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Módulo 4.

El ciclo de las políticas públicas

Unidad 1. Diseño de políticas públicas

El ciclo de las políticas públicas, de acuerdo con el modelo relacional que desarrollamos en esta
asignatura, incluye cuatro grandes momentos: el análisis, el diseño, la gestión y la evaluación.

En el material de esta materia se desarrollan con profundidad los momentos de análisis y


evaluación de políticas públicas, pero para tener una comprensión acabada del modelo, es preciso
complementar lo que hemos visto con los otros dos momentos del modelo: el diseño y la gestión
de políticas públicas. En este módulo, se realizará un repaso por los principales elementos de los
dos momentos fundamentales para llevar adelante una política pública nueva, en la unidad 1, se
trabajará específicamente sobre diseño, y en la unidad 2, específicamente sobre gestión.

El diseño de políticas públicas está compuesto por dos fases o pasos fundamentales, uno es el
diagnóstico y el otro es la decisión. Es decir, debe realizarse un diagnóstico, un estudio o análisis,
que permita identificar la situación problemática por la que atraviesa una sociedad o comunidad
determinada en un momento específico, y en función a ese diagnóstico, pensar, proponer y
planificar estrategias que permitan darle solución a esa situación.

La primera fase es la de diagnóstico, y en ella se realizará la identificación de necesidades,


problemas y causas y la formulación de alternativas posibles. Es decir que el diagnóstico incluirá no
solo el conocimiento y el análisis de la situación problemática, sino también las posibles vías de
solución para esta.

La segunda fase, la decisión, incluirá la decisión política de adoptar una de esas alternativas salidas
del diagnóstico, la determinación de la agenda gubernamental, y la planificación en base a esa
agenda.

4.1.1 Identificación de necesidades, problemas y causas

Como se ha mencionado líneas arriba, el diagnóstico debe realizarse a los fines de conocer la
situación problemática de una comunidad, un grupo social o un territorio determinado, que más
adelante se intentará resolver a través de una política pública. Se recomienda que esta
identificación se realice de manera participativa, es decir, que participen de este proceso
representantes de distintos sectores sociales a los fines de tener mayor precisión sobre la
problemática que se intenta resolver.

En esta instancia, se buscará identificar necesidades, problemas y causas. Se utiliza para ello, la
construcción de un árbol que incluya estos tres elementos y permita ordenar aquello que
manifiesten los distintos actores participantes del proceso de diagnóstico. El equipo técnico
juntamente con los actores sociales, en primer lugar, “identifican las necesidades a satisfacer y los
problemas que impiden u obstaculizan satisfacerlas” (Graglia, 2017, p. 36); a esos problemas se les
identificarán causas y, sobre esa base, se buscará enumerar alternativas de solución.

A continuación, es posible ver el gráfico del árbol de necesidades, problemas y causas que puede
realizarse en el diagnóstico:

Figura 1. Árbol de necesidades, problemas y causas

Fuente: adaptado de Graglia, 2017.

Este modelo de políticas públicas no sugiere que los técnicos y planificadores sean expertos en las
materias sobre las que se trabaja, sino que tengan expertis sobre el proceso de identificación de
necesidades sociales y problemas irresueltos y la formulación de alternativas de solución. El
diagnóstico de políticas públicas supone una investigación acción participativa (IAP), a partir de
varias fuentes y diversos mecanismos de consulta” (Graglia, 2017, p. 166). Los planificadores
deben saber realizar esas consultas, utilizar diversas técnicas, y también sintetizar las respuestas
obtenidas.
Los actores sociales consultados en un proceso participativo son actores políticos, pueden ser
gobernantes o administradores públicos, también están dentro de este grupo dirigentes de
organizaciones intergubernamentales. Los actores sociales incluyen a los dirigentes de empresas,
de organizaciones sociales y de agrupaciones gremiales o instituciones educativas y también a los
ciudadanos que no se encuentren organizados o representados en ninguna de estas instituciones.

