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Anexo 8

Jurisprudencia
Tribunal de Apelaciones del trabajo de Uruguay - 1° Turno

Montevideo, 20 de Julio de 2011.-

1º) Que por el referido pronunciamiento a cuya relación de antecedentes cabe remitirse
se acogió parcialmente la demanda condenando a la parte demandada a pagar al actor
la suma de $ 31.734 en concepto de salarios impagos, licencia no gozada y salario
vacacional, con más el 10% de daños y perjuicios preceptivos sobre los rubros de
naturaleza salarial, reajustes e intereses conforme al decreto-Ley Nº 14.500 y las costas
de cargo de la demandada. Desestimó la demanda en todo lo demás con relación al
despido común y especial, salarios caídos y cuota parte de aguinaldo por haberse
configurado notoria mala conducta.

2º) Con fecha 4/02/2011 la parte actora interpuso recurso de apelación (fs. 171 a 173)
agraviándose en lo sustancial por cuanto se entendió configurada la eximente de notoria
mala conducta. Solicitó que en definitiva se revoque parcialmente la recurrida,
condenándose a la demandada al pago del despido común y especial, período de
carencia y aguinaldo por egreso, reajustes e intereses.

3º) Por auto Nº 67/2011 del 7/02/2011 (fs. 174) se confirió traslado a la contraparte del
recurso de apelación interpuesto, evacuándolo la demandada el día 4/03/2011 (fs. 176
a 183) abogando por el rechazo de los agravios y la confirmación de la recurrida en todos
sus términos.

4º) Por auto Nº 306/2011 del 9/03/2011 (fs. 184) se franqueó la alzada, con efecto
suspensivo. El día 24/03/2011 se recibieron los autos en ésta Sede (fs. 189),
disponiéndose el pase a estudio de los Sres. Ministros en forma sucesiva. Concluido el
estudio y celebrado el acuerdo correspondiente se decide dictar decisión anticipada de
conformidad con lo previsto por el art. 200 del C.G.P.

CONSIDERANDO:

I) Que el Sr. Ismael Ariel Barboza Aires promovió demanda laboral contra Candysur S.A.
expresando que trabajó para ésta desde el 27 de mayo de 1997 hasta que egresó por
despido el día 14 de marzo de 2008, desempeñándose como Operador A y percibiendo
al cese una remuneración de $ 15.664 mensuales. A ese momento se le adeudaban
salarios impagos, licencia no gozada, salario vacacional y el aguinaldo por egreso.

Relató que el 14/3/08 se le comunicó el despido por notoria mala conducta por
“reiteración de incidentes graves con aviones y teniendo en cuenta sus antecedentes
disciplinarios. Previamente el 6/03/08 se le había comunicado que al protagonizar
nuevamente un incidente grave con una aeronave estacionada, se iniciaría una
exhaustiva investigación y si del resultado de la misma no surgían responsabilidades
sería restituído de inmediato, abonándosele los jornales perdidos por la suspensión.

Negó haber protagonizado un incidente grave y que ello hubiera ocurrido con
anterioridad, además de que nunca se lo interrogó en el trámite de la investigación por
lo que desconoce si en realidad la misma se efectuó. Contó que el 6/3/08 manejando
un vehículo con la escalera para el ascenso y descenso de los pasajeros se dirigió hacia
un avión de PLUNA que había arribado, a los efectos del descenso de los pasajeros, para
eso debía frenar previamente el vehículo antes de hacer contacto con el avión, pero en
tal ocasión los frenos no funcionaron totalmente, lo que determinó que al acercarse
“tocara” al avión, sin ninguna consecuencia ni daño, se aseguró la escalera al avión y el
pasaje bajó normalmente, ascendiendo un nuevo pasaje y partiendo nuevamente el
avión. Reiteró que con anterioridad tampoco protagonizó ningún incidente grave y
rechazó haber incurrido en notoria mala conducta reclamando el pago de la
indemnización por despido, indemnización por despido especial por haber estado
amparado al B.S.E. entre el 12/10/07 y el 16/10/07, produciéndose el despido antes de
cumplir el plazo de estabilidad previsto por la Ley Nº 16.074, por lo que reclamó el
despido triple y los salarios que restan para completar el plazo de seis meses (fs. 13 a
17).

