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PRESENTACIÓN

A comienzos de la década de los 90 me propuse estudiar el interesante


tema de la extinción de la responsabilidad penal, ya que había poco material
bibliográfico sobre esta materia, y sistematizar las causales que la motivan,
estudio que fructificó en una edición de ese libro que se agotó hace algunos
años.

Ese texto tuvo buena acogida de parte de estudiantes de derecho, de


personas interesadas en la prescripción, y abogados, que probablemente,
por su sencillez y sentido didáctico y, en especial, porque incorporó
importante jurisprudencia actualizada a esa fecha y que hoy día con la
nueva legislacion y jurisprudencia perdio vigencia, lo adquirieron.

En esa edición, debido a las discusiones jurídicas relevantes del momento


—año 1990, de regreso a la democracia— se hizo hincapié en los apartados
destinados a la amnistía ya la prescripción, con referencias —propias de
esa circunstancia— más a las opiniones jurídicas- políticas que, a la
jurisprudencia, que era incipiente y que en ese entonces comenzaba a
delinear.

Después de casi treinta años, pensé en una segunda edición, donde


ampliara y actualizara el tema, manteniendo, en lo esencial, similar
estructura a la de aquella, esto es, siguiendo la secuencia en que el Código
Penal enuncia las causas de extinción de la responsabilidad penal. Sin
embargo, después de haber terminado ese borrador, y vuelto a estudiar el
tema, me propuse que, sin perjuicio de abordar esas materias, la ampliara a
otras, de manera que este texto tuviera una mayor utilidad.

Desde luego, le puse otro título, que se condijese con este nuevo
propósito, " AMNISTÍA , INDULTO , y PRESCRIPCIÓN ", incorporando un capítulo
inicial introductorio, con una visión general y sistemática del tema, en
conexión con aspectos básicos del derecho punitivo y del actuar
perseguidor del Estado.

También se incluyó un capítulo nuevo, relativo a la extinción de la


responsabilidad penal que deriva de la aprobación y cumplimiento de un
acuerdo reparatorio —seguido del consiguiente sobreseimiento definitivo—,
lo que es un significativo aporte del nuevo Código Procesal Penal y
constituye una nueva causal de extinción de bastante uso en la práctica y
que no figura en la lista del artículo 93 del Código Penal. Además, agregó
una norma curiosa, sobre prescripción de faltas y que es reciente y que la
ven los Juzgados de Policía Local.

La jurisprudencia citada o transcrita en mi primer libro, se ha actualizado


lo más posible, en especial en cuanto a la emanada de la Sala Penal de la
E. Corte Suprema, lo que es más notorio en los apartados correspondientes
a la amnistía ya la prescripción , que constituyen los capítulos más extensos
de este trabajo, precisamente como consecuencia del acopio de abundante
jurisprudencia. En lo relativo a la amnistía, decidió transformar en anexo de
contenido o sentido histórico la información contenida en la primera edición,
en cuanto a las leyes de amnistía dictadas durante la república —ahora
actualizada— ya la discusión que en aquel momento existió en el país sobre
este tema.

En lo formal, se ha introducido la división de las materias por párrafos, lo


que permite distinguir y manejar el contenido de ellas, a la vez que facilita
las citas que pueden necesitar.

Expreso mi deseo de que este trabajo siga sirviendo a estudiantes, jueces


y abogados, a quienes están profundamente dedicados, lo que de ocurrir,
será suficiente compensación para el esfuerzo realizado.

Finalmente, agradezco a quienes me alentaron a realizar esta segunda


edición ya quienes colaboraron, de distintas formas, en este empeño,
dejando constancia que lo terminé de revisar después del plebiscito del
domingo 25 de octubre del año 2020, que acabará de crear una Asamblea
Constituyente, para generar la Nueva Constitución de nuestro país.

Valdivia, marzo de 2021.

EL AUTOR

ANTECEDENTES
En este libro nos referiremos a tres temas :

La amnistía, El indulto, y La prescripción de la acción penal y de la pena.

Sin embargo, iniciaremos este trabajo refiriéndonos en forma breve, a lo que hemos
llamado antecedentes necesarios y en concreto al tema:

1. Delito, sanción y exención de responsabilidad

Antes de entrar en los objetivos de este libro, nos referiremos muy genéricamente, a
los pilares del Derecho Penal, que descansa en lo fundamental, en el concepto de
delito y la facultad del Estado para sancionar a quienes quebrantan esa orden,
interviniendo en su ejecución , ya seas como autores, cómplices o encubridores.

Podemos decir, en términos generales, que el delito ocurre cuando una persona o
más, llevan a cabo las conductas descritas como tales. Nuestro Código Penal nos
entrega una larga lista de conductas penadas por la ley, pero hay otras, que están en
otros ordenamientos jurídicos, de manera que no es solo el Código del ramo el que
nos señala esas conductas ilícitas y que son todas aquellas que atentan contra bienes
que la sociedad quiere proteger .

Esos bienes protegidos, son seleccionados por la sociedad a través de diversos


mecanismos, por lo que pueden variar de una cultura a otra y de una época a otra;  sin
perjuicio, por cierto, que existen bienes que son compartidos por todas las
sociedades, culturas y épocas, como sucede, por ejemplo, con la vida. La excepción a
este ejemplo, la constituyeron los sacrificios humanos, que corresponden a otra época
y que no son materia de este trabajo.

Cuando estaba terminando este libro, vi que cobraba fuerza especial una infracción
al Código Sanitario, como producto de la pandemia conocida mundialmente como
Corona Virus y se han instruido numerosas causas por este motivo.

Con todo, no obstante —de acuerdo con principioss jurídicos insoslayables— las
descripciones respectivas deben estar reconocidas o incorporadas por ley.

Los bienes jurídicos relevantes seleccionados por la ley, en la etapa previa a la


descripción del delito, provienen de ramas sustantivas del derecho, ajenas al Derecho
Penal, pues a este solo le corresponde efectuar las descripciones que configuran, lo
más clara y precisamente posible, las situaciones —conductas positivas o negativas—
que se estiman constitutivas de infracción a esos bienes o valores, en cualquiera de
sus dimensiones y acorde a las sensibilidades propias de la cultura y época
respectivas.

Nuestro Código Penal en su artículo 1º lo define diciendo:

" Es delito toda acción u omisión voluntaria penada por la ley ".


2. Conductas infractoras

Efectuada la descripción antedicha, las conductas infractoras hacen la confluencia


necesaria para que nazca el delito; Dándose origen a la sanción que la misma ley ha
previsto para cada infracción.

El proceso así descrito parece simple, pero solo lo es conceptualmente, pues


presenta numerosos aspectos y dificultades que son materia del desarrollo del
Derecho Penal, así como de la doctrina y de la jurisprudencia.

Tales dificultades tienen que ver con las etapas de ejecución del delito, los niveles
de participación, el encuadramiento en el tipo, la responsabilidad y la culpabilidad,
entre otros muchos aspectos.

3. El delito en el Código Penal

El Código Penal, como lo dijimos, en su artículo 1º señala que "Es delito toda acción
u omisión voluntaria penada por la ley"; y en el inciso 2º agrega:

" Las acciones u omisiones penadas por la ley se reputan siempre voluntarias, a no ser que
conste lo contrario ".

El artículo 2º agrega:

" Las acciones u omisiones que cometidas con dolo o malicia importarían delito,
constituyendo cuasidelito si solo hay culpa en el que las comete ".

Mientras que en los artículos 3º y 4º expresan que los delitos se dividen en


crímenes, simples delitos y faltas, atendida su gravedad conforme a la pena que se
les asigna por el mismo código en su artículo 21; y que la misma clasificación se
aplica a los cuasidelitos, cuando corresponda sancionarlos.

Para nuestro código, entonces la clave es la existencia de una conducta (acción u


omisión) voluntaria penada por la ley. Con ello se hace referencia, en síntesis, a las
conductas descritas por el mismo Código Penal y por leyes complementarias o
especiales, como la Ley de Drogas, por ejemplo. Dichas descripciones, como ya se ha
dicho, suponen la determinación previa de bienes jurídicos valiosos o relevantes para
la sociedad y que la selección de las situaciones que atenten en contra de esos
bienes y que se estiman merecedoras de un castigo, junto con la determinación de
este. Al incurrirse en esas situaciones (conductas: acción u omisión) se completa el
circuito y nace o se produce el delito, como fenómeno socio-jurídico.

4. El delito en la doctrina
La doctrina, en cambio, registra numerosas definiciones o conceptos de delito —
según las distintas escuelas o tendencias de los penalistas y criminólogos—, siendo lo
más aceptado, a lo menos entre nosotros, la que señala que delito es la "conducta
típica, antijurídica y culpable" y así lo han repetido en sus clases la mayoría de los
profesores de derecho penal.

La explicación de ese enunciado, por su complejidad y extensión, excede los límites


de este trabajo; por lo que solo cabe entregar algunos breves comentarios a su
respecto.

Desde luego, hay que apuntar que solo el primer elemento —la conducta— es
material y que puede analizarse en ese ámbito y con todas sus matices, incluidas la
subjetividad y la objetividad. Los otros —tipicidad, antijuricidad y culpabilidad—, son
jurídicos, y se refieren a que la conducta esté descrita en el tipo (no más y no menos),
a que atente contra el sistema jurídico y de bienes relevantes para la sociedad, ya que
el o los sujetos involucrados en la línea de autoría pueden ser tenidos como culpables
o sujetos de reproche.

También es posible advertir, como lo hace el profesor Eduardo Novoa Monreal, en


su Curso de Derecho Penal chileno (Editorial Jurídica de Chile, 2005, pág. 219), que
"El delito es una conducta
humana, más tipicidad, más antijuricidad, másreprochabilidad, sino que es un
concepto unitario que resulta aplicable en forma genérica a determinados hechos,
mediante un proceso intelectual consistente en circunscribir por la vía de sucesivas y
graduales diferenciaciones específicas, un género próximo tan vasto como lo es la
conducta humana. En esta forma, sólo en sentido lógico y abstracto es posible
concebir elementos diversos en algo que tiene unidad. En todo caso, esos elementos
han de apreciarse siempre como íntimamente relacionados entre sí, puesto que cada
uno delimita al que le precede ya su vez moldea y condiciona al que sigue. Tan
íntimamente es esta vinculación que con toda propiedad puede afirmarse que, con la
sola excepción del elemento primero (conducta) que es de orden material, ninguno de
ellos puede desempeñar papel alguno por sí mismo, si no es en función con los
demás".

5. Sanción del delito

La actividad delictiva tiene —o debería tener— como respuesta social, la sanción,


denominada pena, que admite diversas conceptualizaciones, clasificaciones y
adjudicación de finalidades. La sanción social no es una especie de venganza en
contra del infractor y lo relevante debería ser, doctrinariamente, lograr la rehabilitación
de los imputados, lo que, de hecho, lamentablemente no se logra, salvo excepciones.

En una primera perspectiva, para los efectos de este texto, interesa destacar que la
pena se encuentra incluida directa o indirectamente en las descripciones de
conductas reprobables que hacen las leyes penales, y que su clasificación general se
contiene en el artículo 21 del Código Penal, que es del siguiente tenor:
" Las penas que pueden imponerse con arreglo a este Código y sus diferentes clases, son
las que comprende la siguiente:

ESCALA GENERAL

Penas de crimen:

Presidio perpetuo calificado.

Presidio perpetuo.

Reclusión perpetua.

presidio mayor.

Reclusión mayor.

Relegación perpetua.

Confinamiento mayor.

Extrañamiento mayor.

Relegacion alcalde.

Inhabilitación absoluta perpetua para cargos y oficios públicos, derechos políticos y


profesiones titulares.

Inhabilitación absoluta perpetua para cargos, empleos, oficios o profesiones ejercidos en el


ámbito educativo o que involucren una relación directa y habitual con personas menores de
edad.

Inhabilitación especial perpetua para algún cargo u oficio público o profesión titular.

Inhabilitación absoluta temporal para cargos, empleos, oficios o profesiones ejercidos en el


ámbito educativo o que involucren una relación directa y habitual con personas menores de
edad.

Inhabilitación absoluta temporal para cargos y oficios públicos y profesiones titulares.

Inhabilitación especial temporal para algún cargo u oficio público o profesión titular.

Penas de simples delitos:

presidio menor.

Reclusión menor.

Confinamiento menor.
Extrañamiento menor.

Relegación menor.

Destierro.

Inhabilitación absoluta temporal para cargos, empleos, oficios o profesiones ejercidos en el


ámbito educativo o que involucren una relación directa y habitual con personas menores de
edad.

Inhabilitación especial temporal para emitir licencias médicas.

Suspensión de cargo u oficio público o profesión titular.

Inhabilidad perpetua para conducir vehículos a tracción mecánica o animal.

Suspensión para conducir vehículos a tracción mecánica o animal.

Penas de las faltas:

Prisión.

Inhabilidad perpetua para conducir vehículos a tracción mecánica o animal.

Suspensión para conducir vehículos a tracción mecánica o animal.

Penas comunes a las tres clases anteriores

Multa.

Pérdida o comiso de los instrumentos o efectos del delito.

Penas accesorios de los crimenes y simples delitos.

Incomunicación con personas extrañas al establecimiento penal, en conformidad al


Reglamento carcelario.

Penas sustitutivas por via de conversion de la multa

Prestación de servicios en beneficio de la comunidad ”.

6. El proceso penal

Desde otra perspectiva, la sanción o pena puede apreciarse en toda su fuerza, una
vez acaecida la violación del precepto penal, esto es, surgida la responsabilidad penal
debido a existir una conducta típica, antijurídica y reprochable, en que nace para el
Estado el derecho de hacer efectiva la responsabilidad penal y de imponer al o los
autores del delito, la sanción correspondiente. Tal facultad estatal se lleva a cabo
mediante el proceso penal, que está dirigido a verificar la existencia de dicha
responsabilidad y que concluye con la dictación de la sentencia que impone una pena
al que delinquió.

Según la doctrina, al derecho estatal antes referido, le corresponde por parte del reo
el deber de someterse a la sanción, naciendo así una relación jurídica entre el Estado
y el sujeto activo del delito denominado "relación punitiva"; También, en doctrina, el
cumplimiento de esta función estatal se denomina "la pretensión punitiva del Estado".

7. Actividades del Estado

Para cumplir la función punitiva, el Estado, frente al autor de un delito, desarrolla


dos formas diversas y sucesivas de actividad: en primer lugar, se encamina a aplicar
en el caso concreto, la ley penal, a hacer actuar el derecho penal objetivo, esto es,
ejercitar la acción penal, la que se desarrolla en una relación, jurídico procesal y
termina con la sentencia del órgano jurisdiccional que condena o absuelve. Más tarde,
después de la sentencia, cuando esta condena a una pena, el Estado desarrolla una
actividad encaminada a la aplicación de dicha pena al delincuente, esto es, a cumplir
la sentencia. Nace aquí, en sentido propio y concreto, el derecho subjetivo del Estado
a castigar, el cual se funda en la sentencia condenatoria, pronunciada por el órgano
jurisdiccional competente.

8. La acción penal

La acción penal —desde el punto de vista conceptual— es la herramienta jurídica


que permite la persecución del delito, pues otorga la facultad para concurrir ante la
autoridad judicial o jurisdiccional —esto es, el Juez de Garantía— y colocar bajo su
supervisión y autoridad dicha persecución.

La acción penal, en lo fundamental, se clasifica en interés público y privado, según


se estime predominante el público o el privado en la persecución de los delitos de que
se trate. La mayoría de ellos es de acción penal pública, cuyo ejercicio está a cargo
exclusivo, por disposición constitucional y legal —desde el inicio de la llamada
Reforma Procesal Penal, del Ministerio Público, que actúa a través de los Fiscales; sin
perjuicio que el ofendido puede presentar querella, pero su actividad se encuentra
bastante limitada.

El Código de Procedimiento Penal —aplicable a causas correspondientes a hechos


ocurridos con anterioridad a la vigencia de la Reforma Procesal Penal— tratado de la
acción, sus clases y forma de interposición, en el Título II del libro I (artículos 10 a 41)
y en especial en los artículos 10, 11, 15, 18 y 19.

El que después de tantos años de aplicación de la Reforma Procesal Penal, todavía


se esté juzgando determinados hechos por el sistema antiguo, que unánimemente ha
sido calificado como un sistema inquisitivo, que coartaba los derechos de los
imputados, no aparece como equitativo. Baste recordar que esta reforma reemplazó el
sistema inquisitivo, que venía desde principios del siglo XX, por un sistema acusatorio
y oral, donde los Fiscales del Ministerio Público y los Defensores deben litigar,
acusando los primeros al o los imputados y defendiéndolos los segundos, ante los
Tribunales de Garantía o Tribunales de Juicio Oral en lo penal, según sea el caso. Las
bases del nuevo sistema, donde existe la controversia entre las partes involucradas, la
elección de las audiencias como la metodología más eficiente para la toma de
decisiones, y la inmediación, esto es que el juicio se desarrolla ante el juez, quien
decide de inmediato de acuerdo con lo que vio, eliminando los expedientes
escritos. Otra de las características de este sistema es la existencia de criterios de
oportunidad y salidas alternativas que otorgan al ministerio público la posibilidad de
regular su carga de trabajo y proveen de mejores respuestas al sistema penal frente al
conflicto.

Esta reforma se inició en nuestro país y el cambio fue implementado gradualmente


en todas las regiones de Chile, iniciándose en las Regiones de Coquimbo y de La
Araucanía, el 16 de octubre del año 2000, para terminar en la Región Metropolitana el
16 de junio del año 2005, de manera que se siga aplicando el sistema inquisitivo que
utiliza, reitero, no aparece equitativo.

9. La acción penal en el Código Procesal Penal

Por su parte, el Código Procesal Penal, aplicable a los hechos que ocurren hoy,
desarrolla este tema en los artículos 53 a 57 (Título III del Libro I), cuyo texto es el que
se transcribe a continuación.

Artículo 53. Clasificación de la acción penal . La acción penal es pública o privada.

" La acción penal pública para la persecución de todo delito que no esté sujeta a regla
especial deberá ser ejercida de oficio por el ministerio público. Podrá ser ejercida, además,
por las personas que determinen la ley, con arreglo a las disposiciones de este Código Se
concede siempre acción penal pública para la persecución de delitos cometidos contra
menores de edad.

La acción penal privada sólo podrá ser ejercida por la víctima.

Excepcionalmente, la persecución de algunos delitos de acción penal pública requiere la


denuncia previa de la víctima ".

Artículo 54. " Delitos de acción pública previa instancia particular. En los delitos de


acción pública previa instancia particular no podrá procederse de oficio sin que, a lo menos,
el ofendido por el delito hubiere denunciado el hecho a la justicia, al ministerio público oa la
policia

Tales son delitos:

a) Las lesiones previstas en los artículos 399 y 494, número 5, del Código Penal;
b) La violación de domicilio;

c) La violación de secretos prevista en los artículos 231 y 247, inciso segundo, del Código
Penal;

d) Las amenazas previstas en los artículos 296 y 297 del Código Penal;

e) Los previstos en la Ley Nº 19.039, que establece normas aplicables a los privilegios
industriales y protección de los derechos de propiedad industrial;

f) La comunicación fraudulenta de secretos de la fábrica en que el imputado hubiere estado


o estuviere empleado, y

g) Las que otras leyes señalen en forma expresa.

A falta del ofendido por el delito, podrá denunciar el hecho las personas indicadas en el
inciso segundo del artículo 108, de conformidad a lo previsto en esa disposición.

Cuando el ofendido se encontrare imposibilitado de realizar libremente la denuncia, o


cuando quienes pudieren formularla por él se encontraren imposibilitados de hacerlo o
aparecieren implicados en el hecho, el ministerio público podrá proceder de oficio.

Iniciado el procedimiento, éste se tramitará de acuerdo con las normas generales relativas a
los delitos de acción pública ”.

Artículo 55. " Delitos de acción privada . No podrán ser ejercidas por otra persona que la
víctima, las acciones que nazcan de los siguientes delitos:

a) La calumnia y la injuria;

b) La falta descrita en el número 11 del artículo 496 del Código Penal;

c) La provocación a duelo y el denuesto o descrédito público por no haberlo aceptado, y

d) El matrimonio del menor tuvo efecto sin el consentimiento de las personas designadas
por la ley y celebró de acuerdo con el funcionario llamado a autorizarlo ”.

Artículo 56. " Renuncia de la acción penal. La acción penal pública no se extingue por la


renuncia de la persona ofendida.

Pero se extinguen por esa renuncia a la acción penal privada y la civil derivada de cualquier
clase de delitos.

Si el delito es de aquellos que no pueden ser perseguidos sin previa instancia particular, la
renuncia de la víctima a denunciarlo extinguirá la acción penal, salvo que se trate de delito
perpetrado contra menores de edad.

Esta renuncia no la podrá realizar el ministerio público ".


Artículo 57. " Efectos relativos de la renuncia. La renuncia de la acción penal sólo
afectará al renunciante ya sus sucesores, y no a otras personas a quienes también
corresponda la acción ".

10. Agotamiento de la acción penal

El concepto de la acción penal que atraviesa todo el procedimiento, desde el inicio


hasta la sentencia; cuando esta pasa en autoridad de cosa juzgada. Como condena,
queda agotado el ejercicio de la acción penal y comienza el procedimiento para la
ejecución de la misma condena. La finalidad natural y el objeto de la acción, es la
sentencia; el de la condena, su ejecucion. Evidentemente, cuando se pronuncia la
sentencia y esta queda firme, la acción no queda extinguida, sino agotada, conducida
a su término; queda, como dicen algunos, consumada; del mismo modo, queda
extinguida la condena cuando se ha cumplido la pena o esta se ha satisfecho de
alguna manera por el reo. La acción penal, con el juicio, y la condena, con la
ejecución, reciben su actuación más completa, alcanzando cada una el fin
característico y esencial que respectivamente les es propio.

La sentencia condenatoria y su ejecución representan, respectivamente, el


cumplimiento de la acción penal y el de la condena penal.

11. Extinción de la acción penal y de la pena

La responsabilidad penal puede, por un lado, verse impedida de nacer, sea porque
falta algún elemento del delito o alguna de las condiciones legales requeridas para la
aplicación de una pena, lo cual sucede con la concurrencia de las llamadas eximentes
de responsabilidad penal y que están expresamente señaladas en el artículo 10 del
Código Penal y que no son materia de este trabajo.

Por otro lado, puede ocurrir que aun cuando se reúnan los requisitos necesarios
para que la responsabilidad penal surja, este no se concreta debido a que existan
hechos o conocimientos reconocidos por la ley que hacen cesar la pretensión punitiva
del Estado, haciéndose imposible la persecución penal mediante el proceso, por
haberse extinguido la acción penal que permitía incoarlo. También puede suceder
que, no obstante ejercitado la acción penal y haber concluido ella con una sentencia
firme, quede excluida la posibilidad de aplicar la pena.

De estas dos últimas circunstancias —la imposibilidad de iniciar o de continuar un


proceso y la de ejecutar la sanción impuesta— surge la más importante clasificación
de las causales que ponen fin a la responsabilidad penal y que son: causas de
extinción de la acción penal y causas de extincion de la pena.

12. Causales de extinción en el derecho chileno


Las causas que extinguen la responsabilidad penal en nuestro sistema se
encuentran taxativamente señaladas en el artículo 93 del Código Penal, que dispone:

La responsabilidad penal se extingue :

1. Por la muerte del responsable, siempre en cuanto a las penas personales, y respecto de
las pecuniarias sólo cuando a su fallecimiento no se hubiere dictado sentencia ejecutoriada.

2. Por el cumplimiento de la condena.

3 . Por amnistía, la cual extingue por completo la pena y todos sus efectos.

4. Por indulto.

La gracia del indulto sólo remite o conmuta la pena; pero no quita al favorecido el carácter
de condenado para los efectos de la reincidencia o nuevo delinquimiento y demás que
determinan las leyes.

5. Por el perdón del ofendido cuando la pena se haya impuesto por delitos respecto de los
cuales la ley sólo concede acción privada.

6. Por la prescripción de la acción penal.

7. Por la prescripción de la pena ” .

De las siete causales que contiene la disposición legal transcrita, seis son aplicables
a todo tipo de delitos y una sola, la Nº  5, esto es, el perdón del ofendido, únicamente
a los delitos de acción privada.

En el presente trabajo nos ocuparemos principalmente de las causales de extinción


de la responsabilidad penal, pero de manera especial de la amnistía y el indulto, la
prescripción de la acción penal y la prescripción de la pena y cada causal se tratará
como un capítulo separado.

Además, trataremos la causal especial de extinción derivada de la celebración y


cumplimiento de un acuerdo reparatorio, conforme a lo establecido por el Código
Procesal Penal.

CAPÍTULO I LA AMNISTÍA
13. La amnistía

Esta causal extintiva de la responsabilidad penal es expresión, al igual que el


indulto, del llamado derecho de gracia, que la sociedad reconoce a su máxima
autoridad, en forma exclusiva y absolutamente discrecional, en épocas lejanas, y de
manera relativamente reglada en la moderna , particularmente dentro de la
organización democrática. En el fondo la comunidad se reconoce a sí mismo el
ejercicio de este ius veniae que delega en sus representantes políticos. 1

Cury nos dice que "el derecho a otorgar este perdón pertenece, en primer lugar y de
una manera amplia, al legislador; en forma más restringida, al Presidente de la
República, como Jefe del Ejecutivo, y, por fin, dentro de los límites reducidos, al
particular ofendido por el delito". 2 Agrega, "cuando quien lo ejercita es el primero, se
habla de una amnistía o de un indulto general ; cuando lo hace el Jefe del Estado, de
un indulto particular , y cuando es el propio ofendido, simplemente de su perdón ". 3

Por su parte, Welzel señala que el indulto es "un acto jurídico estatal que condona,
rebaja, conmuta o suspende las penas impuestas por sentencia firme" ... "según el
número que afecta se distingue el indulto particular y el indulto general (amnistía )". 4

Periódicamente, la amnistía es sometida a un riguroso examen, tanto por la doctrina


como por la sociedad en general; lo que se acrecienta en determinados momentos
históricos, relevantes o traumáticos para ella, como ocurrió en Chile a consecuencia
del quiebre institucional del 11 de septiembre de 1973, y del posterior restablecimiento
de la democracia, a partir del 11 de marzo de 1990, con el posteriormente
cuestionamiento surgido entonces, respecto del Gobierno Militar y de la Ley de
Amnistía —DL Nº 2.191— dictada durante su ejercicio, así como de sus efectos.

En nuestro país, al igual que en otros, se han dictado durante su historia numerosas
leyes de amnistía, como se detallará más adelante. Pero en el último tiempo —y por
razones obvias— el cuestionamiento se ha vinculado directamente con el referido DL
Nº 2.191, especialmente en dos rubros: si debe aplicarse de inmediato, sin
investigación, o luego de agotada esta última; y si cabe aplicarla en el caso de
aquellos delitos que se califican como de lesa humanidad.

Ambos aspectos se encuentran ya resueltos doctrinaria y jurisprudencialmente en


nuestro país; el primero en el sentido que es necesaria la investigación previa antes
de aplicar la amnistía (doctrina Aylwin); y el segundo, en el sentido que no es
aplicable a los delitos de lesa humanidad, materia esta muy controvertida.

Estos temas, además de los pertinentes a la evolución histórica de la institución, ya


su contenido y efectos jurídicos, se tratan en el presente capítulo.

14. Orígenes históricos


Antes de referirme a este tema ya los que siguen, quiero dejar constancia que esta
parte de este libro, la transcribí del libro que publicamos hace ya tres décadas,
titulado: " La extinción de la Responsabilidad Penal " por considerar necesario
recordar el origen de este institución.

El derecho de gracia no es una institución moderna, es un beneficio cuyo origen es


remoto. Una vez que las personas se organizaron, se necesitó establecer normas
para sancionar a los que transgredían los fundamentos de ellas, e inmediatamente se
hizo necesario disponer de la facultad de la gracia de perdonar a los transgresores.

En una primera época, el poder económico, político y religioso residía en una misma
persona, y que era el soberano, quien tenía la facultad de juzgar y perdonar y su
preocupación máxima no era siempre la de aplicar un derecho de gracia, de justicia,
que respetara las normas mínimas de igualdad de derechos de sus gobernados, sino
que a menudo de ensalzar su persona y magnanimidad frente a sus súbditos, de
manera que las determinaciones que tomaba, resultaban ser la consecuencia de sus
propios intereses personales. Incluso en etapas posteriores, cuando la justicia era
dada por otras personas a nombre del rey, tanto el castigo como el perdón eran
generados por esta autoridad, la que como estaba revestida de un carácter divino, no
permitía poner en duda sus decisiones.

Este derecho de gracia era ejercido por el soberano, correspondiendo así a una de
sus facultades privativas, y por tanto utilizándolo a su arbitrio. Hoy en día, es una
potestad del poder público, que encuentra su fundamento en dos pilares, la justicia y
utilidad social, que por supuesto deben ser ejercidas en forma legal. 5Y más tarde aún
en el tiempo, cuando ya no es el soberano quien juzga directamente, sino que ha
delegado esta función en funcionarios que la administran, sigue este ejerciendo el
derecho de gracia indiscriminadamente, como delegante de la función de justicia, de
manera que puede revocar lo resuelto por sus administradores, sin más límite que su
propia voluntad. Lo anterior actualmente permite aceptar legítimamente que la ley no
puede hacerse cargo de todas las situaciones posibles y ofrecer una solución a
cualquiera de ellas. 6

El origen de la amnistía asoma en la historia bajo Solón en el año 594 AC, aunque
algunos autores evocan el nombre de Trasíbulo como el primero en conceder
amnistía. Durante el período del Arcontado, Solón, después de haber rechazado la
tiranía, reintegró por un acto general y de forma amplia los derechos y privilegios de
los ciudadanos que los habían perdido por sentencia de los Arcontes, excluyendo
solamente a aquellos que habían sido juzgados por traicion y homicidio.

Doscientos años después de Solón y todavía antes de Trasíbulo, la amnistía fue


nuevamente usada como un medio de curación para las profundas aflicciones de la
nación griega. Así encontramos a Patrocleides que, ante el aniquilamiento del Imperio
Ateniense, en el año 405 AC, restableció, con algunas restricciones, los derechos
civiles y políticos a favor de numerosos ciudadanos procesados y condenados,
especialmente espartanos, ordenando quemar todos los registros. Los atenienses
agradecidos, hicieron en la Acrópolis un solemne juramento de reconciliación general.
Solo entonces entra en escena Trasíbulo, a quien también se le asocia con el
nombre de Pausania. La amnistía atribuida a Trasíbulo formaba parte de un tratado de
paz entre espartanos y atenienses. De esta amnistía no fueron beneficiados "Los
Treinta Tiranos" que habían dominado en el Pireo, debido a las atrocidades que
cometieron. Aun así, los excluidos podrían repatriarse, invocando la justicia de los
tribunales y si resultaban absueltos, podrían entrar como los demás, al goce de la
amnistía.

Con esa declaración, cesaron las persecuciones y se tranquilizaron los


ánimos. Tanto es así que, a los eliastas, miembros de un famoso tribunal Ateniense,
se les obligó a jurar no recordar el pasado ni consentir que otros lo
recuerden. Demóstenes dijo más tarde, respecto de estos actos de magnanimidad,
que a Trasíbulo le debía la República su salvación.

15. Amnistía y democracia

Ha prevalecido en las lenguas latinas el vocablo griego Amnestia que significa


"olvido", de donde se deriva la palabra española amnistía, la francesa " Amnistía ",
incluso la inglesa " Amnistía ". Su sentido no está ligado tanto al radical
griego Amnestia como a la generalis abolitio .

Por su origen, la amnistía es hermana gemela de la democracia, surge a partir de


necesidades políticas con el establecimiento de la República Griega y sus primeras
experiencias de política democrática. La democracia griega vino a establecer por
primera vez la regla de la convivencia de los contrarios, del respeto a las minorías ya
la oposición, como también a la alternancia de grupos en el poder. Era la fórmula
capaz de conciliar intereses políticos en conflicto y mantener la unidad de la
nación. Pero, tales reglas no eliminaban por sí solas la posibilidad de conflictos de
mayor gravedad. Muchas revueltas abrían enormes heridas en el seno del país,
quebrando momentáneamente su unidad nacional y dificultando la convivencia entre
vencedores y vencidos. Solamente un acto de alta sabiduría política podría apaciguar
las consecuencias naturales de los hechos generadores de tales conflictos. La
amnistía surge así en forma natural, como una institución capaz de reconstruir el país,
después de los efectos de las luchas civiles y militares. Con ello se intenta facilitar la
pacificación de una comunidad cuya vida hubiera atravesado un período de graves
turbulencias políticas y sociales.7

Históricamente la amnistía es una extinción progresiva del derecho de gracia usado


desde tiempos inmemoriales. En la antigüedad el uso del perdón a determinados
crímenes ya existía mucho antes de Grecia y continúa siendo practicado hasta
nuestros días por una tradición milenaria en cierto sentido, cuanto menor fuera la
organización jurídica y de las instituciones del derecho en los Estados, era más
necesario el poder de gracia. En épocas en que no había tribunales para juzgar los
crímenes, siempre esta función le cabía a los monarcas, los cuales hacían depender
de su propia certeza el grado de magnanimidad que usaban para perdonar a los que
aparecían como imputados.
Con el surgimiento de los tribunales de justicia en los diferentes Estados, a partir de
Grecia y Roma el derecho de gracia comienza a tomar forma de institutos jurídicos
autónomos. Surgen así el indulto y la amnistía, el primero usado generalmente para
perdonar delitos comunes y la segunda, como ya hemos expuesto, para olvidar
crímenes políticos.

16. Roma

En la Roma antigua, el derecho de gracia no siempre fue una facultad privativa de


quienes detentaban el poder. El derecho romano fue pródigo en crear fórmulas que
garantizaran su uso como un medio de morigerar los rigores y la crueldad de las
normas para los casos que ocurran. Los romanos ya percibían el peligro de la rigidez
de las normas punitivas. Comprendí, también, la difícil misión de los jueces y la
posibilidad de que sus sentencias resultaron equivocadas o con excesivo rigor, o que
tuvieron efectos más allá de la importancia del hecho delictivo.

Era conveniente, entonces, como condición para eliminar excesos, que una
autoridad sin obligación de observar estrictamente la letra de la ley, pudiese ajustar la
sentencia a la gravedad de los hechos. Muchas veces esta autoridad fue el propio
pueblo, a quien se le confirió en ciertas épocas y circunstancias el poder de ejercer el
derecho de gracia. Esto fue por intermedio de la " provocatio ad populum ", por
ejemplo, en que se confiaba al pueblo la sentencia final de un acusado
condenado. Tampoco se produjo una apelación, como la sentencia fue sometida a
una revisión por parte de la asamblea popular. Solamente era posible confirmar o
anular la pena, lo que sin duda era ejercer el derecho de gracia.

En el inicio de la República, el ejercicio del derecho de gracia fue ejercido por los
cónsules, a quienes les cabía juzgar los hechos delictivos. Y para evitar que ellos se
transformen en nuevos reyes con poderes irrevocables, como ya había ocurrido antes,
fueron creadas las centurias, división política romana constituida por personas del
pueblo, ante quien el reo pudo apelar y recibir la gracia del perdón como última
instancia. Además, sin el consentimiento del pueblo, los cónsules quedaron privados
de imponer la pena capital a un ciudadano.

De esta manera, el derecho de gracia evolucionó en sus modalidades de acuerdo


con los cambios políticos que se gestaron en Roma. Atribuido en una primera época a
la realeza y al pueblo, el derecho de gracia fue traspasado en la época de la
República a los cónsules y al pueblo, y al final de este período histórico, convertido en
un acto exclusivo del Emperador.

El derecho de gracia fue usado en la Roma antigua en forma individual, como la


" purgatio ", la que, a requerimiento del acusador, exigía la acusación, y la
" deprecatio " la que a pedido del acusado, remitía la pena, dejando intacto el estigma
de la culpa.
Ya entonces la " generalis abolitio " se distinguía de esos institutos por ser una
medida de carácter colectivo, que generaba el completo olvido de la sentencia y de
los procesos. Esta es la razón por la que es conocida también como " lex oblivio-nis ".

Las principales amnistías romanas que se conocen a través de la historia son las
atribuidas a Bruto, Valerio y Cícero. Los dos primeros la concedieron a los seguidores
del rey Tarquino; y el último consiguió que el senado amnistiase a los asesinos de
Julio César.

17. Edad Media

Con el desaparecimiento de las primeras experiencias republicanas en los


siguientes períodos de la historia, se restringió sensiblemente el empleo del derecho
de gracia. Es así como en la Edad Media, el derecho de gracia, en sus formas más
evolucionadas, va cayendo en desuso conforme crece el carácter absoluto del poder
político. Aparece en este período de la historia, apenas como una conmutación de la
pena de muerte, cambio en la forma de ejecución de un condenado (darle una muerte
instantánea a fin de evitar largos y dolorosos períodos de agonía), excepción en
algunos casos de aplicar la tortura como un modo de obtener la confesión del
delincuente.

El feudalismo, en la práctica fue la transferencia de parte importante del poder


político para los señores feudales, frecuentemente transformados en tiranos locales,
que llevaron a una extrema vulgarización del concepto del derecho de gracia. Esta,
nuevamente pasó a ser concebida a partir de criterios y conve- niencias estrictamente
personales de la nobleza feudal.

Esta situación perduró, en lo fundamental, hasta la revolución francesa, con la que


se vuelve a experiencias republicanas ya las reglas políticas más o menos
democráticas.

Con la revolución francesa, la amnistía reaparece como una necesidad histórica,


evolucionando a partir de ese momento a las formas modernas que conocemos
actualmente.

18. La amnistía en la actualidad

Hoy en día hay muchas voces que han criticado la existencia de la amnistía como
causa de extinción de la responsabilidad penal. El fundamento de las críticas radica
precisamente, en su carácter político y que a la larga puede convertirse en un medio
para generar soluciones no jurídicas, sino que muy "ad-hoc", con efecto retroactivo y
temporal, como dando lugar a una cierta "paréntesis" en la vigencia de la prohibición
penal. Tanto así que, por ejemplo, el artículo 62 i) de la Constitución española de
1978, posterior al gobierno de Franco, prohíbe que el Rey pueda autorizar
indultos generales. Por otro lado, el Código Penal español de 1995 ha dejado de
mencionar a la amnistía como causa de extinción de la responsabilidad penal. 8

19. concepto

El legislador no ha definido el concepto de amnistía y solamente se ha limitado a


efectuar una breve descripción de sus características y efectos, al señalar el artículo
93 Nº 3 del Código Penal que "extinguir por completo la pena y sus efectos".

El profesor Silva Bascuñán dice que "la amnistía equivale a una dispensa de la ley
penal de modo que permaneciendo ésta en todo su vigor, no afecta, sin embargo, a
las personas que favorece". 9

Para S. Soler, la "amnistía importa la suspensión de la ley penal, con respecto a


hechos determinados; no es personal sino objetivo". 10

A través de diversos trabajos de distintos autores y la jurisprudencia de nuestros


tribunales, podemos definir la amnistía como un acto del poder legislativo que elimina
la pena y todos los efectos de un hecho ilícito penado por la ley; impide el ejercicio de
toda actuación judicial tendiente a castigarlo; anula de pleno derecho las condenas
impuestas y borra el carácter de delincuente del hechor.

Por supuesto que estas son normas de excepción.

20. Fundamento

La amnistía es una medida a la que recurren los gobiernos para procurar la paz
social, después de graves trastornos políticos o profundas revoluciones que generan
grandes cambios en la sociedad, a fin de que esta vuelva a sus cauces
jurídicos. Busca apaciguar los ánimos y pretender que ese período de convulsión,
durante el cual siempre hay excesos, termine, a fin de que la sociedad se
reencuentre, una vez reestablecido el equilibrio. Desde todo punto de vista, la
amnistía debe ser considerada como ya se ha señalado, como una medida
excepcional y temporal, ya que hace desaparecer la pena que merece una conducta
punible.

Esta norma de excepción que constituye la amnistía se ha aplicado prácticamente


en todo el mundo y en Chile también se señala que este tipo de leyes debe ser
excepcional y además tiene que ser temporal, ya que, si permanece en el tiempo,
estaría de hecho, derogándose la ley penal y consagrando como lícito, lo que
constituye un delito. Son muchos los hechos que en un tiempo fueron delitos y que
abandonaron de serlo, pero fue el legislador quien así lo resolvió.

"Ahora bien, a pesar de que en nuestro país el tema de la amnistía no sea un problema para
solucionar preferentemente, encontrar soluciones a la aplicabilidad de la institución en
cuanto a sus normas y el alcance de estas es determinante para formar una sociedad
íntegra en todos sus aspectos". 11

21. Clasificación

Para los propósitos de este trabajo, parece suficiente mencionar solo tres
clasificaciones que son las más relevantes en doctrina:

I) Amnistía general : Comprende a todos los que han cometido los hechos que la
originan. En cambio, la Amnistía particular: Solo comprende a algunos de ellos.

II) Amnistía absoluta : Es aquella en que no se imponen condiciones para disfrutar


de sus beneficios. En cambio, en la Amnistía condicional, se imponen algunas
condiciones.

III) Amnistía propia : Es aquella que produce una inhibición o paralización de la


acción penal para perseguir delitos ya cometidos, pero aún no juzgados en forma
definitiva, es decir, interviene antes de que se pronuncie sentencia firme. 12 Su efecto
es paralizar el procedimiento, con el sobreseimiento. Y la amnistía
impropia, corresponde a aquella que tiene lugar después del pronunciamiento de
sentencia firme, y por ende extingue la pena. 13

Esta última clasificación es la más destacable y tiene su génesis en el tiempo en


que la amnistía puede otorgarse: antes de iniciarse una acción alguna o después de la
dictación de la sentencia de término.

Al momento de interpretar la normativa vigente, el artículo 93 Nº 3 del Código Penal


indica que se extinguirá por completo la pena y sus efectos, por tanto, en Chile, parte
de la doctrina ha señalado que procedería la amnistía impropia. 14

No obstante, aunque la Constitución no la contempla en forma expresa y la ley no


reglamenta sus efectos, parte de la doctrina y la práctica legislativa demuestran como
compatible con la Constitución una amnistía que se otorgue antes de que recaiga
sentencia firme en un proceso, e antes de que incluso se inicie una investigación
judicial al respecto, 15 es decir, no se descarta la procedencia de la amnistía propia.

22. Características

La amnistía es de carácter general e impersonal, ya que, no se refiere a una


persona o individuo en particular, 16 es impersonal u objetiva, porque no toma en
consideración a determinados individuos, sino que se otorga respecto de cierto
delito, 17 ya que el objeto primordial de esta es el de borrar la sanción y sus efectos y
aprovecha a todos los que han tomado parte en el hecho.
Debe favorecer a todo un conjunto de personas que han cometido uno o varios
hechos punibles determinados y que serán despenalizados. Se considerarán
solamente las conductas y no la identidad de los sujetos que las han cometido, por lo
que se ha estimado que la amnistía se aplica comúnmente a un número
indeterminado de personas. 18 Pero, a falta de consagración en nuestro derecho de
una legislación de esta característica de generalidad, es perfectamente posible dictar
una ley de amnistía en favor de una o más personas determinadas, implicando una
desvalorización de la institución donde se desvirtúa su propia naturaleza. 19

Asimismo, otros autores respaldan la idea de que la amnistía debe referirse a


hechos y no a situaciones particulares, pero afirma que son frecuentes las leyes de
amnistía referidas a personas específicas, ya que y sistemáticamente así ha ocurrido,
además de que, en nuestra histórica Constitución , no se exige tal característica. 20

En cuanto a la retroactividad de la amnistía, las infracciones favorecidas serán las


que determinen la propia ley, cobrando gran relevancia la cuestión del tempus
commissi delicti , 21 operando la amnistía solo respecto de hechos acaecidos en el
pasado.

Se aplica generalmente a los delitos políticos y lo es por razones históricas y de


principios, y para algunos debería aplicarse solo a este tipo de conductas, ya que se
trata de una institución creada para resolver los conflictos provocados por los
cambios. Pero, hay quienes opinan que, si bien la amnistía tuvo su origen histórico en
la aplicación a los llamados delitos políticos, nada obsta a que esta institución pueda
extenderse a otro tipo de conductas penales que, no siendo políticas en su génesis,
en un momento Dado, pueden constituir un obstáculo para la paz social.

23. Delito politico

Fatigadas han sido las discusiones a fin de poder llegar a un concepto más o menos
aceptado para precisar el contenido y alcance de lo que se entiende por delito político,
en especial, en nuestro país, donde no existe una definición específica. Todos los
autores para definirlo lo hacen desde diversos puntos de vista, pero no han podido
fijar claramente el concepto.

El tratadista francés Garraud dice que lo que caracteriza al delito político es la


naturaleza del derecho al cual ataca. Pero ¿cuál debe ser el objeto de la infracción
para darle la calificación de política? Condición previa es que la infracción sea dirigida
contra la cosa pública, contra el Estado, pero esta condición no es ya que el Estado
tiene, entre otros suficientes, derechos comunes con los particulares. Lo que quiere
decir que no puede colocarse bajo la calificación de delito político, sino las
infracciones que atacan los derechos esenciales del Estado, es decir aquellos que
pertenecen al Estado, considerados como potencias públicas, como poder político.

Para Giulio Paoli los delitos políticos son los cometidos por motivos políticos y por
interés político. Cuando el hecho no apareció de tal manera desproporcionado al
interés político o colectivo que lo haga asumir carácter de delincuencia común, lo
considera delito político.

De las definiciones expuestas se desprenden inmediatamente dos criterios diversos


que sigue la doctrina para conceptualizar el delito politico: el criterio objetivo y el
subjetivo.

El primero se preocupa de distinguir la naturaleza de la acción ilícita, según se


ataque directamente derechos individuales o colectivos. El criterio subjetivo tiene en
mayor consideración la motivación y el fin de la acción, según esté regida por el
interés individual del actor o en búsqueda de los intereses generales de la sociedad.

Dada la enorme dificultad para conceptualizar el delito político, es posible señalar


algunas directrices para poder delinearlo. Así, para que un hecho pueda ser calificado
de carácter político, el móvil debe estar dirigido hacia los intereses colectivos, con
total prescindencia de utilidad particular para el actor, y aun en ese caso, si la acción
menciona bienes superiores.

Estos límites fijan el campo de acción de la amnistía en lo referente al delito político.

La gran mayoría de las legislaciones no se ha preocu- pado del delito político,


limitándose a destacar son las infracciones que atentan contra el poder público. A este
respecto el Código Penal Italiano del año 1931 definió el delito político diciendo: "para
los efectos de la ley penal, es delito político todo delito que ofende un interés político
del Estado o bien un derecho político del ciudadano".

Desde el año 1931 a la fecha, los conceptos han cambiado, de manera que a fin de
señalar las diferencias del delito político y el común, podemos decir que el primero es
cometido por un gran número de personas, en cambio el delito común es cometido
generalmente por una sola o con un grupo reducido; en cuanto a los móviles, para el
primero es el cambio de gobierno y sistema, en cambio para el delincuente común, es
su de lucro; y en cuanto a la presión de los derechos, el delito político ataca al Estado
ya su organización; y en los delitos comunes, se ataca a las personas.

Estas diferencias corresponden a la conciencia formada en el siglo pasado, la que


ha cambiado respecto a la que existía antes y sin lugar a duda tendrá mayores
cambios en el curso de este siglo.

En nuestro ordenamiento jurídico, siguiendo el criterio adoptado por la mayoría de


las legislaciones, no se ha definido qué se entiende por delito político, pese a que
decíamos que la regla general era estimar que la amnistía procede lógicamente a
favor de este tipo de delito. Así nuestro Código Penal se limita a enumerar las
conductas que se estiman delictuales y las penas que les corresponden. Por ello
encontramos descritos delitos que, aunque denominados comúnmente de políticos, no
se les reconoce esta característica. De esta manera nuestro Código delitos describe
los contra la seguridad del Estado, pero sin darles el carácter de delitos políticos.
Hay también conductas que podemos calificarlas como mixtas, ya que en parte
corresponden a delitos comunes y en parte a delitos políticos.

Hemos visto en Chile y en muchos otros países, que se ha usado a terceros no


calificados para cometer delitos políticos, los que han realizado las tareas destacadas,
ellos obteniendo un beneficio. Lo anterior hace surgir el cuestionamiento si son
aplicables a ellos, válidamente las prerrogativas sociales, políticas y jurídicas
reservadas para verdaderos "presos políticos". Los actos delictuales cometidos con
ocasión de las protestas iniciadas en octubre de 2019, en mi opinión, no son delitos
políticos. El robo a supermercados y un sin número de otros establecimientos,
públicos y privados, son delitos comunes, ya que sin duda los que los perpetraron, lo
hicieron con un ánimo de lucro. Se valieron de las demandas sociales, que
convocaron a muchísima gente, para perpetrar sus delitos. Esos son delincuentes
propiamente tales.

24. Potestad de amnistiar

En nuestra legislación, en la aún vigente Constitución Política se señala que la


autoridada para conceder amnistía y conforme a lo que dispone el art. 63 Nº 16, está
reservada al Poder Legislativo, ya que solo en virtud de una ley se pueden conceder
amnistías. Asimismo, en su art. 65, inciso 2º, se dispone que estas leyes solo pueden
tener origen en el Senado. Lo que pase con nuestra Constitución, no lo sabemos, de
manera que este trabajo se limita en este tema, a lo que tenemos vigente.

La exigencia de una ley para conceder amnistía es lógica, puesto que implica la
supresión de la responsabilidad penal y de sus efectos, las que se encuentran
establecidas también por una ley.

