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ASIGNACIÓN POR EL PRINCIPIO DE RP

UNIDAD 1. SISTEMAS ELECTORALES DE REPRESENTACIÓN


PROPORCIONAL

INTRODUCCIÓN

Las democracias modernas son sustancialmente representativas, aun cuando suelen


admitir mecanismos de participación ciudadana directa, como las consultas o los
referendos. En tal virtud, la ciudadanía elige a sus representantes y, en algunos casos,
integra los órganos de gobierno mediante voto popular. En general, las democracias
latinoamericanas son ejemplos de ello; para no ir lejos, en términos de representación
política, en México mediante voto popular se designa a los representantes de los
ciudadanos en el ámbito federal y en el local (Cámara de Diputados del Congreso de la
Unión y congresos estatales) y se designa a los representantes de las entidades
federativas que integran el Senado de la República, pero además de designar
representantes, mediante el voto se elige a quienes habrán de conformar el gobierno,
tanto en el ámbito federal (presidente de la República) como en el local (gobernadores y
Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, además de presidentes municipales, regidores,
síndicos, alcaldes y cargos equivalentes).

En consecuencia, las elecciones equitativas, transparentes, y, en general, efectivas y


justas son el rasgo distintivo de las democracias modernas, por ello, es indispensable que
los sistemas electorales funcionen adecuadamente.

Esta Unidad fue diseñada a modo de marco teórico, a partir del cual los participantes
refuercen sus conocimientos acerca de los conceptos inherentes a los sistemas
electorales, con énfasis en los modelos de representación proporcional, para lo cual se
explicarán brevemente las fórmulas que suelen ser utilizadas en los distintos sistemas que
no son de mayoría.

1.1 APROXIMACIONES CONCEPTUALES DE SISTEMA ELECTORAL

Un sistema electoral es el conjunto de disposiciones y procedimientos mediante el cual el


resultado de las elecciones se transforma en un número determinado de cargos de
representación política (Chang 1993, 253), por lo tanto, se refiere a las reglas que
permiten a los ciudadanos expresar sus preferencias políticas y a partir de las cuales es
posible transformar los votos en escaños parlamentarios (en el caso del Poder Legislativo)
o en cargos de gobierno (en los casos de elecciones para presidente, gobernador,
alcalde, etcétera) (Nohlen 2008, 8).

Leonardo Valdés (2016, 14-15) explica que los sistemas electorales tienen como
propósito dar respuesta a preguntas como: ¿quiénes pueden votar?, ¿quiénes pueden ser
votados?, ¿de cuántos votos dispone cada elector?, ¿cómo pueden y deben desarrollarse
las campañas de propaganda y difusión?, ¿cuántos representantes se eligen en cada
demarcación electoral?, ¿cómo se determinan y delimitan los distritos y secciones
electorales?, ¿quiénes y cómo deben encargarse de organizar los comicios?, ¿cómo
deben emitirse y contarse los sufragios?, ¿cuántas vueltas electorales pueden y/o deben
realizarse para determinar al triunfador?, ¿quién gana la elección?, y ¿cómo se resuelven
los conflictos que puedan presentarse?.

Algunos autores definen a los sistemas electorales como el conjunto de dispositivos y


normas que regulan las elecciones de un país; cuyo propósito es definir las reglas
mediante las cuales los electores pueden expresar su voto a favor de determinados
partidos o candidatos, así como elegir los métodos válidos para convertir estos votos en
cargos de representación popular parlamentarios o ejecutivos (De la Fuente 2006).

En razón de lo anterior, la configuración de un sistema electoral es fundamental en


cualquier democracia moderna, debido a que los elementos o variables que los configuran
impactan en la representación política. Algunos de los elementos de este sistema son
(Lijphart 1994, 10-15):

o Circunscripción o distrito
o Tipos de candidatura y de votación
o Fórmulas para la conversión de votos en escaños
o Umbrales o barreras legal y real
o Tamaño de la asamblea

Ilustración 1. Elementos del sistema electoral


1.2 ELEMENTOS DE UN SISTEMA ELECTORAL

Los sistemas electorales se configuran a partir de varios elementos, indispensables para


el desarrollo de los comicios, los cuales se describen a continuación.

