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Jordi Corominas
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Perifèria. El cos que som 3/2016
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más por las decisiones no tomadas que posible. El sistema cambia cuando las
por las decisiones equivocadas, y nues- personas empiezan a reproducir las ruti-
tros cuerpos parece que no pueden per- nas de manera diferente.
mitirse el lujo de la indecisión permanente.
Optan por poner, siempre que pueden, el La socialización es el procedimiento me-
piloto automático. La mayoría de nuestras diante el cual un individuo es adiestrado,
acciones cotidianas: dar la mano, abrazar, aprende rutinas desde el día del naci-
sonreír, conducir un coche, comer a una miento, antes de todo propósito cons-
determinada hora, las hacemos sin pensar. ciente o lenguaje, y deja de reproducir-
(“D’esma” es la palabra catalana exacta e las o transformarlas el día de su muerte.
intraducible en todos sus matices al cas- Normalmente nuestros cuerpos delatan
tellano). De hecho, a mi me sucede que nuestro origen social. Los miembros de
incluso las composiciones musicales que una misma clase social tienen mayor
aprendo para tocar en mi saxofón acaban número de probabilidades que cual-
siendo una rutina y, sorprendentemente, quier miembro de otra de enfrentarse a
tengo que hacer un gran esfuerzo para las situaciones más frecuentes para los
concentrarme en la partitura y no pensar miembros de esa clase. Por ejemplo: Un
en otra cosa mientras toco. niño de clase alta en el Brasil tiene todos
los números para ir a una buena escuela
Lo que nos hace ver Giddens es que tras y un niño de clase baja en una bidón vi-
las actividades cotidianas, aparentemen- lle todos los números para experimentar
te realizadas sin esfuerzo y sin problemas, el odio a la policía y una fascinación por
se lleva a cabo un constante trabajo de la delincuencia. Como ya hemos dicho,
mantenimiento y reproducción social. Las las estructuras no son exteriores al indi-
estructuras sociales no son algo exterior a viduo, sino que toman cuerpo en noso-
mi cuerpo, sino que están corporeizadas, tros a través de las rutinas. Si se quiere,
actualizadas en él. Como dice Giddens, las rutinas son estructuras interiorizadas,
“La sociedad sólo tiene forma, y esa for- hechas carne, sociedad corporeizada.
ma sólo tiene efectos en las personas, en
la medida en que la estructura se produce Los otros están presentes en mis accio-
y se reproduce en lo que se hace” 3. Las nes pautando mis expresiones, introdu-
tradiciones, las instituciones, los códigos ciéndome rutinas en mi cuerpo, dándome
morales y las formas establecidas de ha- acceso o no a determinados alimentos,
cer las cosas han cristalizado en nuestros afectos etc., antes de que tenga concien-
cuerpos a través de las rutinas de las que cia de ellos. Cuando tenemos conciencia
podemos ser más o menos conscientes. del otro (nos damos cuenta), los otros ya
Es difícil cambiar las rutinas, pero no im- han hecho buena parte del trabajo sobre
mi cuerpo, mis sentimientos, mi expre-
3 A. Giddens, C. Pierson, Conversations with Anthony sión fonética, mi expresión facial y corpo-
Giddens, Stanford University Press, USA, 1998, p. 77
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ral y mis deseos. Esta actualización de los dar razones de sus actos. Ello no conlle-
otros en mi cuerpo tiene un carácter de va necesariamente que se vaya a cam-
fuerza y de poder. Los demás delimitan biar la rutina, pero sí que aparece la po-
las cosas a las que accedo, intervienen, sibilidad de que el cambio se produzca.
insertan, dirigen y modulan mi acción.
Los medios de comunicación, los víncu- Lo primero que hay que resaltar entonces
los comerciales y financieros, el trato con es que el sistema social y sus estructu-
la naturaleza, impone una actualidad de ras no son un agregado de sustancias
los otros en las propias acciones aun sin individuales ni una realidad exterior a las
darnos cuenta. De la intervención de los realidades humanas sino el sistema de
demás y del acceso que me permitan a las habitudes o rutinas sociales. El sis-
las cosas depende en buena medida el tema social es interior a la actividad de
dolor o el placer de los diferentes sentires, los individuos. La acción de los individuos
los sentimientos de gusto y de disgusto, y tiene unas propiedades estructurales que
las respuestas positivas o aversivas. perduran a través de las prácticas de los
agentes y precisamente las prácticas que
De ese modo vemos como en todo he- tienen la mayor durabilidad temporal y ex-
cho social se entreveran las cosas, los tensión espacial es a lo que podemos lla-
otros y yo mismo desde su misma raíz. mar institución. Los modos de conducta
No es solo que los otros me afecten mas social aparentemente más cotidianos, tri-
o menos, sino que los otros están in- viales y menos temáticamente conscien-
corporados en mis acciones a través de tes, tienen repercusiones más profundas
una cantidad ingente de rutinas. Cuan- en la estructuración de la sociedad mun-
do reproducimos prácticas no hacemos dial que las acciones más intencionales.
