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VERANO INESPERADO CON MI HERMANA







Verano inesperado con mi hermana


RelatosIgncov3 meses
Verano. En una mañana calurosa en la que el sol ya se hacía sentir y sus rayos penetraban a
través de las hojas de los árboles, allí estaba yo bajo la sombra, a punto de subirme a mi auto.
Tenía que viajar hacia la gran ciudad para inscribirme en la universidad. Recién había cumplido
los 18 años, y estaba bastante ilusionado con empezar mi nueva etapa. Ya tenía edad para la
licencia de conducir, y ya había viajado una vez por la ruta –la siempre temerosa primera vez-
por lo que no estaba nervioso de viajar y conducir yo sólo.
Manejá con cuidado hermanito, por favor.
Por supuesto Mica, no te preocupes!
Despedí a mi hermana mayor con un beso en la mejilla, y me dispuse a partir desde mi pueblo
natal, una hora de viaje rumbo a la gran ciudad para arrancar con mi carrera académica. O eso
creía yo…
Aún no alcanzo a recordar el momento en el que todo se puso negro. Es decir, recuerdo que iba
al volante, que hacía mucho calor ya en plena mañana, que había más tránsito de autos de lo
habitual… y que, de repente en mi camino se cruzo un coche color gris plata, mi desesperación
en intentar evitar el accidente, girando el volante, el ruido de los neumáticos al frenar
bruscamente, y luego, todo negro.
No sé si soñé o lo que sucedía era real, pero en mi mente se dibujaban personas alrededor,
policías, podía sentir el aroma a quemado, podía escuchar resonando el sonido de la sirena de
alguna ambulancia, aunque yo no estaba del todo allí.
Lo siguiente que recuerdo fue abrir los ojos, y ver algunas luces blancas encima de mí. Todo
era blanco: las paredes, las sábanas de la cama en donde estaba acostado… y de pronto escucho
las voces de alguien conocido: mi propia hermana que estaba allí al lado esperando por mi
reacción.
Escuché gritos de algarabía, pero no pude reconocer lo que decía, aún estaba aturdido. Sólo
escuchaba su voz de felicidad. Al rato, vi entrar otra silueta a la sala, supongo que debía de ser
el doctor, pues me hablaba y repetía mi nombre intentando descifrar mi estado. Yo lo
escuchaba, intenté hablar pero me era difícil. Sentía un dolor de cabeza tan agobiante que no
podía soportar. Luego de un par de segundos, me pude comunicar. Sólo pregunté qué había
pasado.
La situación se fue normalizando, aún con mi confusión. El doctor me hizo algunas preguntas
que yo respondí, para evaluar mi estado general. Mi hermana directamente casi que se tiraba
encima de mí y me daba besos, diciéndome todo lo que había rezado. Me contó que ella estaba
en su trabajo, cuando su teléfono sonó. Era una llamada desde el hospital, avisándole de que
había tenido un accidente grave, y que asista con urgencia porque me encontraba en cuidados
intensivos. Yo aún no me podía creer lo que estaba sucediendo.
Estaba muy feliz y contenta… me contaba su angustia y desesperación al llegar al hospital y
verme siendo operado por varios médicos. Según sus palabras, luego de la operación estuve dos
días dormido e inconsciente. Según el parte, había sufrido numerosas fracturas y lesiones
externas, pero casi ninguna interna, para mi suerte. Y en ese momento me percaté de mi estado:
cuando intenté moverme, sentí un dolor extremo en todo el cuerpo, no me podía mover ni un
centímetro. El doctor me dijo que me quede quieto, y me informó de las lesiones sufridas.
Tenía un tobillo y todo el brazo derecho enyesado, además de sentir un ardor fuerte en el
costado derecho de la frente.
Luego vino un oficial a verme, por lo que contó, fue quien llegó primero a la escena del
accidente. Nos explicó a mi hermana Micaela y a mí, lo que había sucedido: por el carril de
enfrente, un conductor alcoholizado se cruzó hacia mi lado de la ruta, sin darme suficiente
tiempo para reaccionar y evitarlo.
Tuviste mucha suerte. El accidente fue muy fuerte, y cuando llegamos creíamos que ya estabas
muerto. Perdías mucha sangre con el corte en la frente, y estabas inconsciente. Fue un milagro
que salieras vivo.
¿Y el otro, el que me chocó?-Pregunté.
Murió.-Dijo el policía, y un silencio se apoderó de la sala.
El resultado de mi accidente casi mortal, fue que había sufrido varias fracturas en el brazo
derecho, el cual tenía cubierto de yeso, y también fractura en el tobillo derecho. Lo más grave
fue cuando mi hermana me dijo que el doctor avisó que corría riesgo de no poder volver a
mover el brazo porque estaba con múltiples daños nerviosos. También tenía un golpe en las
costillas que me hacían imposible moverme del dolor, y un corte en el costado derecho de la
frente por el cual me pusieron varios puntos, y de allí el ardor que sentía.
Me invadió una mezcla de rabia, bronca e indignación. Sabía que no tendrías ninguna culpa en
un accidente así.-Dijo mi hermana mientras seguía contándome lo sucedido.
Pero bueno, ¿qué se puede hacer? A partir de allí las cosas iban a ser difíciles. Me tuvieron que
realizar varias operaciones para tener una recuperación estable y para que volviera a tener la
vitalidad de antes. El doctor me explicó que la mayor preocupación era el brazo derecho,
porque lo tenía quebrado en varias partes.
Tras la muerte de mamá, vivíamos sólo mi hermana y yo en la casa familiar. No teníamos a
nadie que nos ayudara económicamente, y para colmo perdimos el auto –luego del accidente
quedó completamente destrozado-
Micaela tiene la suerte de ser una chica bonita y eso le abrió posibilidades para ser modelo.
Pudo estudiar un par de años y encontrar trabajo como modelo de una revista importante en la
que fue subiendo de categoría, ella tiene 24 años y sale generalmente en las tapas principales o
en las más destacadas. Yo tenía una pequeña herencia que la usaría para pagarme los estudios
en la universidad, pero no nos sobraba nada.
Las operaciones y cirugías que requería costaron bastante dinero. El precio del alquiler de
nuestra casa era elevado y no nos quedó más remedio que mudarnos a una casa más pequeña.
Mientras yo aún me recuperaba en el hospital, mi hermana se encargó de buscar una nueva
casa, mucho más accesible desde lo económico que pudiéramos pagar.
Esto trastocaba todos los planes que teníamos. Pero lo más importante para Micaela era mi
recuperación. Estaba contenta sólo de verme, cada día que venía a visitarme al hospital después
de trabajar.
Siempre que podía estaba ahí junto a mí para darme ánimos. A veces también venía a visitarme
mi mejor amigo, el único que tenía en realidad… aunque a partir de ahora podría hablar poco
con él pues se mudaba a otra ciudad para estudiar.
En fin, tras varias semanas en el hospital, me dieron el ‘alta’. Si es que se puede llamar así. El
doctor me dijo que tengo que estar en cama, guardar reposo, y que poco a poco comience a
moverme, con el tiempo. No me dió un tiempo estimado de recuperación completa, sólo me
dijo que llevaría meses. Aquello me hacía venirme abajo moralmente.
Me trasladaron a nuestra nueva casa, que ya estaba ansioso por conocer. Apenas tenía la cocina,
un sólo dormitorio y un baño. Era lo único que podíamos pagar.
En el dormitorio había una litera, una cama arriba y otra abajo. Con la ayuda de mi hermana me
acosté en la cama de abajo, ella usaría la de arriba. Tenía que tener cuidado, porque tenía todo
el brazo derecho enyesado, no me podía mover mucho por los golpes, y además tenía el tobillo
derecho también con yeso. Se sentó en la cama a mi lado.
¿Qué te parece nuestra nueva casa? Yo sé que es muy chica, pero es lo que podemos pagar en
este momento.
Me gusta Mica. En serio... te agradezco todo lo que hiciste por mí.
No tenés que agradecerme nada hermanito.
Sí!... te tengo que agradecer por cuidarme, y porque te estoy causando muchos problemas...
No seas tonto Rafael! Siempre nos cuidamos el uno al otro y esta vez no será la excepción...
Mirémosle el lado positivo, con una casa tan pequeña ahora estaremos más juntos que nunca.-
Me dijo.
Gracias por ser la mejor hermana del mundo!
Nos sonreímos, mientras me daba besos.
Bueno hermanito, será mejor que descanses hasta mañana.
Está bien.
Luego de que ella cenara, subió los tres escalones para subirse a la cama de arriba y dormir.
Escuché sonar la alarma del despertador a las 8, aunque yo estaba despierto desde hacía unas
horas. Estaba harto de dormir, entre las semanas que pasé en el hospital, y estar todo el tiempo
acostado en una cama… A esa hora mi hermana se despertaba. Se bajó de su cama y nos
saludamos con un beso en la cara de buenos días.
Era sábado, por lo tanto Micaela sólo trabajaba por la mañana. Fue a la cocina, puso la pava a
calentar para el agua caliente y tomamos mates. Ella me tenía que traer las cosas a la cama
porque aún no podía levantarme.
Esta tarde que no tengo que hacer nada, podemos ir empezando con la rehabilitación.-Me dijo
Micaela mientras me traía un mate junto a unas tostadas con mermelada de frutilla.
Yo le dije que estaba ansioso por recuperarme y quería ponerme bien cuanto antes…
acostumbrarme a la vida que estaba llevando el último mes era muy difícil.
Como no teníamos dinero para pagarme una rehabilitación, debía empezar a caminar y
moverme sólo, o con la ayuda de mi hermana.
Ella se vistió y se fue a su trabajo… apenas cerró la puerta, el silencio invadió el nuevo hogar.
Allí estaba yo, acostado en una cama, repleto de lesiones, en pleno verano… y sin nada que
hacer.
Tuve que empezar a pensar en cosas para no aburrirme. Por lo pronto, agarré la notebook y me
di cuenta de que llegaba la conexión de wifi del vecino… ¡y además no tenía contraseña!
Fantástico, empezaba bien. Busqué la página web de la universidad y envié algunos correos…
durante el mes que estuve en el hospital, mi hermana ya se había encargado de inscribirme e
informar lo sucedido… podía comenzar los primeros meses estudiando desde mi casa mediante
internet.
La primera mañana sólo en casa no fue tan aburrida… ya para el mediodía escuché abrirse la
puerta, y ver cruzar desde la cocina al dormitorio a Micaela.
Luego de intercambiar un par de palabras sobre cómo había estado el trabajo, le conté que en
un par de días desde la universidad me enviarían los temas y apuntes por correo para comenzar
a estudiar desde mi casa.
Mi hermana cocinó algo y me trajo la comida a la cama… luego de almorzar, ella subió a su
cama y durmió un rato hasta la tarde, yo traté de dormirme pero no tenía mucho sueño que
digamos…
Al pasar un par de horas, con Micaela ya despierta, tratamos de empezar con mi
rehabilitación… allí tenía un par de muletas que a partir de ahora serían mis mejores amigas.
Vamos hermanito… te ayudo a levantarte.
Con cuidado… me duele bastante todo el cuerpo todavía…auh!-Me quejé dolorido al moverme
y apoyar la pierna izquierda en el piso.
Lo bueno es que no había sufrido ninguna lesión en la pierna izquierda, la podía apoyar… el
problema era la derecha, la cual la tenía enyesada por el tobillo fracturado, y el brazo en el
mismo estado.
Una vez apoyado el pie izquierdo en el suelo, mi hermana me agarró del hombro y del brazo y
con un poco de ayuda me quedé con ambas muletas y con la pierna derecha colgando pues no
la podía apoyar…
Estuvimos intentando y practicando durante buena parte de la tarde, hasta nos divertíamos pues
enseguida perdía el equilibrio y estaba a punto de caerme, pero era un comienzo al menos.
Buf. Suficiente por hoy.-Dije tras un suspiro.
Estaba algo cansado, luego de mucho tiempo sin hacer nada, estar tratando de volver a caminar
me afectó un poco. Tenía muchas ganas de darme una ducha…
Voy a tratar de bañarme Mica.
¿Estás seguro de que vas a poder?-Me preguntó…
No sé, pero voy a tener que poder!
De alguna manera iba a tener que asearme, aunque seguro me costaría trabajo al principio,
supongo que hasta que me acostumbrara…
¿No querés que te ayude?....-Preguntó Micaela.
¿Ayudarme? ¿Cómo?
Ayudarte a bañarte, tontito!-Respondió riéndose.
…Estás loca! Me muero de vergüenza, jajaja.
Bueno, es que te va a costar, y estás medio débil todavía…
Tranquila Mica, no pasa nada. Si tengo algún problema te aviso!
¿Estás seguro? Mirá que no es ningún problema para mí, o sea soy tu hermana… tengo miedo
de que te caigas o algo.
De verdad, yo puedo.
Ok. ¡Tené cuidado!
Al menos no tenía ninguna lesión en el brazo izquierdo, lo podía mover con facilidad, no sería
tan difícil, pensé.
Me puse unas cubiertas de látex para los yesos que me dieron en el hospital, para que no se
mojen. Entré al baño y me senté en el piso con cuidado para sacarme la ropa. Habré tardado
como 5 minutos en hacerlo. Luego me puse de pie, ya con algunos problemas pues sentía
dolores en las piernas. Me metí debajo de la ducha y tras abrir la canilla, el agua caliente
comenzó a mojarme… me agarraba con la mano derecha del gancho donde uno cuelga las
toallas, mientras que con la izquierda –la que podía mover sin problemas- agarré el jabón para
tratar de pasármelo por el cuerpo.
Estaba cumpliendo con dicha tarea, cuando las rodillas comenzaron a fallarme, ya los signos de
desequilibrio eran evidentes. Dejé el jabón y, cuando me dispuse a agarrar el pote de shampoo,
estaba algo lejos de mi posición, tuve que estirar el brazo un poco para alcanzarlo, dejé el
gancho que me servía de equilibrio, e instantáneamente y sin que yo pudiera hacer nada para
evitarlo, resbalé porque sentía muy flojas las piernas, y me caí hacia adelante… pude poner el
brazo izquierdo antes de tocar el suelo, sentí un quiebre en la mano que me hizo retorcerme del
dolor, me aguanté y no grité para no alertar a mi hermana, pues no quería bajo ningún concepto
que entrara y me viera desnudo… soy muy reservado, tímido, y me daría muchísima vergüenza.
Estuve otro buen tiempo para levantarme… en la muñeca izquierda sentía un dolor tan agudo
que me imaginé lo peor, era espantoso, deseaba gritar pero me contuve… una vez logré
ponerme de pie, cerré la canilla y con una toalla estuve como 10 minutos tratando de secarme,
lo hice a medias, me puse el calzoncillo –con muchísimas y evidentes dificultades, a punto de
caerme otra vez- y no aguanté más, tuve que llamar a mi hermana a que me venga a ayudar
pues el dolor en la mano era extremo y sabía que algo se me había roto.
Micaela abrió la puerta y le dije lo que había sucedido…
¡Te dije que te ibas a caer! ¡Sos porfiado!-Me reclamó en voz alta.
Creo que me rompí la otra mano…-Dije haciendo gestos de dolor con mi cara, era
inaguantable.
Mi hermana me ayudo a ponerme lo que restaba de la ropa y fuimos caminando hasta el
hospital…
¿Otra vez usted?-Dijo un viejo médico canoso al verme, haciéndose el chistoso. Se ve que era
un tipo de buen humor.
Sólo atiné a sonreír levemente –lo que el dolor me permitía- y me hicieron pasar a una sala,
donde el doctor principal que me había atendido tras mi accidente, me volvió a operar.
Tras este episodio, –no quiero entrar en más detalles- cuando salí de la sala luego de la
operación, el doctor habló conmigo y con mi hermana.
Básicamente, tuvo una fractura en la muñeca. Cayó con todo el peso del cuerpo sobre el brazo
extendido, lo que provocó que el radio (hueso) sufriera demasiado peso y cediera. Más le vale
que se cuide en serio, cuando le decimos que guarde reposo se lo decimos por una razón, y que
al menos en los primeros meses debe tener extremo cuidado con cada actividad que haga.
Tiene muchísima razón doctor, y eso que se lo dije yo, le dije que lo ayudaba, pero mi hermano
es cabeza dura, obstinado, y después pasa lo que pasa. No aprende. En fin, gracias por todo
doctor, y no se preocupe que de ahora en más me voy a encargar de que no vuelva a suceder lo
mismo.
Sí, por favor, cuídense. Que tengan un buen día.
Nos despedimos y fuimos hacia casa nuevamente, ya era domingo y estaba por amanecer…
durante todo el trayecto mi hermana no paraba de decirme y reprocharme lo que había
sucedido.
No podés comportarte así, Mirá si te pasaba algo peor?
Ya sé que me equivoqué, te pido perdón por enésima vez Mica..
No es que me pidas perdón, es que sos cabezón… te dije que era mejor si te ayudaba, ahora
tenés otro brazo enyesado por ser terco.
Ahora sí que se me iba a complicar realizar hasta la más mínima acción… podía mover los
dedos pero apenas.
Nos acostamos para dormir un poco… por la tarde le dije a mi hermana que hoy no era
necesario, que podía esperar a mañana para bañarme… todavía no podía hacerme a la idea,
estaba bastante nervioso.
El lunes amaneció y me sentí algo pesado o transpirado levemente… me quité las sábanas de la
cama de encima, Micaela justo se había despertado y tras tomar su desayuno se fue a hacer
algunas compras.
Hacía mucho calor, por la ventana se notaba el sol pero sus rayos no podían ingresar a la
habitación por la cortina presente… me costaba quedarme en la cama, pero no había otra
opción realmente.
El ventilador de techo funcionaba bien, refrescaba un poco, pero era un calor pegajoso.
Mi hermana llegó cerca del mediodía y me dejó algo para comer, ella me dijo que iba a
ducharse porque al venir de afuera le dio mucho calor y en un rato tenía que ir a su trabajo.
Yo por mi parte almorcé y luego me tumbé otra vez en la cama, evitando tomar riesgos
innecesarios… iba a comenzar a leer los primeros apuntes de la universidad, cuando mi
hermana salió del baño tras su ducha…
La miré porque iba a preguntarle algo, pero me quedé callado inmediatamente porque me
sorprendí, Micaela estaba en ropa interior.
Ella alzó su vista hacia mí, y al ver que yo la estaba mirando, me intimidó y miré para otro lado
haciéndome el distraído, como que nunca la había visto, pero se dio cuenta. Se acercó al
armario y abrió sus puertas para ver qué ropa ponerse.
Se generó un momento algo incómodo, pero ella habló primero:
Perdón por salir así del baño… no me acostumbro aún a la nueva casa.
Yo no sabía que responder… sólo la miré nuevamente con algo de vergüenza. Otra vez, ella lo
notó.
No pasa nada hermanito, no es para que te pongas nervioso, soy tu hermana. ¿O te molesta? Si
te molesta me visto en el baño de ahora en más, no quiero incomodarte en nada.
No… no me molesta.-Dije tímidamente y en voz baja.
Bueno, si te molesta decímelo, no pasa nada, de verdad. Es que ya estoy acostumbrada a tener
que abrir el armario para ver qué ponerme… me conocés ya, soy modelo, a veces tardo mucho
tiempo en elegir qué ropa usar!-Decía mientras se reía.
El armario está al lado de la puerta del baño, allí mismo en el dormitorio, muy cerca de las
camas y en frente a mí… con lo cual desde mi cama, allí acostado, podía ver sin problemas a
mi hermana de perfil, muy cerca de mí, eligiendo la ropa para ir a su trabajo.
Se empezaron a notar los primeros “problemas” o “inconvenientes” al estar en una casa más
pequeña… es cierto que antes Micaela siempre salía del baño en ropa interior, o a veces
desnuda pero con una toalla cubriéndole todo el cuerpo, y luego en su cuarto cerraba la puerta y
se vestía… pero ahora compartíamos el mismo dormitorio.
