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Etapas del neurodesarrollo

16 DICIEMBRE 2015 
 ETAPAS DEL
NEURODESARROLLO, NEURODESARROLLO, NEUROPEDIATRÍA

Clasificación de las etapas del neurodesarrollo


Los humanos no nacemos con todas nuestras capacidades cerebrales listas para ser
utilizadas. Están ahí, en el programa que contiene nuestro ADN humano, y
progresivamente van “manifestándose” a medida que crece nuestro sistema nervioso.
El neurodesarrollo es un proceso lento que empieza en la concepción y no cesa hasta la
muerte. Alcanzar la madurez cerebral requiere toda nuestra infancia y adolescencia, dura
aproximadamente unos 20 años…

La “velocidad” del neurodesarrollo no es, ni mucho menos, constante. En estos 20 años


habrá momentos en que el encéfalo –la parte del sistema nervioso que está contenida en el
cráneo: cerebro, cerebelo y tronco del encéfalo– aumentará de tamaño a una velocidad
asombrosa y otros en que parece que esté estancado su crecimiento. Generalmente en estos
períodos de crecimiento rápido es también cuando más cambios y adquisiciones se aprecian
en el neurodesarrollo.

Como el neurodesarrollo es tan complejo, he pensado que para facilitar su comprensión, y


con fines meramente divulgativos, podríamos dividirlo en etapas. Pero teniendo en cuenta
no solo la edad, como se hace habitualmente, sino nombrándolas según la facultad más
relevante adquirida en cada una de ellas.
Lo que se pretende en este blog es divulgar, que se comprenda mejor, y para ello hay
que simplificar sin perder el rigor. Seguro que el post de hoy generará críticas, espero
que constructivas, y que me gustará leer en vuestros comentarios. Quien sabe, quizá

contribuya a explicar el neurodesarrollo de una forma más fácil. 

Pero vamos a ello, veamos como propongo dividir las

Etapas del neurodesarrollo


El neurodesarrollo es un fenómeno que sucede en un continuo, no hay separación real, no
existen etapas. Además en todo momento suceden simultáneamente múltiples procesos y
adquisiciones de muy variadas habilidades. Pero siempre hay alguna
adquisición que “protagoniza” cada etapa, porque en ese momento tiene mayor peso o su
aparición es más notoria que las demás. Caracterizando estas etapas, podemos simplificar la
observación del desarrollo del sistema nervioso.

Siempre hay que tener en cuenta la variación individual, que es enorme, por eso las edades
señaladas para separar una etapa de otra son aproximadas.

Aclarado que en el neurodesarrollo todo sucede simultáneamente, propongo dividir el


neurodesarrollo en 4 etapas

Neurodesarrollo anatómico
El desarrollo anatómico, la adquisición de la estructura cerebral tal cual será en el cerebro
adulto, es el fenómeno que predomina en el neurodesarrollo prenatal –vida intrauterina–
(¡gracias mamá!).

Durante la gestación la velocidad del


neurodesarrollo, embrionario y fetal, es rapidísima y suceden fenómenos
extraordinariamente complejos. Esto es evidente ya que la célula postconcepcional –
cigoto– se convertirá en un complejísimo organismo vivo, un ser humano, del que su
cerebro se lleva la palma en complejidad ¡y en solo 38 semanas!

La velocidad de crecimiento es asombrosa en este período: en 9 meses el cerebro alcanza


un peso de unos 350g y la capacidad craneal tiene un perímetro entre 33 y 36 cm de media.

Para entenderlo aún mejor, podemos a su vez subdividir esta etapa de neurodesarrollo
anatómico en tres, de modo que cada “subetapa” coincida con un trimestre del embarazo y
caracterizar cada trimestre según los fenómenos más significativos que suceden en el
neurodesarrollo:

1. En el primero predomina la generación de nuevas células.


o Podríamos llamarlo subetapa de génesis celular.
2. El segundo trimestre se caracteriza sobre todo porque las células se agrupan
conformando los distintos órganos –cerebro, cerebelo, tronco del encéfalo, médula
espinal y nervios– del sistema nervioso.
o La llamaremos subetapa organizativa.
3. En el tercero empieza el aumento de tamaño de estos órganos, que como sabemos
no acaba con el nacimiento.
o Bien podríamos decir que es la subetapa del crecimiento anatómico.

