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CAPÍTULO 11

REPETICIONES Y OBSERVACIONES

Resumiendo y repitiendo un poco de lo dicho en las lecciones anteriores, conviene


que siempre recordemos lo siguiente:
1º. Que el primer requisito para la correcta comprensión de las Sagradas Escrituras,
es un espíritu de discípulo humilde. Esto es muy importante, ya que una persona
con una escasa preparación, que humildemente busca la dirección del Espíritu
Santo en el estudio de la Biblia, conseguirá mucho mejores resultados que un
hombre con talento y sabiduría humana que, con preocupación y sin el espíritu de
discípulo emprende el estudio de la Palabra de Dios. Hay una gran cantidad de
ejemplos que apoyan esta declaración; nos basta ver a aquellos hombres llenos del
conocimiento de la Palabra, que son verdaderos eruditos, pero cuyas vidas no han
sido transformadas y sus enseñanzas y predicaciones tampoco transforman a nadie.
2º. Que las grandes doctrinas y principios del cristianismo están expuestas con
claridad en las Escrituras.
3º. Que por lo tanto, en realidad sólo ocupamos las reglas de la interpretación para
conseguir la claridad en el significado verdadero en los puntos oscuros y de difícil
comprensión.
4º. Que, a pesar de eso, es de suma importancia que hasta el cristiano más humilde
tenga idea de tales reglas y de su aplicación, por cuanto es deber de los hijos de
Dios profundizarse en las Escrituras, confirmarse en sus verdades y familiarizarse
con ellas para su provecho propio y para enseñar correctamente si se es ministro, y
poder iluminar el camino de los que contradicen las verdades bíblicas.
5º. Que para conocer el sentido innato de la Biblia, elle misma debe ser su
intérprete.
6º. Que el verdadero sentido de sus textos se consigue por el significado de sus
palabras, y que así, por la por la adquisición del verdadero sentido de sus palabras,
se consigue el verdadero sentid de sus textos.
7º. Que no se debe olvidar ni por un momento que el significado de las palabras
está determinado por la peculiaridad y uso del lenguaje bíblico, debiéndose, por lo
tanto, buscar el conocimiento del sentido en que se usan las palabras, ante todo en
la Biblia misma.
8º. Que las palabras deben tomarse en el sentido que comúnmente tienen, si este
sentido no está manifiestamente reñido con otras palabras en la frase en que
ocurren, con el contexto o con otras partes de las escrituras.
9º. Que en caso de tener una palabra con significados diferentes, presentándonos
así o de algún otro modo un punto oscuro, se recurrirá a las reglas arriba explicadas
para conseguir el sentido exacto que tenía en mente el escritor al redactar tal
pasaje, o más bien el Espíritu Santo.