La demandada reconoció la existencia de la relación laboral, la fecha de ingreso y


egreso, afirmando que al egreso el actor percibía un sueldo mensual de $ 14.235 más
tickets alimentación por $ 1.430. Y afirmó que el 14/03/08 fue despedido por notoria
mala conducta por lo que no corresponde ni la indemnización por despido común, ni la
especial, ni los salarios caídos ni el rubro aguinaldo.

Refutó la versión de los hechos del actor y afirmó que efectivamente protagonizó un
grave incidente embistiendo un avión de PLUNA provocando daños y que además,
registraba antecedentes disciplinarios. Sostuvo que la negligencia e impericia del actor
en la conducción del equipo constituye una falta de extrema gravedad, siendo
indubitable su culpa en el accidente. Además con anterioridad protagonizó nueve
incidentes en 3 años que dieron lugar a las sanciones correspondientes y que incluyen
faltas por violación al Reglamento Operativo, faltas sin aviso ni justificación, actos de
indisciplina, demoras en cumplir del trabajo e incidente con un avión de la empresa
TAM.

Negó que los frenos no hubieran funcionado totalmente ya que éstos así como todo el
funcionamiento de los equipos son permanentemente controlados e inspeccionados por
el propio tipo de actividad que presta CANDYSUR en el Aeropuerto Internacional de
Carrasco y de acuerdo a los Manuales y operativas de la empresa, relacionada con la
categoría laboral del actor que éste es responsable de su propia actividad y de verificar
el buen funcionamiento del equipo: luces, frenos, dirección, bocina, zonas protegidas,
estando previsto que “nunca frene de golpe (a menos que sea imprescindible) lo que
debe hacer es disminuir gradualmente la velocidad. Y no esperar a último momento para
detenerse”, también se prevé que en los equipos motorizados que se acerquen al avión
se deberá efectuar las pruebas del sistema de frenos con detención total antes de
alcanzar la zona “envolvente” y de completar la aproximación a la aeronave y cuando
se desplaza con un vehículo dentro de la zona “envolvente” del avión la velocidad no
puede exceder la de un peatón.

Reiteró que el actor no cumplió con la normativa referida de la que tenía pleno
conocimiento por lo que no puede argumentar que los frenos no le funcionaron
totalmente. Es más del informe del Supervisor de Rampa surge que en la fecha del
evento, se pudo constatar que el equipo se encontraba en perfectas condiciones y que
“si el equipo era frenado a la velocidad en la que debería desplazarse en una
aproximación a un avión el mismo se detenía sin ningún inconveniente. Afirmó, entonces
que resultó fehacientemente acreditada la notoria mala conducta en cuanto fue el actor
que por su actuación negligente, quien provocó el accidente y los daños y perjuicios a
la aeronave y si bien se constató que no hubieron personas lesionadas, potencialmente
pudo darse, a lo que agrega que existieron daños materiales productos del impacto por
lo que no es admisible el argumento del actor en cuanto a que el hecho no implicó daño
alguno al avión de PLUNA. En definitiva, reconoció adeudar únicamente los salarios
correspondientes a los 14 días de marzo de 2008, la licencia no gozada y el salario
vacacional (fs. 79 a 94).