Circunscripción o distrito

La circunscripción o distrito es el ámbito territorial en el que se lleva a cabo una elección,


el cual se integra por un número determinado de demarcaciones que son útiles para la
organización de las elecciones y para efectos de representatividad, ya que en cada una
de estas unidades territoriales existe —o al menos debe existir— un número relativamente
uniforme de electores.

El tamaño o magnitud de la circunscripción se refiere al número de escaños o puestos de


elección popular por repartir al interior de esta, es decir, el número de escaños o cargos
en disputa puede variar entre uno, dos o más. Si se reparte solo un escaño en cada
circunscripción, se trata de una circunscripción uninominal, en cambio, si se reparte más
de un escaño por circunscripción, entonces esta es plurinominal. Cuando se trata de un
escaño, la cantidad de votos que se requiere para ganarlo es mayor en comparación de
cuando la circunscripción es plurinominal, en donde se requieren menos votos para
obtener cada escaño (Lijphart 1994, 12). Eso significa que entre mayor es el tamaño del
distrito o circunscripción (mayor número de escaños) más proporcional debe ser el
resultado de la elección. Esto se explicará con mayor detalle en la Unidad 2, cuando se
describa el sistema electoral mexicano.

El tamaño de la circunscripción también es posible que influya en la relación entre el


electorado y los representantes: en una circunscripción uninominal es más probable que
el elector consiga entablar una relación de confianza y responsabilidad con su
representante; en cambio, en una circunscripción plurinominal el elector suele votar por
una lista y no por candidatos, lo que no incentiva que se generen vínculos entre sí
(Nohlen 2016).

La organización del territorio en circunscripciones o distritos es fundamental para


determinar la relación que existe entre los votos que se emiten y cómo estos se traducen
en escaños, por ello, su delimitación suele ser un tema de debate político, ya que se
puede favorecer o afectar la representación de un partido político o de un grupo social. El
caso más emblemático se presentó en Estados Unidos en 1812 y dio lugar a un fenómeno
denominado gerrymandering, derivado del apellido del entonces gobernador de
Massachussets, Elbridge Gerry, quien con el objetivo de concentrar todas las zonas cuyos
votos le favorecían y dispersar así el voto de sus contrincantes, ordenó una distritación
que asemejaba una salamandra (Reynoso 2004, 83).

Figura 1. Representación del Gerrymandering


Caricatura política tras la distribución del estado de Massachusetts en 1812

Para prevenir este tipo de prácticas, diversas democracias han adoptado el criterio de
compacidad, que se refiere a que los distritos deben mantener una forma geométrica lo
más apegada posible a un polígono regular. Lo anterior porque se considera que con ello
se favorece la neutralidad, no solo al brindar una imagen estética del escenario que
minimiza las discrepancias, sino que se considera que así se permite que los distintos
grupos sociales se encuentren en las mismas condiciones de representación, además de
facilitar la operatividad en su interior (López 2006).

Tipos de candidatura y votación

Las candidaturas se refieren a la figura por medio de la cual una persona puede
postularse a un cargo de elección popular, y estas pueden ser de dos formas:

Personal: Se refiere a la candidatura de una sola persona, donde el elector debe decidir
simplemente si vota por ese candidato o por otro. Este tipo de candidaturas favorece la
participación de actores no afiliados a los partidos políticos, es decir, a las candidaturas
independientes o ciudadanas.

