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Desarrollo del sistema

nervioso
Del óvulo fecundado a nosotros

en Fases del desarrollo neural


|€ S I Desarrollo cerebral postnatal
en bebés humanos
|e n Efectos de la experiencia en el
desarrollo inicial,
mantenimiento y
reorganización de los circuitos
neurales

,. ' V . • *<; £. lea Plasticidad neural en adultos


le n Trastornos del desarrollo
neural: autismo y síndrome de
Williams

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23 6 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

a mayoría de nosotros imaginamos el sistema ner­

L
lida, ni controlar la vejiga o los intestinos. Desde los
vioso com o un complejo tridimensional de elemen­ 20 meses, G. había pasado la mayoría de los días atada
tos nerviosos «conectados» entre sí form ando una a un orinal en una pequeña y os- S "P C
enorm e red de circuitos. La m era magnitud y compleji­ cura habitación cerrada. Su única ( w Ñ iu 9 &
dad de un esquema de conexiones sem ejante resulta vestimenta era un trapo con correas m
asom brosa, pero la analogía no le basta al sistema ner­ que le im pedía mover cualquier parte de su cuerpo
vioso ya que no capta una de sus características más im ­ que no fueran los pies y las manos. Al anochecer, se la
portantes. El sistema nervioso no es u n a red estática de trasladaba a un jergón con u n a cam isa de fuerza.
elementos interconectados, tal com o im plica el m odelo Su padre no toleraba el ruido y le golpeaba si em itía
de esquema de conexiones; es más bien un órgano vivo, cualquier sonido. Según su madre, q u e era casi to ta l­
m ente ciega, el padre y el herm ano de G. casi nunca
con plasticidad (que puede cambiar), el cual se desarrolla
le hablaban, aunque a veces le gritaban com o si fuera
y cambia continuam ente en respuesta a sus program as
un perro. Se le perm itió a la m adre estar sólo unos
genéticos y la interacción con su medio ambiente. cuantos m inutos con G. cada día, tiem po durante el
Este capítulo se centra en el sorprendente proceso del que le daba de com er cereales o com ida para niños
desarrollo neurak que comienza con un único óvulo fe­ — no se le daban a G. alim entos sólidos— . La grave
cundado (véase la fotografía que encabeza el capítulo) y privación que sufrió G. durante la infancia le dejó
acaba en un encéfalo adulto funcional. Hay tres puntos graves cicatrices. C uando se le adm itió en el hospital,
clave: 1) la complejidad y el prodigio del desarrollo neu- apenas emitía ningún sonido y era totalm ente incapaz
ral, 2 ) el im portante papel que desempeña la experiencia de hablar.
en el desarrollo neural y 3) las nefastas consecuencias de Después de que se descubriera a G., se hizo un
las anomalías del desarrollo neural. Este capítulo desarro­ gran esfuerzo para d ar marcha atrás en su desarrollo
lla estos tres puntos y culm ina en una exposición de dos y para com probar sus problem as y sus progresos; no
devastadores trastornos del desarrollo neural hum ano: el obstante, tras unos cuantos años G. «desapareció» en
una serie de procesos legales, casas de acogida e insti­
autism o y el síndrome de Williams.
tuciones. (Rymer, 1993)
Pero prim ero veamos el triste caso de G. Se suele su­
bestimar el papel de la experiencia en el desarrollo neural
y psicológico del ser humano. Una de Aunque G. manifestó cierta mejoría en los años
las razones es que la mayoría de nos­ posteriores a su rescate, tiem po durante el que reci­
otros hemos sido criados en ambientes bió cuidados especiales, podía verse claramente que
similares. Puesto que las experiencias iniciales de la mayor nunca alcanzaría algo que se aproxim ara a un des­
parte de las personas varían poco, la decisiva función de la arrollo psicológico normal. Algunos de sus problemas
experiencia en el desarrollo neural y psicológico hum anos continuos eran los siguientes: no reaccionaba al frío
no resulta obvia. Esta equivocación puede corregirse co n ­ ni al calor extremos, tendía a tener rabietas silencio­
siderando casos en los que se ha criado a niños en a m ­ sas durante las que podía agitarse, escupir, arañar,
bientes extremadamente anómalos. G. es un caso de éstos orinarse y restregarse toda ella con sus propios
(Curtiss, 1977; Rymer, 1993). «mocos»; se asustaba con facilidad (p.ej., de los perros
y de los hom bres vestidos de caqui), no era capaz de
masticar, sólo podía decir palabras cortas, mal p ro ­
El caso de G. nunciadas. En la actualidad G. vive en u n a residencia
para adultos con retraso mental. Está claro que la ex­
Cuando G. fue adm itida en el hospital a los 13 años periencia desempeña un im portante papel en los p ro ­
sólo m edía 1.35 m etros y pesaba 28.1 kilogramos. No cesos de desarrollo neural, procesos en los que el
podía m antenerse derecha, ni m asticar com ida só ­ lector está a punto de iniciarse.

Fases del desarrollo neural

En un principio existe un agoto, una célula única form a­ organism o m aduro. Por supuesto, el desarrollo tiene
da p o r la fusión de un óvulo y un espermatozoide. El que consistir en algo más que esto; de no ser así cada
cigoto se divide form ando dos células hijas. Éstas se uno de nosotros habría term inado siendo com o un tazón
dividen form ando cuatro, las cuatro se dividen form an­ de arroz con leche: u n a m asa am orfa de células h o m o ­
do ocho, y así sucesivamente hasta que se produce u n géneas.

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9.1 ~ feses del desarrollo neural 237

Para salvamos de este destino, han de ocurrir tres cosas su potencial para convertirse en diferentes tipos de célu­
además de la multiplicación celular. En prim er lugar, las cé­ las. Cada célula de la placa neural conserva aún la posibi­
lulas deben diferenciarse: algunas deben convertirse en cé­ lidad de convertirse en cualquier tipo de célula del sistema
lulas musculares, otras en neuronas multipolares, otras en nervioso m aduro, pero norm alm ente no puede transfor­
neurogliocitos, y así sucesivamente. En segundo lugar, las marse en otro tipo de células. A tales células se les llama
células han de dirigirse a los lugares adecuados y alinearse piuri potencial es, en vez de plenipotenciales.
con las células en tom o suyo para form ar estructuras con­ A m enudo se alude a las células de la placa neural como
cretas. Y en tercer lugar, las células tienen que establecer re­ células madre [hemocitoblastos] embrionarias. Las célu­
laciones funcionales adecuadas con otras células (Kozloski, las m adre son células que cum plen dos criterios específi­
Hamzei-Sichani y Yuste, 2001). En este apartado se describe cos (véase Brivanlou et a l , 2003; Seaberg y van der Kooy,
cómo las neuronas en desarrollo llevan a cabo esto a lo 2003): 1) tienen una aparentemente ilimitada capacidad de
largo de cinco fases: 1) inducción de la placa neural, 2 ) p ro ­ regenerarse a sí mismas y 2) tienen la capacidad de con­
liferación neuronal, 3) migración y agolpam iento, 4) cre­ vertirse en diferentes tipos de células maduras. Las células
cimiento del axón y form ación de sinapsis, y 5) m uerte de la placa neural cum plen estos dos criterios; si se m an ­
neuronal y nueva disposición sináptica. tienen en un cultivo celular apropiado continúan m ulti­
plicándose y, com o se acaba de aprender, tienen la
capacidad de convertirse en cualquier tipo de célula del sis­
Inducción de la placa neural tem a nervioso adulto. No obstante, a m edida que se des­
Tres semanas después de la concepción, el tejido que está arrolla el tubo neural algunas de sus células se van
destinado a form ar el sistema nervioso hum ano puede re­ definiendo específicamente com o futuros neurogliocitos
conocerse en form a de placa neural —un pequeño frag­ de varios tipos y otras com o futuras neuronas de varios
mento de tejido ectodérmico situado en la superficie dorsal tipos. Puesto que estas células m antienen la capacidad de
del em brión en desarrollo— . El ectoderm o es la capa más regenerarse a sí mismas ilimitadamente y siguen siendo
externa de las tres capas de células embrionarias: ecto­ pluripotenciales, estas células se denom inan células madre
dermo, mesodermo y endodermo. El desarrollo de la placa neurogliales y células madre neurales, respectivamente.
neural constituye la primera fase im portante del desarro­ Teniendo en cuenta la capacidad de las células madre
llo nervioso en todos los vertebrados. embrionarias para convertirse en diferentes tipos de célu­
Parece ser que el desarrollo de la placa neural está in­ las m aduras, en la actualidad se investiga intensamente su
ducido por señales químicas procedentes de un área del potencial terapéutico. ¿Se convertirán las células madre
mesodermo subyacente — área a la que en consecuencia embrionarias injertadas en una parte lesionada del cerebro
se alude com o a un organizador (véase Dodd, Jessel y Plac- maduro en la estructura cerebral apropiada y mejorarán su
zeck, 1998— . Si se tom a tejido del m esoderm o dorsal de función? El lector aprenderá algo más acerca del potencial
un em brión (esto es, del donante) y se im planta bajo el ec­ de la terapia de las células m adre en el Capítulo 10.
toderm o ventral de otro em brión (esto es, del anfitrión)y Como se ilustra en la Figura 9.1 la placa neural se pliega
se induce el desarrollo de u n a placa neural adicional en la para form ar el surco neural luego los labios del surco neu­
superficie ventral del anfitrión. ral se fusionan para formar el tubo neural. El interior del
La búsqueda de u n a sustancia específica que sea libe­ tubo neural finalmente se convierte en los ventrículos ce­
rada por el organizador e induzca el desarrollo de la placa rebrales y el conducto raquídeo. A los 40 días después de la
neural está en pleno cambio ( véase Muñoz-Sanjuán y Bri- concepción, pueden verse tres tumescencias en el extremo
vanlou, 2002). Parece ser que un suceso clave en la induc­ anterior del tubo neural; estas tumescencias acaban con­
ción es la inhibición de u n tipo de proteínas que virtiéndose en el prosencéfalo, el mesencèfalo y el romben-
normalmente suprim e el desarrollo neural, las proteínas céfalo (véase la Figura 3.19).
morfogenéticas del hueso [«bone morphogeneticproteins»
o BMPs]. Sin embargo, todavía no se sabe cuáles son los
mecanismos que inician dicha inhibición.
Proliferación neuronal
Las células del sistema nervioso en desarrollo sufren un Una vez que se han fusionado los labios del surco neural
cambio im portante aproxim adam ente en la misma etapa para originar el tubo neural, las células del tubo com ien­
en que se hace visible la placa neural. Las prim eras células zan a proliferar (su cantidad aum enta extraordinaria­
del embrión hum ano son plenipotenciales — es decir, tie­ m ente). Esta proliferación neuronal no se produce de
nen la capacidad de convertirse en cualquier tipo de célula m odo sim ultáneo o de la m ism a form a en todas las p ar­
del organismo si se transplantan al lugar apropiado— . Sin tes del tubo. En cada especie, las células de distintas
embargo, a m edida que el em brión se desarrolla se va es­ partes del tubo neural proliferan siguiendo u n a secuencia
pecificando más el destino de diversas células. Con el des­ característica, la cual es responsable de la configuración
arrollo de la placa neural, sus células pierden gran parte de de abultamientos y pliegues que dan al encéfalo su forma

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238 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

Superficie dorsal Sección transversal del


del embrión ectodermo dorsal del em brión

m Placa
neural A lo s 18 días

O
u Surco
neural
A los 21 días

Cresta neural

© Conducto central

FIG U RA 9.1 Cómo la placa neural se


convierte en el tubo neural durante la tercera
y cuarta semanas del desarrollo embriológico
u A lo s 24 días
humano. (Modificado de Cowan, 1979.)

característica de especie. La mayor parte de la división de


las células del tubo neural tiene lugar en la zona ventri­
cular — la región adyacente al ventrículo (el centro del
tubo repleto de líquido)— .