La verdad es que la visión que estaba teniendo en ese momento de mi hermana, comenzó a
afectarme de cierta manera… agarré los apuntes de la universidad y me puse a leer, cada tanto
miraba de reojo por encima de las hojas disimuladamente para ver lo que hacía Micaela…
estaba revolviendo un poco en el armario su ropa…
La podía ver de perfil, con su largo cabello rubio húmedo, le llegaba hasta la mitad de su
espalda sobre su piel blanca… tenía un corpiño color blanco, con puntitos rosa, sus pechos
sobresalían un poco y destacaban. Luego de bajar con la vista por su abdomen plano, abajo
tenía puesta una bombacha del mismo estilo que combinaba con el corpiño…
En realidad nunca me había fijado de esta manera en ella, pero en un momento se giró un poco
para ponerse una remera que por fin había elegido, y al girarse se puso de espaldas a mí.
Uffff…
No pude evitar seguir espiándola, le miré la cola e inmediatamente sentí como mi miembro
crecía desmesuradamente bajo mi calzoncillo, una sensación que había olvidado en el último
tiempo por razones obvias, pero ante este estímulo reaccioné, por más que fuera mi querida
hermana mayor.
Me tapé con la sábana un poco para tratar de evitar que me descubra la erección, era muy
evidente.
La bombacha que tenía Micaela se le metía demasiado entre los cachetes de la cola, la cual es
bastante grande debo decir… se la miraba y se notaba que era muy redonda, firme, sensual,
excitante… y sus piernas no se quedaban atrás, mi hermana no era del tipo de modelos
extremadamente flacas y delgadas… tenía unas piernas bien trabajadas por el ejercicio que
hacía cada tanto.
Duró un instante, pero para mí fue un momento muy largo, cuando se puso la remera se dio la
vuelta y se puso un short de jean ajustado.
Luego usó el secador para peinarse y enseguida salió para su trabajo.
Con tan solo un par de movimientos, y verla 30 segundos en corpiño y bombacha, me dejó
transpirando de excitación, con mi pene durísimo y aún siendo mi propia hermana. Me traumó
un poco esa culpa, quizás haber estado “inactivo” en tanto tiempo, me estaba pasando factura…
no era para tanto pensé.
Ya sólo en la casa y con el silencio alrededor, intenté retomar los apuntes… leía y cada tanto
paraba… trataba de concentrarme pero me costaba cada vez más. No se me bajaba la
excitación… y no se me borraba la imagen fija en mi mente de la cola de mi hermana.
Me dije a mí mismo que reprimir y olvidar esa vivencia sería peor, tenía muchas ganas de
masturbarme.
Además se sumaba otro problema. Ese mismo día por la noche, me tendría que bañar… y con
la ayuda de Mica, tenía bastante miedo y vergüenza de lo que podía pasar… ya estando
excitado, sería un gran problema si se me pone así de dura en la ducha con su presencia. Lo
mejor era aliviarme ahora para estar más tranquilo a la noche y no pensar en cosas así con ella
al lado.
Llevé mi mano derecha hacia allí abajo, cuando recordé que no podía mover los dedos ni
nada… tenía todos los nervios de esa mano destrozados. Primera piedra en el camino. Se me
cruzó una sensación fría por el cuerpo cuando también me di cuenta de la quebradura sufrida
ayer en la otra mano, la izquierda al caerme en el baño.
Igual intenté con la izquierda, la mano no la podía mover pero sí los dedos aunque de forma
limitada y con cierta torpeza. Me podía tocar un poco pero no lograba el típico movimiento que
uno hace al masturbarse… me estaba costando demasiado y luego de unos minutos de intentar,
haciendo el esfuerzo con mi mente llena de imágenes eróticas de mi hermana, ni así pude tener
un orgasmo. Desistí porque el esfuerzo me hizo doler ya la muñeca, estaba débil y eso me
impedía continuar. Pero lo peor es que me había puesto aún más caliente.
Traté de no pensar más en eso. Pasaron un par de horas y ya se hacía de noche, luego cuando
Micaela llegó a casa, terminó de arreglar algunas cosas y me dijo que me prepare para entrar a
bañarme. Yo le volví a repetir que no era necesario que ella entre, que me iba a cuidar más…
pero fue imposible convencerla, fui bastante imbécil al caerme el sábado.
Me ayudó a ponerme de pie y caminamos lentamente hasta el baño… cerró la puerta detrás de
mí. Un incómodo silencio…
¿Estás segura? Para mí no es problema quedarme solo…
Basta Rafael, ya vimos que sí fue un problema quedarte solo, lo demostraste hace un par de
días al romperte la otra mano!! Dale tontito soy tu hermana, te ayudo a sacarte la ropa y luego
un poco de agua y jabón y listo, no es tanto problema.
Para vos no será un problema pensé para mis adentros… en fin ya estaba jugado, estiré los
brazos hacia arriba y Micaela me sacó la remera… yo me bajé un poco el pantalón corto que
tenía, y ella se agachó para terminármelo de bajar y sacármelo… ante su cara quedó mi
miembro a esa altura semi erecto abultando el calzoncillo… mi hermana tomaba todo con
naturalidad, y ella misma me agarró esa última prenda y me la bajó de golpe hasta los pies.
Fue un momento bastante incómodo para mí.
Se puso de pie y noté al pasar una mirada suya sobre mi pene, pero no le di mucha
importancia… abrimos la ducha e inmediatamente el agua caía sobre mí.
Mi hermana estaba a un costado, tomó el jabón y me lo fue pasando por el cuerpo, ella sólo se
mojaba las manos ahí a mi lado. Primero por la espalda, el pecho… lo que se podía de mis
brazos, mi abdomen… y cuando creí que iría “allí”… siguió de largo y continuó por mis
piernas.
Yo simplemente quería que termine lo antes posible, ella lo tomaba naturalmente. Luego de
volver por mis piernas, y estar más tiempo de lo normal en esa zona, finalmente llevó su mano
con el jabón a mi miembro, el cual estaba en cierto reposo controlado por mí, pero que a partir
de este momento se me iría de las manos.
Micaela simplemente hizo los mismos movimientos que en las demás zonas del cuerpo, me
pasó el jabón con movimientos circulares, pero además sus dedos rozaban y tocaban
involuntariamente mi pene. No me pude contener más… esos roces llevaron a que se me pare,
se me fue poniendo dura, más dura… en eso mi hermana se da cuenta y me mira, deteniendo su
mano.
…Perdón… es que… te dije que no… hacía falta…-Dije trabándome mil veces y con la cara
ardiéndome roja de la vergüenza.
No seas tonto, es normal. No me molesta.-Respondió mi hermana sonriéndome cálidamente,
con una tranquilidad asombrosa.
Me tranquilicé un poco, pero seguía raro, me sentía culpable. Ella dejó el jabón a un lado para
ayudarme con el shampoo, cuando nos volvimos a mirar. Otra vez sus hermosos ojos verdes
penetrantes ante mí.
En serio no es para que te pongas así. Además deberías alegrarte hermanito, significa que te
sigue funcionando... jajajaja.
No podía entender como mi hermana podía hacer bromas en esa situación, pero me hizo reír. Al
terminar con el shampoo y cerrar la canilla, Micaela volvió a mirar mi pene, el cual a esa altura
ya lo tenía completamente erecto y parado, como en la tarde mientras intentaba masturbarme.
Quería que se me baje pero era imposible, no lo podía controlar.
Alcanzó una toalla y me secó primero el pelo, luego la espalda y el pecho, para bajar a la zona
caliente. Recién me había duchado, pero podía sentir el calor de la noche, y el calor particular
en el baño, con mi hermana pasándome la toalla alrededor una, dos, tres, cuatro veces por mi
pija y mis huevos, esta vez sus dedos no me rozaron, pero era casi lo mismo para mí con la
toalla, hasta seguir por las piernas.
Ella seguía actuando como si nada raro ocurriese, pero notaba mucho sus miradas furtivas a mi
miembro erecto. No hablábamos, me puso el calzoncillo y cuando lo fue subiendo por mis
piernas, ya me imaginé otra situación de vergüenza que se avecinaba.
Como la tenía tan parada, aquel calzoncillo no podía cubrirme… mi hermana intentó
ponérmelo pero era imposible, se rió y yo atiné a hacer fuerza con mis dedos –la poca que
tenía- y con ellos doblar de alguna manera mi pija erecta para que entre en aquel calzoncillo
que Micaela por fin pudo terminar de ponerme.
Nos reímos tímidamente, pero ya había tenido demasiado por este día. Me ayudó a ponerme un
pantalón corto y terminamos de la mejor manera con la primera prueba de mi recuperación.
Poco a poco se me fue bajando la excitación, durante la cena hablamos de diferentes temas para
olvidarnos de lo sucedido, y quedamos de acuerdo en que no era necesario pasar por la ducha
todos los días, dada mi poca actividad diaria… acordamos en que me ayudaría a bañarme cada
día por medio.
Más tarde vinieron a casa un par de amigas de mi hermana, me saludaron brindándome ánimos
y ofreciendo ayuda para cualquier cosa que necesitáramos en este período.
Al otro día no ocurrió demasiado, estuve estudiando e hice unos trabajos para ir logrando más
movilidad, ya estaba acostumbrado a moverme con la ayuda de las muletas.
La recuperación me parecía ir más lenta de lo normal. O al menos eso sentía yo. Transcurrió
otra noche en la que pude dormir poco. Volvió a amanecer ya con un calor aún más extremo
que el día anterior, en este verano agobiante que no daba tregua. Me quedé tumbado en la cama
con el ventilador dándome aire a máxima potencia, ya poniéndome a estudiar mientras Micaela
se fue al trabajo.
Me concentré en el estudio casi todo el día, sólo me detuve para almorzar. Ya en la tarde,
estando bastante cansado de leer, me quedé dormido por un rato. No sé cuánto tiempo fue, pero
cuando desperté aún hacía calor. Estaba ligeramente transpirado porque había soñado algo, con
mi hermana precisamente, y con cosas prohibidas para más detalles.
Era como si aquella visión de Micaela en ropa interior, no me dejara en paz.
No era extraño que tuviera mi sexo apuntando al techo, doliéndome bajo el calzoncillo. Miré el
reloj de la mesita, aún eran las 4 de la tarde, faltaba una hora para que mi hermana vuelva del
trabajo. Tenía tiempo para intentar masturbarme.
Me bajé como pude la prenda interior, y traté de masturbarme con mi mano izquierda, con los
dedos en realidad… estaba muy caliente, tenía muchas ganas de tener un orgasmo, pero tras
varios minutos de intentos fallidos, comenzó a molestarme el hueso dañado de la muñeca… ya
no sabía qué hacer! Con la poca fuerza que tenía no llegaba a poder mantener la paja hasta
venirme. Aún me dolía demasiado todo el brazo. No podía aguantar más sin acabar, la
excitación y calentura me sobrepasaba.
En ese mismo instante, escucho el ruido de la puerta que se abre. Voltee mi cabeza hacia el
reloj, eran las 4:30 y mi hermana ya había llegado! Entré en desesperación para tapar mi pija
paradísima al borde de estallar, no me podía encontrar en esa situación!
Lo más rápido que pude me subí el calzoncillo, me moví un poco de más y lo sentí en todo el
cuerpo con un dolor extremo, pero no importaba, agarré la sábana como pude y me tapé por
completo. Mi hermana entró y pasó de la cocina a la habitación, yo agarré los apuntes y me
hice el que estaba estudiando.
¡¡Hola!! ¿Cómo está mi hermanito lindo?
Ho.. hola Mica…
Vino corriendo hacia mí y me dio un beso en el cachete para saludarme.
Viniste antes hoy.-Dije para sacar algún tema y que no note nada raro.
Sí, terminamos rápido con unas fotos y como no había nada más para hacer me dejaron venirme
antes. ¿Qué hacés tapado así? ¡Hace un calor del infierno!
…Bueno… no tengo tanto calor…-Mi respuesta no fue nada convincente.
¡Pero si estás rojo y transpirando! ¡Sacate esto que te vas a morir!
Mi hermana agarró la sábana y de un plumazo sin que me diera tiempo a evitarlo, la corrió
hacia abajo destapándome por completo y llevándose la mano a la boca tapándosela por la
sorpresa de ver mi tremenda erección bajo el calzoncillo.
Yo simplemente suspiré y me llevé la mano a la cara de la vergüenza. De pronto escucho que
ella se empieza a reír.
¡Me hubieras dicho…! Perdoname, no quería…
Dejó de hablar, yo volví a abrir los ojos, y ella simplemente se quedó petrificada mirando mi
calzoncillo abultado hasta el límite… habrán sido 3 o 4 segundos que yo noté como una
eternidad, en la que su mirada se derretía en mi bulto. Salió del trance en el que se encontraba y
me dijo:
Termino de acomodar mis cosas y vamos a bañarnos hermanito.
Puf… lo que iba a tener que sufrir ahora en el baño, pensé.
Mica se volteó… un silencio algo extraño se apoderó de la habitación, ese silencio que ya había
ocurrido antes. Mi hermana acomodó sus cosas en el armario y en la mesa de la cocina,
merendó algo ligero y luego me pidió que trate de levantarme para ir a la ducha.
Logré mi cometido, ya de pie mi hermana me ayudó hasta ingresar al baño y cerró la puerta
detrás de mí. No tenía remera ni pantalón, sólo estaba con el bendito calzoncillo que Micaela
no tuvo reparos en bajarme hasta los pies y sacármelo para dejarme completamente desnudo y
sonreírme para que no me pusiera nervioso.
Desde el episodio en la cama me había calmado un poco, pero cualquier detalle me haría volver
a entrar en excitación. Tras abrir la canilla y meterme debajo, como siempre con cada mano me
sostenía de las paredes o de los ganchos para colgar las toallas.
Mi hermana estaba con una remera de tirantes blanca, y un pantalón que le llegaba por debajo
de las rodillas, bastante ajustado. Ella se mantenía a un lado y me fue pasando el jabón por el
cuerpo como en la ocasión anterior.
Ya cuando me pasó el jabón por las piernas, sabía lo que se venía y se me fue parando… me
pasó el jabón por los muslos y subió hasta mis huevos, me lo pasó por toda la zona e
inmediatamente fue hacia la pija, moviendo su mano alrededor… cerré los ojos y sentí sus
dedos tocarme, inevitablemente me creció más y más, no alcanzó a terminar de pasarme el
jabón por ahí que ya mi pija había llegado a su punto máximo de erección con sus toqueteos
involuntarios.
Se me puso dura mientras me pasaba el jabón, casi que se podría decir que se me paró con su
mano y sus dedos tocándomela.
Pero si apenas te pasé el jabón… ya se te…
Micaela se cortó porque supongo que estaba a punto de decir una barbaridad ante su hermano
menor.
…Perdón… pero no puedo… controlar…-Susurré con vergüenza y sin mirarla.
Me lo siguió pasando, ahora yo ya sentía esto casi como una masturbación, mi hermana me
refregaba el jabón a lo largo del tronco de mi pija y yo sentía que no podía más. La tenía a
punto de reventar, no recuerdo haberla tenido tan erecta.
¿Nunca estuviste con una chica?
Me sorprendió con esa pregunta tan… directa en ese momento.
Emm... no…-Alcancé a decir en voz baja, con total sinceridad confirmando mi virginidad ante
mi hermana mayor.
…Ah… ahora entiendo… con razón te pones así cada vez que te paso el jabón, jajá.-Rió
divertida.
Yo quería que se termine ya esa tortura.
¿Y por qué no te… ya sabés…?-Me preguntó mi hermana y me hizo el gesto de hacerse la paja,
con la mano cerrada moviéndola hacia arriba y abajo. Yo casi me muero.
¡¿Qué?!-Pregunté haciéndome el tonto.
Dale… no te hagas hermanito…-Mi hermana se arrimó un poco más a mí.
¿Te das una idea de lo que me cuesta hablar de esto con vos, no?
Sí, pero igual quiero que me respondas! Dale, soy tu hermana. No tengas vergüenza…-Me
pidió cuando me volvió a pasar el jabón desde el pubis hacia la punta recorriendo el tronco,
haciéndome escapar un leve gemido, que creo ella no notó.
No sabía si contestar, mejor dicho, no sabía qué contestar. No podía pensar con claridad
tampoco, la calentura extrema que estaba soportando no se me iba con el agua de la ducha
cayendo sobre mí.
Bueno… en realidad no es tan sencillo… no lo hago porque no puedo… quiero decir, sí lo hice
pero no puedo…
¿Qué? No entiendo nada. ¡Explícate bien!
Que sí traté de… hacer eso... pero no pude porque tengo poca movilidad todavía en las
manos… o sea que no pude “terminar”… por así decirlo.-Traté de ser lo más sincero posible.
Micaela se quedó pensativa mirándome hasta que empezó a reírse.
¿Qué? ¿Qué te pasa tonta?-Pregunté riéndome (me contagió la risa).
Nada, es que no me había dado cuenta… ¡es verdad!.. ¡qué imbécil soy! Perdón por ser tan
boba hermanito, jajajaja.
Ja… ¡no es tan gracioso! Aún tengo poca fuerza y me cuesta hacerme la paja…-No me di
cuenta y me detuve antes de decir algo fuerte delante de ella.
¿No podés hacerte la paja?-Me preguntó mi hermana mirándome a los ojos, volviendo a la
seriedad. No creo que haya sido su intención, pero lo dijo con una sensualidad que me erizó la
piel. O al menos así lo sentí yo.
Simplemente le respondí “no” bajando la mirada.
No seas tímido, no pasa nada tontito. Podés hablar de estas cosas conmigo…
Mi hermana dejó el jabón a un lado por un momento, se agarró de mi brazo con su mano
izquierda, se apoyó contra mí, pude sentir sus tetas apoyadas levemente en mi brazo, llevó su
mano derecha a mi pubis, me sacó un poco del jabón que había en esa zona mientras me caía
agua, siguió bajando lentamente… yo sólo permanecía quieto como una estatua viendo lo que
hacía con su mano… bajó hasta mi pija, durísima y llena de jabón alrededor. Ante mi enorme
asombro, me la tocó con sus dedos, me puso dos o tres dedos alrededor de la pija y lentamente
me fue bajando la piel del prepucio, sentía sus dedos tironeando sutilmente hacia atrás,
mientras salía mi glande completamente rojo a escena, de a poco.
Sentí una corriente por todo el cuerpo que nunca había experimentado antes.
Mi hermana continuó moviendo sus dedos con una sutileza que me provocaba una excitación
nunca antes vivida. No sé si lo hacía a propósito o no, pero en ese momento Micaela me estaba
tocando la pija directamente, y no estaba la excusa del jabón ni nada.
Retiró sus dedos de ahí, y los movió un poquito hacia adelante… apoyó lentamente y con
suavidad un dedo sobre la punta de mi glande descubierto.
Ahí también hay que limpiar, ¿no?-Me susurró mi hermosa hermana mayor al oído, casi me
derrito. Esta vez sí lo tuvo que haber dicho con sensualidad, aquello no era posible, no podía
estar pasando.
Yo sólo atiné a mover la cabeza diciendo que sí, Micaela me estaba torturando. Sentí su dedo
tocándome la punta y estuve a punto ya de venirme, no podría aguantar demasiado ya. Ella
volvió a agarrar el jabón y me lo pasó por el glande, en forma de círculos…
Hasta que por fin procedió a enjuagarme… dejó el jabón y puso su mano alrededor del tronco
de mi pija, de manera muy suave… cerré los ojos tratando de contener lo inevitable.
Movió su mano hacia delante, llegando hasta la punta y volviendo hacia atrás.
“¡Me está pajeando, me está haciendo la paja!”… En mi mente sólo pensaba eso, seguramente
estuviera equivocado y ella simplemente me estaba lavando y limpiando el jabón, pero en esa
situación no pude aguantar más. Abrí los labios como pude para tratar de decirle algo entre
gemidos… estaba por venirme ante mi hermana, tenía que avisarle:
Ahh… Mica… creo que…
Shhhh.
Me sostuve como pude de la pared y de mi hermana cuando exploté. El semen fue saliendo
disparado de mi glande en gran cantidad… abrí los ojos y simplemente miré como Micaela no
retiró su mano de mi miembro, la dejó ahí apoyada estimulándome mientras mis piernas
temblaban, ella me agarró más fuerte del brazo y la sentí aún más cerca, los chorros de semen
caían y caían, en los azulejos de la pared, en el piso… pude ver que Mica miraba atentamente
lo que sucedía.
Cuando por fin terminó mi largo orgasmo, suspiré profundamente y de inmediato me invadió
un sentimiento de culpa o vergüenza muy fuerte, a tal punto que mi hermana lo notó. En ese
momento no hablamos. Me terminó de limpiar toda la zona y cerramos la canilla. El agua se
detuvo y el vapor que quedaba en la habitación era testigo de lo que allí había sucedido.
