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Objetivos:

- Caracterizar el período histórico comprendido entre 1880-1930 denominado


Estado Liberal oligárquico.
- Analizar dicho período, a partir de las categorías desarrolladas en clases:
estado, sociedad y trabajo.
- Establecer relaciones entre las distintas categorías de análisis presentadas que
nos permitan enriquecer nuestro conocimiento sobre el período.

Criterios de evaluación:

- Pertinencia y coherencia en las respuestas en relación a los materiales.


- Buena utilización del lenguaje, reglas gramaticales y ortografía.
- Entrega en tiempo y forma.

Pautas de la entrega:

- Texto justificado en tipografía Arial o Times New Roman tamaño 11,


interlineado 1,5. Extensión: mínima 1500 palabras – máxima 3000 palabras.
- Fecha de entrega: lunes 6 de junio hasta las 23:59. Sin prórroga
- El trabajo puede ser realizado por grupos de 2 personas.

Introducción:
Durante los encuentros que tuvimos hemos ido, por un lado, definiendo una serie de
categorías que nos ayudarán a conducir un análisis por distintos períodos de la historia
nacional. En esta primera instancia, utilizaremos las categorías de Estado, Trabajo y Sociedad
para analizar el período de 1880 hasta 1930, momento definido principalmente por la
Modernización del Estado (liberal), la incorporación del país a la economía mundial capitalista
(convirtiéndonos en el "granero del mundo"), que se articula además con la consolidación de un
grupo dominante: la oligarquía, el terrateniente, el notable. La tierra (recurso natural), el trabajo,
el capital se articulan de tal manera como factores productivos a principios del siglo XX que el
Estado Liberal garantiza las condiciones de dominación de una élite.
Es por eso que, por otro lado, hemos ido definiendo un marco conceptual más amplio
que nos permite, además, entender muchas de las tensiones políticas y económicas que han
marcado (y marcan) los debates de la historia nacional del siglo XX y XXI. Dicho marco es el de
un capitalismo en fase de expansión y consolidación que, con su capacidad vincular cada vez
más amplia y sus respectivos ciclos de crisis cíclicas, han arrastrado tras sí a una enorme
cantidad de las decisiones políticas tomadas, tanto por parte de los grupos dominantes como de
grupos dominados.
Actividades:
La dupla de estudiantes deberá realizar un texto de las características descriptas en el
punto “Pautas de la entrega” en que realizaran una caracterización general de período
estudiado durante las clases teniendo en cuenta, para realizar dicha caracterización, las
categorías desarrolladas de Estado, trabajo y sociedad.
DESARROLLO

