PAPELES DEL EXILIO 2022, N° 23

LA SONRISA DEL “BON HOMME”

El acto de sonreír, es generalmente tomado como expresión de alegría.

No obstante, en ocasiones, puede denotar falsedad, desprecio, maldad y hasta
miedo. Inclusive, algunos especialistas en el tema, hablan de 19 tipos de
sonrisas, pero tal vez la más difícil de experimentar es la "sonrisa de la paz".
Ciertamente, la Madre Teresa de Calcuta, decía "la paz comienza con
una sonrisa".
Se trata, de la sonrisa del que nada debe, porque siempre hace el bien,
viviendo honestamente, sin dañar a otros y dando a los demás lo que les
corresponde.
Una sonrisa, que solo puede experimentar, aquel cuya actuación se
identifica con la expresión "bonhomía" (derivada del francés “bonhomie" y
ésta a su vez, del terminó "bon homme" que significa "buen hombre",
obviamente, en sentido genérico).
La bonhomía, de acuerdo con el diccionario de la Real Academia
Española de la Lengua, implica cuatro importantes atributos de una persona,
hoy un tanto exóticos: "afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter
y en el comportamiento".
Precisamente, sonrisa de sosiego y paz, propia de la bonhomía, es
exhibida en la fotografía, por un sanjuanero de pura cepa: Juan Luis Jerónimo
Araujo Pérez, "Pichón", atleta rosciano y guariqueño, dirigente deportivo,
docente y administrador de la educación, facetas en las cuales ha sido
ampliamente reconocida su brillante labor.
Esa trayectoria sin mácula, unida a su noble y conocida conducta como
ciudadano, hijo, hermano, esposo, padre, abuelo y amigo, representan un
indubitable ejemplo de vida.
Su éxito, ha tenido por clave a lo largo de su existencia (cercana a los
75 años), el especial "don de gentes" y una buena dosis de resiliencia,
mostrada suficientemente, verbigracia, frente a la pérdida del amor de su vida
y los padecimientos de la salud propia.
Por esas razones, para ese gran amigo y "bon homme", a quien por
afecto sincero llamamos "Pichón", desde Santiago de Chile, pido a Dios por su
salud y bienestar, para que le permita continuar exhibiendo esa sonrisa de paz
y satisfacción por la convicción del deber cumplido.