Al final de la gestación el feto, cada uno de nosotros antes del nacimiento, tendrá un


cerebro en el que pueden distinguirse sin dificultad las estructuras características del
cerebro humano. Si bien la madurez aún está lejos.

Generalizando mucho, podemos decir que será más fácil que las agresiones que pueda
sufrir el neurodesarrollo en esta etapa anatómica causen anomalías en la estructura de los
órganos del sistema nervioso central, lo que inevitablemente causará una disfunción
encefálica.

Neurodesarrollo de la autonomía motora


Es evidente que al nacimiento el cerebro no está completamente desarrollado, le queda
mucho camino por recorrer. Y en ese camino los 3 primeros años de vida van a ser
cruciales. Durante estos años las personas adquirimos autonomía y dominio de las
funciones motoras conscientes de nuestro organismo.

El cerebro es un órgano que solo sirve a los seres vivos que se desplazan de un lugar a otro.
Los seres vivos “estáticos” carecen de cerebro, de sistema nervioso. Esto es lógico, pues el
cerebro es nuestro órgano de relación, el que nos permite analizar el medio para dar una
respuesta adaptada a lo que sucede en cada momento. A su vez, al movernos, nuestra
capacidad de modificar el medio es mucho mayor que la de los organismos que están
quietos.

La importancia del movimiento se ve reflejada en la “distribución” de tareas que tienen las


células encefálicas. De los aproximadamente 100.000 millones de células que tiene el
cerebro humano adulto, la mitad se encargan de elaborar la información y coordinar los
movimientos, mientras que la otra mitad se concentra en las funciones conscientes y
“superiores” de nuestra mente, que casi siempre tienen relación y se coordinan con la
realización de un movimiento.

Volvamos al neurodesarrollo, en los 3 primeros años de vida la velocidad con que avanza
sigue siendo muy rápida lo que coincide con la máxima velocidad de crecimiento craneal
que alcanzamos en la vida postnatal. La circunferencia craneal media pasa de los 34 cm a
los 50, ¡eso son 16 cm de diferencia! Nunca volverá a crecer tanto en tan poco tiempo.
El
aumento de grosor que sucede en la corteza cerebral durante la infancia, se hace a expensas
de aumentar las conexiones neuronales y de su recubrimiento posterior por la mielina.

Ya sabemos que el crecimiento cerebral postnatal se produce más porque porque las
neuronas aumentan sus conexiones, y por tanto su tamaño, que porque aumente su número.

Pensemos en un recién nacido: no puede hacer


nada por sí mismo, ni siquiera cambiar de postura. En cambio un niño de 3 años hace
tiempo que ha aprendido a andar solo –también corre, salta, sube escaleras o chuta una
pelota–, tiene ya preferencia por una mano para las tareas complejas –comer o
garabatear–, domina el habla –aunque no el lenguaje–, y es capaz de controlar
esfínteres –de modo que ya sabe utilizar un orinal–.
Todo ello supone motricidad, movimiento, neurodesarrollo de los circuitos motores. Sí,
incluyendo el del habla, como ya vimos en la entrada sobre habla y lenguaje.

En este período tan sensible, las agresiones cerebrales provocan más fácilmente daños
difusos. Es en esta etapa cuando se diagnostica con certeza la parálisis cerebral –hacia el
año de vida–, y empiezan a detectarse los retrasos del lenguaje y la interacción social.

Neurodesarrollo del lenguaje y del conocimiento del


entorno
En los siguientes 7 años, de los 3 a los 10 años, la velocidad del neurodesarrollo –y del
desarrollo en general– se enlentece. Sigue con buen ritmo, pero mucho más lento que en los
3 primeros años de vida. En estos años de la infancia las personas adquirimos el dominio
del lenguaje y con él aprendemos a comprender el mundo que nos rodea.

A nivel corporal, un niño de 3 años tiene ya todos sus dientes de leche, el abdomen ya no es
redondeado y la longitud del tórax supera la de la cabeza, pierde el aspecto de bebé y se
hace más longilíneo. El crecimiento corporal va haciéndose cada vez más evidente, y
aproximadamente aumenta unos 3 Kg de peso y 7 cm de longitud por año.

