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Universidad Nacional

Autónoma de Honduras-VS
Carrera de Psicología

Espacio de aprendizaje:
Psicología Evolutiva I
Aunque los bebés comparten patrones comunes
de desarrollo, desde el inicio cada uno muestra
una personalidad: la mezcla relativamente
constante de emociones, temperamento,
pensamiento y conducta que hace única a cada
persona.
Un primer foco de estudio del desarrollo
socioemocional de los bebés son las emociones,
es decir, las reacciones subjetivas a la
experiencia asociadas con cambios fisiológicos y
conductuales.
Primeros signos de emoción

Los recién nacidos demuestran con claridad los


momentos en que se sienten infelices. Sueltan un
llanto desgarrador, agitan brazos y piernas, y
endurecen el cuerpo.
Es más difícil saber cuándo están contentos.
Durante el primer mes los recién nacidos suelen
tranquilizarse ante el sonido de una voz humana
o cuando son tomados en brazos.
A medida que pasa el tiempo los bebés
responden más a las personas, sonriendo,
arrullando, alargando la mano y, al final,
acercándose a ellas.
Esos primeros indicios o señales de los
sentimientos de los bebés son indicadores
importantes del desarrollo: lloran cuando
quieren o necesitan algo; cuando desean
socializar, sonríen o ríen.
Cuando sus mensajes obtienen respuesta,
aumenta su sentido de conexión con la otra
persona.
Para los cinco meses de edad, los infantes ya han
aprendido a observar las expresiones de sus
cuidadores y, si son ignorados, lloran primero con
fuerza en un intento por obtener la atención para
luego dejar de hacerlo si su intento es infructuoso
Las primeras sonrisas, apenas perceptibles,
ocurren de manera espontánea poco después del
nacimiento, al parecer como resultado de la
actividad subcortical del sistema nervioso.
Al mes de edad, es común que sonidos agudos
provoquen sonrisas cuando el infante está
adormilado. Durante el segundo mes, a medida
que se desarrolla el reconocimiento visual, los
bebés sonríen más ante ciertos estímulos visuales,
como los rostros.
La sonrisa social ocurre cuando los bebés recién
nacidos miran a sus padres y les sonríen; ésta no
se desarrolla sino hasta el segundo mes de vida.
La sonrisa social indica la participación activa y
positiva de los infantes en la relación.
Entre los 12 y 15 meses los infantes se comunican
intencionalmente con el compañero acerca de los
objetos. El primer paso puede ser la sonrisa
anticipatoria (sonríen ante un objeto y luego
miran a un adulto mientras siguen sonriendo).
La sonrisa anticipatoria aumenta de manera
repentina entre los 8-10 meses y parece estar
entre los primeros tipos de comunicación en que
el niño se refi ere a un objeto o experiencia.
¿Cuándo aparecen las emociones?

El desarrollo emocional es un proceso ordenado


que despliega una serie de emociones complejas a
partir de otras más simples. Poco después del
nacimiento los bebés muestran signos de
satisfacción, interés y aflicción.
Estas son respuestas reflejas difusas,
principalmente fisiológicas, a la estimulación
sensorial o a procesos internos.
Durante los siguientes seis meses, esos primeros
estados emocionales se diferencian en verdaderas
emociones: alegría, sorpresa, tristeza,
repugnancia y luego enojo y temor, como
reacciones a sucesos que tienen signifi cado para
el niño(a).
Las emociones autoconscientes, como el
bochorno , la empatía y la envidia , sólo aparecen
después de que los niños han desarrollado la
conciencia de sí mismos: 15-24 meses.
Más o menos a los tres años, una vez que
adquirieron la conciencia de sí mismos además de
una buena cantidad de conocimiento acerca de
los estándares, reglas y metas aceptadas por su
sociedad, los niños adquieren la habilidad de
evaluarse a sí mismos.
Autoevalúan sus pensamientos, sus planes, sus
deseos y su conducta en relación con lo que se
considera socialmente apropiado: sólo entonces
pueden demostrar sus emociones
autoevaluativas de orgullo , culpa y vergüenza.
Crecimiento del cerebro y desarrollo
emocional

Las experiencias emocionales no sólo son


influidas por el desarrollo del cerebro, sino que
también pueden tener efectos duraderos sobre su
estructura.
Durante los tres primeros meses, a medida que la
corteza cerebral incrementa su funcionalidad
empieza la diferenciación de las emociones básicas, lo
que pone en juego percepciones cognoscitivas.

