Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los autores
Serie Materiales de Apoyo
Programa de Formación Docente para orientar su práctica hacia la Formación por
Competencias
Módulo 3
Segundo Documento
Del ¿Sabe o NO Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO?
Autores
Víctor Andrés Kowalski
Daniel Elso Morano
Isolda Mercedes Erck
Héctor Darío Enriquez
Sandra Daniela Cirimelo
Editor
Víctor Andrés Kowalski
©Kowalski-Erck-Enriquez-Morano-Cirimelo
Hay algo que con el tiempo ha llegado a fascinarme: equivocarme (Ángela Botero)
1. Introducción
1
Dicho popular. Fuente: http://www.ciudad-real.es/varios/dichos/c.php. Consultado 02 de enero de 2018.
2019 M3P2 Del ¿Sabe o No Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO? 2
_______________________________________________________________________________________________________________
ROSAS 325 - C.P: 3360 - OBERA - MISIONES - TEL/FAX: (03755) - 422169 - 422170
Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
Siguiendo la lógica del título del presente documentos Del ¿Sabe o NO Sabe? al ¿Es
COMPETENETE o NO? presentamos el título con el cual Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García
Fraile (2010) titulan el subcapítulo 4.1 de su libro Secuencias didácticas: aprendizaje y evaluación de
competencias: De la evaluación a la valoración de competencias, donde se plantean siete grandes
preguntas:
1) ¿Qué es formar y qué es evaluar las competencias?
2) ¿Cómo asumir la evaluación de las competencias dentro del proceso de formación integral de la
persona?
3) ¿Cómo orientar la evaluación de las competencias para que no se limite a responder pruebas
escritas?
4) ¿Cómo evitar que se oriente la evaluación de las competencias sólo desde lo que valora y
quiere el mercado laboral, sin considerar los retos personales, sociales, culturales y políticos?
5) ¿Cómo evaluar el saber ser, el saber hacer y el saber conocer en las competencias?
6) ¿Cómo evaluar las competencias para trascender el énfasis que todavía se pone sobre la
evaluación de contenidos en la educación?
7) ¿Cómo lograr un cambio de actitud en los docentes respecto a la evaluación?
Para estos autores estas preguntas, y los debates que se pueden generar alrededor de ellas,
conduce inevitablemente a orientarse a la valoración integral del estudiante, no solamente como
posible profesional, sino como ser humano único e irrepetible, dentro de cada contexto temporal,
geográfico, cultural, etc. Es por ello que sostienen que “Evaluar las competencias desde la valoración
supera el tener criterios y evidencias, así como instrumentos de evaluación validados” (Tobón Tobón,
Pimienta Prieto y García Fraile, 2010).
Esto implica retomar todas las consideraciones que hemos realizado cuando hemos propuesto
tanto el concepto del Aprendizaje Centrado en el Estudiante de Ingeniería (ACEDI) como el de
Evaluación Centrada en el Estudiante (ECE), para llegar finalmente a la valoración de las
Competencias desde el Pensamiento Complejo.
Enfatizamos en el concepto de Estudiante en singular, y no los Estudiantes, como masa. Es El
Estudiante quien tiene sus propios tiempos, afinidad con algunas estrategias de aprendizaje y no con
otras, así como su propia cultura. Es nuestra meta como docentes, entonces, crear las condiciones
apropiadas para el desarrollo de las Competencias de ese Estudiante, en singular, motivarlo a avanzar y
superarse, y recién luego evaluarlo.
Esta planificación ya no está simplemente centrada en El Estudiante, sino que estará centrada
en el Estudiante de Ingeniería.
Por ello, nos permitimos hacer un nuevo arreglo a nuestro modelo, que hemos presentado en el
Primer Documento del presente Módulo, el cual adopta la siguiente representación:
Figura 1. Modelo Conceptual Generalizado de Formación y Evaluación de Competencias para carreras de Ingeniería.
Fuente: elaboración propia.
Antes de comentar algunos aspectos del Modelo de la Figura 1, presentamos los 7 Principios
básicos a ser tenidos en cuenta en la evaluación de Competencias, que proponen Tobón Tobón,
Pimienta Prieto y García Fraile (2010), y que son sumamente relevantes:
• Principio 1. La evaluación se lleva a cabo para tomar decisiones que mejoren y
aumenten el grado de idoneidad.
• Principio 2. La evaluación se realiza tomando en cuenta el contexto profesional,
disciplinar, social e investigativo.
• Principio 3. La evaluación de competencias se basa esencialmente en el desempeño.
• Principio 4. La evaluación también es para el docente y la misma administración de la
universidad.
El Principio 5, por un lado, ya estuvo expresado en la propuesta del Documento de Oro Verde
de CONFEDI, y que se ha presentado en el Documento 1 del presente Módulo, al entender a la
evaluación como “uno o más procesos formativos que sirven para identificar, recolectar y preparar
datos que permitan determinar el logro de los resultados del aprendizaje” y además “puede utilizar
tanto métodos cualitativos como cuantitativos, según cuál sea el resultado del aprendizaje a verificar, y
debe ser entendida como un proceso de mejora” (CONFEDI, 2017).
2
Víctor Kowalski, Mercedes Erck y Darío Enriquez, en la Asignatura Investigación Operativa, 4to año de la carrera
Ingeniería Industrial.