Las técnicas que se utilicen para las consultas dependerán de la opinión de qué actor o actores se
quiera recoger, es decir, mediante la observación participante y la generación de espacios
participativos se puede conocer la opinión de los actores sociales. A través de entrevistas a
informantes clave y grupos focales es posible conocer la opinión de actores políticos, también de
dirigentes empresariales y dirigentes de organizaciones civiles. Si se busca conocer la opinión de la
ciudadanía en general, se podrán realizar encuestas de opinión.

Los equipos técnicos serán quienes deban ordenar estas opiniones recopiladas a partir de los
distintos mecanismos de consulta, y de elaborar el plan que seguirá el proceso de diagnóstico
hasta que sea factible generar informes donde queden plasmados estos intereses. Los siguientes
pasos del diseño de la política pública dependerán de que este se haya concretado de manera
satisfactoria.

4.1.2 Formulación de alternativas posibles

Para completar el momento del diagnóstico, además de identificar necesidades, problemas y


causas, es preciso formular alternativas posibles de solución. De lo contrario, estaríamos ante un
diagnóstico inconcluso o incompleto que no sería útil para la toma de decisiones.

La formulación de alternativas posibles es un proceso que también se lleva a cabo con actores
sociales y no lo realizan los planificadores a solas. Con las mismas técnicas de consulta
mencionadas para la identificación de necesidades, problemas y causas se puede consultar sobre
las alternativas de solución.

La pregunta que debe guiar esta parte del proceso es ¿cuáles son las alternativas para remover
cada una de las causas identificadas? Es decir, se consulta sobre alternativas que pueden remover
las causas de cada uno de los problemas identificados, y de esa manera contribuir a la satisfacción
de la necesidad social.
“Según el modelo relacional, primero se deben enumerar y priorizar los problemas con sus causas
y, luego, se deben formular las soluciones. Claramente, de poco o nada vale identificar los
problemas sin formular las soluciones alternativas” (Graglia, 2017, p. 180). En este punto, es
fundamental detenerse para mencionar que la formulación de alternativas debe, a la vez,
contribuir a la revisión del árbol de necesidades, problemas y causas, debido a que en muchas
oportunidades es probable tener el problema, pero no encontrar alternativas para solucionarlo. Es
ahí cuando la revisión del problema es necesaria. También lo es cuando se piensa en alternativas y
no hay problemas identificados que tengan una relación directa con ellas.

Para que el diagnóstico esté completo y pueda servir como base para la toma de decisiones debe
enumerar al menos dos alternativas para remover una o más causas de un problema. Es decir que,
aquellos diagnósticos que solo enumeran una alternativa para adoptar, no son útiles a la toma de
decisión. Además, las alternativas deben ser excluyentes entre sí, lo que significa que si se toma
una no es posible tomar la otra. Si las acciones que proponen esas alternativas son
complementarias, es posible que estemos ante la misma alternativa y no ante dos alternativas,
muchas veces las acciones pueden plantearse como necesarias a desarrollar en etapas y formar
parte de la misma alternativa.

Para la selección de alternativas posibles se utilizarán tres criterios, si bien los mismos ya
establecerán un orden de importancia entre ellas, lo fundamental en las alternativas es evaluar la
contribución que estas hacen a la situación problemática, es decir, las alternativas que se
propongan deben necesariamente mejorar el estado actual.

A modo de cierre de este apartado, es necesario dejar en claro que un buen diagnóstico finaliza
con la enumeración de alternativas posibles; aquí se quiere resaltar que las alternativas
imposibles, es decir, aquellas imposibles de llevar a cabo, ni siquiera son consideradas alternativas.
Pueden formar parte de los deseos, pero no serán alternativas en los términos de planificación
que aquí analizamos.