Por lista: Esta modalidad guarda una estrecha relación con el sistema de partidos, ya que
en general son ellos quienes configuran un catálogo de candidatos que ofrecen al elector.
Se pueden distinguir tres variantes de las candidaturas por lista: cerrada y bloqueada;
cerrada y no bloqueada, y abierta; cada una de ellas está asociada con distintos
procedimientos de votación para el elector. La siguiente tabla ilustra esta relación:

Tabla 1. Formas de listas de candidaturas y procedimientos de votación asociados

Operativamente las listas abiertas resultan muy complejas, no solo para el elector, sino
también para la autoridad electoral encargada de procesar los resultados. Las listas
cerradas y no bloqueadas son más manejables, aunque requieren de un doble esfuerzo
de la autoridad electoral, ya que debe, primero, contabilizar los votos a favor del cada
partido, y luego, los votos obtenidos por cada uno de los candidatos de cada una de las
listas propuestas por los partidos. La forma más sencilla de las candidaturas por lista es la
cerrada y bloqueada, ya que el orden de los candidatos está predeterminado por los
partidos y la autoridad solo debe contabilizar cuántos votos recibió cada uno para
determinar cuántos escaños les corresponden siguiendo la lista. Los mecanismos de
asignación se verán más adelante.

El funcionamiento de las candidaturas personales es mucho más sencillo para el elector,


en comparación con las candidaturas por lista, cuya complejidad también impacta en las
autoridades encargadas de procesar la votación para la asignación de escaños. Por ello,
en la mayoría de los países del mundo en los que existen las candidaturas por listas,
estas son cerradas, así el elector solo vota por una lista de candidatos de entre una oferta
previamente configurada por los partidos políticos como en el caso de México.
Fórmulas para la conversión de votos en escaños

Existen dos grandes reglas de decisión para convertir los votos en escaños y que en
buena medida definen los tipos de sistemas electorales: la de mayoría y la de
representación proporcional (véase Figura 2). En la decisión de mayoría gana escaños el
partido que obtiene el mayor número de votos; mientras que en la decisión de
representación proporcional obtiene escaños el partido que alcanza un determinado
porcentaje de los votos.

Figura 2. Reglas de decisión

Fuente: elaboración propia

Estas reglas de decisión corresponden respectivamente a dos principios de


representación con la misma denominación: el de mayoría y el proporcional (Nohlen 2008,
24):

El principio de mayoría se refiere a que un partido político que haya obtenido la votación
más alta, pueda obtener la mayor parte de los escaños y, por tanto, garantizar un
predominio para la toma de decisiones. Por ejemplo, en un sistema mayoritario, un partido
que alcance el 40% de los votos podría terminar obteniendo el 60% de los escaños en el
Congreso.

El principio proporcional consiste en obtener la mayor aproximación posible entre el


porcentaje de votos obtenido por los partidos políticos y el número de escaños disponibles
y, por tanto, lograr la mayor representatividad que se pueda de todos los sectores de la
sociedad. Por ejemplo, si en un sistema proporcional con tres partidos, dos partidos
alcanzan el 40% y el tercero el 20% de los votos, obtendrían un número de escaños en el
Congreso que representaría un porcentaje proporcional a su votación (40-40-20).

Estas reglas de decisión determinan las fórmulas electorales, que son los procedimientos
a través de los cuales se define al ganador o ganadores de una elección. En este sentido,
si la regla de decisión es mayoritaria, la fórmula utilizada para determinar al ganador
puede ser de mayoría relativa o absoluta:

Mayoría relativa o simple: gana el partido o candidato que obtiene más votos. Por
ejemplo, en una elección participan tres partidos: A, B y C, los cuales obtuvieron los
siguientes porcentajes de votación A=35%, B=33%, C=32%; lo que deja ver que se trata
de una elección prácticamente dividida en tercios, pero en la que se tendría que declarar
ganador al partido A.

Mayoría absoluta: gana el partido que obtiene la mitad más uno de los votos. Si ningún
partido obtiene una mayoría absoluta, hay que realizar una segunda vuelta de elecciones
entre los dos partidos que obtuvieron el porcentaje de votación más alta en la primera
vuelta. Si se retoma el ejemplo del párrafo anterior, tendríamos que los partidos A y B,
que obtuvieron los porcentajes más altos en la primera elección, tendrían que enfrentarse
de nuevo en una segunda ronda, en la que forzosamente uno de los dos tendría que
ganar al menos por el 51% de los votos.

