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mente en nuestra C.N. en la medida que sus normas son fruto de un


análisis racional aplicado a la evolución histórica de las ideas y las
instituciones políticas que se fueron dando especialmente a partir de
Mayo de 1810, sin descuidar las demandas que surgían desde la propia
realidad geográfica, cultural, económica y social. En síntesis, la C.N. es
una normatividad racional de la historia y de la realidad, del pasado
y del presente, con vista a los grandes fines en la perspectiva del futuro.
CAPITULO IV e) La Constitución de 1853-60 -según Bidart Campos- no fue hija del
LA CONSTITUCION ARGENTINA racionalismo puro ni de una planificación normativa abstracta, sino expre-
sión de una conformación que aportó a ella, los elementos configurativos
y los ingredientes de lugar y de tiempo propios de nuestra comunidad:
I. Tipología de la Constitución Nacional marco geográfico, mesológico y sociológico, cultura, tradición, historia,
ideologías, etc. (1).
Para abordar este tema, debemos recordar las nociones expuestas en
el Capítulo II al desarrollar los temas de la “clasificación” y de la “tipología
constitucional”, los que si bien pedagógicamente se distinguen, sustancial-
mente se debe reconocer las estrechas interrelaciones que existen entre las
diversas “clasificaciones” y “tipologías”, por lo que podemos señalar que
nuestra Constitución Nacional (C.N.):
a) Es una Constitución codificada, en cuanto sus disposiciones están
reunidas en un documento único y sistematizado en partes, títulos, capítulos
y secciones en que se distribuyen sus ciento veintinueve artículos. No obsta
a ello los tratados de derechos humanos (TT.DD.HH.) que tienen jerarquía
constitucional, pero que en nuestra opinión no integran el texto de la C.N.,
más allá de que aquéllos con ésta compongan lo que nosotros denominamos
el núcleo de constitucionalidad o con la doctrina francesa el bloque de
constitucionalidad.
b) Es una Constitución formal propia del constitucionalismo clásico
decimonónico y, consecuentemente, es suprema, por ser la que otorga
validez formal y material a todas las demás normas infraconstitucionales,
que cualquiera sea su nombre, integran el orden jurídico argentino.
c) Es una Constitución rígida ya que para su reforma exige un órgano
y un procedimiento distintos de los requeridos para la reforma de las leyes
ordinarias (art. 30 C.N.).
d) A partir de la tipología racional-normativa, histórico-tradicio-
nal y sociológica (García Pelayo), entendemos que la rotundidad de los
(1) BIDART CAMPOS, Germán, Historia política y constitucional argentina, Ediar, Bs. As.,
enfoques parciales que caracterizan a cada una de ellas, se logra plena- 1976, t. I.
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II. Sistemática de la Constitución Argentina claridad y concreción posible, de modo que no se transmitan al estudiante
conceptos puramente teóricos, sino los indispensables para ubicarse en el
tema genérico y, fundamentalmente, en el específico sobre cuáles son las
ideas que inspiran el constitucionalismo argentino.

1. Constitución y cultura

Si cada Constitución es un proyecto de vida social y política de una


comunidad jurídicamente configurado, que recepta sus objetivos políti-
cos fundamentales y un orden de convivencia, que la sociedad estima
valioso y apetecible, es indudable que toda constitución guarda una
estrecha relación con la cultura de esa comunidad, ya sea ésta forma de
vida, orden y tarea, en el pensamiento de Fernando Martínez Paz (2).
a) Como forma de vida: la cultura consiste en los modos de pensar,
de valorar, de actuar, que junto con las costumbres e instituciones, se
transmite de generación en generación y configura lo que se ha llamado la
idiosincrasia popular, de la cual se nutre la Constitución. Nos parece
muy apropiado recordar aquí a Hermann Heller cuando afirmaba que la
Constitución es un forma abierta a través de la cual transcurre la Vida.
Vida en Forma y Forma que nace de la Vida.
b) Como orden: la cultura se entiende como un orden que se plasma
en un “orden social”, el cual responde a los fines esenciales y al pleno
desarrollo de hombre, y a su vez, se muestra en la Constitución, como
orden jurídico supremo y fundamental del orden social.
c) Como tarea: por la necesidad del quehacer humano en el desarrollo
de la cultura, por lo que la Constitución como proyecto de vida en común,
es una tarea permanente en la construcción de un orden de convivencia
enraizado en la cultura.
En definitiva, es la cultura la que constituye a una comunidad en
sociedad política, a través de la Constitución como forma, orden y tarea,
desde la perspectiva jurídica.

III. La ideología constitucional


(2) El pensamiento de Fernando Martínez Paz está expuesto en su libro Introducción
al derecho, Depalma, Bs. As., 1985, y ha sido reseñado por Guillermo Barrera
Evidentemente que este tema de la ideología constitucional, dadas sus Buteler en el Capítulo IV del Manual de derecho constitucional (AA.VV.), Advocatus,
hondas raíces filosóficas, debe ser encarado en nuestro curso con la mayor Cba., 1995.
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Los hombres que conviven no pueden estar de acuerdo en todo, 3. Cultura, creencias e ideología constitucional
pero para convivir tampoco pueden estar en desacuerdo en todo
(Bidart Campos). Esto significa en nuestro entender o que vivimos en el Los valores y principios fundamentales de la cultura, junto con
pluralismo democrático, o necesariamente sucumbiremos en la anar- sus fines, constituyen el bagaje que nutren a las creencias y a las
quía disociadora. ideologías, por lo que a partir de esa cultura podemos señalar con Barrera
Dentro de la cultura podemos distinguir “valores y principios Buteler (4), que las creencias y la ideología constitucionales son el
fundamentales” que nacen de la dignidad de la persona humana, sirven de conjunto de principios, creencias, ideas, fines y valores que configu-
base para la convivencia social, y los miembros de la sociedad los hacen ran la savia que da vida y fortaleza a nuestro régimen constitucional
suyos por su sentido de pertenencia al grupo. Es el “núcleo de valores no o, como diría Maurice Hauriou, las “energías espirituales que lo han
negociables”, fuera de toda discusión, que garantizan y orientan la vida creado y lo animan”.
digna de las personas y la sociedad.