4.1.3 Definición de la agenda gubernamental

Como se mencionó en la introducción de este módulo, dentro del momento de diseño de las
políticas públicas se encuentra el diagnóstico y la decisión. Las primeras dos secciones de la lectura
están dedicadas al diagnóstico, mientras que este apartado y el próximo describirán los pasos de la
decisión. Por un lado, se hará referencia a la definición de la agenda gubernamental y, por el otro,
a la elaboración de planes, programas y proyectos. Una vez finalizado el momento del diagnóstico,
tendremos una lista de alternativas de solución, es decir, posibles respuestas a las problemáticas
que fueron identificadas al comenzar este proceso. Ahora bien, en esta instancia es preciso
incorporar criterios técnicos que contribuyan a la selección de alternativas, pero también criterios
políticos o estratégicos que puedan dimensionar esas alternativas de solución en el marco de la
conveniencia y la oportunidad. Estamos aquí ante un momento político.

¿Quiénes serán protagonistas en este momento o fase de la política pública? Serán los actores
políticos, preferentemente los gobernantes con los equipos técnicos. Aquí no se espera la
participación de distintos actores o sectores sociales, sino que se espera que, a partir del
diagnóstico, donde se han recogido las distintas opiniones de los sectores sociales, los
gobernantes puedan optar por la alternativa de solución que, además de contar con factibilidad
política, con capacidad real de intervención y con efectividad, sea la que convenga políticamente,
sin perder de vista el bien común y la satisfacción de las necesidades sociales.

Una vez que los gobernantes tomen la decisión política de qué alternativa se adoptará, encargarán
al equipo de planificadores que escriban los planes, programas y proyectos, y finalmente
autorizará que estos se comiencen a implementar.

Al continuar con la identificación de actores que se ha desarrollado en este módulo, los


gobernantes son las autoridades de los poderes ejecutivos, quienes han sido elegidos por el voto,
junto con los funcionarios que han sido designados por estas autoridades. En el caso de un
gobierno subnacional podemos mencionar al gobernador y a los ministros, también pueden
incluirse aquí los legisladores del oficialismo. Estas son las autoridades o gobernantes que tomarán
decisiones de política pública. Y que cuentan con legitimidad para hacerlo.

4.1.4 Elaboración de planes, programas o proyectos

Luego del momento político en el que se decide la alternativa a seguir, viene un momento técnico
que consiste en la formulación de planes, programas y proyectos basados en esa decisión tomada
por el gobernante. Para completar, entonces, el diseño de políticas públicas es preciso
diagnosticar y decidir. La decisión tiene en cuenta dos pasos básicos, claramente diferenciables,
donde uno es político y el otro es técnico.

El momento de la elaboración de planes, programas y proyectos es un momento técnico, donde


los protagonistas serán los planificadores. Los gobernantes encargarán al equipo de planificación
la formulación de los planes. Los planificadores pueden ser los mismos (o no) del equipo que
realizó el diagnóstico de necesidades, problemas y causas.
Los equipos dedicados a los momentos técnicos de diagnóstico y de planificación pueden ser los
mismos (o no), en muchas oportunidades coinciden. Estos equipos pueden pertenecer a la
administración pública o ser contratados para tal fin y pertenecer a consultoras, universidades u
organizaciones.

La definición de la agenda de gobierno es de naturaleza política, pero supone una perspectiva


técnica de los gobernantes, mientras que la formulación de los planes y actividades es de
naturaleza técnica, pero supone una perspectiva política de los planificadores. (Graglia, 2017, p.
193)

Aquí es importante resaltar dos cuestiones, por un lado, la relación que se establezca entre
planificadores y gobernantes. Claramente es un punto determinante, ya que es fundamental que
exista una sinergia de opiniones y retroalimentación entre ambos sectores. Y, por otro, la relación
que se establezca con la administración pública, debido a que ese sector será el encargado de la
implementación y ejecución de la política pública que se diseña; es muy importante que haya
diálogo y que su opinión sea considerada en el proceso de toma de decisión.