Entre los diversos autores hay consenso de que la amnistía debe ser otorgada por
medio de una ley. Sin embargo, el profesor Fontecilla no concuerda con que sea el
legislador, quien, por medio de una ley, determine con posterioridad la impunidad de
un delito. Señala que esto produce una evidencia en el orden político establecido,
porque el legislador al otorgarla, solo considera los hechos y no así los antecedentes
de los individuos sobre los cuales se utilizarán, actuando con criterio objetivo y sin
considerar para nada la peligrosidad del delito; y porque los cuerpos del Poder
Legislativo son políticos por excelencia y es natural que están dispuestos a favorecer
a sus adeptos.

Para otros autores, la critica que se le hace es por la inseguridad que da a la pena y
al derecho. Estiman un absurdo que se pueda borrar el pasado, haciendo
desaparecer un delito existente y se impida al juez en el futuro, reconocer en el sujeto
favorecido, a un reincidente.

Pero estas son posiciones doctrinarias que nuestro derecho positivo no las acogió,
al aceptar la amnistía.
25. Efectos de la amnistía en general

La amnistía tiene un carácter impersonal, de modo que se aplica a los autores,


cómplices y encubridores de un delito. Es como si el hecho no hubiera existido, de
manera que los que estuvieron involucrados en esos delitos que cubre la amnistía,
jurídicamente no pueden ser objeto de proceso, según algunos, o de sentencia
condenatoria solamente, según otros. Personalmente estimo que, por razones de
economía procesal, no deberían ser objeto de proceso, si se dan los presupuestos
señalados en la respectiva ley de amnistía.

Técnicamente no tiene relevancia legal, si se trata de autores, cómplices o


encubridores, porque cualquiera que sea el grado de participación, no tendrá sanción,
por los efectos que ella produzca.

Además, en los casos en que se dicta una ley de amnistía y hay personas que están
siendo objeto de juicio por hechos que quedan dentro de la órbita de esa ley, o que ya
fueron condenadas, se suspende la aplicación de las penas ya dictadas y se deben
sobrever los procesos en tramitación. La amnistía quita el carácter de punible a todos
los delitos a que se refiere, impide el ejercicio de toda acción penal y se impone a los
amnistiados de pleno derecho, aun contra su voluntad.

Así, las condenas pronunciadas quedan nulas y se borran el carácter de delincuente


para todos los efectos, respecto del delito a que se refiere la amnistía, de modo que
también para los de la reincidencia y de las incapacidades establecidas para ciertos
condenados.

Debe reiterarse, sin embargo, que una parte de la doctrina estima que la amnistía
no impide que se realice la investigación completa, para luego, una vez determinada
la existencia del delito y las respectivas participaciones, aplicar la amnistía. Esta
posición ha tenido respaldo en Chile, especialmente en asuntos de derechos
humanos.

La amnistía general, debería aplicarse con mucha prudencia y en situaciones de


anormalidad constitucional, pudiendo constituirse en una herramienta eficaz. Hoy en
día comienza a ser una constante, especialmente en delitos de interés internacional,
que la Amnistía general debe reconocer como límite la ejecución de delitos de lesa
humanidad y genocidio.

Respecto a lo anterior, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sido


enfática en decir que: "los Estados no pueden sustraerse del deber de investigar,
determinar y sancionar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad,
aplicando leyes de amnistía u otro tipo de normativa interna. En consecuencia, los
crímenes de lesa humanidad son delitos por los que no se puede conceder
amnistía". 22

Sin embargo, esta regla ve que no se aplica en contra de gobernantes de potencias


mundiales, donde se han cometido delitos de lesa humanidad, y en contra de sus
propios ciudadanos. Recientemente hubo incluso un envenenamiento a un líder
opositor, en una de esas potencias.

Además, y lamentablemente muchos de estos organismos están manejados con


criterio político y no jurídico. Todas las personas, atendidas situaciones determinadas,
son merecedoras de beneficios.

Me permito recordar la posición de José Zalaquet, desaparecido recientemente, y


que fue uno de los abogados que participaron en el Comité Pro-Paz, que asumió la
defensa de personas que fueron perseguidas políticamente, e incluso él, que fue
detenido por la DINA y exiliado, jamás le vimos que haya demostrado o rencor y
sostenido públicamente que, en situaciones determinadas odio, refiriéndose a los
detenidos de Punta Peuco, correspondería darles beneficios.

Este jurista, estimaba necesario castigar con el mayor rigor a los violadores de los
derechos humanos, pero tuvo la fortaleza de decir que reos ancianos y/o con
enfermedades terminales, perfectamente pudo cumplir el resto de sus penas en sus
casas, agregando que eso no era impunidad.

Más adelante, cuando veamos el indulto, vamos a poder observar que las
diferencias entre este y la amnistía son muchas.

26. Efectos de la Amnistía en cuanto a la Responsabilidad Civil

Digamos, en primer lugar, que antes de la reforma, el Código de Procedimiento


Penal contemplaba, en el inciso segundo de su artículo 421, una norma específica
relativa al resultado de la acción civil ya entablada, si se dictaba una ley de amnistía y,
a propósito de ella, se dispuso un sobreseimiento definitivo (conforme al artículo 408
de ese cuerpo legal). Dicha norma, se aplicaba a las causas que se regian por el
antiguo sistema, por estar involucrados en ella hechos ocurridos antes del inicio de la
Reforma Procesal Penal; y su texto es el siguiente:

" El sobreseimiento por amnistía del procesado no obsta a la siguiente, en el mismo juicio
penal, de la acción civil ya entablada ".

No existiendo, entonces, otras normas orientadoras en el ámbito del sistema


procesal penal antiguo, deberán recurrirse a la complementación pertinente por los
principios generales.

El arte. 2314 del Código Civil establece la diferencia entre la responsabilidad penal y


la responsabilidad civil exponiendo:

" el que haya cometido un delito o cuasidelito que haya inferido daño a otro, es obligado a la
indemnización, sin perjuicio de la pena que impongan las leyes por el delito o cuasidelito ".
El arte. 10 del Código de Procedimiento Penal ha permitido el ejercicio dentro del
proceso penal de las acciones civiles que tendrán por fin la reparación de los efectos
patrimoniales que las conductas de los procesados por sí mismas han causado o que
pueden atribuírseles como consecuencias próximas o directas.

Como ya se dijo, el antes citado art. 421 del Código de Procedimiento Penal


contenía una regla especial cuya finalidad era la de permitir el ejercicio de la acción
civil a pesar de haber terminado el juicio penal por amnistía.

Este inciso 2º de dicha norma nos enfrentaba a la necesidad de determinar qué


debemos entender por "acción civil ya entablada".

Para algunas había acción civil entablada, cuando realmente se hubiera deducido y
para otra era suficiente que se hubiera anunciado durante el curso del sumario la
intención de demandar oportunamente las pretensiones de orden civil, ya que, a esa
altura del proceso, no se estaba habilitado para hacerlo.

Esta última tesis pareciera más ajustada a la equidad ya que de lo contrario, se


estaría impidiendo el ejercicio de un derecho a un actor diligente, que, habiendo
iniciado acciones penales, no ha ejercido hasta ese instante acciones civiles, pero que
las ha enunciado. Debemos recordar que la duración de los juicios muchas veces era
de años.

Con todo lo dicho permaneció reafirmado que la responsabilidad civil y penal eran
del todo independientes y por lo tanto una vez extinguida la responsabilidad penal por
la amnistía, seguía vigente la responsabilidad civil. Un mismo hecho podría constituir
delito civil y penal. penal cuando esté sancionado como tal por la ley, pero en caso de
que no lo esté, sea por ejemplo porque una ley de amnistía lo borró, no es dable
considerar extinguida también, la materialidad del daño, si lo hubo, en cuanto a fuente
de una obligación civil.

No cabe duda pues, que un hecho puede constituir delito o cuasidelito civil sin
constituir delito o cuasidelito penal, ya este caso puede asimilarse el hecho de que
haya sido amnistiado.

Actualmente, el Código Procesal Penal no contempla una norma especial como la


del 421 del Código de Procedimiento Penal, pero la discusión pierde importancia al
indicar en el artículo 250 inciso segundo del código vigente que:

" El juez no podrá dictar sobreseimiento definitivo respecto de los delitos que, conforme a
los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes, sean
imprescriptibles o no puedan ser amnistiados ".

Entonces, no podremos encontrarnos en la situación antes descrita, donde


debemos decidirse el destino de la acción civil ya entablada cuando la acción penal se
extinguía mediante una ley de amnistía.
27. Permanencia de la obligación de reparar

La mayoría de los autores coinciden en sostener que la amnistía no compromete la


acción civil derivada del delito, por dos motivos, primero, porque el carácter de delito
no se borra al aplicar amnistía y segundo, porque la responsabilidad civil y por tanto la
obligación de indemnizar nacido del delito y no de la pena. 23 Este hecho es inmutable
y su existencia por lo tanto imborrable.

La sociedad no puede privar al ofendido, del derecho a percibir su indemnización


civil, porque este lo adquirió y lo incorporó a su patrimonio, en el momento en que
ocurrió el hecho ilícito.

La reparación del mal, al menos en el ámbito de los delitos comunes o meramente


políticos, no afecta a la sociedad, sino que únicamente al perjudicado con el delito y
es por eso por lo que se hace el alcance anterior, relativo a indemnizaciones, por
estimar esta tesis correcta.

El texto del arte. 93 Nº 3 del Código Penal favorece esta interpretación al señalar los
efectos de la amnistía, restringiéndolos a la pena ya todas sus consecuencias.

Como la responsabilidad civil es independiente de la pena y jamás podría ser


tomada como un efecto de esta, deducimos de esta disposición, que la amnistía no
extingue la posible responsabilidad civil adquirida. Esta misma disposición, según la
historia de su establecimiento, no toma en consideración la responsabilidad civil, ya
que así se deja constancia en la sesión Nº 21 de la Comisión Redactora del Código
Penal que dijo: "Ocúpase inmediatamente la Sala del Título 55 del Código English que
trata de la responsabilidad civil, y después de un breve debate se acordó que no era
necesario tomarlo en cuenta en el presente Código, por estar tratado con toda
claridad en el Código Civil".

De igual manera lo ha entendido la jurisprudencia de nuestros tribunales, la que ha


estimado que si el favorecido por la amnistía ha causado perjuicio a otros, ninguna ley
puede desconocer ni eliminar la obligación de reparar los daños ocasionados. El
Estado no tiene esa facultad.

28. Tribunal competente para la acción civil

Finalmente cabe analizar también, esta vez desde el punto de vista procesal, lo
referente a cuál juez será el competente para seguir conociendo la acción civil,
cuando se haya concedido amnistía durante la tramitación de una causa.

Ha desaparecido el delito, el delincuente y la pena, por lo que cabe dilucidar cuál es


el destino de la acción civil interpuesta. A este respecto el art. 109 del Código
Orgánico de Tribunales resuelve el problema, al disponer: "radicado con arreglo a la
ley el conocimiento de un negocio ante el tribunal competente, no se alterará esta
competencia por causa sobreviniente" de tal manera que es el mismo juez que estaba
conociendo del procedimiento penal quien deberá resolver respecto de la acción civil
interpuesta. Así también lo disponía el art. 421 del Código de Procedimiento Penal, en
el caso a que se refiere la norma.

Ahora bien, siempre desde un punto de vista procesal, sin duda que los derechos
que nacieron de esos delitos se pueden ejercitar por medio de la acción civil
indemnizatoria, pero a este respecto hay que tener muy presente lo que dispone el
art. 2332 del Código Civil que expresa que la citada acción prescribe en cuatro años,
lo cual debe ser entendido, naturalmente, en armonía con lo dispuesto por el texto
antiguo del ya citado art. 421 del Código de Procedimiento Penal; y sin perjuicio de lo
reiteradamente resuelto por la jurisprudencia respecto a la no aplicabilidad de la
amnistía en delitos de lesa humanidad, como se referirá más adelante.

29. Efectos de la Amnistía respecto de la Responsabilidad Penal

Desde el punto de vista de la responsabilidad penal, la amnistía extingue la pena y


todos sus efectos y la acción penal, por lo que, el antiguo Código de Procedimiento
Penal en el art. 408 Nº 5 disponía que debía sobreseerse definitivamente.

Dicha norma señalaba que:

" El sobreseimiento definitivo se decretará: 5º. Cuando se haya extinguido la


responsabilidad penal del procesado por alguno de los motivos establecidos en los Nºs. 1,
3, 5 y 6 del art. 93 del mismo Código ".

Este artículo declara extinguida la responsabilidad penal en su número tercero, por


amnistía. De manera que, si la amnistía no ha sido condicionada a una solicitud de los
imputados, lo generalmente aceptado es que deba ser decretada de oficio por los
jueces, una vez comprobada la aplicación de la ley al caso, obviamente sin perjuicio
de que los interesados lo solicitan directamente, porque como se ha dicho, el efecto
de la amnistía respecto de la acción penal correspondiente al delito a que se refiere,
es extinguirla.

Conforme a lo señalado, investigar un hecho que está cubierto por la amnistía, sería
ir en contra de la reiterada jurisprudencia de nuestros tribunales y, además, en contra
de un principio de economía procesal, sin perjuicio de las acciones civiles, tema ya
tratado en páginas anteriores.

Si la amnistía fuere dictada antes de iniciarse un procedimiento penal, tiene como


efecto que no podrá deducirse acción penal alguna. Si se dicta durante el proceso,
corresponderá sobreseer definitivamente la causa y si se pronuncia mientras el reo
cumple condena, deberá ser puesto en libertad y tenerse por extinguida la pena. Por
último, si se dicta una vez cumplida la condena, si bien en este caso la
responsabilidad cesó por la vía del cumplimiento de la condena, tendrá sí el efecto de
ser considerado el sentenciado como si nunca hubiera delinquido, de manera que
gozará de irreprochable conducta anterior, al menos respecto del delito amnistiado,
debiendo eliminarse esa anotación de sus antecedentes.
Las consecuencias de la amnistía, como se ve, son muy amplias. Tanto es así, que
algunos autores, han pensado que uno de los efectos de la amnistía es la derogación
parcial y transitoria, respecto de un individuo, de las leyes que determinan la conducta
y la sanción.

La amnistía rige para el pasado, es decir, olvida hechos que ya ocurrieron, de


manera que no tendrá efectos para el futuro, ya que esto importaría, de hecho, una
derogación de la norma penal respectiva y en ese caso sería preferible que así se
hiciese.

30. Efectos de la amnistía respecto de cómplices y encubridores del amnistiado

Es posible que la ley de amnistía esté referida solo a hechos delictivos sin
determinar personas, y en este caso no existirán mayores dificultades puesto que el
hecho punible aparece borrado claramente para todos.

Pero puede suceder que la ley amnistíe a determinadas personas, sin referirse a los
cómplices, encubridores o coautores en los hechos. En esta situación hay que recurrir
a los dos principios que operan en materia de delincuentes de un mismo ilícito penal,
el de la unidad y el de la accesoriedad.

Respecto del principio de la unidad, nuestra ley considera como un delito único el
cometido por varias personas, como lo confirma lo dispuesto en los artículos 168 y
169 del C. Orgánico de Tribunales.

En cuanto a la accesoriedad, los hechos ocurridos por los demás partícipes


respecto del autor principal tienen sin duda el carácter de accesorios. Esto nace de las
normas señaladas para las penas ya que las que se aplican al cómplice y al
encubridor están próximamente vinculadas a las expuestas para el autor. Del texto de
las artes. 16 y 17 del Código Penal podemos observar que el cómplice y el encubridor
están ligados a la suerte del autor principal, el primero, por haber cooperado
simultáneamente o con anterioridad a la ejecución del hecho; y el segundo, por haber
contribuido posteriormente.

Si a estos dos principios agregamos que la amnistía borra el hecho punible y


extingue la acción penal, lógico es concluir que todos los que participaron en el mismo
delito en concurso con el autor principal, deben seguir la misma suerte de este.

Por ello, se ha entendido que, desapareció la responsabilidad penal del autor del
delito, también desaparece la responsabilidad penal de todos aquellos que fueron
partícipes en formas distintas a la de autoría. Ahora bien, podría decirse que esto no
corresponde por no haber sido considerado de forma limpia en la ley de amnistía,
pero no debemos olvidar que, en nuestro ordenamiento, la participación delictual es
de carácter accesorio a la responsabilidad que cae sobre el autor principal. 24
Además, parece un despropósito extinguir la responsabilidad penal al autor del
delito con toda la relevancia que conlleva su actuar, y no así a aquellos que tuvieron
una participación accesoria o menor, como los cómplices o encubridores. 25

31. Rechazo de la amnistía

Cabe analizar si una persona puede renunciar a los beneficios que una ley de
amnistía le concede, y que quiera de todos modos quedar sometidos a un proceso
para que sea una sentencia definitiva la que determine su culpabilidad o inocencia en
los hechos delictuales que se le imputan.

Es el Estado quien ejerce el derecho público de juzgar, a través de los órganos


pertinentes. Es este el titular del Ius Puniendi , es este quien define los delitos e
impone las sanciones, por lo que, en determinadas circunstancias, puede renunciar a
este derecho por razones de interés general o público.

Si bien hay algunos autores que no aceptan esta teoría y llegan a afirmar que es
posible rehusar la amnistía, nuestra jurisprudencia, sin embargo, es unánime en el
sentido que, otorgada la ley de amnistía, esta no puede ser rechazada ni renunciada
por las personas a quienes favorecen.

32. Decreto Ley de Amnistía Nº 2.191, del año 1978

Al comienzo de este capítulo señalamos que, en relación con el tema de la amnistía,


se planteó entre nosotros ya propósito de la dictación y posterior aplicación del DL Nº
2.191, de 1978, dos cuestiones de indudable importancia teórica y práctica, pero
especialmente práctica. Esta importancia es fundamental en causas o asuntos por
infracción penal a derechos humanos, en particular, en los delitos conocidos como de
lesa humanidad.

La primera de ella es la pertinente a lo que se denomina el "carácter objetivo de la


amnistía", que se aborda en el apartado siguiente, que tiende a dilucidar si ella debe
aplicar sin más —esto es de forma instantánea y "objetiva"— , sin necesidad de
investigación previa; o si debe tal aplicación implementarse luego de terminar una
investigación previa, que determine la existencia del hecho punible y, en especial, la
participación del imputado a quien debería favorecerle.

La segunda cuestión es la relativa a la vigencia o efectiva aplicación de esa ley,


desde su dictación hasta ahora; lo cual se examinará más adelante, a través de la
evolución de la jurisprudencia.

El texto del referido DL Nº 2.191, es el siguiente:

" CONCEDE AMNISTÍA A LAS PERSONAS QUE INDICA


POR LOS DELITOS QUE SEÑALA
Nº 2.191. Santiago, 18 de abril de 1978. Vistos: lo dispuesto en los Decretos Leyes Nºs. 1 y
128, de 1973, y 527, de 1974, y

considerando:

1º.- La tranquilidad general, la paz y el orden de que disfruta actualmente todo el país, en
términos tales, que la conmoción interna ha sido superada, haciendo posible poner fin al
Estado de Sitio y al toque de queda en todo el territorio nacional ;

2º.- El imperativo ético que ordena llevar a cabo todos los esfuerzos conducentes a
fortalecer los vínculos que unen a la nación chilena, dejando atrás odiosidades hoy
cuidados de sentido, y fomentando todas las iniciativas que consoliden la reunificación de
los chilenos;

3º.- La necesidad de una férrea unidad nacional que respalde el avance hacia la nueva
institucionalidad que debe regir los destinos de Chile.

La Junta de Gobierno ha acordado dictar el siguiente decreto ley:

Artículo 1º.- Concédase amnistía a todas las personas que, en calidad de autores,


cómplices o encubridores hayan incurrido en hechos delictuosos, durante la vigencia de la
situación de Estado de Sitio, entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1978,
siempre que no se encuentren actualmente condicionadas a un proceso o condenadas.

Artículo 2º.- Amnistíase, igualmente, a las personas que a la fecha de vigencia del


presente decreto ley se encuentren condenadas por tribunales militares, con posterioridad
al 11 de septiembre de 1973.

Artículo 3º.- No quedarán afectados en la amnistía a que se refiere el artículo 1º, las
personas respecto de las cuales hubiere acción penal vigente en su contra por los delitos de
parricidio, infanticidio, robo con fuerza en las cosas, o con violencia o intimidación en las
personas, elaboración o tráfico de estupefacientes, sustracción de menores de edad,
corrupción de menores, incendios y otros estragos; violación, estupro, incesto, manejo en
estado de ebriedad, malversación de caudales o efectos públicos, fraudes y exacciones
ilegales, estafas y otros engaños, abusos deshonestos, delitos contemplados en el Decreto
Ley Nº 280, de 1974, y sus modificaciones posteriores; cohecho, fraude y contrabando
aduanero y delitos previstos en el Código Tributario.

Artículo 4º.- Tampoco serán favorecidas con la aplicación del artículo 1º, las personas que
aparecieron responsables, sean en calidad de autores, cómplices o encubridores, de los
hechos que se investiguen en el proceso rol Nº 192-78 del Juzgado Militar de Santiago,
Fiscalía Ad hoc.

Artículo 5º.- Las personas favorecidas por el presente decreto ley, que se encuentren fuera
del territorio de la República, deberán someterse a lo dispuesto en el artículo 3º del Decreto
Ley Nº 81, de 1973, para reingresar al país ".

33. Carácter objetivo de la amnistía


Mucho se reflexionó sobre el carácter objetivo de la amnistía, principalmente con
ocasión de la dictación de sobreseimientos definitivos en procedimientos en que se
investigaron desaparecimientos o secuestros, sin que estuviese agotada la
investigación, imputándose tales hechos a personas que están dentro de la amnistía.

Como consecuencia de lo que señalaba el art. 408 Nº 5 del Código de


Procedimiento Penal, respecto de dictar sobreseimiento definitivo, se opinaba que no
cabía aplicar la amnistía del Decreto Ley Nº 2.191 de 1978, ya que, en tales
procedimientos penales aún no estaba terminada la investigación y por tanto no se
había determinado el cuerpo del delito ni la participación de los posibles autores, y al
no estar estos penalmente identificados, existiría la interrogante de quién o quiénes
son los amnistiados.

Quienes sustentan esta tesis, exponen que para aplicar la amnistía debe estar
perfectamente acreditado el hecho punible y la participación que le ha cabido a los
diversos agentes en tales conductas, y como además uno de los objetivos del sumario
es la individualización de el o los autores del hecho punible, es preciso dar
cumplimiento previo a este objetivo antes de aplicar la amnistía.

La contrapartida a esta posición es la que atribuye a la amnistía un carácter


objetivo. Los sustentadores de esta tesis ponen el acento en el carácter pacificador
que inspira la dictación de este beneficio, la cual no se concede para beneficiar a
determinadas personas, y por tanto no es personal, sino que afecta a las
consecuencias penales de determinados hechos, los que hace desaparecer y en
consecuencia tiene caracter objetivo. Por tanto, basta que se den determinados
presupuestos para que pueda aplicar la Ley de Amnistía a su respecto, aunque no se
haya pronunciado sentencia, o ni siquiera se haya iniciado procedimiento
judicial. Corolario de esta misma característica es la circunstancia de que una
amnistía contenida en una ley no puede ser rechazada por los eventuales
beneficiarios que no desean ser alcanzados por ella.

En el mismo opinó el profesor Novoa, quien señaló que, además, la amnistía


debería ser dada sentido con carácter y objetivo general, no en forma personal o
individual. Es decir, debería favorecer a todo un conjunto de hechos punibles
semejantes oa un hecho determinado, sea que se conozca o se ignore el nombre de
los que en él intervinieron; designándose este hecho por sí mismo y no por los
individuos que lo han realizado. 26

De esta manera, al tener carácter eminentemente objetivo la amnistía, no solo


extingue la responsabilidad penal de quienes fueron responsables, sino que concluye
además con los procedimientos penales incoados.

Este último criterio es el que han tenido nuestros tribunales, al sobreseer las causas
definitivamente, sin adentrarse en la investigación de los hechos, cuando queda en
evidencia que estos están amnistiados, si se trata de delitos comunes o generales.

Actualmente y con la reforma al Código de Procedimiento Penal, tal como ya lo


habíamos mencionado, el Código Procesal Penal en su art. 250 inciso segundo,
establece que el juez no podrá dictar sobreseimiento definitivo en todos aquellos
casos que contravengan tratados internacionales ratificados por Chile, por cuanto
fortaleció la imposibilidad de amnistiar ciertos, delitos especialmente aquellos que
atenten contra derechos humanos.

34. Procesos por delitos de lesa humanidad

El segundo aspecto —como ya se dijo— relacionado con la Ley de Amnistía —DL


Nº 2.191, de 1978— es el referido a su aplicación o vigencia; poder advertirse al
respecto una clara evolución de la jurisprudencia, desde una etapa inicial en que se le
dio plena aplicación o vigencia tanto por la justicia militar como por la civil, en especial
por la Corte Suprema, hasta la actualidad, en que se desconoce tal vigencia o
posibilidad de aplicación en las causas o procesos por delitos de lesa humanidad.

Nogueira Alcalá expresa que el DL Nº 2.191 de amnistía se encuentra en abierta


contradicción desde su dictado en 1978, en materia de crímenes contra los derechos
humanos, delitos de lesa humanidad o delitos contra la humanidad, vulnerando
abiertamente el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (artículos 2, 9 y
14); la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre (artículo XVIII); la
Convención Americana de Derechos Humanos (artículos 1.1 y 2); los Convenios de
Ginebra sobre Derecho Internacional Humanitario, además de los principios de ius
cogens y el derecho consuetudinario internacional. 27

35. El llamado "Caso de los desaparecidos" (primera instancia)

Uno de los contrapuntos que pueden decirse clásicos y que abarcó los dos aspectos
que hemos destacado —directamente el primero e indirectamente el segundo—, fue
el ocurrido en las postrimerías de la década de los 80 y que corresponde a lo resuelto
por una de las Salas del Alto Tribunal en el llamado caso de los "desaparecidos",
sustanciado por el entonces ministro de la Corte de Apelacionesde Santiago, Carlos
Cerda Fernández, al pronunciarse sobre el recurso de casación en la forma y en el
fondo deducidos por los querellantes en contra de la sentencia confirmativa de
segunda instancia, que conoció del proceso sustanciado por el ministro Sr. Cerda y
que la E Corte Suprema sobresee definitivamente la causa por aplicación precisa del
decreto ley de amnistía. No deseamos hacer un análisis crítico de dicho fallo, sino que
solo referirnos a los aspectos más relevantes, para dar a conocer la posición
sustentada al efecto, tanto por el ministro Instructor como por el Tribunal de Casación
que resolvió definitivamente el asunto.

En la referida causa rol Nº 2-77 se investigó el desaparecimiento de varias personas


durante el período en que es aplicable la amnistía (entre el 11 de septiembre de 1973
y el 10 de marzo de 1978); allí entre otros, se encargó reo a cuatro inculpados como
autores de los delitos contemplados en el artículo 292 del Código Penal (asociación
ilícita) y 141 inciso 12 del mismo Código (secuestro) y estando en sumario la causa se
pidió sobreseerla definitivamente como consecuencia de Habiendo dictado la aludida
amnistía. El ministro Sr. Cerda no accedió a dicho sobreseimiento sosteniendo, en
síntesis, lo siguiente:

" a) Que el artículo 413 (del Código de Procedimiento Penal), para sobreseer
definitivamente, exige que la investigación del sumario esté totalmente agotada, lo que, a su
juicio, no hubiera ocurrido en la especie.

b) Que, según lo señala la misma disposición, si los hechos no estuvieren plenamente


probados, se estará a lo que dispone el citado artículo 413 en su inciso 2º, esto es, que no
se decretará el sobreseimiento, sino que se esperará la sentencia definitiva.

c) Que los delitos, materia de este proceso, asociación ilícita y privación ilegítima de
libertad, serían de carácter permanente, lo que quiere decir, a juicio del sentenciador, que
su consumación no es instantánea, pues no se agotan en el momento de privarse
materialmente a otro de su libertad ni en el de asociarse ilegítimamente, sino que perduran
en el tiempo, tanto cuanto el secuestrado siga cautivo o los delincuentes asociados.

d) Que, a juicio del sentenciador disidente, se concede amnistía a personas y no a delitos y,


por lo tanto, no se amnistía al mero inculpado sino a aquel cuyo grado de participación
quede formalmente determinado en instancia procesal válida, de lo que se sigue la
inoportunidad de un sobreseimiento definitivo por amnistía, antes de estar procesalmente
determinadas las responsabilidades " .

Agrega que, "como es hábil, la responsabilidad penal queda establecida únicamente


después de verificarse la concurrencia de los elementos del delito, esto es: conducta,
tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad o reprochabilidad.

Siendo así, no puede sobreseerse por causa de amnistía antes de haber ejercido el juicio
de reproche, lo que se lee en el inciso 12 del artículo 413 ya referido, en orden a impedir tal
sobreseimiento mientras penden las Investigaciones tendientes a la determinación de la
persona del delincuente ".

36. Pronunciamiento de la Corte Suprema (año 1989)

Denegado el sobreseimiento definitivo y confirmado por la I. Corte de Apelaciones


de Santiago, se recurrió de casación en la forma y en el fondo en contra de esta
sentencia y, en el fallo dictado por la Excma. Corte Suprema con fecha 11 de agosto
de 1989, se resolvieron los siguientes aspectos del problema que nos interesa
destacar:

1) Si desde el punto de vista legal y constitucional, el legislador puede —en uso de


su función propia— impedir que los Tribunales de Justicia sigan encausando sujetos
en proceso pendiente. Al efecto la Excma. Corte Suprema en el fallo dijo:

" A propósito de esta materia trascendental, debe precisarse cuál es el alcance de lo


dispuesto en el artículo 73 de la Constitución Política del Estado, que entrega el
conocimiento y solución de los conflictos de intereses de relevancia jurídica a los Tribunales
de Justicia ".
" Entre los conflictos que sólo pueden resolverse por medio del proceso, figuran los
generados por la comisión de crímenes o simples delitos de acción pública, naturaleza que
precisamente tienen los que se debaten en estos autos ".

Cabe mencionar que el caso se encontró en estado de sumario, por lo que, al


dictarse la ley de amnistía, el tribunal no pudo seguir ejerciendo su facultad
jurisdiccional, siendo necesario analizar el artículo 73 de la Carta Fundamental para
ahondar en el alcance de esta Facultad.

La disposición indica que la facultad jurisdiccional pertenece exclusivamente a los


tribunales constituidos por ley, y señala expresamente que el Congreso no puede
ejercer dicha función.

Ahora bien, pese a que esta norma es clara en afirmar que al Congreso le está
vedado ejercer funciones judiciales, debe interpretarse en armonía con otras normas
contenidas en la misma Constitución. El artículo 60 dice: "Sólo son materia de Ley Nº
16) Las que conceden indultos generales y amnistías y las que fijen las normas
generales con arreglo a las cuales debe ejercerse la facultad del Presidente de la
República para conceder indultos particulares y pensiones de gracia ", de manera que
le entrega al legislador la facultad de otorgar por ley amnistía.

Expresa el fallo que:

" Publicada la ley, ésta obligó al Juez, quien, como tribunal de derecho, tiene la obligación
de aplicarla y acatarla. De no hacerlo estaría pronunciando su sentencia contra texto de ley
expresa y vigente. Es por tal motivo que los jueces al sobreseer definitivamente como lo
hicieron se limitaron a dar cumplimiento a dicha norma legal, aplicando correctamente el
derecho a la litis ”.

2) Ámbito de aplicación de la Ley de Amnistía en el tiempo. En relación con ello se


dice, en el mismo fallo, lo siguiente:

" Sobre el particular, debe tenerse presente que, si bien los delitos materia del proceso
pudieren ser de tipo permanente, para todos los efectos de carácter procesal debe
comenzar el hecho delictivo en el momento en que se dio comienzo a su ejecución ".

Al respecto, el dictamen hace referencia al artículo 157 del Código Orgánico de


Tribunales, el que dispone expresamente que el delito se considerará cometido en el
lugar donde se dio comienzo a su ejecución. Esta norma pone énfasis y le da primacía
al comienzo de la ejecución del delito, significa entonces, que desde ese instante se
radica la competencia del juez, mantenga o no éste sus efectos en el tiempo.

En base a lo antes dicho, la doctrina establece el principio que expresa que el hecho
delictivo se comete en el instante en que se da comienzo a la ejecución, cualquiera
sea la naturaleza y las formas de tipificación del delito.

Expresa el dictamen lo siguiente:


" Precisamente la amnistía está considerada por el artículo 93 (del Código Penal) como una
circunstancia de exención de responsabilidad penal. Al fijar fechas de inicio y de término, la
ley sólo pretendió fijar épocas cubiertas por los efectos de la amnistía, amparando todos los
hechos ejecutados en tal período ".

" Desde este punto de vista, reviste especial importancia el momento de la comisión del
hecho delictivo o del principio de su ejecución, ya que de ello resultó si procede o no en el
caso, la amnistía ".

Del fallo se desprende que dado lo excepcional de la situación, debe quedar fijado
en forma precisa el momento de la comisión del delito, el que será justamente cuando
se dé comienzo a la ejecución.

3) En relación con los efectos procesales de la Ley de Amnistía en cuanto a la


prosecución del sumario, fundando el rechazo del recurso de casación en el fondo, se
razón con relación a este punto por la E. Corte Suprema en la forma que a a
continuación se transcribe:

" En esta circunstancia, lo que este Tribunal debe establecer para decidir acerca de la
procedencia de la causal de casación de fondo invocada, es si, en el caso de amnistía,
debe cumplirse la exigencia de estar agotada la investigación para que el juez sobresea
definitivamente , o si, por el contrario, como ya quedara demostrado en consideraciones
anteriores, la sola publicación de la ley produce como un efecto natural o consustancial a
ella misma, el agotamiento de la investigación, el término del sumario y el proceso, con
efecto de cosa juzgada ".

Es importante recordar que el caso antes de aplicar la ley de amnistía estaba


sometida a jurisdicción del tribunal correspondiente, donde se había logrado precisar
el carácter de delito que revistían los hechos y que fue el legislador el que, mediante
ley expresa, otorgó exención legal a los inculpados, privando a los tribunales de
competencia para seguir conociendo la causa.

Respecto al sobreseimiento definitivo, el artículo 408 del Código de Procedimiento


Penal en su numeral 5, dice que este se decretará cuando haya operación la extinción
de la responsabilidad penal del procesado por alguna de las causales establecidas en
el artículo 93 del Código Penal, entre las cuales se encuentra la amnistía.

El fallo indica que:

" En todos estos casos, resulta evidente que no es exigible el requisito de encontrarse
agotada la investigación, ya que los eventos descritos por la disposición que se comentan
eliminan tal posibilidad, lo que se deduce de una interpretación elemental de la norma ".

Termina el fallo expresando: " la amnistía es una causal objetiva y, como tal, sólo se
requiere acreditarla " .

37. Situación actual de la jurisprudencia


Desde aquella sentencia recién referida, hasta la actualidad, la evolución de la
jurisprudencia ha sido evidente, en cuanto a los dos aspectos relevantes que se ha
mencionado con respecto a la amnistía, al menos en el ámbito de los delitos de lesa
humanidad (casos de derechos humanos); esto es, por una parte, si aplicarla en
forma objetiva, sin investigación previa, y, por otra, si tiene vigencia en tales casos.

La posición actual de la jurisprudencia, en el ámbito señalado, es que debe


investigarse en forma completa, hasta la conclusión que determine si existió o no el
delito y si en él tuvo participación, y en qué grado, el imputado; y que no rige, o no
tiene aplicación la amnistía en los casos de delitos de lesa humanidad, atendida la
naturaleza de los mismos, acorde lo preceptuado por el derecho Internacional sobre
los Derechos Humanos, expresado en diversos Convenios y Actos de los Organismos
Internacionales, que concurren a la configuración del ius cogens , lo que es parte de la
normativa chilena, conforme al artículo 5º, inciso 2º, de la Constitución actual.

Lo anterior se encuentra en la línea del reconocimiento de un derecho de verdad


para víctimas de los delitos de lesa humanidad, como ya hace algún tiempo se viene
aceptando en el ámbito del derecho internacional.

El artículo 5º inciso 2º de la Constitución Política, antes mencionado, constituye un


verdadero límite a la actuación de los órganos estatales, manteniendo la relevancia de
los derechos humanos como parámetro de control, debiendo existir un respeto en
todos los niveles. Por tanto, es necesario que haya una lectura acorde por parte de los
jueces nacionales en el alcance de las normas del derecho internacional, ya que estas
constituyen un límite a las normas internas de un país que ha ratificado aquellos
tratados. 28 Algunas sentencias tienen también presente, para eliminar la aplicación de
la amnistía —del DL Nº 2.191—, en el caso de los llamados permanentes delitos —
como el secuestro calificado—, que tales ilícitos, por esa circunstancia, no caben en el
ámbito temporal establecido por esa ley. 29

A título ejemplar se transcribe a continuación, los razonamientos pertinentes


contenidos en algunas sentencias emitidas por tribunales superiores entre los años
2007 y 2014.

38. Sentencia de 13 de marzo de 2007, rol Nº 3125-2004 de la Corte Suprema

En ella se acogió un recurso de casación en el fondo, porque se estimó infringido el


Nº 5 del artículo 408 del Código de Procedimiento Penal, relativo al sobreseimiento
definitivo que se había dictado sobre la base de haber aceptado —por la ministra de
Fuero y por la Corte de Apelaciones— la aplicación de la amnistía a ese caso, que era
el de un homicidio calificado ocurrido en Chena, San Bernardo, en diciembre de 1973.

En la sentencia de reemplazo se revocó la resolución apelada, a fin de que el


respectivo juez no inhabilitado dicte el veredicto que en derecho corresponde y
adelante la sustanciación del juicio hasta el pronunciamiento de la sentencia definitiva
si procediere.
En el fallo se expresa que en Chile existió "un conflicto armado no internacional",
esto según lo señalado en los Convenios de Ginebra. Los hechos fueron calificados
como delitos de lesa humanidad, y además se sostienen que las reglas del derecho
internacional generalmente aceptados se entienden incorporados al sistema nacional,
incluso con preferencia a este en aquellos casos donde se busca el resguardo de
derechos fundamentales para el ser humano.

Finalmente, dos señores ministros acogen el recurso teniendo únicamente presente


el problema del artículo 413 del Código de Procedimiento Penal, toda vez que la
investigación aparece manifiestamente incompleta, de manera que en el fallo de
reemplazo revocan teniendo únicamente presente tal circunstancia.

39. Texto de la sentencia (Corte Suprema rol Nº 3125-2004, 03.13.2007)

La sentencia en comentario fue dictada por la Segunda Sala de la Corte Suprema


conformada por los ministros Sres. Nibaldo Segura P., Jaime Rodríguez E., Rubén
Ballesteros C. y los abogados integrantes Sres. Carlos Künsemüller L. y Domingo
Hernández E. Para los efectos que interesan a este trabajo, los razonamientos
pertinentes son los que van desde el Duodécimo hasta el Cuadragésimo Primero.

Destaca en el fallo el tratamiento que hace acerca de los Convenios de Ginebra


ratificados por Chile en el año 1950, en especial el artículo 3º, el que indica que se
empleará en caso de conflicto armado sin carácter de internacional, para evitar que,
en casos de disturbios internos, el gobierno de turno califique estos hechos de simples
actos de bandidaje y dejar de esta forma desamparadas a las víctimas.

Sin perjuicio de lo anterior, el fallo también ahonda en la competencia que se le


otorgó a los Tribunales Militares en tiempo de guerra, esto por el Decreto Ley que
declaró en estado de sitio al país, haciendo énfasis en que este tipo de jurisdicción se
caracteriza por reducir derechos procesales trascendentales para el encausado. Ante
esta situación, los Convenios de Ginebra aparecen como un contrapeso fundamental
a esta jurisdicción.

Esta declaración de estado de sitio, lo único que hizo fue dejar en claro que el país
se encontró en una guerra interna, tal y como lo califica el artículo 3º de los
Convenios, por lo que son exclusivamente aplicables al caso y por tanto reafirma la
idea que ninguna actividad del estado puede pasar por encima de la dignidad
humana.

Asimismo, el Estado de Chile, al ratificar dichos Convenios se comprometió a tomar


todas las medidas internas necesarias para sancionar penalmente a todas las
personas que atenten o den orden de perpetrar cualquiera de las contravenciones
establecidas en los Convenios.

Respecto a la prohibición de auto exoneración, cobra vital relevancia la prevención


general de las sanciones punitivas, en el sentido de posible la persecución de los
responsables, ya que, la sociedad no admitiría la impunidad de tan graves violaciones
a los derechos humanos.

Ahora bien, en la reflexión sexta de la decisión recurrida se hace mención a que los
Convenios de Ginebra posibilitaron la dictación de amnistías, al establecer en el
Protocolo II artículo 6º Nº 5 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos
armados sin carácter internacional , que una vez terminadas las hostilidades "las
autoridades en el poder procurarán conceder las amnistías más amplias posibles a las
personas que hayan tomado parte en el conflicto armado o que se encuentren
privadas de libertad, internas o detenidas por motivos relacionados con el conflicto
armado" .

No cabe duda de que esa teoría, que no es compartida por todos, lo que busca es la
paz social y el reencuentro de los connacionales, lo que no es tarea fácil.

Recalca el fallo que no procede la amnistía en estos casos, debido a que sería un
instrumento de incumplimiento y violación de tratados internacionales vigentes, así
como también de principios generales del derecho internacional. Además, los
Convenios que constituyen un sistema en que todas sus disposiciones deben ser
interpretadas en conjunto y no cada una de forma aislada.

Expresa el dictamen que:

" Las reglas del derecho internacional generalmente aceptadas se entienden automáticas y


globalmente incorporadas en el derecho interno, y deben ser aplicadas por los tribunales
nacionales con preferencia al derecho interno ".

Por tanto, a raíz de la contradicción del DL Nº 2.191 con instrumentos


internacionales que impiden el dictado y aplicación de una norma con tales
características, es que el DL carece de efectos jurídicos, según consta en el fallo en
comentario.

Finalmente, la Corte en el razonamiento Cuadragésimo Primero expresa que:

"El fallo recurrido se basó en apreciar extinguida la responsabilidad penal del imputado por
amnistía, y así ha decidido el sobreseimiento definitivo a que se refiere el numeral quinto del
artículo 408 del Estatuto Procesal Penal que permite hacerlo, cuando se ha terminado la
responsabilidad penal de procesado por algunos de los motivos contemplados, entre otros,
en el artículo 93, Nº 3, del Estatuto Criminal y, a este entendido, aparece evidente que en el
presente caso, la aplicación equivocada de la ley penal que autoriza el recurso de casación
en el fondo ha consistido precisamente, en cometió error de derecho al calificar las
circunstancias previstas en el Nº 5 del artículo 408 del ordenamiento procesal penal,
quedando incurso el dictamen dubitado en el literal sexto del artículo 546 del mencionado
cuerpo legal".

40. Sentencia de diciembre de 2011, rol Nº 3680-2011


En ella, la Corte Suprema dictando sentencia de reemplazo, luego de invalidar de
oficio la sentencia de segunda instancia —por adolecer de un vicio de casación formal
—, confirmación y éxito la de primer grado, manteniendo condenados a diversos
imputados.

La Corte, poniendo en contexto los hechos acontecidos, refuerza la idea de que los
delitos cometidos son aquellos calificados como crímenes de lesa humanidad, los que
fueron revelados en un contexto de violaciones a los derechos humanos graves,
masivos y sistemáticamente por agentes del Estado y que , debido al compromiso
asumido por la comunidad internacional, deviene como lógico corolario la
inexorabilidad de su juzgamiento y su consiguiente imprescriptibilidad.

Debo señalar que, por razones obvias, nos limitaremos solo a transcribir los fallos y
no a comentarlos, todos de la Sala Penal de la Excma. Corte Suprema, los que han
ido consolidando la jurisprudencia en un mismo sentido.

41. Sentencia de 29 de enero de 2014, rol Nº 1963-2012, de la Corte de


Apelaciones de Santiago

En ella se constituyó la situación de condena sancionada en primera instancia,


desestimando la aplicación de la amnistía, en sus fundamentos 5º, 7º, 8º y 9º.

En el fallo se expresa que no puede aplicarse el DL Nº 2.191 ya que el delito tiene


carácter permanente, por tratarse de un secuestro calificado, y tal sostenido como ha
la Corte Suprema, esa detención puede prolongarse según sea la voluntad del
autor. En este caso, el delito continuaría cometiéndose, por lo que no cabe la
aplicación de la amnistía.

No obstante, debe hacerse mención del contexto histórico en el que se cometieron


esos hechos y según lo descrito, es menester referirse al Derecho Internacional
Humanitario, ya que estaría dentro de la categoría de crímenes contra la humanidad.

Este Derecho Internacional Humanitario

" se encuentra escasamente contenido en los cuatro Convenios de Ginebra de 1949, sobre
Tratamiento a los Prisioneros de Guerra y las Personas Civiles en Tiempo de Guerra,
ratificados por Chile en Decreto Supremo Nº 732 y publicados en DO de 19 a 20 de abril de
1951 , los que en la actualidad han sido ratificados por prácticamente todos los países del
mundo ".

En su considerando 9º el fallo soluciona el tema al indicar:

" 9º) Que, como ha declarado reiteradamente la Corte Suprema, dichos Convenios, vigentes
en nuestro derecho interno con mucha antelación a los hechos investigados en estos autos,
se aplica a la situación vivida por nuestro país en aquella época, a partir del DL Nº 5 de
1973, que fundado en la situación de conmoción interna, interpretando el artículo 418 del
Código de Justicia Militar, declaró que el estado de sitio fiscal por el DL Nº 3 de 1973, debía
entenderse como 'estado o tiempo de guerra', para los efectos de la aplicación de la
penalidad de ese tiempo, contenida en el código referido y demás leyes penales y para
todos los efectos de dicha legislación. (Véase, especialmente, los fallos de la CS, rol Nº
469-98, desaparición de Poblete Córdova, rol Nº 517-2004, secuestro Miguel Ángel
Sandoval y rol Nº 559-2004, caso Molco) ".

42. Sentencia de la Corte Suprema de 10 de junio de 2014, rol Nº 5831-2013

Finalmente, en este capítulo, hacemos referencia a esta sentencia, por la cual se


rechazaron recursos de casación esforzados por los acusados de cometer delitos de
lesa humanidad, en los que habían postulado se aplicara en su favor la ley de
amnistía, entre otras defensas.

La base del rechazo fue precisamente que se trataron en este caso de crímenes
contra la humanidad, los que son inamnistiables; lo que se explicita especialmente en
los razonamientos Octavo y Noveno.

En el razonamiento Octavo, se hace hincapié en que los ilícitos perpetrados


corresponden a aquellos denominados crímenes contra la humanidad y que
efectivamente ocurrieron en un contexto de violaciones de derechos humanos graves,
masivas y sistemáticas, cometidas por agentes de Estado.

En cuanto al razonamiento Noveno, este expresa que el derecho internacional ha


evolucionado significativamente, tanto así, que se ha planteado que los delitos de lesa
humanidad pueden ser cometidos tanto en tiempo de guerra como en tiempo de paz,
ampliando entonces la esfera de protección para las victimas.

De esta manera, en el fallo se expresa que teniendo en cuenta la naturaleza de los


hechos, el contexto en el que se dieron y la participación de agentes del Estado en la
comisión de estos, es indudable que deben subsumirse aquellos hechos a la luz del
Derecho Internacional Humanitario, por tratarse de crímenes de lesa humanidad, por
lo que deben ser sancionados, ya que, precisamente ese tipo de delito no puede ser
amnistiado. Por último, el dictamen señala:

" De esta manera resulta inconcuso que las infracciones denunciadas por los recurrentes
carecen de sidero fáctico y jurídico, desde que la calificación que han recibido los sucesos
delictuosos, que este tribunal comparte, hacen improcedente la concurrencia de las
causales de extinción de responsabilidad penal reclamadas a favor de los acusados, de
manera que al proceder los jueces de la instancia acorde a ello, no han errado en la
aplicación del derecho, lo que conlleva el rechazo de los recursos en este segmento ".

Bibliografia de este Capitulo

CURY URZÚA , Enrique (2005): Derecho penal. Parte General (Santiago, Pontificia


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tesis

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jurisprudencia
CDID. Caso Barrios Altos vs. Perú , sentencia de 14 de marzo de 2001.

Textos legales

Codigo Penal.

Constitución Política de la República.

Decreto Ley Nº  2.191 del año 1978.

CAPÍTULO II EL PLACER

43. concepto

La palabra indulto viene del latín " indultus ", que significa perdón o indulgencia. La
Real Academia española lo define como: "Gracia que excepcionalmente concede al
jefe del Estado, por la cual perdona total o parcialmente una pena o la conmutación
por otra más benigna".

Sin embargo, nuestro legislador no se ocupó de definirlo, sino que solamente ha


hecho referencia a las facultades de las autoridades para concederlo ya sus
efectos. Esta es la razón por la cual no encontramos en el derecho positivo ningún
precepto que dé una definición de él.

El profesor Eduardo Novoa Monreal, lo define expresando que "se llama indulto la
remisión total o parcial de la pena impuesta por una sentencia judicial firme o su
conmutación por otra más leve". 30

Para Cury el indulto es "la forma más tradicional de gracia, puesto que
históricamente la facultad de otorgarla radica por lo común en el jefe del ejecutivo y,
antes de imponerse el principio de separación de poderes del Estado, recaía en el
monarca". 31

Alfredo Etcheberry lo define como una asimilación al derecho de gracia concedido


por el soberano, el cual constituye una causal de extinción de la responsabilidad
penal. 32

Lo dicho permite aventurar un concepto o idea, diciendo que el indulto es un resabio


del antiguo derecho español monárquico, que se configura como una gracia otorgada
por un poder del Estado, no judicial, con la finalidad de excusar, remitir o conmutar la
pena impuesta al delincuente, sin que este último pueda renunciar a este beneficio.

Para Carrara, si bien el indulto es muy diferente de la gracia, tiene por único motivo
la utilidad general del Estado, que en ciertos casos residen más en la impunidad que
en el castigo del culpable. 33

44. Características

Los conceptos convertidos ponen de manifiesto sus características más


sobresalientes.

