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VITAMINAS
EL CONCEPTO
Las vitaminas son compuestos orgánicos que el cuerpo necesita para el metabolismo
(incidiendo en la salud y para lograr el crecimiento adecuado). Las vitaminas también
participan en la formación de hormonas, células sanguíneas, sustancias químicas del
sistema nervioso y material genético.
El cuerpo sólo puede producir vitamina D; todas las demás deben ingerirse a través de la
dieta. La carencia de ingesta llega a generar disfunciones metabólicas, entre otros
problemas. Una dieta equilibrada incluye todas las vitaminas necesarias, pudiendo corregir
deficiencias anteriores de vitaminas.
Además, las vitaminas liposolubles pueden bloquear el efecto de otras vitaminas e incluso
causar intoxicación grave si se toman en exceso.
LOS TIPOS
a) Vitaminas A
La vitamina A es un alcohol primario de color amarillo pálido que deriva del caroteno.
Conocida como vitamina antixeroftálmica, se presenta de dos formas: la vitamina A1 y la
vitamina A2.
ACCIÓN: Afecta a la vista (permite que en la retina se inicien una serie de reacciones
que estimularán el nervio óptico, de forma que se transmitan impulsos nerviosos hasta el
cerebro), a la reproducción y a la formación y mantenimiento de la piel, de las
membranas mucosas, de los huesos y de los dientes.
OBTENCIÓN: El cuerpo obtiene la vitamina A de dos formas: a) fabricándola a partir del
caroteno, un precursor vitamínico encontrado en vegetales como la zanahoria, brécol,
calabaza, espinacas, col y batata; b) absorbiéndola de organismos que se alimentan de
vegetales, como en la leche, mantequilla, queso, yema de huevo, hígado y aceite de
hígado de pescado.
DÉFICIT: Su insuficiencia va asociada a la ceguera nocturna (dificultad en adaptarse a la
oscuridad). Otros síntomas son excesiva sequedad en la piel (generándole infección en la
piel por bacterias) y sequedad en los ojos debido al mal funcionamiento del lagrimal
(llegando a causar ceguera).
EXCESO: cantidades elevadas de vitamina A puede interferir en el crecimiento, detener
la menstruación, bloquear los glóbulos rojos de la sangre y producir erupciones cutáneas,
caída del pelo, jaquecas, ahogo, debilidad, náuseas e ictericia.
b) Vitaminas D
Llamada también vitamina-solar, engloba a una serie de esteroles (vitamina D2 o
calciferol, D3 o colecalciferol, D4, D5 y D6) que generan vitamina D por las radiaciones
ultravioletas solares en la piel.
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c) Vitaminas E
A la vitamina E se la conoce como tocoferol. Agrupa una serie de moléculas muy similares
de la que se destaca por su gran actividad el -tocoferol.
ACCIÓN: La vitamina E interviene en la formación de ADN y ARN, participa en la
formación de los glóbulos rojos, músculos y otros tejidos, actúa en los procesos de
cicatrización y, previene la oxidación de la vitamina A y las grasas.
OBTENCIÓN: Se encuentra en los aceites vegetales, germen de trigo, hígado, yema de
huevo y verduras de hoja verde.
DEFICIT: Su carencia en algunos animales genera la aparición de individuos estériles,
con parálisis y/o con distrofia muscular.
EXCESO: Si bien se almacena en el cuerpo, parece que las sobredosis de vitamina E
tienen menos efectos tóxicos que las de otras vitaminas liposolubles.
d) Vitaminas K
Las vitaminas K, denomina también filoquinona, constituyen el grupo de las vitaminas K1,
K2, K3 y K4. Esta última se ha obtenido sintéticamente y es la más activa del grupo.
ACCIÓN: La vitamina K resulta necesaria para la coagulación sanguínea, mediante la
formación de la protrombina (enzima necesaria para la producción de fibrina en la
coagulación).
OBTENCIÓN: Las fuentes más ricas en vitamina K son la alfalfa y el hígado de pescado,
que se emplean para hacer preparados con concentraciones de esta vitamina. Se
encuentra en todas las verduras de hoja verde, yema de huevo, aceite de soja, soja e
hígado.
DEFICIT: Ciertos trastornos digestivos pueden generar problemas de absorción de
vitamina K, y por tanto deficiencias en la coagulación de la sangre. La hipoavitaminosis
favorece la aparición de hemorragias.
