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I

INCONSTITUCIONALIDAD decurso del tiempo, y muy acentuadamente


POR OMISIÓN* en los últimos lustros.
Sumario Como es de sobra conocido, hoy podemos
1. Dinamicidad de los derechos y mecanismos de hablar de la existencia, al menos, de tres
garantía. 2. Medidas legislativas de pro- generaciones de derechos: 1) una primera
moción de los derechos de naturaleza so- generación, la de los derechos individuales
cio-económica e inacción del legislador. 3. aparecidos con el constitucionalismo liberal
Conceptualización de la omisión inconsti- clásico de fines del siglo XVIII e inicios del
tucional. 4. La exclusión arbitraria o dis- XIX; 2) una segunda, la de los derechos so-
criminatoria de beneficio. 5. La recepción ciales y económicos, que afloran en el cons-
en los códigos constitucionales del insti- titucionalismo de entreguerras entrelaza-
tuto de la inconstitucionalidad por omi- dos, como nos recordara Mirkine-Guetzé-
sión: a) La inconstitucionalidad por omi- vitch (2), con la tendencia general del cons-
sión en la Constitución de Portugal de
titucionalismo de esa época a la racionali-
1976. b) La inconstitucionalidad por omi-
zación del poder, o lo que es lo mismo, a la
sión en la Constitución de Brasil de 1988.
6. El instituto procesal brasileño del penetración del Derecho en todos los fenó-
• «mandado de injuncáo». 7. La operativi- menos de la vida social, y que encuentra en
dad del «mandado de injungáo» en la re- las Constituciones de México de 1917 (3) y
solución de la problemática planteada por de Weimar de 1919 su manifestación culmi-
la inacción en materia de derechos de un nante, y 3) la que se conoce como tercera
poder de normación.
2. Boris Mirkine-Guetzévitch: «Modernas tenden-
cias del Derecho Constitucional», traduce, de Sabi-
1. Dinamicidad de los derechos y meca- no Alvarez Gendín, Editorial Reus, Madrid, 1934,
nismos de garantía págs. 86-87.
La evolución de los derechos humanos, su 3. Como ha recordado recientemente Lara Ponte,
carácter esencialmente dinámico, en defini- los artículos 3", 27 y, sobre todo el 123, hicieron de
la libertad y la justicia los ejes de la vida política de
tiva, su historicidad, como advierte Bidart México. El Estado mexicano adquirió así responsa-
(1), están en la misma base sobre la que se bilidades fundamentales en el ámbito económico y
apoya la diversidad de técnicas de protec- social, con el único fin de buscar la justicia social.
ción de los derechos que encontramos en el De ahí el carácter profético de las palabras pronun-
ciadas por el diputado constituyente Cravioto, el 28
de diciembre de 1916: «...la Revolución Mexicana
'-FRANCISCO FERNANDEZ SEGADO (España) tendrá el orgullo legítimo de mostrar al mundo que
es la primera en consignar en una Constitución los
1. Germán J. Bidart Campos y Daniel E. Herrén- sagrados derechos de los obreros». Rodolfo Lara
dorf: «Principios de Derechos Humanos y Garan- Ponte: «Los Derechos Humanos en el Constitucio-
tías», Ediar, Buenos Aires, 1991. págs. 86-87. nalismo Mexicano», UNAM, México, 1993, pág. 156.
generación de derechos, de reciente apari- El reconocimiento constitucional de los
ción, que constituye un ciclo aún no clausu- nuevos derechos surgidos con este siglo,
rado, dentro de la cual encontramos un con- esto es, de los de la segunda y tercera gene-
junto de derechos que se asientan, como ración, ha planteado con toda crudeza la
bien ha significado Vasak (4), en la solidari- problemática del diseño de mecanismos efi-
dad (5). caces de garantía. Y es que resulta evidente
Cabe ahora que nos detengamos muy que los derechos constitucionalmente reco-
brevemente en una reflexión complementa- nocidos son, ante todo, Derecho, lo que ine-
ria sobre esta tercera y última (aunque no ludiblemente exige unos cauces de tutela
faltan sectores de la doctrina que hablan ya que los protejan frente a cualquier viola-
de una cuarta generación) generación de ción, con independencia de quien sea el po-
derechos, dotados, como apunta Bonavides tencial agresor, de acuerdo con el conocido
(6), de un altísimo grado de humanismo y aforismo «where there is no remedy there ¿s
universalidad, fruto, a nuestro modo de ver, no right».
no sólo de la eclosión de un conjunto de nue- Este diseño de mecanismos de garantía
vos valores sociales, mayoritariamente com- o, como dijera Jellinek (8), de unas posibili-
partidos por amplios sectores de la Huma- dades jurídicas de poner en movimiento la
nidad, sino también, al mismo tiempo, de la sanción, reviste unas peculiaridades espe-
irrupción impactante en nuestro mundo, en cíficas en relación con los derechos de la se-
buena medida como paradójica consecuen- gunda generación, esto es, con los derechos
cia de los últimos avances de la ciencia y de de naturaleza socio-económica.
la tecnología (7), de una serie de graves La positivación jurídica de los derechos
amenazas directamente dirigidas a la exis- sociales, como bien señala Cascajo (9), con
tencia del ser humano y a la necesaria con- ser importante, no es un dato definitivo
servación de su habitat. para analizar el nivel de protección y efica-
Han surgido de esta forma un conjunto cia que alcanzan estos derechos en los dis-
de derechos que emergen de la reflexión del tintos ordenamientos. El ejemplo alemán
ser humano sobre cuestiones relativas a la pone de manifiesto cómo desde una base
paz, al medio ambiente, a la conservación positiva ciertamente reducida se pueden
de la Naturaleza, a la explotación racional conseguir a través de la verificación juris-
de los recursos naturales, a la salud y a la prudencial unos amplios y estimables resul-
calidad de vida, al respeto del patrimonio tados. Con razón indica la doctrina germa-
histórico y cultural de la Humanidad en su na que la teoría de los derechos sociales
conjunto... etc. En definitiva, los nuevos va- debe atender no sólo a la tutela jurídica en
lores sociales del hombre de las postrime- sentido material, sino también prestar una
rías de nuestro siglo han dado vida a otros mayor atención al Derecho procesal consti-
tantos derechos originales perfectamente tucional, con lo que quizá puedan verse ate-
ubicables dentro de esa tercera generación nuadas las escasamente útiles contraposi-
a que antes aludíamos. ciones entre derecho subjetivo y norma pro-
gramática o, con más rigor quizá, norma de
4. Karel Vasak: «Pour les Droits de l'Homme de
la Troisiéme Génération: Les Droits de Solidante»
(Lección inaugural en el Instituto Internacional de 8. Recordemos que para Jellinek, a todo princi-
Derechos Humanos del Consejo de Europa), Estras- pio de derecho acompaña la seguridad de que el Es-
burgo, 1979. tado se obliga a sí mismo a cumplirlo, lo cual es una
5. Como indica Diego Valadés («Constitución y garantía para los sometidos al Derecho. Esta idea
Política», 2a. ed., UNAM, México, 1994, pág. 62), el de la auto-obligación del Estado respecto a su Dere-
Estado social de Derecho consistía en la forma que cho ha desempeñado, ajuicio del propio Jellinek, un
permitiría alcanzar al movimiento obrero y a la bur- papel importantísimo en la formación del constitu-
guesía un equilibrio jurídicamente regulado. cionalismo moderno. Cfr. al respecto, Georg Jelli-
6. Paulo Bonavides: «Curso de Direito Constitu- nek: «Teoría General del Estado», Editorial Albatros,
cional», 5a. ed., Malheiros Editores, Sao Paulo, Buenos Aires, 1980, págs. 276 y 279.
1994, pág. 523. 9. José Luis Cascajo Castro: «La tutela constitu-
7. Cfr. al efecto, Antonio E, Pérez Laño: «Nuevas cional de los derechos sociales», en Cuadernos y
tecnologías, sociedad y derecho. El impacto socio- Debates, N° 5, Centro de Estudios Constitucionales,
jurídico de las nuevas tecnologías», Madrid, 1987. Madrid, 1988, págs. 81-82.
asignación de fines al Estado. A este respec- para impulsar a la jurisdicción constitucio-
to, Cappelletti ha considerado que una de nal a controlar al órgano renuente a cum-
las primeras consecuencias de la labor del plir con sus obligaciones (11). Que ello sea
Tribunal Constitucional Federal alemán ha así puede tener su importancia en orden a
sido la formulación de un conjunto de im- operativizar ciertos ámbitos normativos de
portantes afirmaciones de princip por las la «Lex superior». Como ha advertido Bidart
que se aprecia que la jurisdicción constitu- (12), uno de los mayores descréditos de la
cional de la libertad ha contribuido a elimi- parte dogmática de las Constituciones, y
nar el peligro que en el ámbito de las dispo- específicamente de sus cláusulas económi-
siciones sobre derechos de libertad impone co-sociales, suele ser en todas partes el pro-
una radical distinción entre las normas pre- veniente de la falta de funcionamiento de
ceptivas y las normas meramente progra- las normas de asignación de fines a favor
máticas (10). de sus beneficiarios por ausencia de la ne-
2. Medidas legislativas de promoción de cesaria legislación complementaria.
los derechos de naturaleza socio-económica El problema ha sido planteado por Cano-
e inacción del legislador tilho con claridad meridiana (13): «O pro-
Los derechos de la segunda generación blema é esse: bem ou mal, os textos consti-
encuentran un ámbito de tutela mucho más tucionais tendem a incorporar, directa ou
operativo en las medidas legislativas de indirectamente, 'ordens legiferantes' dirigi-
promoción que en las intervenciones de los das ao legislador no sentido de este concre-
órganos jurisdiccionales, sin que tal cir- tizar, densificar, realizar, a disciplina, frag-
cunstancia, obvia por lo demás, en modo al- mentaria e incompleta, dos preceitos cons-
guno pueda hacernos olvidar que la juris- titucionais. Quid juris se o legislador per-
dicción civil y, más aún, la penal, pueden manecer passivo?. Qual a reaccáo da ordem
contribuir a la protección eficaz de algunos jurídico-constitucional ao silencio legislati-
de estos derechos o intereses sociales. vo?. Ainda por outras palavras: como obri-
De esa primacía en la operatividad real gar um órgáo legiferante a agir sempre que
de estos derechos de las medidas o actua- se verifique una inconstitucionalidade por
ciones legislativas o reglamentarias promo- omissáo?».
cionales, no debe derivarse que resulte ve- Es evidente que mientras la inconstitu-
dado al ciudadano todo tipo de recursos con cionalidad por violación, por transgresión
el fin de hacer frente a aquellas inacciones frontal, de la Ley Fundamental tiene un
de los poderes públicos de resultas de las carácter positivo, la inconstitucionalidad
cuales los derechos que ahora analizamos por omisión es de naturaleza negativa, en
quedan convertidos «de facto» en meras en- cuanto que, determinada la obligación de
telequias, afirmación «de lege ferenda», ve- legislar sobre una determinada materia
rificada con total independencia de lo que para que la norma constitucional tenga efi-
pueda derivarse de nuestro vigente ordena- cacia plena, es la inacción, la omisión de la
miento jurídico. Como resulta evidente, la obligación constitucionalmente contémpla-
problemática que estamos planteando no es
otra sino la de la inconstitucionalidad por 11. Análoga tesis sostiene Germán J. Bidart
omisión. Campos: «La Justicia Constitucional y la inconsti-
Cuando la Constitución ordena a uno de tucionalidad por omisión», en «El Derecho», Univer-
los poderes del Estado el ejercicio de una sidad Católica Argentina, Buenos Aires, tomo 78,
págs. 785 y sigs.; en concreto, pág. 785.
competencia, ese poder está obligado a po- 12. Germán J. Bidart Campos: «La Justicia
nerla en movimiento. Y cuando su absten- Constitucional y la inconstitucionalidad por omi-
ción implica o involucra un daño o grava- sión», en Anuario Jurídico, N" VI, México, 1979,
págs. 9 y sigs.; en concreto, pág. 14.
men para una persona, dicha persona, a 13. José Joaquim Gomes Canotilho: «Tomemos a
nuestro entender, debiera estar legitimada serio o silencio dos Poderes Públicos. O direito á
emanacáo de normas jurídicas e a proteccáo judicial
contra as omissoes normativas», en Salvia de Fi-
lo. Mauro Cappelletti: «La giurisdizione costi- gueiredo Teixeira (coord.), «As garantias do cidadao
tuzionaie delle liberta» (Primo studio sul ricorso cos- na justica», Editora Saraiva, Sao Paulo, 1993, págs.
tituzionale), Giuffré Editore, Milano, 1955, pág. 80. 351 y sigs.; en concreto, pág. 352.
da la que provoca el vicio de inconstitucio- pación del futuro. Delinean las bases con-
nalidad. formadoras del porvenir, procurando, por lo
El instituto de la inconstitucionalidad mismo, suministrar los parámetros para la
por omisión se vincula, de una parte, a la actuación del Estado. De ahí que Canotil-
estructura de determinadas normas consti- ho, con buen criterio, haya podido hablar de
tucionales, que requieren para su complitud «Constitución dirigente».
de una intervención reguladora ulterior, Todo ello, por lo demás, no es sino el lógi-
normalmente del legislador, si bien, aunque co y necesario reflejo de un orden material
de modo excepcional, dicha intervención de valores que antecede a la Constitución,
puede provenir asimismo de un órgano ad- que no ha sido creado por ella, y cuyo últi-
ministrativo, con lo que la omisión -no cual- mo fundamento de validez se encuentra en
quier omisión, conviene aclarar ya desde los valores determinantes de la cultura oc-
este mismo momento- del legislador genera cidental (16), lo que se traduce en la enérgi-
la inconstitucionalidad por omisión. ca pretensión de validez de las normas ma-
De otra parte, junto a esta perspectiva teriales de la Constitución, que a todos los
básicamente formal del instituto, éste pre- poderes vinculan y a cuyo logro último debe
senta otra vertiente material (14) que se orientarse la actuación de todos los poderes
nos revela con meridiana claridad en la públicos. Esta fuerte tendencia finalista
creación jurisprudencial alemana de la lla- acentúa la fuerza vinculante del programa
mada «exclusión arbitraria o discriminato- constitucional, y en ello se ha de ver el ger-
ria de beneficio». men de las construcciones teóricas de la
Esta última perspectiva en particular y, omisión legislativa inconstitucional y del
en realidad, más ampliamente, la misma derecho subjetivo a la normación, como, ló-
existencia del instituto que nos ocupa, en- gicamente, de la búsqueda de vías procesa-
cuentran en buena medida su razón de ser les para convertir en realmente operativas
en el nuevo perfil, en la nueva caracteriza- esas categorías.
ción que los códigos constitucionales presen- Consecuentemente con todo lo expuesto,
tan en nuestro tiempo. A diferencia del pa- si la actividad jurídicamente relevante del
sado siglo, las constituciones no son meros legislador no se ciñe al marco jurídico-ma-
estatutos organizativos del poder que se li- terial de la Constitución, será perfectamen-
miten a precisar instrumentos de garantía te posible constatar, en determinados su-
frente al arbitrio de los poderes públicos, puestos, la existencia de una omisión mate-
sino que las Constituciones han ampliado rial inconstitucional, de igual forma que, en
sus contenidos para intentar cumplir, con otros casos, la inacción legislativa puede
idénticas pretensiones de eficacia, funciones conducir al reconocimiento de un vicio de
de promoción y redistribución del bienestar inconstitucionalidad, tesis ésta que formu-
social y económico; en definitiva, las Leyes lamos «in genere», al margen de cualquier
Fundamentales han asumido, globalmente ordenamiento constitucional concreto. Lo
consideradas, una función transformadora contrario sería tanto como el retorno a un
de la sociedad. Las Constituciones, afirma nuevo neopositivismo de corte weimariano
al efecto Ribeiro Bastos (15), ya no son un en el que la Constitución no sólo dejaría de
mero retrato de las relaciones existentes estar situada por encima del legislador,
actualmente en la sociedad. No se resignan sino, más aún, quedaría sujeta a la libre
a su dimensión estática. Quieren ser, y efec- disposición del mismo. Y como bien señala-
tivamente lo son, objetos útiles en la antici- ra Mortati en un trabajo ya clásico (17),

16. Otto Bachof: «Jueces y Constitución», Edito-


14. De igual opinión es José Joaquim Gomes Ca- rial Civitas, Madrid, 1985, págs. 39-40.
notilho: «Constituicáo dirigente e vinculacáo do le- 17. Costantino Mortati: «Appunti per uno studio
gislador» (Contributo para a compreensáo das nor- sui rimedi giurisdizionali contro comportamenti
mas constitucionais programáticas), Coimbra Edi- omissivi del legislatore», en Costantino Mortati,
tora Limitada, Coimbra, 1982, págs. 333-335. «Problemi di Diritto Pubblico nell'attuale esperien-
15. Celso Ribeiro Bastos: «Curso de Direito Cons- za costituzionale reppublicana» (Raccolta di scritti),
titucional», Editora Saraiva, 14a. ed., Sao Paulo, vol. III, Giuffré Editore, Milano, 1972, págs. 923 y
1992, pág. 119. sigs.; en concreto, pág. 926.
frente al incumplimiento de los principios o mera finalidad del instituto de la inconsti-
normas constitucionales que reclaman para tucionalidad por omisión es, como bien se-
su plena operatividad de una actuación po- ñala Temer (21), conseguir que la voluntad
sitiva del órgano legislativo, ni puede ser del constituyente se realice en plenitud.
esgrimida la falta de medios de coerción 3. Conceptualización de la omisión in-
aptos para doblegar la voluntad del órgano constitucional
que omite su obligación legislativa, ni tam- A partir de las reflexiones previas prece-
poco cabe aludir, para no censurar la omi- dentes, hemos de centrarnos en el punto
sión, a la discrecionalidad del legislador quizá nuclear del instituto analizado: ¿Qué
(18), que debe ceder frente a las prescrip- se entiende por omisión? ¿Cuándo puede til-
ciones constitucionales que le impongan la darse una omisión como inconstitucional?
obligación de proveer a la tutela de los de- La omisión legislativa inconstitucional,
rechos fundamentales (19). El dogma libe- como la ha definido Canotilho (22), es el in-
ral de la soberanía absoluta del Parlamen- cumplimiento de mandatos constitucionales
to, como es sobradamente conocido, ha sido permanentes y concretos (23), definición de
sustituido en nuestro tiempo por el de la la que el propio autor entresaca una serie
soberanía de la Constitución, bien que no de elementos que, en síntesis, son los si-
haya que descartar, especialmente en deter- guientes:
minados países, el problema, al que ya alu- a) En primer término, el concepto de omi-
diera Loewenstein (20), de la desvaloriza- sión legislativa no es en modo alguno recon-
ción de la Constitución. En todo caso, en ducible a un simple «no hacer». En sentido
este contexto, conviene recordar que la pri- jurídico-constitucional, omisión significa no
hacer aquello a lo que, de forma concreta, se
estaba .constitucionalmente obligado. La
18. No toda la doctrina es de igual opinión. Ajui- omisión legislativa, en lo que ahora impor-
cio de JoséAfonso da Silva («Aplicabilidade das nor-
mas constitucionais», Editora Revista dos Tribu- ta, se debe vincular, pues, con una exigencia
nais, Sao Paulo, 1982, pág. 118), la omisión se reve- constitucional de acción, no bastando con un
la como una «questáo política», que escapa de la simple deber general de legislar para fun-
apreciación jurídica. A su vez, Manoel Gonyalves
Ferreira Filho («Urna falacia: a inconstitucionalida-
damentar una omisión inconstitucional (24).
de por omissáo», en «O Estado de Sao Paulo», edi- b) En segundo lugar, en cuanto que las
ción del 25 de junio de 1987, pág. 32) pone en cues- omisiones legislativas inconstitucionales
tión la viabilidad de la declaración de inconstitucio- derivan del incumplimiento de mandatos
nalidad por omisión, por cuanto la regulación judi-
cial de la norma programática viola la discrecionali- constitucionales legislativos, esto es, de
dad del Legislativo en cuanto al modo y al momento
de hacer efectiva la promesa constitucional. El pro-
pio autor, en su «Curso de Direito Constitucional» inalienable de la Ley Fundamental. Karl Loewens-
(20a. ed., Editora Saraiva, Sao Paulo, 1993, pág. 35), tein: «Teoría de la Constitución», Ariel, 2a. ed., Bar-
insiste en la dificultad de la caracterización de la celona, 1970, págs. 222-223.
inconstitucionalidad por omisión, ya que el legisla- 21. Michel Temer: «Elementos de Direito Consti-
dor dispone del principio de discrecionalidad, o sea, tucional», Malheiros Editores, 10a. ed., Sao Paulo,
de la posibilidad de apreciar la oportunidad y con- 1992, pág. 50.
veniencia de dar ejecución al programa. 22. José Joaquín Gomes Canotilho: «Direito
Por nuestra parte, frente a estas objeciones en Constitucional», 4a. ed., Livraria Almedina, Coim-
ciertos sectores de la doctrina brasileña, entre la bra, 1987, pág. 829.
que existe un intenso debate al respecto, no pode- 23. Anna Cándida da Cuntía Ferraz (en «Incons-
mos sino reiterar que la libertad de conformación titucionalidade por omissáo: urna proposta para a
del legislador, en definitiva, su discrecionalidad, no Constituente», en Revista de Informacáo Legislati-
puede ser ya considerada como absoluta por cuanto va, Senado Federal, Brasilia, n° 89, enero-marzo
los principios materiales de la Norma suprema la 1986, págs. 49 y sigs.; en concreto, pág. 52) destaca
condicionan muy notablemente. como elemento central de la inercia legislativa, el
19. Costantino Mortati: «Appunti per uno studio que la inactividad en la aplicación de la Constitu-
sui rimedi giurisdizionali...», op. cit, pág. 992. ción por parte del legislador sea «consciente».