Opera como una gracia, esto es una facultad privativa ejercida por su titular, sin
necesidad de expresión de causa, 34 que puede ser otorgada a través de dos vías: una
ley de quórum especial, cuando la concede el poder Legislativo o por decreto
supremo, si la concesión del poder ejecutivo. 35

Esta institución se encuentra expresamente contemplada en el art. 32 Nº 14 de la


Constitución Política de la República, aún vigente a la fecha de hacer este trabajo,
que contempla la atribución especial del Presidente de la República, que le permite
otorgar indultos particulares en los siguientes términos: "Otorgar indultos particulares
en los casos y formas que determinan la ley. El indulto será improcedente en tanto no
se haya dictado sentencia ejecutoriada en el respectivo proceso".

A su vez el art. 63 Nº 16 de la Carta Fundamental, aún vigente a la fecha de la


impresión de este libro, señala que es materia de ley el indulto general. Ahora, sin
perjuicio de lo anterior, hay que tener presentes las críticas que hicimos al indulto
general cuando abordamos el tema de la amnistía.

Sobre este tema, hay que considerar también la Ley Nº 18.050, de 6 de noviembre
de 1981, que fijó normas generales para la concesión de adultos particulares, en cuyo
artículo 1º, inciso 1º dice:

" Toda persona que se encuentre condenada podrá solicitar al Presidente de la República


que le otorgue la gracia del indulto, siempre que cumpla con los requisitos establecidos en
esta ley y en su reglamento ".

" No obstante, el indulto no procederá respecto de los condenados por conductas terroristas
calificadas como cuentos por una ley dictada de acuerdo con el artículo 9º de la
Constitución Política del Estado ".

A su vez, la Constitución nos señala en su artículo 63, Nº 16 lo siguiente:

" Artículo 63. Sólo son materia de Ley Nº 16) Las que conceden indultos generales y
amnistías y las que fijan las normas generales con arreglo a las cuales debe ejercerse la
facultad del Presidente de la República para conceder indultos particulares y pensiones de
gracia ".
" Las leyes que conceden indultos generales y amnistías predominanten siempre de
quórum calificado. No obstante, este quórum será de las dos terceras partes de los
diputados y senadores en ejercicio cuando se trate de delitos contemplados en el artículo
9º ".

Este artículo 9º de la Constitución se refiere a delitos terroristas.

Respecto al beneficiario del indulto, solo puede optar a él quien haya sido
condenado por sentencias ejecutadas y tampoco es posible que el beneficiario
renuncie al indulto, esto es motivado por el hecho de que esta institución no mira el
interés particular, sino el interés público. 36 A esta idea podemos agregar, además, que
no existe ninguna disposición que prescriba el sentimiento del indultado para su
declaración y no puede ser renunciado.

Siguiendo lo ya expuesto, el indulto es una "gracia" y como tal puede ser otorgado
sin expresarse causa alguna, sino que por la sola voluntad del poder del Estado que
lo concede. La causa que lo mueve a otorgar un indulto quedará evidente o
limpiamente expuesto en el mismo, pero no cabe duda de que son las grandes
razones de justicia, equidad o conveniencia pública lo que lo mueve a
decretarlo. También hay ocasiones en que las razones tenidas en consideración no
han sido tan elevadas.

Desde el punto de vista doctrinal, una posible justificación del indulto particular
puede estar en la "injusticia" que puede provocar la generalidad de la ley cuando se
aplica a ciertos casos en concreto (" summun ius, summa iniura " se afirmaba en la
cultura romana ).

Como anteriormente se encontraron, los adultos particulares se conceden a través


de un decreto supremo, el cual, debería estar sometido al trámite de toma de razón
por la Contraloría. Lo anterior cambia temporalmente el año 2018, cuando se dicta la
Resolución Nº 13, de mayo del mismo año, la cual exime del trámite de toma de
razón, los actos administrativos que conceden indultos, 37 durante un plazo de un año,
tal como expresa su arte. 2º, desde el 15 de mayo del 2018 al 15 de mayo del 2019.

El indulto es una causal de extinción de la responsabilidad penal, conforme lo


establece el art. 93 del Código Penal, al señalar " La responsabilidad penal se
extingue: 4º por indulto " .

Finalmente, el indulto es un acto discrecional, porque el Presidente de la República,


puede concederlo o no sin solicitar autorización previa o posterior ratificación de
alguna autoridad o del condenado que lo solicita, no existiendo posibilidad de
interponer recursos jurisdiccionales en contra, ya sea para o por su concesión, o por
su denegación. 38

45. Efectos
Fue el legislador quien se encargó de precisar los efectos del indulto en el inciso 2º
del Nº 4 del art. 93 del Codigo Penal:

" La gracia del indulto sólo remite o conmuta la pena, pero no quita a los favorecidos el
carácter de condenados para los efectos de reincidencia o nuevo delinquimiento y demás
que determinen las leyes ".

De modo que el indulto, no es otra cosa que la renuncia al derecho de ejecutar las
penas, dejando subsistentes todos los demás efectos jurídicos. Queda así solamente
extinguida la obligación de cumplir materialmente la pena impuesta, permaneciendo
en pie todos los demás efectos de la sentencia condenatoria, conservando su calidad
de condenados para las multas de la reincidencia o la comisión de un nuevo delito.

En concreto, se le está teóricamente conminando a que en el futuro no vuelva a


delinquir, ya que en sus antecedentes figurará este beneficio y si vuelve a delinquir, al
indultado se le tendrá como condenado para todos los efectos legales, principio que
emana del art . 93 Nº 4 del Código Penal, al disponer que el indulto solo remite o
conmuta la pena, pero no quita al favorecido el carácter de condenado, para los
efectos de la reincidencia o nuevo delinquimiento y demás que determinen las
leyes. De manera que el agraciado con el indulto dejar de sufrir todo o parte de la
pena que se le impuso por una sentencia ejecutoriada, pero no perderá nunca su
condición de condenado para todos los efectos legales, y especialmente para la
agravante de reincidencia. En virtud de lo anterior, se desprende que el indulto es"sui
generis , ya que es la única que admite una cierta graduación". 39

El artículo 2º de la Ley Nº 18.050, ya citada, reitera esta característica del indulto:

" El indulto produce el efecto señalado en el artículo 93 Nº 4 del Código Penal y puede
consistir en la remisión, conmutación o reducción de la pena, pero el indultado continúa con
el carácter de condenado para los efectos de la reincidencia o nuevo delinquimiento y
demás que determinen las leyes ”.

La reincidencia, según la opinión generalmente aceptada, la entendemos como "el


hecho de volver a cometer un delito después de haber sido condenado anteriormente
por el mismo o por otro delito". 40

Nuestro Código Penal analiza la reincidencia como circunstancia agravante de la


responsabilidad penal en su artículo 12 números 14, 15 y 16. A su vez, los arts.  91 y
92 la tratan, señalando penas a los que incurren durante la condena en un nuevo
delito.

A partir de la vigencia de la Ley Nº 20.253, de 14 de marzo de 2007, que modifica


diversas normas penales —entre ellas los Nºs. 15 y 16 del artículo 12 y los artículos
91 y 92 del Código Penal—, para la reincidencia basta que existe una condena
(ejecutoriada) anterior al nuevo delito. Con anterioridad, para la reincidencia, no era
suficiente la existencia de una sentencia condenatoria, sino que, además, era
necesario que el culpable hubiera cumplido la o las penas anteriores. Así, el art. 92
del mismo cuerpo legal exigía expresamente que el hecho delictual se hubiera
cometido "después de haber cumplido la condena". Lo que reforzó con lo que expuso
el arte. 12 Nº 15 del Código Penal al expresar "haber sido castigado" dándose así a
entender que la pena impuesta anteriormente tenía que haber sido cumplida.

La situación enunciada anteriormente contemplaba dos excepciones, una en el


art. 12 Nº 14 del Código Penal que dice: "Cometer el delito mientras cumple una
condena o después de haberla quebrantado y dentro del plazo en que puede ser
castigado por el quebrantamiento".

La otra, en el art. 93 Nº 4 del mismo Código Penal que señala que al favorecido con
el indulto no le quita el carácter de condenado para los efectos de la reincidencia. Con
la modificación referida, tales casos ya no constituyen excepción.

Además de los preceptos estudiados existen normas legales que confirman que el
indultado sigue siendo considerado jurídicamente como un condenado.

También el art. 497 Nº 9 del Código Civil establece que son incapaces de tutela o
curaduría los condenados judicialmente, aunque se les haya indultado de ella.

El arte. 523 del Código Orgánico de Tribunales exige para poder ser abogado, entre
otros requisitos, en el Nº 3, no haber sido condenado ni estar actualmente acusado
por crimen o simple delito que merezca pena aflictiva, de modo que una persona
condenada y posteriormente indultada, no estaría cumpliendo con este requisito y por
lo tanto no podría jurar como abogado.

46. Irretroactividad de los efectos del indulto

Por otra parte, el indulto no tiene efectos retroactivos, opera desde el momento en
que la autoridad lo concede, con el único efecto de eliminar, reducir o conmutar la
pena en la parte que no ha sido cumplida.

Esta irretroactividad la observamos en el texto del art. 44 del Código Penal según el
cual el indulto de la pena de inhabilitación perpetua o temporal para cargos y oficios
públicos y profesiones titulares repone al sentenciado en el ejercicio de estas últimas,
pero no en los honores, cargos, empleos u oficios de que se le hubiere privado,
señalando además que el mismo efecto produce el cumplimiento de la condena a
inhabilitación temporal.

De esta manera conforme a lo que dispone dicho precepto, el indultado no recupera


los honores, empleos y oficios de que fue privado, ya que como se dijo anteriormente,
no tiene efecto retroactivo y solo deja al beneficiado con esta gracia en aptitud y
capacidad para nuevos empleos u oficios, como también entrar al ejercicio de
profesiones titulares al momento que ejercerá el indulto. En cuanto a la pena de
suspensión, difiere de la inhabilitación por cuanto el indulto de la primera repone al
penado en su cargo y oficio de que estaba suspendido.
Podemos concluir también que el indulto de una pena de multa aplicada al
condenado, no le permitiría obtener el reembolso de lo pagado, por el mismo principio
de que el indulto solo opera, en cuanto a sus efectos, hacia el futuro, y además al
hecho que, por medio de este, queda excusada la parte de la pena que aún no ha
sido cumplida.

Esta característica de la irretroactividad la encontramos también en materia civil, en


lo referente a la emancipación. El Código Civil al tocar este tema señala en el art. 271
las causales por las cuales puede decretarse la emancipación judicial, y en su número
3 dice: "Cuando por sentencia ejecutoriada el padre o la madre ha sido condenado por
delito que merezca pena aflictiva, aunque recaiga indulto sobre la pena, a menos que,
atendida la naturaleza del delito, el juez estime que no existe riesgo para el interés del
hijo, o de asumir el otro padre la patria potestad".

En consecuencia, aunque se decretase un indulto, no recuperan la patria potestad


ya que la emancipación decretada por el tribunal no pierde su validez y sigue
produciendo sus efectos, porque así lo dispone el citado art. 271 del Código Civil, en
su número 3, ya transcrito.

47. Indulto y penas accesorios

Como consecuencia de la menor extensión y amplitud que tiene el indulto en


relación con la amnistía, el concedido respecto de la pena principal no lleva envuelto
consigo las penas accesorias, a menos que expresamente se haga extensivo a ella.

Constituye esto una excepción al aforismo jurídico que proclama el principio de que
lo accesorio sigue la suerte de lo principal.

Esta característica emana del arte. 43 del C. Penal, de acuerdo con el cual:

" Cuando la inhabilitación para cargos y oficios públicos y profesiones titulares es pena


accesoria, no la comprende el indulto de la pena principal, a menos, que expresamente se
haga extensivo a ella ".

Varias son las disposiciones legales que dicen relación con el hecho que el indulto
de la pena principal no lleva consigo el de las penas accesorias.

El arte. 93 del Código Penal, en el Nº 4, hablando de los efectos del indulto,


señalando lo que no afecta, dice en su última parte "y demás que determinan las
leyes", frase que fue provocada por la comisión redactora del Código Penal a
indicación de don José Clemente Fabres, justificándola para que no se incluyan en el
indulto los efectos civiles de la pena como lo serían la pérdida de la patria potestad y
otros análogos.

En efecto, el art. 497 del Código Civil, referente a las tutelas y curadurías expresa:
"Son incapaces de toda tutela o curaduría", Nº 9 "Los condenados por delito que
merezca pena aflictiva, aunque se les haya indultado de ella".
La condena por un delito grave supone la falta de moralidad del condenado y si
dicha condena trae consigo la pérdida de la patria potestad y con ello de la
administración de los bienes del hijo, con la misma razón la ley no le permite manejar
los negocios de otros incapaces como son los pupilos.

Así, no obstante existir indulto, este beneficio no tiene otro alcance que el ya
señalado, de manera que no extingue la incapacidad que hemos citado del art. 497
del Código Civil.

En cuanto a materia de albaceazgo, el Código Civil en el art. 1272 determina que no


pueden ser albaceas el menor de edad ni las personas determinadas en el art. 497, es
decir, aquellos que han sido condenados a una determinada pena y han sido
beneficiados con indulto.

Esta norma ratifica el criterio antes señalado, de suerte que no pueden ejercer
albaceazgo personas que, habiendo sido condenadas, son indultadas, manteniéndose
respecto a ellas esa incapacidad.

48. Indulto y responsabilidad civil

En lo referente a si el indulto alcanza la responsabilidad civil, nada dice el legislador.

Debemos sí recordar que nuestra legislación civil establece en forma muy clara la
separación existente entre la responsabilidad penal y la delictiva o cuasi delictual civil
como lo hacen los ya citados artículos 2314 del Código Civil, "El que ha cometido un
delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro, está obligado a la indemnización, sin
perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito”; a su vez, el
artículo 10 del Procedimiento Penal decía:

" Se concede acción penal para impetrar la averiguación de todo hecho punible y sancionar,
en su caso, el delito que resulte probado. En el proceso penal podrá deducirse también, con
arreglo a las prescripciones de este Código, las acciones civiles que tendrán por objeto
reparar los efectos civiles del hecho punible, como son, entre otras, las que persigan la
restitución de la cosa o su valor, o la indemnización de los perjuicios causados ”.

" En consecuencia, podrá intentarse ante el juez que conozca del proceso penal las
acciones civiles que persigan la reparación de los efectos patrimoniales que las conductas
de los procesados por sí mismos hayan causado o que puedan atribuírseles como
consecuencias próximas o directas, de modo que el fundamento de la respectiva acción civil
obligue a juzgar las mismas conductas que constituyen el hecho punible objeto del proceso
penal " ,

y 59 del Código Procesal Penal, que dice:

" Principio General. La acción civil que tuviere por objeto únicamente la restitución de la
cosa deberá interponerse siempre durante el respectivo procedimiento penal, de
conformidad a lo previsto en el artículo 189 ".
Del contenido de estos preceptos legales se deduce que la responsabilidad penal y
la civil son independientes, de manera que, extinguida la responsabilidad penal por la
gracia del indulto, queda en pie la responsabilidad civil, produciendo todos sus
efectos.

Debemos tener presente, además, que el derecho civil solo toma en cuenta los
delitos y cuasidelitos como fuentes de una obligación, en cambio el derecho penal
atiende también al aspecto social y colectivo del delito y es por eso por lo que impone
penas.

Concluimos entonces que el indulto no afecta en nada la responsabilidad civil que


nació de un hecho punitivo, por el que posteriormente se obtuvo la gracia del indulto,
ya que este solo se refiere a la responsabilidad penal, mas no a la indemnización civil,
que corresponde hacer la efectiva al particular ofendido.

En abono a esta conclusión podemos decir también que tampoco la amnistía


extingue la responsabilidad civil que nace de un acto delictual, no obstante que sus
efectos son más amplios que el indulto, de manera que cabe deducir que, si la
amnistía es más amplia y no extingue la responsabilidad civil, con mayor razón no
podría hacerlo el indulto.

Todo esto, es sin perjuicio de la prescripción civil, que naturalmente pueden impedir
a los afectados, si resultare procedente.

En lo referente a las costas y gastos del proceso penal a que pueda haber sido
condenado el reo, el indulto no las afecta en atención a lo que señala el art. 93 Nº 4
del Código Penal, el que solo se refiere a las penas; y las costas y gastos procesales
que se señalan en los arts. 24 y 47 del Código Penal, no constituye pena.

El arte. 24 de nuestro Código Penal prescribe:

" Toda sentencia condenatoria en materia criminal lleva envuelta la obligación de pagar las
costas, daños y perjuicios por parte de los autores, cómplices, encubridores y demás
personas legalmente responsables ".

Y el arte. 47 del mismo código agrega:

" En todos los casos en que se imponga el pago de costas, se entenderá comprender tanto
las procesales como las personales y además los gastos ocasionados por el juicio y que no
se incluyen en las costas. Estos gastos se fijarán por el Tribunal, previa audiencia de las
partes ".

El arte. 139 del Código de Procedimiento Civil al respecto señala:

" Las costas se dividen en procesos y personales ".

" Son procesales las causas causadas en la formación del proceso y que corresponden a
los servicios estimados en los aranceles judiciales ".
" Son personales las provenientes de los honorarios de los abogados y demás personas
que han intervenido en el negocio, y de los defensores públicos en el caso del artículo 367
del Código Orgánico de Tribunales ".

Por su parte el art. 21 del Código Penal al señalar las diversas clases de pena que
pueden imponerse, en ninguna de sus clasificaciones establece que las costas sean
penas, de manera que podamos concluir que se trata de una responsabilidad civil,
que siempre lleva envuelta toda sentencia condenatoria en materia criminal , aun
cuando no se exprese; por consiguiente, independiente de la pena que se señale en
la sentencia, las costas quedan al margen de la gracia del indulto.

Esto, por lo demás, parece ajustado a la equidad, ya que el beneficio del indulto no
puede constituirse en un castigo para el actor diligente.

49. Clasificación

Diversas clasificaciones produjeron el indulto atendiendo a aspectos variados: en


razón a sus efectos se clasifican en totales y parciales y en razón a su fuente, en
particulares y generales.

a) Indulto total o parcial

El indulto total abarca en forma íntegra todas las penas, tanto las principales como
las accesorios a que el reo haya sido condenado. Alcanza solamente a las penas
accesorios que están expresamente contempladas. 41 Este es el único que funciona
como una causal de extinción de la responsabilidad penal ya que extingue toda la
pena impuesta, incluso las accesorios.

El indulto parcial comprende la remisión de alguna o algunas de las varias penas


impuestas al reo, las que reducen algunas de las antes señaladas o las que las
sustituyen por otras más benignas, encontrándonos en este último caso, con las que
se denominan conmutación para el reo, es necesario que se reemplace una pena
grave por otra más leve y lógicamente esta nueva pena debe ser de aquellas que
contemplan la ley.

Con todo, aunque el indulto sea total, también sus efectos son con fatiga más
restringidos que los de la amnistía. 42

b) Indulto particular o indulto general

Esta es la clasificación más importante. Se encuentra establecido en el artículo


63, Nº  16 de la Constitución Política que dice:

Sólo son materias de ley:


16) Las que concedan indultos generales y amnistías y las que fijen las normas generales
con arreglo a las cuales debe ejercerse la facultad del Presidente de la República para
conceder indultos particulares y pensiones de gracia ” .

Las leyes que concedan indultos generales y amnistías reforzadas siempre de


quórum calificado. No obstante, este quórum será de las dos terceras partes de
los diputados y senadores en ejercicio cuando se trate de delitos contemplados en el
artículo 9º;

Artículo 9º de la Constitución dice:

"El terrorismo, en cualquiera de sus formas, es por esencia contrario a los derechos
humanos. Una ley de quórum calificado determinará las conductas terroristas y su
penalidad. Los responsables de estos delitos quedarán inhabilitados por el plazo de quince
años para ejercer funciones o cargos públicos, sean o no de elección popular, o de rector o
director de establecimiento de educación, o para ejercer en ellos funciones de
enseñanza; para explotar un medio de comunicación social o ser director o del mismo
administrador, o para desempeñar en él funciones relacionadas con la emisión o difusión de
opiniones o informaciones; ni podrán ser dirigentes de organizaciones políticas o
relacionadas con la educación o de carácter vecinal, profesional, empresarial, sindical,
estudiantil o gremial en general, durante dicho plazo.".

" Los delitos a que se refiere el inciso anterior serán considerados siempre comunes y no
políticos para todos los efectos legales y no procederá respecto de ellos el indulto particular,
salvo para conmutar la pena de muerte por la de presidio perpetuo ".

Esta es una clara limitación señalada por la Constitución, a fin de evitar que la
mayorías simples los otorguen.

A su vez el art. 32 de la Constitución señala:

Son atribuciones especiales del Presidente de la República :

14º. Otorgar indultos particulares en los casos y formas que determinen la ley. El indulto
será improcedente en tanto no se haya dictado sentencia ejecutoriada en el respectivo
proceso. Los funcionarios acusados por la Cámara de Diputados y condenados por el
Senado solo pueden ser indultados por el Congreso ”.

Son indultos generales aquellos que solo pueden ser otorgados por ley y benefician
indeterminadamente a todas las personas que se encuentran en ciertas
condiciones. No tienen carácter personal sino más bien objetivo.

El indulto particular es el que se concede por el Presidente de la República


mediante Decreto Supremo, en virtud de las atribuciones que la Constitución le otorga
en el art. 32 Nº  14 ya citado y como se dijo, no puede ser otorgado sin que se haya
dictado antes una sentencia condenatoria y que esté ejecutoriada, que establezca que
la acción penal se ha agotado por la completa tramitación del juicio. 43

También constituye una limitación al indulto, lo preceptuado en el artículo 60 de la


Constitución Política, que dice:
Cesará en el cargo el diputado o senador que se ausentare del país por más de treinta días
sin permiso de la Cámara a que pertenezca o, en receso de ella, de su Presidente .

" Cesará en el cargo el diputado o senador que durante su ejercicio celebrare o caucionare


contratos con el Estado, o el que actuare como procurador o agente en gestiones
particulares de carácter administrativo, en la provisión de empleos públicos, consejerías,
funciones o comisiones de similares naturaleza. En la misma sanción incurrirá el que acepte
ser director de banco o de alguna sociedad anónima, o ejercer cargos de similar
importancia en estas actividades ".

" La inhabilidad a que se refiere el inciso anterior tendrá lugar sea que el diputado o
senador actúe por sí o por interpósita persona, natural o jurídica, o por medio de una
sociedad de personas de la que forme parte ".

" Cesará en su cargo el diputado o senador que actúe como abogado o mandatario en


cualquier clase de juicio, que ejercite cualquier influencia ante las autoridades
administrativas o judiciales en favor o representación del empleador o de los trabajadores
en negociaciones o conflictos laborales, sean del sector público o privado, o que
intervengan en ellos ante cualquiera de las partes .

" Sin perjuicio de lo dispuesto en el inciso séptimo del número 15 del artículo 19, cesará,
asimismo, en sus funciones el diputado o que de palabra o por escrito incite a la cambio del
orden público o propicie el cambio del orden público institucional por medios distintos de los
que establece esta Constitución, o que compromete gravemente la seguridad o el honor de
la Nación ”.

" Quien perdiere el cargo de diputado o senador por cualquiera de las causales señaladas
precedentemente no podrá optar a ninguna función o empleo público, sea o no de elección
popular, por el término de dos años, salvo los casos del inciso séptimo del número 15 del
artículo 19, en los cuales se aplicarán las sanciones allí contempladas ”.

Cesará , asimismo, en sus funciones el diputado o senador que, durante su ejercicio,


perderá algún requisito general de elegibilidad o incurra en alguna de las causales de
inhabilidad a que se refiere el artículo 57, sin perjuicio de la excepción contemplada en el
inciso segundo del artículo 59 respecto de los Ministros de Estado ”.

" Los diputados y senadores podrán renunciar a sus cargos cuando les afecten una grave
que les impida desempeñarlos y así lo califique el Tribunal Constitucional ".

En estos casos, sería improcedente el indulto, ya que la sanción está establecida en


la Constitución Política de la República.

Los efectos del indulto particular son los que determina el legislador en
el art. 93 Nº  4 del Código Penal: "La gracia de indulto sólo remite o conmuta; pero no
quita al favorecido el carácter de condenado para los efectos de la reincidencia o
nuevo delinquimiento y demás que determinen las leyes".

50. El placer en la Constitución


Sabiendo que nuestra Constitución va a ser modificada, es de esperar que los
constituyentes mantengan determinados principios y ateniéndonos a lo que ahora ella
establece, podemos decir que existen tres clases de indulto:

a) Indulto particular otorgado por el Congreso.

b) Indulto general otorgado por la ley.

c) Indulto particular otorgado por el Presidente de la República.

Veremos cada uno de estos casos:

a) Indulto particular otorgado por el Congreso

La facultad del Congreso para dictar indultos particulares corresponde a una


excepción en esta materia, ya que tal función le corresponde, por regla general al
Presidente de la República, facultad que nace del ya citado art. 32 Nº 14 de la
Constitución Política, que dice que:

" Son atribuciones especiales del Presidente de la República: Otorgar indultos particulares


en los casos y formas que determinan la ley. El indulto será improcedente en tanto no se
haya dictado sentencia ejecutoriada en el respectivo proceso. Los acusados funcionarios
por la Cámara de Diputados y condenados por el Senado sólo pueden ser indultados por el
Congreso ”.

Los funcionarios y delitos son los señalados en el art. 48 Nº 2 de la Constitución


Política de la República. Luego los funcionarios que han sido culpables en juicios
políticos no pueden ser indultados por el Presidente de la República, por existir
prohibición de tipo constitucional, correspondiéndole en estos casos esa facultad al
Congreso.

La razón de esa norma está en el principio de separación e independencia de los


poderes del Estado, ya que, originada la condena de ciertos funcionarios en el
ejercicio de una facultad exclusiva del Congreso, el culpable recibir solo mediante la
intervención de este puede el perdón .

Si el Presidente tuviese la facultad de indultar a estos funcionarios, el juicio político


perdería toda su importancia ya que, por razones políticas o partidistas, quien ostenta
el poder de la nación no tiene, en principio, ninguna limitación para indultar a todos
aquellos beneficiarios suyos , condenados en juicios políticos.

b) Indulto general concedido por ley

Los indultos generales solo se pueden conceder por ley de manera que deben
cumplir con todos los trámites para la generación de estas. El arte. 63 de la
Constitución, como ya lo señalamos antes, dice que: " Sólo son materias de ley " :
" Nº 16) Las que conceden indultos generales y amnistías y las que fijen las normas
generales con arreglo a las cuales debe ejercerse la facultad del Presidente de la República
para conceder indultos particulares y pensiones de gracia ".

Los efectos del indulto general son los mismos señalados para el particular, ambos
están sujetos al art. 44. Sus efectos operan únicamente hacia el futuro, no tiene efecto
retroactivo.

Respecto a las sanciones civiles aparejadas al delito, subsisten. El indulto no las


abarcas. 44 Estos efectos comienzan desde que la respectiva ley que los dicta se
publica en el Diario Oficial, a menos que en la misma ley señale otra fecha de inicio de
sus efectos.

c) Indulto particular concedido por el Presidente de la República

Como ya dijimos, la facultad del Poder Ejecutivo para otorgar indultos particulares la
establece la Constitución Política en su artículo 32 Nº 16.

Cuando comentamos frecuentemente la evolución del Derecho de Gracia,


señalamos que siempre esta facultad estuvo en manos del Poder Ejecutivo, ya fuere
este el soberano, príncipe, regente o presidente.

En la actualidad en la mayoría de las legislaciones esta facultad está establecida


como propia del Poder Ejecutivo.

En nuestra historia constitucional, la primera que la reconoce es la Constitución de


1818 que en su art. 22 disponía que el Director Supremo, tenía la facultad de
suspender las ejecuciones capitales ordenadas y conceder perdón o conmutación de
pena.

A su vez, la de 1822 establecía en su art. 108 la facultad del Director Supremo para


suspender las ejecuciones capitales y conmutar penas, agregando algunas otras
exigencias.

También la Constitución del año 1823 en el art. 18 Nº 15 indicaba que el Director


Supremo podía indultar y conmutar penas de acuerdo con el Senado.

La Constitución de 1828 constituye una excepción, ya que le prohíbe al Poder


Ejecutivo conocer materias judiciales bajo ningún pretexto, indicándolo así el art. 85
Nº 3. En el art. 46, le entregaba esta facultad únicamente al Congreso.

La Constitución de 1833 vuelve nuevamente a la regla general y en el art. 73 Nº 15


establece que corresponde al Presidente de la República conceder indultos
particulares por acuerdo del Consejo del Estado.

La Constitución de 1925 también facultaba al Presidente de la República para


conceder indultos particulares sin que para su otorgamiento requiriese de la revisión
de ningún otro poder.
La Constitución de 1980, aún vigente, mantiene la regla general de que es el
Presidente quien tiene la atribución específica para otorgar indultos particulares.

Históricamente han existido algunos intentos para limitar este poder discrecional del
Poder Ejecutivo, en cuanto a su otorgamiento. Como ejemplo, puede citarse un
proyecto de reforma en enero de 1957, en el sentido de exigir que el otorgamiento de
los indultos lo decrete el Presidente de la República, con acuerdo del Senado, no
prosperando esta idea.

En la actualidad el Presidente debe otorgar los indultos en la forma que determina la


ley, para lo cual se dictó la Ley Nº 18.050, publicada en el Diario Oficial de 6 de
noviembre de 1981, que a continuación se transcribe:

Artículo 1º. " Toda persona que se encuentre condenada podrá solicitar al Presidente de la


República que le otorgue la gracia del indulto, siempre que cumpla con los requisitos
establecidos en esta ley y en su reglamento.

No obstante, el indulto no procederá respecto de los condenados por conductas terroristas


calificadas como tales por una ley dictada de acuerdo con el artículo 9º de la Constitución
Política del Estado.

Artículo 2º. El indulto produce el efecto señalado en el artículo 93 Nº 4 del Código Penal y
puede consistir en la remisión, conmutación o reducción de la pena, pero el indultado
continúa con el carácter de condenado para los efectos de la reincidencia o nuevo
delinquimiento y demás que determinan las leyes.

Artículo 3º. La gracia del indulto sólo puede impedirse por el condenado una vez que se
haya dictado sentencia ejecutoriada en el respectivo proceso, circunstancia que deberá ser
acreditada.

El interesado deberá acompañar, a la solicitud del indulto, copias autorizadas de las


sentencias condenatorias de primera y segunda instancia y de casación, si la hubiere, con
la certificación a que se refiere el inciso primero.

Artículo 4º. Se denegaran las solicitudes de los condenados:

a) Cuando no se encuentren cumpliendo sus condenas en el respectivo establecimiento, si


estuvieren condenados a prisión, presidio o reclusión; o en la localidad que se le dijo en la
sentencia, si ésta hubiere impuesto de relegación;

b) Cuando fueren formuladas antes de haber transcurrido un año desde la fecha del decreto
que haya resuelto una solicitud anterior;

c) Cuando se trate de delincuentes habituales o de condenados que hubieren obtenido


indulto anteriormente;

d) Cuando no hubieren cumplido a lo menos la mitad de la pena, en los casos de


condenados como autores por los delitos contemplados en los Párrafos 5 y 6 del Título V,
en los Títulos VII y VIII y en los Párrafos 2, 3, 8 y 9 del Título IX del Libro II del Código
Penal.
No quedarán afectos a esta última exigencia, los condenados por delitos a que la ley asigna
una pena no superior a las de presidio, reclusión, confinamiento, extrañamiento y relegación
menores o destierro, en su grado mínimo.

e) Cuando no hubieren cumplido a lo menos, dos tercios de la pena en los casos de


reincidentes, de condenados por dos o más delitos que merezcan pena aflictiva (art. 6º Ley
Nº 20.507) y por los delitos calificados de parricidio, homicidio calificado, infanticidio, robo
con homicidio el previsto en el artículo 411 quáter del Código Penal y elaboración o tráfico
de estupefacientes, (art. 6º Ley Nº 19.927) y

f) Cuando habiendo obtenido la libertad condicional, se les hubiere revocado este beneficio
y no fueren acreedores al indulto según el Tribunal de Conducta del respectivo
establecimiento el cual deberá, para este fin, conocer los antecedentes e informar sobre la
petición.

Sin embargo, en los casos contemplados en las letras d) ye), podrá requerir una solicitud de
indulto cuando hubieren cumplido, a lo menos, cinco años de su condena.

El cómputo del tiempo para los efectos de las letras d) ye) se hará en conformidad a lo
dispuesto en los artículos 14, 15 y 16 del Decreto Nº 2.442, de 30 de octubre de 1926 sobre
Reglamento de la Ley de Libertad Condicional. La calidad de reincidencia no se tomará en
consideración después de transcurridos diez años desde la comisión del hecho que motivó
la condena anterior, si se tratare de un crimen; ni después de cinco, si se tratare de un
simple delito. Si las condenas fueron varias, esta regla se aplicará separadamente respecto
de cada una de ellas.

La calificación de la concurrencia de los requisitos establecidos en este artículo


corresponderá al Presidente de la República.

Artículo 5º. Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos anteriores, podrá solicitar indulto,
sin otras exigencias que las de los artículos 1º y 3º aquél a quien le falte por cumplir menos
de tres meses de su condena.

Artículo 6º. En casos calificados y mediante decreto supremo fundado, el Presidente de la


República podrá prescindir de los requisitos establecidos en esta ley y de los trámites
indicados en su reglamento, siempre que el beneficiado esté condenado por sentencia
ejecutoriada y no se trate de conductas terroristas, calificadas como tales por una ley
dictada de acuerdo al artículo 9º de la Constitución Política del Estado.

Artículo 7º. Mediante decreto supremo expedido a través del Ministerio de Justicia se


fijarán las normas necesarias para la aplicación de esta ley ”.

51. Formas de originarse el placer

Nuestra legislación positiva considera diversas formas como puede originarse la


gracia del indulto, que puede ser en una solicitud o petición del interesado;  y por el
Presidente de la República, de oficio.

a) Indulto originado por solicitud del interesado


De acuerdo con el art. 3º de la Ley Nº 18.050 ya transcrito, solo puede impetrar la
gracia del indulto el condenado respecto de quien se haya dictado sentencia que esté
ejecutoriada y siempre que cumpla con los requisitos establecidos en esa ley y en el
Reglamento, que es el Nº 1.542 de 26 de noviembre de 1981, publicado en el Diario
Oficial el 6 de enero de 1982 y que se transcribe a continuación:

REGLAMENTO SOBRE ADULTOS PARTICULARES

Santiago, 26 de noviembre de 1981. Hoy se resolvió lo que sigue:

Nº 1.542. Visto: lo dispuesto en el artículo 7º de la Ley Nº 18.050, y la facultad que me


impuso el artículo 32, Nº 8, de la Constitución Política de la República de Chile.

Decreto:

Apruébase el siguiente Reglamento que fija las normas conforme a las cuales deben
tramitarse las solicitudes de adultos particulares:

Artículo 1º. La solicitud de indulto deberá ser entregada personalmente por el interesado al
Alcaide del Establecimiento en que esté cumpliendo su condena oa la gubernativa local,
según se le haya impuesto una pena privativa o restrictiva de libertad.

Corresponderá a estas autoridades poner carga de la fecha de recibo de la solicitud y


registrarla en el libro que corresponde, además, deberán acompañarse los antecedentes
que digan relación con la profesión u oficio del solicitante y de sus posibilidades de trabajar
una vez obtenido el indulto.

Artículo 2º. Los Alcaides de los establecimientos penales elevarán las solicitudes al


Supremo Gobierno a través de la Dirección Nacional o de las respectivas Direcciones
Regionales de Gendarmería de Chile, por orden de presentación.

A la solicitud del interesado, dicho funcionario deberá adjuntar un informe fundado del
Tribunal de Conducta del establecimiento, que contendrá un pronunciamiento acerca de la
procedencia de la petición y las menciones indicadas en el artículo 4º de este
reglamento. En los establecimientos en que no existe Tribunal de Conducta, este trámite
será cumplido por el Alcaide.

Artículo 3º. Las solicitudes de reos que cumplan sus condenas en establecimientos que
cuenten con el Servicio de Criminología, deben ser sometidas a su consideración, a fin de
que se emita un informe técnico sobre el caso.

Artículo 4º. Las menciones que deben contener el informe del Tribunal de Conducta o del
Alcaide del establecimiento, cuando corresponda, serán las siguientes:

a) Nombre y apellido del solicitante;

b) Edad y nacionalidad;

c) Estado civil y cargas familiares que tiene;


d) Grado de cultura, conducta y moralidad;

e) Oficio o profesión que posee, días trabajados en Centros de Educación y Trabajo; dinero


que ha acumulado con su trabajo, bienes de fortuna o medios de vida de que dispone y si
tiene posibilidades de trabajar al salir del penal;

f) Delito a que se encuentra condenado, penas impuestas, tiempo cumplido y que le falta
por cumplir; rebajas de tiempo que haya obtenido, con indicación del número y fecha del
decreto respectivo, y

g) Si habiendo sido condenado anteriormente, cumplió la pena, obtuvo indulto, salió en


libertad condicional y si ésta le fue revocada.

Además, se indicarán las causales por las cuales no ha sido beneficiado con la libertad
condicional y se agregará el certificado de antecedentes del solicitante, con todas sus
anotaciones.

Artículo 5º. La autoridad gubernativa correspondiente a los antecedentes policiales y


demás que estime necesario para evacuar un informe fundado del reo condenado a
relegación o destierro que solicite el indulto y elevará los antecedentes directamente al
Ministerio de Justicia. Se agregará, también, el certificado de antecedentes del solicitante,
con todas sus anotaciones.

Artículo 6º. El indulto prevalecerá sobre cualquiera de las resoluciones de referencia a la


libertad condicional de un reo.

Artículo 7º. El favorecido con el indulto quedará sometido a la vigilancia de la autoridad, de


los Tribunales de Conducta o de los Patronatos de Reos, por el tiempo que fije el respectivo
decreto.

Artículo 8º. Una vez que los reo en libertad condicional hayan cumplido con los requisitos
contemplados en el artículo 38 del Reglamento de la Ley de Libertad Condicional, el
Tribunal de Conducta o la autoridad correspondiente elevará los antecedentes al Ministerio
de Justicia proponiendo el indulto de dichos reo.

Artículo 9º. Desde que una solicitud de indulto sea entregada por el reo a la autoridad
correspondiente, aquélla y sus antecedentes tendrán el carácter de confidencial y quedará
prohibido a los funcionarios de Gendarmería de Chile, de las Intendencias y Gobernaciones
y del Ministerio de Justicia informar o dar datos respecto a su transmisión. En
consecuencia, ninguna autoridad, funcionario o particular podrá tramitar o gestionar el
despacho de indultos o interesarse en ellos.

Los funcionarios que infrinjan esta disposición, sean necesarios datos o los requieran, serán
sancionados disciplinariamente, de acuerdo con el grado de responsabilidad que se
establezca en el correspondiente sumario o investigación sumaria.

Artículo 10. Las solicitudes de indulto deberán ser despachadas al Ministerio de Justicia


por orden estricta de ingreso y su tramitación en Gendarmería de Chile no podrán exceder
el plazo de 90 días, contados desde la fecha de su recibo por el Alcaide.
El incumplimiento a lo establecido en el inciso anterior incurrirá en los infractores en
responsabilidad administrativa y serán sancionados disciplinariamente.

Artículo 11. Una vez dictada una resolución definitiva en un expediente de indulto, la


Oficina de Partes del Ministerio de Justicia pondrá el timbre "Confidencial" al decreto
respectivo y sólo podrá informar de su contenido a quien acredite ser pariente del
peticionario o su abogado.

Artículo 12. En las solicitudes de indulto de reos pertenecientes a las Fuerzas Armadas,
Carabineros e Investigaciones que cumplan sus condenas en las Unidades
correspondientes, los informes deberán ser evacuados por los jefes de las respectivas
Unidades al tenor de las disposiciones generales de este reglamento.

Los antecedentes serán enviados al Ministerio de Justicia por intermedio del organismo
máximo de la institución correspondiente.

Lo dispuesto anteriormente es sin perjuicio de lo que garantiza las normas sobre


Reclutamiento y Movilización de las Fuerzas Armadas respecto a los infractores de ellas.

Artículo 13. Deróganse los decretos supremos del Ministerio de Justicia Nº 423 y 2.450, de
1959, y 3.590, del mismo año, que fijó el texto definitivo y refundido de los dos primeros, y
sus modificaciones.

Tómese razón, comuníquese y publíquese.

La mencionada Ley Nº 18.050, ya transcrita, establece en su artículo 4º en qué


casos se denegarán las solicitudes de los condenados.

En general, el indulto particular procede en favor de toda clase de condenados


estableciéndose requisitos diferentes para el caso de los sentenciados por delitos
graves o reincidentes. Pero no procede en ningún caso respecto de los condenados
por conductas terroristas, calificadas por ley como tales, todo ello, de conformidad a lo
preceptuado en el art. 9º de la Constitución Política de la República.

Una manera especial de conceder indultos, originados en la petición del interesado


se encuentra establecido en el Reglamento sobre Libertad Condicional, lo que se
aborda en el punto siguiente.

52. La libertad condicional

No siendo materia propia de este trabajo el tema de la libertad condicional, pero


estando este beneficio vinculado a lo antes tratado, y refiriéndose a la Ley Nº 21.124 a
este tema, donde sin decirlo expresamente se refiere a situaciones determinadas, en
que se excluyen de la posibilidad de un indulto a determinadas personas infractoras
de la ley, nos referiremos al tema y para ello, transcribimos la norma que

"FIJA EL TEXTO DEL REGLAMENTO DE LIBERTAD CONDICIONAL "


Nº 2.442. Santiago, 30 de octubre de 1926.

Considerando que el Decreto Supremo Nº 1.415, de 19 de mayo del último año, que
reglamenta el Decreto Ley Nº 321, sobre Libertad Condicional, ha sufrido diversas
modificaciones por los Decretos Nºs. 2.152, de 18 de agosto de 1925, 2.448, de 7 de
octubre del mismo año y 2.116, de 30 de Setiembre del año en curso, y que hay
conveniencia en que las disposiciones vigentes contenidas en estos decretos se refunden
en uno solo para facilitar su consulta, completándolas o aclarándolas para la mejor
aplicación del citado Decreto Ley Nº 321;

Y en uso de la atribución conferida al Presidente de la República por el número 2 del


artículo 72 de la Constitución Política del Estado,

Decreto:

El texto del Reglamento de la Ley de Libertad Condicional será el siguiente:

I. De la Libertad Condicional

Arte. 1º. La condicional libertadl es un modo de cumplir en libertad, bajo determinadas


condiciones, i una vez llenados ciertos requisitos, la pena privativa de libertad a que está
condenada un delincuente por sentencia ejecutoriada.

Arte. 2º. Se establece la libertad condicional como una recompensa para el delincuente


condenado a una pena privativa de libertad por más de un año, que por su conducta i
comportamiento intachables en el establecimiento penal en que cumple su pena, por su
interés en instruirse i por su empeño en adquirir un oficio o los medios de ganarse la vida
honradamente, haya demostrado que se encuentra correjido i rehabilitado para la vida
social.

Arte. 3º. El período de libertad condicional durará todo el tiempo que le falte al penado para
cumplir su condena, i la pena se reputará cumplida si obtiene su indulto o si terminare el
período de libertad condicional sin que haya sufrido una nueva condena o sin que se haya
revocado su libertad condicional.

Arte. 4º. Tiene derecho a salir en libertad condicional a todo individuo condenado a pena


privativa de libertad de más de un año de duración, que reúne los siguientes requisitos:

1º Haber cumplido la mitad de la condena que se le impuso por sentencia definitiva, con
excepción de los condenados por delitos de parricidio, homicidio calificado, robo con
homicidio, violación o sodomía con resultado de muerte, infanticidio y elaboración o tráfico
de estupefacientes, a quienes se les podrá conceder el beneficio de la libertad condicional
cuando hubieren cumplido dos tercios de la pena. Si hubiere obtenido, por gracia, alguna
rebaja o se le hubiere fijado otra pena, se considerará ésta como definitiva;

2º Haber observado conducta intachable en el establecimiento penal en que cumple su


condena, según el Libro de Vida que se le llevará a cada uno;

3º Haber aprendido bien un oficio, si hai talleres donde cumple su condena; I


4º Haber asistido con regularidad i provecho a la escuela del establecimiento ia las
conferencias educativas que se dicten, entendiéndose que no reúne este requisito el que no
sepa leer i escribir.

II. Del Tribunal de Conducta

Arte. 5º. En todos los establecimientos penales en que sus condenas, reclusos


condenados por sentencia ejecutoriada a penas privativas de la libertad, habrá un Consejo
que se denominará Tribunal de Conducta, con las atribuciones y deberes que se detallan en
este reglamento, y que lo integrarán las siguientes autoridades y funcionarios, sin derecho a
percibir remuneración especial:

1. El Alcaide o Jefe respectivo;

2. El Jefe de la Sección de Criminología;

3. El Director de la Escuela;

4. El Jefe de la Sección Trabajo;

5. El Jefe de la Guardia Interna;

6. El Medico;

7. La Asistente Social; y

8. Un Abogado o un Psicólogo designado por el Director del Servicio.

Podrán formar parte del Tribunal de Conducta, un miembro de los Tribunales de Justicia
designado por la Corte de Apelaciones respectiva, el Inspector Zonal correspondiente y un
Abogado del Servicio de Asistencia Judicial del Colegio de Abogados.

Arte. 6º. Citará a sesiones, las presidirá, comunicará i hará cumplir los acuerdos del
Tribunal de Conducta, el Jefe del respectivo establecimiento penal o la persona que lo
reemplace en virtud de la ley o de Decreto Supremo.

Hará las veces de Secretario del Tribunal, pero sin formar parte de él, el empleado que
designe el jefe del establecimiento. Accidentalmente podrá desempeñar estas funciones un
miembro del mismo Tribunal.

Arte. 7º. Los acuerdos del Tribunal no aceptados por el Jefe del respectivo establecimiento
penal, se consultarán por éste inmediatamente al Ministerio de Justicia para que resuelva si
se cumple o no.

Arte. 8º. Para que un Tribunal de Conducta pueda celebrar la sesión, se requiere la


asistencia de la mayoría absoluta de sus miembros que no están imposibilitados para
asistir.

Arte. 9º. Cuando no se lleve a efecto una sesión por falta de número, el Jefe del
establecimiento dará cuenta del hecho al Ministerio de Justicia indicando los nombres de los
inasistentes.
Arte. 10. El Tribunal de Conducta se reunirá ordinariamente una vez al mes i
extraordinariamente cuando lo cite el Jefe del respectivo establecimiento penal.

Arte. 11. Cada Tribunal de Conducta llevará un Libro de Actas en que dejará constancia de


sus acuerdos con expresión de los votos disidentes, y un Libro de Vidas de los condenados
privados de libertad en que estamparán, cada dos meses, la nota media que el Tribunal
acuerde fijarle a cada uno en conducta, en aplicación y en aprovechamiento, y las
observaciones que estime conveniente. Las anotaciones del Libro de Vidas se darán a
conocer a los condenados por carteles que reproducirán expuestos durante el bimestre de
su vigencia.

El Tribunal de Conducta llevará un Libro de Vida para los condenados en libertad


condicional, en el que se harán las siguientes anotaciones:

1º Las notas de conducta y aplicación que hayan obtenido en la escuela y donde trabajan,
según los certificados que deben presentar semanalmente al Tribunal de Conducta de
acuerdo con lo que dispone el Nº 3 del artículo 31 de este Reglamento;

2º Las inasistencias a la escuela y al trabajo, atrasos y salidas anticipadas que no se


justifican;

3º Las infracciones a este Reglamento;

4º Las informaciones que reciben de la Policía o de otros conductos, y

5º Las demás observaciones que estime convenientes.

tercero De la educación en los establecimientos penales

Arte. 12. En las cárceles i en los demás establecimientos penales a que se refiere el


artículo 5º de este Reglamento, donde no haya escuela fiscal, se establecerá una escuela
cuyo personal será formado por profesores o profesoras, según el caso, para lo cual se
destinarán las plazas necesarias de asimilados al fijar anualmente la dotación del Cuerpo
de Jendarmería de Prisiones.

El personal de este Cuerpo que desempeñe las funciones de profesores no estará obligado
a presentarse a revista de comisario i para incluirlos en la planilla de pago correspondiente
será necesario un certificado del Jefe del establecimiento penal respectivo.

Arte. 13. Al Director de la Escuela Superior de la Penitenciaría de Santiago podrá


comisionarlo el Supremo Gobierno, previa autorización del Consejo de Educación Primaria,
para que desempeñe las funciones de visitador de las escuelas que establezcan en las
cárceles i demás establecimientos penales de la República la oficina que tiene a su cargo la
dirección de este servicio, sin perjuicio de que esta oficina pueda encargar a otras personas
que inspeccionen dichas escuelas i propongan las reformas que convenga introducir en
ellas. Los profesores a que se refiere el artículo anterior, serán dados de alta i de baja, a
pedido de esta misma oficina.

IV. Requisitos para obtener la libertad condicional


Arte. 14. Se cumple con lo dispuesto en el Nº 1 del artículo 4º, si el condenado ha
permanecido privado de libertad durante los períodos que allí se señalan. Se entiende por
"tiempo de condena", el total de las condenas que tenga el reo, incluyendo las que se le
impongan mientras cumple estas, deducidas las rebajas que haya obtenido por gracia.

Arte. 15. A los condenados a presidio perpetuo se les podrá conceder el beneficio de la


libertad condicional una vez cumplidos veinte años privados de libertad. Quedan incluidos
en esta disposición los reyes condenados a pena de duración perpetua que deban cumplir,
también, una o más penas temporales.

A los condenados a más de veinte años se les podrá conceder el beneficio de la libertad
condicional una vez cumplidos diez años de la pena, y por este solo hecho ésta quedará
fijada en veinte años.

