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Lección 10.

Las relaciones jurídico-familiares

1. La familia como objeto de relaciones jurídicas

Concepto de familia
La familia es una realidad o institución social, cultural, ¿natural? y jurídica. Es un
tópico hablar de la crisis de la familia; lo cierto es que está cambiando en la actualidad,
mas si se piensa bien, ¿cuándo ha dejado de cambiar?
Dos notas caracterizan a la familia: desinstitucionalización y privatización. Por un lado,
la disolubilidad por divorcio del vínculo matrimonial implica la crisis de la familia
matrimonial; por otro existen pluralidad de modelos de convivencia, de modelos
familiares. Más que de familia en singular, habría que hablar de familias en plural
Causas de la crisis de la familia:
- aumento del divorcio lo que implica el aumento de familias monoparentales (un solo
progenitor más los hijos);
- aumento del trabajo de las mujeres fuera del hogar;
- el matrimonio deja de ser considerado como la única vía de constituir la familia;
- técnicas de reproducción asistida;
- parejas de hecho y matrimonios homosexuales ya no son considerado algo en sí ilícito
o inmoral (fases: tolerancia, admisión, regulación legal).
No existe un concepto único e intemporal de la familia: es una realidad cultural que, en
unas formas u otras, siempre ha existido históricamente y que también en unas formas u
otras continuará existiendo.
Las Leyes (Código Civil, Constitución) no definen la familia aunque sí aluden a ella a
efectos tales como: sucesión intestada (son herederos intestados los parientes
consanguineos sin limitación de grado y los colaterales hasta el cuarto grado); legítima
(son legitimarios los ascendientes, descendientes y el cónyuge); alimentos
(ascendientes, descendientes, cónyuges y hermanos), etc.
La familia se puede concebir como:
- progenie común, conjunto de personas unidas por el hecho de tener un ascendiente
común;
- y también como comunidad doméstica, grupo de personas que conviven bajo un
mismo techo y tienen un destino en parte común.
Tipos de familia:
- familia extensa o linaje, personas ligadas entre sí por vínculo de parentesco;
- familia en sentido estricto o familia nuclear, la compuesta por marido y mujer con su
prole o hijos. Constituye un problema interpretativo precisar si cuando un texto legal
alude a la familia a cuál de ellas se refiere: en general, las leyes se suelen referir a la
llamada familia nuclear, pero no en todo caso. En este sentido, la alusión que hace el art.
39 CE (“Los poderes públicos asegurarán la protección social, económica y jurídica de
la familia”) a la familia debe entenderse hecha a la familia nuclear. Mas, ¿el art. 39 CE
se refiere sólo a la familia matrimonial o también a la familia en que los padres no están
casados entre sí? Según una interpretación conservadora, aunque la CE no distingue
entre familia matrimonial y familia no matrimonial o de hecho, los constituyentes tenían
en mente la familia tradicional, es decir, la matrimonial; no obstante, si observamos la
realidad social existen otros grupos familiares que gozan de protección constitucional:
- familias monoparentales (en nuestro país la mayoría están formadas por madre e hijos:
divorcio y custodia, adopción, técnicas de reproducción asistida, madres solteras, etc.);
- familias de hecho (parejas no casadas);
- parejas homosexuales (cuestión muy candente).
El art. 39 CE exige una relación de afectividad entre dos personas con vocación de
permanencia (es decir, no se funda exclusivamente en la relación matrimonial). Según el
Tribunal Constitucional la protección de la familia incluye a la matrimonial y a la no
matrimonial (p. ej., LAU 1994 subrogación en el arrendamiento de los convivientes de
hecho), pero también ha declarado que no son “realidades equivalentes” matrimonio y
convivencia extramatrimonial:
- STC 184/1990, de 15 de noviembre, impide la aplicación analógica de las normas
matrimoniales a la convivencia de hecho; trato de favor a la familia matrimonial sobre
la familia no matrimonial pero sin que esto implique penalizar a aquellos que conviven
sin casarse;
- STC 222/1992, de 11 de noviembre, dispone nítidamente que la familia protegida
constitucionalmente no es sólo la matrimonial sino también la no matrimonial.

La familia es un grupo jerarquizado (los hijos deben obediencia y respeto a sus padres;
en cambio, marido y mujer son iguales en derechos y deberes). Las ideas religiosas han
ejercido una gran influencia sobre la familia, pero, a día de hoy, existe un mayor grado
de pluralismo ideológico (laicismo, p. ej., matrimonio como sacramento o como simple
contrato civil).
La reforma de derecho de familia se operó en virtud de dos leyes de 13 de mayo y 7 de
julio de 1981 cuyos principios fueron: desaparición de los vínculos autoritarios;
pluralismo jurídico, laicidad, no familia sino familias; predominio de la familia nuclear
sobre la familia linaje; privatización, la familia no es un cuerpo intermedio entre el
Estado y el individuo, sino sólo un cauce para la satisfacción de fines e intereses
individuales.
Como conclusión final, y a pesar de todo lo visto, ¿sigue siendo la familia un elemento
básico de la sociedad? Superadas algunas experiencias (comunas de los años 70,
intentos en los países socialistas de desplazar a la familia, etc.), a nivel de encuestas, los
jóvenes señalan a la familia como la institución más valorada.

