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INTRODUCCIÓN
Esta Unidad fue diseñada a modo de marco teórico, a partir del cual los participantes
refuercen sus conocimientos acerca de los conceptos inherentes a los sistemas
electorales, con énfasis en los modelos de representación proporcional, para lo cual se
explicarán brevemente las fórmulas que suelen ser utilizadas en los distintos sistemas que
no son de mayoría.
Leonardo Valdés (2016, 14-15) explica que los sistemas electorales tienen como
propósito dar respuesta a preguntas como: ¿quiénes pueden votar?, ¿quiénes pueden ser
votados?, ¿de cuántos votos dispone cada elector?, ¿cómo pueden y deben desarrollarse
las campañas de propaganda y difusión?, ¿cuántos representantes se eligen en cada
demarcación electoral?, ¿cómo se determinan y delimitan los distritos y secciones
electorales?, ¿quiénes y cómo deben encargarse de organizar los comicios?, ¿cómo
deben emitirse y contarse los sufragios?, ¿cuántas vueltas electorales pueden y/o deben
realizarse para determinar al triunfador?, ¿quién gana la elección?, y ¿cómo se resuelven
los conflictos que puedan presentarse?.
o Circunscripción o distrito
o Tipos de candidatura y de votación
o Fórmulas para la conversión de votos en escaños
o Umbrales o barreras legal y real
o Tamaño de la asamblea
Circunscripción o distrito
Para prevenir este tipo de prácticas, diversas democracias han adoptado el criterio de
compacidad, que se refiere a que los distritos deben mantener una forma geométrica lo
más apegada posible a un polígono regular. Lo anterior porque se considera que con ello
se favorece la neutralidad, no solo al brindar una imagen estética del escenario que
minimiza las discrepancias, sino que se considera que así se permite que los distintos
grupos sociales se encuentren en las mismas condiciones de representación, además de
facilitar la operatividad en su interior (López 2006).
Las candidaturas se refieren a la figura por medio de la cual una persona puede
postularse a un cargo de elección popular, y estas pueden ser de dos formas:
Personal: Se refiere a la candidatura de una sola persona, donde el elector debe decidir
simplemente si vota por ese candidato o por otro. Este tipo de candidaturas favorece la
participación de actores no afiliados a los partidos políticos, es decir, a las candidaturas
independientes o ciudadanas.
Por lista: Esta modalidad guarda una estrecha relación con el sistema de partidos, ya que
en general son ellos quienes configuran un catálogo de candidatos que ofrecen al elector.
Se pueden distinguir tres variantes de las candidaturas por lista: cerrada y bloqueada;
cerrada y no bloqueada, y abierta; cada una de ellas está asociada con distintos
procedimientos de votación para el elector. La siguiente tabla ilustra esta relación:
Operativamente las listas abiertas resultan muy complejas, no solo para el elector, sino
también para la autoridad electoral encargada de procesar los resultados. Las listas
cerradas y no bloqueadas son más manejables, aunque requieren de un doble esfuerzo
de la autoridad electoral, ya que debe, primero, contabilizar los votos a favor del cada
partido, y luego, los votos obtenidos por cada uno de los candidatos de cada una de las
listas propuestas por los partidos. La forma más sencilla de las candidaturas por lista es la
cerrada y bloqueada, ya que el orden de los candidatos está predeterminado por los
partidos y la autoridad solo debe contabilizar cuántos votos recibió cada uno para
determinar cuántos escaños les corresponden siguiendo la lista. Los mecanismos de
asignación se verán más adelante.
Existen dos grandes reglas de decisión para convertir los votos en escaños y que en
buena medida definen los tipos de sistemas electorales: la de mayoría y la de
representación proporcional (véase Figura 2). En la decisión de mayoría gana escaños el
partido que obtiene el mayor número de votos; mientras que en la decisión de
representación proporcional obtiene escaños el partido que alcanza un determinado
porcentaje de los votos.
El principio de mayoría se refiere a que un partido político que haya obtenido la votación
más alta, pueda obtener la mayor parte de los escaños y, por tanto, garantizar un
predominio para la toma de decisiones. Por ejemplo, en un sistema mayoritario, un partido
que alcance el 40% de los votos podría terminar obteniendo el 60% de los escaños en el
Congreso.
Estas reglas de decisión determinan las fórmulas electorales, que son los procedimientos
a través de los cuales se define al ganador o ganadores de una elección. En este sentido,
si la regla de decisión es mayoritaria, la fórmula utilizada para determinar al ganador
puede ser de mayoría relativa o absoluta:
Mayoría relativa o simple: gana el partido o candidato que obtiene más votos. Por
ejemplo, en una elección participan tres partidos: A, B y C, los cuales obtuvieron los
siguientes porcentajes de votación A=35%, B=33%, C=32%; lo que deja ver que se trata
de una elección prácticamente dividida en tercios, pero en la que se tendría que declarar
ganador al partido A.
Mayoría absoluta: gana el partido que obtiene la mitad más uno de los votos. Si ningún
partido obtiene una mayoría absoluta, hay que realizar una segunda vuelta de elecciones
entre los dos partidos que obtuvieron el porcentaje de votación más alta en la primera
vuelta. Si se retoma el ejemplo del párrafo anterior, tendríamos que los partidos A y B,
que obtuvieron los porcentajes más altos en la primera elección, tendrían que enfrentarse
de nuevo en una segunda ronda, en la que forzosamente uno de los dos tendría que
ganar al menos por el 51% de los votos.
Los umbrales o barreras son los límites que las legislaciones electorales imponen a los
partidos políticos para que puedan participar en la asignación de escaños legislativos en
los modelos de representación proporcional.