2019 M3P2 Del ¿Sabe o No Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO? 6
_______________________________________________________________________________________________________________
ROSAS 325 - C.P: 3360 - OBERA - MISIONES - TEL/FAX: (03755) - 422169 - 422170
Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
En el gráfico de nuestro modelo esto está representado en la palabra Sistema, que remite a un
Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto3, y que
por ello proponemos una visión sistémica de la evaluación. Es decir, la evaluación cualitativa y
cuantitativa se encuentran integradas conceptualmente, ya que, como sostienen Tobón Tobón,
Pimienta Prieto y García Fraile (2010) “con palabras no se puede medir y con números no se puede
comprender ni explicar” siendo la medida “la base de la evaluación”. Por ello, estos autores, a partir de
la integración entre lo cualitativo y lo cuantitativo, introducen el concepto de Evaluación Criterial,
que implica que “toda valoración de los aprendizajes se hace sobre la base de criterios discutidos
colectivamente, argumentados y consensuados, a partir de los cuales se definen niveles de aprendizaje
de las competencias”. Este es uno de los puntos clave de nuestro Modelo Operativo de Formación por
Competencias (ver Figura 2), tal como se ha planteado en la Figura 4 del Documento 6 del Módulo 1.
Tal es su importancia que lo habíamos propuesto como Tercer Paso – Establecer los Criterios de
Evaluación, inclusive antes de establecer el Sistema de Evaluación y Calificación.
Figura 2. Modelo Operativo para el trabajo con Resultados de Aprendizaje en una Asignatura. Fuente: elaboración propia.
Dada la importancia que reviste, y que además es la parte central para diseñar las Rúbricas de
Evaluación, de este tema nos ocuparemos en un capítulo posterior.
3
Diccionario RAE.
2019 M3P2 Del ¿Sabe o No Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO? 7
_______________________________________________________________________________________________________________
ROSAS 325 - C.P: 3360 - OBERA - MISIONES - TEL/FAX: (03755) - 422169 - 422170
Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
Por esta razón es que debemos enfrentar al estudiante a situaciones problemáticas (reales o
simuladas) y evaluar el nivel de logro de la competencia que estamos analizando. Esta es la tarea más
difícil de la formación por competencias, que tampoco implica el abandono de otras evaluaciones
como las referidas a los saberes teóricos que son los que dan sustento a los desempeños.
Esto está implícitamente representado en el par Mediación Pedagógica – Sistema de
Evaluación de nuestra representación gráfica de la Figura 1.
Se trata entonces, de Saber Hacer Fuego en contexto, que, en nuestro caso son los contextos
donde se dan los problemas profesionales ingenieriles. En la Figura 1 esto está claramente explicitado
en la figura del Estudiante de Ingeniería (EI), quien se está formando para ser un Profesional de la
Ingeniería.
Cobran importancia aquí todas las actividades de formación, y a su vez de evaluación, que
fueron presentadas en el Capítulo 5 del Documento 3 del Módulo 2, es decir, aquellas que son
pertinentes a la ingeniería.
Finalmente, el Principio 1, que exponen Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010),
es para ellos el principio esencial de la evaluación de competencias, en el sentido que siempre se
realiza para obtener información a los efectos “tomar decisiones con respecto a cómo se desempeña la
persona ante una actividad o problema, y cómo puede mejorar” cuestión con la que concordamos
plenamente.
Seguidamente sostienen que “La valoración no debiera tener como fin diferenciar a los
estudiantes competentes de los no competentes”, en el sentido que el “estado de no competencia” al
igual que el “estado de competencia” tienen varios grados. Desde el punto de vista formativo también
concordamos con esta postura, aunque desde el punto de vista de una carrera comprendida en el
Artículo 43 de la Ley de Educación Superior, indefectiblemente al final deberemos definir si un
Estudiante es o no competente.
Por otra parte, esto está representado en el modelo de la Figura 1 en la Redacción de los
Resultados de Aprendizaje a nivel de asignatura, o en las Competencias a nivel de una carrera.
Como vemos, con este recorrido conceptual estamos cerrando, conceptualmente (valga la
redundancia) el Modelo de Formación por Competencias que hemos propuesto. Podemos apreciar
entonces como se han alineado los tres pilares desarrollados en los dos Módulos anteriores y en el
actual.
No obstante, operativamente la cuestión no es tan sencilla como parece. Lo expuesto a través
de los Principios 2 y 3 de Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile, que metafóricamente implica
enseñar a hacer fuego, y luego evaluarlo, “dentro de los muros” institucionales, requiere de ciertos
cambios, de los cuales nos ocuparemos en el capítulo siguiente.
Con la Metáfora del Saber Hacer Fuego nos estamos refiriendo a Ser Competente, y por ello, en
primer lugar, recordemos las características de las Competencias (sub-capítulo 4.2, Documento 4,
Módulo 1):
este modo los aprendizajes son desarrollados en cada disciplina manteniéndose estrictamente la
especialización disciplinaria de los docentes. Entonces:
La integración de las disciplinas solo se realiza cuando hay un trabajo o un módulo de
integración al final del año o también de situaciones-problemas complejos que movilizan los
conocimientos de varias disciplinas. En todos los casos, se trata, en este “módulo de
integración” o “trabajo de integración”, de proponer al educando un trabajo complejo, ya sea
una situación-problema que debe resolver o una producción original que debe realizar.
(Roegiers, 2007).
Una variante que propone Roegiers (2007) dentro de este modo es realizar integraciones
parciales y graduales, por ejemplo, cuatro durante el año académico (podría ser un número mayor o
menor):
Las ventajas que tiene este modo de integración es que es compatible con el Sistema Argentino
de Formación de Ingenieros (SAFI), donde cada asignatura tiene un cuerpo docente particular
disciplinario. Por contraparte, el agregado de los Módulos o Trabajos de Integración supone, en primer
lugar, una modificación curricular. Pero, aunque esto fuera viable, se presenta otro problema: los
Estudiantes para desarrollar el, o los Módulos Integradores, deben “tener al día” todas las asignaturas
que se espera poder integrar. Es inviable, por ejemplo, la participación de Estudiantes que, por
2019 M3P2 Del ¿Sabe o No Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO? 11
_______________________________________________________________________________________________________________
ROSAS 325 - C.P: 3360 - OBERA - MISIONES - TEL/FAX: (03755) - 422169 - 422170
Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
ejemplo, por razones laborales o de otra índole, deciden cursar algunas asignaturas de ese año de la
carrera.
