano (3ª región); Ignacio
Despujol y Sabater (4ª región); y Jorge Fernández de Heredia y Adalid (5ª región).

Al Teniente General Pin, con el que mantuviera esa tensa situación que condujo a
izar la bandera republicana en el balcón del Gobierno Militar de Valencia la noche del día
4, le sustituyó el General José Riquelme y López-Bago, gran defensor de la legalidad
republicana hasta el término de la guerra153. Y también, paradojas de la historia, era
nombrado Capitán General de la segunda región militar, el General de división Miguel
Cabanellas Ferrer, que en 1936 presidió la Junta de Defensa Nacional constituida en
Burgos.

152
El Pueblo. Diario republicano de Valencia, Fundador Vicente BLASCO IBÁÑEZ, AÑO XXXVIII,
NÚM. 18397, miércoles 15 de abril de 1931, portada.
153
El General José Riquelme y López-Bago era Capitán General de la primera región (Madrid) cuando se
produjo el golpe militar del 18 de julio de 1936, fue Jefe del Ejército del Centro al comienzo de la guerra,
destacó por su labor en Extremadura para frenar a los sublevados en noviembre de 1936 y participó
activamente en la defensa de Cataluña. En 1987 fue rehabilitado, a título póstumo, en el empleo de Teniente
General.

48
6. Elegido Rector de la Universidad de Valencia.

La Universidad española seguía padeciendo las consecuencias de la dictadura del


General Primo de Rivera, la dictablanda del General Berenguer, y todas las carencias
democráticas del endeble gobierno de Juan Bautista Aznar y Cabanas. Como ha ocurrido a
lo largo de la historia, la Universidad era vivo reflejo de la sociedad, sus aulas cerraban un
día si y otro también, y los estudiantes manifestaban en la calle sus protestas. Desde 1930
desempeñaba el cargo de Rector de la Universidad de Valencia el catedrático de Economía
Política, José María Zumalacárregui y Prats, persona de poco criterio en política
universitaria, poco amigo de los cambios y que había perdido totalmente la poca autoridad
que tenía desde que asumió el cargo el año anterior154.

Tal y como se desarrollaron los acontecimientos que condujeron a la proclamación


de la República, no extrañó que fuera designado provisionalmente como Rector, por Orden
telegráfica de 16 de abril de 1931 del Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del
Gobierno provisional, Marcelino Domingo Sanjuán. Se le comisionaba para proceder a la
normalización de la vida académica en los centros docentes de Valencia155. Al día
siguiente tomaba posesión de la Capitanía General de Valencia el General Riquelme, el
cual remitió un cortés Saluda a Mariano Gómez como máximo responsable de la
Universidad en ese momento, que fue contestado con no menos corrección por el
Rector156. Sobre la situación de la Universidad en ese momento y su rápida recuperación,
nos ha dejado escrito:

“Al cesar la Junta Republicana el 16 de Abril, con esa misma fecha el


Gobierno de la República nombró al autor de este relato comisario de Instrucción
pública, con plenos poderes para normalizar la situación académica de Valencia.
Así se hizo rápidamente; y bastó llevar a los recintos de la cultura el espíritu del 14
de Abril para resolver los conflictos planteados a plena satisfacción de nuestros
discípulos.

El día 17 se celebró en la Universidad un Claustro de profesores y delegados


escolares de las distintas Facultades, al que no faltó ninguno de aquellos. Fueron
especialmente convocadas las autoridades depuestas, quienes asistieron también. El
comisario del Gobierno, después de informar al Claustro respecto a la situación
creada y el objeto del mismo, declinó en aquel los plenos poderes recibidos e invitó
a presidirlo al profesor más antiguo, restituyendo así a la Universidad su perdida
autonomía. Sólo se reservó él la facultad de “dirimir las cuestiones en que hubiera
discordia”.

Los representantes de la F.U.E. dieron cuenta de sus aspiraciones. En


términos de gran nobleza hablaron en nombre de la juventud. Desde aquel
154
José María Zumalacárregui y Prats fue nombrado de nuevo Rector de la Universidad de Valencia (Decreto
de 29 de marzo de 1941, Boletín Oficial del Estado nº 99, p. 2389), cargo que desempeñó hasta su cese por
Franco y el Ministro José Ibáñez Martín el 29 de marzo de 1941 y, más tarde, Franco le concedió la Gran
Cruz de la Orden de Isabel la Católica el 18 de julio de 1949 (Decreto de 18 de julio de 1949, Boletín Oficial
del Estado nº 201, de 20 de julio de 1949, p. 3227).
155
En el Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, caja 467, carpeta Elecciones a Rector 1931,
figura que este nombramiento se hizo el día 17 de abril, pero el mismo Mariano Gómez afirma que se
produjo el día 16 como así ocurrió, (Vid. Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de
dos días), p. 80.
156
Ambos Saludas se encuentran en el Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, caja 467, carpeta
Elecciones a Rector 1931.

49
momento les importaba más el porvenir que el pasado. Querían una Universidad
floreciente, asentada en la libertad del espíritu, puesta fervorosamente al servicio de
la cultura. Abrieron las puertas de la F.U.E. a todos los estudiantes, sin distinciones
políticas o religiosas. Se comprometieron a velar por la paz escolar.

Los acuerdos unánimes del Claustro universitario fueron acogidos con


general contentamiento. Dichos acuerdos abrían una era nueva y permitieron
reanudar al día siguiente las enseñanzas en todos los Centros de cultura de Valencia
en un ambiente de colaboración fraterna y de grandes ilusiones ante generosas
perspectivas. No hubo agravio, mortificación, ni desconsideraciones para nadie, ni
mal recuerdo de añejas diferencias que no quedase lealmente olvidado. Después de
un amplio debate, renació la paz. La Universidad, manumitida por la República,
empezó bien pronto a remozar su vida. Mejoró bibliotecas y seminarios de
investigación, laboratorios y museos, y al propio tiempo que intensificaba y
perfeccionaba las enseñanzas, abrió las puertas de sus aulas, en la Universidad
Popular, al mundo del trabajo y dio a los estudiantes la intervención adecuada en el
gobierno académico” 157.

La Junta Provisional de Gobierno de la Universidad quedó constituida de la forma


siguiente: Mariano Gómez, Presidente, Catedrático delegado del Ministerio de Instrucción
Pública; Luis Pericot García, Catedrático por la Facultad de Filosofía; José María Ots
Capdequí, Catedrático por la Facultad de Derecho; Manuel Beltrán Báguena, Catedrático
por la Facultad de Medicina; Roberto Araujo García, Catedrático por la Facultad de
Ciencias; y como Vocales estudiante de la F.U.E., Francisco Bañón, Facultad de Filosofía
y Letras; Miguel Martínez Pardos, Facultad de Ciencias; Vicente Sánchez, Facultad de
Derecho; y, Manuel Usano Martínez, Facultad de Medicina.

El Claustro de la Universidad fue de nuevo convocado para el siguiente día 18158,


que se celebró con toda normalidad y una asistencia sin precedentes, bajo la presidencia
del profesor Juan Bartual Moret, Catedrático de Histología y Anatomía Patológica. Y
llegado el momento se procedió a la elección del Rector, por unanimidad, cargo para el que
fue elegido, y, como Vicerrector fue nombrado Juan Bautista Peset Aleixandre. En
telefonema urgente, dirigido al Subsecretario de Instrucción Pública, el Rector recién
elegido informó al Subsecretario de Instrucción pública de la referida elección159. El

157
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), pp. 80 y 81.
158
“Por orden del Catedrático Dr. D. Mariano Gómez, comisionado por el Excmo. Sr. Ministro de
Instrucción pública para proceder a la normalización de la vida académica en los centros docentes de
Valencia y adoptar al efecto las iniciativas y resoluciones pertinentes a cada caso, ruego a V.S.-
cumplimentando lo acordado por la Junta provisional de Profesores y Alumnos constituida bajo su
presidencia- que se sirva asistir al Claustro ordinario que se celebrará mañana sábado a las once en punto de
la mañana para proceder, en unión de la expresada Junta, a la elección de los cargos de Rector y Vicerrector
de esta Universidad, permitiéndome invocar su probado amor a la enseñanza para encarecerle la necesidad de
que asista a tan importante Claustro, que se celebrará, sin número en segunda convocatoria a las once y
media de la mañana del mismo día en el caso de no poder celebrarse en la primera señalada para las once.
Valencia 17 de Abril de 1931.
El Secretario General,” (Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, caja 467, carpeta Elecciones a
Rector 1931).
159
“MADRID.
Subsecretario Instrucción pública.
URGENTE
Claustro universitario con asistencia totalidad Catedráticos, Auxiliares y representación estudiantes cuatro
Facultades dio satisfactoria resolución a delicadas cuestiones planteadas acordándose reanudar clases y
normalidad vida académica próximo lunes y eligiendo por unanimidad Rector a Catedrático que suscribe y

50
nombramiento del nuevo Rector de la Universidad, no se formalizó por el Gobierno hasta
el 4 de mayo160 y la Junta de Gobierno no se reunió hasta mediados del mes siguiente161.

A partir de ese momento comenzarían todo tipo de cambios. Profesores, alumnos y


personal administrativo, no reparaban en expresar su esperanza en la modernización de la
Universidad. De entre la renovación de cargos académicos, el día 21 de abril fueron
elegidos: Decano de la Facultad de Derecho, el Catedrático de Derecho Civil José Castán
Tobeñas y, como Secretario, José Arturo Rodríguez Muñoz, Catedrático de Derecho Penal
y discípulo de Luis Jiménez de Asúa; Decano de la Facultad de Medicina, Jesús Bartrina y
Capella y, como Secretario, Juan Campos Fillol; y Decano de la Facultad de Ciencias
Francisco Beltrán Bigorra, y, como Secretario, Antonio Ipiens Lacasa162.

Pasado el verano, se programó el acto de apertura del nuevo curso académico para
el día 12 de octubre, festividad de la virgen del Pilar, fecha en que se celebraba el día de la
raza y, al mismo tiempo, se hizo coincidir con la visita oficial a Valencia del Ministro de
Instrucción Pública y Bellas Artes Marcelino Domingo Sanjuan, al que se convocó para
asistir al acto universitario.

Las autoridades y profesores asistieron sin traje académico y al entrar en la


Universidad, el Ministro entregó el bastón de mando a los estudiantes. Pero el acto estuvo
a punto de no poder finalizar. Una vez comenzado el discurso del Ministro, se enarboló
entre el público una pancarta en la que se podía leer “Los estudiantes comunistas piden la
socialización de la enseñanza”, que fue contestada por gritos de “viva la Inmaculada” y por
otros de “Viva la República”. Marcelino Domingo no pudo proseguir su intervención a
pesar de reiterados intentos, pero “gracias a la fogosidad y fácil oratoria” del Rector163,
volvió la calma al auditorio y comenzó la lección inaugural el Decano de la Facultad de
Derecho, José Castán Tobeñas, con el título de “Los sistemas sociales contemporáneos y
sus direcciones convergentes”.

Terminada la lección inaugural el Ministro retomó su discurso anteriormente


interrumpido y pudo proclamar el “Queda abierto el curso 1931-1932” seguido de
“atronadores aplausos” de los asistentes. A continuación se procedió a la entrega de los
premios de bachillerato universitario, extraordinarios de licenciatura y a los extraordinarios
del Ministerio, se inauguraron las salas de las Biblioteca de la Universidad y de la

Vicerrector a Doctor Peset, Catedrático Medicina. Celebrada después en Paraninfo numerosa Asamblea
escolar fueron clamorosamente ratificados acuerdos Claustro, comprometiéndose estudiantes a ser
guardadores ofrecida normalidad. Sigo actuando en Facultades y demás centros docentes con igual criterio
democrático aplicado con éxito a Universidad. Seguiré informándole. Respetuosamente saludole.- Valencia
18 de Abril de 1931.- Mariano Gómez” (Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, caja 467,
carpeta Elecciones a Rector 1931)
160
Decreto de 4 de mayo de 1931, Gaceta de Madrid, de 5 de mayo de 1931, nº 125, p. 539.
161
La junta de gobierno se reunió por primera vez el 17 de junio, constituida por los nombrados, mas siete
catedráticos suplentes: Pericot, Cámara, Martín Lagos, Castell, Contreras, Barcia Goyanes y Orúe, mas un
representante de los alumnos de la F.U.E. por cada facultad (María Fernando Mancebo Alonso, “El primer
rectorado republicano en la Universitat de València: Mariano Gómez González”, p. 178 y La Universidad de
Valencia. De la Monarquía a la República (1919-1939), p. 119).
162
Ver a este respecto y en general sobre el rectorado de Mariano Gómez: María Fernanda Mancebo Alonso,
“El primer rectorado republicano en la Universitat de València: Mariano Gómez González”, pp. 176-178, La
Universidad de Valencia. De la Monarquía a la República (1919-1939), pp. 118-119, y, Mariano Peset Reig,
“Breve semblanza de los Rectores de la Universidad de València”, pp. 160-171.
163
María Fernanda Mancebo Alonso, “El primer rectorado republicano en la Universitat de València:
Mariano Gómez González”, p. 180 y La Universidad de Valencia. De la Monarquía a la República (1919-
1939), p. 121.

51
Biblioteca Provincial y se ofreció al Ministro un banquete en el céntrico y tradicional hotel
Reina Victoria164.

Pero la reactivación creadora de la docencia y la investigación, necesitaba de un


gran esfuerzo de todos y algo más de tiempo para su consolidación. A esa tarea se dedicó
en el rectorado, con la extraordinaria labor del Vicerrector Mariano Peset, un tándem
rectoral de difícil repetición en la historia de la Universidad de Valencia. Ambos tuvieron
que dedicar más tiempo que el deseado, a contrarrestar el sistemático y torcido propósito
de la minoría conservadora, anclada en el autoritarismo del que siempre había hecho gala
bajo los auspicios de las instituciones católicas.

Con la perspectiva histórica de nuestros días, el incidente del acto de apertura del
curso académico el 12 de octubre de 1931, en el Paraninfo de la Universidad de Valencia,
era algo más que una paradoja o premonición de ese otro incidente, del 12 de octubre de
1936, en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca. En esta otra ocasión, el general José
Millán-Astray y Terreros, espetó ante el Rector Miguel de Unamuno y Jugo ese “¡Muera la
inteligencia”, que fue precisado a continuación por José María Pemán y Pemartín con un
“¡No, viva la inteligencia! ¡mueran los malos intelectuales!”. Días después, el General
Francisco Franco cesaba a Unamuno en el rectorado de la Universidad de Salamanca165 y
quedaba arrestado en su domicilio, donde falleció el 31 de diciembre de ese nefasto 1936.

Sobre el destino de los intelectuales a que se refirieron Millán-Astray y Pemán en el


Paraninfo de la Universidad de Salamanca en 1936, nos recuerda Mariano Peset Reig:

“A Mariano Gómez le sucedieron rectores médicos: Juan Peset (1932-


1934), Fernando Rodríguez Fornos (1934-1936), José Puche (1936-1939) …
Unamuno profetizó en 1936 el fusilamiento del primero. Le dijeron que Rodríguez
Fornos había sido asesinado, y en unas páginas que dejó inéditas se pregunta: “ …
y a quien de la izquierda fusilarán al entrar en Valencia los … roji-negros? ¿a
Peset?” (El resentimiento trágico de la vida, p. 19). Mariano Gómez y José Puche
marcharon al destierro … En la posguerra fue nombrado Zumalacárregui y, por su
traslado a la central, volvió de nuevo Rodríguez Fornos (1942-1951). A su muerte
fue nombrado por el ministro Ruiz Jiménez un profesor de su misma asignatura, el
filosofo del derecho José Corts Grau (1951-1967), uno de los rectores que ocuparía
más tiempo el cargo” 166.

Durante los doce meses que desempeñó el rectorado, pudo consolidar los objetivos
universitarios que se había marcado desde que accedió a la Cátedra en la Universidad de
Valencia en 1915: la participación de los estudiantes en la gestión, los seminarios de
investigación y el debate científico, las relaciones intencionales, la mejora de todos los
centros e infraestructuras, el mantenimiento de la autonomía de las residencia de

164
Sobre la crónica del acto de apertura del curso académico véase la prensa valenciana de siguiente martes
día 13 de octubre, en especial El Mercantil Valenciano y los trabajos antes mencionados de María Fernanda
Mancebo Alonso, María Fernanda Mancebo Alonso, en los que se efectúa una crónica muy detallada del
mismo, “El primer rectorado republicano en la Universitat de València: Mariano Gómez González”, p. 179-
182, y, La Universidad de Valencia. De la Monarquía a la República (1919-1939), p. 120-123.
165
Decreto nº 36, dado en Salamanca el 22 de octubre de 1936, Boletín Oficial del Estado nº 14, Burgos, 28
de octubre de 1936.
166
Mariano Peset Reig, “Breve semblanza de los Rectores de la Universidad de València”, p. 168. Ver sobre
el mismo tema, Mariano Peset Reig y María Fernanda Mancebo Alonso, “Exilio y depuraciones”, p. 251, pp.
249-257.

52
estudiantes respecto a las tradicionales influencias de la Iglesia Católica, el acercamiento a
los sectores populares valencianos y las actividades deportivas.

Por la particular atención que prestó como Rector a las relaciones con las
universidades y cultura francófona, se le concedió la dignidad de Officier de la Légion
d’Honneur, reconocimiento que se añadía al de Chevalier d’Instruction Publique que
anteriormente se le había concedido por el Presidente de la Republica francesa en 1910.

7. Nombrado Consejero Permanente de Estado por el gobierno provisional.

En el marco de los cambios estructurales de la organización del Estado, el Gobierno


Provisional de la República, procedió a la reforma del Consejo de Estado mediante Decreto
de Presidencia del miércoles 22 de abril de 1931167. El citado Decreto, contenía una
extensa y expresiva exposición de motivos, disolvía en anterior Consejo y creaba las
siguientes Secciones: Presidencia y Gobernación; Estado y Justicia; Guerra y Marina;
Hacienda y Economía; Instrucción Pública y Trabajo; y Fomento y Comunicaciones”.

El Gobierno provisional de la República necesitaba un Consejo de Estado en


sintonía con la situación política y los cambios que se avecinaban y para ello tenía que
acertar en el nombramiento de los nuevos consejeros. A los cuarenta y ocho horas de haber
establecido la reforma del Consejo, el Presidente de Gobierno, Niceto Alcalá-Zamora
Torres, aprobaba los nombramientos de los nuevos consejeros168: Presidente, José Manuel
Pedregal y Sánchez Calvo, y Consejeros Permanentes: Mariano Gómez (Sección de
Presidencia y Gobernación), Demófilo de Buen Lozano (Sección de Estado y Justicia),
Julio de Ramón y Lara (Sección de Guerra y Marina), Ramón Carande (Sección de
Hacienda y Economía); José Giral (Sección de Instrucción pública y Trabajo), y Pedro
Armasa (Sección de Fomento y Comunicaciones).

La solemne sesión de toma de posesión de los nuevos Consejeros Permanentes,


tuvo lugar el miércoles 29 de abril y se le quiso dar gran relevancia pública y asistió el
Presidente de la República y Presidente del Gobierno Provisional, Niceto Alcalá-Zamora y
Torres169.

Nombrado Consejero Permanente de Estado, tuvo que abandonar sus labores


docentes y fue declarado excedente en sus funciones activas de la enseñanza como
Catedrático de Derecho Político170. Por ello, el lunes 6 de julio de 1931, el Subsecretario de
Instrucción Pública y Bellas Artes, comunicó al Rector de la Universidad que el Ministro
había dispuesto que, al haber pasado a situación de excedencia, debía “proveerse
reglamentariamente por la Facultad a las necesidades de la enseñanza de la asignatura”
cuya docencia impartía171. Se hizo cargo de la Cátedra el Auxiliar temporal del grupo
correspondiente, José Colvés Reig, de cuya sustitución se hizo, a su vez, el Ayudante de

167
Gaceta de Madrid, 24 de abril de 1931, nº 114, p. 295
168
Los Decretos de nombramiento se publicaron en la Gaceta de Madrid del 24 de abril de 1931, nº 114, pp.
295 y 296 y se les fijaba un sueldo anual de 25.000 pesetas.
169
Archivo y Biblioteca del Consejo de Estado, expediente personal de Mariano Gómez González.
170
Orden Ministerial del departamento de Instrucción Pública y Bellas Artes del miércoles 24 de junio de
1931 (Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, Caja 1365/5 BIS, Mariano Gómez González,
Hoja de Servicios).
171
Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, Caja 1365/5 BIS, Mariano Gómez González.

53
clases prácticas Francisco Ramón Rodríguez-Roda”172. Por aquel entonces era Decano de
la Facultad de Derecho José Castán Tobeñas.

Tuvo simultanear el rectorado con sus trabajos en el Consejo de Estado, a cuya sede
en Madrid, en el Palacio de los Consejos, al final de la calle Mayor, junto a palacio, acudía
todas las semanas desde Valencia. Su frenética actividad profesional y política, no es
superior a la que vive el país. Su aguante físico sólo encuentra justificación en el
entusiasmo y capacidad de entrega a las demandas sociales, en las que encuentra los
fundamentos de la modernización de España en que siempre creyó. Queda claro que, si no
hubiera sido por el apoyo que siempre le prestó el Vicerrector Juan Bautista Peset
Aleixandre, hubiera tenido que renunciar a algunos de los dos cargos.

Desde la Sección de Presidencia y Gobernación en la que estaba destinado en el


Consejo de Estado, tuvo la oportunidad de conocer, estudiar e informar multitud de normas
que se sometió a la consideración y opinión del Consejo de Estado. Su sintonía personal
con Alcalá-Zamora y su convicción republicana, allanaron mucho el terreno de las
relaciones institucionales con el Gobierno. Pero esa sintonía nunca afectó a la
independencia que exigía su labor como Consejero Permanente, en ocasiones cuestionada
por sectores consevadores y progresistas republicanos, así como de la exigua minoría
monárquica.

Permaneció un año como Consejero Permanente de Estado. Su labor en esta


institución -su recto criterio y su acreditada independencia profesional-, durante el proceso
constituyente y los meses posteriores, unido a su aquilatado prestigio académico, fueron,
sin lugar a dudas, las bases de cuantas responsabilidades de todo orden se vio obligado a
asumir los años posteriores hasta el término de la guerra.

172
Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, Caja 1365/5 BIS, Mariano Gómez González.

54
III. PRESIDENTE DE LA SALA MILITAR DEL TRIBUNAL SUPREMO Y
COMIENZO DE LA GUERRA (1932-1936).

1. Nombrado Presidente de la Sala 6ª de Justicia Militar del Tribunal Supremo.

El proceso constituyente estaba terminado y España era “una República


democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de
Justicia” (art. 1º de la Constitución de 9 de diciembre de 1931). Se iniciaba el denominado
bienio reformista, en el que toda la estructura del Estado se adaptaba a las modernas
previsiones constitucionales. Por lo que refiere al poder judicial, - que mantenía la vigencia
de las normas antiguas, concienzudamente elaboradas en el último tercio del siglo XIX,
entre otras, la sabia Ley Orgánica del Poder Judicial, de 15 de septiembre de 1871,
paulatinamente modificada y puesta al día-, su funcionamiento estaba garantizado.

De forma natural, la sustitución, promoción y nombramiento de nuevos


Magistrados, conforme a las previsiones legales anteriores de la II República, se seguiría
produciendo, de una parte en miembros de la carrera judicial y, de otra, en juristas de
reconocido prestigio, el hoy llamado cuarto turno. A pesar del tradicional conservadurismo
característico del colectivo de magistrados, es importante señala que nunca ha estado
reñido con su indiscutible preparación jurídica y, en lo sustancial, con la independencia
obligada de su función de impartir la Justicia. Baste como botón de muestra, señalar que
ante la jubilación del Presidente del Tribunal Supremo, José María Ortega Morejón, fue
nombrado nuevo Presidente Diego Medina García173, prestigioso Magistrado y no menos
acreditado por sus ideas conservadoras, el 6 de mayo de 1931, poco después de
proclamarse la República. El Decreto de 15 de abril174, autorizaba al Gobierno efectuar
todos los nombramientos de cargos públicos en tanto no se aprobase la legislación
específica para ello. Más tarde, a tenor del artículo 96 de la Constitución175, se aprobó la
Ley relativa al nombramiento del Presidente del Supremo176 y, convocada la Asamblea a
que dicho precepto constitucional se refería177, se renovó a Diego Medina en la
Presidencia, por Decreto de 12 de julio de 1933178.

Pero como era lógico, con respeto a esas bases normativas, los cambios políticos
generales del país también afectarían a jueces, magistrados y tribunales. Y para la
renovación de magistrados en el Tribunal Supremo, el Gobierno disponía, como siempre,
del cuarto turno, lo mismo que el conjunto de miembros de la carrera judicial, nunca ha
sido muy propicio a la selección de magistrados por el denominado cuarto turno.
173
Gaceta de Madrid, 7 de mayo de 1931, nº 127, p. 578.
174
Decreto de 15 de abril de 1931, Gaceta de Madrid de 16 de abril de 1931, nº 106, p. 199). El artículo
único de este Decreto del Gobierno provisional de la República disponía: “Interin no se fijen por Ley votada
en Cortes requisitos de aptitud para los cargos de Gobernadores civiles, Directores generales, Subsecretarios
y los demás de categoría inferior o superior en el orden civil o judicial, serán todos ellos de libre
nombramiento del Gobierno, bajo la responsabilidad del mismo”.
175
Artículo 96 de la Constitución de 9 de diciembre de 1931:
“El presidente del Tribunal Supremo será designado por el Jefe del estado, a propuesta de una Asamblea
constituida en la forma que determine la ley.
El cargo de presidente del Tribunal Supremo sólo requerirá: ser español, mayor de cuarenta años y licenciado
en Derecho.
Le comprenderán las incapacidades e incompatibilidades establecidas para los demás funcionarios judiciales.
El ejercicio de su magistratura durará diez años”.
176
Ley relativa al nombramiento del Presidente del Tribunal Supremo de 8 de octubre de 1932 (Gaceta de
Madrid, 18 de octubre de 1932, nº 292, pp. 394 y 395).
177
Gaceta de Madrid, 20 de junio de 1933, nº 171, p. 2104
178
Gaceta de Madrid, 13 de julio de 1933, nº 194, p. 283.

55
Algo parecido ha ocurrido siempre en la historia de España en cuanto a la
participación ciudadana en la administración de justicia, conocida como jurado o justicia
popular179 en la justicia penal. Institución bien asentada en el derecho anglosajón, en
España tiene su precedente para la justicia penal, en la Constitución de 1812, aunque en
ese periodo no llegó a materializarse. Desde entonces, surge en los periodos liberales y
desaparece en las etapas conservadoras. Así, la Constitución de 1931, en su artículo 103,
dispuso que “el pueblo participará en la Administración de Justicia mediante la institución
del Jurado, cuya organización y funcionamiento serán objeto de una ley especial”, y,
posteriormente, en la Constitución de 1978, el artículo 125 dispone, que los ciudadanos
podrán “participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en la
forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine, así como en los
Tribunales consuetudinarios y tradicionales”. No obstante, el recelo al jurado siempre ha
estado presente, más en los medios judiciales pero también en la población en general, en
especial entre los sectores conservadores.

Cuando se había habituado a esa doble tarea del rectorado en Valencia y el Consejo
de Estado en Madrid, en marzo de 1932 se le planteaba al Gobierno de Azaña el
nombramiento de algunos magistrados para el Tribunal Supremo, por fallecimiento de
alguno y jubilación de otros. En nuestro caso, el Gobierno decide, con el beneplácito de
Alcalá-Zamora, Presidente de la República, acudir al Rector de Valencia para proponerle
su nombramiento en la vacante dejada por la jubilación de Luis Ibargüen Pérez-Seoane180.

Realizadas las gestiones previas correspondientes, aceptó la propuesta. El Gobierno


garantizaba así la incorporación al Tribunal de un jurista de reconocido prestigio y de un
republicano por convicción. Sorprendido por la propuesta recibida, va a poner toda su
ilusión en servir a la Justicia y a la República, como lo había hecho hasta entonces en la
Universidad. Por Decreto de 22 de marzo de 1932181, era nombrado Magistrado del
Supremo y, sin solemnidades, salvo las estrictamente protocolarias internas del Tribunal,
tomaba posesión del cargo en el Palacio de Justicia el siguiente día 31182.

Este nombramiento le obligó a abandonar los cargos de Consejero Permanente de


Estado183 y de Rector184. En la Sección de Presidencia y Gobernación del Consejo, le

179
Existen, básicamete, tres modalidades de jurado: el Jurado compuesto solamente por ciudadanos no
juristas, jueces de hecho, sobre cuyo veredicto los jueces de derecho aplican las normas; el jurado mixto,
compuesto por ciudadanos y que, una vez dictado su veredicto, dictan el fallo conjuntamente con los jueces
de derecho; y el denominado escabinato, en el que ciudadanos no juristas y jueces, actúan conjuntamente en
el establecimiento de los hechos y el fallo.
180
Luis Ibargüen Pérez-Seoane: Magistrado que de la Audiencia Provincial de Ciudad Real fue trasladado a
la de Huelva en 1909, y de esta a la de Pamplona en 1910. En 1925 fue designado por el Ministerio de Gracia
y Justicia representante del Ministerio como Vocal en la Junta Consultiva e Inspectora de la Obra Pía de
Jerusalén. Magistrado del Tribunal Supremo de 1923 a 1932, año en que se jubila.
181
Gaceta de Madrid, 24 de marzo de 1932, nº 84, p. 2071.
182
AHN, FC-Mº de Justicia, Jueces, leg. 912, expte. 13043.
183
Mariano Gómez cesó como Consejero Permanente de Estado el 30 de marzo de 1932 y, ese mismo día, el
Consejo “acordó por unanimidad, se hiciera constar en acta la felicitación a V.E. por su designación para el
cargo de Magistrado del Tribunal Supremo, así como también el sentimiento del Consejo por verse privado
de la valiosa cooperación de persona de tantos méritos y que tan relevantes servicios había venido prestando”
(Oficio dirigido por el Secretario General del Consejo de Estado, de 11 de abril de 1932, a Mariano Gómez
González, Archivo y Biblioteca del Consejo de Estado, expediente personal de Mariano Gómez González).
184
Por Orden Ministerial de 27 de marzo, se ratificó la declaración de excedente en cuanto al servicio activo
de la enseñanza y cesó en el cargo de Rector el siguiente miércoles día 30 de marzo de 1932, el día anterior a

56
sustituyó el diplomático José Torroba Sacristán185 y, al acto de toma de posesión del nuevo
Consejero, asistieron el Presidente de la República y el Presidente del Consejo de
Ministros, quienes elogiaron a los Consejeros saliente y entrante. En la Universidad,
asumió el rectorado quien hasta entonces había sido su Vicerrector, Juan Bautista Peset
Aleixandre, Catedrático de Medicina, quien desempeñó el cargo en funciones hasta que fue
elegido Rector el siguiente mes de mayo186. La Junta de Gobierno de la Universidad de
Valencia, en su sesión de 9 de abril de 1932, adoptó, entre otros, el siguiente acuerdo:
“Reiterar a D. Mariano Gómez González su felicitación por el alto y merecido honor que le
ha dispensado el Gobierno de la República, expresarle su sentimiento porque las
circunstancias le obliguen a ausentarse de esta Universidad donde tan importante labor
venía desarrollando y que constase en acta un voto de gracias por el acierto y entusiasmo
con que ha llenado el cargo de Rector de esta Universidad tan a satisfacción de todos”187.

En el ámbito familiar trasladó el domicilio en Madrid, donde alquiló una vivienda


propiedad de la Condesa de Salvatierra en la calle de Serrano nº 16, último piso y allí se
instaló con Visita, sus tres hijos y Juana, la empleada del hogar. En el barrio de Salamanca,
centro neurálgico de la capital y espacio escogido por la burguesía madrileña desde finales
del XIX, Visita iba a encontrar sus recuerdos de la infancia. Los hijos del matrimonio,
continuarían sus estudios de bachillerato en el Liceo Francés, frente a la sede del Tribunal
Supremo. Pero la vida en Madrid sería mucho más agitada a lo que habían sido los años de
Valencia.

No había pasado un mes desde que estaban en Madrid, “la noche del 12 al 13 de
mayo de 1932, un voraz incendio destruyó el ala izquierda de la universidad y con este
motivo, se produjo una violenta polémica en la ciudad con evidentes implicaciones
políticas”, las llamas destruyeron “los laboratorios de química y el gabinete de física con
aparatos de valía procedentes de la antigua escuela de ingenieros industriales” y sólo “del
museo pudieron salvarse 50 o 60 ejemplares gracias a la abnegada conducta de estudiantes
y profesores”188. Todo parece indicar que el incendio fue fortuito y no provocado.

Coincidencia nefasta, ese día 13 aparecía en la Gaceta el nombramiento de Peset


como nuevo Rector. “La intervención del rector Peset fue importante para agilizar los
trámites de las reparaciones” y “Mariano Gómez, que se había desplazado inmediatamente
a Valencia, igual que el subsecretario F. Barnés, interesaron al ministro en el problema
Valenciano”189. Una vez más quedaba acreditado su valencianismo.

Otra jubilación en el Tribunal Supremo, la del Presidente de la Sala Sexta de


Justicia Militar, Salvador García Rodríguez de Aumente, Magistrado y Auditor general del
Ejército que había sido nombrado hacía escasamente un año190, obligaba al propio Tribunal
y al Gobierno, que el nombramiento del nuevo Presidente de la Sala de Justicia Militar,
fuese persona con buena acogida en los medios judiciales, políticos y, de forma particular,
en el Ejercito, dadas las competencias de esa Sala. La decisión no era fácil pero pronto se

su toma de posesión como Magistrado del Tribunal Supremo en Madrid (Arxiu Históric Universitari,
Universitat de València, Caja 1365/5 BIS, Mariano Gómez González).
185
Decreto de 19 de septiembre de 1932, Gaceta de Madrid, domingo 25 de septiembre de 1932, nº 269, p.
2170.
186
Real Decreto de 13 de mayo de 1932, Gaceta de Madrid, 1 junio 1932, nº 153, p. 1604.
187
Oficio del Vicerrector a Mariano Gómez, de 12 de abril de 1932, Arxiu Hitòric Universitari, Universitat
de València, Caja 1365/5 BIS, Mariano Gómez González.
188
María Fernanda Mancebo, ob. cit., pp. 270-274.
189
María Fernanda Mancebo, ob. cit., p. 274.
190
Decreto de 28 de mayo de 1931, Gaceta de Madrid, 30 de mayo de 1931, nº 150, p. 1030

57
puso en marcha la iniciativa de proponer a Mariano Gómez. Por segunda vez el propio
interesado fue el primer sorprendido y nadie podía imaginar la trascendencia que tendría su
nombramiento en un futuro próximo.

El azar hizo que su nombramiento como Presidente de la Sala Sexta, tuviese lugar
en el primer aniversario de la proclamación de la República191 y tomó posesión el siguiente
día 30192, sin más protocolos que los que exigían la normativa, ante la propia Sala, un
número elevado de Magistrados del Tribunal presididos por Diego Medina. Por su parte, la
plaza que dejaba vacante fue ocupada por el Magistrado Carlos de Zumárraga y Egoscue,
Fiscal territorial que servía el cargo hasta entonces de Abogado fiscal del Tribunal
Supremo y meses después, a petición propia, pasó a la situación de excedencia voluntaria
como Catedrático de la Universidad de Valencia193.

Los acontecimientos políticos se producían a velocidad vertiginosa, las tensiones


sociales se acrecentaban y la crispación en el Ejército trascendía de los cuarteles. Al
Tribunal Supremo comenzarían a llegar procedimientos judiciales de gran carga política,
no solo a la Sala Segunda de lo Criminal, sino también a la Sala Sexta por la condición
militar de los procesados. Sin quererlo, el Tribunal Supremo, se convertiría en centro
neurálgico de atención política de todo el país y basta señalar, sumariamente, los casos de
Castilblanco (Badajoz)194, Arnedo (La Rioja)195, los derivados de la sublevación de agosto
de 1932, Casas Viejas (Cádiz)196, los sucesos de Alcañiz (Teruel)197, los procedimientos de
191
Gaceta de Madrid, 14 de abril de 1932, nº 105, p. 339.
192
AHN, FC-Mº de Justicia, Jueces, leg. 912, expte. 13043.
193
Gaceta de Madrid, 14 de marzo de 1933, nº 73, p. 1973 y 1974.
194
El 30 de diciembre de 1931 la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra convocó en Castilblanco
(Badajoz) dos días de huelga en señal de protesta por la disolución por la Guardia Civil días antes de una
manifestaciones de campesinos en demanda de trabajo. En el centro de la localidad se produjo un
enfrentamiento entre campesinos y la fuerza pública como consecuencia del cual fueron cruelmente matados
los guardias civiles Francisco González Borrego, Agripino Simón Martín, José Matos González y José
Blanco Fernández. Los autores de las muertes fueron juzgados en Consejo de guerra y fueron condenados a
la pena muerte, con propuesta de conmutación, Pedro Álvarez Bravo, Lucio Bravo Ayuso, Hilario Bermejo
Corral, Wenceslao García Galán y Reyes Horcajo Romero y, con condena a reclusión perpetua para Fausto
Bonilla Bravo, Domingo Ruiz Luengo y Tiburcio Pizarro Horcajo. El recurso se vio ante la Sala 6ª del
Tribunal Supremo en vista celebrada el 3 de octubre de 1934 y actuando como defensor de los condenados
Luis Jiménez de Asúa. Las penas de muerte fueron conmutadas por el Gobierno.
195
El 5 de enero de 1932, a raíz de una huelga convocada por la UGT en solidaridad con unos despidos en
una fabrica de calzado de Arnedo (La Rioja), la Guardia Civil disparó contra la población matando 11
personas, entre ellas 4 mujeres y 1 niño y cerca de medio centenar de heridos.
196
El 11 de enero de 1933 en la localidad gaditana de Casas Viejas un movimiento popular anarquista tomó
el Ayuntamiento, destituyó al Alcalde e intentó tomar el cuartelillo de la Guardia Civil hiriendo a sus tres
ocupantes y uno de ellos, el Sargento, falleció poco después. Ante los acontecimientos el Gobierno y su
Dirección General de Seguridad a cargo de Arturo Menéndez López (ver Anexo 2. Dos años de justicia
republicana, una entrevista a Mariano Gómez González, Presidente del Tribunal Supremo por Max Aub),
envió a la Guardia Civil y a Guardias de Asalto con ordenes tajantes de restablecer la normalidad de forma
inmediata dictadas por el Gobernador Civil de Cádiz. La fuerza público entró en Casas Viejas y comenzó la
represión de cuantos vecinos consideraban sospechosos, practicando detenciones arbitrarias y torturas. Varios
vecinos, entre ellos Francisco Cruz Gutiérrez “Seisdedos” se refugiaron en la choza de este último, que fue
incendiada por la fuerza pública y siete de sus ocupantes murieron carbonizados. La represión fue de tal
dureza que 12 vecinos más fueron fusilados por la fuerza pública que causó también un número elevado de
heridos.
Por Sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz de 28 de mayo de 1934 se condenó al Capitán de la
Guardia Civil Manuel Rojas Feingespan como autor de tres homicidios a 21 años de prisión. Recurrida en
casación la expresa decisión, la Sala 2º del Tribunal Supremo, en Sentencia de 24 de enero de 1936, confirmó
los tres delitos de homicidio y rebajó la pena a tres años de prisión, uno por cada muerte.
197
El 9 de diciembre de 1933 tuvo lugar en Alcañiz (Teruel) un enfrentamiento armado entre un grupo de
personas y la Guardia Civil como consecuencia del cual resultó muerto un número de la fuerza pública. El

58
consecuencia de la revolución de octubre de 1934 y, el caso de la sublevación del Cuartel
de la Montaña al día siguiente del golpe militar del 18 de julio de 1936.

2. Sanjurjo y los sublevados del 10 de agosto de 1932 ante la Sala 6ª del Supremo.

Fruto del malestar generado en el Ejército por las reformas llevadas a cabo desde
que se implantó la República, siendo Presidente de Gobierno y Ministro de Guerra Manuel
Azaña, y, también, consecuencia de posiciones ideológicas conservadoras acostumbradas
desde antiguo a la interferencia militar en los asuntos políticos, la amenaza y el temor a
intentonas golpista, con mayor o menor intensidad, estuvo permanentemente activa.

La mañana del 10 de agosto de 1932 tuvo lugar una sublevación militar, de forma
simultánea, en Madrid, Alcalá de Henares y Sevilla. En esta última ciudad se situaba el
cabecilla de la intentona, el Teniente General del Ejército y entonces Director General de
los Carabineros, José Sanjurjo Sacanell, fiel a la República desde sus comienzos, pero que
declaraba el estado de guerra mediante el siguiente bando militar:

"El excelentísimo señor general don José Sanjurjo y Sacanell, teniente general de
los Ejército, hago saber: Queda declarado el estado de guerra en toda la región
andaluza con las consecuencias que dicho estado lleva consigo. Como capitán
general de Andalucía, asumo el mando, concentrando en mi autoridad todos los
poderes. Así como Dios me permitió llevar el Ejército español a la victoria en los
campos africanos, ahorrando el derramamiento de sangre moza, confío en que
también hoy me será permitido con mi actitud llevar la tranquilidad a muchos
hogares humildes, y la paz a todos los espíritus. ¡Viva España única e inmortal!
Sevilla, 10 de agosto de 1932"

Fracasada la sublevación rápidamente en Madrid, con el saldo de cerca de una


veintena de muertos y otros tantos heridos, acto seguido se truncaron los intentos golpistas
de Alcalá de Henares y Sevilla. Se cerraron periódicos por orden gubernativa, fueron
detenidas centenares de personas, de las que 138 fueron deportadas a Villa Cisneros y los
militares mas destacados fueron sometidos a consejo de guerra.

El General Sanjurjo fue detenido en Huelva al día siguiente, trasladado a Madrid y


sometido a consejo de guerra sumarísimo ante la Sala Sexta de Justicia Militar del Tribunal
Supremo, presidida por Mariano Gómez. Junto a Sanjurjo se sentaron en el banquillo el
General de Brigada Miguel García de la Herranz, el Teniente Coronel de Estado Mayor
Emilio Esteban Infantes y Martín y el Capitán de Infantería Justo Sanjurjo y Jiménez Peña.
Se nombraron dos jueces instructores, los Magistrados del Tribunal Supremo Eduardo
Iglesias Portal para conocer de los sucesos de Madrid y Dimas Camarero y Marrón para los
de Sevilla. Varios fueron los procedimientos judiciales abiertos, pero el primero en
sustanciarse fue el sumarísimo seguido contra los máximos dirigentes de la rebelión
encabezados por Sanjurjo.

Nadie hubiera pensado que iba a presidir la Sala de Justicia que juzgaría por el
delito de rebelión a aquel amable, culto y buen profesional Sanjurjo que conoció en su

consejo de guerra celebrado en Zaragoza dictó sentencia imponiendo doce penas de muerte y los mismos
condenados también fueron juzgados por la jurisdicción ordinaria y por los mismos hechos y fueron
condenados a diez años de prisión. El recurso ante la Sala 6ª del Tribunal Supremo se vio el 10 de enero de
1935.

59
etapa de la Universidad de Zaragoza. La defensa del General la asumió el conocido
abogado y catedrático Francisco Bergamín García. Por las fechas de los acontecimientos y
las vacaciones de verano, Mariano Gómez ejercía circunstancialmente de Presidente
suplente del Tribunal Supremo, ante la ausencia de su titular Diego Medina. Junto con
otros Magistrados de la Sala Sexta hacía gestiones a todos los niveles para acertar en el
tratamiento de la causa y su previsible, por legalmente inevitable, condena a la pena de
muerte de los máximos responsables, en particular Sanjurjo.

En sus frecuentes visitas al Presidente de la República, Alcalá-Zamora, al


Presidente de Gobierno y Ministro de la Guerra, Azaña, y al Ministro de Justicia, unas
veces a iniciativa propia y otras siendo llamado, había expuesto con claridad y firmeza su
posición ante una previsible condena a la pena de muerte de Sanjurjo. Si la condena se
plasmaba en una sentencia, el indulto era obligado para el Gobierno y el Presidente de la
República. En igual sentido había hablado ciento y mil veces con su compañero y amigo el
Magistrado Antón Oneca, que compartía plenamente esa opinión.

La situación política general no podía ser mas tensa y en el Gobierno se generaban


todo tipo de fricciones y sutiles incoincidencias. Una cosa estaba clara, si bien los rebeldes
habían fracasado en la sublevación, ésta produjo un reforzamiento de las posiciones
conservadoras y un fraccionamiento de todos los sectores republicanos. Por lo que se
refiere a su posición y a la de los Magistrados de la Sala 6ª, por unos motivos u otros era
un inconveniente para todos.

La Sentencia de la Sala Sexta del Supremo, de 25 de agosto de 1932198 (Ponente:


Ángel Ruiz de la Puente y Sánchez Puerta), condenó por el delito de rebelión al Teniente
General Sanjurjo, a la pena de muerte “con las accesorias en caso de indulto, de
inhabilitación absoluta perpetua y pérdida del empleo”; al General de Brigada Miguel
García de la Herranz, a la pena de reclusión perpetua; al Teniente Coronel de Estado
Mayor, Emilio Esteban Infantes Martín, a la pena de doce años y un día de reclusión; y, al
Capitán de Infantería, Justo Sanjurjo Jiménez Peña, se le absolvía. Firmaban la Sentencia
los Magistrados componentes de la Sala Sexta: Mariano Gómez (Presidente), Fernando
Abarratégui, José María Álvarez, Isidro Romero Civantos, Ángel Ruiz de la Fuente, Emilio
de la Cerda López-Mollinedo y José Antón Oneca.

La condena a la pena muerte de Sanjurjo, se dictaba en la Sentencia en la forma


citada, con mención expresa a la posibilidad de indulto y, además, después del fallo,
constaba el voto reservado de José Antón Oneca:

“En Madrid a 25 de agosto de 1932. El Magistrado que suscribe, disconforme con


la Sentencia dictada en juicio sumarísimo por esta Sala el día 25 de los corrientes,
en la que se condena por el delito de rebelión militar, cometido en Sevilla el día 10
del actual mes y año, al General José Sanjurjo Sacanell, General Miguel García de
la Herranz, Teniente Coronel de Estado Mayor Emilio Esteba Infantes Martín, a las
penas de muerte, reclusión perpetua y doce años y un día de reclusión temporal,
respectivamente, y se absuelve libremente al Capitán Justo Sanjurjo Giménez Peña,
formula el siguiente voto.
Que admite y está conforme con la relación de hechos consignados en los
resultandos de la Sentencia, así como con la doctrina legal que en los

198
El texto completo de la Sentencia puede verse en, Alfonso Serrano Gómez, “Don José Antón Oneca en el
proceso del General Sanjurjo y su voto reservado”, pp. 27-36.

60
Considerandos se declara, y presta también su conformidad al fallo, pero,
considerando que la pena señalada en el artículo 238 del Código de Justicia Militar
al jefe de la rebelión militar, por ser única e indivisible no admite la posibilidad
legal de ser rebajada, a pesar de la concurrencia de circunstancias atenuantes bien
en el agente o en la infracción, a pesar de la libertad de apreciación que a los
Tribunales concede el artículo 173 del citado Código castrense. Considerando que
los distintos servicios prestados por el General Sanjurjo a la Patria, tanto en tiempo
de guerra como en paz, en momentos sociales y políticos de dificultad, en los que
con su acertada y subordinada actuación cooperó a los poderes constituidos con
gran prudencia y acierto, evitando trastornos y alteraciones del orden público y
teniendo además en cuenta que en el movimiento revolucionario realizado en
Sevilla no hubo derramamiento de sangre, ni actos de violencia sobre los
particulares ni los inmuebles, y son únicamente un levantamiento de carriles de
poca importancia, desistiendo el General Sanjurjo de su propósito insurgente tan
pronto como las fuerzas de la Guarnición de Sevilla le manifestaron su propósito de
reintegrarse a la disciplina de los poderes legítimos de la Nación, sin intentar ni por
un momento que reaccionaran a su favor y continuaran la rebelión, circunstancias
estas que de no ser una pena única, dada la amplitud del artículo 173 del Código de
Justicia Militar, hubieran podido rebajar la pena tan grave impuesta.

Por lo expuesto, el que suscribe, discrepando de la opinión de la Sala, entiende que


existen méritos bastantes para estimar la pena excesiva y, haciendo uso de la
autorización que a los Tribunales concede el artículo 2º del Código penal común,
elevar al Gobierno la solicitud de conmutación de la pena por la de reclusión
perpetua” (Alfonso Serrano Gómez, “Don José Antón Oneca en el proceso del
General Sanjurjo y su voto reservado” 199.

Tiene particular interés, el relato que de la situación sobre el caso Sanjurjo, escribía
esos días Manuel Azaña, en el que expresa la inquietud y preocupación general que
produjo la Sentencia condenatoria:

23 de agosto.
“Romero Civantos200, magistrado de la sala 6ª del Supremo tuvo el otro día la
ocurrencia, ya en curso el proceso de Sanjurjo, de ir a visitar al Presidente a La
Granja. Don Niceto, espantado de la indiscreción de Romero, le tuvo siempre
delante de gentes, mientras duró la visita.
Y hoy mismo, Mariano Gómez, presidente de dicha Sala, que juzga a Sanjurjo, ha
comunicado al Presidente de la República que tiene un teléfono para hablar con él,
sin ser oídos, porque quería consultarle ciertas dudas. Don Niceto ha contestado que
las resuelva él solo, y no ha querido saber ni el número de teléfono”201.
24 de agosto.
“Pasadas las cuatro, aún no hay sentencia. Los señores siguen deliberando. Se
conoce que han comenzado a estudiar de nuevo la carrera de derecho. Me voy a
acostar”202.

199
Alfonso Serrano Gómez, “Don José Antón Oneca en el proceso del General Sanjurjo y su voto
reservado”, ob. cit., pp. 35 a 36.
200
Isidro Romero Civantos, antes de ser nombrado Magistrado del Tribunal Supremo en 1931, había sido
Auditor del Departamento del Cuerpo Jurídico de la Armada y, con anterioridad, diputado a Cortes en varias
legislaturas.
201
Manuel Azaña, Diarios, 1932-1933, “Los cuadernos robados”, p. 41.
202
Manuel Azaña, Diarios, 1932-1933, “Los cuadernos robados”, p. 41.

61
25 de agosto.
“A las ocho y media me despierta el teléfono. Habla Mariano Gómez, Presidente de
la Sala 6ª, y me comunica la sentencia que acaba de firmar. Me llama mucho la
atención que absuelvan al hijo de Sanjurjo, pero no digo nada, y me reservo mi
opinión para cuando conozca el texto de los considerandos, que serán sin duda muy
buenos.
-¿Quiere usted que vaya a verle? –me pregunta Gómez.
-No, no es menester –le respondo-. Que ustedes descansen.
Pocos minutos después me llama Albornoz y me cuenta lo mismo. Entonces he
llamado yo al Presidente de la República y le informo del suceso. Me dice que, para
todo evento, debemos tener el informe del Supremo, que pide la Constitución. Le
he hecho saber que antes de ir a Palacio, el Gobierno se reunirá en Consejo, para
deliberar, solo. Como es natural lo encuentra bien.
Traté de dormir otra vez, pero ya el sueño había volado. Un poco más tarde llamé a
Mariano Gómez y le pedí que me enviase el consabido informe203.
-Me quita usted un peso de encima! –respondió, muy emocionado-. Enseguida lo
mando. ¡Que tenga usted un acierto!204

Por cuanto ya ha quedado expuesto, discrepo de la opinión de mi amigo y


compañero Alfonso Serrano Gómez, cuando afirma que “el presidente de la Sala que
condenó a Sanjurjo se limitó a obedecer órdenes de Azaña” y, sigue, “no envió por
iniciativa propia la petición, como disponía el artículo 102 de la Constitución de 1931”205.
Como hemos visto, el fallo de la Sentencia contemplaba la posibilidad del indulto y, el
voto reservado de Oneca, contenía una solicitud al Gobierno de conmutación de la pena de
muerte. La Sala había dictado la sentencia y preparado el informe sobre conmutación de la
pena de muerte, durante la madrugada del día 25. En ese momento Azaña solo conocía
telefónicamente el fallo, pero no la Sentencia. Otra cosa diferente es que tanto el Presidente
de la República, como el Presidente de Gobierno y la mayoría de los Ministros y la Sala
del Tribunal, desde que comenzó el procedimiento y a sabiendas de que Sanjurjo
difícilmente podría evitar la condena a la pena máxima en aplicación del Código penal
castrense, eran firmes partidarios del indulto. En todo caso lo que pudo haber, conforme
disponía la redacción confusa del artículo 102 de la Constitución, fue una oficiosidad no
buscada por parte del Presidente de Gobierno al solicitar el informe por teléfono al
Presidente de la Sala Sexta.

También discrepo de Alfonso Serrano Gómez cuando afirma que “el Presidente de
la República quería que fuera condenado, para indultarle después”206. Siempre repugnó a
don Niceto la pena de muerte, como también a Mariano Gómez -su viejo correligionario
con el que le separaban ahora grandes diferencias políticas. Otra cosa distinta es, que a
juicio de Alcalá-Zamora, “no era hombre muy reflexivo el general decidido, o guerrillero
afortunado, de las campañas marroquíes”. Para el entonces Presidente de la Sala Sexta del
Supremo estaban en su recuerdo los breves y esporádicos encuentros con el respetable

203
Se refiere Azaña al preceptivo informe previo necesario para que el Gobierno haga la propuesta de
indulto. Decía así el párrafo segundo del artículo 102 de la Constitución: “En los delitos de extrema
gravedad, podrá indultar el Presidente de la República, previo informe del Tribunal Supremo y a propuesta
del Gobierno responsable”.
204
Manuel Azaña, Diarios, 1932-1933, “Los cuadernos robados”, con introducción de Santos Juliá, p. 44.
205
Alfonso Serrano Gómez, “Don José Antón Oneca en el proceso del General Sanjurjo y su voto
reservado”, p. 39.
206
Alfonso Serrano Gómez, “Don José Antón Oneca. In memoriam”, p. p. 350.

62
Sanjurjo en Zaragoza, al que también el Presidente de Gobierno dispensaba su
reconocimiento. Azaña sabía que la sublevación era algo que desde hacía tiempo había
contemplado como hipótesis en la actitud del que fuera Director de la Guardia Civil y
entonces de los Carabineros. A ello habría que añadir, la estricta relación que Azaña
mantuvo siempre en lo político y profesional con Mariano Gómez, al que agradecía
enormemente sus frecuentes encuentros y sobre el que nunca tuvo dudas acerca de su
lealtad a la República y quien, como dejó escrito en sus telegráficos y en ocasiones
lacónicos Apuntes de Memoria, se encontraba entre los que consideraba amigos207.

El indulto se concedió ese mismo día 25208 y Azaña dejó constancia en sus Diarios,
de lo que ocurrió en aquel Consejo de Ministros y de la angustia que le produjo el
problema209. Concedido el indulto, el Gobierno dispuso que Sanjurjo fuera trasladado al
penal de El Dueso (Cantabria) para el cumplimiento de la pena y, de allí, en el mes de
enero de 1934, fue trasladado al castillo de Santa Catalina (Jaén).

La Sala Sexta del Tribunal Supremo, en aplicación de la Ley de Amnistía de 24 de


abril de 1934210, ordenaba la libertad de Sanjurjo el siguiente día 25. El diario monárquico
ABC titulaba así la noticia: “El heroico general Sanjurjo sale del castillo de Santa Catalina
entre vítores y aplausos que le acompañan hasta el umbral de España en Gibraltar”211.

Una vez en libertad Sanjurjo decidió exiliarse en Estoril (Portugal). Desde allí urdió
el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 y, cuando el siguiente día 20 se disponía a viajar
a España, para ponerse al mando de los sublevados como máximo dirigente de la rebelión,

207
“Después de la cena: la tertulia. Los amigos que no vienen. Los que se van: Barcia, Felipe. Besteiro.
Ossorio. Prieto y sus visitas. Mariano Gómez. Las reuniones con los militares: Pastor, Saravia, Bernal y
Giral. Inutilidad” (Manuel Azaña, Obras completas, Vol. VI (Julio 1936/agosto 1940), Apuntes de Memoria,
PALACIO [julio-septiembre de 1936], p. 259).
208
Decreto de 25 de agosto de 1932 (Gaceta de Madrid, 26 de agosto de 1932, nº 239, p. 1475):
“Usando de la prerrogativa que me confiere el artículo 102 de la Constitución de la República; de
conformidad con lo informado por el Tribunal Supremo de Justicia, y a propuesta del Consejo de Ministros,
Vengo en decretar lo siguiente:
Artículo único. Se conmuta la pena de muerte impuesta a D. José Sanjurjo y Sacanell, por la de reclusión
perpetua con todas las accesorias determinadas en el fallo del Tribunal sentenciador.
Dado en Madrid a veinticinco de agosto de mil novecientos treinta y dos.
NICETO ALCALÁ-ZAMORA Y TORRES.
El Presidente del Consejo de Ministros,
MANUEL AZAÑA”.
209
“Los ministros han acudido puntualmente. Leo al Consejo la carta de Ossorio, el escrito de Bergamín, y
alguna otra petición. Se planteó una cuestión previa, muy ociosa, sobre el artículo 102 de la Constitución.
Prieto, erróneamente, creía que debe preceder un acuerdo del Gobierno, y luego pedir el informe al Supremo.
Logro convencerle de que no debe ser así. Un ministro habla del “expediente” de indulto, como si fuésemos a
escribir muchas hojas.
Entramos en la cuestión de fondo, e invité a los ministros a que diesen su parecer. Prieto, por sí, y por otros
dos ministros, socialistas, votó por el indulto. Domingo, por sí y por Albornoz, votó lo mismo. Casares, con
gran firmeza, votó porque se cumpliese la sentencia. Los demás votaron por el indulto. Todos han razonado
su opinión largamente. Casares funda la suya en que el indulto rompe la firmeza del Gobierno, alienta a los
conspiradores, y nos impide ser rigurosos con los extremistas.
Voté yo el último a favor del indulto. He considerado el asunto como un caso político, en el que debe de
hacerse lo más útil a la República.…
Estoy fatigado desde anoche, y un poco angustiado por el suceso, como si todavía no fuese seguro que le
vamos a indultar. Nunca había tenido en la mano la vida de un hombre. Es mucho. ¿Me equivoco al dar a
este asunto la solución que le he dado? Espero que no” (Manuel Azaña, Diarios, 1932-1933, “Los cuadernos
robados”, pp. 44-46).
210
Ley de Amnistía de 24 de abril de 1934 (Gaceta de Madrid, 25 de abril de 1934, nº 115, pp. 548 y 549.
211
ABC, jueves 26 de abril de 1934, p. 29.

63
el avión que pilotaba Juan Antonio Ansaldo, se estrelló contra el suelo al poco de despegar.
Sanjurjo falleció en el acto y Ansaldo quedó levemente herido.

Sobre la conducta de Mariano Gómez en relación con el juicio y condena de


Sanjurjo, habló en muchas ocasiones con su discípulo y buen amigo José Rodríguez
Olazábal, el cual nos dejó un testimonio de gran valor al respecto:

“En el más alto tribunal de la nación –dejando aparte el Tribunal de Garantías


Constitucionales- el señor Gómez ocupó la presidencia de la Sala Sexta –la de
Justicia Militar-, y el año 1932 recayó sobre él la penosa tarea de presidir el tribunal
que juzgó al general Sanjurjo, por el alzamiento del 10 de agosto. Fue aquél,
inevitablemente, uno de los casos en que la judicatura, sin proponérselo ni quererlo,
se ve envuelta en las marejadas políticas. La actuación del presidente y de los
miembros del tribunal fue escrupulosa, intachable. La culpabilidad del general
Sanjurjo –militar que, dicho sea de paso, gozaba de gran popularidad y simpatía en
toda España- era manifiesta y los hechos de extrema gravedad. Nadie pudo darse
por sorprendido ante la sentencia condenatoria. Pero, en aquella España tan cargada
de pasiones, el fallo marcaba indefectiblemente como “izquierdista” a quien, como
mi antiguo maestro [se refiere a Mariano Gómez] no era en el fondo más que un
hombre de derechas que había cumplido con su deber”212.

Casi un año después, el 19 de junio de 1933 se iniciaba ante la Sala Sexta otro
procedimiento por los sucesos de agosto de 1932, en esta ocasión con un elevado número
de procesados. Formaban la Sala el Presidente Mariano Gómez y los Magistrados
Fernando Abarrategui, José María Álvarez, Isidro Romero Civantos, Ángel Ruiz de la
Fuente, Emilio de la Cerda y José Antón Oneca.

Se reunía con Azaña el día 26, para tratar de este segundo procedimiento por los
sucesos de agosto de 1932 y demás asuntos pendientes en la Sala Sexta que afectaban a los
militares.

Se dictó la Sentencia el 24 de julio de 1933213, en la se condenaba a penas


diferentes de reclusión a quince de los procesados, se absolvía a doce y, además, por la
retirada de la acusación, quedaban en libertad otros veintitrés procesados214. Al día
siguiente, se corrió el rumor de que el Presidente del Supremo Diego Medina y Mariano
Gómez, así como el Fiscal General de la República, José Oriol Anguera de Sojo, iban a
presentar su dimisión por entender que el Ministro de Justicia, Álvaro de Albornoz, no
había tenido palabras acertadas hacia el Tribunal en el debate parlamentario, cosa que
muchos entendían como una censura a su labor judicial215.

212
José Rodríguez Olazábal, La administración de justicia en la guerra civil, pp. 76 y 78.
213
El texto de la Sentencia puede consultarse en el diario ABC del martes 25 de julio de 1933, pp. 29-36.
214
De nuevo, Azaña dejó testimonio escrito en sus Diarios, sobre el desconcierto que creó esta nueva
sentencia 23 de junio de 1933: “Consejo en la Presidencia. Hemos hablado, entre otras cosas, de lo que
ocurre en la vista de la causa por los sucesos de agosto. Es pasmosa la facilidad con que la gente pierde los
estribos, salta al trapecio y comienza a hacer volatines a impulsos de una impresionabilidad versátil. Hoy, en
el Consejo, se lamenta Casares de la conducta del presidente del Tribunal (Mariano Gómez) y de su benévola
disposición respecto de las pretensiones de los militares presos. Albornoz se ha dado por aludido, como si
Casares le echase a él la culpa de lo que sucede, y se ha puesto furioso” (Manuel Azaña, Diarios, 1932-1933,
“Los cuadernos robados”, p. 377 y también en Obras completas, Vol. IV (Septiembre de 1932-octubre de
1933), p. 785)
215
Ver La Vanguardia de Barcelona, martes 27 de junio de 1933, p. 22.

64
La amplia implicación, explicita e indirecta, de políticos y militares en la
sublevación del 10 de agosto de 1932 fue palpable y de entre los muchos testimonios
expresados al efecto, señalamos a continuación el que nos dejó Portela Valladares basado
en informaciones que le facilitó Mariano Gómez en el exilio parisino a finales de 1939:

“Neully sur Seine el 26 de noviembre de 1939.

Don Mariano Gómez, Presidente del Tribunal Supremo, asegura que Lerroux estaba
de acuerdo con Sanjurjo el 10 de agosto. Matres, un empleado de Instrucción
Pública y como Secretario de Sanjurjo, así lo declaró; y también que el discurso de
Lerroux en Zaragoza, había sido tratado de antemano, conviniéndose que él iría al
Poder y se daría una amnistía. El correo de las negociaciones, el Coronel Azpiazu.
El fiscal Martínez presentó la declaración de Matres después de fallada la causa de
Sanjurjo; Mariano Gómez y la Sala, llevaron al libro de “acordadas” lo dicho por el
fiscal. Albornoz, Ministro de Justicia entonces, llamó al Presidente del Supremo
para manifestarle que el fiscal habría obrado por órdenes del Gobierno”216.

También, en igual sentido, sobre la implicación de Lerroux en la sanjurjada de


agosto de 1932, Santos Martínez Saura, que fuera Secretario particular de Azaña desde
enero de 1935 hasta finales de 1939 - pasó la frontera con él rumbo al exilio el 5 de febrero
de 1939 -, tomando como referencia las Memorias políticas y de guerra de éste217, nos ha
dejado escrito:

"El 7 de noviembre del 37, ante Azaña, Negrín, Prieto y Giral, don
Mariano Gómez, quien por entonces era presidente del Tribunal Supremo,
como lo había sido de la Sala Sexta de ese Tribunal cuando juzgara éste
a Sanjurjo, refirió haber sabido a posteriori que el fiscal de la
República, Martínez de Aragón, retuvo en su poder hasta después de
sustanciado y fallado el juicio sumarísimo la declaración de José
Matres, íntimo de Sanjurjo descubriendo la connivencia de Lerroux con el
general. El presidente de la sala le preguntó al fiscal por qué lo había
hecho, y éste le respondió: "porque lo he estimado conveniente." Como
no podía imponérsele al fiscal ninguna corrección, se hizo constar en el
"libro de acordadas" que aquella omisión había privado de un elemento de
juicio muy importante. Matres obró así disgustado contra quienes habían
abandonado a Sanjurjo, y quería, tal vez, salvarlo descorriendo un poco
el velo. En opinión del presidente del Supremo, si dicha declaración se
hubiese incorporado al sumario, Lerroux habría sido necesariamente
implicado en el proceso. La información fue proporcionada por don
Mariano, además de conocerla nosotros aquel mismo día”218.

Sobre esa razonable implicación de Lerroux y de otros políticos como Melquíades


Álvarez y de tantos militares, como por ejemplo del General Manuel Goded Llopis, nos ha
dejado escritas interesantes y agudas reflexiones el entonces Presidente de la República,
Niceto Alcalá Zamora219.

216
Manuel Portela Valladares, Dietario de dos guerras (1936-1950). Notas, polémicas y correspondencia de
un centrista español, p. 167.
217
Manuel Azaña, Memorias políticas y de guerra, tomo II, p. 357.
218
Santos Martínez Saura, Memorias del secretario de Azaña, p. 147.
219
Niceto Alcalá-Zamora, Memorias, pp. 264-267.

65
3. Sobre la revolución de octubre de 1934: Franco incumple su palabra y reprime con
dureza en Asturias y la Sala 2ª del Supremo absuelve a Largo Caballero en 1935.

Las tensiones sociales y políticas, con una inmensa mayoría de la población sumida
en el deterioro y la miseria, hicieron que los sectores mas cualificados de la izquierda,
PSOE-UGT, comunistas y anarquistas, fraguaran una respuesta que algunos demandaban
desde hacía tiempo, pero que otros aplazaban y se resistían a ella, por considerarla
condenada al fracaso y por ello gravemente perjudicial para la República. A esa situación
se añadía el hecho de que en Cataluña crecía y se implantaba con firmeza, la idea de llevar
a sus últimas consecuencias las previsiones constitucionales federalistas. La derecha se
radicalizaba, el malestar en el ejército crecía y la violencia política no se hizo esperar.

La denominada revolución de octubre de 1934, se iniciaba el día 5 y duró casi tres


semanas. El movimiento revolucionario se inició precipitadamente al día siguiente del
nombramiento del conservador Alejandro Lerroux como Presidente del Consejo de
Ministros. Los hechos revolucionarios mas destacados tuvieron lugar en Asturias, cuya
represión por el ejército produjo varios centenares de muertos. Se declaró el Estado
Catalán y la represión allí tuvo un saldo de cerca de medio centenar de muertos, alrededor
de 3.000 detenidos, entre los que se encontraron el Presidente de la Generalitat Companys,
el Presidente del Parlamento catalán Joan Casanovas i Maristany, un grupo de diputados,
entre ellos Josep Tarradellas. Incluso se llegó a detener y procesar a Manuel Azaña220, que
se encontraba circunstancialmente en Barcelona en esas fechas. En el País Vasco los
enfrentamientos fueron también extremadamente violentos, causando medio centenar de
muertos. Los intentos revolucionarios de Madrid fracasaron a las pocas horas.

El Gobierno había encomendado a los generales Manuel Goded Llopis y Francisco


Franco Bahamonde, la represión militar de la revolución en Asturias, que se ejerció sobre
el terreno, de forma destacada, bajo el mando del general Eduardo López Ochoa y el
coronel Juan Yagüe Blanco, que utilizarían como fuerza de choque principal, a la Legión y
a las Fuerzas Regulares. Antes de comenzar la represión del movimiento revolucionario, el
Ministro de la Guerra, Diego Hidalgo Durán, convocó en su despacho al general Franco y
al Presidente de la Sala Sexta del Tribunal Supremo, con la finalidad de dejar bien claro
que la acción militar en Asturias se limitaría a lograr el control de la situación, poniendo
especial cuidado en que no se incurriría en ningún exceso con los revolucionarios y menos
contra la población, en particular por parte de la Legión y las Fuerzas Regulares. La
conversación la dio por terminada el Ministro de la Guerra, cuando logró que el general
Franco diera su palabra de honor de que la tropa a su mando no cometería ningún exceso y
serían respetados los derechos constitucionales.

Pero en contra de la palabra de honor dada por Franco, la represión por parte del
ejército y en particular la violencia practicada por la Legión y las fuerzas de Regulares, se
ensañó en el asesinato de revolucionarios, la violación de mujeres, el maltrato de los
detenidos, así como en el robo y pillaje de cuantos bienes encontraron a su paso. La actitud
de Franco hizo que en el Gobierno y en el Tribunal Supremo, presidido entonces por
Medina, se planteara la posibilidad de procesar a Franco. Seguía Diego Medina en la
Presidencia del Supremo y Mariano Gómez en la de la Sala Sexta, de la que también
formaba parte José Antón Oneca. Alfonso Serrano Gómez, profesor de Derecho Penal,

220
El procesamiento de Manuel Azaña fue sobreseído por el Tribunal Supremo el 28 de diciembre de 1934.
Ver al respecto Santos Juliá, Vida y tiempo de Manuel Azaña, 1880-1940, pp. 361-368.

66
relata así cuanto al respecto le contó Antón Oneca, después de la guerra y jubilado de la
Cátedra:

“Siendo magistrado del Tribunal Supremo el presidente le citó para cenar en la


cafetería Baviera, que se encuentra frente al actual edificio del Ministerio de
Educación y Ciencia. Durante la cena, don José –que sospechaba el motivo de la
entrevista-, se adelantó y le dijo: ¿Viene usted a preguntarme si se va a procesar al
general Franco?: el presidente asintió, a lo que don José añadió que no se le iba a
procesar. No recuerdo los motivos por los que Franco pudiera verse en tal situación.
El presidente del Supremo le manifestó que en caso de que se le fuera a procesar,
Franco tenía preparadas las maletas para marcharse a París. Si esto hubiera
sucedido, la historia de España habría cambiado. Don José pudo aprovecharse de
esta confidencia, para salir de prisión, donde se le había ingresado, sin motivo
alguno, así como obtener alguna prebenda. Sin embargo, no lo hizo, lo que prueba
una vez más su honradez; no se procesó al general Franco porque no había razones
para ello” 221.

De otra parte, el diputado socialista Francisco Largo Caballero, era detenido el 14


de octubre en su domicilio de Madrid, como dirigente de la rebelión, puesto a disposición
de la autoridad judicial militar, procesado e ingresado en la cárcel Modelo de Madrid. Igual
suerte corrieron un número elevado de dirigentes políticos. De la defensa de Largo
Caballero se hizo cargo Luis Jiménez de Asúa. La tramitación del caso se vio sumida en
una cadena interminable de incidentes procesales, muchos de ellos derivados de la
arbitrariedad que suponía la competencia castrense frente a la del Tribunal Supremo. El
fiscal acusaba a Largo Caballero de estar incurso en la figura penal de excitación y
conspiración a la rebelión por lo discursos pronunciados por el procesado y no como jefe
de la rebelión. Al final la Sala Segunda del Supremo asumió la competencia y el Congreso
de los Diputados concedió el suplicatorio para procesar al diputado socialista. El asunto
tardó unos años en resolverse. Aunque del caso se ocupase otra Sala del Tribunal, lo siguió
con toda atención. Con su buen amigo y compañero de Universidad en Valencia, Antón
Oneca, tuvo la oportunidad de cambiar impresiones, debatir e incluso discrepar sobre
diversidad de matices jurídicos que durante el procedimiento se plantearon en múltiples
ocasiones, no sólo en cuestiones estrictamente procesales sino también de fondo.

Mientras se tramitaba el proceso, cayó enferma Concepción Calvo, mujer de Largo


Caballero, que sería sometida a una intervención quirúrgica. El 2 de octubre de 1935 se le
concedía al procesado la prisión atenuada para que pudiera acompañar a su mujer con
ocasión de la operación. Concepción Calvo falleció en el postoperatorio el siguiente día 11,
y días después, Largo Caballero volvió a ingresar en prisión.

La celebración del juicio ante la Sala Segunda del Supremo222, se inició el 18 de


noviembre y se prolongó durante varias sesiones. Se dictó Sentencia absolutoria el 30 de

221
Alfonso Serrano Gómez, “Don José Antón Oneca. In memoriam”, p. 349.
222
De la Sala 2ª de lo Penal, formaban parte, inicialmente, los Magistrados Manuel Pérez Rodríguez
(Presidente), Enrique Robles Nisarre, Manuel Polo Pérez, Vicente Crespo Franco, José Antón Oneca,
Joaquín Lacambra Brun y Mariano Granados Aguirre y, el 9 de octubre fueron nombrados Rafael Rubio
López (antes de la Sala 4ª) y Onofre Sastre Olamendi (antes de la Sala 4ª). Mariano Granados Aguirre pasó a
la Sala 5ª.

67
noviembre de 1935, fecha en que Largo Caballero abandonó en libertad la Cárcel Modelo
de Madrid223.

La gran trascendencia política que tuvo la revolución de octubre de 1934 en todo el


país, unida a la incisiva proyección política de Largo Caballero, reforzó sus posiciones en
el PSOE, la UGT y en el electorado. No es de extrañar que, en septiembre del siguiente año
1936, a los pocos meses del golpe de estado militar del 18 de julio, pasase a desempeñar la
Presidencia del Consejo de Ministros en sustitución de José Giral Pereira, siendo
Presidente de la República, desde el mes de mayo, Manuel Azaña.

4. Prolegómenos del golpe militar del 18 de julio de 1936, sublevación del cuartel de la
Montaña y la Sala 6ª del Supremo condena a Fanjul a la pena de muerte.

No es posible aquí hacer un relato de esos meses que van de febrero a julio de 1936,
sobre los que se ha escrito y seguirá escribiendo durante mucho tiempo, igual que ocurre
con la investigación sobre la guerra civil y la dictadura franquista. Tras las elecciones
generales de febrero de 1936 y la victoria del Frente Popular, la situación política se va a
tensar de forma progresiva. En Madrid el goteo de atentados y asesinatos políticos se
convierte en algo habitual y el Gobierno no va a ser capaz de controlar la situación. Las
derechas y sus elementos más radicales se van a esforzar por crear un ambiente propicio a
la sublevación. Las izquierdas y sus sectores más extremistas, quieren dar respuesta a lo
que consideraban pasividad y timidez del Gobierno en defensa de la República y se
organizan para contrarrestar la ola de violencia de los fascistas.

Los prolegómenos del golpe militar se estaban produciendo y la violencia desatada


en Madrid, crea una situación que el Gobierno no controla ni sabe atajar:

- 12 de marzo: atentado a tiros por falangistas contra Luis Jiménez de Asúa,


Vicepresidente de las Cortes, cuando salía de su domicilio en la calle de Goya 24, del que
sale ileso, pero fallece su escolta el policía Jesús Gisbert Urreta. En el procedimiento penal
subsiguiente que culminó en la Audiencia Provincial de Madrid, de la que formaba parte el
Magistrado Manuel Pedregal, se condenó al falangista Alberto Ortega a la pena de
veinticinco años, nueve meses y un día;

- 14 de marzo: atentado a tiros por falangistas contra el diputado y dirigente


socialista Largo Caballero cuando trabajaba en su despacho, que resultó ileso de los
disparos;
- 7 de abril: atentado con bomba por falangistas en el domicilio del diputado radical
socialista Eduardo Ortega y Gasset, en la calle de Rafael Calvo, del que salió ileso al no
encontrarse en la casa;

- 13 de abril: asesinato a tiros por falangistas del Magistrado de la Audiencia


Provincial de Madrid, Manuel Pedregal, en la calle de Covarrubias esquina a la de Manuel
Cortina224;

223
Sobre este proceso judicial a Francisco Largo Caballero ver, en particular, Luis Jiménez de Asúa,
Defensas penales (3 volúmenes), vol. III, apartados 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24 y 25. Don Francisco Largo
Caballero y la Revolución de Octubre, pp. 159-226.
224
Sobre el asesinato del Magistrado Pedregal ver José María Rodríguez Olazábal, La administración de
justicia en la guerra civil, pp. 25 y 26.

68
- 14 de abril: Atentado con bomba en la tribuna que ocupaba el Presidente de la
República, Manuel Azaña, durante el desfile conmemorativo de la proclamación de la
República en el Paseo de la Castellana. El Alférez de la Guardia Civil, Anastasio de los
Reyes, muere por los disparos de los Guardias de Asalto;

- 16 de abril: en el entierro del Alférez Anastasio de los Reyes, se produjo un


enfrentamiento armado entre la fuerza pública y un grupo de falangistas, con el resultado
de seis personas muertas, una de ellas el falangista Andrés Sáenz de Heredia y Arteta,
primo hermano de José Antonio Primo de Rivera;

- 8 de mayo: Asesinato a tiros, por falangistas, Faraudo y de Micheo, Capitán de


Ingenieros, en la calle de Lista esquina a la de Alcántara;

- 12 de julio: asesinato a tiros por falangistas del Teniente José del Castillo Sáez de
Tejada en la calle Augusto Figueroa, en venganza de la muerte del falangista Andrés Sáenz
de Heredia;

- Madrugada del 12 al 13 de julio: Guardias de Asalto y milicianos izquierdas,


procedentes de la Dirección General de Seguridad, cuartel de Pontejos, se dirigen en varios
vehículos a la búsqueda de José María Gil Robles Quiñones (CEDA), los hermanos
Miralles (Renovación Española) y José Calvo Sotelo (Bloque Nacional y Renovación
Española), en la calle de Velázquez nº 21, 34 y 89, respectivamente.

Gil Robles estaba en Biarritz. De los hermanos Miralles solamente se encontraba en


el domicilio familiar Manuel, que, al oír la llegada de los guardias, salió por un balcón y
quedó sobre una cornisa de la fachada del edificio. En presencia de varios familiares, la
fuerza pública registró sin éxito la vivienda. Calvo Sotelo fue detenido, su casa registrada,
le introdujeron en una camioneta sin capota de Guardias de Asalto y, una vez en marcha, le
asesinaron de varios tiros y dejaron el cadáver en el depósito del cementerio del Este;

- 14 de julio: en los entierros y funerales del Teniente Castillo, por la mañana, y de Calvo
Sotelo, por la tarde, se produjeron incidentes violentos, especialmente en las calles de
Goya y Alcalá, con el resultado de media docena de personas muertas por heridas de bala y
medio centenar de heridos.

Ante ese clima de violencia, con la especial relevancia política que tenía el
asesinato de Calvo Sotelo, el Gobierno fue incapaz de dar una respuesta adecuada para
controlar la situación. Los planes del golpe de Estado que prepara la derecha y que venía
aplazando desde hacía tiempo, se precipitaron a pesar de que había quienes mantenían un
nuevo aplazamiento por temor a un rápido fracaso.
El 17 de julio se sublevan varias unidades en Melilla y un grupo de una treintena de
civiles armados -monárquicos de Renovación Española al mando de Carlos Miralles y
coordinados con los generales Sanjurjo (en Estoril), Mola y García Escámez (ambos en
Pamplona)-, se instala en la cima del puerto de Somosierra con el fin de facilitar la marcha
hacia Madrid de las tropas golpistas del Norte e impedir el paso del Ejército y milicianos
republicanos.

69
El siguiente día 18 la sublevación se intenta en toda la península, archipiélagos y
los territorios de Marruecos, pero solamente tiene éxito en un tercio del país225. La guerra
civil había comenzado y los primeros meses iban a ser de una violencia inusitada por parte
de los rebeldes, centrados sus esfuerzos en lograr cuanto antes la toma de Madrid. Un
Directorio Militar golpista, presidido por el General Sanjurjo -que falleció en accidente de
aviación en el aeródromo de Estoril (Portugal), el 20 de julio de 1936, cuando se disponía a
volver a España, para dirigir sobre el terreno las operaciones militares-, dio paso a la
creación de la Junta de Defensa Nacional, constituida en Burgos el 24 de julio, bajo la
presidencia del General de División Miguel Cabanellas Ferrer y de la que también
formaron parte el General de División Andrés Saliquet Zumeta, los Generales de Brigada
Miguel Ponte y Manso de Zúñiga, Emilio Mola Vidal y Fidel Dávila Arrondo, y los
Coroneles del Cuerpo de Estado Mayor del Ejército Federico Montaner Canet y Fernando
Moreno Calderón226.

El mismo día 18, en el Tribunal Supremo, estaba funcionando la Sala de


Vacaciones presida por el Magistrado Jesús Arias de Velasco, Presidente de la Sala
Tercera (Contencioso-administrativo), persona de claras afinidades políticas con los
golpistas. Diego Medina, Presidente del Tribunal, y un número elevado de Magistrados, se
encontraban fuera de Madrid. Mariano Gómez acababa de llegar a Valencia para pasar
unos días de vacaciones en su casa de La Malvarrosa:

“El 16 de julio de 1936 salí yo de Madrid para Valencia, en uso de vacaciones,


llevando en el equipaje una maleta llena de notas, papeles y minutas de mi
actuación judicial durante el bienio negro. Aquel mismo día llegué, con mi familia
a nuestro tranquilo refugio veraniego de la Malvarrosa. Me seducía la idea de
aprovechar los ocios estivales escribiendo un libro contra la pena de muerte, en el
que ordenara, y sistematizara el pensamiento cardinal que inspiró mi conducta
desde que visto la loga de magistrado.

Dos días después tuve que volver apresuradamente a Madrid. Había, estallado la
rebelión militar y los magistrados del Tribunal Supremo nos reintegramos a
nuestros cargos, suspendiendo las vacaciones reglamentarias”227.

A media mañana del día 19, siguiendo órdenes del General Rafael Villegas
Montesinos, el general Joaquín Fanjul Goñi, su hijo el Teniente Médico José Ignacio
Fanjul Sedeño y otros oficiales, se dirigieron vestidos de paisano al cuartel de la Montaña,
en la calle de Ferraz, detrás de la plaza de España. Una vez dentro, junto a los militares de
esa instalación mandados por el Coronel Tomás Fernández Quintana y un nutrido grupo de
falangistas, se sublevaron, redactaron un bando de declaración de guerra e hicieron frente a
fuerzas militares, Guardias de Asalto y milicianos que rodearon el cuartel.

Después de un cruento y largo enfrentamiento, los sublevados se rindieron a media


tarde y los mandos militares del mismo que quedaron vivos fueron detenidos, entre ellos
Fanjul, su hijo y Quintana. Los tres fueron procesados e ingresaron en la cárcel Modelo. El

225
Ceuta y Melilla, islas Canarias menos La Palma, Andalucía Occidental (Sevilla, Córdoba, Cádiz, Huelva y
Granada), Galicia, Castilla la Vieja excepto Santander, León, Oviedo y parte de Asturias, parte del País
Vasco (Álava y Navarra), gran parte de Aragón, en Extremadura solamente parte de Cáceres y las islas
Baleares menos la de Menorca.
226
Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional, Decreto núm. 1, dado en Burgos el 24 de julio de 1936.
227
Anexo 3. Los días 18 y 19 de julio de 1936 … Anécdotas, juicios e impresiones de la insurrección incivil y
militar y de la autodefensa del pueblo en armas.

70
saldo de muertos de la sublevación en el cuartel de la Montaña superó los quinientos y el
número de heridos fue elevadísimo. El golpe militar en Madrid había fracaso
definitivamente. Ese mismo día 19 de julio, Giral asumía la Presidencia del Consejo de
Ministros, la cartera de Guerra correspondió a Luis Castelló Pantoja y la de Gobernación al
General Sebastián Pozas Perea.

La competencia del consejo de guerra sumarísimo, seguido por el delito de rebelión


contra los sublevados en el cuartel de la Montaña, correspondió a la Sala Sexta de Justicia
Militar del Tribunal Supremo, presidida por Mariano Gómez. La vista dio comienzo el día
15 del siguiente mes de agosto en la misma cárcel Modelo. El General Fanjul se defendió
asimismo, vestido con la toga de abogado, y los otros dos procesados, el Teniente José
Ignacio Fanjul y el Coronel Fernández Quintana, vestían de uniforme sin correajes y
fueron defendidos por los letrados Fernando Cobián y Fernández de Córdoba y Manuel
Carrión, ambos abogados vinculados a la Falange y presos también en la Modelo. El juicio
finalizó ese mismo día cerca de las 12 de la noche.

El siguiente día 17, a las nueve de la noche, la Sala dictó Sentencia en la que
condenó al General Fanjul y al Coronel Fernández Quintana a la pena de muerte y absolvía
al Teniente José Ignacio Fanjul. El Gobierno no propuso el indulto y ambos fueron
ejecutados a las 05:10 de la mañana del día 18, en un patio de la cárcel Modelo. Unas horas
antes de ser ejecutado el General Fanjul contrajo matrimonio católico con Luisa Aguado
Cuadrillero, viuda que hacía de enlace para la sublevación. El fusilamiento en la Modelo
fue presenciado por el Director General de Seguridad, Manuel Muñoz Martínez, el
Director de la Prisión, José Martínez Elorza, un sacerdote que asistió a los condenados, los
testigos, entre los que se encontraba el dirigente socialista Juan-Simeón Vidarte228, varios
periodistas y el conocido fotógrafo Alfonso Sánchez García, Alfonso, cuyas
estremecedoras instantáneas de la ejecución no se dieron a conocer hasta noviembre de
2002.

5. Graves tensiones en el Tribunal Supremo a raíz de la sublevación militar.

Como señalara José Rodríguez Olazábal, “el mayor de los errores y crímenes de la
guerra fue el haberla iniciado”229. Entre los sucesos del Cuartel de la Montaña y la
ejecución de Fanjul y Fernández Quintana el 18 de agosto, el cerco de Madrid por los
sublevados se iba fortalecía. El Gobierno y el Ejército no lograban ofrecer una resistencia
sólida a los facciosos, la “quinta columna” mantenía su actividad clandestina facciosa en
la ciudad, y se organizaban las milicias populares de forma rudimentaria, en muchos casos
sin conocimiento ni control de las fuerzas políticas que integraban el Frente Popular. El
terror se instalaba en las calles de Madrid.

El Presidente de la Sala Tercera del Supremo, Jesús Arias de Velasco y Lugigo,


ejercía la presidencia del Sala de Vacaciones. Poco a poco se fueron reintegrando algunos
magistrados que disfrutaban ya de sus vacaciones. Otros, directamente, se pusieron de
parte de los golpistas y nunca volvieron al Tribunal, como también ocurrió en los demás
órganos jurisdiccionales y de la administración. Era imparable el ritmo de bajas, ceses,
suspensiones, jubilaciones y nombramientos en todos los ámbitos de la función pública.

228
Juan-Simeón Vidarte Franco Romero relató el fusilamiento de Fanjul en su libro Todos fuimos culpables.
Testimonio de un socialista, pp. 393-395.
229
José Rodríguez Olazábal, ob. cit., p. 95.

71
Se entraba en un periodo bélico en el que las exigencias para mantener el
funcionamiento ordinario del poder judicial, demandaban un esfuerzo y sacrificio inaudito.
Las reuniones de la Sala de Vacaciones, de todos los magistrados presentes y, cuando se
podía, de la Sala de Gobierno, se sucedían de continuo230.

Del 26 al 30 de julio la Sala de Gobierno del Supremo debatió una propuesta de


Circular, que aportó el Fiscal General de República, Alberto de Paz Mateos, que provenía
de la Presidencia de la República, sobre la conveniencia de exhortar a todos los órganos
jurisdiccionales del Estado al cumplimiento de sus obligaciones en unos momentos en que
los facciosos pretendías socavar la voluntad de la Nación y, al mismo tiempo, señalaba el
texto la responsabilidad en que incurrirían los funcionarios desleales. El debate sobre la
Circular, generó enormes tensiones entre los magistrado. Los defensores, entre los que
destacaron Mariano Gómez y Demófilo de Buen, y, en sentido contrario, Jesús Arias de
Velasco. Con las modificaciones oportunas, se aprobó por unanimidad de la Sala de
Gobierno - sin la asistencia de Mariano Gómez, Demófilo de Buen y el Fiscal-, y firmada
por Diego Medina, Presidente del Supremo231, se publicó en la Gaceta de Madrid232. Como
señala Pascual Marzal, “se llegó al acuerdo de olvidar aquel enfrentamiento, como si nunca
se hubiera producido” y “de este modo se pretendía evitar cualquier represalia en la
persona de Arias de Velasco” y, recogiendo las palabras de Diego Medina en el expediente
depurador a que le sometieron los rebeldes después de la guerra, “se nos pidió que con
palabra de honor selláramos la promesa de no publicar aquella violenta escena”233.

