Enseñanza con medios digitales

| CLASE 2. DAR LA CLASE CON MEDIOS DIGITALES Y LOS DESAFÍOS DE LAS

MÚLTIPLES TEMPORALIDADES

¿Tenemos tiempo?

Después de haber transitado este recorrido, podemos decir que dar una clase no se reduce a la
mera distribución temporal de las actividades, sino que debemos considerar:

- Las temporalidades que traen los medios y que

se articulan con las percepciones de tiempo de las
pedagogías existentes que despliegan ideas de
verdad y de estudio. A su vez, desafían la
imperiosa necesidad de desarmar las tendencias
del algoritmo de popularidad como definición de
validez. Es decir, los riesgos de no compartir las
producciones, de solo priorizar la realización de la
tarea, como en el caso de una presentación con
diapositivas, la edición de un video, la grabación de
un programa de audio, la creación de un blog, etc.,
pueden hacer olvidar que el eje no está en la
realización (o localización de la información, como
en el caso de la clase de Julia), sino en la
problematización del contenido desde el campo
disciplinar.
Recuperar la escala humana
Los invitamos a leer el artículo
“Recuperar la escala Humana” del
diario La Nación, en la cual Federico
Lorenz (historiador y escritor
argentino) plantea que la vida virtual
favorece la sensación de vivir en un
presente permanente que destierra
la idea de futuro y la posibilidad de
incidir en él. Otra vez, los medios
parecen desafiar nuestra
subjetividad histórica. ¿Cómo
asumimos la enseñanza hoy, si la
misma idea de transmisión
comienza a desvanecerse frente a
la omnipresencia del tiempo
presente?
Enseñanza con medios digitales
Clase 2 | Dar la clase con medios digitales y los desafíos de las múltiples temporalidades

- La fragmentación de las múltiples pantallas nos obliga a resistir más fuertemente a un tiempo veloz,
instantáneo, que parece condensarse en un presente sin pasado y que es siempre accesible desde un
clic. Esto no quiere decir que debemos desconocer las ayudas que ofrece la tecnología para el archivo
del conocimiento, pero implica estar atentos a las complejidades aún no resueltas que traen aparejadas.
Debemos ocupar tiempo en detener la velocidad en la clase.

- La velocidad, tracción hacia el presente y el algoritmo de la popularidad se instalan en un tiempo

fragmentado que atenta contra la idea de lo común. Se promueve una pedagogía para el interés del
usuario (estudiante como usuario); la clase pierde su posibilidad de encuentro con el otro en un tiempo
detenido, un tiempo de estudio (Masschelein y Simons, 2014).

- Cada vez que ingresan los medios en las actividades del aula, los tiempos dedicados a la gestión y
organización de la tarea tienden a ser protagonistas. Por lo tanto, deberíamos procurar tener claridad
sobre qué tiempos de la clase no estamos dispuestos a relegar. Es decir, si vamos a proyectar un video,
tendríamos que considerar que las imágenes no se vean borrosas y que no se presenten problemas con
el sonido, ya que este tipo de dificultades serían equivalente a que nuestros alumnos lean un texto que
tiene sus palabras ilegibles. No debería dar lo mismo contar lo que el video tenía o leer el subtítulo sin el
sonido.

- Junto con la fragmentación y múltiples temporalidades se organizan espacialidades móviles y

desreguladas. Estas nuevas formas de espacialidad, que parecen “desordenar” los espacios alineados
de los bancos en filas y un único lugar para el pizarrón, proponen modos de encuentro diferentes entre
los sujetos. Será cuestión de pensar en qué tiempos de la clase nos interesa promover estos modos
flexibles, y en qué tiempos de la clase la palabra del docente regula el trabajo con el conocimiento. El
desafío parece mucho más complejo de lo que algunos auguraban. No solo se trata de que pensemos
en los medios con preocupaciones o intenciones didácticas, sino que los medios, por sí mismos, son
portadores de historias de uso que, al ingresar al aula, ponen en tensión nuestros modos conocidos de
organizar la temporalidad.