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Reseña histórica de la citopatologia

Desde la segunda mitad del siglo XIX y gran parte del siglo XX la práctica de la
patología estuvo centrada en el diagnóstico histopatológico, primero en tejidos
obtenidos del cadáver, luego con el desarrollo de la cirugía, en las piezas quirúrgicas
y por último en biopsias cada vez más pequeñas obtenidas por diferentes métodos.
Excepto aisladas observaciones hechas en el siglo XIX sobre el valor del estudio
microscópico de células obtenidas de las secreciones y derrames, es en siglo XX
cuando comienza el desarrollo de una nueva rama de la patología, la citología
diagnóstica. En 1928 el patólogo rumano Aureli Babès en Europa y Georges
Papanicolaou en los Estados Unidos publican sus trabajos del diagnóstico citológico
del cáncer de útero, permaneciendo prácticamente ignorados durante varios años.
Georges Papanicolaou y el ginecólogo Hebert Traut publican en 1941 en el "American
Journal of Obstetric and Gynecology" un trabajo del valor diagnóstico de la citología
vaginal en el cáncer de útero, y en 1943 el primer libro texto de citología "Diagnosis of
Uterine Cancer by Vaginal Smears", estableciéndose la citología como método
diagnóstico en medicina. En 1927 LS Dudgeon y CV Patrick en el Reino Unido y casi
simultáneamente en los Estados Unidos, HE Martin y EB Ellis del Memorial Hospital
de New York, describen una técnica para obtener células con una aguja y jeringa,
principalmente en tumores de órganos sólidos, pero su uso no se generalizó. En los
años 50 y 60 esta técnica comienza a utilizarse con agujas más finas en Europa,
principalmente en Suecia por N Söderström y S Franzén y P Lopes Cardozo en
Holanda, y a ser conocida como punción aspiración con aguja fina (PAAF). La
citología diagnóstica se consolida a partir de los años 50 como disciplina médica, cuya
finalidad es establecer el diagnóstico de las enfermedades por el estudio microscópico
de las anomalías morfológicas de las células. Actualmente la citología constituye una
de las tres grandes áreas de la patología junto con la patología quirúrgica y las
autopsias. La citología se subdivide en dos grandes ramas, la citología
exfoliativa/abrasiva en la cual las células se desprenden espontáneamente en una
cavidad (fondo de saco vaginal, el esputo, orina, los derrames de las cavidades
serosas y líquido cefalorraquídeo) o con el uso de espátulas, cepillos y lavados con el
objetivo de desprender células de los diferentes órganos (citología abrasiva); y la
punción aspiración con aguja fina en la cual se obtiene material de órganos
superficiales y profundos con agujas delgadas de 0,4-0.7 mm (27-22G) en forma
directa o bajo guía ecográfica y por tomografia axial computada. La citología
exfoliativa/abrasiva es el método de diagnóstico morfológico microscópico más
sencillo y económico. Es parte del examen ginecológico o de un estudio endoscópico,
es bien tolerado por los pacientes y tiene escasa o nula morbilidad y mortalidad. Esto
ha permitido que la citología exfoliativa/ abrasiva pueda ser utilizada en gran número
de pacientes como método de "screening", especialmente la citología cérvicovaginal
(Test de Papanicolaou) en el carcinoma de cuello uterino, siendo hasta la actualidad
el método de "screening" más exitoso en oncología, porque ha logrado disminuir la
incidencia del cáncer de cuello uterino por la detección de lesiones precursoras y la
mortalidad por la detección en estadios tempranos de la enfermedad. En estudios
endoscópicos y laparoscópicos las muestras obtenidas por cepillado y lavado permite
en muchos casos hacer el diagnóstico en forma complementaria con la biopsia,
aumentando la sensibilidad del procedimiento y a veces reemplazándola en tumores
con riesgo de sangrado o en pacientes muy debilitados. La citología
exfoliativa/abrasiva permite un amplio muestreo de una superficie pudiéndose además
detectar lesiones preneoplásicas y enfermedad neoplásica subclínica. El estudio
citológico de los derrames es el estudio menos cruento y debe realizarse en primer
lugar cuando se quiere establecer su causa. Tiene una sensibilidad igual o mayor al
80% para determinar la naturaleza neoplásica en un derrame. La PAAF es el método
diagnóstico que ha adquirido mayor difusión en los últimos años. Se pueden estudiar
lesiones de órganos superficiales y profundos con una sensibilidad y especificidad que
en muchos casos está por encima del 90%. Con la guía de las técnicas de diagnóstico
por imágenes prácticamente todos los órganos y estructuras se pueden evaluar con
esta técnica. La PAAF tiene una baja morbi-mortalidad pudiéndose utilizar en
pacientes con alto riesgo quirúrgico. El costo es menor al de un procedimiento
quirúrgico con fines diagnósticos y se puede realizar en pacientes ambulatorios.