Migración y agrupamiento
M igración Una vez que se han generado células m e­
diante división celular en la zona ventricular del tubo neu­
ral, éstas m igran hasta el lugar de destino apropiado.
Durante este período de migración, las células están to ­
davía en un estado inm aduro: carecen de las prolongacio­
nes (esto es, de los axones y las dendritas) que caracterizan
a las neuronas maduras.
Se considera que la migración celular en el tubo neu­
ral en vías de desarrollo es de dos tipos (véase la Figura 9.2):
la migración radial avanza hacia afuera desde la zona ven -
tricular en línea recta hasta la pared externa del tubo; la mi- migración radial y migración tangencial.

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9.1 ~ feses del desarrollo neural 239

gradón tangendal se da en ángulo recto a la migración ra­ can la pista se retraen (véase Nadarajah y Pamavelas, 2002;
dial — esto es, paralela a las paredes del tubo— . La mayo­ Ridley et a\*> 2003).
ría de las células se implican tanto en la migración radial El segundo m étodo de migración es la m igradón me­
como en la tangencial para llegar desde su punto de o ri­ diada por neuroglia (véase la Figura 9.3). Una vez que el
gen en la zona ventricular hasta su punto de destino (véase período de proliferación neural está en marcha y las pare­
Hatten, 2002). des del tubo neural han engrosado, aparece en el tubo
Hay dos m étodos según los cuales m igran las células neural en desarrollo una red tem poral de neurogliocitos,
en vías de desarrollo (véase la Figura 9.3). Uno es el cam ­ llamados neurogüocitos radiales (Campbell y Gotz, 2002).
bio de localización en el soma. En el cambio de localiza- En este m om ento, la mayoría de las células com prom eti­
d ón en el soma, se form a una extensión en la célula que das en la migración radial lo hacen desplazándose a lo
se está desarrollando en la dirección general de la m igra - largo de la red de neuroglia radial (véase Nadarajah y Par-
d ó n ; la extensión se com porta com o si explorara el navelas, 2002).
entorno inm ediato en busca de señales de atracción y La mayor parte de la investigación sobre el tubo neu­
rechazo a m edida que crece. Luego, el m ism o cuerpo ral en desarrollo se ha centrado en la corteza (véase M arín
celular se desplaza hacia el interior y a lo largo de la y Rubenstein, 2001; Qi, Stapp y Qiu, 2002). Esta línea de
prolongación en extensión, y las prolongaciones que m ar­ investigación resalta un aspecto im portante de la m igra­

Cambio de localización en el som a (radial o tangencial)

6
rP
Migración mediada por neuroglia (sólo radial)
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V
FIG U R A 9.3 Dos métodos por los que las células migran en el tubo neural en desarrollo: migración por cambio de
localización en el soma y migración mediada por neuroglia.

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240 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

ción: el desarrollo cronológico lo es todo. Las neuronas de cuados. En cada extremo en crecimiento de un axón o
cada una de las seis capas de la corteza se producen y mi- dendrita se encuentra una estructura con form a de ameba,
gran en seis m om entos diferentes; luego desarrollan ca­ denom inada cono de crecimiento, que extiende y retrae
racterísticas anatómicas y funcionales específicas de capa extensiones citoplásmicas parecidas a dedos, llamadas fi-
(Hanashim a et a l y2004; Levitt, 2004). lopodios (véase la Figura 9.4, com o si buscara el itinerario
El principal interés de la mayoría de los estudios de la correcto.
migración de neuronas corticales han sido las pautas ra­ Sorprendentemente, la mayoría de los conos de creci­
diales. Dichos estudios han puesto de manifiesto oleadas m iento alcanzan sus objetivos correc­
EN E L C
ordenadas de células migratorias, que avanzan desde las tos, incluso cuando han de recorrer una
capas más profundas hasta las más superficiales. Puesto que distancia considerable. Una serie de es­ 'E l módulo
Estudio dásico de
cada oleada de células corticales migra a través de las capas tudios sobre regeneración neural, efec­ Roger Sperry sobre
de corteza inferiores ya formadas antes de detenerse, este tuados por Roger Sperry a principios la regeneradón
pauta radial de desarrollo cortical se conoce com o patrón de 1940, dem ostraron por prim era vez axónica aporta una
o pauta de dentro a fuera. No obstante, está claro que las que los axones pueden tener un creci­ vivida visión de este
pautas de migración cortical son m ucho más complejas de miento preciso y sugirieron cóm o se notable estudio.
lo que se pensaba inicialmente: muchas células corticales da este crecimiento preciso.
se implican en una migración tangencial prolongada para En un estudio, Sperry seccionó los nervios ópticos de
alcanzar su destino final. Las intem euronas y los neuro- ranas, rotó sus globos oculares 180° y esperó a que se
gliocitos en desarrollo tienden a em prender largos viajes regenerasen (crecieran de nuevo) los
tangenciales. axones de las células ganglionares re-
La cresta neural es una estructura que se sitúa justo en tinianas, los cuales com ponen el n er­
el plano dorsal al tubo neural (véase la Figura 9.1). Está vio óptico. (Las ranas, a diferencia de los mamíferos, tienen
compuesta por células que se desprenden del tubo neural células ganglionares retinianas que se regeneran.) Cuando
cuando éste se está formando. Las células de la cresta n eu ­ se hubo com pletado la regeneración, Sperry utilizó una
ral se convierten en neuronas y en neurogliocitos del sis­ prueba com portam ental adecuada para evaluar las capa­
tema nervioso periférico; por ello, muchas de ellas tienen cidades visuales de las ranas (véase la Figura 9.5). Al hacer
que m igrar a distancias considerables. Por esta razón, son oscilar un señuelo detrás de las ranas, éstas lanzaron su len­
motivo preferente de estudio sobre la migración neural. gua hacia delante, lo que indicaba que su m undo visual, al
Se ha descubierto una gran cantidad de sustancias quí­ igual que sus ojos, había rotado 180°. Las ranas cuyos ojos
micas que guían la migración de las neuronas, ya sea atra­
yéndolas o repeliéndolas (M arin y Rubenstein, 2003).
Algunas de estas sustancias son liberadas por los neuro­
gliocitos (véase Auld, 2001; M arin et al. 2001).

Agrupam lento Una vez que las neuronas en desarro­


llo han m igrado deben alinearse con otras neuronas que
han migrado a la m isma zona para formar las estructuras
del sistema nervioso. Este proceso se denom ina agrupa-
miento. Se piensa que tanto la migración como el agol­
pam iento están mediados por moléculas de adherencia
celular [ «cell-adhesión molecules»] (MACs), las cuales se
localizan en la superficie de las neuronas y de otras cé­
lulas. Las moléculas de adherencia celular tienen la capa­
cidad de reconocer moléculas de otras células y adherirse
aellas.

Crecimiento del axón y formación


de sinapsis
Crecim iento del axón Una vez que las neuronas han
FIG U RA 9 .4 Conos de crecimiento. Los dedos
migrado a su lugar adecuado y se han agrupado en es­
citoplásmicos (fibpodia) de los conos de crecimiento parecen
tructuras nerviosas comienzan a surgir de ellas axones y avanzar por la ruta correcta. (Cortesía de Naweed L Syed, Ph. D.,
dendritas. Para que el sistema nervioso funcione, estas Departments of Anatomy and Medical Physiology, the University of
proyecciones han de extenderse hasta sus objetivos ade­ Calgary.)

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9.1 Fases del desarrollo neural 241

m arcador químico específico y que cada axón en creci­


miento es atraído por el m arcador hasta su objetivo post-
Retina sináptico, tanto d u ran te el desarrollo nervioso com o
durante la regeneración. En realidad, es difícil imaginar
otro mecanismo por el que un axón que está creciendo de
un globo ocular rotado pueda encontrar su objetivo pre­
ciso en el tectum óptico.
Aunque la hipótesis de la quim ioafínidad supuso un
prim er paso im portante hacia la com prensión de los m e­
Cuando se deja volar un Insecto frente a una rana canismos del crecimiento axónico preciso en el sistema
normal, la rana la alcanza certeramente con la lengua. nervioso en desarrollo, no puede explicar una de las p rin ­
cipales características de dicho desarrollo. La hipótesis de
la quim ioafínidad no explica el hecho de que algunos
axones sigan exactamente la m ism a ru ta tortuosa para
llegar a su objetivo en todos los m iem bros de una es­
pecie, en vez de extenderse directam ente hasta él (véase
Araújo y Tear, 2003).
Desde la investigación pionera de Sperry m ucho se ha
averiguado acerca de los procesos de crecimiento axónico
preciso. Algo fundamental en el avance
de nuestro conocimiento de tales p ro ­
Cuando se gira el ojo 180° sin seccionar el nervio cesos es el hecho de que se ha encon­
óptico, la rana falla 180° el tiro de su lengua. trado que los m ecanism os que guían a los axones en
crecimiento en invertebrados simples (p.ej., gusanos y
moscas) llevan a cabo las mismas funciones en los verte­
brados (véase Jessell y Sanes, 2000). De esta investigación
com parada está surgiendo u n a noción revisada de cóm o
los axones en crecimiento alcanzan sus objetivos específi­
cos. Este nuevo concepto es u n a elaboración de la hipóte­
sis original de Sperry sobre la quimioafínidad.
Según esta nueva hipótesis, u n a neurona en creci­
m iento no es atraída hasta su objetivo por un solo factor
Cuando se secciona el nervio óptico y se gira el ojo atrayente específico liberado por el objetivo, como supuso
180°, al principio la rana queda ciega; pero una vez Sperry. En lugar de ello, parece ser que el crecimiento axó­
que el nervio óptico se ha regenerado la rana falla 180°
el tiro. Esto se debe a que los axones del nervio óptico, nico está influido por una serie de señales químicas a lo
aunque rotados, crecen de nuero hasta sus puntos largo de la ruta. Algunas de estas moléculas de orientación
^sinópticos originales. atraen a los axones en crecimiento, m ientras que otras los
repelen (véase Guan y Rao, 2003). Se han identificado va­
FIG U RA 9 .5 El estudio clásico de Sperry sobre rias familias de moléculas de orientación; incluso los neu-
rotación ocular y regeneración. rotransmisores pueden servir de moléculas de orientación
en el sistema nervioso en desarrollo (véase Holmberg y Fri-
sén 2002; Inantani et a/., 2003; Markus, Patel y Snider,
se habían rotado, pero cuyos nervios ópticos no habían 2002; Owens y Kriegstein, 2002). Es de resaltar que varias
sido seccionados, respondieron exactamente de la misma moléculas de orientación son liberadas por la neuroglia
forma. Esto era una sólida prueba com portam ental de que (Lemke,2001).
cada célula ganglionar de la retina se había desarrollado de Las moléculas de orientación no son la única señal que
nuevo hasta llegar a la misma zona del tectum óptico a la guía a los axones en crecimiento hasta sus objetivos. Otras
que había estado conectada originalmente. Las investiga­ señales proceden de los axones en crecimiento adyacentes.
ciones neuroanatómicas han confirmado que esto es exac­ Se supone que los conos de crecimiento pioneros —los
tamente lo que sucede (véase Guo y Udin, 2000) primeros conos de crecimiento que viajan a lo largo de una
Basándose en sus estudios sobre regeneración, Sperry ruta determinada en un sistema nervioso en desarrollo— si-
propuso la hipótesis de la quim ioafínidad del crecimiento gjen la pista correcta interactuando con moléculas de orien­
axónico (véase Sperry, 1963). Planteó la hipótesis de que tación a lo largo de la ruta. Posteriormente, los conos de
cada superficie postsináptica del sistema nervioso libera un crecimiento siguientes que emprenden el mismo viaje siguen