EXCESO: Ingesta elevada de vitamina K resulta atóxica.
a) Vitaminas B
Conocidas también con el nombre de complejo vitamínico B, son sustancias frágiles,
solubles en agua, varias de las cuales son importantes para metabolizar los carbohidratos.
a.1) Vitamina B1
La vitamina B1, tiamina, aneurina, o vitamina antiberibérica es una sustancia cristalina e
incolora.
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ACCIÓN: Actúa como coenzima (debe combinarse con una porción de otra enzima para
hacerla activa) en el metabolismo de los hidratos de carbono, actuando en la síntesis de
acetilcolina y liberando energía.
OBTENCIÓN: Los alimentos más ricos en tiamina son el cerdo, las vísceras (hígado,
corazón y riñones), levadura de cerveza, carnes magras, huevos, vegetales de hoja
verde, cereales enteros o enriquecidos, germen de trigo, bayas, frutos secos y
legumbres. Al moler los cereales pierden la parte del grano más rica en tiamina, de ahí la
tendencia a enriquecer la harina blanca y el arroz blanco refinado.
DEFICIT: La deficiencia en la dieta de tiamina produce beriberi, enfermedad
caracterizada por neuritis, atrofia muscular, mala coordinación, y con el tiempo, parálisis.
La muerte suele deberse a una insuficiencia cardiaca. La enfermedad ha sido frecuente
en aquellas zonas de Oriente donde la alimentación ha sido exclusiva de arroz molido.
EXCESO: Ingesta elevada de vitamina B1 parece resultar atóxica.
a.2) Vitamina B2
Conocida también como riboflavina o lactoflavina.
ACCIÓN: Actúa como coenzima (debe combinarse con una porción de otra enzima para
ser efectiva) en el metabolismo de los hidratos de carbono, grasas y especialmente en el
metabolismo de las proteínas.
OBTENCIÓN: Las mejores fuentes de riboflavina son el hígado, la leche, la carne,
verduras de color verde oscuro, cereales enteros o enriquecidos con vitamina, pasta, pan
y setas.
DEFICIT: La insuficiencia de riboflavina puede complicarse si hay carencia de otras
vitaminas del grupo B. Sus síntomas están asociados con lesiones en la piel, en particular
cerca de los labios y la nariz, así como sensibilidad a la luz (fotofobia).
EXCESO: Ingesta elevada de vitamina B2 parece resultar atóxica.
a.3) Vitamina B3
La nicotinamida, vitamina PP, niacina o vitamina B3 posee una estructura que responde a
la amida del ácido nicotínico.
ACCIÓN: Interviene como coenzima para liberar la energía de los nutrientes.
OBTENCIÓN: Las mejores fuentes son: hígado, aves, carne, salmón y atún enlatado,
cereales enteros o enriquecidos, guisantes (chícharos), granos secos y frutos secos. El
cuerpo también la fábrica a partir del aminoácido triptófano.
DEFICIT: La insuficiencia produce pelagra, caracterizada por una erupción parecida a
una quemadura solar donde la piel queda expuesta a la luz del Sol.
Otros síntomas del déficit de vitamina B3 son lengua roja e hinchada, diarrea, confusión
mental, irritabilidad y, cuando se ve afectado el sistema nervioso central, depresión y
trastornos mentales.
EXCESO: En elevadas dosis reduce los niveles de colesterol en la sangre, y ha sido muy
utilizada en la prevención y tratamiento de la arterioesclerosis. Si bien las grandes
cantidades en periodos prolongados pueden ser perjudiciales para el hígado.
a.4)Vitamina B6
Conocida también como piridoxina.
ACCIÓN: La piridoxina es requerida para la absorción y el metabolismo de proteínas.
Actuando también en la degradación del colesterol y en la formación de anticuerpos.
OBTENCIÓN: Las mejores fuentes de vitamina B6 son los granos enteros, cereales,
pan, hígado, aguacate, espinaca, judías verdes (ejotes) y plátano.
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b) Vitamina C
La vitamina C es también conocida como ácido ascórbico.
ACCIÓN: La vitamina C es importante en la formación y conservación del colágeno, la
proteína que sostiene muchas estructuras corporales y que representa un papel muy
importante en la formación de huesos y dientes. Interviene en el metabolismo de las
proteínas y actúa como antioxidante y cicatrizante.
