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SI LAS ESTRELLAS DEJAN DE BRILLAR

Si me voy y no sabes dónde estoy mira el cielo y busca la estrella más brillante…

Eran dos hermanas, Kamila de 17 años y la pequeña Joana de 8 años, eran unas muchachas
hermosas y humildes, Kamila tenía unos hermosos ojos negros al igual que su cabellera larga y
rizada, mientras que Joana tenía el cabello castaño claro y hacia un perfecto contraste con sus
ojos hazel… vivían en una humilde casa al norte de Estados Unidos exactamente en Filadelfia,
las dos niñas eran felices en el lugar donde vivían, todas las mañanas salían a vender pasteles de
zanahoria, eran reconocidas en su ciudad por sus deliciosos manjares y por sus rostros
angelicales, para la pequeña Joana la mejor parte del día era cuando terminaban su jornada de
trabajo ya que solían ir a una gran colina que bautizaron con el nombre de Amanda, ambas
subían la colina muy alegres ya que de esa forma podrían apreciar las hermosas luces en el
cielo…las bellas estrellas.

- Ohh Kamila mira que brillantes y hermosas estan las estrellas hoy, quisiera brillar como
ellas. - Dijo Joana mientras jugaba con el cordón de su suéter.
- Si, son muy lindas. Dijo Kamila acostada en el césped verde mientras miraba a su
hermana – pero la estrella más linda y brillante que existe eres tú mi pequeña Joana.

Joana solo rio y abrazo a su hermana, ambas miraban las estrellas, contaba chistes y riendo
juntas.

KAMILA

Solíamos ir a la plaza Thomas Painer a vender los pasteles de zanahoria, mientras íbamos en
camino, empecé a notar que mi hermana no tenia aquel brillo en sus ojos, ni mucho menos iba
revoloteando como una mariposa.

- Que pasa Joana ¿estás bien? - dije preocupada

Joana solo me miro y me dedico su hermosa sonrisa angelical…

- Si estoy bien Kami, no te preocupes

No me quede convencida con lo que me dijo… me puse en cuclillas y la tome de sus manos con
delicadeza, ella estaba fría pero no le tome tanta importancia a eso ya que estábamos en época
de invierno.

- Joana si no te sientes bien, podemos regresar a casa y la venta la hacemos mañana


- NOOO Kamila, estoy bien, tranquila…dijo Joana solándose de mi agarre para poder
tomar la canasta en donde estaban los pasteles.

Decidí hacerle caso a mi hermana, asi que continuamos con nuestra rutina.
JOANA

Me dolía, me dolía bastante, sentía que me taladraban los huesos, este mismo dolor empezó a
fatigarme dos semanas antes, no era constante y no le prestaba tanta intención.

El dolor empezó a ser mas y mas fuerte que ya no tenia ganas de nada, solo queria que me deje
de doler, queria dormir en las noches pero no podía… el dolor no me dejaba, pero un día no
pude más, paso exactamente cuando íbamos a la casa de la señora Rachel, ya no podía caminar
por el dolor y no dije nada porque no queria que mi hermana se preocupase ni mucho menos
que gaste el dinero que hemos estado ahorrando…pero ese día, mi cuerpo se desplomo en el
suelo y lo único que recuerdo es escuchar el golpe y mi hermana gritando mi nombre...fue en
ese momento que todo se nublo.

KAMILA

Vi el pequeño cuerpo de mi hermana desplomarse en el suelo, grite su nombre y sin pensarlo


corrí hacia donde ella se encontraba y la tome entre mis brazos, estaba pálida y muy fría, dios
mío, no reaccionaba

- Joana, por favor escúchame, por favor despierta, dije entre lágrimas…pero no
respondía, su pulso era bajo.

Tome a mi hermana entre mis brazos y corrí hacia la casa de la señora Rachel, toque la puerta y
la señora salio despavorida por lo fuerte que golpeé su puerta.

- ¡¡¡Que pasa Kamila, casi me matas de un susto!!! Dijo tocando su pecho con su mano.

- Señora Rachel por favor mi hermana está mal, no sé qué hacer, no sé qué la pasa
ayúdeme por favor. - dije desesperada por el estado en el que se encontraba mi pequeña
hermana.

La señora Rachel se percató de la situación, entro a su casa y llamo a la ambulancia, en menos


de 2 minutos la ambulancia estaba en casa de la señora Rachel, estuve con mi hermana en los
momentos que mas podía pero apenas llegamos se llevaron a mi hermana a una habitación, me
denegaron la entrada, estaba demasiado nerviosa y asustada por lo que pueda pasarle a mi
hermana, tome asiento junto a la señora Rachel, la cual me abrazaba y me decía que todo estaría
bien, ¿por qué tardaban los doctores?, ¿estaba todo bien? ¿Mi hermana estaba bien? Dios mío
al ver a un doctor saliendo de la habitación en la que se encontraba mi hermana con una cara
poco convencible de que todo este bien, me di cuenta de que nada, absolutamente nada estaba
bien.

