Hace pocos días, cerca de la entrada de las sedes de las facultades de
“Arquitectura y Urbanismo” y “Economía y Negocios” de la Universidad de Chile, pude observar a dos jóvenes recién egresadas, que, títulos en mano, se disponían a tomarse unas fotografías frente a uno de los edificios de las mencionadas áreas académicas. Al concluir la captura de imágenes, muy respetuosamente me acerqué a ellas y les dije: -Buenos días señoritas, felicitaciones por esos importantes logros, pero, ¿me permiten que les haga una sugerencia?- De inmediato, respondieron al unísono: -Por supuesto señor, díganos-. -Muy cerca de acá, tienen un inmejorable motivo de fondo para sus fotografías, exhibiendo orgullosas sus flamantes títulos profesionales-. Sobre el particular, una de ellas manifestó: -¿Ah sí?... ¿cuál es ese lugar?- Rápidamente, henchido de orgullo venezolano, respondí: -En la antigua entrada del campus, la que da hacia la avenida Diagonal Paraguay, se encuentra una imagen, nada más y nada menos que de don Andrés Bello, rector fundador de la Universidad de Chile y en la práctica, rector vitalicio, pues ejerció esa delicada función desde la creación de la institución en 1842 hasta la fecha de su muerte, el 15 de octubre de 1865-. Ambas, sorprendidas por desconocer tanto la ubicación como la breve reseña narrada, me dijeron: -¡Ay señor, muchísimas gracias! Al tiro vamos para allá-. De esa manera, una corta conversación entre universitarios, culminó con tres personas satisfechas; un venezolano en el exilio alegre por exaltar la trayectoria de su paisano y dos noveles profesionales contentas por sus “fotografías con el maestro”.