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10º. Que aparte del recto entendimiento de pasajes y textos asolados en cuanto a
las doctrinas, éstas sólo son del todo bíblicas y exactas cuando expresan todo lo
que dicen
Las Escrituras en relación a las mismas. Esto es, que si alguien presenta una
doctrina, pero omite al expresarla algunas enseñanzas en relación con la misma,
que están en la Palabra, no es una doctrina verdadera.
Por lo tanto, al averiguar cual sea el verdadero significado de un pasaje de la
Escritura, es necesario preguntarnos:
a). ¿Cuál es el significado de sus palabras?
Si no tienen más que un significado, pronto estaremos en lo claro: tenemos ya el
verdadero sentido. Pero si hay alguna que tiene más de un sentido, tenderemos que
hacernos una segunda pregunta:
b). ¿Cuál de estos sentidos necesita el resto de la frase para tener sentido y lógica?
Si en respuesta obtenemos que encontráramos dos o tres sentidos, nos hacemos
una tercera pregunta:
c). ¿Cuál es el sentido que requiere el contexto para que tenga armonía todo el
pasaje?
Si todavía cabe darle más de un sentido, nos preguntamos entonces:
d). ¿Cuál es el sentido que requiere el designio u objeto general del pasaje o del
libro en que se encuentra?
Y si a todas estas preguntas se ofrece todavía más de una respuesta, preguntamos:
e). ¿Cuál es el sentido que requieren otros pasajes de las escrituras?
Si, por acaso, en resolución obtuviéramos dos o más respuestas, tendremos que
considerarlas como correctas, aunque deberemos escoger la que tenga mayores
condiciones para ser aceptada como verdadera. Si todas las tuvieran, entonces
escogeremos la que más se relacione a la enseñanza que estemos siguiendo
No es por demás repetir que los procedimientos y las reglas aquí indicadas, son tan
justas como necearías, no solamente para la interpretación de toda clase de
lenguaje de las Sagradas Escrituras, sino también para el recto entendimiento y
correcta interpretación de todo lenguaje o documento de uso en la vida secular.
Conseguir el sentido exacto que tenía en mente el escritor al redactar tal pasaje, o
más bien el Espíritu Santo.
10º. Que aparte del recto entendimiento de pasajes y textos asolados en cuanto a
las doctrinas, éstas sólo son del todo bíblicas y exactas cuando expresan todo lo
que dicen las Escrituras en relación a las mismas. Esto es, que si alguien presenta
una doctrina, pero omite al expresarla algunas enseñanzas en relación con la
misma, que están en la Palabra, no es una doctrina verdadera.
Por lo tanto, al averiguar cual sea el verdadero significado de un pasaje de la
Escritura, es necesario preguntarnos:
a). ¿Cuál es el significado de sus palabras?

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Si no tienen más que un significado, pronto estaremos en lo claro: tenemos ya el
verdadero sentido. Pero si hay alguna que tiene más de un sentido, tenderemos que
hacernos una segunda pregunta:
b). ¿Cuál de estos sentidos necesita el resto de la frase para tener sentido y lógica?
Si en respuesta obtenemos que encontráramos dos o tres sentidos, nos hacemos
una tercera pregunta:
c). ¿Cuál es el sentido que requiere el contexto para que tenga armonía todo el
pasaje?
Si todavía cabe darle más de un sentido, nos preguntamos entonces:
d). ¿Cuál es el sentido que requiere el designio u objeto general del pasaje o del
libro en que se encuentra?
Y si a todas estas preguntas se ofrece todavía más de una respuesta, preguntamos:
e). ¿Cuál es el sentido que requieren otros pasajes de las escrituras?
Si, por acaso, en resolución obtuviéramos dos o más respuestas, tendremos que
considerarlas como correctas, aunque deberemos escoger la que tenga mayores
condiciones para ser aceptada como verdadera. Si todas las tuvieran, entonces
escogeremos la que más se relacione a la enseñanza que estemos siguiendo
No es por demás repetir que los procedimientos y las reglas aquí indicadas, son tan
justas como necearías, no solamente para la interpretación de toda clase de
lenguaje de las Sagradas Escrituras, sino también para el recto entendimiento y
correcta interpretación de todo lenguaje o documento de uso en la vida secular.

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CUESTIONARIO DE APOYO Nº 11

Nombre del alumno _________________________________ Fecha ____________


Iglesia___________________________Pastor______________________________

1. ¿Cuál es el principal requisito para comprender las Sagradas Escrituras?

2. ¿Cómo están expresados los grandes principios del cristianismo en las Escrituras?

3. ¿Cuándo son útiles las reglas de interpretación?

4. ¿Por qué conviene que todo cristiano tenga idea de la recta interpretación de la
Palabra de Dios?

5. ¿Quién es el interprete fundamental de la Biblia?

6. ¿Cómo se consigue el verdadero sentido de sus textos?

7. ¿En qué libro se debe buscar el sentido de las palabras bíblicas?

8. ¿En qué sentido se deben tomar generalmente las palabras?

9. ¿Cómo se procede cuando una palabra tiene varios sentidos?

10. ¿Cuándo es del todo bíblica una doctrina?

11. Para averiguar cuál sea el verdadero sentido de un pasaje, ¿Qué preguntas
debemos hacernos?. Explíquelas todas.

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