Está en la página 1de 16

Copyright Page

This book was automatically created by FLAG on February 27th, 2013, based
on content retrieved from http://www.fanfiction.net/s/7571784/.

The content in this book is copyrighted by It Is Your Butterfly or their


authorised agent(s). All rights are reserved except where explicitly stated
otherwise.

This story was first published on November 21st, 2011, and was last updated
on November 21st, 2011.

Any and all feedback is greatly appreciated - please email any bugs, problems,
feature requests etc. to flag@erayd.net.
Summary

Contest: S.L.N. Edward Cullen ha vuelto a su pasado, recordando como su vida


había cambiado, viendo las consecuencias de sus actos y sintiendo que es su turno
para poder llegar al amor de vida, Isabella Swan.

-3-
Mi Turno

Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephanie Meyer, solo la trama


me pertenece.

"Contest Sintiendo la Navidad "

Título: Mi turno

Penname: It Is Your Butterfly

Summary: Edward Cullen ha vuelto a su pasado, recordando como su vida había


cambiado, viendo las consecuencias de sus actos y sintiendo que es su turno para
poder llegar al amor de vida, Isabella Swan

Pareja a trabajar: Bella y Edward.

Número de palabras: 5.536.

Imagen utilizada: N° 5, Esperando por ti

Canción utilizada: N° 11, . Christmas Light de Coldplay

Frase utilizada: N° 5, Te perdí y me perdí... ¿Nos encontraremos alguna vez?

Página del Contest: http : / / www . fanfiction . net / u / 3429837 /


Contest_Sintiendo_la_Navidad

Me senté con dificultad en el escalón de mármol que estaba detrás de mis piernas,
suspire y mire hacia el cielo, mis articulaciones ya no era las misma de hace 60 años
atrás, los años me estaban pesando, más cuando pasas noche buena de esta forma,
solo; mi atención fue hacia mis manos que estaban envejecidas, note como hacían
contraste con las rosas de color azul que había comprado para esta ocasión y como
era mi tradición cerré los ojos, volviendo al pasado de forma inevitable.

Abrí mis ojos al escuchar el despertador, mire hacia mi lado y vi a Isabella


durmiendo tranquilamente sin ser interrumpida por el sonido de mi celular. Me
levante de la cama y me fui a la ducha para comenzar un nuevo día de trabajo en el
Hospital. Salí del baño e Isabella estaba sentada en la cama mirándome un tanto
-4-
nerviosa.

—Buenos días –esta vez su típica voz que se fue enfriando con los años trato de
sonar más dulce.

—Buenos días, ya me voy al Hospital –tome mi maletín.

—¿Edward? –rodee los ojos sin que ella me viera y me gire hacia la cama.

—Dime… —comenzó a jugar con sus manos, hacía años que no tenía ese
movimiento.

—Estamos a 23 de Diciembre –asentí, eso era algo obvio –mañana es noche buena
y luego llega navidad –lleve mi mano a mi frente al darme cuenta de lo que estaba
diciendo.

—¿No puedes ir sola por los regalos de las niñas? –ella trago saliva y respiro
profundamente.

—Claro, ve a tu trabajo… —volvió a recostarse en la cama, iba a decirle que lo


sentía, pero luego me arrepentí.