Un caso interesante es la elección presidencial en Costa Rica, donde el candidato


ganador requiere obtener por lo menos el 40% de la votación a su favor y una diferencia
de por lo menos 10% con respecto al segundo lugar, lo que puede catalogarse como una
mayoría ponderada o específica, ya que es menor a la mayoría absoluta e incorpora tres
requisitos: la mayor votación, un umbral determinado y una diferencia puntual, teniendo el
propósito de evitar una segunda vuelta pero garantizando al mismo tiempo que el ganador
obtenga un respaldo electoral importante.

Por otra parte, cuando la regla de decisión es proporcional, la expresión de “fórmula


electoral” adquiere un mayor significado semántico, ya que existen diversos
procedimientos matemáticos para su configuración. Los dos tipos más importantes son los
procedimientos de divisor y de cociente, aunque existen otros que se utilizan
regularmente. En el último tema de esta Unidad se explican tales fórmulas.

Umbrales o barreras legal y real

Los umbrales o barreras son los límites que las legislaciones electorales imponen a los
partidos políticos para que puedan participar en la asignación de escaños legislativos en
los modelos de representación proporcional.

Los umbrales legales o formales pueden expresarse en una cantidad de votos


determinada o en un porcentaje de votos que se exigen en la ley, mientras que los
umbrales reales o efectivos se refieren a aquellos casos en que matemáticamente los
partidos quedan excluidos debido a la brecha que existe entre sus porcentajes de votos y
el número de escaños a repartir.

La doctrina ha planteado que los umbrales legales o formales se pueden clasificar


básicamente en dos tipos: altos, cuando la legislación demanda 5% de votos o más para
participar en la asignación, y bajos, cuando la legislación demanda menos de 5% de votos
para participar en la asignación.

Tamaño de la asamblea

El tamaño de la asamblea o congreso es la cantidad total de escaños o cargos que están


en disputa para conformar un órgano legislativo. En general, las asambleas se pueden
clasificar justamente por su tamaño en: pequeñas: conformadas por 20 miembros o
menos; medianas: conformadas por 100 miembros o menos; y grandes: conformadas por
más de 100 miembros.

El tamaño de la asamblea está relacionado con los umbrales ya que, como se mencionó
con anterioridad: a menor número de escaños, más votos se necesitan para obtenerlos;
mientras que un mayor número de escaños requiere un menor número de votos
(umbrales efectivos). Aunque también es necesario considerar si el sistema electoral
establece un umbral legal para la asignación de escaños (Lijphart 1994, 63-8).

1.3 CLASIFICACIÓN DE LOS SISTEMAS ELECTORALES

Existen tres tipos básicos de sistemas electorales: los sistemas de mayoría, los sistemas
de representación proporcional y los sistemas mixtos o combinados.

Figura 3. Clasificación de los sistemas electorales


Sistemas de mayoría o de pluralidad

El rasgo distintivo de los sistemas de mayoría o de pluralidad es que los cargos que se
votan son unipersonales, es decir, respecto a circunscripciones o distritos o uninominales.
El ganador es el candidato que haya obtenido la mayor cantidad de votos en la
circunscripción, aunque no necesariamente la mayoría absoluta. Por ejemplo, el cargo de
Presidente de los Estados Unidos Mexicanos se vota en una sola circunscripción, que es
todo el territorio nacional, y puede ser que el candidato ganador apenas supere un tercio
de la totalidad de los votos.

Los sistemas de mayoría tienen el propósito de generar un gobierno definido, por lo que
tienden a premiar al partido más grande (en términos de votos). Este tipo de sistemas de
mayoría también privilegian la gobernabilidad, entendida como la capacidad de gestión y
la estabilidad del gobierno en turno. Es decir que, en la medida en que los sistemas de
mayoría favorecen a los partidos con mayor fuerza electoral, la oposición queda reducida
y las negociaciones políticas suelen ser más tersas.