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242 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

la ruta abierta por los pioneros. La tendencia de los axones arrollan a un ritm o diferente, las conexiones sinápticas
en desarrollo a desarrollarse a lo largo de las vías estableci­ iniciales cambian a otras neuronas del tectum de m odo que
das por los axones precedentes se denom ina fasciculación. la retina es siempre fielmente cartografiada en el tectum,
Cuando se destruyeron con láser los axones pioneros de la independientemente de su tam año relativo.
médula espinal de un pez, los axones posteriores de los mis­ Los estudios de regeneración (más que los de desarro­
mos nervios no llegaron a sus destinos habituales. llo) de las proyecciones retim-tectum nos dicen algo si­
Gran parte del desarrollo axónico en sistemas nervio­ milar. En una informativa serie de estudios, se seccionaron
sos complejos implica el crecimiento desde un conjunto to­ los nervios ópticos de ranas o peces m aduros y se evalua­
pográfico de neuronas a otro. Las neuronas de un conjunto ron sus pautas de regeneración después
proyectan al otro, m anteniendo la m isma relación topo­ de que se hubieran destruido partes, o (
gráfica que tenían con el primero; por ejemplo, el m apa to ­ bien de su retina o bien del tectum óp-
pográfico de la retina se m antiene en el tectum óptico. tico. En ambos casos, los axones no crecieron hasta sus
En un principio se supuso que la integridad de las re ­ puntos originales de conexión (como la hipótesis de qui-
laciones topográficas en el desarrollo del sistema nervioso mioafinidad predijo que harían); en vez de ello crecieron
se m antenía por u n a afinidad química punto por punto, para cubrir el espacio disponible de un m odo ordenado.
en la que cada célula ganglionar retiniana crece hacia un Los axones que crecen de la porción restante de u n a retina
marcador químico específico. Sin embargo, los datos in­ lesionada se «dispersan» de m odo ordenado para com ­
dican que el mecanismo debe ser más complejo. En la m a­ pletar el espacio de un tectum intacto. A la inversa, los
yoría de las especies, las conexiones sinápticas entre la axones que crecen de una retina intacta se «comprimen»
retina y el tectum óptico se establecen m ucho antes de que de m odo ordenado para completar el espacio restante de
cualquiera de las dos estructuras alcance su tam año total. u n tectum lesionado. Estos resultados se ilustran esque­
Posteriormente, cuando la retina y el tectum óptico se des­ máticamente en la Figura 9.6.

Los axones normalmente


crecen partiendo de la
retina de la rana y finalizan
en el tectum óptico de
modo ordenado. El
supuesto de que este orden
es el resultado de una
quimioafinidad punto por
punto se ha cuestionado
debido a las dos
observaciones siguientes.

Cuando se destruyó la
1 mitad de la retina y se
seccionó el nervio óptico, las
células ganglbnares
retinianas de la mitad de la
retina restante se proyectaron
sistemáticamente a todo el
Mitad de la retina tectum.
lesionada

Mitad del tectum


lesionado Cuando se destruyó la
2 mitad del tectum óptico
y se seccionó el nervio
óptico, las células
ganglionares retinianas FIG U RA 9 .6 Regeneración del
se proyectaron nervio óptico de la rana después de haberse
sistemáticamente a la mitad destruido partes de la retina o del tectum
de la retina restante.
óptico. Estos fenómenos apoyan la hipótesis
del gradiente topográfico.

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9.1 Fases del desarrollo neural 243

Para explicar el crecimiento axónico preciso que im ­ ha rezagado en comparación con nuestro conocimiento de
plica la cartografía topográfica en el cerebro en desarrollo cómo los alcanzan (véase Benson, Colman y Huntley, 2001;
se ha propuesto la hipótesis del gradiente topográfico Lee y Sheng, 2000). Aún así, se ha hecho algún apasionante
(véase Debski y Cline, 2002; Grove y Fukuchi-Shimogori, gran descubrimiento.
2003; McLaughlin, Hindges y O ’Leary, 2003). Conform e a Quizá, el descubrim iento reciente más apasionante
esta hipótesis, los axones que se desarrollan a partir de sobre la sinaptogénesis (la formación de nuevas sinapsis)
una superficie topográfica (p.ej., la retina) a o tra (p.ej., el es que depende de la presencia de neurogliocitos (véase Ba­
tecturn óptico) son guiados a objetivos específicos que rres y Smith, 2001; Fields, 2004; Slezak y Pffieger, 2003).
están dispuestos sobre la superficie term inal del mismo Células ganglio nares retinianas que se m antuvieron en
m odo que lo están los axones de los cuerpos celulares cultivo establecieron siete veces más sinapsis cuando había
sobre la superficie original. La parte clave de esta hipóte­ astrocitos. Además, las sinapsis establecidas en presencia de
sis es que los axones en crecimiento son guiados a sus des­ astrocitos se perdieron rápidamente cuando aquellas cé­
tinos por dos gradientes señal en intersección (p.ej., un lulas se suprim ieron. O tra investigación ha sugerido que
gradiente anterior-posterior y un gradiente medial-lateral). las neuronas en desarrollo necesitan altos niveles de co-
El mecanismo se ilustra en la Figura 9.7. lesterol durante el período de formación de sinapsis y que
este colesterol adicional es sum inistrado por los astrocitos
Formación de sln ap sis Una vez que los axones han al­ (Mauch et al., 2001; Pfreiger, 2002)
canzado el objetivo deseado, han de establecer un modelo La mayoría de la investigación actual sobre la sinapto­
de sinapsis apropiado. Una neurona individual puede des­ génesis se ha centrado en esclarecer cuáles son las señales
arrollar un axón por sí misma, pero se requiere una acti­ químicas que han de intercambiarse entre las neuronas
vidad coordinada entre al m enos dos neuronas para crear presinápticas y postsinápticas para que se origine una si­
una sinapsis entre ellas ( véase Yuste y Bonhoeffer, 2004). napsis (véase Scheiffele, 2003). Una complicación a la que
Esta es u n a de las razones por las que nuestro conoci­ se enfrenta este estudio es la promiscuidad que manifies­
miento de cóm o los axones conectan con sus objetivos se tan las neuronas en desarrollo cuando se llega a la sinap-

Dorsal
(Baja concentración de efrina B)
Las capas de neuronas en desarrollo suelen
caracterizarse por dos gradientes químicos en
intersección, los cuales pueden definir la
localización de cada neurona. Por ejemplo,
una retina de vertebrado en desarrollo
< (representada aquí esquemáticamente) se
(0 caracteriza por un gradiente dorsal-ventral de
efrina B y un gradiente medial-lateral de
a>
efrina A. A sí, cada punto de la retina tiene una
2 c combinación diferente de concentraciones de
O ;0
Q. o efrina A y efrina B, y cada axón en crecimiento
| SV- puede mantener su relación espacial con sus

vecinas y ser guiado a su destino correcto por
8c estos gradientes químicos en su cuerpo
8 celular.
ñ
(0

efrina A efrina B
Ventral
(alta concentración de efrina B)

FIG U RA 9 .7 Hipótesis del gradiente topográfico. Gradientes de la efrina A y la efrina B en la retina en desarrollo
(véase McLaughlin et aL, 2003).

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244 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

EXPLO E SU C ER BR

¿Está preparado el lector para centrarse en el desarrollo neural respuestas correctas se presentan en la parte inferior de esta pá-
del encéfalo humano después del nacimiento? Para averiguarlo, gina. Antes de seguir adelante, revise los datos relacionados con
examine su cerebro rellenando los espacios en blanco en la sus errores y om isiones,
siguiente lista cronológica de fases del desarrollo neural. Las

1. Inducción de la ____ neural 6. Crecimiento de _ neuronales


2. Formación del tubo _ 7. Formación d e__
3. _____________________ neural a ________________ neuronal
4. ____________________ neuraL _ de sinapsis
5. Acumulación

togénesis. Por u n a parte, parece ser que, para funcionar, el de axones que inervan inicialmente un objetivo dism i­
cerebro tiene que ser establecer conexiones conform e a nuye la proporción de neuronas que sobreviven.
un plan específico; sin embargo, in vi tro, cualquier tipo de Se han identificado varias sustancias químicas vitales
neurona form ará sinapsis con cualquier otro tipo de n eu ­ que son suministradas a las neuronas en desarrollo p o r sus
rona. Esto sugiere que una sinapsis determ inada no se crea objetivos. La clase más destacada de estas sustancias q u í­
bajo el control de un solo conjunto de señales químicas. micas es la de las neurotrofinas. El factor de crecimiento
Antes bien, tiene que estar operando un proceso m ás je­ nervioso (FCN) fue la prim era neurotrofina que se aisló
rárquico, en el que cada neurona presináptica y postsi- (véase Levi-Montalcini, 1952,1975), pero desde entonces
náptica sopese una serie de señales que promueven sinapsis se han identificado otras tres en mamíferos. Las neuro­
y señales que inhiben sinapsis antes de establecer sinap­ trofinas realizan u n a serie de funciones. Por ejemplo, p ro ­
sis con las mejores células disponibles. Este no debe ser un mueven el desarrollo y la supervivencia de las neuronas,
problem a fácil de resolver. funcionan com o moléculas de orientación del axón y es­
tim ulan lasinaptogénesis (véase Huang y Reichardt, 2001;
Muerte neuronal y nueva disposición Vicario - Abejón eí a/., 2002).
sinóptica Inicialmente se suponía que la m uerte neuronal d u ­
rante el desarrollo es un proceso pasivo. Se asumía que se
M uerte neuronal La m uerte neuronal es u n a parte requerían las neurotrofinas adecuadas para que sobrevi­
norm al e im portante del desarrollo nervioso. Tal desarro­ vieran las neuronas y que sin ellas las neuronas degenera­
llo parece operar siguiendo el principio de supervivencia ban pasivamente y m orían. Sin embargo, ahora está claro
del más apto: se producen m uchas más neuronas — alre­ que la muerte celular durante el desarrollo suele ser un p ro ­
dedor de un cincuenta por ciento más— de las que se re­ ceso activo. La ausencia de las neurotrofinas adecuadas
quieren y sólo sobreviven las más aptas. La m uerte a gran puede desencadenar un program a genético interno de las
escala no constituye una fase del desarrollo limitada en el neuronas que haga que éstas se suiciden activamente. La
tiempo; se produce en oleadas en diversas partes del en­ m uerte celular pasiva se denom ina necrosis; la m uerte ce­
céfalo a lo largo del desarrollo. lular activa se denom ina apoptosis.
Tres hallazgos sugieren que las neuronas en desarrollo La apoptosis es menos peligrosa que la necrosis. Las cé­
mueren debido a su incapacidad de competir con éxito por lulas necróticas se fragmentan y vierten su contenido al lí­
sustancias químicas vitales que les sum inistran sus luga­ quido extracelular; la consecuencia es una inflam ación
res de destino [u objetivos]. En prim er lugar, la im planta­ potencialmente perjudicial. Por el contrario, en la m uerte
ción de objetivos adicionales reduce la m uerte neuronal. celular apoptótica, el ADN y otras estructuras internas se
Por ejemplo, injertar un m iem bro adicional en un costado parten y son empaquetadas dentro de membranas antes de
de un em brión de pollo reduce la m uerte de neuronas
m otoras en ese lado. En segundo lugar, destruir algunas de 'UQpJSOdSip
las neuronas que crecen en un área antes del período de PAanu .'ayani/y (8) 'ssdems (¿) '(seiupuap A sauoxe)
m uerte celular aum enta la tasa de supervivencia de las sauopeSuqojd (9) '|pjnau (s) 'upppjS&ui (tr) 'uqpejajiiojd (£)
íejnau (z) 'K>e|d ( 1) :atqdjao ns ajo/dxj e spjsandsay
neuronas restantes. En tercer lugar, aum entar la cantidad