4. La influencia de la Generación de 1837


2. Constitución, creencias e ideología
a. El Salón Literario y la Joven Generación Argentina
César Enrique Romero (3), afirma que la orientación realista del
En 1830 y a impulsos de Esteban Echeverría, con sus jóvenes 27 años,
derecho constitucional (DC) (ver Capítulo I), nos lleva sin duda a conside-
en la casa de Miguel Cané, se echaron las bases de una agrupación que, con
rar como uno de los temas primordiales de estudio, las creencias
diversos nombres, integraron en distintos momentos jóvenes y renovadores
institucionales y, en concreto, la ideología constitucional. Somos
pensadores políticos que sostenían ideas liberales nacidos al calor de Mayo.
creencia, afirmó Ortega y Gasset, y toda Constitución se nutre de su
Amén de los nombrados, entre otros, integraban la asociación Vicente Fidel
repertorio de creencias políticas, es decir, de sus artículos de su fe
López, Félix Frías, Juan María Gutiérrez, Juan Bautista Alberdi, Carlos
institucional. Las creencias se integran de convicciones, mitos, e, incluso,
Tejedor, Facundo Zuviría, Domingo Faustino Sarmiento, Pedro De Angelis,
utopías. Hay sentimiento y emociones. Forman de algún modo, la repre-
José Mármol, etc.
sentación de vida y del mundo que tiene cada uno y toda la comunidad.
En 1834 fundaron en la librería de Marcos Sastre, un club llamado el
Si la creencia es lo “genérico” -afirma- y adquiere categoría de
Salón Literario, en el que semanalmente dialogaban, sobre literatura,
dogma, esto es, no requiere una demostración fáctica: se cree porque se
filosofía y política. Sus debates y sus libros, conformaron un ideario político
cree, la ideología política es lo “específico”, y siguiendo a Lucas Verdú,
en el que se conjugaban los principios, valores, creencias y ideas, que dieron
se podrá decir que es el “conjunto de ideas, convicciones, prejuicios e,
notable apoyatura ideológica a la Constitución de 1853.
incluso, sentimientos (simbología), sobre el modo de organización, el
Sus ideas y sus actividades, despertaron la sospecha de Rosas y su
ejercicio y los objetivos del poder político en la sociedad”.
gobierno, comenzando las pesquisas y amenazas, lo que los llevó a reunirse
La cultura y las creencias son factores de cohesión social porque
en diversos lugares, fundando una nueva asociación, la Joven Argentina,
obtienen una adhesión espontánea; mientras que la ideología pretende
que en 1937 sustituyen por la Joven Generación Argentina, presidida por
imponerse en la sociedad generando divisiones y adversidades.
Echeverría, sosteniendo la equidistancia respecto de las ideas unitarias de

(3) ROMERO, César Enrique, Introducción al derecho constitucional, Víctor P. de Zavalía


Editor, Bs. As., 1973. (4) BARRERA BUTELER, Guillermo, en Manual..., cit.
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las federales, y que no debe confundirse con la Asociación de Mayo que Creíamos indispensable, cuando llamábamos a todos los patrio-
Alberdi funda en Montevideo como una prolongación de aquélla. tas a alistarse bajo una bandera de fraternidad, igualdad y libertad
Adhiere a los principios del liberalismo, pero en la modalidad adoptada para formar un partido nacional, hacerles comprender que no se
en Norteamérica (“liberalismo ecuménico”) con la Declaración de los trataba de personas, sino de patria y regeneración por medio de un
Derechos de Virginia, que enuncia garantías inalienables que el gobierno dogma que conciliase todas las opiniones, todos los intereses, y los
debe asegurar, y afirma el respeto a las creencias religiosas propias de abrazase en su vasta y fraternal unidad.
cada sociedad, tomando distancia así del liberalismo de raíz francesa, Nuestro trabajo tomaba como punto de partida la tradición; no
excluyente e irreligioso (“liberalismo sectario”). repudiábamos el legado de nuestros padres ni antecesores. Adoptába-
Es ilustrativo en este sentido el pensamiento de Félix Frías acerca de mos como legítima herencia las tradiciones progresivas de la Revolu-
las dos revoluciones, una “democrática y cristiana”, la americana, y la ción de Mayo con la mira de perfeccionarlas o complementarlas.
otra “contradictoria y anárquica”, la francesa, que aparece directamente El punto de arranque debe ser nuestras leyes, nuestras costum-
entroncada con el juicio de Alexis de Tocqueville en La democracia en bres, nuestro estado social. Determinar primero lo que somos, y
América (5). aplicando los principios, buscar lo que debemos ser... No salir del
terreno práctico; no perderse en abstracciones; tener siempre clava-
b. Esteban Echeverría y el “Dogma Socialista” do el ojo de la inteligencia en las entrañas de nuestra sociedad...”.