En el expediente depurador seguido contra Diego Medina después de la guerra,


declaró que la expresada Circular era ilegal, por entender que infringía los artículos 606234,
619235 y 620236 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 15 de septiembre de 1870,
posición que hoy mantienen Pascual Marzal Rodríguez y Raúl C. Cancio Fernández237.
Pero, si la Circular infringía los citados preceptos, Diego Medina no podía haberla firmado.
Y si la firmó, es que entendía que se ajustaba a la legalidad, sobre todo después de afirmar
en el Preámbulo y al comienzo de la misma que, “La Sala de Gobierno del Tribunal
Supremo, se ha reunido con carácter extraordinario, en virtud de Orden de la Presidencia
del Consejo, fecha 26 del corriente, y, por convocatoria especial acordada por la Sala de
Vacaciones, en uso de las facultades que le concede el artículo 903 de la Ley Orgánica, y
por unanimidad aprobó la siguiente Circular”.

230
Sobre esa etapa del Tribunal Supremo ver, en especial, José Rodríguez Olazábal, ob. cit., pp. 21-26; y
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., pp. 153-167 y, del mismo autor, “Una polémica profesional: catedráticos
y magistrados durante la II República”.
231
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 155.
232
Circular de la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo de 30 de julio de 1936 (Gaceta de Madrid, 31 de
julio de 1936, nº 213, pp. 936 y 937.
233
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 155.
234
Art. 606 LOPJ de 1870: “La discusión versará sobre el dictamen escrito del Fiscal, cuando le hubiere”.
235
Art. 619 LOPJ de 1870: “En todo lo que se refiere a la manera de discutir y votar, a los libros de actas y
de votos reservados y a las funciones del Secretario, se arreglarán las Salas de gobierno a lo que previene el
tit. XII respecto a las reuniones de tribunales en pleno”.
236
Art. 620 de la LOPJJ de 1870:
“Los acuerdos de las Salas de gobierno serán fundados.
En los casos en que estén conformes con el dictamen escrito del Fiscal y con los motivos en que lo apoye,
bastará que expresen su conformidad en ambos puntos”.
237
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit. Raúl C. Cancio Fernández mantiene la inconstitucionalidad de esa
Circular en su trabajo Guerra civil y tribunales: de los jurados populares a la justicia franquista (1936-
1939), p. 196.

72
Al margen de cuestiones jurídicas formales discutibles e incluso aceptando la
hipótesis de que los reparos de legalidad antes expuestos fuesen verosímiles, no hay que
olvidar que las palabras de Medina se vierten en un expediente depurador faccioso, bajo la
coacción de la violencia militar ejercida por los rebeldes al término de la guerra. No
obstante, Diego Medina fue condenado a siete años de cárcel, junto con otros magistrados,
en el consejo de guerra sumarísimo 2.198 y, separado definitivamente de la carrera, fue
dado de baja en el escalafón el 5 de abril de 1940238. A pesar de todo, se aceptó de nuevo
su jubilación en 1940239. Pasó años de gran tristeza personal y decepción profesional hasta
su fallecimiento en 1942240.

Durante esos intensos días de la segunda quincena del mes de julio de 1936, Diego
Medina, Mariano Gómez y otros magistrados del Supremo, estuvieron en contacto
permanente con el Ministro de Justicia, Manuel Blasco Garzón, y con el Presidente del
Consejo de Ministros, Diego Martínez Barrio en un fracasado intento de formar un
Gobierno de coalición el día 19 y José Giral a partir de entonces. Esos contactos con
miembros del Gobierno no fueron bien vistos por otros magistrados, que entendía suponían
una clara interferencia del ejecutivo en los asuntos del poder judicial.

Ante esa situación crítica de guerra, el Gobierno se vio obligado a aprobar el


Decreto de 11 de agosto de 1936241, por el que se modificaba el artículo 239 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial de 1870, en el sentido admitir la jubilación a partir de los
sesenta y cinco años, a petición propia o de oficio. De esta forma se encauzaba la
jubilación de aquellos funcionarios judiciales y fiscales afectos o propicios a la
sublevación. Al día siguiente de la publicación del Decreto, todos los magistrados del
Supremo se dirigieron en un escrito al Gobierno, en el que manifestaban que, para facilitar
la labor de reorganización del Tribunal, ponían a su disposición los cargos que
desempeñaban242. Este escrito preocupó enormemente al Ministro de Justicia que, en esos
momentos, ultimaba la jubilación de cerca de cuarenta magistrados en todo el país.

En ese ambiente que expresaba la situación bélica del mes de agosto en Madrid, el
día 13 aparecía asesinado en la Casa de Campo, el Magistrado del Tribunal Supremo,
Salvador Alarcón Horcas243, que fuera en su día Juez especial en el sumario seguido contra
Manuel Azaña por la sublevación en Barcelona de 1934.

El siguiente día 19, se publicaba en la Gaceta el Decreto del Gobierno por el que,
con base en la reforma efectuada del artículo 239 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de
1870, se jubilaba a catorce magistrados del Supremo244 y a otros veintidós de otros órganos

238
Orden del Ministerio de Justicia de 5 de abril de 1940 (BOE, 16 de abril de 1940, nº 107, p. 2617).
239
Decreto de 21 de junio de 1940 (BOE, 29 de junio de 1940, nº 181, p. 4451).
240
Mariano Medina fue nombrado Presidente del Tribunal Supremo por el Gobierno provisional de la
República por Decreto de 6 de mayo de 1931 (Gaceta de Madrid, 7 de mayo de 1931, nº 127, p. 578) y,
aprobada la Constitución, conforme su artículo 96 y a propuesta de la Asamblea a que dicho precepto se
refiere, fue de nuevo nombrado por un período de diez años mediante Decreto de 12 de julio de 1933 (Gaceta
de Madrid, 13 de julio de 1933, nº 194, p. 283), pero se jubiló el 18 de agosto de 1936.
241
Gaceta de Madrid, 13 de agosto de 1936, nº 226, p. 1224.
242
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit. p. 158.
243
Causa General, la dominación roja en España, pp. 430 y 431.
244
Decreto de 18 de agosto de 1936 (Gaceta de Madrid, 19 de agosto de 1936, nº 232, pp. 1333 y 1334. Los
Magistrados del Tribunal Supremo que se jubilaban eran: Diego Medina García, Manuel Pérez Rodríguez,
Jesús Arias de Velasco, Ángel Díaz-Benito y Rodríguez, Enrique Robles Nisarre, Luis Merino Horodinsky,
Joaquín Lacambra Brun, José Manuel Puebla Aguirre, Santiago Álvarez Martín, Domingo Cortón Freijanes,
Manuel Fernández Mourillo y Fernández Rodas y Felipe Fernández y Fernández de Quirós.

73
jurisdiccionales del Estado, unos a petición propia, como Diego Medina García245, y otros
de oficio. Medina solicitó la jubilación, no sólo por las circunstancias del momento, tan
ajenas a su carácter y formación académica y jurídica, sino también, por haber cumplido
setenta años el 3 de marzo de ese año246. Su jubilación se producía sin haber cumplido lo
diez años de mandato como Presidente del Supremo, cargo que desempeñaba desde el 12
de julio de 1933, hecho por el que todavía hoy, algunos247 mantienen que su jubilación, a
petición propia, fue inconstitucional a pesar de que hubiese cumplido la edad máxima del
servicio activo.

Días después, otra tragedia iba a sacudir al Supremo. Jesús Arias de Velasco248,
Presidente de la Sala Tercera de lo Contencioso-Administrativo, que, como se recordará,
presidía la Sala de Vacaciones el 18 de julio y había sido extremadamente critico con la
Circular de 30 de julio pasado, “fue asesinado por unos milicianos después de haberle
hecho presenciar la muerte de sus hijos”249.

Las repercusiones de la sublevación del 18 de julio contra la República en el


Tribunal Supremo y la situación particular que se vivió en Madrid posteriormente,
generaron unas tensiones internas de gran calado en el Tribunal y en todos los órganos
judiciales. Desconfianzas, recelos, discrepancias de todo tipo, miedo a las venganzas y
represalias de ambos lados contendientes en la guerra.

245
Gaceta de Madrid, 13 de julio de 1933, nº 94, p. 283.
246
Diego Medina García nació en Montoro, Córdoba, el 3 de marzo de 1866 y falleció en Madrid, el 1 de
febrero de 1942.
247
En tal sentido, Raúl C. Cancio Fernández, Guerra civil y tribunales: de los jurados populares a la justicia
franquista (1936-1939), p. 197.
248
Jesús García Velasco era Catedrático de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo, cuando fue
nombrado Magistrado del Tribunal Supremo el 6 de mayo de 1931, por el Gobierno provisional de la
República, siendo Ministro de Justicia Fernando los Ríos.
249
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 160 e Interinidad en la presidencia del Tribunal: de Diego Medina
a Mariano Gómez, pp. 382 y 383.

74
IV. PRESIDENTE EN FUNCIONES DEL TRIBUNAL SUPREMO Y VALENCIA
CAPITAL DE LA REPÚBLICA (AGOSTO –DICIEMBRE 1936).

1. El Gobierno de Largo Caballero le nombra Presidente en funciones del Tribunal


Supremo.

Los hijos de Mariano y Visita jugaban en la terraza de la casa de Serrano y allí


acudían con frecuencia sus primos los Gaspar Alfaro. Comenzada la guerra continuaron
yendo al Liceo Francés siempre que las circunstancias lo permitían. A veces iban o volvían
al Liceo acompañados por su padre cuando se dirigía a su trabajo en el Palacio de Justicia,
justo enfrente. Todo lo coordinaba con cuidado Visita y Juana.

Una vez iniciada la guerra, desde la terraza de la vivienda, se divisaba la batalla de


Madrid. Todavía recuerda Javier Gaspar Alfaro250, esa gran terraza que daba a poniente.
Pero también recuerda, al igual que sus primos Mariano y Charito, los bombardeos de los
sublevados sobre Madrid, los combates aéreos en el cielo, el estallido de las bombas, el
tableteo de las ametralladoras y los tiros de la dura batalla que se libraba.

Seguía en la Presidencia de la Sala Sexta cuando el 18 de agosto de 1936 el


Presidente del Tribunal, Mariano Medina, se jubiló. Había que sustituir a Medina y la
normativa para el nombramiento de Presidente del Supremo, dadas las circunstancia de la
guerra, hacían imposible seguir los tramites establecidos a tenor del artículo 96 de la
Constitución, que exigía la convocatoria de una Asamblea judicial, regulada por Ley de 8
de octubre de 1932251. A esa Asamblea correspondía elegir tres candidatos, de entre los
cuales el Presidente de la Republica designaría a uno.

La numerosa composición de la Asamblea y el trámite de su convocatoria252, no se


podían cumplir. Era inútil intentar reunir a los Presidentes de Sala del Tribunal Supremo, a
los miembros del Consejo Fiscal, a los Presidentes de las Audiencias Territoriales, a Jueces
de Primera Instancia e Instrucción, a los quince Diputados que designase el Parlamento, a
Decanos de Colegios de Abogados, a los Decanos de las Facultades de Derecho y a los
Presidentes de las Academias Nacionales de Ciencias Morales y Políticas y de Legislación
y Jurisprudencia.

El Presidente Azaña, El Ministro de Justicia, Blasco Garzón y el mismo Diego


Medina desde la Presidencia del Consejo de Ministros, llevaron a cabo numerosas
consultas para poner en marcha el obligado mecanismos establecido en el artículo 591 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1870253, para los supuestos de ejercicio en funciones
del cargo en caso de vacante producida y en tanto no se proveyera dicha vacante. El nuevo
Presidente tenía que ser, legalmente, el Presidente de Sala más antiguo y, en consecuencia,

250
Javier Gaspar Alfaro, Notario de Madrid hoy jubilado.
251
Ley relativa al nombramiento del Presidente del Tribunal Supremo de 8 de octubre de 1932 (Gaceta de
Madrid, 18 de octubre de 1932, nº 292, pp. 394 y 395).
252
El plazo para la convocatoria de la Asamblea era de cinco días desde la vacante por jubilación de Diego
Medina y la reunión debería tener lugar en plazo no inferior a quince días ni mayor de treinta desde su
convocatoria.
253
Art. 591 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1870:
“En las vacantes de la Presidencia del Tribunal Supremo y de las Audiencias, y en los casos de enfermedad,
ausencia u otro impedimento justo, ejercerá este cargo el Presidente de Sala más antiguo, sin perjuicio de
continuar éste presidiendo también aquella a que corresponda, siempre que las atenciones de la Presidencia
del Tribunal lo permitan”.

75
el Gobierno, a propuesta del Ministro de Justicia, aprobó en Consejo, el 21 de agosto de
1936, el siguiente Decreto254:

“Teniendo en cuenta que las actuales circunstancias no permiten reunir la


Asamblea que con arreglo a la Ley debe elegir Presidente del Tribunal Supremo, ya
que parte de sus componentes se encuentran en territorio ocupado por los
sediciosos, de acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta del de Justicia
vengo en decretar lo siguiente:

Artículo 1º. Se suspende la convocatoria de la Asamblea que con arreglo a


la Ley debe elegir Presidente del Tribunal Supremo y se autoriza al Gobierno para
que pueda convocarla cuando lo considere oportuno, dentro del término de tres
meses.
Artículo 2º. Las funciones del Presidente del Tribunal Supremo, serán
desempeñadas, mientras se provee su vacante, por el Presidente de Sala más
antiguo que lo sea efectivo y presida la Sala de carácter permanente, conforme a lo
dispuesto en el artículo 591 de la Ley Orgánica del Poder Judicial.

Dado en Madrid a veintiuno de agosto de mil novecientos treinta y seis.

MANUEL AZAÑA

El Ministro de Justicia.
MANUEL BLASCO GARZÓN”

Las circunstancias hicieron que el nuevo Presidente del Supremo fuera uno de los
magistrados con más acreditada lealtad a la República, y con unos meritos y
reconocimiento profesional que nadie ponía en duda. De nuevo, iniciaba un camino que
nunca había buscado y que le supondría asumir importantes compromisos de todo orden.

El mismo día de la publicación en la Gaceta del Decreto de nombramiento, el


sábado 22 de agosto de 1936, remitía al Ministro de Justicia el siguiente oficio,
comunicándole que la Sala de Gobierno del Tribunal había dado cumplimiento del
expresado Decreto y se hacía cargo en funciones de la Presidencia del Tribunal:

“Excmo. Señor:
Dada cuenta a la Sala de Gobierno de lo dispuesto en el artículo 2º del Decreto de
21 del corriente inserto en la Gaceta de hoy, ha acordado se comunique a V.E. que
me hago cargo de las funciones de Presidente de este Tribunal como Presidente de
Sala más antiguo que lo soy en efectivo y presido Sala de carácter permanente.
Madrid 22 de agosto de 1936.
Mariano Gómez”255.

Blasco Garzón, relataba así ese nombramiento en la necrológica que escribió a la


muerte de Mariano Gómez en 1951:

“En 1936, siendo ministro de Justicia, tuve que nombrarle, interinamente,


presidente del Tribunal Supremo, para llenar la vacante producida por dimisión del

254
Gaceta de Madrid, 22 de agosto de 1936, nº 235, pp. 1403 y 1404.
255
AHN, FC-Mº de Justicia, Jueces, legajo 912, expediente 13.043.

76
que ocupaba el cargo, afectado por la ley votada en el Parlamento que establecía la
jubilación a los sesenta y cinco años de edad. Ateniéndose a los preceptos de la ley
Orgánica del Poder Judicial y en tanto se convocaban las elecciones del caso,
designé a Mariano Gómez que era, en efecto, el presidente más antiguo de la sala
permanente del más alto Tribunal de la Nación. No hubo en tal hecho favor alguno,
sino estricta sujeción al precepto aplicable, pero ello permitió que se produjese esta
situación que reunía, en las máximas responsabilidades, a dos condiscípulos de la
Universidad Sevillana.

De cómo respondió Mariano Gómez a esta exaltación, es buena prueba su obra al


frente del Tribunal. Cuando la rebelión de unos cuantos, la codicia de muchos y el
apoyo de la reacción internacional de carácter totalitario desató la guerra en España,
Mariano Gómez fue ejemplo de serenidad, de justicia y de admirable sentido de
humana misericordia”256.

Como se ha hecho notar, en el artículo 1º del Decreto que nombraba Presidente en


funciones, se fijaba el plazo de tres meses, para convocar la Asamblea que propusiese al
Presidente de la República la designación del Presidente titular. Está claro que el Gobierno,
en aquel momento, como la mayoría de la población, no descartaba todavía la posibilidad
de que la sublevación fuera derrotada en un tiempo razonablemente breve. Nada más lejos
de lo que luego ocurrió.

2. Ante los sucesos de la cárcel Modelo preside el Tribunal Especial en Madrid.

La República no lograba organizar el Ejército en los frentes. Si la incorporación de


las milicias del Frente Popular a las funciones militares era recibida con entusiasmo, su
falta de preparación y de medios no las hacía tan eficaces. La guerra seguía su curso
impredecible al ritmo implacable impuesto por los rebeldes y, en esos primeros meses, en
las ciudades no conquistadas por los sublevados padecían la venganza, los “paseos” y el
terror de las milicias incontroladas.

En el mes de agosto, en la cárcel Modelo de Madrid había no menos 2.000 presos


políticos, muchos de ellos muy significados a favor de la sublevación, un número elevado
de militares y más de 1.000 presos comunes. El control de la cárcel estaba en manos de los
funcionarios de Prisiones y, a su labor, se había añadido la milicia, especialmente
anarquista. La tensión en el interior de la prisión aumentaba conforme llegaban
informaciones de la situación en el frente, en particular, del avance de los sublevados por
Extremadura y los asesinatos que cometían en Badajoz. Al mismo tiempo los facciosos se
hacían fuertes en la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo y desde la prisión se podían
escuchar, día y noche, los disparos próximos del frente de batalla.

Así las cosas, ese mes de agosto se iba a producir un hecho de enorme
trascendencia en la cárcel Modelo. La noche del 22 al 23, unos presos incendiaron la leñera
de la cárcel, parece que por encargo de los presos políticos, con el objetivo de facilitar su
evasión. A partir de esos momentos, el caos hizo acto de presencia en el interior y en los
alrededores, se amontonaba la gente para estar atentos a la solución del conflicto. Los

256
Anexo 7. Necrológica por Manuel Blasco Garzón titulada “Último adiós. Mariano Gómez: Serenidad,
Justicia y Misericordia”, en España Republicana, Buenos Aires, 30 de marzo de 1951.

77
bomberos intentaban apagar el fuego y el Gobierno ordenaba acordonar el edificio de la
prisión con Guardias de Asalto. La confusión era enorme, se evadieron más de doscientos
presos y, en un momento determinado, los milicianos que custodiaban la cárcel
comenzaron a asesinar de forma selectiva a los presos políticos. Fueron asesinados más de
treinta, todos ellos conocidos políticos de la derecha y algunos militares, entre otros:
Melquíades Álvarez González, que había sido Presidente del Parlamento, diputado y
miembro del Partido Republicano Liberal Demócrata; José Martínez de Velasco, Ministro
de la República en varias ocasiones y Jefe del Partido Agrario; Manuel Rico Avelló,
Ministro en varias ocasiones en la República; Ramón Álvarez-Valdés Castañón, Ministro
en varias ocasiones en la República; Julio Ruiz de Alda, conocido aviador y significado
falangista; Fernando Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, falangista, médico, militar y
hermano de José Antonio; los diputados Rafael Esparza y Tomás de Salort; José María
Albiñana Sanz257, diputado y fundador del Partido Nacionalista Español; José Ignacio
Fanjul Sedeño, Teniente médico, hijo del General Fanjul; Enrique Matorras Páez,
falangista; Francisco Javier Jiménez de la Puente, Conde de Santa Engracia; los generales
Rafael Villegas Montesinos y Oswaldo Fernando Capaz Montes; Santiago Martín
Báguenas, comisario de policía.

Los sucesos de la cárcel Modelo trastornaron profundamente la vida ya alterada de


la ciudad. El Gobierno y el Presidente de la República fueron adoptando las medidas
posibles para hacerse con la situación. El Director General de Seguridad instaló en las
inmediaciones de la prisión un puesto de mando para dirigir las operaciones de control. El
Consejo de Ministros se reunía en el Ministerio de la Guerra y acordaba la creación del
Tribunal Especial en Madrid por el correspondiente Decreto258. Como fuera había que
parar el asesinato de los presos políticos de la Modelo.

El Presidente del Tribunal Supremo fue convocado por el Gobierno en el Ministerio


de Guerra, donde se celebraba el Consejo. Al día siguiente de haberse hecho cargo de la
Presidencia en funciones del Supremo, se vería en la situación de presidir el Tribunal
Especial de Madrid, constituido en la cárcel Modelo el día 23:

“El 22 de agosto, el automatismo de la ley me llevó a la presidencia del Tribunal


Supremo, por jubilación de su antiguo titular, como presidente de Sala más antiguo.
¡Qué ajeno estaba yo de que no muchas horas después del inesperado ascenso me
vería metido en la cárcel!

Efectivamente, aquella misma madrugada, la del 23, me llamó el ministro de


Justicia, señor Blasco Garzón, al Ministerio de la Guerra, donde estaba reunido el
Gobierno en pleno con motivo de los dolorosos sucesos que a la sazón ocurrían en
la Cárcel Modelo.

Había que constituir inmediatamente unos Tribunales Populares. Los motivos,


detalles y circunstancias del episodio no son del caso.

Comprendí que el cargo me imponía el deber de presidir el Tribunal que momentos


después se constituyó en la cárcel, aun a riesgo de fracasar en el intento. El
Gobierno no puso reparo a mi deseo y aun lo cogió complacido.

257
Sobre el doctor Albiñana, ver el interesante trabajo de Julio Gil Pecharromán, “Sobre España inmortal,
sólo Dios”. José María Albiñana y el Partido Nacionalista Español (1930-1937)”.
258
Gaceta de Madrid, 24 de agosto de 1936, nº 237, p. 1451.

78
Antes de que amaneciera, estaba, funcionando el Tribunal, y tuvimos la fortuna de
salvar con él una situación difícil. Siempre recordaré con emoción y gratitud el
concurso recibido del Gobierno, los alientos de su ilustre presidente, don José Giral,
y la entereza, y rectitud de aquellos inolvidables jurados populares.

No oculté entonces a los ministros mi hostilidad a la pena de muerte, hostilidad de


la que ellos mismos participaban. En principio, la tengo por una pena antijurídica.
No elimina al adversario, sino que lo multiplica. Provoca en la masa reacciones
sentimentales, que anulan en gran parte su ejemplaridad. Sólo hay una situación en
que sea lícito imponerla: la de legítima defensa colectiva contra una agresión
injusta. Entonces el rigor de la ley reduce al área del dolor, inmunizando a la
sociedad del estrago que producen los delitos a que se aplica la pena capital. Y ésta
es, precisamente, la situación en que nos ha colocado la rebelión militar. Ella es la
que ha restablecido entre nosotros una pena que no quiere la República, que
repugna a sus gobernantes y jueces. Esta pena la ha traído la guerra como un deber
doloroso e inexcusable.

Pero, aun así, ¡qué amargo es el cumplimiento de ciertos deberes! En la guerra todo
cede ante el supremo interés nacional. También la madre despide al hijo, acaso para
no volverle a ver, y el soldado paga con su vida la cuenta que todos tenemos con la
patria.

Empujados por un sentimiento análogo nos encaminamos hacia la Cárcel Modelo


tres magistrados, para pagar nuestro tributo de dolor y subsumir la propia alma en
el alma colectiva...

Aquel Tribunal despejó en pocas horas el ambiente de tragedia de la víspera y dio


tema para un nuevo capitulo del libro todavía inédito. Sólo por la piedad y amparo
debidos a un pueblo inocente, puede ser dura e inexorable la ley con los que no
tienen piedad para con su patria. Pero el libro pensado ya no se escribirá en aquel
tranquilo refugio de la Malvarrosa, alcanzado por las bombas facciosas. Sin haberlo
escrito, he pagado la factura...259

Los sucesos de la cárcel Modelo y cuanto ocurrió posteriormente, fueron durante la


guerra un punto de referencia clave para la reflexión sobre las consecuencias de la
sublevación militar y se ha convertido en uno de los ejemplos relevantes del
desbordamiento del Gobierno y de las autoridades republicanas en esos momentos.

En el seno del PSOE, el dirigente y diputado socialista por Badajoz, Juan-Simeón


Vidarte, se dirigió a la Modelo por orden del Presidente del Consejo, José Giral, pero
cuando llegó pudo comprobar que los asesinatos de cerca de una treintena de presos se
habían consumado. Al parecer, fue Vidarte quien propuso a Giral la creación de tribunales
populares:
“En mi opinión la solución única era crear inmediatamente Tribunales
Populares que inspiraran confianza a los republicanos y que actuasen en virtud de
un procedimiento sumario.

259
Anexo 3. Los días 18 y 19 de julio de 1936 … Anécdotas, juicios e impresiones de la insurrección incivil y
militar y de la autodefensa del pueblo en armas, entrevista a Mariano Gómez, Presidente del Tribunal
Supremo.

79
En aquellos instantes llamaba Prieto desde el ministerio de Marina.
Apremiaba al Presidente del Consejo a tomar determinaciones inmediatas. Giral le
comunicó la idea de los Tribunales Populares y debió Prieto dar su conformidad,
pues Giral me dijo que enviara a buscar al Presidente del Tribunal Supremo,
Mariano Gómez.

Hacia las once de la noche llegó éste al ministerio de la Guerra. Aunque en


justicia yo debería haber presenciado aquella entrevista, por ser mía la idea y ser yo
además abogado, no se me dijo que pasase y me quedé en la secretaría particular.

Pasada una media hora me llamó Giral para decirme que al día siguiente
publicaría la Gaceta la creación de los Tribunales Populares. Noté a Mariano
Gómez muy preocupado. Estaba sumido en un sillón, apoyando la cabeza sobre el
respaldo. Dijo alto para que yo lo oyera. “Yo sé que presidir, como Presidente del
Tribunal Supremo, unos Tribunales Populares de excepción, que van a actuar
sumariamente, es mi deshonra, pero tiene usted mi palabra. Llame a las personas
que van a integrarlo conmigo y ahora redactaremos el decreto”.

Vidarte volvió a la Modelo y pudo comprobar que los asesinatos que él pensaba
había cesado, habían continuado en su breve ausencia y, con el ánimo de tranquilizar a los
allí presentes, incluso a los presos reunidos en los patios de la prisión, comunicó a todos la
inmediata constitución del tribunal popular pues el Consejo de Ministros ya lo había
acordado. Volvió Vidarte al Ministerio pasada la una de la madrugada:

“Al llegar al ministerio de la Guerra pedí con toda urgencia hablar con el
presidente. En lugar de hacerme entrar salió él de su despacho. Al abrir la puerta,
alguien estaba dictando el texto del Decreto. Di a Giral terribles noticia: dos ex
ministros más. Los asesinos seguían dentro de la cárcel.

Me dijo que me esperara. A los pocos instantes salía Mariano Gómez con la
cabeza llena de presentimientos. Así al menos deduje por las palabras que le dijo al
presidente cuando se despidieron con un abrazo: “Si algo me ocurre, cuide usted de
mi esposa y de mis hijos”260.

El Decreto de constitución del Tribunal Especial de Madrid, se aprobó en el


Consejo de Ministros iniciado la tarde del 22 y finalizado de madrugada, el día 23. Como
su publicación en la Gaceta no se podía hacer ya hasta el siguiente 24, disponía que
comenzaría a regir desde el día de su fecha y se aplicaría a todos los procedimientos en
trámite y a todos los detenidos y presuntos culpables de los delitos de rebelión y sedición y
los cometidos contra la seguridad del Estado por cualquier medio, previstos y penados por
las leyes. El Tribunal estaría compuesto por tres funcionarios judiciales que juzgarían
como Jueces de Derecho y catorce Jurados, designados por las fuerzas políticas y
sindicales del Frente Popular, que decidirían sobre los hechos. La presidencia del Tribunal
se encomendaba al funcionario judicial de mayor categoría. El procedimiento sería
sumarísimo.

Conforme a los dispuesto en el artículo 1º del Código Civil entonces vigente,


análogo al artículo 2 del Código vigente, las leyes entraban vigor a los veinte días de su
publicación en la Gaceta (hoy Boletín Oficial del Estado) “si en ellas no se dispusiere otra

260
Juan-Simeón Vidarte Franco Romero, ob. cit., p. 425 y 426.

80
cosa”. No obstante, está claro que, desde una perspectiva democrática y en una situación
de normalidad, en todo Estado de derecho, las normas comienzas a cumplirse una vez
publicadas en el diario oficial, no antes. Lo único que explicaría la precipitación en la
aplicación del Decreto en cuestión, era la grave situación excepcional del momento, con
una sublevación militar en marcha, que exigía a las autoridades evitar más asesinatos y
restablecer el orden en la Modelo. Pero explicación no alcanzas a satisfacer una
justificación jurídica plena.

El Tribunal Especial lo era solo para Madrid y su presidencia se atribuía al


“funcionario judicial de superior categoría”, que, lógicamente, era el Presidente del
Tribunal Supremo. No quiso poner pretexto alguno para sustraerse a esa difícil y arriesgada
presidencia, aunque legalmente bien podría haber delegado en otro funcionario judicial.
Este hecho le iba a marcar de por vida y se convertiría, hasta nuestros días, en una de las
grandes cuestiones utilizadas por los rebeldes y por el franquismo, no sólo para ejercicio de
la venganza represora contra los vencidos, sino también, como instrumento de propaganda
en favor de la dictadura y contra la República.

El Tribunal comenzó sus actuaciones en el salón de actos de la cárcel Modelo a las


once y media de la mañana del domingo día 23. De los tres Jueces de Derecho, Mariano
Gómez lo presidía, actuaba de Secretario el Teniente Auditor de 1ª clase del Cuerpo
Jurídico Militar, Ricardo Calderón Serrano, y los catorce miembros del Jurado, resultaron
ser dos del PSOE, dos de las Juventudes Socialistas Unificadas, dos de Unión Republicana,
dos de Izquierda Republicana, dos de la Casa del Pueblo, uno de la FAI, otro de la CNT y
dos del PCE. Por la Fiscalía actuó el fiscal de la Guardia Pi, nieto de Pi Margall.

Se juzgaba, en esa primera actuación a cuatro oficiales del Regimiento de Artillería


de Getafe número uno, entre ellos al Teniente de la Escala de reserva Alfonso Font Toba,
que se sublevaron contra el Gobierno de la República, de forma simultánea a la guarnición
del cuartel de la Montaña. A pesar de la presión ejercida por las milicias en la calle y en el
interior de la cárcel, que demandaba venganza para los rebeldes, el Tribunal no impuso
ninguna pena de muerte condenó a los procesados a cadena perpetua261.

Por la tarde de ese mismo día 23, el Tribunal celebró el segundo juicio, en esta
ocasión seguido contra el Comandante Baldomero Rojo Arana, los Capitanes Pedro
Muhino Díez262, Isidro Rubio Paz (anteriormente se había sublevado en Jaca con Galán y
García Hernández contra la Monarquía) y Juan Aguilar Gómez y un Teniente,
pertenecientes al batallón Ciclista y al de Zapadores, que se sublevaron el anterior mes de
julio contra la República en Alcalá de Henares. El Comandante y los tres Capitanes fueron

261
Los datos de esa primera actuación del Tribunal Especial de Madrid en la cárcel Modelo se han obtenido
de la Hemeroteca de La Vanguardia de Barcelona, pp. 11 y 12 y pueden consultarse también en el ABC de
Madrid del martes 25 de agosto de 1936, p. 13.
262
El 15 de abril de 1931 en Madrid, el Capitán Pedro Muhino Díez, enarbolaba la bandera republicana
subido en un camión, entre la multitud que celebraba la proclamación de la República, hecho que quedó
registrado en las planas de fotografías de todos los diarios y semanarios ilustrados de la época. Entre las
muchas fotografías publicadas de esa celebración en las calles de Madrid, -expuestas en múltiples actos
posteriores conmemorativos de la II República y publicadas en numerosos libros-, probablemente la más
conocida sea la tomada por el conocido fotógrafo Alfonso Sánchez García, Alfonso, en la que se puede ver un
viejo camión echando humo por el tubo de escape, cargado de personas, alguna vestida con uniforme militar
y enarbolando una bandera republicana, abriéndose paso por la Puerta del Sol, repleta de gente (AGA,
“Estudio Fotográfico Alfonso”).

81
condenados a la pena de muerte, que fue ejecutada al día siguiente en la Modelo y el
Teniente fue condenado a la pena de cadena perpetua263.

A partir de esas dos primeras actuaciones, durantes los días siguientes el Tribunal
siguió celebrando juicios en la Modelo e intentaría evitar, a toda costa, las penas de muerte.
En muchos casos los hechos enjuiciados y probados no permitían evitar la condena a pena
capital. Todo el mundo estaba pendiente de la actuación del Tribunal Especial, pero, las
sentencias que dictaba eran criticadas, tanto por los sectores republicanos como el bando
faccioso. No obstante, la actuación del Tribunal logró en poco tiempo restablecer la
normalidad en la prisión y evitó una auténtica masacre colectiva de presos políticos
simpatizantes con la sublevación.

Manuel Azaña conversó largamente el 7 de noviembre de 1937, en Barcelona, con


Mariano Gómez, sobre los sucesos de la cárcel Modelo que tanto conmocionaron a los dos
interlocutores y tanto perjudicaron la suerte de la República:

“Recordando algunos hechos del año pasado, le pregunto a don Mariano Gómez su
juicio de los horribles sucesos de la cárcel Modelo de Madrid, en la noche del 22 al
23 de agosto, puesto que él estuvo allí desde las primeras horas de la mañana del
23, trabajó con entereza y no pocos riesgos en poner término a tales atrocidades, y
tiene más motivos que otros para haber recogido desde el primer momento una
información directa sobre el caso. Cuenta el presidente que se presentó con otros
magistrados en la cárcel y muy a primeras horas de la mañana. El espectáculo era
atroz. Interrogó a unos y otros y lo que sacó en consecuencia fue esto: la cárcel
estaba abarrotada; gran parte de los presos políticos, capitaneados por Ruiz de Alda,
en actitud levantisca; tenían armas; fraguaron, en combinación con los funcionarios
de prisiones, un plan de evasión; se produciría un incendio, y a favor de la
confusión se fugarían; se encontró en la cárcel cantidad de leña de la que se gasta
en los hornos de pan y algunas escaleras de mano, de la altura de las tapias que
cercan la cárcel; el incendio se produjo el 22 por la tarde; una masa enorme se
congregó delante de la cárcel; entraron los bomberos y algunos milicianos para
apagar el incendio; los presos políticos, desde las galerías (las celdas estaban
abiertas), los recibieron con denuestos y tiros; hubo algunos heridos … “Una
provocación como cinco –dice- produce una reacción como quinientos”. Los
milicianos se apoderaron de la cárcel, que no conocían. Se fugaron más de
doscientos presos y los empleados que estaban de servicio. Los milicianos se
apoderaron del registro y fueron escudriñando los nombres que más les sonaban,
buscándoles uno a uno por el laberinto de galerías y celdas y apartándoles en un
banco. Después los bajaban a un sótano y los fusilaban. Así perecieron más de
treinta, bastantes de ellos personas conocidas. (Conocidas o no, la atrocidad sería la
misma, pero su notoriedad agravaba el caso, desde el punto de vista político.) De
las autoridades de Madrid, quien estuvo bien fue el ministro de la Gobernación,
general Pozas, que hizo cuanto pudo por restablecer el orden. Otros brillaron por su
ausencia. Cuando los magistrados, con el presidente, se presentaron en la cárcel,
todavía sonaban tiros. Consiguieron que todo cesara, al entrar en funciones.

263
Sobre este segundo juicio del Tribunal Especial en la cárcel Modelo ver ABC de Madrid del martes 25 de
agosto de 1936, p. 13

82
Tal es, en resumen, lo que cuenta don Mariano Gómez. Coincide, en
sustancia, con lo que me dijo el Gobierno, cuando estuvo en condiciones de
decirme algo.

(Recuerdo personal: tarde de un agosto madrileño: contemplo la plaza desde


una ventana: humaredas: síntomas de inquietud: noticias del incendio en la cárcel:
anochecido: que todo se ha acabado y hay tranquilidad: a las once y media,
conversación telefónica con Bernardo Giner, ministro de Comunicaciones:
Primeras noticias del suceso: mazazo: la noche triste: problema, en busca de mi
deber: desolación: a las siete de la mañana, Giral me lee por teléfono el decreto
creando los tribunales populares: “Salvamos así algunos miles de vidas”, exclama.
Pesadumbre de esta razón. Duelo por la República. Desde mi cuarto, el solar en
obras de la antigua caballeriza, abrasado de sol. Lejos, en la vertiente de la sierra,
humareda del cañoneo. Insondable tristeza. Por la tarde, lágrimas del presidente del
Consejo.)”264

Los rebeldes siempre condenaron la conducta de Mariano Gómez en el Tribunal


Especial de la Modelo, durante la guerra y, posteriormente, hasta nuestros días. Pero el
reconocimiento de su rectitud profesional y humana, fue y sigue afirmada por muchos265,
de entre los que cabe destacar José Rodríguez Olazábal, quien afirmó: “hombre que a la
valía intelectual unía el valor personal [se refiere a Mariano Gómez], no rehuyó los trances
de mayor riesgo y, a raíz de la vergonzosa matanza de presos del 23 de agosto, se presentó
en la Cárcel Modelo para presidir el primer Tribunal Especial creado por el Gobierno.
Como presidente interino del Tribunal Supremo pudo haber encomendado a otro
funcionario aquella tarea, pero, en lugar de hacerlo, quiso predicar con el ejemplo. Quizás
muchos lo censuren aún hoy por ello, pero yo he sentido siempre profunda admiración por
aquel gesto de gallardía y sentido del deber”266. Entre los rebeldes y franquistas, que no
cesaron en su intento imposible de enturbiar la valía intelectual y personal de Mariano
Gómez, se encontraba el conocido pediatra Enrique Suñer Ordóñez, que llego a decir que
se trataba de “la figura vil de un catedrático de Valencia, Mariano Gómez, al servicio de la
anarquía y el crimen” y, más adelante, ensalzaba al dictador Primo de Rivera sobre el que
decía, entre otros extremos, que era una figura de “de las más nobles y excelsas de la
Historia nacional”267.

El 25 de agosto se crearon los Tribunales Especiales provinciales268, por todos


conocidos como tribunales populares al estar compuestos por Jueces de Derecho y Jurados
con miembros de las fuerzas políticas y sindicales del Frente Popular269. El siguiente día

264
Manuel Azaña, Obras completas, Vol. VI, julio 1936/ agosto 1940, pp. 549 y 550.
265
Ver, entre otros, Manuel Azaña, Obras completas, Vol. VI, julio 1936/ agosto 1940, pp. 549 y 550; Julián
Zugazagoitia, Guerra y vicisitudes de los españoles, pp. 140 y 141; Guillermo Cabanellas de Torres, La
guerra de los mil días, pp. 815 y 816; Pascual Marzal Rodríguez, Magistratura y República. El Tribunal
Supremo (1931-1939); Raúl C. Cancio Fernández, Guerra civil y tribunales: de los jurados populares a la
justicia franquista (1936-1939), pp. 200-201.
266
José Rodríguez Olazábal, ob. cit., p. 77.
267
Enrique Suñer Ordóñez, Los intelectuales y la tragedia española, pp. 76-78.
268
Gaceta de Madrid, 26 de agosto de 1936, nº 239, pp. 1479-1481.
269
De entre los muchos trabajos sobre los tribunales de justicia y la justicia popular durante la guerra civil,
muchos de los cuales se citan en esta biografía, resulta de un interés particular para las cuestiones jurídicas
que se suscitan en este apartado, José Rodríguez Olazábal, ob. cit., en especial pp. 37-41, Niceto Alcalá-
Zamora Castillo, “Justicia penal de guerra civil” y el elaborado por U.G.T., Sindicato de Abogados,
Compendio de legislación de tribunales populares con un interesante prólogo de carácter jurídico y político
de José Merino Blázquez.

83
31, la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo acordaba por unanimidad trasladar por
escrito a su Presidente la admiración por su conducta, su adhesión y solidaridad, y el día 4
de septiembre, el Pleno del Supremo acordaba, también por unanimidad, hacer suyo el
acuerdo de la Sala de Gobierno y dar traslado del mismo al Ministro de Justicia270.

A pesar de la eficacia judicial que se logró con los tribunales especiales y populares
durante la guerra, siempre hubo juristas de reconocido prestigio que fueron
extremadamente críticos al respecto, como por ejemplo Niceto Alcalá-Zamora Castillo,
que en 1938 los calificó de “conquista revolucionaria” e “inconstitucional”271.

3. El Tribunal Especial de Madrid condena a la pena de muerte a Salazar Alonso y el


Gobierno encarga al Magistrado Elola el expediente general sobre la sublevación.

Rafael Salazar Alonso nació en Madrid el 27 de diciembre de 1885272. Licenciado


en Derecho, miembro del Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, fue elegido
concejal de Madrid en las elecciones de abril de 1931 y diputado por Badajoz en las
elecciones de junio del mismo año y noviembre de 1933. Ministro de la Gobernación en el
Gobierno de Alejandro Lerroux García, del 3 de marzo de 1933 al 28 de abril del siguiente
año, así como del siguiente Gobierno presidido por Ricardo Samper Ibáñez, del 28 de abril
de 1934 al 4 de octubre del mismo año. Seguidamente desempeñó la Alcaldía de Madrid
hasta octubre de 1935, cargo en el que presentó la dimisión por verse implicado en el “caso
Straus” o “del estraperlo”, consistente en la existencia del cobro de sobornos para la
instalación y funcionamiento de una ruleta trucada en el Casino de San Sebastián.

270
Decía así el escrito remitido al Ministro de Justicia:
“Excmo. Sr.
Tengo el alto honor de comunicarle que en el acta de la Sala de Gobierno celebrada por este Tribunal
Supremo el día 31 de agosto último, constan las siguientes manifestaciones y acuerdo:
“Don Demófilo de Buen hace saber á la Sala de Gobierno que al tener noticia de que el Excmo. Señor Don
Mariano Gómez, Presidente del Tribunal Supremo, había asumido la presidencia del Tribunal especial
constituido en la Cárcel Modelo para juzgar los delitos de rebelión, se apresuró a visitarle. Conocedor de las
circunstancias en que dicho Tribunal se había constituido, creyó interpretar el unánime sentir de todos los
compañeros, al expresar al Señor Presidente la admiración por su conducta ejemplar, y por la de sus
colaboradores, reiterándole su firme adhesión y su plena solidaridad; y al participarle asimismo el orgullo y
la satisfacción de ver unidos en una labor conjunta, á las representaciones populares de quienes defienden
con las armas las libertades públicas, y á las mas altas Magistraturas, unidas por el común anhelo de lograr
una justicia ejercitada al propio tiempo con rigor y con serenidad, con rapidez y con plenas garantías. La Sala
de Gobierno, oídas las palabras del Señor De Buen, acordó unánimemente ratificar las manifestaciones
hechas por él, y comunicárselo á éste por escrito; así como repetir una vez mas y del modo mas solemne, la
firme declaración de sus componentes de lealtad á la República y á sus Poderes legítimos y de no regatear
ninguno de los sacrificios que les imponga el cumplimiento de su deber.
Y enterado el Tribunal Pleno de las anteriores manifestaciones y acuerdo, en su sesión de 4 del corriente
acordó por unanimidad hacerlos suyos y que se participe á los Excmos. Señores Ministro de Justicia y
Presidente del Tribunal Supremo.
Madrid 5 de septiembre de 1.936.
(Firmado: Demófilo de Buen)
Excmo. Señor Ministro de Justicia”.
(AHN, FC-Mº de Justicia, Jueces, legajo 912, expediente nº 13.045, Expediente personal de Mariano Gómez
González).
271
Niceto Alcalá-Zamora Castillo, “Justicia penal de guerra civil”, pp. 260-263.
272
Sobre Rafael Salazar Alonso es de particular interés el libro de Juan M. Martínez Valduerza, Rafael
Salazar Alonso. Bajo el signo de la revolución, con prólogo de Jaime Mayor Oreja. La Segunda Parte de la
obra es el libro de Salazar Alonso Bajo el signo de la revolución.

84
Sus posiciones fueron haciéndose cada día más conservadoras y sus relaciones con
el poder fueron cada vez más difíciles. Su experiencia política, especialmente durante el
tiempo en que fuera Ministro de la Gobernación, le sirvieron para publicar, a finales de
1935, un libro titulado Bajo el signo de la revolución, muy crítico con el Presidente de la
República, Niceto Alcalá-Zamora y con el rumbo que tomaban los acontecimientos
políticos. La polémica suscitada hizo intervenir a la autoridad judicial que ordenó el
secuestro del libro.

Salazar Alonso no ocultó sus inclinaciones favorables a un cambio político como el


que se inició con la sublevación militar del 18 de julio de 1936. A pesar de esconderse en
Madrid a partir de esa fecha, fue detenido por las milicias anarquistas de la FAI el 31 de
agosto, en el domicilio de un amigo., por las milicias anarquistas de la FAI e ingresado en
la Prisión celular de Madrid, la cárcel Modelo, pocos días después de los sucesos del 22 al
23, cuando todavía actuaba el Tribunal Especial de Madrid.

El Juzgado de Instrucción tramitó el correspondiente sumario por la implicación de


Salazar Alonso en el golpe de Estado del 18 de julio, se celebró el juicio sumarísimo
correspondiente, en el que el procesado se defendió a sí mismo y, con fecha de 21 de
septiembre de 1936, se dictó Sentencia por la que se le condenaba a la pena de muerte por
el delito de rebelión militar. En la Sentencia se reflejaba que el Jurado apreció, como
hechos probados, que el procesado, desde la publicación del libro Bajo el signo de la
Revolución, llevó a cabo todo tipo de actividades favorables a la sublevación, extremos que
Salazar Alonso no negó, y, en los considerandos, se afirmaba que, partiendo del apotegma
del liberalismo según el cual “el pensamiento no delinque” y no puede ser origen de
responsabilidad penal, había quedado probado que la conducta de Salazar Alonso “implica
una participación real y directa” en la sublevación militar. El fallo de la Sentencia decía
así:

“FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos al procesado Don Rafael


Salazar Alonso a la pena de muerte.

Póngase esta sentencia en conocimiento del Gobierno y una vez que éste haya
acusado recibo, remítase testimonio de la misma al Auditor de la Primera División
Orgánica, para su ejecución.

Así por esta nuestra sentencia definitivamente juzgando, lo pronunciamos,


mandamos y firmamos.- Mariano Gómez.- Alberto Paz.- Fernando González.-
PUBLICACIÓN: La presente sentencia fue publicada estando celebrando el
Tribunal Audiencia Pública, ante mí el secretario. Doy fé.- Ricardo Calderón.-
Firmado”273.

Trasladada la Sentencia al Gobierno y reunido éste en sesión de Consejo de


Ministros presidido por Largo Caballero, se suscitó un agrio debate, se votó a favor de la
conmutación por la prisión perpetua, pero, al final, en una nueva votación, se rechazó el
indulto por una nueva votación. Mientras se celebraba el Consejo de Ministros se indicó
que acudiera al Ministerio de la Guerra, lugar de la reunión del Gobierno, el Presidente del

273
La Sentencia completa se encuentra en el trabajo de Juan M. Martínez Valduerza, Rafael Salazar Alonso.
Bajo el signo de la revolución, con prólogo de Jaime Mayor Oreja, pp. 50-57.

85
Tribunal Supremo y del Tribunal que dictó la Sentencia, como así hizo Mariano Gómez274.
De lo que allí ocurrió esta es la versión que nos ha dejado Indalecio Prieto:

“Cuando en septiembre de 1936, entré a formar parte del Gobierno, llevaba


varias semanas Mariano Gómez, presidiendo el Tribunal Popular, cuyas sentencias
de muerte pasaban al Consejo de Ministros, siendo éste, en consecuencia, el
verdadero responsable de su ejecución.

Un día –lo tengo relatado anteriormente-, nos tocó examinar el fallo que
condenaba a pena capital al ex ministro Rafael Salazar Alonso. Las opiniones
manifestándose divididas. Yo expuse la mía en los siguientes términos: “Es
probable que entre ustedes no haya nadie que sienta tan invencible aversión como
la mía hacia Salazar Alonso, quien, luego de extremar predicaciones demagógicas
se sintiese atraído por halagos de las derechas y se pasó a ellas descaradamente
ofreciéndoles como mérito la sañuda persecución realizada contra nosotros desde el
Ministerio de la Gobernación; pero en los autos no aparece prueba plena de que
haya participado en la insurrección objeto del sumario y por eso me pronuncio a
favor del indulto”. Mi actitud resultó decisiva. El Gobierno, por siete votos contra
seis, resolvió indultar a Salazar Alonso, y el acuerdo fue participado en seguida al
presidente del Tribunal Popular.

Poco después llegó al Ministerio de la Guerra, donde el gobierno seguía


deliberando sobre otras cuestiones, Mariano Gómez. Sin duda por conocerme más
que a los restantes ministros me llamó a mí para exponerme la situación: “Acabo de
recibir, devuelto, el expediente de Salazar Alonso con el acuerdo del Consejo
conmutando la pena de muerte por la condena perpetua. No he dado cuenta a nadie
de esta resolución, seguro que apenas sea conocida se producirá un motín terrible
que se iniciará con el fusilamiento del reo. El Gobierno, falto de medios suficientes
para hacerse respetar, no podrá salvarle la vida y, al ser derrotado, su autoridad
rodará por los suelos; pero no será eso lo peor. El Tribunal Popular, estoy
segurísimo, se negará a seguir actuando y tras Salazar caerán acribillados a tiros
quizá esta misma noche, todos los presos políticos”.

Mariano Gómez desconocía lo ocurrido en el seno del Consejo de Ministros.


Se lo relaté diciéndole cómo y por qué había sido yo quien había decidido el
indulto. “Pienso como usted, -me dijo-, pero repare que esa decisión puede costar
más de cien vidas”. Rogué a Mariano Gómez que esperase. Volví a la sala de
consejos y, pidiendo la venia del presidente Largo Caballero para interrumpir la
discusión de otro asunto, expuse cuanto acababa de oír y añadí que, en vista de ello,
rectificaba mi voto. Y anulándose la conmutación de pena, el jefe del gobierno
estampó al pié de le sentencia el trágico “conforme”275.

El Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, Jesús Hernández Tomás, facilitó


a los periodistas una referencia del Consejo en la que anunciaba que al día siguiente habría
una breve declaración del Gobierno y, a preguntas de un periodista, confirmó que la visita
del Mariano Gómez a la Presidencia tenía relación con la condena a la pena de muerte de

274
Ver ABC de Madrid, 23 de septiembre de 1936, primera página de noticias.
275
Ver Anexo 9. Don Mariano Gómez por Indalecio Prieto en España Republicana, Buenos Aires, 10 de
mayo de 1951. Esta necrológica se encuentra recogida en la obra de Indalecio Prieto, Convulsiones de
España. Dentro y fuera del gobierno. Discursos parlamentarios, pp. 313-317.

86
Salazar Alonso y que la redacción de la citada declaración del Gobierno se les había
encomendado a él y al Ministro de Obras Públicas, Julio Just Gimeno276.

Rafael Salazar Alonso fue fusilado, en cumplimiento de la Sentencia, a las seis de


la mañana del día 22 de septiembre de 1936, en un patio de la cárcel Modelo. Presenciaron
la ejecución cerca de 200 personas y su cadáver fue vejado277, como ocurrió en la mayoría
de los casos de los asesinatos de la noche del 22 al 23 de agosto.

De nuevo podemos encontrar en los Diarios de Manuel Azaña unas notas muy
ilustrativas de los hechos y sus consecuencias, escritas casi tres años después:

2 de mayo de 1938 [Conversación con Juan Negrín, Presidente del Consejo de


Ministros]

“El sábado me trajo, entre otros, el decreto sobre los Tribunales. Masculló unas
explicaciones. Que lo habían hecho en el Tribunal Supremo. Como el ministro es
incompetente, y las explicaciones mostraban que tampoco estaba enterado, me lo
guardé, para estudiarlo. Leído, me pareció mal. Cité al presidente del Tribunal
Supremo para hoy, para conocer su opinión y exponerle mis dudas. Larga
conversación. Le repito mis objeciones. Que he protestado, sin fruto, ante el
presidente del Consejo. Hemos sostenido que los abusos y violencias eran contra la
voluntad del Gobierno. Pero no puede pasarse por que se organice la arbitrariedad.
La falta de garantías. La incompetencia de los miembros iletrados. La crueldad
impolítica, innecesaria y repulsiva de los fallos. No deshonrarse. Está conforme, en
general. Lo peor, la designación de delegados. El juez profesional, cohibido.
Denuncias sin firma del SIM. Unos mozalbetes condenados a muerte por cantar un
himno. El delator no sabía cual era. Malos tratos: uno sordo, otro ciego. Todo se
disminuiría si el Gobierno se comprometiera a pasar al Tribunal Supremo para
informe las sentencias de muerte. Le expongo mi criterio personal, opuestísimo, y
la inutilidad de mis propuestas. Relato que ante el presidente del Consejo he
recordado mi oposición en el caso de S. A. [parece claro que se está refiriendo a
Salazar Alonso] y P. de R. Fue una barbaridad. (Como él tomó sobre sí la
responsabilidad del Consejo en lo de S. A. [de nuevo parece que se está refiriendo a
Salazar Alonso], se inmuta un poco y recuerda nuestra conversación y las razones
que d.) Le encomiendo que, por la autoridad de su cargo, haga presión sobre el
presidente del Consejo para que comprenda mejor el asunto y acepte otro sistema.

Su conversación con Uribarri, en presencia del fiscal, de la que me habían llegado


versiones exageradas. Uribarri tacha de desafecto a Rojo, y de ineptos o peligroso a
Prieto y Negrín. Que tiene oro … Hipótesis del presidente del Tribunal Supremo:
una exploración por si les arrancaba palabras imprudentes, o una mentecatez.
Uribarri alega su ignorancia sobre lo de Sitges. Según don Mariano, han perecido
los que por sus declaraciones han descubierto más del complot”278.

No cabe duda de que la condena y ejecución de Salazar Alonso, en palabras de


Azaña, “fue una barbaridad”, por muchas actividades “favorables a la sublevación” que
hubiese llevado a cabo y reconocido en el juicio. Pero reiterando las palabras de José
276
ABC de Madrid del 23 de septiembre de 1936, primera página de noticias.
277
Juan M. Martínez Valduerza, Rafael Salazar Alonso. Bajo el signo de la revolución, con prólogo de Jaime
Mayor Oreja, p. 60.
278
Manuel Azaña, Obras completas, Vol. VI, julio 1936/agosto 1940, pp. 584 y 585.

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Rodríguez Olazábal, “el mayor de los errores y crímenes de la guerra fue el haberla
iniciado”279.

Días después de los sucesos de la cárcel Modelo de Madrid, el Ministro de Justicia,


Blasco Garzón, aprobó la Orden de 27 de agosto de 1936280, por la que se disponía que, el
Magistrado del Tribunal Supremo y Presidente de su Sala 3ª (Contencioso-
Administrativo), Francisco Javier Elola y Díaz-Varela -que fuera Fiscal General de la
República nombrado por el Gobierno provisional en 1931-, “conozca, con función
permanente, del expediente general sobre la rebelión militar, dentro de la primera División
orgánica”, disposición que mas tarde fue ampliada a cuanto fuese menester, mediante
Orden del Ministro de Justicia, Ruiz Funes, de 14 de septiembre siguiente, que por
delegación firmó el Subsecretario Jerónimo Bujeda Muñoz281.

Ese nombramiento y cometido fue uno de los pretextos que utilizaron los
sublevados victoriosos para fusilar al Magistrado Elola y Díaz-Varela282 el 12 de mayo de
1939 en el Campo de la Bota, Barcelona283 por el delito de adhesión a la rebelión. En el
recurso de apelación contra el procesamiento, Elola aportaba, entre otros extremos:

279
José Rodríguez Olazábal, ob. cit., p. 95.
280
Orden del Ministerio de Justicia de, 27 de agosto de 1936 (Gaceta de Madrid, 28 de agosto de 1936, nº
241, p. 1419.
281
Orden del Ministerio de Justicia, de 14 de septiembre de 1936 (Gaceta de Madrid, 16 de septiembre, nº
260, p. 1841.
282
Francisco Javier Elola y Díaz-Varela: nació en Monforte de Lemos (Lugo) el 22 de septiembre de 1877.
Se licenció en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela el 14 de febrero de 1903; el 19 de
mayo de 1905 ganó la oposición a la Judicatura y Fiscalía. Juez de Primera Instancia: Luarca desde el 20 de
marzo de 1906, Sarriá desde el 12 de diciembre de 1908, Puente Caldelas desde el 7 de octubre de 1912, La
Bisbal desde el 7 de enero de 1913. Teniente fiscal de Gerona desde el 1 de mayo de 1916. Abogado fiscal de
Valladolid desde el 25 de octubre de 1916. Teniente Fiscal de León desde el 22 de diciembre de 1916.
Magistrado de la Audiencia Provincial de León desde el 23 de noviembre de 1920. Vocal propietario de la
Junta organizadora del Poder Judicial desde el 1 de diciembre de 1923. Juez de Primera Instancia e
Instrucción del distrito de Chamberí (Madrid) en 1924. Instructor del expediente informativo sobre el
funcionamiento de la Fundación Aguirre (Real Orden Circular nº 1337 de 15 de octubre de 1927 firmada por
el Presidente del Consejo de Ministros Miguel Primo de Rivera (Gaceta de Madrid de 16 de octubre de 1927,
nº 289, pp. 332-333). Fiscal General de la República (Decreto de 13 de mayo de 1931, Gaceta de Madrid de
14 de mayo de 1931, nº 134, p. 712). Presidente de Sala de la Audiencia Territorial de Madrid, aunque
continuó en el cargo de Fiscal General (D. de 10 de julio de 1931, Gaceta de Madrid de 11 de julio de 1931,
nº 192, p. 304). Se admite su dimisión como Fiscal General de la República por Decreto de 30 de julio de
1931 (Gaceta de Madrid de 31 de julio de 1931, nº 212, p. 827). Nombrado Magistrado del Tribunal
Supremo por Decreto de 31 de julio de 1931 (Gaceta de Madrid de 1 de agosto de 1931, nº 213, p. 891).
Presidente de la Sala Quinta del Tribunal Supremo por Decreto de 26 de agosto de 1936 (Gaceta de Madrid
de 28 de agosto de 1936, nº 241, p. 1518). Decreto de 27 de agosto de 1936 por el que se dispone que
conozca, con función permanente, del expediente general sobre la rebelión militar, dentro de la Primera
División Orgánica (Gaceta de Madrid de 28 de agosto de 1936, nº 241, p. 1519) y con la misma finalidad
pero con jurisdicción en todo el territorio nacional (Gaceta de Madrid de 16 de septiembre de 1936, nº 260,
p. 1841).
En su biografía también hay que destacar que en las elecciones generales de 28 de junio de 1931 fue elegido
diputado en la circunscripción de Lugo por el Partido Radical como republicano independiente y causó baja
el 21 del siguientes mes de julio al acordarse la nulidad de la elección, siendo sustituido por José Lladó y
Vallés. Pero celebrada elección parcial el 23 de agosto de 1931 fue elegido de nuevo, sustituyó a Sergio
Andión Pérez y se mantuvo en el escaño hasta el 9 de octubre de 1933.
283
Procedimiento sumarísimo en la causa nº 8/1939 de la Auditoria de Guerra de Cataluña, “instruida contra
magistrados, fiscales y jueces de Sala Sexta del Tribunal Supremo del llamado gobierno de la República”,
seguida por el delito de auxilio a la rebelión. Sobre este Consejo de Guerra sumarísimo ver, entre otros y
especialmente, el trabajo de Federico Vázquez Osuna, “Francisco Javier Elola Díaz-Varela, lealtad de un
Magistrado al Estado de derecho hasta las últimas consecuencias”.

88
“no me conceptúo reo de delito de rebelión militar, porque no me levanté contra la
Constitución del Estado, ni del Jefe del mismo, ni de las Cortes, ni del Gobierno
formalmente legítimo. Tampoco me adherí expresa o tácitamente a ningún
movimiento de esta índole; como Magistrado del Tribunal Supremo, integraba un
Poder del Estado y no me aparté un solo momento de mis deberes constitucionales
y orgánicos, de obediencia, deber funcional, subordinación y disciplina,
permaneciendo alejado de toda clase de partidismos y luchas políticas. (...) En
concreto: he obrado por obediencia debida y en cumplimiento legítimo de un cargo
jurisdiccional, cuya investidura era indiscutible para el que la recibiera, en mal
hora. (...) no debe medirse la responsabilidad de un juez por el insólito y grave
hecho perseguido, sino por su actuación jurisdiccional, respecto a su trascendental
misión. (...) hago las precedentes afirmaciones para situar mi posición ante el
indicio. Este requiere como base de influencia lógica, que descanse en hechos
demostrados o evidentes. Solicito de V.E se ahonde la instrucción sumarial a fin de
aislar e individualizar mi responsabilidad concreta, respecto de los hechos que se
me imputan como constitutivos de un delito de rebelión en cualquiera de sus
matices.” 284

Como señala Vázquez Osuna, “ante la impotencia de cómo se desarrollaba la


instrucción, intentará razonar todo lo que le estaba sucediendo, unas notas que la
autoridad castrense se hará con ellas y ordenará unirlas a la causa” que, por su claridad
política e intelectual y su impecable razonamiento jurídico, se transcriben:

“Surge la rebelión por el alzamiento colectivo en armas contra un poder legalmente


constituido. En dieciocho de julio de mil novecientos treinta y seis existía un
Estado con todas las condiciones jurídicas y reales a las que debía su ser en el
mundo internacional. Era el de la República Española. Se regía por una Ley
fundamental: la Constitución de diciembre de mil novecientos treinta y uno. Su
estructura era racionalizada. Hallábase dotada de leyes, reguladoras de su vida
interior. Poseía organismos públicos en pleno funcionamiento (...) No se concibe,
pues, una rebelión del Estado organizado, contra una minoría que por las razones
sociales y políticas que la asistiesen para combatir el poder legal y formal se había
levantado en armas contra aquél. Real y jurídicamente la rebeldía estaba en el
campo de los que se levantaron contra el Estado republicano y no se consolidó
como tal Poder (...) Por lo tanto, en los primeros meses a partir de julio de mil
novecientos treinta y seis, no podía calificarse de rebelde al servidor del Estado, ni
al Estado mismo (...) El Estado naciente podrá calificarnos de afectos o desafectos,
de leales o de sospechosos, de confianza o desconfianza, pero jamás como
rebeldes para fundar sobre esta calificación jurídica una sanción penal. (...) La
ideas no delinquen, sino las conductas, férreamente subsumidas en los preceptos
legales coetáneos a sus presuntas infracciones. Todo otro criterio sería
horriblemente injusto, inicuo, desmoralizador y contrario a los intereses del Estado
nuevo, en régimen jurídico de permanencia y de convivencia social” 285.

La labor iniciada por el Magistrado Elola Díaz-Varela para la determinación de las


responsabilidades de la rebelión militar contra la República no se pudo culminar. Los
facciosos ganaron la guerra. La dictadura franquista se implantó hasta la muerte del
General en 1975, vino la transición a la democracia mediante el denominado “consenso” y

284
Federico Vázquez Osuna, ob. cit.
285
Federico Vázquez Osuna, ob. cit.

89
se aprobó la Constitución democrática de 1978. Han transcurrido treinta años de Estado
democrático y social de Derecho y la responsabilidad jurídica de la sublevación militar del
18 de julio de 1936 y sus dramáticas consecuencias no se han establecido. Pero la historia
es implacable y hará justicia definitivamente.

4. Apertura del año judicial, Valencia capital de la República y constitución de la Junta de


Defensa de Madrid.

En ese contexto de violencia en que se encontraba el Madrid sitiado de los primeros


meses de sublevación, hubo que retrasar el tradicional acto solemne de la apertura del año
judicial, que en situación de normalidad, conforme a la Ley Orgánica del Poder Judicial, se
celebraba todos los 15 de septiembre de cada año286. Muchas fueron las dificultades
materiales que hubo que superar para poder llevar a cabo el acto. Para entonces algunos ya
pensaban en la posible conveniencia de trasladar el Gobierno y no se descartaba que el
lugar de destino fuese Barcelona. En esas circunstancias, la apertura del año judicial 1936-
1937 sería, necesariamente, un acto de afirmación de la República frente a la insurrección
militar.

El Gobierno de Largo Caballero decidió en Consejo de Ministros de 15 de


septiembre, que el acto se celebraría el 5 de octubre con las solemnidades legales
establecidas287. El acto fue convocado, como siempre, en el Salón de Plenos del Palacio de
Justicia, asistieron todos los magistrados del Supremo y de los órganos judiciales presentes
en Madrid, así como un número muy elevado de procuradores, notarios y abogados y
cargos públicos288. La situación era realmente patética, la formalidad del acto y, al fondo,
el ruido cadente de las bombas y disparos del Madrid sitiado. La imagen era realmente
insólita, algunos magistrados y abogados vestían con los monos que utilizaban en el frente
encima llevaban las togas y en la cabeza los birretes. El Palacio de Justicia estaba
custodiado por la Guardia Nacional Republicana y por las milicias “Águilas de la
Libertad” integradas por miembros del Colegio de Abogados de Madrid.

En su discurso, el Ministro de Justicia, Mariano Ruiz-Funes García, en nombre del


Gobierno, realizó un ardiente alegato en favor de la Justicia y la República, recordó a los
que morían en el frente y, para terminar, dio lectura a los datos contenidos en la Memoria
del Fiscal General de la República289, no sin antes hacer un gran elogio de la actuación del
Presidente del Tribunal Especial de Madrid290.
286
Art. 626 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1870: “En el día 15 de Septiembre de cada año, o
cuando éste fuera festivo, en el siguiente, se verificará la solemne apertura de los Tribunales, en el Supremo,
a cuya acto concurrirán todos los que en Madrid desempeñen cargos judiciales o del Ministerio fiscal; la
Junta de gobierno del Colegio de Abogados, las de los Colegios de Notarios y Procuradores y los auxiliares
de los Tribunales y Juzgados”.
287
Decreto de 15 de septiembre de 1936, Gaceta de Madrid, 16 de septiebre de 1936, nº 260, p. 1832.
288
Ver crónica del acto en ABC de Madrid del martes 6 de octubre de 1936, p. 15
289
Fiscalía General de la República, Memoria elevada al gobierno de la República con motivo de la solemne
apertura de los tribunales, el 5 de octubre de 1936, por el fiscal general de la República, Excmo. Sr. D. José
Vallés Fortuño, Madrid, 1936.
290
“El pueblo español está luchando en estos momentos contra un organismo del Estado: el Ejército. Pero el
Ejército no es ese, sino el pueblo en armas, las heroicas fuerzas de mar y tierra que con las heroicas milicias
defienden la existencia de la Justicia en nuestro país y la dignidad de España. Debéis realizar con el mejor
acierto posible la labor que corresponde a la administración de justicia.
No quiero despedirme de vosotros sin dedicar un cariñoso y emocionante recuerdo a los Tribunales
especiales que administran justicia en esta guerra, la más dura de las guerras. Dedico este elogio a esos
Tribunales y a su actuación, porque administran justicia sin dejarse llevar de impulsos pasionales.

90
El acto se dio por terminado cuando el Ministro Ruiz-Funes pronunció la frase
ritual de, “Queda abierto el año judicial 1936-1937”, seguido de un “¡Viva la República!”.
Ante el entusiasmo general, gran parte de los asistentes en los bancos del público, entonó
en pié la Internacional con los puños en alto.

Justo un mes después, el 6 de noviembre, el Gobierno toma la decisión de


trasladarse a Valencia. Al término de la reunión del Consejo de Ministros, Mariano Gómez
era recibido por Indalecio Prieto, Ministro de Marina y Aire, ante la ausencia del Ministro
de Justicia, Manuel Irujo Ollo291, que se encontraba esos días en Barcelona. Prieto le
comunicó la decisión de evacuación del Gobierno y la urgencia de hacer lo mismo con el
Tribunal Supremo. Mariano Gómez aceptó la orden, no sin dejar claro que él no se
trasladaría a Valencia hasta que el Tribunal y el último de sus magistrados hubiera salido
de Madrid, de forma ordenada y eficaz. Preguntado el Ministro si habría alguna forma de
que Visita y sus tres hijos salieran de Madrid para instalarse en Valencia, Prieto le ofreció
que lo hicieran con las autoridades y demás personas que, junto con él, lo harían al día
siguiente en avión.

Acto seguido, habló y se reunió con los magistrados y el personal del Tribunal, les
comunicó la orden del Gobierno, decidieron crear una Comisión Delegada del Tribunal en
Madrid y comenzaron los preparativos del traslado inmediato. La tarea no era fácil, no se
trataba sólo del traslado de todo el personal a Valencia, sino también y, muy
especialmente, de los expedientes y la documentación.

Indalecio Prieto relató así la decisión del Gobierno de evacuar Madrid y su reunión
con el Presidente del Supremo al término del Consejo de Ministros:
“No volví a ver a Mariano Gómez hasta el 6 de noviembre. El Consejo de
ministros había pasado la mañana discutiendo una propuesta de su presidente para
que el gobierno saliera de Madrid. Yo no tenía duda ninguna de que debía hacerse

Los Tribunales populares han sido creados en graves circunstancias de guerra, y cuando las crueldades de las
circunstancias justificaban una retorsión de la ley, son principalmente estos Tribunales los que actúan con
arreglo a las normas de justicia integradas por jueces de hecho y derecho, ateniéndose a los medios de
pruebas, a las declaraciones de los testigos y atendiendo siempre en un radio de competencia determinada por
su acta de nacimiento, estos Tribunales no condenan sino cuando hay un delito material. Cumplen con su
deber sin un momento de desfallecimiento; pero destaca entre todos ellos la actuación del Tribunal Popular
de Madrid, presidido por el presidente del Tribunal Supremo de Justicia, don Mariano Gómez, ciudadano
ejemplar, benemérito de la Patria y de la República. (Magistrados y público, puestos en pie, tributan una
prolongada ovación a don Mariano Gómez, que saluda emocionado.
Con inteligencia, republicanismo e imparcialidad hace honor el señor Gómez a la justicia, y mis palabras,
veladas por la emoción, son justicia al presidente del Tribunal Supremo.
Debemos actuar por la República en España, y debemos ser dignos de los sacrificios que en estos momentos
se están haciendo por la juventud que sacrifica lo mejor de su existencia y de su vida en aras de España y de
la República. A ellos, a esos heroicos milicianos, debemos hacerles este homenaje, que nuestra justicia sea
más rápida y más alta, que corrija las desigualdades del dolor. Crear esa justicia es el único homenaje que
hay que llevar a esas vidas jóvenes que lo dan todo en un impulso generoso por la República y por España.
(El auditorio, puesto en pie, tributa una larga ovación al Ministro de Justicia, con vivas a la República y al
Frente Popular)” (Los datos del acto y el texto del discurso están tomados de la prensa nacional, del ABC.
Diario Republicano de izquierdas, nº 10407, martes 6 de octubre de 1936, p. 15 y La Vanguardia de
Barcelona, martes 6 de octubre de 1936, p. 13).
291
Manuel Irujo y Ollo fue Ministro de Justicia en el Gobierno de Juan Negrín del 17 de mayo de 1937
(Gaceta de la República de 18 de mayo de 1937) al 10 de diciembre de 1937 (Gaceta de República de 11 de
diciembre de 1937), fecha en que dimitió y, ese mismo día 10 fue nombrado Ministro sin cartera (Gaceta de
la República, 11 de diciembre de 1937) hasta el 16 de agosto de 1938 (Gaceta de República, 17 de agosto de
1938).

91
así. Únicamente lamentaba que no se hubiera hecho antes, como varias veces
propuse, en forma pública, antes de que Madrid corriera peligro y aceptando una
iniciativa del presidente de la Generalidad, Luis Companys, que yo había
convenido con él, para que todos los ministros se instalaran en Barcelona, donde se
encontraba ya el jefe del Estado, Manuel Azaña, acompañado de los ministros sin
cartera José Giral y Manuel Irujo. Pero Largo Caballero esperó hasta última hora
para efectuar la salida en secreto, dándose así a éste cierto carácter de fuga. Los
ministros de la C.N.T. –Peyró, López, García Oliver y Federica Montseny- se
oponían a la proposición presidencial. Tras empeñado debate sugirieron la fórmula
de que nos fuéramos los demás, quedándose ellos. “O todos o ninguno” –exclamé-.
No cabe que unos ministros pasen por héroes y otros por cobardes. O nos vamos
todos o nos quedamos todos”. Los cenetistas solicitaron que se les permitiera
deliberar a solas y el Consejo se suspendió. Debió de haber entre ellos hondas
diferencias de criterio, porque tardaron en volver al salón, donde al fin emitieron
sus votos en pro, adoptándose el acuerdo por unanimidad.

Con gran sorpresa mía, pues estaba convenido ir a Barcelona, Largo


Caballero dispuso que el Gobierno se trasladara a Valencia. Nunca lo comprendí.
Valencia estaba cerca de los frentes y carecía de la holgura de Barcelona, para el
establecimiento de todas las dependencias gubernativas”292.

Aportando la tranquilidad y firmeza que le caracterizaba, en unos momentos de


desconcierto general, se dedicó a preparar el traslado del Tribunal. En coordinación con el
Gobierno, tomó la decisión de que quedase una Sección Delegada en Madrid, sin funciones
judiciales y con el cometido de mantener la presencia del Tribunal en la sede del Palacio de
Las Salesas, así como la atención a los asuntos que quedasen pendientes y los nuevos que
entrasen para, en su caso, trasladarlos a Valencia.

En el orden familiar, a las cinco de la mañana del siguiente día 7, Mariano, Visita y
sus tres hijos estaban en casa de Prieto y de allí fueron todos al aeródromo de “El Soto”, en
el pueblo madrileño de Algete293, próximo al actual de Barajas. Madre e hijos fueron
llevados al avión en que iría Prieto y otras personas. Entre los viajeros de esos dos aviones
se encontraban otros dos ministros cenetistas del Gobierno, Juan Peiró Belis (Industria) y
Juan López Sánchez (Comercio), y otros altos funcionarios del Estado. A Peiró y a López,
les interceptó el día anterior un grupo de sindicalistas en Tarancón (Cuenca) y les
impidieron seguir viaje a Valencia por carretera. Igual suerte corrió en Tarancón el
Ministro de Estado, Julio Álvarez del Vayo, que fue especialmente maltratado por los
sindicalistas.

Esperó a que despegasen los aviones y acto seguido se dirigió a Madrid para
presidir el pleno del Tribunal Supremo convocado para esa mañana. Pero no sabía que iba
a ser detenido por los anarquistas que controlaban el barrio de Tetuán de las Victorias e
internado en la Plaza de Toros Permaneció detenido durante unas horas, hasta que fue
reconocido e identificado por uno de los que le custodiaban. Así las cosas, los milicianos le

292
Anexo 9. Don Mariano Gómez por Indalecio Prieto, texto recogido también en la obra de éste,
Convulsiones de España. Dentro y fuera del gobierno. Discursos parlamentarios, pp. 313-317.
293
El aeródromo de “El Soto”, en Algete, juntos a otros como los de Alcalá de Henares o Barajas, fue uno de
los muchos que utilizó la aviación de la República durante la guerra. Desde este aeródromo partieron el
Coronel Segismundo Casado y otras personas, tras el fracasado golpe de marzo de 1939 contra la República,
en un intento de pactar el final de la guerra con Franco.

92
condujeron al Palacio de las Salesas, donde aguarda el Tribunal en pleno y pudo comenzar
la reunión convocada. Indalecio Prieto relató así esos momentos:

“Terminado el Consejo volví a mi despacho del Ministerio de Marina y Aire donde


al atardecer, recibí la visita de Mariano Gómez, ya en funciones de presidente del
Tribunal Supremo de Justicia. Me mostró un oficio del jefe del Gobierno
ordenándole marchar inmediatamente a Valencia. La jefatura del Gobierno tenía
extendidas previamente estas órdenes para los más altos funcionarios y se cursaron
a media tarde. No habiendo encontrado en Madrid ni al presidente del Consejo ni al
ministro del ramo, Mariano Gómez quería exponerme sus escrúpulos para cumplir
lo mandado. “No saldré de Madrid –me dijo- mientras no hayan salido todos los
magistrados del Tribunal Supremo”. “Irán saliendo –le contesté-, a medida que se
faciliten medios de transporte: pero creo que usted debe salir en seguida, conforme
lo mandan”. No pude convencerle: mientras hubiera en Madrid un solo magistrado
del Supremo, él continuaría allí.

Me preguntó si había modo de que salieran su esposa y sus hijos. “Pueden


venir conmigo –le manifesté-. Yo saldré mañana, a primera hora, en avión, y hay
sitio para ellos, pues dispongo de dos aparatos Douglas y sobran plazas. Haga usted
que su familia se presente en mi domicilio a las cinco de la madrugada”.

A esa hora llegaron a mi casa Mariano Gómez, su señora y sus hijos. Allí
estaban los ministros cenetistas Peyró y López, a quienes sus correligionarios, que
constituían la columna destacada en Tarancón, les cortaron el paso la tarde anterior
cuando iban camino de Valencia.

Por Tarancón pasaron, sin novedad, Largo Caballero y algún ministro de los
que primeramente tomaron la carretera, pero cuando los sindicalistas allí apostados
se dieron cuenta de que el Gobierno entero marchaba, no dejaron pasar a nadie. A
Peyró y López les obligaron a retroceder y a Alvarez del Vayo le cubrieron de
injurias.

En el aeródromo improvisado en Algete, cuando, a punto de despegar los


aviones, Mariano Gómez se despedía de su familia, le ofrecí que apenas
aterrizáramos en Manises le telegrafiaría para enterarle de nuestro arribo a
Valencia. Volamos bajos para no ser descubiertos por el cercano enemigo. Al tomar
tierra llamé a casa de Gómez, pero nadie contestó. Me sorprendí y me alarmé, pues
él había quedado en esperar mi llamada. Luego supe que al regresar de Algete fue
detenido en Tetuán de las Victorias, conducido a la plaza de toros de aquel pueblo y
allí, no obstante darse a conocer, fué interrogado en forma grosera y ultrajante. Con
el alba amanecían las iras que entre los defensores de Madrid suscitó la marcha
sigilosa del Gobierno y aquel funcionario leal, aquel hombre integérrimo, aquel
héroe civil, pagaba nuestras culpas”294.

294
Anexo 9. Don Mariano Gómez por Indalecio Prieto, necrológica recogida también en la obra de éste
Convulsiones de España. Dentro y fuera del gobierno. Discursos parlamentarios, pp. 313-317.
Después de la guerra la Causa General -ese pretexto para completar y perfeccionar la represión sobre los
vencidos-, prestó también su atención a la denominada checa de Tetuán de las Victorias, sobre la que formó
la “pieza nº 4 “checas”, el “ramo separado nº 78”. La lectura detenida y no apasionada de los quince folios
que contiene la investigación sobre la referida checa y la represión que se ejerció sobre todas aquellas
personas que tuvieron algún tipo de relación, directa o indirecta, con esa instalaciones anarquistas, resulta
espeluznante. La sola relación de los consejos de guerra sumarísimos que a las expresadas personas se les

93
La complicada vida de Madrid seguía su curso. De conformidad con lo acordado
por la Sala de Gobierno el día 8, la Sección Delegada del Tribunal quedó “bajo la
presidencia de uno de los magistrados más fieles al gobierno, Demófilo de Buen y doce
Magistrados, algunos de los cuales no llegarían nunca a personarse”295: José María
Rodríguez de los Ríos, José Castán Tobeñas, Pablo Santolaya Cascajo, Francisco de
Cárdenas de la Torre, Juan Gualberto Bermúdez Ballesteros, Agustín Aranda García de
Castro, Juan J. González de la Calle, José Fernández Orbeta, José Mª Álvarez Martín y
Taladrid, Juan Camín de Angulo, Santiago del Valle y Aldabalde, Gerardo Fentanes
Portela y Ricardo Calderón Serrano296.

El Supremo instalaría inicialmente su sede de Valencia en el Palacio de Justicia,


sede a su vez de la Audiencia Territorial. Allí tendría desde el primer momento, su
despacho de Presidente del Tribunal297 y, más tarde, cuando se encontró un edificio
adecuado, se instaló en otro situado en el próximo carrer Poeta Liern nº 7. No hay que
olvidar que debido al traslado de la capital de la República a Valencia, la ciudad se vio
colapsada por la presencia masiva de empleados públicos y la llegada de muchas personas
que huían de Madrid. Las calles de Valencia en esos días eran un auténtico hormiguero de
personas y un continuo ir y venir de vehículos.

Los primeros magistrados que llegaron, decidieron comenzar sus actividades y,


como señala Marzal Rodríguez, sus reuniones, presididas por Fernando Abarrategui, se
celebraban bajo el nombre de “Comisión de funcionarios de la administración de Justicia”
hasta que, por consulta a Mariano Gómez, que permanecía en Madrid, se les autorizó a
constituirse en Tribunal pleno y a nombrar su Sala de Gobierno provisional, actuando
como Secretario el licenciado del Colegio de Abogados de Madrid, Manuel Betés Bruzos.
El día 12 tomaron posesión ante el Pleno los nuevos Magistrados, Dionisio Terrer y
Manuel Martínez Pedroso298.

Si el traslado de los magistrados, en la mayoría de los casos con sus respectivas


familias, fue paulatino y realmente complicado, en el de los expedientes, libros, material de
oficina y otros enseres, surgió una cadena de dificultades299. Hasta que la Sección

siguió es conmovedora, más si tenemos en cuenta que, como toda la Causa, es intencionadamente
incompleta y los datos que maneja están manipulados para beneficio de los sublevados y grave perjuicio de
perseguidos (AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1534, ramo separado nº 78, 15 folios).
295
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 175 y Raúl C. Cancio Fernández, Guerra civil y tribunales: de los
jurados populares a la justicia franquista (1936-1939), p. 221-226.
296
La relación de los magistrados que inicialmente quedaron en la Sección Delegada del Tribunal en Madrid,
está tomada de Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 175, nota 506.
297
“La instalación del presidente del Supremo. Valencia 21, 1 madrugada. El presidente del Tribunal
Supremo, D. Mariano Gómez, durante su estancia en Valencia, ha instalado su despacho en la Audiencia
territorial, donde recibió algunas visitas.- Febus.” (ABC de Madrid, sábado 21 de noviembre de 1936, p. 5).
298
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 173.
299
Relata así ese traslado Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 174: “El 11 de diciembre de 1936 Demófilo
de Buen retiraba del archivo del Supremo la documentación más importante y que hoy sigue desaparecida, se
trataba de los: “Libro de actas de Sala de Gobierno abierto en el año 1935; Libro de actas de Pleno y libro de
votos reservados del mismo Tribunal. La mayor parte de la documentación sería trasladada el 28 de
noviembre de 1936. Entre ella destacaba 1100 expedientes informativos de funcionarios judiciales, las fichas
que la inspección de tribunales poseía sobre los funcionarios de la carrera judicial, carpetas y expedientes de
indultos y de cuestiones gubernativas, los expedientes relativos a la demarcación judicial de las diferentes
provincias, los libros de votos reservados de las diferentes salas; de la biblioteca también eran trasladados los
volúmenes de la Gaceta y el Diccionario de la Administración de Martínez Alcubilla. Después de esta fecha,
serían ya las necesidades concretas sobre asuntos pendientes o material fungible, las que determinaron el
traslado a la capital levantina. De estos objetos destacan por su significación, los que igualmente retiró en

94
Delegada de Madrid no logró comenzar sus actividades, aunque en precario, no se instaló
definitivamente en Valencia. Desde entonces viajó con frecuencia a Madrid, cada diez
días, y se alojaba en la casa de la calle de Serrano, que mantuvo arrendada hasta el final de
la guerra.

En un par de meses, el Gobierno pudo aprobar el Decreto de 14 de enero de 1937,


en el que establecía las normas de funcionamiento del Tribunal Supremo ante las nuevas
circunstancias de la guerra y formalizaba la creación de su Sección Delegada de Madrid300.
A Mariano Gómez no le pasaba desapercibido que varios magistrados de la Sección
Delegada de Madrid no eran especialmente adeptos a la República y veían con esperanza el
avance de los rebeldes. Como afirma Pascual Marzal, “todo ello demuestra que la purga
llevada a cabo por el gobierno republicano no fue tan drástica como cabía esperar” y fue
precisamente Mariano Gómez “quien permitió en todos estos casos [se refiere en concreto
a los magistrados José María Rodríguez de los Ríos, Agustín Aranda y García de Castro,
Pablo Santolaya Cascajo y Juan Camín de Angulo] la permanencia de los magistrados en
los destinos que desearon y fue, asimismo, él, quien en los casos en que estuvieron algunos
de ellos bajo sospecha de traición, nuevamente les avaló para evitar represalias”301.

En el mismo Consejo de Ministros que se acordó el traslado del Gobierno a


Valencia, se tomó la decisión de constituir una Junta de Defensa en Madrid, al frente de la
cual se puso al prestigioso General Miaja y de la que formaron parte una representación de
todas las fuerzas políticas y sindicales302. Excepto la responsabilidad de la defensa militar
de militar de Madrid, la Junta funcionó con una falta de coordinación manifiesta y con una
extraordinaria limitación de medios materiales. Las tropas facciosas se hacían fuertes en
los barrios periféricos, Carabanchel, Casa de Campo y Ciudad Universitaria.

Justo en los momentos en que la Junta intentaba hacerse con la situación y el


Gobierno iniciaba su instalación en Valencia, se puso en marcha en Madrid, una iniciativa
desesperada para sustituirle. Algunos pretendían poner al frente de ese gobierno
inconstitucional a Mariano Gómez y los argumentos que paradójicamente se empleaban,
estaban centrados en el respeto que inspiraba su lealtad a la República y su independencia
política acreditada al frente del Supremo. El testimonio verbal que me han expresado
Mariano y Charito Gómez Alfaro, coincide en lo sustancial con el que ha dejado escrito el
dirigente socialista Julián Zugazagoitia Mendieta:

marzo de 1937, el magistrado Demófilo de Buen: el gran collar de la justicia, collar de diario de uso
presidencial y la placa de magistrado del Supremo de uso presidencial”.
300
En el artículo 11 del mencionado Decreto, se disponía que los magistrados del Tribunal que tuviesen
comisión en Madrid, “formarán una Sección Delegada, sin mas atribuciones que las de orden puramente
gubernativo que le conceda la Sala de Gobierno constituida en Valencia” y que “el Presidente de dicha
Sección ejercerá también en Madrid, por delegación, las atribuciones que el Presidente del Tribunal Supremo
le confíe en asuntos también puramente de orden gubernativo”.
301
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit. p. 176.
302
Presidente, General José Miaja Menant. Secretario, Fernando Frade (PSOE) y suplente Máximo de Dios
(PSOE).
Consejerías: Guerra, Antonio Mije García (PCE) y suplente, Isidoro Diéguez Dueñas (PCE); Orden público,
Santiago Carrillo Solares (JSU) y suplente, José Cazorla Maure (JSU); Industrias de Guerra, Ricardo Amor
Nuño Pérez (CNT) y suplente, Enrique García López (CNT); Abastecimientos, Pablo Yagüe Estebarán (Casa
del Pueblo) y suplente, Luis Nieto de la Fuente (Casa del Pueblo); Comunicaciones, José Carreño España
(Izquierda Republicana) y suplente, Gerardo Saura Mery (Izquierda Republicana); Finanzas, Enrique
Jiménez González (Unión Republicana) y suplente, Luis Díez Huidobro (Unión Republicana); Información y
Enlace, Mariano García Cascales (Juventudes Libertarias) y suplente, Antonio Oñate (Juventudes
Libertarias); Evacuación, Francisco Caminero (Partido Sindicalista) y suplente, Antonio Prexés Costa
(Partido Sindicalista).

95
“Hubo un momento, disparatado, en que, como reacción contra la marcha del
Gobierno, algunos irritados concibieron el propósito de sustituirlo. Los proyectiles
fueron a dar con la serena ecuanimidad de don Mariano Gómez, presidente del
Tribunal Supremo, quien, no sin algún esfuerzo, y declinando las ofertas que le
hacían, les persuadió de que el intento era un disparate, cuyas consecuencias, todas
funestas, serían, a plazo corto, incalculables. Don Mariano Gómez, que había
sacado al Gobierno Giral del trance más difícil y apurado, aceptando personalmente
una encomienda delicadísima, sacrificio auténtico y no retórico, que la República
no le agradecerá bastante, hacía otro servicio de importancia parecida al Gobierno
de Largo Caballero. Dado el ambiente que existía en Madrid contra cuantos se
habían ido a Valencia, la sustitución del Gobierno, terrible disparate, hubiera
parecido bien a los madrileños. Sin la negativa de don Mariano Gómez, elegido por
los proyectistas para presidente, y sin su consejo sereno, el conflicto del nacimiento
de un nuevo gobierno se hubiese producido. En la Junta, exactamente igual que en
todas partes, se estableció la polémica de anarquistas y comunistas. Los partidos del
Frente Popular enviaron al nuevo organismo representantes jóvenes, propicios a la
exaltación y partidarios, desde luego, de los valores absolutos. El general necesitaba
mediar en todos los conflictos como poder moderador”303.

Mariano Gómez nos ha dejado una velada referencia, pero suficientemente


expresiva, de esa iniciativa disparatada en el sentido de que se trataba de un “rumor, que no
pasó de ser el plan de unos cuantos aturdidos”304.

Las autoridades civiles que no habían marchado con el Gobierno a Valencia, no


ofrecieron dificultades a la hora de ponerse a disposición de la Junta, pero se hacían notar
las ausencias de empleados y funcionarios en todas las oficinas públicas. Las autoridades
se esforzaban en lograr un mínimo de coordinación y los miembros en la Junta no paraban
de recibir visitas. El contacto de Mariano Gómez con el General Miaja y algunos
miembros de la Junta era todo lo frecuente que la situación permitía. En tal sentido, visitó
inmediatamente al Consejero de Orden Público y Gobernación, Santiago Carrillo Solares,
con el objetivo fundamental de examinar la situación y garantizar la seguridad de todo el
personal de la Sección Delegada del Tribunal y de los órganos judiciales en Madrid,
además de su funcionamiento305.

