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Energía y consumo de substancias fundamentales

Riesgos de la introducción tardía en la alimentación


complementaria en el periodo nutricional de un infante

Uribe González Alexa

Martínez Bibiano Carlos Daniel


Rendón Núñez Jorge Luis

Roman Rosas Grecia Alejandrina

Valle Brito Ivana

Profesor: Q.F.B. Luis Mario Madrid Jiménez


Grupo: BC09A 22-P
Fecha: 26 de septiembre del 2022
Resumen
La Alimentación Complementaria (AC) se define como aquel proceso por el cual se ofrece a
un lactante alimentos sólidos o líquidos distintos a la leche materna o fórmulas infantiles
entre los 6 y 24 meses, tomando en cuenta que es un complemento y no sustitución de esta.
El objetivo principal de la presente investigación es poder identificar cuáles son los riesgos
que un infante puede presentar ante la ausencia de un correcto manejo de Alimentación
Complementaria en la dieta, tomando en cuenta los micronutrientes necesarios para estimular
el desarrollo psicosocial, motor y neurológico.
Cuando se presentan carencias nutricionales como hierro y zinc, puede existir un aumento
del riesgo de alergias o intolerancias alimentarias, desde enfermedades cardiovasculares
hasta problemas como sobrepeso o desnutrición.
Por tanto, es de suma importancia que durante los primeros dos años de vida se introduzca la
nutrición adecuada para el desarrollo pleno del potencial del niño. Actualmente este periodo,
se considera crítico para el desarrollo y estado óptimo de salud. Por lo tanto, cumplir con una
alimentación adecuada en esta etapa de la vida tiene un gran impacto sobre el estado de
nutrición y crecimiento de un niño, no solo a corto, sino también a mediano y largo plazo.
Palabras clave: alimentación complementaria, micronutrientes, nutrición y lactante.

Abstract
Complementary Feeding (AC) is defined as that process by which solid or liquid foods other
than breast milk or infant formula are offered to an infant between 6 and 24 months, taking
into account that it is a complement and not a substitute for this.
The main objective of this research is to be able to identify inconveniences are the risks that
an infant can present in the absence of proper management of Complementary Food in the
diet, taking into account the necessary micronutrients to stimulate psychosocial, motor and
neurological development.
When nutritional deficiencies such as iron and zinc occur, there may be an increased risk of
allergies or food intolerances, from cardiovascular diseases to problems such as overweight
or malnutrition.
Therefore, it is of utmost importance that during the first two years of life adequate nutrition
is introduced for the full development of the child's potential. Currently this period is
considered critical for the development and optimal state of health. Therefore, complying
with an adequate diet at this stage of life has a great impact on the nutritional status and
growth of a child, not only in the short term, but also in the medium and long term.
Key words: complementary feeding, micronutrients, nutrition, infant.
Indice

Definición de las palabras clave………………………………………………………… 1


Introducción ………………………………………………………………………………. 2
Planteamiento del problema……………………………………………………………… 3
Justificación del problema …………………………………………………....…………. 4
Objetivo general…………………………………………………………………………… 5
Objetivos específicos …………………………………………………………………… 5
Hipótesis…………………………………………………………………………………… 5
Metodología……………………………………………………………………………….. 5
Marco teórico……………………………………………………………………………….6
Discusión………………………………………………………………………………….. 22
Conclusión………………………………………………………………………………... 22
Bibliografía………………………………………………………………………………. 24
Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Xochimilco

Módulo: Energía y Consumo de Sustancias Fundamentales.

Correspondencia: 2213057877@alumnos.xoc.uam.mx

Aclaración de intereses: el presente trabajo se realizó en el trimestre 22P, mediante el


módulo de Energía y Consumo de Sustancias Fundamentales de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. División de Ciencias Biológicas y de la
Salud.

Palabras clave: alimentación complementaria, micronutrientes, nutrición y lactante.

Key words: complementary feeding, micronutrients, nutrition, infant.

Definición de las palabras clave.

Alimentación Complementaria: La alimentación complementaria (AC) se considera un


proceso por el cual se ofrecen al lactante alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche
materna o de una fórmula infantil como complemento y no como sustitución de esta
(Recomendaciones sobre alimentación complementaria, 2018 pdf).

Micronutrientes: Los micronutrientes, generalmente derivados de la ingesta de alimentos,


son pequeñas cantidades de vitaminas y minerales requeridos por el cuerpo para la mayoría
de las funciones celulares (OPS, 2016).

Nutrición: La nutrición se refiere a los nutrientes que componen los alimentos, implica los
procesos que suceden en tu cuerpo después de comer, es decir la obtención, asimilación y
digestión de los nutrimentos por el organismo (IMSS, 2015).

Lactante: Se define la etapa del lactante aquella que se inicia a los 30 días de vida y finaliza
a los 24 meses. Se caracteriza por un acelerado ritmo del crecimiento y de las habilidades
psicomotrices (Unidad avanzada de Pediatría, 2018).
Introducción
La nutrición adecuada en la vida de un lactante es fundamental para su desarrollo durante la
infancia y la niñez. Desde el periodo neonatal hasta el periodo posneonatal, se deben aplicar
ciertos principios para estimular el crecimiento y un buen estado de salud. Cuando la leche
materna deja de ser suficiente para atender las necesidades nutricionales del lactante y
necesita de mayores requerimientos de energía y nutrientes, hay que añadir alimentos
complementarios a su dieta, esta es una fase de gran vulnerabilidad, ya que para muchos
niños empieza la malnutrición.
La Academia Americana de Pediatría y posteriormente la Sociedad Europea de
Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, estableció que la “Alimentación
complementaria” hace referencia a la introducción de otros alimentos, además de la leche
materna, a partir de los 6 meses de vida. La alimentación complementaria debe tener una
consistencia y variedad adecuada, y administrarse en cantidades apropiadas y con una
frecuencia adecuada, que permita cubrir las necesidades nutricionales del lactante en
crecimiento, sin abandonar la leche materna.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la malnutrición se refiere al
desequilibrio ya sea en el exceso o déficit en el consumo de energía y/o nutrientes respecto a
las necesidades del cuerpo para mantener un óptimo crecimiento y/o estado de salud.
La primera causa de la malnutrición en la infancia se relaciona con las prácticas incorrectas
de lactancia y alimentación, con una elevada prevalencia de enfermedades infecciosas. La
mala nutrición durante los primeros 2 años de vida es especialmente perjudicial ya que se
relaciona con mayor riesgo de presentar infecciones respiratorias, diarrea, retraso en el
desarrollo físico y cognitivo que en gran parte es irreversible, también conlleva a un bajo
rendimiento escolar, lo que puede resultar en una reducción de los ingresos en el futuro
(Effects of Undernutrition. Int J Env Res Public Heal. 2011).
La adecuada alimentación complementaria (en términos de tiempo, suficiencia, seguridad y
adaptación) depende no solo de la disponibilidad de alimentos variados en el hogar, sino
también de las prácticas de alimentación de los cuidadores.
Las investigaciones han revelado que los cuidadores necesitan un apoyo especializado para
alimentar adecuadamente a los lactantes, la deficiencia de micronutrientes ha sido reconocida
en diversos países, especialmente en aquellos en vías de desarrollo.
Según la UNICEF, las causas principales de la malnutrición infantil pueden clasificarse en
tres factores; la inseguridad alimentaria de los hogares, la atención inadecuada y el entorno
familiar insalubre. Éstos a su vez, se pueden ver afectados por los ingresos, la pobreza, el
empleo, la vivienda, los bienes y las pensiones, que también están determinados por factores
socioeconómicos y políticos (UNICEF, 2020).