A los condenados por delitos de parricidio, homicidio calificado, robo con homicidio,
violación o sodomía con resultado de muerte, infanticidio y elaboración o tráfico de
estupefacientes, se les podrá conceder el beneficio de la libertad condicional cuando
hubieren cumplido dos tercios de la pena.

Los condenados indicados en los incisos precedentes deberán cumplir, además con los
requisitos que señale el artículo 4º de este reglamento.

Arte. 16. El condenado que por hurto o estafas deba cumplir más de seis años de presidio
o reclusión, tendrá derecho a salir en libertad condicional, siempre que cumpla con los
demás requisitos señalados en el artículo 4º de este Reglamento, después de permanecer
tres años privados de libertad. El hecho de que un reo comprendió en el caso contemplado
en este artículo haya obtenido su libertad condicional, fija en seis años el término de su
condena.

Arte. 17. Para dar por cumplidas las condiciones impuestas por los números 2, 3 y 4 del
artículo 4º de este Reglamento, se requiere un pronunciamiento del Tribunal de Conducta
respectivo, que deberá ser acordado quince días antes del primero de abril o del primero de
octubre de cada año. En el caso contemplado en el artículo 7º de este Reglamento, es
necesaria una resolución del Ministerio de Justicia o de la Secretaría Regional Ministerial de
Justicia correspondiente.

No obstante, en casos calificados y previo estudio de los antecedentes, la comisión de


libertad condicional, por la unanimidad de sus miembros, puede dar por cumplidos los
requisitos de los números 3 y 4 del citado artículo 4º.

Arte. 18. Al pronunciarse el Tribunal de Conducta sobre si un condenado cumple o no con


las condiciones señaladas en el artículo anterior, tomará en consideración las notas medias
que tenga el condenado en el Libro de Vida a que se refiere el inciso 1º del artículo 21 de
este Reglamento, durante el semestre anterior al primero de abril o primero de octubre de
cada año, respectivamente.

Para fijar las notas medias en conducta, aplicación y aprovechamiento que deben
estamparse en el Libro de Vidas, se procederá en la siguiente forma, sin perjuicio de las
excepciones que se consulten en este Reglamento en el inciso 2º del artículo 21 i en el
Título V .
La nota de conducta de cada condenado será el término medio de las notas que, cada mes,
pasarán al Tribunal de Conducta el Jefe de Compañía o Destacamento de Gendarmes, el
Director de la Escuela y el Jefe de Taller respectivo.

Las notas de aplicación y de aprovechamiento se fijarán, cada una, tomando el término


medio de las notas que, también cada mes, pasarán al Tribunal el Director de la Escuela y
el jefe del Taller que corresponda.

Cuando una nota media resulte fraccionada, se considerará como número entero la fracción
0.5 o superior a ésta y se despreciará la que sea inferior.

Cuando un condenado no asista a un taller por causas ajenas a su voluntad, le fijará las
notas de aplicación y aprovechamiento en el trabajo el Jefe del respectivo Establecimiento
Penal, tomando en consideración los trabajos que haya hecho por su cuenta o un beneficio
del establecimiento.

En las Casas de Corrección para mujeres informará a la Superiora sobre la conducta


observada en el establecimiento por las recluidas.

Arte. 19. Para establecer la clasificación de la conducta de cada penado, las autoridades


que correspondan tomarán en cuenta los siguientes elementos de juicio:

a) Su conducta en el patio o calle, en el taller i en la escuela;

b) Su asistencia al taller ia la escuela;

c) El aseo personal de su celda i útiles; I

d) Las manifestaciones de su carácter, sus tendencias, educación y moralidad.

Para pronunciarse sobre la aplicación i el aprovechamiento, tomarán en cuenta


especialmente sus progresos como obrero i como alumno i las causas de sus inasistencias
al taller ia la escuela.

Arte. 20. El Tribunal de Conducta podrá requerir en todo momento, de los empleados del
establecimiento, los informes que considere necesarios para el mejor desempeño de sus
funciones.

Arte. 21. Las notas para clasificar la conducta, aplicación y aprovechamiento de los


condenados serán: pésimo, malo, regular, bueno y muy bueno.

En cada bimestre, el Tribunal sólo podrá aumentar en un grado la nota de conducta que
haya obtenido un reo en el bimestre anterior.

No podrá figurar en la lista a que se refiere el artículo 24 de este Reglamento, el reo que
haya obtenido en conducta o en aplicación una o más notas inferiores a "muy bueno"
durante el semestre correspondiente.

V. Disposiciones especiales para los casos de reincidencia

Arte. 22. Derogado
Arte. 23. Derogado

VI. De la forma de obtener la libertad condicional

Arte. 24. Los días 25 de marzo y 25 de septiembre de cada año, los Tribunales de


Conducta deben tener una lista de los condenados que reúnen los requisitos para obtener
su libertad condicional, con indicación del lugar que se les fijará como residencia, que sólo
podrá ser una ciudad donde funcione un Tribunal de Conducta.

En las mismas oportunidades a que se refiere el inciso anterior, cada Tribunal de Conducta
deberá tener hecha una lista similar de los condenados que, a pesar de cumplir el tiempo
mínimo y tener la conducta requerida para optar al beneficio, haya considerado que no
merecen la libertad condicional por no reunir los requisitos exigidos por los números 3 y 4
del artículo 4º de este Reglamento.

En ambas listas se obtuvieron, también, a los condenados que cumplieron el tiempo mínimo
que los habiliten para postular a la libertad condicional durante los meses de abril, mayo y
junio o durante octubre, noviembre y diciembre, respectivamente. A estos procesados se
les podrá conceder este beneficio desde luego, pero en ningún caso se hará efectivo sino
hasta que se cumpla el tiempo mínimo referido y siempre que a esa fecha reúnan todavía el
requisito exigido por el número 2 del indicado artículo 4º.

Se dejará constancia en cada lista de las opiniones disidentes que hubiere y de la opinión
personal que le merezca cada caso al médico y al representante de la justicia ordinaria que
formen parte de dicho Tribunal.

Arte. 25. Las listas a que se refiere el artículo anterior y todos los antecedentes que se
tendrán respecto de los condenados que figuren en ellas, serán entregados por el Jefe del
respectivo establecimiento penal a la Comisión de Libertad Condicional correspondiente el
primer día de los meses de abril y octubre, o en el siguiente hábil si aquél fue feriado.  Para
el mejor estudio de los antecedentes, debe presentarse en nómina aparte las listas relativas
a condenados por Tribunales Militares.

La Comisión considerará esas listas como el informe del Jefe del establecimiento penal a
que se refiere el artículo 4º del decreto ley que se reglamenta por el presente decreto.

La Comisión solicitará del Supremo Gobierno la libertad condicional de los condenados que
figuren en la lista señalada en el primer inciso del artículo anterior y que, en su concepto,
manifestado por la mayoría de votos, merezcan esta concesión. En uso de la facultad
conferida por el inciso segundo del artículo 17, la Comisión podrá acordarse, en casos
calificados, por voto unánime y fundado, solicitar la libertad condicional de los condenados
incluidos en la lista señalada en el segundo inciso del artículo anterior y que a su juicio
reúnan los requisitos exigidos por los números 3 y 4 del artículo 4º de este Reglamento.

Si la Comisión estimare improcedente conceder el beneficio, fundamentará su rechazo.

Arte. 26. Una vez recibida por el Ministerio de Justicia la nómina de condenados cuya


libertad condicional solicita la comisión respectiva, se dictarán, si ello es procedente, las
resoluciones correspondientes, concediéndola. Dichas resoluciones se transcribirán al
Tribunal de Conducta, Dirección Nacional de Gendarmería, Dirección General de
Carabineros, Dirección General de Investigaciones y demás organismos pertinentes.
En el mismo decreto se indicará el lugar que se le designe, como residencia a cada uno.

Inciso 3º. derogado

En casos especiales, que calificará el Ministerio de Justicia, podrá disponerse que un


condenado o en libertad condicional tenga como residencia un lugar distinto al señalado en
el artículo 24 de este Reglamento, quedando sometido a las autoridades señaladas en el
inciso 2º del artículo 29 de este mismo Reglamento.

Arte. 27. S ólo con autorización del Ministerio de Justicia ya petición del Tribunal de


Conducta respectivo, se puede cambiar el lugar designado a un condenado en libertad para
cumplir su condena.

VIII. De las obligaciones a que quedan sujetos los reos libertos

Arte. 28. Todos los condenados en libertad condicional quedarán sometidos y saldrán del


Tribunal de Conducta que haya en el lugar de su residencia i que les corresponda según su
sexo. Donde no haya Casa de Corrección para mujeres, surgieron estos del Tribunal del
establecimiento para hombres.

Arte. 29El Tribunal de Conducta puede autorizar un liberto para salir del lugar que se le
haya fijado como residencia, durante un tiempo no superior a dos meses en cada año. En
este caso y en el contemplado en el artículo 27 de este Reglamento, dar aviso al Jefe de
Policía de la misma ciudad y comunicará, dando la filiación i demás datos personales del
reo y de su condena, la fecha en que ésta se cumple y las informaciones que sean
necesarias, al Tribunal de Conducta y al Jefe de Policía del lugar donde se traslade el
liberto, ante quienes deberán éste presentarse el mismo día de su llegada o al día siguiente
a más tardar y, en adelante, una vez a la semana. Estas autoridades acusarán recibo y la
primera de ellas avisará al Tribunal de Conducta y al Jefe de Policía que corresponda
cuando el reo con permiso vuelva al lugar de su residencia.

Cuando un condenado liberto con permiso se traslade a un lugar donde no haya Tribunal de
Conducta o Jefe de Policía Fiscal, serán reemplazadas estas autoridades para los efectos
que señala este mismo artículo, por cualquiera de las siguientes: en lugar del Tribunal de
Conducta, por la autoridad administrativa de más alta jerarquía, por el Juez de
Subdelegación o por el Oficial de Registro Civil; y en lugar del Jefe de Policía Fiscal, por el
Comandante de Policía Comunal o por el Jefe de algún destacamento o grupo de
Carabineros.

Arte. 30. Los Tribunales de Conducta que pertenezcan a establecimientos penales donde


haya talleres, podrán exigir a los condenados libertos que no tendrán trabajo al salir, oa los
que estado en libertad condicional se encuentren sin ocupación, que trabajen en los
sensibles talleres, sometidos a los reglamentos de régimen interno dictados para los
procesados.

Los demás Tribunales podrán pedir que a los condenados que van a salir en libertad
condicional y no tengan trabajo, se les fije como residencia donde haya talleres para
penados.

Los condenados que estén en los casos a que se refiere el inciso 1º de este artículo, podrán
ser obligados por el Tribunal respectivo a realizar trabajos del Estado o Municipales.
Arte. 31. Los condenados en libertad condicional están obligados de un modo especial:

1º A no salir, sin la autorización debida, del lugar que se les haya fijado como residencia;

2º A asistir a una escuela o establecimiento de instrucción ia desempeñar el trabajo que se


les haya designado, sin que puedan faltar ningún día, ni llegar atrasados o salir antes de la
hora, salvo por enfermedad o por alguna causa poderosa que debe justificar ante el
respectivo Tribunal de Conducta;

3º A presentarse una vez cada semana, el domingo antes de los doce meridianos, a la
Policía que corresponde ia mostrar al Oficial de Guardia los certificados a que se refiere el
número 4 del artículo 32 de este Reglamento, pudiendo la Dirección General de Policía
disponer en los casos que estime conveniente que este cumplimiento la ante el respectivo
Tribunal de Conducta.

El mismo día deberá presentarse al Tribunal de Conducta del cual dependen i entregarán
dichos certificados a la persona que designe el mismo Tribunal.

Deben también justificar ante este Tribunal sus inasistencias al trabajo oa la escuela i los
atrasos i salidas anticipadas.

Los reo que trabajaron por su cuenta obtendrán el certificado de trabajo del Jefe de la
Compañía o Destacamento de Jendarmes que forme parte del Tribunal de Conducta
respectivo; I

4º A obedecer todas las órdenes que les dé el Tribunal de Conducta que les corresponda.

VIII. De los Patronatos de Reos

Arte. 32. Derogado.

Arte. 33. Derogado.

IX. de la policia

Arte. 34. La Policía tendrá las obligaciones, atribuciones e intervención que se señalan en


los artículos 26, 29, 31 Nº 3, 34 Nº 3; 35 i 36 del presente Decreto Reglamentario.

X. De la revocación de la libertad condicional

Arte. 35. La libertad condicional de un condenado sólo podrá ser revocada por medio de un
Decreto Supremo, a petición del Tribunal de Conducta respectivo, en los siguientes casos:

1º Haber sido condenado por ebriedad o por cualquier delito;

2º Haberse ausentado sin autorización del lugar que se le haya fijado como residencia;

3º No presentado, sin causa justificada durante dos semanas consecutivas a la Jefatura de


Policía que le corresponda;
4º Haber faltado tres días en un mes, a la escuela donde asiste oa la ocupación que tenga,
a no ser que justifique sus inasistencias en la forma ordenada en este Reglamento; y

5º Haber enterado tres notas de mala conducta en la escuela o donde trabajo, calificadas
por el Tribunal de Conducta respectivo.

Arte. 36. Cuando se trate de una falta o delito que merezca la revocación de la libertad


condicional, la Policía o la autoridad judicial que corresponda informará inmediatamente al
Tribunal de Conducta respectivo.

Arte. 37. Cuando se haya revocado la libertad condicional a algún condenado que no esté


procesado, será detenido por la Policía a fin de hacerlo ingresar en el establecimiento
carcelario que existe en el lugar más próximo de su detención, de donde será trasladado
por el Cuerpo de Gendarmería de Prisiones al penal que se le haya designado para cumplir
el tiempo que le faltare de su condena. Para tener derecho a salir nuevamente en libertad
condicional, deberá cumplir la mitad del tiempo que le corresponde estar de nuevo privado
de libertad y reunir los requisitos que se exigen en este Reglamento, siempre que no haya
sido condenado nuevamente por algún delito, pues en este caso será considerado como
reincidente y se aplicará, en consecuencia, lo dispuesto en el artículo 23 de este
Reglamento.

El Jefe del establecimiento penal respectivo comunicará oportunamente al Ministerio de


Justicia si han ingresado o no a cumplir el resto de sus condenas los reo a quienes se les
haya revocado la libertad condicional.

XI. Del Indulto

Arte. 38. Cuando un condenado en libertad condicional haya cumplido la mitad de esta


pena, obteniendo invariablemente las mejores clasificaciones por su conducta, aplicando al
trabajo y dedicación al estudio, podrá solicitar del Supremo Gobierno, por intermedio del
Tribunal de Conducta respectivo, que le indulte el tiempo que le falte.

XII. Sección de Criminología

Arte. 39. Derogado.

Arte. 40. Derogado.

Arte. 41. Derogado.

Arte. 42. Derogado.

Arte. 43. Derogado.

Tómese razón, comuníquese, publíquese e insértese en el Boletín de las Leyes i Decretos


del Gobierno.

E. Figueroa.- A. Huidobro.

De la lectura de este reglamento, vemos que en su art. 38 establece que


" Cuando un condenado en libertad condicional haya cumplido la mitad de esta pena,
obteniendo invariablemente las mejores clasificaciones por su conducta, aplicando al
trabajo y dedicación al estudio, podrá solicitar del Supremo Gobierno, por intermedio del
Tribunal de Conducta respectivo que se le indulte el tiempo que le falte ".

Especialmente sensible es el tema de la concesión de la libertad condicional en el


caso de las personas a las que se les imputan ser autores de delitos de lesa
humanidad, pues se discute si es una facultad potestativa de la Comisión de Libertad
condicional o si, por el contrario, es un derecho de los condenados. A este respecto,
no sin polémica, la jurisprudencia de la Corte Suprema defiende la tesis del carácter y
taxativo de los requisitos establecidos en el artículo 2º del DL Nº 321, lo que implica
que el condenado que los cumple tiene un derecho a acceder a la libertad
condicional. 45

Muy es la situación en los casos de condenados que presentan enfermedades


terminales o se encuentran privados de razón delicada, ejemplo los que sufren de
Alzheimer, donde el principio de humanidad de la pena se enfrenta a la retribución
penal necesaria en los casos de delitos de lesa humanidad o genocidio.

El Derecho internacional sobre la materia de Derechos Humanos asegura el acceso


a estos beneficios a la población penal toda, sin distinciones, con el solo límite de que
su concesión no sea indebida. Sin embargo, se ha recomendado en este ámbito la
posibilidad de control judicial de la concesión del beneficio, la consideración de la
gravedad del delito, la trasparencia y publicidad de los criterios utilizados y el respeto
al derecho de verdad y de ser oídas las víctimas. 46 En este mismo caso, la Corte
Suprema propuso la idea de que el Estatuto de Roma estableciera un estándar
general para el otorgamiento de libertades condicionales en el caso de autores de
delitos de lesa humanidad. 47

La Ley Nº 21.124, que "modifica el Decreto Ley Nº 321, de 1925, que establece la
libertad condicional para los penados" adecua el régimen de libertad condicional a la
problemática suscitada respecto de la concesión de beneficios a las personas
condenadas por delitos de lesa humanidad.

La redacción del nuevo artículo 3º bis, que más adelante se transcribe, deja de
manifiesto la intención que se tuvo por sus autores. De su lectura queda claro para
quién iba dirigida esa norma, que no esperaría una serie de factores que podrían
permitirles a determinadas personas privadas de libertad y que no están en situación
física o mental para impedir esos beneficios, poder hacerlo por intermedio de
familiares u otros personajes Nos referimos, como ya se dijo, a los que están
padeciendo enfermedades terminales, o sufren de Alzheimer u otras patologías, que
hacen imposible que al momento de postular, como dice esta ley

" el condenado deberá acreditar la circunstancia de haber colaborado sustancialmente al


esclarecimiento del delito o confesado su participación en el mismo; o aportado,
antecedentes serios y efectivos de los que tenga conocimiento en otras causas criminales
de similar naturaleza ".
La norma agrega que con el fin de determinar si es procedente la concesión del
beneficio, se valorará, además, los siguientes factores:

a) Si el otorgamiento de la libertad condicional no afectare la seguridad pública por el riesgo


de comisión de nuevos delitos de igual naturaleza;

b) Si el condenado ha facilitado de manera espontánea la ejecución de las resoluciones


durante la etapa de investigación y enjuiciamiento, en particular colaborando en la
localización de los bienes sobre los que recaigan multas, comisos o de reparación que
pueden usar en beneficio de las víctimas , y

c) Si con el otorgamiento de la libertad condicional pudiese presumir que el condenado no


proferirá expresiones o realizará acciones que afectarán a las víctimas oa sus familiares.

Sobre este tema, todas las opiniones vertidas con alturas de mira son respetables.

Frente a la realidad que se observa, me permito transcribir las expresiones vertidas


recientemente durante el Senado de la República de Uruguay, con ocasión de
presentar su renuncia al cargo, el Senador en ejercicio el año 2020, por el ex
Presidente don José Mujica, quien al momento de dar a conocer los motivos de su
renuncia, expresó lo siguiente :

"A los colegas, sinceramente me voy porque me está echando la pandemia. Ser
Senador significa hablar con gente y andar por todos lados. El Partido no se juega en
los despachos y estoy amenazado por todos lados por doble circunstancia, por vejez
y por padecer una enfermedad inmunológica crónica. Si mañana aparece una vacuna
yo no me puedo vacunar".

"Y entonces tengo que tomar esta decisión y agradecerles la paciencia que han
tenido de soportarme y han sido muy elogiosos, demasiado elogiosos".

Yo tengo mi buena cantidad de defectos, ser pasional, pero en mi jardín, hace


décadas que no cultivo el odio. Porque aprendí una dura lección que me
impuso la vida, que el odio termina estupidizando. Porque nos hace perder
objetividad frente a las cosas. El odio es ciego como el amor, pero el amor es
creador y el odio nos destruye. Una cosa es la pasión y otra cosa es el cultivo
del odio, porque hasta hace poco creíamos con pasión una definición de la
libertad y ahora la ciencia nos dice, si por libertad se entiende seguir los deseos
y las inclinaciones, la libertad existe. Si por libertad se entiende que somos
capaces de gestar esas inclinaciones y esos deseos la libertad no existe".

A continuación, transcribo la Ley Nº 21.124

LEY Nº 21.124
MODIFICA EL DECRETO LEY Nº 321, DE 1925, QUE ESTABLECE
LA LIBERTAD CONDICIONAL PARA LOS PENADOS

Teniendo presente que el H. Congreso Nacional ha dado su aprobación al proyecto de ley


originado en una moción de los Honorables Senadores señores Pedro Araya Guerrero y
Felipe Harboe Bascuñán y de los ex Senadores señores Alberto Espina Otero y Hernán
Larraín Fernández,

Proyecto de ley:

" ARTÍCULO PRIMERO . Introdúcense las siguientes modificaciones al Decreto Ley Nº 321, de


1925, del Ministerio de Justicia, que establece la libertad condicional para los penados:

Uno) Reemplázase el nombre del Decreto Ley Nº 321, de 1925, del Ministerio de Justicia,
por el siguiente:

" Decreto Ley Nº 321, que establece la Libertad Condicional para las personas condenadas
a penas privativas de libertad ".

Dos) Sustituye el artículo 1º por el siguiente:

" Artículo 1º . La libertad condicional es un medio de prueba de que la persona condenada


a una pena privativa de libertad ya quien se le concediere, demuestra, al momento de
postular a este beneficio, avances en su proceso de reinserción social.

La libertad condicional es un beneficio que no extingue ni modifica la duración de la pena,


sino que es un modo particular de hacerla cumplir en libertad por la persona condenada y
según las disposiciones que se regulan en este decreto ley y en su reglamento ”.

Tres) Sustitúyese el artículo 2º por el siguiente:

" Artículo 2º. Toda persona condenada a una pena privativa de libertad de más de un año
de duración podrá postular al beneficio de libertad condicional, siempre que cumpla con los
siguientes requisitos:

1) Haber cumplido la mitad de la condena que se le impuso por sentencia definitiva, o los
tiempos establecidos en los artículos 3º, 3º bis y 3º ter. Si la persona condenada estuviere
privada de libertad cumpliendo dos o más penas, o si durante el cumplimiento de estas se le
impusiere una nueva, se sumará su duración, y el total que así resulte se considerará como
la condena impuesta para estos efectos. Si hubiere obtenido, por gracia, alguna rebaja o se
le hubiere fijado otra pena, se considerará ésta como condena definitiva.

2) Haber observado conducta intachable durante el cumplimiento de la condena. Será


calificado con esta conducta la persona condenada que tenga nota 'muy buena', de
conformidad al reglamento de este decreto ley, en los cuatro bimestres anteriores a su
postulación. En caso de que la condena impuesta no excediere de quinientos cuarenta y un
días, se considerará como conducta intachable haber obtenido nota 'muy buena' durante los
tres bimestres anteriores a su postulación.

3) Contar con un informe de postulación psicosocial elaborado por un equipo profesional del
área técnica de Gendarmería de Chile, que permita orientar sobre los factores de riesgo de
reincidencia, con el fin de conocer sus posibilidades para reinsertarse adecuadamente en la
sociedad. Dicho informe contendrá, además, los antecedentes sociales y las características
de personalidad de la persona condenada, dando cuenta de la conciencia de la gravedad
del delito, del mal que éste causa y de su rechazo explícito a tales delitos ".
Cuatro) Sustitúyese el artículo 3º por el siguiente:

" Artículo 3º. Las personas condenadas a presidio perpetuo calificado sólo podrán postular
a la libertad condicional una vez que hubieren cumplido cuarenta años de privación de
libertad efectiva. Si la solicitud del beneficio fuere rechazada, no podrá deducirse
nuevamente sino después de transcurridos dos años desde su última presentación.

Las personas condenadas a presidio perpetuo sólo podrán postular al beneficio de la


libertad condicional una vez cumplidos veinte años de privación de libertad.

Asimismo, las personas condenadas por los delitos de parricidio, femicidio, homicidio
calificado, robo con homicidio, violación con homicidio, violación, infanticidio, y por los
delitos contemplados en el número 2 del artículo 365 bis y en los artículos 366 bis, 366
quinquies , 367, 411 quáter, 436 y 440, todos del Código Penal, homicidio de miembros de
las policías, de integrantes del Cuerpo de Bomberos de Chile y de Gendarmería de Chile,
en ejercicio de sus funciones, y el de elaboración o tráfico de estupefacientes , sólo podrá
postular a este beneficio cuando hubieren cumplido dos tercios de la pena.

Las personas condenadas a dos o más penas, cuya suma alcance o supere los cuarenta
años de privación de libertad, sólo podrán postular al beneficio de libertad condicional una
vez que hayan cumplido veinte años de reclusión. En caso de concederse, el período de
supervisión a que se refiere el artículo 8º se extenderá hasta cumplir cuarenta años
contados desde el inicio de la condena.

Las personas condenadas por los incisos tercero y cuarto del artículo 196 de la Ley Nº
18.290, de Tránsito, podrán postular a este beneficio sólo una vez que hayan cumplido dos
tercios de la condena.

Las personas condenadas a presidio perpetuo por delitos contemplados en la Ley Nº


18.314, que determina conductas terroristas y fija su penalidad y, además condenadas por
delitos sancionados en otros cuerpos legales, podrán postular al beneficio de la libertad
condicional una vez que hayan cumplido diez años de pena, siempre que los hechos
punibles hayan ocurrido entre el 1 de enero de 1989 y el 1 de enero de 1998 y suscriban, en
forma previa, una declaración que contenga una renuncia inequívoca al uso de la
violencia ”.

Cinco) Intercálanse los siguientes artículos 3º bis y 3º ter, nuevos:

" Artículo 3º bis.Las personas condenadas por delitos de homicidio, homicidio calificado,


secuestro, secuestro calificado, sustracción de menores, detención ilegal, inhumación o
exhumación ilegal, tormentos o rigor escaso, y asociación ilícita, que la sentencia, en
conformidad al derecho internacional, hubiere considerado como genocidio, crímenes de
lesa humanidad o crímenes de guerra, cualquiera haya sido la denominación o clasificación
que dichas conductas hubieren tenido al momento de su condena; o por alguno de los
delitos tipificados en la Ley Nº 20.357; podrá postular a este beneficio cuando, además de
los requisitos del artículo 2º, hubieren cumplido dos tercios de la pena o, en caso de
presidio perpetuo, los años de privación de libertad efectiva se establezcan en los incisos
primero y segundo del artículo 3º, según corresponda .

Además de lo anterior, al momento de postular, el condenado deberá acreditar la


circunstancia de haber colaborado sustancialmente al esclarecimiento del delito o
confesado su participación en el mismo; o aportado antecedentes serios y efectivos de los
que tenga conocimiento en otras causas criminales de similar naturaleza. Lo anterior se
acreditará con la sentencia, en el caso que se hubiere considerado alguna de las
atenuantes de los números 8 y 9 del artículo 11 del Código Penal, o con un certificado que
así lo reconozca expedido por el tribunal competente.

Con el fin de determinar si es procedente la concesión del beneficio, se valorará, además,


los siguientes factores:

a) Si el otorgamiento de la libertad condicional no afectare la seguridad pública por el riesgo


de comisión de nuevos delitos de igual naturaleza;

b) Si el condenado ha facilitado de manera espontánea la ejecución de las resoluciones


durante la etapa de investigación y enjuiciamiento, en particular colaborando en la
localización de los bienes sobre los que recaigan multas, comisos o de reparación que
pueden usar en beneficio de las víctimas , y

c) Si con el otorgamiento de la libertad condicional pudiese presumir que el condenado no


proferirá expresiones o realizará acciones que afectarán a las víctimas oa sus familiares.

Artículo 3º ter. En caso de los delitos señalados en los incisos tercero y quinto del artículo
3º, se podrá conceder la libertad condicional una vez cumplida la mitad de la pena privativa
de libertad de forma efectiva a las mujeres condenadas en estado de embarazo o
maternidad de hijo menor de 3 años

Para los efectos de lo dispuesto en este artículo, el informe de Gendarmería de Chile


señalado en el artículo 2º deberá contener la indicación del estado de embarazo o
maternidad de hijo menor de 3 años de la mujer que postula al beneficio ".

Seis) Sustitúyese el artículo 4º por el siguiente:

" Artículo 4º. La postulación al beneficio de libertad condicional será conocida por una
Comisión de Libertad Condicional, que funcionará en la Corte de Apelaciones respectiva,
durante los primeros quince días de los meses de abril y octubre de cada año, previo
informe de Gendarmería de Chile.Este informe deberá acreditar el cumplimiento de los
requisitos establecidos en el artículo 2º, y de los artículos 3º, 3º bis y 3º ter, según sea el
caso, en la forma que determine el reglamento respectivo.

Cada Comisión de Libertad Condicional Integrada estará por:

a) Un Ministro de Corte de Apelaciones, quien será su presidente. Dicho Ministro será


elegido por el Pleno de la respectiva Corte.

b) Cuatro jueces de juzgados de garantía o de tribunales de juicio oral en lo penal, elegidos


por la Corte de Apelaciones respectiva. La Comisión de Libertad Condicional
correspondiente a la Corte de Apelaciones de Santiago estará integrada por diez jueces de
juzgados de garantía o de tribunales de juicio oral en lo penal.

Será Secretario de la Comisión de Libertad Condicional el funcionario que designe la Corte


de Apelaciones respectiva.
Los jueces elegidos serán subrogados, en caso de impedimento o licencia, por otros jueces
con competencia en lo penal en orden decreciente conforme a la votación obtenida. El
empate se resolverá mediante sorteo.

La Comisión podrá conceder también la libertad condicional en favor de aquellas personas


condenadas que cumplan el tiempo mínimo de su condena en los dos meses siguientes a
los indicados en el inciso primero ”.

Siete) Sustitúyese el artículo 5º por el siguiente:

" Artículo 5º. Será facultad de la Comisión de Libertad Condicional conceder, rechazar y


revocar, en su caso, el beneficio, mediante resolución fundada.

La Comisión deberá constatar el cumplimiento de los requisitos establecidos en el artículo


2º, y de los artículos 3º, 3º bis y 3º ter, según sea el caso, para lo cual se tendrá a la vista
los antecedentes emanados de Gendarmería de Chile, y todos los demás que la Comisión
considere necesarios para mejor resolver ”.

Ocho) Sustitúyese el artículo 6º por el siguiente:

" Artículo 6º. Las personas en libertad condicional quedarán sujetas a la supervisión de un


delegado de Libertad Condicional de Gendarmería de Chile.

El delegado que hubiere sido designado para el control de la libertad condicional, dentro de
los siguientes 45 días, deberá elaborar un plan de intervención individual, el que deberá
comprender reuniones periódicas, las que el primer año de supervisión deberá ser a lo
menos mensual , la realización de actividades tendientes a la rehabilitación y reinserción
social del condenado, tales como la nivelación escolar, la participación en actividades de
capacitación o inserción laboral, o de intervención especializada de acuerdo a su perfil.

El plan deberá considerar el acceso efectivo del condenado a los servicios y recursos de la
red intersectorial, e indicar con claridad los objetivos perseguidos con las actividades
programadas y los resultados esperados.

Asimismo, la persona condenada deberá firmar un compromiso de dar cumplimiento a las


condiciones de su plan, las que se asegurará expresar en el documento citado ”.

Nueve) Sustitúyese el artículo 7º por el siguiente:

" Artículo 7º. Si la persona en libertad condicional fuere condenada por cualquier delito, o
incumpliere las condiciones establecidas en su plan de intervención individual, sin
justificación suficiente, Gendarmería de Chile deberá, dentro del plazo de tres días, informar
de ello a la Comisión de Libertad Condicional, para que ésta se pronuncie dentro del plazo
de quince días, respecto de la continuidad o revocación de la libertad condicional.

En caso de revocación del beneficio, la Comisión ordenará el ingreso de la persona al


establecimiento penitenciario que corresponda, con el fin de que cumpla el tiempo que le
falte para completar su condena, y sólo después de haber cumplido la mitad de ese tiempo
podrá volver a postular a la libertad condicional, en las mismas condiciones y con las
obligaciones señaladas en este decreto ley ”.
Diez) Sustitúyese el artículo 8º por el siguiente:

" Artículo 8º. Las personas que se encontrarán gozando del beneficio de libertad


condicional que hubieren cumplido la mitad del período de ésta y las condiciones
establecidas en su plan de seguimiento e intervención individual podrán ser beneficiadas
con la concesión de su libertad completa, por medio de una resolución de la respectiva
Comisión.

Quedan exceptuados del beneficio del inciso anterior los que gozan de libertad condicional
conforme a lo dispuesto en el artículo 3º bis ”.

Once) Agréganse los siguientes artículos 9º, 10 y 11, nuevos:

" Artículo 9º. Para los efectos del presente decreto ley, se entenderá que los requisitos
para la obtención del beneficio de la libertad condicional son aquellos que se exigen al
momento de la postulación.

Artículo 10. El Estado, a través de los organismos pertinentes, promoverá y fortalecerá


especialmente la formación educativa, la capacitación y la colocación laboral de los
condenados que gocen de la libertad condicional, con el fin de permitir e incentivar su
inserción al trabajo. Asimismo, el delegado deberá apoyar y articular el acceso del
condenado a la red de protección del Estado, particularmente en las áreas de salud mental,
educación, empleo y de desarrollo comunitario y familiar, según se requiera.

Los organismos estatales y comunitarios que otorguen servicios pertinentes a salud,


educación, capacitación profesional, empleo, vivienda, recreación y otros similares deben
considerar especialmente toda solicitud que los delegados de libertad condicional
formularen para el adecuado tratamiento de las personas sometidas a su orientación y
vigilancia .

Artículo 11. Un reglamento dictado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos


establecerá las normas relativas a:

a) La organización del sistema de libertad condicional, incluyendo los programas, las


características y los aspectos particulares que éstos deberán tener.

b) Los informes de Gendarmería de Chile que se contemplan en los artículos 2º, 3º ter, 4º,
5º, 6º y 7º del presente decreto.

c) Las características y requisitos que deberán reunir los delegados de libertad


condicional ”.

Doce) Sustitúyese el artículo 9º por el siguiente artículo 12:

" Artículo 12. Este decreto ley regirá desde su publicación en el Diario Oficial ".

Artículo segundo. Derógase el artículo 5º de la Ley Nº 19.856, que crea un sistema de


reinserción social de los condenados sobre la base de la observación de buena conducta.
Artículo transitorio. El reglamento a que alude el artículo 11 introducido por el artículo
primero de la presente ley deberá dictarse dentro del plazo de cuatro meses contado desde
su publicación en el Diario Oficial.

Tratándose del artículo 6º, referido a los delegados de libertad condicional, entrará en
vigencia transcurridos seis meses desde la publicación en el Diario Oficial del reglamento a
que se refiere el inciso precedente ”.

Y por cuanto he tenido a bien aprobarlo y sancionarlo; por tanto, promúlguese y llévese a


efecto como Ley de la República.

Santiago, 11 de enero de 2019. Sebastián Piñera Echenique, Presidente de la


República. Hernán Larraín Fernández, Ministro de Justicia y Derechos Humanos.

Lo que transcribe a Ud. para su conocimiento. Saluda atentamente a Ud., Juan José Ossa


Santa Cruz, Subsecretario de Justicia.

b) Indulto otorgado por el Presidente de la República de oficio

A este respecto la Constitución en su art. 32, señala que son atribuciones


especiales del Presidente de la República:

" 14. Otorgar indultos particulares en los casos y formas que determinen la ley. El indulto
será improcedente en tanto no se haya dictado sentencia ejecutoriada en el respectivo
proceso. Los acusados funcionarios por la Cámara de Diputados y condenados por el
Senado, sólo pueden ser endulzados por el Congreso ".

La ley aplicable es la Nº 18.050, la que reglamenta únicamente la solicitud que haga


un condenado para que se le otorgue esta gracia, de manera que se puede decir que
el Presidente de la República no tiene limitación en cuanto a conceder indultos
particulares, salvo las establecido en la propia Constitución, respecto a las cuales no
procede el indulto.

En este punto cabe analizar la cuestión planteada por quiénes han sido privados de
sus derechos políticos, es decir, el derecho de elegir o ser elegido para cargos de
representación popular.

Sobre esto el art. 42 del Código Penal señala en la parte respectiva que, el que ha
sido privado de los derechos políticos activos y pasivos, sólo puede ser rehabilitado
en su ejercicio en la forma prescrita por la Constitución. De esta manera la legislación
penal se ha remitido a la Constitución Política en cuanto a la rehabilitación, la cual en
su art. 17 dispone:

Artículo 17. La calidad de ciudadano se pierde :

1º. Por perdida de la nacionalidad chilena;

2º. Por condena a pena aflictiva, y


3º. Por condena por delitos que la ley califique como conducta terrorista y los relativos al
tráfico de estupefacientes y que hubieren merecido, además, pena aflictiva.

Los que hubieren perdido la ciudadanía por la causal indicada en el número 2, la


recuperarán en conformidad a la ley, una vez extinguida su responsabilidad penal.

Los que la hubieren perdido por las causales previstas en el número 3 podrán solicitar su
rehabilitación al Senado una vez cumplida la condena ".

Y, a su vez, el art. 53 Nº 4 de la Carta Fundamental señala

" Son atribuciones exclusivas del Senado: 4) Otorgar la rehabilitación de la ciudadanía en el


caso del art. 17 Nº 3 de esta Constitución ".

De lo expuesto concluyó que la pérdida de los derechos políticos no puede ser


objeto de indulto , ya que la Constitución señala expresamente la forma de obtener la
rehabilitación e indica además cuál es el organismo competente para conocer de esta
materia, esto es, el Senado .

En todo caso, debe recordarse que en la actualidad ya no cabe la antigua polémica


de si era posible indultar a una persona respecto de quien no se ha dictado aún
sentencia ejecutoriada, ya que el art. 32 Nº 14 de la Constitución Política de la
República señala " ...el indulto será improcedente en tanto no se haya dictado
sentencia ejecutoriada en el respectivo proceso... ". ; lo que es aplicable también en
las situaciones recién analizadas.

Finalmente me permito transcribir una norma reciente, que regula los requisitos de
los informes psicosociales que elabora Gendarmería y que sin duda tendrá un impacto
relevante en la jurisprudencia de la E. Corte Suprema:

APRUEBA EL REGLAMENTO DEL DECRETO LEY Nº 321,


DE 1925, QUE ESTABLECE LA LIBERTAD CONDICIONAL PARA
LAS PERSONAS CONDENADAS A PENAS PRIVATIVAS DE LIBERTAD
Y MODIFICA EL DECRETO SUPREMO Nº 518, DE 1998, DEL MINISTERIO DE JUSTICIA, QUE
APRUEBA REGLAMENTO DE ESTABLECIMIENTOS PENITENCIARIOS

Nº 338. Santiago, 17 de mayo de 2019.

Visitas:

Lo dispuesto en los artículos 32 Nº 6 y 35, de la Constitución Política de la República de


Chile, cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado fue fijado por el Decreto Supremo
Nº 100, de 2005, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia; en el Decreto con
Fuerza de Ley Nº 1/19.653, de 2000, que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado
de la Ley Nº 18.575, Orgánica Constitucional de Bases Generales de la Administración del
Estado; en la Ley Nº 19.880, que Establece Bases de los Procedimientos Administrativos
que Rigen los Actos de los Órganos de la Administración del Estado; en el Codigo
Penal; en la Ley Nº 19.696, que Establece Código Procesal Penal; en la Ley Nº 7.421, que
Aprueba Código Orgánico de Tribunales; en la Ley Nº 21.124, que modifica el Decreto Ley
Nº 321, de 1925, que establece la libertad condicional para los penados; en el Decreto Ley
Nº 321, de 1925, del Ministerio de Justicia, que Establece la Libertad Condicional para las
Personas Condenadas a Penas Privativas de Libertad; en el Decreto Supremo Nº 2.442, de
1926, del Ministerio de Justicia, que fija el texto del reglamento de la Ley de Libertad
Condicional; en el Decreto Supremo Nº 518, de 1998, del Ministerio de Justicia, que
aprueba Reglamento de Establecimientos Penitenciarios; en el Decreto Ley Nº 2.859, de
1979, del Ministerio de Justicia, que Fija Ley Orgánica de Gendarmería de Chile; en el
Decreto con Fuerza de Ley Nº 3, de 2016, que fija el texto refundido, coordinado y
sistematizado de la Ley Orgánica del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos; en el
Decreto Supremo Nº 1.597, de 1980, del Ministerio de Justicia, Reglamento Orgánico del
Ministerio de Justicia; y en la Resolución Nº 1.600, de 2008, de la Contraloría General de la
República, y

considerando:

1º. Que, con fecha 18 de enero de 2019, se publicó en el Diario Oficial la Ley Nº 21.124,
que modifica el Decreto Ley Nº 321, de 1925, que establece la libertad condicional para los
penados.

2º. Que, entre las modificaciones necesarias, se incorpora un artículo 11 nuevo al decreto


ley, el cual determina que un reglamento dictado por el Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos establecerá las normas relativas a la organización del sistema de libertad
condicional, a los informes de Gendarmería de Chile ya las características y requisitos que
deberán reunir los delegados de libertad condicional.

3º. Que, no obstante estar vigente el Decreto Supremo Nº 2.442, de 1926, del Ministerio de
Justicia, que fija el texto del reglamento de la ley de libertad condicional, es necesario
derogar dicho reglamento y dictar un nuevo cuerpo normativo que regula la materia, dado la
profundidad de las modificaciones introducidas al Decreto Ley Nº 321, de 1925, mediante la
Ley Nº 21.124.

4º. Que, el Decreto Supremo Nº 518, de 1998, del Ministerio de Justicia, que Aprueba
Reglamento de Establecimientos Penitenciarios, regula, entre otras materias, los distintos
tipos de establecimientos penitenciarios y sus funciones, siendo necesario realizar ajustes
al mismo, para dar cabida al sistema a través del cual se realizará la supervisión de las
personas beneficiadas con la libertad condicional.

Decreto:

ARTÍCULO PRIMERO. Apruébase el siguiente Reglamento del Decreto Ley Nº 321, de 1925,


que establece la libertad condicional para las personas condenadas a penas privativas de
libertad:

Título I
Disposiciones generales

Artículo 1º. Objeto. El presente reglamento tiene por objeto establecer las normas relativas
a la organización del sistema de libertad condicional, incluyendo los programas, las
características y los aspectos particulares que éstos deberán tener; a los informes de
Gendarmería de Chile que se contemplan en los artículos 2º, 3º ter, 4º, 5º y 7º del Decreto
Ley Nº 321, de 1925; a los planes de intervención individual; a las características y
requisitos que deberán reunir los delegados de libertad condicional; así como toda otra
cuestión que el Decreto Ley Nº 321, de 1925, mandata a regular.
Artículo 2º. De la libertad condicional. La condicional libertadl es un modo particular de
cumplir en libertad la pena privativa a que está condenada una persona por sentencia
ejecutoriada, bajo determinadas condiciones, que no extingue ni modifica la duración de la
pena.

Este beneficio podrá concederse a la persona condenada a una pena privativa de libertad
de más de un año que, por su conducta intachable durante el cumplimiento de su condena y
sus posibilidades de reinsertarse de manera efectiva en la sociedad, haya demostrado, al
momento de postular , que se encuentra en un procesode reinserción social que muestra
avances, habiendo dado cumplimiento a los requisitos establecidos en el artículo siguiente.

Artículo 3º. Requisitos para postular a la libertad condicional. Tiene derecho a postular


para obtener la libertad condicional toda persona condenada a una pena privativa de
libertad de más de un año de duración, y que, además, reúne los siguientes requisitos:

a) Haber cumplido la mitad de la condena que se le impuso por sentencia ejecutoriada, o


los tiempos establecidos en los artículos 3º, 3º bis y 3º ter del Decreto Nº 321, de 1925;

b) Haber observado conducta intachable durante el cumplimiento de su condena, mediante


la calificación de su conducta como "muy buena", durante los últimos cuatro bimestres
anteriores a su postulación, o los últimos tres bimestres, si la condena impuesta no
excediere de quinientos cuarenta y un dia;

c) Contar con un informe de postulación psicosocial elaborado por un equipo profesional del
área técnica local de Gendarmería de Chile, que contenga un análisis de los factores de
riesgo de reincidencia de la persona condenada, con el fin de conocer sus posibilidades
para reinsertarse adecuadamente en la sociedad, además de sus antecedentes sociales y
características de personalidad, dando cuenta de la conciencia de la gravedad del delito, del
mal que éste causa, y de su rechazo explícito a tales delitos.

d) En el caso de las personas contempladas en los artículos 3º y 3º bis del Decreto Ley Nº
321, de 1925, presentar a Gendarmería de Chile la documentación idónea para acreditar el
cumplimiento de los requisitos adicionales que en los artículos citados se fundamentan.

Título II
De la calificación de la conducta de las personas
condenadas a penas privativas de libertad

Artículo 4º. Del Tribunal de Conducta. En todos los establecimientos penitenciarios en que


cumplan sus condenas personas condenadas por sentencia ejecutoriada a penas privativas
de libertad habrá un Tribunal de Conducta, con las atribuciones y deben que se detallan en
este reglamento, y que lo integrarán las personas que desempeñen los siguientes cargos o
funciones dentro del establecimiento penitenciario:

a) Jefatura Técnica Local;

b) Jefatura de Régimen Interno;

c) La persona encargada de coordinar los programas laborales y de capacitación al interior


de los establecimientos penitenciarios;
d) La persona encargada de realizar la coordinación del ámbito educativo en el
establecimiento penitenciario.

Corresponderá a la jefatura del establecimiento penitenciario, citar a sesiones y comunicar


los acuerdos del Tribunal de Conducta.

Además, podrá asistir a las sesiones del Tribunal de Conducta, con derecho a voz, un
miembro de los Tribunales de Justicia designado por la Corte de Apelaciones respectiva, un
miembro de la Defensoría Penal Pública, designado por la jefatura de la Defensoría
Regional respectiva, y un miembro del Ministerio Público, designado por la jefatura de la
Fiscalía Regional respectiva.

Hará las veces de secretario del Tribunal de Conducta, pero sin formar parte de él, el
funcionario o funcionaria que designe la jefatura del establecimiento penitenciario.

La jefatura del establecimiento penitenciario deberá asistir a todas las sesiones del Tribunal
de Conducta.

Artículo 5º. Funcionamiento del Tribunal de Conducta. El Tribunal de Conducta se reunirá


de manera bimestral y, extraordinariamente, cuando lo cite la respectiva jefatura del
establecimiento penitenciario.

Para que el Tribunal de Conducta pueda celebrar sesión, se requiera la asistencia de la


totalidad de las personas que la integran, en caso de ausencia o impedimento de alguna de
ellas, de quienes les subroguen o reemplacen, según corresponda.

Las sesiones del Tribunal de Conducta y sus acuerdos se registrarán en el acta respectiva,
donde se dejará constancia de todas las opiniones y sus fundamentos.

Artículo 6º. Factores para la calificación de la conducta. Para la calificación de la conducta


de una persona condenada se considerarán como factores la adaptación al régimen interno
y la participación en actividades de reinserción social.

La adaptación al régimen interno se evaluará en función del cumplimiento satisfactorio de


las normas del régimen penitenciario, tales como las relacionadas con el respeto a los
procedimientos de seguridad o régimen interno, y el comportamiento mostrado durante
traslados, visitas y salidas autorizadas. También se evaluará la conservación del aseo,
cuidado y mantención del equipamiento e instalaciones del Establecimiento Penitenciario.

Las actividades de reinserción social pueden contemplar acciones en distintas áreas, por lo
que la participación en estas será evaluada conforme a lo siguiente:

a) En el área de intervención especializada, se valorará la asistencia a actividades


estructuradas sugeridas en el plan de intervención individual orientadas a influir de manera
específica en el riesgo de reincidencia delictual, que se encuentran disponibles para la
persona condenada.

b) En el área de actividades educativas, se valorará la participación tanto en actividades


educativas formales como en aquellas validadas por el respectivo Consejo Técnico.
c) En el área de actividades laborales, se valorará la participación en actividades laborales o
de formación para el trabajo, consideradas por la reglamentación laboral penitenciaria
vigente, o la participación en actividades de capacitación que se encuentren disponibles.

Cada bimestre, la jefatura de Régimen interno evaluará con una nota la adaptación al
régimen interno; la persona encargada de coordinar los programas laborales y de
capacitación al interior de los establecimientos penitenciarios, la participación en actividades
de capacitación, laboral o de formación para el trabajo; la persona encargada de realizar la
coordinación del ámbito educativo en el establecimiento penitenciario, la participación en
actividades en el área de educación; y la jefatura técnica local, la participación en
actividades de intervención especializada.

La escala para evaluar cada área y factor será de "pésima", "mala", "regular", "buena" y
"muy buena ". Se deberá utilizar como equivalencia la nota uno (1) "pésima", nota dos (2)
"mala", nota tres (3) "regular", nota cuatro (4) "buena" y nota cinco (5) "muy buena ".

No procederá la evaluación con una nota del área respectiva, y se reducirá del denominador
para el cálculo de la ponderación, en las siguientes situaciones:

a) Cuando la persona no participe en intervención especializada, ya sea por no contar con


un plan de intervención individual, o de contar con uno éste determina que no requiere de
dichas actividades, o de necesitar tales acciones no están disponibles para la persona
condenada en el periodo evaluado.

b) Cuando la persona condenada no participe en actividades de intervención especializada


por causas no atribuibles a ella.

c) Cuando la persona condenada no participe en actividades educativas, de capacitación,


laboral o de formación para el trabajo por causas no atribuibles a ella.

El término medio de las notas así determinará corresponderá a la ponderación de la


conducta que será propuesta a la jefatura del establecimiento penitenciario.