303
Julián Zugazagoitia, Guerra y vicisitudes de los españoles, con prólogo de Santos Juliá, p. 229.
304
Ver la entrevista completa en el Anexo 3. Los días 18 y 19 e3 julio de 1936 … Anécdotas, juicios e
impresiones de la insurrección incivil y militar y de la autodefensa del pueblo en armas.
305
Relata así Carrillo el referido encuentro: “Desde el comienzo de la guerra hasta la creación de la junta la
represión había sido llevada anárquicamente y algunas detenciones y hasta ejecuciones habían sido fruto de
venganzas personales. El Estado se había quedado sin sus instrumentos normales de represión y las
organizaciones los habían improvisado.
La República no ha ocultado que en su territorio se cometieron atrocidades en la primera fase de
desorganización y caos provocados por la sublevación. Mas en cuanto estuvo en condiciones de hacerlo les
puso coto. En cambio el franquismo transformó las atrocidades en una política de Gobierno y siguió
cometiéndolas hasta años después de que terminara la guerra.
Pero el 7 de noviembre no podíamos incurrir en angelismos. ¡Afortunadas las personas que no ha tenido que
pasar por situaciones así en su vida!
La primera ayuda que yo recibí en aquel momento me la aportó don Mariano Gómez, presidente del Tribunal
Supremo, quien a pesar de la desbandada había permanecido en Madrid. El día 8 por la mañana vino a mi
despacho acompañado por un representante del Colegio de Abogados a ponerse a disposición de la Junta de
Defensa. Aquel gesto me emocionó: desde mis 21 años don Mariano Gómez, por su edad, su cargo y su
fidelidad a la República, era para mí una personalidad casi venerable. Convinimos en la urgencia de crear
órganos de justicia en los que se pudiera juzgar a los componentes de la quinta columna, con severidad y

96
El Pleno del Supremo, con los magistrados que se encontraban en Madrid, celebró
una reunión con la Junta de Defensa el 9 de noviembre y Mariano Gómez lo hacía de
nuevo con el Consejero de Orden Público y Gobernación306. Con idéntica finalidad, el
jueves día 12, junto a Pascual Leone, Magistrado del Supremo y diputado a Cortes, se
reunían con el General Miaja.

Muchas personas intentaban salir de Madrid como fuera y hacían todo tipo de
gestiones para obtener los correspondientes salvoconductos. Entre las muchas visitas que
recibió en esos días Santiago Carrillo, es reveladora de la situación que se vivía, la que le
hizo el conocido doctor Gregorio Marañón y Posadillo con el pretexto de que le facilitase
las cosas para viajar a Francia y asistir a una reunión de carácter científico. Esta visita de
Marañón le “dejó una huella en la memoria tan profunda como la de don Mariano Gómez”.
Cuenta Carrillo que, a pesar de ser consciente de que ese salvoconducto lo solicitaba
porque “se iba para el campo de enfrente”, se lo firmó inmediatamente al entender que el
rechazo a la petición hubiera tenido una repercusión más negativa para la República307.

La organización militar y la incorporación de las Brigadas Internacionales en la


defensa de Madrid, -primero la 11ª el día 8, compuesta por 1.900 efectivos y que se centró
en la defensa de la Ciudad Universitaria y la Casa de Campo y, al día siguiente, la 12ª que
se desplegó en la zona sur, carretera de Andalucía hasta el cerro de Los Ángeles-,
fortaleció el ánimo de los madrileños y facilitó que la Junta intentase hacer frente a los
milicianos armados que actuaban al margen de las autoridades civiles y militares. Con
grandes dificultades y la firme posición al respecto del General Miaja y de Santiago
Carrillo, la Junta fue haciéndose con la situación y a finales de ese mes de noviembre el
terror sembrado por milicianos incontrolado se daba prácticamente por terminado. El
desarrollo de la guerra hizo que la Junta de Defensa fuera dejando de tener el más mínimo
sentido y quedo disuelta definitivamente en el mes de abril de 1937.

5. Madrid en llamas, bombardeo al Palacio de Justicia y política humanitaria.

En el mes de noviembre de 1936, Madrid padeció el cerco militar más violento que
nunca podía haberse imaginado a comienzos de la rebelión de julio de 1936. Ese maldito
golpe militar, que la República pensó estaba condenado al pronto fracaso y que los
rebeldes confiaban en su triunfo en poco tiempo, llevaría, a finales del verano, a una
situación dramática en la capital. Los facciosos a las puertas de la ciudad al mando del
General José Enrique Varela Iglesias, el Gobierno trasladado a Valencia el día 7 y medio
millón de personas en un Madrid, sin organización ni medios defensivos para enfrentarse
militarmente a los rebeldes, salvo una recién creada Junta de Defensa, que a duras penas
lograba reunirse, una milicia voluntariosa y la incorporación del entusiasmo de unas
Brigadas Internacionales no bien pertrechas de armamento. Pero incomprensiblemente,
Madrid se organizó y resistió.

urgencia pero con garantías. Los tribunales ordinarios, desertados en buena parte, no servían en aquellas
circunstancias de sitio. Por fuerza era menester acudir a Tribunales Populares compuestos por togados y por
representantes del Frente Popular. A los pocos días comenzaban a funcionar ya en Madrid, suponiendo un
progreso importante sobre la situación anterior” (Santiago Carrillo Solares, Memorias (edición revisada y
amentada), pp. 213-214).
306
Sobre la entrevista con el Consejero de Orden Público Santiago Carrillo el 10 de noviembre de 1936, ver
Santiago Carrillo Solares, Memorias (edición revisada y amentada), pp. 213-214 y ABC de Madrid, martes 10
de noviembre de 1936, p. 13.
307
Santiago Carrillo Solares, Memorias (edición revisada y amentada), pp. 221 y 222.

97
Mariano Gómez fue protagonista y testigo de esa resistencia republicana, sobre la
que dijo que “cada obús que caía sobre la ciudad mártir reforzaba la fe del pueblo
madrileño en su propio coraje. Una honda repugnancia contra la guerra totalitaria, más que
la depresión del terror, hacía estremecer las entrañas de Madrid. “¿Y estos son –decían las
gentes- los que quieren gobernar a España?” Tal era la voz general ante el patético
espectáculo de Madrid en llamas, de Madrid convertido en calvario, donde a diario caían
despedazadas numerosas víctimas inocentes … “¡Vaya una guerra santa!” 308.

La gente se había acostumbrado a los bombardeos de lo aviones alemanes e


italianos, se distinguía el tipo de aeroplano por el ruido, las bombas, se diferenciaba entre
tiros de fusil, de pistola, de ametralladora, el paqueo nocturno. A los madrileños no les
daba tiempo de atender a los heridos, guardar los cadáveres, acudir a los refugios, al metro,
para huir de las bombas. El ruido de guerra, el humo, el olor a quemado, era lo habitual.
Apenas se podían conseguir alguna ración para alimentarse. La solidaridad se convirtió en
un valor material del que se sentían orgullosos, pero el miedo a la delación también estaba
presente, la quinta columna, los emboscados.

Mucho se ha escrito y se seguirá escribiendo sobre el Madrid en llamas de octubre


y noviembre de 1936. El poeta Miguel Hernández le hizo su particular homenaje al 7 de
noviembre en una de sus colaboraciones en Avanzadilla309. Arturo Barea nos dejó escrito
uno de los relatos más completos de esa larga guerra, sin olvidar lo que ocurrió en Madrid
durante esos dos meses, en su conocida trilogía La forja de un rebelde310. Creo no
equivocarme si afirmo, que unas de las mejores páginas sobre ese Madrid en llamas, las
dejó escritas magistralmente en 1959 Juan Iturralde, seudónimo de José María Pérez Prat,
en sus Días de llamas311. Texto de una imparcialidad infrecuente y de una asombrosa
fidelidad a los hechos, aunque él no vivió en Madrid en esas fechas. Y todavía hoy
impresiona el poema de Pablo Neruda titulado Explico algunas cosas312:

308
Anexo 5. El ejemplo de Madrid, Mariano Gómez, España Republicana, p. 7.
309
Comenzaba así Miguel Hernández esa colaboración: “7 de noviembre, mejor dicho semana del 7 de
noviembre. ¿Qué no habrán dicho de ti? ¿Cuánto no te habrán ensalzado los poetas que te cantaron? Pero, sin
embargo, cuán pálido es el elogio comparado con la realidad. ¿Cómo podrá nunca pluma alguna hacer el
elogio de tan magnífica gesta? ¡7 de noviembre! Glorioso 7 de noviembre, preñado de recuerdos y de
emociones para todos los hombres que supieron con su gesta asombrar al mundo” (Miguel Hernández,
“Nuestro homenaje al 7 de noviembre”, Avanzadilla nº 17, 16 de diciembre de 1937. En la edición del diario
Público, Madrid, 2009, pp. 138-140).
310
Ver en particular la segunda parte del Vol. III. La Llama.
311
José Iturralde, Días de llamas. Se detiene Iturralde en un momento de su novela, en la descripción de la
búsqueda de un familiar desaparecido entre las fotos de cadáveres que se mostraban en locales del Palacio de
Justicia y, también, en algún pormenor relativo a una de esas muchas reuniones de jueces y magistrados con
el Presidente del Tribunal Supremo para la constitución de tribunales populares (pp. 186 a 190): “El
presidente nos esperaba, vestido de presidente: traje negro, cuello duro, corbata negra, zapatos negros. Los
Tribunales Populares, pienso con alivio, dice mientras que el Gobierno nos necesita para la noble misión de
educar en la nueva justicia al pueblo, de enseñarle a enfrentarse con sus responsabilidades. Nosotros los
hombres de la ley, debíamos ser los primeros en poner nuestra formación al servicio del pueblo y en
contribuir a que se acabaran las detenciones y los juicios expeditos y sin garantías. En su voz se introducían
trémulos de elevación moral que sonaban a hipocresía. “las matanzas de los presos que nos están
desacreditando, una noble misión y una tarea difícil, porque no nos debemos engañar. Será muy difícil y muy
peligrosa, pero tengo confianza en ustedes y nuestro fin merece todos los sacrificios”. Oñoro susurró con una
voz sombría: “¡La noble misión de legalizar el terror”! Para eso no contéis conmigo”. “O de frenarlo y acabar
con él”, replica Sanabria. “¿Con unos tribunales que serán juez y parte?” “Lo mismo que cualquier tribunal
burgués, porque creer en la imparcialidad de la justicia burguesa es una ingenuidad o una hipocresía”
312
Pablo Neruda, Obras completas, Vol. I, Explico algunas cosas, pp. 369-371.

98

Y una mañana todo estaba ardiendo Generales
y una mañana las hogueras traidores:
salían de la tierra mirad mi casa muerta,
devorando seres, mirad España rota:
y desde entonces fuego, pero de cada casa muerta sale metal ardiendo
pólvora desde entonces, en vez de flores,
y desde entonces sangre. pero de cada hueco de España
sale España,
Bandidos con aviones y con moros, pero de cada niño muerto sale un fusil con ojos,
bandidos con sortijas y duquesas, pero de cada crimen nacen balas
bandidos con frailes negros bendiciendo que os hallarán un día el sitio
venían por el cielo a matar niños, del corazón.
y por las calles la sangre de los niños
corría simplemente, como sangre de niños. Preguntaréis por qué su poesía
no nos habla del sueño, de las hojas,
Chacales que el chacal rechazaría, de los grandes volcanes de su país natal?
piedras que el cardo seco mordería escupiendo,
víboras que las víboras odiaran! Venid a ver la sangre por las calles,
Frente a vosotros he visto la sangre venid a ver
de España levantarse la sangre por las calles,
para ahogaros en una sola ola venid a ver la sangre
de orgullo y de cuchillos! Por las calles

En ese Madrid en llamas, en esos días de llamas de Madrid, los jueces y tribunales
también se esforzaban en mantener su actividad cotidiana. La máxima autoridad judicial
era el Presidente del Tribunal Supremo y en las Salesas, en el Palacio de Justicia, se
sucedían las reuniones las veinticuatro horas del día y las autoridades republicanas, civiles
y militares, de Madrid y Valencia, de Barcelona, sabían la importancia que tenía el
Supremo para los facciosos, con su lealtad contaron y en ella se apoyaron en todo
momento. A partir del día 8, fecha en que comenzó a funcionar la Sección Delegada del
Supremo, empezaron a llegar a Madrid las primeras Brigadas Internacionales. Desfilaron
por sus calles y se instalaron en sus respectivos frentes de batalla.

Por la mañana del día 9, los facciosos bombardearon de nuevo la ciudad y, en esta
ocasión, los proyectiles se dirigieron también al Palacio de Justicia y sus aledaños.
Mariano Gómez estaba en su despacho y le llegó la información de que en el bombardeo
había caído un obús a la puerta del Juzgado de Guardia, en la calle Marqués de la
Ensenada, en la fachada este del Palacio. El Presidente del Supremo, junto con otros
magistrados y empleados, acudió rápidamente al Juzgado de Guardia y allí, entre la
aglomeración de gente, se encontraron con más compañeros y conocidos, parecía que los
daños sólo habían sido materiales.

Entró en el Juzgado y se dirigió a visitar al Juez de Guardia nº 2, que ese día


desempeñaba Carlos Fernández Calzada, Juez interino de Instrucción. Saludó al Juez, al
Secretario, Antonio Yañez Arroyo y a los demás presentes en ese momento. Sobre la mesa,
entre papeles, documentos y expedientes, había unos billetes de dinero. Después de
interesarse por los efectos del bombardeo y los daños producidos, preguntó de dónde
provenían esos billetes. El Juez y el Secretario respondieron que se encontró entre las
pertenencias de un cadáver de una mujer, hasta el momento sin identificar y por la que
nadie se había interesado, que la cantidad ascendía a 44.300 pesetas y que, como era de

99
rigor se tramitaba el correspondiente sumario para la identificación de la víctima,
circunstancias de la muerte y detención de los autores de la misma.

Allí nada se dijo o insinuó por nadie de los presentes sobre las circunstancias de esa
muerte. Por el ambiente que se vivía en esos momentos en el Juzgado de Guardia, varios
pensaron que se trataba de una víctima del bombardeo de esa mañana y, por la mente de
otros, no les tenía que extrañar que se tratase de un asesinato más de los que se producían a
diario en las calles de Madrid.

Indicó al Juez que esa cantidad de dinero la iba a incautar ya que el Gobierno se
había trasladado a Valencia, en Hacienda no se efectuaban pagos y había que abonar las
nóminas y dietas de los funcionarios judiciales, de los Jurados y Tribunales y del personal
de limpieza. El Juez se resistió a la expresada incautación, pero Mariano Gómez reiteró lo
que ya era una decisión. El Juez accedió no sin practicar la correspondiente diligencia,
reflejando por escrito los términos en que se practicaba. El dinero, dentro de un sobre en el
que figuraba escrito a mano “Elena de la Vega de la Hoz”, quedó depositado en la caja
fuerte de las dependencias de la Habilitación del Tribunal Supremo por el habilitado Luis
Cos-Gayón Travesí y en el momento del depósito estaban presentes Mariano Gómez,
diferentes personas de Habilitación y varios Magistrados como José Aragonés Champín,
Fernando Abarrategui Pontes, Santiago del Valle y Aldabalde, Miguel Torres Roldán y
Fernando Berenguer de las Cajigas.

Tiempo después, en varias ocasiones, se ordenó desde Valencia por Mariano


Gómez y otras personas del Tribunal autorizadas para ello, que se dispusiera del depósito
para hacer frente a los pagos del Tribunal, pero nunca se llegó a utilizar ese dinero313. La
referida incautación iba a ser el pretexto y la causa para que después de la guerra el
Tribunal Supremo franquista, a finales de 1939, incoara diligencias penales por
malversación contra el Presidente del Tribunal republicano.

Al día siguiente del bombardeo al Palacio de Justicia, como ya se ha expuesto en el


apartado anterior, fue cuando Mariano Gómez se reunió con el General Miaja y con el
Consejero de Orden Público y Gobernación, Santiago Carrillo, y, a su vez, el Pleno del
Supremo celebraba una reunión con la Junta de Defensa. El ABC de Madrid informaba del
bombardeo sobre Madrid del día anterior, en los términos siguientes:

“La aviación facciosa siguiendo su táctica criminal y terrorista, voló en diversas


horas del día sobre la capital, arrojando metralla sobre la población civil. Esta
indigna conducta, que envilece a sus ejecutores, no logró, ni logrará jamás,
desmoralizar al pueblo de Madrid, que, serena y laboriosa, continúa en su puesto,
nutriendo los frentes de combate y en pie de guerra, derrochando heroísmo para
derrotar al fascismo.

Cuando estaban consumando sus felonías los aviones extranjeros alquilados por los
facciosos, llegó una escuadrilla de cazas republicanos, que puso en fuga a los
aparatos de bombardeo, derribando a uno de ellos. Se cree, aunque no ha podido
precisarse, que otro fue alcanzado por los proyectiles de nuestra gloriosa Aviación.
_____________________

313
Los datos de la referida incautación han sido tomados en el AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº
1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del T.S.) por malversación, FC-
TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1.

100
En los momentos en que aviones enemigos volaban sobre Madrid, de diversos
balcones se arrojaron bombas de mano y se hicieron disparos contra los transeúntes.
Estos hechos terroristas de los fascistas que todavía pululan por Madrid fueron
localizados por las milicias de retaguardia, que cada día cumplen con mayor
eficacia su difícil cometido”314.

“LA JORNADA DE AYER CONSTITUYÓ OTRA DERROTA PARA EL


ENEMIGO QUE, DESESPERADAMENTE, PUGNA POR ENTRAR EN
MADRID DESDE HACE CINCO DÍAS, ACUMULANDO SUS MEJORES
ELEMENTOS COMBATIVOS. Los cazas contra los trimotores que bombardearon
Madrid.

Seis aviones de caza salieron al encuentro de veinte rebeldes, que protegían a seis
trimotores dedicados a bombardear barrios céntricos de Madrid. Se entabló un
combate, huyendo primero los trimotores y luego los cazas. Uno de nuestros pilotos
resultó herido, tomando tierra en Vicálvaro, y sufriendo el avión pequeños
desperfectos. Los restantes regresaron a sus bases sin novedad”315.

Desde que la guerra comenzó, las autoridades de la República siempre tuvieron


claro que era fundamental practicar una política humanitaria y de canjes de prisioneros316,
a pesar de que los rebeldes, por sus propias convicciones, estas fueron siempre materias de
práctica cicatera y turbia. No importaba que fuese leal a la República, del bando rebelde o
simplemente porque allí le sorprendió la sublevación militar. De lo que se trataba con la
política humanitaria y de canjes, propiciada por el gobierno de la República, era de salvar
situaciones de grave riesgo para las personas, de salvar vidas. En cuanto al número de
refugiados en las sedes diplomáticas y consulares durante la guerra todo parece indicar que
no bajó de las 10.000 personas.

A favor de los refugiados en embajadas y consulados, Mariano Gómez desarrolló


una intensa labor, unas veces atendiendo a gentes que a él acudían sin conocerle pero
confiando en sus buenos oficios, en otras ocasiones su trabajo consistía en asumir una sutil
sugerencia de mediación por parte de destacados republicanos y, en fin, también actuó a
iniciativa propia y sin merma alguna a su lealtad republicana. No faltaron ocasiones para
atender casos especialmente difíciles de conocidos e incluso de familiares y, más de una
vez miró para otro lado cuando sabía que alguna persona o familiar tomaba la iniciativa de
intentar salvar su vida, la de algún familiar o conocido, pasándose al bando rebelde.

En relación con los bombardeos a la población civil de Madrid, realizó múltiples


gestiones ante los representantes diplomáticos extranjeros, llamadas telefónicas a París y
Londres, para que las autoridades de esos países instasen al ejército rebelde para que se
dejase de practicar esa actividad humana y jurídicamente abominable. Está claro que todas
esas gestiones fueron del todo ineficaces.

314
ABC, martes 10 de noviembre de 1936, p. 7.
315
ABC, martes 10 de noviembre de 1936, p. 9.
316
De entre la numerosa bibliografía sobre la expresada labor humanitaria de canje de prisioneros y
protección en sedes diplomáticas durante la guerra civil, ver: Javier Rubio García-Mina, Asilo y canjes
durante la guerra civil española, Edit. Planeta, Barcelona, 1979, Gabriel Jackson, La República española y
la guerra civil, RBA, Barcelona, 2005 y Antonio Manuel Moral Roncal, Diplomacia, humanitarismo y
espionaje en la guerra civil española, Biblioteca Nueva, Madrid, 2008.

101
Otro de los problemas que mas le preocupó sobre estos temas, fueron las
informaciones confusas, pero en lo sustancial comprobadas, de que se estaban produciendo
sacas de presos de derechas en las cárceles, que después eran asesinados. Expresó su
indignación al Gobierno y ante la Junta de Defensa de Madrid y se coordinó también con
los representantes diplomáticos, para intentar parar esa atrocidad. Para ello contó siempre,
entre otras personas, con la estrecha colaboración del dirigente sindical anarquista Melchor
Rodríguez317 -nombrado Inspector General del Cuerpo de Prisiones el 9 de noviembre318-,
solicitó con energía y bastante eficacia la paralización de tan denigrante actividad en las
filas republicanas y atendió numerosos casos de personas para lograr su libertad o canje.

Pero en ese Madrid en llamas tuvieron lugar hechos horribles, los paseos o simples
asesinatos de personas afines a los sublevados, la actividad de las checas como lugares de
detención arbitraria, malos tratos y tortura. Las sacas de las cárceles (Modelo, San Antón,
Porlier, Ventas) y su traslado a lugares próximos a Madrid para ser fusilados (Paracuellos
del Jarama, Torrejón de Ardoz, Alcalá de Henares). Varios miles de personas perdieron sus
vidas asesinadas en ese ambiente de terror.

En el intento de desaparición de la práctica del terror, participaron muchas


personas, entre ellas Santiago Carrillo desde la Consejería de Orden Público de la Junta de
Defensa de Madrid, el anarquista Melchor Rodríguez García, después nombrado Inspector
General del Cuerpo de Prisiones319 y el Presidente del Tribunal Supremo. Hasta comienzos
del mes de diciembre no remitió el horror y la violencia del Madrid en llamas de sus días
de llamas sobre el que recientemente ha escrito el historiador Ángel Viñas:

“Ogilvie-Forbes320 se entrevistó después con Agapito García Atadell321,


responsable de una significada banda especializada en detenciones, asesinatos y
latrocinios. Le dijo con toda suerte de pormenores la malísima impresión que tales
noticias causaban en los medios anglosajones y remachó que constituía la peor
propaganda posible para el Gobierno republicano. El killer asintió sin problemas.
Mendazmente, echó la culpa a los anarquistas, como si él y sus compinches no
tuvieran que ver nada con ello. La situación, sin embargo, no tardó en tomar un
317
Sobre Melchor Rodríguez ver Alfonso Domingo, El ángel rojo. La historia de Melchor Rodríguez, el
anarquista que detuvo la represión en el Madrid republicano.
318
El nombramiento de Melchor Rodríguez García como Inspector General del Cuerpo de Prisiones tuvo
lugar mediante Orden del Ministro de Justicia García Oliver, firmada por delegación por M. Sánchez Roca,
de 9 de noviembre de 1936 (Gaceta de la República, 14 de noviembre de 1936, nº 319, p. 692). Melchor
Rodríguez García fue nombrado posteriormente Delegado especial de la Dirección General de Prisiones
(Gaceta de la República de 3 de diciembre de 1936, nº 338, pp. 859 y 860), cargo del que dimitió (Gaceta de
la República de 3 de marzo de 1937, nº 62, p. 1043). Melchor Rodríguez fue conocido como el Ángel Rojo
por su labor humanitaria durante la guerra civil y el elevado número de vidas que salvó, pertenecientes a
ambos bandos. Después de la victoria de los facciosos, fue juzgado en consejo de guerra y condenado a seis
años de prisión, de los que solamente cumplió años y medio y falleció en Madrid el 14 de febrero de 1972 sin
renunciar a su ideología y militancia anarquista.
319
Gaceta de la República, 14 de noviembre de 1936, nº 359, p. 692.
320
George Ogilvie-Forbes era el Encargado de Negocios de la Embajada británica en Madrid.
321
Agapito García Atadell nació en Vivero (Lugo), el 28 de mayo de 1902. Fue un militante del PSOE que
desempeñó una labor represiva inusitada en Madrid los primeros meses de la sublevación, siendo
particularmente conocida y temida por la población su denominada Brigada García Atadell, que no cesó de
practicar detenciones, robos, saqueos y asesinatos en las checas y calles de la capital, haciendo una
interesante fortuna. Decidió huir a Latinoamérica, pasó a Francia y en St. Nazaire embarcó en el
transatlántico francés “Mexique”, con rumbo a Marsella, el 12 de noviembre de 1936. El “México” hizo
escala primero en el puerto de La Coruña y después en el de Santa Cruz de La Palma (Canarias), donde
García Atadell fue detenido fruto de una denuncia ante la policía franquista. Traslado a Sevilla fue sometido
a consejo de guerra, condenado a muerte y ejecutado en la horca en la prisión de Sevilla el 1 de julio de 1937.

102
cariz poco halagüeño. El 10 de noviembre el presidente del Tribunal Supremo,
Mariano Gómez, se personó en la Embajada británica y expresó su temor por la
suerte de los detenidos en las cárceles madrileñas, ante los bombardeos a que estaba
sometida la capital. El encargado de negocios informó a Londres que la población
lo soportaba con paciencia y estoicismo. No dejó de mostrar preocupación ante la
posibilidad de que también pudiera provocar un ramalazo de furia contra los presos,
las embajadas y la gente rica”322.

El siguiente día 15, Ogilvie-Forbes enviaba un telegrama a Londres en el que


informaba de los datos de que disponía sobre los asesinatos practicados en Torrejón y en
Paracuellos del Jarama a comienzos del mes de noviembre323.

Son frecuentes las referencias que se encuentran sobre la indicada actividad


humanitaria y de canjes desarrollada por Mariano Gómez junto con Melchor Rodríguez y
otras personas, en particular mediante gestiones ante el cuerpo diplomático que permanecía
en Madrid, a pesar de que los embajadores, en gran número, se habían instalado en San
Juan de Luz (Francia). Sobre las referidas gestiones para evitar las sacas en las cárceles y
garantizar la vida de los presos, refiere así Moral Roncal:

“A mediados de mes [noviembre de 1936], al conocer que se había producido una


nueva saca de presos en la cárcel de Porlier, Melchor Rodríguez dimitió de su cargo
teniendo una violenta entrevista con el ministro de Justicia, el anarquista García
Oliver, que se había presentado en Madrid sugiriendo que no pusiera trabas a las
sacas. Schlayer324 y Henni325 temieron una nueva masacre al procederse al traslado
de las presas de la cárcel de mujeres a la de San Rafael, en Chamartín de la Rosa.
Por eso, el día 18 de noviembre, gracias a un aviso de Félix Vega, encargado de la
evacuación, pudieron lograr la colaboración de las mismas y asegurar su llegada sin
ningún tipo de sucesos trágicos. El 4 de diciembre, tras otras seis sacas, Melchor
Rodríguez volvió a aceptar el cargo, con la condición expresa de que no se
cumplimentaría ninguna orden de libertad de presos que no fuera formada por él.
Con ayuda de Schlayer, mejoró la alimentación en las cárceles, garantizó las vidas
de los encarcelados, cesando las sacas y asesinatos del trágico mes de noviembre.
La vuelta de Rodríguez se debió, entre otros factores, a la presión de ciertos
miembros del Cuerpo Diplomático –Núñez Morgado326, Henry Helfant327, Pérez
Quesada328 y el cónsul de Noruega329- sobre las autoridades, y del presidente del
Tribunal Supremo, Mariano Gómez. Los presos supervivientes de esos días, tras
Melchor Rodríguez, recordaron la figura de Salvador Raúl Ramos, oficial de
prisiones de la cárcel de Ventas, que salvó de la muerte, impidiendo su saca, a los
sacerdotes y religiosos concentrados en el sótano 1º izquierda, así como numeroso
civiles de otras dependencias”330.

322
Ángel Viñas, El Escudo de la República, p. 41. Al respecto ver también la obra de Antonio Manuel Moral
Roncal, Diplomacia, humanitarismo y espionaje en la Guerra Civil española, pp. 379 y 380.
323
El texto íntegro de este telegrama lo recoge Ángel Viñas en El escudo de la República, pp. 41 y 42.
324
Félix Schlayer era el Cónsul honorario de Noruega en Madrid.
325
Georges Henny era el Delegado de la Cruz Roja en Madrid.
326
Aurelio Núñez Morgado, Embajador de Chile y decano el Cuerpo Diplomático acreditado ante la
República.
327
Henry Helfant Crigel, Agregado de Prensa de la Legación Real de Rumania.
328
Edgardo Pérez Quesada, Consejero y Encargado de Negocios de la Embajada Argentina.
329
El Cónsul honorario de Noruega era Félix Schlayer.
330
Antonio Manuel Moral Roncal, Diplomacia, humanitarismo y espionaje en la Guerra Civil española, pp.
505 y 506.

103
Esa frenética actividad humanitaria y de canjes de presos, la llevó a cabo hasta el
final de la guerra y, otros de los asuntos delicados en el que tuvo que intervenir, fue ante la
embajada belga, a raíz de los complicados casos de colaboracionismo con los facciosos por
parte del barón de Borchgrave331 y de Marc Spaey van Engelen332:

“Al final, los belgas aceptaron “que ningún agente gubernamental parece
haber tenido, directa o indirectamente, participación en el asesinato del barón de
Borchgrave … y que el Gobierno español no se encuentra comprometido en este
asunto (lo cual no era cierto, pues los autores eran anarquistas de los Servicios
Especiales del Ministerio de Guerra). El Gobierno español abonaba el millón de
francos pagado “exclusivamente por razones de equidad y consideración [a la]
familia víctima y no por obligación derivada de ninguna responsabilidad”. Como
vemos, el incidente entre belgas y españoles por el caso Borchgrave no fue
pequeño. Tardó un año en subsanarse y fue cerrado falsamente.

Borchgrave no fue el único belga dispuesto a colaborar con los nacionales.


Según una nota de la SIFNE333 del 3 de junio de 1937, el Cuartel General de Franco
reconoció que el ya citado Marc Spaey van Engelen “prestó importantes favores,
como Secretario Honorario de la Embajada de Bélgica, a personas de derechas” y
para avalar esta información se aportaban hechos en un informe en el que se
afirmaban cosas como que “dispone de una documentación completísima, mediante
la cual puede pasar indistintamente como español y como belga”, que “ha salvado a
infinidad de personas, lográndolas rescatar de la zona roja”, que su hijo estaba
luchando en el ejército nacional o que “saben que cuenta con muy buenas
influencias entre rojos de categoría como Miaja, Gil – Ángel G. Gil Roldán, de
CNT, que dirigía uno de los cuatro subcomisariados en el Ministerio de Guerra- y
Mariano Gómez –presidente del Tribunal Supremo-, influencias que ha utilizado en
beneficio de su labor humanitaria que ha sido llevada a cabo con verdadera
inteligencia y tino”.

Se afirmaba en el informe que Spaey “no quiere de ninguna forma hacer


espionaje de cualquier manera” pero “ofrece utilizar en nuestro beneficio sus
amistades e influencias internacionales” por lo que “podrían lograrse resultados de
una importancia vital para la Causa”. Es decir, comprobamos cómo un
diplomático, que ya vimos que actuó unido a Borchgrave, seguía dispuesto a
colaborar con los nacionales desde dentro de Madrid, y esto cuando aún quedaban
casi dos años de guerra. Y, por su parte, las redes de la SIFNE mostraban su
disposición a emplear a este diplomático en sus acciones clandestinas de espionaje
en Madrid.

Espías diplomáticos al servicio de los nacionales los hubo de otras


nacionalidades y fueron diversos los episodios que protagonizaron”334.

331
Barón Jacques Borchgrave, Auxiliar de la misión belga.
332
Marc Spaey van Engelen, ciudadano belga refugiado en la Embajada de Bélgica y colaboracionista de los
rebeldes facciosos que denunció al barón Jacquers Borchgrave.
333
SHM (Servicio Histórico Militar, Archivo de la Guerra de Liberación), CGG (Cuartel General del
Generalísimo): arm. 4; leg. 254; cap. 5, doc. 1 (ff.14 y 15); nota de los SIFNE (10134).
334
Javier Cervera, Madrid en guerra. La ciudad clandestina, 1936-1939, pp. 236 y 237.

104
El SIFNE no era otra cosa que el Servicio de Información de la Frontera Noroeste
de España, creado por los facciosos en 1936 y que llevó a cabo una actividad sorprendente.
Con el SIFNE colaboraron personas muy significadas por su implicación o simpatía con la
sublevación, personas pertenecientes a la alta sociedad de la época y que después de la
guerra, recibieron la compensación correspondiente por la dictadura franquista335.

Más tarde, avanzada la guerra, colaboró con el Gobierno en Barcelona, en la


elaboración de una propuesta a la Comisión inglesa de canjes, que de haberse cumplido en
todos sus términos, hubiese contribuido eficazmente a sentar las bases de un relajamiento
de la violencia en los frentes de batalla. En esos días de septiembre de 1938, hacía unas
expresivas declaraciones a El Socialista, -que fueron recogidas en La Vanguardia-, en
relación la referida propuesta de canjes:

“Esta propuesta — ha dicho don Mariano Gómez a un redactor de «El


Socialista»— es de una importancia extraordinaria y tiene aspectos tan dedicados y
de tanta trascendencia en relación con la política interior e internacional de la
República, que sólo debe oírse la voz del Gobierno. A todos los demás nos incumbe
en esta cuestión un deber primordial: estar al lado del Gobierno, secundarle cada
cual como pueda, tener fe en el acierto con que guía los destinos del país.

La iniciativa del Gobierno es, por de pronto, el claro testimonio de dos cosas
de un valor inestimable. En primer lugar, que los altos poderes de la República
están en posesión plena e indiscutible de las prerrogativas que le otorgan: la
Constitución y la confianza del Parlamento y el pueblo. Y, en segundo lugar, que su
soberanía la ejercen con absoluta libertad moral, sin intromisiones de poderes
extraños, como corresponde a un auténtico Gobierno nacional, que tiene perfecta
conciencia de su autoridad para ser el más alto exponente de la voluntad colectiva,
no hipotecada a nadie.

La opinión pública en general y los periódicos de todos los matices, han


dado la tónica del momento al acoger con disciplina y beneplácito el noble gesto
del Gobierno. Yo no debo ocultarle que la propuesta me ha proporcionado una de
las satisfacciones mayores de mi vida de magistrado. Y no creo equivocarme al
afirmar que todos los jueces y Tribunales de la República la han recibido con
profunda complacencia, porque esta magnífica iniciativa tiene sus raíces en las
fibras más sensibles de la hidalguía española, y tanto enaltece al Gobierno que la
patrocina como nos estimula a todos a servir la causa de la República con el
máximo fervor.

Ciertamente que, por el momento, sólo se trata de una negociación iniciada,


de incierto desenlace, susceptible de pasar por eventualidades diversas y aun de
malograrse por no encontrar en la otra zona la debida reciprocidad. Esto explica el
ambiente de ansiedad y expectación en cuanto al resultado final de la propuesta, así
como la íntegra confianza depositada en el Gobierno que ha suscitado y dirige la

335
Como señala Juan J. Alcalde,“Era un servicio de información privado, organizado por deseo del general
Mola, a iniciativa del conde de los Andes y dirigido por José Bertrán y Musitu – de la Lliga Catalana de
Francisco Cambó, ex ministro de Alfonso XIII. Actuaron para él hombres de letras españoles como José Plá,
Carlos Sentís, Eugenio D’Ors. También colaboró en cierto sentido el banquero Juan March. El SIFNE
contactaría con los servicios secretos alemanes (GESTAPO) e italianos” (Juan J. Alcalde, Los servicios
secretos en España. La represión contra el movimiento libertario español (1936-1995), Cap. II. Los servicios
secretos en España, primer epígrafe, Los servicios en la guerra civil (1936-1939).

105
negociación. Desde el ángulo visual de la República, el problema español ha
adquirido con la propuesta del Gobierno una gran elevación, como lo revelan las
resonancias que ha tenido en la conciencia universal.

La fórmula de la propuesta es un positivo acierto. Calificarla de generosa,


no es bastante. Lo es en un doble concepto, porque merced a ella, por cada vida a la
que alcanza el perdón se rescata otra en la zona facciosa, y así las penas de muerte
impuestas se dignifican al transfigurarse en instrumentos de liberación.

El frenesí de la guerra nos priva a veces de darnos cuenta exacta del


inmenso valor moral que adquiere la República española en todas las latitudes del
planeta, por el eco que tienen en la conciencia de los hombres imparciales estos
rasgos de nobleza y espiritualidad que dan la medida exacta del temperamento
español y salen al paso de las campañas difamatorias de que somos objeto.

Las guerras están regidas, sin duda alguna, por la ley de la reciprocidad: ojo
por ojo, diente por diente. Pero cuando entran en la fase de los imponderables
psicológicos, éstos son, en definitiva, los que dictan el desenlace, e importa mucho
acusar las diferencias éticas que dan la superioridad sobre el adversario, porque las
armas pueden llegar a un punto muerto. Percibir con sagacidad el momento
oportuno de movilizar las fuerzas del espíritu es acaso una de las operaciones más
delicadas en el complejo arte de la guerra, del cual la perspicacia política y la
grandeza del alma serán siempre los factores decisivos.

No me cansaré de repetir que la República puede ser generosa, precisamente


porque es fuerte y defiende una causa justa. Después de los derroches de valor de
nuestro glorioso Ejército y de las mil pruebas que ha dado la población civil de su
espartano estoicismo, el gran acierto del Gobierno ha sido proclamar ante el mundo
que los que saben resistir como héroes y no se dejan vencer como esclavos tienen
también capacidad para perdonar a sus hermanos. Esa es la bandera que tremóla la
República y nos guía por el camino de la victoria. Con ella defendemos la
independencia, la libertad y el decoro de la patria común. Y después del gesto
hidalgo y noble del Gobierno, podemos todos decir con orgullo: nosotros somos
nosotros, porque en nuestros labios no se mancilla el nombre de España y la justicia
templa sus rigores con los sentimientos de piedad”336.

En su interesante artículo titulado Los canjes en la Guerra Española, Mariano


Gómez nos dejó descrita de forma sucinta y clara la política del Gobierno al respecto:

“En un reciente artículo hemos hablado del asilo en embajadas de Madrid durante
la guerra civil, asilo que fue posible gracias a las generosas protecciones que les
dispensó la República, sin reciprocidad ninguna por parte de los facciosos.
……
En cuanto a los canjes su cifra es más alta en la zona republicana que en la rebelde,
porque tan propicia fue a ellos la República, que no vaciló en entregar grupos
numerosos a cambio de otros más reducidos, a fin de no prolongar o de no
comprometer las negociaciones. A veces, en lugar de los republicanos pedidos por
canje, vinieron a nuestra zona individuos desconocidos o de pésimos antecedentes
que traían misiones “especiales”.

336
La Vanguardia, Barcelona, martes 6 de septiembre de 1938, p. 5.

106
Los primeros canjes se efectuaron el 11 de octubre de 1936, en cuya fecha los
destructores ingleses “Exmouth” y “Esk” trasladaron a la zona franquista 123
mujeres y niños entregados por las autoridades gubernamentales de Bilbao. Un mes
más tarde, -12 de noviembre-, por mediación de la Cruz Roja los facciosos
liberaron 10 mujeres y 12 niños capturados el 15 de octubre frente a San Sebastián
a bordo del vapor republicano “Galerna”. El 5 de diciembre desembarcaron en
Bilbao de un vapor inglés 130 rehenes puestos en libertad por la Junta de Burgos,
entre los cuales 23 niños de la colonia escolar de Logroño.
……
Franco rompe a mediados de diciembre (1936) las negociaciones entabladas por la
Cruz Roja e Inglaterra, mostrándose solamente dispuesto a “estudiar la posibilidad
de canjear algunas individualidades, en pequeño número”.

La República tenía bajo su jurisdicción a numerosos familiares de los jefes


rebeldes. En agosto de 1937 entregó a la hermana y una cuñada del general Primo
de Rivera. El 29 de septiembre del mismo año canjeó a bordo del vapor inglés
“Vanoc” a la hermana del general Queipo de Llano y siete más. El mismo día
embarcaron en Valencia en el paquete francés “Iméréthie” 21 presos franquistas,
entre ellos la hermana del general Millán Astray. El 10 de marzo de 1938, la madre
y la hermana del general Jornada, detenidas en la prisión de Alacuás (Valencia),
fueron canjeadas por otros tres rehenes detenidos en la zona facciosa. La lista de
estos canjes es mucho más numerosa” 337.

Desgraciadamente, Mariano Gómez falleció cuando terminaba de escribir la obra


que iba a titular Procesos de la rebelión de 1936, donde daba cuenta detallada de la
referida política humanitaria y de canjes por parte de la República.

337
Mariano Gómez, Los canjes en la Guerra Española, España Republicana, 30 de mayo de 1942, pp. 6 y 7.

107
6. Conocimiento y supervisión del depósito del oro del Banco de España en Francia y la
URSS.

Según avanzaba la guerra, pronto, muy pronto, a mediados del mes de agosto,
conforme avanzaba el ejército rebelde, el Gobierno de la República comenzó a contemplar
la hipótesis de utilizar las importantes reservas de oro del Banco de España para poder
asegurar con más firmeza la victoria militar.

En el mes de agosto de 1936, los facciosos temieron que el Gobierno de la


República pudiese adoptar medidas para poner a salvo las reservas de oro del Banco de
España, pero sus servicios secretos no pudieron evitar la operación. Así, se aprobaron en el
mes de agosto por la Junta de Defensa Nacional de los rebeldes, dos Decretos de suma
importancia al respecto: Decreto núm. 36 de 14 de agosto de 1936, declarando delito de
traición el cometido con las exportaciones de oro del Banco de España338 y Decreto núm.
65, de 25 de agosto de 1936, declarando nulas todas las operaciones que se hayan
verificado o verifiquen con la garantía del oro extraído del Banco de España a partir del 18
de julio de 1936339. Además, como afirma Ricardo Miralles, el 24 del mismo mes, “las
autoridades de los sublevados se ponían en contacto con el Banco de Francia, el Midland
Bank, el Banco Internacional de Pagos de Basilea, el Chase Bank, la Banque de Paris et
des Pays Bas, la Louis Dreyfus et Cie., la Morgan and Company y las agencias del Bando
de España en París y Londres, para denunciar “el despojo”340.

Sigue siendo objeto de debate el acierto o desatino de haber elegido como país de
destino de las partidas mas elevadas a la burocrática Unión Soviética, máxime teniendo en
cuenta que las sedes internacionales de las operaciones económicas, bancarias y
financieras, en especial en cuanto al oro, no se encontraban en la URSS sino en París,
Nueva York, Londres o Suiza.

Llegado a la Presidencia del Consejo de Ministros el 4 de septiembre de 1936 el


socialista Largo Caballero, que desempeñaba también el Ministerio de la Guerra, nombró
Ministro de Hacienda a Juan Negrín y Ministro de Marina y Aire a Indalecio Prieto.
Aunque todavía hoy no se ha podido establecer con precisión la fecha ni las circunstancias
que lo propiciaron, el Gobierno, con el especial protagonismo de los ministros
mencionados, se planteó el depósito de las reservas de oro en el extranjero

Como es lógico, esta operación política tenía que llevarse a cabo con el mayor
sigilo y reserva posibles, como así se hizo. Ello produjo que, incluso al día de hoy, sigan
sin poderse establecer con precisión algunos extremos de como se llevó a cabo, aunque en
lo fundamental se conoce con suficiente fidelidad y detalle341.

La decisión política de depositar las reservas de oro en Francia (una cuarta parte) y
en la URSS (tres cuartas partes), fue adoptada por el Gobierno (poder ejecutivo) y las
338
Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España de 14 de agosto de 1936, nº 6, pp. 22 y 23.
339
Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España de 27 de agosto de 1936, nº 12, p. 45.
340
Ricardo Miralles, Juan Negrín. La República en guerra, p. 166.
341
La bibliografía sobre el depósito de las reservas de oro del Banco de España en Francia y la URSS en
1936 es muy amplia, si bien las referencias básicas y bibliografía complementaria se encuentran, entre otros,
en los siguientes trabajos: Pablo Martín Aceña, “El oro del Banco de España y la guerra civil”; Enrique
Moradiellos, Negrín; Ricardo Miralles, Juan Negrín. La República en guerra; y Ángel Viñas, El escudo de la
República. El oro de España, la apuesta soviética y los hechos de mayo de 1937 y La soledad de la
República. El abandono de las democracias y el viraje hacia la Unión Soviética.

108
Cortes (poder legislativo), con la conformidad de Azaña, Presidente de la República Azaña
y, con el conocimiento y supervisión jurídica del poder judicial en la persona del
Presidente del Tribunal Supremo. La idea de que los tres poderes quedasen vinculados a
tan importante decisión, fue de un acierto y agudeza política difícilmente cuestionables. En
tal sentido es un ejemplo más de la talla de estadista de Negrín durante la guerra, en las
diferentes responsabilidades que desempeñó, en particular como Ministro de Hacienda y
después como Presidente de Gobierno.

La reserva que siempre mantuvo el Presidente de la República al respecto hizo que


no se haga mención al tema en su extensa obra escrita. El Presidente de Gobierno delegó
los aspectos fundamentales de la ejecución de la decisión en Negrín y en Prieto. Además,
era razonable y necesario que los aspectos operativos quedasen en manos de un reducido
número de personas de estricta confianza de los representantes de los tres poderes. Además
de los Ministros de Hacienda y de Marina y Aire, las personas más directamente
responsables de llevar a cabo la operación, fueron, básicamente: Giral (Presidente del
Consejo hasta el 4 de septiembre de 1936 y, a continuación, Ministro sin cartera; el
Presidente de las Cortes, Martínez Barrio, que delegó en Luis Fernández Clérigo,
Vicepresidente de las Cortes; Mariano Gómez, Presidente del Tribunal Supremo, que
delegó en Mariano Granados Aguirre, Presidente de las Sala Quinta del Tribunal; los
gobernadores y subgobernadores del banco de España; y Francisco Méndez Aspe, Director
General del Tesoro y Seguros desde el 16 de septiembre de 1936, que hasta pocos días
antes había desempeñado la Subsecretaria de Hacienda.

Por lo que hace a las remesas enviadas a Francia, lo cuenta de esta manera Ricardo
Miralles:

“El 26 de septiembre se cargaron 250 cajas en un buque rumbo a Marsella, y a


comienzos de octubre se enviaron otras tantas. El nominal de las ventas de estos
dos cargamentos, equivalentes a unas 28 toneladas de oro fino, fue de 50,5 millones
de pesetas oro. Eran los envíos más importantes hechos a Francia hasta la fecha.
Pero incluso cuando ya se había decidido mandar el grueso del oro a la URSS, se
siguió enviando oro a Francia, de manera que, en total, de las 2.200 cajas
embarcadas con destino a la URSS, 1.998 fueron a Francia y el resto a Valencia. El
resultado final, en relación a Francia, fue el siguiente: entre el 24 de julio de 1936 y
finales de marzo de 1937, la República dispuso en París de un contravalor en
divisas (francos papel) de las remesas de metal efectuadas, por un importe mínimo
acumulado total de 23.608.000 libras de oro, equivalentes a 3.894 millones de
francos, y a unos 595 millones de pesetas oro (195 millones de dólares). Los
franceses adquirieron el equivalente a un 27,4 por ciento del total movilizable por el
Banco de España al comienzo de la guerra civil342”.

Y por lo que se refiere al envío a la URSS, primero se trasladó el oro del Banco de
España en Madrid al polvorín de la Algameca, dependiente de la base naval de Cartagena
(Murcia), y de allí se embarcaron en diferentes buques rumbo a la Unión Soviética. Este
envío lo relata así, también, Ricardo Miralles:

“El 22 de octubre se inició la carga en barcos rusos. Se decidió hacer el traslado en


cuatro barcos, cuando por el volumen podría haberse hecho en uno solo, por
motivos de seguridad. También se descartó utilizar la escuadra republicana para

342
Ricardo Miralles, Juan Negrín. La República en guerra, pp. 165 y 166.

109
darles protección, con objeto de no levantar sospechas. El riesgo era enorme y, sin
embargo, el éxito más completo coronó la operación. Esta empresa fue realizable
entonces, en octubre de 1936; unos meses más tarde, con los submarinos italianos
controlando el Mediterráneo, habría sido ya imposible. El 25 de octubre, en mitad
de la noche, salió rumbo a Odesa el primer mercante ruso, el Jruso, con 2.020 cajas
a bordo, haciéndose a la mar inmediatamente los otros tres: el Neva, con 2.697
cajas, el Kim, con 2.100, y el Volgores, con 983.

Los buques llegaron a Odesa sin novedad el 2 de noviembre (menos el


Jruso, que tuvo una avería en las máquinas y su cargamento no llegó hasta el 6 de
noviembre) y la mercancía fue trasladada inmediatamente por tren, en medio del
mayor secreto y bajo fuerte protección armada, a Moscú, al Depósito de Metales
Preciosos del Comisariado del Pueblo de Finanzas (Gokhran). Después de una
laboriosa aunque rápida evaluación del depósito, éste quedó establecido en un total
de 460,52 toneladas, equivalentes a 1.585,2 millones de pesetas oro (3.776 millones
de pesetas efectivas de las de antes del 18 de julio de 1936), y con un valor de 518
millones e dólares de la época.

A partir de ese momento, la República dispuso de una capacidad financiera


de la que antes careció, con el resultado desgraciado para los recursos nacionales de
que, en año y medio, fueron consumidos por necesidad de la guerra la totalidad de
ellos”343.

Los aspectos jurídicos para salvaguardar la legalidad de los envíos, fueron


especialmente cuidados y supervisados, entre otros, por Mariano Gómez y, en su
representación, el Presidente de la Sala Quinta del Supremo, Mariano Granados. Como
señala Ángel Viñas y a pesar del velo de secreto inexcusable que tuvo la operación,

“Por fortuna, hoy cabe avanzar en la identificación de este problema. En una de las
carpetas con documentos financieros que se conservan en la FCJN344 (la 24) existe
una nota manuscrita en la que se relacionan las disposiciones legales en que se basó
la operación. De los cuatro apartados de que consta, tres están perfectamente
identificados. Se trata del artículo primero de la base séptima de la LOB345, de los
formularios estándar entre el Gobierno y el Banco de España que permitieron los
préstamos al primero y el decreto reservado de 30 de agosto de 1936. También hay
un cuarto apartado redactado como sigue: “Texto del decreto que autoriza al
Ministro de Hacienda a disponer y ordenar el traslado del oro”. Una nota adicional
repite tal redacción y añade: “Entregado personalmente al Sr. Ministro por el Sr.
Méndez Aspe en 8 de febrero de 1937”. Nada más. Dicho decreto no figura en la
carpeta. Por la correspondencia cruzada con Prieto, sabemos no obstante que, según
Negrín, se trataba del decreto de 13 de septiembre. Éste, junto con su sanción por
las Cortes y la autorización del Consejo de Ministros del 6 de octubre, constituye la
base jurídico-política en que se fundamentó la operación”346.

Sobre la utilización de estos depósitos por el Gobierno de la República durante la


guerra en la compra de armamento a la URSS, existe relación detallada y suficiente. Basta
343
Ricardo Miralles, Juan Negrín. La República en guerra, pp. 168 y 169.
344
FCJN: Fundación Canaria Juan Negrín.
345
LOB: Ley de Ordenación Bancaria.
346
Ángel Viñas, La soledad de la República. El abandono de las democracias y el viraje hacia la Unión
Soviética, p. 375.

110
consultar, entre otros, la importante investigación sobre este asunto llevada a cabo por el
Ángel Viñas: el material bélico fue llegando, munición, aviones y tanques de calidad,
aunque en el caso del armamento ligero y las piezas de artillería en muchos casos fuera
anticuado, en mal estado e incluso estaban desgastadas y eran de desecho y, además, todo
parece indicar que, también en ocasiones, su precio fue superior a los similares de otros
países fabricantes347.

El ritmo, intensidad y prolongación de la guerra, hizo que a mediados de 1938 los


depósitos se hubieran utilizado casi en su totalidad. Este era un signo claro de que la
guerra no podrían mantenerse por mucho tiempo más pues como señala Enrique
Moradiellos, “como quiera que el 1 de agosto de 1938 Moscú informara a Negrín del
agotamiento del depósito, desde esa fecha la República tuvo que recurrir a créditos
abiertos por el Estado soviético para seguir pagando sus importaciones”348. El ejército
insurrecto, con la ayuda italiana y alemana, era muy superior en número y avituallamiento.
El ejército de la República, salvo la aportación entusiasta de la Brigadas Internacionales,
no recibió de los aliados más que buenas y tibias palabras.

El éxito de la operación supuso un revés al mando militar faccioso y se convirtió en


arma arrojadiza contra la República, utilizándolo como instrumento de propaganda
política, falseando la realidad y presentando el hecho como el “robo” del oro de los
españoles que se entregó a los comunistas de Stalin. El asunto siguió siendo utilizado
después de la guerra por el dictador, para justificar su autocracia y la represión sobre los
vencidos.

347
Ver también a este respecto, entre otros, Pablo Martín Aceña, “El oro del Banco de España y la guerra
civil”, pp. 1.111 y 1.112.
348
Enrique Moradiellos, Negrín, p. 218.

111
V. LA GUERRA OBLIGA A QUE SIGA AL FRENTE DEL SUPREMO: TRASLADO
DEL GOBIERNO A BARCELONA HASTA SU OCUPACIÓN POR LOS REBELDES
(DICIEMBRE 1936-ENERO 1939).

1. Los enfrentamientos con el Ministro de Justicia García Oliver y de nuevo Presidente


interino del Tribunal Supremo.

Mariano Gómez, su mujer e hijos y Juana, continuaban la vuelta a su vida familiar


en Valencia, en esos momentos una ciudad muy distinta a los tiempos en que fue profesor
y Rector de la Universidad. Ahora era la capital de la República y el ajetreo en las calles
una de sus características más notables. Hasta que los bombardeos facciosos se
convirtieron también en lo habitual.

Continuaban yendo a la quinta de San Juan, en la Malvarrosa, pero con menos


frecuencia que antes. Cerca, en la playa, había unas modestas instalaciones para el
avituallamiento de la aviación republicana, que servía de aeródromo rudimentario. En
ellas, los pilotos y mecánicos realizaban su trabajo e incluso impartían cursos de formación
rápida para el reclutamiento de voluntarios. Allí acudía con alguna frecuencia el joven de
catorce años José Antonio Gómez Alfaro, donde forjó buena amistad con varios aviadores.

En ese segundo Gobierno de Largo Caballero, estaba al frente del Ministerio de


Justicia el anarquista García Oliver, cargo que desempeñó desde el 4 de noviembre de
1936 al 17 de mayo del siguiente año 1937. Posteriormente, cuando Negrin fue nombrado
nuevo Presidente del Consejo de Ministros, paso a desempeñar Justicia el dirigente del
PNV Manuel Irujo Ollo, desde el 17 de mayo hasta su dimisión el 10 de diciembre de
1937, fecha a partir de cual fue nombrado Ministro sin cartera.

Mariano Gómez tuvo que padecer estoicamente los aires revolucionarios de García
Oliver en el Ministerio, si bien éste también se veía obligado, en ocasiones, a apaciguar su
inquebrantable lealtad al anarquismo que profesaba. Las tensiones entre el Ministro y el
Presidente del Supremo, fueron siempre una constante.

El primer incidente tuvo lugar en la primera visita que hizo el Presidente del
Supremo al nuevo Ministro de Justicia. Se trataba de tener un cambio de impresiones sobre
la grave situación de la guerra y sus consecuencias en los juzgados y tribunales y sentar las
bases de una razonable colaboración para ir dando solución a los problemas. A la visita
acudieron juntos Mariano Gómez y Melchor Rodríguez, que desde hacía tiempo coincidían
en labores humanitarias de todo tipo.

Entre los muchos temas que hablaron, uno de ellos fue la necesidad de dar una
solución definitiva la interinidad en presidencia del Supremo, y, por tanto, de preparar la
convocatoria de la Asamblea para el nombramiento del Presidente, dentro del plazo de tres
meses legalmente establecido. A su vez, se habló largamente de la urgencia en acabar, de
una vez por todas, con el terror que las milicias republicanas causaban en las ciudades y en
las cárceles, también en Valencia.

La versión que ha dejado García Oliver de ese encuentro, no puede estar más
alejada de la realidad. En ese relato llega a decir que, tanto Mariano Gómez como Melchor
Rodríguez, se autopropusieron para ser nombrados, respectivamente, Presidente del

113
Tribunal Supremo sin interinidad y Director General de Prisiones349. Poco o nada sabía ni
entendía García Oliver acerca del Tribunal Supremo y del nombramiento de su Presidente
y menos conocía a Mariano Gómez, persona que jamás hizo el más mínimo gesto de
reivindicar un cargo o para mantenerse en él. De igual forma, parecía olvidar García Oliver
la proyección política de Melchor Rodríguez el día de esa entrevista, confirmada con el
tiempo hasta nuestros días, como persona defensora de los valores humanos y de la vida
por encima de las diferencias políticas.

Días mas tarde recibía García Oliver la visita de Pedro Corominas, “abogado de
nombradía, buen escritor y político federal de prestigio”, “le dije que me veía en el caso de
tener que nombrar presidente del Tribunal Supremo, cargo ocupado interinamente por
Mariano Gómez. Se lo ofrecí y declinó aceptarlo”350. No era fácil para un Ministro de
Justicia, ni para nadie, encontrar un Presidente del Supremo de la valía profesional y
lealtad republicana como Mariano Gómez. Cuenta García Oliver que después de la
entrevista llamó a Antonio Carnero y a Jaime Nebor, les ofreció, respectivamente, la
Dirección General de Prisiones y la Inspección General de Prisiones, que ambos aceptaron
sobre la marcha351.

En sus memorias, cuenta García Oliver que a finales de 1936 decidió llevar a cabo
la apertura del año judicial, olvidando, sin duda, que ese acto solemne ya había tenido
lugar en el Palacio de Justicia de Madrid el 5 de octubre de ese mismo año352. Cuenta
también, por confusión o ligereza, que en el acto de apertura del año judicial 1936-1937,
pronunció su discurso titulado “Nuevas orientaciones de la Justicia”353 - pieza oratoria de
primer orden en la que se expresan con una fuerza dialéctica y una claridad infrecuente, los
objetivos anarquistas de la justicia-, cuando en realidad se trató de un discurso por él
pronunciado en un acto político organizado por el Ministerio de Propaganda.

Pero, en cualquier caso, no cabe duda de que la llegada de García Oliver a Justicia y
su firme decisión, logró terminar con los “paseos” y el horror de la población valenciana al
denominado Comité de Salud Pública. “En Valencia existían los Tribunales populares. Sin
embargo, todas las noches se reunía, en el último piso de la Audiencia territorial, un
llamado “Tribunal de la sangre”354. Él personalmente, con coraje ejemplar, se reunió con la
veintena de hombres que componían ese Comité, pertenecientes a todos los partidos
políticos y organizaciones sindicales, y logró imponer el cese inmediato de sus actividades
criminales, desde ese mismo día355.
En este complicado ambiente político y sin visos de que la guerra cambiara de
rumbo en favor de la República, los tres meses que estableció el artículo 1º del Decreto de
349
Juan García Oliver, El eco de los pasos, pp. 415-416
350
Juan García Oliver, ob. cit., p. 472
351
Juan García Oliver, ob. cit., p. 472
352
Ver anterior Cap. IV, apartado 4. La apertura del año judicial 1936-1937, el traslado del Gobierno y el
Tribunal Supremo a Valencia y la constitución de la Junta de Defensa de Madrid.
353
Juan García Oliver, “Nuevas orientaciones de la Justicia”, discurso en el acto del Gran Teatro el 31 de
diciembre de 1936, organizado por el Ministerio de la Propaganda, pp. 11-30 de un folleto que también
contiene una intervención de Mariano Gómez y la colaboración “Algunos Decretos y Ordenes ministeriales
comentados brevemente por el Sr. Subsecretario de Justicia, Mariano Sánchez Roca”. Este discurso también
se publicó en Solidaridad Obrera, Barcelona, 1 de enero de 1937 e igualmente se recoge en la obra de García
Oliver antes citada El eco de los pasos, pp. 481-492. De nuevo, en la p. 512 de El eco de los pasos, insiste
García Oliver en que este discurso se trató del de apertura de tribunales.
354
Juan García Oliver, ob. cit., p. 469.
355
El relato completo de la supresión del “tribunal de la sangre” se encuentra en García Oliver, ob. cit., pp.
468-471 y en el trabajo de Antonio Calzado Aldaria y Javier Navarro Navarro, Valencia capital antifascista:
visiones e impresiones de una ciudad en guerra, vol. 4, “El Comité de Salud Pública”, pp. 85-87.

114
21 de agosto de 1936, por el que Mariano Gómez asumió las funciones de Presidente del
Tribunal Supremo -por ser el Presidente de Sala más antiguo-, estaban a punto de
cumplirse. Por segunda era del todo imposible convocar y reunir a la Asamblea que
propusiera al Presidente de la República los tres candidatos entre los que debía nombrar al
Presidente del Supremo. El Gobierno volvería a nombrarle, de forma interina:

“El Decreto de veintiuno de agosto próximo pasado suspendió, por el plazo


de tres meses, en atención a la anormalidad de las circunstancias, la convocatoria de
la Asamblea que con arreglo a la Ley debe elegir Presidente del Tribunal Supremo,
y encargó interinamente de dicho cargo al Presidente de Sala más antiguo.
Teniendo en cuenta que ha transcurrido el plazo marcado por la anterior disposición
y que en virtud de lo preceptuado en ella ha recaído el desempeño de la presidencia
de dicho Alto Tribunal en persona de tan acusadas virtudes, capacidad,
consecuencia y servicios inestimables a la República como D. Mariano Gómez
González; deseando el Gobierno, intérprete incuestionable en este caso de los
sentimientos de adhesión hacia tan relevante figura de la Magistratura española,
recompensar merecimientos tan poco comunes, a propuesta del Ministerio de
Justicia y de acuerdo con el Consejo de Ministros.

Vengo a decretar lo siguiente:

Artículo primero. Se autoriza al Gobierno para suspender, mientras


subsistan las actuales circunstancias, la Asamblea que con arreglo a la Ley debe
elegir Presidente del Tribunal Supremo y convocarla cuando lo considere oportuno.

Artículo segundo. Mientras no se convoque dicha Asamblea, desempeñará


interinamente el cargo de Presidente del Tribunal Supremo, con todos los derechos,
honores y prerrogativas inherentes al mismo, don Mariano Gómez González,
Presidente de Sala de dicho Tribunal, cargo éste del que quedará excedente y cuya
vacante podrá ser provista con arreglo a las disposiciones vigentes356.

Dado en Barcelona, a diez y nueve de Diciembre de mil novecientos treinta y seis.

MANUEL AZAÑA Y DÍAZ


El Ministro de Justicia
JUAN GARCÍA OLIVER”357

Sin entrar en la valoración de los méritos que de él se hacía, que no era necesario
expresarlos en ese preámbulo, el Decreto confirmaba y prorrogaba en el desempeño del
cargo en funciones e interinamente. Conforme a las previsiones del artículo 591 de la
entonces vigente Ley Orgáníca del Poder Judicial de 1870, ante una vacante de la
presidencia del Tribunal el cargo tenía que desempeñarlo el Presidente de Sala más
antiguo. No obstante, el letrado del Tribunal Supremo, Raúl C. Cancio Fernández, entiende
hoy que el Decreto debería haber sido una mera prórroga de la interinidad que ya ejercía y

356
La Presidencia de la Sala Sexta de Justicia Militar que dejaba vacante Mariano Gómez, no se proveyó
hasta el 6 de septiembre de 1937 en que fue nombrado el Magistrado José María Álvarez Martín y Taladrid
(Gaceta de la República, 8 de septiembre de 1937, nº 251, p. 976.
357
Gaceta de la República, 22 de diciembre de 1936, nº 357, p. 1073.

115
“se convirtió sin embargo en una aberración jurídica”358. Sin ánimo alguno de polémica,
discrepo de esa opinión, pues el nombramiento que se hacía lo era para desempeñar
interinamente el cargo y, por tanto, en funciones, lo mismo que el primer nombramiento lo
fue para desempeñar la presidencia en funciones y necesariamente con carácter interno.
Otra cosa diferente es que, lógicamente, ni la Constitución ni la Ley, contemplaron antes
del 18 de julio de 1936, que en esa fecha se diera un golpe de Estado militar que
desencadenaría una guerra que iba a duras tres años.

Unos días antes de la toma de posesión, el 2 de enero de 1937, el Gobierno aprobó


un Decreto359, a propuesta del Ministro de Justicia García Oliver, por el que se sometía a
las Cortes un Proyecto de Ley de amnistía para los penados y encausados por delitos
cometidos por móviles políticos o sociales con anterioridad al 15 de julio de 1936. El
Decreto preveía también su aplicación a los encausados por delitos comunes y militares
cometidos con anterioridad a esa fecha, pero excluía de su aplicación a los sentenciados
con posterioridad ese 15 de julio por su hostilidad y hechos delictivos cometidos contra la
República, así como a los responsables del movimiento revolucionario de octubre de 1934.
En este Proyecto de Ley que aprobaba el Decreto, se preveía la creación de una Sala
Especial en el Tribunal Supremo, que se encargaría de la aplicación de la amnistía. Con la
amnistía quedarían libres de cargos y antecedentes gran número de personas que, en su
mayoría, habían pasado a formar parte de las milicias populares y se habían incorporado al
frente de batalla. Entre ese elevado número de personas, también había quienes habían
protagonizado actos de terror, como los asesinatos mediante los “paseos”, extremo que era
objeto de debate en el Gobierno y en las fuerzas políticas y sindicales.

La toma de posesión de Mariano Gómez tuvo lugar en Valencia el 13 de enero de


1937360, en solemne acto presidido por el Ministro de Justicia, García Oliver, en el
Paraninfo de la Universidad repleto de autoridades, magistrados, jueces, fiscales, abogados
y profesores universitarios361. El Gobierno quiso dar la máxima difusión pública al acto362.
En representación del Largo Caballero, asistió el General Asensio, Subsecretario de la
Guerra, y también estaban presentes Luis Fernández Clérigo, Vicepresidente de las Cortes,
los Ministros Álvarez del Vayo (Estado), Indalecio Prieto (Marina y Aire), Jesús
Hernández Tomás (Instrucción Pública y Bellas Artes), Julio Just Gimeno (Obras
Públicas), Carlos Esplá Rizo (Propaganda), Bernardo Giner de los Ríos García
(Comunicaciones y Marina Mercante), Federica Montseny Mañé (Sanidad y Asistencia
Social) y Anastasio de Gracia Villarrubia (Trabajo y Previsión); también asistieron, entre
otras muchas autoridades, Pedro Vargas Guerendiain en representación del Presidente del
Tribunal de Garantías Constitucionales y Eduardo Ortega y Gasset, Fiscal General de la
República.

358
Raúl C. Cancio Fernández, Guerra civil y tribunales: de los jurados populares a la justicia franquista
(1936-1939), p. 198.
359
Decreto de 2 de enero de 1937 (Gaceta de la República nº 19, 19 de enero de 1937, pp. 393 y 394).
360
AHN, FC-Mº de Justicia, Jueces, legajo 912, expediente 13.043, expediente personal de Mariano Gómez
González.
361
Una crónica detalla del acto, con el texto íntegro de las intervenciones, se encuentra en la siguiente
publicación: El Tribunal Supremo institución de la República. Solemne acto organizado por el Ministerio de
Propaganda. El Excmo. Sr. D. Mariano Gómez toma posesión del cargo de Presidente interino del Tribunal
Supremo, Ministerio de Propaganda. Crónicas del acto se pueden consultar en toda prensa, entre las que
destacan la del ABC de Madrid, jueves 14 de enero de 1937, pp. 5 y 6 y La Vanguardia, Barcelona, domingo
17 de enero de 1937, portada y p. 5.
362
Ver ABC de Madrid del sábado 9 de enero de 1937, p. 5.

116
Prometido el cargo, habló en primer lugar el Jurado popular Serafín Sánchez y, a
continuación el Presidente del Supremo. En su intervención se refirió a la legalidad, la
legitimidad, las nuevas entidades de derecho público, la justicia y la revolución y el
concepto social de la justicia. Su compromiso con el cargo que de nuevo aceptaba quedó
expresado en una de las frases que pronunció: “Recibo vuestro homenaje, no como
recompensa a merecimientos que no existen, sino como un estímulo más para perseverar
en una actitud de lealtad, que es consustancial conmigo mismo, y seguir consagrando mi
vida al servicio de la Justicia y de la República”363. En contraste con lo dicho, el Ministro
de Justicia, centró su discurso en señalar, desde una perspectiva partidista personal, la
importancia del Derecho para ese momento de la República, poniendo la Justicia al
servicio del pueblo y su objetivo anarquista de alcanzar una república de trabajadores.

Al Gobierno le urgía poner en marcha la amnistía proyectada en el Decreto de 2 de


enero y optó por aprobar el Decreto-Ley del siguiente día 22364, que se sometería a la
aprobación posterior de las Cortes. De esta forma se daba satisfacción a los partidos y
sindicatos, que ansiaban la amnistía prometida a muchos de sus compañeros. A
continuación, para facilitar la aplicación del Decreto-Ley, por Orden del Ministro de
Justicia de 25 de enero365, se creó la Sala especial del Tribunal Supremo encargada de
aplicar los beneficios de la amnistía, que quedó constituida por, Mariano Gómez y los
magistrados Dionisio Terrer Fernández y Gerardo Fentanes Portela. Como suplentes de los
anteriores se nombró, respectivamente, a Mariano Granados Aguirre (Presidente de la Sala
Quinta del Tribunal Supremo) y a los magistrados Alberto de Paz y Mateos y Vidal Gil
Tirado.

La avalancha de expedientes que llegaron a la Sala especial de amnistía no se hizo


esperar y pronto quedó desbordada en su trabajo. La lentitud en resolverse los casos creaba
gran inquietud en los afectados, y en el Gobierno se recibía todo tipo de presiones para
resolver el problema. Una vez más, la precipitación en la adopción de medidas políticas de
gran calado, añadía tensiones de todo tipo en detrimento de la atención que requería el
desarrollo de la guerra. Por tal motivo, Mariano Gómez, Sánchez Roca, Subsecretario de
Justicia, el Ministro sin cartera Manuel de Irujo, el Fiscal General de la República,
Eduardo Ortega y Gasset, y otros cualificados juristas, comenzaron a debatir una solución
al problema, cosa que no resultaba nada fácil y que, como luego veremos, no llegó hasta el
mes de agosto.

En esa frenética actividad que se vivía en Valencia, Mariano supo mantener su vida
familiar y su presencia en las actividades culturales de todo tipo que se organizaban. Había
que transmitir por todas partes una sensación de control, más aparente que real, y no relajar
la batalla de la República contra los rebeldes en todos sus frentes.

El Colegio de Abogados de Valencia le hizo entrega, el jueves 11 de marzo de


1937, de un pergamino a él dedicado por su labor en la presidencia del Supremo. Al acto
asistió el Ministro de Justicia, el Subsecretario Sánchez Roca, el Decano y otros miembros

363
Ministerio de Propaganda de la República Española, El Tribunal Supremo institución de la República,
Solemne acto organizado por el Ministerio de Propaganda. El Excmo. Sr. D. Mariano Gómez toma posesión
del cargo de Presidente interino del Tribunal Supremo.
364
Decreto-Ley de 22 de enero de 1937 (Gaceta de la República nº 25, de 25 de enero de 1937, p. 500).
365
Orden del Ministro de Justicia de 25 de enero de 1937 (Gaceta de la República nº 26, de 26 de enero de
1937, p. 508).

117
de la Junta del Colegio, magistrados y fiscales y algunos amigos366. Fue este uno de los
últimos actos oficiales en los que coincidió con García Oliver.

No habían pasado dos semanas desde que García Oliver fue cesado en Justicia,
impartió el día 30 de mayo, su conocida y revolucionaria conferencia titulada “2 meses de
actuación en el ministerio de justicia”367, en un Teatro Apolo de Valencia abarrotado de
público. Fue inmenso el impacto que tuvo su intervención en todas partes por la acogida
que tuvo en la prensa y en la radio. Al fin y al cabo, otro discurso de contenido político
anarquista, a los que no se acostumbraron los órganos judiciales durante el tiempo en que
fue Ministro.

Nombrado Manuel de Irujo en Justicia el 18 de mayo de 1937, el entendimiento en


cuestiones jurídicas volvió a su cauce ordinario en el Ministerio y en los medios judiciales.
En el Gobierno se abrían también esperanzas de solventar las discrepancias generadas por
el Ministro anterior. Irujo siempre se había señalado como un tenaz defensor del respeto al
orden constitucional y a la legalidad. Pero al mismo tiempo, generaba más de una
inquietud en muchos sectores políticos de la izquierda. Baste recordar como expresión de
esa posición política de Irujo, las siguientes palabras en su discurso de toma de posesión:

“La gesta popular ha sido manchada con sangre de crimen. La retaguardia


republicana ha presenciado innúmeros asesinatos. Las cunetas de las carreteras, las
tapias de los cementerios, las prisiones y otros lugares se han llenado de cadáveres.
Hombres representativos de la opresión y caballeros del ideal sucumbieron juntos y
están mezclados en monstruoso montón. Mujeres, sacerdotes, obreros,
comerciantes, intelectuales profesiones liberales y parias de la sociedad, han caído
víctimas del “paseo”, nombre con que el argot popular encubre el más apropiado y
castizo de asesinato. Ni el hogar humilde del trabajador, ni el palacio secular del
aristócrata, ni el cenobio místico del religioso, ni el prostíbulo que alimenta el
monipodio, se vieron libres de la represión criminal, cruel, bárbara e incivil,
organizada por hombres sin honor ni piedad, que se han servido de la pasión
popular desordenada, para encharcar con sangre, no pocas veces inocente, el noble
solar de la democracia republicana”368.

Una de los muchos asuntos con los que tuvo que enfrentarse Irujo desde el primer
momento, fue el del bloqueo existente en la Sala Especial de Amnistía del Supremo para
dar salida a los expedientes. Algunos sectores anarquistas especialmente afectados por la
materia, comenzaron a expandir el rumor, infundado, de que la amnistía aprobada por el
Decreto-Ley de 22 de enero, no se llegaría a aplicar a militantes inculpados de la CNT, del
POUM y de las fracciones socialistas y ugetistas de Largo Caballero. Incluso pensaron en
la posibilidad de asesinar a Irujo369. Pero era claro que jurídica y políticamente no se podía
dar marcha atrás. La aplicación de la amnistía se llevaba a cabo desde el mes de enero en
que fue aprobada, siendo Ministro García Oliver.
A tal punto llegó la situación en las filas anarquistas, que García Oliver tomó la
decisión de visitar al Presidente del Consejo, Negrín, al Fiscal general de la República y al
Presidente del Tribunal Supremo, para evitar que llegasen a ser realidad esos rumores tan
lejanos a los propósitos del Gobierno. Éste solo buscaba agilizar los trámites en los
366
La Vanguardia, Barcelona, viernes 12 de marzo de 1937, p. 4.
367
Juan García Oliver, “2 meses de actuación en el ministerio de justicia”.
368
Anexo 8. La flor de mi recuerdo. Un gran Magistrado de la República, artículo de Manuel Irujo en
memoria de Mariano Gómez.
369
Juan García Oliver, ob. cit. p. 622.

118
expedientes de amnistía en la Sala Especial del Supremo y para ello había encomendado a
Mariano Gómez la redacción de un borrador de Decreto. A Negrín no logró verle, desistió
de hacer gestión con Ortega y Gasset y el único que le recibió fue Mariano Gómez en su
despacho del Tribunal en Valencia, que tuvo que soportar con educación, paciencia y
estoicismo, la coacción y amenaza, incluso física, del que hasta hacia poco había sido
Ministro de Justicia370. A esas alturas de la vida, nadie, ni García Oliver en actitud
claramente violenta, iba a achantar la acreditada lealtad de Mariano Gómez a la Justicia y a
la República.

A pesar de los empeños de García Oliver y de las coacciones que ejerció sobre el
Presidente del Tribunal Supremo, el Ministro de Justicia Irujo, el Fiscal de la República y
el propio Presidente del Consejo de Ministros, a comienzos de agosto de 1937, aprobaba el
Decreto371 que disponía el cese en sus funciones de la Sala Especial de amnistía del
Tribunal Supremo y pasaba los asuntos pendientes de resolución a las salas, tribunales,
juzgados y autoridades de procedencia, ateniéndose a las instrucciones que se insertaban.
Se remitían a los órganos jurisdiccionales naturales, las decisiones relativas a la aplicación
de la amnistía, agilizando así la tramitación en favor de los beneficiarios de la misma. El
referido Decreto lo firmaba Manuel Irujo como Ministro de Justicia y el Presidente de la
República Manuel Azaña. Mariano Gómez cumplió cabalmente la petición del Gobierno
de elaborar el proyecto de Decreto a pesar de las amenazas de García Oliver

Manuel Irujo, no se dejaría influir en ese orden de cosas por la herencia recibida en
el Ministerio. Seguiría trabajando en su objetivo de que el derecho y la legalidad
constitucional, no fueran relegados a un segundo plano en las conquistas sociales de la
República.

2. Delegado de España en la Conferencia de las Capitulaciones en Egipto (Montreux


1937) y miembro del Comité Nacional de Ayuda a España (1938).

En uno de sus frecuentes viajes a Madrid, en abril de 1937, a su vuelta a Valencia,


llevó en su coche oficial a sus sobrinos María Lourdes y Javier Gaspar Alfaro y a la madre
de estos, Pilar, hermana de Visita. Dos eran los objetivos que buscaban en ese
desplazamiento de sus familiares: de una parte, que disfrutasen una temporada fuera de
Madrid, alejados del riesgo y la penuria cotidianos y, de otra parte, que mientras Mariano y
Visita se trasladaban a Montreux, Suiza -donde iba a participar, como miembro de la
Delegación española, en la Conferencia de las Capitulaciones que se celebraría a partir del
12 de abril-, hiciesen compañía y estuvieran al tanto de sus tres hijos. Pero los Gaspar
Alfaro prolongaron su estancia en Valencia cerca de tres meses.

La Conferencia para la abolición de las Capitulaciones de Egipto, convocada a


incitación del Gobierno de S.M. el Rey de Egipto, se celebró en las fechas previstas. La
Delegación de España estuvo integrada por los siguientes miembros: Antonio Fabra Rivas,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Berna; Mariano Gómez, Presidente
del Tribunal Supremo de Justicia, Profesor de Derecho y ex Rector de la Universidad de
Valencia; Benito Pabón, Presidente de la Comisión Consultiva Asesora; y Rafael Tolsa,
Secretario.

370
Juan García Oliver, ob. cit., apartado “¿Tan malos éramos?, pp. 622-625.
371
Gaceta de la República, 8 de agosto de 1937, nº 220, pp. 534-535.

119
En las sesiones de la Conferencia, que duró hasta el 8 de mayo, se aprobó el
Convenio relativo a la abolición de las capitulaciones en Egipto372 y, en los debates,
destacó por sus acertadas y valiosas intervenciones. No había que olvidar que era
Catedrático de Derecho Político Español, Comparado con el Extranjero y tenía una sólida
formación en materia de derecho internacional público y privado. De la vuelta a España de
la Delegación española en Montreux dio cuenta la prensa373.

El Convenio daba por terminado el régimen de capitulaciones en Egipto, con


respeto a la independencia y a la soberanía de los Estados y en el derecho común
internacional374. El Convenio tuvo una gran proyección jurídica y política, y sigue siendo
hoy en día, un referente inexcusable para los estudiosos del derecho internacional privado
en todas las latitudes.

El 23 de julio de 1937 Pilar Alfaro y sus dos hijos menores, María Lourdes y
Javier, embarcaban en el puerto de Valencia en el buque-hospital británico “Maine”,
rumbo a Marsella y desde allí de nuevo a España, por tierra, para instalarse en San
Sebastián, ciudad ocupada por los insurrectos. El día de la salida, en el puerto, la policía
quiso impedir que Javier Gaspar Alfaro, de quince años, embarcara en el “Maine”,
problema al final resuelto gracias a la intervención del Cónsul de Argentina. Mariano
Gómez y Visita supieron de los planes de evasión a territorio rebelde, pero nada hicieron
para impedirlo. Pero no todo fue fácil para la familia Gaspar Alfaro a su llegada a San
Sebastián. Baldomero Gaspar Rodrigo, republicano conservador de toda la vida y que
nunca había participado en política, fue denunciado por “rojo”, detenido e ingresado en la
prisión donostiarra. El paso de los Gaspar Alfaro al bando de los rebeldes desde la casa de
Mariano Gómez en Valencia, era un caso más de las diferencias políticas familiares en la
guerra y, su prisión en San Sebastián, otro ejemplo de la intransigencia política, en este
caso, del bando rebelde.

Mariano Gómez había adquirido una gran experiencia en las tareas solidarias desde
el comienzo de la guerra y desarrolló una importante actividad como vocal del Comité
Nacional de Ayuda a España desde su creación el 19 de abril de 1938, tanto en España
como en el extranjero. Los objetivos del Comité se centraban en estimular, orientar y
centralizar las aportaciones de carácter humanitario procedentes del exterior, destinadas al
pueblo español en su lucha contra el fascismo 375 y quedó constituido el 1 de julio376. Fue el

372
Gaceta de la República, 24 de marzo de 1938, nº 83, pp. 1448-1458.
373
ABC de Madrid, sábado 15 de mayo de 1937.
374
El Convenio tenía quince artículos y un Anexo de cincuenta y ocho preceptos y fue firmado por Estados
Unidos, Australia, Bélgica, Reino Unido, Dinamarca, Egipto, España, Francia, Grecia, India, Estado Libre de
Irlanda, Italia, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Portugal y Suiza. Entre otros extremos, establecía que
los extranjeros estarían sometidos a la legislación egipcia en materia penal, civil, comercial, administrativa
fiscal o de otra clase. Ello no sería incompatible con los principios generales adoptados en las legislaciones
modernas y no implicaría, especialmente en materia fiscal, discriminación alguna en detrimento de los
extranjeros o de las sociedades constituidas conforme a la ley egipcia, en las que los extranjeros tuvieren
intereses importantes; y, también, que en materia de estatuto personal, primaría la nacionalidad en materia de
ley aplicable, y ésta ley determinaría la jurisdicción competente.
375
El Comité Nacional de Ayuda a España se creó por Decreto de 29 de abril de 1938 (Gaceta de la
República, de 1 de mayo de 1938, nº 121, p. 623), aprobándose su organización mediante Orden de la
Presidencia del Consejo de Ministros de 1 de julio de 1938 (Gaceta de la República, de 2 de julio de 1938, nº
183, p. 16).
376
El referido Comité quedó constituido de la forma siguiente: Presidente de Honor: Dolores Rivas de
Azaña; Presidente: Diego Martínez Barrio; Vocales: Luisa G. Álvarez del Vayo, Dolores Ibarruri, Victoria
Kent, Federica Montseny, Matilde de la Torre, Álvaro de Albornoz, Jacinto Benavente, Mariano Gómez,
José Lino Vaamonde, Telesforo Monzón y Carlos Pi i Suñer; Secretario General: Francisco Ayala;

120
Comité quien le designó, junto a Francisco Ayala, Victoria Kent (Vocal del Comité y
Secretaria de la Embajada de España en París), José Mestres Puig (Subsecretario de
Sanidad) y otros, para asistir en París a la Conferencia Internacional de Ayuda a la Infancia
Española, los días 23 y 24 de julio. Para la asistencia a la expresada Conferencia el
Ministerio de Estado le concedió pasaporte diplomático377.

3. Traslado del Gobierno y el Supremo a Barcelona: más tensiones políticas en el Tribunal


y diferencias con Negrín ante el juicio por la pérdida de Málaga.

El desarrollo de la guerra y la progresiva ocupación de territorios por los


sublevados, hacía cada día más difícil mantener en Valencia la capital de la República. El
lugar elegido para el traslado no era otro que Barcelona, el que inicialmente pensó el
Gobierno de Largo Caballero cuando se decidió la salida de Madrid en noviembre de 1936.
Barcelona había dado pruebas de tener una capacidad de defensa importante. Allí tenía
establecida su sede la Presidencia de la República con Azaña al frente. A mediados de
octubre, la decisión ya estaba tomada, aunque no se puso en práctica hasta finales de mes.

Como consecuencia del traslado de Valencia a Barcelona de toda la administración


del Estado, su segundo traslado, el aparato burocrático se iba resentir y el coste político
sería elevado. Además, las relaciones del Gobierno de la República con la Generalitat,
dejaban mucho que desear.

Los frecuentes desplazamientos que venía haciendo a Barcelona, se iban a


intensificar a mediados de octubre de 1937 y en ellos haría múltiples gestiones con el
Gobierno de la Generalitat para convenir el modus operandi de ese nuevo traslado. Se
entrevistó con Azaña, con el presidente del Tribunal de Cassació y de la Audiencia, su
buen amigo Josep Andreu Abelló, con el Procurador General de Catalunya, Durán de Ocón
y con los máximos responsables de la Generalitat378. El Ministro de Justicia, Manuel Irujo,
fue un colaborador eficaz en todas esas gestiones, igual que Sánchez Roca, Subsecretario
de Justicia.

En Barcelona Mariano Gómez y su familia lograron instalarse en una céntrica


vivienda alquilada, próxima al carrer de Provença, en un piso propiedad de un comerciante
catalán amigo de Josep Andreu i Abelló379. Éste le evitó todas las dificultades que se
dieron en Barcelona a la llagada del Gobierno central.

Secretarios Asesores: Luis Viesca Hernández y Juan Rueda Ortiz (Orden de Presidencia del Consejo de
Ministros de 1 de julio de 1938, Gaceta de la República, 10 de julio de 1938, nº 191, pp. 115-116)
377
Los trámites para la concesión del pasaporte diplomático se encuentran en AHN, FC-Mº de Justicia,
Jueces, legajo 912, expediente de Mariano Gómez, nº 13.043.
378
Ver La Vanguardia de Barcelona de la segunda quincena de septiembre de 1937.
379
Josep Andreu i Abelló. Nacido en nacido en Montblanc (Tarragona) el 8 de noviembre de 1906 y fallecido
en Barcelona el 31 de mayo de 1993. Abogado, diputado al Parlamento de Catalunya por Tarragona en 1932,
fue Presidente de la Audiencia Territorial de Barcelona y del Tribunal de Cassació de Catalunya. El 2 de
agosto de 1937 fue objeto de un atentado por anarquistas, del que salió ileso. Fue uno de los fundadores de
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en 1931 y desde 1976 afiliado al Partit dels Socialistes de
Catalunya (PSC). Exiliado en Francia desde 1939, pasó después a México y por último se instaló en Tánger.
Volvió del exilio en 1964, fue uno de los promotores de la coordinadora de Forces Politiques de Catalunya y
de la Assemblea de Catalunya, diputado al Parlamento de Catalunya por Barcelona (1977-1979) y senador
(1979-1986). Fue también Presidente del Ateneo de Barcelona.

121
Ante la imposibilidad de que el Tribunal Supremo se instalase en el Palau de
Justicia, se encontró su ubicación en la céntrica calle Mallorca380, casi en su intersección
con el Paseo de Gracia. Como me ha relatado amablemente con todo tipo de detalle
Federico Vázquez Osuna, “el Palau no daba para más, acogía el Tribunal de Cassació de
Catalunya, la Audiencia Territorial y la Provincial, el tribunal contencioso, los Juzgados de
Instrucción y toda la justicia de guerra: tribunales populares, tribunal de espionaje...”. Las
obras recientemente terminadas del Palau no permitían más modificaciones ni
ampliaciones.

El tortuoso traslado del Supremo comenzó a finales de octubre de 1937. Mariano


Gómez se instaló definitivamente en la mencionada sede del Tribunal el martes 9 de
noviembre381, pero las dificultades económicas y operativas para la mudanza de los
muebles y enseres, no pudieron terminar hasta bien entrado el mes de febrero de 1938382.