Planteamiento del problema


La leche materna es uno de los mejores alimentos que se le puede ofrecer a un lactante, ya
que este les permite alcanzar un pleno desarrollo satisfaciendo sus necesidades caloríficas,
inmunológicas y de nutrientes siendo que su composición compuesta por agua, hidratos de
carbono, grasas, proteínas del suero, aminoácidos, vitaminas, minerales y oligoelementos.
(García, 2011). Sin embargo esta no le es suficiente a lo largo de su periodo de vida, los
infantes comienzan a requerir una mayor ingesta de nutrientes, siendo realmente necesario
brindar al niño alimentos variados para completar su nutrición.
Sin embargo, una incorrecta alimentación a partir de los 6 meses de edad tiene efectos
nocivos en el niño. Esta problemática se agrava ante la ausencia de otros alimentos efectivos
en su dieta; este periodo de inclusión de alimentos varía desde este intervalo hasta los 24
meses de edad, periodo en el que el niño se encuentra muy vulnerable a padecer ciertas
enfermedades infecciosas, problemas cognitivos, mal desarrollo digestivo, etc.
Por lo expuesto anteriormente, este trabajo pretende identificar; ¿cuáles son los riesgos a los
que los infantes están expuestos si se introduce la alimentación complementaria fuera de
tiempo en su dieta nutricional?

Justificación del problema


Es conocida la falta de un aporte nutricional adecuado en la población más vulnerable de
nuestro país, como son los lactantes y preescolares, debido a un conjunto de factores
socioeconómicos que derivan en estados carenciales importantes.
De acuerdo con los datos de la UNICEF, a nivel mundial, alrededor del 21.3% de los niños
menores de 4 años presentan desnutrición con retraso en el crecimiento, y el 6.9% presenta
un peso bajo de acuerdo con la estatura. (UNICEF, 2020).
Objetivo general
• Identificar mediante un análisis documental los riesgos que conlleva la carencia de
una correcta alimentación complementaria y la implementación de micronutrientes
para un adecuado desarrollo y crecimiento en infantes.

Objetivos específicos
• Analizar la importancia de complementar la leche materna, sin desplazarla, con
nutrientes suficientes para estimular el desarrollo psicosocial, motor y neurológico
del niño.
• Definir hábitos alimenticios correctos, que serán base de futuros patrones de
alimentación.

Hipótesis
“Los infantes que tienen una correcta alimentación complementaria y de micronutrientes
lograran un mejor desarrollo y crecimiento inmunológico, cognitivo y digestivo que los
infantes que no sean alimentados de una manera correcta”.

Metodología
Diseño general de investigación
Dado que el objetivo del estudio será analizar la importancia de la alimentación
complementaria y los micronutrientes en el periodo nutricional de un infante se utilizará un
diseño de documental de archivo, considerando que el tema de investigación tiene un amplio
sustento teórico.

Enfoque de la investigación
Se llevará a cabo el presente estudio bajo la metodología de investigación de archivo no
experimental con enfoque cualitativo, de teoría fundamentada. En la investigación no
experimental “Se observan los hechos tal y como se presentan en su contexto real y en un
tiempo determinado o no, para luego analizarlos” (Parella & Martins, 2006), revisando
información previamente investigada para generar una inducción cualitativa, en torno a los
planteamientos establecidos sobre la alimentación complementaria en el periodo nutricional
del infante y sus consecuencias de su implementación tardía.

Métodos de investigación
1. Exploratoria: Se encarga de probar que algo es correcto o incorrecto, de encontrar
soluciones y alternativas después de evaluar la información investigada
2. Informativa: Se encarga de mostrar la información relevante sobre un tema específico
que viene de diversas fuentes de consulta.

Marco teórico
CAPITULO I
1.1 Alimentación complementaria
La alimentación complementaria (AC) se considera un proceso por el cual se ofrecen al
lactante alimentos sólidos o líquidos distintos de la leche materna o de una fórmula infantil,
como complemento y no como sustitución de esta.

1.2 ¿En qué orden debemos introducir los alimentos?


Las recomendaciones han cambiado numerosas veces en los últimos años. Lo importante es
que no se deben dar “instrucciones” rígidas y sí introducir alimentos de uno en uno con
intervalos de unos días para observar la tolerancia y aceptación, sin añadir sal, azúcar ni
edulcorantes.

Algunos beneficios de la práctica son:


• Obtiene nutrientes esenciales que ya no consigue con la lactancia: carbohidratos,
proteínas, grasas, minerales y vitaminas.
• Previene deficiencia de energías y proteínas debidas a una disociación entre su
disponibilidad en la leche humana y los requerimientos del niño resultantes de su
crecimiento.
• Fomentar el gusto por los distintos sabores y texturas de los alimentos.
• Fomentar la capacidad innata del niño para autorregular la cantidad de alimentos que
consume.
• Desarrollar habilidades que permitan una transición fluida entre la dependencia total
del niño con los padres para alimentarse a hacerlo por sí mismo.
• Ofrecer una alimentación libre de microorganismos patógenos como lo que ofrece la
lactancia humana exclusiva.