otra cosa que dejar que nuestro cuerpo Las “rutinas” del día a día, las habitudes
obre según pautas conocidas y recono- que poseemos no son “accidentes” del
cidas. Mientras el correr de la acción no sistema social, sino que lo integran, el
sea problemático para un individuo, su momento de producción de la acción co-
conciencia práctica se expresará conti- tidiana es al mismo tiempo el momento
nuamente, sin cuestionar la rutina, pero de reproducción del sistema social.
cuando la rutina aparezca como proble-
mática (una mujer que se resiste a co- Lo segundo a destacar es que por la cons-
cinar siempre ella provocando que el ciencia discursiva nuestros cuerpos tienen
marido no pueda leer el periódico antes cierto poder de cambio y transformación
de comer como era su costumbre; una social. Sabemos por las estadísticas que
multa de 500 euros por correr en el auto- hoy de media se consulta una hora el móvil
móvil por encima de la velocidad permiti- y esto es una especie de rutina práctica,
da, etc.) la conciencia discursiva hace su pero al hacerla consciente puedo modifi-
aparición y puede el individuo tratar de carla. Lo mismo podemos decir de la co-
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mida, puedo establecer ciertas dietas etc. La superación del dualismo entre acción
Lo humano de la acción no radica para y estructuras exige pensar en un mismo
Giddens en que esta sea racional o ten- plano lo que frecuentemente es pensa-
ga un propósito (la mayoría de nuestros do en planos diversos. No hay actores
actos cotidianos son irreflexivos), sino en preconstituidos que hagan la sociedad
el hecho de que lo actuado, la rutina eje- como tienden a pensar las escuelas
cutada, podría ser diferente. No tenemos fenomenológicas y hermenéuticas ni
un comportamiento fijado instintivamente, hay sistemas y estructuras preconsti-
pero la humanidad de la acción también tuidas que nos realicen como tienden
es independiente de su consciencia. La a expresar las escuelas funcionalistas y
mayoría de acciones cotidianas son pre- estructuralistas. Las estructuras no tie-
conscientes. Soy el autor de muchas co- nen existencia independiente de las ru-
sas que no intento hacer pero que hago. tinas más o menos conscientes que los
Por ejemplo, actos tan triviales como con- agentes tienen. El estado, el mercado,
ducir un automóvil o comprar un billete de el consumo, el poder, forman parte de
avión tiene consecuencias muy alejadas nosotros mismos. No son un monstruo
en el tiempo y en el espacio y cuanto más exterior al que hay que evitar o domar.
alejados son los efectos de nuestros actos Sin el sistema de nuestras rutinas coti-
menos intencional suele ser lo que hace- dianas no serían lo que son. Lo macro
mos pero no menos decisivo. No obstan- y lo micro, lo local y lo mundial se inte-
te, estas cosas que no hago a propósito gran en un sistema de rutinas o hábitos
no las hago “instintivamente”, de hecho no que articula desde los movimientos de
ocurrirían si actuáramos diferente. Lo pro- fonación y los movimientos de las ma-
pio de la acción humana es entonces el nos hasta el trato técnico con las co-
que tenga un momento de poder para in- sas (producción) y su distribución (eco-
troducir una diferencia respecto a un esta- nomía). Por consiguiente, en la acción
do de cosas preexistente. Podriamos de- transformadora no podemos desgajar
cir que una acción es una acción humana los objetivos políticos de envergadura
cuando envuelve una capacidad de trans- de las minucias de la vida cotidiana. La
formación. Estar constreñido socialmen- acción transformadora tiene que tender
te, no tener elección, no es lo mismo que a difuminar los diques que a menudo
no tener poder. Aunque el esclavo quiera persisten entre la práctica cotidiana y
ser efectivamente esclavo, aunque uno no los proyectos políticos de liberación.
