Está en la página 1de 3

PAPELES DEL EXILIO N° 23

LO PEOR Y LO MEJOR

La historia de la humanidad, está llena de episodios que nos muestran


cómo las crisis políticas, económicas, sociales y sanitarias, como la que
vivimos hoy en el planeta desde la aparición del coronavirus, devenido en
pandemia, han servido por una parte para exhibir las miserias humanas, pero
paralelamente hacen florecer las virtudes de quienes, con sus actos, dan
testimonio de ser hijos de Dios.
Así, por ejemplo, la grave crisis por la expansión del virus, ha
exacerbado las disputas políticas e ideológicas entre las grandes potencias.
Chinos y rusos por un lado, estadounidenses por el otro, se acusan
mutuamente sobre el origen artificial del virus creado con fines bélicos, pero
sin duda, destaca la asombrosa e inhumana intervención del presidente Trump
ofreciendo inmensas cantidades de dinero a cambio de la exclusividad en el
uso de una vacuna contra el coronavirus.
Por cierto, China, donde apareció el mal, se ha mostrado indignado por
las referencias del presidente Trump sobre “el virus chino”. Al respecto,
debemos recordar: a) Que históricamente muchas enfermedades han recibido
el nombre del país o la localidad en que aparecieron, verbigracia, “la peste de
Siracusa” -396 antes de Cristo- o “la gripe española” de 1918; b) Que, en todo
caso, el coronavirus no solo se originó en China, sino que se expandió por el
mundo por imprudencia, inoperancia o negligencia de las autoridades de la
nación asiática.
Como de costumbre, en medio de esa pugna, emergieron las inveteradas
ignorancia, desfachatez y cinismo de Nicolás Maduro, tirano que ha sumido al
pueblo venezolano en una crisis humanitaria sin precedentes en
Latinoamérica, expresando que se trata de “una cepa creada para la guerra
biológica contra China”.
Precisamente, en Venezuela, país arruinado por una “peste política”
llamada “Socialismo del Siglo XXI”, podemos verificar los actos más viles de
quienes ostentan el poder, al plantear una cruel cuarentena a todos los
habitantes, sin alimentos, medicinas ni servicios esenciales como agua y
electricidad; apresando a aquellos que salgan de sus hogares sin portar un
tapabocas, que el régimen no proporciona y que en la calle tiene un valor de
10 dólares (3 salarios mínimos mensuales), por supuesto, vendido por
compatriotas envilecidos e inhumanos.
Igualmente, miserables y repulsivas resultan las declaraciones de líderes
de la oposición, verbigracia Henry Ramos Allup, quien hace apenas 7 días
pedía a la oposición organizarse para unas “elecciones parlamentarias”,
soslayando completamente el “cese de la usurpación” presentado por ellos en
2019, como condición “sine qua non” para ir a un proceso electoral.
Ciertamente, anteponen sus intereses personales y partidistas sobre la agonía
de Venezuela.
Por si fuera poco, los protagonistas de los más groseros actos de
corrupción del planeta, por miles de millones de dólares, hoy piden un
“financiamiento al Fondo Monetario Internacional” (organismo objeto de
ofensas y anatemas en reiteradas ocasiones por Chávez, Maduro y Diosdado)
por $5MM, para atender los casos de coronavirus en Venezuela. Con dicha
solicitud el régimen pretende una jugada perfecta: Al negar el FMI el crédito
solicitado (por miles de razones), Maduro se hará la víctima, haciéndoles
responsables de las pérdidas humanas; si lo conceden, él y sus secuaces
dispondrán de dinero fresco para su voraz corrupción.
No obstante, ese devastador panorama que nos preocupa
profundamente, encuentra una poderosa fuerza contraria que se enfrenta al
mal y finalmente se impondrá con la tutela Divina, manifestada en los
médicos y enfermeras que se desprenden de sus seres queridos para arriesgar
su vida cada día prestando la atención a los contagiados.
Con la misma orientación humanitaria que nos llena de esperanza,
surgen las expresiones solidarias de los líderes de varias naciones,
principalmente europeas, en las cuales fueron suspendidos a los ciudadanos, el
pago de los servicios básicos, alquileres e impuestos.
Pero tal vez, la mayor manifestación de la intervención de Dios para
salvar a la humanidad, ha nacido justamente de su pueblo, Israel, en el
Instituto de Investigaciones MIGAL, ubicado en Galilea, al norte del país.
Allí, adelantan el desarrollo de una vacuna contra el coronavirus para su
posterior producción a gran escala, anunciando que está lista en cuestión de
semanas.

También podría gustarte