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SEGUIR A JESÚS: EL CARÁCTER CRISTIANO

Definición.
El término carácter es de origen griego y significa ‘marca’, ‘incisión’. De manera general, el carácter
es el modo en que un individuo actúa habitualmente ante cierto tipo de situaciones.
Diferencia temperamento y carácter (El temperamento es innato y permanente, el carácter, es
modificable, es posible cambiarlo y desarrollarlo). (Ejemplo, Tallar o pintar, estamos haciéndolo con
nuestro carácter.) Elementos del carácter: Emotividad (experimentar emociones en diferentes
circunstancias) Actividad (Conjunto de acciones y conductas) Resonancia (Tiempo de impresión hacia
un acontecimiento y el tiempo de respuesta para volver a la normalidad Ej. Los que pueden consolarse o
reconciliarse rápidamente, los que permanecen afectados largo tiempo por una impresión)
El propósito de Dios expresado, que nuestro carácter cambie de tal manera que refleje el carácter de
Cristo. Ello implica, entre otras cosas, la adquisición de sabiduría y conocimiento (Jn 8:31-32) y el
desarrollo de la habilidad de tomar buenas decisiones, morales, justas y equitativas. 

La formación del carácter de Cristo (Rom 8:29).


Imagen es la representación visual o mental que se tiene de un objeto o persona. El término tiene
también la connotación de “parecido”, “semejanza”, “apariencia”.
Dios quiere formar en nosotros el carácter de Cristo, pero esta formación es un trabajo compartido entre
Dios y nosotros (Rom 12:2, Efe 4:22-24).
Rom 12:2: los resultados de nuestra vida y la calidad de ella, dependen de nuestros pensamientos de tal
manera que para cambiar los resultados de nuestra vida y alcanzar la voluntad de Dios (buena, agradable
y perfecta) necesitamos cambiar nuestra manera de pensar.
Efe 4:22-24 ello implica despojarnos de la forma de pensar de la vieja persona que éramos (carnal,
mundana) y revestirnos de una nueva forma de pensar conforme al Espíritu (la Palabra de Dios).
Dios es nuestro ayudador si queremos desarrollar carácter.
Mat 22:37-40: el carácter que Dios quiere formar en nosotros se caracteriza porque su elemento central
es el amor (1 Jn 4:8, 1 Cor 13:1-8, Mat 7:12, Gal 5:14).
Sal 15:1-5: un carácter como el de Cristo implica integridad.
Gal 5:22-23: el carácter como el de Cristo produce el fruto del Espíritu.
Miq 6:8: un carácter como el de Cristo practica la justicia, ama la misericordia y se humilla (reconoce
que necesita) ante Dios.
Sal 24:3-4: un carácter como el de Cristo solo se logra cuando nos mantenemos en intimidad con el
Señor.

Carácter maduro.
Mat 15:11-20, Mar 7:18-23, Prov 4:23: el carácter tiene su base, su fundamento, en el corazón de la
persona. Por ello es necesario guardarlo de las obras de la carne y entregarlo completamente al Espíritu,
para que produzca el fruto del Espíritu (Jn 3:30: “es necesario que yo mengüe y que El crezca”).
El carácter maduro no llega de la noche a la mañana, no aparece de repente (Prov 4:18). Es el resultado
de un proceso intencional y consistente de cambio para amoldarnos a lo que Dios espera de nosotros
según Su Palabra y la guía del Espíritu, venciendo todas las dificultades que se nos puedan presentar en
el camino y confiando en que Dios nos ayudará en el proceso (Fil 1:6, 1 Tes 5:23).
Jesús mismo es nuestro ejemplo. El aprendió la obediencia por el sufrimiento (Heb 5:8) y soportó y
venció todo tipo de tentaciones (Heb 4:15). 
La Palabra de Dios es nuestra brújula. Aunque los tiempos y las costumbres cambian, la Palabra de
Dios, sus principios, sus valores, y por lo tanto, las cualidades del carácter de bien, justo, ético, moral,
etc., no cambian: integridad, respeto, bondad, dominio propio, etc.
El desarrollo del carácter maduro implica la necesidad de ser un discípulo de Cristo (Mat 28:18-20)
(Colosenses 1:27-28) y ello requiere: 
• Disciplina: desechar hábitos y establecer nuevos.
• Responsabilidad: es tarea nuestra no de Dios ni de otros.
• Persistencia: requiere mantenerse firme a pesar de las dificultades.
• Paciencia: toma tiempo, es un proceso, no un evento.
• Convicción: estar totalmente decididos a lograrlo, sin ninguna sombra de duda.
• Compromiso: pagar el precio sin bajar las estándares o las metas que nos propusimos.
• Intencionalidad: mantenernos con la mente fija en la meta.

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