Como sostiene el mismo Roegiers (200), este Modo “Es relativamente fácil en la primaria,
puesto que los docentes son generalistas (y, además, reivindican a menudo esta particularidad)”. En
tanto en la enseñanza secundaria o superior resulta extremadamente difícil (por no decir utópico) en
los modelos educativos actuales ya que necesariamente requiere de un cambio radical en las prácticas
pedagógicas, pero sobre todo porque las tres asignaturas (en el caso de la Figura 5) deberían ser
impartidas por el mismo equipo docente.
Veamos un par de posibilidades de lograr espacios de integración sin llegar a grandes cirugías
en un Plan de Estudios.
Figura 6. Modo de Integración con una Asignatura Integradora Anual que integra varias asignaturas cuatrimestrales.
Fuente: elaboración propia.
Figura 7. Modo de Integración con una Asignatura Integradora Cuatrimestral que integra varias asignaturas
cuatrimestrales. Fuente: elaboración propia.
Estos son solamente dos ejemplos que se pueden realizar a partir de las estructuras de
distribución de asignaturas ya establecidas. Pueden presentarse otras variantes, siempre considerando
el diseño curricular vigente, pero atendiendo siempre a que se debe realizar un cuidadoso análisis sobre
cuál asignatura se puede prestar para integrar saberes de otras asignaturas del mismo año, y de años
anteriores. Por otra parte, esto implica para los cuerpos docentes de dichas asignaturas asumir
responsablemente el rol asignado, si es que se pretende lograr un cambio genuino.
Concluimos entonces que, en una primera instancia, una carrera de ingeniería dentro del SAFI
puede abordar aproximaciones en búsqueda de espacios de integración, sin tener que desterrar el
concepto de asignatura. Pretender un cambio radical hacia otro tipo de diseño curricular solamente
puede conducir al caos o a la inviabilidad, en términos pragmáticos. Suponer que los docentes de
carreras de ingeniería (en su gran mayoría ingenieros), que han hecho una vasta carrera
especializándose en cierta disciplina, no solamente en la actividad docente, sino también en
investigación, extensión, posgrados, y otras tantas actividades, cedan alegremente su “espacio de
poder” resulta poco creíble.
Más allá de este aspecto, más trascendental es lo que se cuestiona Roegiers (2007), sobre si el
tema de la Competencias ¿conduce al fin de las disciplinas y de los saberes? Se responde en base a lo
que plantea Perrenoud (2002): “La preocupación por el desarrollo de las competencias no tiene que ver
con una disolución de las disciplinas en una indefinida «sopa transversal». Lo cual no autoriza a no
examinar los cierres y las intersecciones de las disciplinas”.
Es justamente allí donde debe ponerse el énfasis, más allá de lo que se trabaje hacia el interior
de las asignaturas: una genuina articulación entre éstas de manera que contribuyan efectivamente a las
competencias de egreso de una determinada carrera de ingeniería.
Entonces, una formación por competencias bajo ningún punto de vista debe abandonar el aprendizaje
de recursos, para lo cual se necesita de docentes especializados en sus disciplinas.
Entonces, esta situación debe ser posible de abordarla por el estudiante inclusive fuera de las
cuatro paredes del aula, ya que como afirma Roegiers (2007) “una competencia debería ser
interiorizada de manera tal que pueda ser movilizada fuera de todo contexto escolar”. Obviamente que
esta instancia solamente puede darse luego de un recorrido de varias instancias de aprendizaje. Y aquí
presentamos un punto clave de la propuesta de Roegiers (2007):
Este carácter a-didáctico de las situaciones en las cuales el educando es invitado a movilizar
sus conocimientos está relacionado con el hecho de que, dentro de un enfoque de competencias
y, una vez el conjunto de los conocimientos realizados, se le da al educando la libertad de
escoger el camino que él quiere seguir: no el mejor, sino el que a él le parece el mejor. En
efecto, el ejercicio de una competencia es un ejercicio estrictamente individual. Es necesario,
pues, enseñarle al alumno a ejercerlo solo.
Sobre esto último queremos llamar muy poderosamente la atención, por si se pudieran generar
algunas dudas. Se promueve, tanto en la enseñanza como en la evaluación, el desarrollo de actividades
de los estudiantes entre pares, y esto tiene muchas ventajas, así como es muy difícil formar algunas
competencias en forma individual. No obstante, ésta es una cara de la moneda. La otra cara, la que
tiene que ver con el posterior desempeño profesional, hay instancias donde la responsabilidad es
individual: no colectiva. Por ello nos permitimos resaltar la última frase del párrafo de Roegiers
(2017):
Esta parte, bajo ningún punto de vista puede ser descuidada, particularmente en la formación de
ingenieros.
Un profesional de ingeniería incompetente tendrá que asumir en forma individual los errores
del ejercicio de su profesión cuando éstos “comprometan el interés público poniendo en riesgo de
modo directo la salud, la seguridad, los derechos, los bienes o la formación de los habitantes” 4.
4
Artículo 43. Ley Nacional de Educación Superior, N° 24.521.
2019 M3P2 Del ¿Sabe o No Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO? 17
_______________________________________________________________________________________________________________
ROSAS 325 - C.P: 3360 - OBERA - MISIONES - TEL/FAX: (03755) - 422169 - 422170
Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
Información: se debe describir dicho contexto para situar al estudiante, y, para ello, hay que
proveer información pertinente. Esta información no necesariamente debe ser completa, sino
que puede tener lagunas (falta de información), o datos parásitos (información innecesaria), tal
como ocurre dentro del mundo profesional. Recordemos la definición de CONFEDI (2006) del
concepto de competencia “Competencia es la capacidad de articular eficazmente un conjunto
de esquemas (estructuras mentales) y valores, permitiendo movilizar (poner a disposición)
distintos saberes, en un determinado contexto con el fin de resolver situaciones profesionales”.
