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Los autores
Serie Materiales de Apoyo
Programa de Formación Docente para orientar su práctica hacia la Formación por
Competencias
Módulo 3
Segundo Documento
Del ¿Sabe o NO Sabe? al ¿Es COMPETENTE o NO?
Autores
Víctor Andrés Kowalski
Daniel Elso Morano
Isolda Mercedes Erck
Héctor Darío Enríquez
Editor
Víctor Andrés Kowalski
©Kowalski-Erck-Enríquez
Desde el enfoque socioformativo Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010) proponen
el Método Matricial Complejo como metodología general para la evaluación de competencias. En
realidad, a lo que arriban finalmente es al establecimiento de una Rúbrica, generalmente de tipo analítica.
Aquí tomaremos como base la secuencia de pasos propuesta por estos autores, para luego
introducir en otro documento el concepto de Rúbrica. Los pasos que enuncian son los siguientes:
De ser necesario, se puede agregar un texto adicional explicativo a los efectos de lograr la
mayor claridad acerca de lo que se pretende.
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5.3 Criterios
A este tema le dedicaremos un capítulo particular posteriormente. Por ahora presentamos lo que
proponen Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010) al respecto:
Son las pautas o parámetros que dan cuenta de la competencia y posibilitan valorarla de acuerdo
con los retos del contexto social, laboral, profesional, investigativo y/o disciplinar actuales y
futuros. Los criterios de desempeño permiten determinar cuándo la actuación de la persona es
idónea en determinadas áreas.
5.4 Evidencias
Es todo aquello que puede dar cuenta, por ejemplo, sobre un proceso. Es decir, es la prueba de
que algo ocurrió. Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010) sostienen al respecto:
Son pruebas concretas y tangibles de que se está aprendiendo una competencia. Se evalúan con
base en los criterios, y es necesario valorarlas en forma integral y no de manera individual
(independiente). Esto significa que cada evidencia se valora considerando las demás evidencias,
y no por separado.
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mencionado en el Documento 1 del presente Módulo, están en la observación del Profesor, lo cual no
puede quedar simplemente en la memoria del mismo, sino que deben ser registradas de alguna manera
(listas de cotejo, por ejemplo). Finalmente, las de conocimiento son aquellas resultantes de pruebas
orales o escritas, por ejemplo, y que también deben quedar registradas.
Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile (2010) sostienen al respecto: “Básicamente, hay
evidencias de desempeño (evidencian el hacer), de conocimiento (evidencian el conocimiento y la
comprensión que tiene la persona en la competencia) y de producto (evidencian los resultados puntuales
que tiene la persona en la competencia).
No obstante, tal como el mismo Sergio Tobón plantea en otro libro, esta clasificación tradicional
es limitada, ya que en ella no están las evidencias del saber ser, y, además, se habla de conocimiento y
de desempeño y no de saberes (conocer, hacer y ser) (Tobón et al., 2006). Por ello se plantean Evidencias
de Saber y Evidencias de Actitud.
Por medio de las Evidencias de Saber se puede determinar “la forma como interpreta, argumenta
y propone el estudiante frente a determinados problemas”, así como la “comprensión de conceptos,
teorías, procedimientos y técnicas” (Tobón et al., 2006). En tanto, las Evidencias de Actitud prueban la
presencia o no de ciertas actitudes o saberes ser.
Podemos seguir extendiéndonos en listados y clasificaciones, pero ello pierde valor si
pretendemos ajustarnos a las evidencias. Éstas, sea cual fuere se nominación, deben ser lo
suficientemente sólidas para que den cuenta de lo pretendemos. Por otra parte, y un aspecto sumamente
importante, es que deben ser recogidas al inicio, durante y el final del proceso del desarrollo de un
Resultado de Aprendizaje o una Competencia.
Lo que sí es pertinente aquí presentar algunas recomendaciones dadas por Tobón Tobón,
Pimienta Prieto y García Fraile (2010):
• Analizar los criterios y determinar qué evidencias se requieren para evaluar dichos criterios.