Permite obtener un diagnóstico rápido preoperatorio, pudiéndose evaluar diferentes
opciones terapéuticas previas a la cirugía. La aplicación de las técnicas de coloración
especiales para mucinas, bacterias y hongos, de inmunohistoquímica y de biología
molecular, en las muestras citológicas aumenta la sensibilidad y especificidad en el
diagnóstico de las diferentes enfermedades, pudiéndose además establecer factores
pronósticos, como el grado nuclear y la expresión de diferentes oncogenes; o
determinar la presencia de receptores de hormonales. De la obtención de muestras
representativas, al igual que en las biopsias, va a depender en gran medida el éxito
del procedimiento, siendo a veces necesario que se evalúe en el momento de la toma
del material, la representatividad del mismo. La citología tiene limitaciones cuando la
comparamos con la histopatología, a la cual consideramos el método de diagnóstico
morfológico microscópico más exacto. El diagnóstico histopatológico se basa en
alteraciones citológicas y arquitecturales, estas últimas no siempre están
representadas de igual forma en las muestras citológicas y es probablemente la
principal limitación. Los cambios celulares reactivos, reparativos e hiperplásicos
pueden simular neoplasias malignas, y los tumores malignos muy diferenciados
semejar lesiones benignas en material citológico. Estas dificultades son similares a las
que se pueden presentar en biopsias. Para evitar errores es fundamental que el
citopatólogo cuente con todos los datos clínicos, radiológicos y de laboratorio del
paciente, siendo a veces necesario, cuando no hubiese una adecuada correlación,
repetir el estudio o hacer una biopsia confirmatoria. La citología como método
diagnóstico en términos de sensibilidad y especificidad es únicamente superado por la
histopatología. Actualmente se pueden hacer en materiales citológicos diagnósticos
muy precisos, similares los histopatológicos, y en muchas situaciones reemplaza la
necesidad de realizar una biopsia, en otras complementa a la biopsia y en otras
establece la necesidad del estudio histopatológico.
La Citología en Venezuela, en sus inicios comienza con el estudio del Dr. José Gregorio
Hernández, médico, científico, profesor y filántropo de profunda vocación religiosa. Este
egresa como médico de la Universidad Central de Venezuela en el año 1888. Como
investigador y apasionado por la ciencia, comienza la realización de métodos de
observación de tejidos realizando aposición o rasprontas del material biológico obtenido,
siendo así, pionero en el área de la histología. Posteriormente a su avance, el Dr. José
Ignacio Báldo, médico de la policlínica de caracas y jefe de la división de tuberculosis del
Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, comenzó la ardua búsqueda de patólogos
puesto que la situación con la tuberculosis era muy grande en el país y se requería
patólogos para hacer diagnóstico y poder encarar la enfermedad. Esto se da por la
llegada de un especialista en anatomía y patología, el Dr. Rudolf Jaffé nacido en Berlín
(Alemania) el 4 de octubre de 1885; fue médico e investigador científico, graduado de
doctor en Medicina de la Universidad de Freiburgo en el año 1909; realizó estudios
superiores en las Universidades de Berlín y Múnich; trabajó como asistente en el Instituto
de Enfermedades Tropicales de Hamburgo y efectuó varios viajes al Lejano Oriente como
médico de barco y Freiburgo. Fue asistente en el Instituto de anatomía patológica de la
Universidad de Fráncfort en el año de 1912; desempeñó como patólogo militar durante los
años de la Primera Guerra Mundial (1914-1918); profesor de patología de la Universidad
de Fráncfort en el año 1922, fue el director del Instituto de Anatomía Patológica del
Hospital Municipal de Berlín Moabit (1926-1935). Despojado de su cargo por el gobierno
nazi, debe salir de Alemania y llega a Venezuela en 1936, contratado por la Policlínica
Caracas como técnico en patología. A los pocos meses, es nombrado director técnico del
Servicio de Patología del hospital Vargas, del Instituto Anticanceroso y médico forense en
la Medicatura Forense. Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de
Venezuela en el año 1937, diseña el Instituto de Patología de la Ciudad Universitaria
donde funda un departamento de Patología Experimental. Autor de 199 trabajos
científicos y de 3 libros; condujo investigaciones en los campos del cáncer, de la cirrosis
hepática, de la miocarditis, de la bilharziasis, de la enfermedad de Chagas y de las
afecciones autoalérgicas. Fue cofundador y presidente honorario de la Sociedad
Venezolana de Patología.