2. El derecho de familia: concepto, caracteres y naturaleza

Más que un concepto, vamos a describir su contenido:


- matrimonio y la unión no matrimonial y sus crisis (nulidad, separación y divorcio);
- filiación y adopción;
- regímenes económico matrimoniales;
- patria potestad y tutela.
Caracteres
- contenido ético, influencia en lo jurídico (deberes no coercibles, fidelidad; obediencia
y respeto ex art. 154);
- transpersonalismo, interés superior de la familia que prevalece sobre los intereses
individuales de sus miembros;
- existencia de una limitada autonomía de la voluntad, es decir, predominio de normas
imperativas e inderogables;
- fusión entre derecho y deber, potestades en vez de derechos subjetivos.
Naturaleza
Sobre la base de los caracteres señalados, un jurista italiano de los años 40 del siglo
pasado habló del derecho de familia como un tertium genus entre el Derecho privado y
el Derecho público (pro memoria, Derecho privado protege intereses individuales y
contrapuestos; Derecho público protege intereses superiores y supraindividuales).
La conclusión es que el derecho de familia es derecho civil, es decir, Derecho privado,
si bien constituye una parte que goza de gran autonomía y que posee perfiles propios
muy acusados.

3. Familia y parentesco: concepto, clases y cómputo

Parentesco. Concepto

Relación que existe entre dos personas por descender la una de la otra o tener un
ascendiente común (consanguinidad), o por ser la una consanguínea del cónyuge de la
otra (afinidad). Además se habla también del parentesco por adopción, el que une al
adoptado con el adoptante y con los parientes del adoptante.

Regulación en el Código civil. El CC regula el parentesco por consanguinidad (arts. 915


ss.); no regula, sino que simplemente alude esporádicamente al parentesco por afinidad
(arts. 682, 754). Regula también el parentesco por adopción (arts. 175 ss.). Por otro
lado, el CC (art. 108.2) equipara el parentesco por adopción al parentesco por
consanguinidad.

Dentro del parentesco por consanguinidad se puede distinguir entre:


- matrimonial y no matrimonial;
- parentesco de vínculo doble (por parte de padre y madre, hermanos carnales, art. 920)
y parentesco de vínculo sencillo, (por parte de uno sólo de ellos hermanastros, arts.
949-951).
Debemos precisar que no existe parentesco entre los cónyuges, aunque sí relación
familiar. Sin embargo la relación entre los cónyuges se asemeja en muchos aspectos a la
de los parientes (p. ej., sucesión forzosa, art. 807; sucesión intestada, art. 913).

Cómputo del parentesco


La proximidad del parentesco se determina por el número de generaciones. Cada
generación forma un grado (art. 915).
La serie de grados forma la línea, que puede ser directa o colateral. Se llama directa la
constituida por la serie de grados entre personas que descienden una de otra. Y colateral
la constituida por la serie de grados entre personas que no descienden unas de otras pero
que proceden de un tronco común (art. 916).
Existen dos tipos de líneas:
- recta o directa, en la cual se subdistinguen a su vez dos tipos, ascendente y
descendente;
- colateral.
Se distingue la línea recta en descendente y ascendente. La primera une al cabeza de
familia con los que descienden de él. La segunda liga a una persona con aquellos de
quienes desciende (art. 917).
En las líneas se cuentan tantos grados como generaciones o come personas, descontando
la del progenitor:
- en la recta se sube únicamente hasta el tronco. Así, el hijo dista del padre un grado,
dos del abuelo y tres del bisabuelo;
- en la colateral se sube hasta el tronco común y después se baja hasta la persona con
quien se hace la computación. Por esto, el hermano dista dos grados del hermano, tres
del tío, hermano de su padre o madre, cuatro del primo hermano y así en adelante (art.
918).
El cómputo de que trata el artículo anterior rige en todas las materias (art. 919). Se
refiere a todas las materias, no sólo las civiles, reguladas por otras leyes (art. 4.3 CC,
fuerza expansiva del Derecho civil como Derecho común).

Efectos del parentesco


a) El parentesco por afinidad no posee apenas efectos (así, por ejemplo, el testador no
podrá disponer en favor del Notario, su cónyuge, parientes o afines, art. 754; en el
testamento abierto no podrán ser testigos los herederos o legatarios instituidos, ni sus
parientes en segundo grado de afinidad, art. 682).

b) El parentesco por consanguinidad produce, entre otros, los siguientes efectos:


- no se podrá adoptar a un pariente en segundo grado en la línea colateral por
consanguinidad (art. 175.3.2);
- no pueden contraer matrimonio entre sí los parientes en línea recta por consanguinidad
o adopción, ni los colaterales por consanguinidad hasta el tercer grado (art. 47.1 y 2);
- representante del declarado ausente (art. 184);
- la protección post mortem del honor, intimidad y propia imagen se concede al
cónyuge, ascendientes, descendientes y hermanos del afectado (arts. 4 y 6 LO 1/1982);
- alimentos (arts. 142 ss.);
- sucesión intestada: hijos y descendientes (art. 931); padres y ascendientes (arts. 936 y
938); cónyuge viudo (art. 944); hermanos y sobrinos (art. 945); colaterales hasta el
cuarto grado (art. 954);
- legitimarios o sucesores forzosos (hijos y descendientes, padres y ascendientes, viudo,
art. 807).

4. La obligación de alimentos entre parientes

Fuentes de la obligación de alimentos


La obligación de alimentos puede nacer:
- bien de la ley (obligación legal de alimentos ex art. 142-153),
- bien de un negocio jurídico inter vivos (contrato de alimentos, arts. 1791-1797) o
mortis causa (legado de alimentos, art. 879).
Entre los alimentos que nacen directamente de la ley, cabe, a su vez, distinguir entre los
que:
- se basan en una relación familiar (arts. 142-153)
- y los que no: los derivados de la tutela (art. 269) y del acogimiento (art. 173.2), el
deber de alimentos del donatario (art. 648.3), los alimentos debidos a la viuda encinta
(art. 964) y los debidos a los cónyuges en la liquidación de la sociedad de gananciales
(art. 1408). De entre todos ellos, nuestro estudio se va a limitar a la obligación legal de
alimentos entre parientes o cónyuges.