Antes de hablar sobre el “Estado Liberal Argentino” vale la pena aclarar que dicho
sistema político se dividió en dos etapas
1. Proceso de modernización liberal en el campo económico y de hegemonía
conservadora en el plano político (1880-1916).
2. Proceso de modernización en el campo político y de continuidad liberal en el
plano económico (1916-1930)
Además, se realizará una breve descripción sobre el contexto mundial que gozaba
dicho sistema político y como este fue introducido en Latinoamérica.
La gran expansión industrial de Inglaterra obligó a los países centrales a adoptar
políticas proteccionistas y proteger su producción local. Este período, que se inició
hacia 1870, coincidió en América Latina con la constitución de los Estados
Oligárquicos, los cuales fueron clave en la creación de condiciones favorables para la
inversión de capitales extranjeros. Sumando la división internacional del trabajo fue
uno de los principios rectores de la supremacía británica, unos países estaban
naturalmente preparados para producir materias primas (periferias) y otros para
elaborarlas industrialmente (centro). En consecuencia, se terminó consolidando un
sistema con economías fuertes y desarrolladas en los centros capitalistas y economías
periféricas débiles y dependientes.
Una vez realizada la introducción se comenzará a hablar sobre la primera etapa del
Estado Liberal Argentino
En 1880 la Argentina fue dirigida por el “Estado Oligárquico” una de las formas que
asume el Estado Liberal en la Argentina hasta 1916 (dos etapas), el sistema político se
caracterizó por una relación social de dominación, por su concentración y angosta
base social. Los hombres encargados de conducir al país tanto política como
económicamente, pertenecían en su mayoría a una elite de tradición, unas 400
familias terratenientes criollas, con cultura y comportamientos sociales similares
(Generación del 80). En pocas palabras, el Estado Oligárquico se caracterizaba por la
exclusión de la mayoría de la sociedad de los mecanismos de decisión política. Aquí
es donde podemos relacionar las intenciones que tenía el Estado absolutista en base
a lo económica, es más que nada, poder generar beneficios económicos a las tierras
de estas 400 familias a base del esfuerzo de la clase trabajadora en condiciones
deplorables de trabajo.
Por otra parte, hablando del crecimiento demográfico, el período 1880-1914 fue la
etapa de mayor crecimiento económico del país. La población total se cuadruplicó,
elevándose de menos de dos millones de habitantes a comienzos de la década de
1870 a más de ocho millones en 1914, habiendo un crecimiento y desarrollo laboral de
gran magnitud. La base de este crecimiento estuvo constituida por una serie de
factores, entre los que se destacan la expansión acelerada de la producción
agropecuaria, el crecimiento de las exportaciones, la modernización del sistema de
transportes (ferrocarriles) y el crecimiento de la población. Estos cambios afectaron la
configuración del espacio y se tradujeron en la formación de un mercado nacional, y
en el desarrollo de una naciente industria vinculada a la ganadería y al agro. Esta
población masiva se pensaba que iban a ser inmigrantes anglosajones que venían
para aportar al desarrollo del país, pero no fue el caso, ya que los mayores
inmigrantes provenían de las zonas pobres rurales de España e Italia. A continuación
se explicará con mejor detalle el modelo económico que sostuvo Argentina durante
esta época.
MODELO AGROEXPORTADOR
En base a la economía, este Estado sostuvo el proyecto político económico “Modelo
Agroexportador”, que constaba de la incorporación Argentina en el mercado mundial
como país primario exportador, con una asociación estrecha con Gran Bretaña e
importación de manufacturas, capitales y recursos humanos en forma de inmigracion,
encuadrandose de esta forma en una dependencia comercial y una (asimétrica y
desigual) división internacional del trabajo. El elemento productivo central de este
modelo de acumulación agroexportador fue la estancia, que terminará simbolizando el
sistema de autoridad económico y político cultural de la clase dominante.
A medida que el Estado adquiere aquellos rasgos esenciales para su conformación y
consolidación, volvía viable la puesta en marcha de los factores de producción: tierra,
trabajo y capital que posibilitaron la construcción de una economía capitalista. Uno de