Posterior a ello, el Dr. Rudolf Jaffé se encarga de contactar a diferentes profesionales en
el área para el aporte de conocimiento y experiencia. Estos galenos, especialistas en
Anatomía Patológica, fueron contratados para ayudar a un problema de salud pública
venezolana de la época. Se trató de más de una docena de especialistas, entre ellos se
encontraban: Karlhanns Salfelder, Karl Brass, Hans Rudolf Doehnert, Goetz Doehnert,
Gerhard Franz, Joachim Knopp, Friedrich Helmut Leep, Eberhard Sauerteig, Rudolf
Guenther, Jacob Hartleib, Walter Wesenberg, Gerhard Hill, Baer Schilling von Cannstatt y
Franz Wenger.
Este grupo ayudó a fundar institutos y cátedras de anatomía patológica, para el
crecimiento académico y la mejora del diagnóstico precoz que en la época era de gran
deficiencia, además de investigar sobre varias enfermedades tropicales, en ciudades
como Mérida, Valencia, Caracas, Ciudad Bolívar, Cabimas y Maracaibo. Desde la llegada
del Dr. Rudolf Jaffé y las fundaciones de escuelas de Citotecnología, los aportes
realizados al ramo de la ciencia han sido muy grandes.
El Dr. Karlhanns Salfelder, quien llegó a Venezuela en el año 1950, en conjunto con otros
alemanes crearon el Instituto Venezolano de Investigación Cerebral, hoy el Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). Surgieron diversas publicaciones de
divulgación científica, siendo estas de gran contribución a el avance científico del país;
también, a través de las autopsias que por ley eran obligatorias, se pudo conocer acerca
de muchas enfermedades de las que antes no se sabía nada; las autopsias y las biopsias
permitieron hacer diagnósticos precisos, como lo es en el campo de la Micología y la
Parasitología, la cual logró un importante desarrollo sobre la base de los conocimientos de
Patología que habían adquirido. Tal fue la enfermedad de Chagas, cuyas causas se pudo
conocer través de estos métodos y técnicas implementadas.
Dentro de todos estos patólogos de procedencia Alemana, vale destacar al Dr. Franz
Wenger (1946) fundador del Servicio de Anatomía Patológica en el Zulia. Fue este quien
específicamente tuvo interés en la citología exfoliativa, dando así un alto revuelo a la
citología como método diagnóstico.
Luego de la formación de los médicos patólogos por parte de estos docentes de alto
renombre y trayectoria fundadores de la anatomía patológica y las diferentes cátedras en
diferentes universidades e institutos del país, aparece la Dra. María Rivas Ross quien
junto con el Dr. Arfilio Martínez en la Universidad central de Venezuela comienza a dictar
en el año 1961, el primer curso de Citología Exfoliativa en Venezuela, siendo ellos
pioneros en la creación de los primeros Citólogos del país el 12 de diciembre de 1961,
egresando la primera promoción de Citotecnólogo del país; entre ellos se destaca, el
Citólogo Rafael Pérez, posterior a ello las siguientes promociones que egresarían del
curso fueron asumidas por el instituto oncológico Luis Razetti.
Seguidamente, se conforma el inicio del gremio de Citotecnólogos – Citólogos del país en
el Estado Carabobo, sede de la Junta Directiva de la Asociación Venezolana de
Citotecnólogos “AVC”, esta vez siendo el Citólogo. Carlos Gutiérrez su presidente y
director de los pocos cursos que saldrían de la escuela de Citología en el Hospital
Oncológico de Valencia, hasta 1978. Posteriormente, es el Citólogo. José Quintero Bravo
y su equipo, quienes fueron miembros de la junta directiva de AVC. En su gestión se
realiza numerosos cursos de actualización en Citología, así como el logro de la
denominación de esta asociación, y pasa a llamarse Colegio de Citotecnólogos de
Venezuela CCV, el 04 de julio del año 1986, permitiendo el impulso gremial; así mismo
con la colaboración de diversos colegas se realiza la publicación de la primera revista de
citología en Venezuela en septiembre de 1988 a cargo de la Citóloga Sonia Vázquez.