CAPÍTULO II

2.1 Desarrollo del aparato digestivo


Los alimentos que se ingieren en la vida cotidiana contienen una variedad de nutrientes
utilizados para construir nuevos tejidos corporales y lograr reparar aquellos que ya fueron
dañados, además de que son esenciales para la vida porque son la única fuente de energía
química. Sin embargo, la mayor parte consiste en moléculas demasiado grandes para ser
usadas por las células del cuerpo.
Por lo que los alimentos deben ser degradados hasta el tamaño de moléculas suficientemente
pequeñas para ingresar en las células del cuerpo para ser utilizadas. Ese proceso lo realiza el
aparato digestivo, que desarrolla una amplia superficie en contacto con el medio externo y
que está estrechamente relacionada con el aparato cardiovascular. La combinación entre una
amplia exposición con el medioambiente y la estrecha cooperación con los vasos sanguíneos
es fundamental para el procesamiento de los alimentos consumidos.
El aparato digestivo está compuesto por dos grupos de órganos, el tubo y los órganos
digestivos accesorios. El tubo digestivo es un conducto continuo que se extiende desde la
boca hasta el ano a través de las cavidades torácica y abdominopélvica. Los órganos del tubo
digestivo incluyen la boca, la mayor parte de la faringe, el esófago, el estómago, el intestino
delgado y el intestino grueso. La longitud del tubo digestivo es de unos 5-7 metros en una
persona viva cuando los músculos situados en la pared de los órganos mantienen un tono
muscular (contracción sostenida). En el cadáver, es más largo (unos 7 a 8 metros) debido a
la pérdida del tono muscular después de la muerte.
Los órganos accesorios del aparato digestivo incluyen los dientes, la lengua, las glándulas
salivales, el hígado, la vesícula biliar y el páncreas. Los dientes operan en la degradación
física de los alimentos, y la lengua ayuda en la masticación y la deglución. Solamente que
los otros órganos accesorios del aparato digestivo nunca llegan a tomar contacto directo con
las comidas. Estos producen o almacenan secreciones que ingresan en el tubo digestivo por
medio de conductos; las secreciones van a actuar en la degradación química de los alimentos.

2.2 Tubo digestivo


Contiene los alimentos desde que son ingeridos hasta que se realiza el proceso de digestión,
absorción o eliminación. Las contracciones musculares en la pared del tubo digestivo
degradan físicamente los alimentos ya sea por batido o agitación y los impulsan a lo largo
del tubo, desde el esófago hasta el conducto anal, también ayudan a disolver alimentos al
mezclarlos con los líquidos secretados en la luz el tubo, las enzimas secretadas por los
órganos digestivos accesorios y por las células que revisten el conducto realizan la
degradación química de los alimentos.

2.3 Embriología
El desarrollo del aparato digestivo se rige por un patrón conservado a lo largo de las especies.
Sigue una secuencia de eventos que empiezan desde la gastrulación, desarrollo del intestino
primitivo desde el endodermo y aposición de parte de la hoja esplácnica del mesodermo
lateral. A causa del plegamiento del embrión durante el período somítico, la parte dorsal del
saco vitelino queda dentro de éste y forman así el intestino primitivo, que consta de tres
partes, intestino anterior, intestino medio e intestino posterior.
El endodermo del intestino primitivo es el origen de la mayor parte del epitelio de
revestimiento y de las glándulas del tubo digestivo. De la hoja esplácnica del mesodermo
derivan el tejido muscular, el conectivo y el peritoneo visceral de la pared del tubo. El
intestino anterior, cerrado en fondo de saco, contribuye cefálicamente a formar la membrana
bucofaríngea junto con el revestimiento ectodérmico que se aplica por fuera. El intestino
medio permanece ampliamente comunicado con el saco vitelino ubicado fuera del embrión.
Encontramos la membrana cloacal formada por el intestino posterior, que también termina
en fondo de saco, junto con el ectodermo, Del intestino posterior yace una evaginación larga
llamada alantoides que se hace extraembrionaria y forma parte del pedículo embrionario para
posteriormente convertirse en un anexo embrionario relevante para la formación de la
placenta. Durante la siguiente semana, lo que va del intestino primitivo presenta los
siguientes cambios, originados por el intestino anterior:
1) Una porción cefálica también denominada intestino faríngeo, que va desde la
cavidad bucal primitiva o estomodeo hasta el brote traqueo bronquial, el cual
es el origen del aparato respiratorio.
2) Una porción caudal que se extiende hasta el esbozo hepático. La membrana
bucofaríngea desaparece de manera que la boca primitiva (estomodeo)
comunica con la región faríngea. Del intestino medio se origina el asa
intestinal primitiva, que mantiene una comunicación con el saco vitelino por
medio del conducto vitelino y que va desde el divertículo hepático hasta el
inicio del intestino posterior. El intestino posterior termina desembocando en
una porción dilatada llamada cloaca, que se encuentra en comunicación con
el alantoides y ocluida por la membrana cloacal.

2.3 Desarrollo del intestino anterior


2.31 Esófago
Se desarrolla a partir del primer segmento del intestino anterior conformado entre el origen
del divertículo respiratorio laringotraqueal y el ensanchamiento que se originará del
estómago.
Al cabo de las primeras etapas del desarrollo el esófago se requiere la separación de tráquea
y esto se da gracias al divertículo traqueo esofágico que los mantiene separados. El lumen
del esófago estará ocluido totalmente durante un cierto periodo de tiempo, esto se debe a una
activa proliferación de las células del epitelio y durante el período fetal cuando la gestación
está avanzada ocurre la recanalización del lumen. Hablando histológicamente, en la mucosa
esofágica aparecerán glándulas tubulares compuestas de secreción mucosa y estará limitada
por la capa muscular de la mucosa de desarrollo muy variable. La capa de la submucosa
presentará glándulas túbulo acinares de secreción mucosa. La túnica muscular del esófago
será originalmente diferente, según se trate de la parte superior o inferior de éste. De la
mesénquima de los arcos braquiales tendrá origen la musculatura estriada, característica del
tercio superior. Sin embargo, la musculatura lisa del tercio inferior se diferencia de la
mesénquima de la esplacnopleura circundante, tal como ocurre en el resto del tubo digestivo
el segmento próximo a su desembocadura en el estómago está formado por músculo liso. La
musculatura del esófago tiene una capa longitudinal interna y otra circular externa. Al igual
que en la faringe, la parte craneal del esófago no está envuelta por el celoma, y no que se
encuentra detrás de la cavidad pleuroperitoneal; luego tras el crecimiento de los pulmones se
encontrará en el seno del mediastino y únicamente en el diafragma habrá un corto meso
esófago.