20. Loewenstein señalaría que una de las vertien- 24. Jorge Miranda (en «Inconstitucionalidade
tes de la desvalorización de la Constitución escrita por omissáo», en el colectivo, «Estudos sobre a Cons-
es la inobservancia consciente en la aplicación de la tituic.áo», vol. II, Livraria Petrony, Lisboa, 1977,
Constitución, de resultas de la cual, ciertas disposi- págs. 341-342) conecta asimismo esta inconstitucio-
ciones constitucionales se convierten en letra muer- nalidad con una norma cuya no exigibilidad frustra
ta, en contradicción con la supuesta obligatoriedad el cumplimiento de la Constitución.
mandatos constitucionales concretos que cipación de la juventud en todos los ámbi-
vinculan al legislador a la adopción de me- tos sociales) y 130.1 (modernización y desa-
didas legislativas de concreción constitucio- rrollo de todos los sectores económicos y en
nal, han de separarse de aquellas otras omi- particular de los más deprimidos tradicio-
siones de mandatos constitucionales abs- nalmente a fin de equiparar el nivel de vida
tractos, o lo que es igual, de mandatos que de todos los españoles), todos de nuestra
contienen deberes de legislación abstractos «Lex superior»- en donde debe desenvolver-
(por ejemplo, algunas de las normas de asig- se, en gran medida, la confrontación políti-
nación de fines al Estado, también conoci- ca, y en donde cobran especial vigor los me-
das como normas programáticas). Ejemplos canismos de participación democrática de
válidos, a nuestro juicio, de mandatos cons- los ciudadanos, no obsta en modo alguno, a
titucionales concretos, a los efectos que nos nuestro entender, para que se reconozca que
ocupan y atendiendo al ordenamiento cons- el incumplimiento de los fines constitucio-
titucional español, serían, entre muchos nalmente consagrados es también contrario
otros: la obligación que el art. 41 establece a la Constitución, por lo que no debiera ex-
para los poderes públicos de mantener un cluirse, siempre desde nuestra óptica, la
régimen público de Seguridad Social para posibilidad de admitir, también aquí, la fi-
todos los ciudadanos, acorde con las deter- gura de la omisión legislativa inconstitucio-
minaciones del propio precepto; la obliga- nal. Y es en este punto donde entra en jue-
ción que igualmente incumbe a los poderes go, a nuestro modo de ver, el elemento tem-
públicos de tutelar la salud pública, esta- poral.
bleciendo la ley los derechos y deberes de A la hora de valorar la importancia del
todos al respecto (art. 43.2); la necesidad de período de tiempo al que se ha de extender
que esos mismos poderes garanticen, me- la omisión, la doctrina ha expresado diver-
diante pensiones adecuadas, la suficiencia sos matices en sus posicionamientos, no
económica a los ciudadanos durante la ter- exactamente coincidentes. Y así, para Mi-
cera edad (art. 50) y, bien que sin ánimo randa (26), el juicio de inconstitucionalidad
exhaustivo, la obligación que el art. 51 les por omisión se traduce en un juicio sobre el
impone a los poderes públicos de garantizar tiempo en el que debería ser elaborada la
la defensa de consumidores y usuarios, pro- ley, pues ninguna omisión puede describir-
tegiendo su salud y sus intereses. se en abstracto, sino sólo en concreto, esto
Frente a estos mandatos constituciona- es, acotada entre determinados hechos, con
les concretos, los que contienen deberes de lo que ello supone de que la ausencia de
legislación abstractos, aunque configuran norma legal no pueda separarse de un de-
auténticos deberes de acción legislativa, no terminado tiempo histórico, que dependerá
establecen, sin embargo, lo que el legisla- de la necesidad de la elaboración de la nor-
dor debe hacer para que, en caso de omi- ma. A su vez, Canotilho (27) precisa que el
sión, pueda hablarse de omisión legislativa criterio decisivo para la determinación de la
inconstitucional (25). Ahora bien, el hecho inconstitucionalidad por omisión no es el de
de que sea en este plano de las normas fina- los plazos o límites temporales -ni tan si-
listas que encierran mandatos abstractos quiera aunque estuviesen estipulados por el
-por ejemplo, las que acogen, entre otros, constituyente-, sino el de la importancia e
los artículos 9.2 (promoción por los poderes indispensabilidad de la mediación legislati-
públicos de las condiciones para que la li- va para el cumplimiento y exigibilidad de la
bertad y la igualdad sean reales y efectivas norma constitucional. A nuestro modo de
y remoción de los obstáculos que se opon- ver, el elemento decisivo debe ser el de la
gan a ello), 44 (promoción del acceso a la trascendencia de la mediación legislativa,
cultura y de la ciencia e investigación cien-
tífica y técnica), 48 (promoción de las condi- 26. Jorge Miranda: «Manual de Direito Consti-
ciones que hagan posible una mayor parti- tucional», tomo II («Constitui?áo e inconstituciona-
lidade»), 3a. ed., Coimbra Editora Limitada, Coim-
bra, 1991, pág. 521.
25. José J. Gomes Canotilho: «Constituicáo diri- 27. José J. Gomes Canotilho: «Constituicáo diri-
gente e vinculagáo do legislador», op. cit, pág. 332. gente...», op. cit., pág. 353.
pero no tanto por sí sólo, sino en conexión conviertan en exigibles por sí mismas, re-
con el elemento temporal; así entendido, enviando implícitamente al legislador la ta-
habrá de ser el parámetro decisivo para pre- rea de darles operatividad práctica (tal se-
cisar la razonabilidad del período de tiempo ría, por ejemplo, el caso de la Ley a que se
por el que se prolonga la inacción del legis- refiere el art. 105 de nuestra Constitución).
lador. d) Por último, puede hablarse también de
Es a partir de la reflexión inmediatamen- omisión legislativa inconstitucional cuando
te precedente como podemos entender que el legislador no cumple lo que Canotilho
aunque, en un primer momento, la no reali- denomina las «ordens de legislar» (30), esto
zación normativa de un mandato constitu- es, aquellos mandatos al legislador que se
cional abstracto nos sitúa simplemente ante traducen en una exigencia de legislar úni-
un incumplimiento de las exigencias consti- ca, o lo que es igual, concreta, no perma-
tucionales, ante lo que se ha llamado (28) nente, a cuyo través, por lo general, se or-
una «situación constitucional imperfecta», dena normativamente una institución. Tal
que, aunque criticable, no puede ubicarse sería el caso de la Ley a que se refiere el
aún dentro del ámbito de la omisión legisla- art. 131.2 in fine de la Constitución Espa-
tiva inconstitucional, el devenir del tiempo, ñola (Ley del Consejo Económico y Social).
con la sistemática negativa a legislar, pue- Complementando las reflexiones prece-
de llegar a convertir esta situación de in- dentes, podrá hablarse asimismo de la exis-
cumplimiento en una verdadera omisión le- tencia de una omisión legislativa inconsti-
gislativa inconstitucional, cuando dejara de tucional cuando, existiendo la norma legis-
ser razonable la inercia admitida hasta ese lativa, sus carencias sean tales que la con-
momento en base a la discrecionalidad polí- viertan en inútil respecto del mandato con-
tica del legislador (29). templado por la Constitución. De otro lado,
c) En tercer término, existe también omi- es claro, como de nuevo advierte Canotilho
sión legislativa, a los efectos que nos ocu- (31), que la omisión legislativa inconstitu-
pan, cuando la Constitución consagra nor- cional no desaparece por el hecho de una
mas sin suficiente densidad para que se eventual aplicación inmediata, realizada
por los órganos jurisdiccionales o adminis-
28. Paulo Modesto: «Inconstitucionalidade por trativos, de los mandatos constitucionales.
omissáo: categoría jurídica e acáo constitucional es- Tal aplicación no exime en modo alguno al
pecífica», en Revista de Direito Pubblico, n° 99, ju- legislador de su deber de acción.
lio-septiembre 1991, págs. 115 y sigs., en concreto,
pág. 120. Ajuicio de este autor, la «situación consti- Otra cuestión distinta es la de discernir
tucional imperfecta» se refiere a una disfuncionali- si el conocimiento de un conjunto de actos
dad en el sistema, no a una violación intolerable, positivos del legislador tendientes al cum-
sino a una situación constitucional «en proceso de plimiento de la norma constitucional, aún
inconstitucionalización».
29. En la República Federal Alemana este pro- cuando la ley no haya sido todavía formal-
blema ha recibido una nueva dimensión al diferen- mente aprobada, es suficiente como para
ciar la jurisprudencia del Tribunal Constitucional rechazar que en esos supuestos quepa ha-
Federal entre «omisiones todavía constitucionales»
y «omisiones inconstitucionales». El «Bundesuerfas-
blar de omisión legislativa inconstitucional.
fiíiiiKSffericlit» ha hecho posible tal distingo median- Miranda (32) así lo entiende, sobre la base
te el recurso a las llamadas «sentencias apelativas», de que una interpretación contraria sería
que son el resultado de la constatación de situacio- demasiado rígida. A nuestro modo de ver, la
nes aún constitucionales, donde, simultáneamente,
se hace una apelación al legislador para alterar la cuestión no está tan clara, pues son muchos
situación, eventualmente dentro de un plazo expre- los ejemplos en que, por una u otra causa,
samente determinado por el Tribunal, con la conse- un proyecto en trámite parlamentario avan-
cuencia adicional, caso de que ello fuere posible, de zado no es, finalmente, aprobado (la Ley
aplicar directamente el mandato constitucional. Cfr.
al efecto, Wolfgang Zeidler: «A Justica Constitucio-
nal no quadro das funcóes do Estado. Em especial 30. José J. Gomes Canotilho: «Direito Constitu-
tipos, conteúdo e efeitos das decisóes sobre a consti- cional», 4a. ed., op. cit., pág. 830.
tucionalidade de normas jurídicas», en Boletim de 31. José J. Gomes Canotilho: «Constituicáo diri-
Documentacáo e Direito Comparado do Ministerio gente...», op. cit., págs. 337-338.
da Justina de Portugal. Lisboa, n"s. 29-30, págs. 61 32. Jorge Miranda: «Inconstitucionalidade por
y 64-69. omissáo», op. cit., pág 347.
Orgánica reguladora del derecho de huelga ja o reclamación constitucional («Verfas-
es, en el caso español, un buen ejemplo de sungsbeschwerde») tiene como objeto todo
lo que acabamos de decir). acto de imperio del poder público, no de los
4. La exclusión arbitraria o discrimina- particulares, que lesione los derechos tute-
toria de beneficio lados por el recurso (básicamente, como es
Hasta ahora, básicamente, hemos venido conocido, los «Grundrechte», esto es, todas
refiriéndonos a diversos aspectos de la omi- aquellas situaciones subjetivas reconocidas
sión legislativa formalmente considerada; en favor de la persona por la Ley Funda-
sin embargo, como ya tuvimos oportunidad mental de Bonn en el Capítulo que sirve de
de avanzar, la omisión puede ser también pórtico a la misma y que abarca sus dieci-
materialmente inconstitucional. Dicho de nueve primeros artículos), tanto la doctri-
otro modo, no sólo la ausencia de regulación na (34) como la jurisprudencia del Tribu-
en los supuestos referidos puede dar lugar a nal Constitucional Federal, han considera-
la omisión legislativa inconstitucional, sino do admisible el recurso frente a los compor-
que también la violación de principios ma- tamientos omisivos de las autoridades no
teriales de la Constitución por una norma legislativas, cuando tales comportamientos
legal que, por ejemplo, excluya arbitraria- son lesivos de los derechos fundamentales
mente de un determinado beneficio a un co- del recurrente.
lectivo social, caería dentro de la categoría Mayor complejidad han presentado las
de la omisión legislativa inconstitucional, en omisiones del legislador, de las que no se
este supuesto por exclusión arbitraria. puede sostener lo anterior. Ello no obstante,
La caracterización material del compor- la identificación jurisprudencial de la deno-
tamiento omisivo del legislador está en la minada «exclusión arbitraria o discrimina-
misma base de la distinción tradicional en- toria de beneficio» («willkürlicher gleich-
tre omisiones «absolutas» y «relativas», heitswidriger Bcgünstigungs ausschluss»),
cuya autoría se debe a Wessel (33), para caracterizada por el establecimiento de dis-
quien existe omisión absoluta, en cuanto criminaciones infundadas entre individuos
que falta cualquier norma aplicativa del o grupos.
precepto constitucional, mientras que la Esta construcción dogmática ha dado pie
omisión relativa deriva de una actuación a Cappelletti (35) para entender que puede
parcial que disciplina sólo algunas de las hablarse con carácter general de la posibili-
relaciones y no otras análogas, con la consi- dad de recurrir en vía de queja constitucio-
guiente lesión del principio de igualdad. nal ante el Tribunal Constitucional frente a
La moderna dogmática constitucional, las omisiones legislativas que tengan carác-
como puede apreciarse, aún partiendo del ter relativo, como, por ejemplo, sería consi-
principio de que la actividad de los Tribu- derada una norma legal que reconociera
nales Constitucionales debe ceñirse al con- ciertos derechos a un determinado grupo de
trol de las normas o actos emanados de los ciudadanos en vez de al conjunto de la ciu-
órganos estatales, ha desarrollado encomia- dadanía, con violación por tanto de princi-
bles esfuerzos en la dirección de habilitar pio de igualdad.
mecanismos con los que hacer frente a En estos casos, como señalan, entre
aquellas ilegitimidades constitucionales
que tienen su origen en la inercia de los ór-
ganos legislativos en orden a la efectiva y 34. Mauro Cappelletti: «La giurisdizione costi-
tuzionale delle liberta», op. cit., págs. 81-82.
necesaria concretización de los principios 35. Ibídem.
establecidos en la Norma Fundamental. Y 36. Klaus Schlaich: «Das Bundesverfassungsge-
así, puede constatarse que en la República richt», C.H. Beck, München, 1985, pág. 170. Chris-
Federal Alemana, aunque el recurso de que- tian Pesfalozza: «Noch verfassungsmássige und
bloss verfassungswidrige Rechtslagen», en Chris-
tian Starck (coord.), «Bundesverfassungsgericht
33. Wessel: «Die Rechtsprechung der B.V.G. zur und Grundgesetz», Mohr, Tübingen, 1976, vol. 1,
Verfassungsbeschwerde in Deutsches Verwaltungs- págs. 519 y sigs.; en concreto, pág. 533. Citados por
blatt», 1952, pág. 161. Cit. por Costantino Mortati: Gilmar Ferreira Mendes: «Controle de constitucio-
«Appunti per uno studio sui rimedi giurisdiziona- nalidade. Aspectos jurídicos e políticos», Editora Sa-
li...», op. cit, págs. 927-928. raiva, Sao Paulo, 1990, pág. 55.
otros, Schlaich y Pestalozza (36), si la es- dencialmente algunas distinciones. Y así, si
tructura normativa, o cualquier otro obstá- como observa Pestalozza (38), es imposible
culo de orden constitucional, no permite la declarar la nulidad de una omisión legisla-
declaración de inconstitucionalidad, con el tiva, habiendo de limitarse la decisión ju-
consiguiente reconocimiento de los derechos risprudencial a constatar la inconstitucio-
de los grupos eventualmente discriminados, nalidad, en consonancia con ello, la juris-
la supresión del tratamiento discriminato- prudencia del Tribunal Constitucional Fe-
rio deberá hacerse a través de la declara- deral alemán ha desenvuelto la técnica de
ción integral de inconstitucionalidad. la declaración de inconstitucionalidad («Un-
En definitiva, la doctrina jurisprudencial vereinbarkeit») sin la consecuencia de nuli-
alemana, en especial desde la conocida Sen- dad. En tal caso, la declaración de inconsti-
tencia de 19 de diciembre de 1951 (37), se tucionalidad exige de la intervención del le-
ha manifestado en el sentido de que pueden gislador con la finalidad de suprimir la si-
ser objeto de recurso de queja constitucio- tuación de inconstitucionalidad. Ahora bien,
nal las omisiones del legislador tan sólo en en las exigencias constitucionales suscepti-
el supuesto de que se trate de omisiones re- bles de ser suplidas, complementadas («ver-
lativas, no admitiendo, por contra, aquel tretbarer Auftrag der Verfassung»), la juris-
recurso contra las omisiones absolutas, o prudencia constitucional alemana ha reco-
sea, contra la ausencia de promulgación de nocido a los tribunales la facultad de, en los
una norma legal al margen ya de cualquier casos de omisión, atribuir eficacia plena a
exclusión arbitraria de beneficio. los preceptos constitucionales a través del
Los diversos aspectos relativos a la omi- proceso de «concretización» («Konkreti-
sión del legislador han impuesto jurispru- sierung»), como demuestra bien a las claras
la Sentencia del 29 de enero de 1969, de la
que acabamos de hacernos eco (39).
37. Extraordinaria relevancia presenta asimismo
la Sentencia del 29 de enero de 1969, por la que el La construcción desenvuelta por el «Bun-
primer Senado del Tribunal Constitucional Federal desverfassungsgericht» presenta, desde lue-
alemán revocaba un fallo del Tribunal Regional de go, méritos notorios, al superar la estrecha
Kiel, al hilo de su interpretación del inciso quinto concepción teórica que reduce la omisión in-
del art. 6 de la «Bonner Grundgesetz» («Para los hi-
jos ilegítimos, la legislación creará las mismas con- constitucional a la integración normativa ex-
diciones de desarrollo físico y espiritual y de posi- presamente requerida por el constituyente.
ción social que para los hijos legítimos»). La omisión legislativa no puede ser obje-
Frente al anterior precepto constitucional, el Tri-
bunal de Kiel se limitó a aplicar el art. 1.712 del to del control normativo, con independencia
Código Civil, anterior a la Constitución, consideran- ya de que sea abstracto o concreto; excep-
do que la desventaja del hijo ilegítimo frente al legí- cionalmente, es la vía del recurso de queja
timo era conforme a la ley, mientras que la constitu- constitucional la que proporciona el cauce
cionalmente anunciada igualdad de derechos entre
hijos legítimos e ilegítimos no hubiese sido hecha más común para llegar al Tribunal Consti-
efectiva por parte del legislador. tucional Federal, si bien, como recuerda
Ante tal interpretación de la jurisdicción ordina-
ria, el Alto Tribunal razonaría, en síntesis, como si-
gue: Si el Poder Legislativo omite las normas de un suficientemente positivo y claro contenido legal
adecuación de la legislación general a la cláusula para que actúe como cláusula general directa sin
constitucional, y si esa cláusula carece de término que peligre insoportablemente la seguridad jurídica
perentorio que rija la labor legislativa, entonces, (lo que acontece con la cláusula en cuestión, que con-
cuando el Poder Legislativo demore más tiempo del tiene una definición positiva de valores que al mis-
que prudentemente puede necesitar para redactar mo tiempo indica el camino a tomar), y b/ que haya
la ley correspondiente, esa demora podrá ser consi- vencido el plazo adecuado para sancionar la ley de
derada inconstitucional. En términos análogos se adaptación.
manifiesta Rolando E. Pina: «Cláusulas constitucio- 38. Christian Pestalozza: «Noch verfassungsmás-
nales operativas y programáticas» (Ley Fundamen- sige...», op. cit., pág. 526. Cit. por Gilmar Ferrara
tal de la República Federal de Alemania), Editorial Mendes: «Controle de constitucionalidade», op. cit.,
Astrea, Buenos Aires, 1973, pág. 71. En esta obra se pág. 55.
transcribe la totalidad de la Sentencia (págs. 72 y 39. Vid supra nota 37.
sigs.). Recordemos finalmente la doble exigencia del 40. Ernst Friesenhahn: «La giurisdizione costi-
Alto Tribunal para la actualización por parte del tuzionale nella Repubblica Fedérale Tedesca», tra-
juez de la cláusula constitucional del inciso quinto duce, de Angelo Antonio Cervate, Giuffré Editore,
del art. 6°: a/ que la norma constitucional involucre Milano, 1973, págs. 86.87.
Friesenhahn (40), las omisiones legislativas Mantenida dentro de estos límites, dirá de
pueden ser apreciadas asimismo en los pro- nuevo Mortati (43), la intervención del juez
cesos relativos a los conflictos entre el Bund constitucional no puede considerarse «inva-
y los Lánder, como asimismo con ocasión de siva della discrezionalitá del legislatore».
los conflictos entre órganos («Organstreit»), Más recientemente, Crisafulli se ha ocu-
cuando el actor afirme que el demandado, pado de las llamadas «sentenze additive»,
al dejar de promulgar una determinada ley, que son aquellas que declaran «la illegitti-
violó un deber constitucional. Por lo demás, mitá costituzionale della omessa previsione
la jurisprudencia del Tribunal Constitucio- de qualcosa, che avrebbe dovuto essere pre-
nal Federal no impide la admisión del re- visto dalla legge» (44). La omisión, en oca-
curso de queja constitucional contra la omi- siones, significa propiamente «exclusione»,
sión del Legislativo si el recurrente puede y en tales casos la anulación de la parte de
alegar, satisfactoriamente, la violación de la disposición que «non dice» elimina un
un derecho fundamental (acogidos por los obstáculo a la aplicabilidad de la norma
artículos 1 a 19 de la Ley de Bonn) o de al- en ella contenida en la hipótesis implícita-
gunos de los derechos recepcionados por los mente excluida. En otras ocasiones, la omi-
artículos 20.4, 33, 38, 101, 103 y 104, en vir- sión es realmente «una semplice omissione»,
tud del incumplimiento de un deber consti- esto es, la carencia de una disciplina que,
tucional de legislar. De esta forma, la doc- siempre ajuicio de la «Corte», hubiera debi-
trina jurisprudencial ha abandonado sus do existir a fin de que la norma, en su signi-
posicionamientos iniciales, renuentes a ad- ficado global, no entrara en contradicción
mitir la posibilidad de provocar la acción del con las normas constitucionales parámetro.
legislador mediante el recurso de queja En semejantes casos, sería siempre posible
constitucional. El Tribunal ha reconocido colmar la laguna por la vía de la interpreta-
igualmente la admisibilidad del recurso de ción, y aunque la «Corte» ha adoptado a ve-
queja constitucional contra la inercia del ces sentencias interpretativas de rechazo,
legislador, que dejó de emprender las refor- con más frecuencia las decisiones han sido
mas correctoras necesarias para la actuali- de acogimiento «para asegurar mejor la se-
zación o compatibilización del acto norma- guridad jurídica» (45).
tivo, violando así su deber de adecuación. También en España (46), el Tribunal
También en Italia, la «Corte Costituzio- Constitucional ha recurrido a una serie de
nale» ha tenido la oportunidad de pronun- técnicas con las que enfrentarse al proble-
ciarse sobre una serie de omisiones legisla- ma de las omisiones legislativas: recomen-
tivas (41), no habiéndose limitado, como ya daciones al legislador, sentencias aditivas,
constatara Mortati (42), a declarar la ilegi- declaración de la inconstitucionalidad par-
timidad constitucional de la omisión, sino cial de una norma por vulneración del prin-
procediendo a manifestarse acerca de «il cipio de igualdad y sentencias que declaran
senso e le finalitá del riempimento della la- la inconstitucionalidad sin nulidad (47).
cuna». Ciertamente, el resultado alcanzado
por el intérprete en su «attivitá di integra- 43. Ibídem, pág, 952.
44. Vezio Crisafulli: «Lezioni di Diritto Costi-
zione» no es comparable al que puede obte- tuzionale», vol. II («L'ordinamento costituzionale
nerse a través de la intervención del legis- italiano»), CEDAM, 5a. ed., Padova, 1984, pág. 403.
lador por el hecho de que aquél debe limi- 45. Ibídem, pág. 404.