Concepto
La obligación legal de alimentos es la obligación que surge entre dos sujetos unidos por
vínculo conyugal o de parentesco, en virtud de la cual, uno de ellos, en estado de
necesidad (alimentista, acreedor), tiene derecho a exigir del otro, con posibilidad de
proveer (alimentante, deudor), los medios que precisa para su subsistencia.
Fundamento
Esta obligación legal tiene su base constitucional en el art. 39.1 CE que proclama que
los Poderes públicos han de asegurar la protección social, económica y jurídica de la
familia.
Se dice que esta obligación descansa sobre el principio de solidaridad familiar y que, en
última instancia, se protege el derecho a la vida, que interesa a la generalidad de la
ciudadanía, lo que justifica la intervención legal. Mas, en un Estado como el nuestro
(Estado social) deberían ser los Poderes públicos los que afrontaran las situaciones de
necesidad de sus ciudadanos: que el Estado atienda a las personas necesitadas no es
beneficencia, sino cumplimiento de auténticas obligaciones (sistema de Seguridad
Social, prestaciones sociales: desempleo, ayudas familiares, ¿renta básica?).
En la práctica coexisten la obligación pública de asistencia y la obligación privada de
alimentos lo que plantea la interesante y difícil cuestión de cuál de ellas es preferente.
En opinión de Díez-Picazo y Gullón, la obligación de alimentos entre parientes del
Código Civil es subsidiaria respecto a la protección pública.

Presupuestos
La obligación de alimentos exige la concurrencia de una serie de circunstancias que
operan como requisitos imprescindibles para su nacimiento. Tales circunstancias son:
- relación de parentesco o conyugal,
- estado de necesidad,
- posibilidad o capacidad.

a) Relación de parentesco o conyugal entre los sujetos


Entre acreedor y deudor de la obligación de alimentos debe existir un vínculo conyugal
o un vínculo de parentesco por consanguinidad, bien en línea recta, sin límite de grados
(ascendientes y descendientes), bien en línea colateral, sólo en segundo grado
(hermanos).
En virtud de los arts. 142 y 153, tal obligación puede existir entre los cónyuges, los
ascendientes y descendientes y los hermanos. La disolución del vínculo matrimonial por
cualquier causa (muerte, declaración de fallecimiento o divorcio) determina la extinción
de la obligación. Los convivientes de hecho no están sujetos a la obligación legal de
alimentos ex arts. 142 ss. que no se les puede aplicar por analogía. Todo ello sin
perjuicio de que se admita la validez de los pactos de alimentos entre convivientes y del
funcionamiento de la obligación natural.

b) Estado de necesidad del alimentista


Los alimentos tienen una finalidad asistencial y van unidos sustancialmente a la idea de
necesidad. El problema principal que plantea este presupuesto es la dificultad para
determinar el concepto de necesidad y establecer los datos que han de tenerse en cuenta
para considerar que el posible acreedor la padece. Los datos fundamentales serían, por
un lado, la carencia actual de medios para atender a su mantenimiento, y, por otro, la
imposibilidad de conseguirlos. Habría que atender al patrimonio del alimentista (si
posee bienes, si son éstos fructíferos, si se pueden vender) y a su capacidad de trabajo
(posibilidades reales de acceder a un puesto de trabajo, si se han desperdiciado o no).
Debemos matizar que las necesidades se han de dar en el propio alimentista, no en otras
personas que dependan de él, incluso cuando el alimentista esté obligado a mantenerlas,
sin perjuicio de que estas puedan también entablar acciones autónomas de reclamación
de alimentos.
c) Posibilidad económica del alimentante
El Código civil alude en múltiples ocasiones al caudal, medios o fortuna del alimentante
pero sin concretar nunca su contenido. En cualquier caso, de su fortuna habrá que
descontar lo necesario para el propio alimentante y su familia (art. 152. 2º), de modo
que la escasez de recursos del alimentante le puede eximir de su obligación: sólo
después de cubrir las propias necesidades personales y familiares se puede estar
obligado a afrontar las ajenas.
Forman parte del caudal del alimentante:
- además de sus bienes y capitales (que no esté obligado a vender para atender este
deber),
- los frutos, rentas y rendimientos de sus actividades,
- pero no existe obligación de trabajar salvo para procurar alimentos al cónyuge y a los
hijos menores.

Caracteres

a) Carácter legal
La obligación de alimentos entre parientes o cónyuges nace directamente de la ley,
cuando concurren los hechos previstos en la misma. Como veremos más adelante, la
regulación legal de esta obligación es eminentemente imperativa por lo que no puede
ser excluida o desplazada por voluntad de los particulares.

b) Carácter recíproco
El art. 143 alude a este carácter al enumerar los sujetos que están recíprocamente
obligados a darse alimentos. Esta reciprocidad no implica que las dos partes de la
relación se deban alimentos una a la otra al mismo tiempo, sino que cualquiera de las
personas que menciona el legislador es potencial acreedor o deudor de la obligación:
quien en un momento determinado puede estar en condiciones de prestar alimentos
puede, en un futuro, necesitar de ellos.
No obstante, en determinadas ocasiones esta obligación puede ser unilateral, en el
sentido de que la ley sólo conceda acción para reclamar alimentos a una sola de las
partes. Tal es el caso del art. 111: el progenitor que haya sido excluido de la patria
potestad sigue estando obligado a prestar alimentos al hijo pero pierde su derecho a
reclamárselos (la conducta del padre le priva del derecho de reclamar alimentos a su
hijo, pero no le libera de su respectivo deber).