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9.2 Desarrollo cerebral postnatal en bebés humanos 245

que la célula se fragmente. Estas m em branas contienen Nueva disposición sinóptica D urante el período de
moléculas que atraen fagocitos y otras que previenen la in ­ m uerte celular, las neuronas que han establecido conexio­
flamación (Li et a/„ 2003; Savill, Gregory y Haslett, 2003; nes incorrectas son particularm ente propensas a morir.
Wang etal., 2003). Cuando m ueren, el espacio que han dejado vacante en las
Durante la fase de muerte neuronal, la apoptosis elimina membranas postsinápticas es ocupado por los terminales
las neuronas excedentes —por ejemplo, neuronas que no axónicos que brotan de las neuronas supervivientes. Así
obtienen suficientes neurotrofinas— de un m odo seguro, pues, la m uerte celular da lugar a una reorganización m a­
pulcro y ordenado. Pero la apoptosis también tiene un lado siva de las conexiones sinápticas. Esta fase de reorganiza­
oscuro. Si se inhiben los programas genéticos de m uerte ce­ ción sináptica tiende a agrupar el output de cada neurona
lular apoptótica, la consecuencia puede ser el cáncer; si los en una pequeña cantidad de células postsinápticas,
programas se activan de form a inadecuada, la consecuen­ aum entando así la selectividad de la transmisión (véase la
cia puede ser una enfermedad neurodegenerativa. Figura 9.8).

Desarrollo cerebral postnatal en bebés humanos

La mayor parte de nuestro conocim iento sobre el d e­ canza su plena m adurez hasta el final de la adolescencia
sarrollo neural procede del estudio de especies no h u ­ (Spear, 2000).
manas. Este hecho resalta el valor de Este apartado se ocupa de la parte del desarrollo del ce­
la aproxim ación com parativa y la rebro hum ano que ocurre después del nacim iento. Se
perspectiva evolutiva. Hay, sin em ­ centra en el desarrollo de la corteza prefrontal ( véase la Fi­
bargo, u n aspecto en el que el desarrollo del cerebro gura 1.7). La corteza prefrontal es la últim a parte del ce­
hum ano es único: el cerebro hum ano se desarrolla bas­ rebro que alcanza la m adurez, y se piensa que m edia
tante m ás lentam ente que el de otras especies y no al­ m uchas capacidades cognitivas superiores.

FIG U RA 9 .8 Efecto
de la muerte neuronal y la
nueva disposición sináptica en
la selectividad de la
La s fases iniciales del desarrollo se Después de la nueva disposición transmisión sináptica. Los
caracterizan por un patrón difuso sináptica se observa un patrón más contactos sinápticos de cada
de contactos sinápticos. focalizado de contactos sinápticos. axón se concentran en una
pequeña cantidad de células.

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24 6 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

Crecimiento postnatal del encéfalo períodos de pérdida sináptica. Al igual que los períodos de
humano sinaptogénesis, los períodos de pérdida sináptica ocurren
en m om entos diferentes en diferentes partes del encéfalo,
El encéfalo hum ano crece considerablemente después del Por ejemplo, la densidad sináptica en la corteza visual p ri­
nacimiento: su volumen se cuadriplica entre el nacimiento m aria desciende hasta los niveles propios del adulto apro­
y la vida adulta (véase Johnson, 2001). Este aum ento de ta­ xim adam ente a los tres años de edad, m ientras que su
m año no se debe, sin embargo, al desarrollo de neuronas dism inución a los niveles adultos en la corteza prefrontal
adicionales. A excepción de una cuantas estructuras (p. ej., no acaba hasta la adolescencia. Se ha sugerido que el ex­
el bulbo olfativo y d hipocampo) en las que continúan pro­ ceso de producción de sinapsis puede subyacer a la mayor
duciéndose m uchas neuronas nuevas durante los años plasticidad que tiene el encéfalo joven.
adultos, todas las neuronas que com pondrán el encéfalo
hum ano adulto se han desarrollado y m igrado a su lugar
apropiado en el séptimo mes del desarrollo prenatal. Pa­ Desairollo de la corteza prefrontal
rece ser que el crecimiento postnatal del encéfalo hum ano
Como se acaba de aprender, la corteza prefrontal pre­
proviene de otros tres tipos de crecimiento: sinaptogéne­
senta el período de desarrollo más prolongado de cualquier
sis, mielinización de m uchos axones y aum ento de la ra­
región cerebral. Se piensa que su desarrollo es en gran
mificación de las dendritas.
parte responsable del curso del desarrollo cognitivo h u ­
Se ha dado un particular interés por la formación pos­
mano, que ocurre aproximadamente en el m ismo período.
tnatal de sinapsis debido a que se asume que la cantidad
Considerando el tam año, la complejidad y la hetero­
de conexiones entre neuronas en una región determ inada
geneidad de la corteza prefrontal, no es de sorprender
del encéfalo es un índice de la capacidad analítica de esa
región. Parece haber un incremento en el ritm o de for­ que no haya una única teoría am pliam ente aceptada que
m ación de sinapsis en toda la corteza hum ana poco des­ explique su función. No obstante, se han relacionado sis­
pués del nacimiento, pero hay diferencias entre las regiones tem áticam ente tres tipos de funciones cognitivas con este
corticales en el curso de este desarrollo (Huttenlocher, área en estudios de adultos con lesión prefrontal. Al p a­
1994). Por ejemplo, en la corteza visual y auditiva prim a­ recer, la corteza prefrontal interviene en: 1) la m em oria de
rias se da una prim era salva de sinaptogénesis en el cuarto trabajo, esto es, m antener accesible información relevante
mes postnatal, y la máxima densidad sináptica (150% de durante cortos períodos de tiem po m ientras se completa
los niveles adultos) se consigue en el séptimo u octavo la tarea, 2) la planificación y ejecución de secuencias de
mes; m ientras que la sinaptogénesis en la corteza pre- acciones y 3) la inhibición de respuestas que son inade­
ffontal ocurre a un ritm o relativamente regular, alcan­ cuadas en el contexto actual pero no en otros (véase Hau-
zándose la máxima densidad sináptica en el segundo año ser, 1999).
de vida. Una interesante línea de investigación sobre el des­
La mielinización aum enta la velocidad de conducción arrollo de la corteza prefrontal se basa en los estudios clá­
axónica, y la mielinización de diversas áreas del encéfalo h u ­ sicos de Piaget sobre el desarrollo psicológico de bebés
m ano durante el desarrollo es aproximadamente paralela hum anos. En sus estudios de bebés de 7 meses, Piaget o b ­
a su desarrollo funcional. La mielinización de las áreas sen­ servó un fascinante error. Se le enseñaba un juguete pe­
sitivas tiene lugar en los prim eros meses inmediatamente queño a un bebé; luego se colocaba, cuando el niño estaba
después del nacimiento, y la mielinización de las áreas m o ­ m irando, detrás de una de dos mamparas, derecha o iz­
toras le sigue pronto; mientras que la mielinización de la quierda. Tras un breve intervalo, se le perm itía al niño
corteza prefrontal continúa hasta la adolescencia. atrapar el juguete. Piaget encontró que la mayoría de los
En general, la pauta de ramificación dendrítica duplica niños de 7 meses alcanzaba la m am para detrás de la cual
la pauta original de migración neural. Así como las célu­ habían visto que se colocaba el juguete. Sin embargo, si des­
las de las capas más profundas son las prim eras en migrar pués de que se hubiera colocado detrás de la m ism a m am ­
a su lugar definitivo y las células de capas progresivamente para en varios ensayos consecutivos, se colocaba detrás de
más superficiales m igran a su través para alcanzar sus lu­ la otra m am para (cuando el niño estaba m irando), la m a­
gares de destino, la ramificación dendrítica progresa desde yoría de los niños de 7 meses seguía intentando obtener­
las capas más profundas a las más superficiales. Por ejem­ los de detrás de la m am para previamente correcta m ás
plo, parece ser que el crecimiento de árboles dendríticos en que de la pantalla que en ese m om ento ocultaba el ju ­
la capa V precede siempre al de las capas II y III, indepen­ guete. Los niños tendían a hacer este error perseverante
dientemente del área cortical. entre los 7 y los 12 meses, pero no después de esa edad
El desarrollo postnatal del cerebro hum ano no es una (Diamond, 1985). La perseveración es la tendencia a con­
vía de sentido único; se dan cambios regresivos además tinuar dando una respuesta previamente correcta cuando
de crecimiento (Huttenlocher, 1994). Por ejemplo, una en ese m om ento es incorrecta.
vez que se alcanzado la máxima densidad sináptica, hay Diamond (1991) planteó la hipótesis de que este error

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9 3 - Efectos de la experiencia en el desarrollo inicial, mantenimiento y reorganización de los circuitos neurales 247

perseverativo ocurría en niños de 7 a 12 meses debido a que que las crías de monos, pero no los m onos adultos, com e­
los circuitos neurales de la corteza prefrontal no están com ­ tían el m ismo error perseverativo que los bebés de 7 a 12
pletamente desarrollados durante dicho período. La si- meses de la prueba de Piaget. Luego
naptogénesis en la corteza prefrontal no es máxima hasta examinó a m onos adultos con lesiones
d comienzo del segundo año de vida, y la ejecución correcta bilaterales en la corteza prefrontal d o r­
de la tarea en ese estudio implicaba a dos de las principa­ solateral (para ver la localización de dicha área cortical,
les funciones de esa área cerebral: m antener la información véase la Figura 8.2) y encontró que los m onos adultos con
en la m em oria de trabajo y suprim ir las respuestas previa­ lesiones com etían errores de perseveración similares a los
mente correctas, pero actualmente incorrectas. que hacían las crías de monos. Los m onos del grupo de re­
Para apoyar su hipótesis, Diamond llevó a cabo una ferencia con lesión en el hipocam po o en la corteza parie­
serie de experimentos comparativos. Primero, dem ostró tal posterior no com etían tales errores.