los aspectos más significativos de esta expansión material y productiva es el desarrollo
de una infraestructura integrada por ferrocarriles, telégrafos, puentes y puertos.
A pesar de que este modelo económico permitía la fácil incorporación para los
ciudadanos al mundo del trabajo, no faltaron los problemas, las crisis y las
fluctuaciones en los salarios que generaban malestar entre los trabajadores. El límite
en la extensión de la jornada laboral fue siempre un objetivo primordial en las
demandas obreras. En muchos oficios fabriles el día de trabajo podía alcanzar las
doce horas, mientras que en el campo la jornada se extendía, prácticamente, de sol a
sol. La cuestión salarial ocupó también un lugar central en las protestas que tuvieron
lugar durante las últimas décadas del siglo XIX. No sólo se reclamaban aumentos de
sueldo, sino también la regularización de los pagos y la eliminación del trabajo a
destajo. Y por último, unas de las grandes problemáticas de este periodo eran los
reclamos de las mujeres y los trabajos infantiles, ya que las mujeres cobraban
muchísimo menos que los hombres por cumplir las mismas funciones y tareas, así que
su principal lucha era obtener un mismo pago que los hombres, y que los niños que
trabajaban en industrias de cigarrillo, vidrio, bolsas, tejidos, entre otras, sean
cambiados por varones adultos.
Aunque la mayoría del pueblo argentino estaba en sumo descontento con el Gobierno
Oligárquico, en ese entonces, era muy difícil manifestarse debido a que no había
libertad de expresión y, además, la clase trabajadora dependía totalmente del patrón
de campo por lo que si se llegaba a revelar tendría consecuencias como por ejemplo
dejarlo sin trabajo o alimento.
Más allá de que si el pueblo argentino se manifestaba o no, el Régimen Oligárquico
adquirió una serie de “mecanismos” que utilizaba para proteger sus propios intereses
como por ejemplo el “control de sucesión” que permitió al Estado, la continuidad del
mismo grupo dirigente a lo largo de tres décadas. El control de la sucesión constaba
de que el gobernante presidente trataba de imponer al candidato que lo sucedería y
que proviene, obviamente, de su misma facción política. Esta actividad se efectuaba a
través de diferentes mecanismos, algunos de carácter formal, tales como la mediación
impuesta desde la Constitución Nacional de 1853 en cuanto a la elección indirecta del
Presidente y Vicepresidente y de los Senadores Nacionales. Por otro lado,
encontramos otras de carácter informal, como el ejercicio del fraude electoral como la
institucionalización de una “máquina electoral” y la imposición de condicionamientos
políticos a partir del patronazgo estatal mencionada en el párrafo de arriba..
Sin embargo, a partir de 1885 las asociaciones gremiales argentinas, además de sus
características originarias de sociedades de socorros mutuos, comenzaron a
plantearse la lucha por reivindicaciones económicas, la reducción de la jornada laboral
y otras reivindicaciones laborales, pero no fue hasta el 25 de mayo de 1901, que se
reunieron en Buenos Aires cerca de 50 delegados representando a 35 sociedades
obreras para celebrar el Congreso fundador de la Federación Obrera Argentina, como
originalmente se llamará la FORA. Esta organización potenció a las sociedades
obreras, organizando las primeras huelgas generales y diseñando progresivamente los
lineamientos ideológicos que les serían característicos. La FORA aumentó los niveles
de solidaridad entre los trabajadores que la integraban. Los movimientos esporádicos
anteriores a 1901 se convirtieron en acciones sindicales mejor coordinadas y
organizadas, declarando las primeras huelgas generales.
Aunque la FORA estaba integrada en su mayoría por elementos anarquistas, también
tenía una participación importante de militantes socialistas. Tal alianza, debido a la
incompatibilidad de fines y métodos, no podría durar mucho tiempo. Los socialistas
intentaron organizar la Federación mediante la creación de un Comité Federal y un
Comité Ejecutivo elegido en el Congreso. Sin embargo, triunfó finalmente la propuesta
anarquista en que la Federación quedaba conformada a partir de un comité de
relaciones, que funcionaba como intermediario entre las Sociedades federadas y sin
poder resolutivo. El Partido Socialista pretendía una participación política en el
Gobierno democrático, para lo cual era necesario el apoyo político de la Federación
Obrera, y se hacía necesaria su burocratización y centralización, llevando adelante