Desde su llegada a Barcelona, vieron él y su familia uno de los momentos más


complicados y difíciles desde su salida de Madrid en noviembre de 1936. Una vez más
hubo que acostumbrarse al bombardeo sistemático y permanente de la aviación rebelde, en
la que participaban los aviones alemanes e italianos, normalmente provenientes de las
bases de Mallorca, en Palma y Pollensa. La tragedia de la población civil victima de esos
bombardeos quedó grabada para siempre en la mente de los hijos de Mariano Gómez. José
Antonio, Mariano y Charito eran muy jóvenes, pero los avatares de la guerra les hacían
parecer en su conducta como si fueran adultos. Todavía se estremecen hoy, con horror, al
recordar esos bombardeos. Tienen clavado en sus retinas esas imágenes captadas en su
juventud, de mujeres, hombres y niños muertos, mutilados y masacrados por las bombas de
los aviones rebeldes. Las casas que se desplomaban ante su asombro, la gente huyendo y la
entrada en los refugios, sobre todo la entrada en el metro de Barcelona, convertido como el
de Madrid en refugio. Una vez más, Visita fue catalizadora del estado de ánimo familiar
ante la desgracia generalizada. Sin creérselo de verdad en su fuero interno, siempre
hablaba de su convencimiento de que la guerra acabaría pronto y todo volvería a la
normalidad.
La situación crítica de Barcelona, no le impedía asistir a los actos oficiales de todo
tipo. Se lo impuso como obligación, a pesar de que nunca sintió atracción ni preferencia
por los mismos. Pero era algo importante para mantener los ánimos, no sólo de las
autoridades, sino también de la opinión pública: inauguración de comedores infantiles y

380
Ver Federico Vázquez Osuna, “Un segle d’Administració de justícia al Palau.
381
“EL TRIBUNAL SUPREMO. El martes regresará a Barcelona, donde se instalará definitivamente, Don
Mariano Gómez, presidente de dicho Tribunal. Actualmente se procede a la instalación del mobiliario en la
casa dedicada a las oficinas y se cree que a fines de la próxima empezará a funcionar. Igualmente se
encuentran en Barcelona los siguientes magistrados del Tribunal de referencia: Sala primera.- Presidente, De
Buen, y magistrados, Fernández Gordillo y Fentanes. Sala segunda.- Presidente, Abarratégui. Sala tercera.-
Presidente Elola, y magistrados, Enjuto y Pérez Jofre. Sala quinta.- Presidente, Granados. Sala sexta.-
Presidente, Álvarez Taladrid y magistrados, González Barón y Calderón. También se establecerá en
Barcelona el Tribunal Popular de Responsabilidades Civiles, que preside el señor De Buen, figurando como
magistrados González Barón, Enjuto y Mediano y el secretario Montes” (La Vanguardia, Barcelona,
domingo 7 de noviembre de 1937, p. 3).
382
El 30 de enero de 1938 todavía no había sido posible terminar la mudanza a Barcelona según se desprende
de la respuesta del Sindicato Único del Transporte a un oficio del Presidente del Tribunal del anterior día 28:
“Acusamos recibo de su atento oficio de fecha 28 de los corrientes, y nos complace recordarles que el
servicio por ustedes solicitado, no fue prestado a su debido tiempo a causa del temporal de nieve que hemos
padecido. Posteriormente, las actividades bélicas de nuestro Ejército, ha absorbido nuestro material. Y ahora
que este material está disponible, carecemos de combustibles. Valencia, 30 de enero de 1938” (Archivo del
Tribunal Supremo, Expedientes de la Secretaría de Gobierno, legajo nº 3223/3, citado también por Pascual
Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 174.

122
del Comedor Colectivo de Justicia, asistencia a entierros de las victimas de los bombardeos
y de los caídos en el frente, atención de heridos en los centros sanitarios y locales
habilitados a tal fin. Además, por su experiencia en la actividad internacional, era llamado
y se veía obligado a atender al cuerpo diplomático acreditado ante la República – Francia,
Suecia, Canadá, México – y, por que se refiere a la Universidad, supo cuidar sus
tradicionales y buenas relaciones con los profesores y autoridades académicas de
Barcelona.

Tiempo después de haber asistido a la Conferencia en Montreux, por su extensa y


eficaz labor en la misma y sus prácticos resultados, el Rey Faruk I y el Gobierno egipcio le
nombraron, en mayo de 1938, Gran Caballero de la Orden del Nilo, con papiro, collar y
medallón. El domingo 3 de julio383, en la sede del Ministerio de Justicia en Barcelona, le
fueron impuestos en un acto solemne, por el Ministro Ramón González Peña, los
distintivos de la Orden del Nilo. Después del discurso del Ministro, Mariano Gómez tomó
la palabra para agradecer la presencia de los asistentes al acto y resaltó “la magnífica
acogida que el Gobierno egipcio dispensó a la Delegación de la República española,
debido a esas cosas de exquisita delicadeza y finura espiritual que tiene la República, como
lo prueba el hecho de que un pueblo que se desangra en defensa de su libertad, se preocupe
de la libertad de otro pueblo, que quiere consolidar su independencia, viéndose cercado por
las ambiciones, lo mismo que ocurre en España”. En ese mismo sentido, terminó su
intervención llamando la atención sobre la importancia de que “las conquistas
revolucionarias han de estar matizadas por el Derecho”384.

El hijo mayor del matrimonio, José Antonio, con apenas dieciséis años, lo mismo
acudía a más sesiones de formación rápida de piloto, que se ocupaba de sus hermanos y de
la familia o que acompañaba a su padre a los actos públicos que le permitían. Así, en la
prensa del 25 octubre de 1938, se daba cuenta de que en el acto de imposición de la Cruz
del Mérito Militar de primera clase, concedida por el Gobierno de México al general
Miaja, celebrado en el domicilio barcelonés del Jefe de Estado Mayor del Ejército, el
general Vicente Rojo, entre las altas autoridades allí presentes, se encontraba Mariano
Gómez acompañado de su hijo José Antonio385.

Pero día a día, se desvanecían las esperanzas de que el inicio de la guerra en Europa
hiciera posible que el ejército de la República, junto a los ejércitos aliados, librasen
conjuntamente la batalla final contra el nazismo alemán y los fascismos italiano y español.
En realidad, Azaña y el sector moderado del PSOE de Indalecio Prieto, pensaban que la
guerra en España estaba ya perdida, mientras que el sector radical socialista,
señaladamente Negrín, el PCE y los anarquistas, se manifestaban favorables a resistir hasta
la victoria. Pero la guerra la ganaron los facciosos, los aliados no intervencionistas ganaron
la batalla a Hitler y Mussolini y acabaron reconociendo el régimen de Franco.

Las numerosas reuniones relacionadas con la administración de Justicia se


multiplicaban. Con el Presidente de la Republica y el de la Generalitat, con los miembros
de sus respectivos gobiernos, con magistrados y jueces catalanes. Josep Andreu hacía las
veces de introductor de Mariano Gómez en los ambientes más catalanistas. Como
Presidente del Tribunal de Cassació de Catalunya, Andreu no dejaba de asistir a ningún

383
Un mes antes el diario ABC de Madrid del día 3 de junio, informaba que el acto se iba a celebrar
próximamente.
384
La Vanguardia de Barcelona, martes 5 de julio de 1938, p. 5 y domingo 10 de julio de 1938, Suplemento.
385
La Vanguardia, martes 25 octubre 1938, p. 4.

123
compromiso público a pesar del atentado anarquista que padeció en Barcelona el 2 de
agosto de 1937 y que por poco no acabó con su vida.

Todos los actos bélicos de importancia tenían consecuencias políticas, a corto o


largo plazo y en algunos casos consecuencias incomprensibles. Mariano Gómez iba a vivir
uno de ellos, en relación con la pérdida de Málaga para la República, hecho que ocurrió el
8 de febrero de 1937. El asedio por los rebeldes a la ciudad se hizo insoportable y los
medios para resistir fueron del todo insuficientes, en número de fuerzas militares y en
armamento. Para el Gobierno de Largo Caballero, que desempeñaba también la cartera de
Guerra, teniendo como Subsecretario al General José Antonio Asensio Torrado, la
resistencia de Málaga era cuestión fundamental, desde un punto de vista militar y político.

El 8 de febrero de 1937, Málaga caía en manos de los rebeldes a pesar de la


resistencia que desde hacía tiempo venían ejerciendo los republicanos, al mando del
Coronel José Eduardo Villalba Rubio, hijo del afamado General José Villalba Riquelme.
Ante la desigualdad de las fuerzas militares, la ocupación de la ciudad no ofreció gran
resistencia y la represión que los rebeldes desencadenaron fue atroz, especialmente cruel
por los bombardeos desde el mar y el aire sobre la costa malagueña, dirigidos contra los
que huían de la ciudad hacia Almería. En Valencia se organizó una manifestación de
solidaridad con el Ejército, en la que se pidieron responsabilidades penales para los
mandos militares, especialmente contra el General Asensio como Subsecretario de la
Guerra.

El 21 de febrero se publicaba en la Gaceta el Decreto admitiendo la dimisión de


Asensio en la Subsecretaría386 y una Orden Circular del mismo Ministerio disponía que
fijase su residencia en Valencia a las inmediatas órdenes de Largo Caballero387. Fue
procesado por traición. A su vez, Villalba fue detenido a los pocos días, cesado en el
mando y acusado de traición.

Me cuenta Mariano Gómez Alfaro en Buenos Aires, en febrero de 2008 el siguiente


asunto relativo a las consecuencias de la pérdida de Málaga. Procesados Asensio y Villalba
y antes de la celebración del juicio, que tuvo lugar en octubre de 1938, el Presidente del
Tribunal Supremo y el Fiscal General de la República, Leopoldo Garrido Cavero, fueron
llamados por el Presidente del Consejo de Ministros, Negrín, a una reunión secreta en una
localidad del Pirineo, sin anunciarles el tema objeto de la convocatoria. Después de la
cena, durante la que nada sustancial se trató ni nada particular dijo Negrín, continuó la
sobremesa. En un momento dado de la misma, Negrín planteó a Mariano Gómez y a
Leopoldo Garrido, que era necesario dar un castigo ejemplar a los traidores responsables
de la pérdida de Málaga. La respuesta del Presidente del Supremo fue inmediata y firme.
En tono bajo y con gesto de indignación, le respondió: “Confío en que lo que nos acaba de
pedir sea un simple comentario, en cualquier caso desafortunado, pues de lo contrario el
Fiscal General de la República y el Presidente del Supremo que le habla, pondrían en
marcha de forma inmediata las acciones legales que correspondan contra el Presidente del
Consejo de Ministros”. Leopoldo Garrido hizo suyas las palabras de Mariano Gómez y, a
continuación, el silencio invadió el ambiente y el encuentro secreto en el Pirineo se dio por
terminado. Según el relato de Mariano Gómez Alfaro, el disgusto que le causó este asunto
a su padre y también al Fiscal Garrido, se añadía al cúmulo de contrariedades y asuntos
irresolubles que sobre él recaían por el hecho de ser Presidente del Supremo el primero y

386
Gaceta de la República, 21 de febrero de 1937, nº 52, p. 898.
387
Gaceta de la República, 21 de febrero de 1937, nº 52, p. 899.

124
Fiscal de la República el segundo. Con excesiva frecuencia se trataba de asuntos cuya
solución escapaban a las funciones y competencias de sus cargos y problemas cuya
solución era materialmente imposible.

El juicio contra el Coronel Villalba ante la Sala Sexta del Tribunal Supremo
comenzó el 10 de octubre de 1938. Fue defendido por el que fuera Subsecretario de
Justicia, Mariano Sánchez Roca, actuó el Fiscal Garrido388 y quedó libre por falta de
pruebas. Igual resultado judicial depararía a Asensio en ese mismo mes de octubre. En
enero de 1939, Asensio era nombrado Agregado Militar en la embajada de Estados Unidos,
desde donde expresó su apoyo al denominado “golpe de Casado” en marzo de 1939.
Falleció en el exilio, en Nueva York en 1961.

Al finalizar la guerra, Villalba estuvo exiliado en Francia hasta 1949, año en que
volvió a España y se puso a disposición de la autoridad militar. Sometido a Consejo de
Guerra, se dictó Sentencia en la que fue condenado por el delito de auxilio a la rebelión a
la pena de doce años y un día y la correspondiente baja en el ejército. Solicitó la pensión de
retiro, que le fue concedida, descontando el tiempo que estuvo en la “zona roja” y, en el
exilio, recurrió esa resolución ante el Consejo Supremo de Justicia Militar, que la
confirmó. Posteriormente recurrió ante el Ministerio del Ejército, cuyo titular Luis Carrero
Blanco, resolvió denegar el recurso el 23 de marzo de 1953389. Villalba falleció en Madrid
en 1960.

4. Con el Ministro Irujo se enfrenta al terror de las milicias republicanas e interviene para
que se respeten las garantías en el proceso al POUM y se esclarezca el asesinato de
Andrés Nin.

Desde que se inició el golpe de Estado militar, los facciosos organizaron una red de
activistas contra la República, que practicaba la violencia mediante el sabotaje,
infiltraciones en las filas del Ejército republicano y en las milicias, bajo la apariencia de ser
radicales antifascistas. Practicaron el espionaje, organizaron los conocidos como coches
fantasma desde donde disparaban a cuanto republicano encontraban en sus rutas diurnas y
nocturnas, y mantuvieron la práctica del paqueo en las ciudades. El Gobierno no pudo
atajar con eficacia esa actividad facciosa en los tres años de guerra. De una parte, por la
propia eficacia de esa actividad clandestina, pero también, debido a las importantes
diferencias que siempre surgían cuando las autoridades trataban de adoptar medidas al
respecto.

En cierta ocasión, el General Emilio Mola fue preguntado por las fuerzas de que
disponía para su inminente entrada y ocupación de Madrid en octubre de 1936 y respondió
que existían cinco columnas, cuatro de ellas de carácter militar. Preguntado sobre cual era
la quinta columna, respondió que estaba formaba por cuantos partidarios de la sublevación
se encontraban en la capital, organizados y pendientes de la toma definitiva de la ciudad390.
De ahí la noción de quinta columna, expresión posteriormente universalizada y que se
vincula a la traición de quienes con objetivos políticos, se organizan para desarrollar
actividades desleales.
388
La Vanguardia de Barcelona, viernes 7 de octubre de 1938, p. 2.
389
Esta resolución dictada por Luis Carrero Blanco, se publicó en el BOE de 18 de mayo de 1953, nº 138, pp.
2893 y 2894.
390
Sobre la quinta columna, su organización, composición y funcionamiento en Madrid, ver Javier Cervera,
Madrid en guerra. La ciudad clandestina, 1936-1939.

125
La presencia de la quinta columna en el territorio de la República, especialmente en
Madrid, fue uno de los muchos motivos por los que, en el seno de las milicias
republicanas, se desencadenaron actividades violentas al margen del poder y la ley, con la
finalidad de acabar con esa organización rebelde. El terror creado por la quinta columna se
intentaba contrarrestar con el terror autónomo de milicianos. El momento más álgido de la
actividad quintacolumnista y la violencia descontrolada de milicias republicanas, se puede
situar en Madrid a partir de octubre de 1936 y hasta mediados del siguiente mes de
noviembre.

Como expresión más relevante de los esfuerzos del Gobierno para acabar con la
violencia y el terror incontrolado ejercido por milicias republicanas en las ciudades, se
crearon los Tribunales Populares, los Jurados de Urgencia, el Tribunal Central de
Espionaje y Alta Traición o el Tribunal Central de Responsabilidades Civiles391. Al mismo
tiempo, la rivalidad entre los Ministerio de la Guerra y Gobernación para lograr
contrarrestar la acción subversiva facciosa, surgía de la forma que señala Rodríguez
Olazabal: “las cárceles se llenaron de presos “gubernativos” o “a disposición del Ministerio
de la Guerra”, y el Ministro de Justicia, señor Irujo, en un gesto fiel a la política que se
había trazado, pero difícilmente compatible con la ola de solidaridad en el seno del
gobierno, llevó a la Gaceta392 una Orden Ministerial que denunciaba abiertamente la
situación”393. Irujo siempre mostró gran decisión a la hora de corregir e intentar combatir
las ilegalidades en materia constitucional y su dimisión fue debida, esencialmente, a ese
motivo.

Por la expresada Orden Ministerial de 19 de junio de 1937, los Presidentes de las


Audiencias quedaban obligados a recabar de los directores de todas las prisiones de su
demarcación jurisdiccional, en el plazo de veinticuatro horas, relación de todas las
personas detenidas que se hallaban a disposición de los Tribunales, en la que se expresaría
los presos que no cumplían condena o no estaban a disposición de los Tribunales. Las
citadas relaciones de presos, una vez recibidas en las Audiencias o los Tribunales
Populares, cuando en ellas constase la existencia de detenidos durante mas de treinta días,
obligaría a instruir el correspondiente sumario y a dictar el fallo por el tribunal competente.
Se exceptuaba de este procedimiento a los detenidos gubernativos por espías y a los
prisioneros de guerra, siempre que constase que se encontraban a disposición de los
Ministerios de Gobernación o de Defensa Nacional.

Contaba Irujo a Rodríguez Olazábal en una carta de 22 de octubre de 1970, que


ante esa Orden Ministerial de Justicia “Negrín montó en cólera, reunió al Gobierno y me
armó el escándalo padre”. Sigue Rodríguez Olazábal diciendo, que “respondía el señor
Irujo en esta carta a mi pregunta concreta sobre las circunstancias que lo habían inducido a
firmar el decreto por el que se creó el Tribunal Central de Espionaje y Alta Traición. Y
añadía el ministro vasco: “Hubo gritos y denuestos. Al fin llegamos a una transacción. La
Orden quedaba en su lugar, pero yo había de encomendar, con toda urgencia, a Don

391
Ver al respecto, entre otros trabajos: José Rodríguez Olazabal, La administración de Justicia en la guerra
civil; Glicerio Sánchez Recio, Justicia y guerra en España. Los Tribunales Populares (1936-1939); AA.VV.,
Justicia en guerra; y, Sindicato de Abogados de UGT, con Prólogo de José Merino Blázquez, Compendio de
Tribunales Populares.
392
Orden del Ministerio de Justicia de 19 de junio de 1937, Gaceta de la República nº 172, 21 de junio de
1937, pp. 1301 y 1302, que está firmada Por Delegación del Ministro, por Mariano Ansó Zunzarrén.
393
José Rodríguez Olazabal, ob. cit., p. 106.

126
Mariano Gómez, que la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo preparara un proyecto de
decreto creando un tribunal encargado de reprimir la Quinta Columna” 394.

Una vez más, el Gobierno y sus Ministros recurrían a Mariano Gómez para sacarles
del atolladero jurídico en que, en ocasiones, se encontraban. La precipitada y conflictiva
redacción del Decreto de 22 de junio de 1937 que creó el Tribunal Especial de Espionaje y
Alta Traición395, conocido como Tribunal Central, hizo incurrir a sus redactores en
diversos errores legales que, a iniciativa de Rodríguez Olazábal y con la colaboración de
Mariano Gómez, fueron corregidos por Decreto posterior del siguiente día 29396. Señala el
primero, que Irujo “iniciaba una labor de dignificación del ministerio de Justicia que iba a
continuar resueltamente durante toda su gestión, desgraciadamente muy breve, al frente del
departamento que se le acababa de confiar. En seis meses de labor ministerial, mejoró
mucho la situación de los presos en las cárceles, reorganizó la Dirección General de los
Registros y del Notariado, los registros civiles que habían sido destruidos y los registros de
la propiedad; trabajó incesantemente por la libertad de conciencia y de cultos e insistió en
la aplicación de la ley de confesiones y congregaciones religiosas a favor de las
comunidades desposeídas sin causa justificada” 397.

En el seno del gobierno, mantuvo siempre una actitud muy generosa en la


concesión de indultos. No sólo por consideraciones humanitarias sino también por razones
políticas, Estaba convencido Irujo de que el Gobierno debía evitar, en cuanto fuera posible,
la ejecución de las sanciones irreparables. En este sentido, su compañero de gobierno,
Álvarez del Vayo, afirmaba que el Consejo de ministros dedicaba “tres o cuatro horas” a
“la discusión de una sentencia de muerte”, mientras el señor Irujo estuvo en el gabinete, y
que cada caso se examinaba “con el más escrupuloso cuidado”398. Tenía Irujo plena
conciencia de la gravedad de las circunstancias y del rigor con que en algunas ocasiones,
sería inevitable actuar. Suyo es el decreto por el que se estableció el Tribunal Central de
Espionaje y Alta Traición, pero quería, eso sí, que el rigor fuera el estrictamente necesario
y que se ajustase de forma impecable a la ley.

Por Orden Ministerial de fecha 19 de octubre de 1937399, el ministro de Justicia


dispuso que a partir del día 1 de noviembre, se volviera a usar la toga en los tribunales. De
la toga, el birrete, la placa y la medalla habían tenido que prescindir los tribunales de la
República, durante catorce meses, por puro sentido práctico, para salvar a costa del
símbolo, la función simbolizada y fue, también, una concesión a las masas para poder
ejercer mejor su función judicial. Nadie se sintió orgulloso de ello, pero entonces era
inevitable proceder así, y los resultados conseguidos fueron tan positivos que tampoco
tiene nadie motivo para avergonzarse por haber administrado justicia en traje de calle.
Ahora la situación había cambiado y el Ministro, fiel a su política, dispuso que se usara de
nuevo la prenda tradicional “porque la toga es el signo de la legalidad y en la legalidad se
inspira la República, celosa guardadora del respeto a las Leyes, que son siempre norma de
convivencia social”. Así se decía en el preámbulo de la Orden, que “fue combatida por los
diarios extremistas, sobre todo por los comunistas y anarquistas, que calificaron aquella
disposición de burguesa, reaccionaria y fascista”400.

394
José Rodríguez Olazábal, ob. cit., p. 106.
395
Gaceta de la República nº 174, 23 de junio de 1937, pp. 1333 y 1334.
396
Gaceta de la República nº 181, 30 de junio de 1937, p. 1422.
397
José Rodríguez Olazábal, ob. cit., pp. 96 y 97.
398
Julio Álvarez del Vayo, La Guerra Empezó en España, p. 231.
399
Gaceta de la República, 20 de octubre de 1937, nº 293, p. 250.
400
A. de Lizarra, Los Vascos y la República Española, p. 141.

127
Irujo presentó su dimisión al Presidente Negrín el 1 de diciembre de 1937, al
publicarse el Decreto de 29 de noviembre del mismo año por el que se creaban los
Tribunales Especiales de Guardia401, aprobado a propuesta del propio Negrín y no del
Ministro de Justicia. La dimisión le fue aceptada el 10 de diciembre402 y el motivo no fue
otro que su discrepancia con el mencionado Decreto, sobre el que al conocer el texto de su
primer borrador dijo: “¡Esto no es un Tribunal! ¡Esto es una checa!”403.

La lealtad de Irujo a la República y la necesidad política de mantener su presencia


en el gabinete, en representación del Partido Nacionalista Vasco, le hizo aceptar su
nombramiento como Ministro sin cartera el mismo día en que se aceptó su dimisión en
Justicia, cargo en el que permaneció hasta el 17 de agosto de 1938. Mariano Ansó
Zunzarren, fue nombrado nuevo Ministro de Justicia.

Pero los conflictos internos en las filas republicanas fueron la constante durante
toda la guerra y desde que el Gobierno se trasladó a Barcelona este problema se el
problema se agudizó. El Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM), creado en 1935,
de orientación trotskista y revolucionaria con particular implantación en Cataluña,
mantuvo siempre una conflictiva relación con los sectores comunistas tradicionales. La
fuerte implantación anarquista en Barcelona, a la que se unió la del POUM, produjo en los
sectores comunistas un grave malestar, que unido a las tradicionales dificultades de
entendimiento entre el Gobierno de la Generalitat y el de la República, hacía que en la
ciudad se viviera un clima de tensión política particularmente agresivo y violento

El proceso al POUM y de las circunstancias que rodearon al secuestro y posterior


asesinato de Andrés Nin404, fueron otro de los hechos dramáticos ocurridos en territorio de
la República durante la guerra. Como tantos otros, Mariano Gómez realizo una importante
actividad desde la presidencia del Supremo, para que en el asunto se respetasen los
derechos de los procesados y las garantías constitucionales, y para la averiguación de los
hechos relativos al secuestro y asesinato de Andrés Nin.

En las Jornadas de mayo de 1937 iniciadas el día 3, se planteó el problema de la


prolongada ocupación del Edificio de la Telefónica en Barcelona por los anarquistas de la

401
Gaceta de la República, 1 de diciembre de 1937, nº 335, pp. 822 y 823.
402
Gaceta de la República, 11 de diciembre de 1937, nº 345, p. 1078.
403
Sobre las circunstancias de la dimisión de Manuel Irujo como Ministro de Justicia ver José Rodríguez
Olazábal, ob. cit., pp. 115-117.
404
Andrés Nin Pérez: nació, Tarragona, el 4 de febrero de 1892, después de una breve militancia en el PSOE
se afilió a la CNT, central sindical anarquista de la que llegó a ser Secretario General. Llevó a cabo una
estancia en la URSS de que se vio obligado a abandonar en 1930 por sus posiciones contrarias a Stalin. Su
sindicalismo revolucionario le llevó a participar en todos los grandes acontecimientos políticos,
especialmente en Catalunya donde desempeñó la Consellería de Justicia del 26 de septiembre de 1936 al 17
de diciembre del mismo año. Desde la creación del POUM en 1935 desempeñó importantes
responsabilidades políticas en su Comité Ejecutivo del que fue su máximo dirigente. Detenido en Barcelona
junto con los demás miembros del Comité ejecutivo del POUM el 16 de mayo de 1937 y fueron trasladados a
Valencia. Allí Andrés Nin fue secuestrado y trasladado a Madrid se le aisló de sus compañeros, fue
secuestrado e ingresado en la cárcel de Alcalá de Henares (Madrid), desde donde los servicios secretos
soviéticos le condujeron a una finca propiedad de Ignacio Hidalgo de Cisneros y Constancia de la Mora
Maura, le sometieron a tortura hasta su asesinato y el cuerpo sin vida lo enterraron en una cuneta de la
carretera en dirección a Perales de Tajuña. Para cuantos estén interesados en el caso Nin, importa destacar,
entre la mucha bibliografía existente, la importante labor de investigación que lleva a cabo la Fundación
Andrés Nin y la imprescindible obra colectiva El proceso del P.O.U.M. Documentos Judiciales y Policiales
(junio de 1937-octubre de 1938). Transcripción del sumario, juicio oral y sentencia del Tribunal Especial.

128
CNT. Las fuerzas policiales y militares intentaron sin éxito la toma del edificio en la
céntrica Plaza de Catalunya, y el POUM se sumó activamente a la defensa de la ocupación
cenetista. En ese momento todavía desempeñaba el Ministerio de Justicia el anarquista
García Oliver, que no solamente se vio desbordado por las Jornadas de mayo, sino que su
actitud en el seno del Gobierno de Largo Caballero, generaba en ocasiones tensiones de
gran importancia. Para entonces, se echaba mucho de menos que un jurista desempeñase la
cartera de Justicia como así ocurrió con el nombramiento posterior de Irujo. La aguda
intuición política de García Oliver, no bastaba para atender las importantes carencias de
todo orden en la administración de justicia.

La presión ejercida por los comunistas en contra de anarquistas y trotskistas para


garantizar la eficacia de su organización y presencia política, unida a la inquietud que tal
situación generó en Barcelona (Gobierno y Generalitat), dio como resultado que el 6 de
mayo de 1937, comenzaran a practicarse detenciones de militantes del POUM y
anarquistas, así como registros en sus respectivas sedes, locales y domicilios. En el fondo
de esa decisión gubernativa, más parecida a una auténtica caza de brujas que a una
necesidad política y menos de carácter legal, latía el objetivo de lograr la ilegalización del
POUM, deseada por el PCE. A partir del día 16 son detenidos destacados dirigentes del
POUM, que fueron sometidos a proceso penal ante el Tribunal Central de Espionaje y Alta
Traición. Entre los detenidos se encontraban los miembros del Comité Ejecutivo del
POUM, Andrés Nin Pérez, Juan Andrade Rodríguez, José Escuder Poves, Julián Gómez
García (Gorkin), Enrique Adroher Pascual, Pedro Bonet Cuito, Daniel Rebull Cabré y
Jorge Arquer Saltó. De las defensas de los procesados se hizo cargo el conocido abogado
Benito Pabón y Suárez de Urbina405, a la sazón Presidente de la Comisión Jurídica Asesora
del Ministro de Justicia, aunque en el juicio posterior actuó el letrado Vicente Rodríguez
Revilla.

Justo en las fechas en que se practicaban esas detenciones, García Oliver era
sustituido por Irujo en Justicia y, al mes, se aprobaba la comentada Orden de 19 de junio
de 1937, para acabar con las detenciones irregulares y lograr la puesta en libertad de
cientos de personas ingresadas en prisión a disposición gubernativa. Loa detenidos del
Comité Ejecutivo del POUM fueron trasladados de Barcelona a Valencia. Andrés Nin fue
llevado a Madrid en circunstancias de un auténtico secuestro por fuerzas policiales
controladas por agentes soviéticos y, después, se supo que fue sometido a tortura en un
casa de Alcalá de Henares durante los días 18 a 22 de junio, fecha esta en que fue
asesinado. Todo parece indicar que la operación policiaca estuvo dirigida por el general
soviético Orlov y todavía en la actualidad no ha sido posible encontrar el cadáver de Nin.
Por parte de los servicios de información controlados por agentes soviéticos se intentaba
extender la tergiversada y falsa versión de que Andrés Nin era un agente de Franco y
estaba vinculado a la GESTAPO.

Aunque la sintonía entre Justicia y el Supremo comenzó a recuperarse con la


llegada de Irujo, los graves problemas añadidos que generaron las detenciones del POUM
y el caso Nin se iban a reflejar en el Gobierno y en los medios judiciales. Mariano Gómez
puso todo su empeño en el esclarecimiento de los hechos, localización de Nin y
persecución de los autores del secuestro. Recién nombrado Irujo tuvo una reunión con el
Presidente del Supremo, en la que hablaron de la gravedad del caso y la necesidad de una

405 Manuel J. Peláez, El diputado anarquista Benito Pabón y Suárez de Urbina.

129
investigación exhaustiva en contra de la impunidad policial y judicial y, para ello, contaron
también con la colaboración de Carlos de Juan, Teniente Fiscal del Tribunal Supremo406.

Como bien recuerda Mariano Gómez Alfaro en la actualidad, las presiones de todo
tipo ejercidas sobre su padre e Irujo, llegaron al punto de que el Gobierno le ofreció,
“aduciendo que le veían muy cansado, cesar en la presidencia del Tribunal Supremo para
ser nombrado Embajador en Buenos Aires”. Pero “rechazó de plano ese ofrecimiento e
insistió con energía en sus demandas de justicia y claridad en el caso Nin y el proceso al
POUM”. Según recuerda también en el día de hoy Mariano Gómez Alfaro, “para entonces
todo parecía indicar que el Gobierno tenía claras sospechas de que la orden de matar a
Andrés Nin habría partido de Stalin”.

El 22 de agosto de 1937, el Juez Torroncher, encargado del proceso POUM, dictaba


providencia en la que se ordenaba que se hiciese entrega al Teniente Fiscal del Tribunal
Supremo, Carlos de Juan, de las actuaciones relativas a la desaparición de Andrés Nin,
para que, una vez desglosadas, se llevaran al Juez de Instrucción nº 9 de Madrid, Miguel
Moreno Laguía, designado por el Tribunal Supremo, Juez Especial para la instrucción de
dicho sumario407. Torroncher fue sustituido por la Sala de Gobierno del Supremo y en su
lugar se nombró a Miguel Mora Requejo el 20 de agosto de 1937.

Propició el nombramiento de Carlos de Juan como Director General de Seguridad,


objetivo que se logró el 14 de octubre de 1937408 a propuesta del Ministro socialista de
Gobernación Julián Zugazagoitia. Carlos de Juan asumía en ese momento es riesgo físico
cierto. Para los que inspiraron y alentaron las detenciones del POUM y el secuestro de Nin,
su presencia en la Dirección General de Seguridad era un claro inconveniente. Además, al
nuevo Director General se le encomendaba correspondía la difícil o imposible tarea de
intentar devolver a la ciudad de Barcelona y a todo el territorio de la República, la poca
normalidad que la guerra permitía.

De Juan sustituyó de forma progresiva a los responsables policiales, con el criterio


de primar la responsabilidad profesional sobre la conveniencia o afinidad política y ello
comenzó a notarse especialmente en Barcelona. Pero las barreras que encontró para esa
labor, le obligaron a presentar su dimisión, que le fue aceptada el 30 de marzo de 1938409 y
se reincorporó a su puesto de Teniente Fiscal en el Supremo.
El proceso al POUM y el asesinato de Nin, iban a producir también un importante
cambio en la Fiscalía General de la República. Eduardo Ortega y Gasset, Fiscal General
desde diciembre de 1936, presentó su dimisión, que le fue aceptada el 14 de noviembre de
1937. Hasta el 24 del siguiente mes de diciembre no se nombraría nuevo Fiscal General,
cargo que recayó en Leopoldo Garrido Cavero. Para entonces, el proceso al POUM estaba
muy avanzado y poco se podía hacer para evitar sus graves consecuencias negativas para la
República.
406
Carlos de Juan Rodríguez, Abogado Fiscal, desempeño los siguientes cargos públicos durante la II
República: Subdirector en Inspección general de Seguridad (nombrado el 29 de junio de 1936); Magistrado
del Tribunal Supremo (nombrado el 10 de octubre de 1936 y admitida su dimisión el siguiente día 23);
Teniente fiscal del Tribunal Supremo (nombrado el 16 de octubre de 1936 y declarado en situación de
excedencia forzosa el 23 de octubre de 1937); Director General de Seguridad (nombrado el 14 de octubre de
1937 y admitida su dimisión el 30 de marzo de 1938); Delegado especial del Ministerio de Justicia, cargo del
que fue admitida su dimisión el 9 de diciembre de 1938)
407
AA.VV., El proceso del P.O.U.M. Documentos Judiciales y Policiales (junio de 1937-octubre de 1938).
Transcripción del sumario, juicio oral y sentencia del Tribunal Especial, p. 39.
408
Gaceta de la República, 15 de octubre de 1937.
409
Gaceta de la República, 1 de abril de 1938.

130
Entre la acciones de presión internacional ejercidas ante el Gobierno contra el
proceso al POUM, Manuel Irujo, siendo todavía Ministro de Justicia, dirigió a Mariano
Gómez una carta fechada en Barcelona el 28 de noviembre de 1937, en la que le pedía su
parecer en relación con la petición recibida del prestigioso abogado francés Louis
Noguères de 18 de noviembre de 1937, para asumir la defensa en el proceso410.
Desgraciadamente la respuesta no podía ser más que negativa pues la legislación vigente
no admitía que un letrado extranjero, sin título expedido por Universidad española, ni
inscrito el correspondiente Colegio de Abogados, actuase ante los tribunales españoles411.

El juicio al Comité Ejecutivo del POUM por el Tribunal Central de Espionaje y


Alta Traición412, paradigma de proceso político nada respetuoso con los principios de la
administración de Justicia republicana, comenzó en Barcelona el 11 de octubre de 1938 y
fue resuelto por Sentencia nº 54, de 21 de octubre de 1938413, con un penas muy inferiores
a las que inicialmente se preveían y los sectores comunistas deseaban:

“FALLAMOS: Que debemos condenar y condenamos a los procesados Julián


Gómez García, Juan Andrade Rodríguez, Enrique Adroher Pascual y Pedro Bonet
Cuito a la pena de quince años de separación de la convivencia social para cada uno
de ellos, como reos del delito de rebelión antes definido, y a Jorge Arquer Saltó a la
de once años de separación de la convivencia social como cómplice del mismo
delito, y los que deberán cumplir en campo de trabajo, accesorias de suspensión de
oficio o cargo y de derecho de sufragio durante el tiempo de la condena, siéndoles
de abono el tiempo de prisión sufrida; y asimismo debemos absolver y absolvemos
a José Escuder Poves y Daniel Rebull Cabré del delito de que fueron acusados;
póngase a éste inmediatamente en libertad, por estarlo ya el otro, si no estuviere
privado de ella por otra causa o motivo, cursando al efecto el oportuno
mandamiento al Sr. Director de la Prisión del estado.
Se decreta la disolución de las asociaciones Partido Obrero de Unificación marxista
y Juventud Comunista Ibérica. Remítase testimonio por duplicado de esta sentencia
al Tribunal Popular de Responsabilidades Civiles, para que determine las
procedentes, y póngase en conocimiento del ministro de la Gobernación la
disolución de las sociedades referidas a los oportunos efectos”414.

Son especialmente reveladoras de la preocupación habida en el Tribunal Supremo,


para que se respetasen las garantías constitucionales en el proceso al POUM, así como por
el esclarecimiento del secuestro de Andrés Nín, las declaraciones testificales en el juicio

410
Fernando Díaz-Plaja, Los grandes procesos de la Guerra Civil española, pp. 283-284.
411
Fernando Díaz-Plaja, ob. cit., pp. 284-285.
412
El Tribunal tuvo la siguiente composición: Presidente, Eduardo Iglesias Portal; Magistrados: Manuel
Hernando Solana, Ernesto Beltrán Díaz, Julián Calvo Blanco y Juan Manuel Mediano Flores. Como parte
acusadora el Ministerio Fiscal estuvo representado por el Abogado Fiscal del Tribunal Supremo José Gómis
Soler. Fue Ponente el Magistrado Ernesto Beltrán Díaz.
413
La Sentencia y toda la documentación relativa a este proceso puede consultarse en la importante e
imprescindible obra colectiva, con presentación y notas de Víctor Alba y Marisa Ardevol y la colaboración
de Manuel Alberich, Salvador Clop, Sebatià Padrós, Enric Panadés, Joan Rocabert, Pilar Romeu y Rafael
Sardá, El proceso del P.O.U.M. Documentos Judiciales y Policiales (junio de 1937-octubre de 1938).
Transcripción del sumario, juicio oral y sentencia del Tribunal Especial.
414
AA.VV., El proceso del P.O.U.M…, ob. cit., p. 489.

131
celebrado a partir del 11 de octubre de 1938, en particular las de Julián Zagazagoitia,
Francisco Largo Caballero, Manuel Irujo y Josep Andreu i Abelló415.

A pesar de todas las dificultades que se plantearon para el establecimiento de la


verdad del caso Nin, los datos fundamentales del mismo, probados e incuestionables, han
sido hechos público por diferentes autores, entre otros por Pelai Pagés i Blanch, que los
resume de la forma siguiente:

“… tras su detención [de Andrés Nin], con el resto de los miembros del Comité
Ejecutivo, fue separado de ellos desde el primer momento. Y mientras el resto era
enviado a Valencia, Nin fue detenido en la cárcel de Alcalá de Henares, donde los
servicios secretos soviéticos, con importantes complicidades españolas, simularon
una fuga del preso, mientras era recluido en la finca propiedad del coronel de
aviación Hidalgo de Cisneros y de Constancia de la Mora Maura416, dos aristócratas
miembros ahora del PCE. Se había puesto en marcha la denominada “Operación
Nikolai”, diseñada por el jefe de la GPU417 en España, el coronel Alexander
Orlov, con el objetivo de llevar a cabo un magno proceso en Barcelona contra el
POUM, que le identificase como una organización fascista. Es lo que el estalinismo
había hecho en Moscú contra la vieja guardia bolchevique… Durante los
interrogatorios que pretendían arrancarle la inculpación sobre las supuestas
complicidades fascistas se les quedó en las manos. Entonces decidieron enterrarle
clandestinamente al lado de la carretera que conducía a Perales de Tajuña, mientras
hacían circular la versión de que se había fugado y se hallaba escondido en
Salamanca o en Berlín. …”418.

5. Al cumplirse dos años de guerra: declaraciones a Max a Max Aub en Ce Soir y fracaso
de la creación del Tribunal Supremo franquista.

Había conocido a Max Aub en Valencia durante el tiempo en que allí estuvo la sede
del Tribunal Supremo. Más tarde, una vez en Barcelona, tuvo varios encuentros con él y de
ahí que Max Aub, en su condición de enviado especial del diario Ce Soir de Paris,
decidiera entrevistar al Presidente del Supremo con ocasión de aproximarse el 18 de julio
de 1938 y cumplirse dos años de resistencia de la República contra la insurrección militar.
La entrevista la trasmitió por teléfono a la redacción del diario y se publicó con gran
relieve tipográfico el lunes 18 de julio de 1938419. En la primera página se insertaba una
fotografía de Mariano Gómez, vestido con toga de Magistrado y sobre ella el Gran Collar
415
El texto de las citadas declaraciones testificales en la vista se encuentra en la obra colectiva citada El
proceso del P.O.U.M…, pp. 355-419.
416
Constancia de la Mora Maura: nieta de Antonio Maura, casó en segundo matrimonio, con Ignacio Hidalgo
Cisneros y López de Montenegro, jefe de la aviación republicana. En sus memorias tituladas Doble
esplendor, con prólogo de su pariente Jorge Semprún Maura, no menciona a Nin.
417
Servicios de información de la URSS.
418
Pelai Pagés i Blanch, Cataluña en guerra y en revolución, 1936-1939, pp. 214 y 215.
419
Ver Anexo nº 2, Dos años de justicia republicana, una entrevista a Mariano Gómez González, Presidente
del Tribunal Supremo por Max Aub, Ce Soir, Grand Quotidien d’Information Indépendant, Paris, lunes 18
de julio de 1938, portada y p. 5. Este diario fue un diario creado por el entorno del Partido Comunista
Francés en marzo de 1937, aunque nunca fue órgano oficial del mismo. Por su dirección pasaron Louis
Aragón y Jean-Richard Bloch y, por su redacción, profesionales e intelectuales del prestigio de Gastón
Bensan, René Dunan, Elie Richard, Édith Thomas, André Viollis, Max Aub, Georges Soria o Louis Parrot y
el fotógrafo Robert Capa. De gran implantación en Francia y el extranjero, llegó a tener una tirada superior a
los 250.000 ejemplares diarios. Cerrado en agosto de 1939, junto con otros diarios franceses como
L’Humanité, reapareció en agosto de 1944 y vio su fin en marzo de 1953.

132
de la Justicia. Detrás, se podía apreciar un gran mapa de España, en el que destacaba
claramente el Levante de la península, Cataluña, Castellón, Valencia, Alicante, Murcia. El
texto ocupaba un lugar destacado de la página 5 con el siguiente titular: Dos años de
justicia republicana, una entrevista a Mariano Gómez González, Presidente del Tribunal
Supremo.

Es claro que el Gobierno, el diario, el entrevistado y el entrevistador, buscaban con


la entrevista, asestar un golpe político a los sublevados y lograr un acto de propaganda
internacional en una fecha, 18 de julio de 1938, en que se hacía verdaderamente difícil
vislumbrar esperanzas de ganar la guerra. En sus respuestas a Max Aub, explicaba los
cimientos del golpe de Estado de 1936 y señalaba cómo hasta ese momento, “las
instituciones judiciales han resistido a la doble tormenta de la revolución y de la guerra”.
Se detenía en la creación de nuevas instancias en la estructura de los tribunales en España
(Jurados de Urgencia, Jurados de Guardia, Juzgados de Instrucción, Tribunales Especiales
de Espionaje y Alta traición de la República y Cataluña, Tribunales Especiales de Guardia)
y en la posición favorable del Gobierno en la conmutación de las penas de muerte, previo
informe preceptivo del Supremo. También daba cuenta de las acciones de la República
para lograr una mejor desarticulación de la “quinta columna”.

Los efectos políticos buscados alcanzaron su objetivo y los responsables militares y


políticos de los insurrectos, se vieron sorprendidos por las declaraciones a Ce Soir. El
diario ABC de Sevilla del siguiente día 23, publicaba dos columnas escritas por Juan de
Córdoba en las que arremetía contra Mariano Gómez y el Tribunal Supremo, con
falsedades, calumnias e insultos en tono característico de las tradicionales arengas
facciosas ante situaciones que hacían tambalear las bases de su sublevación420.

Juan de Córdoba era un asiduo colaborador de ese diario monárquico sevillano,


que desde su sección fija titulada “Crónicas del frente” alentaba con desparpajo la rebelión
militar. Detrás de ese seudónimo, estaba José Losada de la Torre, uno de los periodistas
más destacados en la defensa de los rebeldes. Sus méritos se vieron recompensados más
tarde y fue nombrado director del diario ABC de Madrid poco después de terminar la
guerra, cargo que desempeñó con firmeza durante los años más duros de la dictadura a la
que encumbraba, hasta su cese en 1946.

Poco más tarde, se iba a repetir el ataque frontal contra Manuel Azaña y Mariano
Gómez en las páginas del ABC de Sevilla de 14 de septiembre de 1938, en esta ocasión
otra persona que utilizaba el seudónimo de Siul, en su columna fija “Los hombres y los
días” 421. Tras ese seudónimo se encontraba Luis Martínez Galisoga y de la Serna, otro
peculiar periodista defensor de la rebelión militar, proveniente de las filas de Renovación
Española, que fue director del diario ABC de Madrid desde el 5 de marzo de 1936, fecha en
que abandonó el cargo Juan Ignacio Luca Tena y que, más tarde, fue nombrado director del
ABC sevillano en plena guerra. Su pasión por el “generalísimo” y su buena relación con
Francisco Franco Salgado, dio como resultado que ambos publicaran alalimón, en 1956, la
biografía del dictador titulada Centinela de Occidente. Terminada la guerra, Siul también
fue bien correspondido por Franco, que le designó para la dirección del diario La
Vanguardia Española de Barcelona en mayo de 1939 hasta 1960 y para el cargo
compatible de procurador en Cortes. Su paso por Barcelona dejó huella.

420
ABC de Sevilla, sábado 23 de julio de 1938, p. 11.
421
ABC de Sevilla, miércoles14 de septiembre de 1938, p. 11.

133
Conforme avanzaba la guerra y los rebeldes ocupaban territorios, iban sentando las
bases de ese Nuevo Estado que se proponían construir y, dentro de él, lo que concebían
como nuevo poder judicial sometido al Glorioso Ejército Nacional y a su caudillo. Primero
crearon el Alto Tribunal de Justicia Militar422, por Decreto dado en Salamanca el 24 de
octubre de 1936, cuya presidencia se encomendó al Teniente General del Ejército,
Francisco Gómez Jornada Souza423. Dos años después, crearon su Tribunal Supremo
mediante Ley dada en Burgos el 27 de agosto de 1938, “III Año Triunfal”424.

Pero la inseguridad y las dudas de la creación de ese Tribunal Supremo, se ponían


de manifiesto en el preámbulo de esa Ley, donde se podían leer frases como estas: “si las
necesidades apuntadas imponen el inmediato funcionamiento de un Tribunal Supremo de
Justicia, el momento actual que nuestra España vive, aconseja darle, sin merma de la
suprema autoridad de su fuero y de la indispensable firmeza de sus fallos, una organización
provisional y transitoria que sirva las exigencias excepcionales del presente y salve el
espacio, ya corto, que nos separa de la ordenación definitiva y permanente que el Nuevo
Estado ha de dar a todos sus órganos y funciones”; y continuaba esa inseguridad y
desconfianza en su propio planteamiento afirmando que, “habida cuenta de estas
circunstancias, no se han querido abordar las múltiples cuestiones que la organización
definitiva del Tribunal Supremo plantearía. Se limita esta Ley a dar una organización
provisional que, sin prejuzgar la definitiva, permita resolver sobre la marcha los problemas
planteados”.

El artículo primero de la Ley de creación del Tribunal Supremo faccioso,


comenzaba derogando los Decretos de 6 de mayo de 1931425, las leyes de 8 de octubre de
1932426 y 13 de junio de 1936427 y demás disposiciones complementarias, normas todas
ellas aprobadas por los poderes constitucionales de la República. A continuación, en su
artículo segundo separaba de sus cargos a todos los Presidentes, Magistrados y
funcionarios del Ministerio Fiscal que integraban el Tribunal Supremo. No obstante, la
jurisdicción militar seguía teniendo competencia en todos los territorios ocupados, motivo
por el cual se incluía una Disposición Adicional en la que se establecía que las cuestiones
de competencia que se suscitaran entre la jurisdicción ordinaria y castrense, las decidiría
una Sala del Tribunal Supremo, compuesta por el Presidente y un Magistrado de la Sala
Segunda y un miembro del Alto Tribunal de Justicia Militar, designado libremente por su
Presidente.

Por tanto, a partir de esta decisión de los sublevados, en España existieron dos
Tribunales Supremos, el constitucional de la II República, que continuó funcionando hasta

422
Decreto nº 42 de 24 de octubre de 1936, por el que se crea el Alto Tribunal de Justicia Militar (BOE,
Burgos, 1º de noviembre de 1936, Año I, nº 18, pp. 77 y 78).
423
Decreto nº 43 de 24 de octubre de 1936 (BOE, Burgos, 1º de noviembre de 1936, Año I, nº 18, p. 78).
424
BOE, 10 de septiembre de 1938, nº 72, pp. 1168-1171.
425
Con esa fecha el Gobierno de la República aprobó dos Decretos en relación con la organización y
funcionamiento del Tribunal Supremo, publicados en la Gaceta de Madrid de 7 de mayo de 1931, nº 127:
Decreto reorganizando el Tribunal Supremo, p. 575 y Decreto dictando normas para cubrir vacantes
existentes en el Tribunal Supremo de Justicia, pp. 575 y 576.
426
Ley de 8 de octubre de 1932 sobre el nombramiento del Presidente del Tribunal Supremo por el de la
República a propuesta de una Asamblea (Gaceta de Madrid, 18 de octubre de 1932, nº 292, pp. 394 y 395).
427
Con esa misma fecha la República aprobó las dos leyes siguientes, ambas publicadas en la Gaceta de
Madrid, Diario Oficial de la República, 21 de junio de 1936, nº 173: Ley relativa a la responsabilidad civil y
criminal en que puedan incurrir los Magistrados, Jueces y Fiscales en el ejercicio de sus funciones o con
ocasión de ellas, pp. 2539 y 2540 y Ley modificando en los términos que se indican los artículos 1º y 6º de l
Ley de 8 de octubre de 1932 sobre nombramiento del Presidente del Tribunal Supremo, p. 2540.

134
el término de la guerra, y el faccioso que no logró más que constituirse y celebrar tres
sesiones de su Sala de Gobierno en la Sala de Juntas del Palacio de la Provincia de
Vitoria428 y seis en la planta superior del Palacio de Justicia de Valladolid, radicado en la
Real Chancillería429. La siguiente sesión de la Sala de Gobierno se celebró en Madrid,
finalizada la guerra, en el Palacio de Justicia de Madrid el día 20 de mayo de 1939.

Fueron grandes los esfuerzos que llevaron a cabo para que el Tribunal Supremo
faccioso se constituyera y comenzase sus actividades. Comenzó la selección y
nombramientos de Presidente del Tribunal y de los de sus cuatro Salas, así como los de
Magistrados, Fiscales y empleados en general, aunque su composición no iba a quedar
asentada hasta después del 1 de abril de 1939430. Se dictó un primer bloque de Decretos
procediendo al nombramiento de nuevos magistrados, que se unían a los antiguos afectos
al “Glorioso Movimiento Nacional”. En primer lugar se nombró Presidente a Felipe
Clemente de Diego431; a continuación se nombró magistrados de la Sala Tercera432 a
Rafael Rubio y Freire Duarte, Joaquín Lacambra Brum, Juan Gualberto Bermúdez
Ballesteros, Félix Álvarez Santullano y Aramburu, Eduardo Alonso Alonso, Eduardo
Dívar Martín, Eugenio Eizaguirre y Pozzi, Domingo Guzmán Lacalle Matute, José
Márquez Caballero, Mariano Miguel Rodríguez, Ildefonso Bellón Gómez y Germán Prior
Untoria; días después433, se nombró magistrados para su posterior asignación de Sala, a
Luis Suárez y Alonso de Fraga, Luis Felipe Vivanco y Pérez del Villar, Celestino Valledor
y Suárez de Otero; y, más tarde, el 10 de noviembre434, se nombró magistrados para su
posterior asignación de Sala, a Galo Ponte Escartín, Salvador Minguijón Adriano, Federico
Castejón Martínez de Arizala, Manuel Miralles Salabert435 y Felipe Gil Casares. Y, de otra
parte, se nombraba Fiscal de ese Tribunal a Blas Pérez González436 y se comenzaban a
cubrir todos los puestos de la Secretaría de Gobierno y la Fiscalía así como del personal
administrativo.

428
Sesiones de 26 de noviembre, 5 de diciembre y 7 de diciembre de 1938.
429
Sesiones de 27 de enero, 24 de febrero, 11 de marzo, 6, 8 y 18 de abril de 1939.
430
A este respecto hay que destacar el trabajo llevado a cabo por Mónica Lanero Táboas en su obra Una
milicia de la justicia. La política judicial del franquismo (1936-1945), que incluye 28 útiles cuadros
repartidos a lo largo del texto. Además, resulta de interés especial, la obra colectiva Justicia en guerra,
correspondiente a las “Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la guerra civil española:
instituciones y fuentes documentales”, en particular el apartado Justicia ”Nacional”, pp. 249-404.
431
Decreto dado en Burgos el 27 de agosto de 1938, Tercer Año Triunfal (BOE, 11 de septiembre de 1938, nº
73, p. 1182).
432
Todos ellos en su respectivo individual Decreto dado en Burgos el 20 de septiembre de 1938, III Año
Triunfal (BOE, 3 de octubre de 1938, nº 95, pp. 1589 y 1590).
433
Decretos dados en Burgos, el 6 de octubre de 1938, III Años Triunfal, (BOE, 25 octubre 1938, nº 117, p.
1992).
434
Decretos respectivos dados en Burgos el 10 de noviembre de 1938, III (BOE, 26 de noviembre de 1938, nº
149, p. 2590 y 2591).
435
Manuel Miralles Salabert (Madrid 29 de marzo de 1876 - Madrid 16 de marzo de 1941). Abogado; Jefe de
Administración de 1ª clase; diputado por el Partido Liberal-Conservador (1907-1910); Gobernador Civil en
Ávila, León, Soria y Guipuzcoa; detenido durante la dictadura de Primo de Rivera; Académico de la Real de
Legislación y Jurisprudencia; en julio de 1931, al ser nombrado Secretario del Gobierno Civil de Lérida,
solicitó la excedencia por “asuntos particulares” para poder atender a tres de sus hijos, Luis, Carlos y Manuel
Miralles Álvarez (hermanos Miralles), presos en la cárcel Modelo de Madrid. (los hermanos Miralles,
monárquicos, miembros de Renovación Española, destacaron por su oposición a la República, participaron
activamente en la organización de la sublevación del 18 de julio de 1936 y fallecieron en el frente); y
nombrado Magistrado Tribunal Supremo franquista el 26 de noviembre de 1938. (Abuelo paterno del autor
de este libro).
436
Real Decreto dado en Burgos el 10 de noviembre de 1938, II Año Triunfal (BOE, 22 de noviembre de
1938, nº 145, p. 2514.

135
El Tribunal Supremo faccioso se constituyó formalmente en Vitoria el 25 de
noviembre de 1938, acto en el que tomaron posesión los magistrados y, al día siguiente, la
Sala de Gobierno se reunía por primera vez en la Sala de Juntas del Palacio de la Provincia.
El Fiscal, a indicación del Gobierno, solicitó que se evacuase informe acerca de la capital
que pudiera reunir las condiciones más adecuadas para la instalación del Tribunal y se
acordó realizar gestiones en Valladolid, Salamanca y Pamplona437. Acordado que la sede
del Tribunal estuviera en Valladolid, en el Palacio de Justicia sede de la Audiencia
Territorial, ocuparon el primer piso de la Real Cancillería. Pero la Sala de Gobierno no
logró reunirse en dicha sede hasta el 27 de enero de 1939.

Mientras esto sucedía, se aprobaron algunas disposiciones que reflejaban la caótica


situación del Tribunal y la imposibilidad de comenzar sus actividades ordinarias. Por
Orden Ministerio de Justicia, dada en Vitoria el 13 de septiembre de 1938438, se dejaba
constancia de la imposibilidad de funcionamiento del Tribunal, incluso se utilizaba los
términos del “inexistente Tribunal”, y se establecía que los términos relativos a todos los
aspectos de los recursos, comenzarían a contarse a partir del siguiente día en que
comenzase a funcionar aquél.

Un mes después la situación no mejoraba y el Jefe del Servicio Nacional de


Justicia, Alejandro Gallo, hizo público en el BOE, un anuncio para reclutar a los
funcionarios adeptos439 y, en igual sentido, la Subsecretaría de Gobierno del Tribunal
insertaba en el BOE un anuncio firmado por Francisco Javier Tornos Lafitte, Secretario de
Gobierno, en el que daba cuenta que se había designado la ciudad de Valladolid como sede
y que en su momento se haría publico la fecha del comienzo de sus actividades440.
Al Tribunal Supremo le preocupaba enormemente su inactividad, la falta de
personal, la escasez de medios materiales, desde libros hasta máquinas de escribir, así
como la falta de espacio y malas condiciones de los locales que ocupaban. En efecto, en la
reunión de la Sala de Gobierno de 24 de febrero de 1939, se lamentaba de los extremos
señalados; el Fiscal expresaba que “dada la proximidad de la fecha de funcionamiento del
Tribunal era preciso que por el Ministerio de Justicia se resolvieran diversos asuntos
pendientes tales como determinación de los Abogados y Procuradores que han de actuar en
el Tribunal, nombramiento de los Magistrados Inspectores, remisión de relación de
funcionarios judiciales que actúan en la España Nacional con los antecedentes de su
actuación”; y, en fin, acordaba por unanimidad, “que sin perjuicio de las peticiones que

437
Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro Registro 15, Referencia 601927, Libro de Actas de
las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Acta de la primera sesión celebrada
en Vitoria el 26 de noviembre de 1938, Tercer Año Triunfal. Asistentes: Excmos. Sres. Felipe Clemente de
Diego Gutiérrez (Presidente), el Fiscal Blás Pérez González y los Presidentes de Sala Magistrados Galo
Ponte Escartin, Rafael Rubio-Freire Duarte, José Eduardo Alonso Alonso, Eduardo Dívar Martín y el
Secretario de Gobierno de Gobierno Francisco Javier Tornos Lafitte.
La prensa también se hacía eco de las actividades del Tribunal para eligir su sede entre las ciudades de
Valladolid, Salamanca y Pamplona (ver ABC de Sevilla, jueves 1 de diciembre de 1938, p. 17.
438
BOE, 17 de septiembre de 1938, nº 79, p. 1282.
439
“reorganizado y pronto a constituirse el Tribunal Supremo de Justicia y dentro de la Secretaría de
Gobierno y Fiscalía del Tribunal, todos los funcionarios pertenecientes al personal administrativo que se
hallase desempeñando sus funciones en las indicadas Secretarías de Gobierno y Fiscalía al iniciarse el
Glorioso Movimiento Nacional y se encuentren en zona liberada, harán su presentación en el plazo de diez
días, desde el anuncio, ante sus Jefes respectivos, a fin de dar comienzo a la prestación de sus servicios”
(Anuncio fechado en Vitoria el 7 de octubre de 1938, III Año Triunfal (BOE, 18 de octubre de 1938, nº 110,
p. 1886).
440
Anuncio fechado en Vitoria el 21 de diciembre de 1938, III Años Triunfal (BOE, 23 de diciembre de
1938, nº 176, p. 3114).

136
para el logro de tales objetivos habrá de realizar el Excmo. Sr. Presidente, se eleve al
Excmo. Sr. Ministro de Justicia”, una exposición sobre los temas tratados441.

No tuvieron más remedio que esperar a la victoria militar, declarada el 1 de abril de


1939. A las dos semanas, Tomás Domínguez Arévalo, Conde de Rodezno y Ministro de
Justicia, ordenó en Vitoria el comienzo de los plazos para la interposición de los recursos
de casación ante el Tribunal Supremo a los treinta días de la publicación de la referida
Orden442. El Tribunal ya se había desplazado de Valladolid a Madrid y se instalaba en el
Palacio de Justicia de la plaza de la Villa de París el 28 de marzo, para lo cual obligaron su
entrega al Magistrado José López-Soro Cirugeda. Éste había sido nombrado cuatro días
antes Secretario de la Sala Superior de Apelación, por el Consejo Nacional de Defensa
presidido por el General Miaja y siendo Delegado de Justicia interino José del Río443.

En fin, cabe señalar que todos los órganos judiciales se vieron especialmente
afectados en su actividad por la Ley dada en Burgos el 8 de mayo de 1939444, sobre
invalidez de las actuaciones practicadas por funcionarios extraños al Movimiento
Nacional, así como por el Decreto dado en Madrid el 30 de diciembre que la desarrolló445.
Con estas normas, se decidía dejar sin efectos y declarar nulas, cuantas decisiones se
adoptaron por los jueces y tribunales de justicia que actuaron conforme a la Constitución

441
“En cuanto al funcionamiento del Tribunal Supremo también se preocupa la Sala de Gobierno del medio
de que sea en la fecha más próxima posible, a pesar de que las dificultades de orden material que se han
presentado han sido enormes y casi imposibles de superar a pesar del celo de las Autoridades locales. El
problema de los alojamientos ha sido hasta ahora invencible faltando viviendas para buen número de
funcionarios si bien ello no ha de ser obstáculo para el comienzo de la vida judicial, ya que, pese al sacrificio
que para el personal supone, se suplirán con hospedajes y pensiones. Ha sido también necesaria la ejecución
de importantes obras de adaptación del edificio, cuyo estado actual permite asegurar su rápida terminación.
Todo ello hace esperar que en plazo brevísimo podrán alzarse los términos en suspenso para que los
Tribunales inferiores comiencen la remisión de asuntos, y por tanto ha estimado la Sala de Gobierno llegado
el momento de proponer también a V. E. la resolución de los siguientes extremos: ……Y por último y a fin
de que en el momento de comenzar su actuación este Tribunal se hallen completas las plantillas de su
personal, llamo así mismo la atención de V.E. sobre la necesidad del nombramiento del Abogado Fiscal que
aún falta por nombrar, ya que el mayor trabajo en los primeros momentos ha de pesar sobre esos funcionarios
dado el número de recursos principalmente de lo criminal y contencioso-administrativo que existen
pendientes en los Tribunales”. Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro Registro 15, Referencia
601927, Libro de Actas de las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Acta de
la sesión celebrada en Valladolid el día 24 de febrero de 1939. Asistentes: Excmos. Sres. Clemente de Diego
Gutiérrez (Presidente), Galo Ponte Escartín, Rafael Rubio Freire-Duarte, Eduardo Alonso Alonso, Eduardo
Dívar Martín (Magistrados), Blas Pérez González (Fiscal) y Francisco Javier Tornos Lafitte (Secretario).
442
BOE, 16 de abril de 1939, nº 106 , p. 2168
443
Decreto del Consejo Nacional de Defensa dado en Madrid el 24 de marzo de 1939 (Gaceta de la
República, 26 de marzo de 1939, nº 78, p. 582). José López-Soro Cirugeda, antes de ser nombrado Secretario
de la Sala Superior de Apelación era Secretario de Gobierno Habilitado del Tribunal Supremo. Fue
Magistrado del Tribunal Supremo desde 1935 hasta el final de la guerra.
444
El Preámbulo de esta Ley decía así: “Es una realidad inconcusa que desde la fecha del Glorioso
Alzamiento Nacional la jurisdicción ejercida en los territorios de dominación roja se convirtió en meramente
de hecho y quedó privada de legitimidad. Todas las actuaciones tramitadas por los jueces extraños al
Movimiento Nacional son, pues, absolutamente nulas.
Sin embargo, como esta realidad conduciría en su derivación lógica a una incoación de todos los
procedimientos que de hecho se sustanciaron, la prudencia aconseja, para evitar a los litigantes gastos
superfluos y duplicidad de trámites innecesarios, no llevar hasta sus últimas consecuencias aquel principio
inconcuso.
Las disposiciones que a continuación se articulan tienden a coordinar ambos postulados, privando a todas las
resoluciones de cualquier orden, emanadas de los Tribunales actuantes en la zona roja, de cualidad de firmes,
de modo que, no produciéndose respecto de ellas la santidad de cosa juzgada, no es útil la excepción que la
protege” (BOE, 13 de mayo de 1938, nº 133, pp. 2620-2622).
445
BOE, 10 de enero de 1940, nº 10, pp. 215-218.

137
de la República, en todos los ordenes judiciales y con mención especial al Tribunal de
Cassació de la Generalitat de Catalunya, desde el 18 de julio de 1936 hasta el 1 de abril de
1939.

6. Preparativos ante la ocupación de Barcelona, gestiones en favor de los refugiados y


paso de la frontera a Francia.

A pesar de los esfuerzos realizados en el Tribunal Supremo para continuar su labor


institucional, durante la primera quincena de enero de 1939, todo hacía presagiar que sería
imposible resistir al ejército franquista en Barcelona. Pero las Salas del Supremo seguían la
tramitación de los asuntos con apariencia de normalidad y el día 4 de enero, se celebraba
en el Palacio de Justicia, el acto de constitución de la Comisión Jurídica Asesora presidida
por Juan Moles Ormella446 y la toma de posesión de sus miembros bajo la presidencia del
Ministro de Justicia Ramón González Peña y el Presidente del Supremo.

A Mariano Gómez se le presentaba un cúmulo de cuestiones que se planteó resolver


con los siguientes criterios: había que garantizar la evacuación de todo el personal del
Tribunal y tenerles informados de las novedades que se iban produciendo; en cooperación
con el Gobierno realizaría cuantas gestiones fueran necesarias con el Gobierno francés,
para facilitar la salida de españoles por la frontera de La Junquera y Le Perthus, para lo
cual intensificaría sus contactos telefónicos Albert Pierre Serraut, Ministro del Interior
francés del tercer gobierno del socialista Édouard Daladier; antes de salir de la ciudad
habría que destruir toda la documentación comprometedora para que no cayera en manos
de los facciosos; depositaría el Gran Collar de la Justicia447 en la sede del Banco de España
en Gerona; y, en el orden familiar, tendría que organizar la evacuación de su mujer, sus
tres hijos y Juana. En esta situación penosa se encontraba toda la administración del
Estado, desde el Presidente de la República, pasando por el Gobierno y las Cortes, las
fuerzas políticas y sindicales, los milicianos y toda la población. Era imposible atender a
tantas demandas y necesidades, pero en todas partes se preparaba la salida de Barcelona,
sometida al bombardeo sistemático.

Entre todas esas gestiones se propuso recuperar para la República, los fondos en
efectivo de que disponía la Asociación Mutuo-benéfica de los Funcionarios de la

446
Juan Moles Ormella: nació en Barcelona en 1871 y falleció en el exilio, en México, en 1945. Decano del
Colegio de Abogados de Barcelona; Gobernador Civil de esta ciudad del 2 de enero de 1932 al 20 de enero
de 1933; Alto Comisario de España en Marruecos del 21 de enero de 1933 hasta su dimisión el 23 de enero
de 1934 y del 11 de marzo de 1936 hasta su dimisión el 13 de mayo de 1936; Gobernador General de
Cataluña del 17 de febrero de 1936 hasta su dimisión el 4 de marzo de 1936; Ministro de la Gobernación del
3 mayo de 1936 hasta su dimisión el 19 de junio de 1936; y Presidente de la Comisión Jurídica Asesora,
cargo del que tomó posesión en Barcelona el 4 de enero de 1939 hasta el termino de la guerra en que se vio
obligado al exilio donde falleció en México en 1945.
447
El Gran Collar de la Justicia, creado en el reinado de Isabel II, en el Consejo de Ministros de 10 de abril
de 1844, presidido por Luis González Bravo López de Arjona, a propuesta del Ministro de Gracia y Justicia,
Luis Mayans y Enríquez de Navarra (Ministerio de la Presidencia, Actas del Consejo de Ministros. Isabel II
(1843-1844 y 1854-1855), Primera República española (1873 y 1874), Tomo X, Madrid, 1996, [54], Sesión
de 10 de abril de 1844, p. 146). Es el símbolo de la más alta Justicia que en España administra el Tribunal
Supremo y su utilización corresponde a su Presidente como distintivo del cargo que desempeña. De forma
tradicional lo lleva el Presidente en el acto de apertura de los tribunales y es costumbre que se ceda al Rey
cuando asiste a dicho acto. El Subsecretario de Gracia y Justicia, Manuel Ortiz de Zúñiga, encomendó la
ejecución del Gran Collar a Pablo Cabrero, director de la fábrica platería de Martínez, situada en el Prado,
Madrid, que trabajaba con frecuencia para la familia real y a la que en ocasiones obsequió con obras de su
taller.

138
Administración de Justicia, que ascendía a la cantidad de “unos ocho millones de pesetas
en 1937”. Pero no pudo salvar la resistencia ofrecida por un magistrado del Tribunal y dos
funcionarios de Justicia, los tres afines a los facciosos y miembros del Consejo de la citada
Asociación, que con engaño y mentira hicieron imposible la gestión448:

“Cuando la Guerra ya estaba irremediablemente perdida para las armas


republicanas, el Tribunal Supremo creyó conveniente que el capital de la asociación
fuera llevado al extranjero. Así se lo notificó Fernando Abarrategui a Felipe
Uribarri. Junto a Uribarri, formaban parte de este consejo, Aurelio Cruz449 y Mateo
Tejero450. Los tres de tendencias proclives al Alzamiento convinieron en salvar
dicho capital evitando a toda costa que saliera de España. Para ello mintieron al
presidente del Supremo comunicándole que los resguardos de los títulos se
encontraban en Madrid, cuando en realidad los tenía en su poder el vocal Aurelio
Cruz. En abril de 1938 Abarrategui se entrevistó con él, exigiéndole que le fueran
entregados los resguardos, dado que el Presidente del Supremo ya había encargado
al diputado y magistrado del mismo tribunal, Fernández Clérigo, que hablara con el
ministro de Hacienda para buscar la mejor manera de convertir aquellos títulos en
dinero.

Las continuas dilaciones obligaron al presidente del Tribunal a buscar otra solución
para conseguir este capital. Se pensó en modificar el reglamento de esta institución,
para permitir que cualquier magistrado de la asociación pudiera solicitar como
préstamo personal hasta cinco mil pesetas, para “cuando tuvieran que salir de
España”. La propuesta fue denegada por los consejeros por falta de firmas. El
capital de la Mutualidad seguía intacto y pudo mantenerse así a pesar de que, poco
antes de la pérdida de Barcelona, el presidente del Supremo exigió la entrega de
cincuenta mil pesetas para algunos gastos. Ante la nueva negativa de los consejeros,
Mariano Gómez amenazó que solicitaría al gobierno la reforma de dicho
reglamento. Una modificación que nunca se produjo”451.

Avanzada la labor de ocultación y destrucción de documentos, Mariano Gómez


daba la orden de evacuación, momento que ha quedado descrito por el Magistrado José
Antonio Balbontín Gutiérrez:

“Dos días antes [en realidad debió de ser el viernes día 20 de enero] de entrar en
Barcelona la División Littorio de los italianos, con una leve, pero feroz retaguardia
franquista, el Presidente del Tribunal Supremo, D. Mariano Gómez, nos dio a todos
los magistrados la orden de evacuar, trasladándonos a Gerona con la mayor rapidez
posible. Me puse entonces en contacto con mis amigos barceloneses y vi que
Barcelona no estaba dispuesta a resistir. Cierto es que se hallaba en peores
condiciones que Madrid, pues le faltaba una retaguardia abastecedora, pero no
dejaron de influir en aquel desolador espíritu de entrega el desencanto de ciertos
elementos anarquistas que, desde su fallida revuelta de mayo de 1937, se
consideraban expelidos de la República, y una mal velada indiferencia de los

448
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit. p. 211.
449
Aurelio Cruz y Martín: Jefe de Negociado de tercera clase del Cuerpo administrativo del Ministerio de
Justicia.
450
Mateo Tejero Gozalo: Jefe de Administración de 3.ª clase del Cuerpo técnico-administrativo del
Ministerio de Justicia.
451
Archivo del Ministerio de Justicia (A.M.J.), Expedientes personales, Leg. 6275/2, exp. 14466, expediente
de Felipe Uribarri.

139
catalanes más exaltados, que encontraban nuestra República demasiado unitaria,
para lo que ellos soñaban y apetecían. El caso es que Barcelona “no resistió”, y
hubo que huir de allí como de una tierra inundada.

Salía de Barcelona, en el coche de la Comisión Jurídica, guiándolo yo mismo con


varios camaradas y amigos, el 25 de enero de 1939, víspera de la entrada de los
fascistas. Algunos días antes mi mujer había ido a reunirse con su hermana Julia, en
la ciudad de Gales, Cardiff, donde el marido de la última actuaba como cónsul de la
República Española. El camino hacia Gerona estaba ya cubierto por la triste riada
de la masa fugitiva, que inició entonces, en la frontera catalana, uno de los
espectáculos más dolientes y vergonzosos de la Europa moderna”452.

Varios Magistrados del Tribunal habían abandonado Barcelona y otros decidieron


arriesgar quedándose en la ciudad. El Presidente de Gobierno, ordenó el día 22 que las
instituciones del Estado abandonasen la ciudad rumbo a localidades próximas a la frontera,
en particular hacia Gerona, Figueras y La Junquera y los Magistrados del Tribunal
Supremo “fueron avisados por teléfono para que abandonaran urgentemente la capital
catalana”453. El siguiente día 23 el Gobierno decretaba el insólito estado de guerra en todo
el territorio de la República454, después de casi tres años de contienda bélica, que en nada
limitó la acción de los rebeldes y tampoco supuso un acicate para los defensores de la
República. Quedó en un acto de afirmación inútil.

Si bien no se sabe con exactitud la fecha exacta en que Mariano Gómez emprendió
su salida de Barcelona, tuvo que ser el 20 o el 21. Se sabe que iba acompañado, que se
trataba de un grupo de personas y que marcharon en uno o dos vehículos con el equipaje
imprescindible. Su mujer e hijos abandonaban Barcelona en igual fecha, con otro grupo de
personas, directamente hacia la frontera de Figueras, sin saber tampoco como ni en que
momento lograrían pasar a Francia.

Lograron llegar a Gerona y formalizaron el depósito del Gran Collar de la Justicia


en la caja fuerte de la sede del Banco de España455 y continuaron viaje con el propósito de
pasar la frontera, sin saber cuando podrían hacerlo, y llegar a París, donde había
concertado una entrevista con el Ministro de Gobernación Serraut para tratar de la apertura
de la frontera a las tropas del ejército republicano y la población que huía de la represión
de los facciosos. Comenzaba un periplo, de pueblo en pueblo de la zona fronteriza, en el
que no dejaron de padecer ni un solo día los bombardeos de la aviación facciosa. En esa
situación itinerante se encontraban muchos cargos públicos, responsables políticos y miles
de personas que huían del ejército rebelde.

El sábado día 21 a mediodía decidieron pernoctar en la localidad de Llavanera. Pero


algo más tarde llegaba a este lugar el Presidente de la República y sus acompañantes, entre

452
José Antonio Balbontín Gutiérrez, La España de mi experiencia. Reminiscencias y esperanzas de un
español en el exilio, pp. 238-239.
453
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 213.
454
Decreto de 23 de enero de 1939 (Gaceta De la República, Diario Oficial, Barcelona, lunes 23 de enero de
1939, nº 23, p. 331).
455
La información relativa al depósito del Gran Collar de la Justicia en Gerona, me la han facilitado Charito
y Mariano Gómez Alfaro en Buenos y se han ratificado en su relato a pesar de conocer la versión de Azaña
que dijo estaba depositado en Figueras (Manuel Azaña. Obras completas, Vol. VI, julio 1936/agosto 1940, p.
626)

140
ellos su cuñado Cipriano Rivas Cherif456, quienes ante la imposibilidad de alojarse en la
casa que desde hacía tiempo se les había habilitado, lo hicieron en la que se encontraba el
Presidente del Supremo y otras personas, quienes tuvieron que instalarse en una casa
contigua. A las pocas horas la aviación bombardeaba el pueblo, causando sólo daños
materiales457. El grupo en el que iba Mariano Gómez continuó su camino al día siguiente.

Por esos días el Embajador francés, Mr. Henry, mantuvo un elevado número de
encuentros y entrevistas a los dos lados de la frontera y, entre las personas con las que se
reunió, lo hizo en varias ocasiones con Mariano Gómez. En sus conversaciones, dos fueron
los temas prioritarios tratados: la necesidad de que Francia abriera de nuevo la frontera,
prácticamente cerrada desde el 21, y la forma de plantear con eficacia la entrevista en París
con el Ministro Serraut.

La riada de gente por las carreteras de Barcelona a la Junquera sobrepasaba todas


las previsiones y la obstrucción por parte de los gendarmes y militares franceses al paso de
la frontera, no se superó hasta pasados unos días. A pesar de la dramática situación, el
grupo de personas en el que iban Visita, sus tres hijos y Juana, lograron pasar por la
Junquera a Le Perthus el día 24 y de allí se dirigieron al pequeño pueblo de Arles-sur-
Tech, donde se instalaron en una casa que les había procurado Carlos de Juan. Allí tendrían
que aguardar hasta que llegase Mariano Gómez. A los dos días recibían la noticia de la
caída de Barcelona, que trascurrió prácticamente sin resistencia.
Los días seguían pasando, la desorganización de los republicanos huidos
aumentaba, instalados precariamente en Figueras, en la cadena de pueblos y aldeas del
Pirineo, pendientes de que las autoridades francesas se decidieran a facilitar el paso
fronterizo. De nuevo se reunía con Azaña el jueves día 2 de febrero en su improvisado
cobijo de La Bajol, fecha y lugar en que también lo hicieron Lluis Companys y Diego
Martínez Barrio, encuentros sobre los que han dejado testimonios complementarios Rivas
Cherif y Azaña. Cuenta el primero que,

“Al día siguiente [jueves 2 de febrero] fueron a ver al Presidente [a La Vajol], el de


las Cortes don Diego Martínez Barrio, extraordinariamente solícito, y el de la
Generalitat, don Lluis Companys. Este le manifestó su deseo de no salir de España,
caso de que fuera necesario, un minuto antes ni un minuto después que él. Pero no
participaba mi cuñado de la misma opinión. Consentía y estaba dispuesto a salir
acompañado del Presidente de las Cortes; pero nunca a la par de ningún otro de los

456
Cipriano Rivas Cherif: nacido en Madrid en 1891 y fallecido en el exilio en México en 1967. Director de
escena, como escritor recibió el Premio Nacional de Literatura en 1931. Colaboró y dirige compañías de
teatro, actores y con Margarita Xirgu estrenó en el Teatro Español de Madrid, en 1934, la obra de Federico
García Lorca Yerma. Azaña casó en 1929 con María Dolores Rivas Cherif. Estando Cipriano en México el 18
de julio de 1936, abandona el trabajo que realizaba con Margarita Xirgu y viene a España para participar en
la defensa de la República, siendo nombrado Cónsul General de España en Ginebra hasta 1938 en que,
nombrado introductor de embajadores, se traslada a Barcelona y el 5 de febrero de 1939 pasa la frontera
desde la Bajo la Francia, entre otros junto con Azaña. Al año siguiente es detenido por la GESTAPO con la
colaboración de la policía franquista en Francia y es trasladado a España donde se le somete a un consejo de
guerra sumarísimo que le condena a la pena de muerte. Se le conmuta dicha pena por la de treinta años de
prisión, de los que cumple seis años en el penal de El Dueso (Cantabria) y en el año 1947 se exilia a México
donde fallece en 1967.
457
Sobre la llegada a Llavanera y el bombardeo posterior ver: Manuel Azaña. Obras completas, Vol. VI,
julio 1936/agosto 1940, pp. 616 y 617 y, con pequeñas variaciones mecanográficas, Memorias políticas y de
guerra, vol. II, Crítica, 4ª edición, abril 1981, pp. 428-429; y, Cipriano Rivas Cherif, Retrato de un
desconocido. Vida de Manuel Azaña, pp. 405-406.

141
Jefes de Gobierno cuya compañía pudiese, ni en aquella extremidad en que
estábamos, significar paridad de representación y categoría con la suya” 458.

Y por su parte, el Presidente de la República, en situación tan precaria y humillante


como en la que se encontraba en La Vajol, a la espera de poder pasar la frontera con un
mínimo de dignidad, escribía indignado:

“El viernes [día 3 de febrero], al levantarme, me enteré de que habían llegado al


pueblo [La Vajol] cincuenta guardias de asalto. Interpelé al teniente. “¿Qué viene
usted a hacer aquí?” “Me han dado orden de ocupar el pueblo.” Telefoneé a Negrín:
no sabía el jefe del Gobierno quien era ni como se llamaba el nuevo director de
Seguridad. Como estas conversaciones eran inútiles, envié un ayudante a Figueras,
para tratar del caso. La explicación fue que habían sido mal interpretadas las
órdenes dadas a los guardias. El mismo viernes se marcharon. Martínez Barrio, en
una de sus acostumbradas visitas, coincidió en mi albergue con don Mariano
Gómez, presidente del Tribunal Supremo. Les informé de lo que pasaba. “Usted,
como eventual sucesor mío, y usted, como alto dignatario del Estado, deben estar
enterados de mi situación. Estoy a la merced de estas gentes. El verdadero
presidente de la República, o mejor dicho, el dueño del presidente de la República,
es el comandante de ese batallón de carabineros”. Allí sobre el terreno, las
eventualidades de una situación extraña se percibían mejor que a través de este
relato. Ambos señores se impresionaron mucho. Ignoro lo que ocurrió después.
Anochecido, los carabineros empezaron a marcharse, y llegó una compañía de mi
guardia. En la noche, entró el batallón, última fuerza disciplinada y con buena
moral que quedaba en Cataluña, es decir, con disciplina “de Estado”, no de partido.
Desde ese momento estuvimos a cubierto de cualquier desmán. (En esa entrevista,
don Mariano Gómez me propuso que guardase yo en depósito el Gran Collar de la
Justicia, que tenían en Figueras. Rehusé. Le dije que lo custodiase él, o se lo
entregara al gobierno, o le pidiese instrucciones. Yo no tenía por qué ser depositario
de alhajas, y menos del Estado459).

En su visita del jueves, Martínez Barrio me contó que el jefe del Gobierno le había
preguntado si yo estaría dispuesto a trasladarme a Madrid, Valencia u otro punto de
la zona central. “Creo que no”, respondió M. B. “De todas maneras, yo no puedo
dejar de preguntárselo oficialmente al Presidente”, repuso Negrín” 460.

El Embajador Henry seguía celebrando entrevistas y con Azaña se vio en La Vajol


el viernes día 3, a última hora de la tarde. En la reunión trataron de la grave situación del
momento en España y de los problemas que surgirían si Hitler se lanzaba a la ocupación de
Francia. Pero en realidad el objetivo del Embajador era intentar calmar a Azaña,
informándole de la buena disposición del Gobierno francés a darle el trato que le
458
Cipriano Rivas Cherif, Retrato de un desconocido. Vida de Manuel Azaña (seguido por el epistolario de
Manuel Azaña con Cipriano de Rivas Cherif de 1921 a 1937), pp. 405-406.
459
Manuel Azaña señala aquí que el Gran Collar de la Justicia lo “tenían en Figueras”, cuando en realidad,
como se ha expuesto anteriormente, estaba depositado en Gerona en la caja fuerte de la sede del Banco de
España.
460
Manuel Azaña. Obras completas, Vol. VI, julio 1936/agosto 1940, pp. 625 y 626 y, el mismo texto, con
pequeñas variantes mecanográficas, en Memorias políticas y de guerra, vol. II, p. 440, pero se omite el texto
que aparece entre paréntesis al final del primer párrafo: “(En ese entrevista, don Mariano Gómez me propuso
que guardase yo en depósito el Gran Collar de la Justicia, que tenían en Figueras. Rehusé. Le dije que lo
custodiase él, o se lo entregara al gobierno, o le pidiese instrucciones. Yo no tenía por qué ser depositario de
alhajas, y menos del Estado)”.

142
correspondía como Presidente de la República. Pero en ese momento las cosas no estaban
para mucha diplomacia formal sino para dar soluciones concretas a la acuciante situación
que vivían los españoles desperdigados y maltrechos merodeando por el Pirineo.

El sábado 4, el ejército faccioso ocupaba la ciudad de Gerona, debilitada por los


bombardeos y sometida a una represión análoga a como lo fue Barcelona y tantas
localidades de Cataluña. El tratado que daba el ejército de ocupación franquista, no era
diferente al que siempre dio en los territorios que ganaba a la República.

Por la mañana temprano del domingo 5 de febrero, Azaña y una veintena de


acompañantes, entre los que se encontraban Negrín y Martínez Barrio, salieron de La Vajol
hacia la próxima localidad francesa de Les Illes, en la forma precaria por todos conocida.
Se confirmaba una vez más la actitud de Azaña ante el derrumbe de la República y cuanto
expresó a todos lo que le visitaron días antes en La Vajol en lo relativo al paso de la
frontera rumbo al exilio: “nunca a la par de ningún otro de los Jefes de Gobierno cuya
compañía pudiese, ni en aquella extremidad en que estábamos, significar paridad de
representación y categoría con la suya”, él era el único que representaba a la República461.

Ese mismo día 5, desde el mismo lugar que lo hizo Azaña y horas después que este,
en Can Barris, La Vajol, hacia el collado de Lli (Francia), salía al exilio el grupo
compuesto por Companys462, Aguirre463, Josep Tarradellas i Joan464, Carles Pi i Sunyer465
461
Cipriano Rivas Cherif, ob. cit. p. 406.
462
Luis Companys i Jover: nacido en Tarrós (Lleida) el 21 de junio de 1883 y fusilado en el castillo de
Montjuit (Barcelona) el 15 de octubre de 1940; licenciado en Derecho; militante de Esquerra Republicana de
Catalunya; diputado por Barcelona en las elecciones de 19 de diciembre de 1920, 29 de abril de 1923, 28 de
junio de 1931, 19 de noviembre de 1933 y 16 de febrero de 1936; concejal del Ayuntamiento de Barcelona
en las elecciones de 12 de abril de 1931; nombrado Gobernador Civil de Barcelona el 16 de abril de 1931;
Diputado y Presidente del Parlament de Catalunya en las elecciones de 1932; Ministro de Marina del 12 de
junio al 12 de septiembre de 1933; President de la Generalitat de Catalunya desde enero de 1934; proclamado
el Estado Catalán y tras los sucesos de octubre de 1934 es condenado por sentencia del Tribunal e Garantías
Constitucionales de 16 de junio de 1935 por el delito de rebelión a treinta años e cárcel, y estuvo ingresado
en el penal del Puerto de Santa María hasta 1936; recupera la Presidencia de la Generalitat de Catalunya en
febrero de 1936 hasta que el 5 de febrero de 1939 se ve obligado a exiliarse en Francia donde es detenido por
la GESTAPO, trasladado a Barcelona con la colaboración de la policía franquista, sometido a consejo de
guerra sumarísimo que dictó sentencia el 14 de octubre de 1940 y le condenó a muerte, fue fusilado el
siguiente día 15 en el castillo de Montjuit (Barcelona). Sobre la vida de Lluis Companys es de sumo interés
el trabajo de Josep Benet, Lluis Companys, Presidente de Cataluña, fusilado, Ediciones Península,
Barcelona, 2005
463
José Antonio Aguirre y Lecube: nacido en Bilbao el 6 de marzo de 1904 y fallecido en París el 22 de
marzo e 1960; Licenciado en Derecho por la Universidad e Deusto; en 1931 es elegido Alcalde de Guetxo
(Vizcaya); Lehendakari desde el 7 de octubre de 1936, cargo que simultaneó con la Consejería de Defensa;
durante su exilio estuvo en Francia, diferentes países de Latinoamérica, Estados Unidos y finalmente, de
nuevo, en París, donde falleció.
464
Josep Tarradellas i Joan: nació en Cervelló, Barcelona, en 1899 y falleció en Barcelona el 10 de junio de
1988; diputado por Esquerra Republicana de Cartalunya en las elecciones de junio de 28 de junio de 1931,
escaño en el causó baja el 9 de octubre de 1933; Consejero de Gobernación, Sanidad, Servicios Públicos,
Economía y Finanzas de la Generalitat de Catalunya y Diputado del Parlament de Catalunya; exiliado en
Francia allí fue detenido por los nazis, logró huir a Suiza; nombrado Presidente de la Generalitat en el exilio
en 1954, cargo en el que sucedió a Josep Irla i Bosch; vuelve a España en 1977 y es nombrado Presidente de
la Generalitat hasta 1980.
465
Carles Pi i Sunyer: nacido en Barcelona el 1 de marzo de 1888 y fallecido en Caracas (Venezuela el 15 de
marzo de 1971); Ingeniero Industrial; militante de Esquerra Republicana de Catalunya; Diputado por
Barcelona en las elecciones de 28 de junio de 1931, escaño que ocupa hasta el 9 de octubre de 1933; Ministro
de Trabajo y Previsión Social desde el 9 de octubre hasta el 16 de diciembre de 1933; Consejero de Finanzas
de la Generalitat de 1932 a 1933; Alcalde Barcelona desde febrero de 1934; como consecuencia de los
sucesos de octubre de 1934 es condenado por el Tribunal de Garantías Constitucionales mediante sentencia

143
y Julio Jáuregui Lasanta466. En el camino se encontraron a Negrín, que volvía a España
después de acompañar a Azaña hasta Francia.

También el día 5 de febrero se iban a reunir en el castillo de Figueras los diputados


que allí permanecían todavía, después de haberse reunido por última vez las Cortes de la II
República el anterior día 1, ocasión en que se trató, entre otros temas relativos a la
gravedad del momento, del Estatuto de Galicia.

El Presidente del Tribunal Supremo y los que con el iban, lograban pasar a Francia
por La Junquera hasta llegar a la localidad de Le Perthus, entre los miles de refugiados que
en lamentable situación se agolpaban por el camino. Ya en Francia continuó viaje a París.