2.32 Hígado
Este importante órgano nace de una evaginación ventral del endodermo del extremo más
caudal del intestino anterior. Este divertículo hepático crece cráneo ventralmente en el
espesor del mesenterio ventral primitivo (mesogastrio ventral) y en el espesor de la
mesénquima del septum transversum. El divertículo inicial se divide en dos partes, un esbozo
hepático que dará lugar al parénquima del hígado y el esbozo cístico que formará la vesícula
biliar. Las células epiteliales endodérmicas proliferan y forman cordones celulares que
posteriormente se diferenciarán en hepatocitos, células que dan origen al sistema excretor
biliar, en otras palabras, a los conductillos interlobulillares íntimamente relacionados con los
hepatocitos. El tronco común del divertículo hepático será el conducto colédoco que
desemboca en la porción craneal del duodeno en el punto de origen de divertículo El hígado
en desarrollo esta ricamente vascularizado por sinusoides venosos en torno de los cordones
de hepatocitos. Estos vasos sanguíneos se originan a partir de la mesénquima del septum
transversum y de las venas umbilicales y vitelinas que atraviesan el septum para alcanzar el
seno venoso del corazón.

2.33 Páncreas
Se forma a partir de dos esbozos, uno ventral y otro dorsal. El páncreas dorsal se origina de
la cara dorsal del duodeno, y crece en el mesenterio dorsal (mesoduodeno). El crecimiento
se realiza de derecha a izquierda en sentido transversal y da origen al lóbulo izquierdo del
páncreas. La parte ventral tiene origen del tronco común del divertículo hepático, por lo que
hacemos referencia a un derivado ventral del duodeno; pero cuando el divertículo hepático
cambia de posición para situarse dorsalmente, arrastra consigo a este esbozo pancreático que
alcanza su posición definitiva al fusionarse con el divertículo pancreático dorsal. El páncreas
ventral forma el lóbulo derecho del páncreas y su conducto excretor, el conducto pancreático
se abre al duodeno en la papila duodenal mayor junto o adyacente al conducto colédoco. Al
fusionarse ambos esbozos pancreáticos forman un cuerpo común, y el sistema de conductos
excretores se anastomosan entre sí, de tal modo que la secreción pancreática puede ser vertida
al duodeno por uno solo de los conductos o pueden persistir ambos.

2.34 Estómago
En primer lugar, tenemos un esbozo reconocido como una dilatación fusiforme del intestino
anterior, cuya dilatación se forma debido a un desigual crecimiento de sus paredes dorsal y
ventral, con un índice mitótico distinto. El cual encontramos en mayor cantidad en la pared
dorsal que en la ventral, como consecuencia crece más rápido que esta última y determina
que se pueda identificar una curvatura mayor que es convexa, viene a ser convexa ventral.
Posteriormente, la porción craneal de la curvatura mayor crece y forma el fundus.
También cambia de posición la porción pilórica del abomaso: se desplaza centralmente y a
la derecha, para después incubarse en sentido caudal formando un asa, La región cardial del
abomaso crece notablemente durante la segunda mitad de la gestación y se convierte en la
cavidad gástrica de mayor tamaño en el neonato

2.35 Intestino
Una vez que el tubo digestivo primitivo se ha cerrado queda suspendido por un mesenterio
dorsal, en un principio corto y rectilíneo, excepto en la zona de formación del asa intestinal
donde se hace amplio y en cuyo espesor discurre la arteria vitelina derecha encargada de
irrigar el saco vitelino durante su período funcional, para persistir después como arteria
mesentérica superior o craneal. Poco después de la formación del asa intestinal desaparece el
pedículo de unión con el saco vitelino, lo que permite al asa una gran movilidad dentro del
abdomen, y aparece una evaginación en la rama caudal del asa, primer esbozo del ciego, que
establece el límite de lo que será intestino delgado y grueso.
El segmento del intestino anterior inmediatamente caudal al estómago forma el duodeno, que
durante los cambios de posición que experimenta el asa intestinal queda fijado por el
mesoduodeno a la región dorsal derecha de la cavidad peritoneal.
El rápido crecimiento en longitud del intestino delgado obliga a la mayor parte de la rama
craneal del asa intestinal a situarse fuera de la cavidad abdominal en el interior del cordón
umbilical; esta situación se conoce como hernia umbilical fisiológica. Durante el período de
exteriorización del asa intestinal continúa creciendo la rama craneal que adquiere una mayor
longitud que la caudal; esta elongación asimétrica es la causa de la rotación del asa intestinal
que tiene lugar en torno de la arteria mesentérica craneal, de tal modo que la rama craneal
pasa caudalmente y a la derecha de la rama caudal. El proceso de rotación continúa hasta que
la rama craneal pasa la izquierda y se sitúa cranealmente al resto del intestino medio. El asa
intestinal realiza, tomando como eje a la arteria mesentérica craneal, una rotación. La
secuencia de reincorporación del asa intestinal a la cavidad peritoneal determina la
disposición definitiva del intestino. La rama craneal que da lugar a la rama ascendente y a la
mayor parte del yeyuno es el primero en volver al abdomen y se sitúa a la izquierda del plano
medio; el bloque de asas yeyunales ocupa la parte ventral del abdomen y su porción distal
pasa cranealmente al lado derecho.
Cuando la rama caudal se reintegra a la cavidad peritoneal, el ciego y el ileon pasan
directamente al lado derecho, cruzando por delante a la arteria mesentérica craneal, quedando
en situación el colon descendente y el colon transverso y la flexura cólica izquierda;
alcanzada esta posición, el ciego se desplaza caudalmente y a corta distancia de la arteria
mesentérica craneal y a su derecha, para formar la flexura cólica derecha y el colon
ascendente

2.36 Colon
El colon ascendente es corto y recto, situado en la región dorsal y derecha del abdomen entre
el íleon y el colon transverso; unido a su porción inicial se encuentra el ciego, pequeño y de
forma espiroidal.