La recurrida señaló que habiendo la empleadora reconocido el despido, tenía la carga


de probar la excepción de notoria mala conducta alegada conforme a lo dispuesto por
el art. 10 de la Ley Nº 12.597 (fs. 165 vta.). Precisó el concepto de notoria mala conducta
(fs. 166 vta.) y analizó la prueba producida concluyendo que se acreditó plenamente la
existencia de los hechos que la empleadora le imputa al accionante como falta grave
(fs. 157), determinó que el hecho imputado y probado configura o encuadra en una
situación de notoria mala conducta, máxime teniendo en cuenta que el actor era
reincidente y que dada su instrucción y capacitación para la operativa que realizaba, no
era admisible su argumentación referida a que los frenos del vehículo no funcionaron
totalmente (fs. 166 vta.) y entendió que lo ocurrido en el caso en examen y dados los
antecedentes que surgen del legajo personal del trabajador, su conducta tiene el
carácter de indiscutiblemente mala, lo que es corroborado por los testimonios vertidos,
en especial por el Sr. Eduardo Sapelli, Gerente de Mantenimiento (fs. 126 y 168), por lo
que desestimó el reclamo de indemnización por despido común, especial , salarios
caídos y la cuota parte de aguinaldo, acogiendo en cambio la pretensión de salarios
impagos por 14 días de marzo de 2008, la licencia no gozada y el salario vacacional, con
la precisión de que el monto de ésta no es igual al de la licencia sino igual al líquido de
la licencia (fs. 168 y vta.).

II) La parte actora se agravia porque entiende que no se configuró notoria mala conducta
como eximente al pago del despido y el aguinaldo ya que para ello era necesario,
imprescindible que existiera intencionalidad de parte del trabajador, lo que no ocurrió
en el caso de autos donde no hubo intencionalidad alguna de su parte. Además, negó
haber actuado con deslealtad y mala fe hacia la empresa, cuestionando el testimonio
del Sr. Héctor Pérez, Jefe de personal de la empresa Candysur, así como la declaración
del Gerente de Mantenimiento Sr. Eduardo Sapelli. (fs. 171 a 173).

El Tribunal por unanimidad de votos de sus miembros naturales entiende que los
argumentos esgrimidos en los agravios articulados por la parte actora no logran
conmover las conclusiones a que arribara la sentencia definitiva de primer grado, la que
por ende será confirmada íntegramente.

En efecto, en primer lugar, contrariamente a lo sostenido por el recurrente, la doctrina


y la jurisprudencia laboral en ningún momento entienden ni sostienen que sea
imprescindible que exista intencionalidad, dolo por parte del empleador para que pueda
configurarse la eximente de la notoria mala conducta. Por el contrario, se entiende
pacíficamente que la notoria mala conducta también puede configurarse frente a
comportamientos culposos que signifiquen un incumplimiento del contrato de trabajo,
comportamiento culposo que se produzca en el desempeño de las tareas, en el lugar de
trabajo o en ocasión del mismo, que repercuten en él, afectando su consideración o su
reputación, de modo que redunde desfavorablemente para la empresa en la que se
desempeña.

Así lo ha expresado la jurisprudencia uruguaya citando la opinión del Dr. Santiago Pérez
del Castillo de que la notoria mala conducta es toda especie de comportamiento culposo
y desde luego intencional que apareja daño para el empleador o que de cualquier
manera perturba gravemente las condiciones de trabajo o lesione la reputación de la
empresa. No se refiere a hechos aislados sino sobre todo a una conducta general, pero
una sola falta de gran entidad puede dar motivo de mala conducta si –aún siendo un
trabajador intachable- esa sola falta desmejora de forma notable su conducta
promedial. La situación de hecho debe afectar directamente a la prestación de trabajo.
Esa conducta debe ser de tal gravedad que no puede subestimarse o pasarse por alto.