Las finalidades que perseguían y la ideología que sustentaban están


c. Las palabras simbólicas
claramente expuestas por Echevarría en los siguientes párrafos de su libro
Dogma Socialista, que entendemos son de capital importancia conocer Todo su ideario fue sintetizado magníficamente en las quince Pala-
para tomar un contacto aunque breve, sobre la hondura, el realismo y la bras Simbólicas, que explica vastamente Echeverría en su libro: 1.
claridad de aquéllas: Asociación; 2. Progreso; 3. Fraternidad. 4. Igualdad. 5. Libertad. 6. Dios,
“La sociedad argentina estaba dividida entonces en dos faccio- centro y peripecia de nuestra creencia religiosa: el cristianismo su ley. 7.
nes irreconciliables por sus odios como por sus tendencias, que se El honor y el sacrificio, móvil y norma de nuestra conducta social. 8.
había largo tiempo despedazado en los campos de batalla: la facción Adopción de todas las glorias legítimas, tanto individuales como colectivas
federal vencedora, que se apoyaba en las masas populares y era la de la revolución: menosprecio de toda reputación usurpada o ilegítima. 9.
expresión genuina de sus instintos semibárbaros, y la facción unita- Continuación de las tradiciones progresivas de la Revolución de Mayo. 10.
ria, minoría vencida, con buenas tendencias, pero sin bases locales de Independencia de las tradiciones retrógradas que nos subordinan al antiguo
criterio socialista, y algo antipática por sus arranques soberbios de régimen. 11. Emancipación del espíritu americano. 12. Organización de la
exclusivismo y supremacía. Había entretanto, crecido, sin mezclarse Patria sobre la base democrática. 13. Confraternidad de principios. 14.
en esas guerras fratricidas, ni participar de esos odios, en el seno de Fusión de todas las doctrinas progresivas en un centro unitario. 15.
esa sociedad una generación nueva, que por su edad, su educación, Abnegación de las simpatías que puedan ligarnos a las dos grandes
su posición debía aspirar y aspiraba a ocuparse de la cosa pública. fracciones que se han disputado el poderío durante la revolución (6).
La situación de esta generación nueva en medio de ambas facciones El Dogma Socialista fue una obra trascendental, no sólo porque fue
era singular, porque la unitarizaban los federales y la federalizaban aceptada por federales y unitarios, sino además, porque quince años
los unitarios.

