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Asignatura: Enfermería en el Cuidado del Neonato, Niño y

Adolescente

Docentes: Lic. Marcela Mendoza Castañeda

Alumnas: Bardales Monja Kathiuska Briggitte

Lambayeque, 28 de Agosto del 2022


Teorías del Desarrollo del
1.-
Niño Preescolar
DESARROLLO COGNOSITIVO: (Jean Piaget)

Jean Piaget llamó a la niñez temprana etapa preoperacional del desarrollo cognoscitivo
porque en esa etapa los niños todavía no están listos para realizar operaciones mentales
lógicas, como lo estarán en la etapa de las operaciones concretas de la niñez media.

Según Piaget, los niños entre los 2 y 7 años se encuentran en el periodo preoperacional. Los
niños preoperacionales pueden representar, manipular y actuar sobre objetos, personas y
sucesos que están ausentes (función simbólica). Esto se puede observar en las actividades que
realiza el niño preescolar como la imitación diferida, el juego simbólico, el dibujo y el uso de
imágenes mentales del lenguaje.

* La imitación diferida: El niño es capaz de repetir, de memoria, la conducta de un


modelo ausente.

* El juego simbólico: Consiste en una actividad libre y voluntaria, mediante la cual el


niño se adapta a la realidad, revive experiencias pasadas y se proyecta al futuro.
Imitando las actividades del adulto y practicando diferentes roles sociales (como
piloto, médico o bombero) mejora su percepción y conocimiento del mundo que lo
rodea, se forma una imagen de sí mismo y define, poco a poco, sus gustos y
opiniones. Este tipo de juego marca un hito en el desarrollo de la inteligencia, pues
implica el equilibrio entre la asimilación y la acomodación.
* El dibujo o imagen gráfica: Es, en sus comienzos, un intermediario entre el juego y
la imagen mental. La primera forma del dibujo (garabato) no parece imitativa sino un
juego de ejercicio. Posteriormente, el niño comienza a reconocer formas en lo que
garabatea y trata de reproducir un modelo de memoria; por esta razón, el dibujo es al
mismo tiempo imitación e imagen.

* La imagen mental: Es la que resulta de una imitación interiorizada. Existen 2 tipos


de imágenes:

 Las reproductivas, que se limitan evocar espectáculos ya conocidos. Pueden


referirse a configuraciones estáticas, a movimientos y a transformaciones.

 Las anticipadoras, que imaginan movimientos o transformaciones.


* El pensamiento verbal: El lenguaje naciente permite la evocación verbal de
acontecimientos no actuales. Hasta los 4 años aproximadamente (nivel conceptual),
las imágenes mentales son casi exclusivamente estáticas, porque el niño no tiene aun
la capacidad de representar mentalmente el movimiento y las transformaciones.

Por este motivo, sus imágenes se limitan a evocar espectáculos ya conocidos y


percibidos anteriormente. Durante esta etapa, el conocimiento se basa en las
percepciones sensoriales inmediatas que se van organizando en esquemas cada vez
más complejos. Sin embargo, el niño no es capaz de establecer comparaciones ni
correlaciones, como tampoco de captar las contradicciones.

Su pensamiento es:

* Egocéntrico: El niño actúa como si sus percepciones y pensamientos fueran


idénticos a los de los demás. Parece que no se diera cuenta de que los demás
perciben las cosas y piensan en forma diferente.

* Centrado: El niño fija su atención solamente en un rasgo sobresaliente del


objeto o suceso que esta percibiendo y descuida o ignora los demás aspectos.
Los niños no consideran el alto y el ancho a la vez.

* Irreversible: Para Piaget, el niño es incapaz de regresar al estado inicial de una


representación o pensamiento, no puede representar en forma retrospectiva el
hecho que ha observado.