Disminuyen el sueño MOR y la conducta refleja,


como por ejemplo la sonrisa neonatal espontánea .
El segundo cambio ocurre alrededor de los nueve o
diez meses, cuando los lóbulos frontales empiezan a
interactuar con el sistema límbico, asiento de las
reacciones emocionales.
A medida que esas conexiones se vuelven más
densas y complejas, el infante puede
experimentar e interpretar varias emociones al
mismo tiempo.
El tercer cambio tiene lugar durante el segundo año,
cuando los infantes desarrollan la consciencia de
sí mismos, las emociones autoconscientes y una
mayor capacidad para regular sus emociones y
actividades.
Esos cambios, que coinciden con una mayor
movilidad física y conducta exploratoria, pueden
estar relacionados con la mielinización de los lóbulos
frontales.
La conducta altruista parece darse de manera
natural en los niños pequeños (mucho antes del
segundo cumpleaños) y esta es la actividad que
pretende ayudar a otra persona sin esperar
recompensa.
Asimismo, las raíces de la empatía (habilidad
para ponerse en el lugar de otra persona y sentir
lo que ésta siente) pueden verse al inicio de la
infancia.

Niños de dos a tres meses de edad reaccionan a las


expresiones emocionales de los otros.
Además, los bebés de seis meses practican la
evaluación social, valorar a alguien según el trato
que esa persona dé a los demás.
TEMPERAMENTO

En ocasiones se define como la forma


característica, basada en la biología, en que una
persona se aproxima y reacciona ante la gente y
las situaciones.
El temperamento no sólo influye en la manera en
que los niños se aproximan y reaccionan ante el
mundo exterior, sino en la manera en que regulan
su funcionamiento mental, emocional y
conductual.
Las diferencias individuales entre temperamentos,
que se cree que se derivan de la estructura
biológica básica de una persona, constituyen el
núcleo de la personalidad en desarrollo.
El temperamento parece ser en gran medida
innato, probablemente hereditario y bastante
estable.
DIFERENCIAS DE GÉNERO

Una de las primeras diferencias conductuales


entre niños y niñas, que aparece entre las edades de
uno y dos años, son las preferencias por los juguetes
y las actividades de juego, así como por
compañeros de juego del mismo sexo.
Ya desde los 17 meses el juego de los varones suele
ser más agresivo que el de las niñas.

Entre los dos y tres años, niños y niñas dicen más


palabras que corresponden a su sexo más que al
sexo opuesto.
Los padres promueven la tipificación de género,
el proceso mediante el cual los niños aprenden la
conducta que su cultura considera apropiada
para cada sexo.
DESARROLLO DE LA CONFIANZA

La primera de las etapas propuestas por Erikson


es la de confianza básica frente a desconfianza básica.
Esta etapa comienza en la infancia y continúa
más o menos hasta los 18 meses.
Necesitan desarrollar un equilibrio entre la
confianza (que les permite formar relaciones
íntimas) y la desconfianza (que los habilita para
protegerse).
Si predomina la confianza, como debería ser, los
niños desarrollan la virtud de la esperanza: la
creencia de que pueden satisfacer sus
necesidades y cumplir sus deseos
Erikson consideraba que el momento de la
alimentación era el escenario para establecer la
mezcla correcta de confianza y desconfianza.
DESARROLLO DEL APEGO

