¿POR QUÉ ES IMPORTANTE INVERTIR EN PREVENCIÓN DE LA
DESNUTRICIÓN CRÓNICA?
Un niño que sufre de desnutrición crónica detiene su crecimiento físico
y desarrollo intelectual debido a la falta de nutrientes y su
aprovechamiento biológico, provocando daños irreversibles en el niño,
afectando su futuro.
Una de las formas más efectivas para prevención de la desnutrición
crónica se logra con el cambio de comportamiento por lo que se deben
generar capacidades en las madres/familias en mejores prácticas
como: promoción y apoyo a la lactancia materna, mejoramiento de la
alimentación, prácticas de higiene, promoción de la desparasitación y
vacunación de los niños.
En Guatemala cuatro de cada diez menores de 5 años padecen de
desnutrición crónica, en las áreas rurales este indicador incrementa a
seis de cada diez.
La desnutrición infantil tiene efectos devastadores sobre la vida
de millones de niños en todo el mundo. Niños que son más propensos
a contraer enfermedades, tienen limitaciones para aprender en el
colegio y quedan condenados a seguir viviendo en la pobreza.
1. Acceso a atención sanitaria
Cuando la atención sanitaria es escasa y los niños no reciben la
asistencia que necesitan para su edad, es muy difícil detectar posibles
casos de desnutrición.
Las revisiones rutinarias de peso y estatura son una de las
herramientas principales para diagnosticar si un niño está desnutrido.
Por lo tanto, si se amplía la atención sanitaria, se puede reducir la
incidencia de esta lacra.
2. Formación de madres y padres
En los países con altos niveles de desnutrición, los alimentos son
escasos. Sin embargo, está comprobado que enseñar a los padres qué
alimentos de los que tienen a su alcance son más beneficiosos para sus
hijos ayuda a combatir la desnutrición.
3. Alimento terapéutico
El alimento terapéutico listo para usar consiste en una pasta
de concentrado de cacahuete que contiene los nutrientes necesarios
para la recuperación de los niños que sufren desnutrición aguda grave.
Su uso se ha extendido en los últimos años, impulsado por la
posibilidad de utilizarlo en casa y por los beneficios que se obtienen en
un corto plazo, entre 6 y 8 semanas. En UNICEF somos el mayor
proveedor mundial de este alimento, suministramos en torno al 80%
del total.
4. Lactancia materna
La leche que producen las madres es una de las formas más
efectivas de acabar con la desnutrición. Cuando un bebé no se
beneficia de la lactancia materna, la probabilidad de que muera se
multiplica por 14. En ocasiones, son los mitos que existen sobre
la lactancia materna los que privan a los niños y niñas de este
beneficio para su salud.
5. Acceso a agua y saneamiento
Consumir agua en buen estado y tener acceso a un saneamiento
adecuado ayuda a prevenir las enfermedades infecciosas, una de las
principales causas de desnutrición infantil.
Por este motivo, un grifo y un retrete juegan un papel fundamental en
la lucha contra la desnutrición.
Según el último informe sobre el Estado Mundial de la Infancia, de
Unicef, Colombia ha hecho esfuerzos y ha avanzado en este campo
pero aún así presenta elevados índices de desnutrición crónica,
caracterizada por el bajo peso de los niños, retardo en el crecimiento y
baja estatura.
Los bajos ingresos de las familias son una de las causas para que los
niños no sean alimentados en forma adecuada, pero también hay
muchas otras, como la ignorancia respecto al valor nutricional de los
alimentos y los mitos alrededor de la lactancia, que hacen que muchas
mujeres la abandonen antes de tiempo privando a los niños de sus
beneficios nutricionales y emocionales. Otro caso es un medio
ambiente familiar lleno de problemas en donde la hora de la comida,
lejos de ser un placer, es un tormento...
La desnutrición es un estado patológico que se caracteriza por mala
utilización por parte de las células del organismo de los nutrientes
contenidos en los alimentos, como son las proteínas, las vitaminas o
las kilocalorías en general.
Hay dos grandes clasificaciones: una que se reconoce fácilmente (la
calórica) en la que al niño se le ven los huesos, tiene pocos músculos y
poca grasa; la otra (la más grave), es la producida por bajo aporte de
proteínas. Se denomina edematosa. El niño se ve muy bien, gordito y
aparentemente saludable, pero está desnutrido , dice Alicia Cleves,
especialista en nutrición pediátrica y docente de la Universidad
Javeriana.
En cualquier caso, la salud de los niños afectados corre serios peligros.
Están más predispuestos a infecciones, especialmente a la diarrea. Sus
defensas están bajas, por lo que pueden tener alteraciones a nivel del
aparato respiratorio (neumonías, bronconeumonías) y fallas en su
crecimiento.
Según los especialistas, es fundamental pensar en la lactancia materna
y en la alimentación complementaria (la que se da después de la
lactancia y que consiste en introducir poco a poco los alimentos
básicos) como las bases sobre las que se forman un buen hábito
alimentario y una buena salud.
Según Hernando Méndez Morales, médico pediatra y uno de los
autores del libro Lactancia Materna, editado por Colsánitas, la leche
materna contiene todos los nutrientes requeridos por el niño para su
adecuado crecimiento: proteínas, grasas, minerales, agua, vitaminas y,
en general, todo lo que necesita. Conviene alimentarlo en forma
exclusiva con ella, sin ofrecerle nada más, hasta los 4 ó 6 meses .
El problema está en que muchas madres, a veces por ignorancia, dejan
de amamantar a sus hijos o no los alimentan en forma adecuada.
Otra mala costumbre dice Athala Fortuna, nutricionista dietista es
comenzar a darles productos basados en harina de plátano, que
además no son diluidos en leche sino en aguadepanela. Esto hace que
los niños tengan un aspecto físico saludable, pero pueden presentar
desnutrición edematosa .
Alimento complementario El segundo gran problema en la nutrición de
los niños es la alimentación complementaria que, según Cleves, a
veces no cumple sus funciones de crear hábitos alimentarios
adecuados, estimular el desarrollo sicoemocional del niño, proveer los
nutrientes que son insuficientes en la alimentación láctea (por ejemplo
el hierro) y ser un medio de socialización a través de un proceso
educativo.
Esta alimentación se debe dar a una edad adecuada. Si el niño es muy
pequeño y se introduce alimentación complementaria muy temprano,
se puede provocar una alergia o una intolerancia al alimento, y
entonces no se le puede volver a dar esa comida, provocando
desnutrición. En el otro extremo, si se le da muy tarde, el niño puede
tener algún tipo de desnutrición porque la alimentación
complementaria aporta, entre otras cosas, hierro, vitamina C y
calorías, que el niño ya no tiene en reserva para cubrir sus necesidades
, dice Fortuna.
Otro aspecto fundamental es que los primeros alimentos son el
comienzo para generar buenos hábitos alimentarios para toda la vida.