c) Carácter personalísimo e intransmisible


Tanto el derecho a reclamar alimentos como el deber de prestarlos son personalísimos,
es decir, inherentes a la persona del acreedor y del deudor respectivamente, pues son sus
particulares circunstancias personales, y no otras, las que determinan el nacimiento de la
obligación.
El carácter personalísimo implica su esencial intransmisibilidad. Ni el derecho a
reclamar alimentos, ni la obligación de prestarlos son susceptibles de transmisión:
- el derecho a reclamar alimentos no es separable de la persona del acreedor. No se
puede transmitir el derecho a terceros por acto mortis causa ya que el crédito
alimenticio se extingue con la muerte de su titular (art. 152.1). Tampoco cabe en vida
del alimentista la cesión del crédito alimenticio (art. 151);
- el deber no es transmisible a un tercero ni por acto mortis causa ni por acto inter vivos.
La intransmisibilidad por causa de muerte la reconoce el art. 150 al señalar que la
obligación de suministrar alimentos cesa con la muerte del obligado. Tampoco puede
transmitirse la obligación en vida del alimentante: es una obligación personalísima o
intuitu personae (no cabe novación subjetiva por cambio de deudor).
La intransmisibilidad sólo afecta a los alimentos actuales y futuros, pero no a las
pensiones alimenticias devengadas y no satisfechas desde que no han sido puntualmente
pagadas, y al no ser ya necesarias para la subsistencia, ostenta una naturaleza puramente
patrimonial, por lo que constituye un crédito o una deuda ordinaria en el patrimonio del
acreedor o deudor, susceptible de ser transmitido (art. 151.2 y 1112).

d) Carácter indisponible
La finalidad de los alimentos (garantizar lo necesario para la subsistencia de quien
carece de medios) impide que el alimentista pueda disponer libremente de su derecho a
los mismos. Siendo su fundamento último la protección de la vida, el derecho a los
alimentos trasciende del mero interés particular a u interés general. Por ello, la ley
impide que su titular pueda libremente disponer de él mediante la prohibición expresa
de su renuncia, compensación y transacción:
- irrenunciabilidad
Uno de los límites a la renuncia a los derechos reconocidos por la ley es que no vulnere
el interés o el orden público. La renuncia al derecho de alimentos está prohibida (art.
151) precisamente por ello, por ser contraria al interés u orden público (art. 6.2);
- imposibilidad de compensar
El art. 151.1 establece que los alimentos no pueden compensarse con lo que el
alimentista deba al alimentante. Además, el art. 1200.2 dispone que la compensación no
puede oponerse al acreedor por alimentos debidos por título gratuito. Este segundo
precepto no puede considerarse una mera reiteración del primero desde el momento en
que la prohibición del art. 151 va dirigida esencialmente al acreedor, mientras que la del
art. 1200 tiene por destinatario principal al deudor. Interpretando conjuntamente ambos
artículos se ha de entender que ni el acreedor (alimentista) puede oponer la
compensación de su derecho frente a la reclamación de otra deuda por el alimentante, ni
este puede negarse a prestarle alimentos pretendiendo compensar su de deuda
alimenticia con un crédito de otra naturaleza que tenga frente a aquel.
La prohibición de compensar afecta únicamente a los alimentos presentes o futuros,
pero no a las pensiones atrasadas que, conforme al art. 151.2, pueden ser objeto de
compensación;
- imposibilidad de transacción
Según el art. 1814, no se puede transigir sobre alimentos futuros. La transacción no es
más que una renuncia total o parcial hecha para dirimir un litigio actual o futuro. Sobre
las pensiones atrasadas se puede transigir al no ser ya necesarias para la vida. A pesar de
la prohibición del art. 1814, en la práctica no es raro que los sujetos legalmente
obligados pacten la cantidad debida en concepto de alimentos e incluso la modalidad de
pago, evitando así acudir a los Tribunales (hijo ilegítimo, separación de hecho, etc.).
Para que estos acuerdos sean válidos deben respetar los criterios de proporcionalidad y
variabilidad fijados por la ley (art. 146 y 147) y no perjudicar el interés del deudor
fijando una cuantía insuficiente o una modalidad de pago inadecuada.

e) Carácter inembargable
El crédito alimenticio está exento de embargo. Al ser los alimentos imprescindibles para
la vida del alimentista, no se les puede privar de ellos para que cobren sus deudores.
f) Carácter imprescriptible
Debemos distinguir:
- el derecho a exigir alimentos no prescribe nunca (art. 1936, sólo son susceptibles de
prescripción las cosas que están dentro del comercio de los hombres). Aunque el
alimentista se abstenga de reclamarlos y esa abstención se prolongue durante mucho
tiempo, no por ello pierde su derecho a hacerlo, si su necesidad persiste;
- en cambio, sí prescribe el derecho a reclamar las pensiones ya devengadas y no
pagadas. En este sentido, el art. 1966.1 establece que por el transcurso de cinco años
prescribe la acción para exigir el pago de las pensiones alimenticias.