Salí de la casa para llegar a mi flamante Volvo y salir de esta cárcel. Si alguien me
hubiera dicho que mi vida se iba a volver tan aburrida al lado de Isabella Swan…no
habría actuado de la misma forma, llevábamos casado nueve años, teníamos dos
gemelas de 4 que amaba con todo mi corazón, Anne y Amy, pero desde que ellas
aparecieron fue cuando mi Bella desapareció y me trajeron a Isabella, la madre
correcta y responsable que solo tenía ojos para sus hijas, si…sonaba como si fuera
un bastardo, pero extrañaba a mi loca mujer y esto se había vuelto realmente
aburrido. Tenía 29 años, me había casado demasiado joven y ya estaba aburrido de
esta vida, ese era mi problema. Con Isabella decidimos casarnos cuando teníamos
apenas 18 años, ella había quedado embarazada, por eso se podría decir que tome el
camino "correcto", pero lo hice porque la amaba y quería pasar el resto de mis días
con ella…joven e ingenuo, eso es lo que un chico de 18 años es, un idiota. Sin
embargo nuestros primeros años fueron de película, a pesar de que ella estuvo un
tiempo…en realidad varios meses sintiéndose fatal por haber perdido a nuestro
bebe, pero me quede con ella cada noche en la habitación de su cuarto en la
universidad consolándola cuando lloraba, luego de explicarle una y otra vez que
estas cosas sucedían, ella entendió, aunque también ayudo que la amenazara con
llevarla al psicólogo, ella los odia; luego de ese suceso nuestras vidas emprendieron
vuelo, ella estudiando publicidad mientras que yo estaba con mis clases de
medicina, cada tiempo que teníamos estábamos juntos, nos escapábamos a paseos
-5-
espontáneos, simplemente con mi moto y nuestras ansias de estar juntos. Pasaron
los años y nos las arreglamos para estar en el mismo cuarto, decir que estábamos
formalmente casados ayudo mucho, así que los cuatro últimos años fueron una
locura, no había forma de sacarnos de esa habitación, con suerte podíamos ir a
clases…gracias al cielo que nos iba tan bien y cada uno era como un genio en su
carrera. Nos graduamos con honores y luego de trabajar arduamente obtuvimos un
departamento, pequeño, justo para nosotros dos…demonios, de solo recordar esa
época quería volver a la casa y decirle a Isabella que dejara de ser tan fría conmigo
y que volviera a ser mi espontanea Bella, podríamos llevar a las niñas donde
quisiéramos, volver a ser mas divertidos; dos años duramos de esa forma hasta que
compramos esta casa y ella quedo embarazada, trayendo a nuestras hermosas
bebés…que cada día me daban las fuerzas para no divorciarme de una vez por
todas; con Isabella decidimos a que era mejor que ella se quedara en casa, yo podía
mantenernos sin ningún problema, me sorprendió que aceptara porque ella amaba
su trabajo, pero decidió aun así quedarse cuidando a las niñas.

Suspire frustrado con mi vida y desee que en el hospital estuviera Tanya en el


turno para poder estar más tranquilo, quizás me la podía tirar en mi tiempo de
colación. Mire hacia el segundo piso, la ventana que daba a nuestro dormitorio y vi
como Isabella estaba en esta con su bata blanca, iba hacer una seña de despedida,
pero ella se alejo antes…siempre era así, ella se alejaba antes de que yo pudiera
hacer algo, nunca discutíamos y nunca conversábamos algo que no fuera superficial,
como mi trabajo, mis pacientes….me pregunto si decirle que la estaba engañando
iba provocar un sentimiento en ella. Sabía que tendría que estar ardiendo en el
infierno por hacer esto, pero esa etapa ocurrió el año ante pasado, cuando tuve más
de una aventura con Victoria, así que el engaño ya había sido un problema que
estaba en segundo plano.

Me baje del Volvo y entre al hospital, saludando a mi recepcionista favorita,


Tanya, quien me guiño un ojo al verme. Si, este día tendría algo de entretención.

Escribí las indicaciones para el último paciente de mi servicio y fui hacia mi


oficina, aun no eran mediodía cuando una sonrisa coqueta apareció al frente de mi
escritorio.

—Buenos días, Dr. Cullen –apago las luces y se apoyo en la puerta, no tenía idea
cual era el fetichismo con lo de "Dr." Realmente mi bata blanca era un imán de
chicas.

—Buenos días Tanya ¿Cómo has amanecido hoy?

—Mucho mejor al recordar que lo iba a ver –se acerco, mordiendo su labio
-6-
inferior; fruncí el ceño al notar ese gesto, solo Isabella podía hacerlo…en otras
mujeres no me agradaba, pero no podía decirle algo así a ella –y Creo… —se acerco
hasta quedar sentada al frente de mi, en mi escritorio –…que quiero mi regalo de
navidad antes –sonreí mientras se acercaba y tomaba mi corbata para acercarme
hasta que nuestros labios quedaron a unos milímetros de distancia —¿quiere su
regalo antes, Dr. Cullen?

—Encantado… —ella dejo su mano sobre mi miembro, el cual estaba comenzando


a despertar ante su roce.

—Dr. Cullen… —dijo rozando sus labios contra los míos, pero todo quedo hasta ahí
cuando la puerta se abrió en un segundo, tan rápido como nos separamos –¡Sra.
Cullen! –moví mi silla hacia un lado para poder ver si lo que decía Tanya era cierto.

—Isabella… —sentí como toda la sangre de mi rostro me abandonada y las ganas


de vomitar llegaron a mi estomago. Ella prendió la luz sin decir nada –bueno, Srta.
Tanya, debe cuidar aquella irritación en su pecho –ella me miro y asintió, esta
mentira seria un verdadero fracaso.