2.4 Subdivisión
La porción caudal del intestino posterior embrionario forma la cloaca que sirve de reservorio
común a los aparatos digestivo y urinario. De esta porción del intestino anterior se desarrolla
el alantoides que se inicia en su cara ventral como divertículo que crece cranealmente hasta
pasar por el orificio umbilical al celoma extraembrionario, donde participa en la formación
de la placenta en los animales domésticos. La cloaca está cerrada por la membrana cloacal
que resulta de la fusión del endodermo del intestino posterior y el ectodermo superficial. La
mesénquima que rodea a la membrana cloacal prolifera formando un relieve circular, con lo
que ésta queda en el fondo de una depresión el proctodeum. Los conductos mesonéfricos
desembocan en la cloaca lateralmente.
El intestino posterior y el alantoides están rodeados por mesodermo esplácnico, el primero
queda suspendido de la pared dorsal del abdomen por un mesenterio dorsal y el alantoides se
fija a la pared ventral por un pliegue del mesodermo esplácnico; no existe unión mesentérica
entre ambos.

CAPITULO III

3.1 Cantidad, textura y frecuencia de los alimentos

A medida que el niño aumenta el consumo de alimentación complementaria, disminuye el


consumo de leche materna, de manera que la alimentación complementaria desplaza la leche
materna. Si se ofrecen alimentos de bajo valor nutricional que la leche materna la ingesta de
energía será menor que la que obtenía con la lactancia materna exclusiva y esto puede causar
desnutrición.
La cantidad verdadera de comida que requiere un niño depende de la densidad de los
alimentos que se ofrecen y de la capacidad gástrica La consistencia más apropiada de la
comida del lactante o niño pequeño, depende de la edad y del desarrollo neuromuscular. Al
inicio de los seis meses, el lactante puede comer alimentos sólidos o semisólidos, en forma
de puré o aplastados. A la edad de ocho meses, la mayoría de los lactantes puede comer
alimentos sólidos triturados. los 12 meses, la mayoría de los niños pueden comer los mismos
alimentos consumidos por el resto de la familia.
La cantidad de comida se incrementa de manera gradual, mes a mes, a medida que el niño
crece y se desarrolla. Esta cantidad debe fraccionarse a lo largo del día, aumentando el
número de comidas. La cantidad de comidas diarias que debe recibir el lactante dependerá
de la energía que necesite para completar su requerimiento, de acuerdo a su capacidad
gástrica y la densidad energética del alimento ofrecido.
Se recomienda iniciar la alimentación complementaria con una comida al día, que puede ser
ofrecida por la mañana, o a la hora que convenga a la familia. Según el apetito del niño se
incrementa el número a 2-3 comidas al día. Pueden ofrecerse colaciones o meriendas,
procurando que sean nutritivas. Debe tenerse en cuenta que ofrecer al niño una baja cantidad
de comidas al día, no cubrirá los requerimientos energéticos diarios. Por otra parte, el exceso
de comidas diarias favorecerá el abandono precoz de la lactancia, incremento de peso y
obesidad.
Un buen alimento complementario es rico en energía, proteínas y micronutrimentos (hierro,
zinc, selenio, calcio, vitamina A y folatos); no es picante, dulce, ni salado; el niño puede
comerlo con facilidad; es fresco, poco voluminoso e inocuo; debe ser de su agrado; está
disponible localmente y es asequible.4,5
Los alimentos complementarios deberían brindar suficiente energía, proteína, lípidos,
carbohidratos y micronutrientes para cubrir las brechas de energía que deja la leche
materna.3,4
La alimentación complementaria debe basarse en alimentos que consume la familia, que
dependerán de factores culturales y económicos.

Está alimentación deberá incluir:

Cereales sin gluten: los cereales constituyen el grupo de alimentos con el que más se inicia
la alimentación complementaria. Los cereales sin gluten aportan principalmente
carbohidratos (almidón y polisacáridos), además de vitaminas, minerales y ácidos grasos
esenciales, y están suplementados con hierro.

Cereales con gluten: los cereales con gluten están hechos con trigo, avena, cebada o
centeno. Aportan hidratos de carbono, proteínas en menor cantidad, minerales, vitaminas y
ácidos grasos esenciales. Constituyen un notable aporte de energía en función de su alto
contenido de carbohidratos. Se preparan igualmente de forma instantánea diluyéndolos en
leche materna o en la fórmula láctea infantil. No es preciso que los cereales sean siempre
hidrolizados. Se pueden ofrecer también otros alimentos que aportan cereales, como arroz,
avena, galletas, pan, pasta, etc
Frutas y verduras: En cada país existe una gran variedad de frutas y verduras que pueden
integrar la alimentación complementaria. Las frutas aportan agua, hidratos de carbono,
fibra, vitaminas y minerales. Las de color naranja son ricas en caroteno, precursor de
vitamina A y en vitamina C. Deben prepararse peladas para evitar o limitar el aporte de
celulosa y hemicelulosa presentes en la cubierta externa y así no sobrepasar los 5 g/día de
fibra alimentaria recomendados durante el primer año de vida, evitando que el exceso de
fibra pueda interferir con la absorción de micronutrientes, como el hierro y el zinc. Deben
ofrecerse maduras para una mejor digestibilidad. En cuanto a las verduras, aportan agua,
proteínas vegetales, celulosa, vitaminas y minerales. Se pueden dar frescas o cocidas al
vapor o hervidas en poca cantidad de agua y durante menos de 10 minutos para minimizar
las pérdidas de vitamina C y de minerales. Además, durante la cocción debe taparse el
recipiente para evitar que aumente en el agua la concentración de nitritos. Las verduras se
ofrecen en forma de puré, de textura gradualmente menos fina para estimular la
masticación.

Carnes: Son fuente muy importante de proteínas de alto valor biológico (20 g de
proteína/100 g de carne), aminoácidos y ácidos grasos esenciales, hierro, zinc y vitaminas,
principalmente B12. Debido al riesgo de carencia de hierro en niños con leche materna
exclusiva a partir de los 6 meses, se recomienda la introducción de carne (pollo, pavo,
ternera, vaca, cordero y cerdo) desde el inicio de la alimentación complementaria, por su
alto contenido y buena disponibilidad de hierro hem, y otros nutrimentos que aporta.