La circunferencia craneal pasa de 50 cm a los 3 años de edad, a 53 a los 10 años: aumenta


“solamente” 3 cm. En esta etapa, aunque siguen construyéndose nuevos circuitos
neuronales, predomina la consolidación de los circuitos formados en la etapa anterior. La
mielina va envolviendo los circuitos que se hacen más consistentes con el uso y así va
engrosándolos, siendo este aumento de grosor lo que más hace crecer el cerebro en esta
etapa.

Este enlentecimiento del crecimiento se corresponde con una disminución del apetito y del
ritmo de las comidas, y con menos necesidad de horas de sueño, en la mayoría de niños
desaparece la siesta.
En cuanto al neurodesarrollo predomina aquí el progresivo dominio del lenguaje y con él,
la evolución del pensamiento, la comprensión del entorno y la sociabilidad.
Puesto que la
principal función del cerebro humano es relacionarse con el entorno, necesita de una
herramienta que le permita comprenderlo, hacerlo suyo, para transmitirlo a otros.

El lenguaje es la principal herramienta de comunicación humana y en la que


sustentamos todo nuestro conocimiento.

Siempre simplificando, pero intentando mantener el rigor, podríamos distinguir dos


períodos más diferenciados en esta etapa según lo que predomine en cada uno de ellos:

1. de los 3 a los 6 años predomina el dominio progresivo del lenguaje


o se amplía el vocabulario: desde unas 100 palabras a los 3 años a 2.000 a los
6
2. de los 6 a los 10 años predomina el desarrollo del pensamiento formal
o con el dominio del lenguaje, mejora la comprensión del entorno y se
adquieren nuevos conocimientos basados en la lógica de lo concreto

Los trastornos del lenguaje son ya evidentes en esta etapa y afloran las dificultades en los
aprendizajes formales, muy probablemente relacionadas con la falta de maduración y
consolidación de los circuitos que posibilitan la adquisición de los aprendizajes
académicos.

En esta etapa se confirma el diagnóstico de autismo y puede hacerse diagnóstico de


Trastorno por Déficit de Atención-Hiperactividad –TDA-H–. No es infrecuente que en un
mismo niño encontremos varios problemas a la vez.
Neurodesarrollo de la identidad
A partir de los 10 años de edad, y hasta los 20, se producen cambios muy rápidos y
drásticos en el tamaño y la constitución corporal, que se acompañan de cambios
psicológicos y en la autonomía personal y las relaciones sociales. La revolución final que
lleva a la madurez adulta. Nuevamente se acelera el neurodesarrollo, y esta vez de
verdad… Los humanos dedicamos estos diez largos, pero intensos años, a “esculpir”
nuestra personalidad, a elaborar nuestra identidad, un proceso que continuará a lo largo de
toda la vida, pero que sienta sus bases en la adolescencia.

Todos sabemos que la adolescencia es la etapa de la maduración sexual, pero no es tan


conocido que al alcanzar la madurez sexual comienza el declive cerebral.

La característica principal del cerebro adolescente es el “despertar” del hipotálamo. De


repente, aún no sabemos bien como, el hipotálamo empieza a estimular la hipófisis para
que las hormonas sexuales comiencen a liberarse. Esto madurará los órganos sexuales y
provocará los bien conocidos cambios corporales de la adolescencia.

La maduración sexual y la cerebral terminan simultáneamente.

Mientras que el crecimiento corporal y de los miembros es espectacular a esta edad –el
famoso estirón–, siendo el aumento de la talla de unos 7 cm/año en las niñas y 9’5cm/año
en los niños, el perímetro cefálico apenas aumenta 2-3 cm llegando en la edad adulta a una
media de 55 cm para las mujeres y 57 para los hombres. Es decir en estos 10 años el
cráneo aumenta su circunferencia unos 2-3 cm. Las características de la maduración
cerebral nos dan una vez más la explicación de porque cambios tan importantes no se
corresponden con un aumento de tamaño proporcional al que sucede en edades más
tempranas.
Durante la adolescencia se produce una
“reestructuración” de las redes neuronales creadas hasta ahora. Al inicio de la adolescencia
el grosor de la corteza cerebral es máximo, después empieza a disminuir para alcanzar el
mismo grosor que en el adulto al terminar la maduración.

