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SEGUIR A JESÚS – RECONOCER EL SEÑORÍO DE CRISTO Texto: Colosenses 1:12-14

“con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; el
cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos
redención por su sangre, el perdón de pecados.” Colosenses 1:12-14

¿Qué es un reino? Es una comunidad compuesta por dos clases de personas: el rey que gobierna y los
súbditos que obedecen y se sujetan a la autoridad del rey. El reino de las tinieblas tiene su rey, Satanás, y el
reino de la luz tiene su rey, Jesucristo.
Todos nosotros hemos nacido en el reino de las tinieblas. Adán en su desobediencia al no reconocer la
autoridad de Dios como Señor deja de pertenecer a la luz y pasa a las tinieblas. Entonces todo hombre que
nace de la descendencia de Adán, nace en el reino de las tinieblas. “entre los cuales también todos nosotros
vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los
pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” Efesios 2:3
La verdadera conversión tiene dos aspectos según Colosenses 1:13:
1) Ser liberados de la potestad de las tinieblas. Dios nos sacó, nos liberó, “antes éramos esclavos y ahora
somos libres para hacer lo que queramos”
2) Somos liberados de un reino para ser trasladados a otro reino. La verdadera conversión consiste en
este traslado.
No es un reino solamente en el futuro. Pensamos que seremos trasladados al reino de la luz cuando muramos.
Pablo escribe nos ha trasladado, es ahora, es ya. Cristo debe gobernar nuestras vidas.

LA COMUNIDAD DEL REINO Colosenses 1:18


Pablo usa dos figuras para señalar la misma verdad:
La iglesia es un reino cuyo rey es Cristo y cuyos súbditos somos nosotros y, la iglesia es un cuerpo cuya
cabeza es Cristo, siendo nosotros los miembros. Estas dos cosas muestran la misma verdad, Cristo es el
Señor de la iglesia.
Cuando todos los miembros del cuerpo reconocen a la cabeza y la obedecen incondicionalmente, podemos
tener una imagen de lo que es la iglesia de Cristo aquí en la tierra.

VIDA Y SUJECIÓN
¿Cómo sabían los primeros cristianos si alguien pertenecía a la iglesia de Cristo o no? Había dos factores:
VIDA Y SUJECIÓN A CRISTO.
La verdadera iglesia es aquella en la que cada uno de los miembros respalda, de palabra y de hecho, cuatro
expresiones de vida que se encuentran en la iglesia primitiva y que vamos a estudiar a continuación:

1) JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE MI VOLUNTAD. Hechos 2:36-41


 Vs. 36 Pedro les presento a Jesucristo, Vs. 37 Vemos la respuesta de la multitud, Vs. 38-41 Les dio una
orden. Ahí nació la iglesia primitiva como comunidad. La iglesia verdadera que podían decir de todo
corazón “Jesucristo es el Señor de mi voluntad”.
 ¿Cuántas voluntades puede haber en un solo cuerpo? Mi cuerpo tiene una sola voluntad. La iglesia debe
ser guardada por la voluntad de Cristo.
 Si te encuentras en un aprieto por una pregunta difícil no puedes decir ¿Qué respondo? ¿Digo la verdad?
¿Miento? No tenemos opción, no hay dos caminos. Ejemplos: Una propuesta indecorosa, te dan mal el
vuelto.
 Nadie nos obliga a ser cristianos. LEER GÁLATAS 2:20
 Los creyentes se ven viviendo en un estado de dependencia de Cristo. De ahí que, aunque viva en la
carne, sin embargo, no vive según la carne. Los que tienen fe verdadera, viven por esa fe; y la fe se
afirma en que Cristo se dio a sí mismo por nosotros. —Él me amó y se dio por mí.
 Como si el apóstol dijera: El Señor me vio huyendo más y más de Él. Tal maldad, error e ignorancia
estaban en mi voluntad y entendimiento, y no era posible que yo fuera rescatado por otro medio que por
tal precio. Considérese bien este precio.
2) JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE MI TIEMPO Hechos 2:42,46,47
 ¿En qué perseveraban? En estar juntos, si había reunión de doctrina, allí estaban todos, oración, la cena,
allí estaban todos. Cuando alguien reconoce a Cristo como su Señor el ritmo, el programa de su vida
diaria cambia. ¿Cuántas veces por semana te reúnes? Pastor de gracias si voy el domingo.
 La iglesia verdadera es aquella en la cual cada miembro proclama y demuestra con su vida que Jesucristo
es el Señor de su tiempo.
 ¿Quién es el Señor de su tiempo? “Buscad primeramente el reino de Dios….” ¿Cuáles son todas esas
cosas? No os afanéis por vuestra vida, que habéis de comer, que habéis de vestir.
 Por nuestra respuesta podemos deducir que en primer lugar están nuestras cosas y después Dios. Si no
sobra el tiempo vamos a alabar a Dios.
 No vamos a hacer un culto a Dios con las sobras de todos. Vamos a hacer un culto a Dios con las
primicias. Porque él es Dios y él merece lo mejor. Para ordenar nuestro tiempo necesitamos tener un
orden de prioridades.
 LEER EFESIOS 5:16
 El tiempo es un talento que Dios nos da y se malgasta y se pierde cuando no se usa conforme a su
intención. Si hasta ahora hemos desperdiciado el tiempo, debemos doblar nuestra diligencia para el
futuro.
 La gente es muy buena para quejarse de los malos tiempos; bueno sería si eso los estimulara más para
redimir el tiempo. No seas imprudente.

3) JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE MIS BIENES Hechos 2:44-45


 ¿Cuál es la iglesia verdadera? Aquella que vive de este principio “Jesucristo es el Señor de mis bienes y
mi dinero”
 Lo que poseemos es una expresión de lo que somos, de lo que hemos vivido, de lo que hemos logrado, de
lo que hemos ganado.
 Esto no era solo una característica exclusiva de la iglesia primitiva, Jesús dijo: “Así, pues, cualquiera de
vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo” Lucas 14:33
 LEER MATEO 6:24ss
 Él te recompensará; no como amo que da a su siervo lo que se gana, y nada más, sino como Padre que da
abundantemente a su hijo lo que le sirve.
 ¿Cómo debo administrar lo que tengo? Lo que es tuyo debe traer fruto tu reino, tiene que ser usado para
tu causa, para tu pueblo. Todos es del Señor, porque él es el Señor de mi vida. Ofrendar, diezmar.

4) JESUCRISTO ES EL SEÑOR DE MI HOGAR Hechos 2:46


 La iglesia verdadera es aquella en la cual cada miembro puede decir: “Jesucristo es el Señor de mi hogar”
 Los cristianos de la iglesia primitiva adoraban a Dios, comían, se alegraban y estaban juntos. Luego,
cuando terminaban su reunión en el templo se dispersaban y seguían la misma vida de alabanza y
reuniones por las casas.
 Llegaba a tal punto la bendición de Dios en los hogares que hasta sacaban pan y vino y celebraban la
cena del Señor allí.
 Uno de los aspectos más importantes de nuestra vida es el hogar. Decimos muchas veces “Señor venga tu
reino” Amen, que venga pero ¿A dónde? Como en el cielo, así también en la tierra. La tierra es tan
grande. Yo lo puedo hacer venir el reino de Dios a mi hogar. Si tu lo haces en tu hogar, yo en el mío, y
otros en el suyo, el reino de Dios se extenderá e irá estableciéndose sobre la tierra.
 Si el reino de Dios no penetra hondamente en nuestros hogares, lo que podamos experimentar es muy
superficial. Porque nuestra verdadera manera de ser es la que se muestra en casa, no la que se deja ver
afuera. Afuera aún el hombre pecador es amable.
 El Señor quiere transformar radicalmente nuestra vida en el hogar, porque sino dentro de poco tiempo
caeremos en la religiosidad y en la hipocresía.
 ¿Qué clima reina en tu hogar? ¿Está la presencia de Dios todos los días? ¿Hay alabanza? ¿Reina el amor?
¡Cómo abrazamos a los hermanos en las reuniones! Pero, ¿Nos tratamos en casa con el mismo amor? Si
el gozo y amor caracterizan a nuestras reuniones, pues, el gozo y amor tienen que caracterizar a nuestros
hogares.
 Nuestro hogar cambiará cuando cada uno de sus miembros reconozca a Jesús como Señor.

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