Derivados lácteos: El yogur es un derivado lácteo fermentado que contiene poca lactosa,
pero supone una excelente fuente de proteínas, calcio y vitaminas. Además, favorece la
absorción del calcio y regenera la flora intestinal gracias a su contenido de pre y
probióticos. A partir de los 6 meses, se pueden introducir yogures elaborados con leche
adaptada y, posteriormente, alrededor de los 9-10 meses, se pueden dar yogures naturales
de leche de vaca entera

Agua: La alimentación complementaria incluye un aumento de solutos y de carga osmolar


importante, por lo que a los lactantes con fórmulas lácteas infantiles se les debe ofrecer
pequeñas cantidades de agua hervida a lo largo del día, después de los 6 meses cuando el
niño es capaz de sostener la composición de solutos que contiene. Los niños amamantados
reciben líquidos suficientes, ya que la leche materna tiene un elevado contenido de agua
(87%) en su composición y, habitualmente, no necesitan suplementos de agua salvo en
situaciones puntuales de calor excesivo o enfermedad febril.

3.2 Alimentos no recomendados


Leche de vaca: Se recomienda no introducir la leche de vaca entera hasta los 12 meses, por
el riesgo de inducir anemia ferropénica debido a su bajo contenido en hierro y a su relación
con micro sangrados intestinales y anemia. Además, teniendo en cuenta su alto contenido
en proteínas, no se debe olvidar que son ácidos radicales y pueden ser causa de detención
de crecimiento con base al fenómeno de strand (acidosis metabólica).

Condimentos y edulcorantes: No se debe añadir sal ni azúcar en la preparación de los


alimentos para lactantes durante el primer año de vida, pues ambos componentes se
encuentran en cantidades suficientes de forma natural en la dieta. Tampoco se deben dar
edulcorantes porque refuerzan la preferencia innata por los sabores dulces y suponen un
riesgo añadido de caries dentales y obesidad.

Alimentos con soya: No se recomiendan los alimentos con soya porque su contenido de
fitatos interfiere con la absorción del hierro y otros nutrimentos, además de favorecer el
depósito de aluminio.

Embutidos: No deben darse antes del año por su elevado contenido de sodio, nitritos y
grasas saturadas. Después del año se aconseja en cantidades mínimas supervisadas.

Alimentos peligrosos: Las nueces, cacahuates, maíz (palomitas de maíz), uvas pasas, entre
otros, son alimentos peligrosos para los niños por debajo de los cuatro años de edad, debido
a que el tamaño de estos condiciona riesgo de broncoaspiración y la probabilidad de que
sean introducidos en las fosas nasales u oídos por curiosidad.3 Sin embargo, este tipo de
alimentos pueden darse molidos o machacados y mezclarse con el resto de la dieta de forma
segura.
Suplementos de vitaminas y minerales: Para los niños pequeños, los micronutrientes son
esenciales para el crecimiento, el desarrollo y la prevención de enfermedades. En algunas
situaciones la suplementación con micronutrientes puede ser una intervención efectiva.

CAPÍTULO IV

4.1 Recomendaciones para un adecuado inicio de la alimentación complementaria

La edad ideal para la Alimentación Complementaria ha sido tema de gran controversia en


distintos países del mundo y para los diferentes organismos que se dedican a regular el
manejo nutricional en infantes. Por ejemplo, en el Reino Unido principalmente se recomienda
introducir sólidos a partir del comienzo de la AC (Alimentación Complementaria), mientras
que en Nueva Zelanda optan por hacerlo a partir de los 7 meses de edad (Amy Brown, Jones
& Rowan, 2017)

Se reconoce que la leche materna cubre satisfactoriamente las necesidades del lactante hasta
el 4° mes de edad en un 95% y disminuye al 80% durante el mes número 6, en el noveno mes
reduce al 60% y cuando el lactante llega a los 12 meses se reduce al 32.5% de efectividad,
esto resulta ser motivo necesario para la introducción de alimentos sólidos en el sexto mes.

El inicio de la alimentación complementaria abarca un periodo de gran transición entre lo


que es la alimentación liquida (en este caso, leche materna) y la alimentación del resto de la
vida (alimentos sólidos). Este periodo puede ser complejo y gradual, que, requiere de cierto
tiempo para que los sistemas inmunológico, digestivo, renal y neuromuscular puedan adquirir
el desarrollo y la madurez necesaria en el infante.

Al momento de introducir la Alimentación complementaria, se debe tener en cuenta


diferentes aspectos, que van desde la maduración física hasta el desarrollo de los sistemas
para considerar si el infante cuenta con la capacidad para comenzar a introducir alimentos
distintos a la leche, como son los siguientes:
a) Maduración digestiva: a partir de los 6 meses de edad, los lactantes alcanzan la
madurez necesaria para poder digerir la mayor parte de los almidones (ya sean
cocidos, o hidrolizados) al igual que las proteínas y grasas no lácteas.
b) Maduración renal: durante los primeros meses de edad, él bebe presenta inmadurez
renal que le es imposible concentrar los fluidos urinarios con la misma eficiencia que
un adulto. Entonces, si se expone a bebés menores de 6 meses a cargas de solutos
altos, puede conllevar a pérdidas renales de agua, como la diarrea.
c) Maduración inmune: es una etapa que tiene gran influencia sobre los patrones de
inmunorespuesta en el lactante. Introducir alimentos sólidos en su dieta supone
exposición a nuevos antígenos y cambios en su flora digestiva que puede llegar a
repercutir en el equilibrio inmunológico digestivo.
d) Desarrollo psicomotor: Cuando un bebé cumple los 5 meses de edad, tiene la
capacidad de llevarse objetos a la boca por sí mismo, desde los 6 meses inicia
movimientos de masticación y es capaz de llevar el alimento hacia atrás para su
deglución; a partir de los 8 meses tienen flexibilidad lingual para ingerir alimentos
más espesos, y en el décimo mes ya pueden tomar alimentos con sus dedos sin mayor
dificultad.

