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La Administración Territorial en la Edad Contemporánea.

Durante el siglo XIX, en España se asiste a una lucha entre el Antiguo Régimen y


el Estado liberal con dos conceptos antagónicos de gobierno. El Estado liberal necesita
una nueva ordenación del territorio, que le permita gobernar el país de manera
uniforme, recaudar impuestos y crear un mercado único con leyes iguales para todos.

Plan Soler de 1799


A comienzos del siglo XIX, se llevó a cabo una nueva división del territorio de España
partiendo de las críticas ilustradas a la división anterior. Esta división se enmarca en un
proyecto de reordenación del territorio impulsada por Miguel Cayetano Soler,
superintendente general de hacienda, principalmente con la intención de simplificar el
sistema impositivo y racionalizar la percepción de los tributos, de manera que la nueva
reforma otorgaba un mayor protagonismo a los delegados del intendente los
subdelegados de rentas y a las juntas de partido.
Uno de los puntos más importantes de la misma, fue la creación, por Real Decreto de 25
de septiembre de 1799 e Instrucción de 4 de octubre del mismo año, de seis provincias
marítimas, Oviedo, Santander, Alicante, Cartagena, Málaga y Cádiz, desgajadas
respectivamente, de las Intendencias de León, Burgos, Valencia, Murcia, Granada y
Sevilla, provincias todas ellas muy extensas.
Todas las provincias creadas en 1799 han continuado existiendo en las divisiones
posteriores, hasta nuestros días, con la excepción del periodo bajo la división en
prefecturas de 1810, y la provincia de Cartagena, que desapareció con la última y
definitiva división provincial de 1833, que en la actualidad continúa vigente salvo
ligeras modificaciones.

Primer intento de provincias: Las Cortes de Cádiz


En 1811 las Cortes de Cádiz derogan los señoríos jurisdiccionales, desapareciendo así la
división entre señorío y realengo, que a pesar de la restauración del absolutismo por
parte de Fernando VII en 1814 no volverán a entrar en vigor.
Al tiempo, las Cortes de Cádiz intentan crear un nuevo régimen, también liberal, en el
que todas las provincias tengan las mismas obligaciones. La constitución de 1812 no
reconoce la personalidad política de los antiguos territorios históricos. Esto fue
aprobado por los diputados de todas las provincias, incluidos los territorios americanos.
Las Cortes llegan a un sistema nuevo que sí tiene en cuenta los condicionamientos
históricos. Se crean 32 provincias, según el nomenclátor de Floridablanca, con algunas
correcciones. Pero, además, en 1813 encargan una nueva división provincial a Felipe
Bauzá, que determina 36 provincias, con siete provincias subalternas, con criterios
históricos. Pero nada de esto se aprobó, y el regreso de Fernando VII supuso la vuelta
al Antiguo Régimen, con ciertas modificaciones. En 1817 España estaba dividida en 29
intendencias y 13 consulados.

División territorial de 1822


División territorial de Vascongadas, Navarra y parte de Castilla la Vieja. Tras el
levantamiento del general Riego, durante el Trienio Liberal (1820-1823), se impulsa la
construcción del Estado liberal, y con él se promueve una nueva división provincial,
aunque primero se recuperan las diputaciones de 1813. Se trataba de que esta división
alcanzara a todo el país, sin excepciones, y fuera la trama única para las actividades
administrativas, gubernativas, judiciales y económicas, según criterios de igualdad
jurídica, unidad y eficacia.
En enero de 1822 las Cortes aprobaron, con carácter provisional, una división provincial
de España en 52 provincias: Algunas de estas provincias aparecen por primera vez,
como las de Almería y Málaga (desgajadas del tradicional Reino de Granada), Huelva
(del Reino de Sevilla), Calatayud y otras aparecen con nombre nuevo, como las
Provincias Vascongadas.
Este proyecto hace pocas concesiones a la historia, y se rige por criterios de población,
extensión y coherencia geográfica. Hay una voluntad de superar los nombres históricos,
prefiriéndose los de las ciudades capitales. Tampoco se respetan los límites tradicionales
de las provincias, configurando un mapa nuevo.
Se eliminan los enclaves de unas provincias en otras, si pertenecen a distintos reinos,
pero se conservan muchos enclaves cuando se hallan dentro del mismo.
En 1822 se restablecieron los intendentes provinciales como delegados de Hacienda.
Pero la caída del gobierno liberal y la restauración del absolutismo dio al traste con el
proyecto. En 1823 se restablecen las provincias del Antiguo Régimen por lo que el plan
de 1822 nunca llegó a entrar en vigor.