Mientras Micaela me secaba con la toalla, en mi mente busqué las palabras para decir algo o
disculparme, tenía esa necesidad…
Mica… discúlpame por lo de recién…
Shhh. No hace falta que digas nada… de verdad.-Me sonrió.
Gracias.-Le devolví la sonrisa.
Además… acá no pasó nada, ¿verdad hermanito?-Me preguntó con una sonrisa cómplice.
Giré la cabeza asintiendo.
Micaela me terminó de secar y aquella escena llegó a su fin.
Bueno ahora me voy a bañar yo… aunque primero voy a tener que limpiar todo el enchastre
que dejaste!
Nos reímos a la vez, ya que hizo alusión a todo el semen que había quedado en los azulejos de
una de las paredes del baño mientras lo señalaba… le dije que yo lo limpiaba ya que era mi
culpa, pero no hubo caso.
Esa noche no me podía dormir. Le daba vueltas y vueltas en mi mente a lo que había pasado.
Nunca pensé que podía llegar a ocurrir algo así, no sabía qué pensar. Si fue a propósito que
Mica me hizo la paja, si sólo me “ayudo” con mi problema, o si ella simplemente me estaba
limpiando y yo me hice una película entera… estaba descolocado. No era para menos… había
vivido una situación demasiado íntima con mi propia hermana mayor… no era normal







Verano inesperado con mi hermana prt #2


RelatosIgncov3 meses
La relación entre ambos siguió de la misma manera, ella actuaba totalmente normal conmigo,
como si no hubiese pasado nada raro.
Luego de que Micaela partiera para su trabajo, las mañanas y tardes se me hacían eternas.
Como estaba bastante aburrido, me levanté de la cama y con cuidado fui tratando de caminar y
moverme por cuenta propia.
Obviamente, tuve mucho cuidado… pero quería recuperarme lo más rápido posible. Caminaba
unos metros por la casa y volvía a la cama, iba teniendo más confianza de a poco.
Cada tanto recordaba lo que había sucedido la noche anterior, y dentro de mí me preguntaba si
se volvería a repetir. Estaba bastante ansioso por eso y con nervios.
Ya cuando mi hermana llegó a casa por la tarde, yo estaba tumbado en mi cama.
¡Hola hermanito! ¿Cómo la pasaste hoy?-Me preguntó mientras se abalanzaba sobre mí para
darme un beso.
Un poco aburrido, pero me voy acostumbrando ya.
Bueno… necesitás algo? Porque tengo poco tiempo, en un rato tengo que salir de nuevo.
¿Sesión de fotos nocturna?
Si… me doy una ducha rápido y salgo.
¿No vas a comer nada? En la heladera hay…
NO, estoy bastante apurada!-Me interrumpió.
Micaela entró corriendo al baño y tras cerrarse la puerta, escuché el sonido del agua cayendo…
tardó bastante poco, no más de 5 o 10 minutos. Admito que en ese momento me pregunté si la
podría ver en ropa interior o algo así.
Tras cerrarse el grifo de la ducha, estaba expectante y con algunos nervios para cuando se
abriera la puerta del baño.
Finalmente escuché el sonido al abrirse…
Rafael… ¿te puedo pedir un favor?
Miré hacia allí pero mi hermana aún estaba del lado de adentro del baño. Me extrañé.
Sí… ¿qué pasa Mica?
Me olvidé de traerme la ropa al baño… ¿me podés alcanzar una bombacha? Están en el cajón al
lado de la cama…
¿Qué? Me quedé unos segundos con la mente en blanco pero enseguida reaccioné… me senté y
desde la cama podía abrir el cajón que estaba ahí al lado. Lo abrí haciendo un esfuerzo con mis
débiles dedos.
En aquel cajón me encontré con todo tipo de prendas íntimas, de todos los colores posibles y
formas y diseños imaginables… me quedé viendo toda esa colección pero no me decidía por
ninguna.
¿Cualquiera?-Pregunté.
Sí!… y en el cajón de abajo están los corpiños… alcanzame uno también, porfa.
Elegí al azar una bombacha negra que tenía cintas rosadas en los bordes, lo cerré y abrí el de
abajo… lo mismo sucedía con los corpiños. Traté de buscar uno negro entre todos los que había
y cuando encontré uno, me puse de pie y fui hasta la puerta del baño para alcanzarle ambas
prendas. En ese corto trayecto me empecé a calentar al pensar que mi hermosa hermana estaba
desnuda esperando a que le alcance la bombacha. Ella las agarró del otro lado de la puerta.
¡Gracias! Perdoname hermanito, entré muy apurada y no me di cuenta.
Regresé a la cama y me quedé allí acostado… traté de no darle mucha importancia a lo
sucedido, pero todo cambió nuevamente cuando Micaela salió del baño, solamente en ropa
interior con las prendas que yo mismo le había dado.
Inmediatamente abrió el armario y buscó ropa, no quería mirar para no ponerla incómoda pero
me era imposible, era más fuerte que yo… apenas la miré fugazmente y la vi poniéndose una
remera, luego agarró un jean y cerró el armario. Me quedé mirándola, la veía de perfil… subió
una pierna para ponerse el pantalón, luego subió la otra… se subía el jean y cuando llegó arriba,
le costaba cada vez más ponérselo… estuvo unos segundos luchando porque no le entraba.
“Tenés una cola demasiado grande para ese jean” fue lo que pensé. En ese esfuerzo, se movió
un poco sin querer dándome la espalda y le vi la cola de la mejor manera posible en la que se la
podía ver. La bombacha negra que le di se le clavaba de una manera tan estéticamente perfecta
en sus enormes cachetes, que se me paró la pija al instante.
Mi hermana por fin pudo subirse el pantalón, y tras abrocharse los botones, miró hacia mí y
notó mi erección. Era imposible de disimular a esa altura.
Se me puso tan dura que apuntaba hacia arriba y me molestaba mucho dentro del calzoncillo.
Era tan visible que pensé en taparme, pero sería peor.
Mica se quedó mirando unos escasos segundos fijamente a mi bulto, como otras veces. No sé
cómo explicarlo, pero tenía una mirada intimidante. No sé si por su extrema belleza, su
perfección, sus ojos, o lo que sea, pero cuando me miraba así me sentía muy nervioso y
excitado a la vez.
Salió de ese mini trance en el que estaba al quedarse mirando mi erección, y sin decir nada se
giró para conectar el secador y proceder a secarse el cabello. Buscó unos zapatos y tras estar
lista, me saludó normalmente para volver a sus obligaciones.
A pesar de estar un poco nervioso y avergonzado, tenerla así de parada en frente de ella ya se
estaba volviendo una situación cotidiana.
No supe a qué hora llegó a casa esa noche, era tarde y me quedé dormido. Me desperté a
primera hora de la mañana, serían más o menos las 5 o 6 pues podía ver el cielo que apenas se
aclaraba por la ventana y se escuchaba el canto de los pájaros. El estómago me crujía pidiendo
desayunar. Me levanté con cuidado, sujetándome de cualquier objeto para evitar golpes o
caídas… miré hacia la cama de arriba, pude ver a Micaela durmiendo, estaba de costado y
tapada con la sábana casi en su totalidad.
Me preparé algo abundante para desayunar, y también le dejé el café y las tostadas a mi
hermana para cuando se despertara. Me tomaba un montón de tiempo llevar a cabo cualquier
cotidianeidad debido a mi estado. Estuve estudiando y siguiendo con mi recuperación física
durante el día, aunque estaba ansioso por lo que pudiera pasar en la noche. A cada rato pensaba
en ella, en lo que había visto, en su perfecto cuerpo en ropa interior… no me podía sacar el
tema de la cabeza, con la esperanza de que se vuelva a repetir la escena del baño. Esta vez ni
siquiera intenté masturbarme porque esperaba que lo hiciera ella.
Se me hizo bastante largo y pesado el día, pero finalmente la hora señalada llegó.
¿Estás listo? ¿Vamos para la ducha?-Me preguntó Micaela sonriéndome. Lo tomé como un
buen indicio de lo que podría suceder en pocos minutos.
Ya de noche, entré primero al baño y me desvestí con cuidado hasta que vino mi hermana.
Abrimos la canilla y me metí debajo de la ducha, mi miembro en todo momento estuvo erecto,
Micaela no paraba de mirármela.
Sentía el ritmo sanguíneo bastante elevado, estaba muy nervioso pero expectante. Mi hermana
repitió la misma rutina. Primero el jabón por el pecho, el abdomen y la espalda… luego fue con
cuidado sobre mis muslos. Ya casi lo palpitaba y disfrutaba. Estaba seguro de que se vendría
otra masturbación encubierta de parte de ella. Mientras me pasaba el jabón por las piernas, mi
pija daba pequeños saltos de excitación que Mica miraba sin parar.
Mi hermana estaba casi pegada a mí, sentía su perfume embriagándome. Dirigió su mano hacia
arriba y me enjabonó los testículos, siguió y en un veloz movimiento me lo pasó por todo el
largo de mi duro miembro, por arriba y por abajo, esta vez no alcancé a sentir demasiado sus
dedos, retiró su mano de allí y tras dejar el jabón a un costado, me pidió que trate de
enjuagarme.
¿En serio? ¿Ya había terminado todo?
Traté de mantener las esperanzas e ilusiones, pero las señales no eran las que esperaba. Pude
enjuagarme por mi cuenta, pasando mi mano izquierda por mi cuerpo… para cuando ya estuve
listo, Micaela cerró el grifo y se procedió al secado habitual.
Ahora con un poco más de práctica me secaba un poco yo y las partes del cuerpo a las que no
llegaba, ella me ayudaba… con la ropa lo mismo, ya podía moverme un poco más y no tenía
tantos problemas como al principio. Luego de vestirme, mi erección comenzó a bajar de a poco,
ya avergonzado.
En ese momento me vine abajo mentalmente… estaba ya con el ánimo muy bajo. Micaela no
hizo mención a nada en especial durante todo el rato, sólo sus ya típicas miradas a mi pija
parada, pero no más que eso.
Cenamos, ella me hablaba como siempre, trataba de hacerme reír y de que me sienta bien, pero
yo estaba con la cabeza en otro lado. Estaba decepcionado conmigo mismo por haber pensado
de manera tan sucia en ella, que sólo buscaba ayudarme lo máximo posible en todo lo que
pudiera.
Me fui a la cama cabizbajo, avergonzado por dentro al haberme ilusionado con algo tan
indecente y obsceno con mi propia hermana mayor. Parece que al final me había hecho toda
una película que no era cierta, pero la culpa era ciento por ciento mía. Eso no se puede negar.
Toda la situación me había sobrepasado y me afectó.
Ya por la mañana siguiente, tras darle los buenos días a mi hermana, y luego de que se fuera al
trabajo, como me había despertado nuevamente con una erección ya a esa altura dolorosa y
molesta, me bajé el calzoncillo junto con el pantalón e intenté masturbarme, simplemente para
terminar con esa excitación casi permanente. Primero estuve un buen rato con una mano, al ver
que ya me dolía, proseguí con la otra, esta vez parece que lo podía lograr, estaba cerca del
orgasmo… pero al final tuve que desistir porque me iba a hacer daño. La pesadilla continuaba
pero al menos ahora estaba más cerca y pensaba que pronto o en un par de días como mucho
podría volver a masturbarme normalmente.
Traté de tranquilizarme, e intenté olvidar todo lo que había pasado con mi hermana, era hora de
buscar cosas nuevas para entretenerme.
Como la conexión a internet esa tarde estaba estable, estuve chateando por medio de redes
sociales con mi amigo, para mantener el contacto y que me cuente cómo son sus primeros días
en la universidad. Él también preguntaba por mi estado de salud y cómo me iba recuperando
poco a poco.
Al caer el sol, Micaela llegó a casa… nos saludamos normalmente y me preguntó lo que había
hecho durante el día, y yo hice lo mismo con ella. Nos quedamos hablando un rato, yo en la
cama y ella en la mesa merendando.
Bueno hermanito me voy a cambiar… tengo un calor insoportable.
Por más que no quisiera, de sólo escuchar eso ya sentí un escalofrío por el cuerpo. Me quedé en
mi posición y traté de no mirar. No quería mirar, porque sabía que me iba a calentar y prefería
olvidar todo esto. Simplemente me quedé mirando hacia arriba, con los brazos apoyados detrás
de la cabeza, mientras sólo escuchaba como mi hermana abría las puertas del armario.
Pasaban los segundos… y Micaela seguía allí… por el sonido de los botones, creo que se había
sacado el jean largo… me la estaba imaginando solamente y ya se me empezaba a poner dura.
Cuando no escuché más nada, miré de reojo para ver si ya había terminado de cambiarse, pero
con la muy mala suerte de que justo se volteó y me vió.
Inmediatamente volví a mi posición original, mirando al techo (a la cama de arriba, en realidad)
pero Micaela se dio cuenta.
No hace falta que mires para otro lado, tontito!-Me dijo mientras se reía divertida.
No tuve más remedio que girar mi vista. Que no se diga que no lo había intentado. ¡Que no se
diga que quise mirar a mi hermana mayor de manera obscena!
Apenas alcé la vista y le vi durante unos instantes la cola entangada, se estaba poniendo una
calza, vi como se la subió hasta llegar a sus caderas… le quedaba muy ajustada. Aunque con
esa enorme cola, era normal. Luego siguió con una remera sin mangas, cuando volvió a
mirarme.
Sin poder controlarlo, mi miembro ya estaba parado por completo. Ante el mínimo estímulo se
me paraba. Si bien tenía un pantalón corto además del calzoncillo, no quería que Mica note mi
erección, y me tapé un poco como pude con la sábana y llevando una mano a esa zona. Pero fue
peor.
Ay no me digas que… ¡otra vez!
Efectivamente, lo había notado. Nuevamente la vergüenza me invadió y la sensación de tener la
cara roja.
Se acercó hasta la cama al lado mío.
Tampoco es necesario que te tapes… ya te dije, soy tu hermana!
Bueno, es que todavía me da un poco de vergüenza…-Respondí como pude, retirando mi mano
de allí y dejando en evidencia la enorme erección que se notaba en mi pantalón.
¿Por qué se te pone así a cada rato?
Em… bueno… creo que… recién…-No quería decirlo, la miré y ella se dio cuenta.
Ay… no me digas… que se te puso así al mirarme?
Afirmé tímidamente moviendo la cabeza.
Ohh... me hubieras… avisado. Ya sabes que estoy acostumbrada a cambiarme delante de la
gente por mi trabajo… no sabía que se te podía parar… quiero decir, que se te podía poner
así… por ver a tu hermana.
Sí… supongo que no es muy normal que digamos, por eso me da tanta vergüenza, pero es mi
culpa. No quiero que te sientas mal ni nada por mí.
Es que como me dijiste que no te molestaba que me cambie acá… si querés a partir de ahora
me cambio en el baño, me llevo siempre la ropa y listo. Prefiero cambiarme acá por una
cuestión de comodidad, pero podemos arreglarlo.
No… no me molesta, de verdad. Sólo que… se me para al verte con poca ropa… me gustaría
que no fuera así, pero no puedo controlarlo, por lo que te dije el otro día en el baño…
¿Intentaste otra vez a…?-Me preguntó Micaela haciéndome el gesto de la paja con su mano.
Sí… varias veces… pero no pude.-Respondí agachando la cabeza avergonzado.
Nos quedamos unos segundos en silencio. Mi hermana se sentó en la cama al lado mío y
miraba sin parar mi erección.
…La tenés así desde hace dos días ya. Ayer en el baño también estabas así… ¿no te va a hacer
mal?
No sé… espero poder… ya sabes… masturbarme pronto. Pero se está convirtiendo en un
problema para mí.
Ay, me imagino! ¿No te molesta… ahí apretada? ¿Te duele?
Afirmé moviendo la cabeza, ya de tenerla parada me estaba doliendo bajo el pantalón.
Se hizo otro silencio incómodo, mi hermana se quedó pensativa hasta que volvió a hablar:
¿Sabés que siempre te quiero ayudar en todo lo que necesites, no?
…Sí…-Respondí dubitativamente, ya nervioso.
Bueno… si querés… te puedo “ayudar” como en el baño…
Me quedé callado y sorprendido por completo. No sabía qué decir. Había sido real lo ocurrido,
confirmado por ella.
No hace falta que digas nada, de verdad. Y tampoco que te pongas nervioso. No sería un
problema para mí… lo único que quiero es que estés lo mejor posible en este difícil momento.
Me miraba con esos ojazos y yo no podía articular palabras. Simplemente nos miramos y con
un gesto ella entendió que podía proceder.
A ver, dejame ver hermanito… que la tenés tan apretada que te debe estar doliendo un montón.
Ya no había vuelta atrás. Llevé una mano hacia allí, con los dedos estiré el elástico del pantalón
junto con el del calzoncillo un poco hacia abajo, cuando inmediatamente saltó como un resorte
hacia afuera mi pija.
¡Cómo creciste! No sabía que mi hermanito menor… la tiene tan grande!-Me dijo riéndose para
no hacerme sentir avergonzado.
Dirigió su mano izquierda para apoyarla en mis muslos, y la derecha hacia a mi miembro…
apoyó levemente sus dedos sobre la parte media de mi tronco.
Bueno… es verdad que ya tenés 18 años… pero igual. Está muy grande, ¿no te parece?
Creo que ya te das cuenta porque me cuesta tanto disimular cuando se me para en frente tuya,
¿no?
Sí, ya veo… por eso me sorprendo cuando te veo así… pienso “¿qué tendrá este chico ahí
adentro?”
Ambos nos reímos a carcajadas.
Pero si ya me la viste en el baño…
Sí… pero antes de eso hacía muchísimo tiempo que no te veía desnudo… por eso me sorprendí
cuando te la vi en el baño, y no te dije nada para tratar de no incomodarte o ponerte nervioso!
Fue moviendo sus dedos muy suavemente sobre mi piel, lo hacía sin tocarme fuerte o
apretando, sólo apoyaba la yema de sus dedos y me fue tirando la piel hacia abajo, mientras
salía a la luz mi glande, completamente húmedo por mi excitación.
Me estaba gustando demasiado, sentir los dedos de mi hermana en mi pija era sublime, no
podía creer lo excitante que era… Micaela no tendría mucho trabajo, iba a acabar pronto.
Ninguno decía nada… yo sólo miraba a mi hermana, miraba como abría sus labios concentrada
mientras me hacía la paja, sus delicados dedos ahora subieron bien hasta arriba, para bajar
nuevamente en un ir y venir muy lento, cada vez que subía se escuchaba el sonido del pliegue
de la piel del prepucio cubriendo el glande, y lo mismo cuando bajaba, al estar tan húmedo
generaba un leve sonido que era lo único que se escuchaba en la habitación.
Era demasiado caliente, cerré los ojos y le avisé de que estaba por terminar:
Mica…
Ella se dio cuenta y sentí que apretó un poquito más con sus dedos, como si supiera
exactamente lo que tenía que hacer. Con la otra mano me corrió el pantalón y el calzoncillo
hacia abajo para no mancharlos, movió sus dedos más rápido y solté un gemido cuando mi
cuerpo se puso muy tenso… de mi glande salieron los primeros chorros de semen, pero mi
hermana no se detuvo, me siguió pajeando mientras la leche se derramaba por mi pija hacia
abajo, volví a abrir los ojos y pude ver los dedos de Micaela llenos de semen aún
masturbándome. No pude evitar otro gemido mientras me seguía tocando durante unos
segundos después del orgasmo.
Se fue deteniendo lentamente… hasta que retiró sus dedos de mi pija. Estaba manchado con
semen en todo mi miembro, los huevos y un poco las piernas. Suspiré. Micaela agarró una
toalla vieja que había por ahí y con suma naturalidad me limpió toda la zona. Yo no podía casi
ni respirar. Había sido algo muy fuerte para mí.
¿Te sentís mejor? Espero que ahora no te moleste por un tiempo. Moví la cabeza diciendo que
sí. Aunque conociéndome, creo que el remedio será peor que la enfermedad. Voy a vivir
excitado pensando en Micaela y recordando cómo me hizo la paja.