Según Serraut, Francia se empeñaba en realizar una labor de asistencia humanitaria,


pero la magnitud del número de españoles que pretendía pasar la frontera, obligaba a la
contención militar. Pero el comportamiento represivo e inhumano de las fuerzas militares
francesas, compuestas en gran número por soldados senegaleses y marroquíes, dejaba
mucho que desear. Además, el ingreso forzado en esos campos de refugiados
improvisados, que pronto se convertirían en auténticos campos de concentración donde la
gente enfermaba y moría, presagiaba muy mala solución para el Gobierno francés467 y para
todo el exilio español. Serraut se vio maniatado en el seno de las contradicciones del
gobierno y, si a ello añadimos el condicionamiento derivado de los intereses económicos
de su familia en el Midi, el resultado de sus múltiples gestiones en favor de los refugiados
siempre se puso en entredicho. Su idea en torno a la creación y organización de los campos
de concentración para los refugiados españoles, no consistía en privarles de la libertad,
sino en intentar dar una solución a tan grave problema político y material para Francia, y
que los españoles internados en los campos pudieran llegar a adoptar una decisión libre
para su definitiva instalación en territorio francés o para su futuro regreso a España. A
Serraut y a su gobierno les preocupaba que el problema se extendiera a todo el territorio
galo y debilitase aún más su posición ante Hitler.

de 16 de junio de 1935 por el delito de rebelión a treinta años de cárcel; recuperada la libertad tras la victoria
electoral del Frente Popular recupera la Alcaldía de Barcelona en febrero de 1936, cargo que desempeña
hasta julio de 1937; Consejero de Finanzas de la Generalitat de 1937 a 1939; se vio obligado al exilio, pasó la
frontera a Francia el 5 de febrero de 1939, permaneció un tiempo en Londres y posteriormente viajó a
Caracas (Venezuela) donde falleció el 15 de marzo de 1971.
466
Julio Jáuregui y Lasanta: nacido en Bilbao el 7 de enero de 1910 y fallecido en Madrid el 10 de febrero de
1981; licenciado en Derecho por la Universidad de Deusto; militante del Partido Nacionalista Vasco-Euzko
Alderdi Jeltzalea (PNV-EAJ).; en las elecciones de 16 de febrero de 1936 es elegido diputado por Vizcaya,
escaño en el que permanece hasta el 2 de febrero de 1939; Comisario de Industria de la Junta de Defensa de
Vizcaya; Asesor jurídico de los departamentos de Presidencia y de Justicia del Gobierno de Euzkadi en 1937;
Vocal de la Comisión Jurídica Asesora nombrado el 3 de junio de 1937; Secretario General del Gobierno
vasco en Catalunya; Vocal del Comité Permanente del Comité Nacional de Ayuda a España desde el 14 de
noviembre de 1938 al no poder desempeñar dicho cargo Telesforo Monzón; el 5 de febrero de 1939 se exilia
en Francia, México y posteriormente vuelve a Francia: elegido senador por Vizcaya el 1 de marzo de 1979
por el Partido Nacionalista Vasco-Euzko Alderdi Jeltzalea (PNV-EAJ); falleció en Madrid el 10 de febrero
de 1981.
467
Desde finales del mes de enero hasta mediados del de febrero de 1939, se calcula que pasaron a Francia
algo más de medio millón de españoles y un número elevado fue a parar a los múltiples campos de
internamiento que fue improvisando el gobierno francés: Argelès-sur-Mer (Pirineos Orientales), Saint-
Cyprien (Pirineos Orientales), Vernet (Ariège), Le Barcarès (Pirineos Orientales), Septfonds (Mediodía,
Pirineos), Rivesaltes y Salses-le Château (Pirineos Orientales), Bram467 (Pirineos Orientales) o Gurs (Pirineos
Atlánticos). Algunos de estos campos, como por ejemplo el de Gurs, llegaron a ser poco después, atroces
campos de concentración nazis.

144
Celebrada la entrevista con resultado tan limitado, inició su camino de regreso
hacia la frontera. Al llegar a las proximidades la situación era indescriptible y el control
real lo ejercían los soldados marroquíes y senegaleses que atemorizaban a los refugiados.
Se dispuso a visitar los campos de concentración, donde celebró numerosas reuniones y
encuentros con conocidos y amigos. Al poco de iniciar esta labor, llegó a sus oídos, que los
facciosos extendían el falso rumor de que el Presidente del Tribunal Supremo se había ido
a Francia llevándose el Gran Collar de la Justicia. Decidió dirigirse de nuevo a España,
para comprobar que el depósito de Gran Collar no se había quebrantado y emprendió
camino hacia la Junquera. En Le Perthus, fue reconocido y llevado a presencia de un
oficial del ejército republicano, quien después de reiterarle que Gerona había sido ocupada
el 4 de febrero y que los grupos de demolición republicanos volaban puentes y carreteras
para evitar la represión del ejército franquista, le impidió enérgicamente pasar la frontera,
por ser algo imposible en ese momento y porque, en caso de lograrlo, correría el riesgo
cierto de ser fusilado en cuanto fuese identificado.

Decidió entonces poner rumbo hacia Arles-sur-Tech, para reunirse con su mujer e
hijos, conforme habían acordado a la salida de Barcelona, encuentro familiar que se
produjo el día 10 de febrero. Una vez instalado, lo primero que hizo fue reunir a quienes le
acompañaron en el acto del depósito del Gran Collar en Gerona, y firmar con ellos un
documento en el que se dejaba constancia de que el depósito se había efectuado en el lugar
y fecha que se hizo. Y desde que llegó a Arles-sur-Tech, se dedicó una porción de días a
visitar los campos de concentración que le fue posible. No es causalidad que a esta labor
también se dedicase después Serraut, durante el mes de abril, dando también solución a
muchas situaciones personales de la multitud de peticiones que recibía.

Durante el tiempo en que la familia esperaba la llegada de Mariano Gómez a Arles-


sur-Tech, llegaron a pueblo cercano de Amélie-les-Bains-Palalda, un numeroso grupo de
aviadores republicanos, muchos de ellos heridos, que eran atendidos por los vecinos. Y
casualidades de la vida, entre esos aviadores había varios que conocía José Antonio Gómez
Alfaro, del aeródromo de la playa de la Malvarrosa en Valencia. José Antonio y Mariano,
ambos menores de edad, se desplazaban a diario, a pie, los cinco kilómetros que separaban
ambas localidades, y se dedicaron a labores asistenciales humanitarias. Me cuenta hoy esos
hechos Mariano Gómez Alfaro, en Buenos Aires, próximo a cumplir los ochenta y cinco
años y de sus ojos emocionados caen lágrimas limpias que salen de lo más profundo de su
corazón:

“… caminaba con mi hermano 10 kilómetros diarios para ir a Amélie-les-Bains y


auxiliar a aviadores republicanos que habían cruzado a pie los Pirineos, todos
jóvenes, muchos mutilados de brazos o piernas, alguno ciego. Gracias a la
solidaridad de los franceses todos fueron ubicados en casas de vecinos de ese
pequeño pueblo francés. Y allí pasamos con ellos el día.

Cuando después de días de trabajo intenso nos buscó nuestro padre y logramos
juntarnos de nuevo la familia en Arles-sur-Tech, el alcalde decidió hacernos un
homenaje a nosotros, a dos chicos de 14 y l6 años por la labor que estábamos
haciendo. El acto tuvo lugar ante las autoridades locales, todos los vecinos del
pueblo y algunos españoles más. ¡Un homenaje a nosotros dos, allí, vestidos con
pantalón corto y alpargatas, ante nuestros padres, hermana y Juana, y ante los
vecinos! Impresionante, impactante y patético, todo al mismo tiempo. Allí se me
quedó grabado en la mente y todavía sigue ahí, esa frase tremenda de cruelle
Espagne! Nunca me la pude sacar de la memoria …”

145
No tenía sentido permanecer más tiempo en ese lugar, había que iniciar una nueva
vida, la del exilio forzoso, no deseado y sin calendario posible. La debilidad de la Francia
democrática ante Hitler era patente y difícilmente se librarían de padecer otra guerra no
menos salvaje que la que se libraba todavía en España. Varios cientos de miles de
españoles se encontraban en igual situación.

Desde 1938 el Gobierno francés mantenía cínicas relaciones con los rebeldes, en las
que destacó la actividad de Francisco Gómez-Jordana y Sousa, Vicepresidente y Ministro
de Asuntos Exteriores de Franco desde enero de ese año hasta agosto de 1939. El Reino
Unido y Francia reconocieron al Gobierno de Franco a finales del mes de febrero, el día
27. El Comité de No Intervención dejaba de tener sentido para esas dos potencias europeas.
Ese mismo día, Azaña presentaba su dimisión como Presidente de la República, en
consecuencia con su rotunda negativa de volver a España, y era sustituido, conforme a las
previsiones constitucionales, por Diego Martínez Barrio, Presidente de las Cortes.

Por su parte, la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo franquista seguía empeñada
en la recuperación del Gran Collar de la Justicia que decían había sustraído Mariano
Gómez. Reunida en Valladolid el 24 de febrero, proponía al Ministro de Justicia, resolver
“lo que proceda en cuanto al Gran Collar de la Justicia, altísimo honor que corresponde al
que suscribe y que habiendo quedado en poder de los marxistas no existen esperanzas de
recuperación”. En esa fecha había transcurrido más un mes desde que se efectuó el
deposito en Gerona.

El gobierno francés nombraba Embajador ante el Gobierno de Burgos al mariscal


Pétain, el 2 de marzo. El mariscal, acabaría convirtiéndose más tarde en el símbolo y
máximo exponente del colaboracionismo con Hitler en Francia. En mayo de 1940 Pétain
fue nombrado Vicepresidente del Consejo de Ministros presidido Paul Reynaud, quien
poco después le catapultaría a la presidencia del Gobierno.

En la llamada zona nacional se trabajaba intensamente en levantar los cimientos de


la represión contra los vencidos y en la construcción del nuevo Estado. Por su parte, la Sala
de Gobierno del Supremo faccioso, reunida en Valladolid el 24 de febrero, dejaba
constancia en Acta, de la importancia que tenía hacerse con todo el material existente en la
sede del Tribunal Supremo de la República en Barcelona, a donde se desplazó una
Comisión para levantar acta de todo lo encontrado y organizar su traslado a Madrid468.

El Magistrado José Márquez de Diego y el Vicesecretario de la Sala de Gobierno


Rafael García Valdés, informaron después del viaje en comisión a Barcelona y, como
señala Pascual Marzal Rodríguez:

“En la inspección llevada a cabo por las autoridades franquistas se


personaron los magistrados, Castán, González Llana y Felipe Uribarri quienes se
pusieron “incondicionalmente a disposición” del nuevo Tribunal. Con ellos y
demás funcionarios cuya fidelidad estaba fuera de cualquier duda, se realizaron los
inventarios de la biblioteca, material, mobiliario y documentación existente en el
468
Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro Registro 15, Referencia 601927, Libro de Actas de
las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Acta de la sesión celebrada en
Valladolid el día 24 de febrero de 1939. Asistentes: Excmos. Sres. Clemente de Diego Gutiérrez (Presidente),
Galo Ponte Escartín, Rafael Rubio Freire-Duarte, Eduardo Alonso Alonso, Eduardo Dívar Martín
(Magistrados), Blas Pérez González (Fiscal) y Francisco Javier Tornos Lafitte (Secretario).

146
Supremo, así como las relaciones del personal que formaba parte del mismo y de
las vicisitudes que habían sufrido en sus cargos desde el Alzamiento. Entre las
anotaciones allí contenidas, destacaré que, como era de esperar, las autoridades
republicanas hicieron desaparecer la documentación “más importante y
comprometedora”. Respecto de los documentos institucionales se constató la
desaparición de los libros de actas de la Sala de Gobierno y del Tribunal en pleno;
mientras que de papeles concretos únicamente se afirmó que “según noticias
fidedignas, el presidente Mariano Gómez pasó la noche anterior a su fuga en su
despacho recogiendo papeles”469.

En la penúltima reunión de las que celebró la Sala de Gobierno del Supremo


franquista en Valladolid nada mas terminar la guerra, el 8 de abril de 1939470, se hace
constar que se dio lectura al Acta de la Comisión que se trasladó a Madrid para hacerse
cargo del edificio del palacio de Las Salesas, ocupado en uno de los lados por el Alto
Tribunal de Justicia Militar y otras dependencias castrenses, extremo este que indignaba a
los magistrados del Tribunal Supremo franquista.

De nuevo, la Sala de Gobierno del Tribunal se reunía “en Madrid, a doce de junio
de mil novecientos treinta y nueve, Año de la Victoria” y, en el curso de la reunión, se
felicitaron porque la Auditoria de Guerra había abandonado ya los locales del Palacio de
Justicia en Madrid y reiteraban la urgencia de traer todos los documentos, expedientes y
recursos que estaban en Barcelona471, cuestión que no les estaba siendo nada fácil472. Tres
días después, en otra reunión, volvían a insistir en su preocupación por disponer del Gran
Collar en poder de los marxistas, y solicitaban al Ministro de Justicia que dispusiera lo
oportuno para el acto solemne de apertura del año judicial en el mes de septiembre.

El Gran Collar fue retirado por los facciosos en fecha que me ha sido imposible
precisar473y, entregado al Ministro de Justicia franquista, Tomás Domínguez Arevalo,

469
Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., p. 213.
470
Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro Registro 15, Referencia 601927, Libro de Actas de
las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Acta de la sesión celebrada en
Valladolid el 8 de abril de 1939, folios 011-014.
471
“Dada cuenta a continuación del segundo de los particulares que comprende la citación para la Sala de
Gobierno, ésta, en vista de que la Auditoría de Guerra ha acordado dejar libre los locales hasta hoy ocupados,
da el asunto por concluso.
Y por último por el Excmo. Sr. Presidente se indicó la urgente necesidad de la venida á Madrid de todos los
documentos, expedientes y recursos que están en Barcelona, ya en condiciones de transporte, acordándose
por unanimidad que por la Presidencia se pidiera telegráficamente, aparte la comunicación confirmatoria, al
organismo competente, la concesión urgente e inmediata de seis camiones para realizar los expresados
transportes, designándose al Excmo. Sr. Magistrado de la Sala 2ª Sr. Eizaguirre para que, en unión del Oficial
de Secretaría de Gobierno de este Tribunal Don Sebastián Baños, se traslade a dicha capital á los efectos de
tomar los acuerdos correspondientes para la mejor y más rápida realización del servicio”. Asistentes:
Excmos. Sres.: D. Felipe Clemente de Diego Pte., D. Blas Pérez González Fiscal, D. Galo Ponte Escartín, D.
Rafael Rubio Freire Duarte, D. Eduardo Alonso Alonso, D. Eduardo Dívar Martín y como Secretario Don
Francisco Javier Tornos Lafitte. Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro Registro 15,
Referencia 601927, Libro de Actas de las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal
Supremo, Acta de la sesión celebrada en Madrid el 12 de junio de 1939.
472
Asistentes: Excmos. Sres.: D. Felipe Clemente de Diego Pte., D. Galo Ponte Escartín, D. Rafael Rubio
Freire Duarte, D. Eduardo Alonso Alonso, D. Eduardo Dívar Martín, Don Ramón García del Valle (Tte.
Fiscal) y Francisco Javier Tornos Lafitte (Secretario). Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro
Registro 15, Referencia 601927, Libro de Actas de las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del
Tribunal Supremo, Acta de la sesión celebrada en Madrid el 17 de junio de 1939 (folio 26).
473
Al cierre de esta obra me ha sido me ha imposible acceder a la documentación que sobre este asunto
puede obrar en el Tribunal Supremo. Por el contrario, en el Ministerio de Justicia se me informado

147
conde de Rodezno, desde esa fecha hasta el día de hoy, se conserva en las dependencia del
Ministerio y no donde correspondería, la sede del Tribunal Supremo. Al fin, el lunes 16 de
septiembre de 1939 apareció en público el Gran Collar. Lo llevaba colgado del cuello
Esteban Bilbao Eguía, segundo Ministro de Justicia, en el acto solemne de apertura de los
tribunales. Después de los discursos del Presidente del Tribunal y del Ministro, éste
pronunció las “frases protocolarias de rigor” -¡Viva Franco! y ¡Arriba España!-, que fueron
coreadas por los asistentes -magistrados, jueces, abogados y demás autoridades- y se
declaró abierto el año judicial 1939-1940.

Por lo que pueda tener de actualidad, invitan a la reflexión las palabras del Ministro
de Justicia, Fernando de los Ríos Urruti474, en una conversación con periodistas mantenida
en Madrid el sábado 12 de septiembre de 1931, ante la celebración del acto de apertura de
tribunales previsto para el siguiente días 15. En el curso de esa conversación, le
preguntaron cómo tenía previsto el contenido de su discurso475, sobre la situación de los
juzgados y tribunales y sobre el desarrollo del proceso constituyente republicano. En un
momento dado de la conversación, al principio, el Ministro dijo en relación con la
tradicional ceremonia de la apertura del año judicial: “… desde luego, quedará ya
depositado en el seno del Archivo arqueológico el Gran Collar de la Justicia, símbolo de
todos los mitos, que aunque preciosos, son mitos al fin. Sería interesante hacer un análisis
de dichos mitos. Hay algunos que provienen de Grecia y otros que son representativos de
la realeza. Hay que tener para ellos un saludo de cortesía y también un gesto de curiosidad,
al despedirlos, porque su ostentación presentaba a la Justicia con cierto aire faraónico y a la
Justicia conviene hacerla una función viva y moderna …”476.

verbalmente que en sus dependencias no hay constancia de esos hechos y en los archivos del Banco de
España, al parecer, tampoco.
474
Fernando de los Ríos Urruti: nació en Ronda (Málaga) el 8 de diciembre de 1879 y falleció en el exilio en
Nueva York el 31 de mayo de 1949), sobrino de Eugenio Montero Ríos (varias veces Ministro de Gracia y
Justicia en la segunda mitad del XIX y Presidente del Consejo de Ministros en dos ocasiones en 1905),
Catedrático de Ciencia Política de la Universidad Granada y después en la de Madrid, trabajó en la
Institución Libre de Enseñanza, curso los estudios de Filosofía en la Universidad de la Sorbona (París), fue
Ministro de Justicia del 14 de abril de 1931 al 14 de octubre del mismo año, miembro del Comité Político de
la República el 14 de abril de 1931, de nuevo Ministro de Justicia del 15 de octubre de 1931 al 16 de
diciembre del mismo año, Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del 16 de diciembre de 1931 al 12
de junio de 1933 y Ministro de Estado del 12 de junio de 1933 al 12 de septiembre del mismo año.
475
Discurso en el Tribunal Supremo, en el acto de apertura del año judicial el 15 de septiembre de 1931. En
las tres publicaciones consultadas del citado discurso, cada una lleva un titulo diferente aunque el texto es el
mismo: Fernando de los Ríos, “El problema de la Justicia”, Obras completas, III, Escritos breves, pp. 352-
361; “La Justicia y su organización”; y, “La Justicia, su racionalización y organización funcional”, pp. 530-
537.
476
La Vanguardia, Domingo 13 de septiembre de 1931, p. 16. Esta información periodística fue comentada
en todos los medios y también por el diario La Nación del 15 de septiembre de 1931, que publicó un artículo
de opinión sin firma con el título de “El Ministro y el Gran Collar de Justicia”, muy crítico para Fernando de
los Ríos. Este artículo de opinión fue publicado íntegramente por la Revista de los Tribunales y de
Legislación Universal, dirigida por Francisco Bergamín, núms. 38-39, p. 559), en el mismo número en que se
publicaba el discurso del Ministro en el acto de apertura de los tribunales. Después de la guerra civil, Juan
Francisco Laso Gaite en su trabajo Aportación a la historia del Tribunal Supremo, de forma equívoca, fuera
de contexto y con cita imprecisa a la opinión manifestada por La Nación, se refería a las palabras de
Fernando de los Ríos de forma errónea, p. 43. En esta misma línea de pensamiento crítico, es de sumo interés
el modo de terminar Álvaro de Albornoz Liminiana, su obra El Gran Collar de la Justicia. Doctrina y
polémica, publicado en 1930, en el que se cuestiona la utilización del Gran Collar para simbolizar a la
Justicia que poco o nada soluciona los problemas reales de la sociedad.

148
El Presidente de la Sala Primera del Supremo, daba cuenta a la Sala de Gobierno el
29 de diciembre de 1939477, de las gestiones que hizo en Barcelona junto con el
Vicesecretario, en el sentido de que no habían encontrado los asuntos de los que conocía el
Tribunal de Cassació de Cataluña, presidido por Josep Andreu i Abelló. La inquietud y
nerviosismo del Tribunal pronto quedó colmada y empezó sus actuaciones en Madrid. Aún
así, la Sala de Gobierno se lamentaba el 12 de enero de 1940 de que a pesar del empeño
puesto, se había encontrado muy escasa documentación del Tribunal de Cassació de
Catalunya que había presidido Josep Andreu i Abelló478.

477
Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro Registro 15, Referencia 601927, Libro de Actas de
las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Acta de la sesión celebrada en
Madrid el 28 de diciembre de 1939.
478
Asistentes: Excmos. Sres.: D. Felipe Clemente de Diego (Pte.), Blas Pérez González (Fiscal), D. Rafael
Rubio Freire Duarte, D. Eduardo Alonso Alonso, D. Eduardo Dívar Martín, D. Eugenio Eizaguirre y
Francisco Javier Tornos Lafitte (Secretario). Archivo Central del Tribunal Supremo, tejuelo Libro Registro
15, Referencia 601927, Libro de Actas de las reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal
Supremo, Acta de la sesión celebrada en Madrid el 12 de enero de 1940 (folio 079).

149
VI. LA RUTA DE ABRIL O EL VIAJE DE DONDE NO SE VUELVE: EXILIO EN
PARÍS Y BUENOS AIRES (ENERO 1939-MARZO 1951).

1. Primer año de exilio en Paris: atención a los refugiados y negativa a mediar en la


organización de los recursos económicos de la República.

Mariano Gómez y su familia llegaban a París a mediados de febrero de 1939 y


alquilaron un apartamento en la rue Pouchet. Juana decidió pronto volver a España para
reencontrase con su familia aragonesa y nunca perdieron contacto con ella desde entonces.
Durante los quince meses que permanecieron en Paris vivieron, sucesivamente, en tres
apartamentos alquilados, primero en el ya citado de la rue Pouchet, después en otro situado
en la rue Charles Flauquet y, por último, en el número 15 de la rue Bassano.

Como siempre, Visita se ocupaba de los tres hijos y de que la instalación en la


vivienda fuese lo mas agradable posible dentro de las dificultades económicas. El hijo
mayor, José Antonio, se empeñaba en que sus hermanos Mariano y Charito hicieran
ejercicio físico un par de horas al día, aunque solo fuese paseando por las calles de Paris.
Su empeño tuvo un éxito relativo, en especial con su hermana.

Ocupado en la organización y asistencia a los exiliados, recurrió siempre que pudo


a aquellos políticos como Serraut y a los universitarios franceses con los que nunca dejó de
mantener buenas relaciones académicas desde su estancia en la Universidad de Zaragoza.
Semejante labor, en ocasiones difícil, intentó realizar con las embajadas europeas y
americanas en París.

En el orden familiar se produjo una circunstancia de difícil tratamiento. El primo de


Visita, Mario Piniés Bayona, diplomático, desde el 22 de diciembre de 1931 estaba
destinado como Cónsul General de España en Rotterdam y, más tarde, el 10 de agosto de
1940 fue nombrado Consejero de la Embajada de España en París. A pesar de las buenas
relaciones que mantuvieron siempre, la guerra civil los había separado y nunca más
volvieron a encontrarse.

Desde que llegaron a París y hasta que emprendieron la travesía de Marsella a


Buenos Aires, la amenaza de la segunda guerra mundial, se hacía realidad día a día. El
temor a la GESTAPO (Geheime Staatspolizei), las SS (Schutzstaffel) y la estrecha
colaboración de ambas policías con los servicios de inteligencia y policía franquistas,
dificultaba cualquier gestión o movimiento en territorio francés. La invasión de Francia por
los alemanes no tardaría en producirse.

Desde un primer momento se propuso no aceptar ninguna responsabilidad política


en el marco de las actividades de los españoles en el exilio. Como siempre expresó, estaba
convencido de que su condición de Presidente del Tribunal Supremo de la República no
debería confundirse con la organización y militancia política de partido. Pero no restaba un
ápice a su antiguo compromiso republicano. De igual forma, nunca abandonó su actividad
intelectual y universitaria y participó de forma activa en lo que podríamos llamar la
universidad española del exilio con tantos y tantos profesores, muchos de ellos
compañeros y amigos desde hacía muchos años.

A pesar de las dificultades de todo tipo que se le presentaban en su primera etapa de


exilio en París, siempre tuvo presente en sus actividades la acción humanitaria con los

151
españoles internados en los campos de concentración, de la que nos ha dejado breve pero
relevante testimonio escrito:

“Tuve ocasión de visitar todos los campos de concentración. Los jefes militares
estaban admirados de la conducta, dignidad y hombría de bien de nuestros
compatriotas. Juntos allí meritísimos hombres de carrera y expertos trabajadores de
variados oficios, la hermandad en el sufrimiento y su portentosa vitalidad se tradujo
en mil formas diversas, desde transformar los campos primitivos, sórdidos y
deficientes, en vibrantes campamentos de trabajo, hasta incorporarse a fábricas.
Talleres y fábricas cuando empezó la guerra, siendo muy solicitados y estimados
los obreros españoles. Había ingenieros, médicos, jueces y agricultores fabricando
pólvora o aviones, trabajando en industrias metalúrgicas o levantando las cosechas.
Luego ingresaron muchos en unidades militares o de trabajo. Estaban ciertos de la
ingratitud que les esperaba, pero no por eso desertaron de la lucha por la libertad de
Francia, sentida por ellos con la misma pasión que la de España. Cuando al cabo de
un año abandoné Francia, la cifra de nuestros muertos era superior a 40.000. Tengo
una sugestiva documentación estadística y fotográfica de los campos de
concentración. Espero que algún día se haga la historia de esta página gloriosa y
heroica, cuyos patéticos pormenores han dejado una profunda huella en mi
espíritu”479.

También realizó importantes tareas de organización y coordinación de la judicatura,


magistrados, jueces, empleados de la justicia en general, de la que también nos ha dejado
sumaria pero indicativa referencia escrita:

“Una vez instalado en París, encamináronse mis primeros trabajos a servir de


órgano de enlace a los funcionarios judiciales dispersos por Francia. Mantuve
relación personal o por correspondencia con todos los jueces, magistrados,
funcionarios judiciales y personal auxiliar o subalterno de los Tribunales. Pude
formar el censo completo de los mismos y un pequeño historial de sus respectivas
eventualidades en el exilio, bien doloroso para la mayor parte. Celebré numerosas
entrevistas con ellos y quedó reconstruido una gran parte del archivo de nuestros
comunes servicios y recuerdos desde 1936”480.

Nunca renunció a facilitar la reorganización de todo el entramado de


organizaciones políticas y sindicales, tan enfrentadas y divididas que, con el tiempo, se
convirtió en un auténtico tablero de ajedrez de imposible entendimiento: las instituciones
republicanas en el exilio (Gobierno, Cortes,), las diferentes fracciones del Partido
Socialista Obrero Español (Negrín, Prieto), los sectores comunistas liderados por el PCE,
las variadas tendencias de las organizaciones anarquistas, y, también, las instituciones de la
Generalitat y del Gobierno vasco con sus correspondientes organizaciones políticas, tantas
veces criticadas, injustamente, de forma singular por los sectores socialistas.

En el referido contexto se crea en febrero de 1939 el Servicio de Evacuación de


Refugiados Españoles (SERE), bajo el patrocinio de Juan Negrín y, más tarde, en el mes de
julio, la Diputación Permanente de las Cortes en el exilio crea la Junta de Auxilio a los
Republicanos Españoles (JARE), que queda bajo control político de Indalecio Prieto. Estas
dos organizaciones y las que de ellas se derivaron, fueron las que durante muchos años

479
Mariano Gómez, Mi labor en el destierro, p. 12.
480
Mariano Gómez, Mi labor en el destierro, p. 12.

152
controlarían la mayor parte del escaso dinero republicano del exilio en Europa, África y
América.

Ante ese panorama y manteniendo una difícil situación de independencia, mediaba


en las relaciones con unos y otros para llegaran a puntos de encuentro mínimos. Su
autoridad moral y lealtad republicana, eran puntos de referencia para todos.

Allí en París tuvo algún encuentro con el controvertido político conservador


Manuel Portela Valladares, Gobernador General de Cataluña los meses de marzo y abril de
1935, al que trató en la etapa de profesor universitario y cuando asumió Portela la
Presidencia del Consejo de Ministros en diciembre de 1935 hasta la victoria del Frente
Popular en las elecciones del 16 de febrero de 1936. En Neully sur Seine, el 24 de julio de
1939, Mariano Gómez le refirió el hecho de que en el testamento político de José Antonio
Primo de Rivera se hacía una propuesta de formación de un gobierno en el que figura
Portela como Ministro de Gobernación o, más precisamente, que en las notas de José
Antonio Primo de Rivera, figuraba una posibilidad de formación de un gobierno plural481.

Siguió interesado en su primera etapa de exilio, por el denominado testamento


político de José Antonio Primo de Rivera, que tuvo la oportunidad de leer en Barcelona y,
del mismo modo, Julián Zugazagoitia se lamentaba, antes de su fusilamiento en Madrid el
9 de noviembre de 1940482, de no haber tenido la oportunidad de hablar del tema con
Mariano Gómez al que había perdido la pista en el exilio en Francia al término de la
guerra483.

Las actividades profesionales en el extranjero en su etapa de formación docente


universitaria en Francia, Bélgica, Países Bajos y Reino Unido, su participación en la
Conferencia de las Capitulaciones en Egipcio celebrada en Montreux en 1937 o su
actividad como miembro del Comité de Ayuda a España desde abril de 1938 y su
intervención ante el Gobierno francés a favor de los refugiados españoles, le valieron un
gran reconocimiento y autoridad entre todos los exiliados.

Probablemente fue en los medios universitarios donde menos se expresó la división


política del exilio y uno de los primeros pasos que dieron antes de comenzar la diáspora
por el continente americano, fue la creación de la “Unión de Profesores Universitarios
Españoles en el Extranjero” (UPUEE):

“Promoví con otros compañeros la formación de la Unión de Profesores españoles


universitarios en el destierro y participé activamente en los trabajos para averiguar
el número, procedencia y circunstancias de los 197 profesores de todas las
Facultades y especialidades que se hallan fuera de España, dispersos en 17 países
extranjeros. Conservo la documentación de los trabajos realizados, que fueron muy
laboriosos”484.

481
Manuel Portela Valladares, Dietario de dos guerras. Notas, polémicas y correspondencia de un centrista
español, p. 136.
482
Julián Zugazagoitia Mendieta fue detenido en Paris por la GESTAPO el 27 de julio de 1940 y entregado a
los facciosos fue juzgado en consejo de guerra sumarísimo y fusilado como tantos en las tapias del
cementerio del Este, también conocido como de la Almudena, el 9 de noviembre de ese mismo año.
483
Ver Julián Zugazagoitia, Guerra y vicisitudes de los españoles, con prólogo de Santos Juliá, p. 278.
484
Mariano Gómez, Mi labor en el destierro, España Republicana, sábado 7 de noviembre de 1942, p. 12.

153
Los esfuerzos llevados a cabo a tal fin por los profesores universitarios con
epicentro en Paris, dieron lugar a la elaboración y distribución en Europa y América de una
serie de notas confidenciales que, como señala José María López Sánchez, “en un
principio parece que las conversaciones entre los miembros de aquel grupo organizador no
iban orientadas a la creación de una única organización, sino más bien se pensaba en la
fundación de “Grupos de amigos de la Cultura y de la Universidad Españolas”485.

Ese movimiento de profesores presentó en la Prefectura de Policía de París el 21 de


diciembre de 1939 “una solicitud firmada por Gustavo Pittaluga, Gabriel Franco, José
María de Semprún y Alfredo Mendizábal para conseguir el permiso oficial de constituir
legalmente la “Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Extranjero” y junto a
ella se adjuntaba una copia de los estatutos”, “constituida de manera definitiva en las dos
primeras reuniones oficiales que tuvieron lugar el 16 y 30 de enero de 1940 en la sede
parisiense del Instituto de Cooperación Intelectual. Como vicepresidentes actuaron
Mariano Gómez y Honorato de Castro, catedráticos de Derecho y Ciencias en Valencia y
Madrid, respectivamente. Por su parte, los cargos de consejeros quedaron representados
por Demófilo de Buen, Gabriel Franco, Luis Nicolau d’Olwer y Claudio Sánchez-
Albornoz, mientras que ponentes fueron José Fernández Montesinos, Manuel Martínez
Risco, Niceto Alcalá Zamora y Jesús María Bellido. Por último secretarios adjuntos fueron
José Mª de Semprún y Ramón Sugrañes”486.

A mediados de mes comenzaba la ocupación de Francia por las tropas alemanas. En


esas fechas la UPUEE abandona su sede de París, sus miembros se dispersan, la mayoría se
disgrega por territorio americano, principalmente en México, donde con las dificultades del
caso, logran continuar sus actividades. Igual derrotero siguieron las instituciones
republicanas en el exilio, que tuvieron una gran acogida por el Gobierno mexicano.

El gobierno republicano en el exilio había logrado salvar la cantidad de


6.443.445,59 libras esterlinas (5.925.609,59 con los descuentos), que estuvieron
depositados, al menos, en cinco entidades oficiales diferentes según afirma Enrique
Moradiellos: La cuenta “M” del Eurobank parisino; la cuenta del Barclays Bank en París;
el “cofre fuerte del Barclays Bank parisino; la cuenta de “Caja” (probablemente bajo
custodia de Méndez Aspe487); y la cuenta “Depósito billetes” (probablemente sita en las
sedes del gobierno en el exilio)488

Esa cantidad estaba destinada a sufragar dos grandes capítulos; de una parte, el
funcionamiento de las instituciones de la República, sus cargos y empleados, y, de otra
parte, los gastos del conjunto del exilio. Esos gastos de mantenimiento del exilio iban
desde la atención a cuantas personas en esa situación lo solicitaban, hasta la financiación
de los viajes de Europa a América (México, Panamá, Cuba, Chile, Argentina, Estados
Unidos). También se atendían los gastos relativos a la evacuación de personas desde la
Cataluña ocupada por los rebeldes y las enormes necesidades generadas en la zona Centro

485
José María López Sánchez, “El exilio científico republicano en México: la respuesta a la depuración”, p.
202, en la obra colectiva (Luis Enrique Otero Carvajal (dir), La destrucción de la ciencia en España.
Depuración universitaria en el franquismo.
486
José María López Sánchez, “El exilio científico republicano en México: la respuesta a la depuración”, pp.
203-204.
487
Francisco Méndez Aspe: Director General del Tesoro y Seguros y Subsecretario de Hacienda en varias
ocasiones durante la República y Ministro de Hacienda desde el 5 de abril de 1938 al 31 de marzo de 1931 en
el Gobierno de Negrín.
488
Enrique Moradiellos, Negrín, p. 472.

154
de España, donde miles de personas iniciaban su camino al exilio al término de la
resistencia a los facciosos, durante el fracasado golpe de estado de Casado y antes del 1 de
abril de 1939. Está claro que las necesidades económicas de ese exilio eran muy superiores
a los fondos de que el Gobierno disponía y, así las cosas, en junio de 1940 solamente se
disponía de 252.503,17 libras esterlinas según las cuentas detalladas facilitadas por
Francisco Méndez Aspe489.

Es de interés a este respecto reparar en lo que señala Enrique Moradiellos en cuanto


a los gastos institucionales y humanitarios realizados por el Gobierno Negrín, pues nos dan
una idea de la complejidad del reparto económico que se efectuaba con el debido control:

“Quizá mención aparte, entre la categoría de gastos humanitarios y gastos


institucionales, merezca el capítulo denominado de “Subsidios” y “Préstamos de
honor”. El primero supuso un desembolso durante los diecisiete meses computados
de 53.109,39 libras, en tanto que el segundo sumó sólo 5.977,05 libras. En esencia,
esas partidas estaban destinadas a subvenir a las necesidades iniciales de la
emigración sobre la base de la entrega a un amplio grupo de refugiados de un
subsidio individual y familiar que variaba en su cuantía según el cargo que habían
ostentado o las heridas que hubieran sufrido. Dicha cuantía del subsidio personal
oscilaba entre el mínimo de 300 francos mensuales para los “mutilados” severos o
graves y otras cantidades superiores de acuerdo con las jerarquías en la
administración civil y militar. Por ejemplo, 500 francos para las categorías
inferiores de los oficiales militares internados; entre 1.000 y 2.500 francos para las
categorías medias (y según la carga familiar asumida); 5.000 francos para altos
cargos (la cantidad recibida por Mariano Gómez, presidente del Tribunal Supremo,
por ejemplo); 7.500 francos para los ministros del ejecutivo; 10.000 francos para el
presidente de las Cortes; y 20.000 francos destinados al presidente del gobierno.
Teniendo en cuenta que los gastos medios de un obrero parisino en 1937 eran de
1.860 francos mensuales, la cifra mínima de 300-500 francos de subsidio en 1939
no parece excesiva. El propio Méndez Aspe reconocería ante Negrín que los
mismos habían tenido “desde el primer momento un carácter puramente provisional
y a efectos de prestar ayuda moral más bien que material”. Tampoco parece
desorbitada la jerarquización de la cuantía de los subsidios y asignaciones
retributivas aprobada y ejecutada. A título de ejemplo, la asignación mensual
percibida por Negrín suponía 112,9 libras, lo que equivalía a un salario anual de
1.354,8 libras en 1939 (cuando un segundo jefe de policía de provincias en Gran
Bretaña ganaba 500 libras anuales, en tanto que una enfermera principiante recibía
360 libras anuales)”490.

El Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) al que ya hemos


aludido, fue el principal receptor de fondos, que recibió poco más de 1,8 millones de libras
esterlinas. Pero todo ese esfuerzo del gobierno de la República en el exilio se vino abajo a

489
Enrique Moradiellos, Negrín, p. 473, que toma el dato del Archivo de la Fundación Canaria Juan Negrín
(AFCJN), Nota reservada. Periodo en Francia. Periodo en Inglaterra, elaborada por Méndez Aspe y
fechada en abril de 1945, caja 43, 1ª-38k.
490
Enrique Moradiellos, Negrín, pp. 474 y 475. Los datos los toma Moradiellos de los siguientes
documentos: Contabilidad. Desde octubre de 1938 a 30 de junio de 1940. Rendida por D. Pedro Para en 30
de junio de 1948, Archivo de la Fundación Canaria Juan Negrín (AFCJN), Carpeta MAL 2(b), hojas
correspondientes a “Subsidios” y “Asignaciones personales” y la ya citada Nota reservada. Periodo en
Francia. Periodo en Inglaterra, elaborada por Méndez Aspe y fechada en abril de 1945, caja 43, 1ª-38k,
Archivo de la Fundación Canaria Juan Negrín (AFCJN).

155
mediados de 1940, cuando el ejército de Hitler se hizo fuerte en territorio francés. El exilio
republicano tuvo que poner a buen recaudo su modesta infraestructura organizativa y los
pocos recursos que para entonces disponía.

Mientras el Gobierno de Negrín en el exilio pudo, los recursos económicos de la


República fueron administrados escrupulosamente, si bien las discrepancias entre las
diferentes fuerzas políticas y en cada una de ellas a nivel interno, crearon un ambiente nada
favorable a una buena gestión. Ello contribuyó a restar eficacia política frente al
franquismo, que poco a poco asentaba sus relaciones con los aliados.

Ante la expresada situación límite en la que se encontró el Gobierno en el tema


relativo al reparto del dinero de la República en exilio, a finales de 1940, en París, las
fuerzas políticas, especialmente las del sector socialista, propusieron a Mariano Gómez,
aceptar la función de mediador en la administración y reparto de los fondos económicos.
Todavía recuerda hoy Mariano Gómez Alfaro en Argentina, la firmeza de la negativa de su
padre a la expresada propuesta y la honda preocupación que le causaba comprobar una vez
más la división entre las fuerzas republicanas vencidas en la guerra. A juicio de Mariano
Gómez la división y enfrentamiento alcanzados entre las partes eran tan importantes, que
cualquier tipo de mediación estaba condenada al fracaso y podría generar más tensiones. El
rechazo a la propuesta lo expresó de forma inmediata, sin alojar en su fuero interno la
menor duda al respecto.

La información sobre las expresadas diferencias en relación con el reparto y destino


de los fondos en el exilio enseguida llegaba a España y era explotada con gran cinismo por
los facciosos, como arma de propaganda contra los republicanos. El tema llegó a los
medios de comunicación con la colaboración de los servicios policiales491.

Terminada la guerra los recursos económicos eran nimios, pero los representantes
de las Cortes y el Gobierno en el exilio siguieron subsistiendo con grandes dificultades y
manteniendo una infraestructura material totalmente precaria.

2. El viaje en el Alsina desde Marsella a Buenos Aires.

La estancia en París se hacía cada día más angustiosa: dificultades materiales de


subsistencia y atención a sus tres hijos menores, fraccionamiento de todas las fuerzas
políticas y la amenaza de la invasión nazi en territorio francés.

491
Así, antes de la victoria y en el ABC de Sevilla del 2 de marzo de 1939, primera página de noticias, bajo el
título “Los dirigentes rojos en Francia”, se podía leer esta noticia manipuladora de la realidad: “Paris 1.
Mientras los refugiados españoles carentes de protección se encuentran en los campos de concentración, los
políticos rojos ya se han instalado cómodamente en la capital francesa. Martínez Barrio, después de haber
estado alojado en el domicilio del diputado radicalsocialista y subsecretario de Negocios Extranjeros francés,
François de Tessan, se ha instalado con su familia en un departamento del boulevard Brune. Álvaro de
Albornoz, su mujer y su hermana lo han hecho en el 58 de la rue Le Price, y el general Rojo, en el 49 de la
rue de Lafayete. Por cierto que estos dirigentes comienzan a sufrir la excitación de ánimo de sus
correligionarios. Mariano Gómez, el presidente del Tribunal Supremo de la zona roja, el que administraba
justicia vestido de mono, recibió hace algunos días a un buen número de refugiados de Barcelona en el
Centro de Ayuda a España Republicana de la rue de Tremoille, a los que manifestó, en nombre de Martínez
Barrio, que el Gobierno no podía ayudarles ya que necesitaba de todos los recursos para proseguir la guerra
en el centro de España. Estas declaraciones fueron causa de un alboroto de tal importancia que el Mariano
Gómez se vio precisado a abandonar precipitadamente el local del mencionado centro”.

156
La familia Gómez Alfaro recibió varios ofrecimientos para trasladarse a otros
países. El Presidente de la República mexicana, Lázaro Cárdenas del Río, les ofrecía la
hospitalidad de ese país, tan estrechamente ligado con la II República; la familia real sueca
y su Gobierno, insistían una vez más en su ofrecimiento antes de salir de Barcelona; la
embajada de la Republica Dominicana en París, garantizaba su acogida en la isla caribeña
de la que ya era dictador el general Leonidas Trujillo, hecho peculiar que, posteriormente,
estuvo en consonancia con la concesión de visados dominicanos a judíos perseguidos por
los nazis; y Argentina, con cuyo embajador en París ya se había entrevistado por iniciativa
de su hermano Federico en Buenos Aires, se ofrecía a facilitar los trámites para salir de
Francia.

Si bien apuntaba inicialmente hacia el exilio en México, pronto logró imponerse el


criterio de Visita de optar por Argentina, país donde había vivido muchos años el padre de
Visita y donde Federico Gómez estaba instalado y mantenía una buena posición socio-
económica, había sido director del principal diario de Bahía Blanca y era amigo personal,
entre otros, del entonces Subsecretario de Relaciones Exteriores argentino. Dentro de las
dificultades, Argentina se presentaba como lo más más razonable en el orden familiar.

Después de un laborioso entramado de gestiones ante las autoridades francesas y


los buenos oficios de Federico Gómez en Buenos Aires, la familia Gómez Alfaro obtuvo,
de la embajada Argentina en París, el compromiso formal de concesión de los permisos y
visados necesarios. De otra parte había que procurarse la información sobre los barcos que
tenían prevista la travesía a la republica Argentina, que en aquella época se centraban en la
Société Générale de Transport Maritimes (S.G.T.M.) y en el puerto mediterráneo de
Marsella. El coste de los cinco pasajes era elevado y a ello fueron dedicados gran parte de
los escasos recursos económicos de que disponían.

La relación final de documentos a presentar y las gestiones para obtener los


permisos para el viaje se hacían interminables. Mariano Gómez tuvo que aportar y obtener
los siguientes documentos: partidas de matrimonio de los padres de Mariano y Federico
Gómez; partidas de bautismo de Mariano y Federico Gómez; partida de casamiento de
Mariano Gómez y María Visitación Alfaro y López; partidas de nacimiento de José
Antonio, Mariano y María del Rosario Gómez Alfaro; Sauf-Conduit de cada uno de ellos
expedido por la Préfecture de Police (expedidos el 11 de marzo de 1940 y válidos hasta el
11 de noviembre del mismo año); certificados de antecedentes penales expedidos por el
Ministerio de Justicia francés, Direction des Affaires Criminelles et de Grâces (expedidos
el 23 de febrero de 1940); Permisos de Desembarco y salvoconductos extendidos para
Buenos Aires y expedidos por el Consulado General de la Republica Argentina en Francia
(expedidos el 13 de marzo de 1940), que deberían estar visados por la Préfecture de Police
de París (29 de abril de 1940); pasaportes; y pasajes para el viaje comprados a la Société
Générale de Transport Maritimes (S.G.T.M.) de Marsella. A su vez, al salir de Francia
tendrían que obtener el visto bueno de embarque por el Comisario Especial de Puertos de
Marsella (firmado el 9 de mayo de 1940)492. Sin el visado argentino expedido en París no
hubieran podido desembarcar en Buenos Aires.

Los pasajes para Buenos Aires los adquirieron de la Société Générale de Transport
Maritimes (S.G.T.M.), a la que pertenecía el vapor Alsina493 y procedieron al embarque el
492
Los permisos, autorizaciones y visado de Mariano Gómez se incluyen en este trabajo junto a fotografías y
documentos de interés.
493
Sobre la historia del vapor Alsina ver la obra de Alain Croce, La Société Générale des Transports
Maritimes à vapeur et ses filiales: Compagnie de Navigation France-Amérique, Sefton Steamships Company

157
8 de mayo que llegaron a Marsella. El barco se llenó de pasajeros, un tercio eran españoles
y los demás de diferentes nacionalidades que, la mayor parte, huían de la amenaza nazi. El
jueves 9 de mayo de 1940, la familia Gómez González iniciaba su viaje de prolongación
del exilio a la Argentina, sin saber que para Mariano Gómez y su hijo José Antonio, sería
un viaje definitivo sin retorno a España.

La Luftwaffe iniciaba sus bombardeos sobre los Países Bajos, Bélgica,


Luxemburgo y el norte de Francia el siguiente viernes día 10, cuando el Alsina se
encontraba frente a las costas españolas. De haber tenido programada la salida el Alsina
veinticuatro horas después, probablemente que hubiera podido iniciar la travesía. Pero
como es sabido, el Alsina y otros barcos con refugiados y exiliados volvieron a realizar
viajes desde Francia a América a pesar del conflicto bélico mundial. No obstante, he
podido comprobar, gracias a la amabilidad de Patrick Boulanger, Jefe de Departamento de
la Chambre de Commerce et d’Industrie (CCI) Marseille-Provence, donde se encuentra
toda la documentación relativa al movimiento del puerto de Marsella de esa época, que no
se conservan las listas de pasajeros embarcados al haber sido destruidas por las compañías
de navegación. La prensa cotidiana, en contra de lo que había sido costumbre y ha vuelto a
ser en la actualidad, dejó de publicar las fechas y horarios de salidas de los barcos a partir
del comienzo de las hostilidades.

En esa larga travesía del Alsina, la tristeza que llenó a todo el pasaje fue
indescriptible al divisar las islas Baleares, las costas levantinas y andaluzas, el estrecho de
Gibraltar y al perderse de vista la península Ibérica desde el océano Atlántico. Por las
noches todas las luces debían estar apagadas y no se podía fumar en cubierta por miedo a
ser objeto de un ataque alemán. Mariano y Charito Gómez Alfaro, pasajeros junto con su
hermano José Antonio y sus padres, tienen grabado en sus mentes lo que probablemente
fue la primera vez que vieron llorar a sus padres, a Mariano Gómez y a Visita, en el
momento que el Alsina zarpó de Marsella ese 9 de mayo de 1940, y también, cuando a las
pocas horas, la tierra de la República traicionada por los rebeldes se divisó en el horizonte
hasta que se perdió a lo lejos.

En la travesía, se dio la circunstancia de que una viajera dio a luz y Visita fue una
de las personas que la asistió con eficacia en el parto. Este alumbramiento dio lugar a
largas conversaciones e incluso discusiones entre los viajeros, sobre que nacionalidad que
tendría la nueva criatura, si española por ser hija de españoles, si francesa por ser ésta la
bandera del Alsina, si nacionalidad argentina por ser este el país de destino, si podría ser
plurinacional por todas esas razones juntas o, si por el contrario, dada la situación de
conflicto bélico internacional, acabaría siendo apátrida.

El Alsina no había hecho más que empezar su labor de auxilio a los refugiados
republicanos españoles en su camino al exilio americano494. Le esperaban otras travesías
mas complicadas, en particular la que transportó a otro buen número de españoles entre los

& Lloyd Latino, fiche nº 77. Alsina, pp. 199-201. El vapor Alsina fue botado en Newcastle on Tyne, Gran
Bretaña el 9 de mayo de 1921, con una capacidad para 1425 pasajeros y en mayo del 1922 efectuó su primera
travesía desde Marsella a Buenos Aires (Argentina). Desde el término de la guerra civil española en él
viajaron miles de exiliados españoles y europeos que huían de la guerra en Europa. El 13 de noviembre de
1942 fue atacado por la aviación nazi y una vez reparado en 1944 no se pudo volver a poner en
funcionamiento. El 23 de noviembre de 1949 fue remolcado al puerto de La Spezia (Italia) para su desguace.
494
Se contabilizan alrededor de medio centenar de travesías de Europa a América con exiliados españoles
desde 1939 a 1942 con destino a México, República Dominicana, Cuba, Brasil, Argentina y Chile en los
vapores Alsina, Sinai, Orinoco, Flandre, Guinea, México, Siboney, Winnipeg, Saint Dominique, De La Salle,
Iseri, Leerdam, Orizaba, Mexique, Iberia, Ipanema, Degrasse, Nyassa, Nyassa II, Nyassa III y Serpa Pinto II.

158
que se encontraba el que fuera primer Presidente de la II República, Niceto Alcalá-Zamora
y Torres, que tardó 421 días en la travesía de Marsella a Buenos Aires495.

El jueves 30 de mayo de 1940 el vapor Alsina arribaba a Puerto Madero, Buenos


Aires, y quedaba amarrado en el dique que se encuentra frente a la gran sala de
espectáculos Luna Park, al final de la avenida Corrientes, hoy renovada zona comercial y
turística. En Puerto Madero esperaban a los pasajeros sus familiares y compañeros de
exilio y entre ellos estaba Federico Gómez.

3. Vicisitudes en Buenos Aires, fallecimiento de su hijo mayor José Antonio y actividad


política e intelectual en su “ruta de Abril”.

Como la inmensa mayoría de los exiliados españoles, llegó a Buenos con


escasísimos recursos económicos. Con la ayuda de familiares y amigos logró dar los
primeros pasos, que consistieron en alquilar un apartamento en la calle Juncal 2093, 4º H,
vivienda que dejaron mas tarde para alquilar otra en la calle Río Bamba 124, hoy
Riobamba. Visita se ocupó de la organización de los trabajos doméstico, ayudada de su hija
Charito. Los hijos, José Antonio y Mariano, comenzaron rápidamente a trabajar,
procurando siempre no dejar el ejercicio físico y el deporte, particularmente el rugby, que
practicaban en el equipo del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Las necesidades
materiales hacían prioritario el trabajo, pero Mariano Gómez y Visita siempre prestaron
particular cuidado para lograr que sus tres hijos recibieran una buena formación y atención
a sus inquietudes intelectuales, a pesar de las estrecheces económicas.

Centró su trabajo en dos vertientes: de una parte en la política integrándose en la


labor que ya realizaban los exiliados republicanos cuando llegó y, de otra parte, en impartir
clases y conferencias en las Universidades argentinas de esa área geográfica, Buenos Aires,
Rosario, La Plata y las del norte del país, así como en la Universidad de la República en
Montevideo, en la vecina República Oriental del Uruguay. Desde su llegada a la capital
argentina no dejó de escribir todos los días. Pero los ingresos que obtenía por esas
actividades académicas no alcanzaban a cubrir las necesidades familiares y de ahí la
importancia del trabajo de sus dos hijos José Antonio y Mariano. Sus propiedades en
España habían sido incautadas por los sublevados durante la guerra y todos sus enseres,
muebles, cuadros y objetos, que tenía en las casas de Madrid, Valencia y Barcelona, fueron
robados y nunca aparecieron.

La solidaridad económica del exilio republicano tuvo su máxima expresión en una


ocasión en que la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE) adoptó en
México, el 8 de octubre de 1941, el acuerdo de “hacer un donativo de tres mil pesos
argentinos al ex presidente del Tribunal Supremo don Mariano Gómez, residente en
Buenos Aires y encargar del cumplimiento de este acuerdo a don Augusto Barcia”496. Está
claro que esa simbólica cantidad sirvió, en la modestia de sus necesidades, para que la
economía familiar se pusiera un poco al día y durante pocos meses la vida se desarrollara
de forma algo más desahogada.

495
Sobre esta travesía del Alsina ver Niceto Alcalá-Zamora y Torres, 441 días ... Un viaje azaroso desde
Francia a la Argentina. Y sobre la labor del Alsina en relación con el exilio, ver también la obra de la nuera
de Manuel Irujo Ollo, Arantzazu Amezaga de Irujo, Crónicas de el Alsina. Pasajeros de la libertad.
496
Acta nº 117 de la reunión de la Junta de Auxilio a los Republicanos Españoles (JARE), de 8 de octubre de
1941, Libros de Actas (1939-1942), Libros III y IV, Archivo Carlos Esplá, Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes.

159
Pero el mayor golpe afectivo le sobrevino en 1944 con la muerte repentina de su
hijo mayor José Antonio, de veintiún años. Ese día José Antonio sustituía a su hermano
Mariano, que no se encontraba en condiciones de jugar, en un partido de rugby con el
equipo del Club Gimnasia y Esgrima, de Buenos Aires, deporte al que tomaron mucha
afición. José Antonio cayó al césped de la cancha de juego, fulminado por un infarto de
miocardio.

El fallecimiento de José Antonio fue un duro golpe afectivo para sus padres y
hermanos. Desde entonces, la vida de Mariano Gómez cambió por completo y, a las
dificultades del exilio, se añadió una gran tristeza y un lento y progresivo aislamiento.
Escribía y, solo haciendo un esfuerzo, mantenía su actividad política e intelectual. Atrás
quedaron las ilusiones y esperanzas que José Antonio había puesto, al lado de su padre, a
favor de la República y la democracia. José Antonio recibió cristiana sepultura en el
cementerio de La Recoleta de Buenos Aires.

Sobre las actividades políticas de los exiliados en Argentina, en particular en


Buenos Aires, no hay que olvidar que el Gobierno de ese país nunca vio con buenos ojos a
ese colectivo de españoles. Al contrario de lo que ocurría en México, los exiliados en
Argentina siempre tuvieron dificultades para la organización y la actividad política,
muchas de las veces de forma velada y no explícita497.

De los primeros pasos en el terreno de lo político a su llegada a Buenos Aires, hay


que destacar su ingreso en el Centro Republicano Español (CRE), con sede en la calle
Mitre 950, donde quedó registrado con el número de socio 2.407 el 13 de diciembre de
1940, con la cuota inicial de 2 pesos498. A su vez, continuó las actividades como miembro
de la Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Extranjero (UPUEE).

Si tenemos en cuenta que, solamente en la Universidad de Madrid, en el colectivo


de Auxiliares y Ayudantes, fueron depurados 486 profesores y que la mayoría de ellos no
fueron al exilio, resulta reveladora la eficacia organizativa de la UPUEE, a la que en
diciembre de 1939 estaban adheridos 34 Catedráticos, Agregados, Auxiliares y Ayudantes
y, más tarde, hacia 1950, el número de miembros ascendía a 182 repartidos entre México,

497
De entre las múltiples publicaciones sobre el exilio español en Argentina hay que destacar, por su
contextualización histórica y política, el interesante trabajo de Hernán Díaz, Historia de la Federación de
Sociedades Gallegas. Identidades políticas y prácticas militantes, en particular sus capítulos 5. El apogeo:
1936-1939, pp. 81-124 y 6. Derivas societarias durante el gobierno peronista, pp. 125-154, así como la obra
colectiva coodinada por Gerardo Álvarez, Los españoles de la Argentina. Además, entre otras obras
consultadas para la elaboración de este Apartado, caben destacar: la extensa obra de Dora Schwarzstein, “El
exilio andaluz en la Argentina”, T. II, pp. 173-195, “Historia oral y memoria del exilio. Los republicanos
españoles en la Argentina”, “La conformación de la comunidad del exilio republicano en la Argentina”, Los
canarios en el estuario del Río de la Plata, X Jornadas de estudios Canarias-América, pp. 43-47, “Actores
sociales y política inmigratoria en la Argentina. La llegada de los republicanos españoles”, Entre Franco y
Perón. Memoria e identidad del exilio republicano español en Argentina; Niceto Alcalá-Zamora y Torres,
Memorias; A. García Abasolo, Presencia andaluza en Argentina en la Posguerra Civil Española; Blas
Matamoro, “La emigración cultural española en Argentina durante la posguerra de 1939”, pp. 576-590;
Federica Montseny, El éxodo, pasión y muerte de españoles en el exilio; Ángel Ossorio, Mis memorias,;
Javier Rubio, La emigración de la guerra civil de 1936-1939; Nicolás Sánchez Albornoz, El destierro
español en América; José M. del Valle, Las instituciones de la República española en el exilio; Emilia de
Zulueta, “El exilio español de 1939 en la Argentina” y Españoles en la Argentina. El exilio literario de 1936.
498
Archivo del Centro Republicano Español (CRE) de Buenos Aires, Argentina, en la actual sede de la
Federación de Sociedades Gallegas en Buenos Aires.

160
Argentina, Bolivia, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Estados Unidos, Panamá, Puerto
Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela, Gran Bretaña y Marruecos499.

La UPUEE logró celebrar del 20 al 23 de septiembre de 1943 la primera reunión de


profesores en La Habana500, a la que no pudo asistir501 a pesar de haber sido convocado e
invitado como miembro y fundador, ante la imposibilidad de afrontar los gastos que ese
desplazamiento le supondría. La reunión de La Habana fue todo un hito de la actividad del
exilio y un punto de referencia clave en todo lo que se refiere a la defensa de la universidad
y la ciencia española. El impacto que tuvo en el marco internacional fue muy eficaz para
reforzar la condena de la dictadura franquista.

La UPUEE continuó sus trabajos durante años y sus actividades hicieron posible
que las diferencias políticas de los exiliados no fueran tan desgarradoras en el ámbito de la
ciencia e investigación. La mayoría de sus miembros tuvieron una extraordinaria acogida
en universidades del conjunto del continente americano, pero sin duda fue México, por la
solidaridad acreditada de su gobierno, donde tuvo una mayor implantación. La labor de la
UPUEE fue lentamente disgregándose, pero todavía a finales de la década de los años
sesenta, el número de miembros activos superaba el centenar502, a pesar de que para
entonces ya habían fallecido casi otro centenar de sus miembros503. El núcleo de profesores
miembros de la UPUEE exiliados en Argentina era reducido, comparado con el de los
residentes en México. Pero su reconocimiento científico y académico, en España y en el
ámbito internacional, era destacable504.

499
Todos los datos estadísticos y relaciones de profesores están recogidos en el interesante y completo
trabajo colectivo de Luis Enrique Otero Carvajal, Rafael Simón Arce, Gutmano Gómez Bravo y José María
López Sánchez, La destrucción de la ciencia en España. Depuración universitaria en el franquismo, pp. 241-
348. Sobre los profesores universitarios y el exilio véase, entre otros muchos los trabajos de Mariano Peset
Reig y María Fernanda Mancebo Alonso, “Exilio y depuraciones”, p. 251, en la obra colectiva Historia de la
Universidad de Valencia, Vol. III, La Universidad liberal (siglos XIX y XX), coordinada por Mariano Peset
Reig, pp. 249-257; María Fernanda Mancebo Alonso, “Consecuencias de la guerra civil en la Universidad
valenciana: depuraciones y exilios” y la obra colectiva Españoles en Francia, 1936-1946.
500
Sobre la expresada reunión de la UPUES en La Habana en 1943, véase, entre otros: María Fernanda
Mancebo Alonso, “Visión de la Universidad franquista desde el exilio (1939-1945)”, pp. 317-334, en
especial pp. 324 y 325, en la obra colectiva Españoles en Francia 1936-1946 y “La oposición intelectual en
el exilio. La reunión de La Habana, septiembre-octubre de 1943”, vol. II, pp. 57-72 en la obra titulado La
oposición al régimen de Franco. Estado de la cuestión y metodología de la investigación, 3 volúmenes; y
Libro de la Primera Reunión de Profesores Universitarios Españoles Emigrados.
501
José María López Sánchez, “El exilio científico republicano en México: la respuesta a la depuración”, pp.
208-209, en la obra colectiva ya citada La destrucción de la ciencia en España. Depuración universitaria en
el franquismo.
502
Ver la relación de miembros de la UPUEE a mediados de los años sesenta en Luis Enrique Otero Carvajal,
Rafael Simón Arce, Gutmano Gómez Bravo y José María López Sánchez, ob. cit., pp. 241-348 y pp. 345-
346.
503
Ver la relación de miembros de la UPUEE fallecidos a mediados de los años sesenta en Luis Enrique
Otero Carvajal, Rafael Simón Arce, Gutmano Gómez Bravo y José María López Sánchez, ob. cit., pp. 347-
348.
504
Niceto Alcalá-Zamora y Castillo (Derecho Procesal, Valencia), Francisco Ayala García Guarte (Derecho
Político, La Laguna), Juan Corominas (Filología Románica, Barcelona), Juan Cuatrecasas Arumi (Patología
General, Barcelona), Mariano Gómez (Derecho Político, Valencia), Felipe Jiménez Asúa (Histología,
Zaragoza), Luis Jiménez de Asúa (Derecho Penal, Madrid), Pedro Pi Calleja (Matemáticas, Barcelona), Jesús
Prados Arrarte (Economía Política, Santiago de Compostela), Julio Rey Pastor (Análisis Matemático,
Madrid), Pío del Río Hortega (Histología, Madrid), Claudio Sánchez-Albornoz Menduiña (Historia Antigua
y Media, Madrid), Gumersindo Sánchez Guisande (Anatomía Descriptiva, Zaragoza), Luis Santalo Sors
(Análisis Matemático, Madrid), Luis Saye Sempere (Tisiología, Barcelona) y Fernando Torino (Derecho
Penal, Madrid). Ver Luis Enrique Otero Carvajal, Rafael Simón Arce, Gutmano Gómez Bravo y José María
López Sánchez, ob. cit., pp. 241-342.

161
A ese trabajo académico se unió otro, no menos importante, de los llevados a cabo
en Argentina por los exiliados españoles en los ámbitos de la política, el arte y la cultural.
En ese colectivo del que formaba parte Mariano Gómez, se encontraban, entre otros:
Niceto Alcalá-Zamora y Torres, el general Vicente Rojo, Lorenzo Luzuriaga Medina,
Jorge Luzuriaga Navarro, Laura Cruzalégui, Diego Abad de Santillán (Sinesio Baudilio
García Fernández), Leandro Pita Romero, Castelao (Alfonso Daniel Manuel Rodríguez
Castelao), Ramón Rey Baltar, Manuel Serra Moret, Ricardo Baeza y Durán, Fernando
Baeza Martos505, Clemente Cimorra, Manuel Blasco Garzón, Augusto Barcia Trelles,
Francisco Madrid, Manuel García-Miranda, Rafael Alberti, María Teresa León, Alejandro
Casona, Jacinto Grau Delgado, Mariano Perla o Maruja Mallo (Ana María Gómez
González).

El colectivo académico de exiliados españoles en Argentina estaba en estrecha


relación con el pequeño pero activo grupo de profesores en Uruguay506, en el que
destacaba Pedro Couceiro Corral507, Emilio Mira López508 y Luis Tobío Fernández.509 Los
desplazamientos de unos y otros entre Buenos Aires y Montevideo eran permanentes y
llegó a formarse el denominado “grupo de Montevideo”, especialmente dedicado a la
docencia y las conferencia en las universidades de ambos países vecinos. Es curioso
constatar que por lo que se refiere al exilio de Magistrados del Tribunal Supremo, Mariano
Gómez fue el único que estuvo exiliado en Buenos Aires510.

El impacto cultural, científico e intelectual de esos colectivos del exilio americano,


no solo argentino, hizo que su recuerdo permanezca y no sea extraño en nuestros días su

Sobre los intelectuales y el exilio véase también la obra colectiva dirigida por José Luis Abellán, El
pensamiento español contemporáneo y la idea de América, en particular en el vol. II. El pensamiento en el
exilio. El área rioplatense, apartados “13. El exilio español en Argentina: la labor de Francisco Ayala, Luis
Jiménez de Asúa y Lorenzo Luzuruaga” por Nidia Tagliabue, pp. 477-529 y apartado “14. La labor de
Claudio Sánchez Albornoz” por Beatriz Martínez, pp. 531-544.
505
Indica Manuel García-Miranda, en el obituario escrito al fallecimiento de Fernando Baeza Martos: “Entre
los recuerdos que afloran a mi entristecida memoria figura nuestra presencia en una reunión histórica que
tuvo lugar en casa de su padre, en la que participaron los representantes de la flor y nata del exilio y, entre
ellos, el general Rojo, Mariano Gómez, ex presidente del Tribunal Supremo, el gran dramaturgo Jacinto
Grau, Mariano Perla, un periodista excepcional, Clemente Cimorra, creo que Alejandro Casona y, si mal no
recuerdo, Jiménez de Asúa. De esa reunión salió, por primera vez, la hermosa calificación del exilio como la
España Peregrina, y la idea de publicar una revista de la que vieron la luz algunos números titulada
Pensamiento Español, del que conservaba una colección el hijo del general Rojo, Vicente, médico ilustre
fallecido hace unos años y contertulio nuestro junto a sus hermanos hasta que viajaron a Bolivia, cuyo
ejército contrató como asesor a su padre” (Manuel García-Miranda, “Fernando Baeza Martos, un hombre
sabio y bueno”, El País, 17 de mayo de 2003).
506
Luis Enrique Otero Carvajal, Rafael Simón Arce, Gutmano Gómez Bravo y José María López Sánchez,
ob. cit., p. 344.
507
Auxiliar de Química General, Universidad de Santiago de Compostela.
508
Agregado de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona.
509
Auxiliar de Derecho de la Universidad de Santiago de Compostela.
510
El grupo más numeroso se radicó en México, como José Aragonés Champín, Demófilo de Buen Lozano,
Luis Fernández Clérigo, Mariano Granados Aguirre, Álvaro Pascual Leone, Manuel Pérez Jofre y, en una
segunda etapa, también llegaron a México, desde Cuba, Francisco López de Goicoechea e Inchaurrandieta y,
desde el Reino Unido, José Antonio Balboltín Gutiérrez; en Francia estuvieron exiliados en diferentes etapas
y momentos Fernando Abarrategui Pontes, José María Álvarez Martín y Taladrid, Ricardo Calderón Serrano,
Gerardo Fentanes Portela, Vidal Gil Tirado, Fernando González Barón, Eduardo Iglesias Portal, Alberto de
Paz Mateos, Dionisio Terrer Fernández y Faustino Valentín Torrejón; en Puerto Rico estuvo exiliado
Federico Enjuto Ferrán; y en lugares y momentos que no ha sido posible precisar también estuvieron
exiliados, Juan Camín de Angulo y José Fernández Orbeta. Sobre el exilio de Magistrados del Tribunal
Supremo ver Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., pp. 218-219.

162
cita en las aulas de las universidades de todo el continente, aunque ello no impedía que las
diferencias políticas e ideológicas se hacían presentes con excesiva frecuencia.

José Andrés Rojo, periodista y crítico literario511, en la biografía sobre su abuelo el


General Vicente Rojo512, refleja fielmente la vida del general en España y en exilio. Pone
de manifiesto la reiterada falta de entendimiento político entre los diferentes grupos,
sectores y partidos, conflicto que Vicente Rojo nunca llegó a comprender y le sumía en una
gran amargura. En octubre de 1940, el General Rojo participó en diversos actos del Centro
Republicano Español en Rosario, del que guardó muy mal recuerdo por la expresada
situación del exilio en Argentina y destacaba su falta de apego a la realidad española en ese
tiempo513.

Tres años después de aquellos actos del Centro Republicano Español en Rosario,
iba a tener lugar en Montevideo una gran convocatoria de actos para conmemorar el XII
aniversario de la proclamación de la II República. El pequeño pero activo grupo de
exiliados en el Uruguay, por medio del Centro Republicano Español de Montevideo
organizó una serie de encuentros de exiliados españoles con el Gobierno e instituciones
uruguayas, que tendrían como acto central una convocatoria de un mitin en el Stadium de
Montevideo el 18 de abril de 1943514. Para ello se invitó, entre otras muchas
personalidades, a Indalecio Prieto, que no asistió, al general Miaja y a Diego Martínez
Barrios, los tres residentes en México.

El general Miaja y Diego Martínez Barrio aprovecharon esa invitación para, en


todas las escalas que hacían los vuelos en aquella época, llevar a cabo un largo periplo
latinoamericano para expandir la solidaridad y apoyo a los exiliados españoles y a la
República. Así, estuvieron en Costa Rica (San José), Panamá (Panamá), Colombia (Cali),
Perú (Lima, Chaclacayo, Pisco), Chile (Arequipa, Arica, Antofagasta, Santiago), Argentina
(Mendoza, Córdoba, Buenos Aires) y Uruguay (Montevideo).

Los organizadores del referido acto contaban, además, con la estrecha colaboración
de las autoridades uruguayas, con los exiliados y la colonia española en el paisito y
Argentina, desde donde se desplazaron en gran número a Montevideo. Además del general
Miaja y Martínez Barrios se contaron entre los asistentes, Mariano Gómez, Manuel Blasco
Garzón, Luis Jiménez de Asúa, Augusto Barcia Trelles, Ramón María Aldasoro Galarza,
Manuel Serra Moret o Castelao. El mitin del Stadium de Montevideo tuvo una asistencia
de público como en pocas ocasiones del exilio se recuerda. De un aforo aproximado de
60.000 plazas, asistieron cerca de 40.000 personas. Quedaba de manifiesto la solidaridad
del pueblo uruguayo con los exiliados españoles y con la II República. Además de las
intervenciones de los oradores españoles, tomaron la palabra las varias autoridades
uruguayas como Luis Batlle, Presidente de la Cámara de Diputados y, por las fuerzas
políticas representativas de aquel entonces, Amador Sánchez del Partido Nacionalista
Independiente y Emilio Frugoni, Presidente del Partido Socialista.

511
El general Vicente Rojo Lluch se exilió al término de la guerra civil en Buenos Aires, donde permaneció
hasta 1942 para instalarse en Bolivia donde en 1957 decidió volver a España.
512
José Andrés Rojo, Vicente Rojo. Retrato de un general republicano.
513
José Andrés Rojo, ob. cit., pp. 323-327).
514
Sobre esta convocatoria en Montevideo ver el trabajo de Leandro Álvarez Rey, Diego Martínez Barrio.
Palabra de republicano, pp. 115 y 116, y en esta misma obra, Diego Martínez Barrio, “Enseñanzas de un
viaje”, pp. 750-766.

163
Como expuso Martínez Barrio a su vuelta a México, “al día siguiente, el 19 de
Abril, las representaciones de las distintas organizaciones argentinas y uruguayas de
carácter español que habían tomado parte en el acto celebraron una asamblea, y en ella
adoptaron el acuerdo de dirigirse a todos los españoles esparcidos por el continente
americano y por alguno de los escasos pueblos de Europa, donde todavía existe un régimen
de libertad, para invitarles a la celebración de una reunión o asamblea”515.

La sintonía entre las posiciones del general Miaja con las del conjunto del exilio en
Latinoamérica era muy superior a las que tuvo el general Rojo. Esas mismas diferencias
entre militares republicanos, se expresaron al final de la guerra de forma más cruda, a raíz
del fracasado golpe de Casado. El intento del coronel Segismundo Casado López, otros
jefes y oficiales y políticos republicanos - entre los que destacaron el sector moderado del
PSOE vinculado a Julián Besteiro y sectores anarquistas-, en marzo de 1939, se concibió
para lograr la finalización del conflicto bélico obteniendo del ejército rebelde un trato
digno y humanitario para los vencidos. Pero ese golpe militar rompió con la legalidad y
disciplina republicanas en contra del presidente Azaña, del gobierno de Negrín y de forma
singular contra el PCE. Franco nunca aceptó ese ofrecimiento, a pesar de las maniobras y
falsas esperanzas que dio a los emisarios del coronel Casado. El Gobierno de Negrin
rechazó de plano esos planteamientos traidores. Las consecuencias del intento de Casado
se convirtieron en un auténtico baño de sangre entre las filas republicanas, especialmente
en Madrid. Diezmó la resistencia contra los rebeldes, dio pié a que se ejerciera una
represión atroz contra los cuadros y militantes comunistas y arruinó las pocas esperanzas
que quedaban en el bando republicano de ganar la guerra. Fracasado el golpe de Casado,
los máximos responsables del mismo con el Coronel al frente, huyeron del ejercito rebelde,
muchos de ellos en aviones dispuestos al efecto en el aeródromo de “El Soto”, en Algete,
siendo de destacar la actitud de Julián Besteiro, que quedó aguardando estoicamente en la
sede del Ministerio de Hacienda, próxima a la Puerta del Sol, hasta su detención y
encarcelamiento por las tropas de Franco para morir posteriormente en la prisión.

El Centro Republicano Español (CRE) de Buenos Aires no cesaba de organizar


actividades culturales de gran impacto social, al igual que los demás centros de otros
lugares, como el Casal de Catalunya en la próxima calle de Chacabuco 863. De entre ellos
destaca la Exposición de obras de Intelectuales Españoles en el exilio. Diez años de labor
en La Argentina516, organizada por el CRE en su sede de Bartolomé Mitre 950 y la
Asociación de Intelectuales Demócratas Españoles, durantes los días 18 al 28 de
noviembre de 1950517.

Otro aspecto a destacar de su actividad intelectual en el exilio argentino, fue el


número elevado de conferencias que impartió y que, ya en 1942, superaba el medio

515
Diego Martínez Barrio, “Enseñanzas de un viaje”, ob. cit., p. 751.
516
Archivo del Centro Republicano Español (CRE) de Buenos Aires, Argentina, en la sede de la
Confederación de Sociedades Gallegas en Buenos Aires.
517
La Comisión Honoraria que presidió los actos estuvo integrada por Manuel Blasco Garzón, Augusto
Barcia, Mariano Gómez y Claudio Sánchez-Albornoz y la organización estuvo a cargo de Manuel Heras
Martín, Francisco Vera Fernández de Córdoba, Enrique Hevia Azpiri, Miguel Servera, J. M. Serrano Valerio,
Andrés Lorenzo, Eugenio Vallés Fuster, Francisco Vera (h) y José A. Rey. En el Programa de actividades se
expuso un importantísimo y elevado número de obras de los intelectuales en el exilio y se impartieron las
siguientes conferencias por las personas que también se indican: Cine y teatro, Francisco Madrid; Los
editores, Diego Abad de Santillán; Derecho, Carlos P. Carranza; Literatura, Valentín de Pedro; Ciencias,
Francisco Vera Fernández de Córdoba; Historia, Clemente Cimorra; Los traductores, Francisco Romero;
Economía, Jesús Prados Arrarte; Medicina, Gumersindo Sánchez Guisande; y, la clausura de la Exposición
estuvo a cargo de Claudio Sánchez-Albornoz.

164
centenar, dictadas en Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Río Cuarto, 25 de Mayo, La Plata,
Santa Fé, Metán, Salta, Tucumán o Montevideo518. De igual forma, a partir de 1942
comenzó a impartir lecciones de derecho en diversas Universidades tanto en Argentina519
como en la República Oriental del Uruguay.

Pero como ya se ha dicho, su actividad intelectual estuvo muy centrada en la


escritura. Como él mismo explicó en un artículo publicado en España Republicana en
noviembre de 1942, desde su llegada a Buenos Aires estuvo entregado a sus “libros,
papeles y meditaciones un promedio de diez o doce horas por día”520, aunque esa intensa
actividad intelectual se vio duramente golpeada por el fallecimiento de su hijo José
Antonio el 17 de mayo de 1942. Fruto de ese trabajo fue la importante obra que dejó
escrita en el momento de su repentino fallecimiento en 1951, hecho que tuvo como
consecuencia que una parte importante quedase inédita521. Por deseo expreso de sus hijos,
todo ese trabajo no se publicó después de su fallecimiento, al entender que tras la muerte
de su padre, tenían que dar por terminada en el orden familiar esa trágica etapa de la
historia de España que fue la guerra y el exilio. Acertada o equivoca, se comparta o no esa
decisión, es perfectamente comprensible desde la perspectiva de la tragedia que los hijos y
nietos de los exiliados republicanos vivieron y muchos todavía hoy siguen padeciendo.

4. Fallecimiento y entierro en Buenos Aires.

Su dolencia cardiaca era tratada por los médicos, pero él mismo hacía bromas sobre
su quejoso corazón y no se olvidaba que su hijo José Antonio había fallecido de un paro
cardiaco. Todo menos preocupar a Visita y a sus hijos. En esa última etapa llevaba una
vida muy retirada de la actividad política, que nunca abandonó del todo, y pasaba las horas
en la lectura y escritura con el objetivo de finalizar varios libros que tenía programado
publicar522.

Mariano Gómez falleció de infarto de miocardio en su domicilio de Buenos Aires,


Río Bamba 124, el domingo 25 de marzo de 1951 a las cuatro de la madrugada523. La
prensa de Buenos Aires del siguiente lunes daba cumplida cuenta del fallecimiento y la
relación de esquelas publicadas en el diario “La Nación” es significativa de los círculos
políticos e intelectuales con los que estuvo comprometido en su exilio argentino: Centro
Republicano Español, Federación de Sociedades Democráticas Españolas, diario “España
Republicana”, Ateneo Pi Margall y Agrupación de Intelectuales Demócratas Españoles524.
Y cosa realmente curiosa, el diario ABC de Madrid y de Sevilla del martes 27 de marzo,
daba noticia escueta del fallecimiento en la primera página de información, como última
noticia del día525.

518
Mariano Gómez, Mi labor en el destierro.
519
Mariano Gómez, Mi labor en el destierro, España Republicana, sábado 7 de noviembre de 1942, p. 12.
520
Ver al final, el apartado Obra escrita de Mariano Gómez, A) obra publicada.
521
Ver al final, el apartado Obra escrita de Mariano Gómez, B) Obra inédita.
522
Mariano Gómez, Mi labor en el destierro, España Republicana, sábado 7 de noviembre de 1942, p. 12.
523
Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas, Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, República
Argentina, Tomo IG, número 420, Defunción de Mariano Gómez González, veintiséis de marzo de mil
novecientos cincuenta y uno.
524
La Nación, lunes 26 de marzo de 1951.
525
“FALLECE MARIANO GÓMEZ, EX PRESIDENTE DEL SUPREMO.
Bueno Aires 26. Ha fallecido el que fue presidente del Tribunal Supremo de la República española en 1937,
Mariano Gómez. Fue también rector de la Universidad de Valencia y profesor de Derecho Político de la

165
El entierro tuvo lugar en el Cementerio de La Recoleta de Buenos Aires, en la
bóveda donde reposaban los restos mortales de su hijo José Antonio fallecido en 1944. El
féretro iba envuelto en una bandera republicana y la relación de instituciones y personas
que acompañaron a sus restos mortales hasta que recibieron cristiana sepultura, se hace
interminable526. Ante el féretro tomaron la palabra haciendo una semblanza del fallecido:
Carlos P. Carranza en representación de las Sociedades Demócratas Españolas, Claudio
Sánchez-Albornoz y Francisco Vera por la Agrupación de Intelectuales Demócratas
Españoles, el conocido cirujano Estanislao Lluesma, el Catedrático de Medicina Sánchez
Guisande, y el Embajador de México en Argentina, Juan Manuel Álvarez del Castillo527.

Mariano Gómez, trabó una buena amistad en Buenos Aires con el Dr. Juan
Cuatrecasas y Arumí528, al que visita con frecuencia en su consulta y con el que almorzaba
asiduamente. Su hijo Mariano Gómez Alfaro me remitía un e-mail el 9 de marzo de 2009
en el que me decía:

“Queridísimo Pedro-Pablo: por supuesto que todo lo que transmites en tu email del
8 de marzo es fiel reflejo del drama trágico de nuestra España. El Dr. Juan
Cuatrecasas y su sobrino el Dr. Rocamora eran asiduos amigos nuestros y en
Corrientes 1515, a media cuadra de donde vivíamos en Bs.Aires y a mediodía, eran
seguros clientes en el almuerzo … … Don Juan Cuatrecasas envidiaba a mi padre

misma. Formó parte del Tribunal que juzgó a los detenidos en la Cárcel Modelo de Madrid en 1937.- Efe”
(ABC de Madrid, martes 27 de marzo de 1951, p. 15 y ABC de Sevilla del mismo día p. 15).
Entre los temas recurrentes de la prensa franquista en esas fechas, destacar que se ocupaba con especial
preferencia del fallecimiento, honras fúnebres y traslado de los restos mortales del General Varela de Ceuta a
Cádiz -fallecido en Tánger el 24 de marzo de 1941 y que desempeñaba desde el 5 de marzo de 1945 el cargo
de Alto Comisario de España en Marruecos después de haber expresado junto con otros Jefes y Oficiales del
Ejército a Franco la necesidad de restaurar la Monarquía-, de la peregrinación triunfal de la imagen de la
Virgen de Fátima por la España nacional y de la aceptación de España por el Consejo Económico y Social de
la Organización de las Naciones Unidas reunido en Santiago de Chile como organización no gubernamental.
526
Al entierro asistió la casi totalidad del exilio español en Argentina y Uruguay: Embajador de México, Juan
Manuel Álvarez del Castillo; Luis Jiménez de Asúa, ex presidente de las Cortes de la República; Claudio
Sánchez Albornoz, ex ministro y presidente de la Agrupación de Intelectuales Demócratas Españoles;
Manuel Heras Martín, presidente del Centro Republicano Español; Ricardo Martínez Redondo, Juan
Cuatrecasas y Carlos P. Carranza, Presidente, Vicepresidente y Secretario, respectivamente, de la Federación
de Sociedades Democráticas Españolas; Francisco de Basterrechea, delegado del Gobierno de Euzkadi; Juan
Llorens, Presidente del Consejo de la Comunidad Catalana; Rodolfo Prada por el Consejo de Galicia; Manuel
Puente, Presidente de la Cámara de Comerciantes Republicanos Españoles; Francisco Vera y Juan Rocamora
en representación de la Agrupación de Intelectuales Demócratas Españoles; Gumersindo Sánchez Guisande,
José Prieto del Río, José Pedro Lecuona y Jesús Prados Arrarte, José Iturral, Francisco Madrid y don Juan
Garganta, por republicanos de La Palta; miembros de las directivas del Centro Republicano Español,
Agrupación Navarra Republicana, Rincón Familiar Andaluz y Patronato Español de Ayuda a las Víctimas
Antifascistas (P.E.A.V.A.).
527
Ver en el Anexo 6, la noticia del fallecimiento y la crónica del entierro en el diario España Republicana
del día 30 de marzo, que también publicaba un artículo de Manuel Blasco Garzón en memoria de Mariano
Gómez, que se incluye como Anexo 7. Igualmente, por el contenido y su autoría, se aportan como Anexos 8 y
9, respectivamente, los artículos en memoria de Mariano Gómez publicados en días posteriores por Manuel
de Irujo desde París y por Indalecio Prieto desde Veracruz, ambas publicados también en España
Republicana.
528
Juan Cuatrecasas Arumí: nacido en Camprodon, Girona en 1899 y fallecido en Buenos Aires el 3 de julio
de 1990. Licenciado en Medicina y en Farmacia por la Universidad de Barcelona. Catedrático numerario de
Patología General de la Facultad de Medicina desde el 4 de junio de 1930 y Catedrático numerario de
Patología Médica, con su clínica, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla desde el 9 de
octubre de 1931 y en la Universidad de Barcelona desde 1934. Exiliado en Argentina en 1937 impartió
docencia y trabajo en investigación en diversas universidades argentinas (Buenos Aires, La Plata, Litoral,
Rosario, Kennedy) así como en la Universidad boliviana de Cochabamba.

166
su gran fibra de orador ya que al Dr. Cuatrecasas le costaba mucho vencer su
timidez”.

En una ocasión, en la consulta del Dr. Cuatrecasas en Buenos Aires, Callao 545-1º,
le pidió un papel para transcribir el poema a la muerte de Antonio Machado que tenía sobre
una mesa en la salita de espera. Se lo envió desde Francia a Cuatrecasas un exiliado
español internado en un campo de concentración, pero nunca pudo descifrar su firma. Lo
transcribió de su puño y letra en papel timbrado del Dr. Cuatrecasas, que conservó entre
sus papeles con cariño, no tanto por su calidad poética como por lo que representaba. Hoy
guarda ese poema enmarcado su nieta Diana Wechsler Gómez, como entrañable recuerdo
de su abuelo. Dice así el poema:

Que no se detenga nadie


que aquí no ha pasado nada
Simplemente: un ataúd
de madera virgen, blanca,
y dentro un español
que vino a morir en Francia.
Que no se detenga nadie
que nadie pregunte nada.
Simplemente: es una cruz
de madera, virgen, blanca
entre carretera y mar
en la arena de la playa.
Que no se detenga nadie
que a nadie le importa nada.

En 1942 recordaba en Buenos Aires la Universidad de Valencia de 1931, de la que


fue Rector, con estas clarividentes palabras de profundidad desgarradora: “Vaya hacia
todos ellos –maestros y estudiantes- el recuerdo emocionado del rector de 1931, de quien
me consta que no ha venido a esta hospitalaria tierra de América para “rehacer su vida”,
sino para continuarla en línea recta por la ruta de Abril. Y si no puede hacerlo, para
preparar el viaje de donde no se vuelve529”.

La fortaleza de Visita le hizo aguantar todo el peso familiar desde que falleció su
marido. Incluso se atrevió a volver a España, igual que sus hijos Mariano y Charito y su
nieta Diana. Fueron acogidos por su primo Javier Gaspar Alfaro y la familia de este en
Madrid. En este su único viaje de Visita a España desde el exilio, tuvo el valor de
trasladarse a Valencia para realizar gestiones en la Universidad y solicitar la pensión de
viudedad de su marido por los años de servicio prestado y como Magistrado del Tribunal
Supremo530. Para llevar a cabo esas gestiones estuvo asesorada por el abogado que fuera
Alcalde de Valencia de marzo de 1936 a febrero de 1937, José Cano Coloma531, buen

529
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), p. 82.
530
Sobre las gestiones de María Visitación Alfaro y López en la Universidad de Valencia, para solicitar los
datos que le permitiesen solicitar la citada pensión de viudedad, hay constancia en el Arxiu Històric
Universitari, Universitat de València, València, Caja 1356/BIS, Mariano Gómez González.
531
José Cano Coloma: abogado valenciano, vinculado a la masonería bajo el nombre de Gayo, Diputado a
Cortes en las elecciones de 28 de junio de 1931 para la legislatura 1931/1933 por el Partido Republicano
Radical Socialista, Alcalde de Valencia de marzo de 1936 a febrero de 1937. Ver al respecto la interesante
obra de Néstor Ramírez Gómez, Vientos contrarios. Recuerdos autobiográficos de José Cano Coloma,
Ajuntament de València, 1983.

167
amigo republicano de Mariano Gómez. Siempre estuvo asistido en ese viaje por primo
Javier Gaspar Alfaro. En Valencia recorrió sus calles y pudo comprobar que la Quinta de
San Juan en la Malvarrosa, estaba prácticamente derruida. Después de una larga temporada
en España, cerca de un año, Visita volvió a Argentina en 1952, donde, al cabo del tiempo,
Javier Gaspar Alfaro le comunicó la concesión de la pensión y organizó el cobro periódico
de la misma en Buenos Aires.

Por su parte Mariano Gómez Alfaro, en representación de la familia, tuvo que


enfrentarse en 1950 a la dolorosa tarea de liquidar todo el patrimonio familiar y así poder
hacer frente a la sentencia del Tribunal de Responsabilidades Políticas que condenó a su
padre estando en el exilio532. La familia Gómez Alfaro se vio despojada de la quinta de San
Juan en la Malvarrosa, Valencia, de una propiedad que habían heredado en Castellón de la
Plana y de algún terreno propiedad familiar de sus antepasados en Ayamonte.

Al fallecimiento de Visita en Buenos Aires en 1978, sus restos mortales, los de


Mariano Gómez y los de su hijo José Antonio, fueron trasladados por la familia al
cementerio de San Antonio de Areco, provincia de Buenos Aires, donde yacen en la
actualidad.

532
Ver Cap. VII, apartado 4. La condena del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas (1937-1950).

168
VII. SU PERSECUCIÓN IMPLACABLE POR LOS VENCEDORES (1937-1951).

1. Separación de la Cátedra y del Tribunal Supremo.

Desde que comenzó la guerra, los sublevados comenzaron a planificar la


desarticulación del aparato del Estado y la represión de cuantos servían a la República. Por
tanto, uno de sus objetivos fue la separación del servicio de los funcionarios públicos en
todos los ámbitos de la administración de los territorios que iban conquistando.

Como funcionario del Estado, perteneció al cuerpo de Catedráticos de Universidad


y, posteriormente, al colectivo de funcionarios judiciales, desde que fue nombrado
Magistrado del Tribunal Supremo en 1932. En consecuencia, durante la guerra se vio
afectado por dos medidas represivas particulares que, le apartaban de de la función pública
en ambos ámbitos, aunque sus efectos no pudieron materializarse hasta que los rebeldes
ganaron la guerra. Hasta ese momento y a pesar de que no se ha establecido un catálogo
completo de profesores universitarios represaliados, se calcula superó el cincuenta por
ciento del total533.