(6) ECHEVERRÍA, Esteban, Dogma Socialista y otras página políticas, Ediciones Estrada, Bs.
(5) Reseñando a Martínez Paz, ver BARRERA BUTELER en Manual……cit. As., 1948.
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después en Valparaíso, Alberdi publicaba la primera edición de sus Bases, to de muchos años, aunque redactados con la urgencia de la
que en su parte fundamental es un fiel trasunto del Dogma, revelando el situación argentina”. Es una colaboración al proceso constituyente
papel de precursor que muestra Echeverría, cuya concepción abarca los ayudando a los diputados, como señala, “a fijar las bases de criterio
fundamentos de todo un sistema social y político que posibilitase cumplir el para marchar en la cuestión constitucional. Ocupándome de la
segundo propósito del movimiento emancipador de 1810: organizar la cuestión argentina, tengo necesidad de tocar la cuestión de la
sociedad y constituir un gobierno libre (7). América del Sud, para explicar con más claridad de dónde viene,
dónde está y adónde va la República Argentina, en cuanto a sus
destinos políticos y sociales” (Cap. I).
No siempre se ha leído y reflexionado sobre esta obra de cardinal
5. La influencia de Alberdi y las Bases
importancia en nuestra conformación constitucional, y cuya lectura mues-
tra el talento de Alberdi por la sencillez y la claridad de su exposición, pero
a. La finalidad perseguida por Alberdi con las Bases también por la profundidad de sus ideas y sus cautivantes y variados
Luego del derrocamiento de Rosas por Urquiza en 1852, Juan Bautista enfoques. La agudeza de su visión institucional es de tal penetración que,
Alberdi publica el 1º de Mayo de 1852 en Valparaíso, la primera edición de como muchos han señalado acertadamente, a comienzos del siglo XXI
sus memorables Bases, obra cumbre cuyo título completo es el de Bases advertimos aún sobre las metas incumplidas y las asignaturas pendientes
y puntos de partida para la organización política de la República de tan magnífico programa político conformado ya mediados del siglo XIX.
Argentina, derivados de la ley que preside al desarrollo de la civiliza-
ción en América del Sud (8). b. Las ideas más destacadas de las Bases
Alberdi desea transmitir tanto a la luz de los antecedentes históricos,
Convencidos de la importancia para la formación de los estudiantes,
como de las realidades que vivía y del futuro que anhelaba, cuál debe ser
expondremos, cuáles han sido las principales ideas rectoras de su pensa-
en su entender, lo que en lenguaje contemporáneo llamamos la vertebración
miento en base a interrogantes que nosotros formulamos.
axio-teleológica e ideológica del proceso constituyente de Argentina, es
decir, cuáles debían ser los valores, los fines y las ideas que sustentaran 1) ¿Por qué una Constitución debe ser original? Una Constitución
el régimen constitucional. (C) debe ser original, porque debe ser la expresión de una combinación
especial de hechos, de hombres y de cosas; debe ofrecer esencialmente la
Por ello ya desde su primer capítulo expresa: “Nos hallamos en la
originalidad que afecte esa combinación en el país que ha de constituirse
necesidad de crear un gobierno general argentino y una constitución
(Cap. III)
que sirva de regla de conducta a ese gobierno. Pero ¿cuáles serán las
tendencias, propósitos o miras, en vista de los cuales deba concebirse 2) ¿Qué necesidades actuales de América debemos atender? No
la venidera constitución? ¿Cuáles las bases y punto de partida del es que América deba olvidar la libertad y la independencia, sino que
nuevo orden constitucional y del nuevo gobierno, próximos a insta- la Constitución, más práctica que teórica, más reflexiva que entusiasta,
larse? He aquí -continúa- la materia de este libro, fruto del pensamien- por la madurez y la experiencia, debe fijarse más que en sus fines, en los
medios prácticos para realizarlos (Cap. X).
3) ¿Qué tipos de Constitución existen? Como los andamios en la
construcción de los edificios, las constituciones deben servirnos en la obra
interminable de nuestro edificio político, para colocarlas hoy de un modo y
(7) LAFONT, Julio B., Historia de la Constitución Argentina, F.V.D., Bs. As., 1953, t. II.
mañana de otro. Hay constituciones de transición y creación y constitu-
(8) ALBERDI, Juan Bautista, Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la
República Argentina, Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, ciones definitivas y de conservación. Las que hoy pide la América del
2002. Sud son de la primera clase, de tiempos excepcionales (Cap. X).
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4) ¿Cuál es el fin de las constituciones de hoy en día? Ellas deben condiciones de sus pobladores; de las instituciones y de los hechos de su
propender a organizar y constituir los grandes medios prácticos, para sacar historia; y su voluntad debe buscar el sentido más ventajoso a su destino
a la América emancipada del estado oscuro y subalterno en que se providencial (Cap. XVII).
encuentra. Hoy debemos constituirnos para tener población, para 9) ¿A qué llama Alberdi Constitución “normal” y con qué método
tener caminos de hierro, inmigración, libertad de comercio, industrias debe dictarse la “formal”? Los hechos, la realidad, que son obra de Dios
sin trabas (Cap. X). y existen por la acción del tiempo y de la historia en nuestro país, configuran
5) ¿Monarquía o República? ¿Qué nos conviene? A pesar de las la constitución “normal” de la República, la cual deberá ser objeto del
dificultades para su implementación, debemos adoptar la República, estudio y redacción, no de creación, por los constituyentes que, mediante
impuesta por la necesidad y que por su fecundidad en formas y grados, el método de la observación y experimentación, serán los que deban
debemos acomodarla a nuestra edad y nuestro espacio, pues el pueblo imponer la constitución (“formal”) para la República (Cap. XVII).
no está preparado aún para regirse por ella (Cap. XII). 10) Frente a los antecedentes unitarios y federales, ¿cuál es la
6) ¿Qué exigencias culturales requiere la República? Debemos solución que propone Alberdi para la forma de Estado? Abandonar
dar al pueblo la aptitud que le falta para ser republicano, mejorar el todo sistema exclusivo de estas tendencias, y buscar un sistema mixto que
gobierno por la mejora de los gobernados y mejorar la sociedad para abrace y concilie las libertades de cada provincia y las prerrogativas de
obtener la mejora del poder, mediante la educación del pueblo operada toda la Nación; solución inevitable y única, que resulta de la aplicación a los
por la acción civilizante de Europa (Cap. XII). dos grandes términos del problema argentino, la Nación y la provincia; una
7) ¿Cómo y en qué forma vendrá el espíritu vivificante de la fórmula que combine armónicamente la individualidad con la generalidad;