El momento de la decisión y de la planificación no es un momento participativo, pero es muy


importante que en este momento sean tenidas en cuenta las conclusiones alcanzadas en el
diagnóstico. Esa es una manera de dar participación y hacer sentir parte a quienes lo realizaron.
Los gobernantes no están obligados a decidir lo que determinados grupos hayan manifestado en el
diagnóstico, e incluso pueden decidir sin tener en cuenta los resultados o conclusiones alcanzadas
en él. Ahora bien, no se debe desconocer los costos políticos que esto implicaría para los
decisores.

Continuando con la elaboración de planes, programas y proyectos es fundamental dejar en claro


que, este momento será decisivo para la ejecución de la política pública y también para la
evaluación, debido a que aquí es donde se establecerán los objetivos, las metas y los indicadores
que guiarán la política pública.

Así como en el momento del diagnóstico se construye un árbol de necesidades, problemas y


causas, aquí se buscará construir un árbol de planes, programas y proyectos que brinden solución
a la situación planteada en el diagnóstico. Es decir que el árbol que verán a continuación tendrá
relación directa con el árbol que se plasmó anteriormente.
Figura 2. Árbol de planes, programas y proyectos

Fuente: adaptado de Graglia, 2017.

Para que realmente en este momento se elabore un plan, programa o proyecto, es preciso
diferenciar el plan de gobierno de la agenda de gobierno. Al decidir, el gobernante o los
gobernantes determinan cuáles serán los temas que serán parte de esa agenda de gobierno. Pero
tener una agenda de temas, no es tener un plan. Para ello, deberán establecerse en esta instancia
los objetivos a cumplir por el plan, programa o proyecto; las metas propuestas con plazo de
ejecución para cada una de ellas; los indicadores (de gestión y de resultado) que permitan medir el
cumplimiento de lo planificado; los verificadores donde se consultarán esos indicadores y, los
supuestos que tendrán que darse para que las metas y objetivos se puedan cumplir. Además, en
esta instancia también deberán quedar establecidas las acciones a desarrollar, con el presupuesto
asignado a cada una y los responsables de su cumplimiento.

Si el momento de la decisión no culmina con una planificación que cumpla con estos requisitos, se
tendrá una agenda o una declaración de intenciones, pero no un plan.

Video conceptual 1

Unidad 2. Gestión de políticas públicas

Al comenzar la unidad 1 de este módulo, se hizo mención de los cuatro momentos que incluye el
ciclo de las políticas públicas: análisis, diseño, gestión y evaluación. En este apartado veremos lo
correspondiente a la gestión de políticas públicas.
La gestión de políticas públicas está compuesta por dos fases, una es la ejecución y la otra es la
comunicación de políticas públicas. Ambas fases incluyen momentos de control. Es decir que, el
momento de gestión de las políticas públicas incluye dentro de sus pasos el control de la gestión.

Es importante diferenciar el control de gestión de la evaluación de políticas públicas, porque


mientras que la evaluación se desarrolla una vez culminado el proceso de ejecución de la política
pública, el control de gestión se realiza mientras el plan, programa o proyecto se ejecuta. Además,
la evaluación medirá los resultados, es decir, el impacto que la implementación de dicha política
ha tenido en la sociedad, mientras que el control de gestión permitirá conocer en el momento de
la ejecución si se está ejecutando lo planificado; y en el momento de la comunicación, si se está
comunicando lo que se ha ejecutado o lo que se ha planificado. Esto permitirá no desviar la
gestión de la política de aquello que se ha planificado.

A continuación, se desarrollará la fase correspondiente a la ejecución de políticas públicas y el


control de la ejecución y, por otro lado, la comunicación y el control de las actividades
comunicadas.

4.2.1 Ejecución de actividades planificadas

La fase de la ejecución de actividades planificadas también puede ser denominada dirección,


“busca una gestión gubernamental y administrativa lo más productiva posible” (Graglia, 2017, p.
221). En esta instancia, quienes serán protagonistas son los gobernantes y los administradores
públicos, es el momento de la ejecución propiamente dicha de las actividades que se han
planificado en función de la decisión política. No es un momento estrictamente político, a
diferencia de la decisión, sino que es un momento político y técnico.