La cadena de normas aprobadas por los sublevados fue perfeccionándose de forma


paulatina y tenaz. El primer instrumento jurídico de que se dotaron para iniciar la represión
en el ámbito específico de la Universidad, fue la Comisión de Cultura y Enseñanza de la
Junta Técnica del Estado, creada por Franco mediante Ley dictada en Burgos el 1 de
octubre de 1936534. En esta Ley se establecía que la Junta estaría compuesta por
Comisiones, una de ellas la “Comisión de Cultura y Enseñanza”, que se ocuparía de
asegurar la continuidad de la vida escolar y universitaria, la reorganización de los centros
de enseñanza, y del estudio de las modificaciones necesarias para adaptar ésta a las
orientaciones del nuevo Estado.

Se nombró Presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza a José María Pemán


y Pemartín, el cual dictó en Burgos, a los pocos meses del golpe del Estado, una Circular
de 7 de diciembre de 1936, dirigida a los Presidentes y Vocales de las Comisiones
depuradoras del personal de Instrucción Pública de todas las Universidades y centros de
enseñanza no universitaria, en la que se daban instrucciones para su actuación y, entre
cosas, decía:

“No compete a las Comisiones depuradoras el aplicar las penas que los Códigos
señalan a los autores por inducción, por estar reservada esta facultad a los
Tribunales de Justicia, pero si proponer la separación inexorable de sus facciones
magistrales de cuantos directa o indirectamente han contribuido a sostener y
propagar a los partidos, ideario e instituciones del llamado “Frente Popular”. Los
individuos que integran esas hordas revolucionarias, cuyos desmanes tanto espanto
causan, son sencillamente los hijos espirituales de catedráticos y profesores que, a
través de instituciones como la llamada “Libre de Enseñanza”, forjaron
generaciones incrédulas y anárquicas. Si se quiere hacer fructífera la sangre de
nuestros mártires es preciso combatir resueltamente el sistema seguido desde hace

533
Ver Mariano Peset y María Fernando Mancebo, “Exilio y depuraciones”, pp. 249-250, en la obra colectiva
Historia de la Universidad de Valencia, Vol. III.
534
Ley sobre estructuración del nuevo Estado español, dentro de los principios nacionalistas, que crea la
Junta Técnica del Estado, BOE, viernes 2 de octubre de 1936, nº 1, Año I, pp. 1 y 2.

169
más de un siglo de honrar y enaltecer a los inspiradores del mal, mientras se
reservaban los castigos para las masas víctimas de sus engaños535.

Y para completar la actividad de la Comisión, se aprobaron diferentes disposiciones


entre las que caben destacar el Decreto nº 66, de 8 de noviembre de 1936536, que perseguía
llevar a cabo “una revisión total y profunda en el personal de Instrucción Pública, trámite
previo a una reorganización radical y definitiva de la enseñanza, extirpando así de raíz esas
falsas doctrinas que con sus apóstoles han sido los principales factores de la trágica
situación a que fue llevada nuestra Patria”. A partir de entonces y a lo largo de la guerra, se
iría perfeccionando el sistema represivo en la enseñanza, siendo de destacar las siguientes
medidas: Orden de 10 de noviembre de 1936537, sobre como debían desarrollar las
Comisiones depuradoras su actividad; Orden de 17 de febrero de 1937538, que perfecciona
el catálogo de sanciones depuradoras; y, Orden del Ministerio de Educación Nacional, de
18 de marzo de 1939539, sobre depuración de Funcionarios dependientes del Ministerio de
Educación Nacional y creación de la Comisión Superior Dictaminadora de los expedientes
de depuración.

Además de la aplicación de la ley del silencio y el pensamiento único en las aulas,


el catálogo de sanciones queda así: separación o destitución y baja definitiva del servicio
en el escalafón, suspensión de empleo y sueldo, postergación, traslado forzoso con
prohibición de solicitar vacantes, disponibilidad gubernativa, inhabilitación para
desempeñar cargos de confianza, no renovación o prórroga del contrato y jubilación
forzosa. Como ejemplo del alcance de estas sanciones, solo en la Universidad de Madrid,
la más grande de España, en el colectivo de Auxiliares y Ayudantes el número de
depurados ascendió a 486540.

Pero veamos que es lo ocurrió en la Universidad de Valencia, donde fue profesor


desde 1915 hasta 1932. Por Orden del Teniente General Francisco Gómez-Jordana Souza,
en nombre de la Junta Técnica del Estado, dada en Burgos el 25 de septiembre de 1937,541
se dirigía a Pemán como Presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza, confirmando
la propuesta recibida de éste:

“Excmo. Sr.: Visto el expediente instruido a D. Mariano Gómez González,


Catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia, de
conformidad con la propuesta de la Comisión de Cultura y Enseñanza y con arreglo
a lo dispuesto en el Decreto de 8 de noviembre último y Ordenes de 10 del mismo
mes y 17 de febrero pasado para su aplicación, dispongo:

535
Circular del Presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza de la Junta Técnica del Estado, de 7 de
diciembre de 1936, dirigida a los Presidentes y Vocales de las Comisiones depuradoras del personal de
Instrucción Pública (BOE, Burgos 1º de diciembre de 1936, nº 52, pp. 360-361).
536
BOE, Burgos 11 de noviembre de 1936, nº 27, p. 153.
537
BOE, Burgos 11 de noviembre de 1936, nº 27, p. 156 y 157.
538
BOE, Burgos 27 de febrero de 1937, nº 130.
539
BOE, 23 de marzo de 1939, nº 82, pp. 1658-1659.
540
Luis Enrique Otero Carvajal, Rafael Simón Arce, Gutmano Gómez Bravo y José María López Sánchez,
“Anexos” a la obra colectiva ya citada La destrucción de la ciencia en España. Depuración universitaria en
el franquismo, p. 328.
541
Francisco Gómez-Jordana Souza fue nombrado Presidente del Alto Tribunal de Justicia Militar por
Decreto nº 43, dado en Salamanca el 24 de octubre de 1936 (BOE, Burgos 1º de noviembre de 1936, nº 18) y
le sustituyó el General Nicolás Rodríguez Arias en junio de 1937; más tarde, el 31 de enero de 1938
Francisco Gómez-Jordana Souza fue nombrado Ministro de Asuntos Exteriores, cargo en que desempeñó
hasta el 9 de agosto de 1939.

170
La separación definitiva del servicio de D. Mariano Gómez González, y la
inhabilitación para cargos directivos y de confianza, debiendo ser dado de baja en
su escalafón.

Dios guarde a V.E. muchos años. Burgos 25 de septiembre de 1937.= Segundo Año
Triunfal.= Francisco G. Jordana.

Sr. Presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza”542.

Ese mismo día, hacía poco más de año desde que comenzó la insurrección, también
le tocó el turno de la depuración, con idénticas sanciones y el mismo texto, a un cualificado
grupo de Catedráticos de Universidad española:

Demófilo de Buen (Catedrático de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla y


Magistrado del Tribunal Supremo), José de Benito Mampel (Catedrático de
Derecho Mercantil de la Universidad de Salamanca), Wenceslao Roces Suárez
(Catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Salamanca), Emilio
González López (Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Oviedo), José
Quero Morales, (Catedrático de Derecho Internacional Público y Privado de la
Universidad de Sevilla), Fernando Calvet Prats (Catedrático de Química Orgánica y
Bioquímica de la Universidad de Santiago de Compostela), Antonio Sacristán
Colas (Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Santiago de
Compostela), Emilio Langle Rubio (Catedrático de Derecho Mercantil de la
Universidad de Granada) y Pablo de Azcárate Flórez (Catedrático de Derecho
Administrativo de la Universidad de Granada)543.

Antes de terminar la guerra, el Ministro de Educación Nacional franquista Pedro


Sainz Rodríguez, Catedrático de Lengua y Literatura Española, aprobó la Orden
Ministerial de 4 de febrero de 1939544, separando definitivamente del servicio a más
Catedráticos de Universidad y, entre otros, por segunda vez a Mariano Gómez. Pero en
esta segunda ocasión, sanción sobre sanción, había que dejar constancia de la afirmación
política e ideológica de sancionadores y sancionados y se decía: “es publica y notaria la
desafección de los Catedráticos universitarios que se mencionarán al nuevo régimen
implantado en España, no solamente por sus actuaciones en las zonas que han sufrido y en
las que sufren la dominación marxista, sino también por su pertinaz política antinacional y
antiespañola en los tiempos precedentes al Glorioso Movimiento Nacional”. Y, haciendo
gala de la atrocidad jurídica que se cometía, se decía que “la evidencia de sus conductas
perniciosas para el país hace totalmente inútiles las garantías procesales, que en otro caso
construyen la condición fundamental de todo enjuiciamiento”. Se separaba del servicio y
se daba de baja a un total de quince cualificados Catedráticos de Universidad, la mayoría
de la Universidad Central de Madrid:

Luis Jiménez de Asúa, Catedrático de Derecho de la Universidad Central; José


Giral Pereira, Catedrático de Farmacia de la Universidad Central; Gutavo Pittaluga
y Fattorini, Catedrático de Medicina de la Universidad Central; Fernando de los
Ríos y Urruti, Catedrático de Derecho de la Universidad Central; Juan Negrín

542
BOE, Burgos 29 de septiembre de 1937, nº 344, p. 3587.
543
BOE, Burgos 29 de septiembre de 1937, nº 344, p. 3587 y 3588.
544
BOE, 17 de febrero de 1939, nº 48, p. 932.

171
López, Catedrático de Medicina de la Universidad Central; Pablo Azcárate Flórez,
Catedrático de Derecho, excedente; Demófilo de Buen y Lozano, Catedrático de
Derecho, excedente; Mariano Gómez González, Catedrático de Derecho excedente;
Julián Besteiro Fernández, Catedrático de Filosofía y Letras de la Universidad
Central; José Gaos González Pola, Catedrático de Filosofía y Letras de la
Universidad Central; Domingo Barnés Salinas, Catedrático de Filosofía y Letras de
la Universidad Central; Blas Cabrera Felipe, Catedrático de Ciencias de la
Universidad Central; Felipe Sánchez Román, Catedrático de Derecho de la
Universidad Central; José Castillejo y Duarte, Catedrático de Derecho de la
Universidad Central; Wenceslao Roces Suárez, Catedrático de Derecho, excedente.

Por lo que se refiere específicamente a la Universidad de Valencia y dejando aparte


la depuración de Mariano Gómez ya referida, María Fernanda Mancebo Alonso ha podido
establecer un cuadro completo de los profesores depurados y sancionados, por Facultades,
con indicación de los que se fueron al exilio y lugar a donde se dirigieron545.

En el ámbito judicial, los rebeldes iniciaron sus reformas fundamentales con la


creación del Alto Tribunal de Justicia Militar546 en 1936 y, más tarde, para los asuntos no
sometidos a la jurisdicción militar, que eran la mayoría, se decidieron a crear el Tribunal
Supremo en agosto de 1938 que, como ya hemos visto, no logró ponerse en
funcionamiento hasta terminada la guerra. Fue precisamente en la Ley de creación de ese
Tribunal Supremo547, la ocasión que aprovecharon para depurar a todos los componentes
del Tribunal Supremo de la República que continuaba funcionando en Barcelona
incluyendo los siguientes dos preceptos:

“Artículo segundo.- Quedan separados de sus cargos todos los Presidentes,


Magistrados y funcionarios del Ministerio Fiscal que integraban aquél organismo.

Por los Ministerios a que corresponda se acordará que los funcionarios separados y
de aquellos dependientes, una vez resuelto favorablemente el expediente de
depuración a que puedan estar sometidos, vuelvan, si lo solicitaren, al servicio
activo con la categoría y número en el Escalafón que tuvieran en el Cuerpo a que

545
María Fernanda Mancebo Alonso, “Consecuencias de la guerra civil en la Universidad valenciana:
depuraciones y exilios”, pp. 172, 173 y 179:
- Facultad de Letras: J. Deleito (Catedrático), disponible gubernativo (22.11.1940); L. Gonzalvo París
(Catedrático), jubilación forzosa (17.10.1940); y E. Gómez Nadal (Auxiliar), no prorrogación del contrato;
- Facultad de Derecho: N. Alcalá-Zamora (Catedrático) separación definitiva (29.07.1939) y J. Mª Ots
Capdequí (Catedrático) separación definitiva (29.07.1939);
- Facultad de Medicina: M. Beltrán Báguena (Catedrático) inhabilitación cargos (17.10.1940); J. Peset
Aleixandre (Catedrático) separación definitiva (29.07.1939) y fusilado (24.05.1941); J. Puche Álvarez
(Catedrático) separación definitiva (29.07.1939); L. Urtubey Rebollo (Catedrático) separación definitiva
(08.10.1940); J. Blanco Pozo, J. Bosch Marín, F. Guyx Genovés y J. B. Marco Navarro (Auxiliares) no
prorroga del contrato;
- Facultad de Ciencias: R. Araujo García (Catedrático) separación definitiva (04-07.1940); F. Ramón
Ferrando (Catedrático) traslado forzoso (02.03.1943); F. Sierra Jiménez (Catedrático) traslado forzoso
(25.03.1941); Salvador Velayos Hermida (Catedrático) traslado forzoso (07.03.1940); S. Lacasta España y J.
Morera Arrix (Auxiliares) no prórroga del contrato.
- Exiliados: Emili Gómez Nadal (Francia), Mariano Gómez y Niceto Alcalá-Zamora y Castillo (Argentina),
José Puche y Manuel Usano (México) y José Mª Ots Capdequí (Colombia).
546
Decreto nº 42 de 24 de octubre de 1936, por el que se crea el Alto Tribunal de Justicia Militar (BOE,
Burgos, 1º de noviembre de 1936, Año I, nº 18, pp. 77 y 78).
547
Ley de la Jefatura del Estado de creación del Tribunal Supremo, dada en Burgos el 27 de agosto de 1938,
III Año Triunfal (BOE, 10 de septiembre de 1938, nº 72, pp. 1168-1171).

172
pertenecieren de no haber sido promovidos a los cargos que desempeñaban en el
Tribunal Supremo.

Artículo catorce.- No podrán ser designados Magistrados, ni Fiscales o Abogados


Fiscales los que en virtud de expediente de depuración con motivo del Movimiento
Nacional hayan sido objeto de sanción, cualquiera que sea la naturaleza de ésta”.

En consecuencia, Mariano Gómez quedaba separado del Supremo, como Presidente


y como Magistrado, como todos los empleados públicos que trabajaban en el Tribunal548.
Pero además, a cada una de esas personas se les siguieron los correspondientes expedientes
sancionadores individualizados, unos de carácter administrativo y otros de carácter penal
en la jurisdicción militar.

Aunque la relación completa de la depuración en el Supremo está pendiente de


establecer, señalamos a continuación algunos datos suficientemente significativos de los
resultados de la depuración, en los que no figuran medidas depuradoras como las
incautaciones549, las sentencias del Tribunal de Responsabilidades Políticas y las del
Tribunal Especial para represión de la Masonería y el Comunismo550, las condenas de
todos los juzgados y tribunales ordinarios y militares, ni otros expedientes del conjunto de
órganos de la Administración del Estado franquista551:

- Fernando Abarrátegui Pontes (Pte. Sala 2ª), separación definitiva y baja en el


Cuerpo, exiliado en Francia desde el 18 de enero de 1939;
- Marcos Aizpun Andueza, Oficial de la Secretaría de Gobierno durante la
República, fue suspendido de empleo y sueldo en 1937552, sanción que se ratificó
en 1943553;
- José María Álvarez Martín y Taladrid (Pte. Sala 6ª), exilio en Francia;

548
Ver, en particular: Juan Antonio Alejandre, La justicia popular en España. Análisis de una perspectiva
histórica: los tribunales y jurados; Manuel Álvaro Dueñas, “Por ministerio de la ley y voluntad del
Caudillo”. La jurisdicción Especial de Responsabilidades Políticas; Raúl Cancio Fernández, Guerra civil y
tribunales: de los jurados populares a la justicia franquista (1936-1939); la publicación oficial del
Ministerio de Justicia de comienzos de la dictadura franquista, Causa General. La dominación roja de
España; la obra colectiva Justicia en guerra, Jornadas sobre la administración de justicia durante la guerra
civil española: instituciones y fuentes documentales; Mónica Lanero Táboas, Una milicia de la justicia. La
política judicial del franquismo; Pascual Marzal Rodríguez, Magistratura y República. El Tribunal Supremo
(1931-1939); José Rodríguez Olazábal, La administración de justicia en la guerra civil; Glicerio Sánchez
Recio, Justicia y guerra en España. Los tribunales populares (1936-1939); y la obra colectiva coordinada por
Santos Juliá, de la que son autores Julián Casanova, Josep María Solé i Sabaté, Joan Villarroya y Francisco
Moreno, Víctimas de la guerra civil.
549
Las incautaciones las llevaban a cabo, en aplicación, entre otras normas, del Decreto 108 de la Presidencia
de la Junta de Defensa Nacional, dado en Burgos el 13 de septiembre de 1936 y firmado por el general
Miguel Cabanellas Ferrer (Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España, Burgos 16 de
septiembre de 1936, nº 22 p. 1).
550
El Tribunal Especial para represión de la Masonería y el Comunismo fue creado por Ley de 1 de marzo de
1940 (BOE de 2 de marzo de 1940, nº 62, pp. 1537-1539)
551
Los datos se han tomado del legajo titulado “expedientes unidos 2.198-28.741, año 1956”, Signatura
09186, AHD y, entre otros, de los siguientes trabajos: Raúl C. Cancio, Guerra civil y tribunales: de los
jurados populares a la justicia franquista (1936-1939), p. 231 y “Vicisitudes políticas y jurisdiccionales del
Tribunal Supremo durante la guerra civil español”, p. 71; Pascual Marzal Rodríguez, ob. cit., pp. 214-215;
Federico Vázquez Osuna, “Francisco Javier Elola Díaz-Varela, lealtad de un Magistrado al Estado de
derecho hasta las últimas consecuencias”, pp. 41-49 y la ponencia titulada “La recuperación de la memoria
histórica, la judicatura Republicana”.
552
BOE de 13 de marzo de 1937, nº 144, p. 682.
553
BOE de 22 de marzo de 1943, nº 81, p. 2562.

173
- José Antón Oneca554, (Magistrado de la Sala 6ª y Catedrático de Derecho Penal),
separación definitiva del servicio, causó baja en el escalafón de la Magistratura en
1937555 e fue inhabilitado para cargos directivos y de confianza556. Después de
padecer muchas penalidades, se dispuso por el Ministro de Educación Nacional,
Ibáñez Martín, su reingreso a la Cátedra en 1940557;
- José Aragonés Champín (Magistrado Sala 1ª), separación definitiva y baja en el
Cuerpo, exiliado en México;
- Agustín Aranda y García de Castro (actuó en la Sección Delegado del TS en
Madrid, Magistrado de la Sala 2ª), se entrega en Madrid, es separado de la carrera
judicial y condenado a 6 años y un día;
- Mariano de Azcoiti y Sánchez-Muñoz, Magistrado, al que se le suspendió de
empleo y sueldo en 1937, se reincorporó como Letrado del Consejo de Estado en
1945, órgano del que llegó a ser Consejero Permanente en 1951 y al año siguiente
recibió la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort;
- José Antonio Balbontín Gutiérrez (Magistrado Sala 3ª), exilio en Inglaterra y
México;
- Fernando Berenguer de las Cagigas (Magistrado Sala 6ª), se entrega en Barcelona
y fue fusilado el 12 de mayo de 1939;
- Demófilo de Buen y Lozano (Pte. Sala 1ª), exilio en México;
- Ricardo Calderón Serrano (Magistrado Sala 6ª), exiliado en Francia;
- Juan Camín de Angulo (Magistrado Sala 6ª), exilio;
- José Castán Tobeñas (Sala 1ª), se entregó tras la toma de Barcelona, discípulo de
Felipe Clemente de Diego Gutiérrez, reintegrado al TS faccioso en el que llegó a
ser su Pte.), procesado y absuelto
- Diego María Crehuet del Amo (Pte. Sala 7ª transitoria, excedente forzoso en 1936,
formó parte del TS faccioso creado en 1938), procesado y absuelto
- Salvador Díaz Berrio y López, Magistrado de la Sala Cuarta, al que se le
suspendió de empleo y sueldo y se ordenó que le instruyera expediente;
- Francisco Javier Elola Díaz-Varela (Pte. Sala 3ª), se entrega en Cataluña y fue
fusilado el 12 de mayo de 1939;
- Federico Enjuto Ferrán (Magistrado Sala 4ª), separación definitiva y baja en el
Cuerpo, huido a Puerto Rico desde noviembre 1938;
- Gerardo Fentanes Portela (Magistrado Sala 1ª), separación definitiva y baja en el
Cuerpo, pasó al exilio;
- Luis Fernández Clérigo (Magistrado Sala 1ª), separación definitiva y baja en el
Cuerpo, se exilió en México;
- José Fernández Orbeta (Magistrado Sala 5ª), separación definitiva y baja en el
Cuerpo, se exilió;
- Leopoldo Garrido Cavero (Fiscal y Magistrado del Tribunal Supremo), separación
definitiva y baja en el Cuerpo, se exilió en Francia;
- Vidal Gil Tirado (Magistrado Sala 2ª), separación definitiva y baja en el Cuerpo,
se exilió en Francia;
- Mariano Gómez González, separado del servicio como Catedrático y Magistrado
del Tribunal Supremo, exiliado primero en Francia desde el 5 de febrero de 1939 y
después en Argentina;
- Fernando González Barón (Magistrado Sala 6ª), exiliado en Francia;
554
Sobre la biografía de José Antón Oneca ver el trabajo de Alfonso Serrano Gómez, “Don José Antón
Oneca. In memoriam”, Anuario de Derecho Penal, 1981, pp. 341- 369.
555
Orden de 26 de febrero de 1937 (BOE, Burgos 28 de febrero de 1937, nº 131, p. 553).
556
Orden de 28 de septiembre de 1937 (BOE, Burgos 30 de septiembre de 1937, nº 345, p. 3603.
557
Orden de 24 de abril de 1940 (BOE de 7 de julio de 1940, nº 189, p. 4699).

174
- Juan José González de la Calle (Magistrado Sala 6ª): Magistrado de la Audiencia
Provincial de Teruel desde el 17 de enero de 1935558, en la que pronto desempeñó
su Presidencia559; Magistrado del Tribunal Supremo desde el 10 de octubre de
1936560; titular del Tribunal Popular nº 2 de Madrid hasta el 29 de mayo de 1937; y
Presidente en comisión de la Audiencia Territorial de Madrid nombrado por
Decreto de 16 de noviembre de 1938561. Los sublevados le sometieron a expediente
de depuración en 1937 por haber sido Presidente de la Audiencia Provincial de
Teruel y mediante Orden de la Presidencia de la Junta Técnica del Estado, firmada
por Francisco G. Jornada el 8 de octubre de 1937, “II Año Triunfal”, se acordó su
destitución como funcionario causando baja en el Escalafón de los de su Cuerpo.
Terminada la guerra fue sometido al procedimiento sumarísimo ordinario nº 502
seguido por el Juzgado Militar Eventual nº 12 de los de Madrid, que le condenó el
28 de julio de 1941 por el delito de adhesión a la rebelión militar a la pena de
muerte por su actuación al frente del Tribunal Popular de Toledo y fue fusilado el
17 septiembre 1941562;
- José González Llana Fagoaga (Magistrado Sala 3ª, se entrego a la caída de
Barcelona), condenado a 6 años y 1 día;
- José González Serrano (Magistrado Sala 2ª), se entrega en Barcelona y continuó
en la carrera fiscal en 1941;
- Mariano Granados Aguirre (Pte. Sala 5ª), separación definitiva y baja definitiva en
el Cuerpo, se exilió en México;
- Eduardo Iglesias Portal (Magistrado Sala 2ª), separación definitiva y baja en el
Cuerpo, exilio;
- Carlos de Juan Rodríguez (Fiscal y Magistrado del Tribunal Supremo), separación
definitiva y baja en el Cuerpo, se exilió en Francia;
- Francisco López de Goicoechea e Inchaurrandieta (Magistrado Sala 2ª), exilio en
Cuba y México;
- Emilio Martínez Jerez, Secretario de Sala, declarado cesante en el mencionado
cargo por no haberse presentado a las autoridades facciosas en el plazo debido y
dado de baja en el escalafón de su categoría, con pérdida de todos sus derechos563,
al que en 1955 se dispuso el pase a la situación de jubilado564;
- Diego Medina (Pte. TS hasta el 18 de agosto de 1936 que se jubiló), condenado a
7 años;
- Alberto de Paz Mateos (Pte. Sala 4ª), separación definitiva y baja en el Cuerpo,
exilio;
- Álvaro Pascual Leone (Magistrado Sala 5ª), exilio en México;
- Manuel Pérez Jofre (Magistrado Sala 3ª), exilio en México
- José María Rodríguez de los Ríos y Garcísa (Pte. Sección Delegado del TS en
Madrid y Magistrado de la Sala 1ª), separado de carrera judicial y condenado a 6
años y 1 día;

558
Decreto de 17 de enero de 1935 (Gaceta de Madrid de 19 de enero de 1935, nº 19, p. 435).
559
Decreto de 22 de enero de 1935 (Gaceta de Madrid de 24 de enero de 1935, nº 24, p. 715).
560
Decreto de 10 de octubre de 1936 (Gaceta de Madrid de 11 de octubre de 1936, nº 285, p. 288).
561
Decreto de 16 de noviembre de 1938 (Gaceta de la República, 18 noviembre 1938, nº 322, p. 628).
562
El procedimiento sumarísimo nº 502 del Juzgado Militar Eventual nº 12 de los de Madrid, del que era Juez
instructor el Coronel de Infantería Rafael Sevillano Carbajal y Secretario el Alférez de Complemento de
Artillería Jesús Romeo García, fue visto por el Consejo de Guerra de Oficiales Generales que dictó sentencia
el 28 de julio de 1941 y condenó a Juan José González la Calle en concepto de autor por adhesión del delito
de rebelión militar a la pena de muerte, que fue ejecutada por fusilamiento el 17 de setiembre del mismo año
a las seis de la mañana (AHN, FC-Mº_Justicia_Mag_Jueces, legajo 901, expte. n 12.926).
563
Orden de 11 de julio de 138 (BOE de 16 de julio de 1938, nº 16, p. 231).
564
Decreto de 15 de abril de 1955 (BOE de 22 de mayo de 1955, nº 122, p. 2747).

175
- José González Llana Fagoaga (Magistrado Sala 3ª), se entrega en Barcelona,
condenado a inhabilitación y 6 años y 1 día;
- Felipe Uribarri Mateos (Magistrado Sala 2º, se entregó a la caída de Barcelona),
12 años;
- Dionisio Terrer Fernández (Magistrado Sala 5ª), exilio en Francia;
- José Ubierna Eusa, Abogado Fiscal, al que se le sancionó con suspensión de
empleo y sueldo durante seis meses, sin que le fuese de abono para ningún efecto
en su carrera el tiempo que permaneció en el extranjero565 y que después fue
nombrado Vocal de la Comisión General de Codificación en 1945, Abogado del
Estado, Secretario de la Academia de Jurisprudencia y Legislación y Gran Cruz de
San Raimundo de Peñafort en 1961;
- Emilio Urizar y Olazábal, Secretario de Sala, el expediente de depuración que se
le siguió por el Ministerio de Justicia al término de la guerra, por Orden del
Ministro Esteban Bilbao Eguía de 11 de febrero de 1941 se acordó el
sobreseimiento y archivo de las diligencia que contra el se siguieron566;
- Faustino Valentín Torrejón (Magistrado Sala 4ª), exilio;
- Santiago del Valle y Aldabalde (jubilado el 12 de diciembre de 1936), procesado
y absuelto.

A la vista de este listado incompleto, no cabe duda de que los vencedores cumplían
sus objetivos y, conforme a las enseñanzas de Pemán, hacían fructífera la sangre de sus
mártires combatiendo a quienes desde hacía un siglo honraban y enaltecían el mal de la
libertad, la dignidad humana y la democracia que la forma de gobierno republicana
representa. La represión de profesores y magistrados estaba controlada.

2. Procesos ante la jurisdicción militar: Barcelona y en otras Capitanías Generales.

Nada más tomar el ejercito faccioso la ciudad de Barcelona el 26 de enero de 1939,


las medidas represoras se comenzaron a adoptar sobre toda la población y, en particular,
contra las autoridades, responsables y colaboradores de todas las instancias de la
administración republicana y, por tanto, del Tribunal Supremo. Así lo hicieron en todos los
territorios conforme los iban conquistando militarmente567. Siempre sanción sobre sanción,
condena sobre condena, de forma tenaz y repetitiva.
En relación con el Tribunal Supremo, no hay que olvidar que la represión ejercida
por el Ministerio de Justicia en el orden administrativo, tuvo uno de sus puntos de
referencia en la Orden del Ministro Tomás Domínguez Arévalo de 25 de abril de 1939,
565
Orden de 26 de noviembre de 1937 (BOE, Burgos 28 de noviembre de 1937, nº 404, p. 4555).
566
Orden de 11 de febrero de 1941 (BOE de 16 de febrero de 1941, nº 47, p. 1071).
567
Ver, en particular: VV.AA., Justicia en guerra, Jornadas sobre la Administración de Justicia durante la
guerra civil española: instituciones y fuentes documentales, organizadas por el AHN, “Sección guerra civil”;
Ana Boned Colera y María Antonia Fernández, “Posicionamiento de jueces y magistrados ante la rebelión
militar y depuración franquista”; Raúl C. Cancio, Guerra civil y tribunales: de los jurados populares a la
justicia franquista (1936-1939), p. 231 y “Vicisitudes políticas y jurisdiccionales del Tribunal Supremo
durante la guerra civil español”; Mónica Lanero Táboas, Una milicia de la justicia. La política judicial del
franquismo (1936-1945); Pascual Marzal Rodríguez, Magistratura y República. El Tribunal Supremo (1931-
1939); y Federico Vázquez Osuna, La Rebel·lió de "sus señorías": L'administració de justicia a Catalunya,
1931-1945: la magistratura i el ministeri fiscal, (tesis doctoral), La Rebel·lió dels tribunals. L'administració
de justícia a Catalunya (1931-1945). La judicatura i el ministerio fiscal, “Francisco Javier Elola Díaz-
Varela, lealtad de un Magistrado al Estado de derecho hasta las últimas consecuencias”, “La recuperación de
la memoria histórica, la judicatura Republicana” y “L’Audiència Territorial i la Provincial de Barcelona
(1931-1945). Una aproximació política, administrativa i humana als jutges i magistrats que administraren
justícia”.

176
“Año de la Victoria”568, por la que se acordaba la separación definitiva del servicio y su
baja en la escala del Cuerpo de los siguientes funcionarios:

Carrera Judicial: Fernando Abarrategui Pontes, Eduardo Iglesias Portal, Alberto de


Paz Mateos, Enrique Cerezo Cardona569, Federico Enjuto Ferrán, José Pérez
Martínez570, Alfonso Rodríguez Dranguet571, Santiago Sentís Melendo572, Dionisio
Terrer Fernández573, Gerardo Fentanes Portela, José Aragonés Champín, José
Fernández Orbeta y Luis Fernández Clérigo.

Carrera Fiscal: Mariano Granados Aguirre, José Martí de Veses Sánchez574, Manuel
Sancho Sancho, Vidal Gil Tirado, Carlos de Juan Rodríguez y Leopoldo Garrido
Cavero.

La jurisdicción militar en todo el territorio nacional fue la más activa y


contundente. Mariano Gómez se encontraba en el exilio, pero ello no fue inconveniente
para su procesamiento en todos los sumarios castrenses con los que tuviera alguna relación
su actividad profesional en el Tribunal Supremo. Por ello era declarado en rebeldía en
todos ellos. Si no hubiera salido de España ante la ocupación de Barcelona por los
insurrectos el 26 de enero de 1939, difícilmente hubiera podido evitar el fusilamiento

Entre las primeras medidas adoptadas destacó la instrucción de diligencias penales


contra los Magistrados, Fiscales y funcionarios del Tribunal Supremo, por los delitos de
rebelión militar, auxilio o adhesión a la rebelión. La acción se desarrolló con un doble
objetivo575: de una parte la persecución de todos los Magistrados miembros del Tribunal y,
de otra parte, de forma específica, buscando el castigo ejemplar de cuantos lo hicieron en
la Sala Sexta de Justicia Militar576.

Las referidas diligencias penales militares comenzaron su tramitación por el


Juzgado Especial de la Auditoría de Guerra de la Cuarta Región Militar, del que era Juez
Instructor el Coronel de Infantería, Roberto Zaragoza y León, y Secretario el Capitán de
Complemento del Cuerpo Jurídico Militar, Ángel Colmeiro Laforet. La expresada
Auditoría de Guerra se había instalado en el Palau de Justicia de Barcelona577 en clara
manifestación de ejercicio del poder militar de ocupación, como de forma similar ocurrió

568
Orden de 25 de abril de 1939 (BOE, 1 de mayo de 1939, nº 121, p. 2361) y Orden rectificada de la misma
fecha (BOE, 20 de mayo de 1939, nº 140, p. 2734). En este último BOE, en la p. 2733, se publica la
concesión al dictador, Francisco Franco Bahamonde, de la Gran Cruz Laureada de San Fernando, según
dispuso el Vicepresidente Francisco Gómez Jordana y Sousa a propuesta del Ministro de Defensa Nacional
Fidel Dávila Arrondo, “dada en Madrid, en el Día de la Victoria, a diecinueve de mayo de mil novecientos
treinta y nueve”.
569
Magistrado de la Audiencia de Valencia.
570
Juez Municipal.
571
Juez de Primera Instancia.
572
Juez de Primera Instancia.
573
Director General del Instituto de Reforma Agraria en 1933.
574
Fiscal.
575
Los procesos judiciales militares que se citan se han consultado en el AHD, a los que sólo hay acceso, de
momento, por las fichas nominales de los procesados, y que muchos de ellos se encuentran en el legajo
titulado “expedientes unidos 2.198-28.741, año 1956”, Signatura 09186.
576
Informe sobre responsabilidades de personal de la Sala 6ª del Tribunal Supremo (AHN, Fondos
Contemporáneos, Causa General, Pieza 5ª Justicia roja, Caja 1.638-2, expte. nº 62, 32 folios.
577
Federico Vázquez Osuna, “Un segle d’Administració de justícia al Palau”, p. 132, Cap. 4 de la obra
colectiva (Coord. M. Carme Polo, autores, R. Fontova y F. Vázquez Osuna), 1908-2008: cent anys del Palau
de Justicia de Barcelona, Cap. 4 “ Un segle d’Administració de justícia al Palau”, p. 132.

177
con el Palacio de Justicia de Madrid en el que uno de sus laterales fue ocupado por el Alto
Tribunal de Justicia Militar.

La Auditoría de Guerra de Cataluña elaboró un detallado informe sobre el Tribunal


Supremo - estructura, composición y funcionarios en general, que se remitió, entre otros, al
Juzgado Especial Militar, que se unió a los procedimientos sumarísimos a que dio lugar la
actuación del citado Juez Instructor, sustituido el 30 de abril de 1939 por Pedro Guitar
Camacho. El citado informe constaba de 23 folios y se titulaba “Antecedentes sobre los
componentes y actuación de las distintas Salas del Tribunal Supremo suministrados por el
Servicio de Recuperación e Información de esta Auditoría”578.

Según se desprende del contenido del Informe, no cabe duda de que fue inspirado,
dirigido, coordinado e incluso probablemente redactado por miembros de la carrera judicial
y, en particular, por algún o algunos Magistrados del Tribunal Supremo que se plegaron al
Ejercito de ocupación de Barcelona579. Y en lo que se refiere específicamente al
curriculum de Mariano Gómez, se decía:

“GOMEZ Y GONZÁLEZ, Mariano

Presidente de la Sala 6ª del Tribunal Supremo al estallar el Movimiento Nacional,


cargo que desempeñaba desde año 1931 en que fue nombrado, continuando en el
hasta que el 19 de Diciembre de 1936, fue nombrado Presidente Álvarez Martín
Taladriz, pasando este a Presidente interino del Tribunal Supremo, en donde
continuó hasta la liberación de Barcelona.-
Antes de su nombramiento para Magistrado del Tribunal Supremo, ejercía la
Cátedra de Derecho Político de la Universidad de Valencia. El 11 de abril de 1932
fue nombrado Presidente de la Sala Militar del citado Tribunal Supremo.- Con
anterioridad y tras varios cambios políticos (perteneció a Unión Patriótica),
Concejal del Ayuntamiento de Valencia en las elecciones del 14 de abridle 1931,
candidato de las Constituyentes en candidatura de separada con Rafael Sánchez
Guerra, por la misma población, no consiguiendo acta.- Como Presidente de la Sala

578
Informe titulado “Antecedentes sobre los componentes y actuación de las distintas Salas del Tribunal
Supremo suministrados por el Servicio de Recuperación e Información de esta Auditoría”, que se encuentra
unido a las diligencias previas nº 399/1939 del Juzgado Especial de la 4ª Región Militar, Barcelona,
acumuladas en los procedimientos sumarísimos ordinarios 1.297 y 1.856 y los de urgencia 19.175, 21.324 y
19.187, AHD, “expedientes unidos 2.198-28.741, año 1956”, Signatura 09186.
579
El Informe en cuestión tenía los siguientes apartados:
- Curriculum vitae o breve referencia biográfica de los componentes del Tribunal en sus diferentes Salas,
plagados de datos falsos, erróneos y juicios de valor.
- Relación nominal de Sres. Magistrados que integraban el Tribunal Supremo hasta el 18 de julio de 1936.
(en realidad desde la proclamación II República).
- Composición de las Salas y de la Inspección de Tribunales, Fiscalía General de Republica y Magistrado
Agregado al TS Eduardo Capó Bonafous.
- “Funcionarios que integraban las distintas Salas del Tribunal Supremo”.
- “Relación nominal de los funcionarios nombrados para desempeñar cargos en el Tribunal Supremo con
posterioridad al 18 de julio de 1936”. Incluye una “Relación de los funcionarios comprendidos en la anterior
y que cesaron.
- “RELACION NOMINAL DE LOS FUNCIONARIOS DEL TRIBUNAL SUPEMO QUE CESARON EN
EL SERVICIO ACTIVO CON POSTERIORIDAD AL 18 DE JULIO DE 1936”.
- “RELACION NOMINAL DE LOS FUNCIONARIOS FISCALES DEL TRIBUNAL SUPREMO QUE
CESARON EN ELSERVICIO ACTIVO CON POSTERIORIDAD AL 18 DE JULIO DE 1936”.
- “RELACION DE PERSONAL FISCAL QUE SERVIA EN PLAZA EN EL TRIBUNAL SUPREMO A
LA ENTRADA DE LAS TROPAS NACIONALES, el día 26 de enero de 1939”.

178
Militar, formó parte de la sala al juzgar a los que actuaron en el levantamiento del
General Sanjurjo, de 10 de agosto.
Primer Presidente de los Tribunales Populares, comenzando a actuar en la Cárcel
Modelo de Madrid, en la misma noche de los asesinatos cometidos allí (Melquíades
Álvarez, Conde de Santa Engracia, etc. etc).- En el año 1934 gestionó y consiguió
los indultos de los comprometidos en el Movimiento revolucionario del mes de
Octubre del citado año.- Durante todo el tiempo en que actuó como Presidente del
Tribunal Supremo, mantuvo gran influencia sobre los Ministros de Justicia de la
España roja, estando últimamente en contacto inmediato con Negrín, de quien era
persona de confianza, interviniendo como tal en algún conflicto entre el Gobierno
rojo y el de la Generalitat.-
FUE EL ORIENTADOR Y EN LA MAYORIA DE LOS CASOS EL AUTOR DE
TODA LA LABOR LEGISLATIVA DE LA ADMINISTRACION DE
JUSTICIA.-
Por su mediación se obtuvo la libertad de algunos detenidos por derechistas,
deteniendo en otros casos las denuncias formuladas contra varios; se conocen
bastantes casos en que su actuación salvó de la aplicación de penas graves a varias
personas”.

El mencionado Juzgado Militar Especial instruyó las diligencias previas nº


393/1939 “en averiguación de las actividades y presunta responsabilidad de los
componentes de las distintas Salas del llamado Tribunal Supremo de la República, salvo
los de la Sala Sexta que son objeto de otro procedimiento”, cuyas actuaciones dieron
comienzo el 3 de abril de 1939 y que fueron elevadas a causa nº 324 el 17 de agosto “Año
de la Victoria”.

Fue tal el entramado procesal y la cantidad de diligencias y causas iniciadas por la


jurisdicción militar en toda España, que la causa 324/1939 fue acumulada junto a los
procedimientos sumarísimo ordinarios nº 1.297 y 1.856 y los de urgencia nº 19.175, 21.324
y 19.187, dando lugar esa acumulación a la Causa nº 2.198/1939 de la 1ª Región Militar,
Madrid, instruida con carácter sumarísimo ordinario por el delito de rebelión militar580
legajo titulado “expedientes unidos 2.198-28.741, año 1956, Signatura 09186.

La vista de la causa nº 2.198/1939 se celebró en la Sala 5ª del Palacio de Justicia de


Madrid y se dictó Sentencia el 1 de diciembre de 1939, en cuyo Primer Resultando se
comenzaba diciendo: “se inició la presente causa con testimonio dimanante de la nº 8 de la
4ª Región Militar que fue seguida en la plaza de Barcelona contra personal del Tribunal
Supremo rojo y que fue vista y fallada en aquella plaza en 13 de marzo de 1939, en cuya
sentencia se hizo un respetuoso llamamiento a la Autoridad Judicial sobre las
responsabilidades inferidas de autos contra otras personas pertenecientes al Tribunal
citado”. El fallo de la Sentencia se dictó en los términos siguientes: Diego Medina García,
condena a siete años; Santiago del Valle y Aldabalde, absuelto; José María Rodríguez de
los Ríos y García, seis años y un día; Diego María Crehuet del Amo, absuelto; José Castán
Tobeñas, absuelto; Agustín Aranda y García de Castro, seis años y un día; Felipe Uribarri
Mateos, doce años y por Orden de 31 de diciembre de 1947 se accedió a su petición de
rehabilitación581; y José González Llana Fagoaga, seis años y un día.

580
Arhivo Histórico de Defensa, legajo titulado “expedientes unidos 2.198-28.741, año 1956”, Signatura
09186.
581
BOE de 8 de febrero de 1948, nº 39, p. 570.

179
De otra parte, el Juez Instructor de la Auditoría de Guerra de Cataluña, instruyó las
diligencias previas nº 399/1939582, dictando una Requisitoria el 26 de abril de 1939, “Año
de la Victoria”, contra los miembros de la Sala Sexta “del llamado Tribunal Supremo de la
República”, por el supuesto delito de adhesión a la rebelión, que se publicó en la prensa de
Barcelona. La Requisitoria lo era para que se presentasen y ser oídos en el Juzgado, los
magistrados Mariano Gómez González, Fernando Abarrategui y Ponte, José María Álvarez
M. Taladrid, Juan Camin de Angulo, Fernando González Barón, Ricardo Calderón
Serrano, Juan José González de la Calle, Emilio Urizar y Olazábal y Aurelio Matilla Díaz
del Barrio583. Como ya hemos visto en el apartado anterior, ninguno de ellos se personó en
el plazo de cuarenta de ocho horas que se les concedía.

En el Informe sobre responsabilidades del personal de la Sala 6ª del Tribunal


Supremo, elaborado por José Perogordo Camacho, General de Aviación, Juez Instructor de
la causa seguida contra “el personal de Magistrados, Secretarios, Fiscales y Jueces de la
Sala del Tribunal Supremo del llamado Gobierno de la República” y unido a la Causa
General584, se deja constancia de la distinta valoración sobre la responsabilidad penal de
los magistrados de dicha Sala que quedaron en Cataluña y la de aquellos otros que optaron
por irse al exilio. En opinión del Juez instructor de la causa, la responsabilidad de estos
últimos era “mucho mayor”, por lo que al comienzo del citado Informe se establece:

El 30 de enero de 1939 se ordenó por la Auditoría de Guerra de Cataluña abrir


procedimiento judicial para “esclarecer las responsabilidades en que pudiera haber
incurrido el personal de Magistrados, Secretarios, Fiscales y Jueces de la Sala del
Tribunal Supremo del llamado Gobierno de la República”. Iniciada la instrucción,
el 10 de febrero se dictó Auto “ordenando la apertura de pieza separada en la que se
investigaría las responsabilidades de orden penal en su caso o administrativo, en
que pudiera haber incurrido aquellos individuos que directa o indirectamente
actuaron en la Sala Sexta del Tribunal Supremo, pero sin que esta actuación, a salvo
la debida comprobación, fuese grave. De esta manera en la presente pieza
solamente figuran las actuaciones correspondientes a los encartados que se
encuentran sufriendo prisión y que por los cargos o misiones especiales que han
desempeñado se presume puedan tener responsabilidad de orden penal585. Mucho
mayor es la de todos aquellos que por haber desplegado gran actividad en la
administración de la Justicia y ser al mismo tiempo personas que gozaban de la
confianza del Gobierno rojo se ausentaron de esta plaza y aún de España a raíz de la
liberación de Cataluña, con objeto de eludir su responsabilidad. Contra ellos no se
ha tomado hasta ahora medida judicial y serán declarados rebeldes
oportunamente”586.

Como complemento a esa acción judicial, la Causa General iniciada al término de


la guerra, fue un buen cauce para la represión, pues a ella se incorporaban cuantas

582
AHD, legajo titulado “expedientes unidos 2.198-28.741, año 1956”, Signatura 09186.
583
La Vanguardia Española, Barcelona, viernes 28 abril 1939, Año de la Victoria, p. 3.
584
Informe sobre responsabilidades de personal de la Sala 6ª del Tribunal Supremo (AHN, Fondos
Contemporáneos, Causa General, Pieza 5ª Justicia roja, Caja 1.638-2, expte. nº 62, 32 folios.
585
Los procesados eran: Fernando Berenguer de las Cagigas, Auditor de la Armada y Magistrado del
Tribunal Supremo; Pedro Jordán de Urries y Patiño, Auditor de División; Francisco Javier Elola y Díaz-
Varela, Magistrado del Tribunal Supremo; Pedro Rodríguez Gómez, Teniente Auditor de Primera; y José
Romero Valenzuela, Teniente Auditor de Segunda
586
Informe sobre responsabilidades de personal de la Sala 6ª del Tribunal Supremo (AHN, Fondos
Contemporáneos, Causa General, Pieza 5ª Justicia roja, Caja 1.638-2, expte. nº 62, folio 2.

180
denuncias se presentaban por los vencedores con ánimo de resarcirse y lograr una
venganza ejemplar y, de esta forma se propiciaba la acción judicial correspondiente.

De igual forma, se procesa por la jurisdicción militar a todos los miembros de los
Tribunales Populares y demás órganos judiciales de la República durante la guerra. La
ausencia de ordenación de los archivos militares y su extraordinaria dispersión en la
actualidad, hace imposible establecer una relación completa de todos esos procedimientos
y de las personas encausadas. No obstante, baste señalar como ejemplo, los tres casos
siguientes:

- Procedimiento sumarísimo ordinario número 8 del Juzgado Especial Militar letra M. de


Jefes y Oficiales, Auditoría de Guerra de la 1ª Región Militar (Madrid). El Auditor del
Ejercito de Ocupación y en su nombre el Juez Especial, procesó a los siguientes
magistrados de la Sala Sexta del Tribunal Supremo: Mariano Gómez, Juan Camín,
Fernando Abarrategui y Ricardo Calderón y ordenó la publicación en la prensa nacional de
la correspondiente requisitoria587:

- Procedimiento sumarísimo de urgencia nº 26.123588 instruido por el Juez Militar Eventual


nº 6 de Madrid, Comandante de Infantería Benjamín García Fernández y posteriormente el
Comandante de Infantería Olegario González Hernández, en el que actuaron de Secretarios
el Alférez Ernesto Panero Gil, el Teniente Provisional de Infantería Isidro de las Cagigas589
y el Soldado de Infantería Valentín Ramón Sorrosal. En este procedimiento se procesó
mediante Auto de 23 de septiembre de 1942 a los Magistrados Fernando Abarrategui
Pontes, Juan Camín y Fernando Berenguer y al Fiscal Alfredo Matilla.

El Juez fue informado por la policía de que Abarrategui vivía en París, Boulevard
Saint Marcel 57, Hotel des Gobelins; Juan Camín se había establecido en Biarritz, Av.
Jardin Public, Hotel Malhontes; Fernando Berenguer de la Cagigas se dijo que había
“fallecido” (sic) cuando lo cierto era que había sido condenado a muerte y fusilado junto al
Magistrado Francisco Javier Elola y Díaz-Varela y al General Auditor Pedro Rodríguez
Gómez el 12 de mayo de 1939 en el Campo de la Bota (Barcelona)590; y sobre Alfredo de
Matilla se informó que se ignoraba su paradero.

Este procedimiento sumarísimo se inició como consecuencia de denuncia


presentada en la Causa General por José Mantmenen Ferrer en los términos siguientes: su
hijo Vicente Manmenen, estudiante, afiliado a Falange, de 22 años, fue detenido por los
asaltantes del cuartel de la Montaña donde se había sublevado como oficial de
Complemento el 20 de julio 1936 y conducido a la Cárcel Modelo, donde fue juzgado el 15
de octubre por consejo de guerra que le condenó a la pena de muerte el 17 de octubre y fue
ejecutado la madrugada del 18 en la Ciudad Universitaria, siendo personas sospechosas de
participación en el crimen quienes formaban el Tribunal: Presidente Fernando Abarrategui,
Magistrados Juan Camín y Fernando Berenguer de las Cagigas y Fiscal Alfredo de Matilla.

587
ABC de Sevilla, domingo 2 de julio de 1939, p. 16 y ABC de Madrid, martes 4 de julio de 1939, p. 17.
588
AHD, expediente 26.123, año 1946, signatura 04162.
589
El Teniente Provisional de Infantería Isidro de las Cagigas era pariente del Magistrado de la Sala Sexta y
General Auditor de la Armada Fernando Berenguer de las Cagigas, procesado en el sumario a pesar de haber
procesado, condena a muerte y fusilado el 12 de mayo de 1939.
590
Procedimiento sumarísimo en la causa nº 8/1939 de la Auditoria de Guerra de Cataluña, “instruida contra
magistrados, fiscales y jueces de Sala Sexta del Tribunal Supremo del llamado gobierno de la República”,
seguida por el delito de auxilio a la rebelión.

181
Ante la imposibilidad de seguir el procedimiento por la situación procesal de
rebeldía de los tres procesados vivos, el procedimiento se archiva y en la portada de la
causa figura de forma destacada la siguiente nota escrita a mano con lápiz rojo: “ =OJO=,
Contra los dos primeros hay otro sumario con el nº 3 de Auditoría y 7.595 del Juzgado”.

- Diligencias previas nº 109.369, procedimiento sumarísimo de urgencia nº 109.369 de la


Auditoría de Guerra de la 1ª Región Militar (Madrid), Juez Instructor Miguel Valls de la
Torre, Comandante de Infantería y Secretario, Armando Ocón Urzay, Capitán de
Infantería591. Procesados: Alfonso Mateos Campos, Coronel de Infantería; Isaac
Maldonado Martín, Alférez de Infantería; Ricardo Calderón Serrano; Mariano Gómez
González; Miguel Caranzón; Fernando Berenguer; Juan González Ocampo; Lorenzo
Carabantes Monsalvez, Teniente de Artillería a Caballo; Ramón Orgel León, Teniente de
Artillería a Caballo; y Teofilo Zelaya Clavería, Comandante de Sanidad Militar.

El Secretario Judicial de la Causa General de Madrid y su provincia, Abelino


Rodicio Arias, remitió al Juzgado Instructor información de la pieza nº 2 sobre
“Antecedentes, Alzamiento Nacional, Ejercito rojo y liberación” según testimonio que
remitía del juicio sumarísimo seguido contra Jefes y Oficiales del Primer Regimiento de
Artillería Ligera (Cantón de Getafe) y del que conoció el Tribunal Especial de Madrid
constituido en la Cárcel Modelo, compuesto por Mariano Gómez, Presidente; los
Magistrados Miguel Garazony y Fernando Berenguer; y el Secretario, Ricardo Calderón.
El citado Tribunal Especial dictó Sentencia el 13 de septiembre de 1936 condenando a los
procesados por rebelión militar: pena de muerte para el Coronel de Artillería Pedro
Ramírez Ramírez, el Teniente Coronel de Artillería, Antonio del Castillo y Olivares Matos,
el Capitán de Artillería Manuel Enrile y González Aguilar, y los Tenientes de Artillería
Manuel Membrilleras y Francisco López Pereira; reclusión perpetua con la accesoria de
pérdida de empleo y abono total de la prisión preventiva a tres Comandantes, 5 Capitanes y
siete Tenientes; prisión militar correccional de tres años de prisión con la accesoria de
suspensión de empleo, pérdida de tiempo de servicio durante la condena y abono total de la
prisión preventiva a tres Tenientes de Artillería y cuatro Alféreces de Artillería. El 15 de
septiembre el Gobierno de Largo Caballero quedó enterado de las penas de muerte
impuestas, que se ejecutaron a las seis de la mañana del siguiente día 16 “en la explanada
que hay en el puente de la Ciudad Universitaria”.

El 16 de noviembre de 1942 el Juzgado remitió al Auditor General de Madrid el


siguiente oficio:

“Excmo. Sr.
Examinadas las presentes diligencias previas seguidas al Coronel de Infantería
DON ALFONSO MATEOS CAMPOS, y nueve más por su actuación en el
Tribunal Especial que entendió la causa seguida contra varios Jefes y Oficiales del
Rgto. De Artillería de Getafe, con motivo de la sublevación del mismo a favor del
Glorioso Alzamiento Nacional, y constando en autos que de dichos encartados uno
ha sido ya juzgado, otro se encuentran en tramitación sus respectivos
procedimientos, otros han sido declarados en rebeldía y otro por fin ha fallecido, es
pertinente que por V.E, se acuerde el archivo de este actuado sin declaración de
responsabilidad de conformidad con el contenido del art. 396 del C. de J.M. por las
siguientes causas:

591
AHD, Diligencias previas nº 109.369, procedimiento sumarísimo de urgencia nº 109.369, Legajo nº 4784.

182
A) Por haber sido ya objeto de procedimiento anterior el Coronel de Infantería
DON ALFONSO MATEOS CAMPOS y el Comandante de Sanidad Militar
DON TEOFILO ZELAYA CLAVERIA;
B) Por haber sido declarados rebeldes en este y otros procedimientos según consta
en los antecedentes obrantes en esta Auditoria los Tenientes de Artillería DON
LORENZO CARAVANTES MOSALVES y D. RAMON ORGEL LEON,
Alférez de Infantería D. ISAAC MALDONADO MARTIN y paisanos D.
RICARDO CALDERON SERRANO, DON MARIANO GOMEZ
GONZALEZ, DON MIGUEL CARANZÓN y
C) Por ser objeto de otro procedimiento sobre los mismos hechos que con el
carácter de causas se siguen en el Juzgado nº 14 el paisano DON JUAN
GONZALEZ OCAMPO; y
D) Por su fallecimiento el también paisano DON FERNANDO BERENGUER DE
LAS CAGIGAS.

Si V.E. resolviese de conformidad deberá volver el actuado a su Instructor para la


práctica de las pertinentes diligencias de ejecución y deducción en ellas del debido
testimonio de particulares contra el paisano JUAN GONZALEZ OCAMPO para su
remisión al expresado Juzgado nº 14.

V.E. no obstante resolverá”.

El Auditor General de Madrid archivó el procedimiento en octubre de 1946.

Mariano Gómez y los demás magistrados del Supremo en el exilio tuvieron que ser
declarados en rebeldía y, por tanto, así lo hicieron en los procedimientos y diligencias ya
citados.

Como señala Federico Vázquez Osuna, “las autoridades ministeriales delegaron la


depuración de los jueces de Barcelona en tres magistrados: Buenaventura Sánchez Cañete
López, Ignacio de Lecea Grijalba y Federico Parera Abelló”592. Buenaventura Sánchez
Cañete López, Gobernador Civil de Valencia593 el 14 de abril de 1931, era nombrado antes
de terminar la guerra Presidente de la Sala de lo Civil de la Audiencia Territorial de
Barcelona el 17 de febrero de 1939, “III Año Triunfal”594 y años más tarde, el 12 de
septiembre de 1945 fue nombrado Presidente de la misma Audiencia595.

Sánchez Cañete desempeñó su función represora sin descanso, haciendo un


seguimiento minucioso de los expedientes judiciales y de depuración. Valga como ejemplo
su actividad en el procedimiento sumarísimo seguido contra José María García Amorós596,

592
Federico Vázquez Osuna, “La recuperación de la memoria histórica, la judicatura republicana”, p. 19 y
“Apunt biogràfic. Buenaventura Sánchez-Cañete”, pp. 139. Ver también del mismo autor, “L’Audiència
Territorial i la Provincial de Barcelona (1931-1945). Una aproximació política, administrativa i humana als
jutges i magistrats que administraren justícia”.
593
Nombramiento mediante Decreto nº 847 de 2 de marzo de 1931 (Gaceta de Madrid, nº 62, 3 de marzo de
1931, p. 1209). Buenaventura Sánchez Cañete López fue nombrado Magistrado de la Audiencia Territorial
de Barcelona en mayo de 1931 y posteriormente jubilado. Recurrida la jubilación fue admitido el recurso en
diciembre de 1932 y volvió al servicio activo en su anterior destino en la Audiencia de Barcelona. Al ocupar
los facciosos Barcelona se puso a su disposición en la Audiencia Territorial.
594
BOE de 7 de marzo de 1939, nº 66, p. 1317.
595
BOE de 28 de septiembre de 1945, nº 271, p. 1973.
596
José María García Amorós: durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera y siendo Juez de Primera
Instancia del distrito de San Juan (Murcia), fue sometido a juicio de responsabilidad a virtud de demanda de

183
Magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona desde diciembre de 1928, Juez de
Primera Instancia del Distrito Sur de Barcelona desde 1931 y Magistrado Decano de
Barcelona. Sánchez Cañete llegará a acusar a su compañero José María García Amorós de
“persona de acendrados ideales rojos, al extremo que en ocasiones hacía la apología del
régimen soviético, propugnando la constitución de la sociedad comunista, sin que puedan
obtenerse datos concretos que hubiera podido realizar durante la dominación marxista”597.
José María García Amorós fue condenado a la pena de doce años y un día y separado de la
carrera judicial por sus convicciones republicanas.

Sánchez Cañete López conocía bien a Mariano Gómez. Ambos coincidieron en


Barcelona desde que en noviembre de 1937 se instaló allí el Tribunal Supremo. Antes
coincidieron en la ciudad del Turia desde que Sánchez Cañete fuese nombrado Gobernador
Civil el 3 de marzo de 1931. Desempeñaba su Cátedra en la Universidad y se comprometía
a fondo en el derrocamiento de la Monarquía:

“De las casas Consistoriales fuimos a la Diputación provincial y al Gobierno civil,


donde se repitió la escena del Ayuntamiento. Destacamos en las dos entidades
delegaciones de la conjunción. El gobernador seguía en contacto con Madrid, pero
se plegó ante la realidad de las cosas. En su presencia y sin su protesta salimos al
balcón e izamos la bandera tricolor. Trató de disuadirnos de ir a Capitanía general
al anunciarle que lo haríamos acto seguido. ¿Por qué dejar de hacerlo? No nos
convenció el gobernador y reanudamos la marcha hacia Capitanía, a pesar de las
resistencias de Ricardo Samper”598.

En el procedimiento sumarísimo que dio lugar a la causa nº 8/1939 de la Auditoria


de Guerra de Cataluña, “instruida contra magistrados, fiscales y jueces de Sala Sexta del
Tribunal Supremo del llamado gobierno de la República”, seguida por el delito de auxilio a
la rebelión, se procesó a dos magistrados del Supremo, Francisco Javier Elola y Díaz-
Varela y Fernando Berenguer de las Cagigas599, y al General Auditor Pedro Rodríguez

Juan Viudez Pascual, Marqués de Rioflorido, la Junta inspectora del personal judicial falló que debía
“declarar y declara no existir hay motivos comprobados para imponer corrección disciplinaria alguna a D.
José García Amorós”, decisión que para su cumplimiento y publicación remitió a la Gaceta de Madrid el Jefe
de Gobierno en funciones Antonio Magaz y Pers, Marqués de Magaz (Gaceta de Madrid, 22 de noviembre
de 1923, nº 326, p. 794); nombrado Juez de Primera Instancia e Instrucción del Distrito del Hospital
(Barcelona) el 10 de mayo de 1926 (Gaceta de Madrid, 11 de mayo de 1926, nº 131, p. 811) y Magistrado de
la Audiencia Provincial de Barcelona el 24 de diciembre de 1928 (Gaceta de Madrid, 26 de dic8iembre de
1928), nº 361, p. 1955); solicitó y se acordó su nombramiento como Juez de Primera Instancia del Distrito
del Sur de Barcelona el 23 de mayo de 1931 (Gaceta de Madrid, 27 de mayo de 1931, nº 147, p. 958).
597
Federico Vázquez Osuna, “La recuperación de la memoria histórica, la judicatura republicana”, pp. 21 y
22.
598
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), pp. 35 y 36.
599
Fernando Berenguer de las Cagigas: Nació en Manila (Filipinas) el 24 de agosto de 1874. Ingresó por
oposición en el Cuerpo Jurídico e la Armada en 1896; fue promovido al empleo de Auxiliar en 1904; a
Teniente Auditor de tercera en 1910; a Teniente Auditor de segunda en 1917; a Teniente Auditor de primera
en 1920, y a Auditor de Departamento en 1929. Desempeñó los destinos de Auxiliar de la Auditoría del
Departamento de Cartagena; Secretario de Justicia del Departamento de Cartagena; Ayudante a las ordenes
del Sr. Auditor general D. Juan Spottorno; Auxiliar de la Auditoría del Consejo Supremo de Guerra y
Marina; Auxiliar de la Auditoría del Departamento de Cádiz; Auxiliar de la Asesoría general del Ministerio y
Fiscal de la Escuadra; Ayudante a las ordenes del Sr. Ministro togado D. Eladio Mille Suárez; Secretario
Relator del Consejo Supremo de Guerra y Marina, y Jefe de los Servicios de la jurisdicción de Marina. Por
Decreto de 2 de agosto de 1932 fue promovido al empleo de General Auditor de la Armada (Gaceta de
Madrid de 9 de agosto de 1932, nº 222, p. 1040; por Decreto de 8 de septiembre de 1932 queda en situación
de disponible forzoso en Madrid (Gaceta de Madrid de 10 de septiembre de 1932, nº 254, p. 1822); por
Decreto de 9 de marzo de 1933 fue nombrado Jefe de la Sección de Justicia del Ministerio de Marina (Gaceta

184
Gómez600, que tomaron la decisión de no abandonar Barcelona el 26 de enero de 1939. Los
tres fueron condenados a la pena de muerte por el delito rebelión en Sentencia de 13 de
mayo de 1939 y, recurrida ante el Alto Tribunal de Justicia Militar, fue confirmada por
Sentencia de 18 de abril de 1939. El fusilamiento de los mencionados tres juristas del
Tribunal Supremo de la República, se llevó a cabo a las cinco horas del 12 de mayo de
1939 en el Campo de la Bota (Barcelona).

A Mariano Gómez y demás compañeros de exilio les llegaban, con dificultad y


retraso, las informaciones de la represión general que se llevaba a cabo en España. En
relación con el fusilamiento de Fernando Berenguer, escribía poco después la siguiente
reflexión:

“El general don Dámaso Berenguer acababa de abandonar el Gobierno que negó el
indulto a Galán y García Hernández, los dos héroes republicanos de Jaca, y, sin
embargo, nadie le molestó, pudiendo entregarse voluntariamente al Gobierno de la
República el 15 de Abril. En carta que dirigió con esta fecha al presidente del
Consejo de ministros declara “estar seguro de la severa justicia del nuevo régimen”.
Conservo el autógrafo de dicha carta, que si es honor de quien la firma, todavía es
más honrosa para el régimen bajo el cual pudo ser escrita. En cambio, el ilustre
general del Cuerpo Jurídico de la Armada, don Fernando Berenguer, fue fusilado el
12 de mayo de 1939 en Barcelona por el tremendo delito de haber servido
legalmente a la República como magistrado de la Sala de Justicia Militar del
Tribunal Supremo, caso no único en el martirologio judicial”601.

En consonancia con las palabras anteriores, importa conocer que al general Dámaso
Berenguer Fusté, de conformidad con lo acordado por el Consejo Director de las
Asambleas de las Ordenes Militares de San Fernando y San Hermenegildo, siendo
Presidente de la República Alcalá-Zamora y Presidente del Consejo de Ministros y
Ministro de la Guerra Azaña, se le concedió la Gran Cruz de San Hermenegildo con
antigüedad de 21 de julio de 1932602.

También en Barcelona fue sometido a consejo de guerra sumarísimo en la causa nº


3/1939 de la Auditoría de Guerra de Cataluña, el Magistrado Luis Pomares Pérez, Juez
especial en la causa por la insurrección del 18 de julio y, por tanto, colaborador de
Francisco Javier Elola en esa tarea, además de haber sido también Presidente de la Sala

de Madrid de 11 de marzo de 1933, nº 70, p. 1900); por Decreto de 4 de enero de 1934 queda en situación de
disponible forzoso en Madrid, encargándose del estudio y redacción de un anteproyecto de ley de
Enjuiciamiento militar de Marina y las comisiones de servicio que se le encomienden (Gaceta de Madrid de
7 de enero de 1934, nº 7, p. 316); por Decreto de 6 de agosto de 1936 fue nombrado con carácter interino
Magistrado de la Sala Sexta del Tribunal Supremo (Gaceta de Madrid de 9 de agosto de 136, nº 222, p. 1154;
y por Decreto de 26 de agosto de 1936 fue nombrado Magistrado de la Sala Sexta del Tribunal Supremo
(Gaceta de Madrid de 27 de agosto de 1936, nº 240, p. 1494). Estaba en posesión, entre otras
condecoraciones, de la Cruz del Mérito Militar de primera clase con distintivo blanco y de la Cruz de la
Orden de San Hermenegildo.
600
Pedro Rodríguez Gómez: Teniente Auditor de primera del Cuerpo Jurídico del Ejército fue nombrado
Secretario de la Sala Sexta (Militar) del Tribunal Supremo por Decreto de 16 de octubre de 1936 (Gaceta de
Madrid de 17 de octubre de 1936, nº 291, p. 368) y por Orden Circular del Ministerio de Defensa Nacional,
de 23 de septiembre de 1937, pasa agregado, con carácter transitorio, a la Auditoría de Guerra del Ejército de
operaciones del Centro (Gaceta de la República de 30 de septiembre de 1937, nº 273, p. 1279).
601
Mariano Gómez, Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días), pp. 61-62.
602
Decreto de 21 de marzo de 1932 (Gaceta de Madrid, 23 de marzo de 1933, nº 82, p. 2163).

185
Segunda de la Audiencia Territorial de Barcelona. Fue condena a muerte pero evitó el
fusilamiento al serle conmutada la pena603.

3. Diligencias penales en el Tribunal Supremo.

Como ya ha sido expuesto, en la mañana del 9 de noviembre de 1936 fue


bombardeado el Palacio de Justicia de Madrid y sus aledaños, cayendo un obús a las
puertas del Juzgado de Guardia en la calle Marqués de la Ensenada. El Presidente del
Tribunal y los magistrados presentes en ese momento, acudieron a la calle para comprobar
los daños del bombardeo. Mariano Gómez visitó al Juez nº 2 de Guardia, Carlos Fernández
Calzada (Juez Municipal interino de Instrucción) y al Secretario, Antonio Yáñez Arroyo.
Sobre la mesa había unos billetes de dinero que se encontraron entre las pertenencias de un
cadáver de una mujer, hasta ese momento sin identificar y por la que nadie había
preguntado. El Juzgado tramitaba el sumario nº 403/1936 para la busca y captura de los
autores de dicha muerte y de diez personas más. El Presidente del Tribunal Supremo
ordenó la incautación de esa cantidad, que ascendía a 44.300 pesetas, para atender los
pagos y necesidades de la Justicia, puesto que en el Tribunal no había fondos, el Gobierno
estaba ya en Valencia, en Hacienda no se efectuaban pagos y, entre otros extremos, había
que abonar las nominas y dietas de los funcionarios judiciales, de los Jurados y Tribunales
y del personal de limpieza.

De la referida incautación se extendió la correspondiente diligencia por el Juzgado.


El dinero, dentro de un sobre en el que figuraba escrito a mano “Elena de la Vega de la
Hoz”604, quedó formalmente depositado en la caja fuerte de las dependencias de la
Habilitación del Tribunal Supremo por el habilitado Luis Cos-Gayón Travesí. En el
momento del depósito estaban presentes el personal de Habilitación, Mariano Gómez y
otros Magistrados, engtre los que cabe señalar José Aragonés Champín, Fernando
Abarratégui Pontes, Santiago del Valle y Aldabalde, Miguel Torres Roldán y Fernando
Berenguer de las Cagigas.

Durante la guerra, quienes estaban autorizados para ello en la sede del Tribunal en
Valencia y ante la falta de fondos para atender los pagos de la Sección Delegada de
Madrid, ordenaron en varios ocasiones que acudieran a la referida cantidad depositada,
orden que nunca se llegó a cumplir.

Esa incautación inquietaría a la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo faccioso,


que el 24 de febrero de 1939, en sesión celebrada en Valladolid, acordó por unanimidad
“designar una comisión compuesta por el Presidente de la Sala Primera Excmo. Sr. Don
Rafael Rubio, el Magistrado Excmo. Sr. Don Celestino Valledor, el Secretario y
Vicesecretario de Gobierno Don Fco. Javier Tornos y Don Rafael García Valdés y el
Secretario de Sala Don Domingo Salazar y Dª Isabel Martín Posadillo para que en el
momento en que se reciba la primera noticia oficial de la liberación de Madrid, salgan para
dicha capital y adopten en ella y con relación al Tribunal Supremo cuantas resoluciones le
sugiera su buen celo” y “a estos efectos se acuerda también gestionar con la mayor

603
Fondos del archivo del Tribunal Territorial 3º de Barcelona hoy depositados en el AHD en Madrid.
604
María Sofía de la Hoz Bárcena, Vizcondesa viuda de Ros, estuvo casada con Antonio Vega Ros de Olano
y tuvieron tres hijos: Alfredo (fallecido antes de la guerra), Isabel (fallecida el 14 de noviembre de 1936) y
Elena (fallecida en 1939). Antonio Vega Ros de Olano era primo hermano de Ros de Olano, Marqués de
Gad-el-Jelú (abuelo materno del autor de este libro).

186
urgencia del Excmo. Sr. Ministro de la Gobernación los oportunos y necesarios
salvoconductos”605.

En la incautación del Palacio de Justicia de Madrid por el Tribunal Supremo


franquista, que tuvo lugar el 1 de abril de 1939, la Comisión nombrada al efecto reflejó en
el acta lo siguiente:

“Abierta la Caja apareció en ella lo siguiente:- Una caja pequeña de hierro que
contiene: CUARENTA Y CUATRO MIL TRESCIENTAS PESETAS EN
BILLETES DE EMISIONES AL PARECER LEGÍTIMAS. Manifiesta el Sr. Cos-
Gayón a quien se requiere a este solo efecto que dicha cantidad le fue entregada en
depósito por Don Mariano Gómez como Presidente del Tribunal Supremo del
Gobierno marxista para quedara en caja a su disposición añadiendo el propio Sr.
Cos-Gayón que oficialmente se ignora su procedencia pero que oficiosamente le
dijeron que la repetida cantidad se encontró en el cadáver de Dª Elena de la Vega de
la Hoz que apareció asesinada, nombre que figura en la envoltura del dinero”606.

La Sala de Gobierno acordó el 11 de noviembre de 1939, “proceder a la devolución


de 44.300 pesetas encontradas en la Caja del Tribunal Supremo del Gobierno marxista a la
persona que acredite pertenecerle” y “de conformidad con el dictamen escrito del
Ministerio Fiscal, se acuerda por unanimidad designar al Magistrado de la Audiencia de
Madrid Don José María Castelló a fin de que instruya las oportunas diligencias en
averiguación de la procedencia de estas 44.300 pesetas …”607. En las diligencias llevadas a
cabo por el Magistrado Castelló intervino el Ministerio Fiscal en cuyo informe de 29 de
enero de 1940 propuso “la instrucción del correspondiente sumario, que por la condición
del presunto culpable, es de la competencia de este Tribunal Supremo en pleno”608. La Sala
de Gobierno, trató de nuevo el asunto el 7 de febrero:

3º - Expediente instruido á fin de proceder a la devolución de 44.300 pesetas


encontradas en la Caja del Tribunal Supremo marxista.

Examinado detenidamente el expediente al efecto instruido por el


Magistrado Don José María Castellón, designado á tal fin por acuerdo de la Sala de
Gobierno del día 11 de Noviembre del pasado año 1939, y no apareciendo en dicho
expediente extremo alguno que pueda contradecir, ni siquiera por una duda la
legítima posesión de la cantidad expresada á favor de Doña María Sofía de la Hoz
Bárcena, de conformidad con los informes del Instructor y del Ministerio Fiscal, se
acuerda la devolución de expresada cantidad a la herencia de dicha Señora,
representada por su albacea, el resguardo de depósito necesario en el Banco de

605
Archivo Central del Tribunal Supremo, Sala de Gobierno, Tejuelo Libro Registro 15, Referencia 601927,
Libro de Actas de las Reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Sesión de 24 de
febrero de 1939. Asistentes: Excmos. Señores D. Felipe Clemente de Diego, Pte., Galo Ponte Escartín,
Rafael Rubio Freire-Duarte, Eduardo Alonso Alonso, Eduardo Dívar Martín y el Excmo. Sr. Fiscal Blas
Pérez González.
606
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1.
607
Archivo Central del Tribunal Supremo, Sala de Gobierno, Tejuelo Libro Registro 15, Referencia 601927,
Libro de Actas de las Reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Sesión de 11 de
noviembre de 1939, folio 050 vlto. Asistentes: Excmos. Señores D. Felipe Clemente de Diego, Pte., Blas
Pérez, Fiscal, Rafael Rubio, Eduardo Alonso, Eduardo Dívar y Luis Suárez Alonso de Fraga.
608
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1.

187
España nº 2659, por 43.050 pesetas constituido á disposición del Secretario de
gobierno, con orden al Excmo. Señor Gobernador de dicho Banco, a fin de que
realice la entrega a Don Francisco Muguiro, como albacea testamentario de la
difunta Doña María Sofía de la Hoz Bárcena, así como las 1250 pesetas existentes
en la Caja de este Tribunal.

Asimismo, de conformidad también con el Dictamen Fiscal, se acuerda pase


al Pleno para que resuelva sobre la instrucción del oportuno sumario, á fin de
depurar la legitimidad de la orden dada por el que fue Presidente del Tribunal
Supremo marxista Don Mariano Gómez González, á fin de incautarse de la
cantidad objeto de este expediente, librándose por el Secretario el testimonio de
particulares interesado por el Ministerio Fiscal, que se pasará al Tribunal Pleno, a
quien corresponde la competencia del sumario por la condición del presunto
culpable”609.

El caso pasaba al Pleno del Tribunal que, en su reunión de 11 de abril, designó


Ponente al Magistrado de la Sala Segunda, Manuel Miralles Salabert”.610 En las diligencias
incoadas actuó como Secretario el de Sala Emilio Gómez Vela y, como Oficial de Sala,
Félix Lamela y Cartea. El Pleno de 2 de julio del mismo año acordó pasar las diligencias al
Ministerio Fiscal para “que ejercite si lo estima pertinente las acciones que procedan611.
Desde que se iniciaron estas diligencias penales en el Tribunal Supremo, los más
cualificados magistrados y, en particular, los miembros de la Sala Segunda de lo Criminal,
dejaron sentir su preocupación al entender que los hechos no eran perseguibles en el orden
penal. Aunque en menor grado, en el Ministerio Fiscal existía alguna sintonía con ese
parecer. De forma contradictoria, a pesar de las circunstancias políticas del momento, no
concebían que el Tribunal Supremo tuviese que llevar a cabo una función represora, sino
estrictamente profesional-judicial. Desde una perspectiva conservadora, por lo demás
tradicional y característica desde siempre y hasta nuestros días en los magistrados del

609
Archivo Central del Tribunal Supremo, Sala de Gobierno, Tejuelo Libro Registro 15, Referencia 601927,
Libro de Actas de las Reuniones celebradas por la Sala de Gobierno del Tribunal Supremo, Sesión de 11 de
noviembre de 1939, folio 050 vlto. Asistentes: Excmos. Señores D. Felipe Clemente de Diego, Pte., Blas
Pérez González, Fiscal y los siguientes Magistrados: Rafael Rubio Freire-Duarte, Eduardo Alonso Alonso,
Juan Gualberto Bermúdez Ballesteros y Luis Suárez Alonso de Fraga.
610
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1. Asistentes al Pleno:
Presidente Felipe Clemente de Diego y los siguientes Magistrados: Rafael Rubio Freire-Duarte, Eduardo
Alonso Alonso, Eduardo Dívar Martín, Manuel Moreno y Fernández de Rodas, Diego María Crehuet del
Amo, Rafael Muñoz Lorente, Pío Ballesteros Álava, Félix Álvarez Santullano y Aramburu, Juan Gualberto
Bermúdez Ballesteros, Ildefonso Bellón Gómez, Luis Suárez Alonso de Fraga, José Márquez Caballero,
Domingo de Guzmán de la Calle y Matute, Eduardo Eizaguirre y Pozzi, Mariano de Miguel Rodríguez, Luis
Felipe Vivanco y Pérez del Villar, Celestino Valledor y Suárez de Otero, Felipe Gil Casares, Federico
Castejón Martínez de Arizala, Juan Salvador Minguijón Adriano y Manuel Miralles Salabert.
611
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1. Asistentes al Pleno:
Presidente Felipe Clemente de Diego y los siguientes Magistrados, Diego María Crehuet del Amo, Rafael
Rubio Freire-Duarte, Eduardo Alonso Alonso, Eduardo Dívar Martín, Miguel Moreno Laguía, Rafael Muñoz
Lorente, Pío Ballesteros Álava, Félix Álvarez Santullano y Aramburu, Juan Gualberto Bermúdez Ballesteros,
José Castán Tobeñas, Ildefonso Bellón Gómez, Luis Suárez Alonso de Fraga, Domingo de Guzmán de la
Calle y Matute, Eduardo Eizaguirre y Pozzi, Mariano de Miguel Rodríguez, Luis Felipe Vivanco y Pérez del
Villar, Celestino Valledor y Suárez de Otero, Felipe Gil Casares, Federico Castejón Martínez de Arizala,
Juan Salvador Minguijón Adriano, Manuel Miralles Salabert, Juan Brey Guerra, Juan de Dios Cuenca-
Romero y Uclés, Isidro Romero Civantos, Napoleón Ruíz Falcó, Manuel de la Plaza Navarro, Manuel
Gómez Pedreira y Francisco González Naharro.

188
Tribunal Supremo612, concebían su trabajo como un servicio a la justicia y, además,
algunos fueron compañeros de Mariano Gómez, como José Castán Tobeñas, amigo suyo
desde la infancia y del que conocía su rectitud de conducta humana y profesional.

Al cabo de los meses, el 3 de diciembre de 1940, el Fiscal emitía el siguiente


informe manuscrito, con firma ilegible y PD (por delegación), es decir, sin la firma de
Blas Pérez González, Fiscal del Tribunal Supremo:

“El Fiscal dice que de los hechos que aparecen en estas diligencias no se
desprenden los elementos necesarios para fundar una querella por malversación ni
por ningún otro delito por lo que el Tribunal puede servirse acordar el archivo de
este expediente.
Madrid 3 de Diciembre de 1940”613.

El Pleno del Tribunal, reunido el 14 de diciembre de 1940, acordó el archivo de las


diligencias614, a lo que el Abogado del Estado no se opuso según escrito del siguiente día
26615. El archivo se llevó a cabo por providencia de 14 de enero de 1941, firmada por los
magistrados Diego María Crehuet del Amo, Luis Suárez Alonso de Fraga y Eduardo
Eizaguirre y Pozzi616.

Mariano Gómez nunca supo y nadie le informó en el exilio que el Supremo instruyó
y archivó esas diligencias penales contra él. Mariano y Charito Gómez Alfaro, tuvieron
conocimiento por primera vez en su vida de la existencia de las referidas actuaciones y
hechos, en conversación mantenida con ellos por el autor de este trabajo en Buenos Aires
el año 2008.

Terminada la guerra, el caso de los asesinatos de María Sofía de la Hoz Bárcena,


Vizcondesa viuda de Ros y de su hija Isabel de Vega de la Hoz, así como del sacerdote
Antonio Pérez, se iba a reactivar, como tantos otros casos. A ello contribuiría con eficacia

612
Sobre la profesionalidad de los magistrados del Tribunal Supremo en ese y otros periodos, son de gran
interés, entre otros, los siguientes trabajos: Mónica Lanero, Una milicia de la justicia. La política judicial del
franquismo (1936-1945), Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1996 y VV.AA., Justicia en guerra,
en particular el apartado Justicia”Nacional”, pp. 249-404. Además, son también de interés, Braulio Díaz
Sampedro, La politización de la justicia. La designación de los Magistrados del Tribunal Supremo (1836-
1881) y, aunque referido en particular al pensamiento político del Tribunal Supremo durante el periodo del
franquismo 1964 a 1974, Francisco J. Bastida, Jueces y franquismo. El pensamiento político del Tribunal
Supremo en la Dictadura, prologo de J. A. González Casanova.
613
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1.
614
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1. Asistentes al Pleno:
Presidente Felipe Clemente de Diego y los siguientes Magistrados: Diego María Crehuet del Amo, Rafael
Rubio Freire-Duarte, Eduardo Alonso Alonso, Eduardo Dívar Martín, Manuel Moreno y Fernández de
Rodas, Rafael Muñoz Lorente, Félix Álvarez Santullano y Aramburu, Juan Gualberto Bermúdez Ballesteros,
José Castán Tobeñas, Ildefonso Bellón Gómez, Luis Suárez Alonso de Fraga, José Márquez Caballero,
Domingo de Guzmán de la Calle y Matute, Eduardo Eizaguirre y Pozzi, Mariano de Miguel Rodríguez, Luis
Felipe Vivanco y Pérez del Villar, Celestino Valledor y Suárez de Otero, Federico Castejón Martínez de
Arizala, Manuel Miralles Salabert, Juan de Dios Cuenca-Romero y Uclés, Napoleón Ruíz Falcó, Manuel
Gómez Pedreira y Francisco González Naharro.
615
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1.
616
AHN, Tribunal Supremo, Pleno, Causa nº 1/1940 contra Don Mariano Gómez González, (Presidente del
T.S.) por malversación, FC-TRIBUNAL_SUPREMO_RECURSOS, 147, EXP. 1.

189
la Causa General, iniciada por Decreto de 26 de abril de 1940617, que concedía amplias
facultades al Fiscal del Tribunal Supremo para instruirla y en ella se deberían reunir las
pruebas de los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la
“dominación roja”. Fue el gran escaparate político-jurídico-ideológico de la represión
franquista, que se mantuvo abierta y activa hasta la entrada en vigor del Decreto-Ley
10/1969, de 31 de marzo, por el que se declara la prescripción de todos los delitos
cometidos con anterioridad al 1 de abril de 1939618.

Los familiares de María Sofía de la Hoz Bárcena y de su hija Isabel de Vega de la


Hoz no denunciaron esas muertes, según manifestó expresamente, el 25 de abril de 1939,
Francisco Lorenzo Penalva, viudo de Isabel y yerno de María Sofía, en los respectivos
expedientes de inscripción de los fallecimientos ante el Juzgado correspondiente de
Madrid:

“Que su esposa, DOÑA ISABEL DE VEGA DE LA HOZ, su madre política,


DOÑA SOFÍA DE LA HOZ BÁRCENA y un Sacerdote llamado DON ANTONIO
PÉREZ, que vivía refugiado en el domicilio de aquellas en esta Ciudad, calle
Serrano 100, 1º, fueron los tres extraídos de la casa, la tarde del 8 de de Noviembre
de 1936 por un grupo de milicianos de la F.A.I. que les capitaneaban Felipe Salas
Delgado (cree está en Valencia o Alicante) y Manuel Díaz (se ignora su paradero.
Es natural de Constantina de la Sierra, provincia de Sevilla). Dícese que los
detenidos fueron conducidos al Cuartel de la F.A.I. en Claudio Coello y que aquella
misma noche fueron sacados de él y fusilados en un solar de la confluencia de las
calles Velázquez y López de Hoyos; lo cierto es que el guardia de Seguridad Tomás
Suarrán (Mesón de Paredes 84), al pasar por dicho lugar aquella noche, oyó voces
de auxilio, acudió a ellas y encontró herida a la esposa del declarante. La condujo al
Hospital Provincial y allí le apreciaron tres balazos en el tórax, a consecuencia de
los cuales falleció el 14 del mismo mes. Junto a donde ella fue recogida, vio el
citado guardia dos cadáveres que, por las señas, eran los de la suegra del declarante
y el de D. Antonio Pérez, el Sacerdote citado.

Tiene noticias de que las criadas de la casa, llamadas la Morena y la Eulogia,


denunciaron a las víctimas. (Están detenidas).

Los mismos Felipe Díaz y Manuel Díaz se incautaron de la casa pocas horas
después de haberse llevado detenidos a sus habitantes y pasados tres o cuatro días
se instalaron para vivir en el piso de los asesinados, divulgando por la vecindad la
noticia de que las dueñas habían muerto. De ella robaron muebles, cuadros, objetos
de Arte, alhajas y cuanto de valor había.

Pueden dar noticias sobre los hechos el portero de la casa, Juan López (detenido en
Porlier) y la amante de Felipe Salas, llamada Matilde Galego Gómez (detenida en la
Cárcel de Mujeres de Ventas) y Antonio Hidalgo Berene (detenido hasta hoy en
Castellana nº 68).

Se ha inscrito en el Registro Civil el fallecimiento de la esposa del declarante y no


así el de Dª María Sofía de la Hoz Bárcena, la cual era natural de Santander, de 53
años de edad, hija de Antonino y Tomasa (viuda de D. Antonio Vega y Ros de

617
BOE, 4 de mayo de 1940, nº 125, pp. 3048 y 3049.
618
BOE, 1 de abril de 1969, nº 78, p. 4704.

190
Olano, Vizconde de Ros), de cuyo matrimonio dejó dos hijas, una la esposa del
declarante, que falleció, según deja dicho, el 14 de noviembre de 1936, y otra que
vive en la actualidad y se llama Elena, de 32 y 30 años de edad, respectivamente.

Pueden ser testigos en los expedientes de inscripción del fallecimiento D. José


Fernández Serrano (Pez, 30) y D. José Trieros (Alonso Cano, 32).

Los hechos expuestos no han sido denunciados” 619.

La Causa General ordenó unir esa manifestación a la Pieza Principal y de ello existe
Certificación firmada por el Abogado Fiscal Eusebio Rams Catalán620, Fiscal Secretario de
la Pieza nº4, en el Ramo Separado nº 69, “checa de Claudio Coello 112” de Madrid621, de
la que Adolfo de Miguel Garcilópez622 fue Fiscal Delegado Instructor.

En toda la Causa General se destacan hechos cruentos que se atribuyen a personas


que fueron juzgadas sin pruebas, en consejos de guerra sumarísimos, sin la más mínima
garantía jurídica de un procedimiento justo623. Fueron una auténtica parodia de lo que debe
ser un proceso judicial, seguido por órganos jurisdiccionales (jueces y tribunales) parciales
en los que el principio de la presunción de inocencia no existía, con sentencias dictadas de
antemano. La independencia e imparcialidad judicial brilló por su ausencia, no existió el
derecho de defensa ni a los procesados se les dio la posibilidad de nombrar abogados. Las
declaraciones eran obtenidas bajo la presión, los malos tratos y la tortura y la prueba era
fabricada por la policía, los instructores y los mismos órganos judiciales.

En efecto, en la Causa General se encuentras referencias al asunto de las trágicas


muertes de María Sofía de la Hoz Bárcena, su hija Isabel de Vega de la Hoz y el sacerdote
Antonio Pérez y algunos pormenores en relación con la checa de Claudio Coello 112 de
Madrid, perteneciente a las denominadas Milicias andaluzas de la C.N.T./F.A.I. Al mismo
tiempo que se establece una cadena numerosísima de muertes, asesinatos y todo tipo de
delitos llevados a cabo por las personas vinculadas con la referida checa, se deja también
constancia de una incompleta pero ejemplar relación de las medidas judiciales que sobre
ellas recayeron624:

- Felipe Salas Delgado: fallecido en la Cárcel de Torrijos después de la liberación de


Madrid.
- Matilde Gallero Gómez, amante de Felipe Salas: detenida en la Cárcel de Mujeres de
Ventas.
- Manuel Díaz: se ignora su paradero.