Artículo 7º. Calificacion de la conducta. La calificación de la conducta de las personas


condenadas será realizada por la jefatura del establecimiento penitenciario en que estas se
encontrarán recluidas, en base a la proposición que para tales efectos realizará el Tribunal
de Conducta de dicho establecimiento, tomando en consideración el término medio de las
notas determinadas conforme al artículo anterior, dentro de los primeros cinco días hábiles
del mes siguiente al bimestre a valorar. Dicha calificación deberá materializarse en una
resolución, la que deberá ser notificada a las personas en ella calificadas.

La escala de evaluación para calificar la conducta de la persona condenada será la misma


que aquella señalada en el artículo anterior. En caso de que la jefatura del establecimiento
penitenciario determine una nota distinta al término medio de las notas examinadas en cada
área, deberá consignar claramente los fundamentos de la decisión y los antecedentes que
se tuvieron a la vista.

La jefatura del establecimiento penitenciario solo podrá aumentar en una nota en la escala
de evaluación, la calificación de conducta que haya obtenido una persona en el bimestre
anterior. Además, si hubiere existido una falta disciplinaria sancionada deberá disminuir la
calificación de la conducta, cuyo efecto deberá reflejarse en el bimestre en el que se
sanciona la referida falta.
La primera calificación de conducta realizada a las personas que iniciaron el cumplimiento
de su condena privativa de libertad probablemente contará con, a lo menos, treinta días
desde el ingreso al establecimiento penitenciario en calidad de condenada.

A efectos de estandarizar la calificación de la conducta en todos los establecimientos


penitenciarios, la jefatura superior de la Dirección Nacional de Gendarmería de Chile,
mediante resolución, regulará la forma y condiciones en que las sanciones a las faltas
disciplinarias y otros aspectos relacionados con los factores señalados en el artículo
anterior incidirán en la calificación de conducta de las personas condenadas. Esta
resolución deberá seguir los lineamientos que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos
dictará para este efecto.

Artículo 8º. Impugnación de la calificación. La resolución del jefe del respectivo


establecimiento penitenciario que contenga la calificación será notificada personalmente a
las personas condenadas, entregándole copia de la misma, y procederán en contra de ella
los recursos administrativos previstos en la Ley Nº 19.880, que establece las bases de los
procedimientos administrativos que rigen los actos de los órganos de la Administración del
Estado.

Título III
De la forma de acreditar los requisitos
para postular a la libertad condicional

Artículo 9º. Acreditación de los requisitos. Gendarmería de Chile acreditará, mediante


informe del respectivo Tribunal de Conducta y demás antecedentes, el cumplimiento de los
requisitos establecidos en el artículo 2º, y de los artículos 3º, 3º bis y 3º ter, del Decreto Ley
Nº 321, de 1925, y demás antecedentes, según sea el caso.

Este informe deberá ser acordado por el Tribunal de Conducta a más tardar los días 25 de
marzo y 25 de septiembre de cada año y deberá contener lo establecido en los artículos del
presente título.

Artículo 10. Acreditación de haber cumplido un tiempo determinado de la condena. El


informe referido en el artículo 9º dará cuenta del hecho que la persona postulante haya
cumplido la mitad de la condena que se le impuso por sentencia definitiva, o los tiempos
establecidos en los artículos 3º, 3º bis y 3º ter del Decreto Ley Nº 321, de 1925.

Si la persona condenada estuviere privada de libertad cumpliendo dos o más penas, o


durante el cumplimiento de estas se le impusiere una nueva, se sumará su duración, y el
total que así resulte se considerará como la condena impuesta para efectos estos. Si
hubiere obtenido, por gracia, alguna rebaja o se le hubiere fijado otra pena, se considerará
ésta como condena definitiva.

Las personas que estuvieren condenadas a presidio perpetuo y además a otra u otras
penas privativas de libertad, sólo podrán postular a la libertad condicional una vez que
hubieren cumplido con la totalidad de los tiempos establecidos por presidio perpetuo y los
tiempos establecidos por la otra u otras penas privativas de libertad que corresponden.

Artículo 11. Acreditación de haber observado conducta intachable. El informe referido en el


artículo 9º dar cuenta del hecho que la persona postulante haya observado una conducta
intachable, en el caso que ésta haya obtenido una calificación de conducta de "muy buena"
en los bimestres requeridos anteriores al primero de abril o primero de octubre de cada año,
respectivamente.

Artículo 12. Informe de postulación psicosocial. Se adjuntará al informe referido en el


artículo 9º, un informe de postulación psicosocial de la persona postulante elaborado por un
equipo profesional del área técnica de Gendarmería de Chile, o de los destinados al servicio
de reinserción social, en el caso de la administración concesionada. El informe psicosocial
orientará sobre los factores de riesgo de reincidencia delictual y que permita conocer sus
posibilidades de reinsertarse adecuadamente en la sociedad.

El análisis de los factores de riesgo de reincidencia delictual evaluados deberá hacer


referencia especial a aquellos antecedentes sociales y características de personalidad
asociados a la conducta delictiva, dando cuenta además de la conciencia de la gravedad
del delito y del mal que éste causa e informar de su rechazo explícito a tales delitos.

Asimismo, cuando la persona postulante se encuentre en la situación del artículo 3º ter del
Decreto Ley Nº 321, de 1925 y para efectos de indicar el estado de embarazo o maternidad
de un hijo o de una hija menor de tres años, se deberá reservar al informe de postulación
psicosocial el certificado del médico o de la jefatura del área de salud del establecimiento
penitenciario, que acredite el embarazo, o el certificado de nacimiento que acredite la
maternidad de un hijo o de una hija menor de tres años.

Artículo 13. Otros antecedentes. Cuando se trate de la situación del inciso final del artículo
3º del Decreto Ley Nº 321, de 1925, se adjuntará al informe referido en el artículo 9º, la
declaración simple, suscrita por la persona postulante, que contenga una renuncia
inequívoca al uso de la Violencia.

Asimismo, cuando la persona postulante se encuentre en el caso del artículo 3º bis del
Decreto Ley Nº 321, de 1925, se adjuntará al informe señalado en el artículo 9º, la
sentencia, en el caso que se hubiere considerado alguna de las atenuantes de los números
8 y 9 del artículo 11 del Código Penal, o el certificado expedido por el tribunal
correspondiente que acredita la circunstancia de haber colaborado sustancialmente al
esclarecimiento del delito o confesado su participación en el mismo; o aportado
antecedentes serios y efectivos de los que tenga conocimiento en otras causas criminales
de similar naturaleza. La persona condenada deberá acompañar los antecedentes, previo a
la sesión del Tribunal de Conducta correspondiente.

Artículo 14. Requisitos técnicos del informe de postulación psicosocial. Con la finalidad de


orientar sobre los factores que inciden en el proceso de reinserción social, el informe de
postulación psicosocial al que se refiere el artículo 12 deberá contener al menos la siguiente
información:

a) Una descripción de la metodología empleada para elaborar el informe que haga


referencia a las técnicas utilizadas para recabar la información, especialmente, las
entrevistas realizadas, los documentos consultados, los instrumentos aplicados y sus
resultados.

b) Una descripción de la persona postulante, que haga referencia a sus antecedentes


individuales, laborales y familiares, al delito cometido, a su riesgo de reincidencia,
necesidades de intervención, recursos y fortalezas.
c) Una descripción de las actividades de reinserción social realizadas por la persona
postulante durante el cumplimiento de su condena, que incluyen los objetivos perseguidos y
los logros alcanzados por su participación en estas actividades.

d) Un análisis global del proceso de reinserción social que explique la manera en que se
vinculan las necesidades de intervención, los recursos y fortalezas de la persona
postulante. Este análisis deberá incluir una fundamentación técnica de las áreas
visualizadas como facilitadoras del proceso de reinserción social y de las áreas que
requieren un mayor desarrollo para evitar reincidencias.

e) Según la evaluación de las necesidades de intervención, sugerir actividades y programas


que podrían apoyar el proceso de reinserción social de la persona postulante una vez que
se encuentre en el medio libre.

f) Incorporar las expectativas que la persona postulante tiene respecto a su proceso de


reinserción social en el medio libre.

Las afirmaciones contenidas en el informe de postulación psicosocial deben apoyarse en


datos que sean contrastables, evitando incluir juicios de valor u opiniones personales sin
fundamento técnico.

Título IV
De la forma de obtener la libertad condicional

Artículo 15. Nómina de personas postulantes al beneficio. Los Tribunales de Conducta


confeccionarán una nómina de las personas condenadas que reunirán los requisitos para
postular a la libertad condicional, con indicación del lugar que estén fijen como residencia.

Asimismo, se mantendrán en la nómina aquellas personas condenadas que, satisfaciendo


los demás requisitos establecidos en el Decreto Ley Nº 321, de 1925, cumpliendo el tiempo
mínimo que los habilite para postular durante los meses de abril, mayo y junio, o durante
octubre, noviembre y diciembre, respectivamente. En caso de que la Comisión de Libertad
Condicional conceda dicho beneficio, éste se hará efectivo el día que cumpla el tiempo
mínimo requerido y siempre que a esa fecha reúnan todavía el requisito exigido por el
número 2 del artículo 2º del Decreto Ley Nº 321, de 1925.

Artículo 16.Informe de Gendarmería de Chile. La nómina a que se refiere el artículo


anterior y los antecedentes señalados en el artículo 9º que acreditan el cumplimiento de los
requisitos de las personas condenadas que figuren en ellas, conformarán el informe referido
en el artículo 4º del Decreto Ley Nº 321, de 1925. Dicho informe deberá ser remitido por la
jefatura del respectivo establecimiento penitenciario a la Comisión de Libertad Condicional
correspondiente, el primer día hábil de los meses de abril y octubre. En el caso de las
personas que se encuentren en la situación señalada en el artículo 3º bis del Decreto Ley
Nº 321, este informe será remitido previamente a la jefatura superior de la Dirección
Regional respectiva, quien previa revisión de los requisitos, lo remitirá a la Comisión de
Libertad Condicional correspondiente. además,

En el tiempo que transcurre entre que se ha entregado el árbitro informe y hasta que la
Comisión de Libertad Condicional no había resuelto las postulaciones, Gendarmería de
Chile dar aviso inmediato respecto de cualquier hecho o circunstancia que hubiera ocurrido
y que pudiese ser de relevancia para que la Comisión pueda evaluar aquellos factores que
inciden en el proceso de reinserción social de la persona postulante.
Artículo 17. Resolución de la postulación al beneficio. La Comisión de Libertad Condicional
concederá el beneficio mediante resolución fundada a las personas condenadas que figuren
en la nómina del artículo 15. En la misma resolución se indicará el lugar de residencia a
cada uno, para efectos de la supervisión requerida.

Si la Comisión estimare improcedente conceder la libertad condicional, fundamentará su


rechazo en la respectiva resolución.

Las resoluciones indicadas en el presente artículo, así como también aquellas que
revoquen el beneficio, serán remitidas por la Comisión de Libertad Condicional respectiva a
la jefatura del establecimiento penitenciario de origen, a la Dirección Nacional de
Gendarmería de Chile, a la Dirección General de Carabineros , a la Dirección General de
Investigaciones y demás organismos pertinentes.

La jefatura del establecimiento, a quien éste designe, notificará personalmente lo resuelto


por la Comisión de Libertad Condicional a las personas postulantes. En el caso de las
personas a quienes se les concedió el beneficio, deberá informarles las obligaciones a que
quedan sujetos y el Centro de Apoyo para la integración social o unidad de control en que
deben presentarse dentro de los cinco días corridos siguientes a su egreso del
establecimiento penitenciario.

Título V
De la organización del sistema de supervisión
de la libertad condicional

Artículo 18. De la prórroga de la libertad condicional. El período de libertad condicional


durará todo el tiempo que le falte a la persona privada de libertad para cumplir su
condena. La pena se considerará cumplida si terminare el período de libertad condicional,
sin que este beneficio haya sido revocado o si la persona obtuviere la libertad completa,
conforme a lo señalado en el artículo 8º del Decreto Ley Nº 321, de 1925.

Artículo 19. De la operatividad del sistema de supervisión de la libertad condicional. Todas


las personas beneficiadas con la libertad condicional quedarán sujetas a la supervisión de
un delegado de libertad condicional de Gendarmería de Chile.

Gendarmería de Chile administrará el sistema de supervisión de la libertad condicional, el


cual operará a través de los Centros de Apoyo para la Integración Social.

Excepcionalmente, la operación del sistema de supervisión de libertad condicional se podrá


implementar en otras unidades dependientes de Gendarmería de Chile, distintos de los
Centros de Apoyo para la Integración Social, en los lugares en que estos últimos no tendrán
cobertura.

Artículo 20. Funciones del Consejo Técnico. Los Consejos Técnicos de los


establecimientos en lo que se supervisan las condiciones de la libertad condicional de las
personas beneficiadas, tendrán, entre otras, las siguientes funciones:

a) Informar a la Comisión de Libertad Condicional correspondiente el cumplimiento de las


condiciones establecidas en el plan de intervención individual de las personas condenadas,
cuando se cumplan la mitad del período de goce del beneficio de la libertad condicional, a
fin de solicitar a la respectiva Comisión su libertad completa, con excepción de los que
gocen de ella conforme a lo dispuesto en el artículo 3º bis del Decreto Ley Nº 321, de 1925.
b) Informar a la Comisión de Libertad Condicional correspondiente el incumplimiento de las
condiciones establecidas en los respectivos planes de intervención, cuando no existiere
justificación suficiente para ello, o la condena por cualquier delito cometido mientras se
encontrare en libertad condicional, a la respectiva Comisión de Libertad Condicional a fin de
que se pronuncie, en los plazos establecidos en el artículo 7º del Decreto Ley Nº 321, de
1925, respecto a la continuidad o revocación del beneficio.

c) Informar a la Comisión de Libertad Condicional la suspensión de la supervisión que


realiza Gendarmería de Chile de la persona en libertad condicional, en caso de decretarse,
durante el período de supervisión la medida cautelar de prisión preventiva. Asimismo,
deberá hacer seguimiento de dicho proceso y en caso de que se configure una causal de
revocación, informar a la Comisión de Libertad Condicional.

d) Asesorar en la resolución de cualquier otra situación de las personas en libertad


condicional, relacionada con los distintos alrededores de la gestión y supervisión que le
corresponda.

Artículo 21. Designación del delegado de libertad condicional. Notificada la resolución de


la Comisión de Libertad Condicional a la persona condenada y obteniendo el beneficio, ésta
dispondrá de un plazo de hasta cinco días corridos, a contar de su liberación, para
presentarse en el respectivo Centro de Apoyo para la Integración Social u otra unidad de
control perteneciente a Gendarmería de Chile, de acuerdo a la residencia que hubiere
fijado, para realizar el registro administrativo del beneficio de Libertad Condicional del que
goza.

Una vez presentado en la unidad de control y realizado el registro administrativo del


beneficio, la persona condenada será citada a una reunión de ingreso con la jefatura de la
unidad o quien ésta designe, dentro de un plazo máximo de tres días hábiles. En esta
reunión de ingresos le será designado el delegado de libertad condicional a cargo de la
supervisión del beneficio.

En caso de no concretarse la presentación de la persona beneficiaria con la libertad


condicional en los plazos señalados, se informará su no presentación a la Comisión de
Libertad Condicional correspondiente, dentro del plazo de tres días hábiles, para que ésta
se pronuncie dentro del plazo de quince días hábiles, respecto de la continuidad o
revocación del beneficio.

Artículo 22. Elaboración del plan de intervención individual. El profesional que hubiera sido
designado como delegado de libertad condicional a cargo de la supervisión de la persona
beneficiaria con ésta, deberá elaborar un plan de intervención individual, dentro de un plazo
de hasta cuarenta y cinco días hábiles, a contar de la fecha de designación de caso.

En el proceso de evaluación, el delegado deberá incorporar el análisis de los factores de


riesgo de reincidencia, los factores protectores y la motivación al cambio de la persona
beneficiada, así como todas aquellas circunstancias sociales y comunitarias que puedan
incidir en su proceso de reinserción social . Además, deberá considerar todos aquellos
antecedentes relevantes que den cuenta del proceso de reinserción de la persona durante
el cumplimiento de su condena en reclusión, consignados en el informe de postulación y
otros antecedentes disponibles por el Sistema Cerrado.

A partir de esta evaluación, el plan de intervención individual deberá integrar la realización


de actividades tendientes a la reinserción social de la persona condenada, priorizando
actividades que fortalezcan la vinculación con la red social y comunitaria, y que operen
como facilitadores para una reinserción social eficaz . Junto a ello, dicho plan deberá
contener, además, y en caso de ser pertinente, actividades de intervención especializada,
nivelación escolar, capacitación o inserción laboral, entre otras.

Además, este plan deberá ser firmado por la persona condenada como prueba de su
compromiso a dar cumplimiento a las actividades y condiciones ahí establecidas.

Artículo 23. Ejecución del plan de intervención individual. La supervisión de la libertad


condicional que se contempla en el plan deberá comprender períodos periódicos, las que
durante el primer año de supervisión deberá ser a la menos mensual y en las que se tendrá
en consideración que sus horarios sean compatibles con el cumplimiento de las actividades
de reinserción que se encontró realizando la persona. Con posterioridad al primer año, el
nivel de intensidad y frecuencia de la intervención se establecerá en el Plan
correspondiente acorde al nivel de riesgo y necesidades de la persona en libertad
condicional.

Asimismo, y de acuerdo con los avances en el proceso de reinserción social, el delegado de


libertad condicional podrá realizar ajustes a las áreas de intervención, los objetivos,
acciones y/o plazos contenidos en el plan de intervención individual, los que deberían estar
sustentados en criterios técnicos, en conocimiento de la persona en libertad condicional y
del Consejo Técnico.

Artículo 24. Sobre los programas y sus características. Para el abordaje de los factores de


riesgo de reincidencia, la ejecución del plan de intervención individual podrá considerar la
derivación a programas orientados a desarrollar herramientas que contribuyan a evitar la
reincidencia en el delito ya favorecer la integración social.

Los programas corresponderán a un conjunto estructurado y especializado de actividades


orientadas al cumplimiento de ciertos objetivos, deberán ser de calidad y pertinentes a las
necesidades de intervención de la población en Libertad Condicional, se estructurarán en
torno a la adquisición de habilidades prosociales y explicarán con estrategias de
intervención respaldada por la evidencia científica.

El delegado de libertad condicional que haya sido designado para elaborar y supervisar el
plan de intervención individual podrá sugerir la derivación a programas en las áreas de:
educación, empleo, consumo de alcohol/drogas, violencia contra terceros, u otros similares,
siempre que su participación en estas actividades sea recomendable para favorecer su
proceso de reinserción social.

Artículo 25. Condiciones del cumplimiento del plan de intervención individual. Se definirán


como condiciones generales de cumplimiento del plan de intervención individual:

a) La presentación en el Centro de Apoyo para la Integración Social o la unidad de control


perteneciente a Gendarmería de Chile que le fuere designada, que permita realizar el
registro administrativo y la reunión de ingresos requeridos para la reforma de un delegado
de libertad condicional a) cargo de la supervisión.

b) La asistencia a entrevistas individuales con el delegado de libertad condicional que le


fuere asignado, salvo situaciones debidamente justificadas.
c) La participación en acciones y programas especializados, individuales y/o grupales,
dirigidos a disminuir los factores de riesgo delictual, que fueren contemplados como
necesarios en su plan de intervención individual.

d) La participación y asistencia, a través de procesos de derivación asistida, a organismos y


programas de la red intersectorial, que se encuentran establecidos como acciones técnicas
en su plan de intervención individual.

e) Mantener un lugar de residencia estable y conocido que permita la supervisión y la


asistencia a las actividades programadas, y el deber de informar de manera oportuna un
cambio de residencia, de modo de garantizar la continuidad de la intervención a través de la
derivación a una nueva unidad de control.

Artículo 26. Colaboración con entidades públicas y privadas. Gendarmería de Chile


propenderá y facilitará, a través de distintos medios, la participación de entidades públicas y
privadas en materias relacionadas con educación, capacitación y colocación laboral, en
beneficio de las personas con libertad condicional. A través de los delegados de libertad
condicional, apoyará y articulará el acceso de la persona supervisada a la red de protección
del Estado, según se requiera.

Los organismos estatales y comunitarios similares que otorguen servicios relativos a la


salud, educación, capacitación profesional, empleo, vivienda, recreación y otros deben
considerar especialmente toda solicitud que los delegados de libertad condicional formulen
para la adecuada intervención de las personas bajo su supervisión.

Artículo 27. Norma técnica. El Ministerio de Justicia y Derechos Humanos dictará las


normas técnicas que sean necesarias relativas al sistema de supervisión de la libertad
condicional, evaluando periódicamente su cumplimiento y sus resultados, para lo cual
Gendarmería de Chile deberá remitirle los informes que solicite, dentro de los plazos que se
establezcan.

Título VI
Del delegado de libertad condicional

Artículo 28. Características y requisitos de los delegados de libertad condicional. El


funcionario de Gendarmería de Chile que sea designado como delegado de libertad
condicional será responsable de la supervisión de las personas en libertad condicional, y de
la planificación y conducción del plan de intervención individual.

Serán requisitos mínimos de formación académica y experiencia profesional para ser


designado como delegado de libertad condicional, los siguientes:

a) Poseer título profesional de una carrera de, a lo menos, 10 semestres de duración en el


área de las ciencias sociales, obtenido por una universidad o institución de educación
superior, reconocido por el Estado o validado por la autoridad competente en caso de
tratarse de una institucion de educacion superior extranjera.

b) Experiencia profesional en el área de la intervención psicosocial con población infractora


de ley mínima de un año.

Artículo 29. Funciones del delegado de libertad condicional. Serán funciones del delegado


de libertad condicional:
a) Evaluar, cuando corresponda, el riesgo de reincidencia y las necesidades de intervención
de los casos que le sean asignados, así como los factores protectores y motivacionales que
puedan facilitar el proceso de reinserción social.

b) Elaborar un plan de intervención individual dentro de los cuarenta siguientes y cinco días
hábiles, desde que se le asigne la persona con libertad condicional para dar inicio a la
supervisión establecida en el presente reglamento.

c) Efectuar actividades de intervención especializada y de derivación asistida, tendientes a


la reinserción social.

d) Supervisar el cumplimiento de las condiciones establecidas en el plan de intervención


individual de las personas y hacer seguimiento de todas aquellas situaciones que puedan
afectar su cumplimiento, en particular, cuando aquellas puedan configurarse en causal de
revocación del beneficio.

e) Informar de manera oportuna al Consejo Técnico de cualquier situación que diga relación
con las funciones de éste.

f) Mantener un registro de todas las actuaciones realizadas en la supervisión de caso,


consignando las actividades, entrevistas, visitas en terreno y demás acciones relevantes
para la evaluación de los avances en el cumplimiento de los planes de intervención
individual.

g) Evacuar los informes que le sean requeridos en virtud de su función.

Título VII
De la revocación de la libertad condicional

Artículo 30. Revocación del beneficio. En aquellos casos en que una persona beneficiada
sea condenada por cualquier delito o cuando haya incumplido las condiciones establecidas
en su plan de intervención individual sin justificación suficiente, o cuando no se hubiere
presentado al establecimiento correspondiente dentro del plazo establecido en el artículo 21
del presente Reglamento , en (sic) Gendarmería de Chile informará de ello a la respectiva
Comisión de Libertad Condicional en un plazo máximo de tres días.

Habiendo tomado conocimiento de dicha información, la Comisión de Libertad Condicional


determinará si procede la revocación del beneficio.

En el caso de lo establecido en el inciso final del artículo 4º del Decreto Ley Nº 321, de
1925, la libertad condicional se podrá revocar si la persona beneficiada no mantiene el
requisito exigido por el número 2 del artículo 2º del decreto ley citado.

Artículo 31. Comunicación de la revocación. Cuando se haya revocado la libertad


condicional a alguna persona, Gendarmería de Chile comunicará la resolución al tribunal
respectivo, para que disponga de su detención, cuando ella fuere procedente, y posterior
ingreso al establecimiento penitenciario que corresponda, a fin de que cumpla el tiempo que
le falte para completar su condena.

disposición final
Artículo transitorio. Respecto de aquellas personas que hubieran obtenido la libertad
condicional con anterioridad a la entrada en vigencia de la modificación al artículo 6º del
Decreto Ley Nº  321, de 1925, dispuestas por el artículo transitorio de la Ley Nº  21.124, se
aplicaron las siguientes reglas:

a) Las personas beneficiadas están sujetas a la supervisión administrativa de Gendarmería


de Chile para el control del beneficio de libertad condicional.

b) El beneficio podrá ser revocado en caso de que la persona sea condenada por cualquier
delito o, por incumplir la supervisión a que se refiere el literal anterior. Asimismo, en el caso
de lo establecido en el inciso final del artículo 4º del Decreto Ley Nº  321, de 1925, la
libertad condicional se podrá revocar si la persona beneficiada no mantiene el requisito
exigido por el número 2 del artículo 2º del decreto ley citado .

c) Se aplicarán, en lo pertinente, los artículos 18, 26 y 31 del presente reglamento.

ARTÍCULO SEGUNDO. Derógase el Decreto Supremo Nº  2.442, de 1926, del Ministerio de


Justicia, que fija el texto del reglamento de la Ley de Libertad Condicional.

ARTÍCULO TERCERO. Modifícase el Decreto Supremo Nº  518, de 1998, del Ministerio de


Justicia, que aprueba "Reglamento de Establecimientos Penitenciarios", en el siguiente
sentido:

1. En el artículo 11:

a) En el inciso primero agregado, a continuación de la frase "cumplimiento de penas


privativas de libertad" y antes del punto final (.), la frase ", todas las cuales estarán sujetas a
la atención, vigilancia y custodia de la Administración, según corresponda ”.

b) Sustituyase el inciso segundo por el siguiente:

" Corresponden también a esta denominación los establecimientos destinados al


cumplimiento de las penas sustitutivas, los destinados al control de los beneficios legales y
reglamentarios que se ejecutan en el sistema abierto, como, asimismo, las dependencias
que brindaron apoyo postpenitenciario a las personas que hubieran dado cumplimiento a su
condena y las que supervisan y controlan la libertad condicional ”.

2. En el artículo 20:

a) Agrégase, a continuación de la palabra "destinados" el vocablo "sobre todo".

b) Sustitúyase la frase "los condenados que por un beneficio legal o reglamentario se


encuentran en el medio libre" por la frase "las personas condenadas a penas sustitutivas".

c) Eliminar la expresión "(CRS)".

d) Agrégase, a continuación del punto final (.) que pasa a ser punto seguido, la expresión
"Dichos establecimientos podrán además realizar el seguimiento, asistencia y control de las
personas condenadas que se encuentren haciendo uso del beneficio de libertad
condicional, así como también, de aquellos que estén en proceso de eliminación de
antecedentes penales, en aquellos casos en que los Centros de Apoyo para la Integración
Social, que se fundamenten en el inciso siguiente, no tendrán cobertura ".

e) Agrégase el siguiente inciso segundo, nuevo:

" Los establecimientos penitenciarios debieron exceder al seguimiento, asistencia y


acompañamiento a las personas que, habiendo cumplido sus condenas, requieren de apoyo
para su reinserción social, a través de la entrega de oferta programática, así como los
destinados al seguimiento, asistencia y control de las personas condenadas que se
encuentran haciendo uso del beneficio de libertad condicional y de aquellas que están en
proceso de eliminación de antecedentes penales, se denominan Centros de Apoyo para la
Integración Social ”.

Anótese, tómese razón y publíquese. Sebastián Piñera Echenique, Presidente de la


República. Hernán Larraín Fernández, Ministro de Justicia y Derechos Humanos.

Lo que transcribe para su conocimiento. Le saluda atentamente, Juan José Ossa Santa
Cruz, Subsecretario de Justicia.

Bibliografia de este Capitulo

BECA FREI, Juan (2013) : "Indulto particular: perfeccionamiento de una institución


arcaica hacia la protección de derechos fundamentales" , en Estudios
Constitucionales , vol. XI, Nº 1, pág. 479.

CARRARA, FRANCESCO (1956): Programa de derecho penal. Parte general . Volumen I.


Traducción castellana de José Ortega Torres (Bogotá, Temis).

CURY URZÚA, Enrique (2005): Derecho Penal, Parte General, (Santiago, Editorial


Jurídica de Chile, Santiago).

ETCHEBERRY ORTHUSTEGUY , Alfredo (1998): Derecho Penal. Parte General , tomo


II (Santiago, Editorial Jurídica de Chile).

GARRIDO MONTT , Mario (1997) : Derecho Penal, Parte General , tomo I (Santiago,


Editorial Jurídica de Chile).

NOVOA MONREAL, Eduardo (2002): Curso de Derecho Penal. Parte General , tomo II


(Santiago, Editorial Jurídica de Chile).

VARGAS VIANCOS , Juan (1992) : La extinción de la Responsabilidad


Penal (Santiago, Editorial Jurídica ConoSur Ltda.).

CAPÍTULO III PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN PENAL Y DE LA PENA


53. Definición y naturaleza jurídica

La prescripción es una de las instituciones jurídicas más interesantes y que mayor


controversia histórica ha provocado.

La potestad punitiva del Estado encuentra su fin, cuando transcurre un espacio


determinado de tiempo en que esta no ha podido ejercerse, sea porque hubo
imposibilidad de iniciar la acción persecutoria, sea porque no pudo hacerse cumplir la
sanción ya impuesta por sentencia firme.

El concepto de prescripción es, entonces, el de un espacio de tiempo, prefijado por


la ley, transcurrido el cual la acción penal no se puede ejercitar, o la condena infligida
por un hecho punible no puede ejecutarse. La prescripción opera, por lo tanto, en dos
alrededores: como causal extintiva de la acción penal, y como causal extintiva de la
condena penal.

El penalista Cuello Calón, al definir la institución, dice:

"La prescripción en materia penal consiste en la extinción de la responsabilidad penal


mediante el transcurso de un período de tiempo, en determinadas condiciones, sin que el
delincuente sea perseguido o sin ser la pena ejecutada. La primera se denomina
prescripción del delito o de la acción penal, la segunda prescripción de la pena". 48

Por su parte, Gustavo Labatut define a la prescripción en la siguiente forma:

"La prescripción en materia penal consiste en el transcurso de un determinado espacio de


tiempo, en ciertas condiciones, sin que el delito haya sido perseguido o sin que la pena
haya sido ejecutada. En el primer caso se trata de la prescripción de la acción penal ; en el
segundo, de la prescripción de la pena". 49

Este concepto nos señala en forma clara y determina las dos clases de prescripción
que contempla nuestra ley.

Pessina, al estudiar esta institución, sin definirla, nos da un concepto muy preciso al
decir:

"Hay un obstáculo al castigo del delito, y es el que nace del transcurso del tiempo sin que la
eficacia de la ley penal venga a obrar contra aquéllos. Este obstáculo, que viene a negar el
derecho del Estado a proceder contra un delito dado para el castigo de su autor, toma el
nombre de prescripción, que en el derecho civil señala también a la extinción de un derecho
privado alienable, cuando se abandona largo tiempo su ejercicio". 50

Si bien esta institución jurídica ha provocado grandes discusiones entre los


penalistas, los defensores de la prescripción de la acción penal exponen diversas
razones en su favor; y, en primer término, señalan al interés social y la seguridad
jurídica. 51 Mantener indefinidamente a un ciudadano bajo el peso de una imputación
delictuosa no es conveniente ni justo. Por otra parte, después de transcurrido un cierto
tiempo —diverso según la gravedad de los delitos— desaparece el interés social en
castigar, ya que han desaparecido el daño mediato y la razón política de la pena. El
olvido ha transformado el hecho punible, del cual no queda ni siquiera el recuerdo en
la conciencia pública.

Su naturaleza jurídica es, de acuerdo con Mario Garrido Montt y otros, 52 discutida,


según si es una institución de naturaleza procesal, material o mixta. 53 Hay quienes
sostienen (dentro de la doctrina francesa) que es de naturaleza procesal, que debe
ser tratado en el Código Procesal Penal, y se fundamenta en que "lo que suprime el
transcurso del tiempo es la acción, y no los elementos vinculados con el mismo
delito".

De acuerdo con esta doctrina, la prescripción encuentra su justificación en las


dificultades probatorias que se producen por la distancia temporal entre la comisión
del mismo delito y el procedimiento penal, lo que puede acarrear sentencias erróneas.

Subrayo lo anterior, ya que hemos visto condenas, por hechos ocurridos hace
muchísimos años, en que los testigos en contra de el o los imputados, señalan que
recuerdan sus vestimentas, voces, etc., aceptándose en algunos casos esos
testimonios como suficientes para hacerlos acreedores a elevadas penas, lo que, en
estricto derecho, no debería ocurrir.

Sin embargo, es bueno tener presente que los juicios por violaciones a los derechos
humanos se investigan por el procedimiento antiguo.

La tesis de la naturaleza material de la prescripción la señala como una institución


inherente al derecho penal, ya que esta afecta al delito y/oa sus consecuencias, y no
solo a la acción que se puede ejercer respecto de este. Sus adherentes señalan que
lo que prescribir sería el delito, lo que, de acuerdo con Garrido Montt, no sería posible,
pues un comportamiento humano es imborrable, al tratarse de un evento acaecido en
la realidad fáctica . 54

Finalmente, la tendencia mixta considera que la institución de la prescripción


tiene una naturaleza tanto material como procesal, ya que el transcurso del
tiempo acarrea dificultades probatorias, así como también afecta a la necesidad
de pena. Por otro lado, también la prescripción puede ser vista, desde el plano
procesal, como un requisito de procedibilidad a favor del imputado, lo cual de
plano descarta su sola naturaleza sustancial.

La pertinencia o no de esta discusión se puede situar en la aplicación de


principios de interpretación procesal o penal, según sea su naturaleza. Por
ejemplo, en lo que se refiere a la aplicación retroactiva de la ley procesal que
sanciona la prescripción. Sin embargo, algunos autores considerando que la
importancia de la discusión se ha diluido, de momento que el Código Procesal
Penal (2000) regula expresamente la aplicación temporal de la ley, en su artículo
11 que dice: "Aplicación temporal de la ley procesal penal . Las leyes procesales
penales serán aplicables a los procedimientos ya iniciados, salvo cuando, a
juicio del tribunal, la ley anterior contuviere disposiciones más favorables al
imputado".

54. Fundamentos de la prescripción en general

Existen diversas teorías que justifican la existencia de la institución. Algunas de


ellas se refieren tanto a la prescripción de la acción penal como de la pena; otras, en
cambio, se refieren en forma especial a una u otra. En líneas generales se entiende
que la prescripción existe porque se hace necesaria. En efecto, no hay razón de
perseguir al delincuente o aplicar la pena, cuando ya ha transcurrido el tiempo
necesario para que la sociedad olvide el mal que el delito producido; o pueda presumir
que el delincuente se ha enmendado o expiado su culpa; o bien porque las pruebas
se hacen difíciles y deviene naturalmente imposible el desarrollo del proceso.

Labatut, por su parte, haciendo suyas las palabras de Ferrer Sama, considera que
el fundamento de la prescripción hay que buscarlo en la necesidad social de eliminar
un estado de incertidumbre en las relaciones jurídico-penales entre el delincuente y el
Estado. 55

55. Teoría de la enmienda

Considere necesario el castigo del culpable después de haber transcurrido el tiempo


de prescripción, por presumir que el delincuente se ha corregido, se ha reformado, y/o
ha llegado a ser un miembro útil a la sociedad. Así las cosas, "el perdón es un bien
para él, y él no es un mal para nadie". 56

De acuerdo con esta teoría, se presume que el delincuente se ha enmendado por el


hecho de no haber cometido ningún otro delito durante el tiempo de la prescripción. El
filósofo inglés Jeremías Bentham sostuvo que esta persona había "recobrado su salud
moral sin el empleo de la medicina amarga que la ley había preparado para su
curación" (id.), 57 y es esta adaptación del delincuente al medio en que vive lo que
interesa al Estado.

Franz von Liszt refuta esta teoría, sosteniendo que el simple transcurso del tiempo
no basta para operar un cambio en la mentalidad del delincuente. La razón de ser de
la prescripción y, al mismo tiempo, su justificación interna, no reside únicamente en la
fuerza misteriosa del tiempo, sino en el orden jurídico que tiene por misión la
realización de ciertas multas prácticas. 58 Por lo anterior, von Liszt acepta la
prescripción estimando que procede sólo cuando el delincuente no representa ya un
peligro para la tranquilidad y seguridad pública. Sin embargo, esta tesis no le da fecha
cierta y naturalmente deja en una situación ambigua a quien delinquió.

56. Teoría de la expiación moral o indirecta


Desde esta perspectiva, siga o no represente el delincuente un peligro para la
sociedad luego de cometerse un delito, transcurrió cierto tiempo no deberá responder
frente a ella por el daño causado.

Para esta teoría, el fundamento de lo anterior se encuentra en que, quien comete un


delito expía suficientemente su culpa a lo largo del tiempo, en virtud del remordimiento
y amarguras que ha debido experimentar. En consecuencia, el transcurso del tiempo
en las condiciones en que vive quién está eludiendo la acción de la justicia, constituye
en sí mismo una expiación. Por lo tanto, es un sustituto de la pena que no pudo ser
ejecutado, sea porque no se dedujo la acción en contra del delincuente y no se
concluyó la pena correspondiente, o simplemente porque, una vez condenado, el
delincuente evitó el cumplimiento de la condena.

Esta teoría, estimamos que está muy lejos de la realidad.

Refiriéndose únicamente a la prescripción de la pena, los positivistas estiman


imposible encontrar el fundamento de la prescripción en esta teoría. Para ellos, la
pena es un medio de defensa social que debe ser aplicada siempre que sea
necesario. Por lo tanto, si la defensa social se ha alcanzado, y la pena no se ha
ejecutado, el transcurso del tiempo justifica la existencia de la prescripción y se hace
necesaria la ejecución de la pena, porque esta carece de objeto. En cambio, afirman
que la pena debe aplicarse aun cuando haya transcurrido un tiempo más o menos
largo y el delincuente haya eludido la acción de la justicia, si él no demuestra carecer
de peligrosidad.

57. Teoría del olvido

Transcurrido un tiempo apreciable, la reacción penal carece de objeto, ya que la


sociedad olvida fácilmente los delitos, incluyendo las más atroces. En este sentido, la
imposición de la pena, o la iniciación del proceso en contra del delincuente, no tiene
ya objeto ni finalidad alguna.

Es de toda evidencia que los delitos, especialmente los más graves, crean en la
sociedad un estado de alarma que se mantiene por un tiempo, y que luego empieza a
declinar hasta desaparecer. Cesando este estado de alarma, ya no existe la
necesidad imperiosa de reprimir el hecho delictuoso. Garraud considera que el castigo
demasiado lejano del delito o de la condena se torna inútil, puesto que el recuerdo del
hecho culpable se ha borrado, y la necesidad del ejemplo ha desaparecido. El deber,
y aun el derecho de castigar, dejan de existir para la sociedad. Es, pues, el olvido
presunto de la infracción, y el olvido presunto de la condena pronunciada, lo que libera
al delincuente de su responsabilidad. Esta presunción de olvido está fundada —como
todas las presunciones— en la observancia de hechos habituales; 59

Kostlin, buscando un fundamento general para la prescripción, declara que existe


una virtualidad en el tiempo, que en su curso transforma todo aquello que pertenece al
mundo de lo finito; por ello la sociedad cambia, y en ese continuo mutar, cambia a los
individuos que la constituyen. Es esa la razón por la cual la sociedad persigue al
delincuente sólo mientras tiene conciencia del mal realizado, conciencia que se
debilita hasta llegar a extinguirse a causa de permanecer la autoridad penal callada e
inerte durante cierto tiempo después de realizado. 60

En síntesis, el tiempo influye en el sentido de extinguir la responsabilidad penal, y


hace desaparecer la necesidad de la represión, pues ya no se pretende restaurar el
orden público perturbado por el delito; las cosas por si mismas han tomado su propio
equilibrio y en la conciencia publica se ha debilitado hasta desaparecer, el recuerdo
del delito.

58. Teoría del interés disminuido

Considere que la prescripción presume la existencia de un cierto interés de penar,


que va desapareciendo a medida que transcurre el tiempo, lo que hace carecer de
finalidad el deducir la acción contra el presunto culpable y obligarlo a cumplir la pena
que le correspondería, si ha transcurrido un plazo mayor a aquél en que se puede
ejercer la acción penal y durante el cual se estima que permanece dicho interés.

Groizard y Gómez de la Serna, refiriéndose a la prescripción de la pena dice: "La


pena tardíamente aplicada, no teniendo ya nada que corregir, más que un bien es un
mal; perturba, en vez de reparar". 61

Merkel considera que el fundamento de la prescripción no debe buscarse en una


fuerza mística o destructora del derecho, sino en el hecho que en el orden jurídico —
que tiene como misión la realización de multas prácticas—, se ha tenido presente el
poder de los hechos . 62

Es decir, la ley presume que cuando una parte lesionada —ya sea la sociedad o un
particular— deja transcurrir un determinado tiempo sin ejercitar la acción o sin tratar
que el delincuente cumpla la condena que se le ha impuesto, es porque ha perdido
todo interés en la represion del delito.

Ruggiero, al declararse partidario de la prescripción, dice que es lógico que el


tiempo produjo su efecto extintivo porque "el ordenamiento jurídico no tutela a quien
no ejercita su derecho y manifiesta, despreciándolo, no quererlo conservar". 63

59. Teoría psicológica

El transcurso del tiempo tiene el poder de eliminar el nexo psicológico entre el


agente y el hecho, lo que hace que la pena pierda su valor y su fin.

En realidad, esta teoría puede desear similar a la del olvido, porque es


precisamente el olvido del hecho punible lo que hace desaparecer el nexo psicológico
entre el agente y el delito.
60. Teoría de la prueba

Se refiere exclusivamente a la prescripción de la acción penal, y la justificación


extrema en las enormes dificultades probatorias que surgen cuando se trata del
enjuiciamiento de un hecho acaecido hace mucho tiempo.

Esto se debe, de acuerdo con esta teoría, a que las pruebas del delito se hacen
deficientes o casi imposibles de obtener, y, como es sabido, en el caso de algunas
condenas, las pruebas no son del todo contundente. El paso del tiempo podría
producir efectos en la conservación de eventuales testimonios 64 y yo agregaría, que
algunos de ellos, en algunas ocasiones, están más motivados por temas económicos
que de justicia. Una investigación perjudicial no tuvo otro resultado que un para el
Estado en cuanto a gastos y tiempo, y además sería inútil para el acusado.

Binding considera que el ejercicio del deber de castigar no es posible después de


transcurrido cierto tiempo, porque el fallo no puede ser dado con certeza. Es, pues, al
derecho de pronunciar un juicio de condena al que la prescripción golpea en primer
lugar. sesenta y cinco

Al no existir un juicio penal, aún existe la incertidumbre sobre la


culpabilidad. Faltando el pronunciamiento judicial, se ignora si la persona en favor de
quien corre la prescripción es culpable o inocente, y, además, el transcurso del tiempo
dificulta el conocimiento de la verdad, lo que hace conveniente extinguir esta acción
que se conserva durante tanto tiempo inactivo 66

El penalista Antonio Ferrer Sama, al referirse a los fundamentos de la prescripción,


sostiene que el tiempo influye en la responsabilidad penal extinguiéndola, por la razón
única de que es necesario para el orden social, que después de transcurrido cierto
período se elimina toda incertidumbre en las relaciones juridicas. El ius
puniendi determina una verdadera relación jurídica entre el Estado y el delincuente, y
esa relación es la que resulta afectada por el transcurso de los plazos legales
establecidos. 67

Este fundamento de la prescripción que considera que ella elimina toda


incertidumbre en las relaciones jurídicas, se aplica tanto a la prescripción civil, como a
la penal. Pero se puede decir que se justifica en forma mucho más amplia en la
prescripción civil, en donde realmente viene a poner fin a situaciones inciertas
relacionadas con derechos patrimoniales y bienes.

Raimundo del Río sostiene que, en parte, el fundamento de la prescripción se


encuentra en la incapacidad de los organismos sociales para reaccionar contra el
delito dentro de ciertos plazos, lo que explica suficientemente la prescripción si se
toman en cuenta sus fundamentos clásicos en la legislación actual, a saber: el fin
expiatorio y ejemplarizador de la pena, y la defensa social que con ella se trata de
producir. 68
Ahora, la escasez probatoria no puede ser tenida como un fundamento de la
prescripción, porque ella no justifica —o no se ha expresado convincentemente—
cómo ello se proyecta en los diversos plazos de prescripción según la gravedad del
delito.

61. Rechazo de la receta

Frente a las teorías que fundamentan y justifican la prescripción —si no en forma


absoluta, por lo menos en un número creciente de penalistas que la apoyan—, ya la
mayoría de las legislaciones contemporáneas que en sus disposiciones la
contemplan, existen algunos autores que rechazan y/o limitan esta institución.

Estos autores niegan la legitimidad de la institución por considerar que la


prescripción penal repugna a la naturaleza de la pena. Éstas representan un peligro
para el orden social, dejando abierta una puerta a la impunidad, e incluso
considerando que es posible que ella incite a la perpetración de nuevos delitos.

En este sentido, Prins afirma que la prescripción "es pura y simplemente la


impunidad y constituye un mal ejemplo para las masas, que no se entregan a las
consideraciones técnicas de los defensores de la prescripción". 69

En esta línea de pensamiento, la prescripción no tiene fundamento plausible y ven


en ella un absurdo. El tiempo en su pasar borra las pruebas del delito y hace olvidar la
perturbación social que produjo. Sin embargo, perduran las tendencias del
delincuente, y es precisamente de ellas de quien tiene que defenderse la sociedad. Y,
si bien es cierto que algunas veces el delincuente que se ha sustraído a la pena se
halla después de algunos años convertido en un hombre honrado, el remedio
adecuado, nos dice Prins, es la gracia o rehabilitación, pero no la prescripción

Incluso en los postulados de los filósofos de la antigüedad podemos encontrar


razones que niegan todo fundamento a la institución. Así, por ejemplo, Platón, pensó
a la pena no como un mal, sino como un medio de justicia. Para él la pena es la
medicina del alma, y debe siempre ser ejecutada, rechazando la institución de la
prescripción. 70

Si se considera la pena solo como un castigo impuesto al delincuente, no hay


justificación alguna para la procedencia de la prescripción. Quien ha delinquido,
sostienen, debe ser castigado, y, por lo tanto, el tiempo no produce ningún efecto en
su favor.

Beccaria se declara contrario a la prescripción cuando esta va en favor de aquellos


que han cometido crímenes atroces. Sostuvo que "no debe verificarse (la
prescripción), en favor de los malvados que han evitado por la fuga, el castigo de
aquellos atroces crímenes, cuyo recuerdo subsiste largo tiempo en la memoria de los
hombres". 71 Lo anterior puede ser visto como un anticipo del predicamento aplicado
en el caso de delitos de lesa humanidad.
Bentham se pronuncia en contra de la prescripción en los casos de delitos mayores,
como podría ser una adquisición fraudulenta que pueda constituir una fortuna, o el
delito de poligamia. El culpable será odiado y verá que la espada vengadora
permanecerá siempre suspendida sobre su cabeza. "El espectáculo de un criminal
disfrutando en paz del producto de su crimen, protegido por las leyes que él ha
violado, es un cebo para los malhechores, un objeto de dolor para las personas de
bien, un insulto público a la justicia y la moral ". 72

Garófalo no encuentra fundamento para aplicar la prescripción respecto a los


delincuentes natos y habituales, pero la admite para los delincuentes primarios y
ocasionales, porque su peligrosidad frente a la sociedad es menor, y para los menos
pervertidos, cuya conducta revela que ellos no volverán a delinquir 73

62. Positivistas

Para los positivistas, la pena no constituye un castigo, sino que representa un medio
de defensa social, y es precisamente esta defensa social lo que da nacimiento al
derecho que tiene la sociedad de imponer penas a los delincuentes. En un principio,
Ferri se opuso tenazmente a la prescripción. 74

Para esta teoría, debido a su naturaleza, la pena debe aplicarse siempre que sea
necesario, habiendo o no transcurrido el plazo de prescripción, y es en cambio
inevitable ejecutar la pena, si el delincuente está exento de peligrosidad.

La aceptación o el rechazo de la prescripción de la acción penal que han formulado


los positivistas se subordina a la mayor o menor peligrosidad del delincuente. Para
ellos, no puede existir nunca prescripción que favorezca al reo de un delito, mientras
constituya un riesgo para la sociedad; en cambio, debe lógicamente aceptarse
respecto de aquel que, pretendiendo empeorar con ella, demuestra carecer de
peligrosidad.

En lo que se refiere a la prescripción de la pena, los positivistas no dan normas


absolutas. Basándose en este mismo principio de la mayor o menor peligrosidad del
delincuente, debe solucionarse cada caso como ofrecer mayores ventajas a la
defensa social.

Desde el punto de vista de esta escuela de los criminólogos positivistas, se


establece como principio general —respecto a la prescripción de la pena— que, si el
tiempo de la prescripción ha provocado en el delincuente su reforma, la ejecución de
la pena se hace totalmente necesario, justificándose en este caso la extinción de la
responsabilidad penal por la prescripción.

63. Legislación positiva


Todos estos argumentos dados a favor y en contra de la prescripción tienen gran
valor para su estudio, tanto desde el punto de vista teórico como doctrinario. Pero en
el terreno de la legislación positiva no hay problema respecto a la aceptación o
rechazo de la prescripción, ya que todas las legislaciones, en líneas generales, la
aceptan como causal de extinción de la responsabilidad penal.

Más aún, la tendencia actual se orienta en el sentido de ir limitando cada día más el
plazo de prescripción, e ir acentuando la diferencia de plazos entre la prescripción de
la acción penal y prescripción de la pena. Como sea, "no puede válidamente
sostenerse que las normas que regulan la prescripción en el Código penal están
basadas en un único criterio uniforme". 75

La seguridad jurídica, en su vertiente moderna de estabilidad de la expectativa


normativa, es el criterio —no excluyente de otros— que tiende a imponerse en los
trabajos de la doctrina.