—Muchas gracias, Dr. Cullen, siento molestarlo por esto, pero me estaba
desesperando, me estaba rascando mucho –Isabella tosió suavemente.

—Tanya ¿cierto? –ella asintió nerviosa alejándose de mi –debes tener cuidado –dio
unos pasos hacia ella y toco el collar que estaba trayendo, ese se lo había regalado
un tiempo atrás –la joyería barata suele provocar este tipo de irritación, como así
también la gonorrea…espero que no sea ese tipo de irritación en tu piel –Tanya se
sonrojo de rabia, mientras sus manos formaban pequeños puños.

—Gracias por su consejo, Sra. Cullen –sin decir nada más se fue de mi oficina.

—Isabella… —ella me miro de esa forma fría –espero que no estés pensando
erróneamente, no debiste tratar así a Tanya…ella solo venia por esa molestia
–trague saliva. Mire mejor como venia vestida, solo unos vaqueros negros con una
camiseta blanca y su chaqueta de cuero, su bolso cruzaba su cuerpo, extrañamente
vestía de una forma demasiado casual para ser ella. Arreglo unos mechones de su
cabello que llevaba completamente tomado y su rostro no tenía ni un solo miligramo
de maquillaje, lo que me agrado de una forma que no supe comprender…hasta que
me di cuenta que estaba mirando a la antigua Isabella, mi Bella.

—Todos los años hacemos las compras de las niñas juntos, tienes cinco minutos
para llamar alguien que te sustituya ¿sí? –fruncí el ceño.

-7-
—No pue…

—Antes has venido a reemplazar a tus amigos ¿no? –asentí, siendo que eso era
mentira, eran escapadas para salir a comer con Tanya a un restaurante de mala
muerte para que no nos viera nadie conocido –entonces ahora pedirás que te
devuelvan el favor…te esperare afuera, al lado del Volvo. Se fue sin decir nada mas,
con su aire frio y desinteresado ¿de verdad ella haría esto? ¿Me vería con otra mujer
y no actuaria de ninguna forma? ¿Tan poco le importaba a mi esposa?...Dios, tenía
que ser un descarado para hacerme estas preguntas. Llame rápidamente a Emmett
que siempre me ayudaba, me interrogo para saber si iba de compras con Isabella o
alguna escapada con Tanya, el adoraba a Isabella, su esposa y ella eran amigas
desde la Universidad; Emmett acepto cuando dije que tenía que ir por los regalos de
las niñas así que me saque la bata y corrí hacia el estacionamiento, pensando en mi
formas de tratar de explicarle a Isabella lo que ocurrió…pero no se me ocurría nada,
además ¿me había descubierto? Ella no había dicho nada, aunque su reacción con
Tanya había sido clara.

Llegue al estacionamiento, al frente del hospital y la vi recargada en el auto,


pensando en Dios sabe qué cosa, antes podía descubrir con facilidad que es lo que
estaba pasando por su mente…pero luego nuestra relación se distancio tanto, que ya
no pude descubrir que era lo que ella deseaba. La mire para decirle algo, pero no
sabía que, Isabella simplemente se fue hacia la puerta del copiloto y espero que
sacara el seguro de las puertas, al hacerlo se subió rápidamente…yo hice lo mismo.

—Ya tienen cuatro años, han crecido tan rápido…ya no sé que regalarles, quizás
ropa y juguetes es la opción, pero no tenemos en mente el regalo central…¿debería
ser algo tecnológico?

—Isabella…

—¡Ya se! Una de esas mascotas que se mueven, así nos evitamos que deseen uno
perro real ¿te agrada la idea? –me miro sonriendo, de forma sincera…lo que
simplemente me dio escalofríos. Trague saliva y asentí, no fui capaz de responder
nada. Encendí el auto y nos fuimos a la juguetería más grande del centro de
Chicago, no alcance a frenar el auto por completo cuando ella ya se había bajado.
Fui tras ella en silencio, con un carrito para ir guardando los juguetes. Ella comenzó
a arrojar uno tras otro hasta que luego de tres horas habíamos dejado de comprar y
discutir con las demás personas, el local estaba lleno –quiero ir a juguetería Maxwell
–asentí, de nuevo sin decir nada. Llevamos bolsas y más bolsas envueltas en papel
de regalo hasta el auto.

—¿Dónde están las niñas? –ella cerró la puerta con fuerza.


