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MATERIAL DIDÁCTICO
Entrenamiento de Resistencia, Bioenergía, ß-oxidación y uso de ácidos grasos
Metabolismo de la fibra muscular
Para que el proceso de la contracción pueda tener lugar es preciso el continuo aporte de energía a la fibra, tanto en el curso de la
contracción como en la relajación. Durante la contracción, para el movimiento de giro o torsión que se lleva a cabo a nivel del cuerpo de
las moléculas de miosina y la rotura de los puentes actomiosínicos, previos a la formación de nuevos enlaces. No se precisa para la
formación de puentes actomiosínicos, puesto que se supone que es un proceso que tiene lugar demandar espontánea. En la relajación,
para recuperar el Ca++ hacia el interior del retículo sarcplásmico, por un mecanismo que se efectúa mediante bombeo activo, contra
gradiente de concentración y de potencia y que por ello obliga a un suministro energético adicional.
Se explica así que la penuria energética de la fibra muscular se exprese como imposibilidad de contracción, pero también como
espasmos y contracturas musculares o, después de la muerte, con la rigidez cadavérica. En el primer caso no puede recuperarse el Ca++
sarcoplasmático vaciado durante la contracción y, en el segundo, por alteración de la permeabilidad de las membranas del retículo se
vacía el de Ca++ las cisternas del retículo a favor del gradiente de concentración, formándose puentes actomiosínicos temporalmente
irreversibles.
Energética de la contracción
Utilización del ATP
Las demandas energéticas de la fibra muscular se atienden por la hidrólisis de
enlaces fosfato “de alto nivel energético” contenidos en el ATP. Presenta una base
nitrogenada (adenina), una pentosa (ribosa) y tres grupos fosfato unidos entre sí
por enlaces de contenido energético elevado.
Los enlaces fosfato, al descomponeré por introducción de una molécula de agua,
suministran aproximadamente 7.800 calorías por mol (entre 7.500 y 12.000 según
las condiciones) por cada enlace. Potencialmente, el ATP puede ser degradado
por completo y cada molécula de ATP es teóricamente capaz de proporcionar
por hidrólisis de sus enlaces fosfato un rendimiento energético global superior a
Si la fibra muscular posee el suficiente potencial metabólico, la resíntesis de ATP se produce de forma completa en el transcurso de la
propia contracción. En ejercicios intensos es preciso esperar que cese la contracción para proceder a la recuperación completa. Esta
segunda condición es la habitual y explica la necesidad de que la actividad oxidativa continue aumentada después de la contracción y
Durant el tiempo necesario para restituir por completo el ATP.
a) En la glucólisis aerobia, la glucosi aes oxidada por completo hasta CO2 y H2O, con participación de O2 y obtención de una elevada
producción de energía. El balance global de la glucólisis aerobia es el siguiente:
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Glucosa + 6O2 + 38ADP + 38P <-> 6CO2 + 6H2O + 38 ATP
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El rendimiento energético de la glucólisis aerobia varía: si la introducción de H2 hacia el interior de la mitocondria, para ser incorporado
a la cadena respiratoria mitocondrial, se hace por medio de la lanzadera de malato, éste entre a nivel del NAD+ inicial y el rendimiento
global es de 38 ATP por mol de glucosa oxidado, pero si se hace por medio de la lanzadera de glicerofosfato, el potencial redox es
insuficiente para hacerlo en este punto y los H2 entran a nivel del segundo componente de la cadena, el coenzima FAD, por lo que el
rendimiento energético es menor de 36 ATP.
b) En la glucólisis anaerobia sin intervención de O2, aparece lactato como producto final, con un rendimiento energético mucho menor.
Tiene, sin embargo, la ventaja de que permite proseguir la glucólisis por que reoxida el NAD.H+, citoplasmático, que aparece en la
etapa oxidativa de los triosa P, de nuevo el NAD+, necesario para que prosiga la glucólisis. Una parte del lactato resultante de la
oxidación anaerobia de la glucosa, así como el piruvato y otros intermediarios de la vía anaerobia, pueden ser empleados como
fuentes de suministro energético por la propia fibra muscular, cuando las condiciones de oxigenación vuelven a ser favorables, pero
la mayor parte pasa a la sangre y por ella al hígado, donde principalmente es convertido en glucosa por la gluconeogénesis. El
balance global de la gulólisis anaerobia es:
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Glucosa + 2ADP + 2P <-> 2 lactato + 2ATP
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Glucogenónlisis muscular
Ya desde que comienza el ejercicio, se produce una fuerte actividad
glucogenolítica en las fibras afectadas. La glucogenólisis es específica
de las fibras musculares afectas por el movimiento y no ocurre en las
fibras vecinas o de otros territorios musculares. La reducción de las
reservas de glucógeno muscular es directamente proporcional a la
intensidad, duración y tipo de ejercicio (mayor con superior
Los ácidos grasos poliinsaturados: con dos dobles enlaces, el ácido linoléico, también con 18C; con tres dobles enlaces, el ácido
linolénico asimismo con 18C; y con cuatro dobles enlaces, el ácido araquidónico, de 20C. Aunque solo se encuentran en los glicéridos
en muy pequeñas cantidades, estos ácidos grasos son precursores de diversas moléculas biológicamente activas, entre las que destacan
las prostaglandinas. Por ello, tienen un gran valor dietético y deben encontrarse en suficiente cantidad en una dieta equilibrada.