Efectos de la experiencia en el desarrollo inicial, mantenimiento


* ^ y reorganización de los circuitos neurales
Los programas genéticos del desarrollo nervioso no actúan tímulos (complejas) en vez de criarse solas en jaulas esté­
en el vacío. El desarrollo nervioso se despliega a partir de riles [con pocos estímulos] tienen cortezas más gruesas,
interacciones entre las neuronas y su ambiente. En el p ri­ con más espinas dendríticas y más sinapsis por neurona.
mer apartado de este capítulo se ha visto cóm o los facto­
res de su am biente m ás inm ediato (por ejemplo, las
neurotrofinas y las MACs) pueden influir en la m igra­
Carácter competitivo de la experiencia
ción, agolpam iento y crecimiento de las neuronas. Este y el desarrollo neural
apartado se centra en la form a en que las experiencias del La experiencia fom enta el desarrollo de circuitos neurales
organismo en desarrollo influyen en el desarrollo, m ante­ activos y el mantenim iento o la reorganización de los exis­
nimiento y reorganización de los circuitos neurales. El tentes, pero en esto parece haber un aspecto competitivo.
principio fundamental que rige los efectos de las prim e­ Este aspecto competitivo queda ilustrado claramente por
ras experiencias sobre los circuitos neurales nerviosos es los perjudiciales efectos de la privación m onocular tem ­
sencillo: las neuronas y las sinapsis que no son activadas prana.
por la experiencia por lo general no sobreviven (véase Privar de estímulos visuales a un ojo durante unos
Hockfield y Kalb, 1993; Kalil, 1989). Es decir, se usa o se cuantos días en una etapa tem prana de la vida tiene un
pierde. efecto adverso duradero sobre la visión del ojo privado,
Como se acaba de aprender, los seres hum anos som os pero esto no sucede si también se ciega el otro ojo. Cuando
excepcionalmente lentos en nuestro desarrollo neural. Una solamente se ciega un ojo, se reduce la capacidad de ese ojo
ventaja de esta lentitud puede ser que para activar la corteza visual, m ientras que la capacidad del
ofrece m uchas oportunidades para otro ojo aumenta. Estos dos efectos ocurren porque la p ri­
tener experiencias a los delicadamente vación m onocular tem prana cambia el patrón del input si-
sintonizados sistemas en desarrollo (Johnson, 2001). náptico a la capa IV de la corteza visual primaria.
En muchas especies, las columnas de dom inancia ocu­
lar (véase la Figura 6.22) déla capa IV de la corteza visual
Estudios iniciales de la experiencia
prim aria están casi com pletam ente
y desarrollo neural desarrolladas al nacer (véase Katz y
Muchas de las primeras demostraciones de las repercu­ Crowley, 2002). No obstante, si se
siones de las primeras experiencias sobre el desarrollo neu­ priva de luz a un ojo durante varios días en algún m o ­
ral proceden de dos líneas de investigación: el estudio de m ento durante los prim eros meses de vida, el sistema se
los efectos de la privación visual tem prana y el estudio reorganiza: se reduce el ancho de las colum nas que reci­
de la exposición tem prana a am bientes ricos en estímulos. ben input del ojo privado y aum enta el ancho de las co­
Por ejemplo, se ha encontrado que las ratas criadas desde lumnas que lo reciben del ojo no privado (H ata y Stryker,
d nacimiento en oscuridad tienen m enos sinapsis y menos 1994; Hubel, Wiesel y LeVay, 1977). El m om ento exacto
espinas dendríticas en la corteza visual primaria, así com o del período sensible para este efecto es específico en cada
una visión de profundidad y de patrones visuales defi­ especie.
ciente cuando llegan a ser adultas. Por el contrario, las Ya que los efectos adversos de la privación m onocu­
ratas que se han criado en jaulas de grupo con m uchos es­ lar tem prana se m anifiestan tan rápidam ente (esto es, en

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248 Capítulo 9 Desarrollo del sistema nervioso

pocos días), se supuso que no podían estar m ediados por medial perteneciente al sistema auditivo en lugar de h a­
cambios estructurales. Sin embargo, A ntonini y Stryker cerlo en el núcleo geniculado lateral del sistema visual.
(1993) hallaron que unos pocos días de privación m o ­ Sorprendentem ente, la experiencia del input visual hizo
nocular producen un descenso formidable de la ram ifi­ que la corteza auditiva de los hurones se organizara reti-
cación axónica en las neuronas del núcleo geniculado notópicam ente (dispuesta como un m apa de la retina).
lateral que norm alm ente transm iten señales del ojo p ri­ Para una revisión de los experimentos de nuevas cone­
vado a la capa IV de la corteza visual prim aria (véase la xiones transmodales, véase Pallas (2001).
Figura 9.9). En segundo lugar, Knudsen y Brai-
El carácter competitivo de los efectos de la actividad nard (1991) criaron lechuzas con pris­
neural sobre la reorganización sinóptica se ha dem ostrado mas en sus ojos que distorsionaban la
asimismo en experimentos realizados con neuronas m o ­ visión. Esto llevó a un cambio correspondiente en el mapa
toras y células musculares. En los neonatos (recién nacidos), auditivo espacial del tectum. Por ejemplo, una lechuza que
cada célula m uscular está inervada norm alm ente por va­ fue criada llevando prismas que giraban el m undo visual
rias neuronas m otoras y luego, en el transcurso del des­ 23° hacia la derecha tenía un m apa auditivo que estaba
arrollo, se eliminan todas m enos una. Lo y Poo (1991) tam bién girado 23° hacia la derecha, de m odo que los o b ­
estudiaron una preparación in vi tro en la que una célula jetos se oían donde se debían ver (véase Gutffeund, Zheng
muscular en desarrollo estaba inervada por dos neuronas y Knudsen, 2002; Millar y Knudsen, 1999).
motoras en desarrollo. La aplicación de descargas de esti­ En tercer lugar, Weüky y Katz (1997) alteraron perió­
mulación eléctrica a una de estas neuronas provocó una rá­ dicamente la actividad espontánea del nervio óptico en h u ­
pida degradación de los contactos sinópticos de la otra. Al rones recién nacidos que acababan de abrir los ojos. Esto
parecer, las neuronas m otoras com piten entre sí por los alteró la selectividad de la orientación y la dirección a la
contactos sinópticos con las células musculares y las si- que respondían las neuronas de la corteza visual prim aria
napsis activas adquieren prioridad. en los hurones. Así pues, parece ser que el patrón de acti­
vidad neural espontánea que em ana de los ojos fetales
Efectos de la experiencia sobre los antes de que se inicie la visión cumple una función en el
desarrollo o m antenim iento de la corteza visual (véase
mapas corticales sensitivos topográficos Katz y Shatz, 1996).
Algunas de las demostraciones más notables de los efec­ En cuarto lugar, varios estudios han dem ostrado que
tos de la experiencia sobre la organización del sistema la formación musical tem prana influye en la organización
nervioso vienen de estudios sobre mapas corticales topo­ de la corteza auditiva hum ana (véase
gráficos en los sistemas sensitivos. Los siguientes son cua­ Münte, Altenmüller y Jánke, 2002). En
tro de tales estudios. particular, los estudios de RMf han de­
En prim er lugar, Roe y colaboradores (1990) alteraron mostrado que la formación musical tem prana tiende a
quirúrgicam ente el trayecto de los axones en desarrollo de expandir el área de corteza auditiva que responde a los
células ganglionares retinianas en hurones, de m odo que tonos musicales complejos, y los estudios com portam en-
los axones establecieran sinapsis en el núcleo geniculado tales han puesto de manifiesto que la form ación musical

Ojo sin privación Ojo con privación


sensitiva sensitiva

FIG U RA 9.9 Efecto de unos


cuantos días de privación monocular
temprana en la estructura de los
axones que proyectan desde el
núcleo geniculado lateral a la capa IV
de la corteza visual primaria. Los
axones que transmiten información
desde el ojo con privación sensitiva
presentaron una ramificación Axón procedente del
bastante menor. (Modificado de núcleo geniculado núcleo geniculado
lateral lateral
Antonini y Stryker, 1993.)

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9.4 Plasticidad neural en adultos 249

tem prana lleva al desarrollo del oído absoluto (la capacidad de moléculas de adherencia celular (MACs). Así, al influir
de identificar el tono de cualquier frecuencia de vibración en la actividad neural, la experiencia podría producir cam ­
sonora) bios en la adherencia celular.
En segundo lugar, se ha com probado que la actividad
neural influye en la liberación de neurotrofinas (Thoe-
Mecanism os por los que la experiencia nen, 1995). Por lo tanto, al influir sobre la actividad neu­
puede influir en el desarrollo neural ral, la experiencia podría fom entar y dirigir el crecimiento
Está bien establecido que la experiencia ejerce un efecto de neuronas e influir en su supervivencia.
trascendental sobre el desarrollo y el m antenim iento de En tercer lugar, algunos circuitos neurales están es­
los circuitos neurales, pero todavía no se conocen bien los pontáneam ente activos en una etapa tem prana del curso
mecanismos a través de los que la experiencia ejerce esos del desarrollo cerebral, y para que progresen norm alm ente
efectos. El problema no es la falta de posibles mecanismos, ciertos aspectos del desarrollo cerebral se requiere la acti­
sino más bien que son demasiados ( véase Gottlieb, 2000). vidad de estos circuitos (H uberm an e ta l, 2003). De este
A continuación se indican tres posibilidades. modo, influyendo en la actividad de circuitos neurales es­
En prim er lugar, se ha dem ostrado que la actividad pontáneam ente activos, la experiencia podría influir en el
neural regula la expresión de genes que dirigen la síntesis curso del desarrollo del cerebro.