Contenido y extensión de la deuda alimenticia

a) Alimentos en sentido amplio: los debidos al cónyuge, ascendientes y descendientes


Comprenden todo lo que es indispensable para el sustento, habitación, vestido y
asistencia médica.
Comprenden también la educación e instrucción del alimentista mientras sea menor de
edad y aun después cuando no haya terminado su formación por causa que no le sea
imputable.
Entre los alimentos se incluirán los gastos de embarazo y parto en cuanto no estén
cubiertos de otro modo (art. 142).
También los gastos funerarios ex art. 1894. En cuanto a los gastos de embarazo y parto
es un tanto curioso que se mencionen específicamente ya que, en principio, deberían
considerarse englobados en el genérico concepto de asistencia médica; del examen del
trámite parlamentario parece que la norma está dirigida al padre que no está casado con
la madre (madres solteras e, incluso, hijos de parejas de hecho).

b) Alimentos en sentido restringido: los debidos a los hermanos


Sólo se deben a los hermanos los auxilios necesarios para la vida cuando los necesiten
por causa que no sea imputable al alimentista y se extenderán en su caso a los que
precisen para su educación (art. 143.2). Según el art. 146 la cuantía de los alimentos
será proporcionada al caudal de quien los da y a las necesidades de quien los recibe.
Esto es así para los alimentos amplios. Respecto de los alimentos estrictos el caudal del
alimentante no se tendrá en cuenta: se fijará una pensión que cubra las necesidades
mínimas; en cuanto a los gastos de educación, sólo la básica u obligatoria, nunca la
universitaria o superior.

Alimentos debidos a los hijos menores (rectius, obligación de asistencia)

Fundamento. El deber de alimentar que pesa sobre los padres deriva no de la patria
potestad (art. 154), sino de lo filiación. Tanto en caso de privación como de exclusión
de la patria potestad persiste el deber de los progenitores de alimentar a sus hijos
menores de edad (arts. 110 y 111).
Según el art. 39.3 CE, “los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos
nacidos dentro o fuera del matrimonio, durante su minoría de edad”. Así, las SSTS 5
octubre 93 y 14 junio 2011 señalan que los arts. 142 a 153 constituyen una normativa en
gran parte sólo adecuada para los hijos mayores de edad o, en otros términos, que los
alimentos debidos a los hijos menores poseen características propias. Además, la
obligación de alimentar a los hijos menores forma parte de otra obligación de contenido
más amplio: el levantamiento de las cargas matrimoniales o familiares (arts. 1318 y
1362.1). Entre esas características propias destacaremos las siguientes:
- presunción de necesidad. La obligación de alimentar (rectius, asistir) a los hijos
menores no requiere de la cumplida acreditación de la necesidad, sino que ésta se
presume;
- la doctrina sostiene que no existe la obligación de trabajar para alimentar a los
parientes, pero, en cambio, si para mantener a los hijos menores;
- mínimo vital: suspensión. Alimentar a los hijos menores es un deber inexcusable de
los padres. En caso de desempleo o carencia de medios, la obligación de los padres se
reduciría a proporcionar a sus hijos el llamado mínimo vital (cantidad que oscila de 150
a 180 euros) con lo que se cubriría las necesidades más perentorias. Sin embargo, ante
la certeza de que muchos progenitores carecen realmente de medios para sostenerse a si
mismos por experimentar los rigores de la crisis económica, el TS ha dado un giro en su
doctrina, admitiendo excepcionalmente que la obligación de abonar el mínimo vital
quede suspendida. En caso de grave penuria económica del padre se generaría el
problema de fijar otro mínimo vital: el del propio deudor de la pensión (SSTS 10
octubre 2014 y 12 febrero y 2 diciembre 2015).

Fondo de Garantía de pensiones de alimentos (RD 1618/2007). Beneficiarios: hijos


menores de edad e hijos mayores discapacitados en grado igual o superior al 65%, en
caso de insuficiencia económica de la familia en que estuviesen integrados.
Cuantía del anticipo: 100 euros mensuales por beneficiario.
Extinción: mayoría de edad o recuperación de la capacidad, pago voluntario forzoso por
parte del obligado, etc.

Alimentos debidos a los hijos mayores


El derecho de los hijos a los alimentos no cesa automáticamente por haber alcanzado la
mayoría de edad, sino que subsisten si se mantiene la situación de necesidad por causa
no imputable. En rigor, la obligación de asistencia a los hijos menores se transforma en
estricta obligación de alimentos a los hijos mayores.
La obligación de alimentos a los hijos mayores comprende su educación e instrucción
cuando no hayan terminado su formación por causa no imputable (Universidad, máster,
oposición).
Como peculiaridad, el art. 93.2, en caso de crisis matrimonial, y siempre que el hijo
mayor siga conviviendo en el hogar familiar, concede legitimación a uno de los
cónyuges para reclamar alimentos en nombre de su hijo.

Alimentos entre cónyuges


Durante la normalidad matrimonial, no existe en sentido estricto obligación de
alimentos entre los cónyuges, sino que ésta forma parte de otras obligaciones de
contenido más amplio: deberes de ayuda y socorro (arts. 67 y 68) y deber de
levantamiento de las cargas matrimoniales (arts. 1318 y 1362.1). En caso de separación
matrimonial, es cuando surge obligación de alimentos en sentido propio entre los
cónyuges.

Alimentos entre convivientes de hecho


No tienen la obligación legal de dispensarse alimentos entre sí, ni durante la relación ni
tras su ruptura. La jurisprudencia además rechaza la aplicación por analogía de los arts.
142 ss. a los convivientes. Esto no obsta a que durante la relación un conviviente preste
espontáneamente alimentos al otro, a la ruptura de la relación no se podrá exigir el
abono de los gastos alegando la existencia de un pago de lo indebido (art. 1901).
Tampoco obsta a que los convivientes puedan pactar alimentos durante la relación o tras
su ruptura.

Alimentos debidos a los hermanos


La obligación de alimentos entre hermanos se articula en función de la intensidad del
vínculo que los une. Los hermanos de doble vínculo son llamados con preferencia para
socorrerse entre sí, mientras que los hermanos de vínculo sencillo sólo son llamados
subsidiariamente, es decir, en caso de inexistencia o imposibilidad de los anteriores.