La ejecución puede dividirse, a su vez, en dos instancias. Una, en la que los gobernantes deberán
implantar social y legalmente las actividades planificadas, y otra, en la que los gobernantes y
administradores deberán operar dichas actividades.

Como se ha mencionado en la definición de políticas públicas que guía esta materia, en el proceso
de políticas públicas es tan importante la planificación como la acción. De nada servirá tener un
plan, programa o proyecto que no se ha llevado a cabo. Es por eso, que la planificación debe
convertirse en actividades.
Para llevar adelante esta fase es importante la relación de los gobernantes con los administradores
públicos, de la que también se ha hablado anteriormente. Es necesario que se establezca una
sinergia y que exista diálogo entre los dos sectores del Estado, ya que mientras unos deciden, los
otros son quienes deberán ejecutar esas decisiones. Cada uno debe tener en claro cuáles son sus
funciones, respetar el lugar de cada uno y, ambos, responder a los objetivos que se pretenden
alcanzar desde el saber que cada sector tiene.

Los mandos medios de la administración pública deben entender que ellos no deciden los planes
ni los programas o proyectos que los integran. A su vez, los funcionarios políticos del gobierno
deben reconocer que el Estado precisa una administración pública idónea, con recursos humanos
formados y capacitados, ingreso y carrera por concurso, condiciones laborales y retribuciones
adecuadas. Los mandos medios deben respetar a los funcionarios políticos, pero estos deben
ganarse el respeto de aquellos, acreditando conocimientos y experiencias en los cargos que
desempeñan, capacidad de preguntar y, sobre todo, de escuchar a sus dependientes. (Graglia,
2017, p. 223)

La implantación de las actividades planificadas es social y legal, y la llevan adelante los


gobernantes, a través de negociaciones con actores sociales y políticos. La implantación busca la
legitimación; es la que se realiza con actores sociales. Se busca que las acciones a desarrollar
cuenten con legitimación social y no haya sectores en desacuerdo, que puedan hasta dificultar el
cumplimiento de los objetivos. La legalización de esas actividades remite a las herramientas o
instrumentos legales que sean necesarios para llevar a cabo la política. Esta se lleva a cabo con los
actores políticos, buscando adhesiones que permitan contar con esos instrumentos. Ambas
pretenden crear condiciones para que las actividades previstas puedan ser llevadas a cabo. Estas
acciones fueron previstas en la planificación, es decir que, al planificar las actividades se han
establecido acciones a llevar a cabo y son responsables de cada una de ellas.

Por otro lado, tanto gobernantes como administradores participarán de la operación de las
actividades planificadas. Este proceso se lleva a cabo a través de la vinculación e interacción con
actores políticos y sociales; esa vinculación cuando se realiza a nivel gubernamental se denomina
coordinación y cuando se realiza con actores distintos del sector gubernamental se denomina
concertación. Estas actividades, que tanto gobernantes como administradores llevarán a cabo en
esta instancia, debieron ser previstas en el momento de la planificación. En esta fase se establecen
las actividades y los responsables de llevar a cabo cada una.

Aquí debe resaltarse que también deben darse algunas condiciones internas para que las
actividades previstas puedan llevarse a cabo, esto significa, contar con el personal capacitado para
hacerlo y una estructura administrativa que sea funcional a eso. No se fomenta aquí la duplicación
de áreas y funciones, sino por el contrario, la optimización del personal disponible a los fines de
que sea funcional a la política a implementar.

La coordinación gubernamental será aquella acción que deba llevarse a cabo con otros gobiernos
de igual o de distinto nivel. Se denomina coordinación gubernamental horizontal cuando implica
acciones o interacciones entre distintos gobiernos del mismo nivel, o distintas áreas de un
gobierno. Mientras que, se llama coordinación gubernamental vertical a la que se refiere a
acciones entre gobiernos de distinto nivel.