• Las evidencias pueden ser una o varias.
• Se busca determinar las evidencias centrales, acordes con los criterios establecidos y acordados.
• Es importante someter las evidencias establecidas al análisis público de los estudiantes, los
colegas y profesionales.
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Los indicadores son señales que muestran el nivel de dominio en el cual se desarrolla una
competencia a partir de los criterios. Esto significa que para cada criterio se establecen
indicadores en cada nivel que permitan su evaluación. (Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García
Fraile, 2010).
Como existen diversas formas de nombrarlos, inclusive con valores numéricos, en las tablas
siguientes presentamos para los casos de 3 y 4 niveles:
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Por otra parte, es muy recomendable no utilizar para los niveles inferiores denominaciones
como ser:
• Pobre
• Deficiente
• Insuficiente
• Inaceptable
• Malo
Este tipo de adjetivos generalmente no producen grandes motivaciones a los estudiantes, sino
todo lo contrario.
No obstante, más allá de las denominaciones que se puedan utilizar, lo más importante es qué
significa cada una de ellas, en el contexto del criterio, y particularmente del Resultado de Aprendizaje o
Competencia que se está evaluando.
La Tabla siguiente señala tres opciones (casos) para criterios de cuatro Niveles de Dominio. Son
casos generales que pueden ser utilizados en algunas situaciones. No obstante, cuando el docente elabora
sus criterios para cierta evaluación particular tiene que redactar adecuadamente el significado, en
términos de logros del estudiante, para cada nivel.
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5.8 Retroalimentación
El estudiante debe tener claridad acerca de sus logros, aspectos a mejorar, puntaje y nivel de
dominio de la competencia, para que de esta manera se involucre en un proceso de mejoramiento
continuo (Tobón Tobón, Pimienta Prieto y García Fraile, 2010).
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Hemos dedicado un capítulo específico a los Criterios de Evaluación dado que, en nuestro
Modelo Operativo para el trabajo con los Resultados de Aprendizaje en una asignatura, este tema figura
en tercer lugar, inclusive antes de la Selección de los Saberes y del Sistema de Evaluación y Calificación
(ver Figura 2).
Los Criterios de Evaluación deben ser establecidos a continuación de la Selección de la
Mediación Pedagógica, o inclusive antes que ésta (luego de la redacción de los Resultados de
Aprendizaje) porque en ese momento ya podemos hacer una breve realimentación sobre lo que estamos
diseñando. Veamos algunas posturas de diferentes autores que dan cuenta de ello:
Los Resultados de Aprendizaje requieren contar con criterios de evaluación como parte de su
diseño, que permitan informar regularmente a los estudiantes sobre su trayectoria en el
desarrollo de competencias. (Jérez, Hasbún y Rittershaussen, 2015).
Los criterios de evaluación son la plataforma en la que se descansa para tomar decisiones sobre
el éxito o no del aprendizaje de los estudiantes (Lukas y Santiago, 2004 en Jérez, Hasbún y
Rittershaussen, 2015).
Constituyen los referentes que determinan los aprendizajes relevantes que el estudiante debe
alcanzar y evidenciar en términos de producto o desempeño y que permiten valorar sus logros.
Establecen la profundidad, alcance y precisión de los Resultados de Aprendizaje orientando a
cómo éste se concretizará. (Universidad del Bío-Bío. Vicerrectoría Académica, 2013).
Los criterios de evaluación se definen como un referente conceptual que permite establecer el
tipo y el nivel de aprendizaje que deben alcanzar los estudiantes en cada uno de los hitos
declarados de un proceso formativo. En este sentido, dichos criterios ayudan a precisar el nivel
de desempeño de los estudiantes. En efecto, a través de una comparación entre el criterio
definido y el desempeño demostrado por el estudiante, el docente formula una opinión fundada
sobre la calidad de los aprendizajes. (Cabrera Pommiez, Inostroza, 2015).