Plasticidad neural en adultos

Si este libro fuera u n a carretera que el lector y yo estuvié­ de nuevas neuronas) no se da en adultos. El prim er p rin ­
ramos recorriendo juntos, en este punto aparecerían las si­ cipio al parecer es básicamente correcto, al menos en lo que
guientes señales de autopista: DESPACIO, PUNTO DE a m í respecta; pero el segundo ha resultado ser incorrecto
VISTA IMPORTANTE DELANTE. {véase K em perm ann y Gage, 1999; O rm ero d y Galea,
Como ve, está a punto de toparse con u n a idea que es 2001).
actualmente una de las más influyentes en toda la neuro- Antes de que comenzaran los años ochenta, se pensaba
ciencia, una que está cambiando el m odo de pensar de los que todas las neuronas se producían durante las fases ini­
neurocientíficos sobre el cerebro hum ano. ciales del desarrollo. Consecuentemente, el desarrollo pos­
H asta la últim a década se pensaba que la neuroplas- terior del cerebro se consideraba com o una pendiente en
ticidad se restringía al período de desarrollo del cerebro. declive: las neuronas m ueren continuam ente a lo largo de
Los cerebros m aduros se consideraban estancados, inca­ la vida de la persona, y se asumía que las células perdidas
paces de una reorganización sustancial. A hora es evidente nunca eran reemplazadas por células nuevas. Aunque los
que los cerebros m aduros tam bién tienen plasticidad. Ha investigadores em pezaron a socavar esta equivocación al
quedado claro que el cerebro m aduro no es un órgano es­ principio de los ochenta, ha persistido hasta hace poco
tático, sino que está cam biando y adaptándose continua­ como uno de los principios básicos del desarrollo n er­
mente. Descubrir la naturaleza de estos cambios es en la vioso.
actualidad una de las máximas prioridades de la investi­ La prim era controversia seria sobre la suposición de
gación neurocientífica (véase Kolb, Gibb y Robinson, que la neurogénesis se restringe a las prim eras fases del
2003). Muchas líneas de investigación están co n trib u ­ desarrollo llegó a principios de los ochenta, con el descu­
yendo al entusiasmo de los neurocientíficos por la neu- brim iento del desarrollo de nuevas neuronas en los cere­
roplasticidad adulta. Por ahora, exam inem os las dos bros de aves adultas. Nottebohm y colaboradores (véase,
siguientes. El lector encontrará más en los dos capítu­ pi ej., Goldman y Nottebohm , 1983) encontraron que las
los siguientes. estructuras cerebrales implicadas en el ^
canto empezaban a crecer en pájaros (
cantores justo antes de cada época de ^
Neurogénesis en mamíferos adultos
apareamiento y que este crecimiento era resultado de un
CUando era estudiante aprendí dos im portantes principios aum ento de la cantidad de neuronas. Este descubrimiento
del desarrollo neural. El prim ero lo aprendí con la expe­ estimuló que se volvieran a examinar las tesis iniciales no
riencia: el cerebro hum ano empieza a funcionar en el útero confirmadas de que se producen nuevas neuronas en el hi­
y no deja nunca de trabajar hasta que uno se pone de pie pocampo de ratas adultas.
para hablar en público. El segundo lo aprendí en un curso Posteriormente, en 1990, los investigadores, equipa­
sobre desarrollo cerebral: la neurogénesis (el crecimiento dos con marcadores inm unohistoquím icos recientemente

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250 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

desarrollados que tenían una afinidad selectiva por neu­ Al principio, los informes de neurogénesis en adultos
ronas originadas recientemente, dem ostraron de m odo no fueron aceptados por una generación de neurocientí-
convincente que, en efecto, en el hipocam po de la rata se ficos que se habían formado en la creencia de que el cere­
da neurogénesis adulta (Cam eron et al., 1993) —véase la bro adulto es algo consolidado, pero la aceptación aum entó
Figura 9.10— . Y poco después se descubrió que conti­ cuando se acum ularon los informes que lo confirmaban.
nuam ente se están sum ando nuevas neuronas a los bulbos Influyeron en particular los hallazgos de que se agregan
olfativos adultos. Después se inform ó de que nuevas neu­ nuevas neuronas al hipocam po de primates (Kornack y
ronas se añaden a la corteza de asociación del m ono adulto Rakic, 1999), incluyendo a los hum anos (Erikkson et a l,
(Gould et aU 1999); esta información conm ocionó bas­ 1998), y de que la cantidad de nuevas neuronas que se
tante, pero al parecer se había producido un error (Kornack añaden al hipocam po adulto es sustancial, se calcula que
y Rakic, 2001). Por lo tanto, en mamíferos adultos parece unas 2.000 por hora (West, Slomianka y Gunderson, 1991).
ser que la neurogénesis se restringe al bulbo olfativo y al ¿De donde proceden las neuronas creadas por la n eu ­
hipocampo. rogénesis adulta? Las células madre [hemocitoblastos] adul­
tas se producen en lugares determ inados de la capa
ependimarta que rodea los ventrículos y en la capa de te­
jido neural adyacente (M omma, Johansson y Frisén, 2000;
Morshead y van der Kooy, 2001); desde aquí m igran a los
bulbos olfativos. Por lo contrario, parece ser que las nue­
vas células hipocampales se producen cerca de su em pla­
zamiento final.
Muchas líneas de investigación se han centrado en las
células m adre neurales adultas y el lector sabrá algo de
ellas en capítulos posteriores. U na línea particularm ente
prom etedora se inició con un estudio de los efectos, en
roedores adultos, de vivir en am bientes ricos en estím u­
los. Resultó que las ratas adultas que habitaban en a m ­
bientes «enriquecidos» (am bientes cam biantes, con
juguetes, ruedas giratorias y otras ratas) producían u n
60% m ás de nuevas neuronas hipocam pales que las ratas
adultas que habitaban en am bientes n o enriquecidos
(Kem perm ann y Gage, 1999). No obstante, antes de que
el lector empiece a «enriquecen» su casa, ha de ser cons­
ciente de que el efecto positivo observado en la neurogé­
nesis en el hipocam po de la rata ad u lta no es una
consecuencia directa de los am bientes enriquecidos. El
efecto depende en gran medida, si no en su totalidad, del
aum ento de ejercicio físico que suele darse en tales a m ­
bientes (Farm er et aU 2004; Van Praag et al., 1999). Este
descubrimiento tiene una im plicación sugerente: en vista
del hecho de que el hipocam po está implicado en ciertos
tipos de m em oria ( véase Duffy et a l, 2001; Rhodes et a l,
2002), tal vez pueda utilizarse el ejercicio com o un trata­
miento para aquellos que padecen problem as de m em o­
ria (Cottm an y Berchtold, 2002).

FIG U RA 9.10 Neurogénesis adulta. En la parte superior


de la figura se muestran nuevas células en la circunvolución Efectos de la experiencia sobre la
dentada del hipocampo -lo s cuerpos celulares de las neuronas reorganización de la corteza en adultos
están teñidos en azul, los neurogliocitos maduros lo están en
Antes se anunció que se examinarían dos líneas actuales de
verde y las nuevas células en rojo—. En la parte inferior se
muestran las nuevas células de la parte superior con más investigación sobre la neuroplasticidad en adultos. Se acaba
amplificación, lo que hace evidente que las nuevas células han de revisar la investigación sobre la neurogénesis en adul­
absorbido tanto el tinte azul como el rojo y son, por lo tanto, tos; la segunda línea de investigación se dedica a los efec­
nuevas neuronas. (Cortesía de mis amigos Cari Ernst y Brian Christie, tos de la experiencia en la reorganización de la corteza
Department of Psychology, University of British Columbia) adulta (véase Elbert y Rockstroh, 2004).

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9.5 - Trastornos del desarrollo neural: autismo y síndrome de Williams 251

Sorprendentemente, la experiencia en la vida adulta dos condiciones experimentales: en una los sujetos per­
puede llevar a una reorganización de los mapas corticales m anecían sentados pasivamente m ientras se les adm i­
sensitivos y m otores (véase, p.ej., Jones, 2000; Sanes y Do- nistraban los estímulos; en la o tra se les pidió a los sujetos
noghue, 2000). Por ejemplo, Mühlnickel y colaboradores que identificaran los patrones de estimulación. Se regis­
(1998) hallaron que el acúfenos (zumbido de oídos) p ro ­ traron m ediante potenciales evocados EEG de alta reso­
duce una reorganización notable en la corteza auditiva lución las áreas de corteza som atósensitiva derecha
primaria; por su parte Elbert y colaboradores (1995) de­ activadas por la estimulación de la punta, ya fuera del
m ostraron que los músicos adultos que interpretan ins­ pulgar izquierdo o del m eñique izquierdo. Los resultados
trum entos de cuerda que se tocan con los dedos de la difirieron en función de la condición experim ental. En la
mano izquierda (p.ej., el violín) tienen aum entada el área condición pasiva, las áreas de corteza somatosensitiva que
de representación de la m ano en la corteza somatosensi- respondieron al contacto del pulgar y el m eñique se des­
tiva derecha. Los datos sugieren que es la práctica de la ha­ plazaron más cerca una de otra a m edida que el experi­
bilidad, más que la fortaleza o la tenacidad de la práctica, m ento progresaba. En la condición de identificación
lo que lleva a la reorganización de la corteza m otora (Rem- activa, las áreas de corteza somatosensitiva que respon­
ple eí a/., 2001 ). dieron a contactos del pulgar y el m eñique se desplazaron
En una dem ostración más controlada de la capacidad lejos u n a de otra.
que tiene la experiencia para reorganizar el cerebro El descubrimiento de la neuroplasticidad adulta está
hum ano adulto, voluntarios hum anos sanos recibieron cambiando el m odo de pensar sobre nosotros mismos que
1 hora de experiencia táctil durante 20 días (Braun et tenemos los seres hum anos. Lo más im portante para los
a l , 2000). D urante 20 horas los sujetos experim entaron que padecen un trastorno cerebral es que ha sugerido al­
patrones de contactos aplicados sim ultáneam ente a las gunas nuevas y prom etedoras opciones de tratamiento.
puntas de los dedos pulgar y m eñique izquierdos. Había Se aprenderá algo de ellas en el próxim o capítulo.

ïastornos del desarrollo neural: autismo y síndrome de Williams

Se ha procurado enfocar este capítulo en los aspectos b á ­ asocian por lo general, pero no en todos los casos, con él.
sicos m ás que en los detalles. Aún así, confiemos en que el Por ejemplo, aproxim adam ente el setenta y cinco por
lector haya conseguido extraer un significado de la increí­ ciento de quienes padecen autismo son varones, un setenta
ble complejidad del desarrollo neural. Al igual que sucede y cinco por ciento sufre retraso m ental y un treinta y cinco
oon todos los procesos complejos, al desarrollo neural se por ciento sufre epilepsia. A la mayoría de las personas con
le pierde fácilmente la pista y, desgraciadamente, la m enor autismo les cuesta im itar los gestos de otras personas (W i­
equivocación puede tener consecuencias trágicas y de largo lliams et a l, 2001).
alcance debido a que puede alterar todas las fases siguien­ El autism o es un trastorno difícil de tratar. La terapia
tes. Esto podrá verlo el lector en el presente apartado del com portam ental intensiva puede m ejorar las vidas de al-
capítulo, el final, que se centra en dos trastornos del des­ g jnos individuos, pero rara vez es posible que una persona
arrollo neural: el autismo y el síndrom e de Williams. con autismo sea independiente, incluso si representa uno
de los pocos casos en los que la inteligencia es razonable­
mente norm al ¿Cómo puede llegar a vivir en sociedad una
Autismo persona que no reconoce los sentim ientos y las m otiva­
El autism o es un trastorno complejo del desarrollo n eu ­ ciones de los demás, que tiene dificultad para com uni­
ral que por lo general ocurre en aproxim adam ente 4 de carse, que golpea compulsivamente su cabeza contra la
cada 10.000 individuos. Suele manifestarse antes de los 3 pared y que vive obsesionado por el horario del autobús?
años de edad y después cambia poco (Happé y Frith ,
1996). El diagnóstico de autism o se El autism o es un trastorno heterogéneo Aunque
basa en tres síntomas esenciales: 1) re­ muchos de los científicos que estudian el autismo lo hacen
ducida capacidad de interpretar las en un intento de ayudar a aquellos que padecen el tras­
emociones e intenciones de los demás (véase Aldolphs, torno, muchos están interesados en él a causa de una de sus
Sears y Piven, 2001), 2) dism inuida habilidad de interac­ principales características— su heterogeneidad. (Happé y
ción social y com unicación y 3) preocupación por un solo Frith, 1996)— . En el autismo, algunas funciones están se­
tema o actividad (Pierce y Courchesne, 2001). Aunque riam ente dañadas, m ientras que otras son norm ales o
esta tríada de síntom as define al trastorno, otros signos se incluso superiores. Son estos m odelos «irregulares» de