Por su parte la concertación consistirá en las acciones necesarias de llevar a cabo con actores no
gubernamentales, con actores sociales, empresas u organizaciones, universidades, gremios, etc. La
concertación con otros actores sociales es la que propicia la gestión conjunta o asociada, donde sin
dejar de ser el principal responsable de la política pública, el Estado gestiona con otros y de esa
manera es más eficiente.

4.2.2 Control de actividades ejecutadas

Como se ha mencionado antes, a continuación de la ejecución de las políticas públicas, que incluye
la implantación y la operación, debe realizarse el control de esas actividades ejecutadas. Es por eso
que se dijo que esta fase podría llamarse también dirección, visto así, la dirección es más que la
ejecución, es la ejecución más el control de la ejecución.

El control de la ejecución es el momento o fase de la política pública que permitirá a


planificadores, administradores y gobernantes, revisar lo que se está ejecutando, identificar fallas
y corregir mientras se ejecuta a los fines de eficientizar las políticas públicas durante el proceso. En
esta instancia del ciclo de las políticas públicas, la responsabilidad es de la administración pública
más que del gobierno, puede hacerlo un equipo que pertenezca a la administración, es decir,
empleados/as permanentes del Estado o un equipo profesional contratado a tal fin. Si se
establecieron las condiciones internas para la operación efectiva, pueden existir en el equipo de
trabajo personas que puedan realizar este análisis sin necesidad de contratar de manera externa.

Que el momento de control de la ejecución de las políticas públicas sea parte del proceso de
políticas públicas es una diferencia notable con otros modelos. No en todos los modelos de
políticas públicas o de planificación se incluyen momentos de análisis durante el proceso de la
política o mientras se la está implementando. En la mayoría, los momentos destinados al control
van por fuera del proceso.
En esta etapa o instancia no se analizará si hubo fallas en el momento de diseño de la política
pública, es decir, si hubo fallas en el diagnóstico o en la decisión de esta. Tampoco se evaluarán los
resultados que las mismas hayan tenido. Sino, que se analizará si se implantaron social y
legalmente las actividades planificadas y si fueron operadas coordinada y concertadamente dichas
actividades.

Para concretar este control, los analistas deberán realizar una comparación entre lo ejecutado y lo
planificado. Es decir, por un lado, monitorear y supervisar lo ejecutado, y, por el otro, remitirse a
lo planificado y conocer si ha habido fallas o desviaciones en el momento de la ejecución de lo
planificado. Esta instancia permite realizar evaluaciones parciales, que garanticen que aquello que
se esté ejecutando sea lo que inicialmente se había planificado. A su vez, conocer esto permitirá
corregir en el momento en que se está ejecutando la política pública y retroalimentar el proceso
de esta. Como se ha visto, la evaluación de políticas públicas, por su parte, busca no cometer los
mismos errores en el futuro y no retroalimentar el proceso ejecutorio, como es la intención del
control de gestión.

Una vez que se ha realizado “el monitoreo y la supervisión de las actividades implantadas y
operadas” (Graglia, 2017, p. 260), y su comparación con lo planificado, se puede observar si
existen o no fallas. Si esa comparación demostrara que lo ejecutado no se corresponde con lo
planificado, los analistas pueden concluir que hay fallas.

Existen dos fallas que son las más frecuentes en los procesos de ejecución de políticas públicas,
estas son: la inacción y la inercia. La primera se presenta “cuando no se ejecuta lo que se ha
planificado” (Graglia, 2017, p. 237). Es decir, cuando no se llevan a cabo actividades de
implantación y operación que habían sido planificadas.

La inercia, por otro lado, sucede “cuando se ejecuta lo que no se ha planificado” (Graglia, 2017, p.
237). En este caso, el gobierno o la administración pública están llevando a cabo actividades, pero
estas no responden a lo que se ha establecido en el momento de la planificación.