46. Cfr. al efecto, entre los escasos estudios exis-
tarse a extraer del complejo sistema legis- tentes, Luis Aguiar de Laque: «El Tribunal Consti-
lativo, interpretado a la luz de los princi- tucional y la función legislativa: el control del pro-
pios constitucionales, las reglas necesarias cedimiento legislativo y de la inconstitucionalidad
para dar al interés constitucionalmente pro- por omisión», en Revista de Derecho Político, n° 24,
verano 1987, págs. 9 y sigs.; en especial, págs. 25-
tegido al menos un mínimo de operatividad. 30.
47. Para un mayor detalle, cfr. el trabajo de Ma.
41. Cfr. al efecto, Costantino Mortati: «Appunti Angeles Ahumada Ruiz: «El control de constitucio-
per uno studio...», op. cit., en especial, págs. 957- nalidad de las omisiones legislativas», en Revista
988. del Centro de Estudios Constitucionales, n° 8, ene-
42. Costantino Mortati: «Appunti per uno stu- ro-abril 1991, págs. 169 y sigs.; en concreto, págs.
dio...», cit., pág. 989. 182-191.
A la vista de todo lo expuesto, es claro rantía de un derecho constitucionalmente
que algunas de las técnicas jurisprudencial- proclamado a una circunstancia marginal a
mente habilitadas, y muy en especial la de la obligada eficacia inmediata del derecho,
las sentencias aditivas, en cuanto posibili- como es la de su normación por el legisla-
tan que a su través el Tribunal, en ciertos dor. Por último, el texto definitivo de la Ley
casos, pueda llegar a crear una norma, por N" 23.506, de Habeas Corpus y Amparo, en
adición o sustitución, de signo opuesto a la su art. 25, prescribiría que «no da lugar a la
declarada inválida, no dejan de suscitar acción de amparo los derechos a que se re-
problemas. En general, la doctrina jurispru- fiere la sexta de las Disposiciones Genera-
dencial examinada, particularmente la ita- les y Transitorias de la Constitución», esto
liana y alemana, aunque tiende a afirmar es, los derechos que irrogan nuevo gasto e
el principio de la supremacía constitucional^ inversiones, o lo que es igual, básicamente,
y, como lógica derivación del mismo, el con- Hos derechos de la segunda generación, for-
trol de la constitucionalidad por el órgano mulación frente a la que no han faltado jui-
titular de la jurisdicción constitucional, no cios críticos, como es el caso de uno de los
está exenta de riesgos y costos jurídicos y mismos autores del texto del Anteproyecto
políticos cuya superación exige en todo mo- (50).
mento, como ha precisado Miranda (48), En cualquier caso, los riesgos anterior-
mantener un equilibrio entre el principio de mente apuntados, esto es, que el juez opere
garantía de la Constitución, encarnado por "de fació» como legislador, no son, como un
el Tribunal Constitucional, y el principio sector de la doctrina advierte (51), automá-
democrático, encarnado por los órganos le- ticos ni fatales, pues si bien es verdad que
/
gislativos. no cabe descartar por entero que mediante
La problemática referida ha suscitado el recurso a la técnica de las «sentencias
una específica preocupación por parte de los aditivas» puede desbordarse el marco gene-
legisladores de algunos países. Este es el ral de distribución de funciones entre los
caso del Perú, en donde la Comisión espe- órganos constitucionales del Estado, este
cial redactora del Anteproyecto de Ley de riesgo, como advierte Pizzorusso (52), pue-
Habeas Corpus y Amparo previo, por acuer- de ser oportunamente conjurado mediante
do mayoritario de sus integrantes, la incor- diversos frenos, y entre ellos, por la misma
poración a dicho texto de un precepto (el que autolimitación («self-restraint») del Tribu-
habría de ser art. 26 del Anteproyecto) de nal, como asimismo por la posibilidad de lle-
conformidad con el cual: «No dan lugar a la gar a acuerdos informales entre el Tribunal
acción de amparo aquellos derechos consti- y los demás órganos constitucionales con
tucionales cuyo ejercicio exige la previa re- vistas, al menos, a la aceleración o atempe-
glamentación legal, mientras ella no se ramiento en el ritmo de determinados pro-
haya dictado». En la Exposición de Motivos cesos (53).
del Anteproyecto (49), se justificaría tal de-
terminación en base a un criterio conside- 50. Alberto Burea Odria: «El Amparo y el Habeas
rado realista, pues de lo contrario «se ten- Corpus...», op. cit., pág. 189.
51. Néstor Pedro Sagúes: «Inconstitucionalidad
dría que obligar a los jueces a que sus reso- por omisión de los poderes Legislativo y Ejecutivo.
luciones emitan órdenes que por sus alcan- Su control judicial», en «Tus et Veritas» (Revista de
ces no serían actos jurisdiccionales, sino le- la Facultad de Derecho). Pontificia Universidad
gislativos», reflexión que, aún siendo en al- Católica del Perú, año III. n° 5, págs. 39 y sigs.; en
concreto, pág. 47.
guna medida cierta, no lo es en puridad, 52. Aleaíiandro Pizzortisso: «Lecciones de Dere-
entrañando además que se supedite la ga- cho Constitucional», Centro de Estudios Constitu-
cionales, Madrid, 1984, tomo II, pág. 342.
53. No faltan autores, como es el caso de Alberto
48. Jorge Miranda: «Manual de Direito Consti- Antonio Spota (en «Aportes para la reforma de la
tucional», vol. II, op. cit., pág. 518. Constitución de la Provincia de Buenos Aires. Ope-
49. Puede verse en la obra de Alberto Borea ratividad de las cláusulas programáticas incumpli-
Odria: «El Amparo y el Habeas Corpus en el Perú das». La Plata. 1985, pág. 179). que entienden que
de hoy. Biblioteca Peruana de Derecho Constitu- todas las cláusulas programáticas, sin excepción,
cional. Lima, 1985, págs. 341 y sigs.; en concreto, deben en el ámbito jurídico convertirse en operati-
pág. 849. vas, por intermedio del quehacer del Poder Judicial.
En resumen, es evidente que la inexis- Constitución de la República Federativa del
tencia de una norma constitucional especí- Brasil, de 5 de octubre de 1988.
fica que establezca la fiscalización por los El art. 377 de la Constitución yugoslava
Tribunales Constitucionales de la inconsti- prescribía: «Si el Tribunal de Garantías
tucionalidad por omisión no ha impedido Constitucionales de Yugoslavia hiciere cons-
que se llegue a resultados análogos (54) a tar que un órgano competente no hubiere
los de los países -a los que a renglón segui- dictado las normas de ejecución de la Cons-
do vamos a referirnos- que han incorporado titución de la RSFY, de las leyes y de otras
a sus códigos constitucionales cláusulas de disposiciones y actos generales federales,
fiscalización de la inconstitucionalidad por estando obligado a dictarlas, informará de
omisión. ello a la Asamblea de la RSFY».
5. La recepción en los códigos constitucio- A la vista de ese precepto, es indudable
nales del instituto de la inconstifiicionali- que la Constitución habilita al Tribunal de
dad por omisión \ Garantías para ejercer una función de fis-
Las Constituciones del último medio si- calización de la inconstitucionalidad por
glo han sido absolutamente parcas en orden omisión, bien que, constatada ésta, al cita-
a la contemplación del instituto de la in- do Tribunal no le cabía otra posibilidad que
constitucionalidad por omisión. Sólo encon- la de informar de ello a la Asamblea de la
tramos tres aisladas excepciones al respec- República. Ello no obstante, cabe significar,
to. al margen ya de aquella determinación, que
La primera de esas salvedades, poco co- tanto el Tribunal de Garantías Constitucio-
nocida, si bien, como con acierto ha subra- nales como los Tribunales Constitucionales
yado Dantas (55), constituye el primer an- de las Repúblicas y de las Provincias Autó-
tecedente del instituto, la encontramos en nomas, podían iniciar «ex officio» un proce-
la Constitución de la República Federativa so encaminado a la verificación del control
de Yugoslavia, promulgada el 21 de febrero de la constitucionalidad y, en los casos de
de 1974. Las dos restantes excepciones las omisión constitucional, no sólo informar a
hallamos en la Constitución de la Repúbli- la Asamblea de ese hecho, sino también in-
ca Portuguesa, de 2 de abril de 1976, y en la tervenir con vistas a la superación de la
omisión legislativa mediante la presenta-
ción a las Asambleas respectivas de pro-
cuando los restantes poderes públicos omitieran puestas de elaboración o modificación de
aquel cumplimiento.
54. Cabe recordar al efecto que al encarar la Cor- leyes, o a través de la adopción de cuales-
te Suprema argentina el tema de los tratados inter- quiera otras medidas encaminadas a garan-
nacionales y su operatividad jurídica dentro del de- tizar la constitucionalidad y la legalidad
recho interno, con ocasión de la resolución, en 1992, (56).
del polémico «Caso Ekmekdjian contra Sofovich», la
Corte Suprema se manifestaría del siguiente modo: A) La inconstitucionalidad por omisión
••La violación de un tratado internacional puede en la Constitución de Portugal de 1976
acaecer tanto por el establecimiento de normas in- El influjo del texto antes transcrito de la
ternas que prescriban una conducta manifiestamen-
te contraria, cuanto por la omisión de establecer dis-
Constitución Federal yugoslava sobre la
posiciones que hagan posible su cumplimiento. Am- Constitución portuguesa de 2 de abril de
bas situaciones resultarían contradictorias con la 1976 iba a ser evidente. La propia dicción
previa ratificación internacional del tratado; dicho de los respectivos preceptos de uno y otro
de otro modo, significaría el incumplimiento o re-
pulsa del tratado, con las consecuencias perjudicia- código constitucional nos pone de manifies-
les que de ello pudieran derivarse». to con cierta claridad tal similitud, pero,
De este razonamiento jurisprudencial, Germán además, la ideología que en su redacción
Bidart Campos (en su «Tratado Elemental de Dere- primigenia transpiraba el código político
cho Constitucional Argentino», tomo I, Edinr, Bue-
nos Aires, edic. de 1993, pág. 160) ha entresacado
que como los tratados prevalecen sobre las leyes, el 56. Cfr. al efecto, el Relatório do Tribunal Cons-
incumplimiento de un tratado por omisión legislati- titucional da República Socialista Federativa da lu-
va puede asimilarse a una omisión inconstitucional. goslávia: «A Jurisdi<;áo Constitucional no Sistema
55. /(.-o Dantas: «Mandado de injuncao. Guia teó- Político e Autogestor da República Federativa da
rico e prático», Aide Editora, 2a. ed., Rio de Janeiro, lugoslávia», en Boletim de Documentacáo e Direito
1994, págs. 56-57. Comparado de Portugal, nros. 29-30, pág. 94.
portugués no se hallaba excesivamente ale- ampliaba de modo notable el concepto que,
jada de la subyacente en la Constitución siguiendo en buena medida a Canotilho,
yugoslava, circunstancia adicional a la hora hemos venido manejando aquí, y ello, en
de tener en cuenta, de aprehender, la razón esencia, porque la referencia del art. 279 a
a la que responde la introducción en la que «la Constitución resulte incumplida por
Constitución revolucionaria de 1976 del ins- omisión de las medidas legislativas necesa-
tituto que nos ocupa. rias para hacer aplicables las normas cons-
A tenor del art. 279 del texto inicial de la titucionales», implica claramente la amplia-
citada Norma constitucional: «Cuando la cion^del concepto de omisión inconstitucio-
Constitución resulte incumplida por omi- nal al incumplimiento de las «ordens de le-
sión de las medidas legislativas necesarias gislar» y a la inaplicación o ausencia de de-
para hacer aplicables las normas constitu- sarrollo de las normas finalistas que acojan
cionales, el Consejo de la Revolución podrá mandatos abstractos.
recomendar a los órganos legislativos com- La primera reforma de la Constitución de
petentes que las dicten en un plazo razona- Portugal, llevada a cabo por la Ley consti-
ble». tucional 1/1982, de 30 de septiembre, iba a
Como puede apreciarse a la vista de la incidir de modo muy notable sobre la cues-
redacción del citado precepto, la recomen- tión que ahora nos ocupa. Será ahora un
dación a los órganos legislativos competen- nuevo precepto, el art. 283, el que aborde el
tes a que en él se alude no difiere en exceso instituto de la inconstitucionalidad por omi-
del informe a la Asamblea de la RSFY a que sión en los siguientes términos:
alude el art. 377 de la Constitución yugos- 1. «A requerimiento del Presidente de la
lava. La diferencia más perceptible entre República, del Proveedor de Justicia o, con
uno y otro modelo radicaba en el órgano le- fundamento en la violación de derechos de
gitimado para apreciar la omisión inconsti- las Regiones Autónomas, de los Presidentes
tucional: mientras en Yugoslavia se trataba de las Asambleas Regionales, el Tribunal
del Tribunal Constitucional, en la Constitu- Constitucional aprecia y verifica el incum-
ción portuguesa de 1976 tal facultad se en- plimiento de la Constitución por omisión de
comendaba al Consejo de la Revolución, ór- las medidas legislativas necesarias para ha-
gano político-militar formalmente garante cer aplicables las normas constitucionales».
del funcionamiento regular de las institu- 2. «Cuando el Tribunal verifique la exis-
ciones democráticas, y en la realidad políti- tencia de la inconstitucionalidad por omi-
ca, órgano de caución de las supuestas esen- sión, dará conocimiento de ello al órgano
cias de la Revolución de abril de 1974. legislativo competente».
Desde luego, a la vista del diseño origi- El primer rasgo a destacar, como fácil-
nario del texto portugués era perfectamen- mente puede apreciarse, es que la reforma
te legítimo discutir si el instituto de la in- mantiene en sus mismos términos la redac-
constitucionalidad por omisión se traducía ción del texto original de la Constitución en
en una fiscalización de la inconstitucionali- lo que hace al supuesto objetivo que desen-
dad o, por el contrario, en una medida de cadena esta fiscalización: «omisión de las
defensa de la Constitución considerada en medidas legislativas necesarias para hacer
su conjunto, fruto de la propia y peculiar aplicables las normas constitucionales», con
naturaleza del Consejo de la Revolución. lo que sigue teniendo validez la reflexión
En todo caso, y al margen ya de la última que precedentemente hacíamos. Además, de
«ratio» a la que respondiera el instituto, sí la cláusula citada parece deducirse, como
es de interés significar que el sentido de la dice Canotilho (58), que los mandatos cons-
inconstitucionalidad por omisión acogida
por el ya citado art. 279 de la Constitución al Consejo de la Revolución, en su calidad de garan-
-que encontraba su complemento en el art. te de la observancia de la Constitución, velar por la
146, b/ de la propia Norma suprema (57)- adopción de las medidas necesarias para el cumpli-
miento de las normas constitucionales, para lo cual
podría el Consejo formular recomendaciones.
57. A tenor del art. 146, b/ de la Constitución de 58. José J. Gomes Canotilho: «Constituigáo diri-
Portugal, en su redacción primigenia, correspondía gente...», op. cit, pág. 352.
titucionales son tan sólo mandatos al legis- prevé, sin embargo, acerca de los posibles
lador, cuando, en ocasiones, el incumpli- efectos que pudieran derivarse de la inercia
miento de la Constitución se produce por la del órgano legislativo ante la apelación del
falta de una política" global o de actos parti- Tribunal Constitucional.
culares de ejecución de las leyes. A su vez, La experiencia que nos proporciona la
Miranda (59) considera latente en la cláu- praxis del instituto en Portugal no es espe-
sula en cuestión una idea o principio de cialmente gratificante. Han sido muy esca-
proporcionalidad, compartiendo la idea de sas las ocasiones en que este tipo de fiscali-
que el art. 283.1 se refiere a un acto legisla- zación ha sido ejercitado. En el primer pe-
tivo o ley en sentido formal. ríodo (1976-1982), esto es, hasta la reforma
Desde luego, estamos ante un proceso'cíe constitucional de 1982, tan sólo pueden des-
fiscalización «a posteriori» o, si se prefiere, tacarse seis pareceres, mientras que, con-
sucesiva, y no en modo alguno preventiva. tra lo que pudiera pensarse, tras la impor-
Baste con recordar al efecto que el art. 67 tante modificación constitucional de ese
de Ley 28/1982, de 15 de noviembre, de or- año, tampoco han abundado mucho los
ganización, funcionamiento y procedimien- acuerdos del Tribunal en este ámbito, algo
to del Tribunal Constitucional, a efectos de que lógicamente debe apuntarse en el debe
la determinación del régimen procesal a de las instancias legitimadas por la Consti-
aplicar, se remite a lo establecido por la pro- tución para instar del Tribunal un pronun-
pia Ley respecto de los procesos de fiscali- ciamiento de esta naturaleza, siendo de des-
zación sucesiva, a salvo los efectos de la tacar quizá como más relevante el Acuerdo
constatación de la inconstitucionalidad por 182/1989, de 1 de febrero, sobre derechos de
el Tribunal, que lógicamente son los que los ciudadanos frente a la utilización de la
determina el art. 283.2 de la Norma supre- informática, en el que el Tribunal apreció la
ma. existencia de inconstitucionalidad por omi-
El sujeto pasivo o destinatario de los sión en relación al «habeas data».
mandatos constitucionales o de las «ordens B. La inconstitucionalidad por omisión
de legislar» cuyo incumplimiento conduce a en la Constitución de Brasil de 1988
la inconstitucionalidad por omisión es, a la El instituto que venimos estudiando,
vista del art. 283, el legislador. como ya dijimos, ha sido acogido asimismo
En cuanto a los efectos de la declaración por la última Constitución brasileña del año
de inconstitucionalidad, se circunscriben a 1988.
que el Tribunal Constitucional ponga en co- Ya con anterioridad al debate constitu-
nocimiento del órgano legislativo competen- yente la doctrina (61) recomendaba la ele-
te tal circunstancia. La fórmula ahora em- vación a la categoría de principio constitu-
pleada («dar conocimiento» o, si se prefiere, cional de esta figura (62).
«poner en conocimiento») es como menos di- Finalmente, el inciso segundo del art.
recta que la utilizada antes de la reforma 103 de la Constitución prescribirá: «Decla-
constitucional («formular una recomenda- rada la inconstitucionalidad por omisión de
ción», a la vista del art. 279 en conexión con una medida necesaria para convertir en
el art. 146, b/ de la propia Constitución), efectiva una norma constitucional, se dará
pudiendo interpretarse, ajuicio de Canotil- conocimiento al poder competente para la
ho (60), como una suerte de apelación, con
significado jurídico y político, del Tribunal
61. Anna Cándida da Cunha Ferraz: «Inconsti-
Constitucional a los órganos legislativos tucionalidade por omissáo: urna proposta para a
competentes con vistas a que elaboren los Constituente», op. cit., pág. 59.
actos legislativos necesarios para la aplica- 62. Sobre el pensamiento jurídico brasileño pre-
vio a la Constituyente, como asimismo sobre el An-
bilidad de la norma constitucional. Nada se teproyecto Constitucional elaborado por la Comisión
de Estudios Constitucionales y el tratamiento de
este instituto, cfr. Marcia Rodrigues Machado: «In-
59. Jorge Miranda: «Manual de Direito Consti- constitucionalidade por omissáo», en Revista da
tucional», vol. II, op. cit., pág. 519. Procuradoria Geral do Estado de Sao Paulo, n° 30,
60. José J. Gomes Canotilho: «Direito Constitu- diciembre 1988, págs. 41 y sigs.; en concreto, págs.
cional», 4a.ed.,op. cit., pág. 830. 46-54.
adopción de las providencias y, tratándose dad que es idéntica la legitimación para re-
de un órgano administrativo, para que lo currir por acción o por omisión (65), lo que
haga en el plazo de treinta días». supone que queden legitimados: el Presi-
Varias, y muy nítidas, son las diferencias dente de la República, la Mesa del Senado
que se pueden apreciar en el régimen cons- Federal, la Mesa de la Cámara de Diputa-
titucional de este instituto adoptado por la dos, la Mesa de la Asamblea Legislativa de
Constitución brasileña en relación al mis- cada Estado miembro de la Unión, el Go-
mo régimen portugués: bernador del Estado, el Procurador General
a) Una primera diferencia de importan- de la República, el Consejo Federal de la
cia se refiere al objeto de la inconstitucio- Orden deUos Abogados del Brasil (equiva-
nalidad por omisión. Mientras, como hemos lente a nuestros Colegios profesionales),
visto, en Portugal se habla de omisión de cualquier partido político con representa-
«las medidas legislativas necesarias», el có- ción en el Congreso Nacional y cualquier
digo brasileño se refiere a la omisión de la confederación sindical o entidad de clase de
medida necesaria para hacer efectiva una ámbito nacional.
norma constitucional. Aunque algún autor c) La tercera divergencia se refiere al ór-
ha entendido que el vicio de inconstitucio- gano que ha de conocer de la acción, que
nalidad omisiva se revela por la inexisten- mientras en Portugal es un Tribunal
cia de un acto legislativo en sentido propio Constitucional, un órgano «ad hoc», creado
(63), es indiscutible que la Constitución bra- específicamente para el control de la consti-
sileña no restringe las omisiones inconsti- tucionalidad, en Brasil es el Supremo Tri-
tucionales a las omisiones legislativas; bas- bunal Federal, órgano supremo del Poder
ta con atender al inciso final del art. 103.2, Judicial ordinario, aun cuando con una fun-
que alude de modo específico a los órganos ción adicional de «guardián de la Constitu-
administrativos. Ello ha sido juzgado posi- ción», como se estipula en el inciso inicial
tivamente por la doctrina, que se ha referi- del art. 102 de la misma Norma suprema.
do a cómo la inconstitucionalidad por omi- d) La última diferencia se ciñe a los efec-
sión, en ocasiones, es más bien fruto de la tos de la declaración, o, con más precisión,
mera inejecución de las leyes existentes, a un aspecto específico de los mismos. Como
pudiéndose hablar entonces, según Carraz- regla general, la resolución del Supremo
za (64), de que una ilegalidad por omisión Tribunal Federal es básicamente declarati-
desemboca en una inconstitucionalidad por va, por cuanto si la omisión proviene del
omisión, afirmación un tanto equívoca a Legislativo, aquél se ha de limitar a comu-
nuestro modo de ver por cuanto que, en este nicarle la declaración de inconstitucionali-
caso, lo que importa es que la falta de desa- dad a fin de que el Legislativo adopte las
rrollo de la norma reglamentaria genera medidas pertinentes. Sin embargo, si la
una violación de la Constitución. omisión proviene de un órgano administra-
b) Una segunda diferencia atañe a la le- tivo -y esta es la última diferencia con el
gitimación procesal activa, mucho más res- modelo portugués-, entonces, aunque el Su-
tringida en el texto portugués, pues si bien premo Tribunal Federal se ha de dirigir a
es cierto que la Constitución brasileña no dicho órgano en la misma forma, el hecho
especifica quién está legitimado para recu- de que la Constitución prevea un plazo re-
rrir en este supuesto, no es menos cierto que ducido de treinta días dentro del cual el ór-
de la misma estructura del art. 103 de la gano administrativo ha de adoptar las pro-
Constitución se desprende con cierta clari-
65. De igual opinión son, entre otros, Paulo Mo-
63. Paulo Napoleón Nogueira Da Silva: «A evo- desto: «Inconstitucionalidade por omissáo...». op.
luc,áo do controle da constitucionalidade e a compe- cit.. pág. 124. Ivo Dantas: «Mandado de injunc.áo»,
tencia do Senado Federal», Editora Revista dos Tri- op. cit., pág. 63. José J. Gomes Caiwtilho: «Tome-
bunais. Sao Paulo, 1992, pág. 113. mos a serio o silencio dos Poderes Públicos. O direi-
64. Roque Antonio Carrazza: »Ac.áo direta de in- to á emana^áo de normas jurídicas e a proteccáo ju-
constitucionalidade por omissáo e mandado de ¡n- dicial contra as omissoes normativas», en Solvió de
junc;áo», en -Jurisprudencia Brasileira», Jurúa Edi- Figueiredo Teixeira (coord.), «As garantías do cida-
tora Ltda., n" 167, julio-septiembre 1992, págs. 53 y dáo na Justina», Editora Saraiva, Sao Paulo, 1993,
sigs.; en concreto, pág. 56. págs. 351 y sigs.; en concreto, pág. 354.
videncias necesarias para subsanar la omi- estrechamente con el anterior, es el de qué
sión tildada de inconstitucional, ha dado pie sucede si el sujeto pasivo del recurso no
que la doctrina hable de que en este atiende las indicaciones del Supremo Tribu-
último supuesto la decisión del Supremo nal Federal. Tratándose de un órgano ad-
Tribunal Federal tiene una «eficacia man- ministrativo, se ha entendido (69) que tal
damental media» (66), ya que impulsa, con- conducta podría ser tipificada como delito
cita a la práctica del acto so pena de incu- de desobediencia o, alternativamente, de
rrir en responsabilidad o de que, en el mis- prevaricación, dependiendo de cada caso
mo caso, se trate de una decisión que asu- concreto, que deberá ser apreciado por el
me un «verdadeiro caráter de 'ordetnjudi- Ministerio Público. En el supuesto de tra-
cial'» (67). / tarse de una omisión legislativa, se ha con-
Son precisamente los efectos de la deci- siderado (70) que si el constituyente no ha
sión que reconoce una omisión inconstitu- precisado plazo alguno para suplir la omi-
cional los que mayor debate doctrinal han sión lo ha sido por la confianza del mismo
suscitado. Un sector de la doctrina ha en- en el establecimiento de mecanismos regla-
tendido que la Constitución ha sido muy tí- mentarios por el propio Poder Legislativo,
mida en este punto concreto, al apenas si capaces de viabilizar lo dispuesto por la de-
avanzar respecto de lo ya estipulado en la terminación judicial.