civilización de Europa? Por las inmigraciones que nos envíe porque la el localismo con la Nación, o bien, la libertad con la asociación (Cap. XVII).
“reproducción” es lentísima. No tendremos orden ni educación popular, Abandonar la federación “pura” (EE.UU.) para ir a una federación
sino por el influjo de masas de inmigrantes con hábitos de orden y “mixta” o “compuesta”, de forma de lograr o una “federación unitaria” o
educación. Y para lograr ello, necesitamos firmar tratados internaciona- un una “unidad federativa” (Caps. XIX y XXI).
les; formular planes de inmigración; aceptar la tolerancia religiosa; 11) ¿Por qué Alberdi propicia el bicameralismo para el Congreso?
fomentar la inmigración hacia el interior del país; la construcción de Porque una Cámara debe representar a las provincias en su soberanía
ferrocarriles que son a los pueblos de interior, lo que las arterias a los local, y otra Cámara debe representar al pueblo de todo el país, como si
miembros inferiores del cuerpo humano: manantial de vida, porque los todas las provincias formasen un solo Estado Argentino. Cada Cámara será
ferrocarriles innovan, reforman, cambian al país, sin decretos ni asonadas; el eco de las provincias y el eco de la Nación (Cap. XXII).
libre navegación interior; libertad de comercio; suprimir aduanas; 12) ¿Cómo concebía Alberdi al P.E.? El P.E. debe tener todas las
empréstitos; franquicias y privilegios; etc. La Constitución debe dar facultades que hacen necesarias los antecedentes y condiciones del país.
garantías de que sus leyes orgánicas no serán excepcionales ni dero- De otro modo habrá gobierno en el nombre, pero no en la realidad. Y no
gatorias de los principios consagrados por ella (Caps. XV y XVI). habiendo gobierno, no podrá existir la Constitución, es decir, no habrá
8) ¿Cómo juega la voluntad del pueblo en la elaboración de la orden, ni libertad ni Confederación Argentina. Entre colocar la independen-
Constitución? Casi todas las constituciones, empiezan declarando que son cia del poder en manos de un hombre, o entregarlo a través de una
dadas en nombre de Dios, legislador supremo de las naciones, decla- Constitución, Chile logró un “presidente constitucional” que pueda asumir
ración que tiene un profundo sentido político. Dios da a cada pueblo su facultades de un rey, en el instante que la anarquía le desobedece como
Constitución o manera de ser normal, como la da a cada hombre, que no presidente republicano. En vez de dar el despotismo a un hombre, es mejor
elige su constitución gruesa o delgada, nerviosa o sanguínea. Así el pueblo darlo a la ley. Lo peor del despotismo no es su dureza sino su inconsecuen-
tampoco se da una Constitución monárquica o republicana; federal o cia. Dad al Poder Ejecutivo todo el poder posible, pero dádselo por medio
unitaria. El recibe estas disposiciones al nacer, de su suelo, del número y de una Constitución.
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Para concluir, recordemos a Fernando Martínez Paz cuando nos dice: adopta algo que ya existe; en el caso, ya existía en el derecho comparado
las Bases, la más importante fuente de la Constitución de 1853, debe ser la forma representativa, republicana federal que se adopta, pero, y esto es
considerada, no como un tratado teórico de derecho constitucional, sino lo medular, nuestro gobierno, no es cualquier república, representación o
como una obra con un fin práctico: hacer un diagnóstico de la situación y federación, sino la forma representativa, republicana y federal, según lo
circunstancias que vivía el país y señalar los remedios que debían utilizarse establece la presente la presente Constitución”. Por lo tanto, una regla
para estabilizar y constituir la república (9). básica en el tema, es la que afirma que los constituyentes adoptaron
A pesar de que nadie duda de la originalidad de nuestra Constitución, adaptando. De allí que aparecen exageradas las afirmaciones de Gorostiaga,
a poco que se repare que si bien es cierto que ella es la culminación de reiteradas por Gutiérrez en la misma sesión del Congreso Constituyente (10),
un proceso histórico pródigo en antecedentes normativos nacionales y cuando informando sobre la labor de la Comisión Redactora, señaló: “Su
algunos extranjeros, también es cierto que su texto es emanación y proyecto está vaciado en el molde de la Constitución de los Estados
plenificación natural de los primeros, y de la adecuación a nuestra Unidos, único modelo de federación que existe en el mundo”.
idiosincrasia social y política.
b. Antecedentes inmediatos
Entre los antecedentes inmediatos -según Colautti- que utilizó la
6. Principales fuentes normativas de la Constitución de 1853 Comisión Redactora de en 1853, integrada por los convencionales consti-
tuyentes Díaz de Colodrero, Ferré, Gorostiaga, Gutiérrez y Leiva, comisión
a. Originalidad de nuestra Constitución a la que luego se incorporaron los convencionales Derqui, Zapata y Zavalía,
fueron de especial relevancia la Constitución de 1826, el Proyecto de
La originalidad de nuestra Constitución se manifiesta en que su texto Constitución de Alberdi y la Constitución de los EE.UU. y sus diez primeras
es emanación y planificación de un proceso histórico pródigo en anteceden- enmiendas, todo lo cual surge del anteproyecto redactado por Gorostiaga (11).
tes normativos nacionales, y de la adecuación de algunos extranjeros a Pensamos que no puede obviarse a la Constitución chilena de 1833 que
nuestra idiosincrasia social y política. influyó a través del proyecto de Alberdi.
De modo especial y en cuanto a las normas que se tomaron de las
fuentes extranjeras, ellas no fueron simple y mecánicamente copiadas, sino
c. La Constitución de 1826
que los constituyentes de 1853/60 y los de los anteriores documentos
constitucionales, fueron formuladas luego de un detenido análisis a la luz de Es antecedente directo de la de 1853 respecto de varias normas
las necesidades reales del proceso institucional argentino. En algunos referidas a la organización de los poderes Ejecutivo y Legislativo, sus
casos, coincidiendo su formulación con aquéllas, se transcribieron; pero atribuciones, las de cada una de sus cámaras, las prerrogativas e inmuni-
cuando no se adecuaban a dichos requerimientos, se produjo un texto dades de sus miembros, de la formación y sanción de las leyes y las
modificado para su congruencia con las finalidades propuestas. responsabilidades y facultades de sus ministros. Cabe destacar que existen
Uno de tantos ejemplos de lo que acabamos de afirmar, nos lo muestra 66 artículos de la Constitución de 1826 -de los cuales, 46 provienen del texto
el texto del art. 1º cuando prescribe que “La Nación Argentina adopta para de la Constitución de 1819- que son antecedentes directos del texto de la
su gobierno la forma representativa republicana federal, según lo estable- Constitución de 1853.
ce la presente Constitución”. En primer lugar, cabe advertir que se