64. Antecedentes históricos

La institución en estudio la encontramos por primera vez en el derecho penal griego,


en donde se la constató como medio de extinguir la responsabilidad penal que nace
de la ejecución de un hecho punible. 76

En el Derecho Romano, durante la República y particularmente en los tiempos de


Cicerón, el derecho de acusación era imprescriptible. 77 En los tiempos de Augusto, se
admite la prescripción de la acción penal para aquellos delitos comprendidos en
la Lex-Julia de Adulteriis (818 aJC). 78

En los tiempos posteriores, cuando brillan grandes jurisconsultos, surge la


prescripción de la pena. Se señala un plazo de veinte años como regla general, y la
existencia de algunos delitos que son imprescriptibles.

Es en el Derecho Romano, donde encontramos el origen de la prescripción de la


acción penal y en donde nacen las raíces de esta institución para el Derecho Bárbaro.

En el derecho positivo de la Edad Media, se aceptan en general los principios del


Derecho Romano sobre prescripción. Fueron los jurisconsultos italianos los que,
interpretando el Derecho Romano, desarrollaron el derecho estatutario, y dieron un
notable impulso a esta materia. Las reglas de la legislación estatutaria, con pocas
modificaciones, dominan la doctrina y la práctica casi hasta fines del siglo XVIII, y es
así como se llega a los primeros Códigos italianos. Así, por ejemplo, el Código
Josefino fue contrario a la prescripción.

En las primeras disposiciones de la legislación penal alemana, no se hace mención


de la prescripción. En el derecho penal de la Edad Media, la prescripción es
desconocida; 79 solo en los siglos XVI y XVII tuvo su entrada esta institución en los
Estados alemanes, y se estableció como regla general un plazo de prescripción de
treinta años.

En el Código Sajón de 1838 se reconoció no solo la prescripción de la acción penal,


sino también la de la pena, exceptuándose para los crímenes que fueran castigados
con pena de muerte o reclusión perpetua.

En el derecho francés las primeras disposiciones sobre la materia mantienen en


general las reglas de la ley romana, disposiciones que fueron poco a poco
modificándose y preparando el sistema que debía bosquejar la legislación intermedia
de 1791 y 1808, y que el Código de Instrucción Criminal ( 1808) establece en forma
expresa, pasando de aquí a numerosos Códigos contemporáneos.

El Código de Instrucción Criminal fija el plazo de prescripción de la acción pública


en relación directa con la gravedad de los hechos que se castigan. Se fijó en diez
años para los crímenes, en tres años para los delitos y en un año para las
contravenciones.

En la legislación española, si nos remontamos al Fuero Juzgo ya las Siete Partidas,


podemos encontrar algunas disposiciones en materia de prescripción. Por ejemplo, el
primero trata en su título II, dividido en siete leyes, de la prescripción de 30 o 50
años. 80

Sabemos que nuestro Código Penal de 1874 tomó como modelo al Código español
de 1850, que en su título VI se refiere a la institución. La Comisión Redactora de
nuestro Código incluido en el título V a todas las causas de extinción de la
responsabilidad penal.

Con anterioridad a la dictación del actual Código Penal, regían sobre la materia las
normas contenidas en las Siete Partidas. El único reducto positivo al respecto era el
artículo 27 de la ley de 16 de septiembre de 1846, que disponía de la prescripción, en
el caso del delito de abuso de imprenta. En esta misma época, se estimaba que la
prescripción penal de todo el resto de los delitos tenía un término único de 20 años,
pues se correspondía con el término común de las acciones ordinarias a la que hace
alusión el artículo 2515 del Código Civil, 81 que señala:

" Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las
ordinarias ".

" La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en
ordinaria durará solamente otros dos ".

65. Características de la institución

Es fácil señalarlas con cierta exactitud, dada la naturaleza jurídica de la prescripción


y su carácter público, que esta es una institución que produce sus efectos en relación
con el tiempo; no puede jamás ser renunciada; debe ser admitida siempre y en
cualquier estado de la causa; aun cuando la parte interesada no la alegue, debe ser
declarada de oficio por el juez; y puede ser interrumpida y suspendida.

A su vez el artículo 103 de nuestro Código Penal dice:

" Si el responsable se presentó o fuere habido antes de completar el tiempo de la


prescripción de la acción penal o de la pena, pero habiendo transcurrido la mitad del que se
exige, en sus respectivos casos, para tales prescripciones, deberá el tribunal considerar el
hecho como revestido de dos o más circunstancias atenuantes muy calificadas y de
ninguna agravante y aplicar las reglas de los artículos 65, 66, 67 y 68 sea en la imposición
de la pena, sea para disminuir la ya impuesta ".

" Esta regla no se aplicará a las prescripciones de las faltas y especiales de corto plazo ".

A continuación, transcribimos los artículos citados:

Arte. 65. Cuando la ley señala una sola pena indivisible, la utilizará el tribunal sin
consideración a las circunstancias agravantes que concurran en el hecho. Pero si hay dos o
más circunstancias atenuantes y no concurre ningún agravante, podrá aplicar la pena
inmediatamente inferior en uno o dos grados.

Arte. 66. Si la ley señala una pena compuesta de dos indivisibles y no acompañan al hecho
circunstancias atenuantes ni agravantes, puede el tribunal imponerla en cualquiera de sus
grados.

Cuando sólo concurre alguna circunstancia atenuante, debe aplicarla en su grado mínimo, y
si habiendo una circunstancia agravante, no concurre ninguna atenuante, la imposición en
su grado máximo. Si en este último caso el grado máximo de los designados estuviere
constituido por la pena de muerte, el tribunal no estará obligado a imponerla no obstante.

Siendo dos o más las circunstancias atenuantes sin que concurra ningún agravante, podrá
imponer la pena inferior en uno o dos grados al mínimo de los señalados por la ley, según
sea el número y entidad de dichas circunstancias. Si concurrieren circunstancias
atenuantes y agravantes, las compensará racionalmente el tribunal para la aplicación de la
pena, graduando el valor de unas y otras.

Arte. 67. Cuando la pena señalada al delito es un grado de una divisible y no concurren


circunstancias atenuantes ni agravantes en el hecho, el tribunal puede recorrer toda su
extensión al aplicarla.

Si concurre sólo una circunstancia atenuante o sólo una agravante, la utilizará en el primer
caso en su mínimo, y en el segundo en su máximo.

Para determinar en tales casos el mínimo y el máximo de la pena, se divide por la mitad el
período de su duración: la más alta de estas partes formará el máximo y la más baja el
mínimo.

Siendo dos o más las circunstancias atenuantes y no habiendo ninguno agravante, podrá el
tribunal imponer la inferior en uno o dos grados, según sea el número y entidad de dichas
circunstancias.
Si hay dos o más circunstancias agravantes y ninguna atenuante, puede aplicar la pena
superior en un grado.

En el caso de concurrir circunstancias atenuantes y agravantes, se hará su compensación


racional para la aplicación de la pena, graduando el valor de unas y otras.

Arte. 68. Cuando la pena señalada por la ley consta de dos o más grados, bien sea que los
formen una o dos penas indivisibles y uno o más grados de otra divisible, o diversos de
penas divisibles, el tribunal al aplicarla podrá recorrer toda su extensión, si no concurren en
el hecho circunstancias atenuantes ni agravantes.

Habiendo una sola circunstancia atenuante o una sola circunstancia agravante, no utilizar
en el primer caso el grado máximo ni en el segundo el mínimo.

Si son dos o más las circunstancias atenuantes y no hay ningún agravante, el tribunal podrá
imponer la pena inferior en uno, dos o tres grados al mínimo de los señalados por la ley,
según sea el número y entidad de dichas circunstancias.

Cuando, no concurriendo circunstancias atenuantes, hay dos o más agravantes, podrá


imponer la inmediatamente superior en grado al máximo de los designados por la ley, a
menos que dicha pena fuere la de muerte, en cuyo caso el tribunal no estará obligado a
imponerla todavía .

Concurriendo circunstancias atenuantes y agravantes, se observará lo prescrito en los


artículos anteriores para casos análogos.

Arte. 68bis. Sin perjuicio de lo dispuesto en los cuatro artículos anteriores, cuando sólo


concurra una atenuante muy calificada el tribunal podrá imponer la pena inferior en un
grado al mínimo de la señalada al delito.

66. Transcurso de un espacio de tiempo

Esta primera característica que hemos señalado es la que diferencia, encima de la


prescripción, de las otras causales de extinción de la responsabilidad penal que
establece el artículo 93 del Código Penal. Como produce sus efectos en relación con
el tiempo, necesita el transcurso de un plazo determinado, que es fijado por la ley en
los artículos 94 y 97 del Código Penal; materia a la que nos referiremos más adelante.

Como ya lo hemos observado, hay quienes sostienen que no deben fijarse en el


Código, plazos idénticos para ambas prescripciones. Lo anterior se sostiene en base
a que es lógico que sea más largo el tiempo de prescripción de la pena, si se
considera que la condena produce una impresión social que tarda mucho tiempo en
extinguirse. En cambio, es mucho más débil el recuerdo que se tiene de un delito que
se cometió, pero del que aún no se ha ejercido la acción penal correspondiente en
contra del culpable.
La sentencia definitiva ha asegurado la prueba y fijado el recuerdo de la
infracción; por lo tanto, la prescripción de la pena debe ser más larga que la
prescripción de la acción penal. 82

Sobre esta materia, el Proyecto de Código Penal del año 1938 contiene
disposiciones que marchan más de acuerdo con este criterio, al fijar en los artículos
84 y 89 distintos plazos de prescripción de la acción penal y de la pena. Para los
delitos penados con muerte y presidio o reclusión indeterminados, fijaba un plazo de
prescripción de veinticinco años, y solo de veinte para la prescripción de la acción
penal. Un gran número de legislaciones contemporáneas señalan distintos plazos
para la prescripción de la acción penal y de la pena.

El Código Penal del Perú establece en el artículo 80 los plazos de prescripción de la


acción penal, señalando como regla general: "La acción penal prescribe en un tiempo
igual al máximo de la pena fijada por la ley para el delito, si es privativa de libertad". El
mismo artículo establece que el plazo máximo de prescripción de la acción penal es
de 30 años.

Luego, el artículo 86 establece que "El plazo de prescripción de la pena es el mismo


que alude o fija la ley para la prescripción de la acción penal. El plazo se contará
desde el día en que la sentencia condenatoria quedó firme".

El Código Penal Español regula en el artículo 131 la prescripción de la acción penal,


mostrando plazos que fluctúan entre los 5 hasta los 20 años, dependiendo del tipo de
delito de que se trate. Respecto a la prescripción de la pena, el artículo 133 señala
que las penas impuestas por sentencia firme prescriben entre 1 y 30 años, realizando
nuevamente un distingo entre el tipo de delito de que se trate.

El artículo 131 CP español reza de la siguiente manera:

"Artículo 131.1. Los delitos prescriben: A los veinte años, cuando la pena máxima señalada
al delito sea prisión de quince o más años. A los quince, cuando la pena máxima señalada
por la ley sea inhabilitación por más de diez años, o prisión por más de diez y menos de
quince años. A los diez, cuando la pena máxima señalada por la ley sea prisión o
inhabilitación por más de cinco años y que no exceda de diez. A los cinco, los demás
delitos, excepto los delitos leves y los delitos de injurias y calumnias, que prescriben al
año. 2. Cuando la pena señalada por la ley fuere compuesta, se estará, para la aplicación
de las reglas detectadas en este artículo, a la que exija mayor tiempo para la
prescripción. 3. Los delitos de lesa y de genocidio y los delitos contra las personas y bienes
protegidos en caso de conflicto armado, salvo los castigados en el artículo 614, no
prescribirán en ningún caso. Tampoco prescribirán los delitos de terrorismo, si hubieren
causado la muerte de una persona. 4. En los supuestos de concurso de infracciones o de
infracciones conexas, el plazo de prescripción será el que corresponda al delito más grave".

Por su parte, el artículo 133 del mismo cuerpo legal dispone:

"Artículo 133.1. Las penas impuestas por sentencia firme prescriben: A los 30 años, las de
prisión por más de 20 años. A los 25 años, las de prisión de 15 o más años sin que
excedan de 20. A los 20, las de inhabilitación por más de 10 años y las de prisión por más
de 10 y menos de 15. A los 15, las de inhabilitación por más de seis años y que no excedan
de 10, y las de prisión por más de cinco años y que no excedan de 10. A los 10, las
restantes penas graves. A los cinco, las penas menos graves. Al año, las penas leves. 2.
Las penas impuestas por los delitos de lesa humanidad y de genocidio y por los delitos
contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado, salvo los castigados
en el artículo 614, no prescribirán en ningún caso. Tampoco prescribirán las penas
impuestas por delitos de terrorismo,".

Interesante es señalar que el mismo artículo señalado anteriormente prohíbe la


prescripción de la pena para el caso de delitos de lesa humanidad, genocidio, y delitos
contra las personas y bienes en caso de conflicto armado, exceptuándose los del caso
del artículo 614. Señala también que los delitos de terrorismo no prescribirán en los
casos que, a raíz de estos, se hubiere causado la muerte de alguna persona.

El Código Penal alemán señala un rango de tiempo más amplio para la prescripción
de la acción, los cuales van desde los 3 hasta los 30 años. Sin embargo, establece la
misma regla de imprescriptibilidad respecto de los delitos de genocidio.

67. Condiciones adicionales

En algunos ordenamientos, el transcurso del tiempo no basta por sí solo para que
opere la prescripción como causal extintiva de la responsabilidad penal, sino que se
exige la concurrencia de determinadas condiciones que la ley prescribe
específicamente. Por ejemplo, el Código Penal italiano, en el artículo 172 inciso final,
establece que no gozarán del beneficio de la prescripción de la pena los que hubieren
incurrido en más de una reincidencia.

Para la mayoría de las legislaciones, la reincidencia es un acto que interrumpe la


prescripción. Nuestro Código Penal determina expresamente en el artículo 99 que la
prescripción se interrumpe, quedando sin efecto el tiempo transcurrido, cuando el reo,
durante ella, cometiere nuevamente crimen o simple delito, sin perjuicio de que
comience a correr otra vez.

En cambio, otras legislaciones considerando a la reincidencia como un obstáculo


para la prescripción, y quita el derecho que tiene el culpable a que se extinga su
responsabilidad penal por este medio. Sostienen que quienes han cometido un nuevo
delito, no tienen derecho a la prescripción, ya que ha continuado con su actuar
delictivo.

68. Es irrenunciable

El derecho que otorga la prescripción penal no puede renunciarse por el interesado,


como consecuencia del carácter público de la institución. Nuestro Código Penal nada
dice referente a la renuncia de la prescripción; pero como es una institución
establecida probablemente en interés de la sociedad, es lógico que el individuo no
pueda renunciar a un derecho que se reconoce en beneficio de la comunidad. De esta
forma queda clara su indisponibilidad.

Este carácter, la diferencia totalmente de la prescripción civil, porque ésta puede ser
renunciada por el beneficiado con ella.

El artículo 2494 del Código Civil lo dispone expresamente así al decir en el inciso 1º:

" La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero sólo después de
cumplida "

y el inciso 2º agrega:

" Renúnciase tácitamente, cuando el que pueda alegarlo manifiesta por un hecho suyo que
reconoce el derecho del dueño o del acreedor, por ejemplo, cuando cumplidas las
condiciones legales de la prescripción, el poseedor de la cosa la toma en arriendo, o el que
debe dinero paga intereses o pide plazo ”.

Se renuncia a la prescripción en forma tácita, cuando el que puede alegarla en su


favor reconoce por un hecho suyo el derecho del dueño o del acreedor.

Para renunciar a la prescripción en materia civil, hemos dicho que debe estar
cumplida, o sea, que debe haber transcurrido el plazo necesario de prescripción que
ha fijado la ley.

Renunciada a la prescripción, aún subsiste la obligación natural que puede


cumplirse en cualquier momento. El artículo 1470 del Código Civil en el Nº 2, al
referirse a las obligaciones naturales, dice que ellas son "Las obligaciones civiles
extinguidas por la prescripción".

Pessina, al referirse a la prescripción de la acción civil, nos dice que es lógico que
ella pueda renunciarse. La prescripción supone el abandono del ejercicio del derecho
y es en el fondo una renuncia presunta del mismo; en cambio, respecto de aquél en
favor del cual está establecido se reduce a una excepción meramente voluntaria, y,
por consiguiente, es lícito renunciar a sus beneficios. 83

69. ¿Debe ser declarada de oficio por el tribunal?

La prescripción, en materia penal, debe ser declarada de oficio por el tribunal, aun
cuando el imputado o acusado no la alegue, con tal que se halle presente en el juicio
(art. 102 del C. Penal). Ya lo dijimos, que es irrenunciable.

Desde antiguo ha sido una preocupación que el imputado se halle presente en el


juicio, exigiéndose su presencia real. Así se puede evidenciar en la antigua
jurisprudencia de la Corte Suprema (Gaceta de los Tribunales, 1926, 22º semestre, Nº
18 pág. 79) que ya en el año 1926 se establece como requisito esencial para que la
prescripción pueda ser declarada de oficio, la presencia real del reo ante el tribunal.
En términos similares, la Corte de Apelaciones de La Serena declaró que para que
el reo pueda alegar la prescripción de la pena o de la acción penal, es necesario que
se halle presente en el juicio o en prisión y no puede alegarla si está ausente,
representado por un procurador (Gaceta, año 1926, 2º semestre, Nº 94, pág. 422). De
esta declaración se deduce que, ya en la primera mitad del siglo pasado, se exigía la
presencia real del reo ante el tribunal. Las razones en que se basó la Corte para
interpretar la exigencia del artículo 102 del Código Penal se encuentran expresadas
en los considerando que siguen:

" 2º Que según el artículo 102 del Código Penal, la prescripción de la pena o de la acción
penal, será declarada de oficio, aunque el reo no la alegue, con tal que se halle presente en
el juicio, o, en otros términos, no se puede hacer estas declaraciones si el reo se halla
ausente, ya que su presencia o prisión es la condición indispensable que la ley exige para
otorgarle el beneficio de la prescripción ”;

" 4º Que si bastara para que el reo se halle presente que sea representado por un
mandatario, no tenga objeto ni alcance esta exigencia; como tampoco si el Ministerio
Público alega esa prescripción, cuando el tribunal no pueda acogerla en virtud de la
disposición legal anterior citada ".

Sin perjuicio de todo lo anterior, el artículo 102 CP hoy debe ser interpretado en el
contexto del proceso penal del CPP (2000). En este sentido, las facultades oficiosas
que disponen los tribunales son limitadísimas.

Estimamos que es más propia esta facultad de quien lleva adelante la persecución
penal (Ministerio Público) en el sentido de no someter a una persona a un proceso
penal que resulta ineficaz desde el punto de vista de una decisión terminal. Es lo que
conocemos como economía procesal.

70. Debe ser admitida siempre y en cualquier estado de la causa

La prescripción, debido a su naturaleza, debe ser admitida siempre y en cualquier


estado de la causa.

" La prescripción ha de darse siempre, no porque el Estado se manifieste negligente en


hacer efectivo el derecho de castigar, sino por una causa que imposibilita su ejecución ".

El artículo 93 del CPP se refiere a la posibilidad que tiene el imputado de pedir el


sobreseimiento definitivo de la causa en los siguientes términos:

" Derechos y garantías del imputado. Todo imputado podrá hacer valer, hasta la
terminación del proceso, los derechos y garantías que le derivaron las leyes ".

En especial, tendrá derecho a: f) Solicitar el sobreseimiento definitivo de la causa y recurrir


contra la resolución que lo rechazare; ".

En el mismo sentido, el artículo 250, letra d) del Código Procesal Penal dispone:
" Sobreseimiento definitivo. El juez de garantía decretará el sobreseimiento definitivo: d)
Cuando se hubiere extinguido la responsabilidad penal del imputado por algunos de los
motivos establecidos en la ley; ".

Como sabemos los Nºs. 6 y 7 del artículo 93 del Código Penal señalan a la
prescripción de la acción penal ya la prescripción de la pena como causales de
extinción de la responsabilidad penal, y de la lectura conjunta de los artículos 263 y
264 del Código Procesal Penal se deduce que el acusado tiene determinados
derechos.

El artículo 263 dice:

" Facultades del acusado. Hasta la víspera del inicio de la audiencia de preparación del
juicio oral, por escrito, o al inicio de dicha audiencia, en forma verbal, el acusado podrá...b)
Deducir excepciones de previo y especial pronunciamiento, y " ...

A su vez el artículo 264 dice:

" Excepciones de previo y especial pronunciamiento. El acusado podrá oponer como


excepciones de previo y especial pronunciamiento las siguientes: e) Extinción de la
responsabilidad penal ".

71. Puede ser interrumpida

Tanto la prescripción de la acción penal como la de la pena pueden ser


interrumpidas. El Código Penal contiene normas iguales sobre esta materia para
ambas clases de prescripción.

El artículo 96 del Código Penal, refiriéndose a la prescripción de la acción penal,


dispone:

" Esta prescripción se interrumpe, perdiéndose el tiempo transcurrido, siempre que el


delincuente comete nuevamente crimen o simple delito, y se suspende desde que el
procedimiento se dirige contra él, pero si se paraliza su persecución por tres años o se
termina sin condenarle, continúa la prescripción como si no se hubiere interrumpido ".

Por su parte el artículo 99 del mismo código, se refiere a la interrupción de la


prescripción, quedando sin efecto el tiempo transcurrido, cuando durante ella el
condenado cometiere nuevamente crimen o simple delito, sin perjuicio de que
comience a correr otra vez. Vale decir, se pierde el tiempo transcurrido de la
prescripción anterior al acto punible, sin perjuicio de reiniciarse el cómputo del tiempo
nuevamente.

Así las cosas, si una persona comete un nuevo crimen o simple delito después de
que hubiere comenzado a correr el tiempo de prescripción a su favor, sea esta de la
acción penal o de la pena, se pierde el tiempo transcurrido hasta ese día, y desde el
día del nuevo ilícito se inicia el nuevo plazo.
No interrumpe el plazo de prescripción la comisión de una falta, por no considerarlo
así el artículo 99 del Código Penal . 84

72. Puede ser suspendida

La suspensión de la prescripción solo procede tratándose de la prescripción de la


responsabilidad con motivo de la acción penal, y no así de la pena. 85 Se origina por el
hecho que el procedimiento se dirija contra el inculpado.

La suspensión se encuentra establecida en el artículo 96 del Código Penal que, en


la parte pertinente, dice:

" Esta prescripción se interrumpe, perdiéndose el tiempo transcurrido, siempre que el


delincuente comete nuevamente crimen o simple delito, y se suspende desde que el
procedimiento se dirige contra él ".

En consecuencia, estimamos que se requiere a lo menos, individualizar al


inculpado, no siendo suficiente, en nuestra opinión, la acción que se dirige en forma
genérica, como frecuentemente ocurre cuando se dice que la acción está dirigida en
contra de todos los que resultaren responsables de los hechos denunciados en la
respectiva querella. Esto ocurre en muchas oportunidades, al no saberse quién o
quiénes son los responsables de los hechos, en las denuncias o querellas, diciéndose
que está dirigido en contra de todos aquellos que resulten responsables, sin
individualizar a nadie. En casos, inmediatamente que es individualizado alguno de los
responsables, se suspende la prescripción en su favor. Es discutible si se suspende
en contra de los demás, cuya participación no se ha probado.

La cuestión anterior parece resuelta con una certeza clara bajo las disposiciones del
CPP (2000) al señalar como efecto de la formalización de la investigación, la
suspensión de la prescripción de la acción penal. La formalización exige una
individualización del sujeto imputado, por lo que la cuestión sigue abierta —con una
menor intensidad, por cierto— en el caso de querellas "en contra de quienes resulten
responsables".

73. Relaciones de la prescripción penal con la acción civil nacida de los delitos

En aquellos casos en que las circunstancias que motivaron la violación de una ley
importante, junto a la lesión y atentado contra la sociedad, ocasionó un daño material
a una persona determinada, el delincuente debe responder frente a la sociedad y
frente al particular ofendido.

Aun cuando la acción civil y la acción penal nazcan de un mismo hecho, no se


identifican en su causa jurídica.
La acción penal mira al hecho como delito, y como tal, lo castiga. En cambio, la
acción civil lo considera como un acto que puede dar origen a una
indemnización; atiende a si el hecho ha ocasionado perjuicios y su objetivo es obtener
la reparación de ellos.

Estos los establece el Código Procesal Penal principios en su artículo 67, que
señala que:

" La circunstancia de dictarse sentencia absolutoria en materia penal no impedirá que se dé


lugar a la acción civil, si fuere legalmente procedente ".

A su vez el Código Penal, refiriéndose a esta misma materia, en su artículo 24


dispone que

" Toda sentencia condenatoria en materia criminal lleva envuelta la obligación de pagar las
costas, daños y perjuicios por parte de los autores, cómplices, encubridores y demás
personas legalmente responsables ".

También el Código Civil, en su artículo 2314 se refiere a estas dos


responsabilidades que puede tener el culpable cuando señala: "El que ha cometido un
delito o cuasidelito que ha inferido daño a otro está obligado a la indemnización, sin
perjuicio de la pena que le impongan las leyes por el delito o cuasidelito".

Estas dos responsabilidades a las que pueden estar obligados el culpable —la
penal y la civil— no se hacen efectivos dentro de los mismos plazos.

En efecto, la acción penal prescribe de acuerdo con las normas dadas en el artículo
94 del Código Penal, en un plazo que fluctúa entre seis meses y quince años, según
la naturaleza de la infracción cometida. En cambio, la acción civil que nace de los
delitos prescriben en cuatro años.

El artículo 2332 del Código Civil así lo dispone:

" Las acciones que conceden este título por daño o dolo, prescritas en cuatro años
contados desde la perpetración del acto ".

Este plazo de cuatro años se ha fijado como regla, de manera que puede registrar
excepciones en normas particulares. Así las cosas, el plazo de prescripción de la
acción civil es más breve que el plazo de prescripción de la acción penal. 86

shouldn ambas acciones —la civil y la penal— ejercerse dentro de plazos iguales y
no como está establecido: un plazo fijo de cuatro años para la acción civil, en muchos
casos resulta ser muy reducido y solo favorece al delincuente y no corresponde a la
orientación que en general se le da a la prescripción, como una institución cuyo fin
primordial es beneficiario directamente a la sociedad, impidiendo la inestabilidad de
los derechos, cuando las acciones correspondientes no se han ejercido por un tiempo
más o menos largo.
Se consideró como fin primordial de la justicia penal el castigo del culpable por la
acción cometida contra la sociedad, y se desconoció, en cierto sentido, la verdadera
importancia que debe darse cuenta de la acción civil, que tiene por objeto reparar el
daño causado al particular . No nos olvidemos que, para el ofendido, la indemnización
puede ser muy importante, tanto en lo material como en el restablecimiento de los
equilibrios.

Esta diferencia de plazos se basa en los fines opuestos que tienen ambas
acciones. La acción penal es muy personal. El que cometiere delito será responsable
de él e incurrirá en la pena que la ley señale (art. 1º, inc. 3º del CP).  En cambio, la
acción civil no tiene este carácter. El artículo 2316 en su inciso 1º dice:

" Es obligado a la indemnización el que hizo el daño y sus herederos ".

En consecuencia, la responsabilidad civil no se extingue por la muerte del culpable,


sino que sus herederos están obligados a responder frente al perjudicado, con las
limitaciones que la misma ley señala.

En cambio, en derecho penal, la primera causal de extinción de la responsabilidad


penal es precisamente la muerte del responsable (art. 93 Nº 1). Como vemos, son dos
criterios diferentes.

74. Procedimiento para la acción civil

Ahora, refiriéndonos al procedimiento para hacer efectiva la acción civil, el


interesado puede deducirla ante el tribunal que está conociendo la causa en materia
penal, o puede ejercitarla separadamente ante el tribunal civil correspondiente.

El artículo 59 del Código Procesal Penal lo dispone expresamente al decir:

" Principio general. La acción civil que tuviere por objeto únicamente la restitución de la
cosa deberá interponerse siempre durante el respectivo procedimiento penal, de
conformidad a lo previsto en el artículo 189.

Asimismo, la tramitación del procedimiento penal la víctima podrá deducir respecto del
imputado, con arreglo a las prescripciones de este Código, todas las acciones restantes que
tuvieren por objeto perseguir las responsabilidades civiles derivadas del hecho punible. La
víctima podrá también ejercer esas acciones civiles ante el tribunal civil
correspondiente. Con todo, admitida a tramitación la demanda civil en el procedimiento
penal, no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal civil.

Con la sola excepción indicada en el inciso primero, las otras acciones encaminadas a
obtener la reparación de las consecuencias civiles del hecho punible que interpusieren
personas distintas de la víctima, o se dirigieren contra personas diferentes del imputado,
debe plantearse ante el tribunal civil que fuere competencia de acuerdo con las reglas
generales ”.
75. Efectos de la sentencia penal en el juicio civil

Si la acción civil y la acción penal se ejercen en juicios separados, es interesante


ver los efectos que producen la sentencia del juicio penal en el juicio
civil. Previamente hay que distinguir según se trate de sentencias condenatorias o
absolutorias:

a) Si la sentencia penal es absolutoria, esta, por regla general, no produce cosa


juzgada en materia civil. Ello significa que en el juicio civil podrá rendirse pruebas o
alegaciones tendientes a acreditar el hecho punible y la culpabilidad del demandado
(art. 179 del C. de PC) Así también viene expresamente sancionado por el artículo 67
CPP, que dispone que

" La circunstancia de dictarse sentencia absolutoria en materia penal no impedirá que se dé


lugar a la acción civil si fuere legalmente procedente ".

b) Si la sentencia en materia penal es condenatoria, produce siempre cosa


juzgada en materia civil. La sentencia que condena en el juicio criminal puede
invocarse en el juicio civil, sin que sea necesario, para los efectos de regulares las
indemnizaciones, acreditar la existencia del delito, (arts. 178 y 180 del C. de
Procedimiento Civil).

En cambio, el proceso civil —por regla general— no tiene ninguna influencia sobre
el proceso penal. El artículo 65 del Código Procesal Penal dice:

" Extinguida la acción civil no se entenderá extinguida la acción penal para la persecución


del hecho punible ".

Lo anterior, es sin perjuicio de lo que dispone el artículo siguiente en materia de


delitos de acción privada, y que señala:

" Cuando solo se ejerciere la acción civil respecto de un hecho punible de acción privada se
considerará extinguida, por esa circunstancia, la acción penal ".

La sentencia firme absolutoria, dictada en un juicio promovido para el ejercicio de la


acción civil, no es un obstáculo al ejercicio de la acción penal correspondiente,
siempre que se trate de delitos que deban perseguirse de oficio.

En el sistema antiguo, tratándose de los delitos de acción privada, el hecho de


promoverse primero la acción civil era motivo suficiente para considerar extinguida la
acción penal (art. 12 del antiguo C. de Procedimiento Penal).

Hoy en día, el Código Procesal Penal no contempla una norma similar, por lo que
ambas acciones conservan su independencia, debiendo entenderse que, en este tipo
de delitos, si se ejerce solo la acción civil no se perjudica con ello la correspondiente
acción penal, como ya lo señalamos al transcribir el artículo 65 de este código.
De esta forma, el principio de separación o independencia de acciones civiles y
penales sigue vigente.

76. Prescripción de la acción penal

De todo delito nace una acción penal para el castigo del culpable, que es
inseparable a su mismo contenido. Esta acción es la que permite iniciar un juicio
penal. Su no existencia quita al hecho ofensivo el carácter de delito, y su extinción
impide iniciar la acción de la justicia en contra del culpable y en favor del ofendido y
de la sociedad. Esta extinción se produce por la concurrencia de determinadas
causales, que, en líneas generales, son comunes a todas las legislaciones en la
actualidad.

El Código Penal en ninguna de sus disposiciones da una definición de la causal; la


reglamenta en forma especial en los artículos 94, 95 y 96 y en las disposiciones
generales sobre prescripción señaladas en los artículos 100 y 105 de ese cuerpo
legal, pero no transcribiremos estas normas, porque ya lo hicimos al referirnos a la
prescripción de la pena .

Tales artículos disponen de lo siguiente:

Arte. 94. La acción penal prescribe:

" Respeto de los crímenes a que la ley impone pena de presidio, reclusión o relegación
perpetua, en quince años ".

" Respecto de los demás crímenes, en diez años ".

" Respecto de los delitos simples, en cinco años ".

" Con respecto a las faltas, en seis meses ".

" Cuando la pena señalada al delito sea compuesta, se estará a la privativa de libertad, para
la aplicación de las reglas detectadas en los tres primeros acápites de este artículo; si no se
impusieren penas privativas de libertad, se estará a la mayor ".

" Las reglas precedentes se entienden sin perjuicio de las prescripciones de corto tiempo
que establece este Código para delitos determinados ".

Nota: Este artículo sufrió dos modificaciones, pero la más importante es el respecto
de la prescripción de quince años, modificada por el artículo 1º, Nº 11 de la Ley Nº
19.734 de 5 de junio del año 2001.

" Art. 95. El término de la prescripción empieza a correr desde el día en que se hubiere
cometido el delito ".
" Art. 96. Esta prescripción se interrumpe, perdiéndose el tiempo transcurrido, siempre que
el delincuente comete nuevamente crimen o simple delito, y se suspende desde que el
procedimiento se dirige contra él; pero si se paraliza su persecución por tres años o se
termina sin condenarle, continúa la prescripción como si no se hubiere interrumpido ".

Como en general los delincuentes conocen estas reglas, se dedican en el tiempo


que les falta para que el delito mayor prescriba, a cometer delitos que se condenan
como faltas, como los hurtos a supermercados y al comercio en general, de manera
que urge su modificación .

" Art. 100. Cuando el responsable se ausentare del territorio de la República sólo podrá


prescribir la acción penal o la pena contando por uno cada dos días de ausencia, para el
cómputo de los años ".

" Para los efectos de aplicar la prescripción de la acción penal o de la pena, no se


entenderán ausentes del territorio nacional los que hubieren estado sujetos a prohibición o
impedimento de ingreso al país por decisión de la autoridad política o administrativa, por el
tiempo que les hubiere afectado tal prohibición o impedimento ”.

" Art. 105. Las inhabilidades legales provenientes de crimen o simple delito sólo durarán el
tiempo requerido para prescribir la pena, computado de la manera que se dispone en los
artículos 98, 99 y 100. Esta regla no es aplicable a las inhabilidades para el ejercicio de los
derechos políticos ”.

" La prescripción de la responsabilidad civil derivada del delito, se rige por el Código Civil ".

Definiremos a la prescripción de la acción penal como una forma de extinguir la


responsabilidad penal, que consiste en el transcurso del tiempo, en determinados
plazos y circunstancias, sin que el delito sea perseguido o el delincuente formalizado.

Transcurrido el tiempo que señala el Código, se producen los efectos de la


prescripción, quitando al Ministerio Público o al particular el derecho a deducir acción
contra el culpable. Iniciado un proceso después de estos plazos de prescripción y si
se halla el imputado presente en el juicio, el juez debe declararla de oficio, aun
cuando este no la alegue a su favor (art. 102 del CP).

Nos referiremos en párrafos distintos a la prescripción de la acción penal ya la


prescripción de la pena, porque la legislación penal, aun cuando existan muchas
disposiciones que se refieren a ambas, y que veremos en el párrafo correspondiente a
las disposiciones comunes a las dos clases de prescripción, fija diferentes normas
para cada una de ellas :

a) En lo referente al momento en que debe iniciarse el cómputo del plazo;

b) En cuanto a las disposiciones que regulen la interrupción y la suspensión de la


prescripción, y

c) Respecto a algunas normas procesales aplicables a cada prescripción.


77. Plazos de prescripción del artículo 94 del Código Penal

El transcurso del tiempo es el elemento fundamental. Al definir la institución dijimos


que ella consiste en el transcurso de cierto tiempo, sin que se inicie la acción penal,
de donde se deduce que para que haya prescripción penal, es necesario un tiempo
determinado.

El plazo, como elemento fundamental de la prescripción, ha experimentado una


evolución notable a través del tiempo. Por ejemplo, la legislación germana fijaba un
período de treinta años, mientras que las disposiciones actuales establecieron plazos
breves de prescripción, como la legislación belga y francesa, y dentro de las
legislaciones americanas, nuestro propio Código Penal fija plazos de prescripción
relativamente cortos.

Los plazos de prescripción que establece el artículo 94 del Código Penal varían
desde quince años a seis meses, según si se trata de crímenes, simples delitos o
faltas, diciendo: "La acción penal prescribe:" ya continuación hace la enumeración,
clasificando los hechos punibles y declarando que pertenecen a tal o cual categoría
según la pena que les impone.

Respecto a la pena, los plazos de prescripción se fundamentan en el artículo 97 del


Código Penal cuyo texto dice:

" Art. 97. Las penas impuestas por sentencia ejecutoria prescriben:

La de presidio, reclusión y relegación perpetua, en quince años.

Las demás penas de crímenes, en diez años.

Las penas de simple delito, en cinco años.

Las de falta, en seis meses ".

Los crímenes, los delitos simples y las faltas prescriben en plazos iguales respecto
a la prescripción de la acción penal y de la pena. Se atiende solo a la gravedad del
acto punible para determinar el plazo de prescripción; plazo que será más o menos
largo en relación con la mayor o menor penalidad expuesta al delito. Para la
determinación del plazo en los casos de penas compuestas debe estarse a la mayor
atendiendo al delito de que se trata.

Los plazos generales de prescripción de la acción penal, como ya lo señalamos, los


establece el artículo 94 del Código Penal, pero también hay otras prescripciones de
corto tiempo que fija el Código en otras disposiciones y en algunas leyes especiales.

Nuestro Código fijó un plazo determinado de prescripción a cada categoría de


infracción, sin tomar en cuenta para nada la gravedad de cada delito particularmente
considerado, sino solo su penalidad, ni la verdadera culpabilidad del delincuente,
culpabilidad que debería ser el elemento único que regula la medida en que debe
aprovecharse este beneficio de la ley; pero que por razones de orden práctico es
imposible de considerar, porque sería extraordinariamente difícil la aplicación de la
prescripción o, incluso, podría prestarse para arbitrariedades.

Ahora, sin perjuicio de lo anterior, no debe pensarse que la distinción entre


prescripción del delito y prescripción de la pena es un resabio histórico o una situación
anacrónica. En efecto, los códigos penales europeos más modernos, como el español
de 1995, siguen manteniendo la distinción (art. 133 y art. 136 CP español).

78. Iniciación de los plazos de prescripción

Como ya lo hemos dicho al definir la prescripción de la acción penal, lo esencial de


la institución es la existencia de un plazo, es decir, de aquel espacio de tiempo dentro
del cual el delito no ha sido perseguido. A continuación, analizaremos el momento
desde el cual los plazos de prescripción empiezan a correr.

Esta materia la reglamenta el artículo 95 del Código Penal al disponer:

" El término de la prescripción (de la acción penal) empieza a correr desde el día en que se
hubiere cometido el delito ".

El día de la perpetración del delito es el que marca el punto inicial del cómputo del
plazo de la prescripción. De acuerdo con lo prescrito en el artículo 48 del Código Civil,
los plazos de días, meses o años de que se haga mención en las leyes o en los
decretos del Presidente de la República o de los tribunales, se entenderá que han de
ser completos ; y correrán además hasta la medianoche del último día del plazo.

Antes de referirnos al día en que se cometió el delito como punto inicial del cómputo
del plazo de prescripción, debemos hacer una clasificación previa de los delitos.

a) Delitos instantáneos y continuos (permanentes y sucesivos)

Delitos instantáneos son aquellos en que el momento consumativo es de duración


inapreciable, o, en palabras de Alberto Fernández: "de aquellos cuya acción se
extingue en un solo momento, es decir, cuando coinciden con la consumación". 87

Por esta razón, no crean problema alguno en lo que respeta al momento inicial de la
prescripción, porque en ellos el plazo de prescripción se inicia desde el día en que se
cometió el delito, que en estos casos coinciden con el día en que se produjo el
resultado punible. En esta situación se encuentra la generalidad de los delitos. 88

A la inversa, en los delitos continuos, la consumación es susceptible de durar más o


menos tiempo, o de requerir nuevos brotes de la voluntad del hechor (permanentes y
sucesivas). Es delito continuo sucesivo, por ejemplo, el secuestro de personas; y es
delito continuo permanente, la bigamia. En estos dos tipos de delitos la prescripción
empieza a correr desde la cesación del estado delictuoso.
Al respecto, igual criterio reconoce el CP español en su artículo 132.1 al disponer
que

" En los casos de delito continuado, delito permanente, así como en las infracciones que
exijan habitualidad, tales términos se computarán, respectivamente, desde el día en que se
realizó la última infracción, desde que se eliminó la situación ilícita o desde que cesó la
conducta ".

b) Delitos habituales y continuos

El delito habitual consiste en la repetición de unos mismos actos que, apreciados


singularmente, no son punibles, pero que lo son en conjunto como delito único, en
cuanto revelan en el sujeto una tendencia a ejecutarlos. Son de este tipo delitos, por
ejemplo, la corrupción de menores, el encubrimiento habitual de malhechores, el
ejercicio ilegal de profesiones, etc. En nuestros tribunales se ve mucho el último caso
citado de ejercicio ilegal de profesiones, como los falsos médicos, abogados ,
periodistas, etc

En los delitos de hábito, el plazo de prescripción empieza a correr desde el


momento en que se ejecuta el último acto revelador de la habitualidad.

El delito continuado es aquel que se presenta en forma de pluralidad de acciones


espaciadas en el tiempo, perpetradas por el mismo delincuente que lesionan el mismo
bien jurídico, y que están inspiradas por la misma resolución delictuosa. Nuestro
Código Penal contempla un caso de estos delitos en la reiteración de ciertos hurtos.

El arte. 451 del CP dados:

" En los casos de reiteración de hurtos, aunque se trate de faltas, a una misma persona, o a
distintas personas en una misma casa, establecimiento de comercio, centro comercial, feria,
recinto o lugar el tribunal calificará el ilícito y hará la regulación de la pena tomando por
base el import total de los objetos sustraídos y la impondrá al delincuente en su grado
superior.

Esta regla es sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 447 ”.

Cada acto aisladamente considerado es delictuoso, por lo que la prescripción se


inicia desde que se ejecuta cualquiera de ellos, pero no olvidemos que cada nuevo
delito interrumpe la prescripción del anterior, y en consecuencia desde un punto de
vista práctico, el plazo se tendrá desde la fecha en que se cometa el último delito. 89

Al referirse al día en que se cometió el delito como punto de partida del plazo de
prescripción, no se hace distingo alguno entre aquellos delitos que inmediatamente de
ejecutados son conocidos y aquellos que permanecieron ocultos por un tiempo. La
prescripción se inicia para ambos casos desde el momento en que se han cometido, y
no desde la terminación del delito. 90

Esto es importante, ya que el autor de un hecho punible podría denunciarse


perfectamente por delitos que ya están prescritos y los tribunales tendrán que aceptar
que dichos delitos no son susceptibles de castigo. Todo esto, si efectivamente los
delitos están prescritos, lo que el tribunal investigará en cada caso.

Lo dispuesto en el artículo 95 del Código Penal, de que el plazo de prescripción


comienza a correr desde el día en que se cometiere el delito, tiene aplicación no
obstante que hechos posteriores modifiquen la calificación del delito y aun cuando
este pueda esperar como más grave . Siempre el término de prescripción comenzó a
correr desde el día en que fue cometido, de acuerdo con los plazos que la ley
señalóba en ese momento, salvo que una ley posterior resulte más benigna.

Ahora, sin perjuicio de lo anterior, el Código Penal en el artículo 95, con sus
palabras, pareciere estar haciendo alusión a la noción de "consumación" como criterio
cronológico de inicio para el cómputo de la prescripción. Por su parte, el término
"consumación" es relativo a las exigencias del tipo penal que se encuentran colmadas
o no. Ello permite incluir dentro de la aplicación de este criterio, el tipo de tentativa, de
frustración, etc.

79. Prescripciones de corto tiempo

Al referirnos en general a los plazos de prescripción, hemos dicho que la ley los ha
fijado idénticos para la prescripción de la acción penal y de la pena; sin embargo, hay
ciertos delitos para los que la ley establece un tiempo especial y más corto de
prescripción de la acción penal.

El artículo 94 del Código Penal que señala los plazos de prescripción de la acción
penal, en su inciso final se refiere precisamente a estos plazos especiales, al disponer
que

" Las reglas precedentes se entienden sin perjuicio de las prescripciones de corto tiempo
que establece este Código para delitos determinados ".

No solo el Código Penal fija prescripciones de corto tiempo, sino que también las
han establecido leyes especiales. Se han introducido prescripciones de corto tiempo
debido a la naturaleza especialísima de algunos delitos. Los que señala el Código
Penal son todas las acciones privadas. La prescripción en estos delitos supone el
presunto abandono del derecho de acusar, y es conveniente al orden público que las
acciones no permanezcan sin ejercerse durante mucho tiempo.

Son en los delitos que, si no se acciona en forma rápida el directamente ofendido,


no hay razón para que tengan un plazo de prescripción muy amplio. Si el ofendido no
inició la acción que solo a él corresponde deducir, se entiende que no tiene interés en
obtener el castigo del culpable y, por lo tanto, no se justifica que exista un plazo mayor
de prescripción para extinguir la responsabilidad del culpable.

Las prescripciones de corto tiempo, como se dijo, están señaladas en el Código


Penal y en leyes especiales.
80. Prescripciones de corto tiempo señaladas en el Código Penal

Diversas normas del Código Penal han contemplado o contemplan normas


especiales que constituyen prescripciones de corto tiempo.

Entre las primeras estaban, por ejemplo, las relativas a los delitos de adulterio y
amancebamiento (hoy no son delitos), y al matrimonio del menor celebrado sin el
consentimiento de la persona que debe prestarlo —hoy derogadas—, y respecto de
los cuales el Código establecía plazos de prescripción menores a los generales ya
comentados.

Así, en el adulterio el plazo era de un año desde que el ofendido había tenido
conocimiento del delito, con una extensión máxima a cinco años desde que se había
cometido el ilícito. En el amancebamiento, regirían los mismos plazos; y, en la
situación indicada del matrimonio del menor, el plazo era de dos meses desde que se
tuvo conocimiento del matrimonio (arts. 377, 381 y 385 del Código Penal, hoy
derogados). Citamos estos ejemplos, para que de constancia de la evolución del
derecho en estas materias.

Un caso vigente de prescripción breve es el de la calumnia y de la injuria, cuyas


acciones prescribieron en un año, contado desde que el ofendido tuvo o pudo
racionalmente tener conocimiento de la ofensa (art. 431 del CP). En ningún caso
podrá entablarse la acción después de cinco años, contados desde que se cometió el
delito, plazo que, tratándose de un delito de acción privada, es sin dudas excesivo.

El artículo 431 del Código Penal prescribe:

" Art. 431. La acción de calumnia o injuria prescribe en un año, contado desde que el
ofendido tuvo o pudo racionalmente tener conocimiento de la ofensa.

La misma regla se observará respecto de las demás personas enumeradas en el artículo


108 del Código Procesal Penal; pero el tiempo transcurrido desde que el ofendido tuvo o
pudo tener conocimiento de la ofensa hasta su muerte, se tomará en cuenta al computarse
el año durante el cual pueden ejercitar esta acción las personas conocidas en dicho artículo.

No podrá entablarse acción de calumnia o lesión después de cinco años, contados desde
que se cometió el delito. Pero si la calumnia o injuria hubiere sido causada en juicio, este
plazo no obstará al cómputo del año durante el cual se podrá ejercer la acción ”.

81. Suspensión

La prescripción de la acción penal se suspende, de acuerdo con lo dispuesto en el


artículo 96 del Código Penal, desde que el procedimiento se dirija contra el imputado.
La suspensión procede solo en la prescripción de la acción penal, y tiene por efecto
suspender el término prescriptivo, de modo que la parte del término de prescripción
válida anterior al obstáculo que la suspende, que es únicamente el procedimiento
dirigido contra el imputado, sigue siendo .

En palabras del profesor Cury: "La suspensión, por lo tanto, determina que el plazo
de prescripción cesa de contarse, pero no implica la pérdida del tiempo ya
transcurrido hasta el momento en que ella se produce". 91

¿Cuándo se entiende dirigido el procedimiento contra el imputado? ¿Desde que se


inicia la investigación o desde que se le ha formalizado?

Una posible respuesta a esta cuestión podría encontrarse en que el procedimiento


se dirige contra el imputado cuando se ha interpuesto la denuncia o querella. La otra
vía exige una actuación judicial derivada del conocimiento de la notitia criminis para
entender suspendida la prescripción, más allá de la mera interposición de la querella o
denuncia. 92

Las formas de inicio de la investigación que establece el artículo 172 del Código
Procesal Penal son la denuncia, la querella, o de oficio por el Ministerio Público. Bajo
la vigencia del actual sistema acusatorio, solo le compete al Ministerio Público la
persecución penal, no pudiendo ser reemplazada por un particular, de acuerdo con el
artículo 83 de la Constitución Política de la República.

Por lo anterior, es el Ministerio Público quien determina contra quién se debe dirigir
la investigación, y luego de estimarlo conveniente, puede formalizar la investigación,
ya que la formalización de la investigación es una atribución exclusiva del Ministerio
Público.

El artículo 233 del Código Procesal Penal establece los efectos de la formalización
de la investigación, y cuya letra a) dispone:

La formalización de la investigación producirá los siguientes efectos:

a) Suspenderá el curso de la prescripción de la acción penal en conformidad a lo dispuesto


en el artículo 96 del Código Penal;

Esto deja claro que la formalización de la investigación es la única actuación


procesal que permite suspender la prescripción de la acción penal, entregando
seguridad jurídica al sistema acusatorio que opera desde la reforma del año 2000.