Norma suprema portuguesa. El principio de Conviene poner de relieve finalmente que
discrecionalidad del legislador -razona Da la pauta marcada por la Constitución Fede-
Silva (68)- continúa intacto, y está bien que ral brasileña ha sido seguida muy de cerca,
así sea. Sin embargo, ello no obstaría para incluso ampliada en algunos aspectos, por
que la sentencia que reconociese una omi- determinadas Constituciones estatales, esto
sión inconstitucional pudiese disponer nor- es, de los Estados miembros de la Unión
mativamente sobre la materia hasta que la (71), siendo de reseñar algún aspecto de in-
omisión legislativa fuese suplida. Con ello, terés en relación con la cuestión que nos
concluye el mismo autor, se conciliaria el ocupa, como es, por ejemplo, el de que la
principio político de la autonomía del legis- Constitución del Estado de Rio Grande do
lador y la exigencia de efectivo cumplimien- Sul legitima activamente para recurrir en
to de las normas constitucionales, juicio esta vía de la inconstitucionalidad por omi-
éste que no podemos compartir por cuanto sión, entre otros, a las entidades o asocia-
ello supondría convertir al Supremo Tribu- ciones de defensa del medio ambiente, de
nal Federal en un auténtico órgano legisla- derechos humanos y de los consumidores de
tivo encargado de dictar normas de validez ámbito nacional o estatal (art. 95. 1" de la
general, a lo que no obsta lo más mínimo el Constitución de 3 de octubre de 1989). Algo
hecho de que tengan una vigencia temporal análogo puede decirse de la Constitución
limitada. La apreciación de Da Silva nos del Estado de Santa Catarina, de 5 de octu-
merecería otro juicio de entenderla circuns- bre de 1989, que también habilita procesal-
crita a la posibilidad de que el órgano juris- mente para recurrir por inconstitucionali-
diccional pudiese disponer lo necesario al dad por omisión a un conjunto de asociacio-
caso concreto para convertir en eficaz la nes legítimamente constituidas cuya finali-
norma constitucional, pero éste es precisa- dad básica es la protección de intereses di-
mente el fin que persigue el llamado «man- fusos (72), circunstancia, a nuestro modo de
dado de injunfáo» al que nos referiremos
más adelante. 69. Iva Dantas: «Mandado de injunc.áo», op. cit.,
Otro aspecto cuestionado, que se vincula pág. 65.
70. Michel Temer: «Elementos de Direito Consti-
tucional», op. cit., pág. 51.
66. Roque Antonio Carrazza: «Agáo direta de in- 71. Cfr. al efecto, Luis Rodríguez Wambier: «Agáo
constitucionalidade por omissáo...», op. cit., pág. 57. direta de inconstitucionalidade por omissáo. na
67. Paulo Modesto: «Inconstitucionalidade por Constituido Federal e ñas Constitui<;óes dos Esta-
omissáo: categoría jurídica...», op. cit., pág. 124. dos-membros», en Revista de Proceso, año 17, n° 65,
68. Jo.se Afonxo Da Silva: «Curso de Direito Cons- enero-marzo 1992, págs. 75 y sigs.; específicamente,
titucional Positivo», 9a. ed., 3a. reimpr., Malheiros págs. 80-83.
Editores, Sao Paulo, 1993, pág. 49. 72. También en otros Estados federales, como es
ver, muy progresiva y digna de ser tenida rentes a la nacionalidad, la soberanía y la
en cuenta. ciudadanía.
6. El instituto procesal brasileño del Nos hallamos en presencia de una acción
«mandado de injungáo» constitucional puesta a disposición de quien
En el derecho inglés, como es conocido, se considere titular de cualesquiera dere-
han surgido a lo largo del tiempo una serie chos, libertades o prerrogativas, inviables
de institutos procesales que iban a ser invo- por la ausencia de una reglamentación nor-
cados para la protección de derechos e inte- ;mativa exigida o supuesta por la Constitu-
reses jurídicos de muy diversa jerarquía. De ción. De esta forma, la finalidad principal
entre ellos destacan el «writ of injunction» de este instituto procesal constitucional
y el «writ of mandamus». Mientras el pri- consiste, como bien afirma Da Silva (74), en
mero tiene una aplicación prohibitiva, sien- conferir inmediata aplicabilidad a la norma
do su finalidad prevenir de manera prohibi- constitucional portadora de aquellos dere-
tiva la ejecución de un acto o de una ley, el chos y prerrogativas e inerte en virtud de la
segundo supone la solicitud ante un tribu- ausencia de reglamentación.
nal a fin de que expida un mandamiento Destaca de esta institución la amplitud
dirigido a obligar a una autoridad a ejecu- de su ámbito material, por cuanto, como ya
tar un deber que legalmente le ha sido im- hemos significado, se concederá un manda-
puesto, aun cuando su ejercicio no haya sido miento de esta naturaleza no sólo para po-
todavía reglamentado (73). sibilitar el ejercicio de cualquier derecho o
Los dos «writs» a que acabamos de refe- libertad constitucional, previsión que englo-
rirnos han ejercido una notabilísima in- ba los derechos individuales, colectivos y
fluencia en algunos ordenamientos ibero- sociales y los principios del orden social,
americanos, muy especialmente, en un pri- sino también para preservar las prerrogati-
mer momento, en los de las provincias ar- vas referidas a la nacionalidad, la ciudada-
gentinas, que los han recepcionado bajo los nía y la soberanía (acogidas en los artículos
rótulos de «mandamientos de ejecución 12 a 16 de la Norma suprema).
(«mandamus») y de prohibición («injunc- El «mandado de injungáo», como apunta
tion»)». Sidou, no debe confundirse, aunque esté di-
Sin embargo, más recientemente, ha sido rigido al mismo fin, con la acción de incons-
en Brasil en donde se ha consagrado una titucionalidad por omisión, manifestación
nueva figura procesal que se encuentra di- particular de la acción directa de inconsti-
rectamente inspirada en el «writ of manda- tucionalidad, con la que guarda notables
mus»; se trata del «mandado de injungáo». divergencias a las que nos referiremos más
De conformidad con el inciso LXXI del art. adelante. Mientras la acción de inconstitu-
5° de la Constitución de Brasil de 1988, se cionalidad regula el modo de hacer efectiva
concede «mandado de injungáo» siempre una regla constitucional, mediante la deter-
que la falta de norma reglamentaria impi- minación de que, declarada la inconstitucio-
da el ejercicio de los derechos y libertades nalidad por omisión, el Tribunal lo comuni-
constitucionales y las prerrogativas inhe- cará al órgano competente a fin de que
adopte las medidas necesarias, el «manda-
el caso de la Argentina, algunas Constituciones de do de injungáo», más que la elaboración de
Estados-miembros, provinciales por ser más riguro- las disposiciones reglamentarias, pretende
sos, han acogido el instituto de la inconstitucionali- la realización del acto, a fin de que de esta
dad por omisión. Así, la de la Provincia de Río Ne-
gro, de 1988, cuyo art. 207 acoge este instituto, ca- manera se transforme el derecho abstracto
biendo al efecto una acción judicial. Cfr. al respecto,
Germán J. Bidart Campos: «Las omisiones incons-
titucionales en la novísima Constitución de la Pro- 74. JoséAfonso Da Silva: «Curso de Direito Cons-
vincia de Río Negro», en «El Derecho», 18 de octu- titucional Positivo», op. cit., 392.
bre 1988. 75. J. M. Othon Sidou: «Las nuevas figuras del
73. Cfr. al efecto, Héctor Fix-Zamudio: «La pro- Derecho Procesal Constitucional Brasileño: Manda-
tección procesal de los derechos humanos ante las do de Injuncáo y Habeas Data», en Boletín Mexica-
jurisdicciones nacionales», Universidad Nacional no de Derecho Comparado (traduce, de Héctor Fix
Autónoma de México - Editorial Civitas, México- Zamudio), año XXIV, n° 70, enero-abril 1991, págs.
Madrid, 1982, págs. 89-93. , .«>, : ";,!j: 169 y sigs.; en concreto, pág. 174. :
en una situación subjetiva concreta (75). es un procedimiento que puede ser desen-
Ello no obstante, su relación con la pro- cadenado siempre que haya omisión de me-
blemática que ahora nos ocupa es patente, didas para hacer efectiva, convertir en apli-
en último término si se quiere, por cuanto, cable, una norma constitucional, esto es,
como señala Canotilho (76), un «mandado cualquier norma constitucional. El «manda-
de injunqao», modestamente si se quiere, do de injunqáo» presupone la existencia de
puede en un momento dado limitar la arro- ^un derecho o libertad individual y una le-
gante discrecionalidad de los órganos nor^ sión del mismo producida por no poder ejer-
mativos que permanecen callados cuando citar el interesado dicho derecho por ausen-
su obligación jurídico-constitucional era de- cia de una reglamentación adecuada. Esta
linear en moldes normativos reglas de ca- reglamentación no tiene que confundirse
nalización de los derechos y libertades cons- con ordenación reglamentaria proveniente
titucionales. del Ejecutivo, sino que, bien al contrario, la
Varias son las diferencias que separan la norma reguladora cuya ausencia impide el
inconstitucionalidad por omisión del «man- ejercicio del derecho puede ser perfectamen-
dado de. injunqáo»: te una norma legal (79). Por otro lado, es
1°) Mientras la acción de inconstituciona- indiferente que la naturaleza de la norma
lidad por omisión es una modalidad de fis- en cuestión sea material o procesal. Como
calización abstracta para la que están legi- afirma Agrícola Barbi (80), partiendo del
timadas las entidades y órganos a que se principio de que las garantías constitucio-
refiere taxativamente el art. 103 de la Cons- nales deben ser interpretadas en un senti-
titución, el «mandado de injunqáo» es cla- do amplio, nunca restrictivo, debe entender-
ramente una acción individual encaminada se que la norma reguladora a que se refiere
a la defensa de los derechos, circunstancia la Constitución puede ser, indistintamente,
que ha llevado a algún sector doctrinal a de derecho procesal o de derecho material.
reclamar la conveniencia de perfilar legal- 4°) El órgano competente para conocer de
mente una amplia legitimación activa para la acción de inconstitucionalidad por omi-
accionar este instituto (77). sión es el Supremo Tribunal Federal, mien-
2°) En sintonía con la diferencia anterior, tras que respecto del «mandado de in-
mientras la primera acción es una acción de junqáo» se fracciona esa competencia en
garantía constitucional, el «mandado» es función del órgano a que correspondiese la
una acción de defensa de garantías indivi- elaboración de la norma reguladora del de-
duales. Como advierte Dantas (78), el «man- recho cuya ausencia impide el ejercicio del
dado de injunfáo» no es un derecho indivi- mismo (81).
dual, sino una garantía constitucional a 5°) Finalmente, mientras que en la in-
cuyo través se intenta conseguir el ejercicio constitucionalidad por omisión el Supremo
de los derechos y libertades individuales. Es Tribunal Federal no puede sustituir la ac-
decir, en un caso se trata de salvaguardar tuación del órgano legislativo o administra-
la Constitución, mientras que en el otro son tivo, en el «mandado de injunfáo» el órgano
de modo específico los derechos individua- jurisdiccional que conozca del mismo, con
les los que se tratan de tutelar y, como es efectos «ínter partes», puede adoptar las
obvio, a través de ellos el sistema de valo- medidas necesarias en orden a posibilitar
res materiales de la misma Constitución. el ejercicio del derecho.
3°) La inconstitucionalidad por omisión De todo lo expuesto puede entresacarse
que existen diferencias notables entre am-
76. José J. Gomes Canotilho: «Tbmemos a serio o
silencio dos poderes públicos. O direito á emanacáo
de normas jurídicas», cit., pág. 367. 79. En igual sentido, José Da Silva Pacheco: «O
77. Es el caso, entre otros, de Celso Agrícola Bar- mandado de seguranca e outras acóes constitucio-
bi: «Protecáo processual dos direitos fundamentáis nais típicas», 2a. ed., Editora Revista dos Tribunais,
na Constituicáo de 1988», en Salvia de Figueiredo Sao Paulo, 1991, pág. 288.
Teixeira (coord.), «As garantias do cidadáo na jus- 80. Celso Agrícola Barbi: «Protegáo processual
tica», op. cit., págs. 93 y sigs.; en concreto, pág. 105. dos direitos...», op. cit., pág. 104.
78. Ivo Dantas: «Mandado de injuncáo», op. cit., 81. Ivo Dantas: «Mandado de injuncáo», op. cit.,
pág. 70. .. . . . , .-- -.-..-• págs. 80-82. , , f , ,s f . •
bos mecanismos procesales. El «mandado go, ese derecho es mayoritariamente recha-
de injunqáo» es una garantía individual (82) zado sobre la base de argumentos bien dis-
que pretende garantizar un derecho subje- pares que van desde el de que su reconoci-
tivo, no el derecho objetivo, y que atiende a mient<Kvulneraría el principio de división
la ausencia de una norma reguladora que de poderes, trastocando gravemente la re-
permita el ejercicio del derecho. Ahora bien, lación entre el legislativo y el judicial, has-
no cabe ignorar que podrán superponerse ta aquel otro de que la pretensión jurídica
ambos institutos en aquellos supuestos en subjetiva que debiera encerrar el derecho es
que la omisión suponga la ausencia de nor- inexistente, pues el derecho en cuestión se
mas adecuadas para convertir en aplicables configura como derecho objetivo a la norma-
normas que consagren derechos o liberta- ción. Bien es verdad que esta última re-
des. De ahí el interés que en la problemáti- flexión se relativiza extraordinariamente en
ca que venimos estudiando puede presen- el caso de violación de derechos fundamen-
tar el «mandado de injun^áo». tales por omisión legislativa.
7. La operatividad del «mandado de ¿n- Cuanto se ha dicho no hace sino, una vez
junc_áo» en la resolución de la problemática más, poner de relieve las notables contra-
planteada por la inacción en materia de de- dicciones que encierra el Estado social de
rechos de un poder de normación Derecho de nuestro tiempo, que sigue, de
La admisión, en unos casos a nivel de los una u otra forma, reconduciendo los meca-
códigos constitucionales y en otros por la vía nismos jurídicos de tutela y garantía de los
jurisprudencial, de la figura de la omisión derechos a los procedimientos característi-
legislativa inconstitucional, no hace sino cos del Estado liberal, con total ignorancia
traducir la existencia en determinados su- de que, como nuevamente sostiene Canotil-
puestos de un auténtico deber constitucio- ho (84), las normas de asignación de fines
nal de emanación de normas destinadas a al Estado, las normas que imponen a los
dar plena operatividad jurídica a los man- poderes públicos la realización de un con-
datos constitucionales. Ahora bien, ¿de ese junto de tareas y fines sociales, no pueden
deber de legislación deriva un derecho a la por menos de incidir sobre la caracteriza-
legislación, un derecho a la emanación de ción meramente liberal de la categoría de
normas por parte del Poder Legislativo? los derechos públicos subjetivos, que se re-
Como bien señala Canotilho (83), una vela, a nuestro entender, como de todo pun-
protección jurídica global sin lagunas fren- to insuficiente para hacer frente a la tutela
te a aquellos actos de los poderes públicos de derechos e intereses no estrictamente
que no se hallen conformes con la Constitu- reconducibles a un simple interés indivi-
ción exigiría, en el supuesto de omisiones dual, cual sería el caso de los derechos so-
legislativas inconstitucionales, el reconoci- ciales -que, como bien dijera Niño (85), han
miento de un derecho a exigir una actua- de verse como el correctivo indispensable
ción positiva del legislador, de un derecho, frente a las falencias de los derechos econó-
en definitiva, a la emanación de normas ju- micos- o de los intereses difusos.
rídicas por parte del legislador. Sin embar- A la vista, pues, de las dificultades exis-
tentes para concebir un derecho subjetivo a
82. Ello no obstante, cabe hablar de la existencia la emanación de normas que pueda encajar
de un «mandado de injunt;áo coletivo», ya que pue- dentro de las categorías, básicamente libera-
den accionar este instituto los sindicatos, a los que
el art. 8".III de la Constitución les atribuye la de-
les, novecentistas, en que sigue moviéndose
fensa de los derechos e intereses colectivos o indivi- el constitucionalismo del Estado social y de-
duales de los trabajadores, con lo que es perfecta- mocrático de Derecho, no parecen restar otras
mente admisible que cuando la ausencia de una nor- posibilidades de impulso a los valores mate-
ma imposibilite el ejercicio de derechos legítima-
mente pertenecientes a aquéllos, un sindicato pue- riales de la Constitución, cuyo reflejo quizá
da recurrir a esta acción. Más aún, el inciso XXI del
art. 5" de la Constitución habilita a las entidades 84. Ibídem, pág. 343.
asociativas expresamente autorizadas para repre- 85. Carlos Santiago Nina: «Fundamentos de De-
sentar a sus afiliados judicial o extrajudicialmente. recho Constitucional» (Análisis filosófico, jurídico y
83. José J. Gomes Canotilho: «Constituicáo diri- politológico de la práctica constitucional), Editorial
gente...», op. cit, págs. 341-842. " •'-.,-•• Astrea, Buenos Aires, 1992, pág. 397.
primario lo hallamos en el bloque normativo- subjetiva accionable, con lo que ello entra-
programático, que el del recurso a las garan- ña de admisibilidad de un derecho a la nor-
tías democráticas (86) con la subsiguiente mación en los específicos supuestos ante-
postergación de las garantías jurídicas. riormente referidos.