OBTENCIÓN: Las fuentes de vitamina C incluyen los cítricos, fresas frescas, pomelo
(toronja), piña y guayaba así como también se encuentra en el brécol, las coles de
Bruselas, tomates, espinacas, col, pimientos verdes, repollo y nabos.
DEFICIT: El escorbuto es una enfermedad causada por un déficit prolongado de vitamina
C en la ingesta. Aparece en los adultos tras su carencia alimenticia durante más de 6
meses. Se caracteriza por astenia progresiva, inflamación de encías, caída de dientes,
inflamación y dolor de articulaciones, fragilidad capilar y equimosis.
EXCESO: No está claro que dosis elevadas de ácido ascórbico prevengan resfriados y
gripe. Aunque el ácido ascórbico no utilizado se elimina rápidamente por la orina, las
dosis largas y prolongadas pueden derivar en la formación de cálculos en la vejiga y el
riñón, interferencia en los efectos de los anticoagulantes, destrucción de vitamina B12 y
pérdida de calcio en los huesos.
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MINERALES
Los minerales son indispensables para mantener el equilibrio y la fluidez de las células;
para formar los huesos y las células de la sangre; para el desarrollo del sistema nervioso,
para desarrollar el tono de los músculos y, para regular la actividad del corazón, hígado,
estómago y todos los demás órganos internos.
Calcio (Ca)
Es el mineral más abundante en el organismo, formando parte de huesos y dientes
principalmente, que contienen el 99.9% de todo el calcio del cuerpo. En los huesos tiene
dos funciones: forma parte de su estructura y es una reserva de calcio para mantener una
adecuada concentración en sangre (incluso cuando hay una deficiencia en la ingesta de
calcio, la cantidad en sangre es constante, pero a expensas del hueso).
Hay que destacar su importante papel en el crecimiento y en la formación del tejido óseo
durante los primeros años de vida y minimizando la pérdida de tejido óseo en las personas
mayores, previniendo la osteoporosis. Pero también interviene en la función inmunitaria, en
la contracción y relajación muscular, en la función nerviosa y en la regulación de la
permeabilidad de las membranas, de la presión arterial y de la coagulación sanguínea.
Para evitar su deficiencia, que puede producir diferentes patologías óseas (alteraciones
en el crecimiento en niños y osteoporosis en los adultos, caracterizada por una baja
densidad ósea), se recomienda que la dieta aporte unos 800‐1500 mg/día.
Las principales fuentes de calcio de la dieta son la leche y sus derivados. Los pescados
pequeños, como las sardinas enlatadas, cuando se consumen enteros, algunas hortalizas,
frutos secos, leguminosas y los alimentos fortificados contienen también cantidades
apreciables de este mineral.
Fósforo (P)
Es el segundo mineral más abundante en el organismo. Aproximadamente un 85% se
encuentra combinado con el calcio en huesos y dientes, interviniendo, por tanto, en su
adecuada mineralización. El fósforo forma parte de todas las células y es constituyente del
material genético (ADN y ARN), de algunos hidratos de carbono, lípidos (fosfolípidos que
ayudan a transportar otros lípidos en la sangre) y proteínas (fosfoproteínas, como la caseína
de la leche). Es necesario para la activación de muchos enzimas y de las vitaminas del
grupo B y participa en el metabolismo energético.
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Dietas con una adecuada cantidad de energía y proteína, aportan también cantidades
suficientes de fósforo.
Las ingestas recomendadas se han estimado, para un adulto, en unos 700 mg/día.
Concentraciones altas de fósforo pueden reducir los niveles de calcio e incrementar la
pérdida de masa ósea, si la ingesta de calcio es baja. La óptima relación calcio/fósforo en la
dieta se estima en 1.3/1.
Magnesio (Mg)
Aproximadamente la mitad de todo el magnesio que hay en el cuerpo se encuentra en el
hueso, como reservorio y participando también en su adecuada mineralización. El resto se
encuentra en músculos y en tejidos blandos, donde actúa como cofactor de cientos de
enzimas intracelulares. Participa, junto con el calcio, en la contracción muscular y en la
coagulación de la sangre (el calcio promueve estos procesos y el magnesio los inhibe).