Algunas características de los Criterios de Evaluación pueden ser las siguientes (Universidad del
Bío-Bío. Vicerrectoría Académica, 2013):
• Establecen los ámbitos o procedimientos para alcanzar un desempeño adecuado o “bien hecho”,
secuenciados de menor a mayor complejidad.
• Son más concretos que los RA, pero no al punto de ser una actividad de aprendizaje acotada. Son
atemporales y no dependen de ninguna dinámica específica, a menos que sea la aplicación de
una metodología que involucre un paso en particular y único.
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Es decir, los Criterios de Evaluación tienen un mayor grado de especificidad que los Resultados
de Aprendizaje y por tal motivo es lo que el docente “debe” informar al alumno para que éste sea
consciente sobre cómo será evaluado su desempeño.
Generalmente se recomienda entre dos y cuatro criterios por cada Resultado de Aprendizaje. Si
se supera este número tal vez el Resultado de Aprendizaje es muy complejo y deba ser dividido. Si es
menor (uno) el Resultado de Aprendizaje debería ser parte de otro más integral. Por esta razón es que es
conveniente revisar la redacción del Resultado de Aprendizaje inmediatamente luego de la redacción de
los Criterios de Evaluación.
• Los criterios deben ser sometidos al análisis público de los estudiantes, otros colegas y
profesionales. Esto contribuye a proporcionar la validez de contenido de la evaluación.
• Es importante que los criterios sean concretos.
• Se sugiere que los criterios permitan evaluar los aspectos esenciales del desempeño y no se
limiten al abordaje de todos los detalles de la competencia.
• Es importante que los criterios se refieran a las grandes fases de la competencia, en lo que
respecta a la planeación, ejecución y evaluación.
• Se recomienda también que los criterios aborden los diferentes saberes de la competencia: el
saber ser (incluye el saber convivir), el saber conocer y el saber hacer.
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• Criterio 1: [Toma en cuenta] [los puntos de vista de los demás integrantes del equipo]
[respetando las diferencias personales, particularmente las culturales y de las de género]
• Criterio 2: [Socializa] [sus propios puntos de vista e ideas] [con la claridad adecuada]
• Criterio 3: [Comprende] [la dinámica del debate] [efectuando intervenciones pertinentes en
tiempo y forma]
• Criterio 4: [Participa] [en la toma de decisiones del grupo] [consensuando ideas]
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El concepto de Rúbrica tiene, en general, varios significados, dependiendo del ámbito al que se
haga referencia5: docencia, firma, libro o religión católica. Obviamente, interesa aquí el campo de la
docencia, donde hacemos referencia a las Rúbricas de Evaluación. Sin embargo, aún en este campo los
significados varían de acuerdo a la finalidad con la cual se utiliza.
Básicamente existen dos tipos de rúbricas: las holísticas y las analíticas. Las primeras “describen
el trabajo aplicando todos los criterios al mismo tiempo y permitiendo un juicio general sobre la calidad
del trabajo”, en tanto las segundas “describen el trabajo en cada criterio por separado” (Brookhart, 2013).
Si bien cada una tiene sus ventajas y desventajas, en general, las que mayormente se utilizan son
las Rúbricas Analíticas, y por ello aquí nos ocuparemos de éstas. Para ponerlo en términos simples:
Las rúbricas analíticas son matrices de doble entrada donde en las filas se ubican los Criterios de
Evaluación y en las columnas los Niveles de Dominio.
5
https://es.wikipedia.org/wiki/R%C3%BAbrica_(desambiguaci%C3%B3n)
6
Traducción nuestra.
7
Traducción nuestra.
8
Traducción nuestra. En el texto de Brookhart figura performances, que traducido con el Diccionario Cambridge implica
funcionamiento o rendimiento. Hemos optado por utilizar Desempeño.
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En la Tabla 4 se muestra un ejemplo básico de una Rúbrica Analítica con tres Criterios de
Evaluación y cuatro Niveles de dominio.