-8-
—Alice –fue lo único que me respondió, por lo visto solo me dirigía la palabra para
ordenarme a donde iríamos. Avanzamos unas cuadras más –quédate aquí, yo iré por
las casitas de muñecas –asentí y me estacione al frente de la juguetería, mirando
como ella se alejaba de mi, tan indiferente que mi sangre estaba ardiendo por
gritarle que mostrara cuan enojada que estaba, pero sabía que no lo haría…por el
miedo a que ella de verdad no estuviera enojada. Se tomo varios minutos antes de
llegar hasta la caja, donde pago con una sonrisa al chico…quien la quedo mirando
más de la cuenta, tense mi mordida…Isabella era hermosa y antes habíamos tenido
cientos de discusiones porque yo estaba celoso de que los demás hombres la
miraban más de la cuenta y que ella siempre tan amable les sonriera, su respuesta
siempre era la misma "¿Por qué te enojas? Si soy solo tuya" pero ahora eran
contadas con una mano las veces que salíamos juntos. Vino con una gran casa de
muñecas en sus brazos, mientras que otro hombre venia con la otra casa ¿Dónde
meteríamos eso? Salí del auto y deje las bolsas en el maletero del auto y las casas
entraron al asiento trasero del auto sin problemas.

—Muchas gracias –dijo ella con su sonrisa que hacia brillar los ojos de los demás
hombres, tomo su billetera y le dio unos dólares al chico. Entro al auto sin mirarme
y espero con su vista fija hacia adelante.

—¿Ya hemos terminado? –mire la hora y eran más de la una de la tarde. Ella me
miro y sonrió triste.

—Sí, para tu felicidad hemos terminado –esas palabras atravesaron algo en mi


interior de una forma que no imagine que podría sentir.

Conduje en silencio hasta llegar a nuestra casa, bajamos las cosas y las
escondimos en el ático, ahí las niñas no podrían llegar. Nos tomo varios minutos
poder arreglar todo como se debía; cuando estaba dejando con seguro el auto
Isabella salió de la casa con las llaves de su auto.

—Iré por las niñas… —fruncí el ceño, este era el momento donde ella tenía que
gritarme, porque su paciencia no había soportado más. Solo escucharla provoco que
me encolerizara, la tome bruscamente de su brazos y entramos a nuestra casa, ella
no dijo nada hasta que llegamos a la sala –Me pudiste decir que querías hablar
conmigo –su calma me estaba cansando.

—Me estoy acostando con Tanya… —ella me quedo mirando unos segundos, sin
decir nada, pero sus ojos se llenaron de lagrimas…partiéndome en dos solo por ver
esta reacción, era un bastardo.

—¿No te estabas acostando con Victoria? –abrí los ojos sorprendido ¿ella sabía de
-9-
esto antes? –eres tan poco cuidadoso… —suspiro y se saco su bolso que cruzaba su
cuerpo para dejarlo al lado del sofá —¿Qué quieres hablar? ¿Por qué me dices esto?
–no podía creer que ella me estuviera hablando de esta forma, como si no le
importara nada…como si yo no le importara, cuando antes se ponía celosa hasta de
mi hermana Alice.

—¿Quién demonios eres?...¿esa es tu respuesta? ¿sabes que la esposa normal


estaría gritando y tratando de golpearme? ¿sabes que mi Bella estaría tirando la
puerta de la casa? –ella sonrió al escucharme, cerro sus ojos y contuvo el aire por
unos segundos.

—Ya veo por el camino que va esto, bueno…si deseas el divorcio contáctate con mi
abogado, si quieres te puedes ir luego de navidad…yo no tendré ningún problema,
hay que hacerlo todo lo más normal para que afectar a las niñas…¿sí?

—¿Divorcio? –aun estaba en estado de shock por su actitud.

—Sí, eso es lo que quieres ¿no? me estás diciendo que me engañas, quieres que
me largue de la casa de forma dramática…solo veo que no me quieres a tu lado,
perfecto… —suspiro y volvió a tomar su bolso –iré por las niñas, contrólate antes de
que volvamos… —ella paso por mi lado, no fue hasta unos pasos mas allá cuando
murmuro algo –y cómprale algo decente a esa perra –ni siquiera me di cuenta
cuando la tome de ese maldito bolso y la detuve, para luego hacer que se sentara en
el sofá de color blanco invierno que ella había comprado el año pasado.

—¡Di algo! ¿es que ya no me amas? ¿No te provoca nada que te este engañando?
¿Dónde está mi Bella?