Cuantía y vicisitudes
- Cuantificación. La cuantía de los alimentos será proporcionada al caudal o medios de
quien los da y a las necesidades de quien los recibe (art. 146).
- Modificación. Se trata de una deuda variable: los alimentos se reducirán o aumentarán
proporcionalmente según el aumento o disminución que sufran las necesidades del
alimentista y la fortuna del alimentante (art. 147). Siendo una deuda duradera o de tracto
sucesivo es lógico que se prevea su modificación. Los parámetros que se tienen en
cuenta para la modificación son los mismos que se tuvieron en cuenta para su
cuantificación inicial: necesidades del alimentista y fortuna del alimentante. Estas
variaciones han de tener cierta entidad y también cierta permanencia.
- Actualización. Salvo los casos en que el alimentante opte por cumplir su obligación
recibiendo al alimentista en su propia casa, la obligación de alimentos será una deuda
pecuniaria. Como además se trata de una obligación duradera, hemos de plantearnos si
se aplica una concepción nominalista y, por tanto, la cantidad establecida como pago
periódico permanecerá invariable a lo largo del tiempo, o, si por el contrario, es
preferible entender que el juez puede introducir cláusulas de estabilización para
combatir el nominalismo. El juez fijará un índice corrector de la pensión, de ordinario,
el Índice de Precios al Consumo. La actualización que resulte de la aplicación del IPC
no quedará supeditada a petición alguna. Así, las sentencias suelen utilizar fórmulas
como la siguiente: “la pensión se actualizará anual y automáticamente conforme al IPC
publicado por el INE, todos los meses de enero”. En suma, es una deuda de valor.

Exigibilidad (nacimiento ) y abono. Momento del pago


La obligación de dar alimentos será exigible desde que los necesitare, para subsistir, la
persona que tenga derecho a percibirlos; pero no se abonarán sino desde la fecha en que
se interponga la demanda de reclamación de alimentos (art. 148.1). Esto quiere decir
que la sentencia que condene al pago de alimentos se retrotraen al momento de la
interposición de la demanda no al del surgimiento de la necesidad. Esta regla ha sido
aplicada inflexiblemente a los hijos menores: determinada la filiación paterna a través
del ejercicio de la acción de reclamación, se deniega que los alimentos puedan ser
reclamados al progenitor con un alcance superior a la retroactividad que concede el art.
148.1 (SSTS 29 y 30 septiembre 2016)
En cuanto al momento del pago, éste se realizará por meses anticipados, y, cuando
fallezca el alimentista, sus herederos no estarán obligados a devolver lo que éste hubiese
recibido anticipadamente (art. 148.2). De no existir esta norma, los herederos deberían
devolver la parte de la pensión correspondiente aquellos días del mes en curso
posteriores a la extinción de la obligación.

Forma de pago
a) Regla. El alimentante está facultado para elegir entre dos formas de pago:
- pagando la pensión pecuniaria que se determine,
- o recibiendo en su propia casa al alimentista (art. 149.1)
Esta opción permitirá al alimentante elegir la forma de pago que le resulte menos
gravosa. Se trata de una obligación alternativa en la que la concentración inicial no
adquiere carácter definitivo. Nos explicamos. El alimentante puede ejercitar su opción
bien en el mismo momento del juicio, bien con posterioridad tras haber sido condenado
al pago de una pensión pecuniaria.
Los alimentantes no pueden ser compelidos a recibir a los alimentistas en su domicilio
si no lo desean. Es una facultad de la que pueden hacer uso, no una forma de pago que
les pueda ser impuesta por quien reclama alimentos. Se desestima así la pretensión de
unos padres que exigen que sus hijos se roten recibiéndolos en sus domicilios cada
cierto tiempo.
Por otra parte, la STS 5 septiembre 2011 declara que los hijos mayores no tienen
derecho a obtener parte de los alimentos que precisen mediante la atribución del uso de
la vivienda familiar. En tal caso, dicha atribución de uso no debe hacerse con arreglo al
pfo 1º sino al pfo 3º del art. 96. El TS ha protegido al cónyuge usuario de la vivienda
frente a las veleidades de los hijos mayores que le amenazan con pasar a convivir con el
otro progenitor para infundirles el temor de perder el uso de la vivienda.

b) Excepción. Esta elección del alimentante no es absoluta, pues no será posible en