La región cerebral que más cambia en esta etapa es la corteza prefrontal, el lugar donde se
toman las decisiones. La corteza prefrotnal procesa la información que recibe el cerebro y
la analiza, tras formarse un juicio sobre lo que acontece, decide la respuesta más adecuada a
cada situación y, cuando procede, frena los impulsos y emociones que resultarían en una
conducta inadecuada. En el lenguaje popular se llama “tener dos dedos de frente”.

En la adolescencia se desarrolla la identidad y la capacidad analítica, es la etapa en la que


se aprende el pensamiento crítico que nos prepara para la vida adulta.

La mayoría de enfermedades mentales se manifiestan en esta etapa.

Conclusiones
Para mejor estudiar el neurodesarrollo es posible dividirlo, de forma didáctica, en 4 etapas
consecutivas y bien diferenciadas. Cada una de ellas caracterizada por la adquisición más
relevante en cada momento.
Si hay una alteración del neurodesarrollo, no se hará evidente hasta que no se espere la
aparición de la función a adquirir. De modo que las carencias particulares en el
neurodesarrollo se ponen de manifiesto a partir de determinadas edades, siendo muy difícil
detectarlas con anterioridad.

FACTORES QUE INFLUYEN Y PERIODOS CRITICOS

DESARROLLO CEREBRAL
Recientes investigaciones médicas han demostrado que el periodo más rápido de
crecimiento cerebral ocurre en los primeros años de vida y que las experiencias de la
infancia temprana  tienen efectos duraderos en la futura capacidad de aprendizaje del
individuo. 

Lo que dice la investigación:

 El desarrollo cerebral durante la etapa prenatal y en el primer año de vida es más


rápido y extensivo de lo que se sospechaba;
 El desarrollo cerebral es más vulnerable a influencias del entorno de lo que se
sospechaba;
 La influencia del entorno en el desarrollo temprano del cerebro es duradera;
 El entorno afecta no sólo el número de neuronas y el número de conexiones entre
ellas, sino también la manera en que estas conexiones se "entrelazan";
 El estrés tiene un impacto negativo en el desarrollo cerebral.

Fuente: Carnegie Task Force on Meeting the Needs of Young Children, Starting Points,
1994

El desarrollo saludable del cerebro tiene un impacto directo sobre las habilidades
cognitivas. La nutrición inadecuada antes del nacimiento y en los primeros años de vida
puede influir seriamente en el desarrollo cerebral y llevar a desórdenes neurológicos y
trastornos de conducta, tales como los problemas de aprendizaje (Carnegie Corporation,
1994). Sin embargo, nuevas investigaciones llevadas a cabo por neurobiólogos y otros
investigadores han demostrado también la importancia de la estimulación apropiada
durante los primeros años.

El cerebro de un recién nacido está compuesto de trillones de neuronas, "todas esperando


para ser tejidas en el intrincado tapiz de la mente. Algunas neuronas ya están fuertemente
conectadas… pero… trillones y trillones más están puras y con potencial infinito" (Begley,
1996). Las experiencias de la infancia determinan qué neuronas se usan, las cuáles
conectarán los circuitos del cerebro. Aquellas neuronas que no se utilicen pueden morir.
Las experiencias de la infancia determinan si el niño "crece inteligente o lento; miedoso o
seguro de sí mismo; locuaz o callado" (Begley, 1996).

Este paradigma emergente sugiere que el desarrollo tiene "periodos críticos", en cuanto a
la influencia del entorno y cómo se conecta el cerebro de un individuo para funciones tales
como: matemática, lenguaje, música y actividad física. Si estas oportunidades se pierden --
si el cerebro no recibe la estimulación apropiada durante un de estos "periodos críticos"--
es muy difícil para el cerebro, aunque muchas veces no imposible, reconectarse más tarde.
El hecho de que un estrabismo que no se corrija en la infancia resulte en la pérdida
permanente de la visión y que la pérdida pasajera de la audición en la infancia pueda ser
asociada al deterioro del desarrollo del lenguaje, son ejemplos concretos sobre la
necesidad de realizar experiencias pertinentes durante los periodos críticos (Rutter and
Rutter, 1993). Los periodos críticos de los primeros años son: control emocional, de 0 a 2
años; visión, de 0 a 2 años; apego social, de 0 a 2 años; vocabulario, de 0 a 3 años; segundo
idioma, de 0 a 10 años; matemática/lógica de 1 a 4 años; música, de 3 a 10 años (Begley,
1996).