Reforma territorial de 1833


Esta reforma llevada a cabo por Javier de Burgos en 1833 adoptaba básicamente el
proyecto de 1822 se ha mantenido con algunos cambios, partición de las islas Canarias,
inclusión de comarcas castellanas a provincias valencianas hasta la actualidad.
Dividía el territorio español en 49 provincias a partir de un criterio racional, con un
tamaño relativamente homogéneo y eliminando la mayor parte de
los exclaves y enclaves propios del Antiguo Régimen. A su vez, agrupaba
las provincias en regiones con un carácter meramente clasificatorio, sin reservar para
este ningún tipo de competencia u órgano administrativo o jurisdiccional común a las
provincias que agrupaban.
La organización territorial era la siguiente:
 Andalucía: Almería, Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Málaga y Sevilla.
 Aragón: Huesca, Teruel y Zaragoza.
 Asturias: Oviedo.
 Baleares: Islas Baleares
 Canarias: Santa Cruz de Tenerife
 Castilla la nueva: Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo.
 Castilla la Vieja: Ávila, Burgos, Logroño, Palencia, Santander, Segovia, Soria y
Valladolid.
 Cataluña: Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona.
 Extremadura: Badajoz y Cáceres.
 Galicia: La Coruña, Lugo, Orense y Pontevedra.
 León: León, Salamanca y Zamora.
 Murcia: Albacete y Murcia.
 Navarra: Navarra.
 Valencia: Alicante, Castellón de la Plana, y Valencia.
 Vascongadas: Álava, Guipúzcoa y Vizcaya.
Destaca como principal diferencia que las islas Canarias no habían sido divididas en dos
provincias hasta la fecha, siendo Santa Cruz de Tenerife su capital. En 1927, con la
aparición de la provincia de Las Palmas, se aumentó el número de provincias a 50. Otra
diferencia es que la mayoría de los estatutos de autonomía toman de base esta división,
salvo aquellos que tienen que ver con la región de León, la de Castilla la Vieja, la
de Castilla la Nueva y la de Murcia.

Constitución de 1978
Se establece que España se organizará a partir de ese momento en comunidades
autónomas, provincias y municipios. Se distinguen tres niveles de organización de la
administración:
Central, autonómica y local, en este nivel se incluyen las provincias y los municipios.
En cada uno de los niveles las entidades de gobierno tienen autonomía para la gestión
de sus respectivos intereses, de acuerdo con la ley. El Estado posee competencias
exclusivas sobre materias como nacionalidad, extranjería, inmigración, relaciones
internacionales y administración de justicia.
Comunidades autónomas
Son 17 las comunidades y 2 las ciudades autónomas de España. La base para su
formación fueron las características históricas, culturales y económicas comunes de
provincias limítrofes. La norma institucional básica de cada comunidad es el estatuto de
autonomía en que se establecen:

 El nombre de la comunidad que corresponde a su identidad histórica.

 La delimitación de su territorio.

 El nombre, organización y sede de las instituciones autónomas propias.

 Las competencias asumidas dentro del marco establecido en la Constitución y


las bases para el traspaso de los servicios correspondientes a las mismas. Entre
las más significativas se encuentran la sanidad y la educación.

Las instituciones de las comunidades autónomas son:


La asamblea legislativa, elegida por sufragio universal entre sus habitantes; el consejo
de gobierno, con funciones ejecutivas sobre las competencias transferidas, y el
presidente, que además de su función ejecutiva, representa a la comunidad autónoma. El
representante del Estado en una comunidad autónoma es el delegado del Gobierno.

Provincias
Existen 50 provincias en España. Sus organismos característicos son las diputaciones
(en Canarias y en islas Baleares el equivalente sería una administración propia
denominada Cabildo o consejo insular respectivamente, que tienen como función el
gobierno de la isla). Los miembros de las diputaciones son elegidos por los
representantes de los ayuntamientos, excepto en el caso del País Vasco, donde los
representantes son elegidos mediante elecciones directas debido a razones históricas.
Las comunidades autónomas uniprovinciales no tienen diputaciones.

Municipios
Existen 8.131 municipios en España. El órgano de gobierno de este nivel es el
Ayuntamiento compuesto de alcalde y concejales, que se encargan de gestionar los
servicios públicos de la ciudad o del pueblo y que son elegidos por los vecinos de la
localidad en las elecciones municipales. Entre las competencias de los ayuntamientos se
encuentran la protección de su patrimonio histórico, medio ambiente, urbanismo,
suministro de agua y alumbrado, actividades e instalaciones culturales, deportivas, etc.

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