pueda dejar de repetir una determinada
conducta o no tenga escapatoria ante Giddens y X. Zubiri fueron los primeros
el pelotón de fusilamiento o el hambre, teóricos en preconizar que de hecho con-
esto nunca es equivalente a estar irre- formamos ya una única sociedad mun-
sistiblemente empujados por procesos dial, pues hoy el sistema de habitudes o
mecánicos u biológicos. rutinas, el sistema social, es mundial y si
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bien no hay una integración cultural de to- la sociología del cuerpo en dos grandes
dos los habitantes del planeta sí que hay apartados: el que se refiere a las conse-
una precisa integración física: “Las habi- cuencias del cambio social sobre el cuer-
tudes de los que carecen de determina- po y el que reflexiona sobre la creciente
das cosas están sistemáticamente refe- separación del cuerpo humano respecto
ridas a las habitudes de los que se han a la “naturaleza”. Cito muy someramente,
apoderado de ellas, independientemente a modo de ejemplo, algunos desarrollos
del sentido que cada uno dé a su caren- del propio Giddens5:
cia o a su apoderamiento. La ausencia de
una conciencia de la carencia o del apo- Consecuencias del cambio social en
deramiento no es óbice para que los mo- el cuerpo
dos reales de habérselas con las cosas
no estén determinados por dicha caren- «La anorexia refleja ciertamente aspectos
cia o dicho apoderamiento. Un sistema generales del cambio social, incluyendo
de habitudes rebasa cualquier unidad de en ellos el impacto de la globalización. El
semejanza en virtud del sentido o de la aumento de los trastornos de la alimenta-
conciencia. Y por eso la idea de un sis- ción en las sociedades occidentales coin-
tema de habitudes sirve para pensar los cide precisamente con la globalización de
vínculos sociales mundiales”.4 la producción alimentaria, cuyo ritmo ha
aumentado en las últimas tres o cuatro
décadas. La invención de nuevas formas
de refrigeración junto al uso del transpor-
te en contenedores ha permitido que los
alimentos puedan almacenarse durante
largos períodos y que sean servidos de
un extremo a otro del mundo.
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mente indeseables? Qué ocurrirá con los sí es posible. Según este autor, las pro-
hijos de los grupos más desfavorecidos, fundas divisiones que existen entre los
que seguirán naciendo de forma natural? que subrayan el derecho a la vida y los
Algunos sociólogos han señalado que un que recalcan el de la elección ocultan las
acceso diferenciado a la ingeniería gené- razones aún mas profundas que hay para
tica podría producir una “clase marginada el acuerdo entre los dos bandos y que,
en términos biológicos”. Los que carez- por tanto, puede haber cierta esperanza.
can de las ventajas físicas que aporte la
ingeniería genética pueden ser objeto de »En otras épocas de la historia, la vida
los prejuicios de los que sí las disfruten y, valía relativamente poco. Sin embargo,
en consecuencia, estar discriminados a la en la actualidad nos hemos acostum-
hora de encontrar un empleo o de suscri- brado a otorgarle un carácter sagrado.
bir un seguro de vida o sanitario. Los dos bandos están de acuerdo en
ello pero lo interpretan de forma dife-
»El dilema ético más polémico que han rente; uno hace hincapié en los intere-
planteado las nuevas técnicas de repro- ses del niño y otro en los de la madre.
ducción en las sociedades contemporá- Según Dworkin, si se logra convencer
neas es este: ¿en qué condiciones debe- a ambos bandos de que comparten un
ría serles posible abortar a las mujeres? mismo sentido ético, será posible esta-
La polémica se ha hecho tan intensa pre- blecer un diálogo más constructivo.
cisamente porque se centra en proble-
mas éticos fundamentales que no tienen »El carácter sagrado de la vida humana
una solución fácil. Los que están “a fa- también es el valor primordial que subya-
vor de la vida” creen que el aborto está ce en el desarrollo de los sistemas sanita-
mal siempre, excepto en circunstancias rios de las sociedades contemporáneas.
extremas, porque equivale a un asesina- “Salud” y “enfermedad” son términos que
to. Para ellos, las cuestiones éticas están se definen cultural y socialmente. Como
sujetas, por encima de todo, al valor que se demostró en el análisis de los trastor-
hay que conceder a la vida humana. nos de la alimentación, en cada cultura
es diferente lo que se considera sano y
»Los que están “a favor de la elección” se- normal. En todas existen ideas conocidas
ñalan que el control de la madre sobre su sobre la salud y la enfermedad en un sen-
propio cuerpo -su derecho a disfrutar de tido físico, pero gran parte de lo que hoy
una vida gratificante- debe ser la principal considerarnos medicina es consecuencia
consideración. La polémica ha generado de la evolución de la sociedad occidental
numerosos episodios violentos. ¿Es posi- en los tres últimos siglos.
ble que se resuelva alguna vez? Al menos
un destacado experto en teoría jurídica y »En las culturas premodernas la familia
social, Ronald Dworkin, ha señalado que era la institución que se ocupaba de las
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