Tamaño de la asamblea
El tamaño de la asamblea está relacionado con los umbrales ya que, como se mencionó
con anterioridad: a menor número de escaños, más votos se necesitan para obtenerlos;
mientras que un mayor número de escaños requiere un menor número de votos
(umbrales efectivos). Aunque también es necesario considerar si el sistema electoral
establece un umbral legal para la asignación de escaños (Lijphart 1994, 63-8).
Existen tres tipos básicos de sistemas electorales: los sistemas de mayoría, los sistemas
de representación proporcional y los sistemas mixtos o combinados.
El rasgo distintivo de los sistemas de mayoría o de pluralidad es que los cargos que se
votan son unipersonales, es decir, respecto a circunscripciones o distritos o uninominales.
El ganador es el candidato que haya obtenido la mayor cantidad de votos en la
circunscripción, aunque no necesariamente la mayoría absoluta. Por ejemplo, el cargo de
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos se vota en una sola circunscripción, que es
todo el territorio nacional, y puede ser que el candidato ganador apenas supere un tercio
de la totalidad de los votos.
Los sistemas de mayoría tienen el propósito de generar un gobierno definido, por lo que
tienden a premiar al partido más grande (en términos de votos). Este tipo de sistemas de
mayoría también privilegian la gobernabilidad, entendida como la capacidad de gestión y
la estabilidad del gobierno en turno. Es decir que, en la medida en que los sistemas de
mayoría favorecen a los partidos con mayor fuerza electoral, la oposición queda reducida
y las negociaciones políticas suelen ser más tersas.
Es posible identificar cinco variantes de este sistema: de mayoría simple (MS), voto en
bloque (VB), voto en bloque por partido (VBP), voto alternativo (VA) y doble ronda (DR)
(ACE Project s/f). A continuación se describe brevemente cada uno y se señalan sus
ventajas y desventajas.
o Mayoría simple
Es el sistema más sencillo, pues el candidato ganador es aquel que obtiene el mayor
número de votos, independientemente del porcentaje que representen dichos votos. Entre
las ventajas que ofrece se encuentra el hecho de que permite brindar opciones
claramente definidas a los electores, además de que tiende a excluir de la legislatura a los
partidos extremistas con bajos porcentajes de votos, incentiva el vínculo entre los
representantes y representados, debido a que los candidatos tienen un área geográfica
definida y el electorado identifica a un actor al cual pedir cuentas, permite las candidaturas
independientes y también la formación de gobiernos de un solo partido, dando
consistencia a algún proyecto político en particular. Sin embargo, como desventajas se
tiene que no permite la representación adecuada de minorías, exacerba la figura de los
“bastiones regionales”, puede incentivar el voto dividido, generando poca aceptación del
ganador, y puede tener como consecuencia que los gobiernos se tornen insensibles a los
cambios en la opinión pública.
En este sistema los electores tienen un solo voto y eligen al partido de su preferencia y no
a candidatos de forma individual. Es decir que en una circunscripción plurinominal se
votan listas de candidatos o planillas y la que obtenga más votos se queda con todos los
cargos. Como ventaja, esta modalidad de votación incentiva el fortalecimiento de los
partidos, pero sus desventajas son similares a las de mayoría simple, además de que
puede producir resultados poco proporcionales. Siguiendo con el ejemplo de los
municipios mexicanos, es como si en una elección la planilla ganadora se quedara con
todos los cargos. Sin embargo, como se verá más adelante, la asignación de regidurías y
sindicaturas en México se realiza por representación proporcional.
Algunos países no occidentales son los que han adoptado el voto en bloque: Libia,
Singapur, Túnez, Senegal.
Aquí aplica la regla de la mayoría absoluta, ya que quien obtenga el 50% más uno de los
votos se convierte en el elegido. En caso de que ningún candidato obtenga la mayoría
absoluta, se elimina aquella opción que haya obtenido menos votos como primer lugar y
entonces se toman solo en consideración los votos marcados como segundas opciones:
supongamos que el Partido D obtuvo el 40% de los votos como opción 1 y que el partido
C solo logró el 5% como opción 1, lo procedente es entonces dejar de considerar al
partido C y revisar en las boletas en las que se le marcó como opción 1, cuáles son los
partidos marcados como opción 2 y hacer un recalculo. Este procedimiento que implica
eliminar a los partidos menos votados y recalcular con los votos marcados como
segundas opciones se repite hasta que alguno obtenga la mayoría absoluta.
Sustancialmente existen dos tipos de sistemas de RP: mediante listas, cuyas variantes se
expusieron en el tema correspondiente a los elementos de un sistema electoral, y el otro
es por voto único transferible (VUT), donde los electores deben marcar sus boletas
ordenadamente de acuerdo a sus preferencias. Este sistema es parecido al de voto
alternativo, en el sentido de que los candidatos que superan cierta cuota son elegidos de
inmediato, en tanto que se elimina a los menos favorecidos y sus votos se distribuyen
subsecuentemente entre el resto de los candidatos.
Los sistemas de RP implican necesariamente la aplicación de una fórmula matemática
que permita establecer la proporción entre votos y escaños, por ello es que comúnmente
se le denomina fórmula electoral.
Las fórmulas electorales pueden tener como elemento central un factor de distribución
basado en divisores, o bien en cocientes o cuotas. En la siguiente figura se esquematizan
los tipos de fórmulas existentes.
Las fórmulas electorales con divisores utilizan alguna serie de números, que regularmente
comienzan en el uno y terminan cuando se asigna el último escaño, las más conocidas
son: D’Hondt y Sainte-Laguë.
Fórmula D’Hondt
La votación obtenida por cada partido se debe dividir entre números enteros sucesivos
hasta cubrir el número de escaños a distribuir. La serie de divisores comienza en el uno
(1) y termina cuando están repartidos todos los escaños. Ejemplo: España (Lijphart 1994,
23).