Función: ésta determina el motivo por la cual el estudiante debe realizar una producción. Por
ejemplo, la producción puede tener como objetivo proveer a un decisor (o decisores) de
elementos cuantitativos para la toma de decisiones con respecto a operaciones sobre su control.
En tanto, la tarea, o actividad (puede ser más de una), “es la anticipación del producto
esperado” (Roegiers, 2007). Por ejemplo, puede consistir en la determinación de un plan de
producción que cumpla ciertas metas (maximización de ganancias, minimización de costos, etc.) y que
además cumpla con ciertas restricciones físicas, propias del contexto de la situación problemática.
Todo esto es lo que se le provee al estudiante, tema que corrientemente suele ser denominado
“el enunciado del problema”. Como vemos, no se trata de un simple cambio de enunciado del
problema, sino que implica relatar un contexto que represente una situación tal cual como se le
presenta al profesional, y no como son los típicos ejercicios que figuran al final de cada capítulo de
libro de texto.
Algunos aspectos que debe cumplir una Situación de Integración para ser significativa son
(Roegiers, 2007):
• Llevar al estudiante a movilizar los saberes, interrogándolo sobre sus vivencias, tocando sus
centros de interés del momento.
• Plantearle un desafío o, más bien presentarle de manera tal que perciba un desafío a la medida
de sus posibilidades.
• Le sea directamente útil, por ejemplo, haciéndolo progresar en un trabajo complejo.
• Permitirle contextualizar sus conocimientos, así como poner en evidencia la utilidad de los
diferentes saberes.
• Permitirle explorar las fronteras de los campos de aplicación de esos saberes.
• Orientarlo hacia una reflexión epistemológica sobre los conocimientos, interrogarlo sobre la
construcción del conocimiento: ¿cómo se construyen?, ¿cómo fueron transformados?, ¿por
quién?, ¿de acuerdo a cuáles principios?, ¿con qué objeto?
• Que pueda poner en evidencia las diferencias entre la teoría y la práctica, tal y como lo hacen
los problemas que comprenden los datos parásitos, los datos faltantes, los datos que deben
transformarse antes de ser utilizados, las soluciones múltiples.
• Permitirle poner en evidencia el aporte de las diferentes disciplinas en la resolución de
problemas complejos.
• Permitirle medir la distancia entre lo que sabe para resolver una situación compleja y lo que
tiene todavía que aprender, etc.
Si bien el referencial propuesto por Roegiers es sólido, y además otros autores han basado sus
avances en esta dirección, cabe destacar que es conveniente que sea tomado como directrices para el
diseño de Situaciones de Integración y no un check-list a cumplir.
Por otra parte, las Situaciones de Integración son una meta a las que solamente puede llegar a
enfrentarse el alumno una vez que haya internalizado los diferentes recursos que se articulan y
movilizan en ellas. Esto implica llegar a través de una gradualidad cuidadosamente planificada por el
docente, así como de la revisión y reflexión permanentemente de sus alcances e implicancias, y no caer
en la trampa de diseñar Situaciones de Integración cuyos resultados sean opuestos a los objetivos
perseguidos.
Para Manzanares Moya y Palomares Aguirre (2008) “En el ámbito de la fundamentación del
ABP se encuentra la esencia de la enseñanza problemática, de forma, que las contradicciones que
surgen en este proceso y las vías para su solución, exigen del profesor que sea un mediador”, entre
otros aspectos. Sin embargo, como lo proponemos en el siguiente sub-capítulo, el diseño de
Situaciones de Integración, no debe reducirse al ABP, sino que debe expandirse a otros tipos de
actividades.
También podría expandirse a otras actividades, como por ejemplo a la Formación Experimental
en Laboratorios de Acceso Local. Pero, para ello, debemos hacer uso, por ejemplo, de actividades
mediadas por Robótica Pedagógica. De esta manera, se pueden tomar problemas profesionales básicos,
como ser, un problema de embalaje dentro de una industria (Ibarra Quevedo et al., 2007).
Observaciones
Figura 9. Elementos básicos de una Secuencia Didáctica. Fuente: adaptado de Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García
Fraile (2010).
Desde el enfoque socioformativo Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010)
proponen el Método Matricial Complejo como metodología general para la evaluación de
competencias. En realidad, a lo que arriban finalmente es al establecimiento de una Rúbrica,
generalmente de tipo analítica.
Aquí tomaremos como base la secuencia de pasos propuesta por estos autores, para luego
introducir en otro documento el concepto de Rúbrica. Los pasos que enuncian son los siguientes:
1. Identificar y comprender la competencia que se pretende evaluar
2. Proceso de evaluación a llevar a cabo
3. Criterios
4. Evidencias
5. Indicadores de nivel de dominio
6. Ponderación y puntaje
7. Criterios e indicadores obligatorios para acreditar una competencia
8. Retroalimentación
De ser necesario, se puede agregar un texto adicional explicativo a los efectos de lograr la
mayor claridad acerca de lo que se pretende.
5.3 Criterios
A este tema le dedicaremos un capítulo particular posteriormente. Por ahora presentamos lo que
proponen Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010) al respecto:
Son las pautas o parámetros que dan cuenta de la competencia y posibilitan valorarla de
acuerdo con los retos del contexto social, laboral, profesional, investigativo y/o disciplinar
5.4 Evidencias
Es todo aquello que puede dar cuenta, por ejemplo, sobre un proceso. Es decir, es la prueba de
que algo ocurrió. Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010) sostienen al respecto:
Son pruebas concretas y tangibles de que se está aprendiendo una competencia. Se evalúan
con base en los criterios, y es necesario valorarlas en forma integral y no de manera individual
(independiente). Esto significa que cada evidencia se valora considerando las demás
evidencias, y no por separado.