Entre los años de 1986, hasta el 2010, han egresado de la Universidad Central de
Venezuela “UCV” más de 190 Técnicos Superiores Universitarios así como en la
Universidad Nacional Experimental del Táchira “UNET”. En noviembre del año 1991, se
consigna la clasificación de cargos de Citotecnólogo I, II y III, logro de la Citóloga Sonia
Vázquez. En la actualidad, los profesionales de la citología “Citólogos – Citotecnólogos”
han abierto grandes brechas en el desarrollo de la misma, entre tropiezos y vicisitudes, en
el año 2010 egresa la primera promoción de Licenciados en Citotecnología de Venezuela
de la Universidad Arturo Michelena “UAM” y en el año 2011 egresa la primera promoción
de Técnicos Superiores Universitarios de la Universidad de Carabobo “UC”, siendo el
impulso necesario para el desarrollo de tan noble profesión, gracias a estas
extraordinarias casas de estudios de amplio reconocimiento y trayectoria.
En la necesidad existente por aquellos egresados de las diferentes casas de estudio del
estado Carabobo, se establece la Primera (1) Asamblea de Gremio para la creación legal
y formal del Colegio de Citotecnólogos de Venezuela, reunión que se lleva a cabo en la
Universidad Arturo Michelena, tomando en cuenta todas las partes correspondientes al
quórum, donde por unanimidad se conforma en primera instancia una denominación
Jurídica que lleva por Nombre: Asociación Venezolana de Licenciados en Citotecnología y
Afines, el 11 de Mayo del 2012. Esta asociación denominada “AVLCA” la cual fue
presentada en el Registro Civil Principal de Valencia – Estado Carabobo teniendo
personalidad jurídica y legalizada ante los entes correspondientes el 22 de agosto del
2012, donde en la primera (1) Asamblea Extraordinaria como asociación, se aprueba la
Junta directiva integrada por los diferentes profesionales postulados para los Cargos de
Presidente, Secretario de Actas, Secretario de Finanzas, Vocal Suplente I, Vocal Suplente
II, en la cual, por unanimidad, se aprueba y queda establecido en acta dichos cargos, así
como también la postulación y propuesta del escudo que representaría a dicha asociación
y a sus asociados registrados.
En la Segunda (2) Asamblea Extraordinaria, se establecen los diferentes proyectos
propuestos por los agremiados fundadores para el crecimiento profesional y gremial, entre
ellos, la creación de actividades comunitarias de concientización en conjunto con la
Fundación Ángeles de Dios “FUNDANDIS”, presidida por la Citóloga Licenciada, Yule
Alexandra González Arreaza, Laboratorio de Citodiagnóstico Avanzado CITOPAP C.A
encargada por los Citólogos Licenciados David A. Uranga L. y el T.S.U Jhean M. Zerpa G.
En lo que corresponde a la pesquisa y valoración de problemas sanitarios, Cursos,
Talleres, Seminarios de capacitación profesional y de nivelación académica,
estructuración de las bases para la formación del colegio, entre otros; cumpliendo así, con
los objetivos propuestos, entre ellos: el de agrupar a los profesionales de la citología en
sus distintos niveles académicos, y que hayan cumplido los requisitos establecidos bajo
las leyes Venezolanas y los estatutos establecidos por la Asociación para el ejercicio de la
misma, con la finalidad de velar por los intereses de sus asociados en cuanto se
corresponda con su desempeño laboral, buscando su protección, mejoramiento y
desarrollo integral.
El 12 de Septiembre del Año 2015, se realiza la Tercera (3) Asamblea Extraordinaria para
la denominación y disposición del nombramiento del Colegio, donde se discutieron dos
posibles denominaciones; quedando aprobado el de Colegio Nacional de Profesionales de
la Citotecnología “CNPC”, en el cual todos los agremiados presentes aprobaron por
unanimidad y firmas, el acta que corresponde a la creación de la denominación actual
antes mencionada.
El 23 de abril del Año 2016, en la Cuarta (4) Asamblea Extraordinaria, se establece la
creación final del escudo que representará al Colegio Nacional de Profesionales de la
citotecnología, así como, el manual normativo de uso del Isologotipo y diseño del logo,
siendo creado y propuesto por el Licenciado David A. Uranga Leo en su primera edición,
revisada y avalada por la junta directiva y sus agremiados.
El 8 de Julio del año 2016, se crea legalmente ante el Registro Civil Principal de Valencia,
el Colegio Nacional de Profesionales de la Citotecnología, por lo que, el Colegio agrupó a
todos los profesionales de la Citotecnología en sus diferentes niveles profesionales,
velando por el cumplimiento de las normativas y leyes impuestas por este órgano, con el
fin de proteger los intereses de los  profesionales del Estado, sin distinción alguna.
El 22 de Marzo de 2017, se solicita a una asamblea general donde se discute y aprueba
en el segundo llamado el proyecto de Ley de Ejercicio de La Profesión de Citotecnología,
esta fue enviada con la comisión de expertos ente la legislación venezolana para su
aprobación, estando en segunda discusión en el parlamento.

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