Lo que figura en cada intersección de una fila (criterio) con una columna (nivel) se denomina
Descriptor, y, generalmente, es uno de los puntos más difíciles de redactar. Además, también se ha
explicitado el peso, en términos porcentuales, de cada uno de los criterios.
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Posteriormente el docente debe asignar un peso relativo a cada criterio, así como también
definir los Indicadores de Nivel de Dominio. Finalmente debe redactar los descriptores.
En la Tabla 5 se han incluido los pesos porcentuales de cada criterio, que, como se observa, su
suma da 100 %. Esta valoración de los criterios es únicamente a modo de ejemplo, ya que cada docente
debe establecerlos en función de los propósitos de la evaluación. Por otra parte, también se han incluido
los puntos máximos (en una escala de 0 a 10) para cada Nivel de Dominio.
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Otro detalle en la Tabla 5 es que algunos Descriptores están coloreados con azul claro, para
identificar los Criterios e Indicadores obligatorios, presentados en el Sub-capítulo 5.7.
En la Tabla siguiente se señalan los valores que se asignan para cada indicador, de acuerdo al
Puntaje de los Niveles de Dominio y el peso relativo de los Criterios de Evaluación.
.
Principiante 2 p Básico 6 p Autónomo 8 p Avanzado 10 p
Resumen 0,05 0,10 0,30 0,40 0,50
Introducción 0,10 0,20 0,60 0,80 1,00
Procedimiento 0,25 0,50 1,50 2,00 2,50
Resultados 0,25 0,50 1,50 2,00 2,50
Discusión 0,20 0,40 1,20 1,60 2,00
Conclusiones 0,15 0,30 0,90 1,20 1,50
Mínimo: 5,80 1,00 2,00 6,00 8,00 10,00
Tabla 6. Puntajes para cada Descriptor para la Rúbrica Analítica para evaluar un informe de una experiencia de laboratorio.
Fuente: elaboración propia
Así, por ejemplo, si el docente entiende que a la Introducción del Informe de Laboratorio le
corresponde un Nivel de Dominio Básico (Contiene cierta información general de la experiencia, aunque
omite algunos aspectos importantes), le corresponderá un puntaje de 0,10×6= 0,60 puntos. También
figura en azul claro los criterios e indicadores obligatorios.
También vemos que, si un Informe de Experiencia de Laboratorio cumple con todos los Criterios
e Indicadores Obligatorios (celdas azules), le corresponde al estudiante (o al grupo) el valor mínimo que
es de 5,80 puntos.
Esto puede ser interpretado como una contradicción, si estamos frente a una reglamentación que
exige un mínimo de 6,00 puntos para no rehacer la actividad. Aquí tenemos que retomar el concepto de
Evaluación Formativa, donde no debemos ajustamos en todos los criterios con los valores de un cierto
dominio, por ejemplo, Autónomo.
Pensemos que, seguramente habrá en la asignatura otras experiencias de laboratorio, donde las
diferencias estarán centradas fundamentalmente en el Procedimiento y en los Resultados, que, como
hemos visto tienen Indicadores obligatorios en el Nivel Autónomo. En cambio, el Resumen o la
Introducción, que están más relacionados con aspectos de la redacción (comunicación escrita), podrían
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en un primer momento ser admitidos en un Nivel de Principiante. Estos criterios pueden seguir siendo
trabajados y superados con otros informes.
Tabla 7. Evaluación con Rúbrica Analítica de un informe de una experiencia de laboratorio. Fuente: elaboración propia
En este caso (Tabla 7) luego que el docente ha aplicado la Rúbrica para evaluar el Informe de
Experiencia de Laboratorio de un Grupo de Estudiantes, ha considerado que los Niveles de Logro
alcanzados en cada Criterio son los que se encuentran coloreados en verde. Corresponde a un puntaje de
6,90. En términos numéricos es un puntaje mayor al caso de que solamente se alcancen los mínimos
obligatorios (5,80). No obstante, no reúne el requisito de cumplir con el Indicador obligatorio para el
tercer Criterio (Procedimiento).