82. Jurisprudencia sobre suspensión de la prescripción

La tendencia de la jurisprudencia en este tema, se viene perfilando desde el año


2011 (sentencia Corte Suprema de 13 de enero de 2011, rol Nº 1663-2009) y su
conclusión no es otra que la ya señalada, en cuanto debe entenderse que el proceso
se dirige en contra del presunto delincuente cuando existen actos positivos que
denoten ese hecho; esto es, la querella o la denuncia, siempre que cuenten con cierta
precisión —que les dé credibilidad—, o el auto de procesamiento, en el sistema
antiguo, o la formalización en el nuevo.

Sobre esta materia resulta ilustrativa la sentencia de casación de doce de junio de


dos mil catorce, en el rol Nº 7100-2014, de la Corte Suprema, Segunda Sala, que
refleja claramente el predicamento referido, en especial en sus fundamentos cuarto y
quinto.

Cuarto: Que a efectos de resolver la cuestión debatida es necesario tener presente que
esta Corte ha abordado el tema aquí planteado en numerosas oportunidades, discurriendo
en torno a la discrepancia doctrinaria que se ha presentado sobre este tema dada la
redacción del artículo 96 del Código Penal, que consagra la suspensión de la prescripción
de la acción penal cuando el procedimiento se dirige en contra del delincuente. En ese
debate, se ha reconocido la existencia de dos posiciones, por una parte, la que otorga sólo
al auto de procesamiento el efecto de suspender el plazo de prescripción, en los entendidos
que a través de este acto procesal se cuenta con una voluntad innegable de los órganos de
la persecución penal de hacer efectiva la responsabilidad de que se trata; y por la otra, la
que estima que basta con que se inicie una pesquisa criminal mediante una denuncia en su
contra. En este contexto se ha concordado con este último sector de la doctrina, que
respondiendo la interrogante de cuándo se entiende que el proceso se dirige contra el
delincuente, ha sostenido que" ...para ello no es necesario el sometimiento a proceso.
Basta que el proceso se haya iniciado en cualquiera de las formas señaladas por el artículo
81 del Código de Procedimiento Penal y que apareció dirigido precisamente contra el
sujeto, el cual, por consiguiente , tiene que encontrarse individualizado en él". (Enrique Cury
Urzúa, Derecho Penal, Parte General, décima edición, página 802 ). De esta forma, como
se ha establecido previamente por esta Corte, la prescripción comienza a correr desde la
fecha de perpetración del último delito, y se suspende en la data en que se inicia el
respectivo procedimiento, al ordenarse instruir sumario a fin de indagar los hechos
constitutivos del ilícito denunciado(SCS Nºs. 1663-2009, 13 de enero de 2011; 3463-12, 24
de agosto de 2012; Nº 482-2013, 23 de mayo de 2013; Nº 406-2013, 3 de octubre de 2013).

quinto: Que, en esas circunstancias, cabe tener presente que el delito investigado fue
perpetrado durante el año 1999, mismo período en que un supuesto proveedor declaró la
utilización de facturas falsas, relato en el cual precisó que tales documentos aparecen
utilizados por el contribuyente Rafael del Carmen Valdés Valdés, de manera que dicha
actuación tiene el efecto de suspender la prescripción. Dicha suspensión surte, hasta la
fecha, plenos efectos, desde que no se ha alegado la paralización del proceso por un lapso
superior a tres años que permita estimar, al tenor de lo prevenido por el artículo 96 del
Código Penal, que la prescripción ha corrido como si no se hubiera suspendido. De esta
forma, seguramente no ha transcurrido el plazo previsto por el artículo 94 del código
referido para declarar prescrita la acción penal,".

La tesis de que la querella también podría suspender la prescripción puede


encontrarse en algunas decisiones de la Corte de Apelaciones de Punta Arenas (rol
Nº 146-2015), Corte de Apelaciones de La Serena (rol Nº 92-2014) y Corte de
Apelaciones de Concepción (rol Nº 148-17) Sin embargo, atendida la expresa
mención que realiza el CPP respecto de los efectos de la formalización de la
investigación, es posible encontrar fallos que no adoptar a la querella efecto
suspensivo, como La Corte de Apelaciones de San Miguel (rol Nº 69-2013), Corte de
Apelaciones de Rancagua (rol Nº 362-2015), y Corte de Apelaciones de Concepción
(rol Nº 490-2010).

83. Excepciones a la regla del artículo 96 del Código Penal

A pesar de disponer el artículo 96 del Código Penal que el término de prescripción


se suspende desde que el procedimiento se dirige contra el responsable, hay dos
casos señalados en el mismo artículo en los cuales la prescripción continúa como si
no se hubiere suspendido. Estos dos casos son: a) Si se paraliza la prosecución del
procedimiento por más de tres años; y, b) Si se termina el procedimiento sin condenar
al reo.

En estos dos casos continúa la prescripción como si no se hubiera suspendido. El


artículo 96 del Código Penal en esta parte incurre en un error al disponer que,
"continúa la prescripción como si no se hubiere interrumpido", término que está mal
empleado, porque el sentido de la disposición nos da a entender claramente que debe
decir " suspendido". 93

Respecto al primero de los dos casos citados, esto es, que no se entiende
suspendida la prescripción si el procedimiento se paraliza por más de tres años, hay
interesante jurisprudencia.

La Corte Suprema ha sostenido que la paralización de una causa por la


circunstancia de que hayan transcurrido más de tres años desde la fecha del decreto
"en relación" hasta aquella en que figuró en tabla por primera vez para conocer de un
recurso de casación en el fondo, no importa una paralización del procedimiento en los
términos exigidos por el artículo 96 del Código Penal para que pueda continuar la
prescripción de la acción penal.

En sentencias posteriores, la Corte Suprema se inclinó por la tesis contraria, y


pensó que la inactividad procesal producida en un juicio criminal entre la fecha del
decreto de autos en relación recaído en el recurso, y la fecha en que es colocado en
tabla, sí importa la paralización del procedimiento para los efectos señalados en el
artículo 96 del Código Penal.

La sentencia de la Corte Suprema de 9 de septiembre de 1953, que sentó la


doctrina anteriormente expuesta, se dictó con el voto en contra del ministro Manuel
Montero M. quien pensó que la circunstancia de que durante el lapso de más de tres
años no hubiera figurado la causa en tabla, no importa una paralización del
procedimiento en los términos exigidos por el artículo 96 del Código Penal, dado que
lógicamente este precepto se ha referido a una paralización del proceso que emane
de alguna causa legal, como sería el caso de una sobreseimiento temporal que
suspende el procedimiento hasta que se presentan mejores datos de investigación o
cesa el inconveniente legal que haya detenido la prosecución del juicio.
No puede estimarse entonces, según el disidente, que la mera dilatación para que
figure la causa en tabla durante tres años (lo que puede probar, ya sea de un recargo
de procesos, que deben esperar un orden determinado, ya de negligencia no
imputable al reo o al autor) producir el efecto de paralizar el procedimiento en forma
de conducir a una prescripción de la acción penal.

Ahora, bajo las disposiciones del CPP (2000), pareciere ser más difícil que se
puedan dar las hipótesis comentadas. Entre otras razones, porque la duración
promedio de los procedimientos penales actualmente es muy baja (inferior a tres años
de todas maneras, salvo contadas excepciones) y, por otro lado, la prohibición de la
absolución de la instancia en materia procesal penal no permite que existe un
procedimiento sin que pueda reconducirse de alguna forma a una decisión terminal de
absolución o condena. En efecto, el término de la prescripción sigue vigente aun
cuando se haya decretado el archivo provisional (art. 167 CPP) o se haya ejercido por
el Ministerio Público la facultad de no iniciar la investigación (art. 168 CPP).

Ahora, la cuestión de la paralización del procedimiento sigue teniendo especial


importancia para las causas penales conocidas al amparo de las disposiciones del C.
de PP (1906).

84. Jurisprudencia: sentido amplio de la paralización

Este tema de la paralización todavía continúa siendo motivo de discrepancia en la


jurisprudencia, existiendo diversos pronunciamientos al respecto, en el período 2013 y
2014.

Pueden citarse, como ejemplos de fallos que consideran que la paralización es


suspensiva en todo caso en que ella se producirá —sin distinguir si se ha generado
por situaciones internas o externas del proceso— los de 13.08.2013 (rol Nº 8392-
2012, que contó con dos votos en contra), de 14.04.2014 (rol Nº 3832-2014), de
29.01.2014 (rol Nº 4912-2013) y de 17.06.2014 (rol Nº 8562-2013), que es la más
representativa de esta línea de pensamiento que parece ya mayoritaria.

85. Jurisprudencia: Sentido restringido de la paralización

La tendencia contraria se refleja en el fallo de 4.06.2014, dictado en el rol Nº 17391-


2013, en el que se concluye que no se produce el efecto suspensivo por atrasos
situaciones o internas del tribunal, ya que, en concepto de la mayoría , ellos no
configuran las exigencias del artículo 96 del Código Penal. Esta decisión tuvo dos
votos en contra, que fueron por la posición recién referida. A continuación, se
transcribe íntegramente dicho fallo, aunque el tema específico se trata precisamente
en el considerando octavo y en la disidencia de esa sentencia:

En los autos rol Nº 17391-13, de 4 de junio de 2014, se discutió una causa a propósito de la
suspensión de la prescripción por paralizarse el procedimiento por más de tres años,
contenida en el artículo 96 del Código Penal. La sentencia tiene como antecedente una
sentencia de 27 de diciembre de 2012, rol Nº 1530-2005 del Trigésimo Cuarto Juzgado del
Crimen de Santiago, que fue apelada y posteriormente casada en la forma y en el fondo.

En lo que nos interesa, el recurso de casación en el fondo invoca la causal del artículo 546
Nº 1 del Código de Procedimiento Penal, sosteniéndose la error aplicación de los artículos
102, 93 Nº 6, 94, 96 del Código Penal y 408 Nº 5 del Codigo de Procedimiento
Penal. Según el actor, el 11 de noviembre de 2005 se inició la causa, tramitándose hasta el
26 de marzo de 2008, fecha en que se tuvieron por cumplidas las medidas para mejor
resolver, mientras que la sentencia de primer grado se dictó el 27 de diciembre de 2012,
esto es, operó una paralización por cuatro años y nueve meses, por lo que el plazo de
prescripción continuó como si no se hubiera interrumpido y habiendo transcurrido en exceso
el lapso pertinente, probablemente sobreseerse definitivamente la causa. Al no haber
actuado de esta forma, los jueces del grado han incurrido en una aplicación errónea del
artículo 96 del Código Penal, que no distingue motivos de la paralización del proceso por lo
que deberá dársele efecto a la misma; además que se infringió el artículo 102 del mismo
código por no haber declarado la prescripción de oficio. Asimismo, indica que se
transgredió el artículo 408 Nº 5 del Código de Procedimiento Penal ya que no se dictó el
pertinente sobreseimiento definitivo, y se quebrantaron los artículos 93 Nº 6 y el 94 del
Código Penal al no declarar la prescripción.

octava: Que, finalmente, queda revisar el recurso en cuanto se asila en la causal primera
del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, por no haber dado aplicación a la
prescripción de la acción penal. En ese aspecto, cabe tener en consideración que la
sentencia impugnada, en lo relativo a la alegación de prescripción formulada en segunda
instancia, señala en su considerando tercero que si bien una vez agotada la fase de
plenario transcurrieron más de cuatro años hasta que se dictó sentencia, esta circunstancia
no puede estimarse como una paralización en los términos del artículo 96 del Código Penal,
ya que éste alude a un abandono de la acción penal, que no se produjo en este caso ya que
la tardanza obedeció a razones de conocimiento público, como es la excesiva carga de
trabajo que soporta el sistema penal antiguo.

Así, es un hecho de la causa que entre la resolución que tuvo por cumplidas las medidas
para mejor resolver y la dictación del fallo transcurrieron más de tres años. Sin embargo, no
es posible estimar que operó la paralización prevista por el artículo 96 del Código Penal, ya
que existen varias actuaciones procesales que corresponden calificar como enervadoras de
la prescripción de la acción penal en el tiempo de la presunta inacción que se establece en
el presente fallo, puesto que por dichas actuaciones se dictó una resolución que tuvo
presentes informes sociales, y otra que se pronunció sobre una petición expresa del
querellante de veintinueve de octubre de 2010 en orden a que se dictó sentencia definitiva,
a la que se resolvió estarse a la preferencia y lugar que le corresponde.

Así, no hubo una paralización del proceso en los términos exigidos por el artículo 96 del
Código Penal para estimar que la prescripción corrió como si no se hubiera interrumpido, de
manera tal que corresponda considerar la interrupción del plazo de prescripción por el inicio
de la causa en el mes de noviembre de 2005, que, dada la fecha de comisión del delito en
el año 2004, no permite estimar extinguida la acción penal por el transcurso del tiempo. Por
lo mismo, se rechazará esta última arista del recurso de casación en el fondo.

86. Segundo caso: Término del procedimiento sin condenar al inculpado


El segundo caso que contempla el artículo 96 es aquel en que se termina el
procedimiento sin condenar al inculpado.

Tratándose de causas del Código Procesal Penal, rige su artículo 250, que se
transcribe a continuación.

" Artículo 250. Sobreseimiento definitivo. El juez de garantía decretará el sobreseimiento


definitivo:

a) Cuando el hecho investigado no fuere constitutivo de delito;

b) Cuando apareciere claramente establecida la inocencia del imputado;

c) Cuando el imputado estuviere exento de responsabilidad penal en conformidad con el


artículo 10 del Código Penal o en virtud de otra disposición legal;

d) Cuando se hubiere extinguido la responsabilidad penal del imputado por algunos de los
motivos establecidos en la ley;

e) Cuando sobreviniere un hecho que, con arreglo a la ley, pusiere fin a dicha
responsabilidad, y

f) Cuando el hecho de que se tratare hubiere sido materia de un procedimiento penal en el


que hubiere recaído sentencia firme respecto del imputado.

El juez no podrá dictar sobreseimiento definitivo respecto de los delitos que, conforme a los
tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes, sean
imprescriptibles o no puedan ser amnistiados, salvo en los casos de los números 1 y 2 del
artículo 93 del Código Penal ”. (Por la muerte o el cumplimiento de la condena).

El sobreseimiento temporal suspende el procedimiento por alguna de las causales


que señala el artículo 409 del Código de Procedimiento Penal, tratándose de causas
del sistema antiguo. Su efecto consiste en suspender transitoriamente el
procedimiento hasta que se presenten mejores datos de investigación o cese el
inconveniente legal que haya detenido la prosecución del juicio (art. 418, inc. 3º del C.
de PP).

Dice el citado artículo 409:

" Art. 409. (439) Se dará lugar al sobreseimiento temporal:

1º Cuando no resulte completamente justificada la perpetración del delito que hubiere dado
motivo a la formación del sumario;

2º Cuando, resultando del sumario se cometió el delito, no hubiere indicios suficientes para
acusar a determinada persona como autor, cómplice o encubridor;

3º Cuando el procesado caiga en demencia o locura, y mientras dure;


4º Cuando para el juzgamiento penal se requiera la resolución previa de una cuestión civil
de que deba conocer otro tribunal; y entonces se observará lo prevenido en los artículos 4º
de este Código y 173 del Código Orgánico de Tribunales; y

5º Cuando el procesado ausente no comparezca al juicio y haya sido rebelde, siempre que
haya bastante mérito para formular acusación en su contra, y sin perjuicio de lo prevenido
en el artículo 604.

El auto de sobreseimiento temporal es considerado más o menos uniformemente


por la jurisprudencia y la doctrina como una sentencia interlocutoria, de las que hacen
imposible la continuación del juicio (en la nomenclatura del artículo 158 CPC). Por lo
tanto, el auto de sobreseimiento temporal puede terminar el juicio sin condenar al
acusado.

Ahora bien, si en favor del acusado se dicta absoluto sentenciaria o sobreseimiento


definitivo (en el juicio que se ha iniciado una vez que corría el plazo de prescripción)
se le está liberando de responsabilidad, ya no es responsable del delito, y, por lo
tanto, no tiene razón de ser que en su favor corra la prescripción que es una causal de
extinción de la responsabilidad penal.

En cambio, si en favor del acusado se dicta auto de sobreseimiento temporal, se


está terminando el juicio sin condenarlo, y entonces sí se aplica la regla del artículo 96
del Código Penal que dispone que la prescripción debe continuar como si no se
hubiera interrumpido, pudiendo hacerse valer una vez que hayan corrido los plazos y
solicitarse el correspondiente sobreseimiento definitivo.

87. Delito cometido por varias personas

Ahora nos referiremos al caso del delito que ha sido cometido por varias personas, y
el término de prescripción está transcurriendo, ¿la suspensión del término de
prescripción obra contra todos los implicados, o solamente contra aquel que está
sometido a proceso? Las opiniones no están uniformadas en este punto. Algunos
considerando que la suspensión de la prescripción debe proceder contra todos los
culpables, aun cuando solo uno de ellos esté procesado o formalizado, porque la
prescripción se basa en el olvido del delito que se produce con el transcurso del
tiempo. Por lo tanto, si el procedimiento se inicia, aunque sea solo contra uno de los
responsables, revive el recuerdo del delito y desaparece entonces el fundamento de la
prescripción, justificando que la suspensión proceda contra todos los culpables.

Otros opinan que es injusto que la suspensión obre contra todos si el procedimiento
se dirige solo contra uno. Hay que tener presente que es un beneficio para el
delincuente y se le estaría restringiendo a los que no son parte en la causa.

Pareciese que la opinión que entiende que la suspensión procede respecto de todos
los culpables, es la que más armoniza con los fundamentos de la institución y tal vez,
la más configurada a la equidad, pero reitero, afecta un beneficio que la ley concede a
las personajes
Si el tribunal ante el cual se ha iniciado el procedimiento que suspende la
prescripción resulta ser incompetente, ¿es válidaigue siendo la suspensión? La ley
nada dice al respecto, pero se entiende que en este caso el delito no se había
olvidado, como lo prueba el hecho de iniciarse la acción contra el culpable, aunque se
haya incoado ante un tribunal incompetente. Una vez que se resuelva la cuestión de
competencia pasará a conocer del proceso el tribunal que corresponde; y el único
caso en que la prescripción se entendería suspendida entonces sería aquel en que se
termina el proceso sin condena, o si se paraliza el procedimiento por tres años.

88. Delitos imprescriptibles

Hay que son delitos, de acuerdo con el reconocimiento y concepto prácticamente


unánime, imprescriptibles e inamnistiables. Estos son aquellos delitos que pueden
englobarse bajo el concepto de "delitos de lesa humanidad" o "delitos contra los
derechos humanos". 94

Estos ilícitos se caracterizan por ser el resultado de acciones planificadas del


Estado o concertadas de sus organizaciones o agentes, con un sentido político
determinado, y destinadas a la eliminación de grupos específicos.

Tal característica pone de manifiesto el grave desequilibrio que se presenta, en


estos casos, entre el Estado —dotado de extremas facultades, implementos y
recursos— y los particulares, que deben sufrir los efectos de ese accionar en
detrimento de sus derechos fundamentales (vida, libertad, honra e intimidad, debido
proceso, etc.); por lo cual se configura un atentado al derecho internacional de los
derechos humanos, en especial al ámbito propio del ius cogens , que es la base de
esa normativa.

Tanto la calificación antedicha como la consecuencia también anotada —esto es,


que son imprescriptibles (y también inamnistiables)— han sido recogidas por la
doctrina y la jurisprudencia. Por lo que se refiere a esta última, nos limitaremos a
transcribir el resumen de una sentencia de la Corte Suprema, Segunda Sala, rol Nº
5831-2013, de 10 de junio de 2014, en la que se rechaza la casación planteada sobre
la base de sostener que el desconocimiento de las normas sobre prescripción viciaba
de nulidad la sentencia de la Ilustrísima Corte de Apelaciones Santiago que, también,
desestimó aplicarla.

La atención del resumen estará fijada, para los aspectos que se vienen analizando,
en los considerando segundo, séptimo, octavo y noveno de la sentencia de casación,
y primero de la de reemplazo y debe preferir que los hechos de que se trata se
procesan por la normativa antigua, atendida la época de su ocurrencia.

En los autos rol Nº 120133-L, del Tercer Juzgado del Crimen de Santiago, por sentencia de
cuatro de febrero de 2011, pronunciada por el Ministro en Visita Extraordinaria Juan
Eduardo Fuentes Belmar, se condenó a las siguientes personas a laspenas que en cada
caso se señala:
1º Freddy Enrique Ruiz Bunger y César Luis Palma Ramírez: cada uno, a cinco años y un
día de presidio mayor en su grado mínimo más accesorias, como coautores de los delitos
reiterados de secuestro cometido calificados en las personas de José del Carmen Sagredo
Pacheco, Alfredo Ernesto Salinas Vásquez y Juan Antonio Gianelli Company, perpetrados
en Santiago el 3 de noviembre de 1975 y el 26 de julio de 1976, respectivamente;

2º Juan Francisco Saavedra Loyola: cuatro años de presidio menor en su grado máximo
más accesorios, como autor de los delitos reiterados de secuestro calificado cometidos en
las personas de José del Carmen Sagredo Pacheco, Alfredo Ernesto Salinas Vásquez y
Juan Antonio Gianelli Company;

3º Manuel Agustín Muñoz Gamboa: tres años y un día de presidio menor en su máximo,
más accesorias, como autor de los delitos reiterados de secuestro calificado en las
personas de José del Carmen Sagredo Pacheco y Alfredo Ernesto Salinas Vásquez,
perpetrados el 3 de noviembre de 1975;

4º Daniel Luis Enrique Guimpert Corvalán y Jorge Rodrigo Cobos Manríquez: cada uno, a
tres años de presidio menor en su grado medio, suspensión de cargo u oficio público
durante el tiempo de sus condenas más el pago proporcional de las costas de la causa,
como coautores del delito de secuestro calificado en la persona de Juan Antonio Gianelli
Company, perpetrado el 26 de julio de 1976;

Enseguida se libró sentencia absolutoria respecto de parte de los acusados, dentro de los
cuales, en lo que interesa, se absolvía a Manuel Agustín Muñoz Gamboa de la acusación
fiscal y adhesiones deducidas de ser autor del delito de secuestro calificado de Juan
Gianelli Company.

Luego de impugnada esta decisión por la vía de los recursos de casación en la forma y
apelación, una sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, por sentencia de diecinueve de
junio de dos mil trece, desestimó el primero de tales arbitrios y consiguiendo el fallo de
primer grado con las siguientes declaraciones:

a) se eleva la pena única impuesta a los procesados Juan Saavedra Loyola y Manuel
Muñoz Gamboa como autores de los delitos de secuestro calificados precisos en los
decisorios IV y V del fallo de primer grado (puntos 2º y 3º precedentes), a cinco años y un
día de presidio mayor en su grado mínimo con las accesorias de inhabilitación absoluta
perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos e inhabilitación absoluta para
profesiones titulares mientras duren sus condenas más el pago proporcional de las costas
de la causa; y,

b) se eleva la pena impuesta a Daniel Guimpert Corvalán en el decisorio VII del fallo de
primer grado (punto 4º precedente) a cuatro años de presidio menor en su grado máximo,
accesorias de inhabilitación absoluta perpetua para derechos políticos e inhabilitación
absoluta para cargos y oficios públicos durante el tiempo de la condena más el pago
proporcional de las costas de la causa.

En lo civil, se declaró la incompetencia absoluta del tribunal para conocer de las acciones
indemnizatorias entabladas en autos.

Contra la decisión anterior se entablaron recursos de casación en el fondo por los


patrocinadores de los condenados Freddy Ruiz Bunger, Juan Saavedra Loyola y Manuel
Muñoz Gamboa, y César Palma Ramírez; por la parte querellante representada por el
abogado Nelson Caucoto Pereira; y por Tomás Pascual Ricke, por el Programa de
Continuación Ley Nº 19.123 del Ministerio del Interior y Seguridad Pública. Todo lo anterior
da lugar a la sentencia en comentario, y, para efectos de este apartado, se resumen los
considerandos 2º, 8º y 9º que se refieren a los fundamentos de la imprescriptibilidad de los
delitos de lesa humanidad.

De acuerdo al considerando segundo de este fallo, el abogado Carlos Portales Astorga, por
los condenados Juan Saavedra Loyola y Manuel Muñoz Gamboa, dedujo recurso de
casación en el fondo por la causal 5º del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal,
denunciando como quebrantados los artículos 1º, 3º, 93 Nº 3 y 6, 94, 95, 101, 102 y 103 del
Código Penal, así como los artículos 1º y 3º del DL Nº 2.191, y los tratados internacionales
de derecho humano en relación a las causas de extinción de la responsabilidad penal de
amnistía y prescripción.

En relación a la violación del artículo 93 Nº 3 del Código Penal, indica que el precepto
resulta aplicable a los encartados Saavedra Loyola y Muñoz Gamboa en atención a que los
hechos investigados ocurrieron dentro del período comprendido por el DL Nº 2.191 del año
1978 —entre el 11 de septiembre de 1973 y el 10 de marzo de 1978—, porque el delito de
secuestro calificado que se les imputa no se encuentra excluido de la amnistía dispone
conforme el artículo 3º de esa normativa y porque no se encontraron procesados ni
condenados a la fecha de su publicación, sin perjuicio de que no existe mención alguna de
que el ilícito continúa ocurriendo más allá de las fechas señaladas en el fallo como de su
acaecimiento, esto es, el 3 de noviembre de 1975 y el 26 de julio de 1976.

En lo que concierne al artículo 93 Nº 6 del Código Penal, cuya infracción también se


reclama, el recurrente señala que no existe prueba alguna que permita establecer la
continuidad de los hechos, lo cual determina la aplicación incorrecta de los artículos 93 Nº
3, 94 , 95, 101 y 102 del Código Penal, al no dictarse sentencia absolutaria en razón de
encontrarse prescritas las acciones, para lo cual apunta que es insuficiente que la víctima o
sus restos no aparecieron para presumir que el hechor mantiene bajo su poder o custodia a
la persona física del secuestrado, ya que durante la permanencia de ese estado el autor
debe ejercer un control sobre la víctima que permita sostener categóricamente que el sigue
ocurriendo ilícito. A la inversa, si el hechor deja de mantener bajo su custodia y ejercer
poder sobre la persona física del secuestrado,

Plantea que en el caso de los acusados Saavedra Loyola y Muñoz Gamboa, aun de
estimarse que se está ante el delito de "secuestro permanente" por no hallarse hasta el día
de hoy los restos de los ofendidos, es una situación que a ellos no les empece, y sin
embargo fueron condenados como autores a pesar de que su participación terminó al
momento de materializarse la detención.

También se reclama la infracción del artículo 103 del Código Penal, instituto que el fallo
ignoró y que permitió beneficiarios con una atenuante de carácter especial y así morigerar
la pena.

En la siguiente sección del recurso se denuncia la infracción de los Tratados Internacionales


de derecho humanitario dada la falta de aplicación en beneficio de sus mandantes de la
amnistía y la prescripción, normativa que no contiene proscripción alguna a tales causales
de extinción de responsabilidad penal y porque la Carta Fundamental no limita la facultad
constitucional soberana del Estado para perdonar atentados contra derechos esenciales de
la persona por medio de una Ley de Amnistía o de un Indulto ni deroga las normas sobre
prescripción. Sin perjuicio de ello, sostiene que es inviable que por la vía del ius cogens se
sostenga la decisión en los principios generales del derecho internacional o del derecho
consuetudinario en términos que el órgano jurisdiccional aplique tratados no ratificados por
Chile.

También reclama que la tipificación de crímenes de guerra, genocidio y de lesa humanidad


sólo se incorporó al ordenamiento nacional mediante la Ley Nº 20.357, en julio de 2009, por
lo que con anterioridad no existía impedimento constitucional ni legal para aplicar la causal
extintiva de responsabilidad penal que fue procedente, nada de lo que sucedió.

Finaliza solicitando que se declare nula la sentencia impugnada para que se dicte la
correspondiente de reemplazo que declare que los acusados Saavedra Loyola y Muñoz
Gamboa quedan absueltos de los cargos.

persecución o exterminio de un grupo de numerosos compatriotas a quienes en la época


inmediata y posterior al 11 de septiembre de 1973 se le sindicó de pertenecer
ideológicamente al régimen político depuesto o que por cualquier circunstancia fuera
considerada sospechosa de oponerse o entorpecer la realización de la construcción social y
política ideada por los detentadores del poder, garantizándoles la impunidad a los
ejecutores de dicho programa mediante la no interferencia en sus métodos, tanto con el
ocultamiento de la realidad ante la solicitud de los tribunales ordinarios de justicia de
informes atingentes, como por la utilización del poder estatal para persuadir a la opinión
pública local y extranjera que las denuncias formuladas al efecto eran falsas y respondían a
una campaña tendiente a desprestigiar al gobierno autoritario. Así,

ha llevado a diversos autores a precisar que los delitos de lesa humanidad pueden ser
cometidos tanto en tiempo de guerra como de paz, como expresamente se ha reconocido
en el artículo 1º letra b) de la Convención de las Naciones Unidas sobre la
Imprescriptibilidad de los Crímenes de Guerra y Crímenes de Lesa Humanidad de 26 de
noviembre de 1968; y, más tarde, en el artículo 3º del Estatuto del Tribunal para Ruanda de
1994 y el Proyecto de Código de Crímenes contra la Paz y la Seguridad de la Humanidad
de 1996, así como en el artículo 7º del Estatuto de Roma de 1998.

A propósito del primer proyecto de Código de Crímenes contra la Paz y Seguridad de la


Humanidad de 1954, ya entonces se concedió autonomía al delito de lesa humanidad,
desvinculándolo del contexto bélico. Para esa fecha había sido conceptualizado como "los
actos inhumanos, tales como el asesinato, el exterminio, la esclavitud, la deportación o las
persecuciones contra cualquier población civil por motivos sociales, políticos, raciales,
religiosos o culturales, perpetrados por las autoridades de la ONU Estado o por particulares
que actúen por instigación de dichas autoridades o con su tolerancia". Al referir concepto se
ha agregado que las acciones deben ser "parte de un ataque generalizado o sistemático
contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque",

en tanto tendencia interior específica de la voluntad del agente. En definitiva, constituye un


ultraje a la dignidad humana y representa una violación grave y manifiesta de los derechos
y libertades proclamadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
reafirmadas y desarrolladas en otros instrumentos internacionales pertinentes.

Entre las características que distinguen este tipo de transgresiones se destacan la


imprescriptibilidad, la imposibilidad de amnistiarlos y de consagrar excluyentes de
responsabilidad que pretenden impedir la investigación y sanción de los responsables de
tan graves violaciones a los derechos esenciales tales como la tortura, las ejecuciones
sumarias , extra-legales o arbitrarias y las desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas
por el derecho internacional de los derechos humanos.

De este modo, teniendo en cuenta la naturaleza de los hechos investigados en la presente


causa y tal como fueron presentados en el fallo que se revisa, así como el contexto en el
que indudablemente deben inscribirse y la participación que miembros del Estado han
tenido en ellos , no cabe duda alguna que deben ser subsumidos a la luz del derecho
humanitario internacional dentro de la categoría de crímenes contra la humanidad y que se
deben penalizar, pues merecen una reprobación tan enérgica de la conciencia universal, al
atentar contra los valores humanos fundamentales, que ninguna convención, pacto o norma
positiva puede derogar, enervar o disimular.

De esta manera resulta inconcuso que las infracciones denunciadas por los recurrentes
carecen de sidero fáctico y jurídico, desde que la calificación que han recibido los sucesos
delictuosos, que este tribunal comparte, hacen improcedente la concurrencia de las
causales de extinción de responsabilidad penal reclamadas a favor de los acusados, de
manera que al proceder los jueces de la instancia acorde a ello, no han errado en la
aplicación del derecho, lo que conlleva el rechazo de los recursos en este segmento.

Por las consideraciones anteriores, se rechazó el recurso de casación en el fondo


presentado por los abogados señores Jorge Balmaceda Morales, por el condenado Freddy
Ruiz Bunger; Carlos Portales Astorga, por los sentenciados Juan Francisco Saavedra
Loyola y Manuel Agustín Muñoz Gamboa; Nelson Caucoto Pereira en representación de las
partes querellantes; Tomás Ignacio Pascual Ricke por el Programa de Continuación Ley Nº
19.123 del Ministerio del Interior y Seguridad Pública; y Sergio Ignacio Contreras Paredes
por el encausado César Palma Ramírez.

Sin embargo, en lo civil se acogió el recurso de casación en el fondo formalizado en el


primer otrosí de fojas 5217 por los actores Albina Salinas Vargas, Leocadia Sagredo
Guerrero, Anita Altamirano Aravena, Antón Gianelli Altamirano y Mylia Gianelli Altamirano,
en consecuencia, se invalidó la sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago, de
diecinueve de junio de dos mil trece, escrita a fojas 5171, sólo en aquella sección que
resuelve la incompetencia del tribunal para conocer de las acciones civiles deducidas en
autos, la que reemplaza por la que se dicta a continuación, sin nueva vista, pero
separadamente.

Por esta razón, se dictó sentencia de reemplazo, que, en su considerando primero


sostenido: Que en el caso en análisis, dado el carácter de delitos de lesa humanidad de los
ilícitos verificados, con la intervención de agentes del Estado amparados en un manto de
impunidad tejido con recursos estatales, se debe concluir no sólo aparejada la imposibilidad
de declarar la prescripción de la acción penal que de ellos emana sino que, además, la
inviabilidad de proclamar la extinción —por el transcurso del tiempo— de la posibilidad de
ejercer la acción civil indemnizatoria derivada de los delitos que se han tenido por
acreditados. Tratándose de delitos como los que aquí se han investigado, que merecen la
calificación ya señalada, si la acción penal persecutoria es imprescriptible,

89. Imprescriptibilidad de los delitos sexuales cometidos contra menores de


edad
La ley que declara imprescriptibles los sexuales delitos contra menores (Boletín Nº
6.956-07) tuvo su origen en una moción presentada por cuatro senadores el 27 de
mayo de 2010 y cuyo objeto era establecer la imprescriptibilidad de la acción penal
para perseguir a los responsables de crímenes o simples delitos sexuales, cuando la
víctima fuera un menor de edad, pero dicho proyecto no tuvo tramitación en los
primeros años, al punto que fue archivado en 2014.

En 2017, la Sala accedió a que el proyecto sea informado por la Comisión especial
de niños y posteriormente por la Comisión de Constitución. A lo anterior, se agregó
que el gobierno del presidente Sebastián Piñera presentó manifestaciones y urgencia
suma a este proyecto de ley.

Durante la tramitación en la Comisión de Constitución, se manifestó que ser víctima


de un delito de estas características a tan temprana edad, genera un trauma e
inconciencia que se traducen en una imposibilidad psicológica para denunciar, por lo
que se necesitaba tomar los resguardos necesarios desde el punto de vista jurídico
para lograr una sentencia condenatoria contra los autores de este tipo de delitos, con
independencia de los plazos en que estos pueden perseguirse.

En cuanto a su contenido, el proyecto de ley resultó un artículo único que sustituye


al artículo 369 quáter del Código Penal, que establece que el plazo de prescripción
comenzará a correr desde que la víctima cumpliera la mayoría de edad, y que
proponía lo siguiente:

" Artículo 369 quáter. Los delitos previstos en los dos párrafos anteriores serán
imprescriptibles ".

Durante la discusión general del proyecto de ley, surgieron indicaciones de que


modificaron la propuesta inicial, y que sugirieron dos modificaciones al Código Penal y
una disposición transitoria.

En primer lugar, se requieren un catálogo de delitos sexuales contra menores de


edad que tengan el carácter de imprescriptibles. Entre ellos se encuentran los delitos
de violación, abuso sexual, estupro, prostitución de menores, violación con homicidio
y pornografía infantil.

Además, se mantuvo la propuesta de derogar la norma relativa a la prescripción de


estos delitos, es decir, el artículo 369 quáter del Código Penal. Finalmente, se surge
una norma transitoria, relativa a que quienes cometieron estos delitos con anterioridad
a esta ley, se les aplicará el artículo 369 quáter que regia a la época de la comisión
del delito. Por lo demás, esa norma no era necesaria, ya que, en materia penal,
siempre la norma más drástica rige para el futuro, como también es claro que cuando
se dicta una norma más benigna, se aplica con efecto retroactivo.

La declaración de imprescriptibilidad de un determinado delito por la vía legislativa


es una atribución político-penal posible de establecer dentro del marco constitucional
vigente. Especialmente si no hay claridad acerca de la naturaleza sustantiva o
procesal de la prescripción en el ámbito penal en Chile (como vimos), cuestión que
implica una diferencia con respecto a los límites jurídicos a los cuales debe someterse
a este instituto. En efecto, en el ámbito comparado hay cierto acuerdo en que la
gravedad de los delitos de lesa humanidad, los delitos de genocidio y los delitos
contra las personas y bienes protegidos en caso de conflicto armado justifican su
imprescriptibilidad. Especialmente porque este carácter viene ratificado por un
sinnúmero de tratados internacionales.

Sin embargo, este no es el caso de los delitos sexuales cometidos contra menores
de edad. De ninguna obligación impuesta por tratados internacionales de protección a
los menores se desprenden expresa y directamente la necesidad de declarar que
estos delitos son imprescriptibles. Desde el punto de vista del orden jurídico interno, la
imprescriptibilidad es una excepción a la prescripción general de los delitos, que se
fundamenta precisamente en la importancia de la materia que, generalmente, tendrá
alcances internacionales.

En este sentido, la imprescriptibilidad de los delitos sexuales no presenta un


fundamento análogo a los casos ya existentes de imprescriptibilidad. Estos (delitos
sexuales contra menores) serían el primer caso de un injusto penal (desde el punto de
vista de derecho penal interno) que no prescribiría, alterando con ello una cierta
armonía y coherencia sistemática del sistema de justicia penal en relación con la
protección de otros bienes jurídicos por medio de la tipificación de conductas
delictivas.

Uno de los posibles fundamentos que justifican la imprescriptibilidad de los delitos


sexuales contra menores son las dificultades probatorias. En efecto, se suele hablar
en estos casos de que los supuestos de "revelación tardía" 95 de los hechos por parte
de la víctima abogarían por la imprescriptibilidad. Sin embargo, especialmente en el
ámbito de la justicia penal, cualquier medida que se intenta introducir para modificar el
ordenamiento jurídico vigente, no solo tiene que estar justificada racionalmente, sino
también en los términos de necesidad o utilidad de la intervención, especialmente en
el ámbito de la justicia penal.

Surge la pregunta entonces, si este déficit probatorio puede ser solucionado con
otra medida menos drástica que la imprescriptibilidad. La cuestión no es baladí,
porque la imprescriptibilidad genera como consecuencia que un ciudadano
sospechoso deba vivir siempre con la incertidumbre o no de ser investigado y/o
acusado, a diferencia de quién comete cualquier otro delito. Ello genera una
diferenciación poco justificable, particularmente en los casos en que se investiga a un
sujeto como sospechoso por error, considerando especialmente la dificultad
probatoria de estos casos.

Es evidente que cuando se habla de imprescriptibilidad en el ámbito del derecho


penal, se toma como caso paradigmático el de los delitos de lesa humanidad, como
genocidios. Sin embargo, no es del todo claro que la problemática de delitos sexuales
cometidos contra menores de edad sea una cuestión que deba enfrentarse
indubitadamente desde la perspectiva de la protección de bienes jurídicos de
titularidad individual, porque hay una serie de circunstancias criminológicas que no los
ubica en el mismo plano que otros delitos comunes. Se debe tomar en cuenta, por
ejemplo, que la comisión de estos delitos, son perpetrados en planos de intimidad, lo
que dificulta su persecución y prueba, para lo cual la denuncia de la víctima se hace
casi indispensable. Pueden ser denunciados por terceros, como los padres u otras
personas.

Ahora bien, la revelación tardía puede ser subsanada por otros mecanismos
distintos a la imprescriptibilidad. El derecho comparado arroja algunas soluciones,
como la posibilidad de aumentar la edad hasta la que opera la suspensión de
prescripción de estos delitos (actualmente en Chile la prescripción se suspende hasta
que la víctima cumpla 18 años de acuerdo con el actual 369 quáter CP).  Esta es la
solución adoptada en la materia en Alemania (§78 B.1 StGB, 30 años), Francia (30
años), Suiza (art. 97.2, SchwStGB, 25 años) y Austria (§58 (3)3 ÖStGB, 28 años). La
ventaja de lo anterior es que no se rompe con la estructura de la regla de
prescriptibilidad de los delitos (intangibilidad de la prescripción), pero, por otro lado,
también se da cobertura a los casos probatorios más difíciles respetando de mejor
manera las garantías de los intervinientes

En relación con la aplicación retroactiva de la imprescriptibilidad, y sin perjuicio de


asumir que no presente una naturaleza sustantiva, resulta sumamente difícil
argumentar válidamente una aplicación restrictiva del régimen por la importancia que
la prescripción posee para la configuración de las expectativas normativas de los
ciudadanos . Por esta razón, creemos posible asumir, a lo sumo, aplicar la
imprescriptibilidad a los delitos cuya prescripción se haya suspendido (por ejemplo,
porque la víctima aún no cumple los 18 años) porque en estos casos la expectativa
normativa de no persecución de los hechos no es definitiva ni estable, y podría tener
lugar el principio interpretativo de la aplicación de la ley procesal " in actum"si se toma
en consideración la vertiente procesal de la prescripción. Claro, siempre teniendo
presente que es posible aplicar procesalmente una ultraactividad de la ley cuando
esta es favorable al reo o imputado según lo dispone el artículo 11 del CPP "Las leyes
procesales penales serán aplicando a los procedimientos ya iniciados, salvo cuando,
a juicio del tribunal, la ley anterior contuviere disposiciones más favorables al
imputado"

En el derecho comparado se pueden encontrar algunos Estados que ya han


suprimido la institución de la prescripción para los delitos sexuales contra menores de
edad. En Estados Unidos hay Estados que no contemplan plazos de prescripción para
este tipo de delitos, dentro de los cuales se encuentran Kentucky, Maryland, North
Carolina, South Carolina, Virginia, West Virginia y Wyoming. 96 Idéntica situación
puede encontrarse en Canadá, donde los delitos sexuales, ya en general y no solo en
el caso de menores de edad, no prescrito en el tiempo.

También existen casos en que, tal como en el ordenamiento jurídico chileno, existe
un plazo de prescripción, solo que este se encuentra suspendido para los casos de
menores de edad. Como fue mencionado anteriormente, Austria es un país que
contempla esta modalidad, solo que, de acuerdo al artículo § 58 (3).3 del Österreiches
Strafgesetzbuch (ÖStGB) dispone que «para el plazo de prescripción no será tenido
en cuenta el tiempo hasta el cumplimiento de los 28 años de la víctima de un
comportamiento delictivo contra la integridad física o la vida, la libertad o la integridad
o autodeterminación sexual, cuando la víctima fuera menor de edad en el momento de
la comisión del hecho». Esta solución, alternativa a la eliminación total de la
prescripción en este tipo de delitos, también cumple las multas del proyecto de ley,

Con todo, hay buenas razones que abogan por que estos tipos de delitos que
avanzan a un colectivo necesitado de protección sean imprescriptibles. En efecto, en
estos casos se trata de delitos que tocan especialmente una parte muy sensible de la
configuración de un ser humano: su indemnización y autodeterminación sexual.

Para una mayor ilustración, transcribiré la nueva ley vigente.

" DECLARA IMPRESCRIPTIBLES LOS DELITOS SEXUALES COMETIDOS


EN CONTRA DE MENORES DE EDAD "

" Proyecto de ley:

Título I
De la imprescriptibilidad de la acción penal

Artículo 1º. Introdúcense las siguientes modificaciones en el Código Penal:

1) Agrégase el siguiente artículo 94 bis:

" Artículo 94 bis. No prescribirá la acción penal respecto de los crímenes y simples delitos
descritos y sancionados en los artículos 141, inciso final y 142 inciso final, ambos en
relación con la violación; los artículos 150 B y 150 E, ambos en relación con los artículos
361, 362, 363, 365 bis, 366, 366 bis, 366 quáter, 366 quinquies, 367, 367 ter; el artículo 411
quáter en relación con la explotación sexual; y el artículo 433, Nº 1, en relación con la
violación, cuando al momento de la perpetración del hecho la víctima fuere menor de
edad ".

2) Intercálase, en el inciso tercero del artículo 369, a continuación de la palabra "dispuesto",


la siguiente expresión: "en el artículo 369 quinquies de este Código y".

3) Suprima el artículo 369 quáter.

4) Agrégase, a continuación del artículo 369 quáter, el siguiente artículo 369 quinquies:

" Artículo 369 quinquies. Tratándose de los delitos en los artículos 141, inciso final, y 142,
inciso final, ambos en relación con la violación; los artículos 150B y 150E, ambos en
relación con los artículos 361, 362 y 365 bis; los artículos 361, 362, 363, 365 bis, 366, 366
bis, 366 quáter, 366 quinquies, 367, 367 ter; el artículo 411 quáter en relación con la
explotación sexual y el artículo 433, Nº 1, en relación con la violación , perpetrados en
contra de una víctima menor de edad, se considerarán delitos de acción pública previa
instancia particular y se regirán por lo dispuesto en el artículo 54 del Código Procesal Penal
desde que el ofendido por el delito haya cumplido los dieciocho años de edad, si no se ha
ejercido antes la acción penal ".

Título II
De la renovación de la acción civil
Artículo 2º.Renovación de la acción civil. Tratándose de los delitos establecidos en los
artículos 141, inciso final, y 142, inciso final, ambos en relación con la violación; los
artículos 150 B y 150 E, ambos en relación con los artículos 361, 362 y 365 bis; los
artículos 361, 362, 363, 365 bis, 366, 366 bis, 366 quáter, 366 quinquies, 367, 367 ter; el
artículo 411 quáter en relación con la explotación sexual; y el artículo 433, Nº 1, en relación
con la violación, todos del Código Penal, perpetrados en contra de una víctima menor de
edad, la acción civil reparatoria podrá ser deducida por una sola vez, en contra del imputado
o del responsable del hecho ajeno, transcurrió el plazo de prescripción establecido en el
artículo 2332 del Código Civil, entendieron renovada la acción civil, cumpliéndose las
condiciones señaladas en los dos artículos siguientes.

Artículo 3º. Renovación de la acción civil contra el imputado. Se renovará la acción civil


reparatoria en contra del imputado por los delitos señalados en el artículo anterior, si la
demanda es interpuesta por la víctima, considerándose por tan sólo aquella establecida en
el inciso primero del artículo 108 del Código Procesal Penal, en la tramitación del respectivo
procedimiento penal, una vez formalizada la investigación y hasta quince días antes de la
fecha fijada para la realización de la audiencia de preparación del juicio oral.

Renovada la acción en los términos señalados en el inciso anterior, ésta se tramitará


conforme a las disposiciones del Código Procesal Penal, en particular, las contenidas en el
Párrafo 2º del Título III del Libro Primero, en todo lo que no sea modificado en este artículo .

Asimismo, también se entenderá renovada la acción civil reparatoria, si es deducida por la


víctima del inciso primero del artículo 108 del Código Procesal Penal, respecto del imputado
formalizado, cuando el procedimiento Penal continúe en conformidad a las normas que
regulan el procedimiento abreviado, o que por cualquier causa terminare o se suspendiere
sin que sea posible emitir un pronunciamiento acerca de la acción civil, háyase o no
interpuesto ésta en el procedimiento penal, siempre que la víctima presente la demanda
ante el juzgado de letras con competencia en lo civil en el término de sesenta días desde
que de ejecutoriada la resolución que dispusiere la suspensión o terminación del
procedimiento penal. Sin perjuicio de lo anterior,

A su vez, si se procede en los términos del artículo 390 o del artículo 235, ambos del
Código Procesal Penal, la acción civil reparatoria se entenderá renovada si la víctima
presentará su demanda ante el tribunal civil competente dentro del término de sesenta días
siguientes al requerimiento, oa la dictación de la resolución que dispusiere la continuación
del procedimiento según las reglas del Título I del Libro Cuarto del Código Procesal Penal,
oa la dictación del auto de apertura del juicio oral, según el caso. En esta última situación,
la circunstancia de deducirse apelación en contra del auto de apertura del juicio oral no
suspenderá el cómputo del plazo señalado.

Cuando se procediere conforme a los incisos tercero o cuarto, la demanda y la resolución


que recaere en ella se notificarán por cédula al demandado, y el juicio se sujetará a las
reglas del procedimiento sumario establecidas en el Título XI del Libro Tercero del Código
de Procedimiento Civil.

Artículo 4º. Renovación de la acción civil contra el responsable por el hecho ajeno.  Podrá
renovarse la acción civil reparatoria en contra del responsable del hecho ajeno, por los
daños derivados de la perpetración de los delitos señalados en el artículo 2º, si se cumplen
las siguientes condiciones:
a) Que el tribunal con competencia penal haya dictado sentencia condenatoria en contra del
autor del daño por la comisión de alguno de estos delitos y ésta quede ejecutoriada.

b) Que la acción civil sea deducida por la víctima del inciso primero del artículo 108 del
Código Procesal Penal en contra del responsable del hecho ajeno, por los hechos que
fundan la condena penal, ante el juez de letras con competencia en lo civil y dentro del
término de sesenta días que la sentencia condenatoria penal se encuentre ejecutoriada.

Renovada la acción civil en los términos señalados en este artículo, ésta se tramitará
conforme a las disposiciones del juicio ordinario, debiendo acreditarse respecto del
demandado todos los presupuestos de la responsabilidad civil por el hecho ajeno.

Título final
De la responsabilidad penal adolescente

Artículo 5º. De la responsabilidad penal adolescente. Las disposiciones de esta ley no


tendrán aplicación respecto de los delitos perpetrados por adolescentes, sujetos a la Ley Nº
20.084, que establece un sistema de responsabilidad de los adolescentes por infracción a la
ley penal.

Artículo transitorio. Para los hechos delictivos cometidos con anterioridad a la publicación


de esta ley, seguirá vigente el artículo 369 quáter del Código Penal ”.

