DIFERENCIAS ENTRE LOS DIFERENTES MODELOS GERENCIALES, ¿Cuál
ES LA MEJOR OPCION PARA UNA NUEVA EMPRESA?
Por: Angie Carolina Rois Peña.
En el ámbito empresarial es bien sabido que existen numerosas formas no solo
de emprender, sino que además diversas formar de administrar una idea de negocios que con el pasar de los años y con mejoras continuas en todos los niveles de producción, distribución de productos y servicios, mantenimiento de equipos y contratación de personal idóneo para los diferentes puesto de trabajo no solamente se puede, con todo lo anterior, posicionarse como una compañía ejemplar, sino además lograr ser líder del sector económico en el que se quiera emprender, para ello se requiere tener muy en claro el modelo gerencial que llevara a la compañía a su cúspide, que le permita identificar las problemáticas tanto internas como externas, darles solución y evolucionar constantemente tanto como las condiciones de mercado se lo permita, sin embargo surge la siguientes pregunta ¿Qué modelo gerencial seguir?, para lograr responder a este interrogante es preciso primeramente conocer los modelos gerenciales más conocidos. Inicialmente se nos viene a la cabeza un clásico, el modelo racional de Kepner y Tregoe, Los fundadores de este modelo, Charles Kepner y Benjamín Tregoe, desarrollaron un método de trabajo racional en la década de 1960 en el que investigaron e identificaron las habilidades de resolución de problemas de las personas, los cuestionamientos sobre el ¿Qué pasó? ¿Por qué sucedió? ¿Cómo debemos actuar? Y finalmente el ¿Cuál será el resultado (futuro)? Ocupaban el pensamiento de las personas, en su afán de romper este patrón tradicional, estos autores plantearon cuatro procesos racionales en los que se reflejan cuatro pasos fundamentales: Análisis de la situación, esto aclara la situación del problema (lo que sucedió); Análisis del problema, aquí se busca la causa real del problema y la relación entre la causa y el resultado (por qué sucedió); Análisis de decisión, Sobre la base de los criterios de la toma de decisiones, se toman elecciones para llegar a posibles problemas de resolución (cómo debemos actuar); Análisis del problema potencial, acá se anticipa a los posibles problemas futuros y se desarrollan acciones preventivas (cuál será el resultado). No caben dudas sobre las bondades de este método racional dado que cuando quede claro qué tareas deben priorizarse (lista de acciones), se pueden hacer preparativos para posibles problemas. Al usar un buen análisis de problemas por adelantado, se creará un proceso para prevenir problemas futuros o emergencias, para limitar el daño. El Método Kepner Tregoe conduce a una explicación de los problemas, también ayuda a mejorar el entendimiento mutuo dentro de una organización. Además, también ayuda a mejorar las comunicaciones claras con el cliente y los proveedores, la calidad de la producción, el servicio al cliente y todo lo relacionado con el mantenimiento y las reparaciones de equipos y maquinarias, lo que en principio buscábamos, no obstante y a pesar de mantenerse vigente con el pasar de los años en algunas empresas no se puede omitir que con el constante avance tecnológico y los constantes cambios de mercado, tanto a nivel interno como externo, hacen difícil sostener este modelo cuando lo que se busca es competitividad y consolidación en cualquier sector de la economía que se desee, por tanto y a pesar de sus bondades el método racional de Kepner y Tragoe se queda obsoleto. Por otro lado se nos ofrece el modelo gerencial de W. Eduard Deming, ampliamente conocido y que se diferencia enormemente del modelo anteriormente descrito por ser de carácter cíclico y auto evaluativo y no un modelo predeterminado y estático. En efecto es un sistema que busca la optimización constante de las actividades empresariales a través de cuatro etapas. Una vez que se llega a la última etapa, la empresa debe volver a comenzar, promoviendo así una autoevaluación continua que le permita identificar oportunidades de mejora en cada proceso. El ciclo de Deming es también se le conoce como espiral de mejora continua o ciclo PHVA, debido a la traducción en español de sus etapas Planificar, Hacer, Verificar y Actuar, la aplicación de estas 4 etapas del ciclo de Deming permite reevaluar los procesos una y otra vez, de forma cíclica, asegurando así el progreso continuo de la organización. Panificar, es la primera etapa del ciclo de Deming y es donde se identifica el problema, se crean objetivos para solucionarlo (como los SMART) y se designan los deberes para lograr dichos objetivos; Hacer, en la segunda etapa del ciclo PHVA los empleados empiezan a trabajar en los cambios para lograr los objetivos planteados, bajo instrucciones previas. En este proceso es recomendable mantener al equipo supervisado para disminuir el riesgo de posibles errores; Verificar, transcurrido un periodo de tiempo previamente definido desde que se comienzan a hacer las actividades, en la tercera etapa del ciclo de Deming se procede a evaluar los resultados con base en los KPI seleccionados para cada objetivo. De este análisis se comprueba la eficiencia y eficacia de las acciones tomadas; Actuar, en la cuarta etapa del ciclo de Deming se toman decisiones con base en el aprendizaje obtenido. Si hubo fallas, se definen acciones correctivas. Si, por el contrario, los