* Transductivo: El niño razona de lo particular a lo particular en lugar de hacerlo


de lo general a lo particular (en forma deductiva) o de lo particular a lo general
(en forma inductiva).
2.- DESARROLLO MORAL: (LAWRENCE KOHLBERG)

Según Lawrence Kohlberg, el niño preescolar se encuentra en el


Nivel preconvencional o premoral: estadío 1: castigo y obediencia. En esta fase, el
desarrollo del juicio moral en los niños pequeños está en un nivel básico. Les preocupa
muy poco o nada que algo que esté mal. Se comportan según la libertad o restricción
que se conceda a sus acciones.

En la orientación de castigo y obediencia, los niños (2 a 4 años aproximadamente)


juzgan si su acción es buena o mala en función del resultado: premio o castigo. Si se le
castiga, la acción es mala. Si no es así, la acción es buena, independientemente del
significado del acto. Por ejemplo, si el padre le permite pegar, el niño considerará que es
algo bueno, ya que no se asocia a un castigo.

Nivel convencional: en la etapa convencional, los niños se centran en adaptarse y ser


leales. Valoran el mantenimiento de la familia, el grupo o las expectativas nacionales
independientemente de las consecuencias. El comportamiento que recibe la aprobación
y agrada o ayuda a otros se considera bueno. Uno se gana la aprobación siendo
«bueno». Obedecer las reglas, hacer sus tareas, mostrar respeto por la autoridad y
mantener el orden social son los comportamientos correctos. Este nivel está relacionado
con la etapa de operaciones concretas del desarrollo cognitivo.

3.- DESARROLLO PSICOSOCIAL: ERIK ERIKSON


Según Erikson, el conflicto o crisis de personalidad de los niños preescolares está entre
el sentido de iniciativa (que le permite planear y ejecutar acciones) y la culpa generada
por dichas acciones. La iniciativa permite a los niños ampliar su ámbito social,
comprender progresivamente el mundo y su papel de niño o niña en la familia y la
sociedad.
El niño preescolar desarrolla formas de conducta cuyas implicaciones van más allá de
su persona, incursionando en las esferas de los demás y logrando que se involucren en
su propia conducta. La iniciativa lleva a los niños a realizar acciones solo por el placer
de estar “haciendo” o de estar “en acción”, por el placer de “atacar” o “conquistar”.
Paradójicamente, el sentimiento de culpa es ocasionado por los planes y actos de otros
niños y adultos. Por tanto, es esencial que el sentimiento de culpa no sea más intenso
que el de iniciativa.

Los niños deben aprender que a pesar que sus acciones le ocasionan sentimientos de culpa
y malestar, esto no debe impedirles realizar otras acciones o interactuar con otros seres
humanos o con el medio ambiente en general. Los adultos que están en contacto con los
niños no deben reforzar el sentimiento de culpa inherente a esta etapa de la vida. Si los
adultos manejan adecuadamente este conflicto, el resultado positivo es un niño sociable,
con sentido de cooperación y que se identifica con sus padres y con otros adultos.
Cada etapa psicosocial tiene dos componentes, los aspectos favorable y desfavorable del
conflicto central, y el avance hacia la siguiente etapa depende de la resolución de este
conflicto. Ningún conflicto central se llega a dominar por completo, sino que sigue siendo
un problema recurrente durante toda la vida.

El enfoque de Erikson sobre el desarrollo de la personalidad a lo largo de toda la vida


consta de ocho etapas. Sin embargo, solo incluiremos las relativas a la infancia, es decir,
las tres primeras:
* Confianza frente a desconfianza (del nacimiento hasta el primer año): el
primer y más importante atributo que debe desarrollar para tener una
personalidad sana es la confianza básica. La construcción de la confianza básica
domina el primer año de vida y describe todas las experiencias satisfactorias del
niño a esa edad. Se corresponde con la fase oral de Freud y es el momento de
«coger» e «interiorizar» a través de los sentidos. Existe únicamente en relación
con alguien o algo, por lo que el cuidado continuado y amoroso de una figura
materna es esencial para el desarrollo de la confianza. La desconfianza se
desarrolla cuando las experiencias que favorecen la confianza son escasas o
están ausentes o cuando las necesidades básicas no se cubren de forma adecuada
o continuada. Aunque haya pizcas de desconfianza dispersas en la personalidad,
de la confianza básica en los padres se derivará la confianza en el mundo, otras
personas y uno mismo. El resultado es fe y optimismo.