Por medio de las Evidencias de Saber se puede determinar “la forma como interpreta,
argumenta y propone el estudiante frente a determinados problemas”, así como la “comprensión de
conceptos, teorías, procedimientos y técnicas” (Tobón et al., 2006). En tanto, las Evidencias de Actitud
prueban la presencia o no de ciertas actitudes o saberes ser.
Podemos seguir extendiéndonos en listados y clasificaciones, pero ello pierde valor si
pretendemos ajustarnos a las evidencias. Éstas, sea cual fuere se nominación, deben ser lo
suficientemente sólidas para que den cuenta de lo pretendemos. Por otra parte, y un aspecto
sumamente importante, es que deben ser recogidas al inicio, durante y el final del proceso del
desarrollo de un Resultado de Aprendizaje o una Competencia.
Lo que sí es pertinente aquí presentar algunas recomendaciones dadas por Tobón Tobón,
Pimienta Prieto y García Fraile (2010):
• Analizar los criterios y determinar qué evidencias se requieren para evaluar dichos criterios.
• Las evidencias pueden ser una o varias.
• Se busca determinar las evidencias centrales, acordes con los criterios establecidos y acordados.
• Es importante someter las evidencias establecidas al análisis público de los estudiantes, los
colegas y profesionales.
5.8 Retroalimentación
El estudiante debe tener claridad acerca de sus logros, aspectos a mejorar, puntaje y nivel de
dominio de la competencia, para que de esta manera se involucre en un proceso de mejoramiento
continuo (Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile, 2010).
Hemos dedicado un capítulo específico a los Criterios de Evaluación dado que, en nuestro
Modelo Operativo para el trabajo con los Resultados de Aprendizaje en una asignatura, este tema
figura en tercer lugar, inclusive antes de la Selección de los Saberes y del Sistema de Evaluación y
Calificación (ver Figura 2).
Los Criterios de Evaluación deben ser establecidos a continuación de la Selección de la
Mediación Pedagógica, o inclusive antes que ésta (luego de la redacción de los Resultados de
Aprendizaje) porque en ese momento ya podemos hacer una breve realimentación sobre lo que
estamos diseñando. Veamos algunas posturas de diferentes autores que dan cuenta de ello:
Los Resultados de Aprendizaje requieren contar con criterios de evaluación como parte de su
diseño, que permitan informar regularmente a los estudiantes sobre su trayectoria en el
desarrollo de competencias. (Jérez, Hasbún y Rittershaussen, 2015).
Los criterios de evaluación son la plataforma en la que se descansa para tomar decisiones
sobre el éxito o no del aprendizaje de los estudiantes (Lukas y Santiago, 2004 en Jérez, Hasbún
y Rittershaussen, 2015).
Constituyen los referentes que determinan los aprendizajes relevantes que el estudiante debe
alcanzar y evidenciar en términos de producto o desempeño y que permiten valorar sus logros.
Establecen la profundidad, alcance y precisión de los Resultados de Aprendizaje orientando a
cómo éste se concretizará. (Universidad del Bío-Bío. Vicerrectoría Académica, 2013).
Los criterios de evaluación se definen como un referente conceptual que permite establecer el
tipo y el nivel de aprendizaje que deben alcanzar los estudiantes en cada uno de los hitos
declarados de un proceso formativo. En este sentido, dichos criterios ayudan a precisar el
nivel de desempeño de los estudiantes. En efecto, a través de una comparación entre el criterio
definido y el desempeño demostrado por el estudiante, el docente formula una opinión fundada
sobre la calidad de los aprendizajes. (Cabrera Pommiez, Inostroza, 2015).
Algunas características de los Criterios de Evaluación pueden ser las siguientes (Universidad
del Bío-Bío. Vicerrectoría Académica, 2013):
• Establecen los ámbitos o procedimientos para alcanzar un desempeño adecuado o “bien
hecho”, secuenciados de menor a mayor complejidad.
• Son más concretos que los RA, pero no al punto de ser una actividad de aprendizaje acotada.
Son atemporales y no dependen de ninguna dinámica específica, a menos que sea la aplicación
de una metodología que involucre un paso en particular y único.
• No consideran la finalidad, pues el conjunto de criterios de evaluación debe constituir la
finalidad del RA; focalizan, contextualizan, delimitan los aprendizajes.
Es decir, los Criterios de Evaluación tienen un mayor grado de especificidad que los Resultados
de Aprendizaje y por tal motivo es lo que el docente “debe” informar al alumno para que éste sea
consciente sobre cómo será evaluado su desempeño.
Generalmente se recomienda entre dos y cuatro criterios por cada Resultado de Aprendizaje. Si
se supera este número tal vez el Resultado de Aprendizaje es muy complejo y deba ser dividido. Si es
menor (uno) el Resultado de Aprendizaje debería ser parte de otro más integral. Por esta razón es que
es conveniente revisar la redacción del Resultado de Aprendizaje inmediatamente luego de la
redacción de los Criterios de Evaluación.
• Criterio 1: [Toma en cuenta] [los puntos de vista de los demás integrantes del equipo]
[respetando las diferencias personales, particularmente las culturales y de las de género]
• Criterio 2: [Socializa] [sus propios puntos de vista e ideas] [con la claridad adecuada]
• Criterio 3: [Comprende] [la dinámica del debate] [efectuando intervenciones pertinentes en
tiempo y forma]
• Criterio 4: [Participa] [en la toma de decisiones del grupo] [consensuando ideas]
El concepto de Rúbrica tiene, en general, varios significados, dependiendo del ámbito al que se
haga referencia5: docencia, firma, libro o religión católica. Obviamente, interesa aquí el campo de la
docencia, donde hacemos referencia a las Rúbricas de Evaluación. Sin embargo, aún en este campo los
significados varían de acuerdo a la finalidad con la cual se utiliza.