Entonces, el periodo de entre 6 y 9 meses de edad puede ser un poco crítico para el lactante,
ya que existe un cambio de consistencias, sabores, olores y texturas nuevas que el niño no ha
experimentado. Este periodo debe ser de mayor éxito para que los anteriores puedan llevarse
a cabo correctamente. Si no existe un balance entre los aspectos ya mencionados, puede
convertirse en el principal desencadenante de la desnutrición y deficiencias.

La importancia de comenzar la Alimentación complementaria en el momento oportuno no


solamente cubre los requerimientos nutricionales del niño, sino que también aprovecha la
oportunidad que ofrece este periodo para establecer las principales bases de lo que en un
futuro, serán patrones alimenticios del infante.

3.2 La continuidad de la lactancia materna durante la Alimentación Complementaria


La lactancia materna, sigue siendo una fuente de energía rica en nutrientes, que resulta ser
muy importante durante el desarrollo del niño; tiene grasas, proteínas, vitaminas y minerales
que ayudan a mantenerlo sano en su crecimiento. Esta debe acompañarse con alimentos
sólidos (alimentación complementaria) hasta los 2 años de edad y debe ser suministrada a
demanda, ya que durante esta etapa solo una parte de los requerimientos calóricos totales son
cubiertos por la alimentación complementaria.

Está claro, que la introducción de nuevos alimentos no debe sustituir la toma de lactancia
materna o fórmulas, estas deben mantenerse como una parte fundamental de la dieta, ya que
tienen aportes calóricos realmente necesarios, así como también aporte de ácidos grasos
esenciales.

a) Cereales sin gluten: Los cereales sin gluten aportan principalmente carbohidratos,
además de vitaminas y minerales ya que están suplementados con hierro. Son
hidrolizados a base de arroz y pueden diluirse tanto en leche materna como en
fórmulas, manteniendo el aporte lácteo adecuado.
b) Cereales con gluten: De igual manera, han sido sometidos a procesos de hidrólisis y
son ricos en calcio. Se preparan instantáneamente en formulas o leche materna. El
alto contenido en carbohidratos de los cereales es un importante aporte energético
para el bebé.
c) Frutas y verduras: Las frutas y verduras pueden comenzar a introducirse a partir de
los 5 o 6 meses de vida, pero de manera progresiva.
Las frutas aportan agua, celulosa y sacarosa, pero sobre todo vitamina C.

En cuanto a las verduras, aportan agua, proteínas vegetales, celulosa, vitaminas

y minerales.

d) Carne: Es esencial que se inicie un aporte de carne, debido al riesgo de carencia de


hierro. Las carnes, además de hierro, contienen proteínas de alto valor.

CAPITULO V
5.1 Consecuencias de la mala nutrición en los primeros años de vida
Durante los primeros años de vida de un niño es necesaria una correcta nutrición, no sólo
para estimular un buen crecimiento físico del lactante, sino también para su desarrollo
intelectual. De ella depende su habilidad para aprender, pensar, comunicarse con los demás
y adaptarse al ambiente. Por lo tanto, una buena alimentación es esencial para que el niño
crezca sano y fuerte.
Si la alimentación infantil no es la adecuada, el niño podría desarrollar determinadas
enfermedades cardiovasculares, o sufrir problemas de sobrepeso.
En base a investigaciones se sabe que dos de cada tres niños entre los seis meses y los dos
años no reciben alimentos que proporcionen los nutrientes necesarios para estimular un
crecimiento físico. Esta situación puede perjudicar su desarrollo cerebral, interferir con su
aprendizaje, debilitar su sistema inmunológico y aumentar el riesgo de infección.
A medida que los niños comienzan a consumir alimentos blandos o sólidos cuando cumplen
seis meses, a muchos de ellos se les suministra el tipo incorrecto de dieta, según el informe
del estado mundial de la infancia 2019.
La mayor carga de la desnutrición en todas sus formas recae sobre los niños menores a cinco
años de las comunidades más pobres y marginadas. Se sabe que uno de cada cinco lactantes
de seis meses a dos años procedentes de los hogares más pobres consume una dieta lo
suficientemente diversa como para que su crecimiento se considere saludable (Informe
UNICEF SOWC, 2019)
A medida que los niños crecen, su exposición a los alimentos poco saludables es alarmante,
debido en gran medida a la publicidad y la comercialización inapropiadas, al consumo de
alimentos procesados tanto en las ciudades como también en zonas rurales. Las
recomendaciones médicas para una correcta alimentación infantil son: la ingesta de cinco
frutas y verduras al día, no abusar de las grasas, o controlar el consumo de bebidas azucaradas
y de golosinas.
Actualmente se recomienda no retrasar el inicio de esta práctica más allá de los 10 meses,
incluso a pesar de que el niño no presente erupción dentaria, ya que se ha visto que a esta
edad, el niño es capaz de masticar y triturar los alimentos sólidos con las encías, y el retraso
en la introducción de este tipo de alimentos puede provocar la presencia de alteraciones de
la oclusión en etapas posteriores (The effect of age of introduction to lumpy solids on foods
eaten and reported feeding difficulties, 2001).
Entre las enfermedades que se pueden desarrollar por una mala alimentación infantil o por
él se encuentran las siguientes: anemia, reflujo gastroesofágico, alergias y diabetes mellitus.

5.2 Anemia y estado nutricional en lactantes de dos a cinco meses


Según información de la Organización Mundial de la Salud, el 90% de la anemia en el mundo
se debe a la deficiencia de hierro (Organización Mundial de la Salud. Evaluación, prevención
y control de la anemia, 2007).
La deficiencia de hierro (DH) constituye un importante problema de salud pública, ya que
tiene a los lactantes como la población en mayor riesgo, por el acelerado crecimiento en esta
etapa y la dieta insuficiente y de baja biodisponibilidad de hierro. Un estudio realizado en
Argentina evidenció altas prevalencias de anemia ya desde los 6 meses, aun en niños de
término con peso adecuado al nacer, lo cual sugiere que la anemia podría ser favorecida por
factores durante el embarazo, el periodo perinatal, o en ambos.
En base a información proporcionada por la OMS se sabe que los lactantes menores de 6
meses edad son anémicos, de los cuales prácticamente la mitad son anemias leves y la otra
mitad anemias moderadas resultando que estas últimas han iniciado la anemia antes de los 6
meses, y mucho antes la DH.
Por otro lado, la desnutrición crónica en menores de 6 meses, según los estándares de la
OMS, fue de 13,3% en el 2012 (Ceriani J y Carroli G, Efecto del clampeo demorado del
cordón umbilical en la ferritina sérica a los seis meses de vida, 2010).