* Autonomía frente a vergüenza y duda (de 1 a 3 años): corresponde a la fase


anal de Freud, donde el problema de la autonomía está simbolizado por contraer
y relajar los músculos del esfínter. El desarrollo de la autonomía durante este
período se centra en la capacidad cada vez mayor del niño de controlar su
cuerpo, a él mismo y su entorno. Quiere hacer cosas por sí mismo empleando
sus capacidades motoras, recién adquiridas, de caminar, trepar y manipular, y su
capacidad mental para elegir y tomar decisiones. Adquiere mucho de su
aprendizaje por imitación de las actividades y el comportamiento de otros. Los
sentimientos negativos de duda y vergüenza aparecen cuando se hace sentir a los
niños pequeños y cohibidos, cuando sus elecciones son desastrosas, cuando
otros les avergüenzan o cuando se les fuerza a ser dependientes en áreas en las
que son capaces de asumir el control. Los resultados favorables son el
autocontrol y la voluntad.

* Iniciativa frente a culpa (de 3 a 6 años): la fase de iniciativa corresponde a la


fase fálica de Freud y se caracteriza por un comportamiento vigoroso e intrusivo,
empuje y una vívida imaginación. Los niños exploran el mundo físico con todos
sus sentidos y capacidades. Desarrollan una conciencia. Ya no están guiados
únicamente por el exterior, sino que tienen una voz interior que les avisa y
amenaza. En ocasiones, los niños se marcan objetivos o realizan acciones que
están en conflicto con los de sus padres u otros individuos, y hacerles sentir que
sus actividades o su imaginería son malas les produce un sentimiento de culpa.
Los niños deben aprender a mantener la iniciativa sin vulnerar los derechos y
privilegios de los demás. Los resultados permanentes serán dirección y
propósito.

4.- DESARROLLO PSICOSEXUAL: SIGMUD FREUD

Freud indica que el niño preescolar se encuentra en el estadio fálico, donde el centro de
interés biológico es el área genital. El niño o niña empieza a percibir sensaciones
agradables a la estimulación de esta área, compara sus propios genitales con los de sus
padres, hermanos y compañeros de juego. Durante este periodo, se originan conflictos
entre el placer recibido por estas actividades y la censura de los padres y la sociedad.

En esta etapa los genitales (el pene en el varón; clítoris y genitales externos en la mujer)
constituyen zonas erógenas dominantes. La experimentación y curiosidad sexual se
acompañan de sensaciones por lo general placenteras: en el varón se manifiestan con
maniobras masturbadoras y en la niña pueden darse uniendo o frotando fuertemente sus
piernas, pasando inadvertidas.

COMPLEJOS DE EDIPO Y ELECTRA

La fase de estrecha relación emocional con ambos padres cambia en la fase que Freud
denomina: Complejos de Edipo y Electra. En estas dos grandes sensaciones
psicológicas, la fijación del amor se realiza sobre la figura del padre del sexo opuesto;
por lo que se desarrolla un sentimiento de rivalidad con el progenitor del mismo sexo.

El complejo de Edipo se refiere a la atracción sexual que el niño siente por su madre
durante la etapa fálica, al mismo tiempo que ve a su padre como un rival. Si el
desarrollo es normal, el niño renuncia a los deseos amorosos respecto a su madre,
asumiendo, en cambio, el papel masculino del padre. Es así que el afecto del hijo hacia
su madre pierde el aspecto sexual. Si ocurre lo contrario, el niño puede rechazar el papel
masculino o sobrevalorar su actividad sexual, volviéndose arrogante y egoísta en su
relación con mujeres.