Ella ahora se limpiaba los dedos que tenía enchastrados con semen… yo miraba atónito aún lo
que ocurría. No me lo creía. Cuando terminó, me dio un beso en la frente.
Bueno hermanito ya sabes que si te vuelve a pasar… no tengas miedo o vergüenza, y avísame
así te puedo “ayudar” en lo que necesites, si? Dale un beso a tu hermana.
Se acercó y le di un beso en la mejilla.
Como soy yo, de pensar y darle vueltas a todo, estuve el resto del día pensando y repasando en
mi mente lo que había ocurrido. ¿Cómo actúo ahora delante de ella? ¿O sigue todo normal?
Mi hermana tomaba todo con una naturalidad pasmosa, asique trataré de actuar de la misma
manera.
Supongo que esto lo hacía por querer ayudarme, pero me sentía un poco mal o culpable porque
yo pensaba en ella de manera sexual y obscena, quizás aprovechándome de la situación o de su
buena voluntad.
Pero me era imposible resistirme. Por más que fuera mi hermana… cómo resistirse a su cara
angelical, a su mirada penetrante, a su cuerpo infernal? Imposible. Micaela puede derretir a
cualquiera. Inclusive a su propio hermano menor.
En fin, las cosas siguieron en su curso normal. Había llegado el fin de semana, el sábado por la
noche yo ya estaba tirado en la cama gracias a mi complicada vida actual, en la que poco podía
hacer. Mi hermana se había bañado y se estaba preparando para salir. Se peinaba y arreglaba
como ella sabía, en frente del espejo a metros de mí.
Otra cosa que creo olvidé decir, es que Micaela hace un tiempo que rompió relación con quien
era su novio los últimos años… estuvo de bajo ánimo hace unos meses pero ahora la notaba ya
recuperada de la ruptura. No sabía si estaba saliendo con alguien nuevo, quiero decir… las
chicas como mi hermana siempre tienen a alguien alrededor o para elegir, pero al menos hasta
este momento no conocía a nadie oficial ni noté cosas raras.
Por eso aquella noche, como la vi arreglarse tanto, le pregunté con quién iba a salir. Se giró a
mí mientras se ponía una pulsera y me respondió:
Con mis amigas… ¿con quién más?
Bueno… es que pensé que... quizás…
No dije más nada cuando mi hermana ya me había entendido.
Ja, no hermanito… por ahora no.
Luego de que ella se fuera, la verdad es que no tenía mucho por hacer, por no decir nada.
Intenté dormirme pero no tenía demasiado sueño… me quedé dando vueltas en la cama.
Encendí la notebook, y me puse a estudiar y resolver cosas de la universidad un bendito sábado
a la noche.
Serían las 3 o 4 de la mañana cuando escuché la puerta principal abrirse. Dejé mis cosas a un
lado y saludé a Mica que había llegado a casa… se le notaba que había bebido porque estaba un
poco mareada.
Le pregunté qué habían hecho, a dónde habían ido y cosas así sólo para charlar antes de dormir.
¡No piensen mal, no la quería investigar!
Entre eso, nos quedamos hablando más tiempo… una cosa llevaba a la otra, y salió el tema de
su ex novio, me confesó que ahora se encontraba muy bien, feliz, y que por un tiempo no quería
volver a empezar una relación seria con una nueva persona.
Fue una de las pocas veces que habló del tema conmigo, quizás por estar algo desinhibida
debido al alcohol esa noche. Después de su ruptura, hablar de eso la incomodaba, y por más
que siempre tuvimos una relación muy unida, yo no me quería meter mucho, pero me
interesaba por ser mi hermana.
En fin, ya era bastante tarde cuando nos atacó el sueño, nos dimos un beso en la mejilla y al
final nos dormimos.
La siguiente escena fue algo que quedaría en mi memoria por mucho tiempo.
Aún estaba dormido, y me desperté porque escuché ruidos en la cama de arriba… seguramente
era mi hermana que ya se había despertado.
Por el sol que entraba por la ventana, supuse que era mediodía ya. Sin embargo, me quedé
acostado, ya que quería dormir un rato más. En ese momento, veo los pies de Micaela, que
empezaba a bajar los 3 escalones que separaban mi cama de la suya.
Fue bajando lentamente, primer escalón… ya le veía los muslos… se ve que estaba con poca
ropa. Apoyó el primer pie en el segundo escalón, pude ver que estaba en bombacha. Como yo
estaba debajo de ella, en ese pequeño instante en el que sus piernas se separaron un poquito
mientras bajaba las escaleras, mi posición me dejó ver su entrepierna de una manera muy clara.
Casi me da un ataque ahí mismo. Se le marcaban los labios de la concha en la bombachita
blanca que tenía puesta. Pero de una forma escandalosa. Podía advertirse que mi hermana tenía
los labios bien grandes y se notaba la rajita en el medio, marcándose todo en la tela.
Fue tan fuerte, evidente y morboso lo que había visto durante ese mínimo instante, que me dio
como un ‘shock’ en todo el cuerpo. Sentí el corazón a mil y se me paró la pija en pocos
segundos. Micaela terminó de bajar las escaleras, me miró –aún con cara de dormida- y se
percató de que yo la estaba mirando… no sólo mirando, sino que me quedé viéndole la conchita
marcada en la bombacha, estaba hipnotizado. Traté de esquivar la vista hacia otro lado, pero
fue demasiado tarde. Ya me había visto.
Ay, discúlpame hermanito… pensé que estabas durmiendo.
No pude responder nada porque no sabía qué decir. Estaba rojo de vergüenza. Mi hermana
estaba sólo en ropa interior, y si bien ya la había visto de esa forma en anteriores ocasiones,
esta vez fue demasiado evidente lo que había sucedido y ella se dio cuenta… por eso se
disculpó.
Se giró y fue caminando hacia el baño, dándome otra sublime visión, esta vez de su largo
cabello dorado sobre su espalda, su cola y sus piernas… no podía estar tan buena.
Pasaron un par de minutos en los que no sabía cómo reaccionar ante lo sucedido, quería
disculparme también ante ella por mis miradas obscenas, pero no sabía cómo decirlo, mientras
mi pija intentaba hacer estallar el calzoncillo estirándolo al máximo por su erección.
Cuando salió del baño, enseguida aproveché para hablarle:
Mica… no hace falta que te disculpes.
Mi hermana se acercó más a mí, y me sonrió.
Gracias. ¿No es para tanto, cierto?
Cierto.
Micaela llevó su mirada a mi entrepierna.
¿Ya se te paró por verme?-Me preguntó con una sonrisa.
…Sí-Respondí tímidamente tratando de esgrimir una leve sonrisa y contener los nervios.
Se sentó a mi lado en la cama, como en la anterior ocasión.
Creo que eso no se te va a bajar, ¿no? ¿Vos que decís?
No hacía falta que le diga nada. Era imposible que se me baje la erección después de verle los
enormes labios de la concha tan marcados en la bombacha. Me miró a los ojos y me preguntó:
¿Querés… que te “ayude”?
No abrí la boca, simplemente moví mi cabeza diciendo que sí, ya mi pija se movía sola de lo
caliente que estaba.
Delicadamente, Mica me bajó un poco el calzoncillo con sus manos.
Yo sólo me quedé mirando a mi hermana. ¿Me iba a pajear así? ¿En ropa interior? Ella se dio
cuenta de que le estaba mirando las tetas.
¿No te molesta que me quede así, no? Hace mucho calor.
Por supuesto, dije que no moviendo la cabeza. Allí estaba mi bellísima hermana, en corpiño y
bombacha haciéndome la paja.
Comenzó poniendo sus dedos sobre mi tronco, su primera acción fue bajar la piel hasta que mi
glande estuviera descubierto. Una vez que logró eso, con sus dedos subía y bajaba pajeándome
con lentitud.
Sos muy tímido… pero veo que saliste bastante pajerito, ¿no te parece?
Micaela definitivamente quería hacerme sufrir. Me puse muy serio y avergonzado, lo notó en
mi mirada.
Lo digo en broma, es para que te rías, tontito.
Traté de sonreír levemente.
¿O no tengo razón? Mirás a tu hermana y enseguida se te para.
Las cosas que me decía me calentaban más y más. Dejó de tocarme solamente con los dedos,
abrió la palma de su mano y la cerró alrededor de mi pija. Me miró con esos ojazos verdes
intimidantes, riéndose mientras me pajeaba ahora con su mano completa.
Ya no iba a aguantar mucho más, en los últimos compases antes de venirme, me quedé
mirándole las tetas a Micaela, cómo se las apretaba el corpiño… era un infierno de mujer.
Quería aguantar lo máximo posible para disfrutar más tiempo de su paja, pero era imposible.
Me hacía sufrir de tanta excitación. De repente sentí su mano apretando un poco más fuerte mi
pija, fue demasiado. Me puse tenso, me dolía todo el cuerpo pero no importaba, cerré los ojos y
con mis dedos agarré fuerte la sábana de la cama, al mismo tiempo que no pude evitar gemir
como nunca me había pasado.
¡OHHHHHHH!
La zorra de mi hermana me seguía apretando y pajeando mientras expulsaba una enorme
cantidad de semen, que bajaba y se escurría desde mi glande, pasando por la mano de Micaela,
mis huevos y piernas. Estaba todo transpirado y agitado tras el tremendo orgasmo que me había
sacado. Me quedé exhausto mirándola, ella siguió moviendo su mano hasta que salió la última
pequeña gotita de leche, y me apretó en la punta para que salga.
Retiró su mano de mi pija repleta de semen, y nos miramos unos segundos, ella me sonrió y yo
hice lo mismo.
Estaba todo enchastrado, su mano con la que me había pajeado, también.
Creo que no vamos a poder limpiar todo esto…-Dijo mi hermana mirándome.
Nos reímos con vergüenza los dos. Ella se limpió un poco la mano y se vistió… me dijo que
sería mejor que me pegue una ducha y así lo hicimos. Durante el baño no dijimos ni una
palabra sobre lo que había pasado, sólo algunas sonrisas cómplices por parte de ella.
Continuará
Poringa!
12










Verano inesperado con mi hermana prt #3


RelatosIgncov3 meses
Es cierto que a pesar de mi mala fortuna con el accidente que había sufrido, todas estas nuevas
experiencias que estaba viviendo con mi hermana mayor me tenían bastante contento.
Con el paso de los días me animaba a moverme y caminar por más tiempo, a veces con la
ayuda de Micaela, otras veces yo solo, pero veía muy buenos progresos. Si bien los dolores en
todo el cuerpo permanecían, todo parecía ir en la dirección correcta.
Luego de la escena en mi cama en la que Micaela me hizo una paja memorable, las miradas
entre ambos eran más frecuentes, y por más que no decíamos nada, era como que disfrutábamos
en secreto de las cosas prohibidas que hacíamos.
Ahora, cada vez que mi hermana se encontraba cerca, o cambiándose, estaba siempre nervioso
y a la expectativa de que pudiera suceder algo.
Pasé un nuevo día en el silencio de la casa, ese silencio ya agotador y desgastante, los días se
me hacían eternos, pero no había alternativas.
Miré por la ventana y se podía ver el cielo plomizo, bastante oscuro… hasta que comenzó a
llover con intensidad. Dejé la ventana abierta para que entre algo de aire fresco, luego de tantos
días calurosos, era bienvenida la lluvia.
Llovió toda la tarde, era casi de noche cuando mi hermana llegó a casa. Se acercó hasta la cama
a saludarme, estaba toda mojada por la lluvia.
Ay, me agarró el agua hermanito, estoy hecha un desastre!
Tenía el cabello bastante húmedo, y toda la ropa empapada.
No es para tanto… además, si vos sos un desastre… ¿qué queda para las demás chicas?-Dije
haciendo alusión a su indescriptible belleza.
Ohh, que tierno.-Me respondió sonriendo.
Mi hermana se colocó frente al espejo, y en mi interior ya sabía lo que se venía. Me mantuve
expectante, mirándola desde la cama.
Primero se quitó los zapatos, dejándolos tirados a un costado. Se sacó la remera que tenía, toda
mojada por la lluvia, igual que el jean. Desabrochó sus botones, y comenzó a bajárselo… yo
mientras tanto no me quería perder detalles. Se sacó por completo el jean mientras levantaba
primero una pierna, y luego la otra para quitárselo… desde ahí podía verle la cola, las piernas,
casi todo.
La verdad es que ya estaba un poco excitado viéndola así, para qué mentir… mi hermana tenía
un conjunto de ropa interior combinado, de color rosa, o fucsia más bien… me seguía
sorprendiendo todo, cómo el corpiño le apretaba y destacaba sus tetas, cómo usaba bombachitas
tan ajustadas que se le metían en la cola y me dejaban ver esos enormes y redondos cachetes al
descubierto…
Casi que no me había dado cuenta, y ya estaba con la pija parada otra vez.
De pronto, Micaela se acerca hacia la cama, pero se dirige al cajón en donde guarda su ropa
interior. Nos miramos… y ella alzó la vista para verme la erección fugazmente. Luego se giró y
se agachó ligeramente para abrir el cajón de sus bombachas… estaba al lado mío, no podía
perder esta oportunidad de mirarla.
Me regaló una visión sublime de sus piernas, de su cola… al haberse inclinado un poco, la
bombacha rosa que tenía puesta se le clavó aún más entre sus firmes cachetes, le cubría la raya
y nada más. Lo que debe ser meterla ahí, pensé.
Cuando se dio la vuelta ya con las prendas que había elegido… me volvió a mirar la erección
bajo mi pantalón. Rogaba porque me haga otra paja como ella sabe hacer.
Yo no me animaba a decirle nada, ya les comenté que soy bastante tímido, por eso siempre
esperaba a que fuera Mica la que me diga algo o tomara la iniciativa, cuando por fin sucedió:
¿Otra vez necesitas… mi ayuda?-Me preguntó sonriendo.
Esa era la excusa de ella para poder pajearme, para poder seguir con toda esta morbosidad
prohibida del incesto. A esa altura estaba bastante seguro de que le gustaba hacerme la paja, y
que no lo hacía “sólo por mí y mi bienestar”. Yo simplemente la tenía que tener parada para
que ella me diga algo y le den ganas de pajearme.
No alcancé a responderle, que ella misma se sentó en mi cama, al lado mío, y dejó la ropa que
había escogido a un costado por un momento.
Me bajó el pantalón junto con el calzoncillo como otras veces, mientras me miraba con esos
ojos verdes, como disfrutando de la travesura que estaba por hacer.
Se acercó un poco a mi pija, y con su mano derecha envolviendo mi tronco, comenzó a
masturbarme. Esta vez movía de manera más enérgica su mano y su brazo… le gustaba
tocarme la punta, en la zona del glande, se centraba en esa parte mientras salían las primeras
gotitas de líquido pre seminal de mi pija.
Mi hermana me pasaba uno de sus dedos por la punta, para llevar esa humedad que me iba
saliendo, hacia el resto del glande, y poder así humedecer más la zona…
Como estaba moviendo el brazo de manera más rápida, debido al movimiento noté que la tira
del corpiño se le estaba bajando del hombro… me quedé atento mirando eso, hasta que se le
bajó un poco más, y la tira ya estaba suelta en su brazo derecho.
Micaela me estaba pajeando demasiado rápido, ya se escuchaba otra vez el ruido causado por la
humedad de la piel de mi prepucio al subir y bajar del glande. Mi hermana parecía no darse
cuenta, pero la tira del corpiño se le bajó bastante, a tal punto que una de sus tetas estaba por
salirse.
Tendría que aguantar un poco más, cerré los ojos un momento para concentrarme en no
acabar… deseaba por favor que siguiera moviendo el brazo así, porque se le estaba por bajar el
corpiño.
Cuando volví a abrir los ojos, miré otra vez a sus pechos… mi hermana seguía pajeándome
intensamente, hasta que finalmente una parte del corpiño se le deslizó otro poco hacia abajo.
¡Se le veía el pezón, por dios!
Ohhhhhhhhhhhhhh.
No pude evitar gemir, le vi el pezón a mi hermana mientras me pajeaba, la sangre me corría al
máximo por el cuerpo.
Al escuchar mi tremendo gemido, Mica alzó su vista y me miró… notó que le estaba mirando
las tetas de forma descarada, dirigió su mirada hacia abajo para mirarse ella misma, y se dio
cuenta de que tenía un pezón afuera del corpiño.
Ay hermanito… me hubieras avisado que tengo una teta afuera…
No sabía qué decir, miré para otro lado avergonzado. Micaela me volvió a mirar y me sonrió a
la vez que me dijo:
Yo creo que no me dijiste nada porque te gusta mirarme, ¿o no?
Le devolví la sonrisa diciéndole que sí.
No tengas vergüenza… podes mirar, no me molesta.
Traté de volver a mirarle las tetas, era tanta la excitación y la calentura que me provocaba la
diosa de mi hermana, que aguantar el orgasmo era un suplicio. Pensé que se iba a acomodar el
corpiño, pero ante mi completo asombro, no lo hizo… dejó esa teta al aire para que yo se la vea
mientras me pajeaba!
No podía dejar de mirarle el pezón, era tan perfecto, bien redondito, de un color rosa fuerte.
Cómo podía tener semejantes tetas…
Por un momento, bajó el ritmo de la paja, ahora me tocaba la pija de manera más lenta. Se
inclinó un poco hacía mí y me habló en voz baja, casi susurrando:
¿Te gusta mirarme, pervertido?
Me miraba a los ojos para hablarme, mientras me seguía pajeando. Le tuve que decir que sí.
¿Se te para la pija al mirarme, no? Estás muy pajero.
Gemí al escuchar eso, ya estaba por acabar, me hablaba con un tono muy suave y sensual, me
quería calentar aún más diciendo esas palabras, estaba al límite ya. Para colmo seguía con la
teta al aire.
¿Querés que te cuente un secreto?-Me preguntó mientras me apretaba más fuerte la pija.
La miré con cara de sufrimiento, me tenía demasiado excitado. Le respondí afirmativamente.
Pero tiene que quedar entre nosotros… ¿me lo prometés?
Moví la cabeza asintiendo. Estaba muy intrigado por lo que me fuera a contar.
Me gusta mucho que me mires… y ver como se te para… es más… cuando me voy a
cambiar… dejo la bombacha mojada.
Ohhhhhhhhhhhh.
Escuché eso de la boca de mi hermana y no lo soporté más, me vine irremediablemente.
Micaela esta vez dejó su mano quieta apretando el tronco de mi pija, mientras estaba
concentrada en ver cómo me salía toda la leche.
Si ella se calentaba tanto como yo, no me quería ni imaginar las pajas que se debía hacer en el
baño cuando estaba sola.
Suspiré aliviado después de la tortura a la que me había sometido la zorrita caliente de mi
hermana.
El semen estaba por todos lados, con sus tremendas pajas me hacía brotar enormes cantidades.
Nos miramos por un momento… estábamos los dos con la cara colorada. Micaela soltó mi
miembro que ahora comenzaba a bajarse, con la mano repleta de mi semen caliente.
Miró para todos lados buscando algo para limpiarme, pero no encontró nada, ni una toalla.
Ay, ¿con qué te limpio todo esto?
Se quedó mirándome pensativa… y esbozó una sonrisa.
Ya sé, Mirá para otro lado hermanito.
¿Qué?-Le pregunté porque no sabía a lo que se refería.
Eso… cerrá los ojos un ratito, hasta que yo te diga.
Está bien.
Lo hice, cerré los ojos un par de segundos… escuché que Micaela se había bajado de la cama,
hasta que me dijo que los podía abrir ya. Una vez que lo hice… me sorprendió mucho lo que vi.
Se había arrodillado en el suelo, al lado de la cama… y tenía su bombacha en la mano, la que
traía puesta!
Ante mi asombro, la llevó hasta mi entrepierna y me pasó esa bombachita rosa por toda la pija,
alrededor, abajo, arriba… me la pasó bien por la punta, y hasta por los huevos, asegurándose de
limpiar todo el semen derramado.
¿Qué? No te rías tontito, es lo único que se me ocurrió.
Los dos nos reíamos… a todo esto, ella seguía con el pezón descubierto, cuando prosiguió
ahora a limpiarse los restos de semen de su mano con la bombacha.