- Doctor, ¿cómo está mi hermana?, ¿ella está bien? Dije temblando, pero aquel hombre
no me respondía, empecé a desesperarme y se lo volví a preguntar, pero esta vez
gritándole.
- Señorita, disculpe la tardanza y respondiendo a su pregunta, su hermana se encuentra
en un grave estado de salud…estábamos realizándole estudios a la niña.
- ¿Y que tiene mi hermana?
- Su hermana tiene cáncer de hueso etapa 4
- ¿Etapa 4? ¿Eso que quiere decir doctor?
- Quiere decir que el cáncer esta propagado por todo el cuerpo de su hermana.
- Dios mío, ¿y hay cura, se puede hacer algo?
- Lamentablemente no señorita, lo único que puede hacer a estas alturas es estar con su
hermana hasta sus últimos momentos.

No dije nada, en ese preciso momento en el que aquel doctor me informo del diagnostico de mi
hermana, sentí que el mundo se me venía encima, mi corazón latía demasiado fuerte y mi llanto
no paraba, me dolía saber que esa enfermedad estaba acabando con la vida de mi hermana, que
aquella princesita tenia sueños y que no los va a poder cumplir, entre en la habitación de mi
hermana y la vi en esa cama, ella me regreso a ver…estaba pálida y sin ese brillo que siempre
llevaba en su cabello y en sus ojos, me acerque a ella y mi hermana estalló en llanto al verme.

Me dolía ver a mi hermana en ese estado, me dolía ver a un ser que literalmente era un angelito
llorar de esa forma y pedir ayuda…

Pasaron los dias, los doctores medicaban a mi hermana y siempre estaba con ella.

Pense que ya no le dolía, pero un día llegue al hospital y mi hermana estaba llorando.

- Hermanita, no me siento bien, me duele, me duele demasiado, solo quiero que esto
termine, no puedo moverme, esto es horrible, por favor ayúdame. - Joana lloraba
desconsolada mientras sus hermosos ojos hazel se apagaban.
- Mi estrellita, yo quiero ayudarte, pero no sé cómo. - tome su cara entre mis manos.

Ella no escucho lo que dije solo seguía quejándose…

- ¡¡¡Me duele!!! Me duele en todas partes.

Llamé a un doctor y el la medicó.

Estaba desesperada asi que tomé una decisión, hace unos dias me comentaron los doctores
sobre algo que se llama “eutanasia” al principio me negué no queria hacer eso, pero ahora sé
que el no hacerlo es egoísta de mi parte, no podía ver como mi hermana sufría y como el dolor
la lastimaba, asi me duela, tenía que hacerlo por el bien de ambas, llame al doctor encargado y
le comente de mi decisión.

Antes de que pase lo que tenia que pasar, entre a la habitación de mi hermana.

- Hola chiquita, ¿cómo estás? – la salude


- Hola, estoy mejor – dijo ella sin ánimos
- Tengo que decirte algo - le comente casi llorando - ya te va a dejar de doler, ya no vas a
sufrir más – estaba consciente de que mi hermana sabia a lo que se refería, porque a
pesar de ser una niña de solo 8 años ella era muy inteligente.

Mi hermana me miro a los ojos, empezó a llorar y me tomo de la mano

- ¿Qué hay de ti? ¿Estarás bien?


- Si tu estas bien yo tambien estare bien

Gracias – Joana sonrió y me dio un beso en la frente -

Al escuchar eso la abrace y llore, ella me devolvió el abrazo y me susurro en el oído


- Todo estará bien, te amo mucha hermanita

No podía hablar, quería hacerlo, pero tenía un nudo en la garganta…me aleje de ella, llego el
doctor y fue entonces cuando el hizo su trabajo y vi como poco a poco mi hermana cerraba sus
ojos y su pulso era cada vez mas bajo.

Ya no podía ver más y no pense en nada, salí del hospital corriendo entre lágrimas, yo solo
queria llegar a un lugar, solo quería ir a la colina, cuando estuve en aquel lugar, me desplome en
el césped y entre sollozos, mire el cielo y las estrellas no tenían ese brillo que las caracterizaban,
aquellas luces tambien lloraban por aquella niña inocente y fue entonces cuando una de esas
luces resplandeció mas que las demas y supe que era ella, que era mi hermana.

- Yo tambien te quiero Joana.

A veces duele dejar ir a alguien que quieres, pero te darás cuenta que fue lo mejor y sanaras ese
dolor…

Carla Bermeo

Kamila Noroña

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