Es posible identificar cinco variantes de este sistema: de mayoría simple (MS), voto en
bloque (VB), voto en bloque por partido (VBP), voto alternativo (VA) y doble ronda (DR)
(ACE Project s/f). A continuación se describe brevemente cada uno y se señalan sus
ventajas y desventajas.

o Mayoría simple

Es el sistema más sencillo, pues el candidato ganador es aquel que obtiene el mayor
número de votos, independientemente del porcentaje que representen dichos votos. Entre
las ventajas que ofrece se encuentra el hecho de que permite brindar opciones
claramente definidas a los electores, además de que tiende a excluir de la legislatura a los
partidos extremistas con bajos porcentajes de votos, incentiva el vínculo entre los
representantes y representados, debido a que los candidatos tienen un área geográfica
definida y el electorado identifica a un actor al cual pedir cuentas, permite las candidaturas
independientes y también la formación de gobiernos de un solo partido, dando
consistencia a algún proyecto político en particular. Sin embargo, como desventajas se
tiene que no permite la representación adecuada de minorías, exacerba la figura de los
“bastiones regionales”, puede incentivar el voto dividido, generando poca aceptación del
ganador, y puede tener como consecuencia que los gobiernos se tornen insensibles a los
cambios en la opinión pública.

o Voto en bloque (VB)

Se trata de un sistema en el que los electores disponen de un número de votos igual al de


los escaños a elegir. En este sentido, su principal ventaja consiste en que los electores
tienen la libertad de votar por candidatos en lo individual, independientemente de los
partidos a los que representen, aunque tienen en contra el hecho de que puede resultar
desproporcional cuando los electores le dan todos sus votos a un mismo candidato. Es
como si en México los ciudadanos pudieran votar en las elecciones municipales no por
planillas, sino por presidente municipal, regidores y síndicos en lo individual. El voto en
bloque fue utilizado en el pasado en sistemas electorales de países no europeos ni
americanos, como Palestina, Bermudas, Fiji y Laos.

o Voto en bloque por partido (VPB)

En este sistema los electores tienen un solo voto y eligen al partido de su preferencia y no
a candidatos de forma individual. Es decir que en una circunscripción plurinominal se
votan listas de candidatos o planillas y la que obtenga más votos se queda con todos los
cargos. Como ventaja, esta modalidad de votación incentiva el fortalecimiento de los
partidos, pero sus desventajas son similares a las de mayoría simple, además de que
puede producir resultados poco proporcionales. Siguiendo con el ejemplo de los
municipios mexicanos, es como si en una elección la planilla ganadora se quedara con
todos los cargos. Sin embargo, como se verá más adelante, la asignación de regidurías y
sindicaturas en México se realiza por representación proporcional.

Algunos países no occidentales son los que han adoptado el voto en bloque: Libia,
Singapur, Túnez, Senegal.

o Voto alternativo (VA)

Es un sistema usado en distritos uninominales en donde el elector ordena numéricamente


a los candidatos de su preferencia, es decir que, en lugar de solo marcar una opción,
establece un orden de preferencias: si participan los candidatos de los partidos A, B, C y
D, el elector puede, por ejemplo, marcar así: 1-D, 2-A, 3-B, 4-C.

Aquí aplica la regla de la mayoría absoluta, ya que quien obtenga el 50% más uno de los
votos se convierte en el elegido. En caso de que ningún candidato obtenga la mayoría
absoluta, se elimina aquella opción que haya obtenido menos votos como primer lugar y
entonces se toman solo en consideración los votos marcados como segundas opciones:
supongamos que el Partido D obtuvo el 40% de los votos como opción 1 y que el partido
C solo logró el 5% como opción 1, lo procedente es entonces dejar de considerar al
partido C y revisar en las boletas en las que se le marcó como opción 1, cuáles son los
partidos marcados como opción 2 y hacer un recalculo. Este procedimiento que implica
eliminar a los partidos menos votados y recalcular con los votos marcados como
segundas opciones se repite hasta que alguno obtenga la mayoría absoluta.