En general, las fallas son parte de una cadena de errores, no quiere decir que sea en un solo
momento que se producen. Es por eso que se recomienda a los analistas intentar identificarlas con
expertos en las temáticas que se estén trabajando. La participación de estos expertos será
importante, también, a los fines de corregir estas fallas.
En este punto, se sugiere que el monitoreo de la ejecución sea realizado por las mismas personas
que están encargadas de la ejecución, mientras que la supervisión esté a cargo de otra
jurisdicción, área o dependencia. Ambos equipos siempre deben ser parte de la administración
pública.

Otro punto para tener en cuenta es: quiénes serán los receptores o destinatarios de ese análisis y
cómo será el proceso de retroalimentación.

Respecto de sus receptores, sostenemos que los informes del monitoreo y la supervisión de lo
ejecutado deben ser puestos a consideración de los gobernantes que decidieron los respectivos
planes, programas o proyectos, para que ellos puedan corregir la implantación o la operación, si
fuera necesario. (Graglia, 2017, p. 237)

4.2.3 Comunicación de actividades planificadas o ejecutadas

El último momento o fase del ciclo de las políticas públicas es la difusión. La difusión incluye a la
comunicación de las actividades planificadas o ejecutadas, y también el control de esa
comunicación. Este momento se encuentra dentro de la gestión de políticas públicas, lo que
también implica una diferencia de este modelo con otros modelos de planificación. Aquí la
comunicación no se ve como algo por fuera o como una actividad a realizar a posteriori, sino que
se entiende que todas las políticas públicas (planes, programas o proyectos) deben comunicarse a
los fines de transparentar las acciones de gobierno. La política pública, para este modelo, implica
el diagnóstico, la decisión, la dirección y la difusión.

En esta instancia también existe un protagonismo compartido entre gobernantes y


administradores públicos. Ambos sectores serán responsables de la difusión de actividades
planificadas o ejecutadas con el apoyo de los equipos de análisis. Mientras que los
administradores deben encargarse de informar las actividades planificadas o ejecutadas, los
gobernantes se encargaran de la divulgación de estas.

¿Qué puede comunicarse o difundirse? Al ubicar esta fase dentro del momento de la gestión de
políticas públicas, parece claro sostener que se difunden aquellas actividades planificadas o
ejecutadas, pero lo cierto es que, en todo el proceso de políticas públicas se debe comunicar. Lo
importante será establecer una estrategia y mensajes claros para que no se confunda si se
comunican resultados obtenidos del diagnóstico, alternativas posibles, por ejemplo, o si se
comunican acciones o actividades realizadas. También, es preciso diferenciar si se está
comunicando un plan o algo ejecutado; si en el mensaje que se transmite no fuera posible
diferenciar si se trata de algo planificado o de algo ejecutado, se estaría cometiendo alguna falla
en la difusión, y, además, se pueden provocar disociaciones entre el Estado y la sociedad.

Ahora bien, dentro de la comunicación, resulta importante diferenciar dos acciones. Por un lado,
la información y, por otro lado, la divulgación. La primera es la comunicación personalizada de los
planes, programas o proyectos a sus destinatarios, beneficiarios o afectados. Esta es una
obligación del Estado, pero es una función de la administración pública. El objetivo fundamental
de esta comunicación es lograr la aceptación ciudadana, como fin de la política pública.

Graglia (2017) destaca dos características principales de este proceso: “1º) la determinación de los
receptores y 2º) la especificación de los contenidos” (p. 249). Estas características la diferencian de
la divulgación en la que no están determinados los receptores. Se considera que, a los
beneficiarios que son personas que verán satisfecha una necesidad o resuelto un problema a
través de una política, y a los afectados, personas a las que afectará de alguna manera (a favor o
en contra) esta política, se les debe brindar una información completa y personalizada sobre la
política en cuestión.