Si continuaba con esto, creo que me iba a calentar otra vez. Mi hermana estaba sin bombacha a
metros de mí, no le podía ver nada porque se había bajado de la cama, y al estar arrodillada en
el suelo, no podía ver sus piernas… y ni me quería imaginar lo que debía ser verle la concha.
Una vez que terminó de limpiar todo… me mostró la bombacha, la tela había quedado llena de
leche. Nos reímos al mismo tiempo por su ocurrencia.
Ahora volvetela a poner.-Le dije en broma.
¡Ay, no seas asqueroso! Cerrá los ojos que me voy a levantar para ir al baño.
¿Estás segura?... ¿Cómo sabés si voy a cerrar los ojos… o voy a estar espiando un poquito?
¡Me querés ver desnuda, pervertido! Entonces date vuelta o algo.
No… te vas a tener que poner la bombacha sucia para que no te vea desnuda.
Yo lo seguía diciendo en broma… ¡pero la calentona de mi hermana lo iba a hacer! - Ay…
Mirá la chanchada que me haces hacer hermanito!
Se acomodó un poco mejor, y sin que yo pudiera ver, se fue poniendo la bombacha, subiéndola
por sus piernas hasta sus caderas. Se acomodó el corpiño y se puso de pie.
No pensé que lo haría de verdad. A pesar del reciente orgasmo, ya se me estaba por parar otra
vez la pija… ahora podía ver a mi hermana con la bombacha rosa repleta de leche, estaba toda
manchada. De solo pensar en que mi semen estaría tocando y ensuciando su concha… me
volvía a calentar.
Yo sólo miraba atentamente, cada segundo que ella me regalaba en estas situaciones era
especial. Micaela me habló:
Bueno… suficiente por hoy, ¿no te parece? Me voy a bañar… estoy toda sucia.
Tras decir eso, se dio vuelta y caminó hacia el baño, dejándome ver como movía las piernas a
cada paso, y la bombachita rosa llena de semen metida en su enorme cola.
Estaba descubriendo que mi hermana, además de estar buenísima, era una putita caliente, y
encima morbosa.
Aquella escena terminó, pero las horas pasaron, y si bien trataba de controlarme, me la pasaba
constantemente pensando en todas estas situaciones con mi hermana mayor.
Ya que ella me confesara que se calienta cuando la miro, era un gran paso adelante para mi
confianza.
Unos días transcurrieron de manera normal, es decir, sin que nuevas situaciones íntimas
ocurriesen. Mica estaba más pendiente de su trabajo y más tiempo fuera de casa porque tenía
que hacer varias sesiones nuevas de fotos.
Uno de esos días en particular, estaba yo sólo en casa ya, en mi cama durante la tarde, un poco
aburrido y con muchas ganas de volver a disfrutar de las pajas de Micaela… todavía no podía
creer que le había visto una teta… mejor dicho, ella me había dejado vérsela. Volvía a
imaginarme todo, su cuerpo, su cara, sus labios, su mano masturbándome, su mirada cuando me
saca la leche, su cola entangada… trataba de imaginarme su conchita mojando la bombacha
como ella me dijo. Se me paraba la pija todo el tiempo.
Estaba obsesionado con ella. No era para menos. Estaba teniendo muchísima suerte de disfrutar
de una chica tan linda y caliente de manera íntima… que fuera mi propia hermana mayor sólo
le agregaba más morbo en lo prohibido del asunto. Me sentía mal a veces por eso, pero no
podía resistirme.
Me levanté con cuidado de la cama y fui hasta un mueble que estaba cerca de la puerta
principal de la casa, donde guardábamos cosas como revistas, libros, etc. Busqué una de las
tantas revistas en donde mi hermana salía. Ella las coleccionaba allí. Para ser sinceros, quería
encontrar una en la que Mica salía en ropa interior. Por suerte, la localicé y me la llevé a la
cama para volver a acostarme y ver la revista.
Parecía ser una edición especial de un catálogo de ropa interior… no es que yo me interesara
demasiado en esas cosas, pero con una hermana modelo, uno termina aprendiendo definiciones
y conociendo ese mundo.
Las fotos no eran sugerentes o comprometedoras, pero mi hermana es tan linda, que te deja
pensando en cosas sucias en vez de detenerte a mirar la ropa.
Salía en varias páginas, junto a otras chicas. Ropa interior de todo tipo, colores y diseños… lo
que sí creí notar, es que a Micaela la aprovechaban para mostrar la parte de atrás de las prendas,
porque era casi la única que salía de espaldas. No eran tontos los productores, mostrando sus
tangas en la perfecta cola de mi hermana.
Me masturbé durante unos minutos viendo todo eso, luego de varias semanas podía mover
mucho mejor mis manos y dedos, pero el dolor persistía aún. Cada tanto me detenía, esperaba,
y volvía a tocarme.
Estaba concentrado en esa tarea, cuando escuché a Mica llegar a casa. Me subí el calzoncillo
solamente, aunque se notaba perfectamente la erección. No me dio tiempo a esconder la revista,
pero pensé que con todo lo que había sucedido entre ambos, no sería un problema que me viera.
Simplemente la dejé en la mesita de luz.
Tras saludarme, y mirarme con una de sus miradas particulares por mi erección a la vista, se
dispuso a sacarse la ropa que tenía puesta para cambiarse. Había traído una bolsa con diferentes
prendas de vestir que tenía que probarse.
Mirá toda la ropa que me dieron para que me pruebe… -Me dijo mientras me mostraba el
interior de la bolsa.
¿Para qué?-Pregunté extrañado.
Son diferentes prendas con las que mañana tengo que hacer fotos… para agilizar tiempo tengo
que descartar las que no me van, la ropa que no es de mi talle. ¿Me ayudás?
…¿Cómo?
Dándome tu opinión, no pongas esa cara que no es nada difícil!
No entendía muy bien todavía a lo que se refería, pero bueno. Frente al espejo, como siempre,
se quitó todo excepto la ropa interior. Desde luego, aproveché la oportunidad para mirarla.
Comenzó poniéndose una camisa, me preguntó cómo le quedaba y yo le daba mi punto de
vista. De todas maneras era un poco absurdo, por más que le dijera que le quedaba un poco
grande, ella volvía a mirarse al espejo y sacaba sus propias conclusiones.
Siguió probándose prendas de este tipo, luego continuó con otras como calzas, chupines, y
cosas así de las que algunas yo no conocía el nombre. Lo mejor de todo era verla cambiándose
en frente mío y poder mirarla en ropa interior como ya me había acostumbrado. Eso me tenía
expectante, y si bien intentaba concentrarme lo máximo posible en sus preguntas, no podía
obviar la calentura que me generaba por exponerse de esa manera.
En una de esas, se pone una calza de estilo deportiva, con tela fina, y cuando se la subió por
completo, se le marcaba absolutamente todo.
Ay, esta me queda muy ajustada, ¿no te parece?
Mmm… yo creo que te queda muy bien…-Le dije eso porque le quedaba increíblemente bien,
pero es verdad que estaba muy ajustada. Se le marcaba mucho la cola y las piernas, quizás
demasiado evidente.
No sé, la siento bastante apretada.
Se dio la vuelta para mirarse en el espejo cómo le quedaba la parte de atrás.
Aparte se me nota la bombacha abajo.
Se la sacó, ver el momento en que la calza bajaba y quedaba a la vista su enorme cola…
Por el amor de dios. Poder ver eso era un privilegio. Y ahora creo que se venía el turno de
probarse la ropa interior. Rogaba porque así fuera.
Primero vino hasta el mueble que estaba al lado de la cama, y tras acomodar algunas cosas, vio
la revista allí en la mesita.
¿Qué andabas haciendo con esa revista?-Me preguntó riéndose mientras regresaba al espejo.
…Nada…-Alcancé a responder con cierta timidez.
¿Seguro? Yo creo que la estabas mirando… y se te paró por verme en esa revista, ¿o no?
Alzó la vista hacia mí, y le respondí que sí moviendo la cabeza.
¿No preferís una imagen real?-Me preguntó mirando su propio cuerpo.
No dije nada, pero era obvio. Estaba atento a lo que podía suceder. Ya tenía la pija muy dura
bajo el calzoncillo, y ella lo sabía perfectamente. Era una diosa de la sensualidad.
Ahora voy a continuar con la ropa interior hermanito… ¿te animás a darme tu opinión?
Volví a mover la cabeza asintiendo, esta chica me iba a causar un infarto. Me alegré muchísimo
internamente cuando me dijo eso.
Bueno… mirá para otro lado que me tengo que desnudar. ¡No hagas trampa!
Le hice caso, esta vez no era para bromear. Me giré hacia el costado donde estaba la pared, y
además cerré los ojos. Una vez que mi hermana se había cambiado de ropa interior, me avisó de
que ya podía mirar.
El primer conjunto constaba de un corpiño con encajes y alguna que otra transparencia menor,
lo mismo que la parte de abajo. Era de color negro. Micaela se miró en el espejo, y luego me
preguntó:
¿Te gusta cómo me queda?
Yo no sabía a dónde mirar, si a las tetas, a la entrepierna, lo que podía ver de su espalda y su
cola… era casi imposible que algo no le quedara bien. Le dije que sí y creo que ella estaba
conforme con ese conjunto.
Luego prosiguió con los demás… había prendas de diferentes colores, estilos y diseños, ante
ese desfile en mi casa yo ya estaba más que caliente, ella se daba cuenta pero me hacía todo
esto a propósito.
Sacó de la bolsa el último conjunto de ropa interior que debía probarse. Tras decirme que me
diera vuelta y cierre los ojos, se puso ambas prendas y volví a mirar.
Esta vez era un conjunto de color blanco, con un diseño más bien simple. Tenía corazoncitos de
color violeta como detalle. Lo primero que noté, era que el corpiño le apretaba un poco las
tetas, claro que se veía tremendamente sensual.
Mi hermana se miró al espejo y habló:
Mmm… creo que este no es mi talle… la bombacha me queda chica y muy ajustada. ¿Vos que
pensás?
Se giró un poco para mostrarme, poniéndose de frente a mí. Le miré esa zona con algo de
vergüenza.
Es verdad que se notaba demasiado que le quedaba ceñida, otra vez se le notaban los labios de
la concha marcadísimos en la bombacha, no podía aguantarme al ver eso, la pija me dio un par
de saltos propios de la tremenda excitación que me generaba.
Ya estaba obsesionado con poder verle la concha, se le notaba que la tenía bien grande, o los
labios gruesos, me enloquecía verle eso. En la tela se marcaba al detalle los labios grandes y la
rajita en el medio, yo simplemente me quedé atento viéndola.
Sí… te queda un poco ajustada.-Alcancé a decir sin dejar de mirarle la vagina.
¿Y atrás? ¿Se me ve mucho? Siento que me aprieta bastante.
Mi hermana se dio vuelta y se puso de espaldas a mí, directamente para mostrarme su tremenda
cola.
No pude soportar más y tuve que sacarme el calzoncillo, esto era demasiado. La bombachita se
le metía tanto entre los cachetes que no le tapaba casi nada, era como una tanga, pero se notaba
que no le entraba en esa enorme cola.
Mientras se la miraba, me toqué la pija pajeándome muy despacio, tenía el glande
completamente húmedo.
Era una bendición que Micaela me muestre la cola de esta manera, pero un sufrimiento al
mismo tiempo. Me daban ganas de cogerla. Seguí mirando, me hubiera encantado que se
incline un poco para tratar de verle la conchita marcada debajo de la cola, pero no pudo ser.
Si… te queda bastante chica, no te tapa casi nada…
Apenas dije eso, mi hermana volvió a girarse… se iba a mirar al espejo nuevamente, pero se
quedó sorprendida al ver mi pija ya descubierta, completamente parada y húmeda.
Sin sacarse ese conjunto de ropa interior, se dispuso a acomodar la ropa que se había probado…
una vez que terminó, cuando pasó al lado mío, sin mediar palabras, se sentó en la cama para
darme “mi tratamiento.”
Lo diferente de esta ocasión, es que comenzó llevando una mano a su cara, y con la sensualidad
que la caracteriza, lamió con su lengua la punta de sus dedos, para luego ponerla sobre mi pija
y masturbarme.
Así se desliza mejor. Me dijo tras sonreírme. ¿Me daba clases de sexo? Agradecí interiormente
mientras ya sentía los dedos de Micaela deslizarse de forma muy excitante sobre mi glande y
mi tronco, esto era nuevo para mí…

¿Te gusta que te haga la paja?


Me preguntó así sin más, mirándome con sus ojazos. Era la primera vez que lo decía
abiertamente, y lo hacía para encenderme. Mi hermana era tan morbosa que me hablaba de
forma sucia para calentarme. Le daba igual que sea su hermano menor.
Obviamente, alcancé a decirle que sí en voz baja. No me animaba a más, porque evidentemente
quería decirle que me encantaba, que era en lo único que pensaba durante todo el día.
Mientras me pajeaba a un ritmo lento, ya estaba la zona un poco seca, cuando se acercó hacia
mi pija, y juntando los labios, dejó caer un poco de saliva sobre la punta de mi glande.
Ohhhhhhhhhh.-No pude aguantar el gemido al verla haciendo eso.
Su saliva embardunó toda mi pija por completo, y ahora me pajeaba con toda su mano
alrededor de mi tronco, se escuchaba el ruido de la paja, subiendo y bajando con su mano,
repleta de humedad, deslizándose por completo… y yo aguantando como podía, con cara de
sufrimiento.
Bajó el ritmo de la paja, tocándome con los dedos, y me miró para hacerme una pregunta.
¿Qué te calienta de mí cuando me ves cambiándome?
Mi hermana y sus preguntas… en ese momento estaba demasiado concentrado en no acabar,
mientras sus delicados dedos llenos de saliva me tocaban la pija.
Dale… respóndeme, no tengas vergüenza hermanito.
Me intimidaba mucho con esa mirada penetrante, con mi timidez no me animaba a decirle a mi
hermana mayor que me calentaba absolutamente todo de ella, sus ojos, sus labios, sus tetas, su
espalda, su cola, sus piernas… todavía me avergonzaba bastante decirle cosas subidas de tono.
Mi enyesado brazo izquierdo estaba muy cerca de sus piernas, al estar ella sentada en la cama a
mi lado… iba a responder finalmente a su pregunta, cuando de pronto Micaela retira su mano
de mi pija, y la lleva hacia la mía, me hace levantar mi mano izquierda y la apoya encima de
uno de sus muslos.
Bueno… si te da tanta vergüenza… tócame con la mano las partes que te gustan de mi
cuerpo… ¿así te es más fácil?
Al principio pensé que era una broma… ¡pero lo decía de verdad! ¡¿Que la toque?! Traté de
contenerme y ni me inmuté exteriormente, pero estaba muy nervioso ya. No sé hasta dónde iba
a llegar esto, o si mi hermana simplemente estaba jugando conmigo.
Puf. Ahora con mi mano sobre una de sus rodillas, la moví un poco hacia arriba, muy
lentamente, mirándola a ella por si me decía algo y tuviera que detenerme… pero sólo me
sonreía para animarme.
Con mis dedos y lo poco de mi mano que quedaba sin yeso, le estaba tocando la parte de arriba
del muslo… su piel era muy suave, estaba calentita.
Me detuve a medio muslo, no quería subir más con mi mano porque Micaela estaba en ropa
interior, pensé que sería desubicado si la seguía subiendo.
¿Te gustan mis piernas?-Me preguntó.
Le dije que sí con la cabeza, y la miré… no sabía si animarme, pero lo hice… levanté mi mano
y la apoyé en su espalda. La moví hasta llegar arriba, pasando el cabello y sin querer la tira del
corpiño. Como tenía vía libre, la pasé por uno de sus hombros, y bajé un poquito… mi hermana
ya no me pajeaba, se acercó y derramó saliva sobre mis huevos, para luego tocármelos, me los
apretaba….
Yo bajé con mis dedos hasta llegar ya a sus pechos… muy despacio, los fui bajando hasta que
ya le estaba tocando una teta… Mica no me dijo nada, continué un poco más hasta que con la
mano entera se la estaba tocando, por encima del corpiño. Se sentía muy firme y pesada, se me
hacía bastante extraño… además el corpiño le estaba apretando demasiado las tetas, casi que
podía sentir su pezón debajo. Era increíble.
Estaba embobado con eso, cuando otra pregunta me sacó del trance:
¿Te calienta verme las tetas… no? ¿Qué más?
La calentona de mi hermana sabía que si me seguía pajeando mientras la tocara, no iba a durar
ni tres segundos. Por eso simplemente me tocaba las bolas, a veces me las agarraba y apretaba,
mientras me miraba a los ojos y me hacía esas preguntas en un tono muy sensual y provocador.
Le di un ligero apretón a una de sus tetas, estaba tremenda. Todavía no me podía creer lo que
estaba pasando. Bajé un poco hacia su abdomen, me quedé ahí unos segundos, sin saber si
continuar o no, si animarme a más… y me dije a mí mismo que tenía que aprovechar esta
situación… no todos los días podría tocar a una chica, y que encima estuviera buenísima como
mi hermana. Era como un sueño.
Me arriesgué y pasé mi mano desde su abdomen hacia atrás, otra vez a su espalda… pero en
esta ocasión fui para abajo, hasta llegar al elástico de su bombacha.
Como mi hermana estaba sentada, no podía bajar más de ahí con mi mano, pero era para
hacerle saber que me calentaba mucho su cola… Micaela me miró y se mordió los labios,
sonriéndome.
Movió sus piernas y se arrodilló en la cama, se acercó un poco más a mi posición… mi mano
seguía ahí, ella con sus miradas me incitaba a que la baje, a que le toque la cola bien tocada.
Esto era mucho más de lo que pudiera imaginar, tener a mi hermosa hermana mayor arrodillada
en mi cama, en ropa interior, dejándome que le toque la cola… fui bajando pausadamente mis
dedos y mi mano… lo primero que sentí fue la tela de la bombacha, Micaela se mordía los
labios cuando bajé un poco más, hasta sentirle los cachetes de la cola.
La piel en esa zona estaba demasiado suave, era muy excitante, estaba calentita… abrí bien la
mano y le apoyé la palma abierta sobre su raya, tocando ambas nalgas, y la bombacha metida
en el medio. Le sentía la cola muy firme, redonda, perfecta… tocar a otra chica normal después
de esto iba a ser un bajón muy grande.
¿Te gusta verle la cola a tu hermana?
Suspiré, Micaela me preguntó eso y me tocó la pija, casi me vengo, ella notó mi cara de
sufrimiento por soportar el orgasmo, cuando siguió con sus preguntas para calentarme:
Dale… respóndeme pervertido.
Sí…
Sí ¿qué?
¡Sí… me gusta mucho verte la cola Mica!
Se lo dije como me salió, noté que mi hermana gimió, apreté mi mano en su cola para sentirla
bien, se la pasé por todo el cachete para manosearla toda, ella no me decía nada, cerró los ojos
y gemía levemente. Aproveché para tocarle bien la cola, le pasaba toda la mano por sus
enormes nalgas y metía mis dedos en su raya, tocándole la bombacha que la tenía bien clavada.
Estaba tan caliente, su piel, ella, yo, que estábamos por cometer una locura, pero no importaba.
Esto era sublime.
Sólo puedo decir que le pasé mis dedos bien pasados por toda la raya, se los debí haber pasado
por encima del agujerito de la cola, pero no lo podía notar por la tela de la bombacha que le
cubría esa zona. Demasiado morboso y prohibido, sólo me envalentonaba más y más, y parecía
que a ella también, hasta que recuperó la cordura.
Se movió un poco y se puso bien de frente a mí, aún arrodillada en la cama con las piernas
ligeramente separadas, mostrándome los labios de la concha bien marcados en esa bombacha
blanca con corazoncitos violetas.
Yo aún tenía mi mano sobre ella, aunque ahora sobre el costado de su cola, en su muslo…
¿Y qué más te gusta verme?-Me preguntó, mirándose ella misma a su entrepierna.
Si bien estaba demasiado caliente, como nunca en mi vida para decir verdad, y bastante lanzado
para lo que soy yo, ante una oportunidad única… esto quizás era ir demasiado lejos… tocarle la
concha a mi hermana mayor era algo muy fuerte. ¡Por dios, no me animaba!
Estuve titubeando, cuando ella con sus ojazos verdes clavados en mí, me animó a que la toque.