Básicamente existen dos tipos de rúbricas: las holísticas y las analíticas. Las primeras
“describen el trabajo aplicando todos los criterios al mismo tiempo y permitiendo un juicio general
sobre la calidad del trabajo”, en tanto las segundas “describen el trabajo en cada criterio por separado”
(Brookhart, 2013).
Si bien cada una tiene sus ventajas y desventajas, en general, las que mayormente se utilizan
son las Rúbricas Analíticas, y por ello aquí nos ocuparemos de éstas. Para ponerlo en términos
simples:
Las rúbricas analíticas son matrices de doble entrada donde en las filas se ubican los Criterios de
Evaluación y en las columnas los Niveles de Dominio.
5
https://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%BAbrica_(desambiguaci%C3%B3n)
6
Traducción nuestra.
7
Traducción nuestra.
8
Traducción nuestra. En el texto de Brookhart figura performances, que traducido con el Diccionario Cambridge implica
funcionamiento o rendimiento. Hemos optado por utilizar Desempeño.
2019 M3P2 Del ¿Sabe o No Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO? 31
_______________________________________________________________________________________________________________
ROSAS 325 - C.P: 3360 - OBERA - MISIONES - TEL/FAX: (03755) - 422169 - 422170
Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
En la Tabla 4 se muestra un ejemplo básico de una Rúbrica Analítica con tres Criterios de
Evaluación y cuatro Niveles de dominio.
Principiante Básico Autónomo Avanzado
Criterio 1 30 % D11 D12 D13 D14
Criterio 2 40 % D21 D22 D23 D24
Criterio 3 30 % D31 D32 D33 D34
Tabla 4. Ejemplo básico de Rúbrica Analítica con tres criterios y cuatro niveles de dominio. Fuente: elaboración propia.
Lo que figura en cada intersección de una fila (criterio) con una columna (nivel) se denomina
Descriptor, y, generalmente, es uno de los puntos más difíciles de redactar. Además, también se ha
explicitado el peso, en términos porcentuales, de cada uno de los criterios.
Posteriormente el docente debe asignar un peso relativo a cada criterio, así como también
definir los Indicadores de Nivel de Dominio. Finalmente debe redactar los descriptores.
En la Tabla 5 se han incluido los pesos porcentuales de cada criterio, que, como se observa, su
suma da 100 %. Esta valoración de los criterios es únicamente a modo de ejemplo, ya que cada
docente debe establecerlos en función de los propósitos de la evaluación. Por otra parte, también se
han incluido los puntos máximos (en una escala de 0 a 10) para cada Nivel de Dominio.
Otro detalle en la Tabla 5 es que algunos Descriptores están coloreados con azul claro, para
identificar los Criterios e Indicadores obligatorios, presentados en el Sub-capítulo 5.7.
En la Tabla siguiente se señalan los valores que se asignan para cada indicador, de acuerdo al
Puntaje de los Niveles de Dominio y el peso relativo de los Criterios de Evaluación.
.
Así, por ejemplo, si el docente entiende que a la Introducción del Informe de Laboratorio le
corresponde un Nivel de Dominio Básico (Contiene cierta información general de la experiencia,
aunque omite algunos aspectos importantes), le corresponderá un puntaje de 0,10×6= 0,60 puntos.
También figura en azul claro los criterios e indicadores obligatorios.
También vemos que, si un Informe de Experiencia de Laboratorio cumple con todos los
Criterios e Indicadores Obligatorios (celdas azules), le corresponde al estudiante (o al grupo) el valor
mínimo que es de 5,80 puntos.
Esto puede ser interpretado como una contradicción, si estamos frente a una reglamentación
que exige un mínimo de 6,00 puntos para no rehacer la actividad. Aquí tenemos que retomar el
concepto de Evaluación Formativa, donde no debemos ajustamos en todos los criterios con los valores
de un cierto dominio, por ejemplo, Autónomo.
Pensemos que, seguramente habrá en la asignatura otras experiencias de laboratorio, donde las
diferencias estarán centradas fundamentalmente en el Procedimiento y en los Resultados, que, como
hemos visto tienen Indicadores obligatorios en el Nivel Autónomo. En cambio, el Resumen o la
Introducción, que están más relacionados con aspectos de la redacción (comunicación escrita), podrían
en un primer momento ser admitidos en un Nivel de Principiante. Estos criterios pueden seguir siendo
trabajados y superados con otros informes.
En este caso (Tabla 7) luego que el docente ha aplicado la Rúbrica para evaluar el Informe de
Experiencia de Laboratorio de un Grupo de Estudiantes, ha considerado que los Niveles de Logro
alcanzados en cada Criterio son los que se encuentran coloreados en verde. Corresponde a un puntaje
de 6,90. En términos numéricos es un puntaje mayor al caso de que solamente se alcancen los mínimos
obligatorios (5,80). No obstante, no reúne el requisito de cumplir con el Indicador obligatorio para el
tercer Criterio (Procedimiento).
• ¿Qué corresponder hacer?
• ¿Qué decisión tomar?
Como vemos, el docente le ha asignado el Nivel Básico porque en el Informe se han omitido
detalles sustantivos de la experiencia. Corresponde entonces rehacer únicamente dicha parte del
Informe, previo análisis en conjunto (docente y grupo de estudiantes) de la importancia de las
omisiones.
Otra pregunta obligada que surge aquí, es ¿qué pasa si luego de haberse completado al final de
la asignatura la entrega de, por ejemplo, los cinco informes (suponiendo que estaban previstas cinco
experiencias de laboratorio) y en el último informe el grupo de estudiantes ha alcanzado el Nivel
Avanzado, en los Criterios Resumen e Introducción?
¿Qué tomar como referencia sobre estos dos criterios para incluir luego en la calificación final
por dicho rubro? ¡Obviamente el mejor Nivel alcanzado! ¡No se pueden promediar logros, ya que
estamos evaluando el proceso!