Ahora bien, en la medida en que se trata de una causal excepcional merece, para que
reciba amparo una prueba indubitable: si se plantean dudas, la cuestión debe
resolverse, como expresa el Dr. Plá Rodríguez, a favor del operario, dado que el no pago
de la indemnización por dicha causal es de carácter excepcional (sentencia de la Sala
Nº 208/2009 del 19/8/09 en ADJL 2009 caso 384 pág. 271 a 273, entre otras):

Por otra parte, la voluntariedad del hecho, del que pueda ser responsabilizado el
trabajador, según se ha expresado por ésta Sala en reiteradas sentencias, según cita del
recurrente (fs. 171 vta. in fine) no excluye el comportamiento culposo, por cuanto éstos
también son actos voluntarios pues quien actúa sin la falta del debido cuidado o
diligencia, quien no emplea en la gestión todos los cuidados, prudencia y precauciones
de un buen padre de familia, también está actuando voluntariamente.

Y finalmente, como bien lo precisó la recurrida (fs. 165 vta.) “el onus probandi” recae
sobre la parte demandada, empleadora conforme a lo que expresamente establece el
art. 10 de la Ley Nº 12.597: “Todo trabajador que fuera despedido por notoria mala
conducta, no tendrá derecho a la indemnización por despido”, pero como ello constituye
una situación excepcional, la norma también establece que “El empleador deberá
probar los hechos constitutivos de la notoria mala conducta. Y en el caso de autos, la
demandada cumplió con su carga probatoria de manera plena, convincente y sin dejar
a dudas razonables, como lo entiende el recurrente (fs. 172).

III) En efecto, en primer lugar, cabe señalar que quedó plenamente probado en autos
que el actor, trabajador con una importante antigüedad en la empresa (once años, según
lo destaca a fs. 172), tenía la experiencia y capacitación suficiente para la debida
utilización y manejo del vehículo que - portando la escalera para el ascenso y descenso
de pasajeros del avión de PLUNA - conducía al momento del incidente, del mismo modo
que también estaba debidamente instruido de todas las normas de seguridad y
reglamentos de seguridad sobre la forma de conducción y circulación del vehículo, que
además, estaba a su cargo.

Ello surge plenamente probado a través del documento de fs. 51 y de la totalidad de los
testimonios producidos en autos. Así lo expresó Oscar Marchand a fs. 120 y ss: “la tarea
implica ciertos riesgos, colocar una escalera y que el vehículo esté en condiciones para
el procedimiento y es un trabajo que requiere capacitación, que no cualquiera lo hace,
Barboza tenía la capacitación para hacerlo”. Alejandro Balerio a fs. 122 y ss. también
expresó: “Barboza era operador de rampa, no se cuantos años estuvo pero eran unos
cuantos, nos dan cursos de capacitación”; Héctor Pérez: “...todos los operadores
conocen los procedimientos y son entrenados en los mismos, en normas aprobadas,
normas de las compañías y en curso de capacitación se actualiza la
información...Barboza conoce el manual y las normas internas de seguridad y
reglamentación que establecen que cada funcionario es responsable de revisar los
equipos anteriormente en frenos, luces, si está incluido en los manuales, se da como
capacitación e instrucción e incluso en las descripciones de cargo de las categorías
laborales se detalla la responsabilidad que tienen los operadores sobre el estado de los
equipos además la capacitación está programada en el tiempo es rutinaria...nuestros
funcionarios son capacitados y re entrenados repetidamente...” (fs. 124). Eduardo
Sapelli: “los operadores deben cuidar los equipos, tienen carteles y cursos...todos los
cursos antes de usarse son responsables del equipo o maniobras y no pueden usar el
vehículo, si se paran antes es responsabilidad mía” (fs. 1236 y vta.). Luis Vizcaíno: “”si
lo tiene porque a él se le dieron cursos como se le han dado a todos los funcionarios y
los cursos de seguridad se le dan a todos los funcionarios que prestan servicios a los
aviones” (fs. 136 vta.).

En segundo lugar, quedó plenamente probado que como parte de esa instrucción el actor
conocía plenamente las normas de seguridad y reglamentación de circulación vigentes
en el A.I.C. (fs. 63 a 76), así como el Programa de mantenimiento para equipos de rampa
(fs. 21 a 43).