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252 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

alteraciones neuropsicológicas los que tienen más posibi­ lería, de personas, animales y otros
lidad de instruim os acerca de las bases neurales de las fun­ temas complejos.
ciones psicológicas
Desgraciadamente, no todos los pacientes con autismo Un erudito podía decir la hora del día con la exac­
manifiestan el m ismo modelo de alteraciones y capacida­ titud de segundos sin m irar nunca su reloj. Incluso
des separadas, lo que complica enorm em ente el estudio de cuando dorm ía era capaz de m urm urar la hora exacta.
este trastorno. Esto sugiere que el autismo no tiene una sola O tra erudita podía especificar la anchura de los
causa y que es m ejor considerarlo com o un grupo de tras­ objetos. Por ejemplo, se le preguntó cuál era el ancho
tornos relacionados (Eigsti y Shapiro, 2004; Trottier, Sri- de una roca que yacía a unos 6 metros de profundidad,
vastava y Walter, 1999) «Exactamente, 0.6 m etros con 29.8 centímetros», res­
Ffcse a la heterogeneidad del autismo, existen ciertos pa­ pondió. Estaba en lo cierto; de hecho, siempre lo es­
trones comunes. Por ejemplo, la mayoría de los indivi­ taba.
duos con autismo — incluso los que tienen grave retraso
mental— presentan las siguientes capacidades preservadas: T. era un chico de 13 años, autista y ciego, que ni
capacidad de memorizar, habilidad de completar rom pe­ siquiera podía atarse los zapatos. Nunca había recibido
cabezas, capacidad musical y capacidad artística. formación musical, pero podía interpretar en el piano
Incluso en la categoría aislada de incapacidad de la pieza más difícil tras haberla oído sólo una vez, in­
lenguaje, se da a m enudo un patrón de alteraciones hete­ cluso si estaba tocando de espaldas al piano. Una vez
rogéneo. Muchos individuos con autism o tienen un voca­ tocó una canción con una m ano y otra con la otra
bulario considerable, escriben bien y pueden leer en voz m ano, m ientras cantaba una tercera.
alta incluso cosas que no entienden. Sin embargo, los m is­ Un par de gemelos con autismo tenían problemas
m os individuos a m enudo son incapaces de utilizar la en­ para hacer sumas y restas sencillas y ni siquiera podían
tonación para com unicar em ociones, de coordinar la comprender la multiplicación y la división. Pese a ello,
dirección de la m irada y la expresión facial con el habla y si se les daba cualquier fecha de los últim os o próxi­
de hablar metafóricamente. Alrededor de una cuarta parte mos 40.000 años podían especificar el día de la se­
de los individuos con autismo tiene poca o ninguna ca­ m ana en que caería. Su m em oria de dígitos a corto
pacidad de lenguaje. plazo era asombrosa: eran capaces de repetir correc­
tam ente una lista de 300 dígitos después de haberla
Eruditos a u tlsta s Quizás el aspecto más extraordina­ oído solamente u n a vez. Una caja de cerillas se cayó al
rio del autism o es la tendencia de los individuos con au­ suelo: «Ciento once», gritaron inm ediatam ente los
tism o a ser eruditos. Los eru d ito s son individuos con dos a la vez. Había 111.
deficiencias intelectuales que sin embargo manifiestan ca­ Estos y muchos otros casos bien docum entados de eru
pacidades cognitivas o artísticas asombrosas y específicas.
Alrededor de un uno por ciento de los individuos con a u ­
tismo presentan capacidades eruditas. Éstas pueden tom ar
ditos siguen siendo un misterio. Las capacidades eruditas
m uchas formas, pero las siguientes son habituales entre no se desarrollan m ediante aprendizaje de m em oria o
estos raros individuos: prodigios de m em oria, decir el día práctica; parece ser que surgen espontáneamente. Incluso
de la semana de cualquier fecha futura o pasada, identifi­ los eruditos con capacidades lingüísticas no pueden ex­
car núm eros prim os (cualquier núm ero divisible sólo por plicar sus propias proezas. Parece ser que reconocen n a­
sí m ismo y 1), dibujar y tocar instrum entos musicales turalm ente patrones implícitos y relaciones que escapan a
(véase Bonnel etaL, 2003).
otros. Sólo podem os mirar estos casos con asom bro y es­
Las capacidades de erudición pueden ser el fenómeno pecular que, de alguna manera, el daño de ciertas partes
más misterioso de todos en la neurociencia. Veamos los si­ de su cerebro ha llevado a un exceso de desarrollo com ­
guientes casos (Ramachandran y Blackeslee, 1998; Sacks, pensatorio de otras partes. Por ejemplo, se ha sugerido
1985). que las capacidades eruditas se producen cuando el daño
del hemisferio izquierdo desencadena una mejora funcio­
nal com pensatoria del hemisferio derecho (Treffert y Wa-
Algunos casos de eruditos llace, 2002)

asombrosos Base neural del autism o Dos líneas de investigación


dem uestran que los factores genéticos influyen en el
N. padecía un grave autismo; su CI se situaba entre 60 desarrollo del autism o (véase Rodier, 2000). En prim er
y 70. Apenas podía unir dos palabras. Pese a todo, a los lugar, se ha encontrado que el autismo se hereda en la fa­
6 años era capaz de hacer dibujos, con calidad de ga­ milia; varios estudios han dem ostrado que herm anos de

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9.5 - Trastornos del desarrollo neural: autismo y síndrome de Williams 253

personas con autismo tienen un cinco por ciento de p ro ­ por la talidomida— . Suelen tener buen aspecto; sin em ­
babilidad de ser diagnosticados de este trastorno. Eso bargo, se observan unas cuantas anomalías físicas m eno­
está bastante por encima de la tasa en la población gene­ res en la estructura de las orejas: tienen form a cuadrada,
ral, pero bastante por debajo del 50% de probabilidad que se sitúan demasiado bajas en la cabeza, están giradas lige­
podría esperarse si el autismo estuviera causado única­ ramente hacia atrás y la parte superior cuelga por encima
mente por un solo gen dom inante, o el 25% de probabi­ (véase la Figura 9.11). Esto dio la idea de que el autismo está
lidad que sería de esperar si se debiera únicamente a un desencadenado por un suceso anorm al que ocurre entre
solo gen recesivo. En segundo lugar, varios estudios han 20 y 24 días después de la concepción, cuando se están des­
señalado que el desarrollo del autism o está estrechamente arrollando los oídos. Es de señalar que la mayoría de los
relacionado en gemelos monocigóticos: si un gemelo es casos de autism o inducidos por talidom ida no presenta­
diagnosticado de autismo, el otro tiene un 60% de proba­ ron las extremidades achaparradas y deformes típicas de
bilidad de recibir el m ismo diagnóstico. Aunque esta alta la mayor parte de los casos de anomalías congénitas in ­
correlación dem uestra que el autismo tiene una base ge­ ducidas por talidomida; pero sí las anomalías de la es­
nética, tam bién indica que no es totalmente genético. Si lo tructura externa de los oídos.
fuera, la tasa de concordancia sería del 100% en individuos Rodier (2000) tuvo la oportunidad de llevar a cabo
con genes idénticos. En conjunto, estas dos líneas de in ­ una autopsia del encéfalo de una m ujer con autism o y
vestigación sugieren que el autismo está desencadenado bajo la influencia de las investigaciones sobre el autismo
por varios genes que interactúan con el ambiente (véase inducido por talidom ida centró su examen en el tronco
Zoghbi, 2003). del encéfalo. Hizo un notable descubrimiento. El tronco del
Dada la variabilidad de un paciente a otro de tanto los encéfalo de la m ujer era más corto de lo normal, com o si
síntomas como la genética del autismo, no es de sorpren­ una sección de él no se hubiera desarrollado. Los núcleos
der que el daño cerebral asociado con el trastorno sea tam ­ de esta sección estaban, o bien poco desarrollados (núcleo
bién variable. El daño se ha observado más frecuentemente facial), o ausentes por completo (oliva superior) (véase la
en el cerebelo y partes relacionadas del encéfalo, pero gene­ Figura 9.12).
ralmente tiende a estar extendido por todo el encéfalo (véase Cuando Rodier examinó el acortado tronco del encé­
Machado et al. 2003; Müller et aU 2001; Müller et a l, 2003). falo de la m ujer con autismo experim entó una «potente
Teniendo en cuenta el patrón difuso y variable del daño impresión de reconocimiento»: había
cerebral relacionado con el autismo, está claro que cual­ visto esta configuración antes. Entre
quier línea de investigación que se centre en un área del en­ los m ontones de papeles acumulados
céfalo no ap o rtará respuestas definitivas acerca del en el suelo de su despacho encontró un artículo sobre el
trastorno. No obstante, la siguiente línea de experimentos cerebro de los ratones knockout [a los que se les ha supri-
fue un prom etedor comienzo. Strómland y sus colabora­
dores (1994) descubrieron que u n a m ujer embarazada
que tom aba talidomida, la píldora contra las náuseas del
embarazo que causó una epidemia de anomalías congéni-
tas en los años 1960, aum entaba en gran m edida la p ro ­
babilidad de que el niño naciera con autismo, Ya que la
prescripción de talidomida estaba restringida a las prim e­
ras semanas de gestación, esta relación sugiere que el a u ­
tismo está producido por un error del desarrollo neural
que ocurre en dicho período.
Los embriólogos (científicos que estudian los em brio­
nes) obtienen im portantes claves al saber cuando sucede
algo. Saber que el autismo inducido por la talidom ida se
produce justo en las prim eras semanas del desarrollo em ­
briológico ha centrado la atención en las neuronas m oto­
ras de los pares craneales que controlan la cara, la boca y
los ojos, ya que pocas neuronas aparte de esas están for­
madas en la cuarta semana. De hecho, se ha dem ostrado
que el autismo inducido por talidomida y el autismo típico
se asocian con diversas anomalías de la cara, boca y con­
trol ocular (véase, p.ej., Stróm land et al., 1994). FIG U RA 9.11 Un niño con autismo en el que se
O tra clave procede del análisis del aspecto físico de los pueden apreciar las anomalías típicas de la estructura del
individuos con autism o — esté o no el trastorno inducido oído.