• ¿Qué corresponder hacer?
• ¿Qué decisión tomar?
Como vemos, el docente le ha asignado el Nivel Básico porque en el Informe se han omitido
detalles sustantivos de la experiencia. Corresponde entonces rehacer únicamente dicha parte del Informe,
previo análisis en conjunto (docente y grupo de estudiantes) de la importancia de las omisiones.
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Otra pregunta obligada que surge aquí, es ¿qué pasa si luego de haberse completado al final de
la asignatura la entrega de, por ejemplo, los cinco informes (suponiendo que estaban previstas cinco
experiencias de laboratorio) y en el último informe el grupo de estudiantes ha alcanzado el Nivel
Avanzado, en los Criterios Resumen e Introducción?
¿Qué tomar como referencia sobre estos dos criterios para incluir luego en la calificación final
por dicho rubro? ¡Obviamente el mejor Nivel alcanzado! ¡No se pueden promediar logros, ya que
estamos evaluando el proceso!
Si, al final, el estudiante (o el grupo) ha demostrado tener el nivel más alto, eso es lo que le
corresponde.
Un detalle importante a resaltar sobre esta Rúbrica es que, al aplicarse para evaluar un solo
producto, la única fuente de evidencias es el propio informe de laboratorio presentado por el estudiante,
o por el grupo en caso que así se hayan establecidos las consignas. Entonces, esta Rúbrica no está
recogiendo las evidencias de un proceso.
Resultado de Aprendizaje
[Identifica][actitudes de comunicación, valores y respeto por las diferencias culturales y de género][para
consensuar ideas comunes al grupo][desarrollando debates en las actividades propuestas por la cátedra].
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Criterios de Evaluación
• Criterio 1: [Toma en cuenta] [los puntos de vista de los demás integrantes del equipo]
[respetando las diferencias personales, particularmente las culturales y de las de género]
• Criterio 2: [Socializa] [sus propios puntos de vista e ideas] [con la claridad adecuada]
• Criterio 3: [Comprende] [la dinámica del debate] [efectuando intervenciones pertinentes en
tiempo y forma]
Tabla 8. Rúbrica Analítica para un Resultado de Aprendizaje para la Competencia de Trabajo en Equipo. Fuente:
elaboración propia
Para este caso particular, no alcanza con una sola evidencia para determinar si un estudiante es
competente para el Trabajo en Equipo, en lo que respecta al Resultado de Aprendizaje presentado.
Las fuentes de evidencia deben ser diversas, como ser autoevaluaciones, coevaluaciones y
heteroevaluaciones. Tampoco alcanza con, por ejemplo, una sola coevaluación.
Alcanzar el Nivel de Competente o Avanzado no se logra a través de un único acto: una reunión
del grupo de trabajo, la participación del grupo en un debate o en la elaboración de un proyecto, etc. Es
un proceso, que inclusive puede pasar los límites de una asignatura.
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Por esta razón, Pimienta Prieto (2012) las enfoca como Mapas de Progreso, no para utilizarlas al
final, sino a lo largo del desarrollo de las actividades de los estudiantes, y en simultáneo con las mismas.
En la misma dirección, este autor señala:
En una evaluación auténtica, hemos enfrentado al sujeto a la ejecución del desempeño, de
manera que es posible “observar” directamente el logro para ubicarlo en el mapa. Sin embargo,
no siempre es posible llevar a cabo este tipo de evaluación, por lo que debemos recurrir a que
los estudiantes resuelvan pruebas o exámenes escritos y elaboren otros productos que muestren
su desempeño, para poder emitir un juicio valorativo complementario.
Un último punto a destacar sobre la Rúbrica de la Tabla 8, es que se han incluido puntajes para
los Indicadores de Niveles de Dominio, así como los porcentajes de peso de los Criterios de Evaluación.