C) Ademas los ácidos grasos constituyentes habituales de los lípidos biológicos existen otros muy poco frecuentes:
- Los ácidos grasos de cadena media (con 8, 10 y 12 C), que por su mayor polaridad tienen propiedades y características
especiales en lo relativo a su digestión y absorción. Por este motivo adquieren especial importancia biológica y dietética.
- Los ácidos grasos de cadena impar, ramificados e incluso con distintos radicales. Los primeros son los únicos que pueden
convertirse en glucosa.
Cuanto mayor es la presencia de ácidos grasos de larga cadena y menor grado de saturación, mayor es el punto de fusión del
triglicérido. Por ello, los aceites (líquidos a temperatura ambiente) son ricos en ácidos grasos insaturados, mientras que las grasas
(sólidas a temperatura ambiente) son abundantes en ácidos grasos saturados.
Después de su ingesta, los glicéridos son hidrolizados por las lipasas (intestinal y pancreática) hasta monoglicéridos y ácidos grasos
libres (AGL), y absorbidos a través de la mucosa intestinal. En este proceso es fundamental la intervención de la secreción biliar, que
actúa como agente emulsionante imprescindible para una correcta digestión y absorción. Una vez en el interior de la célula intestinal los
triglicéridos son resintentizados, aunque ahora su estructura y composición sean relativamente específicas para la especie animal de
que se trate. Una vez completada su resíntesis, abandonan las células de la mucosa intestinal y son transportadas por la linfa (no por vía
sanguínea como es lo habitual) hasta el hígado. En él sufren un proceso de conjugación a proteínas (lipoproteínas), con la finalidad de
permitir su fácil transporte por la sangre. Las lipoproteínas pueden clasificarse en varios tipos según su estructura y composición. Tienen
una porción o núcleo central ocupada por el componente lipídico y una zona periférica con la fracción protéica. Esta disposición
permite que la superficie del complejo presente la suficiente densidad de grupos polares, como para que la molécula resultante pueda
ser fácilmente transportadle por la sangre hasta sus lugares de almacenamiento: tejido adiposo como reservorio principal, y en menor
medida la fibra muscular y otros tejidos corporales, donde se depositan hasta que sea precisa su utilización.
Los triglicéridos con ácidos grasos de cadena media y corta (MCT), después de ser
hidrolizados en el tubo digestivo, pueden pasar directamente a la sangre sin tener
que recurrir necesariamente al circuito hepático, ni ser conjugados como
lipoproteínas. Además, su mayor polaridad les hace relativamente independientes
de los efectos emulsionantes de la secreción biliar. Por estos motivos su digestión
y absorción y disponibilidad son mucho más simples y rápidos.
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C16H32O2 + 23O2 + 135 ADP + 135P <-> 16CO2 + 16H2O + 135ATP
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Resulta fácil comprobar la elevada rentabilidad energética de los ácidos grasos en comparación con la de la glucosa. En efecto, por
cada átomo de carbono, la glucosa oxidada aerobiamente, genera alrededor de 6 ATP, mientras que en la oxidación del ácido palmítico
se obtienen 9 ATP. Así mientras un gramo de glucosa proporciona cuatro calorías, la misma cantidad de ácido graso origina nueve
calorías. Por esta causa, los ácidos grasos se utilizan como principal forma de almacenamiento calórico, puesto que pueden almacenar
un potencial energético considerable en un peso relativamente bajo.
Una vez superadas las fases iniciales del esfuerzo, los lípidos suministran la mayor parte de la energía que el músculo precisa, en
especial en trabajo de intensidad sumbáxima. La utilización de los lípidos en el ejercicio se ve favorecida por la mayor actividad lipolítica
a nivel de los tejidos de reserva grasa, incluida por diversos factores hormonales y probablemente con un protagonismo destacado por
parte de las catecolaminas. En el estímulo lipolítico participan probablemente, en las primeras fases, las terminaciones vegetativas
simpáticas, liberadoras locales de noradrenalina y, por ello, con la posibilidad de iniciar su actividad inmediatamente después de
empezar el esfuerzo. Más tarde, la adrenalina vaciada a la sangre podría proseguir y potenciar esta acción inicial. Finalmente, también la
hormona de crecimiento (GH) presenta actividad lipolítica.
Mediante estos efectos de estimulación, se vacían a la sangre cantidades importantes de AGL, con lo cual aumentó su concentración
plasmática desde las fases iniciales del ejercicio. Gracias a su apolaridad, los AGL atraviesan fácilmente el sarcolema (después de unirse
a un receptor específico). La penetración de los AGL libres plasmáticos a la fibra muscular en contracción varía considerablemente en
función del flujo de sangre que accede al territorio afecto, lo que hace suponer que sea éste el principal factor regulador de su captura y
posterior utilización.
Referencias Bibliográficas:
Mark Vella. (2007). Anatomía & Musculación para el entrenamiento de la fuerza y la condición física. Badalona, España: Paidotribo.
Dr. J. R. Barbany. (2002). Fisiología del ejercicio y del entrenamiento. Barcelona, España: Paidotribo.