No obstante lo anterior, no creemos deba El «mandado de injunqáo», recordémos-
declinarse en el intento de búsqueda de lo, se reconoce por el inciso LXXI del art. 5°
mecanismos procesales con los que intentar de la Constitución siempre que la ausencia
dar cierta operatividad jurídica a ese dere- de una norma reguladora convierta en in-
cho a la legislación, a la emanación de nor- viable el ejercicio de derechos y libertades
mas por parte del legislador. Y a este res- constitucionales. A la vista de su diseño
pecto, el nuevo ordenamiento constitucional constitucional, en una primera aproxima-
brasileño ha abierto unas nuevas expectati- ción, parece que podría ser un instrumento
vas, básicamente, a través de la consagra- operativo adecuado en orden a accionar el
ción constitucional del instituto, ya anali- derecho a la normación. Ello tropezaría, sin
zado, del «?nandado de injunqáo». Veamos embargo, con un obstáculo insalvable: su
las razones de ello. naturaleza de acción de garantía, pues toda
Descartada, como ya expusimos, desde acción procesal de este tipo se destina a ase-
las categorías conceptuales novecentistas gurar una vía procesal de defensa de un
en que, en ciertos ámbitos, se sigue movien- derecho, no a la obtención de una norma por
do aún el Estado constitucional de nuestro decisión judicial. No obstante, este obstácu-
tiempo, la existencia de un derecho objetivo lo puede ser salvado mediante la configura-
a la normación, por la inexistencia -evalua- ción del «mandado de injunfáo» como un
da siempre, insistimos en ello, desde aque- auténtico derecho constitucional autónomo,
llas categorías- de una pretensión subjetiva y no como una simple garantía procesal
accionable, hemos de plantearnos de inme- (88). Concebido como verdadero derecho
diato si cabría admitir la existencia de una constitucional, y salvado por lo mismo el
tal pretensión (y, de resultas, de un derecho obstáculo inmediatamente antes referido, el
a la normación, con independencia ya de ejercicio de este derecho deberá conducir al
que la norma sea una ley o un reglamento) juez a amparar y restablecer el derecho,
en aquellos casos en que la ausencia de la adoptando las decisiones oportunas, entre
norma impida al interesado el ejercicio es- las que no cabe excluir un «mandatory in-
pecífico de un derecho o libertad del que es junction» que se traduzca en la realización
constitucionalmente titular. El punto cru- de actos positivos a cuyo través sustituir
cial del problema, como una vez más señala una actividad normativa por la que se via-
Canotilho (87), es el de si la ausencia de una bilice el ejercicio del derecho.
norma reguladora que inviabiliza el ejerci- Ahora bien, admitida esa posibilidad, sin
cio del derecho o libertad constitucional no ningún resquicio de duda, conviene preci-
pone de relieve una perfecta imbricación sar que dentro de la capacidad decisoria del
entre la dimensión material del derecho y juez no parece posible pensar que tenga ca-
su dimensión procesal, posibilitando de esta bida una ordenación normativa que viabili-
forma el reconocimiento de una pretensión ce el ejercicio del derecho con carácter ge-
neral, o si se prefiere, con eficacia «erga
omnes». En un momento precedente ya se-
86. El problema del silencio del legislador -sos-
tiene Canotilho (en «Constituicáo dirigente...», op. ñalamos que los efectos de la decisión judi-
cit., pág. 348)- conduce, en primer lugar, a la lucha cial no pueden ser sino «ínter partes», lo
por la participación y por la reivindicación de ins- que, en definitiva, no permite en sentido
trumentos de democracia directa. No se trata de re- estricto hablar de que el «mandado de in-
clamar mecanismos plebiscitarios, sino de que se
logre el reconocimiento de acciones populares o del junfáo» puede ser el cauce con el que dar
derecho a la iniciativa legislativa popular, que per- operatividad jurídica a un auténtico dere-
mitan superar los supuestos de omisión inconstitu- cho a la emanación de normas.
cional. Esta conclusión no nos puede conducir,
87. José J. Gomes Canotilho: "Tomemos a serio o
silencio dos Poderes Públicos. O direito á emanacáo
de normas...», op. cit., pág. 361. 88. Ibídem, pág. 364.
sin embargo, a ignorar la importancia de QUE, de ¿n/brmation automatique), con el
este nuevo instituto constitucional, que bien objeto de designar las ciencias y técnicas de
puede ser concebido como derecho autóno- la comunicación que intervienen en la reco-
mo, en cuanto puede contribuir, modesta- pilación y utilización de datos a fin de ela-
mente si se quiere, a limitar la, en ocasio- borar decisiones. Por ello podemos decir que
nes, arrogante actitud de los órganos nor- la informática es una disciplina que incluye
mativos, y muy en especial del Legislativo, diversas técnicas y actividades relacionadas
que, apoyado en su discrecionalidad, ignora con el tratamiento lógico y automático de la
a veces de forma patente los mandatos del información. Para realizar el tratamiento
constituyente. Si, como dice Canótilho (89), lógico y automático de la información, es
a través de una vigilancia judicial que no necesario también que la misma se encuen-
exceda de los límites propios de la función tre asentada en un soporte o medio físico
judicial, se consiguiese llegar a una protec- que la contenga, y que al mismo incluya un
ción jurídica sin lagunas, entonces el «man- sistema por el que dicha información puede
dado de injunqáo» habría alcanzado plena- ser recuperada rápidamente.
mente sus objetivos. Una voz ligada a la Informática es la Ci-
Esta acción constitucional de defensa, bernética (que durante algún tiempo ocupó
que puede concebirse como verdadero dere- el lugar de la informática). La cibernética
cho y que se expande a todos los derechos es la ciencia que estudia los sistemas de
constitucionales (individuales, colectivos, control y comunicación de los animales y de
sociales... etc.) (90) proporciona un modelo las máquinas. En su faz tecnológica más
digno de ser tenido en cuenta en orden a la corriente, da unidad al comportamiento de
búsqueda de soluciones a la problemática los servomecanismos y a los sistemas de la
que nos ocupa, con las necesarias adapta- ingeniería de las telecomunicaciones y de
ciones, como es obvio, a las propias peculia- los fenómenos fisiológicos, neurológicos, psi-
ridades de cada sistema jurídico, revelán- cológicos, sociológicos y económicos. El con-
donos, en último término, la necesidad de cepto actual corresponde a Norbert Wiener
dinamizar los mecanismos de garantía de a través de su obra 'Cibernetic and the Ma-
los derechos en general, y de los derechos chine'(1948).
sociales en particular, con vistas a superar La denominación de INFORMÁTICA no
el modelo todavía vigente hoy, asentado en es uniforme en el mundo. Francia (Informa-
un conjunto de categorías jurídicas concebi- tique), Italia (Informática) y los países de
das para una sociedad en la que el indivi- habla española (Informática), la han acep-
duo y su protección frente a supuestas ac- tado; pero en EE.UU. de América se usa la
tuaciones positivas e irregulares de los po- voz DATA PROCESSING y en Alemania,
deres públicos era el único punto de refe- DATEN VERARBEITUN, expresiones que
rencia a tener en cuenta. indican «proceso de datos».

INFORMÁTICA JURÍDICA* (Ver Derecho


INFORMÁTICA (Ver Derecho Informático
e Informática Jurídica)'*
Informático e Informática Jurídica)
a) Concepto.- Aunque las definiciones
La palabra INFORMÁTICA es una palabra
construida a partir de otras dos: informa-
siempre pueden ser mejoradas, la INFOR-
MÁTICA JURÍDICA ha sido caracterizada
ción automática. Este tipo de construccio-
muy bien por Vaz Flores y Dalí' Aglio («In-
nes se denomina compuesto contracto, o
formática y administración de justicia», p.
contracción. El término fue creado en Fran-
46) cuando dicen: «la informática jurídica es
cia aproximadamente en 1965 (INFORMATI-
el resultado del impacto de la tecnología (de
la computación, agregamos) en la ciencia
* ENRIQUE M. FALCON del Derecho. En ella tienen puntos de en-
cuentros distintas disciplinas: la documen-
89. Ibídem, pág. 367. tación, la ciencia de la información, las
90. En igual sentido, JoséAfonso Da Silva: «Cur-
so de Direito Constitucional Positivo», op. cit, pág.
392. ENRIQUE M. FALCON
matemáticas, la lógica, la lingüística, y ob- cinas jurídicas. V S ítf • » , > . ! ' «f
viamente el Derecho», aunque otros autores Así el aspecto fundamental de la infor-
como Losano («Curso de Informática jurídi- mática está relacionado con: a) El uso de
ca», t. I, pp. 32, 45 y 47) prefieren hablar de computadoras y sus programas utilitarios,
luscibernética, de la cual la Informática Ju- b) Con el uso de Bancos de Datos, que pres-
rídica es una parte destinada a las técnicas tan una real asistencia a los usuarios para
computacionales en derecho. recuperar la información, c) La organiza-
b) Clasificación.- Se clasifica a la infor- ción de los Estudios Jurídicos o dt; la Justi-
mática jurídica siguiendo una división tra- cia (ver sobre el particular: Pérez Laño,
dicional de la materia. Tomaremos en el «Gestión (automatizada) del despacho pro-
caso la de López Muñiz Goñi («Informática fesional del abogado» qn JURISMATICA, 4/
Jurídica Documental», p. 5). En este aspec- 93, p. 48; Cosentino, ¿Informática y refor-
to al hablar de una informática jurídica nos ma», en JURISMATICA, 4/93,p. 34; Bielsa-
referimos a: 1) Informática Jurídica Opera- Perazolo, «Alrededor de la informática, la
cional, dedicada a la gestión de juzgados, eficiencia y la reforma del servicio de justi-
estudios jurídicos y cámaras legislativas, 2) cia», JURISMATICA 5-6/94), d) Con la idea
Informática Jurídica Registral, relacionada de ir automatizando las decisiones a través
con los registros de la propiedad, de pena- de Sistemas expertos (v. Guibourg y colab.,
dos, etc., 3) Informática Jurídica Decisional, «Informática jurídica decisoria»), e) Con la
con la resolución automática de casos repe- actividad orientada hacia estudios comple-
titivos, con manejo de la inteligencia artifi- jos relacionados con la informática, ya sea
cial, y 4) Informática Jurídica Documental, lingüísticos, de programación, de sistemas,
relacionada con los Bancos de Datos Jurídi- de construcción de bancos de datos, de inte-
cos en lenguaje natural, concretados en la ligencia artificial, etc. (vg. Losano y Muñiz
legislación, la jurisprudencia y la doctrina. Goñi, citados).
Las tres primeras divisiones ocuparían la Observo claramente tres concepciones de
llamada informática jurídica de GESTIÓN, la informática jurídica que se contradicen
mientras que la última estaría destinada a en cuanto a su extensión. Una concepción
la informática jurídica de AYUDA A LA amplia, una intermedia y una limitada. La
DECISIÓN. CONCEPCIÓN AMPLIA consideraría infor-
Las herramientas principales que utiliza mática jurídica a toda cuestión de Derecho
el abogado para su tarea, y por lo tanto po- relacionada con la informática. Al respecto
demos considerarlas como las herramientas entra en la informática jurídica, la llamada
básicas las de la informática jurídica, con- iuscibernética, las cuatro categorías de in-
sisten en: formática jurídica ya mencionadas y el De-
1) El Hardware, esto es la computadora recho informático. Una segunda posición, la
y sus anexos (periféricos). INTERMEDIA, separaría cuatro campos
2) El Software concretado a través de un estudiando los problemas en todas las
sistema operativo (generalmente el sistema áreas: 1) el de la iuscibernética teórica, que
D.O.S. o el Windows) y los siguientes pro- interrelaciona el Derecho a nivel sociológi-
gramas: a) EL PROCESADOR DE TEX- co, el control y manejo de la computación y
TOS. El procesador de textos, procesador de la sociedad en los primeros niveles de en-
palabras, word processor o word text, b) Las samble; 2) el de la informática jurídica de
BASES DE DATOS, especialmente sobre le- gestión, 3) el de informática jurídica de ayu-
gislación y jurisprudencia y c) Planilla de da a la decisión y 4) el Derecho informático.
cálculo llamada también HOJA ELECTRÓ- La concepción LIMITADA, entiende que la
NICA (Spread-sheet). informática jurídica estaría reducida a la
En los últimos tiempos se ha desarrolla- informática de ayuda a la decisión, es decir
do notablemente el sistema de redes ínter- de técnicas destinadas al tratamiento lógi-
conectadas que permiten el acceso a varia- co y automático de la información, cuyo ob-
da información y la interrelación de tareas jeto sería la carga y recuperación de la mis-
entre distintas computadoras, dentro de la ma. Mi opinión es que la informática jurídi-
misma oficina jurídica o entre distintas ofi- ca debe estar en la concepción intermedia.
INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL. Cap. IV, 32 ss.), que representó un paso no-
SU PROBLEMA Y SUS PROBLEMAS* ** table en comparación con sus escarceos ju-
veniles de 1803 (Cf. Metodología jurídica,
Sumario: 1. Alcances. 2. Qué término usar. 3. Depalma, Buenos Aires, 1979). Pero esto
Surgimiento del problema. 4. Aparición estaba vinculado al derecho privado; el pro-
del tema en América Latina. 5. La inter- blema no se hizo cuestión en el derecho pú-
pretación y su ubicación. 6. Lo que impli-
blico, sino hasta fecha muy posterior.
ca la interpretación. 7. La concepción clá-
sica de la interpretación como silogismo. Lo cierto es que la interpretación, como
8. Características del proceso interpreta- queda dicho, surge en fecha relativamente
tivo. 9. El problema de los métodos. 10. cercana, pero sobre ella -en su aspecto ge-
Algunos problemas en la teoría de la in- neral- se ha escrito mucho. No pretendo
terpretación. 11. Características de la aquí, por tanto, describir ni agotar esa te-
norma constitucional. 12. Fines de la in- mática, de por sí inabordable en el poco es-
terpretación constitucional. 13. Criterios pacio de que dispongo. Mi objetivo, por el
orientadores de la interpretación consti- contrario, es centrarme en lo que podría lla-
tucional. 14. Pluralidad de intérpretes marse los aspectos sustanciales de la inter-
constitucionales. 15. El acto interpretati- pretación (en relación con la Constitución),
vo constitucional. 16. Un discurso más o si se quiere, sus pasos iniciales y previos,
allá del discurso. y no seguir los intrincados laberintos que
se desprenden de ella, y que pueden ser tra-
1. Alcances tados en otra oportunidad.
El debate sobre la interpretación jurídi- Es decir, un análisis de sus supuestos y
ca es hoy amplio y difundido, si bien el pro- del punto de partida. Por razones que más
blema es relativamente nuevo. En realidad adelante se explicarán, este enfoque en ma-
puede decirse que, aun con antecedentes, la teria constitucional es en mi opinión funda-
interpretación surge con la codificación, en mental, porque en el Derecho Constitucio-
concreto, en la Francia del siglo XLX, en es- nal el estudio serio de la interpretación, a
pecial con la famosa Escuela de la Exége- nivel teórico y orgánico, es, aun cuando sor-
sis, que derrotada en forma fulminante por prenda, muy reciente y de no fácil acepta-
Gény en su clásica obra publicada en 1899 ción (a tal extremo que los constitucionalis-
(Cf. Méthode d'interprétation et sources en tas clásicos la ignoran, y entre los actuales,
droit privé positif. 2da. edición, 1919: reim- son escasos los que le prestan la debida
presión, L.G.D.J. 2 tomos, París 1954) sigue atención). De ahí la importancia -en mate-
influenciando en forma bastante extensa ria constitucional- de hacer un enfoque tan
entre abogados prácticos, y también en per- sólo del punto de partida, por la gravedad
sonas del mundo académico. En la misma del tema y por su novedad. De ahí también
Alemania, al compás de la lucha por la co- el carácter provisional de mi planteo, que
dificación, se plantearon enfoques de larga espero poder perfeccionar y afinar en un
duración en la Escuela Histórica, en espe- próximo futuro.
cial en la obra cimera de Savigny (Cf. Siste- 2. Qué término usar
ma de Derecho Romano actual, 1840, Lib. I, El sustantivo de más vieja raigambre es
el de hermenéutica, más que el de interpre-
*DOMINGO GARCÍA BELAUNDE (Perú) tación. Esto se comprueba cuando se repa-
** Ponencia presentada ai ••Simposio internacio-
ra que el primero es de origen griego, y el
nal sobre Derecho del Estado», organizado por la segundo, latino. La voz hermenéutica pro-
Universidad Externado de Colombia (Santa Fe de viene del sustantivo griego hermeneia, que
Bogotá, 4-7 de mayo de 1993), coincidiendo con la a su vez viene del verbo érmeneum, que pro-
inauguración del "Instituto de Estudios Constitucio-
nales Carlos Restrepo Piedrahita» y con el patroci- bablemente tenga alguna vinculación con el
nio del Instituto Iberoamericano de Derecho Cons- dios Hermes, que fue latinizado como Mer-
titucional, el Instituto de Investigaciones Jurídicas curio. Kermes, hijo de Júpiter y Maya, hija
de la Universidad Nacional Autónoma de México - de Atlas, era el intérprete o el mensajero de
UNAM- y la Fundación Santillana para Iberoamé-
rica. El texto va dedicado a mi dilecto amigo Carlos los dioses. Hermeneia significó desde muy
Restrepo Piedrahita. pronto proclamar, interpretar, explicar, tra-
ducir, mediar, etc., en fin, hacer algo com- qué seguirla. En mi criterio, pueden usarse
prensible o inteligible. Los pensadores grie- cualesquiera de los dos vocablos, pero siem-
gos le darán carta de ciudadanía (Platón, pre que lo sea en todos los casos. Es decir,
Symposion, 202; Jenofonte, Memorabilia, el uso de hermenéutica en lugar de inter-
IV, 3,12),y finalmente Aristóteles, quien lo pretación, o a la inversa, equivale a una
acuña como nombre propio de una discipli- opción de gustos académicos y nada más,
na, al titular Peri Hermeneías uno de los pero a la larga, significando ambos lo mis-
tratados que componen el Organon, más mo, no veo porqué debe hacerse una distin-
conocido poro la posterioridad como Lógica. ción que oscurece antes que aclara. Por tan-
La suerte posterior de este trabajo aristoté- to, mi opinión es que ambos son equivalen-
lico fue grande, y fue objeto de múltiples tes y en consecuencia pueden emplearse
traducciones y utilizaciones. En el siglo VI, indistintamente, siempre y cuando se usen
lo traduce Boecio con el siguiente título: De en todas las circunstancias. Anotemos que
ínterpretatione. Con variantes y diferencias si bien los juristas utilizan con frecuencia
según las épocas, los dos términos han se- el término «hermenéutica», la preferencia
guido usándose: hermenéutica e interpreta- por el empleo de «interpretación», es cada
ción, entendiéndose que ambos vocablos, vez más frecuente. A ella me atengo en es-
con orígenes lingüísticos distintos, apunta- tas líneas.
ban a lo mismo. Así se comprueba en el Dic- 3. Surgimiento del problema
cionario de la Lengua Española, editado por He mencionado que el problema de la in-
la Real Academia Española (edición de terpretación surge con la codificación en el
1984), en donde hermenéutica es el arte de siglo XIX, si bien no se puede negar la exis-
interpretar textos para fijar su verdadero tencia de enfoques filosóficos y dogmáticos
sentido, e interpretar es explicar o declarar de más antigua data (que se remontan al
el sentido de una cosa, y principalmente de Derecho Romano y luego a los glosadores y
textos. Este es, pues, el aspecto general, que postglosadores). Pero en rigor, la interpre-
se puede apreciar en el uso que generalmen- tación jurídica, como algo orgánico y estruc-
te le dan los juristas. turado, aparece en el siglo XIX. Pero este
Sin embargo, en un libro clásico publica- esfuerzo se da alrededor del Derecho Pri-
do originalmente en 1924, y que ha tenido vado, más propiamente, del Derecho Civil.
varias ediciones y reimpresiones, Carlos Y esto por muchas razones: en primer lu-
Maximiliano hizo una distinción -seguida gar, es la rama más antigua del Derecho,
luego por Segundo V. Linares Quintana y que se remonta a los romanos, y además,
otros juristas- entre ambos términos. Según es la que más influencia tiene en la vida de
Maximiliano, la Hermenéutica es la teoría la sociedad y de la que se han derivado to-
científica del arte de interpretar: la inter- das las demás ramas jurídicas. Por otro
pretación no es más que la aplicación al lado, si bien en el siglo XIX aparecen las
caso concreto de los principios fijados por primeras constituciones, no es éste preci-
aquella. Así existirían dos niveles; la teoría samente el siglo del constitucionalismo,
general (hermenéutica) y su aplicación con- sino por el contrario, de su negación, y más
creta (interpretación) (Cf. Hermenéutica e aun, de la lucha por implantarlo. Tampoco
aplicando do direito, 10a. edición, Editora es el siglo de los grandes tratados en mate-
Forense, Río de Janeiro, 1988, pág. 1). ria constitucional, los que se configuran re-
La postura de Maximiliano es interesan- cién al finalizar el siglo XIX, y más propia-
te y tiene sin lugar a dudas un mar de fon- mente a principios del siglo actual. Por tan-
do. Una es, efectivamente, la parte gene- to, no había demasiado interés, ni político,
ral, y otra, la aplicación de tales principios. ni práctico, ni académico en hacer interpre-
Pero dar nombres distintos a operaciones tación constitucional. Aun más, se pensaba
íntimamente vinculadas entre sí, me pare- que la interpretación que se usaba en el
ce artificioso, más aun cuando el significa- derecho privado, era la misma para todos
do de ambos términos es el mismo. Se tra- los ámbitos del derecho, y por tanto, no se
ta, pues, de una clasificación convencional percibía la peculiaridad de la interpreta-
como cualquier otra, que no tenemos por- ción constitucional. Este era el panorama
en el mundo europeo-continental, que se tearse sino hasta la Corte Warren (1953-
apreciaba también en la América Latina. 1969), en donde ya se juegan conceptos teó-
En lo que se refiere al mundo sajón, y ricos de largo alcance (activism vs. self-res-
más especialmente a los Estados Unidos de traint: interpretativism vs. non-interpretati-
América, paradigmático por la creación ju- vism, etc.). Igualmente, surgen enfoques
risprudencial de sus jueces, la situación era teóricos importantes, como es el caso de
similar. Por cierto, se acostumbra citar obras que han despertado polémicas como
como excepcional al célebre Juez John Mar- las de Ronald Dworkin y John H. Ely (esto,
shall, y en especial el conocido caso de 1803 en la década de los setenta) (Cf. Bernard
(Marbury vs. Madison) que es un aporte Schwartz, Algunos artífices del derecho nor-
extraordinario. Pero ha habido exageración teamericano, Abeledo Perrot, Buenos Aires
al apreciar la labor de Marshall, que aquí 1989; Christopher Wolfe La transformación
no se trata de cuestionar. Pero la Corte Su- de la interpretación constitucional, Edit.
prema de los Estados Unidos, a través de Civitas, Madrid 1991; S. J. Brison y W. S.
las dos cortes que llenaron prácticamente Armstrong, edit. Contemporary perspectives
el siglo XIX, la presidida por Marshall on constitutional interpretation, Westview
(1801-1835) y luego por Tanney (1836- Press, Boulder (Col.) 1993).
1864), fue muy cuidadosa en su accionar y En Europa continental el panorama es
en su labor de interpretación, que puede parecido. Dejando de lado la obra de Rudolf
considerarse restrictiva y conservadora. En Smend (en 1928) son muy pocos los casos
cierto sentido, fueron cautos para no trope- de tratamiento del problema interpretativo.
zar con el poder público, si bien moldearon - Por cierto que hay antecedentes. Uno de
sobre todo bajo Marshall- lo que sería el ellos es Santi Romano, en 1899, quien lla-
derecho público norteamericano del futuro. ma seriamente la atención sobre la peculia-
Pero Marshall, quien además era un hom- ridad del proceso interpretativo en el dere-
bre con fina sensibilidad política, después cho público (Cf. L'interpretazione delle leggi
de declarar inconstitucional una ley en di diritto pubblico en «Scritti minori», vol.