una lucha reformista de reclamos parciales y mejoras inmediatas; los anarquistas, que
despreciaban la participación política, creían que la Federación era una organización
en la que todos los trabajadores debían la misma participación, sin dirigentes con
poder resolutivo, y considerando la lucha por reformas económicas como un medio
para alcanzar la revolución social y el Comunismo Anárquico.
Volviendo al tema de la disputa por el Estado, eran 3 los grupos sociales más fuertes,
de 1880 a 1916 era el PAN (Partido Autonomista Nacional) quien lideraba el poder con
su república conservadora y de 1916 a 1930 el radicalismo fue el encargado de liderar
a la Argentina. Durante tres décadas el PAN ejerció el gobierno mediante el fraude
electoral y un modelo de partido único. De ideología populista, basó su poder en la
manipulación de elecciones, clientelismo, falta de libertad política, etc. Insertó
relativamente un exitoso y moderno modelo agroexportador, destinado a producir
alimentos baratos (carne y cereales) para la clase obrera industrial inglesa, en las
fértiles tierras de la llanura pampeana de propiedad de un pequeño grupo de
estancieros mayoritariamente porteños, mientras que los capitales británicos tomaban
el control mayoritario de los ferrocarriles, frigoríficos y bancos, a tal fin, los gobiernos
conservadores, también conocidos como la Generación de los 80, introdujeron algunas
técnicas modernas de agricultura y ganadería, construyeron una extensa red
ferroviaria, con eje en Buenos Aires y sus puertos.
Las primeras elecciones provinciales libres se realizaron ese mismo año de 1912 en la
provincia de Santa Fe, y las primeras elecciones nacionales bajo esa ley fueron las de
1916. Al llegar el radicalismo al poder, este presentó, más que un programa de
gobierno, una declaración de principios: la causa contra el régimen, la reparación
histórica, la recuperación de la ética, el respeto al federalismo.
La Unión Cívica Radical estuvo al mandato desde 1916 a 1930, siendo sus líderes
Hipólito Yrigoyen (1916 a 1922), Marcelo T. de Alvear (1922 a 1928) y nuevamente
Yrigoyen (1928 a 1930). El Estado en el primer mandato de Yrigoyen se reservaba un
rol de intervención decisivo, donde mostró una tendencia económica que se apartaba
del liberalismo clásico, a partir de la idea de intervención del Estado en la Economía.
Ya en el gobierno de Alvear el radicalismo manifestó una clara vocación de diálogo y
alianzas con otras fuerzas políticas, en particular con los socialistas y demócratas
progresistas. La presencia de militantes radicales en el gabinete fue reducida y los
ministros y secretarios gozaron de mayor autonomía donde ya se notaba diferencias
de personalismo (Yrigoyen) contra el de antipersonalismo (Alvear) donde ciertas
políticas chocaban.
Terminado el gobierno de Alvear, vuelve Yrigoyen al mando, donde fue muy criticado
por las intervenciones federales que dispuso y una serie de asesinatos políticos nunca
resueltos adecuadamente donde fue acusado de asesino en varias ocasiones. En
plena crisis económica y política, y cuando aún faltaban cuatro años para las
elecciones presidenciales, la debilidad del gobierno de Yrigoyen se hizo crítica. El
radicalismo estaba completamente dividido y el gobierno no tenía diálogo con la
oposición siendo este el fin del Radicalismo al poder.
Si bien el PAN y la UCR fueron los grupos más fuertes, entre las sombras actuaba el
FORA, que fue fundada en 1901, que era la clase obrera, que no participaba
directamente en las elecciones, pero que si reclamaban sus derechos como
trabajadores, donde fueron protagonistas de varias huelgas habiendo grandes
conflictos como la semana trágica de 1918 y las huelgas patagónicas de 1920.
Debido al caos reinante en el territorio argentino, el 6 de septiembre de 1930 el ejército
militar argentino realiza un golpe de estado. Este fue impulsado por un grupo de
militares y civiles encabezados por el teniente general José Félix Uriburu, quien
estableció una dictadura, con apoyo de influyentes grupos políticos, empresariales y
mediáticos, derrocando así al presidente constitucional de ese momento que era
Hipolito Yrigoyen, al Congreso Nacional y a doce de los catorce gobiernos provinciales
(no fueron derrocados los gobiernos de San Luis y Entre Ríos) dando inicio al periodo
conocido como “Década Infame” (1930-1943).

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