No daba más ya, Micaela me derretía con sus encantos. Me animé de a poco, acerqué mi mano
y la fui moviendo sobre su piel, tocándole las partes internas de sus muslos, mis dedos estaban
extremadamente cerca de su conchita. Más me acercaba a esa zona, más caliente sentía su piel.
Mi pija estaba al borde de explotar, apuntando al techo… Micaela no me la tocaba porque si me
ponía un dedo encima, tendría el orgasmo al instante.
La miré a la cara y ella se volvía a morder los labios, tenía las mejillas un poco rojizas. Subí
otro poquito más, y mis dedos de los costados tocaban levemente sus muslos, mientras que con
el dedo del medio hice contacto con la tela de la bombacha.
No puedo explicar tanta adrenalina y excitación, estaba por venirme sin siquiera tocarme, esto
sobrepasaba todo… apoyé un poco más mi dedo sobre esa bombacha abultada, se sentía muy
suave… lo hundí otro poco y ya le sentí bien los labios de la concha. Se notaba que eran
gruesos. La tela estaba húmeda, apoyé el resto de los dedos sobre toda la concha y a mi
hermana se le escapó un gemido que no pudo contener.
Ahhhhh…! ¿Te gusta mirarme ahí, no?
No me animaba a responderle, moví mis dedos y se los pasé desde atrás hacia delante a lo largo
de sus labios, tocándole toda la vagina sobre la tela. Podía sentir su rajita en el medio, y el
clítoris un poco hinchado, todo se le marcaba.
¡Dale… confesalo cochino! ¿Te gusta mirarme la concha?
Mi hermana estaba muy puta ya, cuando escuché que dijo esa palabra tuve que suspirar y
gemir, estaba muy al límite. Contesté entre gemidos:
…No me puedo aguantar Mica… es que se te marca mucho en la bombacha…
Mmm… pero qué hermanito tan pajero tengo… ¿nunca le viste la concha a una chica?
Moví mi cabeza diciéndole que no. Micaela me miró a los ojos y puso cara de apenada.
Oh… ¿Te gustaría… ver la mía?
¡¿Qué?! Puse cara de sorpresa ante ella, y le pregunté como pude:
¿Co... cómo?
Eso… ya que nunca se la viste a una chica… ¿te gustaría que me baje un poquito la
bombacha… y te muestre mi concha?
Mi cara de asombro aumentó… no sabía qué decir ni cómo… solo me limite a decirle un
escueto “sí”, temblando por dentro, y por fuera también.
Retiré apenas mi mano de su entrepierna, sólo la bajé un poco, para que ella pudiera bajarse la
bombacha. Allí estaba mi tremenda hermana mayor, arrodillada en mi cama y a punto de
mostrarme su conchita. Si todo esto era un sueño, no quería despertarme nunca.
Observé atentamente este momento que me quedaría grabado a fuego en la memoria… Mica
agarró el elástico de su bombacha con ambas manos, y fue tirando hacia abajo… lo hacía
lento… bajaba de a poco, se le veía el pubis, completamente depilado… aún más abajo…
más… mi hermana me miraba con la boca abierta, mordiéndose los labios, la notaba
completamente excitada.
Ay, mojé toda la bombachita.-Dijo Micaela sonriéndome mientras se la seguía bajando.
Lo había notado cuando la toqué, la muy zorra estaba toda mojadita, pude ver la mancha de
humedad que le había dejado en el interior de la bombacha.
Lo primero que le vi fue el clítoris, hinchadísimo… bajó un poquito más… hasta que por fin
todo quedó a la vista. Los labios estaban muy rosados, tenían un color rosa intenso… y eran
bastante gruesos, grandes. Meter esa concha en la bombacha no era tan fácil, con razón se le re
marcaba siempre. En ese momento tenía los labios cerrados, juntos… pero se notaba que de la
rajita en el medio le salía un líquido medio blanco o transparente. Le estaba viendo la concha
mojada a la diosa de mi hermana… era tremendamente caliente y morboso. Insuperable.
¿Y… te gusta?
Me preguntó mirándome con su cara angelical… yo no podía mirar otra cosa más que su
entrepierna, le respondí que sí moviendo la cabeza. ¿Si me gustaba? Por dios. Mi hermana tenía
una concha divina. Y me la estaba mostrando. Estábamos cruzando por mucho la barrera de lo
prohibido.
Por un momento, se me cruzó por la cabeza mover mi mano hacia allí y volver a tocarle la
conchita, esta vez estaba completamente desnuda y sin la tela de la bombacha en el medio…
pero obviamente me contuve.
Estuve unos segundos más viéndosela… cuando Micaela me pregunta:
¿Te gustaría verme algo más?
Se reía y creo que lo decía en broma, porque ya le había visto todo el cuerpo desnudo…
excepto por algo. Tenía ganas de decírselo… pero no me animaba.
En serio… pedime algo más si me querés ver…
¿Qué hago ahora? Tenía algo en mi mente, y no me aguantaba… mi hermana estaba en concha,
excitada y dispuesta a hacer cosas sucias y prohibidas… la situación lo ameritaba, pero era muy
arriesgado.
Bueno… me gustaría que… te des vuelta.-Le pedí con bastante vergüenza.
Ay, ¿querés verme la cola, no?
No alcancé a responder nada, que Micaela se giró hasta darse vuelta por completo… seguía
arrodillada en la cama, pero ahora de espaldas a mí, mostrándome la cola y con la bombacha
aún en los muslos.
Con el movimiento, y cambio de posición, se había acercado más a mí… su pierna derecha
tocaba mi izquierda, con el añadido de que mi pija parada estaba muy cerca de su cola y sus
muslos.
Mi objetivo no era sólo verle la cola desnuda… quería algo más, pero era muy fuerte como para
pedírselo…
Micaela se pasaba la palma de su mano por uno de los cachetes de su cola, mientras llevaba su
otro brazo hacia atrás, para agarrarme la pija… creo que ya quería terminar con esto porque me
empezó a pajear… ante mi calentura, no me resistí, junté coraje y finalmente se lo dije:
Mica… quiero pedirte algo más…
Ella no me respondió con palabras, solo gimió levemente, en un gesto que tomé como
afirmativo.
…Me gustaría que te la abras un poquito.-Me animé a decirle.
Mi hermana volteó su cara hacia mí:
Ay… ¿querés que me abra los cachetes? ¿No te estarás pasando?
Seguramente tenía razón, me estaba pasando con lo que le pedía, pero gran parte de la culpa la
tenía ella por calentarme de esta manera. Me quedé callado por unos segundos, un poco
avergonzado.
Dale contestame… ¿qué querés verme pervertido?
Es que… quiero verte bien ahí… quiero verte el agujerito de la cola Mica…
Mmm… cochino… ¿vos escuchás lo que decís? ¿Te estás dando cuenta de la chanchada que le
estás diciendo a tu hermana? Pendejo pajero.
Continuará








Verano inesperado con mi hermana#4


RelatosIgncov3 meses
No podía contestar, era obvio que lo que le había dicho era muy fuerte y desubicado,
pasándome del límite, pero no me aguantaba más ya, quería verle todo. Ella apretó más fuerte
mi pija.
¿Me estás pidiendo que me abra la cola? Que cochino que sos, soy tu hermana.
Era cierto, fui demasiado lejos y ella no me iba a complacer con eso, de todas maneras ya el
orgasmo era inminente, y aún de espaldas a mí, Micaela me seguía pajeando hasta que le tuve
que avisar que iba a acabar.
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh…
Ella se dio cuenta y suspiró, gimió levemente y me apretó la pija hasta que salió el primer
chorro de semen, que fue a parar a los cachetes de su cola, luego el segundo, el tercero… me
había calentado tanto, que me salió un montón de semen disparado hacia delante, cayendo
sobre la cola de mi hermosa hermana.
Ay… mmmmmmmmmm…-Micaela gimió como una putita al sentir mi leche caliente en su
enorme cola.
Yo hice un esfuerzo para mantener la mirada ahí, viendo como me pajeaba y todo mi semen
caía sobre sus nalgas, mi hermana se movió aún más cerca de mi pija para que mi acabada le
siga salpicando en toda su cola.
Me la apretó en la punta hasta dejarme seco por completo, yo había quedado como perdido…
desorientado o desvanecido por unos segundos, después de tan morbosa e intensa sesión de
“tratamiento” que me había dado Micaela. Me repuse de a poco… ella seguía en la misma
posición, tenía la cola toda sucia con mi leche… ya se le empezaba a bajar por los muslos hasta
llegar a manchar la bombacha.
Mi hermana me soltó la pija y se tocó un poco su cola, notando todo el abundante semen que le
había dejado…
Ay… me ensuciaste toda la cola hermanito…
Se dio vuelta y nos miramos.
Perdón… es que… estabas muy cerca…
Shhhh. No hace falta que digas nada… si me re gustó tontito.
¿En serio?
Sí… pero algunas cosas… como la que me pediste al final… me parece que es pasarse de la
raya…
Uff, sí… Perdoname por eso Mica… creo que me pasé con lo que te dije… no era mi intención
molestarte… es que estaba muy caliente.
Sí, te entiendo… yo también me pasé bastante y por eso tengo culpa. No lo tomes a mal, pero
eso que me dijiste fue muy atrevido…
Me sentí apenado… pero era normal, la calentura nos había nublado a ambos. Tras un corto
silencio, mi hermana seguía tocándose la cola y mirando la leche que le caía por las piernas y
quedaba en su bombacha, que estaba toda manchada con semen y con la humedad de su
concha.
Se la bajó hasta sus pies y se la sacó… me miró con cara divertida, y acto seguido me pasó toda
la bombacha por la pija, para limpiar lo poco que se había derramado sobre mí… yo mientras
aprovechaba para mirarle la concha un ratito más… y su cola llena de semen. Una vez que
terminó con aquello, Mica me dio un beso y fue a ducharse.
Bueno… me voy a ir a bañar pervertido, estoy toda sucia…
Tras meterse en el baño, tardó más tiempo de lo normal en ducharse… estaba bastante seguro
de que se pajeaba en el baño, se debía tocar la concha como una zorra después de lo que había
pasado, porque se había puesto muy muy caliente esa tarde. Es que la había manoseado toda,
desde las tetas, pasando por la cola, hasta la concha. Por cómo había mojado la bombacha, era
obvio que se estaba masturbando.
Habrá pasado más de media hora cuando salió del baño, se cambió y al rato nos sentamos en la
mesa a merendar… hablamos poco, la sensación que se respiraba era algo tensa o incómoda,
ambos estábamos avergonzados después de lo que habíamos hecho. Como que habíamos
llegado demasiado lejos con esto. Mientras estábamos comiendo, a mi hermana la noté bastante
rara, tenía la cara un poco colorada y estaba algo nerviosa.
Lo ocurrido esa tarde había sido hasta ahora lo más fuerte que había pasado con mi hermana,
porque si bien durante los siguientes días ella siguió haciéndome pajas, sólo se limitaba a eso,
nunca volvimos a llegar a los extremos que llegamos aquel día. No la había vuelto a tocar ni
tampoco le vi alguna parte íntima otra vez. Además, había quedado cierto recelo o desconfianza
después de mi salida de tono.
Pero bueno, de a poco me iba acostumbrando a éstos jueguitos sexuales tremendamente
calientes con mi hermana. Aguantaba más tiempo los orgasmos y lo disfrutaba cada vez más.
Pero cuando estaba solo, a cada momento recordaba esa tarde, como la toqué entera… cómo se
había bajado la bombacha para mostrarme su tremenda concha… ¡y hasta le había acabado toda
mi leche en la cola! Ahora ya no me bastaba con las pajas. Quería más, pero tendría que esperar
alguna oportunidad adecuada para que sucediera.
En fin, había llegado el viernes, ese día me tocaba ducharme, así que ya por el atardecer estaba
preparándome, tomando los recaudos necesarios y todo lo que ya saben… mi hermana había
llegado del trabajo y estaba algo apurada porque debía bañarse y arreglarse ya que por la noche
tendría un evento en donde tendría que modelar para una marca de ropa.
Le propuse que yo podía esperar hasta mañana, que se bañe ella así no perdía tiempo, pero me
dijo que me ayudaba a mí y luego se metía ella a la ducha, que no habría problema. Acepté.
Nos metimos al baño, y tras desvestirme por completo y abrir la canilla, me puse abajo del
agua. Ella se había quitado las zapatillas, estaba descalza, vestida con una remera simple y una
calza ajustada.
Micaela me dijo que lo hagamos rápido para no perder mucho tiempo, asique tomó el pote de
shampoo y me ayudó a ponerme un poco. Me costaba levantar mis brazos hacia mi cabeza, era
de las cosas que más se me dificultaba en esta etapa de recuperación, ya que al levantarlos, se
me cansaban muy rápido. Tardé con eso más de lo normal, mi hermana miró el reloj de su
teléfono, y apresuró sus movimientos. Se acercó un poco más a mí para ayudarme con el
enjuagado. Estaba realizando esa tarea, cuando sentí que se había arrimado demasiado a mi
posición… de hecho, estaba tan apurada que no se dio cuenta y pisó un poco de agua en el
suelo, y como estaba descalza, se resbaló hacia mí y casi se cae… la alcancé a agarrar de los
brazos y evité su caída, pero se había mojado mucho al quedar abajo del agua.
¡¡¡Ay!!! Que tonta… me mojé toda.
Le pregunté si estaba bien y me respondió que sí, que no se había golpeado con nada. Lo cierto
es que se le había mojado gran parte de la remera, que en ese momento aproveché a observar
cómo se le transparentaba la tela y se le notaba el corpiño debajo, también se le había mojado la
calza. Se me fue parando la pija en ese momento. Mi hermana agarró una toalla para secarse,
pero enseguida cambió de idea porque iba a tardar mucho.
Ay, ya se me está haciendo muy tarde…-Repitió ella.
Se generó un silencio incómodo… nos miramos durante un breve lapso, Micaela puso cara de
niña buena y me preguntó:
¿Te molesta si nos bañamos juntos? Sólo va a ser un ratito… porfi decime que sí hermanito…
es que no me da el tiempo.
Puf, no me lo podía creer. Desde luego, le dije que no me molestaba… quería verla desnuda
otra vez, y parecía que se daba la situación perfecta. Bendije mi suerte. Ya con mi visto bueno,
se sacó la remera. Llevó sus manos hacia atrás y se desabrochó el corpiño, quitándoselo y
dejándolo tirado a un costado.
Con sus tetas al aire, no perdió tiempo y se bajó la calza junto con la bombacha, estaba apenas
al lado mío… yo no podía evitar mirar su entrepierna, pero esta vez no le pude ver la conchita
porque mantuvo sus piernas bien cerradas, se había sacado la ropa muy rápido y no me había
dado tiempo a mirarla bien. Ya desnuda, se dio la vuelta dándome la espalda, y se metió a la
ducha conmigo, ubicándose delante de mí.
Creo que entramos los dos… tengamos cuidado de no tocarnos, ¿ok?
No había mucho espacio que digamos, claramente ese sector de la ducha era para una sola
persona, estábamos bastante apretados debajo del agua, sin tocarnos pero cualquier mínimo
movimiento podía generar un contacto. Podía sentir su perfume, su piel y su cabello de matiz
dorado muy cerca de mí.
Mientras ella se ponía shampoo en todo su cabello, yo permanecía lo más quieto posible,
tratando de no moverme para no tocarla a mi hermana… en ese momento miré hacia abajo, mi
pija estaba a media erección. Fue lo peor que pude haber hecho. Además de ver mi pija, le vi la
cola a Micaela. Instantáneamente se me empezó a endurecer la pija de manera incontrolable, no
había nada que pudiera hacer para evitarlo. Es que era imposible. Ni se pueden imaginar la
tremenda cola que tiene mi hermana.
¿Hermanito… podés intentar pasarte el jabón vos solo? Así terminamos más rápido.-Me pidió.
Agarré el jabón con la mano derecha, con la izquierda me sostenía como podía. Apoyé mi
espalda en la pared de atrás, tocando la canilla y los azulejos, haciendo todo lo posible para
evitar que mi pija ya parada roce las piernas o la cola de Mica. Sinceramente, no quería volver
a pasar por una situación avergonzante con ella.
Ya con el jabón en la mano, me lo comencé a pasar por el cuerpo, no estaba teniendo grandes
dificultades con eso, pero cuando me lo pasé por la pija, el contacto con mi mano y el jabón
hizo que se me ponga aún más dura… me había puesto demasiado caliente, y la bella de mi
hermana estaba desnuda a pocos centímetros delante de mí. Aún trataba de mantener la mente
fría y no cometer una locura.
Me había quedado con muchas ganas de verle bien sus partes íntimas… cuando en ese preciso
momento se me ocurrió una idea muy atrevida y arriesgada. No sabía si llevarla a cabo o no. Lo
medité unos segundos, pero se me acababa el tiempo porque pronto Micaela terminaría de
ducharse. Me decidí. Lo hago. Estaba tan excitado que no me importaban las posibles
consecuencias de lo que estaba por hacer. Se me había presentado ésta oportunidad única… y
no la quería dejar pasar.
Llevé mi mano derecha hacia abajo, y arrojé sutilmente el jabón al piso, entre las piernas de
ella, para que caiga delante de mi hermana. El corazón me latía a mil por el nerviosismo, pero
la primera parte del plan había salido bien.
Se me cayó el jabón Mica… ¿me lo podés alcanzar?
Se lo dije con la mayor seguridad posible. Ella miró hacia abajo… y sin decirme nada, lo iba a
juntar. Llevó una de sus manos hacia atrás, y trató de cubrir un poco su cola para que no se le
vea nada, enseguida se inclinó bien hacia delante para juntar el jabón. Al hacerlo, se le abrieron
mucho los cachetes de la cola… tanto que le pude ver fugazmente el agujerito. Me aguanté
como pude el gemido. Tiene un ojete tan grande que por suerte no pudo cubrirse bien con la
mano… y gracias a que ella misma tenía las piernas un poco separadas, más abajo le pude ver
la concha. Tenía los labios abiertos, un poco separados al estar en esa posición inclinada. Mi
dulce hermana había caído en la trampa. Le había visto todo.
Por un instante, tuve a Micaela con la conchita abierta inclinada ante mí, estando con la pija
parada a centímetros de ella, apuntando directamente a su chuchi. Me dieron muchísimas ganas
de metérsela bien adentro y cogerla sin parar. Se me cruzó el pensamiento por la mente, pero
era una completa locura. Por suerte, mi hermana se repuso rápido al juntar el jabón… unos
segundos más en esa posición con su concha así de expuesta para ser cogida, y mi calentura
extrema me hubiera llevado a cometer una barbaridad de la que no habría retorno.
Al verle todo eso, ya la pija se me puso tan dura que cuando Micaela se volvió a parar para
darme el jabón, sus piernas me rozaron el glande. Al notarlo, creo que se sorprendió un poco.
Se movió un poco más, y los suaves cachetes de su cola tocaron mi pija, estuve a punto de
venirme. Tuve que cerrar los ojos y apretar los dientes. No había más espacio en la ducha para
evitar el contacto. - Ay, ¿se te paró la pija?
No hacía falta que le responda nada, la debía estar sintiendo en su perfecta cola. Tras un breve
silencio, me hizo otra pregunta:
¿Podés aguantar… o te tengo que hacer la paja?
Aún de espaldas y sin darse vuelta, mi hermana volvió llevar una de sus manos hacia atrás y me
agarró la pija.
Ay, la tenés re dura hermanito… ¿te calentaste mucho por verme desnuda?
Sí…-Alcancé a responder, ya sin poder casi reaccionar de lo excitado que me había puesto.
Cuando me agaché a juntar el jabón, aprovechaste para mirarme ahí, ¿no?
Mmmmm… siiiii...
Tuve que gemir, no podía más de la calentura ya, sentía sus dedos y su mano apretándome muy
fuerte la pija, no iba a durar mucho más.
Ay… ¿Y me viste algo?... ¿Qué me viste?
Me daba mucha vergüenza confesarlo… no quería admitirlo.
¡Dale… contestame!-Me suplicó con su voz provocativa.
No tuve más remedio.
…Te vi la concha Mica… te la vi entera… fue sin querer.
¿Eso solamente?... ¿O algo más?...
Demoré unos segundos en responder… el ruido del agua cayendo sobre ambos era lo único que
se escuchaba en el baño. Hasta que confesé:
…También te vi apenitas el agujerito de la cola Mica… disculpame... no fue mi intención...