—¡No me empujes! –me grito dejándome un tanto sorprendido, hace mucho que
no la escuchaba gritar —¡Y tu Bella se fue cuando te encontré con Victoria, hijo de
puta! –hizo sus manos unos puños –¿quieres discutir? ¡Bien, lo haremos! ¿Quién te
has creído para pedir que vuelva a ser como antes, Edward? ¡Tú fuiste el que
cambio! ¿Crees que es muy fácil criar a dos niñas prácticamente solas porque te lo
pasabas en el trabajo con tus famosos turnos?

—¡Estaba trabajando!

—¡Y yo igual! –me empujo por haberle contestado —¡yo igual estaba trabajando
aquí en casa! ¡¿Esperabas que estuviera lista para ti en las noches? ¿Qué tuviera
energía para discutir por tonteras? Estaba cansada y tu no fuiste capaz de
comprenderlo ¡Nacieron dos, Edward! ¡Dos niñas! Yo no me fui a dormir con nadie
porque tu llegabas cansado del trabajo, yo era la que me despertaba en las noches
- 10 -
cuando ellas lloraban…maldito hijo de puta egoísta…¿eso querías escuchar? Supe lo
tuyo con Victoria cuando le compraste un celular ¿es que no te has podido conseguir
putas que no necesiten regalos? ¡Tus cuentas llegan a casa, Idiota! ¿Ahora qué más
quieres escuchar? –no podía defenderme con nada, ella tenía razón en cada una de
sus palabras.

—¿Por qué no…hiciste nada? –sus lagrimas caían por sus mejillas.

—Porque pensé que yo tenía la culpa, por no ser capaz de retener a mi esposo y al
hombre con el que he estado toda mi vida…lo que fue una verdadera estupidez,
gracias a Dios que me di cuenta de lo poco que vales…pero no quería que las niñas
vivieron un divorcio, no tan pronto…así que te ignore…pero eres tan idiota como
para hacerlo en tu oficina con esa cualquiera...Dios, has caído bajo…por lo menos
Victoria se veía con más clase que Tanya, ¿no, Dr. Cullen? –su tono cambio cuando
me llamo de esa forma, burlándose de Tanya –ahora iré por las niñas, espero que
cuando vuelva no las expongas a algo como esto ¿quieras discutir? Ya lo
obtuviste…ahora piensa en tus hijas por un segundo.

—¿Cómo puedes estar al lado mío si no me amas? Seguíamos haciendo el amor y


tu sabias que yo estaba con otra mujer… —ella apoyo su cabeza en el marco de la
gran puerta, dándome la espalda.

—No lo recuerdo en momentos como esos –me miro sobre su hombro –ahí solo
éramos Edward y Bella…nada más, era como volver al pasado…al momento cuando
me pediste matrimonio y mire a mi novio, de 18 años que prometía amarme para
siempre –se giro par verme –creo que cuando somos jóvenes hablamos demasiada
mierda ¿no? –avanzo hasta la puerta, pero no pude…simplemente no pude dejarla ir.
Corrí hasta ella y cerré la puerta antes que ella escapara.

—Yo no te he dejado de amar… —mi pecho pesaba, con vergüenza al mirarla a sus
ojos chocolate –Bella yo…demonios, la cague… —tense mi mordida sintiendo como
mis ojos se llenaban de lagrimas. –No, ni lo pidas Edward Cullen…no te perdonare
jamás por lo que hiciste, ahora déjame salir…