Pues bien, de esas normas surge claramente establecido en el Punto 2, literal A que:
“Usted (el operador) es responsable del vehículo o equipo que va a manejar, por lo que
antes de la primera utilización compruebe: si están operativas, luces, frenos, dirección,
bocina, zonas protegidas o acochadas, neumáticos, condición general” (fs. 64). El Literal
E agrega: “asegúrese que tanto sus zapatos como los pedales (freno, acelerador o
embriague) estén libres de aceite, combustible o toda sustancia que pueda provocar al
operario patine o resbale su pie del pedal”. (fs. 65). El punto 3 literal c dispone: “nunca
frene de golpe (a menos que sea imprescindible). Lo que debe hacerse es disminuir
gradualmente la velocidad. Y no esperar a último momento para detenerse” (fs. 65). En
el literal j se agrega: “en los equipos motorizados que se acerquen al avión se deberá
efectuar las siguientes pruebas del sistema de frenos: detención total antes de alcanzar
la zona “envolvente”, y deberá repetir esta verificación una vez dentro de la zona
“envolvente” y de completar la aproximación a la aeronave” (fs. 65), en tanto que el
literal K, dispone que “cuando se desplaza con un vehículo o equipo dentro de la zona
“envolvente” del avión su velocidad no podrá exceder a la de un peatón” (fs. 66).

En consecuencia, de acuerdo a ello, resulta claramente inadmisible lo argumentado por


el demandante a fs. 14 en el sentido de que “los frenos no funcionaron totalmente, lo
que determinó que al acercarme “tocara” al avión” de la empresa PLUNA.

De manera pues, que si la colisión se produjo ello obedeció pura y exclusivamente a la


culpa del operador de rampa, en este caso del actor, que no actuó con el cuidado y la
diligencia de un buen padre de familia para evitarlo. En suma, el embestimiento, el
golpe a la aeronave, sin dudas, se produjo por imprudencia, impericia o negligencia del
trabajador, lo que configura una falta grave que justifica la configuración de la eximente
de notoria mala conducta, teniendo en cuenta, además los antecedentes laborales del
actor que ya había protagonizado un incidente anterior con un avión de la empresa LAN
el día 13/5/2005 (fs. 61) y otro con uno de la empresa TAM el 29/8/08 (fs. 44) y además,
también había sido sancionado previamente por haber sido visto “en ocasión de
maltratar deliberadamente un equipo motorizado, acelerándolo en exceso mientras se
encontraba detenido, lo cual por su experiencia y entrenamiento sabe que es causa de
daños de costosa reparación” (fs. 58).

Y el hecho atribuido por la empresa demandada al actor, consistente en un incidente


que protagonizó el día 6 de marzo de 2008 “embistiendo con el vehículo con escalera
que manejaba a un avión de PLUNA produciendo daños a la aeronave” (fs. 80) surge
plenamente probado en autos a través de la prueba documental aportada (fs. 48 a 50,
53 y 54) y testimonial (fs. 120 y ss.), tal como lo expresa la recurrida a fs. 167. De dicha
prueba resulta probado además que se corroboró en el momento que, contrariamente a
lo afirmado por el actor, los frenos del vehículo funcionaban correctamente, por lo que
el accidente no pudo deberse a otra cosa que a la falta de los cuidados necesarios, a la
negligencia, impericia o violación de las normas sobre seguridad y circulación vigentes,
por parte del trabajador, en cuanto a la forma de operar el vehículo, velocidad, forma
de aproximación y forma de realizar las operaciones referidas a la maniobra de
acercamiento de la escalera motorizada a la aeronave.