1803, no volvió a inaplicar otra norma en I, Edit. Giuffré, Milano 1950).
los treinta y dos años restantes que le que- Otro es Vicenzo Miceli, en 1913, según
daron en la Corte. Y cuando dijo, en frase información que nos proporciona Pablo Lu-
célebre, que había que tener cuidado, pues cas Verdú. Pero el problema se plantea en
lo que estaban haciendo era interpretar (o realidad, como ya se dijo, a partir de la se-
exponer) una Constitución (we must never gunda post-guerra, y desde entonces ha cre-
forget that is a Constitution we are expoun- cido en complejidad. Sin embargo, a la altu-
ding; McCulloch v. Maryland, 4 Wheat 316, ra de los años 1970, Michel Tropper, en
1819) lo que hacía en realidad era llamar la Francia, y Antonin Penzovecchio en Italia,
atención sobre la fidelidad que había que llamaban la atención sobre el poco interés
guardar al texto constitucional y a los pa- que despertaba el problema de la interpre-
dres fundadores. No hay pues en la juris- tación constitucional entre los juristas. Y
prudencia norteamericana del siglo XIX, tiempo después, en el mundo hispánico,
algo resonante y orgánico que de cuenta, en Antonio E. Pérez-Luño escribía: «...no deja
forma ordenada y metódica, de lo que es la de suscitar cierta perplejidad comprobar la
interpretación constitucional y sus proble- escasa atención que ha merecido en la teo-
mas, sino tan sólo algunos pronunciamien- ría jurídica, el tema de la interpretación
tos aislados. En el mismo sentido debe de- constitucional, en relación con el interés
cirse de la literatura jurídica especializada, que ha promovido la actividad interpretati-
en especial de un clásico como Thomas va en otros sectores del ordenamiento jurí-
Cooley, autor de un libro célebre Constitu- dico, particularmente en el ámbito del dere-
tional Limitations (1868). Ya en el siglo XX, cho privado, pese a la mayor trascendencia
a raíz de la gran depresión, aflorarán algu- que, sin lugar a dudas, reviste la interpre-
nos nuevos criterios (sobre todo en 1937, tación de la Constitución» (Cf. Derechos hu-
con motivo del conflicto de la Corte Supre- manos, Estado de Derecho y Constitución,
ma con Roosevelt), y no volverán a replan- Edit. Tecnos, Madrid 1984, pág. 250).
Quizá no sea ocioso advertir que este in- ge Tapia Valdés publica un interesante li-
terés por la interpretación constitucional bro Hermenéutica constitucional (Editorial
crece cuando hay contornos que la favore- Jurídica, Santiago de Chile 1972) y poco
cen, y que curiosamente surgen tan sólo después el «Primer Congreso Mexicano de
después de la Segunda Guerra Mundial: Derecho Constitucional», celebrado en 1973
democratización política en diversos países, en Guadalajara, dedica una de sus seccio-
surgimiento de entes con características es- nes al mismo tema, participando destaca-
peciales como los tribunales constituciona- dos constitucionalistas mexicanos y extran-
les, auge de los derechos humanos, retorno jeros, como Héctor Fix-Zamudio, Jorge Car-
a la democracia en muchos países de la pizo, Rolando Tamayo y Salmorán, Agustín
América Latina, procesos de integración re- Pérez Carrillo, Miguel Limón Rojas, James
gionales, todo lo cual tiende a aumentar Grant y Humberto Quiroga Lavié (Cf. Las
desde que se inició el gran viraje que signi- ponencias publicadas en el volumen colecti-
ficó la caída del Muro de Berlín y luego de vo La interpretación constitucional, UNAM,
la URSS, en 1991 (Cf. Peter Haberle Cons- México, 1975). Con posterioridad hay que
titutional developments in Eastern Europe mencionar algunos trabajos valiosos, como
from the point of view ofjurisprudence and el de José Alfredo de Oliveira Baracho (Her-
constitutional theory en «Law and State», menéutica constitucional, en «Revista da
vol. 46, 1992). Faculdade de Direito» Minas Gerais, N° 18,
4. Aparición del tema en América Latina maio de 1977) y más recientemente a Luis
La interpretación en la América Latina, Carlos Sáchica (El control de constituciona-
referida a la norma constitucional, respon- lidady sus mecanismos, Edit. Témis, Bogo-
de a los mismos criterios ya mencionados. tá 1980); Germán J. Bidart Campos (La in-
Al parecer el primer libro que se publica terpretación y el control constitucionales en
sobre la materia, es el de Eloy G. Merino la Jurisdicción Constitucional, Edit. Ediar,
Brito, La interpretación constitucional, Buenos Aires 1987); Néstor P. Sagüés (Cf.
Edit. Jesús Montero, La Habana 1949, que La interpretación constitucional mutativa
si bien destacó la peculiaridad de la inter- en «Revista de Ciencias Sociales» Valparaí-
pretación constitucional, no fue muy lejos so, N" 16, 1980 y La interpretación de la
en sus indagaciones. Sin embargo, poco des- Constitución (Poder Judicial versus Poder
pués, en la Argentina, hay que destacar el Constituyente), en «Lecturas sobre temas
esfuerzo realizado por Segundo V. Linares constitucionales», Comisión Andina de Ju-
Quintana, quien en la primera edición de ristas, Lima, N° 7, 1991) y Gustavo Plan-
su monumental Tratado de la Ciencia del chart Manrique, (Reflexiones sobre el con-
Derecho Constitucional, (tomo II, Buenos trol de la constitucionalidad y la interpreta-
Aires 1953; 2a. edición, tomo III, Buenos ción constitucional, en «Boletín de la Acade-
Aires 1978) dedica un especial tratamiento mia de Ciencias Políticas y Sociales» N° 119-
al tema de la interpretación, lo cual es real- 120, Caracas, 1990). Finalmente mencione-
mente inusual para la época, ya que aun mos algunos de los más importantes esfuer-
ahora son poco frecuentes los manuales o zos hechos en España en relación con nues-
tratados de derecho constitucional, que de- tro tema; en primer lugar, los trabajos de
dican un tratamiento especial a la interpre- Pablo Lucas Verdú, desde la década del se-
tación (no sólo en la América Latina, sino senta (Cf. Curso de Derecho Político, Edit.
también en Europa). Hay que destacar tam- Tecnos, Madrid 1974, tomo II; y El senti-
bién el mérito de Linares Quintana, pues miento constitucional, Edit. Reus, Madrid
años más tarde introduce la voz Interpreta- 1985), el de Antonio E. Pérez Luño, ya cita-
ción constitucional, en la «Enciclopedia Ju- do, así como ensayos y monografías de Ni-
rídica Omeba», Buenos Aires 1967 (tomo colás López Calera, José Zafra Valverde,
XVI), quizá la más completa de su género Eduardo García de Enterría, Francisco Ru-
en el idioma castellano. bio Llórente, M. Rodríguez Molinero, Luis
Lo importante es que alrededor de la dé- Prieto Sanchis, Manuel Aragón, Miguel Bel-
cada del setenta, se incrementa el interés trán, Modesto Saavedra, Juan A. Santama-
por la materia interpretativa. En 1972, Jor- ría Pastor, y dos importantes libros, el de
Enrique Alonso García La interpretación de ficientes. En términos generales, la misma
la Constitución, CEC, Madrid 1984, y Raúl situación se daba en Europa y en los Esta-
Canosa Usera Interpretación constitucional dos Unidos, y por cierto de manera más acu-
y fórmula política, CEC, Madrid 1988. sada en la América Latina. Cabe expresar
En lo relacionado con el Perú, el tema es adicionalmente, que el tema ha tenido un
novísimo. Por cierto, al igual que en otras súbito despertar a partir de la segunda
latitudes, ha sido monopolizado por los cul- post-guerra, en donde empieza un desarro-
tores del derecho civil y de la filosofía del llo lento pero indetenible, que se incremen-
derecho. En materia filosófica, cabe resal- ta en forma sustanciosa y por demás crea-
tar los trabajos de Mariano Ibérico (Cf. dora, a partir de la década del setenta de
Principios de lógica jurídica, Lima 1944, este siglo. Hoy se es consciente de que la
reimpresión en lus et Praxis, núm. 16, interpretación constitucional existe y es ne-
1990); Francisco Miró-Quesada C. El forma- cesaria, pero no está del todo aceptado que
lismo y las ciencias normativas en «Diá- sea realmente un problema.
noia», N" 2, 1956 y más recientemente Ma- 5. La interpretación y su ubicación
rio Alzamora Valdéz (Cf. Introducción a la Uno de los motivos por los cuales no ha
Ciencia del Derecho, Lima 1976). De inte- habido conciencia de la necesidad y de la
rés es el texto de Armando Calment Luna, peculiaridad de la interpretación constitu-
La interpretación constitucional, en «Domi- cional, es la creencia de que ella era la mis-
nici», N ü 1-2, marzo de 1988. En el derecho ma que la del derecho privado. Por cierto,
privado, es importante el ensayo de José aspecto importantísimo es la interpretación
León Barandiarán (Cf. Interpretación de la en el derecho penal, por la realidad social
ley, en «Revista de Derecho y Ciencias Polí- de todos los días, y que tuvo un gran realce,
ticas», 1952). Un último ensayo valioso en sobre todo desde la época de Beccaria. Pero
el mundo iusfilosófico es el de Carlos Thor- lo penal era considerado como algo especial
ne Boas (Cf. La interpretación de la ley, y aparte y no trascendió. Por lo demás, sal-
Lima 1989). vo ciertos principios básicos (nullum cri-
A nivel estrictamente constitucional, el men, nulla poena sine lege, prohibición de
primer texto que se publica sobre la mate- la analogía) los penalistas, por lo menos los
ria, es el de Aníbal Quiroga León, La inter- clásicos, se remitían a las normas interpre-
pretación constitucional, en «Derecho», N° tativas del derecho civil (Cf. como muestra,
39, Lima 1985, que es una inteligente glosa Carlos Lozano y Lozano, Elementos de De-
de Hesse, a quien contribuyó a difundir. recho Penal, Ediciones Lerner, Bogotá,
Con posterioridad debe citarse el libro con- 1953; para un enfoque más moderno, cf.
junto de Enrique Bernales y Marcial Rubio José Hurtado Pozo, Manual de Derecho Pe-
(Cf. Constitución: fuentes e interpretación, nal, Lima, 1978). En fin, lo cierto es que el
Lima 1987) que dedica todo un capítulo al interés básico era el derecho civil, y lo ha
tema de la interpretación constitucional, sido hasta hace poco tiempo. Pero adicional-
que aun cuando interesante, incurre en des- mente, los teóricos o filósofos del derecho
cuidos doctrinarios. Recientemente, dentro también trataron extensamente el proble-
de un contexto mayor, se encuentra el libro ma de la interpretación, de manera tal que
de Víctor Julio Ortecho Villena (Cf. Crite- entre ambos coparon el campo durante
rios de aplicación de las leyes, Trujillo mucho tiempo y aún parcialmente ahora.
1991). Como podrá apreciarse, esto ocurre A nivel filosófico-jurídico, y ya en este si-
tan sólo a partir de 1985, y en forma por glo, debemos destacar el interesante enfo-
cierto limitada. que de Kelsen en 1934 (y que luego incorpo-
En fin, la conclusión que sacamos es que rará en las sucesivas ediciones de su Teoría
el tema de la interpretación constitucional, Pura del Derecho). Antes tuvimos a la Es-
no tuvo ninguna importancia en el siglo cuela del Derecho Libre, encabezada por
XIX, y a lo más se entendía que era un pro- Kantorowicz; y en el mundo sajón, es real-
blema para civilistas y filósofos del derecho, mente notable la contribución del juez Ben-
pues se pensaba que las categorías elabora- jamín N. Cardozo, en 1921 (si bien es cierto
das por estas disciplinas, eran más que su- que las aportaciones de Cardozo sólo se ex-
plican teniendo presente los planteos de terior, cabe la pena tener presente que uno
Holmes y de Pound). Años después se publi- de los enfoques interpretativos de mayor
carían las importantes obras de Edward influencia en los últimos tiempos, es aquel
Levi, An introduction to legal reasoning que se desprende de la filosofía hermenéu-
(1949) y Jerome Frank Courts on triol tica de Hans-Georg Gadamer (Cf. Verdad y
(1950). método, Ed. Sigúeme, Salamanca, 1984) tri-
Es por esta época que surgen nuevas teo- butaria a su vez del pensamiento existen-
rizaciones sobre la labor interpretativa. En cialista de Martín Heidegger, y que ha teni-
América Latina es importante destacar el do una honda repercusión en el mundo de
planteo inicial de Carlos Cossio en su ensa- los juristas (en el campo estrictamente
yo El substrato filosófico de los métodos in- constitucional, notamos su presencia en
terpretativos, Santa Fe 1940 (luego incorpo- Konrad Hesse, que es autor de uno de los
rado, con ligeras variantes, como capítulo más notables ensayos sobre el particular).
III de su libro El Derecho en el Derecho Ju- Otra referencia que cabe hacer es a la mo-
dicial, Buenos Aires, 1945) y el posterior de numental obra de Emilio Betti (Cf. Teoría
Luis Recaséns Siches, Nueva filosofía de la genérale della interpretazione, Edit. Giuffré,
interpretación del Derecho, México, 1956. Milano, 1955, 2 tomos, hay una última edi-
Igualmente, las contribuciones de Eduardo ción de un solo volumen, Milano, 1990,1113
García Máynez (enmarcadas dentro de su páginas) que pretende precisamente dar
obra lógico-jurídica), Sebastián Soler, Gena- cuenta de los fundamentos y de la totalidad
ro R. Garrió, Julio Cueto Rúa, Alchourrón y del fenómeno interpretativo sobre bases fi-
Bulygin, Roberto Vernengo, Carlos S. Niño, losóficas. Por esa misma época, Betti publi-
Enrique P. Haba y Hermann Petzold Per- có un texto de amplia difusión: Interpreta-
nía. Por la misma época en Europa, surgen ción de la ley y de los actos jurídicos (Edit.
otros enfoques de gran importancia, con de- Revista de Derecho Privado, Madrid, 1975)
sarrollos en otros autores, como son la tópi- que sigue siendo un importante punto de
ca de T. Wiehweg y la retórica de Ch. Perel- referencia, aun cuando no llega a la altura
man (Cf. Manuel Atienza, Las razones del de un clásico como Gény. Betti sostiene en
Derecho (Teorías de la argumentación jurí- forma por demás clara, que la interpreta-
dica), Madrid, 1991). ción es fundamentalmente un problema de
Lo anterior confirma un dato inicial: toda base filosófica, que se desarrolla por grados
interpretación tiene un punto de partida fi- y así desciende al mundo de la dogmática.
losófico, aun cuando luego se desarrolla en El mismo Betti señala que a nivel de la dog-
diversas modalidades y aplicaciones. Desde mática, la interpretación ?s una sola (pág.
este punto de vista, diremos lo siguiente: 93); es decir, la interpretación civil, la penal
existe una teoría de la interpretación que o la procesal es una sola, pero reconoce que
es parte de la filosofía del derecho, y que se cada una de ellas tiene sus peculiaridades,
dedica, especialmente, a dar cuenta del tipo que sólo en fecha reciente se han advertido
de argumentaciones que se hacen en el ma- (Cf. por ejemplo el valioso ensayo de Eduar-
nejo diario del derecho. La filosofía del de- do J. Couture, Interpretación de, las leyes
recho considera la interpretación como uno procesales, publicado en sus «Estudios de
de sus más importantes capítulos, pero a la Derecho Procesal Civil», Edit Ediar, Bue-
larga, como la filosofía del derecho es fun- nos Aires, 1950, tomo III, en d <nde se ad-
damentalmente filosófica, la interpretación hiere a las clásicas tesis privati&tas de Sa-
tiene que remitirse a la filosofía general. De vigny).
esta suerte, la interpretación es en primer 6. Lo que implica la interpretación
lugar un problema filosófico; en segundo En fecha reciente, Miguel Reale ha dicho:
lugar es un problema filosófíco-jurídico, y «dime cómo entiendes la norma jurídica y
finalmente, es un problema jurídico-dogmá- te diré cómo interpretas» (Cf. Para urna her-
tico (que a su vez se dispersa en las nume- menéutica jurídica estrutural, en «Estudios
rosas disciplinas jurídicas como civil, penal, en honor del Dr. Luis Recaséns Siches»,
procesal, etc.). México, 1980, tomo I). Esto significa que la
Como un comentario adicional de lo an- interpretación implica una concepción sobre
el derecho, que no es positiva, sino filosófi- en cuestión. Frente a este caso, resulta im-
ca. La interpretación en sentido amplio es posible aplicar reglas de inferencia, ya que
buscar el sentido de la norma para poder no se puede asimilar el concepto «oso» al
aplicarla. Por tanto, la interpretación supo- concepto «perro». Para interpretar esta si-
ne un cierto tipo de razonamiento para al- tuación, se argüirá, hay que considerar que
canzar los fines que nos proponemos. Por la idea del legislador fue fundamentalmen-
eso es que clásicamente, se entendió que te crear paz y orden en los andenes, a los
para interpretar había que tener un méto- cuales sólo debían subir las personas, y vis-
do que permitiese descubrir el sentido de la to que era frecuente que algunos parroquia-
norma. Durante mucho tiempo se cifró nos fuesen con perros, es que se prohibió el
grandes esperanzas en la lógica, y por este ingreso de perros, sin pensar jamás que al-
motivo, se sostuvo que la interpretación era guien fuese con un oso.
fundamentalmente un problema lógico. Sin Evidentemente, no con razones lógicas,
embargo, hoy se piensa que en el razona- sino extralógicas -lo que Recaséns llama «ló-
miento del jurista (su manera de argumen- gica de lo razonable»- se puede perfecta-
tar) hay mucho más que lógica; hay incluso mente prohibir el ingreso de osos al andén.
elementos extra-lógicos, que son muy im- Esta anécdota, que puede ser decidida-
portantes y que sólo en fecha reciente han mente cierta y que pudo ocurrir en cual-
sido puestos en evidencia. Analicemos esta quier momento, demuestra sin lugar a du-
importante concepción a través de su mode- das, los límites de la lógica, ya que ninguna
lo, la interpretación judicial. deducción puede ir más lejos de lo que apor-
7. La concepción clásica de la interpreta- tan sus premisas.
ción judicial como un silogismo Si por otro lado, utilizamos el raciocinio
Desde los tiempos de Beccaria (Dei deli- en la fórmula modus ponens, tendríamos lo
tti e delle pene, IV) se acostumbra comparar siguiente: ( p > q ) . p:>q
la sentencia judicial con un silogismo clási- Que se lee así:
co, y esto es algo que ha circulado muy ex- a) si p, entonces q
tensamente, por cuanto, sin lugar a dudas, b)p,
la interpretación jurídica por antonomasia c) luego q.
es la interpretación judicial que se plasma Si lo trasladamos a un ejemplo penal,
en una sentencia. Por cierto, no se trata de podríamos tener lo siguiente:
la única que existe, ni tampoco la de mayor a) Si X es culpable del delito Z, entonces
efecto vinculante, pero es la que muestra debe ser condenado a prisión no menor de
más en lo vivo el proceso que lleva a la in- 10 años;
terpretación de la norma. .Pues bien, la sen- b) X es culpable del delito Z;
tencia judicial, como fruto de un proceso c) X debe ser condenado a prisión no me-
interpretativo, se la ha equiparado con un nor de 10 años.
silogismo, con lo cual la interpretación a la Aquí hay varios puntos (Cf. Juan Ramón
larga era un producto típicamente lógico de Páramo, Razonamiento jurídico e inter-
(asunto en el que no se han hecho mayores pretación constitucional, en «Revista espa-
precisiones sobre un tema debatible, cual es ñola de Derecho constitucional», núm. 22,
la aplicación de la lógica a las normas). En enero-abril de 1988). En primer lugar, tene-
fin, bajo este supuesto, una vieja anécdota mos que precisar cuál es el significado de la
que ha dado muchas vueltas, que recoge norma penal, y a continuación ver cuál es
Gustav Radbruch y populariza entre noso- la realidad de los hechos para ver si éstos
tros Luis Recaséns Siches, dice más o me- realmente pueden subsumirse dentro de los
nos lo siguiente: En una estación polaca de supuestos de la norma.
ferrocarril, a principios de siglo, había un Pero lo más importante es la situación
letrero, basado en una disposición regla- fáctica o sea, la prueba que efectivamente
mentaria, que prohibía subir o entrar con tenemos que tener en el sentido de que X es
perros al andén. Pero un día resulta que un el verdadero culpable de ese delito y no otro,
cazador sube al andén con un oso, lo cual y que además no tiene atenuantes ni exi-
realmente no estaba prohibido en el cartel mentes (identificar al autor del hecho y pre-
cisar las circunstancias que lo rodearon), y Es claro, pues, que la lógica no es todo.
en segundo lugar, ver si el concepto de deli- Al respecto hay que recordar que en su li-
to se compadece con los hechos, con lo cual bro fundacional de la disciplina, Ulrich
estamos ante la tarea de deslindar hechos y Klug (Cf. Lógica jurídica, Edit. Témis, Bo-
asignar significados a la norma, y que sea gotá, 1990; el original en alemán es de
posible efectuar la subsunción de los hechos 1951), decía que para el razonamiento jurí-
en la norma. En la tarea de asignar signifi- dico, la lógica es un elemento necesario,
cados, debe tenerse presente que el derecho pero no suficiente, reconociendo que en la
usa lo que se llama el lenguaje ordinario o argumentación hay mucho espacio libre
natural, o sea, el cuerpo básico de la argu- para la intuición.
mentación jurídica se da en el lenguaje or- Esto nos conduce inevitablemente a te-
dinario, que es el que se usa todos los días, ner humildad al enfocar el problema inter-
y que como todo lenguaje se presta a confu- pretativo, y a aceptar sus limitaciones. No
siones, tiene zonas de penumbra, muchas hay ni habrá, en el proceso interpretativo,
veces es vago o circular, o requiere precisio- una solución única y excluyente para cada
nes para aclarar su significado (Cf. Genaro caso. Lo cual no significa que la interpreta-
R. Garrió, Notas sobre derecho y lenguaje, ción esté librada a la más absoluta arbitra-
Edit. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1986). riedad. Por el contrario, ella debe ser razo-
Por tanto, si bien el proceso silogístico se nable, coherente (consigo misma) y consis-
cumple en su lincamiento general, aplicar tente (con el resto del ordenamiento jurídi-
la premisa a un hecho concreto (es decir, co), y para eso precisamente se han ido hil-
enlazar una persona con la comisión de un vanando principios, recogidos y desarrolla-
delito) es algo que ya no es tan fácil. dos por las diversas ramas del Derecho, que
Recapitulando podemos decir que en el ayudan a un mejor funcionamiento del sis-
proceso interpretativo (el judicial que es el tema jurídico.
que aquí estamos viendo) tenemos los si- 8. Características del proceso interpreta-
guientes momentos: tivo
a) establecer el sentido de la norma (mo- Lo primero que hay que señalar es que
mento semántico) en el cual se utilizan di- todo proceso interpretativo supone la exis-
versos tipos de razonamientos, incluyendo tencia de un texto, con lo cual el jurista tie-
una opción valorativa, ne la ineludible obligación de partir del len-
b) momento fáctico, o sea, la probanza de guaje escrito para saber a qué atenerse. O
los hechos, de acuerdo a una especial teoría sea, adentrarse en el lenguaje para ir más
de la prueba, allá de él y cubrir la realidad que se le pre-
c) subsumir los hechos dentro del supues- senta.