—No…no te dejare salir –sabia que esto era infantil, pero sin más la tome de la
cintura y la levante hasta apoyarla sobre mi hombro. Corrí hasta las escaleras con
los golpes en mi espalda y los gritos que decía para que la dejara ir. Entre a nuestra
habitación y cerré con llave, la cual guarde en mi bolsillo y deje a Bella en el suelo
–no te puedo dejar ir…¿Por qué no me dijiste antes? Para detenerme antes de
arruinarlo aun más –ella llevo su mano a su cabeza –pensé que te estaba
perdiendo…nunca me dijiste que estabas cansada, siempre lucias tan…energética
con las niñas, yo pensé…
- 11 -
—¡Mierda!...en eso pensaste ¿quieres que te perdone? ¿Para qué si has dejado de
amarme? ¿Eso es lo que buscas, sentirte mejor? –me quede en silencio mirando
hacia el suelo, era exactamente eso lo que deseaba, pero sabía que era imposible,
aunque yo nunca había dejado de amarla –porque no puedo…ya no –tuve la valentía
de ver a sus ojos y pude ver esos ojos que me habían hechizado la primera vez, pero
ahora estaban llenos de lagrimas. Sin pensar en su reacción simplemente me
acerque a ella y la bese. Su cuerpo se tenso cuando sus labios tuvieron contacto con
los míos, pero no me alejo. Acaricie su rostro como no lo hacía hace mucho tiempo,
un suspiro salió de su boca y las lagrimas comenzaron a recorrer sus mejillas
–Edward… —dijo cuando se alejo un poco, pero no deje que dijera nada más.
Desesperado por poder borrar todo el daño que había hecho la volví a besar de una
forma urgente, como si de esa manera todo lo malo que estaba en el pasado no
tuviera valor. Su cuerpo que se mantenía tenso comenzó a relajarse cuando pase mi
lengua por su labio inferior y de esa forma un milagro de navidad anticipado llego a
mi vida. Sus manos fueron a mi cabello hasta enredar sus dedos en el, tirando de
este de forma suave. Avance con ella, besándola hasta recostarla sobre nuestra
cama, ella no me lo impidió. Me deshice de su chaqueta con urgencia al igual como
ella comenzó a sacar mi camisa del pantalón, nuestras manos con urgencia trataron
de desvestirnos, mi corazón latió con más fuerza cuando sentí que sus manos se
deshicieron de cada botón de mi camisa hasta poder arrojarla en el suelo, su
camiseta termino en el mismo lugar, me deshice de sus vaqueros como ella de mi
pantalón de tela y así de tal forma que solo quedamos con nuestra ropa interior.
Comencé a besar su cuello, escuchando sus suspiros como recompensa a mi forma
de tocarla, solo de escucharla mi miembro respondió endureciéndose de forma
dolorosa, ella la única que podía tener este efecto en mí. Comencé a adorar cada
centímetro de su cuerpo con mis besos, tratando de que así cada error de mi parte
se borrara, que de esa forma todo comenzara de nuevo y ella me volviera a amar
como antes –Dios…Edward… —se quejo cuando baje su sujetador para deleitarme
con sus pechos, su piel cremosa…trate de hacerla mía de esa forma, sintiendo como
sus caderas se levantaban rítmicamente, chocando con mi entrepierna, cada
segundo poniendo mi paciencia al límite. Lleve mis manos hasta su espalda para
deshacerme de su sujetador, ella me ayudo apoyándose en sus codos para poder
sacarlo, lo hice con facilidad. Volví a acercarme a sus labios, apoderándome de ellos,
tirando de su labios cuando se me apetecía mientras mi mano viajo por nuestros
cuerpos hasta colarse entre sus bragas y sentir como su cuerpo respondía ante mí,
gimió en mis labios cuando encontré su clítoris que le daba más placer, comencé a
acariciarla de tal forma que los movimientos de su cadera eran más rápido,
quejándose de que fuera más rápido para que pudiera llegar a su liberación; Bella
siempre respondía ante mis caricias como nadie más lo había hecho, de igual forma
como yo respondía a ella. Tomo mi rostro en sus manos y me acerco más, esta vez
siendo ella quien se apoderaba de mis labios de una forma demandante, lo que
simplemente acabo con mi paciencia porque mi miembro dolía por la espera. Me
- 12 -
separe de ella y me apoye en mis rodillas para poder deshacerme con agilidad de
sus bragas y de mis bóxer; tenía sus ojos fijos en mi en el momento que me acomode
entre sus piernas, tomando su muslo izquierdo para que rodeara mi cadera
–Edward… —volvió a decir cuando tuve contacto con su entrada.

—Jamás podría dejar de amarte Bella –ella miro hacia un lado; sin más entre en
ella de una sola embestida, logrando que volviera de decir mi nombre –mírame…
—la acerque aun mas a mi cuerpo, tirando de su pierna que me rodeaba. Ella hizo lo
que pedí y sus ojos chocolates se conectaron con los míos –créeme cuando digo que
jamás podría dejar de amarte.

—Dios, Edward…muévete… —sus manos fueron a mi cuello acercándome a ella


por completo; como me pidió comencé a embestir en su cuerpo, de forma profunda
sintiendo como su cuerpo cada vez iba pidiendo más de mi, siempre supe como tenía
que hacerlo con Bella, que movimientos le gustaban y como ella iba respondiendo a
mí, pero a pesar de que siempre nos había gustado hacerlo…bastante fuerte, esta
vez decidí que tomaría mi tiempo por lo que seguí haciendo el amor con ella de
forma pausada, tomando cada segundo donde éramos solo Bella y Edward –más
rápido… —exigió minutos después para seguir besándome, hice lo que me pidió,
sintiendo como su cuerpo se estaba contrayendo contra el mío hasta que ambos
llegamos a obtener nuestra liberación, en gemidos ahogados en la boca del otro,
sintiendo como su corazón latía con la misma fuerza que el mío. Me apoye en su
cuello, descansando, esperando que mi respiración volviera a su normalidad. Los
brazos de Bella me rodearon mientras su corazón se tranquilizaba, no quería
separarme de ella, quería que esto durara para siempre.