5.3 Reflujo gastroesofágico en lactantes


El reflujo gastroesofágico es el movimiento del contenido gástrico hacia el esófago. La
enfermedad por reflujo gastroesofágico es el reflujo que causa complicaciones como
irritabilidad, problemas respiratorios y crecimiento deficiente. El diagnóstico se realiza a
menudo clínicamente, incluso mediante la prueba del cambio en la dieta en lactantes ya que
estos son más propensos a padecer esta problemática por una mala implementación de
alimento complementario en los primeros 10 meses de vida (Manual profesional de pediatría
y trastornos gastrointestinales en recién nacidos y lactantes, reflujo gastroesofágico en
lactantes, 2008).
El reflujo gastroesofágico ocurre en casi todos los lactantes, y se manifiesta como eructos
húmedos después de la alimentación. La incidencia del reflujo gastroesofágico aumenta entre
los 2 meses y 6-10 meses de edad, debido a un mayor volumen de alimento en cada comida.
El esófago está normalmente a una presión negativa, mientras que el estómago está a una
presión positiva. La presión en el esfínter esofágico inferior tiene que exceder del gradiente
de presión para prevenir el reflujo. El gradiente de presión puede aumentar en los lactantes
que están sobrealimentados (la alimentación excesiva provoca una presión gástrica mayor).

5.4 Alergias de los bebés y sensibilidades a los alimentos


Por lo general, la leche materna no causa reacciones alérgicas en los lactantes, pero en
ocasiones, las mamás se preocupan de que sus bebés puedan ser alérgicos a algo que ellas
coman y que pase a su leche materna.
Si ese fuese el caso, el bebé puede presentar malestar abdominal o puede reaccionar con
vómitos, diarrea severa o dificultad para respirar.
La lactancia materna disminuye la probabilidad de que un bebé sea sensibilice a un alérgeno.
Esto significa que, si es amamantado, hay una buena posibilidad de que su bebé no resulte
más tarde en su vida, alérgico a algunos alimentos.
Hasta ahora, no existe evidencia de que evitar ciertos alimentos durante el período de
lactancia materna puede ayudar a evitar que desarrolle alergias o asma. La excepción a esto
puede ser el eczema: algunos estudios sugieren que evitar ciertos alimentos puede reducir el
riesgo de que su bebé desarrolle eczema.
Aun así, si en su familia hay personas que han padecido alergias graves a alimentos, puede
considerar limitar su ingesta de leche y productos lácteos, pescado, huevos, manís y otras
nueces durante el embarazo y durante el período de lactancia materna.

5.5 Diabetes mellitus de inicio en la infancia


La diabetes mellitus de inicio en la infancia es una forma infrecuente de diabetes, se presenta
en los primeros seis meses de vida, siendo generalmente monogénica o también se denomina
diabetes neonatal, su incidencia oscila entre el 63 al 78.5 % de los casos de diabetes en
menores de seis meses y del 6.6 al 12 % de los lactantes diabéticos, de siete a doce meses de
edad (Varadarajan P, Sangaralingam T, Senniappan, Perfil clínico y resultado de la diabetes
mellitus de inicio infantil, 2013).
La diabetes mellitus es una de las patologías crónicas más frecuentes de la edad pediátrica.
La diabetes es un síndrome que engloba alteraciones del metabolismo hidrocarbonado,
proteico y lipídico, y es secundaria a una deficiente secreción o acción de la insulina.
Se caracteriza por la existencia de concentraciones elevadas de glucosa en ayunas. El bajo
peso al nacer y la existencia de diabetes en la madre durante el embarazo se han involucrado
en el incremento de la incidencia de diabetes tipo 2. Un estudio ha demostrado que el peso al
nacimiento por debajo de 2,5 kg o por encima de 4,5 kg se asoció a un riesgo incrementado
de presentar diabetes tipo 2 en la adolescencia (Bennett PH, Knowler WC, Peso al nacer,
diabetes tipo 2 y resistencia a la insulina en niños, 1999).

Discusión
En base a la información recabada a lo largo de la investigación, se analizó que la
alimentación complementaria no sólo depende de factores socioeconómicos, sino también se
relaciona con factores culturales y psicosociales. Los efectos de una incorrecta AC, puede
ocasionar problemas de grave interés a largo plazo en el lactante, ya que de esta, depende su
desarrollo físico y psicológico.
En ocasiones, las condiciones socioeconómicas en donde se desarrolla el niño hacen
necesaria la temprana introducción de la Alimentación Complementaria, debido a que las
circunstancias dadas en los grupos más desfavorecidos económicamente es el abandono a la
lactancia materna porque la madre se ve obligada a trabajar fuera del hogar y como
consecuencia recurre a implementar la Alimentación Complementaria para cubrir las
necesidades nutricionales del infante.

Conclusión
Es probable que las prácticas de alimentación durante los primeros 24 meses de vida sean
un factor determinante en la salud y el desarrollo de determinadas enfermedades a corto,
medio y largo plazo. Investigar estos efectos es un desafío clínico debido a la gran
diversidad y complejidad de las prácticas dietéticas en este grupo de edad, lo que puede
limitar la factibilidad y generalización de los ensayos clínicos realizados sobre este tema.
Los datos disponibles son limitados en cantidad y calidad, pero sugieren que los alimentos
complementarios (es decir, alimentos sólidos y líquidos que no sean leche materna o
fórmula infantil) no deben introducirse antes de los 4 meses de edad, pero no deben
retrasarse más allá de los 4 meses de edad. 6 meses, ya que esta práctica ha incidido en la
reducción del riesgo de alergia y obesidad a medio y largo plazo, donde se recomienda que
la lactancia materna debería acompañar la introducción de la alimentación complementaria.
Es probable que en el futuro se elaboren recomendaciones sobre aspectos específicos de los
alimentos complementarios sobre la base de resultados que tengan en cuenta las diferencias
socio económicas en la que se encuentren los infantes. Promover una nutrición y una
progresión adecuadas de los alimentos complementarios es fundamental para promover un
crecimiento adecuado y un correcto desarrollo infantil, pero al mismo ayudan a previenir el
desarrollo de diversas enfermedades patológicas.
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