to de la norma (momento de subsunción), En segundo lugar, el lenguaje que tiene
d) momento lógico, para deducir las con- el jurista al frente, es un lenguaje natural,
secuencias de todo lo anterior. es decir, es un lenguaje que usan los hom-
Ahora bien, es necesario hacer la aclara- bres en su vida cotidiana, aun cuando exis-
ción siguiente; en cuanto a los hechos y al ten algunos términos que pueden llamarse
significado de la norma, éstos se fijan por técnicos y que generalmente son más fáci-
argumentos que poco tienen que ver con la les de entender. Pero a diferencia del mun-
lógica; e igual lo es para fijar el sentido de do científico-natural, en donde nos expresa-
una norma, ya que las palabras encierran mos con palabras más ceñidas, en el mundo
siempre varias posibilidades de interpreta- de la normatividad (sea moral, religiosa,
ción en los cuales una adhesión valorativa jurídica, etc.), nos encontramos con un len-
es la finalmente determinante. Por tanto, guaje natural, que se presta muchas veces
el problema interpretativo resulta, de lo vis- a confusiones. Recordemos lo que decía
to, un acto complejo, en el cual existe un Hart en el sentido de que mientras existen
ingrediente personal en la parte de la pro- libros y ensayos que buscan definir lo que
banza y de adhesión valorativa para asig- es Derecho, no existen libros para definir la
nar significados a la norma, los que a su vez física o la química (Cf. The concept of law,
necesitan ser enlazados entre sí. Oxford, 1961, pág. 1). Por tanto, hay que
admitir que el lenguaje natural (como se conductas en un conglomerado social. Por
sabe desde las investigaciones de la filoso- tanto, las normas jurídicas nada tienen que
fía analítica) es impreciso, y presenta va- ver con la realidad ni con la verdad. Nada
guedad y núcleos de incertidumbre. Por con la realidad, pues las normas se impo-
tanto, la imprecisión de las lenguas natura- nen a un conjunto social sin importar cómo
les, en las cuales se mueve el derecho, ses- es ese conjunto y si le obedece o no (por cier-
ga grandemente el análisis que sobre ellas to, aquí viene el problema de la vigencia,
se haga (Cf. Alf Ross, Sobre el Derecho y la vinculado con una adecuada política jurídi-
Justicia, EUDEBA, Buenos Aires, 1963). ca, pero en principio no tiene relación direc-
En tercer lugar, el proceso interpretati- ta con la realidad, si bien ésta alimenta e
vo, si bien puede darse en abstracto, lo que influye en aquellas); y nada con la verdad,
se denomina la interpretación doctrinaria pues las normas no consagran verdades
(que normalmente es hecha por juristas), sino deseos, opciones o decisiones (así, por
está siempre vinculado con un caso prácti- ejemplo, la orden «cierra la puerta» no ex-
co; de ahí que la interpretación sea una presa una verdad, sino un deseo de que algo
suerte de razonamiento práctico, al revés de se haga). Dicho en palabras más técnicas,
los razonamientos teóricos que se dan en las normas no son proposiciones (de ahí la
otras ciencias. Sin embargo, aun cuando el dificultad de aplicarles la lógica formal)
proceso interpretativo se haga en abstrac- sino que expresan órdenes, deseos o decisio-
to, siempre está vinculado con un aspecto nes.
práctico. Por eso la generalidad de los juris- En quinto lugar, las normas son portado-
tas han colocado como modelo de la inter- ras de valores en sentido amplio. Todo con-
pretación a la sentencia judicial, porque en junto normativo, sea en el ámbito civil, pe-
ella se da el proceso interpretativo en toda nal, procesal, etc., refleja determinados va-
su plenitud y mostrando todas sus aristas, lores (y también lo constitucional, como lo
sin que ello desmerezca el valor de otro tipo desarrollaremos más adelante). Cada área
de interpretaciones. del Derecho en sus grandes tramos o en sus
En cuarto lugar, el mundo jurídico se grandes líneas maestras, si bien con tecni-
materializa en normas, que en sentido am- cismos, envuelve una o varias opciones va-
plio son disposiciones encauzatorias de con- lorativas que han sido adoptadas por el le-
ductas, o como quería la doctrina clásica, gislador, por el juez o por la comunidad, o
imperativos. En todo caso, el mundo jurídi- por todos ellos a consuno (de manera implí-
co, como se acostumbra decir desde Kelsen, cita o explícita). Así, en el derecho civil, el
envuelve un deber ser que se concreta en lo problema de los hijos legítimos, de los ga-
siguiente: Dado A, debe ser B. Pero la nor- nanciales, de la voluntad, etc. reflejan
ma, como ha sido puesto en evidencia, no una opción clara. En el mismo sentido po-
sólo ordena, sino que faculta, autoriza, per- demos decir del derecho penal (el tema del
mite, o simplemente dispone qué debemos aborto, del sistema penitenciario, de la pena
hacer para que nuestros actos sean válidos. de muerte) en el derecho procesal (el rol del
Así, por ejemplo, si una norma dice que juez en el proceso, el número de instancias,
para hacer un testamento debo ir ante un la calidad de las pruebas y sus alcances,
escribano o notario, extenderlo por escrito y etc.). A diferencia del mundo científico na-
tener dos testigos, la norma está poniendo tural que expresa hechos desnudos (por
condiciones para la validez de un acto, pero ejemplo, hubo un huracán en la Florida, el
no me obliga a hacer un testamento (como Sida se adquiere por contagio a través de la
dice Hart, de quien tomamos el ejemplo). En sangre, etc.) y realidades que no se cuestio-
efecto, nadie me obliga a hacer un testa- nan (si bien a partir de ellas se pueden ha-
mento, puedo incluso no hacerlo, pero si lo cer reflexiones valorativas), el papel valo-
hago, debo hacerlo de determinada mane- rativo es muy grande en el Derecho y no
ra, pues de lo contrario no tendrá validez lo puede dejar de tomarse en cuenta (e incluso
que haga. Esto nos demuestra que en cierto puede ser objeto de manipulación, como
sentido el mundo jurídico es artificial, o sea, sucedió con el movimiento llamado «uso al-
es puesto por los hombres, para regular las ternativo del derecho», de tanto auge en la
década del setenta). tanto, todo método es un conjunto de dispo-
En sexto lugar, las normas son tempora- siciones que pretenden llevar hacia algo; el
les; son dadas en un determinado momen- método jurídico en este supuesto es uno solo,
to, y las apreciaciones sobre ellas varían aun cuando se acostumbra, por comodidad,
conforme se alejan de la fecha en la cual se hablar de métodos, y entre ellos los más co-
sancionaron. Si un Código Civil fue aproba- nocidos, los de Savigny, como son el grama-
do en 1942 (como es el caso de Italia), su tical, el histórico, el sistemático y el lógico,
apreciación y la posibilidad de interpretar- que hasta ahora se siguen usando, y si bien
lo en 1982, es probablemente distinta a la no puede decirse que han sido superados,
que existía en 1952. La norma, en cuanto son decididamente insuficientes para lograr
proyecto de vida social, comunitaria, quiere un adecuado proceso interpretativo (Savig-
poner reglas de juego, pero la vida tiene ny, como se sabe, no los calificó de métodos,
más riqueza que las normas, y se presta a sino de elementos que se utilizaban conjun-
enfoques distintos a los que fueron válidos tamente). Con todo, conviene tenerlos en
en su momento. cuenta, porque se usan y citan de continuo
En séptimo lugar, la interpretación supo- en la literatura jurídica especializada, y aun
ne, como ya se ha adelantado, un razona- más, algunos los han reclamado como váli-
miento, el cual tiene que ver no sólo con as- dos aun en el área del derecho público (Cf.
pectos lógicos, sino con aspectos extra-lógi- Ernst Forsthoff, Stato di diritto in transfor-
cos y fácticos. Ninguno de esos factores es mazione, Edit. Giuffré, Milano, 1973).
determinante y el razonamiento jurídico Al lado de esta venerable tradición, exis-
envuelve una gran variedad de elementos te otra con gran arraigo, como es el caso del
que se toman en cuenta para alcanzar los exegético, que en parte coincide con el lla-
resultados deseados. mado método histórico pregonado por Sa-
En octavo lugar, en toda interpretación vigny, pero que obedece a un distinto plan-
se dan dos aspectos: la explicación y la jus- teo filosófico. En efecto, los métodos, o me-
tificación, que son contextos de la interpre- jor, criterios de Savigny, están vinculados
tación. La explicación nos dice cómo se lle- con la Escuela Histórica, en el sentido que
ga a algo, esto es, cómo se interpreta y cuá- ellos buscan la voluntad original del legis-
les son los pasos que se han dado para lle- lador, en tanto ha recogido un trasfondo vin-
gar a lo que se llega. Así, en el caso de la culado con el espíritu del pueblo, y las insti-
sentencia judicial, la conclusión que ella tie- tuciones que crea; mientras que la Escuela
ne puede explicarse teniendo presente, por de la Exégesis lo que busca es respetar la
ejemplo, la extracción social del juez, o el voluntad del legislador en cuanto deposita-
sistema político de designaciones judiciales, rio de la voluntad popular, que el juez no
o la peculiar situación del demandante fa- puede modificar, porque traicionaría de esta
vorecido por la sentencia, o incluso, los cam- suerte el esquema democrático o la volun-
bios de ánimo del juez, como quería Jerome tad popular. Pero no obstante la distancia
Frank. Pero al lado de la explicación existe que nos separa del método exegético, sigue
la justificación, que es realmente lo que al siendo muy utilizado en su versión amplia,
final nos preocupa; o sea, la forma como el esto es, buscar lo que quiso decir el legisla-
intérprete (en este caso, el juez) ha susten- dor, real o presunto (Cf. Julien Bonnecase,
tado su decisión; o sea, qué argumentos ha La Escuela de la Exégesis en Derecho Civil,
utilizado para tomar la decisión que tomó. Ed. Cajica, Puebla, 1941).
Todo esto, por cierto afecta a todo tipo de Por cierto, existen otras filosofías de la
normas; la norma constitucional tiene, adi- interpretación (Cf. Karl Larenz Metodología
cionalmente, otras características, que ha- de la Ciencia del Derecho, Edit. Ariel, Bar-
cen que ella comparta con el resto de las celona, 1980; Mario Franzen de Lima, Da
interpretaciones un conjunto común de interpretagao jurídica, 2a. edición, Ed. Re-
principios, y se diferencie por las peculiares vista Forense, Río de Janeiro, 1955; Anto-
notas del orden constitucional. nio Hernández Gil, Metodología de la Cien-
9. El problema de los métodos cia del Derecho, 3 tomos, Madrid, 1971; E.
La palabra método significa camino; por Bodenheimer, Jurisprudence, Harvard
Univ. Press, 1962), las cuales desembocan 1985). Como bien fue señalado por Kelsen,
en diferentes métodos o enfoques acordes por vez primera en 1934 (ahora como últi-
con sus presupuestos teóricos. Pero de to- mo capítulo de su Teoría Pura del Derecho,
dos ellos podemos decir lo mismo: que mu- versión de la 2a. edición en alemán, ed. Po-
chas veces extrapolan la utilidad de un en- rrua, México, 1990) la norma siempre pre-
foque o de una apreciación y lo convierten senta un marco abierto a varias posiblida-
en único. En el fondo lo que hay que tener des, con lo cual quiere decir que cada nor-
presente fundamentalmente es que el intér- ma no tiene por qué dar pie a una sola in-
prete, más que buscar una verdad o volun- terpretación; generalmente puede despren-
tad en el legislador (que cada vez es más derse de una norma más de una interpreta-
problemática) debe buscar asignar un sen- ción; quizá dos, tres o más. Pero lo que im-
tido a la norma, para lo cual deberá hacer porta no es esto, sino que las consecuencias
una búsqueda en forma escalonada: en pri- del proceso interpretativo, sean el resulta-
mer lugar, tratar de entender la norma tal do de una argumentación jurídica que pue-
y como se desprende de su lectura; luego da justificarse por sí misma, esto es, que no
conectar el sentido de esa norma con el res- sea arbitraria, con lo cual queda claro que
to del cuerpo de leyes o sistema normativo, el proceso interpretativo no es caótico, sino
para evitar caer en unilateralismos o en in- racional, pero no es único ni tampoco abso-
terpretaciones que incurran en contradic- luto. De ahí la importancia de los métodos
ción. Con los objetivos así alcanzados, debe- que escojamos, o mejor dicho, de los instru-
rá cotejarlos con lo que podría denominarse mentos que empleemos para llegar a un re-
el legislador histórico, y ver qué es lo que sultado.
pensó en su momento y cómo puede enla- 10. Algunos problemas en la teoría de la
zarse con lo anterior, entendiendo que la interpretación
voluntad del legislador histórico no es de- En la teoría interpretativa se han bara-
terminante, sino tan solo uno de los medios jado demasiados problemas y muchos de
para llegar a nuestro objetivo. Finalmente, ellos en forma de dupla o binomio de opues-
buscar los fines que persigue la norma, el tos, que han creado serios rompecabezas
instituto o el ordenamiento jurídico, lo que entre los juristas. Mencionemos algunos de
indudablemente implica una decisión valo- ellos:
rativa, que debe calzar con el resto del or- i) Un primer problema planteado es si la
denamiento. En otras palabras, debe apli- interpretación descubre o crea; es decir, si
carse al resultado las más elementales re- tiene que indagar por lo que existe escondi-
glas de la lógica, para ver si es coherente do detrás de la norma, o si por el contrario
consigo mismo. Todo esto, grosso modo, es crea (en el mejor sentido del juez creador
un solo proceso, en el cual el método es uno del derecho en el mundo sajón). Hoy es cla-
solo, aun cuando las estaciones por las cua- ro que el papel del juez no se concibe como
les atraviesa ese método, son varias. Se tra- repetitivo, mecánico, sin iniciativa, y se re-
ta de un método integral, que puede califi- conoce que la función judicial es creadora,
carse, provisionalmente, como dialéctico- si bien queda por discutir de qué clase de
comprensivo; entendiendo esto como una creación estamos hablando. Pero es induda-
contrastación de diversos enfoques que sur- ble que la interpretación, sobre todo la judi-
gen desde diversas perspectivas, y que son cial, tiene siempre algo de creadora, y no
resueltas finalmente por una comprensión, descubridora de algo preexistente. Hoy se
que debe arribar a conclusiones lógicas. piensa que la tarea del intérprete es asig-
Esto no significa que debamos llegar ne- nar un significado a la norma; esto es, ad-
cesariamente a una conclusión acertada, mitiendo que la norma no es muy precisa,
única y perfecta, pues la fijación de un sig- el intérprete debe darle un significado, lo
nificado depende de elementos muy diver- cual lo hará como consecuencia de un pro-
sos. Hoy se admite que no existe una única ceso interpretativo, y con las limitaciones
y exclusiva interpretación (Cf. Jerzy Wró- que éste conlleva.
blesky, Constitución y teoría general de la ii) Otro tópico importante es referente a
interpretación jurídica, Ed. Civitas, Madrid, la voluntad que hay que tener presente en
el proceso interpretativo. Sin embargo, la aprobada por un parlamento, como la dada
tesis de la voluntad conlleva varios acom- por un Tribunal Constitucional o el Poder
pañamientos: en primer lugar si se trata de Judicial, al sentar jurisprudencia obligato-
la voluntad del legislador o de la voluntad ria.
de la ley. En efecto, hoy se admite que el 11. Características de la norma constitu-
legislador histórico tiene muy poca impor- cional
tancia, y a la larga tal vez ninguna, sobre Hemos mencionado que en el fondo la in-
todo cuando se extiende el tiempo entre la terpretación es una sola: que ésta pertene-
dación de la norma y el momento en que se ce a la Teoría o Filosofía del Derecho, y en
interpreta (los intérpretes actuales del Có- cuanto tal tiene una parte general y una
digo de Napoleón tendrán muy poco en parte especial. La interpretación constitu-
cuenta lo que pensaron los redactores origi- cional es precisamente una parte especial
nales del Código). Sin embargo, conviene de la interpretación, en el sentido de que
advertir que hoy en día, en grandes secto- participando de los grandes problemas de
res del pensamiento jurídico norteamerica- la interpretación, tiene sin embargo aspec-
no, se acoge la idea del originalismo, o sea, tos concretos, específicos, propios de ella
la idea de que para interpretar la Constitu- (como lo tiene, por ejemplo, la interpreta-
ción de los Estados Unidos hay que estar a ción penal). Ahora bien, la interpretación
lo que establecieron los padres fundadores tiene que partir de un texto, en este caso de
en 1787, lo cual evidentemente es un exce- la norma constitucional, que decididamen-
so, pues la distancia es tan grande, que te no es la misma que la norma civil, y por
siempre habrá una mediación entre aquella tanto, hay que precisarla, pues el tipo de
época y nosotros. Por otro lado, muchos ha- norma condiciona la interpretación, y la
blan de la voluntad de la ley, como si la nor- norma constitucional, es sin lugar a dudas,
ma tuviera un pensamiento oculto o vida un lenguaje especial, distinto a los otros
propia. A su vez, en lo relacionado con la lenguajes o expresiones jurídicas. Sin áni-
voluntad del legislador, cabe hacer dos dis- mo de ser exhaustivos, revisemos sus prin-
tingos: lo que realmente dijo el legislador cipales características:
en su momento (legislador histórico) y lo a) Norma suprema del Estado: este es un
que nosotros pensamos que hubiera dicho principio harto sabido, pero sobre el cual
en las actuales circunstancias (legislador sólo se ha reparado en los últimos tiempos,
presunto) con lo cual estamos en el fondo si bien es principio pacífico en el ámbito del
haciendo una hipóstasis, que esconde una derecho constitucional norteamericano des-
verdadera creación. de el siglo XIX. Siendo la norma suprema y
iii) Importante igualmente es lo que se no existiendo ninguna que esté por encima
denomina interpretación auténtica. Es sa- de ella, se desprende que ni en jerarquía ni
bido que en la literatura jurídica especiali- en alcances tiene igualdad con el resto de
zada, se habla de continuo de que, depen- normas que componen el ordenamiento ju-
diendo del intérprete, se distingue la inter- rídico de un determinado Estado. Por tan-
pretación en doctrina, judicial y auténtica. to, su tratamiento necesariamente debe ser
Según esta tendencia, la auténtica es la que distinto, pues es una norma o conjunto nor-
realiza el legislador quien, ante la duda en mativo que es tan norma como las demás,
torno a una norma, lo que hace es dar una pero con superior jerarquía.
ley que aclara o precisa el sentido de la an- b) Es una norma cuyo procedimiento de
terior. Sin embargo, como bien ha dicho elaboración es diferente a todas las demás
Kelsen, existe impropiedad en llamar inter- y obedece a una lógica propia. Las normas,
pretación auténtica a la legislativa, ya que sean civiles o penales, son hechas por un le-
lo que sucede es que ella se vuelve obligato- gislador, que a su vez las ha recibido, en
ria, que es algo distinto. Por tanto, según proyecto, de comisiones o asesorías técnicas.
Kelsen, debe llamarse interpretación autén- Este legislador normalmente es un legisla-
tica sólo a la que obliga con efecto vinculjan- tivo elegido a plazo determinado y que tie-
te al sujeto de la interpretación. En tal sen- ne otras funciones que le son propias. La
tido, tan auténtica es una interpretación Constitución, por el contrario, es hecha en
un acto constituyente, normalmente me- mos con poca o ninguna relación con el res-
diante o a través de un órgano constituyen- to de áreas del Derecho, la norma constitu-
te que tiene esas expresas funciones. Esto cional tiene como obligación fundamental
es, en su elaboración existe un procedimien- ser el eje propulsor y unitario de todo el
to distinto y generalmente no tiene más so- mundo jurídico, siendo así exacto lo que en
porte que un contexto fáctico. Por cierto, el siglo pasado afirmó Pellegrino Rossi, de
que hay situaciones excepcionales, como es que la Constitución es tan sólo el encabeza-
el caso del Reino Unido, que no tiene una miento (tetes de chapitre) de todo el ordena-
constitución y que escapa a la regla gene- miento jurídico (en este sentido, la totali-
ral, pero que en el fondo, y dentro de su pe- dad del ordenamiento puede ser comparado
culiar sistema, confirma lo expuesto. con un libro y cada capítulo como una de-
c) La Constitución se denomina comopo- terminada rama del Derecho; pues bien, la
lítica pues es una norma que tiene un pri- Constitución debería ser o es el título que
mordial fin político, ya que se dirige a disci- tiene cada capítulo de la obra; o sea, el que
plinar, ordenar y regular el ejercicio del po- señala los grandes contenidos, pero no los
der en un determinado contorno social (ori- describe ni los explica en detalle).