(10) RAVIGNANI, Emilio, Asambleas constituyentes argentinas, Casa Peuser, Bs. As., 1937 y
(9) MARTÍNEZ PAZ, Fernando, Introducción al derecho, cit. 1939, t. IV.
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d. La Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica IV. La ideología de la Constitución Argentina


Que incide en aproximadamente la mitad del articulado de la Consti-
tución Nacional, de modo especial en cuanto a la estructura de poder. La 1. Aproximación al tema
propia Comisión Redactora dijo que los argentinos, como cristianos y
demócratas, tenían una noble emulación por los federales del Norte, No deseamos introducirnos en este Manual en la exposición de las
modelo de engrandecimiento rápido y de libertad civil y política. corrientes iluminista, historicista y romanticista que proyectaron desde
El constituyente Gutiérrez, dijo que la Constitución, eminentemente diversos ángulos, su influencia en el pensamiento de los constituyentes de 1853.
federal, estaba vaciada en el molde de la de los Estados Unidos, “única Lo que sí pretendemos a continuación, es presentar en una reseña
federación que existe en el mundo digna de ser imitada”. Gorostiaga, sistematizadora, cuáles son concretamente las creencias, las ideas, los
también reconoció que “la Constitución norteamericana había servido de valores y los fines que nutre ese “núcleo metafísico” de que nos hablaba
molde y modelo a la nuestra” (12). Expresiones éstas quizás exageradas, Sampay, es decir, la axio-teleología e ideología constitucional, que se
pues lo cierto es que en las fuentes históricas, el constitucionalismo evidencia desde el propio texto del Preámbulo y del plexo normativo de la
norteamericano ha jugado una importante influencia, pero sin marginar las Constitución en sus diversos textos hasta 1994, complementado con los
propias fuentes patrias, sino filtrándose por medio de éstas y asimilándose tratados de derechos humanos con jerarquía constitucional. A este conjun-
a través del ajuste y la versión que éstas le impusieron. to de creencias, ideas, valores y fines lo hemos dado en llamar muy
En unos 60 artículos e incisos, especialmente en cuanto a la forma de significativamente en anterior oportunidad, el Credo Constitucional.
Estado y de gobierno, se advierte, la influencia del modelo norteamericano, Previamente es preciso destacar que nuestra Constitución no es,
a la vez que la obra “El Federalista”, de Hamilton, Madison y Jay, fue vista como generalmente se ha afirmado, una constitución individualista.
en manos de los constituyentes. Podrá serlo en el sentido de revalorizar al individuo hombre, frente al
Estado. Pero nunca en el sentido de que la autonomía de la voluntad
individual y el libre juego de las energías sociales, no deban estar subordi-
e. La Constitución de Chile de 1833
nadas a los límites razonables de las reglamentaciones, que aseguren su
Influyó a través del pensamiento de Alberdi, a pesar de sus críticas y encauzamiento hacia el bienestar general, que está al servicio de todos los
de sus elogios, influencia que se refleja en alrededor de 25 artículos. En el miembros de la sociedad (Preámbulo, arts. 14, 17, 19, 75 incs. 18 y 19, etc.).
Cap. IV de sus Bases señala que “La Constitución de Chile, superior en
redacción a todas las de Sud América, sensatísima y profunda en cuanto
a la composición del Poder Ejecutivo, es incompleta y atrasada en cuanto
a los medios económicos de progreso (13) . Como él mismo lo señala, tuvo 2. Las creencias constitucionales
decisiva influencia en la organización y atribuciones del “Ejecutivo Fuerte”
que significa nuestro presidencialismo argentino. a) La Constitución cree en Dios, como “fuente de toda razón y
justicia” (Preámbulo), invocación que impregna de religiosidad todo el
orden constitucional, y otorga sentido a la dimensión trascendente del
hombre con Dios en una relación de filiación, asegurando la libertad de
conciencia y la de cultos de todos sus habitantes.
(11) COLAUTTI, Carlos E., Antecedentes de la Constitución Argentina, Abeledo-Perrot, Bs. b) La Constitución cree en el Hombre, no como una entelequia, sino
As., 1979
en el hombre real, el de carne y hueso de Miguel de Unamuno; el que nace,
(12) RAVIGNANI, Emilio, ob. y t. cits.
(13) ALBERDI, Juan Bautista, Bases y puntos de partida para la organización política de la come, bebe, sufre y muere; el que piensa y quiere. El hombre íntegro, el todo-
República Argentina, cit. hombre de Max Scheler y el ser relacionado y solidario de Ortega y Gasset.
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En fin, la Constitución cree en el hombre, naturaleza corpórea- política, estableciendo los mecanismos posibles para asegurar una mayor
espiritual, con una concepción personalista de su dignidad humana, participación del pueblo, en la conformación y funcionamiento de sus
porque considera que el hombre es anterior al Estado, es su fundamento, organismos representativos y, además, las formas semidirectas como la
sujeto y objetivo, a cuyo servicio debe estar como gerente del bien común, iniciativa y la consulta populares (arts. 22, 33, 36, 38, 39, 40, 45, 94 C.N.).
que posibilite el desarrollo humano (art. 75 inc. 19). g) La Constitución cree en el federalismo, como forma de Estado y
c) La Constitución cree en la libertad, como ámbito en el que puedan técnica de descentralización del poder, surgida a la luz de los numerosos
desarrollarse armoniosamente las diversas dimensiones de la personalidad antecedentes en el derecho colonial y en el patrio, que definieron la profunda
del hombre (Preámbulo y art. 19). Por ello, parafraseando a Laski, diremos vocación federalista de todo el país, procurando asegurar la convivencia de
que la libertad es el medio donde los hombres encuentran la oportunidad la soberanía de la Nación y de las autonomías de las provincias, mediante
de perfeccionar su destino. Pero una libertad con una vigencia real y relaciones de participación, de subordinación y coordinación, constituyéndo-
efectiva, que exige para todos, condiciones de orden, bienestar, seguridad, se así en una unión indestructible de estados indestructibles (Preámbulo,
justicia social y solidaridad en la convivencia. arts. 1º, 3º, 4º, 5º, 75.2, 121, 122, 123, 124, 125 y 126).
d) La Constitución cree en los derechos fundamentales del h) La Constitución cree en la República, como sistema basado en
hombre, en los derechos constitucionales que arraigan en su naturaleza la libertad (art. 19) y en la igualdad de todos los hombres (arts. 15, 16, 37,
humana y en su propia dignidad, reconocidos y no concedidos por el Estado, 75.2, 23) y como gobierno de poderes limitados y controlados (arts. 53,
y que con cuyo ejercicio solidario y razonable, procura desarrollar su 59, 100.10 y 11, 101, 115), con efectiva la responsabilidad de los represen-
personalidad, ya se traten: a) De los derechos individuales del constitu- tantes, cuyo sentido republicano, junto al de todos los miembros de la
cionalismo clásico o de primera generación en nuestra Constitución 1853/ sociedad, manifieste la moderación y la “virtud” que Montesquieu exigía
60 (arts. 14 y 33, etc.); b) De los derechos sociales de segunda como fundamento ético, y se rechace toda corrupción, frivolidad y ambi-
generación, que protegen al trabajador, a los gremios, a la seguridad social ciones desmedidas de poder (arts. 1, 5, 6, 33 C.N.).