cuanto contradiga la situación de convivencia determinada para el alimentista por las
normas aplicables o por resolución judicial (art. 149.2). La separación judicial o de
hecho es incompatible con esta facultad de optar pues supondría imponer una
convivencia no deseada (STS 25 noviembre 1985, esposo separado de hecho no puede
optar por satisfacer los alimentos a su esposa recibiéndola en casa). Los abuelos
paternos tampoco podrían pretender a través de esta vía obstaculizar el ejercicio de la
patria potestad por parte de la madre que carece de medios para alimentar a sus hijos,
sustrayendo de su compañía a los menores (STS 2 diciembre 1983).
También podrá ser rechazada cuando concurra justa causa o perjudique el interés del
alimentista menor de edad (art. 149.2). La “justa causa” hace referencia a graves
desavenencias o tensiones que desaconsejen la convivencia entre los familiares
implicados. En este sentido, el legislador se preocupa en otras sedes de poner fin a
convivencia no deseadas. Así, una de las causas de emancipación judicial es que el
progenitor con quien conviva el menor haya contraído ulterior matrimonio o conviva
maritalmente con persona distinta del otro progenitor (art. 320.1). Las discordias con la
pareja actual del progenitor impiden hacer uso de esta opción e imponer una
convivencia no deseada. Ahora bien, si las diferencias surgen por la negativa de los
hijos mayores a someterse a la disciplina paterna y culminan con el abandono voluntario
del hogar familiar, es viable la extinción del deber que pesa sobre los progenitores (STS
23 febrero 2000)
Se trata de conciliar intereses: por un lado, la opción tiende a facilitar el pago al
alimentante; por otro, se quiere impedir que dicha opción sea usada como arma para
coaccionar al alimentista, quien no está obligado a soportar situaciones insostenibles.
Por otra parte, el CC se refiere expresamente al pago de alimentos por un tercero. El art.
1894 lo configura como un cuasicontrato (gestión de negocios ajenos). Cuando sin
conocimiento del obligado a prestar alimentos, los diese un extraño, este tendrá derecho
a reclamarlos de aquel, a no ser que los diese por oficio de piedad y sin animo de
reclamarlos (p. ej., padres separados judicialmente, hijos del primer matrimonio quedan
con la madre que convive con un tercero, el cual cubre las necesidades no solo de su
compañera sino también las de los hijos de su compañera).
Pluralidad de alimentantes o alimentistas y sus problemas
a) Pluralidad de alimentantes: orden de reclamación (art. 144.1)
El art. 144.1 establece un orden de prelación cuando proceda la reclamación de
alimentos y sean dos o más los obligados a prestarlos. El orden será el siguiente: 1º. Al
cónyuge; 2º. A los descendientes de grado más próximo; 3º. A los ascendientes también
de grado más próximo; 4º. A los hermanos, pero estando obligados en último lugar los
que sólo sean uterinos o consanguíneos (consanguíneos quiere decir de doble vínculo,
padre y madre comunes; vínculo sencillo, hermanastros, sólo de padre o madre).
Respetar el orden establecido en este artículo producirá el efecto nefasto de que la
pensión resulte exigua atendiendo a la reducida capacidad económica que presente el
familiar más próximo en grado. La doctrina pretende resolver este problema asignando
el pago de un suplemento a aquel obligado de menor rango cuya disponibilidad sea
notoriamente superior, mas la jurisprudencia no es favorable a esta solución: así, por
ejemplo, si bastan los recursos de aquel para cubrir las necesidades del menor, es el
padre quien ha de ser demandado y sufragar los gastos del hijo, no admitiéndose que la
demanda se dirija contra los abuelos, salvo que se justifique la absoluta carencia de
medios del progenitor.
No obliga el art. 144 a requerir en litigios previos y eliminatorios a familiares
manifiestamente insolventes por el solo hecho de anteceder en este elenco a quien se
halla en disposición de servir al necesitado. El alimentista quedará, pues, liberado de
entablar un rosario de procesos, dirigiéndose tan solo contra quien pueda soportar la
carga de alimentarle. Aunque deberá acreditar cumplidamente en la demanda que los
familiares que debieron ser llamados con preferencia ex art. 144 carecían de medios.
Cuando la reclamación de alimentos se formule entre descendientes y ascendientes, “se
regulará la gradación por el orden en que sean llamados a la sucesión legítima de la
persona que tenga derecho a los alimentos” (art. 144.2).
b) Pluralidad de alimentantes: ¿mancomunidad o solidaridad de la obligación?
Como consecuencia del art. 144, pueden resultar varias personas obligadas a prestar
alimentos, por ejemplo, alimentista (padre) tiene tres hijos (hipotéticos alimentantes); o
bien alimentista (hijo) al cual le viven los dos padres (hipotéticos alimentantes). En tal
caso, según el art. 145.1 “Cuando recaiga sobre dos o más personas la obligación de dar
alimentos, se repartirá entre ellas el pago de la pensión en cantidad proporcional a su
caudal respectivo”. La obligación de alimentos se configura como mancomunada y
divisible, aunque no por partes iguales, sino proporcionales al caudal de cada deudor.
Con ello se aligera la carga que soporta cada uno de los alimentantes. Cada uno de los
obligados responde de la parte que le corresponda sin que pueda exigírsele el pago de
toda la deuda de alimentos a uno solo de los alimentantes. De esta mancomunidad
deriva en el ámbito procesal la existencia de un litisconsorcio pasivo necesario, es decir,
que es necesario demandar a todos los obligados salvo que sea notoria la insuficiencia
patrimonial de alguno de ellos (STS 12 abril 1994). No es, por tanto, una deuda de
carácter solidario.
No obstante, el art. 145.2 señala que “en caso de urgente necesidad y por circunstancias
especiales, podrá el juez obligar a una sola de ellas a que los preste provisionalmente,
sin perjuicio de su derecho a reclamar de los demás obligados la parte que les
corresponda”. Se trata, pues, de una excepción a la regla. En determinadas
circunstancias, puede el juez obligar a uno sólo de los alimentantes a pagar la totalidad
de la pensión con carácter provisional. ¿Significa esto que la obligación deja de ser
mancomunada para transformarse en solidaria? Creemos que no, pues no se permite que
el acreedor elija libremente a cuál de los obligados puede exigirle el pago íntegro de la
pensión, sino que será el juez quien a la vista de las excepcionales circunstancias
concurrentes obligue a uno sólo a prestarlos provisionalmente. Si las circunstancias
especiales se vuelven definitivas lo que procedería es la revisión completa de la
distribución que en su momento se estableciera.

c) Pluralidad de alimentistas

Según el art. 145.3, “cuando dos o más alimentistas reclamaren a la vez alimentos de
una misma persona obligada legalmente a darlos, y ésta no tuviere fortuna bastante para
atenderlos a todos, se guardará el orden establecido en el artículo anterior”. Se trata de
una clara remisión al art. 144.1. La regla tiene una excepción, pues en caso de que
concurran como demandantes de alimentos el cónyuge y un hijo sujeto a patria potestad
será preferido éste a aquél. Con ello el CC se limita a recordar que el cumplimiento de
los deberes inherentes a la patria potestad prevalecen no sólo frente al cónyuge, sino
respecto a cualquier otro pariente.