Mmmmm… qué pendejo cochino que sos… ¿no se te habrá caído el jabón a propósito para
mirarme la concha, no?
¡Nooo Mica!… ¿cómo se te ocurre eso? Yo nunca haría algo así…
¿Estás seguro?...Yo creo que me hiciste trampa, pajero.
Movió bien su mano para pajearme, estábamos muy apretados y mi pija no paraba de rozar su
enorme cola. Estaba gimiendo mucho ya.
¿Te va a salir mucha leche?-Me preguntó con un tono sensual para provocarme.
Siiiiii… voy a acabar ya Mica… cuidado que te voy a ensuciar la cola.
Mmmmm… no te preocupes por eso hermanito… te dejo que acabes todo tu semen en mi
colita.
¡Mmmmm!... Ahí viene… te voy a llenar de leche Mica…
Me apretó bien fuerte en la punta para hacerme acabar… con el movimiento de la paja, ella se
pasaba mi pija por los cachetes de su cola, sus dedos y mi glande rozaban un poquito adentro de
sus nalgas, en su raya… con la excusa de que no había más lugar en la ducha, me estaba
pajeando en su hermosa cola, era demasiado intenso y excitante. Su piel estaba tan caliente…
me sostuve bien fuerte para evitar caerme y cerré los ojos… me quedé aspirando el perfume de
su cabello mientras tenía un orgasmo devastador.
Micaela gimió cuando empezó a sentir la leche en la cola, mi semen salía disparado… me había
calentado mucho y estaba acabando una enorme cantidad, todo caía sobre la cola de mi
hermana.
Volví a abrir los ojos y miré hacia abajo… ella retiró su mano y ambos suspiramos. Estaba todo
repleto de semen… mi glande, sus dedos, su cola… y la leche ya caía también por sus piernas.
Micaela se tocó un poco los cachetes para notar todo lo que le había acabado.
¿Cómo te podes calentar así con tu hermana?-Me preguntó.
…No sé… te juro que no sé lo que me pasa con vos Mica… es que estás tan buena… sos tan
linda… no me puedo aguantar, me calentás mucho.
Mmm… y vos me haces calentar a mí, pendejo… me dejaste llena de leche.
Cada palabra sucia que salía de sus hermosos labios era otra inyección de calentura. No quería
que esto se termine. Deseaba aprovechar al máximo esta oportunidad. Fui más allá. Si mi
hermana se había calentado, sería más fácil convencerla.
¿Me dejas verte ahí?-Le pregunté, al mismo tiempo que le apoyé levemente uno de mis dedos
en la raya de su cola.
Mmm…. ¿Qué querés verme cochino?
Ya sabes… quiero verte bien el agujerito Mica… quiero ver cómo te dejé la cola llena de leche.
Ay, no seas asqueroso… ya lo habíamos hablado hermanito… me parece que hacer esto es
pasarse, me da un poco de vergüenza… además, ya me lo viste cuando me hiciste juntar el
jabón, ¿o no?
Sí… pero te lo vi apenitas… porfa Mica dejame vértelo bien.
Ella se quedó pensativa unos segundos, hasta que parecía que aceptaba.
Bueno… está bien, pero sólo un ratito, ¿si?
Por supuesto, un ratito era mucho mejor que nada. Mi hermana dio un pasito hacia delante, y yo
apoyé ambas manos en los firmes y redondos cachetes de su cola. Teniendo en cuenta mi
condición física actual, no podía flexionar las rodillas y agacharme, así que le pedí a mi
hermana que fuera ella quien lo haga.
Inclinate un poquito Mica… te voy a abrir la cola.
Micaela se fue inclinando poco a poco, apoyando sus manos en los azulejos de la pared,
dejando sus partes íntimas cada vez más expuestas. Una vez que ya estaba bien inclinada, le
abrí los cachetes un poquito, estaban tan firmes que me costaba hacerlo… ejercí más presión y
se los abrí más, hasta que por fin pude verle bien el agujerito.
Le había dejado semen por todos lados… mantuve sus nalgas completamente abiertas para
mirarle ahí, le estaba abriendo la cola a la zorra de mi hermana y ella me dejaba… su ojete
estaba muy cerradito, lo tenía de un color rosa pálido. Metí una de mis manos un poco más
adentro de su raya, y le separé los cachetes desde más cerca… Micaela no me decía nada, y la
otra mano la llevé a mi pija para tocármela un poco.
Me estaba por dar un ataque, ya el corazón me latía muy fuerte. A pesar del reciente orgasmo,
tenía la pija bien dura y parada otra vez. Al abrirle los cachetes desde más cerca, el agujerito de
la cola se le abrió apenitas. Casi me muero. Bajé con mi vista, viendo como el semen se
deslizaba por sus piernas… un poquito de mi esperma había bajado hasta los labios de su
conchita. Por favor, nunca había visto nada igual. Esa concha era preciosa. La tenía muy
rosada, y sus labios gruesos seguían ligeramente abiertos…
Micaela giró un poco su cabeza hacia atrás, y vio como me la estaba tocando mientras le
miraba el culo.
Que atrevido que sos… mirá lo que le estás haciendo a tu hermana…
Me hablaba con su tono provocativo habitual. Ella me miraba atentamente, mientras yo seguía
observando su conchita y culito.
Te dan ganas de meterla, ¿no?
Apenas terminó de preguntarme eso, tuve que gemir. La miré a los ojos y, sin decirle nada, ella
sabía que quería hacerlo.
Ay, eso sería coger hermanito…
Ver pt 5







Verano inesperado con mi hermana parte#5 final


RelatosIgncov3 meses
escuchar a mi hermana diciendo “coger” de forma sensual, mientras me miraba con esos ojazos
verdes, me dieron aún más ganas de clavársela toda ahí mismo. Hasta que me devolvió a la
realidad:
Ni siquiera lo pienses… sacátelo de la cabeza porque no va a pasar.
Puso un gesto más serio, y creo que en ese momento se dio cuenta de lo lejos que habíamos
llegado.
¿Listo? Ya me viste toda, cochino.
Retiré mi mano de su cola, sus cachetes se volvieron a cerrar, y mi hermana se repuso… agarró
el jabón y se lo pasó rápido por la cola, la entrepierna y los muslos, para limpiarse todo el
semen que le había dejado. Luego salió de la ducha y comenzó a secarse, se quedó con la toalla
envuelta en su cuerpo, y tras cerrar la canilla, me ayudó a secarme a mí.
Recién estaba dándome cuenta de la atrocidad que estuvimos a punto de cometer… hablar de
coger era hablar de algo muy prohibido. En ese momento me arrepentí un poco, estaba algo
avergonzado… y ella lo notaba. A pesar de eso, no se me bajaba la erección, había sido muy
caliente lo que habíamos hecho en la ducha. Tras secarme y ponerme un poco de ropa, mi
hermana solamente me miró, y tras sonreírme, me dio un beso en la mejilla y me susurró al
oído:
Mañana te hago otra paja hermanito.
No aguanté hasta mañana. Mi hermana ya estaba cambiada, arreglada, y tras desearle suerte, se
había ido al evento en donde tenía que desfilar por la pasarela para una nueva marca de ropa.
Me quedé solo en casa, ya era de noche.
Transcurrieron las horas, pero seguía muy excitado por lo que había sucedido en el baño. No
podía pensar en otra cosa. Aún tenía la pija parada, molestándome mucho y apretándome el
calzoncillo. Ya había mejorado bastante la movilidad de mis manos y dedos, además tenía
menos dolor… por lo tanto intenté masturbarme, esa noche me hice la paja hasta acabar,
finalmente pude lograrlo. Era la primera de varias.
Claro que no le dije nada a mi hermana… quería que ella me siguiera masturbando. Me sentía
un poco mal por hacerle esto a Mica, pero después de todo lo que habíamos hecho, o lo lejos
que habíamos llegado, no podía parar ahora.
Me quedé dormido, no supe a qué hora había llegado mi hermana, por lo tanto me desperté ya
el sábado, cerca del mediodía. Lo primero que noté es que hacía un calor infernal, otra vez. Ya
estaba cansado del verano, y sin aire acondicionado en casa. Me levanté y estiré la vista hacia la
cama de arriba, observé que Micaela estaba durmiendo, destapada y sin sábanas, en ropa
interior. Me dispuse a preparar el almuerzo, no quería calentarme ya desde temprano. No me
daba tregua la diosa de mi hermana mayor.
Estuve cocinando, tomando todos los recaudos posibles, cuando ella se despertó. Tras quejarse
del clima, Mica me preguntó si me molestaba que se quedara así en ropa interior, por el intenso
calor reinante. Le dije que no, por lo tanto no se puso nada, y nos sentamos a comer en la mesa.
Hablamos un poco, le pregunté cómo le había ido anoche con el desfile, y me respondió que
todo perfecto, que aunque tuvo nervios al principio, luego fue todo bien. La felicité y
continuamos almorzando, sin decir nada de la escena caliente ocurrida el día anterior.
Tenía tarea de la universidad para completar, así que luego de comer encendí la notebook y me
acosté en mi cama para ponerme con eso. Abrí el correo y descargué todos los temas que debía
estudiar. Estuve unas horas cumpliendo con dicha labor, cuando mi hermana aún en ropa
interior se colocó frente al espejo y comenzó a pasarse una crema por todo el cuerpo.
Al menos voy a aprovechar este calor para tomar sol.-Me dijo.
Me quedé viendo como se pasaba crema solar por los brazos… la espalda… las piernas…
incluso en un momento metió sus manos adentro del corpiño para pasarse crema en las tetas.
Ya me la conocía, ésta zorrita iba a tomar sol desnuda. Sacó otro poco de crema del pote y lo
mismo hizo abajo, metiendo la mano adentro de la bombacha para pasarse crema por el pubis y
la concha. Se me paró la pija enseguida cuando vi que se tocaba la conchita. Lo hacia delante
de mí, no tenía ningún tipo de reparo. Tras llenarse la cola con crema solar, me avisó que subía
un rato a la terraza a tomar sol.
Quedé hirviendo. Por más que no quisiera, parecía que Micaela encontraba formas de
calentarme todos los santos días. Intenté seguir con la tarea, pero no me podía concentrar. No
me quedaba más remedio que volver a pajearme. No sé si esto era normal, seguramente que no,
pero mi hermana me tenía caliente todo el día. Me bajé el calzoncillo y me hice otra paja
pensando en ella, pensaba en lo de recién, pasándose cremita en la concha, y también cuando le
abrí bien el culo en la ducha.
Me fui hasta el baño para acabar y no ensuciarme. Después de pajearme, ya por fin estaba
bastante relajado. Habían sido muchas en poco tiempo. Me sentí muy aliviado y me concentré
nuevamente en la tarea de la universidad.
Trabajé bien con los apuntes, estaba conforme con cómo iban mis primeras semanas como
estudiante, por más que estuviera en una situación bastante rara, estudiando desde casa.
Miré el reloj, ya marcaba las 4:30 de la tarde… hacia más de una hora que mi hermana había
subido a la terraza a tomar sol, cuando justo la escuché bajar. Bebió un poco de agua y se
acercó hasta mi posición, para preguntarme cómo iba con la tarea.
Voy bien… algunos temas me cuestan, son complicados de entender, pero por el momento
estoy completando todos los apuntes
¡Qué bueno!, me alegro mucho entonces.
En ese momento, apagué y cerré la notebook, ya había estudiado demasiado el día de hoy. Alcé
la vista hacia Micaela y le pregunté:
¿No te quemaste la piel? El sol está muy fuerte.
Mi hermana se miró a sí misma, a su cuerpo. Todavía tenía puesta la misma ropa interior, un
conjunto de color blanco con bordes rojos. La bombacha tenía una cintita en forma de moño en
la parte del pubis.
Creo que no, me puse mucha crema solar… a ver, fijate si no me quemé la parte de atrás.
Micaela se dio vuelta y me puso la cola entangada encima de mi cara. Dejé de estar acostado, y
me senté en la cama, para estar más cerca de ella. Tenía su enorme cola a muy pocos
centímetros de mi cara, le sentía el aroma a crema solar en su piel. La bombacha se le metía
toda entre los cachetes, le tapaba muy poco… y más abajo, entre sus dos imponentes y
excitantes muslos, la concha se le abultaba en la tela.
Qué suplicio… estaba muy tranquilo y relajado en cuanto a lo que calentura se refiere, después
de todas las pajas que me hice… pero se me estaba volviendo a parar, era insoportable. Me
dolía un poco la pija ya. No tenía necesidad de hacerme esto. Merecía que se la cojan toda, por
puta. Pero si ella quería jugar sucio conmigo, yo haría lo mismo.
Después de mirar su espalda, su cola, y sus piernas, le pregunté: ¿Tomaste sol desnuda? - Sí…
sabés que no puedo tener marcas de ningún tipo en la piel, por cuestiones de trabajo. - Bueno…
parece que no te quemaste, pero si estuviste tomando sol desnuda, te tengo que ver bien toda la
zona… tengo que bajarte la bombacha Mica. - Mmm… vos querés abrirme la cola y mirarme,
asqueroso. ¿O me equivoco? - ¡No seas mal pensada!… es simplemente para controlar que no
te hayas quemado ninguna parte de la piel.
Coloqué ambas manos a los costados de sus caderas, agarrando el elástico de la bombacha para
bajársela. Su piel estaba muy caliente. Aguardé uno o dos segundos por si Micaela me decía
algo para detenerme, pero no lo hizo. Tiré suavemente hacia abajo, observando y disfrutando de
bajarle la bombacha a mi hermana, viendo cómo se le salía de adentro de los cachetes… al final
tuve que tirar un poco más fuerte porque la bombachita se le quedó adherida a los labios de la
concha… se la dejé bajada hasta los muslos, y miré la parte interior de la tela, esa parte estaba
muy húmeda. Podía ver todo desde muy cerca.
Apenas le bajé la bombacha, le salió un olor a concha tremendo. ¿Se habrá estado tocando esta
puta mientras tomaba sol? Tenía la concha toda pegajosa, y el olor era muy intenso.
Ella misma llevó sus manos hacia atrás, apoyó sus palmas abiertas sobre sus firmes nalgas, y se
abrió toda la cola para mí.
Dale… mirame el culo pendejo pajero.
Dios mío… tenía la cola de mi hermana casi rozando mi cara… podía verle el agujerito bien
cerrado. Traté de no ponerme nervioso y continué jugando con ella:
Dejame ver Mica… mmm parece que acá hay una zona que la tenés un poquito irritada y
enrojecida –Mentí. Mi hermanita tenía una piel perfecta. Lo único rosado que tenía era el culo y
la concha.
Ay, ¿en serio?
Sí… pero no te preocupes, creo que sé como aliviarte.
A ver…
Mis pulsaciones se dispararon a las nubes con lo que estaba por hacer. Me acerqué aún más, ya
metiendo mi cara en su cola, y le pasé la lengua por todo el agujerito del culo. La primera
reacción de mi hermana fue de sorpresa, se le tensaron las piernas, pero no me dijo nada, y me
seguía ofreciendo su cola abierta. Entonces le pasé la lengua por segunda vez, en esta ocasión
de manera muy lenta y pausada. Ella suspiró notablemente.
¿Te alivia Mica?
Mmmmmmmmm… siiii… me alivia mucho hermanito…
Qué putita tan morbosa era, me acomodé bien y le lamí el culo sin parar, a ella se le escapaban
gemiditos continuos ante cada una de mis lamidas. Le pasaba la lengua repetidas veces, tomaba
un poco de distancia para verle bien el agujerito y luego me volvía a acercar para lamerlo. Lo
sentía muy suave y caliente.
Tuve que sacarme la pija del calzoncillo porque me estaba doliendo demasiado, me empecé a
pajear mientras le chupaba la cola a mi hermana. Habíamos cruzado todos los límites, me puse
extremadamente caliente… me daban ganas de hablarle sucio pero me contenía, no quería
pasarme… le seguí lamiendo el culo con delicadeza, suavemente.
Intenté abrirle el agujerito metiendo la punta de mi lengua, pero era imposible, tenía la cola
muy cerradita.
Ahhh…. ahhh…. ahhh… mmm… ahhh…-Mi hermana seguía gimiendo despacito
constantemente.
Me alejé un poquito hacia atrás y tomé distancia para admirar lo que tenía en frente y tomar
consciencia de la infernal chica a la que le estaba lamiendo la cola. No me podía creer la suerte
que tenía… miré hacia abajo y tuve que hacer un gesto de sufrimiento, eso me generaba verle la
concha a mi hermana. Sin avisarle y sin decirle nada, moví mi mano hasta su entrepierna… le
apoyé dos dedos a cada lado de su conchita, y le abrí esos labios enormes y rosados. Al
separarse levemente, un líquido transparente y pegajoso le quedaba colgando entre los labios.
Apenas lo sintió, a Micaela se le escapó un gemido tremendo… pero se sorprendió mucho esta
vez, y eso propició a que recuperara la cordura.
Mmmm… basta hermanito…basta… nos estamos pasando… esto no puede ser…
Aún entre gemidos, retiró las manos de su cola y se dio la vuelta para mirarme de frente. Tenía
las mejillas coloradas…me clavó esos ojazos verdes directamente, sentí la excitación en su
mirada, me quedé petrificado ante semejante mujer.
Me volví a recostar sobre la cama, ella bajó la vista hacia mi pija, bien parada, erecta, caliente,
y brotando líquido pre seminal por el glande. Casi que se mordía los labios al vérmela así,
siempre le pasaba lo mismo. La noté un poco molesta o nerviosa, como sintiéndose culpable
por no poder contenerse la calentura ante su hermano menor, sabiendo que lo que hacíamos
estaba mal.
Ay pendejo la tenés muy parada… dejame hacerte la paja para aliviarte y terminar ya con
esto…
Sin mediar más palabras, se sacó el corpiño y se quitó la bombacha, quedándose
completamente desnuda. Así se acercó hasta sentarse en la cama a mi lado.
Mi hermana me empezó a pajear, se escupía en la mano y me la pasaba por toda la pija,
apretándome fuerte. De repente me miró a los ojos y me preguntó:
Contame hermanito… ¿intentaste pajearte hoy?
Respondí afirmativamente a su pregunta, asintiendo con la cabeza.
¿Te hiciste la paja pensando en mí, no?
…Sí...-Confesé tímidamente.
Mmm… yo sabía que lo ibas a hacer… ¿y en qué pensabas, cochino?
Ya me estaba haciendo sufrir mucho, la miré porque me daba vergüenza responderle eso, pero
ella me animó a que lo haga y quise ser lo más sincero posible.
…Pensaba en tu concha Mica… y en tu cola abierta….
Mmmmmmmmm… ¿en serio?... ¿y te imaginabas que me la metías?-Me preguntó con su voz
sensual, casi susurrando.
….Siiiii… me hice la paja pensando en que te cogía Mica…
Ay, que pajero que sos… ¿cómo podés pensar en eso?... Está muy mal que quieras cogerme,
soy tu hermana…
Habrá estado tres o cuatro minutos masturbándome intensamente, hablándome con palabras
sucias y calentándome al máximo, pero yo por el momento no sentía ganas de acabar, me había
hecho muchas pajas y estar otra vez excitado me molestaba ya. A ella se le estaba cansando el
brazo.
¿Ya no funciona mi mano para sacarte la leche?-Me preguntó un poco en broma.
…Creo que me estoy acostumbrando…-Le respondí.
Estiré mi mano para tocarle las tetas, ella se dejaba… le pasé la palma abierta para manosearla
toda y tocarle los pezones. Como mi hermana veía que yo no acababa, me sonrió y se subió a la
cama… cruzó una pierna por encima de mí –le vi toda la concha por un instante- y se arrodilló
en la cama dándome la espalda, con una pierna a cada lado de mi cuerpo. Llevó su mano hacia
atrás para continuar con la paja, y su ojete había quedado casi que encima de mi pija. Me animé
a más:
Pasatela por ahí… pajeame con la cola Mica…
Mmmm… ya hablamos de esto hermanito… creo que no deberíamos…
Aunque trataba de poner reparos, me pajeaba mientras se pasaba mi pija por toda la cola. Yo no
daba más, mi hermana me calentaba demasiado, jugaba conmigo.