Un modelo de Formación por Competencias debe tener como resultado final establecer si un
estudiante es, o no, Competente, por ejemplo, para el Trabajo en Equipo. Por esta razón no debería
utilizarse ningún tipo de calificación numérica. Sin embargo, aún no se ha establecido cómo operará esta
situación cuando se implementen los modelos en las diversas instituciones con miras a los próximos
procesos de acreditación. En caso de persistir el sistema de calificación actual, toda valoración de la
formación de una competencia, sea específica o genérica, indefectiblemente deberá ser traducida a un
número.
Las rúbricas brindan transparencia al proceso de evaluación, dado que todos los actores del
proceso educativo (directivos, docentes, padres, estudiantes) conocen de antemano cuales son los
criterios que se evaluarán, así como los niveles de dominio que se espera alcancen los estudiantes en
relación a ciertos saberes. En este sentido, en cátedras con muchos profesores, el uso de rúbricas
permitirá utilizar “la misma vara” al momento de evaluar los productos realizados por los estudiantes.
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Al principio podría parecer que el tiempo que demanda diseñar una rúbrica sobrecarga la tarea
docente. Sin embargo, el ahorro del tiempo en las instancias posteriores compensa con creces el esfuerzo
original. Tanto en la instancia de las correcciones como así también referido a la retroalimentación,
disminuyendo o inclusive eliminando los tiempos destinados a explicar aspectos de las evaluaciones que
generalmente suelen ser subjetivas y además resumidas en una única calificación, como ya fuera
señalado.
También al estudiante le resulta en un ahorro de tiempo el uso de rúbricas, dado que en el caso
de no alcanzar cierto nivel de dominio, podría realizar actividades remediales personalizadas sin
necesidad de rehacer una evaluación o actividad en forma completa, que implica reevaluar aprendizajes
que ya fueron demostrados con anterioridad.
El uso de rúbricas promueve la metacognición en los estudiantes. Éstas representan una especie
de guía de estudio, ya que definen explícitamente, qué se va evaluar, cómo y qué nivel de dominio se
espera de ellos. Así también promueven un cambio de paradigma, pasando del modelo de estudiar para
el profesor (que muchas veces ni siquiera se sabe que quiere) a estudiar y actuar para ser competente.
Además, las rúbricas son de gran utilidad para evaluar los saberes ser, relacionados con la
autorregulación del aprendizaje (autoevaluaciones) y el trabajo en equipo (coevaluaciones), orientando
al estudiante hacia la reflexión de su propio proceso de aprendizaje.
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8. Un breve cierre
Más que un cierre, se puede decir que es aquí donde comienza un camino con muchas
incertidumbres. Haber abordado, desde lo teórico, los tres pilares de nuestro Modelo Conceptual, no
garantiza que no haya grandes dificultades cuando se comienza a llevarlo a la práctica al aula.
Llevar adelante una “buena” evaluación, aún en el modelo tradicional, es una gran tarea pendiente
en la educación en general, y en la formación de ingenier@s en particular.
No hay grandes recetas, no hay manuales, no hay un único modo. Cada asignatura, cada carrera,
cada institución, tienen particularidades que ameritan que cada caso particular deba ser reflexionado y
analizado en su contexto.
Como reza la frase con la cual comenzamos este Documento, La Práctica hace Milagros. Pero,
la práctica implica también equivocarse, y aprender de los errores. Si los docentes nos equivocamos,
¿porqué no pueden equivocarse los estudiantes y aprender de ello? Alentamos a los lectores a construir
un nuevo camino en la evaluación: hagámoslo junto a nuestros estudiantes.
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Programa de Formación Docente
Formación por Competencias en
Carreras de Ingeniería
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Tobón Tobón, S., Pimienta Prieto, J., García Fraile, J. (2010). Secuencias Didácticas: Aprendizaje y
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Universidad del Bío-Bío. Vicerrectoría Académica (2013). Manual de Elaboración de Programas de
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