Por otro lado, la remisión al art. 144 deja sin resolver el supuesto de que no teniendo el
demandado fortuna suficiente para suministras alimentos a todos los demandantes, se
encuentren todos ellos en el mismo grado de parentesco (varios hijos, ambos padres,
varios hermanos). Caben dos posibilidades: 1º atender exclusivamente la reclamación
que se estime preferente; 2º repartir entre todos los demandantes la pensión que se
obtenga.

Extinción

1. Muerte del alimentista (art. 152.1) o del alimentante (art. 150)


Ninguna de las dos causas anteriores merece mayor comentario. Se trata tanto de una
obligación como de un crédito personalísimos (intuitu personae), intransmisible mortis
causa a los herederos del acreedor o del deudor. Los herederos del alimentante no están
obligados a pagar alimentos salvo las pensiones atrasadas y no pagadas por el
alimentante fallecido. Sin embargo, es posible que nazca una nueva relación alimenticia
entre los herederos del alimentante y el antiguo alimentista.

2. Cuando la fortuna del obligado a darlos se hubiere reducido hasta el punto de no


poder satisfacerlos sin desatender sus propias necesidades y las de su familia (art. 152.2)
Como dice el refrán, “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”. En rigor, más
que de extinción, se debería hablar de suspensión, pues el deber resurgiría cuando
mejorasen las condiciones del alimentante.

3. Cuando el alimentista pueda ejercer un oficio o profesión, o haya mejorado de fortuna


de modo que no sea necesaria la pensión para subsistir (art. 152.3)
La mejora de fortuna puede producirse por cualquier causa, desligada del desempeño de
un trabajo retribuido (herencia, juegos de azar). La razón es obvia: desaparece la
necesidad. La llamada tesis del subempleo: ¿se puede liberar a los padres de la
obligación de alimentar a los hijos mayores imponiendo a estos la obligación de aceptar
trabajos inferiores a su grado de cualificación? La posesión de un título no puede
convertir en parásitos sociales a quien se niegan a aceptar ofertas de empleo no
ajustadas a su cualificación.
4. Cuando el alimentista, sea o no heredero forzoso, hubiese cometido alguna falta de
las que dan lugar a desheredación (art. 152.4)
Las causas de desheredación pueden ser generales (art. 852) y específicas para los hijos
y descendientes (art. 853), padres y ascendientes (art. 854) y cónyuge (art. 855). Los
hermanos, pese a no ser legitimarios también están sometidos a esta causa de extinción
del derecho de alimentos. En estos casos los alimentos pierden el carácter recíproco: el
ofendido los conserva mientras que el ofensor los pierde al cometer estas faltas.
La jurisprudencia considera dentro del maltrato de obra como causa de desheredación
de los hijos y descendientes (art. 853.2) el maltrato psicológico derivado del
desentenderse completamente de los padres durante sus últimos años de vida (STS 3
junio 2014 y 30 enero 2015).
5. Por último, cuando el alimentista sea descendiente del obligado a dar alimentos, y la
necesidad de aquél provenga de mala conducta o de su falta de aplicación al trabajo,
mientras subsista esta causa (art. 152.5)
Sorprende que la desidia afecte sólo a los descendientes. ¿Por qué no aplicar esta norma
a cualquier persona con derecho a reclamar alimentos? Una interpretación sistemática
salva en parte las deficiencias del art. 152.5. Así, el art. 143 ya subordina la concesión
de alimentos a los hermanos a que los precisen por causa que no sea imputable.
Respecto del cónyuge y los ascendientes no se contienen previsiones similares y es de
pura justicia que las actividades parasitarias no reciban tutela. Algún autor piensa que
respecto a cónyuges y ascendientes habría que remitirse al art. 152.3 que ordena el cese
cuando el alimentista pueda ejercer una profesión u oficio.

Breve referencia a otras fuentes de la obligación de alimentos


Junto a la obligación legal de prestar alimentos ex arts. 142 a 153 existen otras fuentes
de las que pueden nacer la obligación de alimentos:
- alimentos a cargo del tutor. El tutor está obligado a “procurar alimentos” al tutelado
(art. 269). Procurar no equivale a dispensar sino a realizar cuantas gestiones y
reclamaciones sean necesarias a tal fin. El orden de dichas reclamaciones serían: 1º
patrimonio del propio tutelado; 2º parientes legalmente obligados a prestar alimentos y,
3º instituciones públicas;
- alimentos a cargo del donatario. Según el art 848.3, el donante puede revocar la
donación si el donatario le negare indebidamente alimentos;
- alimentos en favor de la viuda encinta (art. 964);
- alimentos en favor del declarado en concurso (art. 47 Ley concursal);
- legado de alimentos (art. 880);
- alimentos convencionales: el contrato de alimentos (arts. 1791-1797). En virtud de
este contrato una parte se obliga a proporcionar vivienda, manutención y asistencia de
todo tipo a una persona durante toda su vida, a cambio de la transmisión de un capital.

Supletoriedad. Según el art. 153, las disposiciones precedentes (arts. 142-152) se


aplicarán a los demás casos en que por este Código, por testamento o por pacto se tenga
derecho a los alimentos, salvo lo pactado, lo ordenado por el testador o lo dispuesto por
la ley para el caso especial de que se trate.

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