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Blockbuster 

no tenía una deuda tan elevada, pero faltó liquidez para sortear los años difíciles. Se declaró en quiebra y se
vendió por una miseria. Hace unos años quedaban dos locales en Alaska y otro en Oregón, a la postre el último
superviviente y protagonista de la película

El domingo 30 de mayo, a las 22.00, TCM estrena 'El último Blockbuster', un documental dirigido por Taylor Morden y
escrito por Zeke Kamm que describe la accidentada vida del último local de una cadena que llegó a tener más de 9.000
establecimientos solo en Estados Unidos. Cada 17 horas se inauguraba uno. En la película participan conocidos actores y
cineastas, como Kevin Smith, que debutó con 'Clerks', una historia que transcurría en un pequeño videoclub. Quizá se echa en
falta a Quentin Tarantino, otro director que trabajó en el negocio como dependiente, aunque fuera para la competencia.

El documental explica el auge y la caída de este imperio, nacido en 1985 y fundado por David Cook,

 un ingeniero informático en paro que abrió en Dallas un videoclub con el nombre de Blockbuster. De algún
modo, encontró la fórmula perfecta para atraer al público y un año después ya tenía 20 establecimientos
asociados.

En realidad, el negocio había nacido de un error de cálculo y un revés judicial por parte de los grandes
estudios de cine. Cuando se invento el formato VHS, empezaron a vender sus películas a 100 dólares. Pensaban
que por menos dinero perderían dinero, pero prácticamente nadie podía comprarlas a ese precio... excepto algún
avispado negociante que tuvo la idea de alquilarlas. Los estudios pusieron una demanda, que tumbó el
Tribunal Supremo. No imaginaban que aquella derrota les haría ganar tanto dinero.

El empresario Wayne Huizenga compró este negocio floreciente y devoró a la competencia, precisamente


gracias a sus acuerdos con los estudios, con los que repartía las ganancias a cambio de comprar las cintas mucho
más baratas. Gracias a eso, en un Blockbuster podían tener decenas de copias de los estrenos, mientras que otras
cadenas obligaban a su clientela a una espera frustrante. Los pequeños tuvieron que cerrar, mientras que en 1994
ya había 3.600 Blockbusters en Estados Unidos. Viacom compró el negocio por casi ocho millones y medio de
dólares, aunque vendió su participación en la compañía en 1999.

El cineasta Kevin Smith no podía faltar en la película - TCM

La llegada del 'streaming' explica en parte el declive. Empezaban a surgir compañías como Netflix, que según la
leyenda se creó justo porque a Reed Hastingsle indignó la multa que tuvo que pagar por devolver tarde una
película. Otro sobreprecio polémico, aunque fuera algo tan ridículo como dos centavos, se aplicaba cuando el
cliente no rebobinaba la cinta. Lo irónico del caso es que Blockbuster pudo absorber a Netflix, pero les pareció
una estupidez. La crisis de Lehman Brothers en 2008 fue la puntilla. Blockbuster no tenía una deuda tan
elevada, pero faltó liquidez para sortear los años difíciles. Se declaró en quiebra y se vendió por una miseria.
Hace unos años quedaban dos locales en Alaska y otro en Oregón, a la postre el último superviviente y
protagonista de la película.

'El último Blockbuster' no es solo un análisis financiero. Propietarios, trabajadores y clientes, algunos de ellos
muy conocidos, explican su relación sentimental con la cadena. Visitarla los viernes por la noche se convirtió
en una tradición. Recorrer sus estantes en busca de títulos era una liturgia, comparable, pero menos fría, a la de
revisar ahora los escaparates de las plataformas hasta encontrar algo apetecible.

«Las bibliotecas no huelen igual de bien»

Taylor Morden y Zeke Kamm responden para ABC algunas preguntas sobre su película:

¿Quién mató a Blockbuster, Netflix o la crisis de Lehman Brothers?

Cuando comenzamos, asumimos que Netflix o tal vez el 'streaming' mataron a Blockbuster, pero a medida que
investigamos y aprendíamos más, nos quedó claro que era más complicado que eso. Si pensáramos que Netflix
era el malo de la historia, definitivamente lo habríamos dejado claro en la película. Pero resultó que tuvieron
muy poco que ver con la caída de Blockbuster Video.

¿Habría sido igual el despegue de la compañía de Reed Hastings de haber sido comprada o si se hubiera
asociado con Blockbuster?

No hay forma de saberlo con certeza, pero no creo que habría sido lo mismo. A veces, las grandes empresas
cometen grandes errores. Quizás si Blockbuster hubiera comprado Netflix, ambos estarían fuera del negocio.
Quién sabe.

¿Por qué genera tanta nostalgia ese negocio? Han desaparecido otros formatos, de música, sobre todo, sin que
nadie lo lamente tanto. Y los discos de vinilo viven un renacimiento. Por otro lado, en España se siguen
alquilando películas en nuestras librerías públicas. Es gratis y pese a eso casi nadie lo hace.

También en EE.UU. la mayoría de las bibliotecas permiten tomar prestadas películas de forma gratuita. Creo que
la razón por la que este último Blockbuster es diferente es porque no se trata de películas, se trata de las personas
y la experiencia que brindan las personas que trabajan allí. Además, las bibliotecas, al menos aquí, no huelen tan
bien como un Blockbuster.

Blockbuster cometió errores estratégicos, pero quizá habría muerto igual con el triunfo del 'streaming'.

Es posible, pero ya habían comenzado con el 'streaming' y a cerrar acuerdos con la mayoría de los estudios de
cine y habían logrado un gran reconocimiento de marca. Si hubieran tenido a las personas adecuadas tomando
las decisiones correctas, creo que podrían haber sido una de las tres mejores plataformas de 'streaming' de la
actualidad.

Es una historia plagada de errores empresariales y de aciertos que a veces eran fruto de la casualidad. ¿Sigue
siendo cierto que en Hollywood (y no solo allí) nadie sabe nada?

No estoy seguro de cuánto tuvo que ver con el azar. Supongo que existía la posibilidad de que las terribles
decisiones comerciales que tomaron no los hubieran llevado finalmente a la quiebra, pero creo que algunas de
esas decisiones se tomaron sabiendo que sería malo para Blockbuster, pero buenas para su empresa matriz. En
cuanto a si alguien en Hollywood sabe o no algo sobre esto, diría que hay mucha gente muy inteligente allí y
mucha gente afortunada, y la gente inteligente afortunada tiende a hacerlo bastante bien. ¡Diré que nadie en
Hollywood sabe cómo hacer una buena pizza!
Sandi Harding, alma del
último Blockbuster - TCM

Sandi Harding supo mantener vivo este último Blockbuster, pese al hundimiento generalizado. ¿Por qué no hay
más casos como el suyo?

Sandi es quizás la persona más increíble que hemos conocido. Es un tesoro, eso seguro. En la película se ve que
no hay mucha gente como ella.

Sigo sin entender por qué había que rebobinar las películas.

Creo que fue una forma de ganar un poco de dinero extra a costa de los clientes por cobrarles si no rebobinaban
la cinta. Además, cuando me sentaba a ver una película, lo último que quería hacer era esperar a que se
rebobinara para poder verla.

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