Interviene en el metabolismo de los hidratos de carbono, en la transmisión del impulso
nervioso y en el adecuado funcionamiento del sistema inmunitario y ayuda a prevenir la
caries dental.
Hierro (Fe)
La mayor parte del hierro del organismo se encuentra formando parte de dos proteínas: la
hemoglobina o pigmento rojo de la sangre y la mioglobina o proteína de las células
musculares; en ambas, el hierro ayuda a transportar el oxígeno necesario para el
metabolismo celular. El hierro puede existir en dos estados iónicos diferentes (oxidado o
hierro férrico: Fe+++, y ferroso o reducido: Fe++), por lo que puede actuar como cofactor de
numerosas enzimas que intervienen en las reacciones de óxido‐reducción del organismo.
Como media, un 10% del hierro que diariamente ingiere una persona es hierro hemo, del
que se absorbe más de un 20%. Por ello, se recomienda que, al menos, un 25% del hierro
sea hemo. Por el contrario, sólo un 2‐20% del hierro no hemo es absorbido, dependiendo de
las reservas de hierro y de otros factores dietéticos. Por ejemplo, la vitamina C consumida
favorece la absorción del hierro no hemo de los alimentos de origen vegetal.
Yodo (I)
La mayor parte del yodo se encuentra en la glándula tiroidea, siendo un constituyente
esencial de las hormonas sintetizadas en la misma, hormonas que regulan la temperatura
corporal, la tasa metabólica, la reproducción, el crecimiento, la producción de células rojas o
la función muscular y nerviosa. Su deficiencia, todavía frecuente en algunos grupos de
población, determina la hipertrofia de la glándula tiroides conocida con el nombre de bocio y
puede alterar el desarrollo fetal.
Las fuentes dietéticas más importantes son los pescados y mariscos. El contenido en
otros alimentos es muy variable y depende de la concentración de este elemento en el suelo
y en las dietas de los animales de procedencia.
Cinc (Zn)
El cinc es un mineral extraordinariamente versátil que forma parte de más 100 enzimas,
relacionadas con el crecimiento, la actividad de la vitamina A o la síntesis de enzimas
pancreáticos. Virtualmente, todas las células contienen cinc, pero las mayores
concentraciones están en el hueso, en la glándula prostática y en los ojos. Sin embargo, la
mayor proporción, un 60% de todo el existente en el organismo, se encuentra en el tejido
muscular, ya que éste representa una parte muy importante de la masa celular.
Selenio (Se)
Es uno de los antioxidantes del organismo trabajando junto con la vitamina E y el enzima
glutatión peroxidasa, que previene la formación de radicales libres. Algunos estudios
sugieren que su deficiencia puede aumentar el riesgo de padecer enfermedad coronaria y
algunos tipos de cáncer.
Sodio (Na)
A lo largo de la historia, la sal (cloruro sódico (NaCl), que contiene sodio) ha sido un bien
muy apreciado. A menudo decimos "eres la sal de la vida" para mostrar nuestra admiración
por alguien. Incluso la palabra "salario" procede de la palabra latina que significa sal. La sal
ha sido el conservante tradicional y para la mayor parte de la gente es un agente palatable
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Todos los líquidos del cuerpo contienen sodio, incluso la sangre, y su papel es crítico
para regular el balance hídrico. El sodio es el principal catión de los líquidos extracelulares
del organismo. Es necesario para la transmisión nerviosa y para la contracción muscular.
Pero además, el sodio procede también de la sal que se añade a los alimentos en el
momento de cocinarlos o de la que se añade directamente en la mesa que, en conjunto,
constituye aproximadamente un 25%.
Porcentajes mucho menores proceden del agua que bebemos y de los medicamentos.
Por todo lo anterior, la dieta generalmente aporta más sal de la que el cuerpo necesita y una
ingesta alta se asocia con hipertensión arterial.
Potasio (K)
El potasio ejerce una acción complementaria a la del sodio en el funcionamiento de las
células, pero a diferencia de éste, el potasio es el principal catión intracelular. Juega un
importante papel en el mantenimiento del balance hidroelectrolítico y de la integridad celular;
en la transmisión nerviosa y en la contracción celular. Las necesidades diarias se estiman
en unos 3500 mg para un adulto.