—Déjame remediarlo Bella –dije en su oído, ella beso mi frente mientras


acariciaba mi cabello –por favor, no dejes de amarme…por favor Bella… —la abrace
como si mi vida dependiera de eso.

—Jamás he dejado de amarte… y jamás lo hare, eres el amor de mi vida… —su voz
cansada y su respiración pausada me indico que se estaba quedando dormida. Sin
poder creer lo que estaba escuchando, me separe de ella; me acomode a su lado
abrazándola para que estuviera cerca de mí, como si mi cuerpo ya no pudiera dejar
de estar a su lado…había pasado tanto tiempo desde que habíamos estado juntos de
esta forma. Nos cubrí con el edredón mientras mis ojos también se rendían,
sintiendo que había sido el idiota más grande de todos…este era mi lugar, junto a mi
mujer, a la que amaba y me amaba de la misma forma, como si aun fuéramos esos
adolescentes.

Me removí en la cama y moví mis manos buscando el cuerpo de Bella, pero no


estaba. Abrí mis ojos al sentir su ausencia y sentir como la puerta se cerraba en el
- 13 -
primer piso. Salte de la cama a mirar hacia ventana, ella se dirigía hacia el auto
Nissan negro familiar con la misma ropa de hace unas horas atrás, ya había
oscurecido. Mire hacia ella abriendo la cortina de la ventana, su mirada se unió a la
mía y me sonrió triste para luego hacer una seña a la cual respondí. Su auto
desapareció luego de unos segundos. Mire hacia la cama y pude ver que había un
sobre, lo tome con rapidez, desesperado por saber que decía; pude notar que había
escrito en una tarjeta de navidad, la cual tenía a una persona mirando hacia el
árbol de navidad, de una manera deprimente y oscura, la gire para saber que
decía y al hacerlo sentí como si todo el mundo se hubiera subido a mi espalda.

"Eres el amor de mi vida, pero nada será lo mismo. Iré por las niñas para pasar la
ultima navidad juntos, lo siento, pero no puedo perdonarte"

Me quede helado al entender que jamás podría obtener su perdón, la había


perdido para siempre y no había vuelta atrás, estaba pagando las consecuencias de
mis actos. El sonido de mi celular me trajo de nuevo a la habitación, corrí hacia mi
pantalón que seguía donde lo vi por última vez.

—¿Bella? –dije desesperado.

—Woow…no, tu querido amigo Emmett que está cubriendo tu turno ven a firmar
que a mí no me lo permiten.

—Oh…está bien –dije desilusionado por no escuchar su voz.

—¿Estás bien?

—Si, gracias Emmett –corte y me vestí de una forma torpe, sentía que mis piernas
temblaban como si fuera una niña, pensando en que iba a hacer con mi vida sin
Bella, sin las niñas…sin mi familia ¿Qué había hecho? ¿En qué mierda estaba
pensando? Negué sin poder creer que esta era mi vida ¿podía ser un sueño? Negué
sin encontrar respuesta, mejor era ir al hospital y firmar para volver y poder estar
más compuesto para ver a las niñas, no sé cómo haría esto.

Me vestí con rapidez y me fui en el Volvo al hospital. Fruncí el ceño y gruñí con
molestia cuando vi que el túnel que pasaba todos los días, estaba con un tráfico
horrible. Comencé a tocar la bocina al ver que no avanzaba, ya habían pasado
quince minutos y no me había movido ni un centímetro.

—¡Ey! –mire hacia al lado al ver a un hombre tocando el vidrio. Lo baje al ver que
no se movía –amigo, no saca nada tocando la bocina…hubo un accidente –Salí del
auto para poder ver mejor.
- 14 -
—¿Hace cuanto? ¿llego la ambulancia?

—No fue hace más de media hora…no ha llegado nadie, navidad es una época
difícil para las ambulancias, un camión choco con un Nissan negro familiar, espero
que no haya niños involucrados –al escuchar como nombraba el tipo de auto que
había estado involucrado sentí como todo mi cuerpo se ponía frio. No seguí
escuchando al hombre que me estaba informando y salí corriendo a través de los
autos, empujando contra estos a quienes e interpusieran en mi camino. Dios, por
favor que no sea ella…

—¡Bella! –grite sin saber porque lo hice. Corrí por unos minutos más cuando me
introduje en el túnel y vi como la policía tenía resguardada la zona, sin tomarlos en
cuenta empuje a uno para poder llegar al auto. Me detuve al notar la patente del
auto que estaba destrozado bajo el camión.