ginalmente la polis, y de ahí derivó el nom- f) Las normas constitucionales son nor-
bre clásico de la disciplina: derecho políti- mas incompletas que en principio son des-
co). A su vez, trata de fijar los límites que iguales entre sí. Así, mientras algunas son
tienen los destinatarios del poder y en con- precisas, otras son flexibles y otras son va-
secuencia poner barreras que los ciudada- gas o indeterminadas. A su vez, y desde el
nos o gobernados pueden oponer a los go- punto de vista de su eficacia, las normas
bernantes. Sobre una realidad mando-obe- pueden ser consideradas como programáti-
diencia, se construye el binomio gobernan- cas y operativas, distinción que esbozó el
tes-gobernados, que a su vez remite a la siglo pasado Cooley y que hoy tiene amplia
estructura clásica -y todavía vigente- de la aceptación, si bien es cierto que el alcance
constitución: parte orgánica y parte dogmá- de cada una de ellas ha sido replanteado y
tica. Esta politicidad inmanente a la Cons- en cierto sentido matizado, al reconocerse
titución, es lo que la caracteriza. carácter vinculante a todas ellas. Sin em-
d) El sesgo político de toda Constitución, bargo, es claro que en los textos constitucio-
como ya se ha visto, envuelve en su seno nales, existe gran cantidad de disposiciones
determinadas opciones valorativas o axio- que quedan sujetas a una reglamentación
lógicas; esto es, preferencias que las perso- posterior, que muchas veces no se da por
nas o los conjuntos humanos adoptan, en inercia legislativa. Y es aquí donde surgen
relación a la manera de ordenarse y alcan- los problemas. Por tanto, el carácter incom-
zar sus fines. Así, detrás de toda opción po- pleto, esquemático, impreciso, de la norma
lítica existen opciones valorativas que ali- constitucional, así como su no aplicabilidad
mentan dicha opción y que a su vez se pro- inmediata, origina gran parte de los proble-
yectan sobre el entramado social, que en mas que afronta la Constitución en su de-
cuanto portador de determinados valores o sarrollo, a diferencia de otros sectores del
concepciones del mundo, tratan de influir ordenamiento jurídico, que son más exigi-
en el aparato político, operándose una suer- óles, si bien es cierto que los problemas de
te de retroalimentación entre unos y otros. interpretación se dan en todas las áreas (ya
Esta presencia valorativa, determina la que es falso el clásico brocardo in claris non
presencia de valores derivados en el resto fit interpretatio) (Cf. Vezio Crisafulli Le nor-
del ordenamiento jurídico. me programatiche della Costituzione, en
e) La Constitución es un conjunto articu- «La Costituzione e le sue disposizioni di
lador; es decir, una especie de eje central principio», Edit. Giuffré, Milano, 1952; Ger-
que ordena o pretende ordenar el resto del mán J. Bidart Campos, La Justicia Consti-
ordenamiento jurídico, al cual se concibe tucional y la inconstitucionalidad por omi-
como una unidad. A diferencia del Derecho sión, en «El Derecho», Buenos Aires, t. 78,
civil y del Derecho penal que son conjuntos 1978, y Alejandro Nieto, Peculiaridades ju-
normativos específicos cerrados en sí mis- rídicas de la norma constitucional, en «Re-
vista de Administración Pública», 1983, N" te en el tiempo y pueden clasificarse en dos
100-102). grandes rubros: a) los de carácter general,
12. Fines de la interpretación constitucio- que conciernen a todo régimen constitucio-
nal nal en cuanto tal y de los cuales puede de-
El primer objetivo que tiene toda Consti- cirse que son consustanciales con toda cons-
tución es durar en el tiempo. Una Constitu- titución, y b) los de carácter particular, pro-
ción, que es la más alta norma del Estado, pios de una determinada constitución, que
que articula el resto del conjunto normati- corresponde a un país o a un grupo deter-
vo, y que fija las grandes pautas para la minado de países, y que por tanto sólo pue-
legislación y la vida de una comunidad, no den apreciarse dentro de un determinado
puede cambiarse todos los días ni durar lo complejo normativo, y que están vinculados
que dura un calendario. Por tanto, si la a su entorno geográfico, histórico, cultural,
Constitución tiende a durar, y así lo consa- etc. Por ejemplo, los países islámicos tienen
gra la tradición del constitucionalismo eu- una connotación religiosa que no acompaña
ropeo y la experiencia comparada -ya que a países que son laicos, pues ahí el factor
las excepciones no se postulan como algo religioso es determinante en la marcha del
digno de ejemplo- es claro que la interpre- Estado y todo lo relacionado con ella es par-
tación tiene como objetivo fundamental que te importante del sistema en cuanto tal; del
la Constitución dure, y por añadidura, que mismo modo, puede decirse que los proble-
sea respetada. De aquí se desprenderán mas de la monarquía en Inglaterra tienen
otras ideas conectadas con ella. una peculiaridad que no se presenta en
En segundo lugar, la Constitución debe otros países europeos que no son monar-
ser interpretada de la manera que más la quías sino repúblicas. Indudablemente, ver
favorezca para su conformidad con ella mis- cuáles son los criterios que se desprenden
ma y la realización de sus fines, lo que con- de un caso particular, es algo que debe ser
lleva la necesidad de una interpretación estudiado en relación directa con un país o
acorde con la Constitución. Y esto debe tam- grupo de países. Aquí, para guardar armo-
bién aplicarse a la interpretación que surja nía con el lineamiento general de este tra-
del control constitucional de las leyes, en el bajo, me refiero tan sólo a los que considero
sentido de que las leyes deben mirarse, en de carácter general. Igualmente, quiero
principio, como acordes o de conformidad mencionar otra división metodológica (que
con la Constitución, por ese mismo princi- aquí no voy a desarrollar) que distingue la
pio de conservación que tiene toda Carta interpretación de la Constitución de la in-
fundamental. terpretación desde la Constitución, si bien
En tercer lugar -y sin que esta enumera- a la larga ambas reconducen a lo mismo.
ción sea exhaustiva- la interpretación, en la i) En la interpretación debe primar la
búsqueda de su supervivencia, debe adap- presunción de constitucionalidad. Esto sig-
tarse a los nuevos tiempos, de manera tal nifica que la constitucionalidad sólo debe
que ella sirva a la comunidad a la que está ser planteada en casos muy serios y abor-
destinada, por todo el tiempo que sea posi- dada con la máxima de las cautelas, porque
ble, sin llegar a la desnaturalización o que- ella puede dejar de lado a parte del ordena-
brantamiento de la Constitución vía inter- miento jurídico y crear inestabilidad en el
pretación, pero permitiendo -sin duda algu- sistema. Con todo, si pese a ello surge el
na-, mutaciones que habiliten su supervi- problema de la constitucionalidad afectada
vencia en el tiempo. Naturalmente, este por una ley, debe asumirse prima facie que
enunciado general deberá considerarse en la norma es conforme a la Constitución. Si
cada ocasión, por la dificultad que envuel- existe duda razonable en torno a la consti-
ve. tucionalidad, entonces debe operar una pre-
13. Criterios orientadores de la interpre- sunción a favor de ésta. Tan sólo cuando la
tación constitucional inconstitucionalidad sea notoria y palpable
De los fines de la interpretación, se des- y de alcances graves para el ordenamiento
prenden los criterios que deben orientarla, jurídico, habrá que optar por ella.
los cuales han ido surgiendo paulatinamen- ii) En caso de que surjan dudas al inte-
rior del texto constitucional, debe buscarse no como un dato definitivo, sino como uno
una concordancia de la Constitución consi- entre los muchos existentes para llegar a
go misma. En los últimos tiempos se ha he- una solución (Cf. Néstor P. Sagúes, Control
cho referencia al serio problema de la pon- judicial de constitucionalidad: legalidad
deración de valoraciones en el mundo jurí- versus previsibilidad, en «Anuario Jurídi-
dico (Cf. Karl Larenz, Metodología de la co», Lima, núm. 1, octubre de 1991).
Ciencia del Derecho, cit.) en el sentido de v) Preferencia por los derechos humanos.
que en un mismo texto pueden entrar en Desde la segunda post-guerra, el Derecho
cuestión valores contrapuestos, en donde constitucional y las constituciones, han
aparentemente una norma va en desmedro dado cada vez más importancia a los dere-
de otra a tal punto que se ha alegado la exis- chos humanos, explicable en parte por la
tencia de normas constitucionales que en negación que de ellos hicieron los regíme-
realidad son inconstitucionales (Otto Ba- nes totalitarios de entre-guerras, y más aún
chofí). Esto puede ser cierto en el orden de con posterioridad, con la caída de las llama-
los valores, pero no debe serlo en el orden das «democracias populares» de la Europa
formal, que es el varemo final al cual se re- del Este. Todo esto se refleja en el llamado
mite como cierre toda interpretación. Por «derecho internacional de los derechos hu-
cierto, que dentro de la Constitución no to- manos», que parte, para efectos prácticos,
das las normas son iguales; así, hay normas de la Declaración Universal de 1948, se con-
generales, otras más precisas, otras que ne- solida con los Pactos de Naciones Unidas de
cesitan reglamentación, otras, en fin, que 1966 y continua hasta nuestros días con
son transitorias o reflejan tan sólo declara- gran cantidad de documentos internaciona-
ciones de largo alcance (como los preámbu- les y regionales. Este aspecto novedoso del
los). Pero si tomamos dos normas en pie de constitucionalismo de post-guerra no va a
igualdad, y apreciamos que los valores que amainar, pues la defensa de la persona hu-
ellas encierran se encuentran en aparente mana es uno de los soportes básicos del de-
contradicción, no hay más alternativa que, sarrollo constitucional contemporáneo, pero
con independencia a la ponderación de va- es evidente que tenderá a replantearse
lores, salvemos el principio formal de la para evitar abusos (ya que no hay derechos
unidad de la Constitución y de la coheren- humanos absolutos). Esto hace que en la
cia consigo misma (en tanto y en cuanto no interpretación constitucional de los dere-
sea modificada). chos humanos, se opte por una opción pre-
iii) Razonabilidad, que debe primar en ferente a favor de ellos, las denominadas
cada interpretación, que no es lo mismo que preferred positions en el constitucionalismo
racional. Esto último se aproxima y en cier- norteamericano, que han tenido amplia
to sentido se identifica con lo silogístico y aceptación. Igualmente vinculado con el
guarda relación con el viejo brocardo: dura tema de los derechos humanos en cuanto a
lex, sed lex. Lo razonable es por el contra- interpretación se refiere, es el llamado con-
rio, la sensatez y la flexibilidad frente a tenido esencial, nacido en el constituciona-
nuevas situaciones, tratando de superar el lismo alemán y difundido ampliamente (Cf.
problema sin afectar el entramado norma- Samuel B. Abad, Límites y respeto al conte-
tivo. nido esencial de los derechos fundamenta-
iv) Previsión de consecuencia: aspecto les, en «Thémis», Lima, N° 21, 1992). Y esto
importante que hay que tener en cuenta es por cuanto, en lo concerniente a derechos
apreciar las consecuencias que tendrá un humanos, existen adicionalmente otros cri-
fallo. Esto no significa que el control consti- terios orientadores que hay que tener pre-
tucional debe tener siempre como meta los sente al momento de evaluarlos interpreta-
resultados y obrar en función de éstos. Por tivamente.
el contrario, la tarea interpretadora debe vi) Fórmula política: Como se sabe, cada
ser apreciada y desarrollada en sí misma, Constitución consagra una determinada
sin interesar los resultados, pero es indu- fórmula política que en rigor significa un
dable que no debe ignorarlos, e incorporar estilo de vida, una concepción de la socie-
previsiones futuras al momento de resolver, dad y del Estado, y una filosofía de lo que
debe ser el manejo del aparato político. Di- consagrada la obligación casi absoluta -con
cho en otras palabras, detrás de todo texto excepción del mundo sajón- de que el único
constitucional existe, en forma explícita o y autorizado intérprete de la ley y de la
implícita, un modelo, meta o pretensión de Constitución, era el legislador. Esto lo com-
lo que debe ser la sociedad política y a la probamos en las constituciones europeas y
cual se aspira. El concepto de fórmula polí- en las latinoamericanas, en donde podemos
tica lo acuñó en el siglo pasado Gaetano apreciar, en gran parte de ellas, que una de
Mosca, pero aquí lo tomamos libremente de las funciones que se asigna al legislador, es
Pablo Lucas Verdú (Cf. El sentimiento cons- precisamente la de interpretar la ley, y en
titucional, Edit. Reus, Madrid, 1985). Esta consecuencia, interpretar la Constitución.
fórmula política es la que inspira al siste- Es decir, existía un solo y único intérprete y
ma, y la que debe tenerse de manera rele- nadie más. De ahí nació la doctrina que es-
vante en la interpretación constitucional, tablece que por la persona que interpreta,
pues ella apunta por un lado al reforza- la interpretación puede ser doctrinaria (si
miento del sistema, y por otro, a su supervi- la hacen los juristas), judicial (si la hacen
vencia en el futuro (lo que no sucede en nin- los jueces) o auténtica (si la hace el poder
gún otro tipo de interpretación). Así, la fór- legislativo).
mula política en una monarquía absoluta Sin embargo, la época del único intérpre-
difiere a la de una monarquía parlamenta- te de la Constitución (y de la ley) ya tra-
ria, y ambas a la de una democracia popu- montó definitivamente. Ya no se piensa que
lar o un régimen totalitario fascista. A su el único que interpreta es el Congreso y los
vez, entre regímenes de democracia repre- demás la acatan en silencio. Por el contra-
sentativa, la fórmula política puede variar, rio, se admite hoy que hay varios intérpre-
si son distintos, por ejemplo, las formas de tes, y más aun tratándose de la Constitu-
gobierno (fundamentalmente, parlamenta- ción, en cuya interpretación hay tantos in-
ria o presidencial), y así sucesivamente. tereses en juego. Por tanto, frente a un in-
14. Pluralidad de intérpretes constitucio- térprete único, hoy se abre paso la tesis de
nales que hay varios intérpretes de la Constitu-
Hubo épocas en las cuales se prohibió la ción (Cf. Raúl Canosa, Interpretación cons-
interpretación, no sólo de normas religiosas titucional y fórmula política, cit.).
o monásticas, sino incluso de códigos (Cf. La pregunta que surge es cuántos son
Vittorio Frosini, Teoría de la interpretación esos intérpretes de la Constitución. Hemos
jurídica, Ed. Témis, Bogotá, 1991, en donde visto que no es sólo uno; en consecuencia
menciona como problema típico el pintado pueden ser dos, tres, cuatro o más. Para res-
en la famosa novela de Eco, «El nombre de ponder a esa pregunta tenemos que anali-
la rosa»), pero hace ya mucho tiempo que se zar cada ordenamiento jurídico, para ver
ha aceptado la necesidad de la interpreta- cuántos hay, pues aquí no hay un número
ción. Recordemos que en los primeros tiem- único ni absoluto. Mientras que en un país
pos, se reservó la posibilidad de interpretar son dos los intérpretes, en otros pueden ser
únicamente al legislador, bajo el siguiente cuatro o cinco. Por cierto, para fijar ese nú-
esquema: en la democracia el pueblo elige a mero hay que tener presente que los órga-
sus representantes para que los gobiernen; nos que tienen a su cargo la interpretación
estos representantes aprueban leyes por deben tener determinadas características,
delegación expresa del pueblo, por tanto, como por ejemplo, tener competencias espe-
nadie más que los congresales deben inter- cíficas, tener un campo de acción determi-
pretar las leyes. Esto se agregó al devalua- nado, etc.
do papel que tuvo la judicatura en el Anden Tan sólo en vía de ilustración, veamos la
Régimen, que hizo célebre la boutade de pluralidad de intérpretes que tiene la Cons-
Montesquieu, en el sentido que el juez era titución peruana de 1979. Ellos son, a mi
tan sólo la boca que pronunciaba las pala- criterio, los siguientes:
bras de la ley (De l'esprit des lois, XI, 6), i) Poder Legislativo; que es el intérprete
imagen robótica que tuvo carta de ciudada- tradicional, mas no siempre interpreta,
nía hasta hace muy poco tiempo. Así quedó pues los congresos están hoy orientados a
otras labores e inquietudes que no son pre- terpretaciones simultáneas sobre un mismo
cisamente las interpretativas. marco legal). En consecuencia, por la gravi-
ii) Poder Judicial, en sentencia consenti- tación de las cosas, tiene que haber un ór-
da y ejecutoriada, y con los consabidos al- gano que diga la última palabra, un diri-
cances ínter partes, salvo cuando la ley crea mente final, o un órgano de clausura. En
una excepción expresa (como es el caso de les Estados Unidos, pueden darse muchas
la Acción Popular, garantía o proceso cons- interpretaciones a nivel de las cortes supre-
titucional que consagra la Carta en su artí- mas de los Estados, pero la Corte Suprema
culo 295), fe ieral con sede en Washington dice la pa-
iii) Jurado Nacional de Elecciones; en Isbra final (apuntaba el juez Douglas: no
realidad es un tribunal electoral autónomo, di cimos la última palabra porque seamos
que en más de una oportunidad ha inter- infalibles, sino somos infalibles porque de-
pretado la Constitución, y contra cuyas de- cimos la última palabra). Por el contrario,
cisiones no cabe recurso alguno (Cf. Domin- en países que tienen Tribunal Constitucio-
go García Belaunde, Una democracia en nal como Italia y España, el órgano final es
transición, CAPEL, San José, 1986, 2a. edi- precisamente éste. En realidad, no tiene
ción ampliada, Lima, 1986). mayor importancia práctica cuál sea el ór-
iv) Tribunal de Garantías Constituciona- gano de clausura, pero es evidente que éste
les; que tiene dos competencias delimitadas: debe existir.
conocer en ocasión las resoluciones denega- 15. El acto interpretativo constitucional
torias de babeas corpus y amparo, agotada Teniendo presente lo expuesto en las lí-
la vía judicial, y conocer las Acciones de In- neas precedentes, llegamos al punto final:
constitucionalidad (control abstracto de cómo interpretar. E interpretar significa
constitucionalidad) (Cf. Domingo García asignar un sentido a una determinada nor-
Belaunde, Esquema de la Constitución pe- ma constitucional. Para esto tenemos que
ruana, Lima, 1992). hacer una operación múltiple que por como-
Aquí en el caso peruano hemos visto cua- didad puede desdoblarse en varias etapas:
tro intérpretes y todos ellos válidos y reco- a) Ingreso lingüístico: toda interpreta-
nocidos. En otros ordenamientos constitu- ción debe empezar por el texto escrito, ya
cionales pueden ser más o menos. En todo que el derecho es un conjunto de prescrip-
caso, pienso que no puede haber menos de ciones que se expresan en un lenguaje, sin
dos: a) el órgano legislativo y b) el órgano importar si este lenguaje escrito ha sido
judicial. sancionado por el legislador o es fruto de la
Ahora bien, el problema de existir más costumbre (pues el common law, como se
de un intérprete de la Constitución, lleva a sabe, es derecho nacido de las prácticas ju-
lo siguiente: qué hacer con las interpreta- diciales, pero que está recogido por escrito
ciones contradictorias, que eventualmente en las numerosas recopilaciones existentes
pueden darse; o dicho de otra manera, qué en los países afiliados a esa familia jurídi-
hacer cuando exista colisión entre dos tipos ca). Por tanto, la primera labor es ver qué
de interpretación, (que pueden existir por nos dice el lenguaje: hay dos posibilidades;
más que se tomen las precauciones para que el lenguaje diga algo, o que no diga
evitarlas). nada. Si no dice nada, no hay problema; si
En estos casos, y para evitar una anar- algo dice, tenemos que tomar ese elemento
quía interpretativa, no queda más remedio y seguir adelante.
que poner un punto final a esa larga cadena b) Con este resultado se recurre al análi-
de procesos interpretativos, o mejor dicho, sis del resto del ordenamiento constitucio-
un punto de cierre, que consistiría que en nal; o sea, hacer concordar las hipótesis con
caso de conflicto interpretativo, alguien tie- las que estamos trabajando, con el resto del
ne que decir la última palabra, porque de lo corpus constitucional, para ver si calza con
contrario atentamos contra uno de los valo- él o no, y en qué medida puede existir com-
res del ordenamiento, que es persistir, pues patibilidad o incompatibilidad. Lo más pro-
para ello se necesita seguridad jurídica (y bable es que en la mayoría de los casos, esta
no existe seguridad cuando hay varias in- incompatibilidad no exista.
c) Iter histórico: con los elementos obte- pretación, viene lo siguiente: su aplicación
nidos en los análisis lingüístico y sistemáti- al caso concreto (que envuelve el serio pro-
co, tendremos que ver qué pensó el legisla- blema de la probanza). El resto es una la-
dor histórico, en método clásico de la exége- bor meramente deductiva, en donde deja-
sis francesa decimonónica o del originalis- mos el problema hermenéutico y nos aden-
mo norteamericano de nuestros días. Lo tramos en el tema de la aplicación del dere-
más probable es que de esa tarea de archi- cho.
vo, al final no obtengamos nada, o de repen- Por cierto, esta interpretación adoptada,
te lo obtenido contraría lo que puede des- o asignación de sentido a una norma, no es
prenderse de la lectura del texto. En térmi- excluyente de otras que surjan posterior-
nos generales, la llamada voluntad del le- mente en otros contextos, ya que cuando
gislador, generalmente no sirve para solu- cambian las situaciones objetivas (opinión
cionar grandes conflictos interpretativos. pública, necesidades políticas, circunstan-
Con todo, este elemento así obtenido -de ser cias históricas) se puede privilegiar otros
el caso- debe añadirse a los anteriores. elementos y llegar a interpretaciones distin-
d) Con las tres operaciones así realiza- tas, pero esto es ineliminable en el discurso
das, tenemos que elaborar una primera hi- dogmático. En todo caso, lo que importa es
pótesis interpretativa, que es nuestra idea que el resultado del proceso interpretativo
de cuál es el sentido que debe darse a la constitucional sea coherente, guarde concor-
norma en cuestión. Es indudable que aquí dancia con el texto constitucional y sobre
intervienen determinadas pautas axiológi- todo ayude a conservar la Constitución como
cas que están presentes en el intérprete y texto normativo y como proyecto político.
en la sociedad en que se mueve. 16, Un discurso más allá del discurso
e) La hipótesis antes lograda, debe ser Existe -dentro de la parte general a la
«testada», o sea, confrontada con los crite- que aquí nos estamos refiriendo-, un nuevo
rios que hemos señalado: ver la finalidad enfoque vinculado a la semiótica, que vamos
del sistema, los fines que se persiguen, la a revisar someramente.
persistencia de la Constitución y el entra- Como hemos visto, la interpretación se
mado político: sobre todo, la fórmula políti- mueve en varios niveles. En primer lugar,
ca que subyace a éste. De esta operación, tenemos el objeto de la interpretación; o sea,
que en términos amplios podemos llamar una norma que debemos interpretar. Esto
dialéctica, tiene que salir una segunda hi- como un primer dato de la realidad. El se-
pótesis de trabajo; si sale más de una, debe- gundo paso es ver qué tenemos que hacer
mos proceder a una depuración de las exce- para interpretar, y si es posible interpretar
dentes, para quedarnos al final con sólo bien. En esta tarea, tratamos de ver cómo y
una. En este razonamiento, tienen impor- en qué forma se debe interpretar, para jus-
tancia los llamados «argumentos lógicos clá- tificar lo que hacemos.
sicos», como son, por ejemplo, el argumento Así, la semiótica manifiesta que la inter-
a fortiori, ad absurdum, a parí, a contrario, pretación constituye un discurso que expli-
a maiore ad minas, etc. (Cf. G. Tarello ca lo que debe hacerse, pero por encima de
L'interpretazione della legge, Giuffré, Mila- ella debe efectuarse una descripción del pro-
no, 1980 y Klug, Lógica jurídica, cit., III ceso completo de interpretación del derecho,
parte). con lo cual no sólo describe el sistema de
f) Obtenida luego de este afinamiento producción del discurso, sino que además
nuestra hipótesis de trabajo, ella debe ser intenta describir la constitución de la signi-
nuevamente revisada, sobre todo en función ficación jurídica considerada como un uni-
del lenguaje y de la coherencia y consisten- verso semántico específico. Esta semiótica
cia lógica y viendo cuál es su «fuerza de con- no proporciona normas de interpretación,
vicción», en el sentido de Cossio. sino que describe el proceso interpretativo.
g) Esta tercera hipótesis se convertirá así O sea, no es teoría de la interpretación,
en la interpretación que al final adoptare- como lo que hemos intentado hacer, sino
mos. una metateoría. La interpretación sería así
h) Luego de que se ha obtenido la inter- un discurso, y la semiótica, un metadiscur-
so (Cf. Roque Carrión W., Semiótica jurídi- desde arriba. Sin embargo, notamos que sus
ca, en «Enciclopedia Jurídica Omeba», descomunales esfuerzos sólo llegan a ofre-
Apéndice, tomo VI, Buenos Aires, 1990). cer una panorámica incolora de los aconte-
En realidad, nada tenemos contra esta cimientos, creando una estructura formal
creación metodológica que va más allá de la prodigiosa, pero a la larga útil para los ju-
interpretación, y que se limita a mirarla ristas.

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