El complejo de Electra se produce en la niña de manera semejante a la del niño, pero


con algunas diferencias significativas. Freud sostiene que la niña pequeña toma a su
padre como objeto sexual y a su madre como una rival. A pesar que los intereses y
sentimientos sexuales de la niña son más rudimentarios, el rasgo patológico principal
que surge en esta etapa es “la pérdida del pene”, minimizando el papel femenino y
sobrevalorando el masculino.
Freud expone que estas dos situaciones psicológicas son necesarias para que el niño se
identifique con el padre del mismo sexo y comience a desarrollar su propia imagen de
sexualidad como niño o niña. La mayoría de los niños quieren parecerse al progenitor
del mismo sexo cuando pueden apreciar cierta similitud entre ellos y sus padres. El niño
preescolar es consciente de los dos sexos y se identifica con el que corresponde,
imitando estereotipos sexuales y mimetizando el comportamiento, las actitudes y la
apariencia del padre del mismo sexo.

CONDUCTAS SEXUALES EN EL NIÑO PREESCOLAR

*Autoestimulación sexual.- Durante el estadío fálico, el niño explora su cuerpo, sobre


todo, los órganos sexuales, que a diferencia de otras zonas y por su sensibilidad, le
hacen experimentar cierto placer que le hace fijar durante más tiempo dicha
actividad.

Es una acción natural e inofensiva por lo que no se debe prestar mayor atención; si
no se le hacen indicaciones en el intento de corregir esa práctica, lo más probable es
que su curiosidad pronto se derive hacia otra cosa. Si por el contrario se le reprende,
fijará su atención e incluso llegará a asociar estas acciones con la maldad de los
órganos sexuales.

*Juegos sexuales.- Suelen producirse a partir de los 4 años y es un juego bastante


frecuente y de forma simbólica (jugar a los médicos, al padre y madre, etc.) El niño
preescolar pretende examinar los cuerpos de los otros y las diferencias respecto al
suyo. Una vez conseguido su fin dará por terminado el juego, por ello la actitud de
los padres ha de ser la promoción de otras actividades con las que el niño pueda
conocer los cuerpos de los demás.

*Exhibicionismo.- Es una conducta frecuente en los niños preescolares y consiste en


mostrar sus órganos genitales debido, muchas veces, a la sobre valoración del sexo
del niño por sus padres. Tampoco tiene trascendencia ante actitudes adultas
indiferentes, pues son de interés momentáneo.

*Observar las relaciones sexuales adultas.- Ante esta conducta, deberá adoptarse una
actitud comprensiva y tolerante, haciéndole ver que son conductas íntimas de los
padres y que deben respetarse al igual que se respetan sus actividades y juegos. Es
necesario asimismo hacerle comprender que es una manifestación sana y deseable.

DESCUBRIMIENTO DEL SEXO INDIVIDUAL

El descubrimiento del sexo individual tiene dos facetas:

*El reconocimiento de sus órganos sexuales y la comprensión de que son diferentes de


los del otro sexo.
*La identificación con el modelo de su propio sexo.

Hacia el tercer año de vida, el niño descubre, siempre que tenga ocasión de observarlas,
las diferencias anatómicas de los sexos. Anteriormente ya había explorado sus órganos
sexuales, más como objeto personal que como carácter propio de su sexo. A los 2 años
de edad, el niño ya sabía si era niño o niña, pero dicho conocimiento era más social que
anatómico, es decir, se basaba en el vestido, el pelo, etc.
Para el niño es fundamental el momento en que percibe la existencia de una diferencia
sexual. Antes de esto, el niño pasa por la fase de separación - individualización de la
madre. El niño se reconoce como individuo antes que reconocerse como sexo. Cuando
ya se ha establecido el sentimiento de individualidad, el niño debe reconocer su
pertenencia a un sexo. A los 3 años, el niño se relaciona e identifica sobre todo con la
madre, sintiéndola más en su dimensión afectiva que como persona de sexo femenino.
Mediante sus observaciones el niño toma plena conciencia de que existe una madre de
sexo femenino y un padre de sexo masculino.