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254 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

Tronco del encéfalo de una


persona con autism o

f Oliva
superior \
Cuerpo \ NúcfJ
trapezoide \ facial

1 mm de 0,2 mm de
separación separación

Oliva Oliva
inferior inferior

FIG U RA 9.12 ; Se ha encontrado que el tronco del encéfalo de una mujer con autismo era más corto y en él faltaba una banda
de tejido en la unión de la protuberancia y el bulbo raquídeo. (Modificado de Rodier, 2000.)

mido un gen], manipulados genéticamente para que les fal­ padecen el síndrom e de Williams son sociables, empáti-
tara la expresión del gen conocido como Hox 1. Estos ra­ cas y comunicativas. Son sus capacidades lingüísticas lo
tones presentaban un acortamiento del tronco del encéfalo, que más ha llamado la atención. A un­
un núcleo facial subdesarrollado y carecían de oliva supe­ que manifiestan un retraso en el des­
rior, Además, los ratones tenían malformaciones del oído arrollo del lenguaje y deficiencias del
y movimientos oculares anómalos. Rodier (2000) descu­ lenguaje en la vida adulta (Bishop, 1999; Paterson et a l,
brió posteriorm ente que algunas personas tienen una va­ 1999), su capacidad lingüística es notable si se tiene en
riante del Hox 1, que se localiza en el crom osom a 7, y que cuenta su característicamente bajo CI, cuyo prom edio se
la variante prevalece en las personas con autismo — se en­ sitúa en torno a 60. Por ejemplo, cuando se le preguntó
cuentra en un 40% de las personas con autismo, en com ­ acerca de los garabatos infantiles que había hecho en una
paración con un 20% de la población general— . hoja de papel, un adolescente con síndrom e de Williams
Consideremos esta serie de experimentos en perspec­ y grave retraso mental, cuyo CI era de 49, lo identificó
tiva. En prim er lugar, es poco probable que las desviacio­ como a un elefante e hizo el siguiente com entario (Bellugi
nes del desarrollo que ocurren en el e ta l, 1999):
mesencèfalo sean responsables de
todos, o incluso de la mayoría, sínto­ Q ué es un elefante es un anim al. Qué hace el elefante, vive
en la selva. También puede vivir en el zoo. Y qué tiene el ele­
mas del autismo. En segundo lugar, el gen Hox 1 se ha visto
fante, tiene grandes orejas grises, orejas de abanico, orejas que
implicado sólo en algunos casos de autismo.
pueden volar con el viento. Tiene una tro m p a larga que
puede recoger hierba o h en o .. .si están de mal hum or puede
Síndrome de Williams ser terrib le.... Si el elefante se enfada puede pisar fuerte, em ­
bestir. A veces los elefantes pueden embestir. Tienen largos
El síndrom e de W illiams, al igual que el autismo, es un colmillos. Uno no quiere un elefante como anim al dom és­
trastorno del desarrollo asociado con retraso mental y un tico. Quiere un gato, o un perro o un pájaro... (p. 199)
patrón notoriamente desigual de capacidades y discapaci­
dades. El síndrome de Williams se da en aproximadamente Las notables capacidades de lenguaje de los niños con
1 de cada 20.000 nacimientos ( véase Rourke et a l, 2002). síndrom e de Williams se han com probado asimismo m e­
Por el contrario a las personas con autismo, retraídas, diante pruebas objetivas (Bellugi et al., 1999). A m odo de
emocionalmente insensibles y no comunicativas; las que ejemplo, en una prueba, se les pidió a niños con síndrom e

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9.5 - Trastornos del desarrollo neural: autismo y síndrome de Williams 255

de Williams que nom braran tantos animales com o p u ­ había borrado toda una región del crom osom a 7. Una vez
dieran en 60 segundos. Las respuestas incluyeron koala, que se hayan identificado los otros genes de esta región y
yac, cabra montés, cóndor, chihuahua, brontosaurio e h i­ se hayan determinado sus funciones, se com prenderá más
popótamo. Cuando se les pidió que m iraran una foto y plenamente la etiología del síndrome de Williams.
contaran una historia sobre ella, los niftos con síndrom e En general, las personas con síndrom e de Williams
de Williams por lo general desplegaban una anim ada n a­ presentan un m arcado subdesarrollo de la corteza occipi­
rración. Al contar la historia, cambiaban el tono, el volu­ tal y parietal, lo que podría explicar su deficiente capaci­
men, el ritm o y el vocabulario de su discurso para atraer dad espacial; una corteza frontal y tem poral normales, lo
a la audiencia. Por desgracia, las habilidades verbales y que podría explicar que m antengan intacta su capacidad
sociales de estos niños llevan a menudo a los profesores a so- de lenguaje; y anomalías en el sistema límbico, lo que p o ­
brestimar sus capacidades cognitivas, y por eso no siempre dría explicar su cálida sim patía ( véase Bellugi et a/., 1999).
reciben el apoyo académico suplementario que necesitan. Sin saberlo, el lector puede haberse topado con casos
Las personas con síndrome de Williams tienen otras fa­ de síndrom e de Williams. Muchas culturas se caracteri­
cultades cognitivas, m uchas de las cuales im plican a la zan por cuentos que im plican personajillos: pequeños
música (Lennoff et aU 1997). Aunque la mayoría no pue­ duendes, elfos, genios, etc. Increíblemente, las descrip­
den aprender a leer música, algunas tienen un tono per­ ciones y los dibujos de estas criaturas les retratan vir­
fecto, o casi perfecto, y un extraordinario sentido del ritmo. tualm ente idénticos a las personas con sín d ro m e de
Muchas retienen melodías durante años y algunas son Williams, a quienes a m enudo se describe con aspecto de
músicos profesionales. Com o grupo, las personas con sín­ elfos. Suelen ser de co rta estatura y tener u n a nariz pe­
drom e de Williams m uestran más interés por la música, y queña y respingona, orejas ovaladas, bocas grandes con
más reacción emocional a ella, que la población general. labios carnosos, ojos saltones y una barbilla pequeña
Un niño con síndrom e de Williams dijo: «La música es mi (véase la Figura 9.13). En consecuencia, m uchos creen
modo preferido de pensar». O tra facultad cognitiva de las que los cuentos populares sobre los elfos pueden haberse
personas con síndrom e de Williams es su destacada capa­ basado en un principio en personas con síndrom e de Wi­
cidad de reconocer caras. lliams. H asta las típicas características com portam enta-
Así com o cualquier grupo de individuos con un CI les de los elfos — cuentacuentos envolventes, músicos
medio de 60, los que tienen síndrome de Williams m ues­ talentosos, amables, dignos de confianza y sensibles a los
tran varias alteraciones cognitivas graves. Sobre este telón sentim ientos de los demás— casan con las de las perso­
de fondo, destacan sus facultades. Sin embargo, hay una nas con síndrom e de Williams.
clase de problemas cognitivos que son dignos de atención
porque son incluso más graves en ellos que en otras per­
sonas con un CI similar: tienen un profundo menoscabo
de la cognición espacial. Por ejemplo, les cuesta m ucho re­
cordar la localización de unos cuantos cubos colocados
sobre un tablero de prueba; su lenguaje relacionado con el
espacio es deficiente y su capacidad para dibujar es casi
nula (Jordán et al., 2002).
El síndrom e de Williams tam bién se asocia con una
serie de problem as de salud, entre los que se incluyen
varios relacionados con el corazón. Irónicamente, el es­
tudio de uno de estos trastornos en
personas que no tenían el síndrom e
condujo a identificar un factor gené­
tico im portante del síndrom e. Se encontró que este tras­
torno cardíaco era resultado de una m utación en un gen
del crom osom a 7 que controla la síntesis de elastina, una
proteína que otorga elasticidad a m uchos órganos y teji­
dos. Conscientes de que el m ismo problem a cardiaco es
prevalente en pacientes con síndrom e de Williams, los in ­
vestigadores evaluaron el estado de este gen en dicho
grupo. Sorprendentem ente, encontraron que el gen en
una de las dos copias del crom osom a 7 faltaba en el 95%
de personas con síndrom e de Williams. También faltaban FIG U RA 9.13 Las personas con síndrome de Williams
otros genes; debido a un accidente de reproducción se se caracterizan por su aspecto de duende, menudo y delicado.

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256 Capítulo 9 - Desarrollo del sistema nervioso

Revisión de los temas

En este capítulo se ha hecho hincapié m arcadam ente en el sobre la biopsicología han m arcado análisis que recalcaban
tem a de las implicaciones clínicas y el dos puntos. Primero, el desarrollo neural siempre es con­
de la perspectiva evolutiva. Uno de los secuencia de interacciones entre los genes y la experiencia,
mejores m odos de entender los prin­ más que de la genética o del ambiente en sí mismos. Se­
cipios del desarrollo norm al es consi­ gundo, es im portante no reaccionar de form a exagerada a
derar qué sucede cuando algo va mal: los impresionantes avances recientes en el estudio del des­
conform e a ello, el capítulo dio co­ arrollo neural: se han dado pasos importantes, pero aún
mienzo con el trágico caso de G. y finalizó con una expo­ queda un largo camino para lograr un total conocimiento.
sición del autism o y el síndrom e de Williams. El tem a de El tem a de la neurociencia cognitiva
la perspectiva evolutiva se ha destacado porque gran parte ha surgido raram ente en este capítulo.
de la información de la que se dispone sobre el desarrollo No ha sido hasta hace poco que el p o ­
neural hum ano norm al y los trastornos del desarrollo ha tencial de las técnicas de neuroim agen
derivado del estudio de otras especies. se ha aplicado al estudio del desarrollo en e l c d
La lengüeta de reflexión crítica sobre la biopsicología neural y los trastornos del desarro- f Para lecturas
ha aparecido pocas veces en este capí­ lio neural. adicionales sobre el
tulo, pero el tem a ha estado om nipre­ Capítulo 9, véase la
sente. Las lengüetas de reflexión crítica copia impresa.

Cuestiones para reflexionar

1. ¿Qué puede enseñamos el caso de G. sobre el desarro­ 4. Discútaseelsignificadoevolutivodel EN EL CD


llo normal? lento desarrollo del cerebro h u ­ ¿Estudiando
2. La m uerte neuronal es una fase necesaria en el des­ mano. para un examen?
arrollo neural. Discútase esto. 5. El autism o y el síndrom e de W i­ Intente hacer los
3. Incluso el cerebro adulto manifiesta plasticidad. ¿Cuál lliams son opuestos en varios senti­ ejercicios de
práctica del
piensa el lector que es el significado evolutivo de esta dos y puede ser fructífero estudiarlos
Capítulo 9.
capacidad? juntos. Discútase esto.

Palabras clave
Agolpamiento, 240 Factor de crecimiento nervioso Moléculas de adherencia Tectum óptico, 241
Apoptosis, 244 (FCN), 244 celular (MACs),240 Tubo neural, 237
Autismo, 251 Easdculadón, 242 Necrosis, 244 Zona ventricular, 238
Cambio de localización en el Hipótesis de la quim ioañnidad, Neurogénesis, 249
soma, 239 241 Neurogliocitos radiales, 239
Células ganglio nares Hipótesis del gradiente Neurotrofinas, 244
retinianas, 240 topográfico, 243 Rauta de dentro a fuera, 240 EN EL C D / \
Células m adre Mesodermo, 237 Ferseveradón, 246
¿Necesita
[hemodtoblastos], 237 M igradón,238 Placa neural, 237 ayuda para estudiar
Cono de crecimiento, 240 Migración mediada por Plenipo tendal, 237 las palabras clave
Conos de crecimiento neuroglia, 239 Pluripotendal, 237 de este capítulo?
pioneros, 241 M igradón radial, 238 Proliferadón neuronal, 237 Revise las fichas
Cresta neural, 240 M igradón tangencial, Sinaptogénesis, 243 informáticas breves
Eruditos, 252 238 Síndrome de Williams, 254 del Capítulo 9.

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