resultados fueron óptimos, se documenta dicho cambio y se integra dentro de los procesos empresariales. Las etapas del ciclo de Deming permite aumentar la productividad, reducir los costos, incrementar la rentabilidad e impulsar la competitividad empresarial, además definir nuevas y mejoradas soluciones de forma continuada en el tiempo, planteando retos constantes que permitan renovar gradualmente las prácticas obsoletas. La organización se mantiene a la vanguardia en su sector a través de estrategias empresariales que se transforman en ventajas competitivas, implementando soluciones constantes y actualizadas a sus problemas, además le permite a la empresa encontrar y solucionar problemas que perjudican la eficiencia y la eficacia de los procesos y del personal, incluso de los proveedores, una de las mayores ventajas de las etapas del ciclo de Deming es que se pueden aplicar las veces que sea necesario y en cualquier sector de la logística. Sin embargo y a pesar de todas estas bondades el método gerencial de Deming también tiene sus fallas, uno de los más notables es que la ejecución metódica de las etapas del ciclo de Deming hace que la identificación y la resolución de los incidentes sean tardío en muchos casos. Esto lo convierte en un recurso ineficiente para resolver emergencias operacionales o problemas logísticos de corto plazo, esto puede poner en riesgo la competitividad y la imagen favorable que pueda tener la empresa en el mercado. Finalmente encontramos el modelo gerencial más atractivo de todos, el modelo de competitividad de las cinco fuerzas de Porter, que no solo se ajusta a nuestros requerimientos, permitir a nuestra futura compañía ser altamente competitiva manteniendo una relación estrecha con todos los factores que pueden incidir en la cadena de producción y distribución, sino que además se mantiene a la vanguardia de las nuevas tecnologías de mercado en todos los sectores económicos. Las cinco fuerzas de Michael Porter intentan determinar la rentabilidad y el nivel de competencia existente en una industria, de esta manera muestra que tan atractivo es el sector y qué es lo que realmente genera rentabilidad, permitiendo a las empresas mejorar su posición competitiva a través de un análisis detallado tanto de su entorno como de su comportamiento estructural Porter establece que el objetivo es determinar la posición actual de la empresa para seleccionar las estrategias a seguir, puesto que las cinco fuerzas delimitan precios, costos y requerimientos de inversión. Para realizar este análisis se debe tener en cuenta el macroambiente, es decir, aquellas fuerzas de carácter económico, político, cultural, social, jurídico, ecológico, demográfico y tecnológico, quedando demostrando el amplio espectro que abarca este modelo gerencial. Las cinco fuerzas de Porter son las siguientes: Rivalidad entre competidores (hace referencia a empresas que, dentro de la misma industria, ofrecen el mismo tipo de productos); Amenaza de ingreso de productos sustitutos (Un mercado o segmento no será atractivo si hay productos sustitutos o cuando son más avanzados tecnológicamente o presentan precios más bajos); Poder de negociación de los proveedores (a menor cantidad de proveedores, mayor poder de negociación); Poder de negociación de los consumidores (cuanto más se organicen los consumidores, más exigencias y condiciones impondrán en la relación de precios, calidad o servicios, por tanto, la empresa contará con menos margen y el mercado será entonces menos atractivo) y por ultimo La amenaza de nuevos competidores (La amenaza está en que pueden llegar otras empresas con los mismos productos y nuevos recursos que se adueñen de esa parte del mercado). Sumado a lo anterior tenemos el Modelo Diamante, en el cual se relacionan los indicadores a nivel micro que influyen decisivamente para que una empresa, sea realmente competitiva. Dichos indicadores de este modelo son los siguientes: Condiciones de factores (cuando la empresa cuenta con factores, no solo necesarios sino también difíciles de imitar o conseguir, genera una ventaja competitiva frente a otras empresas del sector); Condiciones de la demanda (obligan a la empresa a innovar y buscar nuevas alternativas para satisfacer los requerimientos del mercado); Estrategia, Estructura y Rivalidad de las empresas (la presencia de competidores en el sector promueve la aparición de ventajas competitivas, dado que se considera un efecto estimulante que mejora la calidad del producto, motiva la innovación, mejora el servicio); Sectores afines y auxiliares (permite la aparición de innovaciones y la generación de nuevas ideas a través de un trabajo conjunto o colaborativo que a su vez genera una ventaja competitiva). Finalmente, cabe destacar que el funcionamiento de una empresa y la consecución de sus objetivos de rentabilidad están determinados en gran medida por su entorno (condiciones de mercado, competencia interna y externa, mejoras tecnológicas del sector entre otras), convirtiendo el modelo gerencial de las 5 fuerzas de Porter en una herramienta muy útil a la hora de comprender la posición que tiene o puede tener la empresa actualmente y determinar las estrategias que se deben implementar con el fin de lograr la posición deseada, esto es lo que la diferencia enormemente con los modelos de Charles Kepner y Benjamín Tregoe y el ciclo de Deming.