Mostrámela Mica… abrite toda y mostrame concha y culo…
Ella estaba muy excitada, porque no me dijo nada, simplemente dejó mi pija y con ambas
manos, se abrió bien los cachetes de la cola para mostrarme.
Mmm… dale… mirame toda pervertido.
Acercó uno de sus dedos y se lo pasaba por el agujerito del culo.
¿Te gustaría meterla ahí, no?... ¿Me la querés poner?
Temblé por dentro al escuchar eso… sin pensarlo, con mis dedos dirigí mi pija hacia delante, y
con precisión le apoyé el glande justo en el agujerito. Ella gimió.
Mmmmmm… dejala ahí hermanito… sólo tocando la puntita, ¿sí? No vamos a pasar de esto…
Gracias a la paja que ella me estaba haciendo, tenía toda la pija llena de saliva… Micaela sin
querer hizo un poco de presión hacia abajo y casi se la meto, estaba al borde.
¿Estás seguro de que esto no es pasarse?
No quería responderle más a ésta altura, era más que obvio que lo que estábamos llevando a
cabo era algo prohibido. Pero yo sólo pensaba en cogerla, en metérsela por donde sea.
Traté de levantar mis caderas, y a pesar de que eso me generaba algún dolor, empujé y la cola
casi se le abre.
Ay, me la vas a meter… no podemos coger, somos hermanos…-Lo decía casi susurrando.
Intentaba convencerse a sí misma, pero evidentemente su cuerpo pedía otra cosa. Ante mi
asombro, se escupió en los dedos y se lo pasó todo por el agujerito de la cola. Mi hermana al
principio se contuvo, pero luego de unos segundos, se fue sentando sobre la punta de mi pija, y
al hacer un poco de presión, ¡sentí como mi glande se metía en su cola! Estaba todo muy
húmedo y caliente. Al mismo tiempo, apoyé mis manos en sus nalgas haciéndole notar que
deseaba meterla más.
Lo mejor era que no había forzado ninguna situación, ella misma se estaba clavando mi pija, no
podía creer que lo estuviera haciendo.
Ahhhhhhhhh… sentate un poquito más Mica…
Mmmmmmmm…. pero yo nunca dejé que me la metan por la cola…-Repetía varias veces
quejándose, entre gemidos.
Con razón la tenía siempre tan cerradita, a mi hermana nunca se la cogieron por el culo. Me
calentó muchísimo saber que era el primero. A cada contacto con mi cuerpo, sentía su piel tan
suave y caliente… continuó bajando muy lentamente, yo simplemente observaba atónito cómo
iba entrando, me apretaba una barbaridad la pija de lo cerrado que lo tenía.
Cuando llegó a meterse la mitad del tronco, se detuvo porque no le entraba más. Aún entre
gemidos, se levantó apenas y se volvió a sentar, creo que quería acostumbrarse a tener por
primera vez una pija entrando en su cola virgen.
¿Cómo explicar mi estado? Cerraba los ojos de la excitación que me provocaba, los volvía a
abrir para no perderme ningún detalle, escuchaba como la zorrita de Micaela gemía. Le estaba
cogiendo la cola a mi hermana, era increíble.
Se movía hacia arriba y abajo, subiendo y bajando su culo sobre mí… le estaba gustando
porque no paraba de gemir en ningún momento. Sólo se la metía hasta la mitad, creo que su
cola no daba para más, la tenía muy cerrada y me apretaba mucho. No decíamos nada, lo único
que se escuchaba en la habitación eran nuestros gemidos.
Mientras se la metía, podía ver que se estaba tocando… es más, podía escuchar cómo se daba
golpecitos con la palma de la mano sobre la concha, no aguantaba la calentura. Ya desde hoy
notaba que Micaela estaba enardecida. Yo estaba por acabar, ahora sí. Pero mi hermana se
arrepintió en el peor momento:
Esto está mal… esto está muy mal…
Dejó de moverse y se quedó quieta, pensando durante unos segundos… levantó sus caderas de
golpe, y tras sacarse la pija del culo, repetía constantemente que no podíamos coger, mientras
se bajaba de la cama. Inmediatamente me paré y la agarré del brazo, tenía que tratar de
convencerla, me había calentado más allá de los extremos, no podía detenerse ahora. Bajó la
mirada con vergüenza y me dijo:
Está mal lo que estamos haciendo… soy tu hermana…
Micaela se iba a poner la bombacha, pero antes de que pudiera hacerlo, le toqué la concha con
mis dedos, mientras le preguntaba:
No está mal Mica… si te estaba gustando… ¿o no?
…No es ese el punto… mmmmm –gimió profundamente mientras le tocaba el clítoris
hinchado-… sino que somos hermanos, está mal que me cojas….
No la notaba para nada segura en lo que decía, encima de que tenía la conchita llena de flujo,
estaba mojada hasta chorrearse. La hice dar vuelta, ella no puso objeciones, y con una mano
apoyada en su espalda, le dije que se arrodille en la cama.
Pero no quiero…-Decía como si estuviese arrepentida, pero dejaba que yo la ponga en cuatro
sobre el colchón.
Apoyó ambas rodillas nuevamente en la cama, la acomodé para que recueste su cabeza en la
almohada y quede inclinada para mí. La puse como perrita, y le separé apenas las piernas, ella
se dejaba hacer. Yo estaba aún de pie allí al costado. Tenía su culo y concha completamente en
pompa y expuestos para metérsela. Le abrí bien los cachetes y vi como el agujerito le quedó un
poco abierto después de la cogida de recién. Me acerqué apuntando mi pija nuevamente hacia
allí, y se la metí con muchas dificultades, hasta la mitad.
Ay, no… está mal hermanito…-Decía entre gemidos, con la cara apoyada en la almohada.
No está mal Mica… no está mal que te la ponga por la cola…
Dejé mis manos abriendo sus cachetes por completo, y miraba como le metía la pija en la cola,
era sublime estar cogiendo un ojete tan grande como el de mi hermana mayor. Ahora parecía
que yo tenía el control absoluto de la situación, cuando siempre había sido ella quien llevaba las
riendas de la relación incestuosa entre ambos. Me iba a aprovechar al máximo de la putita
provocadora de Micaela. Me había calentado muchísimo, tuve que pajearme decenas de veces
por su culpa… ahora quería aprovechar mi oportunidad. Se volvió a quejar:
Ay, me estás cogiendo… no deberíamos… soy tu hermana…
Te voy a coger toda Mica… te voy a coger bien cogida.
No me importaba que me dijera algo o se enojara conmigo, ya no estaba en mis cabales a esa
altura, no pensaba con claridad. Mi hermana era una hermosa chica a la que tenía que abrirle el
culo y cogerla hasta llenarla de semen. Le saqué la pija y escupí en el agujerito levemente
abierto, volví a ponérsela y empujé para clavársela más adentro, la saliva y la humedad
facilitaron la tarea.
¡¡¡¡Ayyyyy!!!!… la tenés muy grande hermanito… me duele…
Mmmmm…. te voy a dejar la cola bien abierta Mica.
Se la fui metiendo lentamente hasta hacer tope, mis piernas chocaron con las de ella, y mis
huevos se mojaron al tocar su concha.
Mmmmmmmmmmm…. ¿sentís como te entró toda la pija en el culo?
Ella simplemente movió la cabeza diciendo que sí sobre la almohada, con la boca abierta y
gimiendo sin parar. Me costaba mucho trabajo moverme, tenía la cola tan apretada que se
trababa la pija y tenía que escupir constantemente.
Aia… aia… mmmmmmm….-Se quejaba y gemía al mismo tiempo.
¿Te parece que esto es pasarse, Mica? Te estoy culeando toda… te estoy rompiendo el culo de
modelo que tenés…
¡No me hables así, asqueroso!
Me moví hacia atrás y fui sacando toda mi pija, le pegué una palmada y tras abrirle los cachetes
para ver cómo le estaba dejando la cola, miré hacia abajo y con mis dedos le zamarreé toda la
concha. Estaba empapada, las gotas de flujo se le caían por los muslos… pero tenía los labios
tan grandes, que debido a mi inexperiencia en el sexo, no tenía ni idea de dónde tenía el orificio
para meterla en la concha. Le iba a tener que preguntar.
De todas maneras, mis deseos se derrumbaron en ese preciso instante. Ella intuyó que se la
quería meter por ahí, y me lo prohibió. Llevó una mano hacia atrás y se cubrió toda la concha,
tapándosela por completo.
¡Ni se te ocurra!
Si tenés la concha toda pegajosa Mica, sacá la mano.
¡Por la concha no! ¡Me podés embarazar!
Le saqué la mano de ahí a la fuerza, y quedaron sus perfectos labios rosados al descubierto,
estaban brillosos de tanta humedad que los recubrían.
Mmmmm… que concha hermosa que tenés Mica… desde que te la vi marcadita en la
bombacha que te la quiero coger toda.
Ay no… por favor por la concha no hermanito, me vas a dejar embarazada…-Me seguía
suplicando.
Volvió a taparse la chuchi, la quise convencer, pero no pude.
Dale… porfa dejame metértela un poquito nada más.-Le rogué con mi pija en la mano,
pasándosela por toda la cola.
¡Ya te dije que no! Eso está prohibido… y escuchame bien… quiero que acabes así terminamos
con esto, que nunca se va a volver a repetir, ¿entendiste?
Tras maldecir y enojarme, tuve que conceder. Parece que se me había escapado una chance
única.
Ufa… está bien… pero mostrame por última vez la conchita que quiero acabar viéndotela.
¿Sólo ver?
Sí… sólo ver Mica, te la veo y acabo.
...Bueno, pero apurate hermanito.
Micaela sacó su mano y nuevamente me dejó observar su concha húmeda. Me hice la paja
mirándola, mientras ella me vigilaba.
Mica… ¿la podés abrir un poquito con los dedos? Te la veo abierta y me vengo enseguida….-
Le pedí suplicando.
Tras un suspiro, mi hermana me complació, puso un par dedos alrededor de sus enormes labios
vaginales, y estiró para abrirlos… lo increíble era que seguía viendo todo rosado, ni atisbo de
un orificio vaginal.
Más Mica, abritela toda.
Un par de dedos no eran suficientes para abrir semejante concha, tuvo que llevar ambas manos
a la zona, y con una a cada lado, utilizando todos los dedos, se la abrió bien. En el proceso, los
labios brillosos se despegaban entre sí, había hilos de flujo colgando, adheridos en los pliegues
vaginales. Se la abrió un poco más, hasta que por fin le podía ver el orificio de su conchita.
Apenas era visible, estaba recubierto por lubricación vaginal.
Así?
Mmmmm... siiii….
Dios mío… me dio un estremecimiento, esto ya no era sano… sí o sí tenía que encontrar la
forma de convencerla para cogerle la concha, pero lo veía imposible… aunque… si no quedaba
otro remedio, tendría que engañarla. Iba a intentar metérsela igual, sin su permiso. Por lo menos
ahora ya sabía por dónde meterla… era arriesgadísimo, tendría que apuntar bien, y ser lo más
rápido posible para que no le dé tiempo a reaccionar para evitarlo.
¿Ya está hermanito?-Me preguntó con dulzura.
Mmmm… ya casi… dejala así abierta que estoy por acabar Mica…
Me aproveché de la ingenua de mi hermana… aún estaba demasiado cerca… y sin pensarlo
más, apunté bien mi pija hacia la abertura de su concha, sólo tendría una única oportunidad. Me
moví muy rápido hacia delante y le apoyé el glande en la conchita, enseguida empujé con toda
la fuerza que tenía hacia dentro y mi pija se hundió completamente de golpe.
¡¡¡AYYYY!!!... ¡Me hiciste trampa! ¡Sacala ya pendejo!
¡MMMMMMMMMMMMMMMMMMMMMM…. te voy a coger esta concha caliente que
tenés, puta!
Ella quiso evitar la penetración, pero ya era tarde. Empujé tan fuerte que se la clavé hasta el
fondo, su conchita era más fácil de coger de lo que imaginaba, estaba mojada a rebosar,
húmeda, suave, hinchada… tuve que gemir como nunca al sentir todo eso en mi pija.
¡¿Cómo te atreves a decirme puta?! ¡Soy tu hermana!
Si eso sos, sos una puta Mica, ¿o no?
¡No soy puta!... ¡¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!!!
Micaela se movía para obstaculizarme e impedir que se la meta, así que la agarré bien fuerte de
las caderas y la empecé a coger con vehemencia. Me dolía todo el cuerpo al moverme y hacer
el esfuerzo para cogerla, pero valía mucho la pena.
Mmmmmm…. gracias por dejarme la concha abierta… intentá tapártela ahora puta, dale… ¿o
te gusta que te coja?
No me importaron lo más mínimo sus reclamos, mi hermana tenía una concha rosada y
pegajosa, y yo me la tenía que coger. Ella ya se estaba dejando hacer, ponía cada vez menos
esfuerzos en detenerme. Se la ponía hasta el fondo, chocaba contra su cola ante cada embestida.
¡Qué pendejo cochino que sos, no puedo creer que me estés haciendo esto, soy tu hermana!
Y vos sos una pajera calentona Mica, no te bastó con mostrarme el culo, te tuve que coger y te
dejaste, como la puta que sos.
Micaela estaba gimiendo, trataba de contenerse pero le era imposible, gemía sobre la almohada
sin parar, estaba encantada. En ese momento, comencé a sentir algo extraño… mi hermana
comenzó a temblar y a gritar como poseída. Se agarraba de las sábanas apretándolas.
¡¡¡¡¡¡MMMMMMMMMMMMM…. AAAAHHHHHHHHH….
AAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!
Me incliné hacia atrás y se la saqué… apenas lo hice, le salió un enorme chorro disparado de la
concha… era como un fluido transparente, me había caído en toda la pija, los huevos y las
piernas.
Mmmmmmmmmmm… mirá como te measte toda, puta…
Le abrí bien la concha con mis manos para ver como se le derramaba todo lo que le salía de
adentro, era una mezcla de flujo espeso y pegajoso con este líquido raro, ya ni sabía lo que le
salía de ahí.
Luego de eso, mi hermana había quedado como adormecida, la miré por el costado para verle la
cara, y estaba con los ojos entre cerrados y la boca abierta, casi como desvanecida o en
completa relajación, pero seguía gimiendo, ahora en voz baja.
Yo no podía aguantar más el orgasmo, tuve que respirar profundo y controlarme un poco,
quería alargar al máximo posible este momento.
Mica no se movía, aún estaba arrodillada como una perrita en la cama… tenía sus dos orificios
a mi total disposición… me arrimé nuevamente y le pasé la pija por todo el agujero de la cola
durante varios segundos, esperando que me dijera algo… como no lo hizo, empujé hasta
metérsela, me costó pero ya entraba con mayor facilidad que antes. Se la clavaba hasta el fondo
y salía… la sacaba de la cola, miraba como le quedaba abierta y se la metía en la concha… la
sacaba nuevamente, descansaba unos segundos para estirar el orgasmo, y otra vez por atrás...
cada vez que se la metía por el culo, Micaela se quejaba, pero no me decía nada.
Ante su completa pasividad, me la cogía por la cola y por la concha, se la ponía un ratito en
cada agujero, al mismo tiempo que le pagaba palmadas en los cachetes. Estaba como una
sumisa, abandonada a lo que yo le haga.
No sé si mi hermana estaba acabando veinte veces seguidas, o si se estaba meando… su concha
no paraba de contraerse, chorreaba de forma abundante.
Ella se quejaba al mismo tiempo que gemía, pero yo no iba a parar hasta dejarle los dos
agujeros completamente desflorados.
Volví entonces a apuntar a su delicada conchita rosada para metérsela por ahí, tomé impulso y
me la cogí de una forma brutal y descarada, aprovechando su hermosa y suave concha caliente
que no paraba de ensuciarme con todo lo que desprendía...
Ahhhhh…. ahhhhhh…. ahhhhh….- Mica no paraba de gemir como una zorrita contra la
almohada.
En la casa sólo se escuchaban los choques de ambos cuerpos, sus gemidos y la respiración
agitada de ambos.
Antes de acabar, la saqué de golpe. Mientras Micaela se convulsionaba, los labios de la cajeta
le quedaron completamente separados y abiertos, hileras de flujo y líquidos salían de esa
concha olorosa... admito que en ese momento no parecía una persona, lo único que quería era
saciar mi instinto animal. Las sábanas quedaron completamente mojadas y sucias.
Que olor a concha que tenés Mica, dejaste todo enchastrado…
Tomé un respiro, la apunté a su enorme cola y se la volví a meter, hice lo mismo que con la
concha, como notaba que entraba tan fácil, le di bien fuerte… le estaba rompiendo el culo de
una manera salvaje ya, hasta que mi hermana gritó muy fuerte.
¡¡¡¡¡AAAAHHHHHHH….. AAAAYYYYYYY……!!!!!
Me detuve porque me asusté un poco… la tuve que sacar.
¿Te duele?
Me dijo que sí moviendo la cabeza sobre la almohada, apretando los labios. Con mis manos,
abrí bien sus cachetes.
A ver cómo le quedó la cola a la modelo…
Le había dejado el agujero del culo muy reventado… lo tenía demasiado abierto, y los bordes le
quedaron de un color rojizo intenso.
Mmmmmmmmm Mica… ¿eras virgencita por la cola?
Apenas movió la cabeza y me respondió “sí” con una voz muy tenue. Por primera vez en varios
minutos, me preguntó algo, se le cortaba la voz mientras hablaba:
Ay… ¿cómo me la dejaste, cochino?... siento que me arde mucho…
Mmmm… es que te la dejé bien roja y abierta Mica…
Si bien la conchita todavía podía soportar más embestidas, yo me encontraba muy cansado,
adolorido y con ganas de vaciar por completo mis huevos. No aguanté más. Micaela había
tenido su merecido ya.
Di un paso hacia atrás para tener una visión completa de la puta de mi hermana, arrodillada y
abierta en la cama… era alucinante el cuerpo que tenía, suspiré profundamente luego del
esfuerzo realizado. Micaela permanecía inmóvil, podía acabarle en donde quisiera, pero me
costaba decidirme.
Opté por subirme a la cama, con cuidado, acercándome hasta su ruborizada cara… aparté hacia
un costado varios mechones de cabello que caían sobre su rostro, y le puse la punta de la pija en
la boca. Sin decir nada, ella abrió apenas los labios y sacó la lengua para lamerme la pija.
Mientras lo hacía, yo se la empecé a pasar por toda la cara, dirigiéndola con mis dedos…
Puta, ¿te gusta que te acaben en la cara?
No me dijo nada, sólo sacaba la lengua como pidiendo compasión y que termine ya de
someterla. Me desplacé un poco más, y le puse mis huevos en la boca… Micaela seguía
lamiendo ahora mis testículos, al mismo tiempo yo me pajeaba y me movía encima de ella.
Cuando sentí que el orgasmo era inminente, me acomodé bien y coloqué la punta de la pija
apuntando directamente a su carita angelical. Me hice la paja endemoniadamente, ya en los
compases finales, por fin le iba a largar todo lo que me había provocado.
Mmmmmmmmmmmmmm…. te voy a llenar de leche Mica… ahí viene… ahí viene….
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!!
Todo el cuerpo me temblaba, hice el último esfuerzo de mantener los ojos abiertos y mirar
cómo le caían los chorros de semen a mi hermana en toda la cara. Los primeros y más
abundantes cayeron en sus mejillas, apunté a sus labios y muchos chorros se metieron en su
boca, también le salpiqué un poco el cabello y los párpados.
Resoplé, estaba extenuado. Micaela cerró los ojos y yo me sacudí la pija encima de ella para
dejarle caer las últimas gotas…
Apoyé todo el tronco sobre su rostro y le volví a refregar la pija por toda la cara, dispersándole
el semen para dejarla completamente sucia. Le di pequeños golpecitos con la pija en sus
mejillas y labios, dando por finalizada la primera sesión de intenso y salvaje sexo con mi
hermana.
Agitado, bajé de la cama chocándome todo por mi débil y flojo estado físico luego de un
infernal orgasmo… Micaela recién estaba por reponerse… la había dejado tirada en la cama,
con la cola abierta, la concha escupiendo flujo y la cara llena de semen… no tenía idea sobre
cómo iba a reaccionar mi hermana ante esto… eso ya se lo dejo a la imaginación de ustedes.
FIN.

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