y a la familia (arts. 99.6 y el 14 nuevo); c) De los derechos políticos y los i) La Constitución cree en los grandes fines y valores consagrados
de tercera generación que hacen a los derechos ecológicos, del usuario, en el Preámbulo y en el texto, como son la unión nacional, la justicia
del consumidor, de la privacidad, de expresa recepción constitucional (arts. 5º, 112, 125), la paz interior (arts. 27, 75.25 y 27), la defensa común
en la reforma de 1994 (arts. 37, 38, 39, 40, 41 y 42, etc.); d) Los derechos (arts. 21 y 75.2), el bienestar general (bien común) (arts. 75.18 y 19), la
de los tratados de derechos humanos (art. 75 inc. 22). justicia social (art. 75.19), la cultura, la educación, la investigación y
e) La Constitución cree en las garantías institucionales y proce- el arte (art. 75.19), la integración comunitaria (art. 75. 24), el orden
sales, que prescriben limitaciones al ejercicio del poder político, y protegen constitucional (arts. 21, 23 y 36).
y aseguran esa preeminente dignidad humana y el efectivo ejercicio de los
derechos que la integran, frente a sus eventuales violaciones o impedimen-
tos arbitrarios: v.gr. las garantías institucionales, tales como la Consti-
tución codificada, suprema y rígida; la soberanía popular; la forma republi- V. El Preámbulo
cana; la división de poderes; etc. (arts. 1º y 31 C.N.), a la vez que las
garantías procesales individuales del debido proceso judicial como los 1. Sentido y función
principios de legalidad (nullum crimen, nulla poena sine lege previa),
defensa en juicio, irretroactividad de la ley penal, juez natural, hábeas Los constituyentes, siguiendo una inveterada costumbre en el derecho
corpus, amparo, habeas data, etc. (arts. 18 y 43 C.N.). comparado de preceder los textos constitucionales con un Preámbulo,
f) La Constitución cree en la democracia, creencia inscripta en la redactaron el nuestro siguiendo la orientación de los grandes fines que
preambular soberanía del pueblo, como principio esencial de legitimidad establecía el de los Estados Unidos, si bien en este tópico, también supieron
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modificar lo necesario que hacía a las diferencias de nuestro proceso a. Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina,
constituyente. reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección
En tal sentido, Alberdi en la segunda edición de sus Bases acompañan- de las provincias que la componen
do el Proyecto de Constitución, sostiene que “conviene que el Preámbulo De este párrafo surgen los siguientes principios:
de la Constitución argentina exprese sumariamente los grandes fines a) El principio de la soberanía popular, que es el que legitima el
de su instituto. Abrazando la mente de la Constitución, vendrá a ser ejercicio del poder constituyente en la Nación;
la antorcha que disipe la oscuridad de las cuestiones prácticas, que b) El principio representativo, para la efectividad de esa soberanía
alumbre el sendero de la legislación y señale el rumbo de la política popular, que a través de sus representantes, es la que ordena, decreta y
del gobierno” (14). establece esta Constitución;
A través del Preámbulo -señala César Enrique Romero- se anticipan c) El principio federalista, marcado “a fuego” en el proceso
las bases ideológicas o las creencias políticas que sirven de pilares a su constituyente, en sus diversos documentos institucionales y, fundamental-
articulado y para una actualizada y dinámica interpretación constitucional mente, en el Pacto Federal de 1831 y en el Acuerdo de San Nicolás de 1852.
teleológica de sus preceptos, otorgándoles vigencia contemporánea, absor- No es el pueblo de la Nación como entidad política única, sino que los
biendo los cambios que la sociedad y la historia promueven, pero perduran- representantes lo son por voluntad y elección de las provincias que la
do como ordenación jurídica y moral de la República. componen, entidades autonómicas integrantes de la federación;
Nosotros afirmamos que en el Preámbulo, están “encapsulados” los d) El principio constituyente, porque las provincias y los represen-
tantes de sus pueblos, no se reúnen para consensuar acuerdos, tratados o
principios constitucionales, las creencias básicas, los grandes fines y los
pactos inter-provinciales, sino para dictarse la Constitución Nacional, Ley
valores apetecibles por la sociedad, para el progresivo desarrollo de sus
Suprema de la organización política y jurídica de la República Argentina.
habitantes, y que sustentan como meollo ideológico y médula espinal, lo que
inspiró a decir tan acertadamente a Mitre, que él expresaba “el sentido
filosófico de la Constitución”. Nuestro sustancioso y bello Preámbulo, llevó b. En cumplimiento de pactos preexistentes
a eminentes juristas como Vittorio E. Orlando a manifestar que “parecía Durante la etapa confederal, las provincias fueron entrelazándose en
escrito por dioses”, y a Adolfo Posada, que “merecía encabezar la ligas, acuerdos o pactos interprovinciales, en los que convenían alcanzar
Declaración Universal de los Derechos del Hombre de la Liga de las objetivos que por su variedad y amplitud, conformaban verdaderos tratados
Naciones”. de incipiente organización institucional. En efecto, ellos se referían al logro
de una paz firme, de una verdadera amistad y unión permanente entre las
provincias contratantes; se comprometían a respetar recíprocamente su
libertad, su independencia, su representación y sus derechos; se obligaban
2. La significación de su contenido a no declararse la guerra y a concurrir con sus recursos y sus tropas cada
vez que una de ellas fuese atacada por otra provincia o poder extranjero;
Nos adentraremos ahora en el significado de los diversos conceptos regulaban el comercio tanto marítimo, fluvial como terrestre.
que expresa su contenido. En esos pactos se advierte una decidida vocación de unión nacional a
través de una organización federativa a alcanzarse por un Congreso
General de diputados elegidos libremente por el pueblo de cada provincia,
lo que demuestra que este derecho público contractual, fue el fermento de
la arquitectura constitucional federalista de 1853 y que impidió el centra-
(14) ALBERDI, Juan Bautista, ob. cit. lismo y el unitarismo que proclamaban las constituciones de 1819 y 1826.
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Recordemos entre los más relevantes, el Pacto del Pilar de 1820, el e. Consolidar la paz interior
Tratado del Cuadrilátero de 1822, el Pacto Federal de 1831 y el Acuerdo Después de las décadas de luchas fratricidas que asolaron a nuestros
de San Nicolás de 1852. pueblos, se tornaba un objetivo inexorable, el consolidar la paz interior.
Habían quedado atrás las luchas por la independencia y debían abandonar-
c. Con el objeto de constituir la unión nacional se las luchas intestinas. Para ello la paz era el sustento medular y la
Es de destacar que lo que se pretendía es la unión nacional, es decir plenificación por el logro de los otros fines preambulares. La paz interior
la unión de todos los pueblos de las provincias en el respeto de sus plurales requiere unión, justicia, orden, bienestar y libertad.
idiosincrasias y de todas las provincias como entidades autónomas a través No se trata de la paz de los cementerios, ni menos aún de la impuesta
de una república federativa. Se pretendía una “unión indestructible de por el autoritarismo. Se trata de la paz como estado de armonía y concordia