619
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, Pieza Principal, folio 357.
620
Años más tarde se nombró a Eusebio Rams Catalán para la plaza de Abogado Fiscal del Tribunal
Supremo por Decreto 1464/1967, de 1 de junio (BOE, 4 de julio de 1967, nº 168, p. 9342).
621
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1534, Ramo Separado nº 69, folio 5.
622
Adolfo de Miguel Garcilópez: ingresó en la carrera fiscal en 1933, en la que ejerció antes y después de la
guerra civil. Fue uno de los Fiscales de la Causa General, en particular de la Pieza 4 "checas" en Madrid.
Magistrado del Tribunal Supremo de 1962 a 1979, en 1967 fue nombrado Presidente de su Sala Segunda
donde conoció entre otros muchos asuntos del "caso Matesa" y del “proceso 1001”. Una vez jubilado pasó a
ejercer de abogado, formó parte del equipo de abogados defensores de los golpistas del 23-F.
623
Resulta relevante el hecho de que, en el Colegio de Abogados de Madrid, se elaborase una Memoria “en
la que se exponen las infracciones más salientes y más insistentemente comentadas por el público en general
del procedimiento y normas puestas en uso en la actualidad por los Tribunales Militares de esta capital”,
Madrid, 10 noviembre 1939, Año de la Victoria (8 folios).
624
AHN, FC-CAUSA_GENERAL, 1534, Ramo Separado nº 69.

191
- Isidora García García, “La Morena”: detenida. Consejo de guerra, procedimiento
sumarísimo nº 21.347.
- Eulogia García García, “La Eulogia”: detenida. Consejo de guerra, procedimiento
sumarísimo nº 21.347.
- Juan López, casado con Elvira, portera de Serrano nº 100: detenido en la Cárcel de Díaz
Porlier.
- Antonio Hidalgo Berene: detenido hasta hoy en Castellana nº 68.
- José Rasero Buitrago (U.G.T.): consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº
102.353.
- Leonardo Gómez Mora (“El Potaje”): consejo de guerra, procedimiento sumarísimo
ordinario nº 102.382 instruido por el Juzgado Eventual nº 27 de Madrid: detenido en
Pamplona el 13 de octubre de 1940. Prisión de Yeserías.
- Pilar Fortea Martín, que hizo vida marital con Leonardo Gómez Mora durante el
periodo de dominación marxista: detenida.
- Antonio Pérez González: ejecutado.
- Antonio Molina: se suicidó cuando era conducido de Jaén a Madrid en 1942.
- Eduardo Ballesteros Ballesteros: ejecutado en Jaén.
- José Pérez Pareja “El Ditero”: en ignorado paradero.
- Juan Arena “El Chato Arenas”: en ignorado paradero.
- José Marín García: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 1.930.
- Salvador Quevedo Gutiérrez: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 61.607.
- Aniceto Martínez García: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 51.526.
- José Rueda Sánchez: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 51.526.
- Tomás Galindo Zaldívar: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 5.653.
- Serafín Gutiérrez Martínez: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 10.247.
- Manuel Acosta Osuna: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 9.809.
- José Basedo Buitrago: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 102.353.
- Federico Rodríguez Solís: consejo de guerra, procedimientos sumarísimos nº 51.526 y
61.356.
- Marcos Pérez Ramírez: consejo de guerra, procedimiento sumarísimo nº 105.615.
Si los consejos de guerra se celebraban presididos por la palabra muerte que
inspiraba toda su actuación, valga como muestra y referencia estadística de las ejecuciones
por fusilamiento llevadas a cabo, solamente en la ciudad de Madrid. Solamente en las
tapias del cementerio del Este, más conocido hoy por el nombre de Cementerio de La
Almudena, patrona de Madrid, en cuyos registros no cabe duda que se efectuaron
manipulaciones para ocultar ejecuciones, los datos numéricos de fusilamientos son
estremecedores: en los últimos ocho meses de 1939, novecientos setenta y ocho (978); en
1940 novecientos cincuenta y tres (953); en 1941 doscientos ochenta (280); en 1942
doscientos cuarenta y uno (241); y en 1943 doscientos siete (207); lo que hace un total de
2.659 fusilamientos en las tapias del citado cementerio en menos de cinco años. A ese total
y en ese mismo periodo, habría que añadir 68 fusilamientos en la ciudad y 378 en otras
localidades de la provincia. Y todo ello sin olvidar que en casi todos los cementerios y en
otros lugares de la ciudad, se llevaban a cabo fusilamientos.

Como complemento de lo anterior, resulta revelador que en el Colegio de


Abogados de Madrid se elaborase una Memoria el 10 de noviembre de 1939, “Año de la
Victoria”625, en la que se denunciaba con energía la grave parodia jurídica y procesal de los
625
Memoria elaborada en el Colegio de Abogados de Madrid “en la que se exponen las infracciones más
salientes y más insistentemente comentadas por el público en general del procedimiento y normas puestas en
uso en la actualidad por los Tribunales Militares de esta capital”, Madrid, 10 noviembre 1939, Año de la
Victoria (8 folios).

192
consejos de guerra sumarísimos y, entre otros extremos, se afirmaba que, diariamente
“cada consejo viene viendo de 10 a 30 juicios sumarísimos de urgencia” y en cada juicio el
número de procesados variaba. Desgraciadamente habrá que seguir esperando a que todos
los archivos judiciales militares de España se abran al público definitivamente, para ser
consultados sin limitaciones y poder establecer, de una vez por todas, los datos más
completos posibles de la represión por la jurisdicción militar en todos sus aspectos.

Han transcurrido más de 70 años desde que los sublevados impusieran su singular
victoria, y la denominada Ley de la Memoria Histórica626, a pesar de la propaganda que ha
recibido por parte del Gobierno y de los partidos políticos en general, ha sido un
instrumento del todo insuficiente para llegar a saber el alcance de la represión llevada a
cabo por la dictadura y, en ese sentido, ha venido a ser un nuevo impedimento jurídico para
la labor investigadora de esa tragedia.

4. La condena por el Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas.

A los dos meses de iniciarse el golpe de Estado del 18 de julio, la Junta de Defensa
Nacional de España presidida por el General Miguel Cabanellas Ferrer, aprobaba el
Decreto nº 108, dado en Burgos el 13 de septiembre de 1936627, en el que establecía:

- Se declaraban fuera de la ley todos los partidos y agrupaciones políticas y sociales del
Frente Popular así como cuantas organizaciones habían tomado parte en la oposición a
las fuerzas que cooperaban al movimiento nacional, decretándose la incautación de
todos sus bienes;
- todos los funcionarios y empleados públicos, podrían ser corregidos, suspendidos y
destituidos por los jefes de los centros donde prestasen sus servicios;

- Los generales jefes de los Ejércitos de operaciones o los de columna o unidad, podrían
en las plazas ocupadas, tomar medidas precautorias encaminadas a evitar posibles
ocultaciones o desaparición de bienes de aquellas personas que por su actuación fueran
responsables directos o subsidiarios, por acción o inducción, de daños y perjuicios de
todas clases ocasionados como consecuencia de la oposición al triunfo del movimiento
nacional;

- Las autoridades expresadas remitirían a los juzgados de primera instancia relación de


las personas y bienes que poseyeran los perseguidos, para que se decretase el embargo
de estos con arreglo a las leyes de enjuiciamiento criminal y civil, quedando
subsistentes tales medidas hasta la depuración de las responsabilidades criminales y
civiles;

- Las medidas precautorias anteriores se llevarían a efecto no obstante aparecer los


bienes enajenados o gravados a favor de personas distintas, siempre que la enajenación
o gravamen hubiera sido hecha en fecha posterior al 19 de julio de 1936.

626
Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a
favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura (BOE, 27 de
diciembre de 2007, nº 310, pp. 53410-53416).
627
Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España, Burgos 16 de septiembre de 1936, nº 22, pp. 1
y 2.

193
Como señala Manuel Álvaro Dueñas, “parece lógico que tanto la recién creada
Junta Técnica del estado, como, con más razón, el propio Cuartel General de Franco, se
plantearan enseguida el control de un mecanismo que, al margen de su carácter represivo,
suponía, cuanto menos, unas expectativas de acopio de recursos económicos para los
esfuerzos bélicos”628.

En consecuencia, el citado Decreto 108 de 13 de septiembre de 1936, fue


desarrollado mediante el Decreto-Ley de 10 de enero de 1937629, por el que se instituyeron
una Comisión Central administradora de bienes incautados por el Estado y una Comisión
de incautación de bienes en cada capital de provincia.

Sobre estas bases y otras disposiciones complementarias, las incautaciones que se


practicaban por los sublevados desde el 18 de julio de 1936, encontraron un marco
jurídico, siempre bajo control directo de las autoridades militares y con la participación del
aparato judicial ordinario (juzgados de primera instancia e instrucción).

Pero el mecanismo represor general hasta aquí descrito, iba a encontrar su


complemento después de muchos debates internos de los mandos militares y eminentes
juristas afectos al golpe, en la Ley de Responsabilidades Políticas de 9 de febrero de
1939630 y demás normas de desarrollo como las Ordenes de 20 de marzo631 y 20 de abril de
1939632, la posterior Ley de 27 de septiembre de 1940 relativa a la efectividad de las
sanciones económicas633 y la Orden de 26 de diciembre de 1945634 por la que se declaraba
extinguida la Sección informadora de reclamaciones de terceros de la Ley de 1939.
La finalidad de la Ley de Responsabilidades Políticos quedó establecida claramente
en su artículo 1º por el que “se declara la responsabilidad política de las personas, tanto
jurídicas como físicas, que desde primero de octubre de mil novecientos treinta y cuatro y
antes de dieciocho de julio de mil novecientos treinta y seis, contribuyeron a crear o a
agravar la subversión de todo orden de que se hizo víctima a España y de aquellas otras
que, a partir de la segunda de dichas fechas, se hayan opuesto o se opongan al Movimiento
Nacional con actos concretos o con pasividad grave”.

Conforme a la expresada normativa sobre responsabilidades políticas, se creó toda


una estructura jurídico-política para su aplicación635:

- Un Tribunal Nacional en cuya presidencia estuvieron Enrique Suñer Ordóñez y


Wenceslao González Oliveros y en el que también desempeñaron cargos Guillermo
Kirpatrik O’Farril (Vicepresidente Vocal militar), Juan Hinojosa Ferrer (Vocal
Magistrado), José María Mazón Sáinz y Eduardo Aunós Pérez (Vocal de FET y de
las JONS), Manuel Rodríguez Bárcena (Vocal militar suplente), Manuel Ruiz
Gómez (Vocal Magistrado suplente), Jesús Suevos Hernández y Manuel Torres
López (Vocales FET y de las JONS suplentes), Vicente Santamaría y de Rojas (2º
628
Manuel Álvaro Dueñas,“Por Ministerio de la ley y voluntad del Caudillo”. La Jurisdicción Especial de
Responsabilidades Políticas (1939-1945), p. 81.
629
BOE, Burgos, 11 de enero de 1937, nº 83, pp. 82-84.
630
BOE, 13 febrero 1939, nº 826, pp. 824-847.
631
BOE, 22 marzo 1939, nº 81, pp. 1645 y 1646.
632
BOE, 29 abril 1939, nº 119, pp. 2298 y 2299.
633
BOE, 4 octubre 1940, pp. 6870-6872.
634
BOE, 31 diciembre 1945, p. 3827.
635
Sobre la estructura jurídico-política de la jurisdicción especial sobre responsabilidades políticas así como
su actividad y estadística es de gran utilidad la obra de Manuel Álvaro Dueñas, ob. cit., en particular in fine,
los cuadros contenidos en las pp. 259-293.

194
Jefe de la Jefatura Superior Administrativa), José Anguita Sánchez (Secretario) y
José de Partearroyos (Secretario suplente)636;

- Tribunales Regionales de Albacete (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Murcia),


Barcelona (Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona), Bilbao (Vizcaya), Burgos
(Álava, Burgos, Logroño, Santander y Soria), Cáceres (Badajoz y Cáceres), Ceuta
(Ceuta), La Coruña (La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra), Granada (Almería,
Granada, Jaén, Málaga), Las Palmas de Gran Canaria (Las Palmas, Santa Cruz de
Tenerife), Madrid (Ávila, Guadalajara, Madrid, Segovia y Toledo), Melilla
(Melilla), Oviedo (Oviedo), Palma de Mallorca (Baleares), Pamplona (Guipuzcoa y
Navarra), Sevilla (Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla), Valencia (Alicante, Castellón
y Valencia), Valladolid (León, Palencia, Salamanca, Valladolid y Zamora),
Zaragoza (Huesca, Teruel y Zaragoza).

- Juzgados Instructores;

- Juzgados Civiles especiales.

Como también indica Manuel Álvaro Dueñas, la composición mixta (militares y


civiles) del Tribunal de Responsabilidades Políticas, “la misma que se dará al Tribunal
para la Represión de la Masonería y el Comunismo637, presenta similitudes con la del
Tribunal del Pueblo638 nazi, pero se diferenciaba del Tribunal alemán y del Tribunal para
la Defensa del Estado639 de Italia, en que éstos quedaron bajo control del Partido único”.
La represión de la masonería y el comunismo fue siempre una auténtica obsesión del
dictador Francisco Franco hasta su muerte y, por tanto, de todos quienes sustentaban su
régimen autocrático.

Sobre la magnitud de la labor represiva de los vencedores durante la dictadura en


esta jurisdicción especial de responsabilidades políticas, baste señalar los datos siguientes:

- Por los Tribunales Regionales de Responsabilidades Políticas se tramitaron no


menos de 229.549 expedientes640;

- Hubo casos de singulares de tramitación de diligencias e incoación de expedientes


a grupos de personas y vecinos de localidades, como por ejemplo641: en Madrid se
incoó expediente contra 174 personas, como continuación de los abiertos por la
Comisión de Incautación de Bienes; se abrió expediente colectivo contra 74 vecinos
de la localidad de Griñón (Madrid), que fue sobreseído en mayo de 1945 por ser
insolventes; la referida Comisión inició diligencias contra 75 vecinos de Torrejón
de Velasco (Madrid) y la Audiencia Provincial de Toledo sobreseyó el expediente
en 1945; e igualmente, se tramitaron diligencias contra 346 vecinos de El Álamo
(Madrid), porque se refugiaron en la capital en octubre de 1936 y por tal motivo el
instructor decretó el embargo de sus bienes el 4 de febrero de 1938.

636
Datos tomados de Manuel Álvaro Dueñas, ob. cit., Cuadro nº 2 en las pp. 260-261.
637
Ley de 1 de marzo de 1940 sobre represión de la masonería y del comunismo (BOE, 2 de marzo de 1940,
nº 62, pp. 1537-1539.
638
Volksgerischtshof.
639
Tribunales per la Difesa dello Stato.
640
Manuel Álvaro Dueñas, ob. cit., Cuadro nº 6 de la p. 265.
641
Manuel Álvaro Dueñas, ob. cit., p. 197.

195
Y por lo que se refiere al catálogo de sanciones y reglas para su aplicación,
contenidos en la Ley, se estructuraba de la forma siguiente:

“Grupo I.- (Restrictivas de la actividad).- Inhabilitación absoluta. Inhabilitación


especial.
Grupo II.- (Limitativas de la libertad de residencia).- Extrañamiento. Relegación a
nuestras Posesiones africanas. Confinamiento. Destierro.
Grupo III.- (Económicas).- Pérdida total de los bienes. Pago de cantidad fija.
Pérdida de bienes indeterminados”.

- En casos excepcionales en que los hechos realizados por el inculpado revistieran


caracteres de gravedad extraordinaria, podrían los Tribunales proponer al Gobierno
la pérdida de la nacionalidad española, que éste acordaría o no, según considerase
conveniente. En todos los fallos en que se propusiera la pérdida de nacionalidad, se
impondría precisamente como sanciones la de extrañamiento y la de pérdida total
de los bienes”.

- El ensañamiento sancionador contra los vencidos se dirigía también


minuciosamente contra las familias de los expedientados ya fallecidos o en el caso
de que fallecieran en la tramitación del expediente: “Artículo 15.- Las sanciones
económicas se harán efectivas, aunque el responsable falleciere antes de iniciarse el
procedimiento o durante su tramitación, con cargo a su caudal hereditario, y serán
transmisibles a los herederos que no hayan repudiado la herencia o no la hayan
aceptado a beneficio de inventario. No obstante la aceptación de la herencia, si
alguno de los herederos hubiere prestado eminentes servicios al Movimiento
Nacional, o demostrare su anterior y pública adhesión a los postulados del mismo,
podrán solicitar excepción en cuanto a la parte de aquella que le correspondiera”.
Y en su obsesión sancionadora, los vencedores contemplaron también la posibilidad
de que el sancionado con privación de libertad que padeciera enfermedad mental, se
sustituyera la sanción por el internamiento en un manicomio (“establecimiento
médico adecuado”), donde en aquella época los malos tratos y la tortura a los
pacientes estaban a la orden del día (aislamiento, camisa de fuerza, atadura a la
cama, suministros de fármacos, la “innovadora” práctica del electroshock):
“Artículo 16.- Si el inculpado al que se hubiera impuesto alguna sanción limitativa
de la libertad de residencia padeciere enajenación mental, podrán los Tribunales
acordar que tal sanción sea sustituida por internamiento en un establecimiento
médico adecuado, del que no podrán salir sin previa autorización”.

El Decreto de 13 de abril de 1945642 declaró suprimida la Jurisdicción de


responsabilidades políticas, pero en esa fecha quedaban por resolver más de 42.000
expedientes. Se constituyó una Comisión Liquidadora y hubo que esperar a que el Decreto
2824/1966, de 10 de noviembre643, declarase el indulto para la extinción definitiva de
responsabilidades políticas644.

Pero antes de que se decretase en 1966 el expresado indulto de la ley de


responsabilidades políticas, mediante Ley 154/1963, de 2 de diciembre, se creaba el

642
BOE, 25 de abril de 1945, nº 115, p. 3282.
643
BOE, 12 de noviembre de 1966, nº 271, p. 14218.
644
Ver a este respecto Manuel Álvaro Dueñas, ob. cit., pp. 170-172.

196
Tribunal de Orden Público (TOP) y su Juzgado instructor, al que más tarde se añadió otro
más. Aparecía otra jurisdicción especial para la persecución penal de los opositores a la
dictadura. Según los resultados del completo y minucioso estudio llevado a cabo por Juan
José del Águila Torres, el TOP tramitó un total 22.600 procedimientos, se dictaron 2.839
sentencias condenatorias y 950 absolutorias, hubo 8.943 procesados y 50.609 afectados y,
en fin, el total de sus sentencias condenatorias sumaron 11.720 años de prisión645. La
jurisdicción especial del TOP permaneció activa hasta su supresión mediante Real
Decreto-ley 2/1977, de 4 de enero646.

En cuanto al patrimonio de Mariano Gómez, el embargo de sus propiedades


familiares de Ayamonte (Huelva) tuvo lugar en 1937. Otros bienes de su propiedad, como
la casa de la Malvarrosa (Valencia) y cuanto en ella tenía la familia Gómez Alfaro, fueron
incautados por los sublevados a la toma de la ciudad en los últimos días de la guerra y la
casa fue ocupada por la Falange desapareciendo cuanto en su interior había. La pequeña
tierra heredada de Castellón, también fue incautada de forma inmediata en 1939. Los
bienes que la familia Gómez Alfaro tenía en su vivienda alquilada de la calle de Serrano nº
16 en Madrid (muebles, biblioteca, cuadros), desaparecieron a partir de la ocupación de la
ciudad por el ejército franquista a finales de marzo de 1939.

No ha sido posible localizar los expedientes de incautación de los bienes


expresados y por lo que se refiere al expediente seguido por el Tribunal de
Responsabilidades Políticas, las dificultades para su localización y examen han sido
extremas. A comienzos de 2009, localicé el referido expediente en el Centro Documental
de la Memoria Histórica (CDMH) en Salamanca647, que a su vez lo tenía depositado, por
falta de espacio, en el Archivo Provincial de Salamanca.

Se sabe que el expediente se inició durante la guerra, en 1937, se dictó Sentencia el


19 de febrero de 1949 y la ejecución se practicó hasta 1950. Se transcribe a continuación la
referida Sentencia que, con alguna dificultad he podido transcribir debido a su mal estado
de conservación:

“Don FERNANDO RUIZ DEL ARBOL Y RODRÍGUEZ648, Vicesecretario de la


Sección de Instancia, de la Comisión Liquidadora de Responsabilidades Políticas.

CERTIFICO: Que en el rollo 327 de la Sala Segunda de Instancia formado


para sustanciar y resolver el expediente seguido contra el responsable político
MARIANO GÓMEZ GONZÁLEZ, se ha dictado la siguiente:

SENTENCIA

SEÑORES DE LA SALA
PRESIDENTE
DON ESTEBAN SAMANIEGO649

645
Juan José del Águila Torres, El TOP. La represión de la libertad (1963-1977).
646
BOE, 5 de enero de 1977, nº 4, pp. 174-175.
647
Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), Salamanca, Tribunal de Responsabilidades
Políticas, expediente 34.085. Expediente iniciado en 1937 y terminado en 1950.
648
Fernando Ruiz del Árbol y Rodríguez: fue nombrado interinamente Secretario del Juzgado de Primera
Instancia e Instrucción de Estepona, Málaga el 10 de diciembre de 1938 (BOE, 15 de diciembre de 1938, nº
168, p. 2951); y más tarde Vicesecretario de la Comisión Liquidadora de Responsabilidades Políticas.

197
VOCALES
DON RICARDO ÁLVAREZ MARTÍN650
DON ADOLFO SUÁREZ MANTEOLA651

Madrid a diecinueve de Febrero de mil novecientos cuarenta y ocho.

Visto por esta Sala de Instancia de la Comisión Liquidadora de


Responsabilidades Políticas, constituida por los señores anotados al margen, el
expediente de responsabilidades mandado instruir por orden de la Comisión de
Incautación de Bienes de Huelva, y continuado en Madrid por el Juzgado de
Instrucción número diez, contra MARIANO GÓMEZ GONZÁLEZ, mayor de
edad, casado (ilegible) catedrático y vecino que fue de esta Capital en la calle de
Serrano número dieciséis y en cuyo expediente ha sido parte el Ministerio Fiscal.

RESULTANDO que de las pruebas practicadas e informes recibidos


aparece probado que el expedientado MARIANO GÓMEZ GONZÁLEZ fue
destacado elemento de izquierdas, a poco de instaurarse la República fue designado
Magistrado del Tribunal Supremo y Presidente de la Sala Sexta; triunfante el Frente
Popular se le nombró Presidente del Tribunal Supremo y al estallar el Glorioso
Movimiento Nacional organizó el Tribunal Popular en la Cárcel Modelo, teniendo
lugar bajo su Presidencia (ilegible) gobierno rojo a Valencia y Barcelona,
cooperando en la organización de varios Tribunales de Excepción (ilegible) huyó al
extranjero, en donde continúa

RESULTANDO que practicada la prueba (ilegible), que han sido valorados,


según informe pericial, en la cantidad de ciento setenta y cinco mil pesetas, las
propiedades y particiones que corresponden al expedientado.

RESULTANDO que el Ministerio Fiscal calificó los hechos relatados como


incluidos en los apartados d), i), k) y n) de la Ley de nueve de Febrero de mil
novecientos treinta y nueve en su artículo cuarto siendo autor MARIANO GÓMEZ
GONZÁLEZ, concurriendo la agravante expresada en el artículo séptimo de la

649
Esteban Samaniego Rodríguez: Juez de Primera Instancia e Instrucción nº 18 de Madrid (BOE, 27 de
diciembre de 1942, nº 361, p. 10606); Vocal Magistrado suplente de la Sala Segunda del Tribunal Nacional
de Responsabilidades Políticas (BOE, 3 de abril de 1943, nº 93, p. 2929); Magistrado de la Sala Tercera de lo
Civil de la Audiencia Territorial de Madrid (BOE, 6 de febrero de 1947, nº 37, p. 873); Director General de
Justicia (BOE 31 de julio de 1951, nº 212, p. 3589); Magistrado del Tribunal Supremo (BOE, 14 de julio de
1952, nº 196, p. 3227); y Presidente de la Sala Quinta del Tribunal Supremo (BOE, 6 de abril de 1962, nº 83,
p. 4611).
650
Ricardo Álvarez Martín: Cruz Distinguida de San Raimundo de Peñafort (BOE, 24 de febrero de 1944, nº
55, p. 1636); Presidente de la Sala nº 1 adscrita al Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas (BOE,
24 de febrero de 1944, nº 55, p. 1635); Vocal Magistrado suplente de la Sala de Alzadas del Tribunal
Nacional de Responsabilidades Políticas (BOE, 16 de marzo de 1944, nº 76, p. 2196); y jubilación (BOE, 16
de septiembre de 1960, nº 223, p. 13039).
651
Adolfo Suárez Manteola: Juez de Primera Instancia en Agreda, Soria (1928) y en Pola de Lena, Oviedo
(1930); nombrado en comisión a la Jefatura Superior Administrativa de Responsabilidades Políticas (BOE, 7
de diciembre de 1940, nº 342, p. 8397); se dispone su pase a prestar servicios en comisión a la Fiscalía
Superior de Tasas (BOE, 22 de enero de 1943, nº 22, p. 755) y cese (BOE, 29 de mayo de 1943, nº 149, p.
5135); se le promueve a Magistrado de ascenso (BOE, 7 de julio de 1949, nº 188, p. 3011); Magistrado de la
Audiencia Territorial de Oviedo (BOE, 15 de noviembre de 1953, nº 319, p. 6766); Magistrado de la
Audiencia Territorial de Ciudad Real (BOE, 10 de marzo de 1957, nº 69, p. 1536); Magistrado de la
Audiencia Territorial de Madrid (BOE, 5 noviembre 1958, nº 265, p. 9566); y Magistrado de la Sala Cuarta
del Tribunal Supremo (BOE, 22 de marzo de 1966, nº 69, p. 3398).

198
referida Ley, solicitando que como era infracción grave, se le impusieran las
sanciones de quince años de inhabilitación absoluta, diez años de extrañamiento y
pago de cien mil pesetas.

RESULTANDO que en el trámite de defensa, a que alude el artículo


cincuenta y cinco de la Ley ha sido cumplido con la publicación de los
correspondientes edictos, insertados en los periódicos oficiales por desconocerse su
actual paradero.

CONSIDERANDO que solamente incumbe a esta Sala de Instancia juzgar


las responsabilidades políticas en que hubiera podido incurrir, el inculpado por las
que solo debe imponérsele una multa del grupo III de la Ley sin acordar ninguna
limitación, en cuanto a los derechos de aquel, como sanción adecuada a la
infracción cometida que se encuentra comprendida en los apartados i) y n) del
artículo cuarto de la Ley de nueve de Febrero de mil novecientos treinta y nueve.

CONSIDERANDO que para determinar la cuantía de la sanción económica,


debe tenerse presente, no solo los hechos por aquel realizados sino muy
principalmente la cuantía de los bienes de fortuna del culpable para que la sanción
esté en armonía con el capital y como (ilegible) ciento setenta y cinco mil pesetas
según la valoración (ilegibles) peritos, esta Sala estima que la multa debe (ilegible)
treinta mil pesetas, cantidad adecuada a su responsabilidad y (ilegible) del
inculpado.

(ilegible) Ley de Responsabilidades Políticas de mil novecientos treinta y


nueve (ilegible)
FALLAMOS que debemos declarar y declaramos incurso en
responsabilidad política como comprendido en la Ley de nueve de Febrero de mil
novecientos treinta y nueve al encartado MARIANO GÓMEZ GONZÁLEZ, y en
su consecuencia le imponemos la sanción económica de TREINTA MIL
PESETAS.

Notifíquese esta resolución al Ministerio Fiscal, y remítase testimonio de


esta sentencia al Juzgado Instructor correspondiente, para la notificación al
expedientado y una vez que sea firme para su ejecución.

ASÍ por esta nuestra sentencia definitivamente juzgando, la pronunciamos,


mandamos y firmamos.- Esteban Samaniego.- Ricardo Álvarez.- Adolfo Suárez,-
Todos con rúbrica.

Dicha sentencia concuerda bien y fielmente con su respectivo original que


formará parte del libro de sentencias de este Tribunal y fue publicada de forma
legal el mismo día de su pronunciamiento.

Y para remitir al Juzgado de Instrucción número diez a los fines que en la


misma se mencionan, habiéndose notificado al Fiscal, que la ha consentido, libro la
presente en Madrid a veintiuno de Febrero de mil novecientos cuarenta y ocho.

(Firma y rúbrica)
(Sello)”

199
En el marco general de la barbaridad jurídica y política que supuso el Tribunal de
Responsabilidades Políticas y sus decisiones, se puede apreciar que en 1948, casi diez años
desde que terminó la guerra, la fase aguda de represión en esta jurisdicción había pasado a
un periodo algo cansino y menos eficaz. Se condena en términos generales y sin precisar,
aunque la sanción económica impuesta era realmente importante y su ejecución inevitable.

Por Providencia del Juez de Instrucción nº 10 de los de Madrid (Pacheco) de 22 de


mayo de 1948 se dispuso:

“Por devuelto el presente expediente, con la sentencia dictada en veintiséis (sic) de


Febrero del corriente año por la Comisión Liquidadora de Responsabilidades
Políticas que le acompaña que se una al mismo, y visto lo en ella acordado,
notifíquese la misma al expedientado D. Mariano Gómez González, a fin de que
proceda a hacer efectiva dentro de diez días la suma de treinta mil pesetas a que ha
sido sancionado, y mediante a desconocerse su actual domicilio y paradero llévese
a efecto tal notificación por medio de edictos que además de fijarse en sitio de
costumbre de este Juzgado se publicaran en el Boletín Oficial del Estado y de esta
Provincia”.

Mariano Gómez Alfaro tuvo que trasladarse a España desde Buenos Aires en 1950.
Por primera pisaba tierra española desde que comenzó su exilio en enero de 1939, con el
encargo que sus padres, Mariano y Visita, le habían encomendado: liquidar todo su
patrimonio familiar (restos de la casa de la Malvarrosa en Valencia, terrenos de Ayamonte
y Castellón), para poder hacer efectiva la condena y pagar los gastos que la expresada
liquidación comportaba. Meses después fallecía Mariano Gómez en Buenos Aires el 25 de
marzo de 1951, a los sesenta y siete años de edad.

200
Obra escrita de Mariano Gómez.

En el apartado dedicado a la obra publicada se sigue un orden cronológico que de igual


forma se ha intentado respetar en el siguiente apartado dedicado a la obra no publicada,
todo ello con las indicaciones que en algunos casos se indican.

A) Publicada.

Análisis crítico comparativo de las circunstancias modificativas de responsabilidad


criminal según el Código Penal común, el de Justicia Militar y el de la Marina de Guerra.
Monografía premiada por la Academia Jurídico-Escolar de Valencia en 1902.

Las leyes obreras en España, accésit concedido en el Concurso convocado por el Círculo
Católico de Obreros de Pontevedra, 1903.

El contrato de Trabajo: su regulación jurídica.


Monografía premiada por el Círculo Literario de Almería en 1904.

El Consejo de Familia ¿responde a los propósitos del legislador y a las necesidades de la


práctica?
Monografía premiada por el Ateneo de Sevilla en 1905.

Historia del derecho consuetudinario en España.


Obra premiada por el Patronato de la Fundación Villahermosa-Guaqui de Zaragoza, en el
Concurso de 1907.

Estudios sobre la doctrina y precedentes de los artículos 5º y 6º del Código Civil.


Tesis doctoral, Madrid, 1907.
Tipografía de Emilio Casañal, Zaragoza, 1907.

La Costumbre Jurídica a través de los Fueros Municipales.


Ponencia presentada en el I Congreso científico celebrado por la “Asociación Española
parta el Progreso de las Ciencias”.
Tipografía de Emilio Casañal, Zaragoza, 1908.

La penetración en Marruecos (Política europea de 1904 a 1909). Tratados y compromisos


de España con Francia é Inglaterra. Conferencia de Algeciras. Reconciliación franco-
alemana.
Un volumen de 310-IV páginas y un mapa.
Tipografía de Emilio Casañal, Zaragoza, 1909.

En la Enciclopedia Jurídica Española publicó numerosos artículos de Derecho Político,


Economía y Hacienda.
Seix, Barcelona, 1910-1915.

Colonización de las grandes zonas de regadío. Relaciones entre propietarios y


cultivadores.
Ponencia presentada en el III Congreso Nacional de Riegos.
Valencia, 1921.

202
Oposiciones al Cuerpo de Secretarios de Ayuntamiento (Primera categoría):
contestaciones al cuestionario del ejercicio teórico.
Biblioteca Jurídica de la Escuela Jurídica Matritense
Librería General de Victoriano Suárez, Madrid, 1924.
Madrid, 1924.

Contestaciones al Cuestionario de Oposiciones a Secretarios de Ayuntamiento.


Coautor junto con Luis Jordana, Vicente Gay, Salvador Salóm y José Lapuerta.
Escuela Politécnica Matritense de Estudios Superiores.
Madrid, 1924.

Oposiciones al Cuerpo de Secretarios de Ayuntamiento (Segunda categoría):


contestaciones al cuestionario.
Coautor junto con Luis Jordana de Pozas y Salvador Salóm Antequera.
Biblioteca Jurídica de la Escuela Jurídica Matritense
Librería General de Victoriano Suárez, Sucesores de Rivadeneira, Madrid, 1924.
Madrid, 1924 y 1925.

Temas de Derecho Político.


Un volumen de 244 páginas.
V. Suárez, Madrid, 1924.

La representación proporcional en Bélgica.


Un folleto de 68 páginas y varios facsímiles de documentos electorales.
Valencia, 1925.

Sistemas de gobierno.
Cuadernos de Cultura, publicación quincenal, VI.
Valencia, 1930.

La reforma constitucional en la España de la Dictadura. Impugnación de los


Anteproyectos de 1929. Cuarenta artículos publicados en “El Mercantil Valenciano”
durante los meses de julio a septiembre de 1929.
Valencia, 1ª edición, octubre 1930.

“La juventud Universitaria y los nuevos rumbos de la vida Nacional”, FUE, nº I, 1, 1


octubre 1932, p. 3.

Discurso del Excmo. Sr. D. Mariano Gómez en el acto de su toma de posesión como
Presidente interino del Tribunal Supremo, celebrado en el Paraninfo de la Universidad de
Valencia el miércoles día 13 de enero de 1937, precedido del discurso del Jurado del
Tribunal Popular, Serafín Sánchez.
Ambos discurso se publicaron con el título El Tribunal Supremo institución de la
República.
Ministerio de Propaganda, Valencia, 1937.

“Unas palabras preliminares del Excmo. Sr. Presidente del Tribunal Supremo”, pp. 1-10,
(20 de enero de 1937), a la conferencia pronunciada por el Ministro de Justicia, Juan
García Oliver con el título “Nuevas orientaciones de la Justicia en España” en el Gran
Teatro de Valencia el jueves 31 de diciembre de 1936, en el acto organizado por el
Ministerio de Propaganda desempeñado por Carlos Esplá, que hizo la presentación del

203
orador y al que también asistieron el Subsecretario de Justicia, Mariano Sánchez Roca, y el
Fiscal General de la República, Carlos de Juan. En esta publicación se incluye, además, el
trabajo titulado “Algunos Decretos y Ordenes Ministeriales comentados brevemente por el
Sr. Subsecretario de Justicia, Mariano Sánchez Roca”.
Publicaciones del Ministerio de Propaganda.
Valencia, 1937.

“La Justicia Militar en España”.


Conferencia pronunciada por Mariano Gómez, Presidente del Tribunal Supremo, en el
Paraninfo de la Universidad de Valencia el 29 de marzo de 1937.
Revista Anales, 1937, vol. 2.
Universitat de València.
Valencia, 1937.

Jornadas republicanas de Valencia (Historia de dos días).


Cuadernos de Cultura Española.
Publicaciones del Patronato Hispano-Argentino de Cultura (PHAC).
Buenos Aires, Argentina, 1942.

“Jovellanos. Magistrado”, pp. 331- 431 de la obra colectiva Jovellanos, su vida y su obra.
Homenaje del Centro Asturiano de Buenos Aires en el bicentenario de su nacimiento, con
la adhesión de los Centros Asturianos de La Habana y México, de la que son autores: Luis
Méndez Calzada, Augusto Barcia, Ángel Ossorio y Gallardo, Jesús Prados Arrarte,
Francisco Ayala, Mariano Gómez, Manuel Blasco Garzón, Manuel Serra Moret, Claudio
Sánchez-Albornoz, Clemente Cimorra, Julio V. González y Ramón Iniesta.
Buenos Aires, Argentina, 7 de diciembre de 1945.

Grandes discursos (selección de textos, estudio preliminar y notas).


Algunas traducciones en el texto de este trabajo las realizaron Mariano y María del Rosario
Gómez Alfaro, hijos de Mariano Gómez.
Clásicos Jackson, Tomo XIX
Buenos Aires, Argentina, 1956.

B) Artículos durante el exilio en Argentina.

Mariano Gómez publicó durante toda su vida, desde su juventud en Zaragoza, un ingente
número de artículos y colaboraciones en prensa. Desde su llegada a Buenos Aires el 31 de
mayo de 1940 hasta su fallecimiento en la misma ciudad en el mes de marzo de 1951,
escribió más de un centenar de artículos en prensa y revistas.

Se indican a continuación los artículos que he podido consultar, todos ellos publicados en
España Republicana (ER), a los que he tenido acceso gracias a la amabilidad de la
Federación de Sociedades Gallegas de Buenos Aires y, en particular, a la atención recibida
del historiador Hernán M. Díaz del Centro de Investigación Ramón Suárez Picallo y,
posteriormente, del también historiador Ruy Farias:

Tragedia y salvamento de la cultura hispánica, ER, 12 de abril de 1941, pp. 21-23.


La democracia y el capitalismo, ER, 14 de junio de 1941, p. 8.
Vocaciones hispánicas, ER, 21 de junio de 1941, p. 6.

204
Bessiers en la España de 1823, ER, p. 8.

La profecía de Julien Benda, ER, 22 de noviembre de 1941, p. 9.

El honor español y la guerra en América, ER, 13 de diciembre de 1941, p. 5.

El ejemplo de Madrid, 20 de diciembre de 1941, p. 7.

Un erasmista español del siglo XVI en América, ER, 17 de enero de 1942, p. 8.

El mundo de Thyssen y su tardío arrepentimiento, ER, 31 de enero de 1942, 2 pp.

Tres preguntas y tres respuestas, ER, 18 de abril de 1942, p. 5.

Los canjes en la guerra española, ER, 30 de mayo de 1942, pp. 6 y 7.

Mi labor en el destierro, ER, 7 de noviembre de 1942, p. 12.

Una falsa profecía, ER, 26 de diciembre de 1942, p. 5.

C) Obra inédita.

Fuentes inéditas para el estudio de la Historia del Derecho en Aragón.


Trabajo inédito, sin fecha, realizado en su primera etapa de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Zaragoza;

Organización de los estudios y métodos de enseñanza de la Historia del Derecho en


Francia y Bélgica.
Pensionado el autor por el Estado para estudiar estas cuestiones en las Universidades
francesas y belgas, 1909 y 1910.

Nuestra civilización (Aportaciones a la Historia Universal del hombre y sus culturas).


Buenos Aires, Argentina.

La Judicatura en la Guerra Española (Memorial de un Juez de la República).


En ocasiones el autor de esta obra la cita como La judicatura en la guerra española
(testimonios y comentarios de un juez).
Buenos Aires, Argentina.

Empresas políticas de los Papas (hechos, controversias, reflexiones).


Buenos Aires, Argentina.

205
Nuestra República (La revolución española de 1931 y su obra)
Buenos Aires, Argentina.

Mitos políticos modernos (Mitos totalitarios. Mitos neonacionales. Mística liberal-


democrática).
Buenos Aires, Argentina.

España en el yunque (Dictadura militar. Monarquía prefascista. La República inmolada.


Guerra civil. El franquismo).
Buenos Aires, Argentina.

En busca de una ruta (Esencia, crisis y porvenir de la República)


Buenos Aires, Argentina.

A las obras anteriores hay que añadir los Programas de las asignaturas que impartió
durante toda su carrera académica docente en la Universidad así como los textos que
presentó en los diferentes ejercicios de oposiciones a los que se presentó y no superó, en
particular los de la Cátedra de Derecho Internacional Publico y Privado de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Zaragoza (1910) y la Cátedra de Economía Política y
Hacienda Pública de la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza (1912); y la de
la oposición a la Cátedra que obtuvo de Derecho Político Español, Comparado con el
Extranjero, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Valencia (1915). Cada una de
las expresadas oposiciones obligaba reglamentariamente, además de realizar y superar por
mayoría de los miembros del Tribunal todos los ejercicios, a la presentación de una
Memoria y un Programa de la asignatura.

Resulta particularmente interesante la documentación presentada por Mariano Gómez en la


oposición a la Cátedra de Derecho Internacional Publico y Privado de la Facultad de
Derecho de la Universidad de Zaragoza (1910), pues como se expresa, en aquella época la
mencionada asignatura lo era de lo que hoy, desde 1981, son dos asignaturas o áreas de
conocimiento diferentes aunque íntimamente relacionadas, el derecho internacional
público y el derecho internacional privado:

La doctrina de Monroe. Orígenes, evolución, estado actual, Memoria reglamentaria (1-12,


15-116 páginas);

Programa de derecho internacional publico (107 páginas); y Programa de Derecho


Internacional Privado (70 paginas).

206
Distinciones honoríficas que le concedieron en vida.

Muchas fueron las distinciones honoríficas que recibió durante su vida profesional,
académica y judicial. Estoy convencido de que él nunca hubiera incluido en su
autobiografía, de haberla escrito, un apartado como el presente dedicado a resaltar méritos
que con toda modestia acumuló en vida en su servicio a la Universidad, la Justicia y la
República, sin la más mínima aspiración de reconocimiento alguno.

Precisamente por eso y con el fin de que el lector disponga de todos los datos
biográficos necesarios que le puedan facilitar la comprensión de la vida de Mariano
Gómez, me ha parecido oportuno señalar, aunque sea sumariamente, las distinciones de
mayor relevancia que recibió durante su dilatada vida profesional:

Chevalier d’Instruction Publique: reconocimiento otorgado por el Presidente de la


República de Francia por los méritos alcanzados en su labor docente e investigadora en
Francia, durante el periodo en que disfrutó de un pensionado concedido por Real Orden
del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, de 8 de septiembre de 1909,
departamento desempeñado por aquel entonces por Faustino Rodríguez San Pedro, según
propuesta formulada por la Junta de Ampliación de Estudios, para trabajar sobre los
“Procedimientos de enseñanza y organización de los estudios de Historia del Derecho en la
Universidades de Francia y Bélgica”, durante un tiempo de ocho meses a contar desde el
mes de octubre, a disfrutar en Francia y Bélgica (ver Cap. I apartado 4. Pensionado en el
extranjero);

Officier de la Légion d’Honneur: dignidad que le otorgó el Presidente de la


República de Francia, siendo Rector de la Universidad de Valencia (1931-1932), por su
contribución a la cultura francesa (ver Cap. I apartado 4. Pensionado en el extranjero y
Cap. II. apartado 6. Elegido Rector de la Universidad de Valencia);

Gran Caballero de la Orden del Nilo con papiro, collar y medallón: concesión que
le otorgó el Rey Faruk I de Egipcio en mayo de 1938, por su extensa y eficaz labor en los
trabajos de la Conferencia de las Capitulaciones en Egipto celebrada en Montreux (Suiza)
en 1937 (ver Cap. V, apartado 2. Delegado de España en la Conferencia de las
Capitulaciones en Egipto (Montreux 1937) y miembro del Comité Nacional de Ayuda a
España(1938).

Por último, en diciembre de 1938, la Junta incautadora del Colegio de Abogados de


Madrid, solicitó al Presidente de la República, Manuel Azaña, la concesión a Mariano
Gómez, Presidente del Tribunal Supremo, de su ingreso en la Orden de Lealtad y Mérito,
por los servicios prestados a la Justicia desde 1936 (La referencia a esta propuesta se
encuentra en AHN, Causa General, legajo nº 816 así como en la obra de Glicerio Sánchez
Recio, Justicia y guerra en España. Los Tribunales Populares (1936-1939), pp. 101 y
102).

Esta Orden fue creada por Decreto de la Presidencia del Consejo de Ministros de 9
de diciembre de 1938 (Real Decreto de 9 de diciembre de 1938, Gaceta de la República,
10 de diciembre de 1938, nº 344, pp. 1020 y 1021), a propuesta de su Presidente, Juan
Negrín, y estaba destinada a premiar a los funcionarios del Estado que prestasen a la
República servicios relevantes, caracterizados por la lealtad inquebrantable al Régimen
constituido y por la continuidad y constancia en los esfuerzos realizados. El citado Decreto
fue completado por la Orden del Ministerio de Hacienda y Economía de 30 de diciembre

208
de 1938, Gaceta de la República, 1 de enero de 1939, nº 1, p. 4). Debido al
recrudecimiento de la guerra, que condujo a la pérdida de Barcelona por la República el 26
de enero de 1939 y a la victoria posterior de los rebeldes el 1 de abril de 1939, este
reconocimiento honorífico sólo se pudo conceder en una ocasión, en su modalidad de Placa
de Oro y el mismo día de su creación, a Adolfo Sisto Hontán, Subsecretario de Hacienda y
anterior Interventor General de la Administración del Estado (Decreto de 9 de diciembre
de 1938, Gaceta de la República, 10 de diciembre de 1939, nº 344, pp. 1021 y 1022, y
Decreto de igual fecha rectificando el anterior, Gaceta de la República, 12 de enero de
1939, nº 346, pp. 1003 y 1004).

209
ANEXOS

210
ANEXO 1. La Justicia bajo el signo de la República, Declaraciones del presidente del
Tribunal Supremo en Valencia, La Vanguardia, Barcelona, miércoles 22 de septiembre de
1937, p. 4.

LA JUSTICIA BAJO EL SIGNO DE LA REPÚBLICA


Declaraciones del presidente del Tribunal Supremo

Valencia, 21. -E1 presidente del Tribunal Supremo, don Mariano Gómez, ha tenido una
conversación con un periodista.

Este le preguntó-, —¿Es perfectamente normal el funcionamiento de los Tribunales de


Justicia en la España republicana?

—Aunque la rebelión militar—contesta—-, perturbó considerablemente los servicios de


Justicia, las medidas adoptadas por el Gobierno y el Parlamento, han permitido que
funcionen todos ellos con perfecta normalidad, siendo de notar que las garantías procesales
de los justiciables se han respetado en todo momento y que aumentó en alto grado la
autoridad y el prestigio de los Tribunales al asociar en ellos a los magistrados profesionales
los Jurados del pueblo, que vienen actuando con gran ponderación, serenidad y rectitud.

—¿Cuál cree usted que es el contraste esencial entre los Tribunales militares que actúan
en el territorio faccioso y los Tribunales de la República y del pueblo?

—Nuestros Tribunales representan la legalidad y la continuidad jurídica. Sus poderes


emanan de leyes votadas por el Parlamento. La legitimidad de su actuación es notoria y en
el ejercicio de sus funciones obran con entera independencia, respetada y amparada en
todos momentos por el Gobierno.

—¿Cree usted que la defensa del régimen es debidamente interpretada por los Tribunales
Populares?

—Uno de los puntos más firmes para la defensa del régimen republicano es la lealtad,
rectitud y competencia de sus Tribunales de Justicia que han tramitado y fallado
numerosos e importantes procesos dentro del marco establecido por las leyes e
interpretado con extraordinaria sagacidad y elevado espíritu de justicia las necesidades de
la República y los sentimientos de la colectividad en esta materia, armonizando con
ecuanimidad y acierto el rigor exigido por las circunstancias con un fuerte sentido
humanitario y una fina apreciación de las particularidades de cada caso concreto.

—¿Qué argumentos oponen a la Justicia republicana los que muestran extrañeza ante una
comentada prodigalidad de sentencias absolutorias?

—Los Tribunales Populares no han vacilado en dictar sentencias absolutorias, cuando estas
eran las justas. Sus fallos reflejan siempre estados de ánimo dignos del mayor respeto. Sin
pruebas no ha sido condenado ningún presunto responsable. La dureza inexorable de la
Ley ha sido moderada en muchos casos mediante el ejercicio de la gracia de indulto y la

212
conmutación de las penas impuestas por otras menos graves. Es digno de notar que los
Tribunales de la República aplican leyes dadas con anterioridad a su advenimiento. La
República por ser fuerte, es justa y generosa, y uno de los más claros testimonios de su
fortaleza moral es la independencia de sus Tribunales y el tributo que en todo caso rinden
los magistrados y jurados que los forman a los fueros de la conciencia. Quienes censuran
de buena fe algunas sentencias absolutorias, no lo harían seguramente, si tuvieran
conocimiento pleno de los motivos que tuvieron los Tribunales para dictarlas. El
sentimiento de la justicia se aviva con la responsabilidad contraída al votar y firmar un
fallo y la participación dada a los Jurados en los Tribunales de la República ha producido
una más exacta y general comprensión de los deberes ciudadanos en este orden de cosas.
Por fortuna, la publicidad de los procesos y la confianza general que inspira la nueva
Justicia va borrando muchos prejuicios. Nuestros jurados y jueces no son esbirros ni látigo
de tiranos, y cuando en conciencia creen que deben absolver, lo hacen con fortaleza moral
y con la plena convicción de que ese es el deber de todo hombre justo.

213
ANEXO 2. Dos años de justicia republicana, una entrevista a Mariano Gómez González,
Presidente del Tribunal Supremo por Max Aub, Ce Soir, Grand Quotidien d’Information
Indépendant, Paris, lunes 18 de julio de 1938 (La traducción del francés al castellano es
del autor de esta obra).

DOCUMENTO
___________________

Dos años de justicia republicana


______________

UNA ENTREVISTA A MARIANO GÓMEZ


Presidente del Tribunal Supremo
____________________

(De nuestro enviado especial Max AUB)

Mariano Gómez (Leer artículo en la página 5)

Barcelona, 17 de julio (por teléfono).- Mariano Gómez es presidente del tribunal


supremo en España, después de haber sido Presidente de la Sala 6ª de Justicia Militar.

214
Catedrático de Derecho en la Universidad de Valencia, perteneció al partido moderado del
presidente de la República, Alcalá Zamora. Desde el principio de la rebelión franquista
estuvo al lado de los defensores de la República. Ha comprendido que el derecho y la
legalidad no pueden estar más que del lado de la República y que él, hombre de derecho,
no podía estar más que con ella.

Mariano Gómez es la más alta personalidad de la justicia republicana. Goza de la


autoridad más grande en la República española.

- ¿Cuál fue la actitud de la judicatura española al principio de la rebelión, el 18 de


julio de 1936? Pregunto en el curso de mi entrevista.

- Los jueces y los magistrados de la República cumplieron fielmente su deber, que


era mantenerse en sus puestos y cuidar del mantenimiento y la buena marcha de los
servicios judiciales, a la cabeza de los cuales prestan una leal asistencia a las autoridades
legítimas del país.

«Las instituciones judiciales han resistido a la doble tormenta de la revolución y de


la guerra. Y esto puede ser un caso único en la historia de las revoluciones.

- ¿Y cuales fueron las repercusiones inmediatas producidas en los tribunales por la


sublevación militar?

- Las dos primeras repercusiones fueron la transformación de la organización


judicial y su adaptación a las nuevas necesidades así como la selección de los funcionarios,
destinada a reforzar su autoridad y prestigio.

«El organismo ha sido conservado en todo su conjunto: numerosos jueces y


magistrados en funciones antes del 18 de julio han quedado en sus puestos; los códigos y
leyes fundamentales en materia orgánica, civil, penal y procesal, están todavía en vigor; las
garantías fundamentales aseguradas a los inculpados por esas leyes han sido mantenidas; la
jurisdicción de los consejos de guerra ha sido estrictamente delimitada y se han
completado con el nombramiento de juristas especializados en el conocimiento del derecho
militar.

«Un espíritu nuevo reina en la administración de justicia. Ha hecho falta asegurar la


defensa de la República contra las maquinaciones pérfidas de sus adversarios.

«Sin embargo se ha reducido el tiempo de las penas de reclusión y se ha suavizado


el régimen penitenciario. La ración alimenticia de los detenidos se ha mejorado
considerablemente. Gracias a la rehabilitación penal, los presos pueden recobrar su libertad
si dan pruebas de arrepentimiento. Las remisiones de penas son muy numerosas y una gran
parte de las sentencias de muerte han sido conmutadas.

«Felizmente la República española no ha conocido ningún eclipse de independencia


judicial, proclamada por la Constitución y ha sido rigurosamente respetada por todos los
gobiernos, incluso en las horas de mayor peligro.

Tribunales populares
- ¿Y cuales son las garantías aseguradas a los acusados?

215
- Las campañas de prensa dirigidas contra la República en el extranjero y en la zona
facciosa tienen como tema preferido la gestión de nuestros tribunales de justicia. Esas
campañas no son solo una obra de difamación sino también de burda invención.

«La justicia de la República está confiada, sin excepción, a jueces y magistrados


titulares: y el número de los que ejercen en la zona leal es prácticamente el mismo que
tenía antaño el conjunto de funcionarios para toda España.

«De septiembre de 1936 a febrero de 1938, el gobierno ha dado trámite a 98


expedientes, que afectaban a un total de 355 inculpados, de los cuales fueron indultados
277, después de haber escuchado al «Tribunal Supremo». En un solo día 67 penas capitales
fueron conmutadas.

«El presidente de la República ha firmado, sin excepción, todas las peticiones de


gracia que se le han sometido por los diferentes gobiernos».

- ¿Y como funcionan los tribunales populares?

Los «Jurados de urgencia» se están compuestos por un magistrado profesional y


dos jurados populares, asistidos de abogados, fiscales y secretarios. Su competencia se
extiende a los actos de desafección al régimen, a las infracciones que puedan ser
calificadas de delito de auxilio a la rebelión.

«Poco después se han creado los «Jurados de Guardia» cuya composición es


semejante a la de los tribunales populares. Se les han encomendado la instrucción de
algunos delitos «in fraganti» y no funcionan más que en Madrid y en un reducido número
de casos.

«Se completan esos tribunales con los «Juzgados de Instrucción» destinados a


abreviar los procedimientos en busca del mayor beneficio de los procesados.

«En junio de 1937 se creó un Tribunal especial de espionaje y alta traición cuya
jurisdicción se extiende a todo el territorio nacional. Está compuesto por tres magistrados
civiles del mayor rango y dos jefes u oficiales letrados. En el mes de agosto del mismo año
se creó otro tribunal del mimo tipo para Cataluña y se completaron, en noviembre de 1937,
con los «Tribunales Especiales de Guardia» para los delitos e infracciones relativas a los
medios de subsistencia y la elevación abusiva de los precios. Se componen de un
magistrado civil y dos adjuntos, investidos de las atribuciones y responsabilidad que
incumben a los jueces en el ejercicio de sus funciones. Las partes pueden recurrir contra las
sentencias dictadas por los «Tribunales Especiales de Guardia» ante el tribunal central o el
de Cataluña y la pena de muerte debe ser ratificada por el gobierno, que la puede conmutar.

216
«Soy el hijo de Arturo Menéndez»(*)
Aquí, mi interlocutor evoca recuerdos personales:

- Entre los miles de rebeldes capturados por el ejército popular se encontraban


varios policías que fueron puestos a disposición de las fuerzas encargadas de mantener el
orden en la ciudad. Mientras los combates en las calles continuaban, fueron llamados a
declarar ante un oficial de seguridad, designado por sus jefes. Uno de los policías declaró
que fue nombrado en Calatayud al principio de la insurrección, donde fue asesinado
vilmente, como todos saben, Arturo Menéndez, oficial de artillería que había ayudado a
someter en Madrid, donde ejercía las funciones de director general de seguridad, la
sublevación militar del 10 de agosto de 1932.

«El oficial que tomaba declaración al policía le preguntó si conocía los detalles de
la detención y ejecución de Arturo Menéndez.

«El prisionero respondió que había sido encargado personalmente de la detención y


que presenció todos los acontecimientos hasta la muerte del condenado. Sus confesiones y
la turbación que expresaba probaban claramente que el detenido había participado
directamente en el horrible crimen. Un movimiento de estupor recorrió el auditorio y el
silencio se hizo en la sala. El oficial que interrogaba al prisionero, reprimiendo en su alma
de soldado republicano los impulsos del amor filial, supo mostrarse digno de la misión le
se le había confiado y, consciente de su deber, impuso silencio a los sentimientos que le
agitaban y declaró con voz tranquila y emocionada:

« - Pues bien, sepa usted que yo soy el hijo de Arturo Menéndez».

«Sin añadir el menor comentario remitió al asesino de su padre a los agentes


encargados de su vigilancia ordenándoles observar el respeto impuesto por los reglamentos
y cuidar su existencia con la lealtad que inspira de forma inmutable todos los actos del
Estado republicano».

(*)- Arturo Menéndez López fue Jefe Superior de la Policía gubernativa de Barcelona hasta le nombraron
Director General de Seguridad por Decreto de 2 de marzo de 1932 (Gaceta de Madrid, 4 de marzo de 1932,
nº 64, p. 1506), cargo que desempeñó hasta que presentó la dimisión que le fue admitida por Decreto de 5 de
marzo de 1933 (Gaceta de Madrid, 5 de marzo de 1933, nº 65, p. 1785). Siendo Director General de
Seguridad tuvieron lugar los sucesos de Casas Viejas a consecuencia de los cuales fue procesado y siendo
revocado dicho procesamiento el 11 de mayo de 1933 por la Sala 2ª del Tribunal Supremo. De agosto de
1933 a enero de 1932 desempeñó el cargo de Delegado especial del Estado en el Consorcio de la Zona franca
de Barcelona y el 12 de mayo de 1936 fue nombrando Comisario del Estado en la Compañía de los
Ferrocarriles del Oeste de España.
- Su hermano Leopoldo Menéndez López fue Ayudante de Manuel Azaña, al comienzo de la guerra
desempeñó durante un mes el cargo de Subsecretario del Ministerio de la Guerra desempeñado por Juan
Hernández Sarabia, se incorporó al Ejército de Levante como Teniente Coronel, ascendió por méritos de
guerra a Coronel el 24 de diciembre de 1937 y fue promovido al empleo de General el 16 de agosto de 1938.
Al final de la guerra se exilió en México, donde falleció en 1960.
- Juan Hernández Sarabia: Jefe del Gabinete Militar de Azaña en el Ministerio de la
Guerra. En la guerra se incorporó al frente donde llegó a ser Jefe del Ejército de Levante y
participó activamente en la batalla del Ebro y de Teruel. Al final de la guerra se exilió en
México, donde falleció en 1974.

217
Provocaciones y atentados de los facciosos
Mi interlocutor continúa:

«Tampoco se puede ignorar, hoy, que «los grupos de acción» al servicio de los
facciosos son reclutados en los bajos fondos sociales o entre los fanáticos de la juventud
burguesa.

«El audaz asesinato de la joven socialista Juanita Rico, perpetrado en las calles de
Madrid, una tarde en que la joven, acompañada de sus padres, volvía de la Casa de Campo,
se sospechó y la justicia probó a los incrédulos que los agresores fueron de clase «alta».

«Algunos días después, cuando volvía a su domicilio, el ilustre magistrado de la


Audiencia de Madrid Manuel Pedregal era abatido a tiros de revolver, disparados por la
espalda. Se difundió que estos cobardes atentados eran obra de los socialistas y
comunistas. Quedó probado, en el curso del proceso, que los asesinos pertenecían «a la
buena sociedad madrileña».

«En la fiesta militar, celebrada el 14 de abril de 1936, aniversario de la República,


en el Paseo de Recoletos, tuvieron lugar incidentes extraños, al pie mismo de la tribuna
donde el Presidente de la República y el Gobierno asistían al desfile. Esos desordenes
sembraron el pánico en la muchedumbre.

«En el tumulto, se escucharon disparos y hubo varias víctimas, entre ellas el


teniente Reyes de la Guardia civil. Los fascistas organizaron en su honor un entierro
imponente y su prensa se levantó, en términos de gran indignación, contra el odioso
atentado, exigiendo al Gobierno el fin de esos desordenes y el castigo ejemplar de los
culpables reclamando, bien entendido, que ese era el fruto de la política del Frente popular
y de las provocaciones de las milicias socialistas y comunistas.

«Se ha sabido después que esos disturbios, seguidos de la muerte del teniente
Reyes, fueron operaciones de sondeo, realizadas por los facciosos. Habían concebido el
plan de hacer estallar ese día la sublevación militar pero sus proyectos fueron desbaratados
por las sensatas previsiones del Gobierno.

Los atentados continuaron hasta junio


«En esa misma época un grupo de jóvenes aristócratas, afiliados a la Falange
Española, organizó un atentado contra Jiménez de Asua, vice-presidente del Congreso y
eminente catedrático de derecho penal de la Universidad de Madrid, que por milagro
escapó de las balas de los fusiles-ametralladores activados frente a su domicilio.

«El asesinato frustrado del líder socialista Francisco Largo Caballero, contra el que
efectuaron varios disparos, cuando trabajaba en su despacho, es otro episodio del mismo
orden.

«Los asesinatos no menos odiosos, del capitán Faraudo, joven ingeniero militar,
instructor de las milicias socialistas, y del teniente Castillo, igualmente muy conocido por
su lealtad con el régimen, se difuminaron en el curso de los días julio, pero todo el mundo
sabe hoy quienes fueron los autores de esos crímenes, obra de fascistas y trágico preludio

218
de la hecatombe española, fríamente premeditada y que debía comenzar el día 18 del
mismo mes.

La quinta columna

¿Pero que resultaron ser en nuestro caso, después del 18 de julio, los grupos de
acción movilizados por el fascismo? ¿Verdaderamente se puede suponer que abandonaron
por completo el territorio controlado por la República? ¿Los que quedaron entre nosotros
renunciaron a su actividad, cambiaron de conducta por el efecto de un improbable y tardío
arrepentimiento? ¿Por el contrario, con el desconcierto general provocado por el golpe de
Estado, vieron la atmosfera favorable a nuevos desordenes, bajo la cobertura de una
maquiavélica metamorfosis? Aún es pronto para contestar a estas preguntas.

Pero la verdad está en marcha y las maniobras de los enemigos de la República,


sobre el terreno, no son secreto para nadie. La justicia republicana adoptará frente a ellos
todas las medidas que sean necesarias.

Max AUB

219
ANEXO 3. Los días 18 y 19 de julio de 1936 … Anécdotas, juicios e impresiones de la
insurrección incivil y militar y de la autodefensa del pueblo en armas, entrevista a Mariano
Gómez, Presidente del Tribunal Supremo, La Vanguardia, Barcelona, domingo 24 de julio
de 1938, p. 7.

Los días 18 y 19 de julio de 1936 …

Anécdotas, juicios e impresiones de la insurrección incivil y militar y de la autodefensa


del pueblo en armas

En otras circunstancian, cada periódico que salía a la calle era una batalla librada y casi
siempre ganada; contra el cronómetro, contra las dificultades dé la platina, contra, la
noticia que se resiste a llegar a su hora... El papel de bobina, al romperse, podía ocasionar
una catástrofe, tal como la perdida de los correos o un retraso en el reparto del periódico...
Es que no estábamos en guerra. Ahora, estas y aquellas incidencias se multiplican por
mil...

Escribimos esto porque la presente encuesta debió terminar hace ocho días. Toda iba
destinada al número extraordinario de LA VAGUARDIA, fecha 19 de julio. No fue
posible. Aquellas dificultades «multiplicadas por mil» a que hemos aludido lo impidieron.

Esta es una de las dos razones por las qué aparecen hoy algunas intervius que debieron
aparecer en aquella fecha. La otra razón está en el interés que tienen las mismas.

No puede haber, por lo tanto, inconveniente alguno en leerlas hoy. Bastará, en todo caso,
que la imaginación retroceda al 19 de julio de 1938. Es bien fácil. Así como así, quienes
nos han facilitado estas anécdotas os harán retroceder |al 19 de julio de 1936!

220
Don MARIANO GÓMEZ fue en pocas horas, presidente del Tribunal
Supremo, presunto fusilado y, nuevamente, presidente del más alto
Tribunal
Quizá nadie tiene recogidas y bien guardadas donde no pueden perderse, tantas anécdotas y
detalles de los días de julio, como don Mariano Gómez.

Es suficiente la consideración de que don Mariano Gómez era ya en los primeros meses de
la insurrección y de la revolución, representante de la ley, en un momento en que la ley se
la aplicaba, a su modo, cada grupo... Y basta el detalle para dos cosas: para considerar el
caudal inagotable de episodios que podría dar al lector, y para comprender que don
Mariano Gómez es persona de raro mérito cuando, a través de tantas vicisitudes, ocupa el
cargo —habiendo restablecido todas las prerrogativas de la Justicia—, con el beneplácito
de todo el mundo.

Nos ofrece hoy dos anécdotas de las infinitas que tiene guardadas. No son, precisamente de
los días 18 y 19 de julio; pero deben incluirse en esta encuesta. Son dos anécdotas
escogidas por nosotros mismos, de entre las muchas que nos ofreció en relato amable...
Porque don Mariano Gómez fue, de verdad, periodista. Claro que hace de esto muchos
años. Recién terminada su carrera de abogado, crítico teatral, recogía la «Información del
Ayuntamiento» y escribía los artículos de fondo en el «Diario de Avisos de Zaragoza”.
Quizá por ello en esta ocasión en que nos procuraba las dos anécdotas pedidas, se sentía,
de nuevo, un poco periodista, y nos decía:

«Eso de escribir los «fondos» del periódico me tuvo mucho tiempo inquieto. Hasta que un
amigo me dio la fórmula. «Mira —me dijo—: si los fondos son para un periódico tipo «El
Debate », no leas nada más que «El Motín». Si son para un periódico tipo «El Motín”, lee
exclusivamente «El Debate».

Esta era, ¡claro!, una fórmula que daba resultado hace treinta años. Ahora es otra cosa...»

Don Mariano Gómez nos ha enviado las cuartillas que siguen. Dicen mucho más de lo que
en ellas aparece escrito. Son unas cuartillas razonadas por un presidente del Tribunal
Supremo; pero de ellas se desprende una sal periodística...

El repertorio de mis anécdotas judiciales es copioso. Las más interesantes pertenecen


todavía al secreto del sumario y no podría contarlas ahora sin quebrantar leyes de
discreción o veracidad, que son tan imperiosas como las del Alcubilla.

Contaré, sin embargo, la pequeña historia de un libro inédito y dos facturas pagadas.

El 16 de julio de 1936 salí yo de Madrid para Valencia, en uso de vacaciones, llevando en


el equipaje una maleta llena de notas, papeles y minutas de mi actuación judicial durante
el bienio negro. Aquel mismo día llegué, con mi familia a nuestro tranquilo refugio
veraniego de la Malvarrosa. Me seducía la idea de aprovechar los ocios estivales
escribiendo un libro contra la pena de muerte, en el que ordenara, y sistematizara el
pensamiento cardinal que inspiró mi conducta desde que visto la loga de magistrado.

221
Dos días después tuve que volver apresuradamente a Madrid. Había, estallado la rebelión
militar y los magistrados del Tribunal Supremo nos reintegramos a nuestros cargos,
suspendiendo las vacaciones reglamentarias.

El 22 de agosto, el automatismo de la ley me llevó a la presidencia del Tribunal Supremo,


por jubilación de su antiguo titular, como presidente de Sala más antiguo. ¡Qué ajeno
estaba yo de que no muchas horas después del inesperado ascenso me vería metido en la
cárcel!

Efectivamente, aquella misma madrugada, la del 23, me llamó el ministro de Justicia,


señor Blasco Garzón, al Ministerio de la Guerra, donde estaba reunido el Gobierno en
pleno con motivo de los dolorosos sucesos que a la sazón ocurrían en la Cárcel Modelo.

Había que constituir inmediatamente unos Tribunales Populares. Los motivos, detalles y
circunstancias del episodio no son del caso.

Comprendí que el cargo me imponía el deber de presidir el Tribunal que momentos


después se constituyó en la cárcel, aun a riesgo de fracasar en el intento. El Gobierno no
puso reparo a mi deseo y aun lo cogió complacido.

Antes de que amaneciera, estaba funcionando el Tribunal, y tuvimos la fortuna de salvar


con él una situación difícil. Siempre recordaré con emoción y gratitud el concurso
recibido del Gobierno, los alientos de su ilustre presidente, don José Giral, y la entereza, y
rectitud de aquellos inolvidables jurados populares.

No oculté entonces a los ministros mi hostilidad a la pena de muerte, hostilidad de la que


ellos mismos participaban. En principio, la tengo por una pena antijurídica. No elimina al
adversario, sino que lo multiplica. Provoca en la masa reacciones sentimentales, que
anulan en gran parte su ejemplaridad. Sólo hay una situación en que sea lícito imponerla:
la de legítima defensa colectiva contra una agresión injusta. Entonces el rigor de la ley
reduce al área del dolor, inmunizando a la sociedad del estrago que producen los delitos a
que se aplica la pena capital. Y ésta es, precisamente, la situación en que nos ha colocado
la rebelión militar. Ella es la que ha restablecido entre nosotros una pena que no quiere la
República, que repugna a sus gobernantes y jueces. Esta pena la ha traído la guerra como
un deber doloroso e inexcusable.

Pero, aun así, ¡qué amargo es el cumplimiento de ciertos deberes! En la guerra todo cede
ante el supremo interés nacional. También la madre despide al hijo, acaso para no
volverle a ver, y el soldado paga con su vida la cuenta que todos tenemos con la patria.

Empujados por un sentimiento análogo nos encaminamos hacia la Cárcel Modelo tres
magistrados, para pagar nuestro tributo de dolor y subsumir la propia alma en el alma
colectiva...

Aquel Tribunal despejó en pocas horas el ambiente de tragedia de la víspera y dio tema
para un nuevo capitulo del libro todavía inédito. Sólo por la piedad y amparo debidos a un
pueblo inocente, puede ser dura e inexorable la ley con los que no tienen piedad para con
su patria. Pero el libro pensado ya no se escribirá en aquel tranquilo refugio de la
Malvarrosa, alcanzado por las bombas facciosas. Sin haberlo escrito, he pagado la
factura...
La otra factura pagada, y no por mi, tiene fecha 6 de noviembre.

222
Por la noche circularon los primeros rumores de la ida del Gobierno a Valencia.

El Gobierno resistió en Madrid, por pundonor que le honra, hasta el último momento. Era
de prever que su inesperada marcha y la situación militar de Madrid, provocara
reacciones terribles. Nada es tan popular en España, como «meterse» con el Gobierno,
aunque, como ya hemos visto en estos dos años, cuando el Gobierno cambia de residencia,
los habitantes de la que abandona, experimentan una sensación de orfandad y vacío.

Tal fue el caso de Madrid. Las voces: «el Gobierno se va», «el Gobierno se ha ido»,
impregnaron la ciudad de siniestros presentimientos.

Hasta mí llegó algún rumor, que no pasó de ser el plan de unos cuantos aturdidos. Hay,
sin embargo, circunstancias en que la locura o la insensatez de uno es un peligro de
contagio fulminante. Había que prevenirlo. Cuando mayor era el temor de que surgiera la
llamarada, el azar me hizo testigo, primero, y actor subalterno, después, de una escena, de
la que no es para recordado ahora, el lugar, los protagonistas, ni el propósito que alguien
alentaba.

En un mutis del diálogo fui presentado a uno de los interlocutores, como presidente de la
Sala Sexta. «¿Usted es? —me preguntó, citando mi nombre—. ¿Me permite usted que le
abrace?». El que así me acogía, con demostraciones de vivo afecto, era uno de los que,
durante el bienio, fue presentado por la Prensa derechista, como un monstruo de
perversidad. En mi concepto, no lo era. Mi voto absolutorio contribuyó al indulto. Lo que
voy a contar corrobora aquel concepto.

Apartándole de los demás y acercándole hacia mí, pecho contra pecho, seguro de
encontrar en el suyo oro puro de nobleza, le dije poco más o menos: «No tiene usted que
agradecerme nada; fue un acto de justicia, del que ni siquiera tiene usted que darse por
enterado... Pero hoy necesito que me pague usted la factura... Eso que usted ha oído, no
puede ser, ... Madrid nos pertenece mañana, a los hombres de corazón... Tenemos que
salvar entre todos, sin alharacas, la autoridad del Gobierno, el decoro de la República, el
orden en Madrid…» Y aquel hombre lo prometió y lo hizo, contribuyendo con su
ascendiente personal a imponer la serenidad y a remontar el Cabo de las Tormentas...

Así pagó aquel hombre su factura, y acaso salvara con su generosidad y firmeza a muchos
de los que le calumniaron en octubre de 1934 y tal vez le sigan calumniando hoy...

He ahí un magnifico ejemplar de los hombre perseguidos como alimañas durante el


nefasto bienio. ¡Qué incomprensión y ceguera! ¡Querían gobernar a España sin conocer a
los españoles!…

ANEXO 4. Glosario de los 13 fines de guerra, artículo de Mariano Gómez, Presidente del
Tribunal Supremo, La Vanguardia, Barcelona, miércoles 16 de noviembre de 1938, p. 4.

223
GLOSARIO
DE LOS 13 FINES DE GUERRA

Don Mariano Gómez

13 Amplia amnistía para todos los españoles que quieran cooperar a la intensa labor de
reconstrucción y engrandecimiento de España. Después de una lucha cruenta como la que
ensangrienta nuestra tierra, en la que han resurgido las viejas virtudes de heroísmo y de
idealidad de la raza, cometerá un delito de alta traición a los destinos de nuestra patria
aquel que no reprima y ahogue toda idea de venganza y represalia en aras de una acción
común de sacrificios y trabajo que en el porvenir de España estamos obligados a realizar
todos sus hijos.

El ilustre presidente del Tribunal Supremo, don Mariano Gómez, poniendo digno remate a
las glosas radiadas de los trece fines de guerra del actual Gobierno, escribió las siguientes
enjundiosas cuartillas:

El punto trece de la declaración del Gobierno sobre fines de la guerra, ofrece «amplia
amnistía para todos los españoles que quieran cooperar a la intensa labor de reconstrucción
y engrandecimiento de España».

Con, esta explícita promesa, establece el Gobierno una de las condiciones necesarias para
el apaciguamiento de los espíritus y el retorno a la normalidad que ambiciona la República.
Para lograrlo, es indispensable llevar al ánimo de todos los españoles la esperanza del
perdón e inducirles a que ahoguen las pasiones belicosas en un común afán patriótico que
ponga honroso término a la tragedia nacional.

El perdón es el atributo más excelso do la potestad del Estado. Y al brindarlo la República,


en medio del torbellino asolador de la guerra, como prenda de pacificación, ostenta la
limpieza de su ser moral, reafirma la preeminencia de sus títulos soberanos y muestra con
hidalguía lo imperecedero de su causa en los destinos futuros de la patria con la misma
serena confianza que contempla el horizonte el capitán de un barco azotado por la
tempestad, cuando está seguro de que no se hundirá.

En el programa del Gobierno aparece la amnistía con las dimensiones indispensables para
constituir una de las piezas esenciales de la paz civil que ha de poner término a la lucha
presente. Esas dimensiones son tres; la espontaneidad de su otorgamiento; la universalidad
de la gracia, extensiva a todos los españoles; y su extraordinaria amplitud, pues no sólo
extinguirá por completo todas las responsabilidades, sino qua ha de borrar hasta el
recuerdo de las infracciones cometidas y de las penas impuestas, dándolas al olvido, como
sí no hubiesen existido jamás.

224
Muy numerosas han sido las amnistías en España. Cada una de ellas tiene como
antecedente un período de agitación o de franca lucha, un encrespamiento emocional de los
que tan pródiga es nuestra turbulenta historia política.

Aunque las amnistías son, por su peculiar naturaleza, actos soberanos de generosidad que
realiza el Poder público, por altas razones de Estado, no siempre se otorgaron por libérrima
iniciativa de los Gobiernos, ni respondiendo a móviles de rango nacional, a exigencias
permanentes de la justicia o a necesidades supremas del país.

En no pocos casos, la amnistía es la bandera que se despliega por una fracción política
como protesta contra la acción represiva de un Gobierno o un régimen. Y solamente
cuando éstos caen, vencidos en los comicios, o son derribados por la opinión pública, se
otorga la gracia reclamada por los que llegan al Poder con el compromiso de concederla.

De ahí que casi todas las amnistías hayan tenido entre nosotros un alcance polémico y
restringido. Las postula un partido y las impugna otro; las rechazan los gobernantes de hoy,
y las acuerdan sus inmediatos sucesores, en cuanto pasan de la oposición a las alturas del
Poder. Y como nacen de una pugna entre partidos y son el trofeo de la victoria, sus
beneficios se limitan, se regatean y rara vez alcanzan a los adversarios. Así pierden su
eficacia y son, a lo más, una tregua precaria, pero no la paz civil verdadera.

Ninguno de estos caracteres presenta la amnistía preconizada por el Gobierno de la


República. Su gran valor, su positivo acierto, radica cabalmente en la espontaneidad,
universalidad y amplitud del patriótico y generoso ofrecimiento.

La iniciativa es del Gobierno, exclusivamente suya, adoptada libremente, sin excitación


extraña a su propia y soberana determinación, porque si bien al definir los objetivos de la
guerra y las condiciones de la paz, supo e1 Gobierno de la República interpretar anhelos
generales, no necesitó para ello otros estímulos que los del deber, ni obró siquiera bajo
apremios de la opinión pública. Antes al contrario se anticipó a ésta y le dio un rumbo,
siendo árbitro del momento y de la fórmula de su declaración. Esta, por tales motivos, es
un compromiso solemne, libremente adquirido por el Gobierno en cuanto artífice de una
política nacional de altura, que ha merecido el asentimiento general de los españoles y de
los hombres de bien del mundo entero.

A diferencia de lo que fueron otras amnistías, la República la promete ahora a todos los
españoles, y especialmente a los adversarios del régimen, sin exigirles otra condición sino
la de que quieran cooperar a la intensa labor de reconstrucción y engrandecimiento de
España, con lo cual da ocasión a todos los errores y a todas las conductas reprobables que
se han manifestado a través de la lucha, para reparar digna y noblemente los incalculables
males originados en momentos de contumacia y ofuscación.

En contraste con el sentido partidista que han tenido casi siempre las amnistías, ésta es
eminentemente nacional y pacificadora, como dictada bajo la inspiración de propósitos que
se identifiquen con los intereses permanentes de España, pues una de las condiciones para
restablecer la convivencia ciudadana después de la guerra, es el desarme moral; es decir, la
paz y reconciliación de todos los españoles, sin represalias, humillaciones ni vejación
alguna para nadie.
No hay en los anales de la legislación española una amnistía de tan considerable amplitud
como ésta. Abarca el pasado y el futuro. Cancela las responsabilidades ya enjuiciadas y las
presuntamente contraídas en todo el ámbito nacional. Desplaza los problemas de la culpa

225
del plano limitado de la ley sancionadora al más fecundo de la política constructiva.
Aborda con fino sentido de la situación real de España la ingente misión de subsumir los
desastres de la guerra en el complejo arte de la pacificación, lo que no implica despreciar
las lecciones y escarmientos de la lucha en lo que tiene de pauta para depurar conductas,
seleccionar hombres, discernir capacidades y escoger los caminos más seguros del
porvenir, cerrándolos enérgicamente al estrago de una nueva tragedia como la de ahora.

Obrando así, el Gobierno ha conjugado, con sagacidad y buen sentido, aquellas exigencias
de la guerra que rigen el momento presente con las necesidades vitales a que ha de atender
España una vez consolidada con la paz la legalidad libremente querida por el pueblo.

Tiene la República en su mano las prerrogativas que le confiere la legitimidad de su poder


soberano para ser implacable con los que se alzaron en armas contra el régimen legal
establecido. Y, sin embargo, consciente de las realidades vividas, sumisa a los mensajes
del interés nacional, inscribe en su programa promesas de olvido y perdón.

Expresa el Gobierno su línea de conducta en esta materia, con palabras insuperables, al


decir en el punto trece de su declaración que «después de una lucha cruel como la que
ensangrienta nuestra tierra, en la que han resurgido las viejas virtudes de heroísmo e
idealidad de la raza, cometerá un delito de alta traición a los destinos de la patria aquel que
no reprima y ahogue en su alma toda idea de venganza y represalia, en aras de una acción
común de sacrificios y trabajo, que en el porvenir de España estamos obligados a realizar
todos sus hijos».

¡Magníficas palabras! Con ellas habla el Gobierno el lenguaje de dignidad que corresponde
a su rango de Gobierno legal de toda España. Ellas dan a los postulados del programa
gubernamental acentos llamados a tener resonancias infinitas en la conciencia de todos los
españoles sensatos, y caerán sobre los espíritus atormentados por la guerra como un
bálsamo capaz de cicatrizar heridas que todavía sangran.

Con plena autoridad ha pronunciado el Gobierno esas palabras, perfectamente armónicas


con la conducta anterior de todos los Gobiernos, porque la República, que no ha querido ni
provocado la guerra, que se ha limitado a defenderse de la injusta y loca agresión,
constituye la única y segura garantía de la integridad territorial e independencia política de
España; y sin tener que rectificar nada, puede invocar la paz como uno de los principios
consignados en la Constitución que defiende y hacerla digna y posible en el momento que
lo demande el interés vital de la nación. Los trece puntos se han forjado en la fragua del
patriotismo por un Gobierno de hombres libres conscientes de su responsabilidad ante la
Historia.

Los motivos que justifican el alcance dado a la amnistía que anuncia el punto trece, son de
una objetividad tan grande que, aun despojada la solemne promesa de los sentimientos
generosos que alientan en ella, quedaría con todo el valor que le da el ser una síntesis de
las enseñanzas de la guerra, las cuales gravitan hacia el pensamiento expresado por el
Gobierno, ya que la experiencia lograda en estos dos años y los imperativos morales que
determinan la situación psicológica presente nos dicen que la guerra no persigue e1
aniquilamiento del adversario, ni puede cancelarse con la política implacable del castigo, a
la que aventaja en los menesteres de la reconciliación nacional la política de generosidad
que perdona y olvida.

226
Si, pues, no depende de nuestra voluntad suprimir el pasado, pero si borrar el recuerdo de
lo que divide y envenena la obra del futuro; si los problemas del porvenir inmediato a la
guerra tienen magnitud sobrada para absorber por completo los afanes y preocupaciones de
nuestra generación; y si es evidente que la lucha fratricida despertó la codicia de los
invasores y ha puesto en duro trance la existencia nacional, el destino común de los
españoles ha de ser el señalado por el Gobierno de la República en sus apelaciones a la
noble colaboración de todos en la empresa de rehacer la patria en escombros, bien
entendido que si el respeto a las víctimas, el recuerdo constante que les es debido, nos veda
colocarnos en posiciones claudicantes, el mejor homenaje a. los caídos heroicamente en la
lucha es el que traza el Gobierno en sus trece puntos, en los que la efectividad de la
amnistía aparece condicionada por la consecución de todos los demás objetivos, púas estos
forman una unidad indivisible de pensamiento y acción, reveladora de que la República
tiene energías morales suficientes para erguirse ante la adversidad con la viril afirmación
de su vocación de restaurar la vida española sobre los sólidos de la generosidad, la justicia
social y el trabajo fecundo.

ANEXO 5. El ejemplo de Madrid, Mariano Gómez, España Republicana, Buenos Aires,


sábado 20 de diciembre de 1941, p. 7.

227
Hace cinco años, por estos mismos días, otoñales y tristes en Europa –exactamente: el 7 de
noviembre de 1936-. Decidió Madrid su destino con una corazonada que recuerda otra
fecha gloriosa: la del 2 de mayo de 1808.

Los madrileños sabían –y saben- que la República –en su sentido más profundo, o sea,
considerada como un fenómeno de vitalidad colectiva- es en la paz mucho más que una
forma política del Estado, y que en la guerra civil significaba bastante mas que un simple
problema geográfico de los que resuelve la estrategia de las armas contra la toma de una
ciudad.

Cosa trágica es toda guerra civil. No hay mayor miseria ni dolor más grande que pueda
caer sobre un pueblo. Madrid podía jactarse de no haberla provocado. Se limitaba a
defenderse contra la terrible agresión, pues también es una tragedia espantosa perder la
independencia de la patria y las libertades humanas. Ante la disyuntiva de ceder
cobardemente o resistir con dignidad, los madrileños se sintieron capaces de todos los
sacrificios, así por el horror que les inspiraba la tiranía fascista como por la grandeza de la
casa que defendían.

Los seres unidos por la esperanza que alienta un ideal común alcanzan cimas
insospechadas, como los unidos por el amor. El 7 de noviembre Madrid no tenía más
armas que su voluntad de no dejarse vencer. Sucediera lo que sucediese en aquella lucha
desigual e inicua, estaba dispuesto Madrid a no renegar de los sentimientos alojados en el
reducto invencible del espíritu colectivo. El adversario podía destruir la ciudad con su
mayor potencia combatiente. Pero del alma de Madrid nadie –nadie- se apoderaría nunca.
Nunca.

He ahí la victoria moral más alta, la que decidió el destino glorioso de Madrid, destino
único e incomparable hasta la fecha.

Por eso precisamente el nombre de MADRID marca el comienzo de una nueva época en la
historia del mundo. Le cupo la triste suerte de ser la primera gran capital europea sometida
a un bombardeo en gran escala. Fue como un experimento de vivisección hecho con miras
a la guerra mundial, que ya entonces tenían premeditada las potencias fascistas. Madrid
soportó todas las pruebas con estoicismo y majestad que no tienen parangón en los anales
contemporáneos ni desmerecen de los ejemplos dados por Numancia y Sagunto en sus
luchas con Roma, y por Zaragoza y Gerona en la guerra contra Napoleón.

Como si a todos guiara una energía instintiva –envuelta la gran urbe por un sentimiento de
orfandad, pues el Gobierno estaba camino de Valencia-, en cosa de pocas horas se
improvisó la defensa de Madrid, sin alharacas ni teatralidades, con serenidad portentosa,
no habiendo armas, municiones, ni mandos, y casi en silencio: en aquel impresionante
silencio de la noche del 6 al 7 de noviembre, que no podremos olvidar jamás quienes
tuvimos nuestro corazón en vela, tan dentro del corazón de Madrid.

228
Madrid estaba sumido en la negrura: en la doble negrura de la noche y de tristes
presentimientos. No había otras luces que los resplandores de incendios provocados por los
bombardeos. Pululaban por calles y plazas verdaderos hormigueros humanos. Se iban
formando compañías y brigadas de voluntarios, como por generación espontánea, en las
veredas de las calles, en plazas y jardines. Luego veíamos que se dirigían a pié, en
interminables hileras, o en los pocos camiones disponibles por la escasez de gasolina, hacia
Carabanchel, el Parque del Oeste, la Ciudad Universitaria, la Puerta de Toledo … Iban con
muy reducida dotación de armas, serenos, cada cual a su puesto … Quedó movilizado todo
el Sindicato de la Construcción para levantar barricadas y abrir trincheras … En Tetuán de
las Victorias, en Cuatro Caminos, en todos los barrios populares, las mujeres y los chicos
llevaban a los últimos pisos de las casas los elementos de ataque y de resistencia que
podían encontrar … Daba Madrid la sensación de un frente invisible donde se coordinaban
fantasmagóricamente las energías de medio millón de seres … Quedó convertido en
inmensa hoguera el Hospital de San Carlos; pero no se desatendió la evacuación y
asistencia de los heridos … En una de las salas administraba los Sacramentos un miliciano
belga. Cuando el sacerdote decía “Requiem aeternam” … otros milicianos respondían con
unción: “Et lux perpetua luce” … ante un general y emocionado respeto.

Cada obús que caía sobre la ciudad mártir reforzaba la fe del pueblo madrileño en su
propio coraje. Una honda repugnancia contra la guerra totalitaria, más que la depresión del
terror, hacía estremecer las entrañas de Madrid. “¿Y estos son –decían las gentes- los que
quieren gobernar a España?” Tal era la voz general ante el patético espectáculo de Madrid
en llamas, de Madrid convertido en calvario, donde a diario caían despedazadas numerosas
víctimas inocentes … “¡Vaya una guerra santa!”

Los más cautos advertían que los moros estaban ya en la Moncloa y que las fuerzas
totalitarias no tardarían en asaltar la capital, a pesar de los preparativos improvisados a
última hora. “¿Por qué no se ha hecho antes todo esto?” La respuesta era unánime: “¡No
importa! ¡A Madrid se le defiende en Madrid!”.

Desde muchos teléfonos de las afueras llamaban los facciosos a las casas de Madrid:
“Aquí, un oficial nacionalista. Mañana tomaremos el café en la Puerta del Sol”.

Los madrileños, después de contestar con una interjección, fueron amables y pusieron en la
Puerta del Sol el 7 de noviembre una mesita con tazas de café: un café que nadie tomaría.

Así –entre gallardías y humorismos- detuvo Madrid al enemigo más de treinta y dos meses.
Treinta y dos meses perdidos por los países que permitiendo la inmolación de la República
negando a su Gobierno armas para defenderla, tardarían pocos meses en ver que habían
firmado su propia sentencia cometiendo uno de los más funestos errores políticos de
nuestro siglo.

El caso de Madrid es realmente único. Ninguna capital ha tenido menos medios de defensa
que Madrid. Ninguna tampoco ha igualado el heroísmo de Madrid, baluarte de la
democracia universal desde el 7 de noviembre de 1936 hasta marzo de 1939. Si el ejemplo
de Madrid hubiera sido imitado –o comprendido a tiempo-, otra muy distinta sería hoy la
situación del mundo.

229
ANEXO 6. Ha muerto un gran español. Con el doctor Mariano Gómez la República
Española pierde uno de sus valores máximos, noticia de su fallecimiento, España
Republicana, Año XXXII, nº 1025, Buenos Aires, 30 de marzo de 1951.