Hacia los 4 años, el niño expresa una gran curiosidad por el sexo. Busca la causa de las
diferencias de estructura física, pero todavía no comprende la significación profunda de
los sexos. A los 5 años, está familiarizado con las diferencias de los sexos, pero está
poco interesado por ellas. A esta edad el niño realiza menos juegos sexuales y
exhibicionistas y se muestra desnudo con menos frecuencia.

Una vez que el niño ha descubierto su propio sexo, intentará por esa forma
discriminativa de su pensamiento, ver las semejanzas y diferencias que existen entre él y
los que son como él. Mediante la imitación, el niño asume el tipo de conducta que la
cultura le asigna a su sexo. El padre y la madre adquieren una importancia distinta para
sus hijos, según sean éstos varones o mujeres. Tanto unos como otros quieren mucho a
sus padres y tienen necesidad de ellos, pero los varones comienzan a comprender que
son del mismo sexo que el padre y las niñas toman conciencia de que ellas son como su
madre.

Los modelos de comportamiento de padre y madre serán decisivos en esta


identificación. La separación voluntaria entre sexos es un paso más en reconocer sus
propias diferencias y amoldarse a un modelo que le brinde seguridad y aceptación. Estas
diferencias no han de llevar connotaciones de valía de uno sobre otro sexo, sino la
importancia que ambos tienen en el desarrollo personal.
LA CONSTRUCCIÓN DE ROLES MASCULINOS Y FEMENINOS

Este proceso, denominado “tipificación sexual” y que se refiere al conocimiento de las


funciones que la sociedad asigna a cada uno de los sexos, se produce de forma paralela
a la identidad sexual. La tipificación sexual consiste en el proceso a través del cual
niños y niñas adquieren pautas de conducta que la sociedad considera típicas de uno y
otro sexo.

Cada sociedad y cada momento histórico tiene unas expectativas y unos roles asignados
a uno y otro sexo. Tales expectativas y roles son bastante difusos y pluriformes:
profesiones ligadas al sexo, comportamientos ligados al sexo, y toda una gama de
conductas tipificadas como masculinas y femeninas. Algunos de estos estereotipos son
evidentes y conocidos, mientras que en otros casos son más sutiles.
Al menos por lo que en las sociedades occidentales se refiere, los estereotipos ligados al
sexo no dejan de debilitarse, dando paso a situaciones y relaciones cada vez más
igualitarias. Para la teoría cognitiva sobre la diferenciación sexual, los niños y las niñas
se comportan de una manera sexualmente estereotipada, en parte porque ello les ayuda a
tener más clara su identidad en este aspecto, fortaleciendo así sus esquemas cognitivos
relativos a la identidad sexual. Cuando estos esquemas están ya bien elaborados, es
menos interesante y necesario servirse de ellos como la base de diferenciación,
apareciendo mayor flexibilidad.

ELLO, YO Y SUPERYÓ

Ello, Yo y Superyó, son conceptos fundamentales en la teoría del psicoanálisis con la


que Sigmund Freud intentó explicar el funcionamiento psíquico humano
Sostuvo que este aparato está dividido en tres instancias: el Ello, el Yo y el Superyó,
que sin embargo comparten funciones y no se encuentran separadas físicamente.

*El Ello: Su contenido es inconsciente y consiste fundamentalmente en la expresión


psíquica de los deseos y está en conflicto con el Yo y el Superyó. El Ello es la parte
primitiva, desorganizada e innata de la personalidad, cuyo único propósito es reducir
la tensión creada por pulsiones primitivas relacionadas con el hambre, lo sexual, la
agresión y los impulsos irracionales.
Comprende todo lo que se hereda o está presente al nacer y que se presenta de forma
pura en nuestro inconsciente. Representa nuestros impulsos, necesidades y deseos
más elementales. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el
comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del placer y desconoce
las demandas de la realidad.
*El Yo: Instancia psíquica actuante y que aparece como mediadora entre las otras dos.
Intentando conciliar las exigencias normativas y punitivas del Superyó, como
asimismo las demandas de la realidad, con los intereses del Ello por satisfacer deseos
inconscientes, es la instancia encargada de desarrollar mecanismos que permitan
obtener el mayor placer posible, pero dentro de los marcos que la realidad permita.
Es además la entidad psíquica encargada de la defensa, siendo gran parte de su
contenido inconsciente.