90. Prescripción de la pena

Pasado el tiempo que la ley exige sin cumplido cumplido la sentencia impuesta al
delincuente, la ley da por cumplida la condena. En estos casos opera en favor del reo
la prescripción de la pena, que es una de las causales de extinción de la
responsabilidad penal señalada en el artículo 93 del Código Penal.

Consiste en el transcurso del tiempo, en determinadas circunstancias sin que la


pena sea ejecutada, o en el evento de haber iniciado su cumplimiento, si ella ha sido
quebrantada por el reo. 97

Esta causal de extinción de la responsabilidad penal supone la existencia necesaria


de una sentencia condenatoria que se encuentra ejecutada. La pena debe estar
impuesta, pero no ejecutada durante el término exigido por la ley para que se
considere extinguida la responsabilidad por haber cumplido la condena.

91. Iniciación de los plazos de prescripción

El tiempo de prescripción comenzará a correr desde la fecha de la sentencia de


término o desde el quebrantamiento de la condena, si hubiere esta principiado a
cumplirse, (art. 98 del CP). Esta disposición distingue dos situaciones:
I. Cuando la condena no hubiere comenzado a cumplirse, el plazo de prescripción
comienza a correr desde la fecha de la sentencia de término.

II. Cuando la condena ha principiado a cumplirse, el plazo de prescripción debe


contarse desde la fecha del quebrantamiento.

Al estar dictada la sentencia ya existe un hecho perfectamente establecido: la


responsabilidad penal del delincuente en el acto punible. La disposición del artículo 98
se aplica sin restricciones, porque el día inicial será siempre el mismo, sin necesidad
de hacer distingos entre fallos de primera, segunda instancia o casación ni de su
notificación, y porque está perfectamente determinada la persona del responsable que
debe cumplir la sanción impuesta.

92. Plazos de prescripción artículo 97 CP

El Código Penal, al determinar los términos de prescripción para la acción penal y la


pena, en los artículos 94 y 97, no hizo distinción entre ambas prescripciones, sino que
les fijó plazos idénticos. En el artículo 97 establece que las penas impuestas por
sentencia ejecutoria prescriben:

La de presidio, reclusión o relegación perpetua, en quince años.

Las penas de crímenes, en diez años.

Las penas de simples delitos, en cinco años.

Las de faltas, en seis meses.

Los plazos de prescripción de la pena que exige nuestro Código Penal parecen
adecuados, pudiendo incluso estimarlos reducidos. Pero, como ellos se fijaron
idénticos para ambas prescripciones, de haberlos establecidos más amplios serían
excesivos para la prescripción de la acción penal.

Para determinar en estos casos el plazo debe atenderse a la pena aplicada en


concreto.

Hay ciertos plazos de prescripción establecidos por el artículo 97 del Código Penal
que han sido fundados mentalmente críticos, porque no existe proporcionalidad entre
el tiempo que se ha fijado para la prescripción y el que se ha señalado para la pena
respectiva. Así, por ejemplo, un procesado que está condenado a cinco años de
presidio necesita un plazo igual para que opere la prescripción a su favor. En cambio,
para un individuo que ha cometido un delito que mereció pena de presidio, reclusión o
relegación perpetua, prescribe la pena en un plazo de quince años, que es bastante
reducido considerado en relación con el plazo que dura la condena. Para evitar estas
desproporciones, el legislador deberá establecer una escala proporcional,
relacionando la duración de las penas con los plazos de prescripción.
93. Interrupción de la prescripción

La interrupción es una institución común a la prescripción de la acción penal y de la


pena. El Código Penal, aun cuando se refiere a ella en artículos diferentes, da igual
tratamiento a esta institución en ambas prescripciones.

Carrara considera que la interrupción de la prescripción, especialmente la derivada


del ejercicio de los actos del procedimiento, no encuentra aparte en ningún principio
jurídico; introduce en la justicia práctica la tiranía más abominable de la arbitrariedad,
y conduce a las consecuencias más absurdas. La única suspensión admisible debería
ser, según el mismo autor, aquellas derivadas de la imposibilidad de ejercicio de la
acción penal derivadas del mismo hecho sindicado. 98

Opera sobre el pasado, jurídicamente lo destruye y hace que el tiempo transcurrido


no sea útil para la prescripción; pero deja abierta la posibilidad para que ella pueda
iniciar nuevamente su curso como si recién comenzara.

Tiene las diferencias fundamentales con la suspensi6n:

a) La suspensión solo procede respecto a la prescripción de la acción penal; la


interrupción es una institución común a ambas prescripciones.

b) La suspensión se origina en el hecho que el procedimiento se dirija contra el


culpable; la interrupción cuando el culpable delinque nuevamente.

c) El efecto de la suspensión es suspender el término prescriptivo por el tiempo que


dura el obstáculo que impide su libre curso, pero una vez que se paraliza el
procedimiento por tres años o se termina el proceso sin condenar al reo, sigue su
curso uniéndose al tiempo anterior que había transcurrido en favor del
prescribiente. En cambio, la interrupción hace perder todo el tiempo de prescripción
que había transcurrido y para favorecerse nuevamente con ella, debe iniciarse el
plazo como si nunca hubiera transcurrido.

En ambas prescripciones (de la acción penal y de la pena) la interrupción tiene el


mismo fundamento. Sin embargo, puede afirmarse que no hay justificación para que
la sociedad otorgue el beneficio de ella a las personas que, por delinquir nuevamente,
presente mayor peligro para la seguridad colectiva. No es lógico conceder un
beneficio de tanta importancia, como lo es la prescripción, a un individuo que
constituye siempre un peligro para la sociedad como lo ha demostrado por el nuevo
delinquimiento.

Solo debe prescribir la acción de un delito, o la pena, a favor de quien, durante el


transcurso del tiempo exigido por la ley, ha dado a la sociedad muestras indiscutibles
de estar en situación de poder convivir en ella. Esto es doctrinario. La realidad es
muchas veces diferente.
Podemos decir que la interrupción no es otra cosa que la pérdida total del tiempo
transcurrido para prescribir. Es el efecto que sigue a la comisión de un nuevo delito,
que detiene el término prescriptivo y quita toda eficacia al tiempo transcurrido con
anterioridad. En otras palabras, retrotrae el término prescriptivo a su momento inicial.

Esta institución se encuentra consagrada en el artículo 96 del Código Penal, el que


al referirse a la prescripción de la acción penal, dispone que

" se interrumpe perdiéndose el tiempo transcurrido, siempre que el delincuente comete


nuevamente crimen o simple delito"; y en el artículo 99 referente a la interrupción de la
prescripción de la pena, al decir que "esta prescripción se interrumpe, quedando sin efecto
el tiempo transcurrido, cuando el condenado, durante ella, cometiere nuevamente crimen o
simple delito, sin perjuicio de que empezar a correr otra vez " .

De acuerdo con los artículos citados, la prescripción se interrumpe por la comisión


de un nuevo crimen o simple delito, y en este caso desaparece la presunción en que
ella se funda, cual es la de suponer que han desaparecido por el transcurso del
tiempo las tendencias perversas, como lo revela el hecho de haber delinquido
nuevamente.

De los citados artículos 96 y 99 del Código Penal se desprende claramente que los
actos que interrumpen la prescripción son la comisión de un nuevo crimen o simple
delito. Y aquí surge el problema de saber si la comisión de una falta también la
interrumpe.

Como ya lo hemos dicho, nuestro Código Penal, al referirse a la interrupción, no


incluye las faltas, y parece razonable que una falta no interrumpa la prescripción de la
acción penal o de la pena, porque la interrupción se funda en la presunción de
entender que, por el hecho de cometer el delincuente nuevamente un crimen o simple
delito, subsisten en él sus inclinaciones indebidas. Sería exagerado estimar que el
hecho de cometer el culpable una falta, signifique que en él perduran aún sus instintos
pervertidos.

Para que se interrumpa la prescripción, ¿es suficiente la simple imputación de un


crimen o simple delito, o se requiere de una sentencia condenatoria pronunciada en
contra del prescribiente?

El Código Penal en los dos artículos que ya hemos citado, claramente dice que la
prescripción se interrumpe desde el día en que el culpable comete nuevamente
crimen o simple delito. Pero, es preciso esperar la sentencia de condena para tener la
certeza de que el delincuente cometió el delito, y, por lo tanto, que desde ese
momento él no tendrá derecho a seguir con la prescripción. Solo ante la seguridad de
su responsabilidad puede privársele del beneficio de la prescripción. Una solución
contraria nos podría llevar a cometer un error y quitarle el beneficio que significa el
derecho a la prescripción, ya que antes de que se dicte la sentencia, no puede
establecerse la responsabilidad, pero si es condenado, los efectos de la interrupción
se retrotraen al momento de la comisión del delito.
94. Prescripción de las penas accesorios

Los principios generales del derecho fundar que lo accesorio sigue siempre la
suerte de lo principal, de lo cual se desprende que las penas accesorias prescriben
siempre junto a la principal. La ley penal no lo dispone así expresamente, pero de la
aplicación de este principio general se hace efectivo el mismo plazo para las penas
accesorios y las principales.

Parece claro que mientras no haya prescrito la pena principal no debe cesar
ninguno de los efectos de las penas accesorias; así, por ejemplo, el reo condenado a
reclusión mayor cuya accesoria es la interdicción civil que, logrando eludir el
cumplimiento de su pena, ejerce durante el plazo de prescripción de ella los derechos
de patria potestad, tutela, etc., realiza actos desprovistos de fuerza y valor
legales. Tales actos tienen eficacia legal únicamente cuando transcurra el tiempo
necesario para que prescriba la pena principal.

Son penas accesorios, por ejemplo: sujeción a la vigilancia de la autoridad, la


caución y las inhabilidades en algunos casos.

a) Sujeción a la vigilancia de la autoridad y caución

El artículo 23 del Código Penal las prescribe también como medidas preventivas en
los casos que dispone de este Código y los de Procedimiento.

En principio y ateniéndose a las reglas generales, la caución y la sujeción a la


vigilancia de la autoridad, como penas accesorias que son, prescritas juntamente con
la pena principal.

b) Suspensión e inhabilitación para cargos y oficios públicos

El articulo 22 dispone que tambien

" son accesorias las de suspensión e inhabilitación para cargos y oficios públicos, derechos
políticos y profesiones titulares en los casos en que, no imponiéndolas especialmente la ley,
ordena que otras las lleven consigo ".

Sobre la prescripción de estas inhabilidades legales, el artículo 105 del Código


Penal se refiere a ellas, en los siguientes términos:

Arte. 105. Las inhabilidades legales provenientes de crimen o simple delito sólo durarán el


tiempo requerido para prescribir la pena, computado de la manera que se dispone en los
artículos 98, 99 y 100. Esta regla no es aplicable a las inhabilidades para el ejercicio de los
derechos políticos.

La prescripción de la responsabilidad civil procedente de delito se rige por el Código Civil.


95. Término de prescripción cuando el reo se ausenta del territorio de la
República (artículo 100)

Cuando el reo se ausentare del territorio de la República solo podrá prescribir la


acción penal o la pena contando por uno cada dos días de ausencia, para el cómputo
de los años. Esta regla se aplica durante todo el tiempo que el delincuente
permanecerá efectivamente fuera del territorio de la República.

Así resulta de la aplicación de lo dispuesto por el artículo 100 del Código Penal,
cuyo texto expresa:

" Art. 100. Cuando el responsable se ausentare del territorio de la República sólo podrá


prescribir la acción penal o la pena contando por uno cada dos días de ausencia, para el
cómputo de los años.

Para los efectos de aplicar la prescripción de la acción penal o de la pena, no se entenderán


ausentes del territorio nacional los que hubieren estado sujetos a prohibición o impedimento
de ingreso al país por decisión de la autoridad política o administrativa, por el tiempo que
les hubiere afectado tal prohibición o impedimento.

La ampliación del plazo de prescripción obedece a que la acción de la justicia se


dificulta mucho cuando el culpable se ausenta del territorio de la República.

Esta disposición fue objeto de grandes discusiones en el seno de la Comisión


Redactora. Al estudiarla, el señor Fabres pensó que la prescripción debía existir,
aunque el reo se encontrara ausente de la República, doblándose el tiempo como en
la prescripción civil. Al discutirse el Proyecto en las sesiones de la Comisión
Redactora, se demostró la inconveniencia de aceptar la prescripción en el extranjero,
porque ella excluye la posibilidad de aprehender al reo, o la dificulta mucho, razones
por la cual no es justo que se extinga la Responsabilidad por medio de la prescripción.

En definitiva, se prestó la disposición como la establece el texto actual del artículo


100, apartándose totalmente del antiguo Código Penal Español que le deriva de
modelo, el cual rechazó la prescripción en favor del reo que se ausente del territorio
nacional. Este ordenamiento exigía para que opere la prescripción, en su
configuración anterior al Código Penal de 1995, que el responsable de la comisión de
un delito permanezca en el territorio nacional, en las islas adyacentes, o en países
con los cuales hubiere tratados de extradición que se encuentran vigentes.

96. Prescripción gradual (artículo 103)

Esta forma de prescripción tiene lugar cuando el reo se presenta o fuere ocurrido
antes de completar el tiempo de prescripción de la acción penal o de la pena. La
Comisión Redactora del Código la llamó prescripción gradual, encontrándose
legalmente enunciada en los siguientes términos, en el artículo 103 del Código Penal:
" Art. 103. Si el responsable se presentó o fuere encontrado antes de completar el tiempo
de la prescripción de la acción penal o de la pena, pero habiendo ya transcurrido la mitad
del que se exige, en sus respectivos casos, para tales prescripciones, deberá el tribunal
considerar el hecho como revestido de dos o más circunstancias atenuantes muy
calificadas y de ninguna agravante y aplicar las reglas de los artículos 65, 66, 67 y 68 sea
en la imposición de la pena, sea para disminuir la ya impuesta.

Esta regla no se aplica a las prescripciones de las faltas y especiales de corto tiempo ".

La jurisprudencia de nuestros tribunales, al analizar esta disposición, ha dicho que


él no se refiere a quienes se encuentran presos o en libertad bajo fianza, sino que
tiene aplicación respecto de los reos ausentes y que se presentanen o fueren
existidos; y no con relación a los presentes durante la tramitación del proceso y que
solo se encuentran provisoriamente excarcelados bajo fianza.

La jurisprudencia ha dicho, también, en cuanto al efecto del transcurso de la mitad


del plazo, que transcurrió más de la mitad del tiempo para que opere la prescripción
sin que se haya iniciado el proceso, debe esperar el hecho delictuoso revestido de
dos o más circunstancias atenuantes muy calificadas y de ningún agravante, lo que se
atiene estrictamente al texto de la norma.

Respecto a este beneficio que contempla el artículo 103 para quienes son
aprehendidos o se presentan voluntariamente después de que ha transcurrido más de
la mitad del tiempo de prescripción, la reforma a la Ley Nº 11.183 los beneficios en
gran medida, pues al reducirse los plazos generales de prescripción, se reducen
también los plazos que se exigen para entrar a disfrutar del mismo.

97. Interpretaciones del artículo 103 del Código Penal

La aplicación del artículo 103 del Código Penal —que consagra, como se ha dicho,
la prescripción gradual o media prescripción— ha sido objeto de diversas
interpretaciones con motivo del juzgamiento de las causas generadas por la
investigación de hechos constitutivos de delitos contra derechos humanos, de los que
se consideran de lesa humanidad.

En efecto, hay quienes vinculan absolutamente esta norma con el instituto de la


prescripción siguiendo la lógica que fluye de la propia denominación del beneficio
—"prescripción gradual" o "media prescripción"— que consagra el artículo 103 en
análisis, reforzado con la ubicación de esta norma, a continuación del desarrollo de
las pertinentes a la prescripción misma, tanto de la acción como de la pena.

Dentro de este grupo de opinión, que se expresa en la doctrina y en la


jurisprudencia, cabe distinguir a su vez dos soluciones para la aplicación del artículo
103 del Código Penal. Así, quienes estiman —hoy por hoy en minoría— que la
prescripción de la acción penal y de la pena rige para los delitos de lesa humanidad,
dan también aplicación a este artículo, en concordancia con su postura, no aplicando
la prescripción gradual a los responsables de esos ilícitos.
Por otra parte, están quienes enfocan la norma del artículo 103 en función de sus
efectos prácticos, en cuanto minorante de responsabilidad, y no la vinculan con el
instituto de la prescripción. Ello les permite morigerar la pena acorde a las
circunstancias concretas de cada situación y de cada condenado.

98. Jurisprudencia

En una sentencia de casación de la Corte Suprema, de septiembre de 2014, se


analiza, entre otros temas de interés, el de la prescripción gradual, en relación con
hechos ocurridos en diciembre de 1974. Su aplicación es rechazada, por la razón que
allí se indica, más una prevención en abono de ese rechazo, pero con un voto en
contra de dos ministros que fueron por aplicarla como morigerante de la pena. A
continuación, se transcribe un resumen de dicho fallo (Nº 4300-2014, de 4.09.2014).

Este recurso de casación tiene como antecedente la sentencia de primera instancia


caratulada "Nilda Peña Solari", de treinta de marzo de dos mil doce, donde se
condenó a Raúl Iturriaga Neumann, Risier Del Prado Altez España, Manuel Carevic
Cubillo, Hugo Hernández Valle y Manuel Rivas Díaz, por su responsabilidad como
autores en el delito de secuestro calificado cometido en las personas de Mario
Fernando Peña Solari y Nilda Peña Solari, a contar del 9 y 10 de diciembre de 1974; a
las siguientes penas: a Iturriaga Neumann y Altez España, a la pena de diez años y
un día de presidio mayor en su grado medio y accesorias de inhabilitación absoluta
perpetua para cargos y oficios públicos y derechos políticos y la de inhabilitación
absoluta para profesiones titulares mientras dure la condena, además del pago de las
costas;

Atendida la extensión de la pena impuesta a los sentenciados Iturriaga, Carevic,


Altez y Hernández, no se les concede ninguno de los beneficios establecidos en la
Ley Nº 18.216, mientras que, por reunir los requisitos del artículo 4º de la ley en
comentario, se conceder al condenado Rivas Díaz el beneficio de la remisión
condicional de la pena, debiendo permanecer sujeto al control administrativo por el
mismo tiempo por el que fue sancionado.

En lo que atañe a la acción civil deducida en el proceso, se acogió la demanda de la


actora doña Malucha Pinto Solari, sólo en cuanto, se condena al Fisco al pago de la
suma de $ 30.000.000 por concepto de daño moral, pecado costas

Esta decisión fue impugnada por la vía de los recursos de casación en la forma y
apelación, y una sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, por sentencia de
veintidós de enero de dos mil catorce, desestimó el primero de tales arbitrios y
concedió el fallo de primer grado con las siguientes declaraciones:

" Que se reduce la pena a los procesados Raúl Iturriaga Neumann a la de seis años de
presidio mayor en su grado mínimo; a Risier del Prado Altez España y Hugo Hernández
Valle a la de cinco años y un día de presidio mayor en su grado mínimo .
En lo civil, que se revoca la sentencia y se rechaza la demanda de autos por existir
incompetencia absoluta del tribunal para conocer de la acción indemnizatoria entablada en
autos ”.

Contra esta última resolución, las defensas de los acusados Iturriaga, Carevic,
Hernández y Rivas, y el representante de la parte demandante, dedujeron recursos de
casación en el fondo, que dan lugar al fallo Nº 4300-2014, de 4.09.2014. De esta
sentencia, solo serán resumidos los considerandos 1º, 4º, 5º, 6º, 10º, 11º, 12º y 13º
que versan sobre la media prescripción que fue legada; además de la prevención
realizada por el ministro Sr. Künsemüller, y los votos en contra realizados por los
ministros Dolmestch y Cisternas.

La sentencia en comento señala en su considerando primero que el abogado don


Nelson Carvallo Andrade, por los condenados Hugo del Tránsito Hernández Valle y
Manuel Rivas Díaz, dedujo recurso de casación en el fondo por la causal primera del
artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, denunciando como quebrantados los
artículos 103 y 68 inciso 3º del Código Penal.

Plantea que la sentencia impugnada no se pronuncia sobre la rebaja legal


obligatoria establecida en el artículo 103 del código punitivo, puesto que no se trata de
un asunto relativo a los hechos de la causa, sino que pura y simplemente a la
pertinencia de aplicar o no la institución en comento, desde que los delitos
investigados conforme a los principios de derecho humanitario y tratados no vigentes
en Chile, serían imprescriptibles. De esta forma expresa que el tema jurídico en
discusión se circunscribe a determinar si en la especie es aplicable el precepto
enunciado a delitos que han sido catalogados como imprescriptibles.

Expone que la lógica de la sentencia censurada y que ratifica lo actuada por el


sentenciador de primer grado, guarda una relación directa con la que se aplica en
ambos fallos, es decir, si no es admisible la prescripción en un delito como el de
autos, tampoco es admisible la media prescripción, ello porque los jueces de las
instancias no discuten que haya transcurrido más de la mitad del plazo de
prescripción, sino porque a partir de un supuesto axioma se llega a una conclusión en
base al principio jurídico de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal, esto es,
sin prescripción no hay media prescripción.

Afirma que la jurisprudencia de esta Corte es uniforme al aceptar y aplicar la


prescripción gradual de la pena a delitos imprescriptibles, enuncia los fallos favorables
a su pretensión; además, hace un análisis de lo señalado por la doctrina penal
referente al tema, citando a los autores que mencionan en el libelo.

En lo que respeta al inicio del tiempo para computar la rebaja obligatoria, plantea
que existen tres criterios jurisprudenciales, a saber, normalización de la vida
democrática y del Estado de Derecho; fecha de declaración de muerte presuntamente
por resolución judicial; ya partir del nonagésimo segundo día posterior al inicio del
secuestro.
Finalmente señala que al no aplicar lo dispuesto en el artículo 103 del Código Penal,
se ha infringido el artículo 68 del mismo cuerpo legal, por cuanto concurriendo dos o
más circunstancias atenuantes muy calificadas y ninguna agravante, se rebajar la
pena en al menos uno , dos o tres grados bajo el mínimo señalado por la ley
imponiendo a sus representados en definitiva una pena de 61 días de presidio menor
en su grado mínimo y tres años de presidio menor en su grado medio para los
condenados Hernández y Rivas respectivamente, otorgándoseles el beneficio de la
remisión condicional de la pena por el mismo tiempo.

Luego, el considerando cuarto expresa que don Jorge Balmaceda Morales, defensa
letrada de los sentenciados Manuel Andrés Carevic Cubillos y Raúl Eduardo Iturriaga
Neumann, dedujo sendos recursos de casación en el fondo fundado en la causal
quinta del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, por la infracción a los
artículos 93 Nº 6, 94, 95, 101, 102 y 103 del Código Penal, lo que es consecuencia del
rechazo de la excepción de prescripción que contempla el artículo 433 Nº 7 del
Código de Procedimiento Penal alegada como defensa de fondo o, en subsidio, por la
falta de aplicación de la prescripción gradual que contempla el artículo 103 del aludido
texto punitivo, lo que hubiera permitido la reducción de la sanción en dos o tres
grados, por lo que solicita que se invalide el pronunciamiento de alzada y se dice otro
en su reemplazo que,revocando la sentencia de primer grado, absuelva a sus
defendidos o, en su caso, se les reconozca la minorante del artículo 103 del Código
Penal, rebajando la pena en la forma antes indicada.

siendo el último en el que fueron vistos, el denominado 'Venda Sexy', ubicado en las
intersecciones de las calles Irán con Los Plátanos. Hasta la fecha, los hermanos Peña
Solari se encuentran desaparecidos e incluso como detenidos desaparecidos en el
Informe de la Comisión de Verdad y Reconciliación".

De acuerdo con el considerando sexto, los árbitros hechos fueron calificados en el


motivo cuarto del fallo de primer grado como constitutivos del delito de secuestro
calificado que contempla y sanciona el artículo 141 incisos 1º y 3º del Código Penal
vigente a la época de perpetrado el delito .

En los considerandos décimo séptimo y décimo octavo de la sentencia de primera


instancia, se desestimaron las alegaciones de amnistía y prescripción de la acción
penal deducidas por la defensa de los acusados, pues se acabaron que los delitos de
la especie son de lesa humanidad y por lo mismo, imprescriptibles e inamnistibles.

En el transcurso del proceso, los mandatarios de los acusados Iturriaga, Carevic,


Rivas y Hernández solicitaron, entre otros, que se reconociera a favor de sus
representados la circunstancia del artículo 103 del Código Penal, lo que fue
desechado por el tribunal de primera instancia en el motivo 20º de la sentencia,
íntegramente confirmado por esta sentencia de casación en el fondo.

Las razones que tuvo en consideración el juez de primer grado para su rechazo, fue
que en la especie se trata del delito de secuestro, tipo penal de ejecución permanente.
Los considerando décimo y undécimo son enfáticos en calificar estos delitos como
delitos de lesa humanidad. En particular se señala que este tipo de delitos son
aquellos injustos que no sólo contravienen los bienes jurídicos garantizados por las
leyes penales, sino que al mismo tiempo suponen una negación de la personalidad
moral del hombre, de suerte tal que para la configuración de este existe una conexión
íntima ilícita entre los delitos de orden común y un valor agregado que se desprende
de la inobservancia y menosprecio a la dignidad de la persona, porque la
característica principal de esta figura es la forma cruel con que diversos hechos
criminales son perpetrados, los que se contraria de forma evidente y manifiesta con el
concepto más básico de humanidad;

Los sentenciadores señalan que, entre las características que distinguen este tipo
de transgresiones se destacan la imprescriptibilidad, la imposibilidad de amnistiarlos y
de consagrar excluyentes de responsabilidad que pretenden impedir la investigación y
sanción de los responsables de tan graves violaciones a los derechos esenciales,
tales como la tortura, las ejecuciones sumarias, extra-legales o arbitrarias y las
desapariciones forzadas, todas ellas prohibidas por el derecho internacional de los
derechos humanos.

De este modo, teniendo en cuenta la naturaleza de los hechos que se investigan en


la presente causa y tal como fueron presentados en el fallo que se revisa, así como el
contexto en el que indudablemente deben inscribirse y la participación que miembros
del Estado han tenido en ellos, no cabe duda alguna que deben ser subsumidos a la
luz del derecho humanitario internacional dentro de la categoría de crímenes contra la
humanidad y que se deben erradicar, pues merecen una reprobación total de la
conciencia universal al atentar contra los valores humanos fundamentales, que
ninguna convención, pacto o norma positiva puede derogar, enervar o disimular.

Atendiendo a las reflexiones precedentes, la sentencia estima que las


transgresiones denunciadas por los sucesos recurrentes carecen de sidero fáctico y
jurídico, desde que la calificación que han recibido los delictuosos, torna improcedente
la concurrencia de la causal de extinción de responsabilidad penal reclamada a favor
de los acusados —prescripción—, de manera que al proceder los jueces de la
instancia acorde a ello, no han errado en la aplicación del derecho, lo que conlleva el
rechazo de los recursos en este segmento.

Así las cosas, el considerando décimo tercero concluye la argumentación respecto


de la media prescripción, señalando que el siguiente reproche, también común en
todos los recursos, consiste en el equivocado desconocimiento de la prescripción
gradual contemplada en el artículo 103 del Código Penal y que permitiría la reducción
de la pena impuesta.

En lo concerniente a esta infracción, ha de tenerse en cuenta que por aplicación de


las normas del Derecho Internacional y dado que tanto la media prescripción como la
causal de extinción de la responsabilidad penal se fundan en el transcurso del tiempo
como elemento justificante para su aplicación , la improcedencia de aplicar la
prescripción total en esta clase de delitos alcanza no obstante a la parcial, pues no se
advierte razón para reconocer al tiempo el efecto de reducir la sanción, dado que una
y otra institución se fundamentan en el mismo elemento que es rechazado por el
ordenamiento penal humanitario internacional, de manera que ninguno de tales
institutos resulte procedente en ilícitos como los de la especie.

Por los argumentos sostenidos anteriormente, se rechazó el recurso de casación en


el fondo, en lo penal.

Sin embargo, resulta interesante la prevención realizada por el ministro Sr.


Künsemüller, quien concurre al rechazo del recurso de casación en el fondo de los
condenados en aquella parte que desestima la aplicación gradual de la pena, teniendo
además, en consideración que el secuestro es un delito de ejecución permanente, en
que el estado antijurídico creado por la acción delictiva se mantiene en el tiempo, por
lo que no es posible determinar con precisión el momento a partir del cual se puede
contar el plazo señalado en el precepto citado. En efecto, atendida su naturaleza, se
carece de un hecho cierto para precisar el comienzo del término necesario para la
prescripción, que ha de contarse desde el momento de consumación del delito,
conforme lo dispone el artículo 95 del Código Penal, lo cual no se ha dado en el
tiempo por la situación señalada. La disposición del artículo 103 del estatuto punitivo
gira en torno al "tiempo de la prescripción de la acción penal o de la pena", cuya mitad
debe haber transcurrido. Este decurso de un plazo ha de tener —ya que de otra
manera no puede contarse hacia adelante—, un momento fijo de inicio, de comienzo,
por lo que en un delito cuya agresión al bien jurídico tutelado perdura y se extiende
hasta que no se producir determinado evento, tal precisión es imposible.

El preveniente ha sostenido en fallos anteriores que sólo en el evento de


constatarse en qué lugar se encuentran las víctimas podría comenzar a contarse el
plazo de prescripción, y si se hubiere producido su deceso, habría que determinar los
datos del fallecimiento para comenzar el cómputo indicado . Pero al no haber cesado
el estado delictivo y se mantuvo el injusto, como se dijo, no procede aplicar el instituto
en estudio.

El fallo fue acordado con los votos en contra de los ministros señores Dolmestch y
Cisternas, quienes tuvieron un favor de acoger el recurso de casación en el fondo
deducido por los sentenciados y, por ello, invalidar la sección penal de la sentencia de
alzada, toda vez que cualquiera que hayan sido los fundamentos para desestimar en
el presente caso la concurrencia de la prescripción de la acción penal como causal de
extinción de la responsabilidad penal, es lo cierto que el instituto de la prescripción
gradual constituye una minorante calificada de responsabilidad penal, cuales efectos
inciden en la determinacion del cuantode la sanción corporal, independiente de la
prescripción, con fundamentos y consecuencias diferentes. Así, aquélla descansa en
el supuesto olvido del delito, en razones procesales y en la necesidad de no reprimir
la conducta, lo que conduce a dejar sin castigo el hecho criminoso, en cambio la
morigerante —que también se explica gracias a la normativa humanitaria— halla su
razón de ser en lo insensato que resulta una pena tan alta para hechos ocurridos
mucho tiempo atrás, pero que no por ello deben dejar de ser sancionados
irremediablemente, pero resulta de su reconocimiento una pena menor. De este
modo, en los casos como el presente, aunque el curso del tiempo desde la comisión
de los ilícitos se haya prolongado en exceso, no provoca la desaparición por completo
de la necesidad del castigo,

En definitiva, la prescripción gradual conforme a un mitigante muy calificado cuyos


efectos inciden sólo en el rigor del castigo, y por su carácter de regla de orden público,
su aplicación es obligatoria para los jueces, en virtud del principio de legalidad que
gobierna al derecho punitivo .

Tampoco se advierte ninguna restricción constitucional, legal, de Derecho


Convencional Internacional ni de ius cogenspara su aplicación, ya que aquellas reglas
sólo se limitan al efecto extintivo de la responsabilidad penal. Entonces, aun cuando
hayan transcurrido íntegramente los plazos previstos por el legislador para la
prescripción de la acción penal derivada de los ilícitos, no se divisa razón que
obstaculice considerarla como atenuante para reducir la responsabilidad penal que
afecta al encausado, en la forma que se realiza en la especie por operar la causal de
que se trata, teniendo en cuenta para ello que — en atención a la norma aplicable al
caso, en su redacción vigente a los datos de los hechos— los delitos indagados son
susceptibles de estimarse consumidos desde el momento en que se llegó al día
noventa y uno de encierro de las víctimas, lo que ocurre en los casos en análisis a
partir del mes de diciembre de mil novecientos setenta y cuatro,

Del estudio de los autos fluye que el lapso requerido para la procedencia de la
institución reclamada por los impugnantes ha pasado con creces, y como se trata de
una norma de orden público el juez ha debido aplicarla, al ser claramente favorable a
los procesados, por lo que, en opinión de los disidentes se configura el vicio de
casación denunciado que torna procedente la invalidación de la sentencia en su parte
penal.

99. Prescripción de la reincidencia (artículo 104)

El artículo 104 prescribe

" que las circunstancias agravantes llegaron a tener en los N°s. 15 y 16 del artículo 12, no
se tomarán en cuenta tratándose de crímenes, después de diez años, a contar desde la
fecha en que tuvo lugar el hecho, ni después de cinco, en los casos de delitos simples ”.

Dichos numerales del artículo 12 se refieren a la reincidencia, genérica y específica,


en los siguientes términos:

Son circunstancias agravantes:

Nº 15. Haber sido condenado el culpable anteriormente por delitos a que la ley
señale igual o mayor pena.

Nº 16. Haber sido condenado el culpable anteriormente por delito de la misma


especie.
La Ley Nº 11.183, que rebajó los plazos de prescripción debió haber modificado las
disposiciones del artículo 104. En la actualidad los crímenes, con excepción de los
más graves, prescrito en diez años y los simples delitos en cinco, de modo que estos
plazos coinciden con los exigidos por el artículo 104 para no tomar en cuenta la
reincidencia.

Para aplicar las disposiciones del artículo 104 y no tomar en cuenta las agravantes
señaladas en el artículo 12 (Nºs. 15 y 16), debe transcurrir un plazo de diez y cinco
años, contados desde que tuvo el lugar del hecho, según se trate de crímenes o de
simples delitos, respectivamente. Ahora bien, también se ha dicho que el momento
inicial de la prescripción debe ser el del cumplimiento de la condena o, en general, el
de la extinción de la responsabilidad penal, sin embargo, esta es una opinión que no
se ha logrado imponer.

100. La prescripción de la acción penal como causal de sobreseimiento


definitivo

Hemos dicho que la prescripción puede ser declarada a petición de parte, y en este
caso, el interesado puede alegarla en cualquier estado del juicio; o bien ser declarada
de oficio, previa la condición que el reo se halle presente en el juicio, entendida ella en
los términos explicados más arriba.

Solamente la prescripción de la acción penal es causal de sobreseimiento definitivo,


según dispone el artículo 250 c) CPP En efecto, dicha norma señala:

" El juez de garantía decretará el sobreseimiento definitivo: c) Cuando se hubiere extinguido


la responsabilidad penal del imputado por alguno de los motivos establecidos en la ley ".

De acuerdo con el texto del artículo 408 del Código de Procedimiento Penal, la
disposición no distinguió entre las diferentes causales de extinción de responsabilidad
penal establecidas en el artículo 93 del mismo Código. Por ello una parte de la
doctrina estimaba que el sobreseimiento definitivo también procedió en el caso de la
prescripción de la pena, cuestión que desde marzo de 1990, con la modificación
modificación por la Ley Nº 18.857, de 6.12.1989, quedó definitivamente zanjado.

El artículo 408 disponía que el sobreseimiento definitivo se decretará:

" Nº 5. Cuando se haya extinguido la responsabilidad penal del procesado por alguno de los
motivos establecidos en los números 1Q, 32 y 6f del artículo 93 del mismo Código (Penal) ".

Por su parte, el artículo 413 establecía:

" El sobreseimiento definitivo no podrá decretarse sino cuando esté agotada la investigación
con que se haya tratado de comprobar el cuerpo del delito y de determinar la persona del
delincuente.
Si en el sumario no están completamente probadas las circunstancias que eximen de
responsabilidad o los hechos de que depende la extinción de ella, no se decretará el
sobreseimiento, sino que se esperará la sentencia definitiva ”.

El Código Procesal Penal tiene un enfoque más amplio en la materia como ya se


dijo. Sin embargo, la causal del sobreseimiento ha causado algunas dudas
interpretativas. En efecto, el sobreseimiento definitivo procederá:

d ) Cuando se hubiere extinguido la responsabilidad penal del imputado por algunos de los
motivos establecidos en la ley ;

Como la referencia no está limitada, pues es a "los motivos también establecidos en


la ley" (art. 93 del Código Penal, más otros legales), deberá decretarse
sobreseimiento definitivo no solo en caso de prescripción de la acción penal, sino de
cualquier otro motivo de extinción legal de la responsabilidad penal. A partir de aquí
se ha planteado la disyuntiva si la vaguedad de la causalía cubriría el supuesto de la
prescripción de la pena, cuestión sobre la que ya hemos expresado opinión.

Por otro lado, no puede olvidarse que no habrá sobreseimiento definitivo si se está
en presencia de delitos que sean imprescriptibles o no puedan ser amnistiados.

Así lo preceptúa el inciso final del mismo artículo 250:

" El juez no podrá dictar sobreseimiento definitivo respecto de los delitos que, conforme a
los tratados internacionales ratificados por Chile y que se encuentren vigentes, sean
imprescriptibles o no puedan ser amnistiados, salvo en los casos de los números 1 y 2 del
artículo 93 del Codigo Penal ".

101. Procedimiento en el Código Procesal Penal

En el ámbito del nuevo proceso penal cabe tener presente que el artículo 263 del
Código Procesal Penal consagra como facultad del imputado planteó excepciones de
previo y especial pronunciamiento hasta antes de la audiencia de preparación del
juicio oral.

Dicho artículo dispone:

" Artículo 263. Facultades del acusado. Hasta la víspera del inicio de la audiencia de
preparación del juicio oral, por escrito, o al inicio de dicha audiencia, en forma verbal, el
acusado podrá:

a) Señalar los vicios formales de que adoleciere el escrito de acusación, requiriendo su


corrección;

b) Deducir excepciones de previo y especial pronunciamiento, y


c) Exponer los argumentos de defensa que considere necesarios y señalar los medios de
prueba cuyo examen en el juicio oral solicitee, en los mismos términos previstos en el
artículo 259 ”.

Lo que se complementa con lo prescrito en el artículo 264 de dicho código, que en su letra
e) señalada como excepción de anterior y especial pronunciamiento la "Extinción de la
responsabilidad penal ".

Esta excepción puede ser resuelta en la audiencia preparatoria o ser dejada para el
juicio oral, decisión esta última que es inapelable. En todo caso, debe abrirse debate
sobre las excepciones opuestas.

Si no se ha formulado la prescripción —de la acción o de la pena— como de previo


y especial pronunciamiento, pueden ser ellos motivo de planteamiento en el juicio oral,
dentro de la teoría de la defensa.

La resolución de las excepciones de previo y especial pronunciamiento en la


audiencia preparatoria se trata en el artículo 271 del Código Procesal Penal, cuyo
texto es el siguiente:

" Artículo 271. Resolución de excepciones en la audiencia de preparación del juicio oral. Si


el imputado hubiere planteado excepciones de previo y especial pronunciamiento, el juez
abrirá debate sobre la cuestión. Asimismo, de estimarlo pertinente, el juez podrá permitir
durante la audiencia la presentación de los antecedentes que estiman relevantes para la
decisión de las excepciones planteadas.

El juez resolverá de inmediato las excepciones de incompetencia, litis pendencia y falta de


autorización para proceder penalmente, si hubieren sido deducidas. La resolución que
recaere respecto de dichas excepciones será apelable.

Tratándose de las excepciones previstas en el artículo 264, el juez podrá acoger una o más
de las que se hubieren deducido y decretar el sobreseimiento definitivo, siempre que el
fundamento de la decisión se encuentre suficientemente justificado en los antecedentes de
la investigación. En caso contrario, dejará la resolución de la cuestión planteada para la
audiencia del juicio oral. Esta última decisión será inapelable ".

Ahora, resulta interesante afirmar que aun cuando no se haya podido implementar
la alegación de la prescripción en estas oportunidades procesales regladas,
igualmente, a nuestra opinión, puede hacerse valer como una excepción de fondo o
perentoria. Entre otras razones, porque no poder precisarse su naturaleza con
claridad y exactitud (procesal, sustantiva o mixta) ello mismo impide desvincularla de
vocación "sustantiva", cuestión propia de las alegaciones de fondo o de defensa.

102. Debo agregar una reciente norma de prescripción

La Ley Nº 21.213 modifica los cuerpos legales que se señalan, para delimitar la
infracción por circular en determinadas carreteras sin el dispositivo electrónico
conocido como TAG y que es del siguiente tenor:
Proyecto de ley:

" Artículo 1º. Incorpora el siguiente inciso segundo, nuevo, en el artículo 114 de la Ley Nº


18.290, de Tránsito, cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado fue fijado por el
Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 2007, de los Ministerios de Transportes y
Telecomunicaciones y de Justicia:

" Si en un día calendario se cometen dos o más contravenciones a la disposición dispuesta


en el inciso anterior, solo se considerará la primera para todos los efectos legales ".

Artículo 2º. Incorporar el siguiente inciso tercero, nuevo, en el artículo 24 de la Ley Nº


18.287, que establece procedimiento ante los Juzgados de Policía Local, pasando los
actuales incisos tercero, cuarto, quinto y sexto a ser incisos cuarto, quinto, sexto y séptimo,
respectivamente:

"Los Juzgados de Policía Local deben disponer de formularios que solicitar la declaración
de la prescripción de las multas cursadas por infracción a las normas de tránsito o de
transporte terrestre establecidas en la Ley Nº 18.290, de Tránsito, cuyo texto refundido,
coordinado y sistematizado fue fijado por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 2007, de
los Ministerios de Transportes y Telecomunicaciones y de Justicia, y al artículo 42 del
Decreto Supremo Nº 900, de 1996, del Ministerio de Obras Públicas, que fija el texto
refundido, coordinado y sistematizado del Decreto con Fuerza de Ley Nº 164, de 1991, del
Ministerio de Obras Públicas, Ley de Concesiones de Obras Públicas. Dichos formularios
deberán contemplar campos para la identificación del vehículo en que se hubiera cometido
la infracción y su propietario, la fecha en que se habia cursado la multa y la identificacion de
la causa judicial en que se habia impuesto. Asimismo, estos formularios contemplarán la
posibilidad de solicitar, mediante exhorto, la prescripción de las multas impuestas por otros
Juzgados de Policía Local, ubicados fuera del lugar de residencia del infractor".

Artículo transitorio.Dentro de los diez meses siguientes a la publicación de esta ley en el


Diario Oficial, las multas aplicadas por infracción a la disposición dispuesta en el inciso
primero del artículo 114 de la Ley Nº 18.290, de Tránsito, cuyo texto refundido, coordinado y
sistematizado fue fijado por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 2007, de los Ministerios
de Transportes y Telecomunicaciones y de Justicia, y las multas aplicadas en virtud de lo
establecido en el inciso segundo del artículo 42 del Decreto Supremo Nº 900, de 1996, del
Ministerio de Obras Públicas, que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado del
Decreto con Fuerza de Ley Nº 164, de 1991, del Ministerio de Obras Públicas, Ley de
Concesiones de Obras Públicas,que se encuentran asociados a una misma placa patente
en el Registro de Multas de Tránsito No Pagadas del Servicio de Registro Civil e
Identificación, que han sido informados a ese registro hasta el 30 de noviembre de 2019 y
que no se encuentran extinguidas por prescripción o pago a la fecha de publicación de esta
ley, podrán ser extinguidas mediante el pago del menor monto entre el veinte por ciento del
importe total de las multas antes referidas asociadas a la placa patente correspondiente, o
100 Unidades Tributarias Mensuales.podrán ser extinguidas mediante el pago del menor
monto entre el veinte por ciento del importe total de las multas antes referidas asociados a
la placa patente correspondiente, o 100 Unidades Tributarias Mensuales.podrán ser
extinguidas mediante el pago del menor monto entre el veinte por ciento del importe total de
las multas antes referidas asociados a la placa patente correspondiente, o 100 Unidades
Tributarias Mensuales.

Para tales efectos, la persona a cuyo nombre esté inscrito el vehículo deberá suscribir un
convenio con la municipalidad ante la cual se renueve o pague en forma atrasada el
permiso de circulación, en el que el pago señalado en el inciso anterior podrá pactarse en
hasta veinticuatro cuotas mensuales expresadas en Unidades Tributarias Mensuales, sin
intereses, debiendo pagarse la primera cuota al momento de la suscripción del
convenio. Dicho convenio sólo podrá suscribirse en forma simultánea con la renovación o
pago atrasado del permiso de circulación y para tales efectos deberá pagarse, en cuanto
corresponda, los permisos de circulación de años anteriores y las multas anotadas en el
Registro de Multas de Tránsito No Pagadas distintas a las indicadas en el inciso
primero. con todo,

Los pagos que se reciban en virtud del convenio antes señalado serán recaudados por la
municipalidad suscriptora del convenio, la que los distribuirá conforme a lo establecido en el
artículo 24 de la Ley Nº 18.287, que establece procedimiento ante los Juzgados de Policía
Local; en el artículo 14 de la Ley Nº 18.695, orgánica constitucional de Municipalidades,
cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado fue fijado por Decreto con Fuerza de Ley
Nº 1, de 2006, del Ministerio del Interior, y en el artículo 42 del Decreto Supremo Nº 900, de
1996, del Ministerio de Obras Públicas, que fija el texto refundido, coordinado y
sistematizado del Decreto con Fuerza de Ley Nº 164, de 1991, del Ministerio de Obras
Públicas, Ley de Concesiones de Obras Públicas, imputándose parcialmente el pago de
cada cuota a las distintas multas en proporción a su importación.

Una vez pagada la primera cuota, las multas serán eliminadas del Registro de Multas de
Tránsito No Pagadas para los efectos de permitir la renovación o pago atrasado del permiso
de circulación. En caso de falta de pago oportuno de dos o más cuotas acumuladas o de
retraso de más de treinta días corridos en el pago de la última cuota, el convenio de pago
quedará sin efecto de pleno derecho, dejando sin efecto la extinción de las multas objeto del
convenio. Tales multas se inscribirán nuevamente en el Registro de Multas de Tránsito No
Pagadas por el saldo impago de su import original, que fuere informado por la municipalidad
suscriptora del convenio, y su plazo de prescripción se tendrá desde la fecha de esta nueva
inscripción. Las eliminaciones e inscripciones en el Registro de Multas de Tránsito No
Pagadas que se fundamentan en este inciso se practicarán con el solo mérito de la
información remitida por la municipalidad que suscribe el convenio de pago al Servicio de
Registro Civil e Identificación a través de medios electrónicos , y estarán exentas de
aranceles. Tratándose de las multas aplicadas en virtud de lo establecido en el inciso
segundo del artículo 42 del Decreto Supremo Nº 900, de 1996, del Ministerio de Obras
Públicas, que fija el texto refundido, coordinado y sistematizado del Decreto con Fuerza de
Ley Nº 164, de 1991, del Ministerio de Obras Públicas, Ley de Concesiones de Obras
Públicas, no se reforzará el pago del capital adeudado más los intereses y costas para
eliminar las multas del Registro de Multas de Tránsito No Pagadas cuando la concesionaria
acreedora haya obtenido una prórroga y aceptado la eliminación de tales multas. Con todo,
si el convenio quedará sin efecto, las multas que se inscriban nuevamente se regirán
íntegramente por lo establecido en el inciso segundo del señalado artículo 42.

Sin perjuicio de la eliminación de las multas del Registro de Multas de Tránsito No Pagadas
que se establece en el inciso anterior, se anotará en ese registro la circunstancia de haber
suscrito el convenio referido en el inciso segundo y las multas objeto del mismo, y tal
anotación deberá incluirse en el certificado a que se refiere el inciso quinto del artículo 42
de la Ley Nº 18.290, de Tránsito, cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado fue fijado
por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 2007, de los Ministerios de Transportes y
Telecomunicaciones y de Justicia. En caso de que el convenio quede sin efecto, el
comprador responderá por las multas que hayan sido objeto del convenio y que se vuelvan
a inscribir.
Las multas por infracción a la disposición dispuesta en el inciso primero del artículo 114 de
la Ley Nº 18.290, de Tránsito, cuyo texto refundido, coordinado y sistematizado fue fijado
por el Decreto con Fuerza de Ley Nº 1, de 2007, de los Ministerios de Transportes y
Telecomunicaciones y de Justicia, que a la fecha de entrada en vigencia de la presente ley
hubieren sido establecida por sentencia ejecutoriada, que no hubieren sido informadas al
Registro de Multas de Tránsito No Pagadas al 30 de noviembre de 2019, y que no se
encuentren prescritas ni pagadas a la fecha de publicación de esta ley, serán revisadas, a
petición de parte, por los Jueces de Policía Local que las hayan impuesto, para aplicar lo
dispuesto en el inciso segundo del mismo artículo 114 antes individualizado, modificado por
la presente ley. Si, no obstante,

Las denuncias por infracciones a la disposición dispuesta en el inciso primero del artículo
114 antes referido, cometidas con anterioridad a la entrada en vigencia de la presente ley
ya cuyo respecto no se haya dictado aún una sentencia ejecutoria, se regirán por lo
establecido en la misma disposición, modificada por la presente ley.

La modificación al mencionado artículo 114 no se aplicará en forma retroactiva fuera de los


casos expresamente establecidos en los incisos anteriores ”.

Y por cuanto he tenido a bien aprobarlo y sancionarlo; por tanto, promúlguese y llévese a


efecto como Ley de la República.

Santiago, 24 de febrero de 2020. Sebastián Piñera Echenique, Presidente de la


República. José Luis Domínguez Covarrubias, Ministro de Transportes y
Telecomunicaciones (S). Sebastián Valenzuela Agüero, Ministro de Justicia y Derechos
Humanos (S). Cristóbal Leturia Infante, Ministro de Obras Públicas (S).

Lo que transcribe a Ud. para su conocimiento. Saluda atentamente a Ud., José Luis


Domínguez Covarrubias, Subsecretario de Transportes.

NOTA: Lo destacado con negrilla, es de nuestra autoría.

Siendo hoy en día, esta, la última materia que se refiere a la prescripción, damos
por concluido este trabajo.

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