HA MUERTO UN GRAN ESPAÑOL

El doctor Mariano Gómez, presidente del Tribunal Supremo de la República, cuya


muerte ha enlutado a la colectividad republicana de la Argentina (Véase información en
las páginas centrales)

231
Con el Doctor Mariano Gómez la República Española
Pierde uno de sus Valores Máximos

La afirmación del Embajador de México Resume el Alcance del Duelo


Provocado por la Muerte del Ilustre Compatriota
Una hondísima pesadumbre se adueñó de nuestra colectividad el pasado domingo a
medida que se expandía la noticia nueva: el doctor Mariano Gómez había fallecido en las
primeras horas de la madrugada. Para la inmensa mayoría de nuestros correligionarios
significó un golpe particularmente duro porque asumía las características de una trágica
sorpresa. Como es sabido, el ilustre compatriota vivía consagrado a sus tareas de estudio,
por él tan queridas, y únicamente en las solemnidades y actos de exaltación republicana
reanudaba con nuestra gran familia –era uno de sus más preclaros mentores- el contacto
cordial en que el ponía tanta y tan grata efusividad. Así, pues, únicamente entre sus íntimos
había prendido la inquietud, hace unos días, acerca de su estado de salud. Una dolencia
cardiaca, ya de antigua data, se había agravado últimamente. La vigilante atención de los
doctores Sánchez Guisande y Malinov nada pudo contra ella, y el gran español murió entre
los suyos, en una muerte que apenas nos depara el consuelo de su serenidad.

El doloroso acontecimiento halló inmediato eco en los amigos y correligionarios


del finado que acudieron a la casa mortuoria, afligidos por la más honda consternación.
Entre los primeros en hacerse presentes figuraron el presidente del Centro Republicano
Español, don Manuel Heras Martín, y otros miembros de la Ejecutiva. El Centro asumió la
tarea de transmitir la noticia –divulgada al mediodía por las emisoras- al Gobierno de la
República y a las entidades republicanas de la capital y del interior.

Por deseo de la familia los restos fueron velados en su hogar, por el que desfilaron
numerosos amigos y al que llegaron ofrendas florales del delegado del Gobierno de la
República, doctor Blasco Garzón; Centro Republicano Español, Federación de Sociedades
Democráticas Españolas, ESPAÑA REPUBLICANA, Ateneo Pi y Margal, Agrupación de
Intelectuales Demócratas Españoles, Centro Orensano, y de otras muchas entidades, así
como también de particulares, expresión de la amplitud del duelo.

EL ACTO DEL SEPELIO

A las 10 de la mañana del lunes, se realizó en el cementerio de la Recoleta el acto


del sepelio que constituyó una sentidísima manifestación de pesar. A despedir a los restos
mortales del eminente amigo acudió el embajador de México, Excmo. Señor don Juan
Manuel Álvarez del Castillo, que había de ofrecernos el elocuente testimonio del pueblo y
presidente mexicanos ante nuestra desgracia: el doctor Luis Jiménez de Asúa, ex
presidente de las Cortes de la República; el doctor Claudio Sánchez Albornoz, ex ministro
y presidente de la Agrupación de Intelectuales Demócratas Españoles; don Manuel Heras
Martín, presidente del Centro Republicano Español; don Ricardo Martínez Redondo, y los
doctores Juan Cuatrecasas y Carlos P. Carranza, presidente, vicepresidente y secretario,
respectivamente, de la Federación de Sociedades Democráticas Españolas; el doctor
Francisco de Basterrechea, delegado del Gobierno de Euzkadi; el doctor Juan Llorens,
presidente del Consejo de la Comunidad Catalana; don Rodolfo Prada, del Consejo de
Galicia; don Manuel Puente, presidente de la Cámara de Comerciantes Republicanos
Españoles; los doctores Francisco Vera y Juan Rocamora, de la Agrupación de

232
Intelectuales Demócratas Españoles; doctores Gumersindo Sánchez Guisande, José Prieto
del Río, José Pedro Lecuona y Jesús Prados Arrarte, don José Iturral, don Francisco
Madrid y don Juan Garganta, por republicanos de La Plata; miembros de las directivas del
Centro Republicano Español, Agrupación Navarra Republicana, Rincón Familiar Andaluz,
P.E.A.V.A. y otras muchas instituciones y un gran número de compatriotas y
correligionarios.

Reunidos los presentes en torno del féretro, que aparecía envuelto en la bandera
republicana, hizo uso de la palabra en primer lugar el doctor Carlos P. Carranza, quien dijo
así:

“El Centro Republicano Español de Buenos Aires, la Federación de Sociedades


Demócratas Españolas y el periódico ESPAÑA REPUBLICANA me encargan que traiga
aquí la expresión de nuestro sentimiento por la desaparición de don Mariano Gómez. Lo
cumplo así con todo el dolor que ha producido en nuestro atribulado espíritu este nuevo y
amargo golpe que acaba de asestarnos el destino.

La muerte de don Mariano Gómez significa para nosotros y, sobre todo, para
España, una pérdida imposible de reparar. Con él se nos ha ido un amigo entrañable y
cordial, un hombre ejemplar, un auténtico patriota, un servidor sin tacha de la causa
democrática de nuestra patria.

Toda su vida estuvo consagrada a la práctica de las dos disciplinas que más
enaltecen al ser humano: la enseñanza y la justicia. Fue profesor universitario y magistrado
del más alto Tribunal de Justicia en España.

Desde la cátedra sembró ideas sanas y nobles, difundió el verdadero saber y


contribuyó a la formación de hombres de pensamiento y de buenos ciudadanos. Como
magistrado tuvo el más elevado concepto de la sagrada misión de discernir justicia; y aún
en los tristes y conturbados días en que hubo de ejercer su altísima función, fue ejemplo de
serenidad, de cordura, de rectitud, de espíritu misericordioso y humano.

Fue así don Mariano, una de las personalidades españolas más ilustres de nuestra
patria y uno de los más destacados forjadores de la nueva España que anhelábamos
levantar.

Su memoria no se extinguirá nunca entre nosotros. La tendremos siempre presente


con el más grato y afectivo de nuestros recuerdos, y cuando llegue la hora de la justicia,
como indefectiblemente tiene que venir para el pueblo español, le rendiremos allá, en
España, en la España que don Mariano amaba tanto, en la España que él anhelaba, el
homenaje a que se ha hecho acreedor por sus ejemplares virtudes ciudadanas, por sus
esclarecidos méritos personales, por sus insignes servicios a España”.

Habló seguidamente el Dr. Francisco Vera, quién, ostentando la representación del


Centro Republicano Español de Montevideo, rindió tributo a la personalidad de don
Mariano Gómez, exaltando su condición de amigo cordial y de maestro, y sus servicios a la
República, desde 1931 hasta los trágicos días de Figueras. Apenas proclamada la
República con motivo del alzamiento del 10 de agosto, supo ya defenderla, briosa y
ejemplarmente, cumpliendo y haciendo cumplir el máximo ideal de su vida: la justicia. Ni
un solo momento dejó de cumplirla, y si alguna vez se desvió de su rígido mandato, fue de

233
acuerdo con los consejos de don Quijote y Sancho, bajo el noble imperio de la
misericordia.

A continuación ocupó la tribuna el doctor Claudio Sánchez Albornoz. “En nombre


de la Universidad española y de los intelectuales españoles desterrados –dijo- he de
vencer la emoción tremenda ante esta desventura, para despedir al compañero y al amigo.
Cuando en 1925 nos encontramos en la Universidad de Valencia, bien lejos estaba yo de
pensar que habría de hallarme en este amargo trance de decir adiós a los restos de
Mariano Gómez. Pertenecía a ese grupo de profesores españoles que no habían hecho
política, que les dolía el dolor de España y a los que la dictadura lanzó a la política para
servir a la República. Mariano Gómez era católico, como yo, y ninguna razón de
conciencia, porque estaba con nosotros la voz de San Pablo, nos impidió amar a la
libertad, en cuyo culto y en cuya defensa pusimos nuestra emoción y nuestra
generosidad".

Señala el orador las dos vocaciones del gran español, la enseñanza y la justicia, a
las que se entregó con la pasión y el talento que todos conocimos, y afirma que si ahora
confiamos sus restos a la tierra, su espíritu resucitará, como resucitarán el de todos los
españoles que han muerto y que irán muriendo a la espera de volver a ver las tumbas y las
cunas de los suyos. También sus cenizas hoy confiadas a una tierra amiga y fraternal,
pero extraña, habrá de volver bajo la bandera de la libertad a la tierra que fue suya y que
tanto amó.

Después habló el doctor Estanislao Lluesma. "Por la sangre de valenciano y por la


sangre de argentino que llevo -dijo- quiero decir unas pocas palabras en esta última
conversación con don Mariano. Por la sangre de Valencia, que fue su amor; por la sangre
de la Argentina que ha sido su dolor, pero con la manifestación expresa -en cuanto
argentino- del orgullo y del honor que ha sido tener a un hombre como él en esta tierra.
¡Que esta tierra lo albergue en paz hasta que pueda regresar a España! Cuando esta
mañana yo contemplaba a don Mariano en sus albas vestiduras mortuorias, me
impresionó su expresión de extraordinaria y profundísima serenidad. Ese ropaje le
sentaba como una toga de Epifanía y yo pensaba que acaso estaba meditando para
siempre su más tremenda y definitiva sentencia: una sentencia de amor y de perdón -que
no de olvido-. El podía hacerlo así, en efecto, ya que supo igualar con su acendrado
espíritu cristiano, un laicismo civil impecable. Por eso pienso que quizás no ha sido una
mera coincidencia el que su tránsito haya ocurrido en un domingo de Resurrección. Por
eso podrá decirse a don Mariano: ¡Bienaventurados los que tienen hambre y sed de
justicia... porque ellos un día serán hartos!"

Por ruego del doctor Blasco Garzón, delegado oficioso del gobierno de la
República, cuyo estado de salud no le permitió hacer acto de presencia, el doctor Sánchez
Guisande dio lectura a las cuartillas de nuestro director, que insertamos en otro lugar de
esta crónica.

EMOTIVAS PALABRAS DEL EMBAJADOR DE MÉXICO

El doctor Juan Manuel Álvarez del Castillo, embajador de México, cerró las
oraciones de despedida con estas palabras:

234
"En nombre de mi gobierno y especialmente del señor presidente de la República,
don Miguel Alemán, vengo a expresar la profunda pena mexicana por el fallecimiento del
doctor don Mariano Gómez.

La República Española pierde uno de sus valores máximos, mas conquista otro
laurel de gloria inmarcesible mediante la exposición al mundo de este nuevo ejemplo de
asombrosa resistencia moral y abnegada virtud ciudadana. Es amargo decirlo. ¡Pero a las
veces, en el curso de los acontecimientos históricos, se hace menester el sacrificio vital -
fuera de las fronteras nacionales- de hombres superiores a fin de que se aquilate
debidamente la causa sagrada que ellos siempre supieron servir con celo y honor!

Quienes disfrutamos del privilegio de tratar en la intimidad a don Mariano Gómez,


supimos estimarlo y admirarlo. Inteligencia clarísima, cultura ecuménica y generosidad
caudalosa: tales fueron las características de esta recia personalidad que poseía el don
maravilloso de hacernos sentir todavía más de cerca el amoroso regazo de la Madre
Patria.

Labios autorizados harán el panegírico documentado del jurista y magistrado; que a


mí me sea dable afirmar que la desaparición del doctor Gómez privará a la República
Española de uno de sus representativos más ilustres, a la humanidad de un apóstol del
bien, a la Argentina y a México de un amigo leal.

Señora de Gómez e hijos: os acompañamos con el corazón lleno de tristeza a


depositar ante la tumba de vuestro ser querido una flor de recuerdo perenne".

TESTIMONIOS DE CONDOLENCIA

De la repercusión que ha tenido el fallecimiento del doctor Mariano Gómez da idea


el gran número de mensajes de entidades y particulares que han llegado al Centro
Republicano Español procedente del interior y del extranjero.

El Centro Republicano Español de Montevideo envió un cable rogando a nuestro


Centro que asumiese su representación en vista de que no podría destacarse
oportunamente una comisión como hubiera sido su deseo. Tal representación fue
conferida, como dijimos, al doctor Francisco Vera.

Asimismo envió un cable de condolencia el Centro Republicano Español de


Santiago de Chile.

Enviaron también telegramas: desde Mar del Plata, el doctor Augusto Barcia; desde
San Rafael, el general don Fernando Martínez Monge, y entre otros, los Centros Españoles
de Unión Republicana de Rosario, Republicano Español de Tucumán, Democrático
Español de San Fernando y Tigre, Republicano Español de General Alvear, Republicano
Español de Córdoba, Republicano Español de Mendoza, Republicano Español de Mar del
Plata, Republicano Español de Bahía Blanca, grupo de republicanos españoles de Río
Cuarto, don Nicolás Micheli; de Alcorta y otros.

==============================================================

235
PÉSAME DEL GOBIERNO

El jefe del Gobierno de la República, don Álvaro de Albornoz, hizo llegar al


Centro Republicano, desde México, el siguiente telegrama:

"Ruego comuniquen familiares Mariano Gómez, Gobierno Republicano expresa


profundo dolor sensible pérdida de quien entre horrores guerra mantuvo altísimo honor
justicia española. Álvaro de Albornoz"

==============================================================

Rasgos de Una Vida Ejemplar

Don Mariano Gómez nació el 8 de septiembre de 1883, en Almería, pero su


andalucismo natal se había disuelto en una solera española con ímpetu de Padilla y noble
orgullo de Lanuza.

Si no convaleció jamás, superó aquí la prueba más dura que le aguardaba en el


exilio, más terrible, sin duda, que el exilio mismo: la muerte de un hijo. De su dolor supo
hacer un homenaje a la libertad en una oración pone hoy en nuestra pena un nuevo matiz
de admiración y ternura. Quedó la tragedia en el fondo de su corazón y volvió a ser para
los demás el amigo y el maestro con la más cálida, sencilla y confortadora efusión. Abierto
y cordial para todos, con la misma unanimidad de pesadumbre le despedimos todos.

Con su carácter enemigo de fórmulas, hubimos de admirar en él su sabiduría, su


espíritu de trabajo, su ejemplo permanente de rectitud. El saber fluía en su oratoria
bizarramente hispana en el acento y en el contenido. Sus conferencias y hasta su charla
amistosa eran no sólo un alarde de buen decir, sino un formidable centelleo de puntos de
vista originales. Depositario de una cultura enciclopédica, sometía sus postulados, con
tremenda independencia, a su propia y personalísima revisión. El espíritu de crítica,
servido por una poderosa inteligencia, desbordaba los tópicos, los trituraba o los ofrecía
bajo una nueva luz. Se estuviera o no conforme con sus opiniones, era imposible
substraerse a la arrolladora sugestión de su palabra y de su además. Su pasión de español,
de jurista y de filósofo nos arrastraba, y lo arrastraba a él mismo, incluso más allá de los
justos límites del tiempo, como admitía su bienhumorada franqueza.

En el exilio vivió modestísimamente, sin añoranza de sus títulos y de sus bienes.


Entregado a su trabajo, de él rebañó horas para estudiar y escribir sobre sus temas
preferidos, y para cultivar la amistad con gallardía y generosidad de hidalgo. Colaborador
de la Editorial Jackson, preparó para esta casa una colección de “Grandes Discursos” con
un estudio preliminar y notas originales. Para los cuadernos del Patronato Hispano
Argentino de Cultura escribió “Jornadas republicanas en Valencia” y para la edición de
homenaje a Jovellanos que lanzó el Centro Asturiano compuso “Jovellanos, magistrado”.
De las inéditas tres obras, una de ellas, “La judicatura en la guerra española (Testimonios y
comentarios de un juez)” es, como se deduce, un resumen de sus experiencias en un
dramático periodo que fue para él denodada prueba de sus virtudes de jurista, de hombre y
de ciudadano. Las otras dos, de vastos alcances según nos anticipaba, se titulan “Nuestra
civilización (Aportes a la historia universal del hombre y sus culturas)” y “Empresas
políticas de los papas (Hechos, controversias, reflexiones)”.

236
Era católico, con un catolicismo de estirpe puramente evangélica, mal avenido con
la púrpura y los formalismos al uso. Por eso, entre sus anécdotas de periodista figurar
curiosas y sonadas escaramuzas con obispos y canónigos, a la sombra del Pilar. Al estallar
la guerra civil, la fidelidad de don Mariano –católico y hombre de orden- a la República
sobrecogió a los trogloditas de la otra banda como un prodigio de Satanás. Su rectitud, su
entereza y sus convicciones religiosas por encima de cualquier sospecha, de modo que su
actitud, hija de la devoción al derecho y a la libertad, no eran un fenómeno explicable fuera
de los ámbitos infernales.

La última vez que lo vimos convalecía de una agresión de la dolencia que nos lo ha
arrebatado. Se burlaba de ella, lleno de vitalidad y optimismo. Como siempre, sus abrazos
eran potentes y campechanos, sus ojos bondadosamente fieros, su voz sonora, con las
bravas resonancias de una tierra a la que quería porque vivió en ella su juventud. Otro
desafío al mal, nos lo devolvió vencido, con los brazos inmóviles, muda la voz, la faz
serena y los ojos vueltos hacia su Dios y su eternidad.

==============================================================

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ANEXO 7. Último adiós. Mariano Gómez: Serenidad, Justicia y Misericordia”
necrológica por Manuel Blasco Garzón, España Republicana, Año XXXII, nº 1025,
Buenos Aires, 30 de marzo de 1951.

ULTIMO ADIOS

Mariano Gómez: Serenidad, Justicia y Misericordia

Por Manuel Blasco Garzón

Es muy difícil serenar el espíritu y reposar la palabra para dar el último adiós a un
hombre con el que se ha convivido en diversas épocas de la existencia y hacia el que se ha
mantenido siempre una profunda corriente de simpatía comunicativa.

Más aún, cuando el suceso ocurre en tierra extranjera, siquiera esté llena de dolor y
del saber de España, representa una pérdida esencial para la valoración estimativa y moral
de nuestra causa sagrada.

Porque Mariano Gómez, muriendo en el exilio, como Osorio y Gallardo, como


Castelao, como Venegas y, como tantos otros de nuestros valores hispánicos, son un
símbolo y un ejemplo de lealtad y de probidad y, también, una enseñanza para las
generaciones futuras que aprenderán en hombres de tan singulares merecimientos, la honda
lección de su amor insobornable a la libertad y a la independencia espiritual de un pueblo.

Yo he sido compañero de Mariano Gómez, en las aulas de la ilustre Universidad


hispalense, en los primeros de nuestra carrera de abogados. El terminó la suya, obligado
por el traslado de su padre, un probo y excelente funcionario de la magistratura, en la
ciudad de Zaragoza. Allí ejerció la abogacía y el periodismo con acierto eficaz y con
donaire singularísimo. Opositor a una cátedra de Derecho Político, la obtuvo merced a su
preparación sólida y fue a desempeñarla en la Facultad de Derecho de la Universidad de
Valencia. De esta casa de estudios, fue rector en 1931, hasta que el gobierno de la
República le designó para formar parte de la sala sexta del Tribunal Supremo de Justicia,
que sustituía incorporándose al mecanismo de la justicia española al antiguo Consejo
Supremo de Guerra y Marina, de exclusiva formación militar.

En 1936, siendo ministro de Justicia, tuve que nombrarle, interinamente, presidente


del Tribunal Supremo, para llenar la vacante producida por dimisión del que ocupaba el
cargo, afectado por la ley votada en el Parlamento que establecía la jubilación a los sesenta
y cinco años de edad. Ateniéndose a los preceptos de la ley Orgánica del Poder Judicial y
en tanto se convocaban las elecciones del caso, designé a Mariano Gómez que era, en
efecto, el presidente más antiguo de la sala permanente del más alto Tribunal de la Nación.
No hubo en tal hecho favor alguno, sino estricta sujeción al precepto aplicable, pero ello

239
permitió que se produjese esta situación que reunía, en las máximas responsabilidades, a
dos condiscípulos de la Universidad Sevillana.

De cómo respondió Mariano Gómez a esta exaltación, es buena prueba su obra al


frente del Tribunal. Cuando la rebelión de unos cuantos, la codicia de muchos y el apoyo
de la reacción internacional de carácter totalitario desató la guerra en España, Mariano
Gómez fue ejemplo de serenidad, de justicia y de admirable sentido de humana
misericordia. Habiendo tenido que presidir los Tribunales populares, creados como
consecuencia del alzamiento revolucionario, llevó a ellos un sentido de responsabilidad, un
anhelo de acierto, un afán de restablecimiento de la concordia, que constituye el más alto
galardón de su vida y la más noble ejecutoria de su conducta.

Fue en el Tribunal, el espíritu más conciliador, el temperamento más sinceramente


benévolo, el restaurador de toda cristiana inspiración de paz y de perdón. Muchas vidas se
deben a su personal labor; muchas absoluciones a su hondo impulso misericordioso.
Cuando llegue a publicarse la verdadera historia de esa acción jurídica, que él tenía
documentada y ordenada y escrita, se hará justicia a los hombres de la República que
fiaron siempre en el valor de la juridicidad y creyeron en la fraternidad civilizadora.

Al término de la guerra, tuvo que acogerse al amargo exilio forzoso y en él dio


muestras de su talento claro como escritor, como orador de fecunda vena, como periodista
y como maestro de derecho. En tierra argentina dejó, cuando todo le sonreía, a uno de sus
hijos. En tierra argentina, quedan sus huesos que soñó dormirían acariciados por el rumor
del Mediterráneo, en las playas valencianas. Aquí están, en su representación, una mujer,
admirable compañera de todas las horas, y sus otros dos hijos. A ellos acompaña el afecto
de todos los españoles democráticos, y el respeto y la simpatía de los mejores núcleos
argentinos.

Hace unos siglos, los españoles trajeron de la Península a las tierras descubiertas, su
afán de extensión, su espíritu inmarcesible, su sed de hazañosas empresas, su aliento épico.
Con todo ello, fundaron una civilización en este continente, reserva del mundo en los días
actuales, y dieron un sentido ecuménico al hispano-americanismo, hecho de la forja de
nuestra tradición secular y del respeto a la cultura indígena cuya corriente esencial,
recogieron y captaron. La grandeza actual, es fruto de aquel sublime despliegue de
energías peninsulares.

Ahora, como en alguna otra ocasión, has venido trayendo del espíritu la palabra
señera y en las manos la antorcha de la libertad. Los llegados, han sido sembradores de
esperanzas y valorizadores de todo lo nuestro. No importa que muchos hayan quedado en
la tierra americana sin presenciar el retorno del buen día. Los muertos mandan, y su
recuerdo enaltece y obliga a la obra, a los que quedan. Así ocurrirá con el recuerdo de este
varón ejemplar, docto en disciplinas jurídicas, feliz escritor literario, ameno conversador,
maestro en sus enseñanzas y hombre honesto, cariñoso y justo.

En nombre del gobierno simbólico de la República, me honro en ser participe del


dolor de todos, por la muerte del ex rector de la Universidad de Valencia y presidente del
Tribunal Supremo de la Segunda República.

240
ANEXO 8. La flor de mi recuerdo. Un gran Magistrado de la República, necrológica por
Manuel de Irujo, España Republicana, Año XXXII, nº 1024, Buenos Aires, 30 de abril de
1951.

LA FLOR DE MI RECUERDO

Un Gran Magistrado de la República


Por Manuel de IRUJO

Ha muerto don Mariano Gómez. Fue mi principal colaborador en la no grata


tarea de hacer de ministro de Justicia en los difíciles días de 1937. Puedo afirmar sin
eufemismo ni falsa modestia que no pocas veces fui yo el colaborador de don Mariano
Gómez, presidente del Tribunal Supremo. Quiero llevarle la flor de mi recuerdo.
Estoy seguro de que los amigos que le acompañaron a su última morada comentaron
de palabra o por escrito las virtudes de don Mariano Gómez. Más, ninguno echó
sobre sus hombros el peso de la responsabilidad que mi gestión ministerial le
adjudicó. Y ninguno tiene más derecho que yo para poder afirmar con cuanto valor,
lealtad y competencia cumplió con su deber.

En el momento de tomar posesión del cargo teniendo a mi derecha a don Mariano


Gómez, hice yo, entre otras, las manifestaciones que voy a transcribir, rogando a los
lectores que me perdonen por ello, en atención a la ofrenda que las mismas encierran para
la memoria de nuestro amigo muerto:

“La gesta popular ha sido manchada con sangre de crimen. La retaguardia


republicana ha presenciado innúmeros asesinatos. Las cunetas de las carreteras, las tapias
de los cementerios, las prisiones y otros lugares se han llenado de cadáveres. Hombres
representativos de la opresión y caballeros del ideal sucumbieron juntos y están mezclados
en monstruoso montón. Mujeres, sacerdotes, obreros, comerciantes, intelectuales
profesiones liberales y parias de la sociedad, han caído víctimas del “paseo”, nombre con
que el argot popular encubre el más apropiado y castizo de asesinato. Ni el hogar humilde
del trabajador, ni el palacio secular del aristócrata, ni el cenobio místico del religioso, ni el
prostíbulo que alimenta el monipodio, se vieron libres de la represión criminal, cruel,
bárbara e incivil, organizada por hombres sin honor ni piedad, que se han servido de la
pasión popular desordenada, para encharcar con sangre, no pocas veces inocente, el noble
solar de la democracia republicana.

“Yo no vengo aquí a defender a los caídos. Yacen confundidos en la fosa común
inocentes y culpables, valores humanos y escoria social. Levanto mi voz para oponerme al
sistema y afirmar que se han acabado los paseos. La defensa y enjuiciamiento de los
ciudadanos está confiada al Estado y este no cumplirá con su deber sin reaccionar con toda

241
la fuerza de su poder contra quien intente tomarse la justicia por su mano, cualquiera que
sea su nombre y color. Hubo días en que el Gobierno no fue dueño de los resortes del
poder. Se encontraba impotente para oponerse a las demandas sociales. Aquellos
momentos han sido superados. En adelante no existirá en la República otra norma de
aplicación que la ley, ni más poder que el Gobierno. Nadie está investido de la facultad de
juzgar fuera de los Tribunales. La función judicial es la máxima garantía del respeto
impuesto para la vida y la libertad de los ciudadanos. Quien falte a esa consigna será
detenido, puesto en prisión y condenado como enemigo de la República.

“Quiero comentar una alegación que se me ha hecho por voz autorizada al dar
comienzo a este acto. En el campo fascista se asesina con mucho mayor número de
víctimas que en el demócrata, con la esencial diferencia de que allí los crímenes son
cometidos por orden del Gobierno, mientras aquí lo fueron contra las normas dadas por el
Poder Público, en tanto este no pudo impedirlos. Esta observación es atinada y oportuna.
Más, es preciso que el ejemplo de la brutalidad monstruosa del enemigo no sea exhibido
como lenitivo a los crímenes repugnantes cometidos en casa. No puede olvidarse de que
ellos son fascistas. Su dios es la fuerza, sus armas son la violencia y el terror. Luchan
contra la voluntad popular. Tratan de instaurar un poder totalitario y tiránico. No pueden
sujetar a la ciudadanía que les detesta más que con la prisión, el terror y la amenaza de
muerte. Para que ésta táctica sea eficaz necesitan matar. ¡Triste sino el de un régimen que
tiene por cuna la fosa sepulcral!

“Pero nosotros no podemos copiar su táctica, como tampoco aceptar su doctrina.


Representamos la voluntad popular, libremente expresada. Nuestro régimen es la
democracia. Los derechos de la persona humana constituyen su fundamento social. Para
los fascistas delinque el pensamiento; para nosotros no. Ellos pueden condenar por las
ideas; nosotros no. Aspiran aquellos a imponer un sistema o credo religioso; nosotros a la
libertad de conciencia que permite al hombre, libérrimamente, elevar el corazón a Dios y
practicar libremente también su culto, sin otras limitaciones que las impuestas por la moral.
Para aquellos el Estado es el fin de la sociedad humana, de donde emanan la fuerza y el
poder; el individuo, según ellos, carece de derechos frente al Estado fascista. Nosotros
hacemos de la persona humana, base fundamental de la sociedad; el Estado como
encarnación política de ésta, cubre objetivos necesarios que pueden ser atendidos
individualmente, pero sin que jamás las garantías humanas puedan ser desconocidas ni
atropelladas por el ídolo del Estado al que no prestamos adoración ni ante cuyo altar
quemaremos incienso jamás. Van ellos a mantener dominios queritardos e injusticias
históricas. Nosotros hacemos de la propiedad función social, sentamos el trabajo como
primera ley económica, vamos al reparto equilibrado de la riqueza, a que la tierra sea de
quien la cultiva, y a la más justa distribución de los bienes de fortuna. ¿Cómo, si somos
antípodas en doctrina, programas y emociones, vamos a poder regirnos por sus mismas
normas? Aunque no fuera un delito contra natura y contra la ley matar a un semejante,
quedaría fuera de nuestras prácticas sociales, como forzosa consecuencia de la propia
entraña de nuestros principios filosóficos. Yo os diré, además, que soy cristiano, y que el
quinto mandamiento del Decálogo de Cristo, anterior y superior para mi a la ley del Estado
es: no matar.

“Vuelvo, pues, a repetir: Ojalá pudieran oírme hasta los muertos como me oirán sus
asesinos. Se terminaron los paseos. Quien quite la vida a un semejante por su propia
autoridad, será juzgado por ese delito. Jueces y fiscales especiales serán designados para
entender en los crímenes de ese género que se cometen, siempre que exista indicio de que
la jurisdicción ordinaria encuentra dificultades para el desarrollo de su misión. La misma

242
táctica será empleada con relación a todos los ilícitos cometidos contra los derechos de la
persona humana. Los nombres de los caídos serán inscriptos en los registros civiles de
defunción, otorgándose a sus familiares y sucesores las acciones inherentes.

Estas palabras eran expresivas de una posición neta, bien difícil de enunciar y de
mantener en aquellos momentos. Puedo decir, en honor de la República, que mientras fui
ministro de Justicia, constituyeron la ley del Estado. Pero, debo decir, que ello fue posible
gracias al carácter, al vigor, a la entereza y a la adhesión fervorosa del Presidente del
Tribunal Supremo. Esta es la flor del envío emocionado y cordial, que llevo a la tumba del
gran magistrado de la República que en vida se llamó Don Mariano Gómez.

MANUEL DE IRUJO
París 31, marzo 1951

243
ANEXO 9. Don Mariano Gómez, necrológica por Indalecio Prieto, España Republicana,
Año XXXII, nº 1025, Buenos Aires, 10 de mayo de 1951.

ESPAÑA REPUBLICANA, AÑO XXXII, Nº 1025, BUENOS AIRES,


10 DE MAYO DE 1951, p. 3

OBITUARIO

DON MARIANO GOMEZ


Por INDALECIO PRIETO

Las dos Repúblicas que ha tenido España nacieron de la voluntad popular,


expresadas indirectamente en 1873 por el voto parlamentario que, en abrumadora mayoría,
optó por dicho régimen y directamente en 1931 por el voto popular, también en cifra
aplastante, que dio carácter plebiscitario a unas elecciones municipales, sirviéndose de
ellas la nación para repudiar a la monarquía.

Ambas Repúblicas murieron a mano armada: de modo incruento la primera, pues


bastaron el imprevisto golpe de mano del general Pavía en el Congreso y el espectacular
pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto para derribarla, y de manera
cruentísima la segunda cuyo derrumbamiento costó más de un millón de vidas.

Nuestra generación, por triste privilegio, no ha presenciado más victorias del


ejército español que las obtenidas contra los propios españoles. Le vimos fracasar en las
Antillas y Filipinas, sufrir hecatombes en Marruecos y ocasionar desastres dentro de
España, demostrando, en oposición a la creencia general, que no son sólo peligrosas para la
paz interna los ejércitos triunfantes sino que lo son también los ejércitos derrotados.

Difícilmente nos proporcionaría la historia ejemplo de desastre tan colosal


originado por los militares dentro de su patria, como el que España está sufriendo todavía,
cumplidos casi 15 años de iniciarse la sublevación que elevó hasta el pináculo del poder a
Francisco Franco con atribuciones tan omnímodas que sería necesario retroceder hasta los
reyes godos para encontrar otras equiparables a ellas.

Hemos carecido de héroes militares verdaderamente efectivos, mas no nos faltaron


ilustres héroes civiles. ¿Acaso la milicia nos legó recuerdos tan luminosos como los de
Castelar, Salmerón y Pí y Margal, figuras cumbres de la primera República?

El vigésimo aniversario que ahora se cumple de la segunda, y una triste noticia


telegrafiada desde Buenos Aires, me han envuelto en nubes de nostalgia.

Acaba de recibir tierra en la capital argentina Mariano Gómez, último Presidente


del Tribunal Supremo de Justicia, a cuya memoria quiero dedicar unos renglones. Fue un

245
gran héroe civil de la República, tan o como quien más y mucho más que algunos que
brillaron como tales. Cuando surgió la insurrección ejercía sus funciones de magistrado en
Valencia. ¿Qué hubiera ocurrido en la gran ciudad levantina sin su activa presencia? La
guarnición vacilaba entre apremiantes requerimientos de los militares sublevados en otras
poblaciones y la presión del republicanísimo pueblo valenciano. Mariano Gómez, con esa
serenidad de los hombres de temple, que no conocen espasmos ni desfallecimientos, supo
de un lado calmar excitaciones peligrosísimas, acentuadas por la impaciencia. Al fin las
tropas se sumaron al pueblo y concluyeron aquellas horas de angustiosísima zozobra,
gracias, en gran parte, al tacto y a la prudencia de un hombre ejemplar, alejadísimo de toda
demagogia y fiel cumplidor de sus obligaciones.

Más tarde, siempre sumiso a las órdenes del Gobierno, Mariano Gómez aceptó la
presidencia del tribunal popular que funcionaba en la Cárcel Modelo de Madrid. Los
bombardeos de aviadores falangistas, italianos y alemanes sobre una ciudad indefensa,
exasperaban a las masas, exasperación culminada con el petulante e imbécil anuncio del
general Mola, director del ataque desde el Norte, de que Madrid sería tomado por la quinta
columna, por la que, en momento crítico, formarían los enemigos del régimen republicano,
agazapados en la capital. Hubo en represalia matanzas en la cárcel y propósitos de no dejar
con vida a un solo derechista de cuantos, por precaución, hallábanse detenidos. No habría
quinta columna suprimiendo a sus probables jefes. Para impedir una explicable racha de
venganzas, el Gobierno Giral instituyó los Tribunales Populares.

Contemplando a través de leyes penales y de procedimientos los fallos de aquellos


tribunales, se considerarán injustos muchos, por haberlos dictado, con quebrantamiento de
forma, la pasión y no la justicia, y se censurará que un hombre de Derecho, un magistrado,
los firmara. Sin embargo, en esa dolorosísima tarea descollaron el heroísmo civil y los
sentimientos humanitarios de Mariano Gómez. Desde la presidencia del Tribunal, formado
por representantes de los partidos republicanos y de las organizaciones sindicales,
procuraba aplacar la ira de los jueces llamándolos a la razón. No siempre lo logró, pero lo
obtuvo gran número de veces salvando bastantes vidas. Estas no se las computará el
enemigo, quien sólo le atribuirá las que fueron sacrificadas. Pero ¿acaso quienes se
salvaron tuvieron defensor más eficaz que aquel magistrado ecuánime y generoso?

Cuando en septiembre de 1936, entré a formar parte del Gobierno, llevaba varias
semanas Mariano Gómez, presidiendo el Tribunal Popular, cuyas sentencias de muerte
pasaban al Consejo de Ministros, siendo éste, en consecuencia, el verdadero responsable de
su ejecución.

Un día –lo tengo relatado anteriormente-, nos tocó examinar el fallo que condenaba
a pena capital al ex ministro Rafael Salazar Alonso. Las opiniones manifestándose
divididas. Yo expuse la mía en los siguientes términos: “Es probable que entre ustedes no
haya nadie que sienta tan invencible aversión como la mía hacia Salazar Alonso, quien,
luego de extremar predicaciones demagógicas sintiese atraído por halagos de las derechas
y se pasó a ellas descaradamente ofreciéndoles como mérito la sañuda persecución
realizada contra nosotros desde el Ministerio de la Gobernación; pero en los autos no
aparece prueba plena de que haya participado en la insurrección objeto del sumario y por
eso me pronuncio a favor del indulto”. Mi actitud resultó decisiva. El Gobierno, por siete
votos contra seis, resolvió indultar a Salazar Alonso, y el acuerdo fué participado en
seguida al presidente del Tribunal Popular.

246
Poco después llegó al Ministerio de la Guerra, donde el gobierno seguía
deliberando sobre otras cuestiones, Mariano Gómez. Sin duda por conocerme más que a
los restantes ministros me llamó a mí para exponerme la situación: “Acabo de recibir,
devuelto, el expediente de Salazar Alonso con el acuerdo del Consejo conmutando la pena
de muerte por la condena perpetua. No he dado cuenta a nadie de esta resolución, seguro
que apenas sea conocida se producirá un motín terrible que se iniciará con el fusilamiento
del reo. El Gobierno, falto de medios suficientes para hacerse respetar, no podrá salvarle la
vida y, al ser derrotado, su autoridad rodará por los suelos; pero no será eso lo peor. El
Tribunal Popular, estoy segurísimo, se negará a seguir actuando y tras Salazar caerán
acribillados a tiros quizá esta misma noche, todos los presos políticos”.

Mariano Gómez desconocía lo ocurrido en el seno del Consejo de Ministros. Se lo


relaté diciéndole cómo y por qué había sido yo quien había decidido el indulto. “Pienso
como usted, -me dijo-, pero repare que esa decisión puede costar más de cien vidas”.
Rogué a Mariano Gómez que esperase. Volví a la sala de consejos y, pidiendo la venia del
presidente Largo Caballero para interrumpir la discusión de otro asunto, expuse cuanto
acababa de oír y añadí que, en vista de ello, rectificaba mi voto. Y anulándose la
conmutación de pena, el jefe del gobierno estampó al pié de le sentencia el trágico
“conforme”.

No volví a ver a Mariano Gómez hasta el 6 de noviembre. El Consejo de ministros


había pasado la mañana discutiendo una propuesta de su presidente para que el gobierno
saliera de Madrid. Yo no tenía duda ninguna de que debía hacerse así. Únicamente
lamentaba que no se hubiera hecho antes, como varias veces propuse, en forma pública,
antes de que Madrid corriera peligro y aceptando una iniciativa del presidente de la
Generalidad, Luis Companys, que yo había convenido con él, para que todos los ministros
se instalaran en Barcelona, donde se encontraba ya el jefe del Estado, Manuel Azaña,
acompañado de los ministros sin cartera José Giral y Manuel Irujo. Pero Largo Caballero
esperó hasta última hora para efectuar la salida en secreto, dándose así a éste cierto carácter
de fuga. Los ministros de la C.N.T. –Peyró, López, García Oliver y Federica Montseny- se
oponían a la proposición presidencial. Tras empeñado debate sugirieron la fórmula de que
nos fuéramos los demás, quedándose ellos. “O todos o ninguno” –exclamé-. No cabe que
unos ministros pasen por héroes y otros por cobardes. O nos vamos todos o nos quedamos
todos”. Los cenetistas solicitaron que se les permitiera deliberar a solas y el Consejo se
suspendió. Debió de haber entre ellos hondas diferencias de criterio, porque tardaron en
volver al salón, donde al fín emitieron sus votos en pro, adoptándose el acuerdo por
unanimidad.

Con gran sorpresa mía, pues estaba convenido ir a Barcelona, Largo Caballero
dispuso que el Gobierno se trasladara a Valencia. Nunca lo comprendí. Valencia estaba
cerca de los frentes y carecía de la holgura de Barcelona, para el establecimiento de todas
las dependencias gubernativas.

Terminado el Consejo volví a mi despacho del Ministerio de Marina y Aire donde


al atardecer, recibí la visita de Mariano Gómez, ya en funciones de presidente del Tribunal
Supremo de Justicia. Me mostró un oficio del jefe del Gobierno ordenándole marchar
inmediatamente a Valencia. La jefatura del Gobierno tenía extendidas previamente estas
órdenes para los más altos funcionarios y se cursaron a media tarde. No habiendo
encontrado en Madrid ni al presidente del Consejo ni al ministro del ramo, Mariano Gómez
quería exponerme sus escrúpulos para cumplir lo mandado. “No saldré de Madrid –me
dijo- mientras no hayan salido todos los magistrados del Tribunal Supremo”. “Irán

247
saliendo –le contesté-, a medida que se faciliten medios de transporte: pero creo que usted
debe salir en seguida, conforme lo mandan”. No pude convencerle: mientras hubiera en
Madrid un solo magistrado del Supremo, él continuaría allí.

Me preguntó si había modo de que salieran su esposa y sus hijos. “Pueden venir
conmigo –le manifesté-. Yo saldré mañana, a primera hora, en avión, y hay sitio para ellos,
pues dispongo de dos aparatos Douglas y sobran plazas. Haga usted que su familia se
presente en mi domicilio a las cinco de la madrugada”.

A esa hora llegaron a mi casa Mariano Gómez, su señora y sus hijos. Allí estaban
los ministros cenetistas Peyró y López, a quienes sus correligionarios, que constituían la
columna destacada en Tarancón, les cortaron el paso la tarde anterior cuando iban camino
de Valencia.

Por Tarancón pasaron, sin novedad, Largo Caballero y algún ministro de los que
primeramente tomaron la carretera, pero cuando los sindicalistas allí apostados se dieron
cuenta de que el Gobierno entero marchaba, no dejaron pasar a nadie. A Peyró y López les
obligaron a retroceder y a Álvarez del Vayo le cubrieron de injurias.

En el aeródromo improvisado en Algete, cuando, a punto de despegar los aviones,


Mariano Gómez se despedía de su familia, le ofrecí que apenas aterrizáramos en Manises
le telegrafiaría para enterarle de nuestro arribo a Valencia. Volamos bajos para no ser
descubiertos por el cercano enemigo. Al tomar tierra llamé a casa de Gómez, pero nadie
contestó. Me sorprendí y me alarmé, pues él había quedado en esperar mi llamada. Luego
supe que al regresar de Algete fue detenido en Tetuán de las Victorias, conducido a la
plaza de toros de aquel pueblo y allí, no obstante darse a conocer, fué interrogado en forma
grosera y ultrajante. Con el alba amanecían las iras que entre los defensores de Madrid
suscitó la marcha sigilosa del Gobierno y aquel funcionario leal, aquel hombre integérrimo,
aquel héroe civil, pagaba nuestras culpas.

¿Tiene algo de extraño que su corazón, que tanto sufrió en España durante la
guerra, se haya roto bruscamente en Buenos Aires durante el exilio? ¡Pobre amigo! Ante su
cadáver me descubro con veneración.

Veracruz, abril de 1951.

248
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discurso se recoge en la obra de García Oliver antes citada El eco de los pasos, pp. 481-
492.

“2 meses de actuación en el ministerio de justicia”, (conferencia pronunciada en el teatro


Apolo de Valencia el 30 de mayo de 1937, a los pocos días de su cese como Ministro de
Justicia), Publicaciones, Ministerio de Propaganda, Valencia, 1937, La expresada
conferencia fue publicada también por Ediciones de la Comisión de Propaganda y Prensa
del Comité Nacional de la C.N.T., Valencia, 1937, con un prólogo del Comité Nacional de
la C.N.T y, recientemente, con el título anterior, en la obra de Antoni Furió (Ed), Valencia,
capital de la República. Discursos políticos e institucionales, Universitat de València,
2007, pp. 320-358. Igualmente se encuentra publicada con el título Mi gestión al frente del
ministerio de justicia, Discurso pronunciado en Valencia el 30 de mayo de 1937, Valencia,
1937.

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Archivo Carlos Esplá, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes


(http://www.cervantesvirtual.com).

Archivo del Consulado General de España en Buenos Aires, Argentina.

Archivo y Biblioteca del Ateneo Mercantil de Valencia, España.

Archivo y Biblioteca del Centro Republicano Español (CRE) de Buenos Aires, Argentina.

Archivo y Biblioteca del Consejo de Estado, Madrid, España.

Archivo y Biblioteca de la Federación de Sociedades Gallegas, Buenos Aires.

Archivo y Biblioteca del Tribunal Supremo, Madrid, España.

Archivo del Cementerio Municipal de “La Recoleta”, Buenos Aires, Argentina.

Archivo General de la Administración (AGA), Alcalá de Henares, Madrid, España.

Archivo General del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas de la ciudad de
Buenos Aires, Argentina.

Archivo Histórico de Defensa (AHD), Madrid, España.

Archivo Histórico Nacional (AHN), Madrid, España.

Archivo del Registro Civil Juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 2 de Huércal-


Overa, Almería, España.

Archivo parroquial de Nuestra Señora de la Asunción de Huércal-Overa, Almería, España.

Archivo del Tribunal Militar Territorial 1º, Madrid, España.

Archivo del Tribunal Militar Territorial 3º, Barcelona, España.

Arxiu Històric Universitari, Universitat de València, València, España.

Biblioteca del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid, España.

Biblioteca Central de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Madrid,


España.

Biblioteca del Colegio de Abogados de Madrid, España.

Biblioteca Nacional de España.

261
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (http://www.cervantesvirtual.com).

Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH), Salamanca, España.

Centro de Estudios Migratorios Latinoamericanos (CEMLA), Buenos Aires, Argentina.

Centro de Investigación Ramón Suárez Picallo, Buenos Aires.

Fundación Andréu Nin, España (http://www.fundanin.org).

Fundación Francisco Ayala, Granada, España

Hemeroteca Municipal del Ajuntament de València.

Hemeroteca Municipal de Madrid, España.

La Hemeroteca de La Vanguardia: http://www.lavanguardia.es/hemeroteca/

Legado Martínez Barrio, Ayuntamiento de Sevilla, colección de fotografías, objetos


personales y documentos, Sevilla, España.

Registro Civil de Madrid, España.

262
Diarios oficiales.

Gaceta de Madrid hasta el 31 de marzo de 1934.

Gaceta de Madrid. Diario Oficial de la República, desde el 1 de abril de 1934 hasta el 8 de


noviembre de 1936.

Gaceta de la República. Diario Oficial, del 10 de noviembre de 1936 hasta el 28 de marzo


de 1939.

Boletín Oficial de la Junta de Defensa Nacional de España, del 25 de julio de 1936 al 2 de


octubre de 1936.

Boletín Oficial del Estado, desde el 2 de octubre de 1936 hasta el 27 de febrero de 1961.

Boletín Oficial del Estado. Gaceta de Madrid, desde el 28 de febrero de 1961 hasta el 28
de diciembre de 1978.

Boletín Oficial del Estado, Gaceta de Madrid, a partir del 29 de diciembre de 1978.

263
Prensa consultada.

Madrid:

- ABC de Madrid.
- ABC. Diario republicano de izquierdas (Madrid).
- http://hemeroteca.abc.es
- Ahora.
- Claridad.
- El País.
- El Mundo.
- La Nación.
- Mundo Obrero. Órgano Central del Partido Comunista (SEIC).
- El Socialista.
- Solidaridad Obrera. AIT. Órgano de la Confederación Regional del Trabajo de
Cataluña, Portavoz de la Confederación Nacional del Trabajo de España

Barcelona:

- La Vanguardia.
- La Vanguardia Española.
- http://www.lavanguardia.es

Buenos Aires:

- España Republicana
- La Nación

Valencia:

- Adelante.
- El Mercantil Valenciano.
- El Pueblo. Diario republicano de Valencia.
- La Correspondencia de Valencia.
- Las Provincias.
- La Semana Gráfica
- La Verdad.
- Nosotros. Portavoz de la Federación Anarquista Ibérica.

Sevilla:

- ABC.
- http://hemeroteca.abc.es

265
Agradecimientos.

Gracias a la amabilidad y eficacia de Ana María Prados García -hija del ilustre
profesor republicano ya fallecido Jesús Prados Arrarte- y de Laura Cruzalegui, viuda de
ese otro gran republicano que fue Jorge Luzuriaga Navarro, logré al fín conocer en Buenos
Aires, en el 2008, a los hijos de Mariano Gómez. El trabajo estaba ya avanzado, pero las
aportaciones Mariano y Charito Gómez Alfaro y sus respectivas familias, me sirvieron
para comprender más y mejor la vida de Mariano Gómez y dar más sentido a mi trabajo.
Desde entonces he tenido muchas conversaciones con Mariano y Charito, con sus hijos,
especialmente con Diana Wechsler Gómez y sus hijas, y sus nietos, en Buenos Aires y en
San Antonio de Areco, además de una comunicación permanente por Internet.

Mi agradecimiento más profundo a Mariano Gómez Alfaro, que después de haberse


resistido a escribir nada sobre su padre, por entender que un hijo de Mariano Gómez no era
la persona más indicada para hacerlo, por mi insistencia aceptó redactar las Palabras
previas que figuran antes del texto, expresivas de un sentimiento y un respeto hacia la
verdad y la historia, tan auténticas como respetuosas con cuanto sobre su padre se expone.
Mariano y Charito Gómez Alfaro, con la inteligencia, alegría contagiosa y modestia,
heredadas de sus padres, han sido elemento clave para que mi trabajo pudiera ser
concluido.

También en el ámbito familiar de la familia Gómez Alfaro, mis encuentros con


Javier Gaspar Alfaro, sobrino de Mariano Gómez y conocido Notario madrileño, han sido
de gran utilidad. Sus relatos, opiniones y comentarios críticos, han sido para mí un motivo
de reflexión de sumo interés y han servido para completar muchos aspectos de la vida de
Mariano Gómez, especialmente en el ámbito familiar, por lo que le estoy muy agradecido.

Quiero mencionar la ayuda recibida de mis hermanos Fátima y Jaime y de Nena


Vela Navarrete, que han aguantado estoicamente mis preguntas, mis dudas, mis
preocupaciones y mis aislamientos en el trabajo. De Jaime quiero destacar sus juicios y
opiniones, la aportaciones de libros y documentos y sus críticas; de Fátima sus ánimos para
poder terminar mi trabajo y su ayuda técnica e informática para hacer posible la entrega del
original de forma aceptable; y en fin, a Nena, por su paciencia y acierto en la planificación
de mi trabajo así como por sus críticas y enriquecedoras aportaciones.

En mis compañer@s de derecho internacional privado y del Departamento de la


Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED),
siempre he encontrado el apoyo necesario para perdurar en el trabajo emprendido, cosa no
tan frecuente en los medios universitarios de hoy en día.

Tuvieron la amabilidad de leer la primera redacción del texto, tres buenos amigos y
compañeros, de formación e ideas diferentes: Antonio Ortiz-Arce de la Fuente, Santos
Juliá e Ignasi Riera. Los tres me han hecho todo tipo de observaciones, sugerencias y
críticas sinceras, muchas de ellas aceptadas y que me han servido para hacer importantes
mejoras al texto final, por lo que les estoy enormemente agradecido.

De las muchas bibliotecas, archivos y centros de investigación visitados, quiero


destacar la amabilidad y eficacia tradicional del personal de la Biblioteca central de la
UNED y de su servicio de préstamo interbibliotecario.

267
Pero no sería justo si no explicitase mi agradecimiento a algunas personas de otros
centros que, en su trabajo, me han atendido pacientemente y han sido enormemente
eficaces para lograr los objetivos que me había propuesto:

Patrick Boulanger. Chef de Département, Communication et Action Culturelle.


Patrimoine Culturel, Chambre de Commerce et d’Industrie (CCI) Marseille-
Provence, Francia.

Hernán Díaz y Ruy Farias. Bibliotecarios y archiveros, Centro de Investigación


Ramón Suárez Picallo, Buenos Aires, Argentina.

Juan José Escobar Stemmann. Cónsul General Adjunto de España en Buenos Aires.

Domingo Fernández Navarrete, cura párroco y responsable del Archivo parroquial


de Nuestra Señora de la Asunción de Huércal-Overa, Almería, España.

Inmaculada Franco. Legado Martínez Barrio, Ayuntamiento de Sevilla, colección


de fotografías, objetos personales y documentos, Sevilla, España.

Daniel Gozalbo Gimeno. Jefe de Sección de Información del Archivo General de la


Administración (AGA), Alcalá de Henares, Madrid, España.

Paloma Jiménez Buendía. Jefa de Servicio del Archivo y Biblioteca del Consejo de
Estado.

Pilar Llorente. Archivo del Tribunal Militar Territorial 3º, Barcelona, España.

Irene Monclús (Directora), Pilar Gallego (Secretaria) y Albert Toldra (


Bibliotecario/Archivero), Arxiu Històric Universitari, Universitat de València,
València.

Miguel Moreno Gómez. Jefe del Archivo del Tribunal Militar de Madrid, Archivo
Histórico de Defensa (AHD).

Francisco de Osuna Hervás. Secretario del Tribunal Territorial Militar Primero,


Madrid.

Rogelio Pacheco Sampedro.


Responsable Técnico del Archivo Histórico de Defensa (AHD).

Julián Prior Cabanillas. Archivero de la Sala de Investigadores del Archivo


Histórico Nacional (AHN).

Manuel Ros. Bibliotecario y archivero, Fundación Francisco Ayala, Granada,


España.

Y por último, agradecer muy sinceramente al Instituto Complutense de Estudios


Jurídicos Críticos el interés mostrado en dar a conocer la biografía de Mariano Gómez,
Presidente del Tribunal Supremo (1936-1939) durante la II República y el cuidado que han
puesto en el resultado final del libro que el lector tiene en sus manos.

268
Índice onomástico.

Andreu Abelló, Josep


Abad de Santillán, Diego (Sinesio Baudilio García Fernández)
Abarrategui Pontes, Fernando
Acosta Osuna, Manuel
Adroher Pascual, Enrique
Aguado Cuadrillero, Luisa
Águila Torres, Juan José del
Aguilar Gómez, Juan
Aguirre y Lecube, José Antonio
Alberti, Rafael
Albiñana Sanz, José María
Albornoz Liminiana, Álvaro de
Alarcón Horcas, Salvador
Alcalá Gálve, Ángel
Alcalá-Zamora y Castillo, Niceto
Alcalá-Zamora y Torres, Niceto
Alcalde, Juan J.
Aldasoro Galarza, Ramón María
Alemán, Miguel
Alfaro, Ceferino
Alfaro y López, María de la Visitación, Visita
Alfaro Moreno, Vicente
Alfonso (Fotógrafo Alfonso Sánchez García)
Alfonso XIII
Allué Salvador, Miguel
Alonso Alonso, Eduardo
“Alsina” (vapor francés)
Álvarez del Castillo, Juan Manuel
Álvarez Bravo, Pedro
Álvarez González-Posada, Melquíades
Álvarez del Manzano, Faustino
Álvarez Martín, Ricardo
Álvarez Martín, Santiago
Álvarez Martín y Taladrid, José María
Álvarez de Neira, Enrique
Álvarez Rodríguez, José
Álvarez Santullano y Aramburu, Félix
Álvarez-Valdés Castañón, Ramón
Álvarez del Vayo, Julio
Álvarez del Vayo, Luisa G.
Álvaro Dueñas, Manuel
Amor Nuño Pérez, Ricardo
Andrade Rodríguez, Juan
Anguita Sanchez, José
Ansó Zunzarrén, Mariano
Aragoneses Champín, José
Armada y Losada, Juan (Marqués de Figueroa)
Amado y Reygondaud de Villebardet, Luis
Andes (Conde de)

269
Andión Pérez, Sergio
Anguera de Sojo, José Oriol
Ansó Zunzárren, Mariano
Antón Oneca, José
Aragon, Louis
Aranda y García de Castro, Agustín
Araujo García, Roberto
Arena, Juan (“El Chato Arenas”)
Arias de Velasco, Jesús
Ariño, Julio
Arlegui y Bayonés, Miguel
Armasa, Pedro
Arquer Saltó, Jorge
Arrazola García, Lorenzo
Asensio Torrado, José
Aub, Max
Aunós Pérez, Eduardo
Avilés Farré, Juan
Ayala García Guarte, Francisco
Ayguadé, Jaime
Azaña Díaz, Manuel
Azcárate Flórez, Pablo
Aznar y Cabanas, Juan Bautista
Azpiazu Paul, Manuel (Coronel)
Baeza y Durán, Ricardo
Baeza Martos, Fernando
Balbontín Gutiérrez, José Antonio
Ballesteros Álava, Pío
Ballesteros Ballesteros, Eduardo
Bañón, Francisco
Baños, Sebastián
Barcia Trelles, Augusto
Barcia Goyanes, Juan José
Barea, Arturo
Barnés Salinas, Domingo
Barrio y Mier, Matías
Barriobero
Bartrina Capella, Jesús
Bartual Moret, Juan
Basedo Buitrago, José
Basterrechea, Francisco
Batlle, Luis
Bellón Gómez, Ildefonso
Beltri, Cándido
Berttoldy Ruiz, Rafael
Beltrán Báguena, Manuel
Beltrán Bigorra, Francisco
Beltrán Ibáñez, Adolfo
Benavente, Jacinto
Benedicto XIV
Benito, Enrique de

270
Benito Mampel, José de
Bensan, Gaston
Bell, Ramón
Bellido, Jesús María
Bello Trompeta, Luis
Benlloch (Cardenal)
Benlloch Montesinos, Vicente
Berenguer de las Cagigas, Fernando
Berenguer y Fusté, Dámaso (Conde de Xauen)
Bergamín García, Francisco
Bermejo Corral, Hilario
Bermúdez Ballesteros, Juan Gualberto
Bermúdez de Castro, Cristino
Bermúdez de Castro, Salvador
Bernal
Bertrán Musitu, José
Besteiro Fernández, Julián
Blanco Fernández, José
Blanco Pozo, J.
Blasco Garzón, Manuel
Blasco Ibáñez Blasco, Sigfrido
Blasco Ibáñez, Vicente
Bloch, Jean-Richard
Bofarull Romañá, Manuel
Bolívar
Bonet Cuito, Pedro
Bonilla Alasín, Gabriel
Bonilla Bravo, Fausto
Bonilla San Martín, Adolfo
Borbón, Jaime de
Borbón, Juan Carlos de
Borchgrave, Jacques (Barón de)
Bordanove y Tarrasó, Emilio
Bort, Juan
Bosch Marín, J.
Boulanger, Patrick
Bravo Ayuso, Lucio
Brau Sanoguerra, Juan Bautista
Brey Guerra, Juan
Buen y Lozano, Demófilo de
Bujeda Muñoz, Jerónimo
Buylla
Cabanellas Ferrer, Miguel
Cabello Lapiedra, Javier
Cabrera Felipe, Blas
Cabrero, Pablo
Cagigas, Isidro de las
Calderón Serrano, Ricardo
Calle y Matute, Domingo de Guzmán de la
Calvet Prats, Fernando
Calvo, Concepción

271
Calvo, Ismael
Calvo Serer, Rafael
Calvo Sotelo, José
Cámara y Tecedor, Sixto
Camarero y Marrón, Dimas
Cambó, Francisco
Camín de Angulo, Juan
Caminero, Antonio
Campos Fillol, Juan
Canales, Juan
Cancio Fernández, Raúl C.
Cano Coloma, José
Capa, Robert
Capaz Montes, Oswaldo Fernando
Carabantes Monsalvez, Lorenzo
Carande, Ramón
Caranzón, Miguel
Cárdenas del Río, Lázaro
Cárdenas de la Torres, Francisco de
Carnero, Antonio
Carranza, Carlos P.
Carrasco Formiguera, Manuel
Carrasco Reyes, Manuel
Carreño España, José
Carrero Blanco, Luis
Carrillo Solares, Santiago
Carrión, Manuel
Casado López, Segismundo
Casanovas y Maristany, Joan
Casares Quiroga, Santiago
Casal, Mariano
Casona, Alejandro
Castán Tobeñas, José
Castejón Martínez de Arizala, Federico
Castelao (Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao)
Castelar, Emilio
Castell Oria, Enrique
Castelló Pantoja, Luis
Castelló y Madrid, José María
Castillo y Olivares Matos, Antonio del
Castillo Sáez de Tejada, José
Castillejo y Duarte, José
Castro, Honorato de
Casuso, Luis
Cazorla Maure, José
Cebrián Mezquita, Luis
Centeno, José
Cerda López-Mollinedo, Emilio de la
Cerezo Cardona, Enrique
Cervera, Javier
Chapaprieta, Joaquín

272
Cimorra, Clemente
Clavel
Clemente de Diego Gutiérrez, Felipe
Cobián y Fernández de Córdoba, Fernando
Colmeiro Laforet, Ángel
Colvés Reig, José
Companys i Jover, LLuis
Conde y Luque, Rafael (Conde de Leyva)
Contreras y López de Ayala, Juan de
Córdoba, Juan de (seudónimo de José Losada de la Torre)
Corominas, Juan
Corominas, Pedro
Cortón Freijanes, Domingo
Corts Grau, José
Cos-Gayón Travesí, Luis
Couceiro Corral, Pedro
Crehuet del Amo, Diego María
Crespo Franco, Vicente
Cruz y Martín, Aurelio
Cruzalégui, Laura
Cuatrecasas y Arumí, Juan
Cuenca-Romero y Uclés, Juan de Dios
Cueva Palacio, Francisco
Dalmau y Olivart, Ramón Nonnato María de (Marqués de Olivart)
Dávila Arrondo, Fidel
Daladier, Édouard
Deleito, J.
Delgado Benítez, Rafael
Delorme, Manuel
Despujol y Sabater, Ignacio
Díaz, Hernán
Díaz, Felipe
Díaz, Manuel
Díaz-Benito y Rodríguez, Ángel
Diéguez Dueñas, Isidoro
Dieste Gonçalves, Rafael
Díez Huidobro, Luis
Dios, Máximo de
Dívar Martín, Eduardo
Domingo Sanjuán, Marcelino
Domínguez, Joaquín
Domínguez Arévalo, Tomás (Conde de Rodezno)
Don Quijote
Dorderis Tatay, Luis
D’Ors, Eugenio
Dunan, René
Durán de Ocón
Eizaguirre Pozzi, Eugenio
Elola y Díaz-Varela, Francisco Javier
Elvira
Enjuto Ferrán, Federico

273
Enrile y González Aguilar, Manuel
Escandell Úbeda, Isidro
Escobar Stemmann, Juan José
Escuder Poves, José
Escudero
Esparza y Tomás de Salort, Rafael
Esplá Rizo, Carlos
Fanjul Goñi, Joaquín
Fanjul Sedeño, José Ignacio
Faraudo y de Micheo, Carlos
Farias, Ruy
Felipe
Fentanes Portela, Gerardo
Fernández Calzada, Carlos
Fernández Castillejo, Federico
Fernández Clérigo, Luis
Fernández de Córdova y Morales, Fernando (Marqués de Olivart)
Fernández y Fernández de Quirós, Felipe
Fernández de Heredia y Adalid
Fernández Gordillo, Manuel
Fernández Hontoria y García de la Hoz (Conde de Torreánaz)
Fernández Montesinos, José
Fernández Mourillo y Fernández Rodas, Manuel
Fernández Navarrete, Domingo
Fernández Orbeta, José
Fernández Quintana, Tomás
Fernández Serrano, José
Font Toba, Alfonso
Forriols Ferrer, Francisco
Fortea Martín, Pilar
Frade, Fernando
Franco, Gabriel
Franco, Inmaculada
Franco Bahamonde, Francisco
Franco Bahamonde, Ramón
Franco Salgado, Francisco
Frugoni, Emilio
Gadea Orozco, José María
Galán Rodríguez, Fermín
Galarza, Ángel
Galindo Zaldívar, Tomás
Gallego Gómez, Matilde
Gallego, Pilar
Gaos González Pola, José
Garazony, Miguel
García Atadell, Agapito
García Amorós, José María
García Cascales, Mariano
García Escámez, Francisco
García Fernández, Benjamín
García Galán, Wenceslao

274
García García, Eulogia (“La Eulogia”)
García García, Isidora (“La Morena”)
García Hernández, Ángel
García de la Herranz, Miguel
García Herreros, Enrique
García López, Enrique
García Lorca, Federico
García Miranda, Manuel
García Oliver, Juan
García Oltra, Santiago
García Rodrigo, Manuel
García Rodríguez de Aumente, Salvador
García Trejo, Juan
García Valdés, Rafael
Garganta, Juan
Garrigues, Joaquín
Garrido Cavero, Leopoldo
Gascó Oliag, José
Gaspar Rodrigo, Baldomero
Gaspar Alfaro
Gaspar Alfaro, Javier
Gaspar Alfaro, María Lurdes
Gaspar Rodrigo, Baldomero
Gestoso Acosta, Luis
Gil Cámara, Manuel
Gil Casares, Felipe
Gil Robles y Quiñones, José María
Gil Roldán, Ángel G.
Gil Tirado, Vidal
Giner de los Ríos García, Bernardo
Giner de los Ríos García, Fernando
Giral Pereira, José
Gisbert Urreta, Jesús
Goded Llopis, Manuel
Gómez, Emilio
Gómez Alfaro, José Antonio
Gómez Alfaro, María del Rosario, Charito
Gómez Alfaro, Mariano
Gómez García, Julián (Gorkin)
Gómez González (Gómez de Otero), Federico
Gómez Jordana y Sousa, Francisco
Gómez y López, Manuel Pablo
Gómez Mora, Leonardo (“El Potaje”)
Gómez Nadal, Emili
Gómez Otero, Elisa
Gómez Pedreira, Manuel
Gómez Zanou, Beltrán
Gómez Zanou, María Eugenia
Gómez Zanou, Mariano
Gómez Zanou, María José
Gómez Zanou, Fernando

275
Gonzalbo Gimeno, Daniel
González, Antonio
González, Manuel Antonio
González, Ramón
González Barón, Fernando
González Borrego, Francisco
González Bravo López de Arjona, Luis
González de la Calle, Juan José
González de Echávarri y Vivanco, José María
González Hernández, Olegario
González Llana Fagoaga, José
González López, Emilio
González Naharro, Francisco
González Ocampo, Juan
González Oliveros, Wenceslao
González Peña, Ramón
González Posada y Biesca, Adolfo
González Serrano, José
González y Solesio, Adelaida
Gonzalvo París, Luis
Gracia Villarrubia, Anastasio
Granados Aguirre, Mariano
Grau Delgado, Jacinto
Gregory, León
Gutiérrez Martínez, Serafín
Guyx Genovés, F.
Helfant Crigel, Henry
Henny, Georges
Henry, Jules (Embajador)
Heras Martín, Manuel
Hernández, Miguel
Hernández Malillos, Heraclio
Hernández Saravia, Juan
Hernández Tomás, Jesús
Herrero, Emilio
Hidalgo Berene, Antonio
Hidalgo de Cisneros y López de Montenegro, Ignacio
Hinojosa Ferrer. Juan
Hitler, Adolf
Horcajo Romero, Reyes
Hoz Bárcena, María Sofía de la (Vizcondesa viuda de Ros)
Ibáñez Martín, José
Ibargüen Pérez-Seoane, Luis
Ibarruri, Dolores (La Pasionaria)
Iglesias Portal, Eduardo
Infantes y Martín, Emilio Esteban
Irujo Ollo, Manuel
Isabel II
Iturral, José
Iturralde, Juan (seudónimo de José María Pérez Prat)
Izquierdo Gómez, Antonio

276
Jáuregui Lasanta, Julio
Jiménez de Asúa, Felipe
Jiménez de Asúa, Luis
Jiménez Buendía, Paloma
Jiménez González, Enrique
Jiménez de la Puente, Francisco Javier (Conde de Santa Engracia)
Jestoso y Tudela, Luis
Jordán y Santa Eulalia, José Alberto
Jordana de Pozas, Luis
Jordana (hija)
Jordana (madre)
Jové y Suárez, José María Rogelio
Juana
Juan Rodríguez, Carlos de
Juarros, Cesar
Juliá, Santos
Just Gimeno, Julio
Kent, Victoria
Kirpatrik O’Farril, Guillermo
Lacalle Matute, Domingo Guzmán
Lacambra Brun, Joaquín
Lacasta España, S.
Laín Entralgo, Pedro
Lamela y Cartea, Félix
Lanero Táboas, Mónica
Langle Rubio, Emilio
Lanuza
Largo Caballero, Francisco
Lecea Grijalba, Ignacio de
Lecuona, José Pedro
León, María Teresa
Lerroux García, Alejandro
Lino Vaamonde, José
Lladó y Vallés, José
Llorens, Juan
Llorente, Pilar
Lluesma, Estanislao
López (anarquista)
López, Esperanza
López, Juan
López Escribano, Eulogio
López de Goicoechea e Inchaurrandieta, Francisco
López Ibor, Juan José
López Lerdo, María Visitación
López Martínez, Pedro María
López Ochoa, Eduardo
López Pereira, Francisco
López Sánchez, José María
López Sánchez, Juan
López Sancho, Enrique
López-Soro Cirugeda, José

277
Lorenzo Penalva, Francisco
Losada, Vicente
Losada de la Torre, José (como seudónimo Juan de Córdoba)
Luzuriaga Medina, Lorenzo
Luzuriaga Navarro, Jorge
Madrid, Francisco
Magaz y Pers, Antonio (Marqués de Magaz)
“Maine” (buque-hospital británico)
Maldonado Martín, Isaac
Malinov
Mallo, Maruja (Ana María Gómez González)
Mallol Bosch, Matías
Mancebo Alonso, María Fernanda
Manmenen, Vicente
Marañón y Posadillo, Gregorio
March, Juan
Marín García, José
Marco Merenciano, Francisco
Marco Miranda, Vicente
Marco Navarro, J.B.
Marqués de Casa-Jiménez
Márquez Caballero, José
Márquez de Diego, José
Martí Soro, José
Martí de Veses Sánchez, José
Martín de Hijas y Muñoz, Pedro
Martín Lagos, Francisco
Martín y Mingod, Juan Luis
Martín Posadillo, Isabel
Martín Báguenas, Santiago
Martínez (platería)
Martínez Alcubilla, Marcelo
Martínez Anido, Severiano
Martínez de Aragón y Urbistondo, Gabriel (Fiscal)
Martínez Barrio, Diego
Martínez Campos Antón, Arsenio
Martínez Elorza, José
Martínez Ferrando, Daniel
Martínez de Galisoga y de la Serna (como seudónimo Siul)
Martínez García, Aniceto
Martínez Lombreras, Francisco
Martínez Pardos, Miguel
Martínez Redondo, Ricardo
Martínez Risco, Manuel
Martínez Saura, Santos
Martínez de Velasco, José
Marzal Rodríguez, Pascual
Mateos Campos, Alfonso
Mateu
Matilla, Alfredo de
Matilla y Díaz del Barrio, Aurelio

278
Matorras Páez, Enrique
Matos González, José
Matres (empleado de Instrucción Pública)
Maura Gamazo, Miguel
Maura y Muntaner, Antonio
Maura y Salas, Manuel
Mayans y Enríquez de Navarra, Luis
Mazón Sáiz, José
Mediano Flores, Juan Manuel
Medina García, Diego
Menbrilleras, Manuel
Melo, Prudencio
Méndez Aspe, Francisco
Mendizábal, Alfredo
Menéndez López, Arturo
Menéndez Pelayo, Marcelino
Merimée, Henri
Merino Horodinsky, Luis
Mestres Puig, José
Miaja Menant, José
Michelena y García de Paredes, Leopoldo
Micheli, Nicolás
Miguel (portero del TS)
Miguel Garcilópez, Adolfo de
Miguel Rodríguez, Mariano
Mije García, Antonio
Miláns del Bosch y Ussía, Jaime
Millán Astray (hermana del General)
Millán-Astray y Terceros, José
Mille Suárez, Eladio
Minguijón Adriano, Juan Salvador
Mira López, Emilio
Miral y Marín, Arsenio
Miralles, Ricardo
Miralles Álvarez, Carlos (hermanos Miralles)
Miralles Álvarez, Luis (hermanos Miralles)
Miralles Álvarez, Manuel (hermanos Miralles)
Miralles Salabert, Manuel
Miralles Sangro, Fátima
Miralles Sangro, Jaime
Mola Vidal, Emilio
Moles Ormella, Juan
Molina, Antonio
Mon y Landa, Alejandro
Monclús, Irene
Monroe
Montaner Canet, Federico
Montejo, Tomás
Montero Ríos, Eugenio
Montes
Montseny Mañé, Federica

279
Monzón, Telesforo
Mora Maura, Constancia de la
Mora Requejo, Miguel
Moradiellos, Enrique
Moral Roncal, Antonio Manuel
Moratilla, Francisco
Moreno Calderón, Fernando
Moreno y Fernández de Rodas, Manuel
Moreno Laguía, Miguel
Moreno Gómez, Miguel
Morera Arrix, J.
Moret y Remisa, Lorenzo
Moreu González-Pola, Ángel
Muguiro, Francisco
Muhino Díez, Pedro
Muñoz Lorente, Rafael
Muñoz Martínez, Manuel
Mussolini, Benito
Nebot, Jaime
Negrín López, Juan (Dr. Negrín)
Nelken, Margarita
Neruda, Pablo
Nicolau d’Olwer, Luis
Nieto de la Fuente, Luis
Noguères, Louis
Núñez Díaz-Balart, Mirta
Núñez Morgado, Aurelio (Embajador)
Ocón Urzay, Armando
Ogilvie-Forbes, George
Olóriz y Martínez, Rafael de
Oñate, Antonio
Orgel León, Ramón
Orlov, Alexander (General soviético)
Ortyega, Alberto
Ortega y Gasset, Eduardo
Ortega Morejón, José María
Ortega Tena, Antonio
Ortiz-Arce de la Fuente, Antonio
Ortiz de Zúñiga, Salvador
Orúe y Arregui, José Ramón
Ossorio y Gallardo, Ángel
Ossorio y Florit, Manuel
Osuna Hervás, Francisco de
Ots Capdequí, José María
Pabón y Suárez de Urbina, Benito
Pacheco
Pacheco Sampedro, Rogelio
Padilla
Pagés i Blanch, Pelai
Panero Gil, Ernesto
Para, Pedro

280
Pareja Navarro, Gregorio de
Pardo, Manuel
Parera Abelló, Federico
Parrot, Louis
Partearroyo, José de
Pascual Leone, Álvaro
Pascual Leone, Juan
Pastor, Miguel
Pastor Reig, Rafael
Pavía
Paz Mateos, Alberto de
Pedregal y Sánchez Calvo, José Manuel
Pedro, Valentín de
Peiró Belis, Juan
Pemán y Pemartín, José María
Peña Mantecón, Máximo
Pérez, Antonio
Pérez González, Antonio
Pérez González, Blas
Pérez Jofre, Manuel
Pérez Lizano, Agustín
Pérez Martínez, José
Pérez Pareja, José (“El Ditero”)
Pérez Prat, José María
Pérez Quesada, Edgardo
Pérez Ramírez, Marcos
Pérez Rodríguez, Manuel
Pericot García, Luis
Perla, Mariano
Peset Aleixandre, Juan Bautista
Peset Reig, Mariano
Petain
Peyró Belis, Joan
Pi Calleja, Pedro
Pi i Sunyer, Carles
Pi y Margal, Francisco
Pilar
Pin Ruano, Eladio
Piniés (familia)
Piniés Bayona, Mario
Piniés Bayona, Pío Vicente
Piniés Rubio, Vicente
Pita Romero, Leandro
Pittaluga y Fattorini, Gustavo
Pizarro Horcaho, Tiburcio
Plá, José
Plaza Navarro, Manuel de la
Polo Pérez, Manuel
Pomares Pérez, Luis
Ponte Escartín, Galo
Ponte y Manso de Zúñiga, Miguel

281
Portela Valladares, Manuel
Pozas Perea, Sebastián
Prada, Rodolfo
Prados Arrarte, Jesús
Prexés Costa, Antonio
Prieto del Río, José
Prieto Tuero, Indalecio
Primo de Rivera y Orbaneja, Miguel
Primo de Rivera (hermana del General)
Primo de Rivera (cuñada del General)
Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, José Antonio
Primo de Rivera y Sáenz de Heredia, Fernando
Príncipe de Asturias
Prior Cabanillas, Julián
Prior Untoria, Germán
Puche Álvarez, José
Puebla Aguirre, José Manuel
Puente, Manuel
Puig Espert, Francesc
Queipo de Llano (hermana del General)
Queipo de Llano y Sierra, Gonzalo
Quero Morales, José
Quevedo Gutiérrez, Salvador
Ramírez Ramírez, Pedro
Ramón Ferrando, F.
Ramón Laca, Julio
Ramón y Lara, Julio de
Ramón Sorrosal, Valentín
Rams Catalán, Eusebio
Rasero Buitrago, José
Raúl Ramos, Salvador
Rebull Cabré, Daniel
Recaséns Siches, Luis
Reig Casanova, Enrique (Cardenal)
Rey, José A.
Rey Baltar, Ramón
Rey Pastor, Julio
Reyes, Anastasio de los
Reyna López, Antonio
Reynaud, Paul
Richard, Élie
Rico Avelló, Manuel
Río, José del
Río Hortega, Pío del
Ríos Urruti, Fernando de los
Riquelme y López Bago
Rivas Cherif, Cipriano
Rivas Cherif, María Dolores
Robles Nisarre, Enrique
Roca Meca, José
Rocamora, Juan

282
Roces Suárez, Wenceslao
Rodicio Arias, Avelino
Rodríguez de los Ríos, José María
Rodríguez Aniceto, Nicolás
Rodríguez Bárcena, Manuel
Rodríguez Dranguet, Alfonso
Rodríguez Fornos, Fernando
Rodríguez García, Melchor
Rodríguez Gómez, Pedro
Rodríguez Muñoz, José Antonio
Rodríguez Olazábal, Juan José
Rodríguez Revilla, Vicente
Rodríguez de los Ríos y García, José María
Rodríguez-Roda, Francisco Ramón
Rodríguez San Pedro, Faustino
Rodríguez Solís, Federico
Rojas, Antonio
Rojo, José Andrés
Rojo Arana, Baldomero
Rojo Lluch, Vicente
Romero, Francisco
Romero Civantos, Isidro
Romero García, Jesús
Ros, Manuel
Ros Gómez, Joaquín
Rubio-Freire Duarte, Rafael
Rubio López, Rafael
Rubio Paz, Isidro
Rueda Ortiz, Juan
Rueda Sánchez, José
Ruiz, Julios
Ruiz de Alda, Julio
Ruiz del Árbol y Rodríguez, Fernando
Ruiz Casaux, Juan
Ruiz Falcó, Napoleón
Ruiz de la Fuente, Ángel
Ruiz-Funes García, Mariano
Ruiz-Giménez Cortés, Joaquín
Ruiz Gómez, Manuel
Ruiz Luengo, Domingo
Ruiz de la Puente y Sánchez Portal, Ángel
Saborit Belenguer, Julio
Sacristán Colas, Antonio
Sáenz de Heredia y Arteta, Andrés
Sainz Rodríguez, Pedro
Salas Delgado, Felipe
Salazar, Domingo
Salazar Alonso, Rafael
Sales Musoles, Vicente
Saliquet Zumeta, Andrés
Salmerón Alonso, Nicolás

283
Salom y Antequera, Salvador
Salvatierra (Condesa)
Samaniego Rodríguez, Esteban
Samper Ibáñez, Ricardo
Sánchez, Amador
Sánchez, Vicente
Sánchez-Albornoz Menduiña, Claudio
Sánchez Cañete López, Buenaventura
Sánchez Guerra, Rafael
Sánchez Guisande, Gumersindo
Sánchez Maestre, Agustín
Sánchez Pascual, Francisco
Sánchez Roca, Mariano
Sánchez Román y Gallifa, Felipe
Sanchís, Francisco
Sancho
Sancho Brased, Ramón
Sancho Sancho, Manuel
Sangro Ros de Olano (Marqués de Guad-el-Jelú)
Sangro Torres, Melchor
Sanjurjo y Jiménez Peña, Justo
Sanjurjo Sacanell, José
Sansisin, Fernando
Santa María de Paredes, Vicente
Santalo Sors, Luis
Santamaría y de Rojas, Vicente
Santander Ruiz Jiménez, Federico
Santolaya Cascajo, Pablo
Saravia (Juan Hernández Saravia)
Saro Martín, Leopoldo de (Conde de Playa de Ixdain)
Sastre Olamendi, Onofre
Saura Mery, Gerardo
Saye Sempere, Luis
Schlayer, Félix
Sela y Sampil, Aniceto
Semprún, José María de
Semprún Maura, Jorge
Sentís, Carlos
Sentís Melendo, Santiago
Serra Moret, Manuel
Serrano Gómez, Alfonso
Serraut, Albert Pierre
Sevillano Carbajal, Rafael
Sierra Jiménez, F.
Silió Cortés, Cesar
Simón Martín, Agripino
Sisto Hontán, Adolfo
Siul (seudónimo de Luis Martínez de Galisoga y de la Serna)
Soler Porta, José
Solesio, Josefa
Soria, Georges

284
Soto, Francisco
Soto Mas, Francisco
Spaey van Engelen, Marc
Stalin, José
Suárez y Alonso de Fraga, Luis
Suárez Manteola, Adolfo
Suarrán, Tomás
Suevos Hernández, Jesús
Sugrañes, Ramón
Suñer Ordóñez, Enrique
Tarazona Blanch, Ignacio
Tarradellas i Joan, Josep
Tejero Gozalo, Mateo
Terrer Fernández, Dionisio
Thomas, Édith
Toldra, Albert
Toribio Fernández, Luis
Torino, Fernando
Tormos Monzó, Elías
Tornos Lafitte, Francisco Javier
Torre, Matilde de la
Torre, Guillermo de la
Torres Campos, Manuel
Torres López, Manuel
Torres Roldan, Miguel
Torroba Sacristán, José
Torroncher (Juez)
Trieros, José
Trigo Mezquita, Agustín
Trujillo, Leonidas
Unamuno y Jugo, Miguel de
Ureña, Rafael
Uribarri Mateos, Felipe
Urizar y Olazábal, Emilio
Urtubey Rebollo, L.
Usano Martínez, Manuel
Valdés Rubio, José
Valentín Torrejón, Faustino
Valera
Valera Aparicio, Fernando
Valera Parra, Salvador
Valle y Aldabalde, Santiago del
Valledor y Suárez de Otero, Celestino
Valls de la Torre, Miguel
Varela Iglesias, José Enrique
Varela Méndez, Santiago
Vargas Guerendiain, Pedro
Vázquez Osuna, Federico
Vega, Félix
Vega de la Hoz, Alfredo de la
Vega de la Hoz, Elena de la

285
Vega de la Hoz, Isabel de la
Vega Ros de Olano (Vizconde de Ros)
Vela Navarrete, Nena
Velayos Hermida, Salvador
Velilla Sarasola, Abel
Velasco Pajares, Ramón
Ventosa Calvell, Juan
Ventura Traveset, José
Vera, Francisco (h)
Vera Fernández de Córdoba, Francisco
Victoria Eugenia (Reina)
Vidarte Franco Romero, Juan-Simeón
Viesca Hernández, Luis
Villalba Riquelme, José
Villalba Rubio, José Eduardo
Villalonga, Augusto
Villegas Montesinos, Rafael
Viñas, Ángel
Viñuales Pardo, Agustín
Viollis, André
Viudez Pascual, Juan (Marqués de Rioflorido)
Vivanco y Pérez del Villar, Luis Felipe
Vives, Blas
Wechsler, Manuel
Wechsler Gómez, Diana
Wechsler Gómez, Gonzalo
Wechsler Gómez, Mariano
Xirgu, Margarita
Yagüe Blanco, Juan
Yagüe Estebarán, Pablo
Yáñez Arroyo, Antonio
Zanou, Hebe
Zaragoza y León, Roberto
Zelaya Clavería, Teófilo
Zugazagoitia Mendieta, Julián
Zumalacárregui y Prats, José María

286
Homenaje a Mariano Gómez, Presidente del Ateneo Mercantil de Valencia en la
Lonja de la Seda de Valencia (La Semana Gráfica, Valencia, nº 46, AÑO III,
sábado 28 de mayo de 1927).

Homenaje de los estudiantes valencianos a Mariano Gómez en marzo de 1930


(La Semana Gráfica, Valencia, nº 191, Ano VI, jueves 8 de mayo de 1930).

289
Visita Alfaro, Mariano Gómez y su hija
Charito a la salida de misa en Madrid
en 1932. Visita Alfaro y su hija Charito.

La figura de la semana, Mariano Gómez, Retrato de Mariano Gómez,


Presidente del Ateneo Mercantil de Valencia. Presidente del Ateneo Mercantil de
(La Semana Gráfica, Valencia, nº 44, Año III, Valencia, pintado por Miguel Vaquer
sábado 14 mayo 1927). (Pinacoteca del Ateneo Mercantil de
Valencia).

290
Fotografía del
retrato de
Mariano
Gómez en el
Rectorado
de la
Universidad de
Valencia.

291
El Pueblo, Diario republicano de Valencia, Portada del libro de Mariano Gómez Jornadas
martes 14 de abril de 1931 (En la segunda fila, republicanas de Valencia (historia de dos días),
empezando por la izquierda, el tercero, Buenos Aires 1942.
Mariano Gómez).

Acto de apertura de Tribunales en el Palacio de Justicia de Madrid el 5 de octubre de 1936, el


Ministro Ruiz Funes con el Gran Collar de la Justicia y a su derecha Mariano Gómez Presidente
del Tribunal. (ABC, Diario Republicano de Izquierdas, nº 10407, martes 6 de octubre de 1936
Foto: Albero y Segovia).

292
Toma de posesión de Mariano Gómez como Presidente del Tribunal Supremo en el Paraninfo de la
Universidad de Valencia el 13 de enero de 1937. De izquierda a derecha: Mariano Gómez (de pie), Luis
Fernández Clérigo (Vicepresidente de las Cortes), Juan García Oliver (Ministro de Justicia), General José
Asensio Torrado (Subsecretario del Ministerio de la Guerra) e Indalecio Prieto (Ministro de Marina y Aire).
(Foto: Bondía, portada de La Vanguardia, Barcelona, domingo 17 de enero de 1937)

Portada de la publicación del Ministerio de Propaganda que contiene los discursos de la toma de
posesión de Mariano Gómez como Presidente interino del Tribunal Supremo, celebrado en el
Paraninfo de la Universidad de Valencia el 13 de enero de 1937.

293
 
 
 
 
 
 
                                                             
 
 
 
 
 
  . 
      . 

Colegio de Abogados de Valencia (jueves 11 de marzo de 1937). Entrega del pergamino dedicado por este
organismo a D. Mariano Gómez y González. En la fotografía, junto a diversos miembros de la Junta de
Gobierno del Colegio aparecen, en el centro, detrás del pergamino, el subsecretario de Justicia Sr. Sánchez
Roca, a su izquierda, por este orden, D. José Manaut Nogués, el Ministro de Justicia Sr. García Oliver y el
homenajeado; y a su derecha José Rodríguez Olazábal. (Fotografía tomada de la obra de José Rodríguez
Olazábal, La administración de Justicia en la guerra civil, p. 16 y también publicada en La Vanguardia,
Barcelona, viernes 12 de marzo de 1937, p. 4).

Mariano Gómez Presidente del Tribunal Supremo, Ce Soir, Grand Quotidien


d’Iformation Indépendant, lundi 18 juillet 1938, deuxième anée, nº 502.

294
Mariano Gómez (con sombrero) visita un campo de concentración de exiliados
republicanos españoles en el sur de Francia en febrero de 1936.

295
Parte de la documentación obtenida por Mariano Gómez en el exilio para su salida de
Francia rumbo a Argentina (salvoconducto, permisos de embarque en Marsella y de
desembarco en Buenos Aires, certificado de antecedentes penales).

296
Solicitud de ingreso de Mariano Gómez en el Centro Republicano
Español (CRE) de Buenos Aires el 13 de diciembre de 1940.
(CRE de Buenos Aires, Federación de Entidades Gallegas, Buenos Aires)

Reunión de exiliados republicanos españoles en Montevideo, Uruguay, en abril de 1943,


con ocasión del viaje por Latinoamérica del General Miaja y del socialista Diego Martínez
Barrio, en el XII aniversario de la proclamación de la República.
De pie, de izquierda a derecha, en segundo lugar, Mariano Gómez. Sentados, de izquierda
a derecha: 2º, Manuel Blasco Garzón; 3º, General José Miaja Menant; 4º, Diego Martínez
Barrio; y 5º, Luis Jiménez de Asúa.
(Foto de Archivo Municipal de Sevilla, Legado Martínez Barrio,
doc. 56, SAHP 1811).

297
De izquierda a derecha: José Antonio, Visita, Mariano Gómez, Federico (hermano de
Mariano Gómez), Charito y Mariano, en Buenos Aires, 1941.

Visita y Mariano Gómez con su nieta


Mariano Gómez, Buenos Aires.
Diana Wechsler Gómez, en la terraza de
su casa de Buenos Aires, Río Bamba 124.

298
Laura Cruzalégui (viuda de Jorge Luzuruaga), Nena Vela
Navarrete, Pedro-Pablo Miralles Sangro, Charito Gómez Alfaro y
Mariano Gómez Alfaro (Buenos Aires, septiembre 2008).

Hebe Zanou, Diana Wechsler Gómez, Nena Vela Navarrete, Mariano Gómez
Alfaro y Pedro-Pablo Miralles Sangro, en San Antonio de Areco, provincia de
Buenos Aires, Argentina, junio 2009.

299
Fotografía de Mariano Gómez
Alfaro, en la terraza de la casa
de la calle de Serrano 16 de
Madrid, a comienzos de la
guerra, dedicada por él mismo
a su primo hermano Javier
Gaspar Alfaro.

Mariano y Charito Gómez Alfaro en Buenos Aires, Septiembre


2008. Entre ellos, Pedro-Pablo Miralles Sangro.

300
La
Nación,
Buenos
Aires,
lunes 26
de marzo
de 1959.

Mariano Gómez Alfaro y


Pedro-Pablo Miralles
Sangro, ante el
enterramiento de José
Antonio Gómez Alfaro,
Mariano Gómez y
Visitación Alfaro.
Cementerio de San
Antonio de Areco,
provincia de Buenos Aires
(Junio 2009).

301

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