*El Superyó: Instancia moral que enjuicia la actividad yoica. El Superyó es para
Freud una instancia que surge como resultado de la resolución del complejo de Edipo
y constituye la internalización de las normas, reglas y prohibiciones parentales.

El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los pensamientos morales y


éticos recibidos de la cultura. Consta de dos subsistemas: la conciencia moral y el
ideal del yo. La conciencia moral se refiere a la capacidad para la autoevaluación, la
crítica y el reproche. El ideal del yo es una autoimagen ideal que consta de conductas
aprobadas y recompensadas.

5.- DESARROLLO ESPIRITUAL: JAMES FOWLER


Según James Fowler, el niño de 3 a 7 años se encuentra en el estadio 1 (fe intuitiva
proyectiva) del desarrollo espiritual. Los niños aprenden la fe y las creencias religiosas
de personas importantes de su entorno, normalmente de los padres y de sus prácticas
religiosas. Sin embargo, cuando son pequeños la espiritualidad está influida por el nivel
cognitivo. Los niños preescolares tienen la idea de un Dios con características físicas,
que suele ser un amigo imaginario. Entienden las historias sencillas de la Biblia y
memorizan las oraciones cortas, pero su comprensión del significado de estos ritos es
limitada.

Aprovechan las representaciones concretas de las prácticas religiosas como las


imágenes de la Biblia y las figuras pequeñas, como las de los nacimientos. El desarrollo
de la conciencia se liga estrechamente al desarrollo espiritual. A esta edad, los niños
están aprendiendo a distinguir lo bueno de lo malo y se comportan como es debido para
evitar el castigo. Cuando hacen algo mal, experimentan sentimientos de culpa y suelen
interpretar la enfermedad erróneamente como un castigo por sus malas acciones, reales
o imaginarias.
Es importante que el niño vea a Dios como alguien que le quiere sin condiciones, más
que como un juez de su buena o mala conducta. Las oraciones y la observancia de las
tradiciones religiosas (por ejemplo rezar antes de las comidas o al acostarse) pueden
ayudar a los niños en periodos de estrés como la hospitalización.

CUIDADOS DE ENFERMERÍA

- Respecto al desarrollo físico, basado en la teoría del desarrollo psicosexual de


Freud, el preescolar abarca la etapa fálica, aquí se recomienda que los padres
ayuden al preescolar a conocer, valorar, respetar su cuerpo y a identificar su
sexo.
- Respecto al desarrollo cognoscitivo, basado en la teoría de Piaget, incentivar a
que el niño incluya el juego simbólico (el patio de juego, ir a la tienda, ir de
viaje, etc.) para que logre emplear su imaginación, además de que comiencen a
dibujar y pintar.
- Respecto al desarrollo social; basado en las teorías de Freud, Piaget, Bandura,
Vygotsky y Kohlberg. Se recomienda dejar al preescolar divertirse y aprender
sobre varios juegos junto a sus amigos ya que de esta manera contribuye a su
sana socialización, dejar correr su imaginación en cada juego y acompañarlo de
diversos juguetes o herramientas, procurar que el niño no vea malas conductas
en su entorno sobre todo en el familiar porque tienden a repetirlas como si fuera
una buena conducta, brindar estilos de vida saludable al preescolar.
- Respecto al desarrollo espiritual, promueve que los padres incentiven a los niños
a orar al levantarse y acostarse, leerle algunas lecturas de la biblia y los fines de
semana tener el hábito de ir a misa.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS:

1. Medellín, G. Cecilia, E. (2010). Crecimiento y Desarrollo del Ser Humano.


(2ed.). Colombia: Editora Guadalupe LTDA. Tomos I y II.
2. Whaley L., Wong D. (1995). Enfermería Pediátrica. (4ta. ed.), México. Edit.
3. Papalia D, Martorell G. Desarrollo humano. 13° ed. México: Mc Graw Hill;
2015

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