Como ventaja de esta modalidad de voto se tiene que, permite la combinación de


intereses diversos y obliga a los candidatos a salir del confort del “voto duro”, buscando
obtener las preferencias de un electorado más amplio. Sin embargo, como desventaja
requiere que el electorado tenga cierto nivel de alfabetización y conocimientos básicos
matemáticos para hacer un uso eficiente de sus votos. Se trata de una modalidad que es
muy poco usada; en la actualidad solo se utiliza en Australia con algunas variaciones y en
el pasado se utilizó también en Papúa Nueva Guinea.

o Doble ronda (DR) o segunda vuelta electoral

El principio de esta variante es que, si un candidato no obtiene la mayoría absoluta en la


elección, debe realizarse una segunda ronda en donde el ganador es declarado electo.
Dentro de las ventajas se encuentra que los electores tienen una segunda oportunidad de
votar por la candidatura de su preferencia, o bien hacer uso de su voto útil, es decir que
este modelo obliga a que los electores al final se pronuncien con su voto por algún
candidato “finalista”. Comparte la mayoría de las desventajas de la mayoría simple, donde
los resultados son poco proporcionales. Adicionalmente, la autoridad responsable de
organizar las elecciones tiene una mayor presión ya que debe organizar dos procesos, el
segundo poco tiempo después del primero, además de que puede resultar desgastante en
países altamente divididos.
Sistemas de representación proporcional

Debido a la afectación de la representatividad implícita en los sistemas mayoritarios, gran


parte de las democracias optan por utilizar los sistemas de representación proporcional o
mixtos.

En los sistemas de representación proporcional (RP), también llamados proporcionales, la


votación se lleva a cabo en circunscripciones plurinominales y los escaños se asignan a
partir de un determinado porcentaje de los votos, aunque esto depende de las
características particulares que definan al sistema electoral: umbral legal, tamaño de la
asamblea, etcétera, según lo requieran las fórmulas electorales respectivas.

Los sistemas de RP tienen el propósito de asegurar la representación de la mayor parte


de las fuerzas políticas de un país, por lo que intentan reflejarlo en la conformación de su
órgano legislativo. Estos sistemas privilegian la proporcionalidad entre votos y escaños,
intentando que tal relación sea lo más equilibrada posible. Por ello, favorecen el
pluripartidismo, es decir, facilitan el ingreso al Poder Legislativo de un mayor número de
partidos.

Sustancialmente existen dos tipos de sistemas de RP: mediante listas, cuyas variantes se
expusieron en el tema correspondiente a los elementos de un sistema electoral, y el otro
es por voto único transferible (VUT), donde los electores deben marcar sus boletas
ordenadamente de acuerdo a sus preferencias. Este sistema es parecido al de voto
alternativo, en el sentido de que los candidatos que superan cierta cuota son elegidos de
inmediato, en tanto que se elimina a los menos favorecidos y sus votos se distribuyen
subsecuentemente entre el resto de los candidatos.
Los sistemas de RP implican necesariamente la aplicación de una fórmula matemática
que permita establecer la proporción entre votos y escaños, por ello es que comúnmente
se le denomina fórmula electoral.

Las fórmulas electorales pueden tener como elemento central un factor de distribución
basado en divisores, o bien en cocientes o cuotas. En la siguiente figura se esquematizan
los tipos de fórmulas existentes.

Figura 4. Fórmulas de representación proporcional

 Fórmulas con divisores

Las fórmulas electorales con divisores utilizan alguna serie de números, que regularmente
comienzan en el uno y terminan cuando se asigna el último escaño, las más conocidas
son: D’Hondt y Sainte-Laguë.

 Fórmula D’Hondt

La votación obtenida por cada partido se debe dividir entre números enteros sucesivos
hasta cubrir el número de escaños a distribuir. La serie de divisores comienza en el uno
(1) y termina cuando están repartidos todos los escaños. Ejemplo: España (Lijphart 1994,
23).

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