Será la administración pública la que deba acercarse a los ciudadanos para informar sobre lo que
trabaja, identificar a los receptores, responder todo lo que estos necesiten saber, y crear y
distribuir material con ese contenido. “La información empodera a los destinatarios y hace posible
que se transformen en partícipes de las políticas públicas” (Graglia, 2017, p. 250). Para informar a
beneficiarios y afectados se utilizarán las oficinas de información administrativa de los Estados.

“Llamamos ‘divulgación’ a la comunicación masiva de las políticas públicas a la sociedad en


general” (Graglia, 2017, p. 253). Ya no es la información personalizada, sino un mensaje corto
comprensible por todas las personas. Para realizar la divulgación, la herramienta utilizada serán los
medios de comunicación masiva. Es el gobierno el que tiene la obligación de divulgar las
actividades planificadas y ejecutadas a la sociedad en general.

“Las dos características principales de la divulgación son: 1º) la indeterminación de los receptores
y 2º) la generalización de los contenidos” (Graglia, 2017, p. 254). Aquí es importante diferenciar la
divulgación de la propaganda gubernamental, esta última es necesaria, pero su contenido no es
específicamente de las actividades planificadas o ejecutadas. La propaganda suele tener cierto
descreimiento por parte de la sociedad. Aquí se puede utilizar el marketing político, a los fines de
que el mensaje sea aceptado por la sociedad y que favorezca a la transparencia de las decisiones
gubernamentales y acciones administrativas.

4.2.4 Control de actividades comunicadas

A continuación de la comunicación de las actividades planificadas y ejecutadas se deben controlar


dichas actividades. Ese control buscará también identificar fallas y corregirlas a los fines de
retroalimentar el proceso de comunicación.

Este momento de control es similar al control de la ejecución, solo que aquí se buscará conocer si
se ha comunicado lo que se había planificado. Este control lo puede realizar personal de la
administración pública o personal contratado a tal fin. Aquí tampoco se evaluarán resultados, sino
que se basará el análisis en lo que se haya informado y lo que se haya divulgado de las actividades
planificadas o ejecutadas correspondientes a una política pública.

Los analistas deberán comparar entre lo que se ha comunicado y la planificación de la


comunicación realizada en el momento de la decisión.

Si el análisis realizado demostrara que la comunicación no se corresponde con la planificación, es


que se han producido fallas en dicho proceso. Las fallas más frecuentes en esta instancia son la
demagogia y el secretismo (Graglia, 2017).

El secretismo en el proceso de comunicación es una falla que se observa cuando las


administraciones públicas o los gobiernos no informan o no divulgan las actividades planificadas o
ejecutadas. La demagogia también es una falla en el proceso de comunicación, pero a diferencia
del secretismo, se observa cuando se comunican actividades inexistentes o irreales. (Graglia, 2017,
p. 261)

Estas fallas, al igual que se vio en el control de la ejecución, suelen estar relacionadas con fallas de
otros momentos del ciclo de políticas públicas. En la primera no hay comunicación y en la segunda
hay una comunicación irreal. Si existen fallas quiere decir que el gobierno no es transparente y
facilita la corrupción. Ambas, pueden ser corregidas al buscar la eficiencia de la política pública.

Aquí se recomienda que los analistas cuenten con la participación de expertos en comunicación al
momento de hacer el análisis, el informe de la situación y las propuestas de solución. Los
receptores de estos informes serán los gobernantes, quienes podrán y serán los encargados de
realizar las correcciones necesarias del proceso.

Como se ha mencionado, es importante diferenciar este momento del de la evaluación, debido a


que la evaluación se efectúa para no cometer los mismos errores en el futuro, mientras que estos
controles parciales permiten corregir sobre la marcha.

Video conceptual 2

Referencias

Graglia J. E. (2017) Políticas Públicas: 12 retos del siglo 21. Buenos Aires: Fundación Konrad
Adenauer

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