El apego es un vínculo emocional recíproco y


duradero entre el infante y su cuidador, cada uno
de los cuales contribuye a enriquecer la calidad
de la relación.
Desde una perspectiva evolutiva, el apego tiene
valor adaptativo para los bebés pues asegura la
satisfacción de sus necesidades psicosociales y
físicas.
El estudio de los patrones de apego de Bowlby y
Ainsworth propone 4 tipos de apego en el
infante: seguro, evasivo y ambivalente.
Los bebés con un apego seguro lloran o
protestan cuando el cuidador sale, pero son
capaces de obtener el consuelo que necesitan y
demostrar con eficacia y prontitud flexibilidad y
resiliencia cuando en fren ta n situ a c ion es
estresantes.
Los bebés con un apego evasivo no se muestran
afectados cuando el cuidador sale o regresa.
Exhiben poca emoción positiva o negativa.
Los bebés con apego ambivalente (resistente)
muestran ansiedad incluso antes de que el
cuidador salga y se muestran más molestos
cuando parte.
Una vez que el cuidador regresa, los bebés
ambivalentes demuestran su malestar y enojo
tratando de establecer contacto a la vez que se
resisten a él con patadas o contorsiones.
Otra investigación (Main y Solomon, 1986)
identificó un cuarto patrón de apego, el apego
desorganizado-desorientado, que es el menos
seguro. Los bebés que siguen este patrón parecen
carecer de una estrategia organizada para lidiar
con el estrés de la situación extraña .
Muestran conductas contradictorias, repetitivas
o mal dirigidas (buscan la cercanía con el extraño
en lugar de la madre). Pueden saludar con alegría
a la madre cuando regresa pero luego le dan la
espalda o se acercan sin mirarla y parecen
confusos y temerosos.
DESARROLLO DEL YO

Para los tres meses de edad los bebés prestan


atención a su imagen en el espejo ; los niños de
cuatro a nueve meses muestran mayor interés en las
imágenes de otros que en las propias.
Entre los 4-10 meses, cuando los bebés aprenden a
extender la mano, agarrar y a hacer que sucedan
cosas, experimentan un sentido de acción
personal, la c om pren sión d e q u e pu ed en
controlar los sucesos externos.
También, más o menos en esta época desarrollan
la coherencia del sí mismo, la sensación de ser
un todo físico con límites que lo separan del resto
del mundo.
Entre los 20 y los 24 meses, los niños empiezan a
usar pronombres en primera persona. Entre los 19
y 30 meses de edad, comienzan a aplicarse términos
descriptivos y evaluativos.
DESARROLLO DE LA AUTONOMÍA

Erikson identificó el periodo entre los 18 meses-3


años como la segunda etapa del desarrollo:
autonomía frente a vergüenza y duda, la cual se
caracteriza por un cambio del control externo al
autocontrol.
Una vez que salieron de la infancia con un
sentido de confianza básica y cierta conciencia de
sí mismos, los niños empiezan a sustituir el juicio
de sus cuidadores por el suyo propio. La virtud
que emerge en esta etapa es la voluntad.
El entrenamiento en el control de esfínteres es un
paso importante hacia la autonomía y el
autocontrol. También el lenguaje; a medida que
los niños son más capaces de dar a conocer sus
deseos, se vuelven más poderosos.
DESARROLLO MORAL:
SOCIALIZACIÓN E INTERNALIZACIÓN

La socialización es el proceso por el cual los niños


desarrollan hábitos, habilidades, valores y
motivos que los convierten en miembros
productivos y responsables de la sociedad.
Puede considerarse que acceder a las
expectativas de los padres es el primer paso hacia
el a c a ta m ien to d e l a s n o r m a s s o c i a l e s d e
conducta. La socialización se basa en la
internalización de esas normas.
Además, en esta etapa el niño comienza a
desarrollar la autorregulación: controlar su
conducta para atender las peticiones o
expectativas de un cuidador, incluso cuando éste
no está presente.
Asignación:
Revisar la teoría del
desarrollo moral de Kohlberg
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
1. Audiologíaylogopedia. [Nombre de
usuario]. (2013, 12 de junio).Desarrollo
emocional infantil. [Archivo de
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https://www.youtube.com/watch?v=gKAeoc
n9cMA
2. Feldman, R., Martorell, G. y Papalia, D.
(2012). Desarrollo Humano. McGraw-Hill:
México.

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