—No puede estar aquí –dijo un oficial a mi lado, pero simplemente caí al suelo al
ver su brazo entre el metal —¿señor?

—¡Bella! –grite volviendo a ponerme de pie y llegando hasta los autos, trate de
abrirlo para sacarla de ahí, quizás aun…quizás aun ella respiraba, podría salvarla y
todo sería normal —¡Bella! –Escuchaba como alguien me gritaba que me alejara
para después sentir que unos brazos me alejaban del auto de mi Bella —¡mi esposa,
mi esposa está ahí! –grite tratando de sobrepasar a los hombres que estaban
tratando de alejarme de ella —¡Mi Bella está ahí!...Dios ¡Mi esposa! ¡Déjeme
salvarla!¡soy médico, por favor, déjenme salvarla! –empuje a quien me detenía.

—No hay sobrevivientes señor… —me quede helado al escuchar lo que decía, lo
mire sin poder creerle.

—¡No! ¡ella está viva!... –di un paso hacia atrás, mirando hacia el choque –ella es
el amor de mi vida, tiene que estar viva.

—Lo siento mucho, ella falleció de inmediato…

—¡No! –lo empuje para correr hacia ella, pero aquel hombre me tomo por los
hombros y me detuvo, pero no funciono, volví a correr hacia ella, pero llegaron más
policías para evitar que la viera. Sin saber que hacer las lagrimas comenzaron a
caer por mis mejillas, llorando como un niño desesperado….Dios, la había
perdido….había perdido a mi Bella, a la madre de mis niñas… —¡Nooooo! –grite sin
saber qué hacer.

Mire hacia el cielo de nuevo, viendo como los fuegos artificiales eran lanzados
- 15 -
esta noche de navidad. Mire hacia la lapida que estaba detrás mío "Isabella Marie
Cullen Swan" Deje las rosas azules donde debían estar, junto a ella, eran sus
favoritas. Aun no podía creer, después de todos estos años que ella se había ido,
cada noche la recordaba y más en noche buena porque fue el día que la sepultamos.
Seguí viviendo en nuestra casa con mis hijas, sintiéndome cada día más miserable;
en el informe policial se dijo que ella se había desviado del camino, chocando con el
camión, luego de eso no me pude recuperar; cada día pasaba pensando en cómo por
mi culpa ella no se pudo concentrar en el camino. Todo empeoro cuando las niñas
supieron todo, ese estilo de cosas siempre se descubren; cuando tenían doce años
todo se arruino entre nosotros, decidieron ir a vivir con mi hermana Alice y su
esposo Jasper, no pude hacer nada para retenerlas, ellas me odiaban, era el culpable
de la muerte de su madre y estaban en lo cierto. Aun así al crecer ellas me venían a
ver todos los fines de semana, me explicaron que el accidente no era mi culpa…que
era eso, un accidente, pero aquello no era cierto, yo había sido el culpable de que mi
Bella chocara. Daria todo lo que tengo para poder estar con ella de nuevo, volver a
tener una discusión, sentir sus labios, su voz, su risa, aquella mirada
chocolate…Dios, si hubiera hecho todo diferente, si hubiera hablado más con
ella…ahora no estaría sentado en su tumba, dejando sus rosas favoritas. Seque las
lagrimas que estaban cayendo y sonreí triste al ver que estaba nevando,
probablemente en unos minutos llegarían las niñas para regañarme por estar aquí
en la intemperie de la navidad. Me puse de pie y mire donde yacía mi esposa.

—Te perdí y me perdí... ¿Nos encontraremos alguna vez? –susurre sin esperanzas
–jamás te he dejado de amar, Bella… —me gire para ir a casa de nuevo, pero un
dolor en el pecho hizo que me detuviera, trate de sentarme pero caí al suelo,
llevando mi mano a mi corazón, sintiendo como este se oprimía con fuerza hasta que
el dolor fuera tan insoportable que no me pude mover, solo fije mi mirada hacia los
fuegos artificiales….si había llegado mi turno, como dije antes, los años me estaban
pesando. Cerré mis ojos esperando encontrarme con ella otra vez y al hacerlo solo
escuche una voz…su voz.

—Claro que nos encontraríamos otra vez, eres el amor de mi vida…

- 16 -

También podría gustarte