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3-6 meses. Pueden anticipar lo que está a punto de suceder y experimentan desilusión
cuando no sucede. (Se enojan son recelosa, sonríen, zurean y se ríen). Éste es un
momento de despertar social y de intercambios recíprocos entre el bebé y padres.
6-9 Meses. Participan en “juegos sociales” y tratan de obtener respuesta de las demás
personas. Expresan emociones más diferenciadas y muestran alegría, temor, enojo y
sorpresa a los demás.
9-12 meses. Los lactantes están concentrados en su cuidador principal, pueden volverse
temerosos ante los desconocidos. Para el primer año de edad, comunican sus emociones
de forma más clara, exhiben estados de ánimo, ambivalencia.
12-18 Los infantes exploran su ambiente y utilizan a las personas a las que más apegados
están como base segura para ello. A medida que dominan el ambiente, adquieren mayor
confianza y están más dispuestos a imponerse.
Primeras señales de emoción. Los recién nacidos demuestran claramente cuándo están
infelices. Emiten gritos, agitan brazos y piernas y ponen el cuerpo rígido. Es más difícil
saber cuándo están felices. Durante el primer mes de vida, se silencian ante el sonido de
una voz humana o cuando se les carga. A medida que pasa el tiempo, responden a más
personas; sonríen, zurean, estiran sus manos hacia ellas y más tarde van hacia ellas.
Cuando los bebés quieren o necesitan algo, lloran; Cuando se sienten sociables, sonríen o
emiten risas. Cuando sus mensajes obtienen respuesta, su sentido de conexión con otras
personas crece. También aumenta su sentido de control sobre su mundo. A medida que
ven que su llanto puede atraer ayuda y consuelo y que sus sonrisas y risas evocan
sonrisas y risas a su vez.
Llanto El llanto es la única forma en que los lactantes pueden comunicar sus
necesidades. Hay cuatro patrones de llanto (Wolff ):
El llanto básico o de hambre (llanto rítmico que no siempre se asocia con el hambre);
El llanto de enojo (una variación del llanto rítmico, en el que se forza un exceso de
aire por medio de las cuerdas vocales);
El llanto de dolor (un inicio repentino de llanto estridente sin quejas preliminares, en
ocasiones seguido de aguantar la respiración),
Sonrisas y risas. Las primeras sonrisas ocurren, de manera espontánea, poco después
del nacimiento. Estas sonrisas involuntarias a menudo aparecen durante periodos de
sueño MOR. Se vuelven menos frecuentes durante los primeros tres meses de vida al
tiempo que madura la corteza cerebral. Cerca del primer mes, las sonrisas normalmente
se vuelven más frecuentes y más sociales.
Durante el segundo mes, los bebés sonríen más ante los estímulos visuales, como ante
caras familiares. Alrededor del cuarto mes, se ríen a carcajadas cuando se les besa el
estómago o se les hacen cosquillas. A medida que los bebés crecen, participan de
manera más activa en alegres intercambios.
Un bebé de seis meses de edad puede reírse en respuesta a sonidos inusuales que hace
su madre o cuando aparece con una toalla cubriéndole la cara. Las risas también ayudan
a los bebés a descargar tensión, Ej. Temor a un objeto amenazante.
Las emociones autorreflexivas, como turbación, empatía y envidia, sólo surgen una vez
que los niños desarrollan la autoconcienciación: la comprensión cognitiva de que tienen
una identidad reconocible, separada y distinta del resto de su mundo. Esta conciencia del
yo parece surgir entre los 15 y los 24 meses de edad.
Aproximadamente para los tres años de edad, una vez adquirida la autoconcienciación
junto con una buena cantidad de conocimientos acerca de los estándares, reglas y metas
aceptadas por su sociedad. Los niños se vuelven más capaces de evaluar sus
pensamientos, planes, deseos y conductas contra lo que se considera socialmente
adecuado.
Según la teoría etológica los lactantes y sus padres están biológicamente predispuestos a
apegarse entre sí y el apego promueve la supervivencia del bebé.