estados indestructibles”, expresión de la doctrina judicial estadounidense. social y política, que se origina en la más plena vigencia de un orden justo
Por lo tanto, no se aspiraba a la unidad nacional que imponía la de convivencia.
Constitución de 1826 al fijar en su art. 7º “la forma representativa
republicana, consolidada en la unidad de régimen”. f. Proveer a la defensa común
Después de décadas de enfrentamientos y de guerras interiores, Si bien en los momentos del proceso constituyente de 1853, este
provocados por odios y resentimientos entre los pueblos y además, por objetivo podía alcanzar un tono guerrero tanto en el orden internacional
pasiones y ambiciones no siempre legítimas de los grupos y personajes como en el nacional, proveyendo a la defensa común frente a las
dirigentes, era necesario lograr la unión y concordia tan anhelada, mediante agresiones exteriores como a las intestinas, la visión en la perspectiva
esta “arca de la alianza” que era la Constitución. posterior implica además de ese originario sentido, aquél que debe otorgársele
como la defensa común del Estado de derecho, garante de la vigencia de
d. Afianzar la justicia los derechos, deberes y garantías constitucionales y de las autoridades
legítimamente constituidas, y todos sometidos al pleno respeto y cumpli-
Afianzar la justicia no consistía mera ni exclusivamente en organizar
miento de la ley, indispensable para el sistema constitucional y democrático.
el “poder judicial” mediante la creación de tribunales y la designación de
magistrados. No es sólo el servicio de justicia como función estatal, sino Por ello el categórico precepto que, ante las lamentables incursiones
que el valor justicia presida todos los comportamientos individuales de los gobiernos de facto a partir de 1930, sancionó la reforma de 1994
y sociales, superando espurios egoísmos. respecto a los atentados al orden constitucional en el art. 36 C.N.
La justicia a que alude el Preámbulo -bien sostiene César Enrique
Romero- es el valor justicia como que tiene en la igualdad de oportunida- g. Promover el bienestar general
des (art. 16), en los derechos fundamentales (art. 14), en la realización del Esta expresión de bienestar general mayoritariamente es interpre-
bien común y la prosperidad de todos los habitantes (arts. 67 inc. 16 y 107 tada, no en el sentido de un mero bienestar material o de un buen pasar
-hoy 75 inc. 18 y 125-), sus manifestaciones primigenias. Es la justicia que económico, sino en el sentido de bien común o bien general, en cuanto
se promete afianzar, para todo el pueblo de la república, a quien débese conjunto de condiciones sociales (culturales, económicas, a la igual-
asegurar bienestar y prosperidad generales. dad de oportunidades, a la salubridad, etc.) que posibilitan a cada
La justicia como perspectiva axiológica que el Preámbulo la hace hombre y a los grupos sociales la más plena realización de su
derivar de Dios como su fuente prístina -continúa- no es mera declaración, personalidad o de sus finalidades, es decir, de todas las posibilidades
sino promesa cuya realización es obligación de todos los poderes estatales, que se le brindan a un individuo para “ser” en la mayor medida factible
porque la libertad alcanzará a ser verdad, cuando se nutra de justicia. de sus capacidades y talentos.
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Es preciso rescatar la cultura del “ser”, humano y justo, que descarte derechos y garantías otorgados a los nacionales, y los privilegios y
una perspectiva materialista-consumista que alienta la cultura del “tener”, exenciones que facilitasen y tornasen atractiva la residencia en el país (art.
si bien para “ser” es indispensable un razonable “tener”, dada la natura- 20 C.N.).
leza espíritu-corpóreo del hombre. El bien común es el que justifica y
legitima al Estado, al poder, al derecho, al gobierno y las expresiones j. Invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y
culturales, pues en una visión antropocéntrica, es el hombre el fundamento, justicia
el sujeto y el objetivo de toda sociedad, de todo Estado.
Esta parte final del Preámbulo no es tan sólo el resultado de la
religiosidad que, según algunos, distinguía a los constituyentes de 1853
h. Asegurar los beneficios de la libertad
-señala González Calderón- ni responde únicamente a las exigencias del
Entre los elementos del bien común no se enuncia la libertad como sentimiento religioso del país en aquella época: la invocación a Dios, que en
valor absoluto, sino el goce de los beneficios de la libertad, -afirma efecto es fuente de toda razón y justicia, quiere decir en el Preámbulo que
Carlos María Bidegain- (15) lo que indica que ésta lo integra en cuanto bajo la protección divina se ha colocado a la Nación y a sus instituciones,
resulta beneficioso para la sociedad y no cuando su mal uso lo perjudica. como se hizo en el momento más culminante de su vida, al proclamar su
Es la libertad ejercida dentro de un ordenamiento jurídico justo, que debe independencia en 1816. Un pueblo sin fe en Dios no es capaz de concebir
facilitar su ejercicio para el desarrollo y perfeccionamiento de nuestra los grandes principios de la moral y del derecho, ni es capaz de formularlos
personalidad e imponerle las limitaciones razonables que demanda el en la ley escrita que los rige (16).
bienestar general. La libertad ejercida de conformidad a reglamentos
razonables, es la fórmula compuesta por los arts. 14, 19 y 28 C.N. que k. Ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución
conjugan, armoniosamente, los derechos y el orden público. Bien se ha para la Nación Argentina
dicho que podrá darse en la sociedad “orden sin libertad” pero nunca
“libertad sin orden” (Huntington). En esta fórmula de profundo y categórico sentido jurídico, se ponen de
manifiesto los amplios poderes que los diputados constituyentes tenían de
sancionar la Constitución Nacional sin requerir para su vigencia, como en
i. Para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los
el caso de la Constitución de los EE.UU., la posterior ratificación de las
hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino
legislaturas o de convenciones de los Estados en una proporción de las tres
Quizás nuestra Constitución es una de las únicas que ha otorgado con cuartas partes.
tanta generosidad, el goce de los beneficios de la libertad a todos los Esto es consecuencia lógica de lo resuelto en su apartado 6 por el
hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Acuerdo de San Nicolás, en el sentido de que los diputados constituyentes
Es indudable que en esta finalidad de valor altamente ecuménica, tuvo “no deberían traer instrucciones especiales que restringieran sus
decisiva influencia el pensamiento de Alberdi quien obsesionado por el poderes, fiando a la conciencia, al saber y al patriotismo de los
“desierto argentino” y afirmando que para la Argentina, “gobernar es diputados, el sancionar con su voto lo que creyeren más justo y
poblar”, urgía a una política amplia y liberal en materia de inmigración, que conveniente”. Es decir que desde la teoría política, privó el mandato
asegurase a los extranjeros que se radicasen en el país, los mismos representativo o libre, sobre el mandato imperativo.

(15) BIDEGAIN, Carlos María, Curso de derecho constitucional, Abeledo-Perrot, Bs. As.,
1995, t. II. (16) Derecho constitucional argentino, J. Lajouane Editores, Bs. As., 1917, t. I, p. 327.

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