El cerebro se diferencia de la mayoría de otros órganos del cuerpo por su rápido


crecimiento durante el periodo prenatal y en los primeros años de vida. El cerebro
alcanza la mitad de su peso final a los 6 meses y 90% de su peso final a la edad de 8 años.
El cuerpo como totalidad alcanza la mitad de su peso maduro a la edad de 10 años (Rutter
and Rutter, 1993). La implicación es que el cerebro es más vulnerable al daño en algunos
aspectos durante este rápido crecimiento y "los efectos del daño tienden a diferir de
acuerdo a cuando estos ocurren" (Rutter and Rutter, 1993). Por ejemplo, el "daño
cerebral prenatal o perinatal tiende mas a causar una disminución en las habilidades
intelectuales y escolares que a causar deficiencias específicas". (Rutter and Rutter, 1993).
También es posible que los efectos del daño temprano no sean evidentes hasta años mas
tarde. "Las dificultades escolares observadas en algunos niños nacidos con bajo peso y
coeficiente intelectual normal, pueden constituir un ejemplo de esta clase" (Rutter and
Rutter, 1993).

Fuentes:
Begley, Sharon. "Your Child's Brain". Newsweek. 19 de Febrero de 1996, pag, 55-61.

Carnegie Task Force on Meeting the Needs of Young Children. Starting Points. (New
York, NY: Carnegie Corporation, 1994).

Rutter, Michael and Marjorie. Developing Minds: Challenge and Continuity Across the
Life Span. (New York: Harper Collins, 1993).
¿Qué son los períodos críticos?
El término neurodesarrollo hace referencia a la adquisición durante la infancia de
las funciones propias de nuestra especie, las que nos resultan imprescindibles
para adaptarnos al medio y para nuestra supervivencia.

El neurodesarrollo tiene unas etapas que son más o menos las mismas


para todos los niños. Por ejemplo, casi todos andan solos alrededor del año de
edad y dicen sus primeras palabras con sentido antes de los 18 meses.

Esto es así porque el cerebro humano sigue un patrón de neurodesarrollo en el


que la maduración de la estructura y la adquisición de la función que albergará son
paralelas.

Desde el momento en que nace, el cerebro del niño aumenta de tamaño. No


tanto porque aumente el número de sus células –neuronas y glía– sino porque las
neuronas crean conexiones cada vez más abundantes entre sí. A medida que se
van formando, estos circuitos albergan las funciones que el niño irá adquiriendo.

Cuanto más se usen esas funciones, más estable y eficiente será ese circuito cuyo
momento de «maduración» viene determinado genéticamente. Si en el momento
en el que un circuito está físicamente maduro no se adquiere la función para la
que se ha preparado, esa función será luego mucho más difícil de aprender, en
ocasiones ya no podrá aprenderse nunca –como sucede con el «ojo vago» no
detectado a tiempo–.
Los períodos críticos del neurodesarrollo son el tiempo durante el que el cerebro
está mejor preparado para aprender una función básica para la supervivencia.

¿Cuándo aparecen y cuánto duran? 


Las funciones innatas van adquiriéndose desde el nacimiento, aunque unas se
completan antes que otras y este orden no es arbitrario. Las que primero se
adquieren son imprescindibles para desarrollar funciones que aparecerán más
tarde. –Por ejemplo, para andar es necesario controlar antes la postura, para
hablar es necesario aprender a comprender lo que percibimos por los sentidos y
coordinar bien la motricidad de la laringe, boca y lengua… –.

Parece haber tres picos de máxima plasticidad cerebral para la adquisición de


estas funciones esenciales. Estos son los períodos críticos para la adquisición y
maduración de:

1. SENSORIO: empieza a desarrollarse antes del nacimiento y completa su


maduración antes de los 5 años.
o El embrión empieza a desarrollar el tacto hacia las 8 semanas de
gestación. A los 2 meses de edad tiene sensibilidad en todo el
cuerpo. Aún tiene que aprender a distinguir texturas, temperaturas,
consistencias, formas…
o Desde la semana 29 de gestación, el feto es capaz de oler las
sustancias disueltas en el líquido amniótico y procedentes del medio
interno de su madre y así al nacer, reconocerá el olor específico de
su leche.
o El feto de 25 semanas tiene desarrollados el oído, el ojo –los
párpados ya no están fusionados– y las papilas gustativas.
Empezará a desarrollar los sentidos de la vista, el oído y el
gusto en cuanto tenga ocasión de hacerlo.
2. LENGUAJE: el período crítico empieza hacia el año de vida y es máximo
hasta los 5-6 años. Después seguiremos desarrollando nuestras
capacidades lingüísticas toda la vida, pero es necesario haber adquirido
previamente las bases de nuestro idioma.
3. FUNCIONES SUPERIORES: a partir de los 6-7 años el razonamiento
del niño abandona el pensamiento mágico y empieza a razonar con lógica
de adultos. A partir de la adolescencia –alrededor de los 12 años–
aparecerá el pensamiento analítico que permite el análisis, la crítica y la
reflexión. El perfeccionamiento de nuestras habilidades superiores continúa
a lo largo de toda la vida.
Cada función tiene pues un período crítico diferente tanto en su momento de
aparición como en su duración.

Y, aunque los períodos críticos son mucho más amplios de lo que podamos
pensar, conviene tener en cuenta que el cerebro está mejor preparado para
adquirir las funciones innatas en los primeros años de vida.

La variabilidad personal
Soy consciente de la imprecisión de la frase «los primeros años de vida», pero es
que los períodos críticos, aunque muy parecidos, no son iguales para todos los
niños. Por un lado vienen determinados genéticamente y por otro,
la experiencia personal será imprescindible para culminar el proceso.

Además de la integridad física y salud corporal, el neurodesarrollo precisa de


un entorno rico en estímulos para culminarse con éxito. Un ambiente que
permita al niño oír, ver, desplazarse, observar a sus adultos y convivir con ellos.
Un medio que facilite y que no impida. Tanto los ambientes desordenados,
caóticos, ruidosos –saturados de estímulos– como los que no favorecen
el contacto con otros seres humanos –ambientes carenciales– entorpecen el
neurodesarrollo.

Hay niños que tardarán más en hablar, también a su padre le costó adquirir el
habla, pero luego no tendrán ninguna dificultad en el lenguaje ni diferencias
significativas con el lenguaje de otros niños de su misma edad.

Las experiencias ricas no son pasivas, el niño sus gustos y personalidad van a
moldearlas. Los adultos también tienen un cerebro que responde a un ambiente
enriquecido –el de su hijo interaccionando con ellos–. Al niño que ríe y baila con el
canto de su padre, le van a cantar más a menudo que al que no muestra interés
por la música. Al que disfruta persiguiendo a su madre por el pasillo se le van a
dar más oportunidades de correr, de esconderse, de coordinar sus movimientos
con los de otro. Una u otra experiencia afectará el modo en que desarrolla su
lenguaje y los procesos cerebrales que lo sustentan.

El cerebro humano es el órgano que mejor se adapta al medio y el que


mejor adapta al medio para su propia supervivencia.

La interacción entre la herencia genética y cultural es la base del


neurodesarrollo.

Estimulación temprana
Cuando un niño no sigue la evolución esperada para su neurodesarrollo, hay que
valorar si existe algún impedimento, problema o trastorno que lo dificulte y si es
así intentar ponerle remedio.

Eso es lo que pretende la estimulación temprana, también llamada intervención


o atención temprana. Busca desarrollar al máximo las capacidades de cada niño
para que interaccione de forma efectiva y gratificante con su entorno mejorando
así las oportunidades de su neurodesarrollo.

Sabemos que será más efectiva cuanto antes se inicie porque, como hemos visto,
es en las etapas más precoces del neurodesarrollo cuando la plasticidad
cerebral es más fuerte. Es cuando el ambiente y el entorno –lo que sí podemos
modificar en el binomio herencia-cultura– más influyen en nuestro futuro.

Bibliografía:

 Knudsen EI – Sensitive periods in the development of the brain and


behavior.–Journal of Cognitive Neuroscience, 2004.
 Fox SE, Levitt P, and Nelson CA – How the Timing and Quality of Early
Experiences Influence the Development of Brain Architecture– Child
Development, 2010.
 Scarr S, McCartney K – How people make their own environments: a theory
of genotype greater than environment effects.– Child Development, 1983.
 Thompson RA, Nelson CA. Developmental science and the media: early
brain development. American Psychologist  2001.

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