Si, al final, el estudiante (o el grupo) ha demostrado tener el nivel más alto, eso es lo que le
corresponde.
Un detalle importante a resaltar sobre esta Rúbrica es que, al aplicarse para evaluar un solo
producto, la única fuente de evidencias es el propio informe de laboratorio presentado por el
estudiante, o por el grupo en caso que así se hayan establecidos las consignas. Entonces, esta Rúbrica
no está recogiendo las evidencias de un proceso.
Resultado de Aprendizaje
[Identifica][actitudes de comunicación, valores y respeto por las diferencias culturales y de
género][para consensuar ideas comunes al grupo][desarrollando debates en las actividades propuestas
por la cátedra].
Criterios de Evaluación
• Criterio 1: [Toma en cuenta] [los puntos de vista de los demás integrantes del equipo]
[respetando las diferencias personales, particularmente las culturales y de las de género]
• Criterio 2: [Socializa] [sus propios puntos de vista e ideas] [con la claridad adecuada]
• Criterio 3: [Comprende] [la dinámica del debate] [efectuando intervenciones pertinentes en
tiempo y forma]
Para este caso particular, no alcanza con una sola evidencia para determinar si un estudiante es
competente para el Trabajo en Equipo, en lo que respecta al Resultado de Aprendizaje presentado.
Las fuentes de evidencia deben ser diversas, como ser autoevaluaciones, coevaluaciones y
heteroevaluaciones. Tampoco alcanza con, por ejemplo, una sola coevaluación.
Alcanzar el Nivel de Competente o Avanzado no se logra a través de un único acto: una
reunión del grupo de trabajo, la participación del grupo en un debate o en la elaboración de un
proyecto, etc. Es un proceso, que inclusive puede pasar los límites de una asignatura.
Por esta razón, Pimienta Prieto (2012) las enfoca como Mapas de Progreso, no para utilizarlas
al final, sino a lo largo del desarrollo de las actividades de los estudiantes, y en simultáneo con las
mismas. En la misma dirección, este autor señala:
En una evaluación auténtica, hemos enfrentado al sujeto a la ejecución del desempeño, de
manera que es posible “observar” directamente el logro para ubicarlo en el mapa. Sin
embargo, no siempre es posible llevar a cabo este tipo de evaluación, por lo que debemos
recurrir a que los estudiantes resuelvan pruebas o exámenes escritos y elaboren otros
productos que muestren su desempeño, para poder emitir un juicio valorativo complementario.
Un último punto a destacar sobre la Rúbrica de la Tabla 8, es que se han incluido puntajes para
los Indicadores de Niveles de Dominio, así como los porcentajes de peso de los Criterios de
Evaluación.
Un modelo de Formación por Competencias debe tener como resultado final establecer si un
estudiante es, o no, Competente, por ejemplo, para el Trabajo en Equipo. Por esta razón no debería
utilizarse ningún tipo de calificación numérica. Sin embargo, aún no se ha establecido cómo operará
esta situación cuando se implementen los modelos en las diversas instituciones con miras a los
próximos procesos de acreditación. En caso de persistir el sistema de calificación actual, toda
valoración de la formación de una competencia, sea específica o genérica, indefectiblemente deberá ser
traducida a un número.
Las rúbricas brindan transparencia al proceso de evaluación, dado que todos los actores del
proceso educativo (directivos, docentes, padres, estudiantes) conocen de antemano cuales son los
criterios que se evaluarán, así como los niveles de dominio que se espera alcancen los estudiantes en
relación a ciertos saberes. En este sentido, en cátedras con muchos profesores, el uso de rúbricas
permitirá utilizar “la misma vara” al momento de evaluar los productos realizados por los estudiantes.
Al principio podría parecer que el tiempo que demanda diseñar una rúbrica sobrecarga la tarea
docente. Sin embargo, el ahorro del tiempo en las instancias posteriores compensa con creces el
esfuerzo original. Tanto en la instancia de las correcciones como así también referido a la
retroalimentación, disminuyendo o inclusive eliminando los tiempos destinados a explicar aspectos de
las evaluaciones que generalmente suelen ser subjetivas y además resumidas en una única calificación,
como ya fuera señalado.
También al estudiante le resulta en un ahorro de tiempo el uso de rúbricas, dado que, en el caso
de no alcanzar cierto nivel de dominio, podría realizar actividades remediales personalizadas sin
necesidad de rehacer una evaluación o actividad en forma completa, que implica reevaluar
aprendizajes que ya fueron demostrados con anterioridad.
El uso de rúbricas promueve la metacognición en los estudiantes. Éstas representan una especie
de guía de estudio, ya que definen explícitamente, qué se va evaluar, cómo y qué nivel de dominio se
espera de ellos. Así también promueven un cambio de paradigma, pasando del modelo de estudiar para
el profesor (que muchas veces ni siquiera se sabe que quiere) a estudiar y actuar para ser competente.
Además, las rúbricas son de gran utilidad para evaluar los saberes ser, relacionados con la
autorregulación del aprendizaje (autoevaluaciones) y el trabajo en equipo (coevaluaciones), orientando
al estudiante hacia la reflexión de su propio proceso de aprendizaje.
8. Un breve cierre
Más que un cierre, se puede decir que es aquí donde comienza un camino con muchas
incertidumbres. Haber abordado, desde lo teórico, los tres pilares de nuestro Modelo Conceptual, no
garantiza que no haya grandes dificultades cuando se comienza a llevarlo a la práctica al aula.
Llevar adelante una “buena” evaluación, aún en el modelo tradicional, es una gran tarea
pendiente en la educación en general, y en la formación de ingenieros en particular.
No hay grandes recetas, no hay manuales, no hay un único modo. Cada asignatura, cada
carrera, cada institución, tienen particularidades que ameritan que cada caso particular deba ser
reflexionado y analizado en su contexto.
Como reza la frase con la cual comenzamos este Documento, La Práctica hace Milagros. Pero,
la práctica implica también equivocarse, y aprender de los errores. Si los docentes nos equivocamos,
¿porqué no pueden equivocarse los estudiantes y aprender de ello? Alentamos a los lectores a construir
un nuevo camino en la evaluación: hagámoslo junto a nuestros estudiantes.
Referencias Bibliográficas
Alsina Masmitjá, J. (2013) ¿Qué es una rúbrica? ¿Por qué y cómo se utiliza? En Rúbricas para la
evaluación de competencias. J. Alsina Masmitjà (Coordinador), pp. 8-13. Barcelona: Octaedro.
Blanco Blanco, A. (2007). Las Rúbricas: un instrumento útil para la evaluación de competencias. En
Prieto Navarro, L. La enseñanza universitaria centrada en el aprendizaje, Barcelona: ICE Universidad
de Barcelona, pp.171-188.
Brookhart, S. (2013). How to create and use rubrics for formative assessment and grading.
Alexandria: ASCD.
Brousseau, G. (1986). Fundamentos y métodos de la didáctica de la matemática. Facultad de
Matemática, Física y Astronomía. Universidad Nacional de Córdoba.
Cabrera Pommiez, M., Inostroza, L. (2015). Guía para orientar la evaluación educativa en UDLA.
Unidad de Gestión Curricular. Santiago de Chile: Universidad de la Américas.
CONFEDI - Giordano Lerena, R. (Comp.) (2016). Competencias y perfil del Ingeniero
Iberoamericano, formación de profesores y desarrollo tecnológico e innovación: Documentos Plan
Estratégico ASIBEI). Bogotá: ARFO Editores e Impresores Ltda.
CONFEDI (2017). Marco conceptual y definición de estándares de acreditación de las carreras de
ingeniería. Oro Verde: CONFEDI.
CONFEDI (2018). Propuesta de Estándares de Segunda Generación para la Acreditación de Carreras
de Ingeniería en la República Argentina. Rosario: CONFEDI.
De Miguel Díaz, M. (Dir.). (2006). Modalidades de enseñanza centradas en el desarrollo de
competencias: orientaciones para promover el cambio metodológico en el espacio europeo de
educación superior. Oviedo: Ediciones de la Universidad de Oviedo.
Ibarra Quevedo, R., Arteaga Bouchan, M., Maya Martínez, P. (2007). Un ambiente de aprendizaje con
la Robótica Pedagógica para Embalaje.
Jabif, L. (2010). Competencias y situaciones: un matrimonio inseparable. Revista Electrónica de
Desarrollo de Competencias (REDEC), Vol. 2, No 6.
Jérez, O., Hasbún, B., Rittershaussen, S. (2015). El Diseño de Syllabus en la Educación Superior: Una
propuesta Metodológica. Santiago: Ediciones Universidad de Chile.
Manzanares Moya, A., Palomares Aguirre, M. (2008). Tutoría y Mediación en el Aprendizaje Basado
en Problemas. En: Escribano, A., Del Valle, A. (Coords). El Aprendizaje Basado en Problemas (ABP):
una propuesta metodológica en la Educación Superior. (pp. 91-114). Madrid: Narcea.
Perrenoud, P. (2002). Construir Competencias desde la Escuela. Santiago de Chile: Dolmen
Ediciones.
Pimienta Prieto, J. H. (2008). Evaluación de los aprendizajes: Un enfoque basado en competencias.
México: Pearson Educación.
Pimienta Prieto, J. (2012). Las competencias en la docencia universitaria: preguntas frecuentes.
México: Pearson Educación.
Roegiers, X. (2007). Pedagogía de la integración: Competencias e integración de los conocimientos
en la enseñanza. San José: Coordinación Educativa y Cultural Centroamericana y AECI. Colección
IDER (Investigación y desarrollo educativo regional).
Stevens, D; Levi, A. (2005). Introduction to Rubrics: An Assessment Tool to Save Grading Time,
Convey Effective Feedback, and Promote Student Learning. Sterling: Stylus Publishing.
2019 M3P2 Del ¿Sabe o No Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO? 41
_______________________________________________________________________________________________________________
ROSAS 325 - C.P: 3360 - OBERA - MISIONES - TEL/FAX: (03755) - 422169 - 422170
Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
Tobón Tobón, S. (2005). Formación basad en competencias: pensamiento complejo, diseño curricular
y didáctica. 2a ed. Bogotá: Ecoe Ediciones.
Tobón, S., Rial Sánchez, A., Carretero Díaz, M. A., García Fraile, J. A. (2006). Competencias, Calidad
y Educación Superior. Bogotá: Cooperativa Editorial Magisterio.
Tobón Tobón, S., Pimienta Prieto, J., García Fraile, J. (2010). Secuencias Didácticas: Aprendizaje y
Evaluación de Competencias. México: Pearson Educación.
Tobón Tobón, S. (2013). Formación integral y competencias: pensamiento complejo, currículo,
didáctica y evaluación. 4ª ed. Bogotá: Ecoe Ediciones.
Universidad del Bío-Bío. Vicerrectoría Académica (2013). Manual de Elaboración de Programas de
Asignaturas: Material de apoyo para la implementación del Modelo Educativo en el marco del
proceso de Renovación Curricular en la Universidad del Bío-Bío. Concepción: Universidad del Bío-
Bío.
Villa Sánchez, A. y Poblete Ruiz, Manuel. (Dir.) (2007). Aprendizaje basado en competencias: una
propuesta para la evaluación de las competencias genéricas. Bilbao: Universidad de Deusto,
Ediciones Mensajero.
Zúñiga, L. E. (2003). Metodología para la elaboración de normas de competencia laboral. Bogotá:
SENA.