La Sala ya ha señalado en pronunciamientos anteriores que la gravedad del hecho, que


justifica la gravedad de la sanción, también queda en evidencia cuando se advierte cómo
afecta un hecho como el probado en autos en el ambiente de trabajo (sent. 165/2009
del 24/6/09 en ADJL 2009 c. 389 pág. 271), en el que se puso en riesgo y quedaron o
pudieron quedar involucrados bienes de otras empresas así como las personas
(pasajeros) transportadas por aquellas, lo que claramente pudo haberse evitado si el
actor hubiera actuado como correspondía. Sin dudas, entonces, ante la peligrosidad de
la actividad y de la acción que provocó el hecho, se requería que el trabajador actuara
con el máximo de los cuidados, adoptando y aplicando todos sus conocimientos y
siguiendo todas las normas sobre seguridad y prevención, por lo que el descuido,
imprudencia o negligencia, aún mínimo o sin intencionalidad, determina la gravedad de
la falta, compartiéndose en tal sentido lo expresado por la recurrida a fs. 166 y vta.

Por otra parte, el testigo Alejandro Belerio manifestó: “yo ui cuando estaba el incidente,
escuché por radio cuando había pasado algo en el avión...supuestamente no frenó la
escalera al llegar al avión, yo eso no lo vi, creo que le hizo tres rayas al avión...Barboza
le dice que la escalera no le había frenado, yo lo que hice fue retirar la escalera y la
dejé en la posición perimetrala y ahí la dejé...a mi me frenó en ese momento, me frenó,
no se si pasó antes...en el momento que lo saco del avión y lo pongo a mi me frenó en
ese momento” (fs. 122 y vta.). Y Héctor Pérez afirmó: “la escalera fue revisada por
mantenimiento con posterioridad al incidente y no se encontraron desperfectos y
continuó operativa el resto del día sin dificultades” (fs. 123 vta.). También el testigo
Eduardo Sapelli expresó: “ese día el mismo vino en el equipo que había chocado el avión
y yo estaba en ese momento, a decir que no había frenado de él y delante de él y
supervisor se probaron los frenos y el equipo estaba operativo a la media hora y frenaron
bien...hay un procedimiento de probar frenos antes del avión y era una falta constante
en su personalidad...”.
Y si bien es cierto que estos tres testigos pueden ser sospechosos por ser dependientes
de la demandada, lo cierto es que sus testimonios fueron coincidentes en cuanto a que
los frenos funcionaban correctamente. Además tampoco resulta razonable que un
vehículo de éstas características, destinado a realizar una labor de la importancia y
riesgo que implica arrimar una escalera al avión, no parece creíble que los frenos
estuvieran en mal estado. Pero además, tal como se expresara, de acuerdo a las normas
de seguridad, era el propio operario el primer responsable de controlar que los frenos
funcionaran adecuadamente (Norma 2 “Precauciones antes de conducir”, literal A, fs.
64)

IV) En definitiva, entonces, la demandada sostuvo que la notoria mala conducta estuvo
constituida porque el actor protagonizó un grave incidente embistiendo a un avión de
PLUNA, siendo que además, registraba antecedentes disciplinarios (fs. 80).

La prueba de las varias sanciones anteriores surge plenamente acreditada de la


documentación adjunta de fs. 44 a 62.

El actor pretendió deslindar su responsabilidad en el hecho, atribuyéndolo al estado del


vehículo, pues sostuvo “que los frenos no funcionaron totalmente” (fs. 14). Sin embargo,
la demandada acreditó haber realizado un buen mantenimiento del equipo (fs. 21 y ss.
y fs. 52) y así lo declararon Alejandro Balerio a fs. 122, Héctor Pérez a fs. 123 vta. y
Eduardo Sapelli a fs. 126 y vta. Y además las propias normas de seguridad del A.I.C. de
las que el actor estaba en pleno conocimiento por su instrucción y capacitación le
atribuyen la responsabilidad primaria por el buen funcionamiento del vehículo o equipo
(Norma 2 “Precauciones antes de conducir”, literal A, fs. 64)

El encargado de rampa Balerio manifestó que fue inmediatamente al lugar y a él el


vehículo le frenó (fs. 122), lo mismo expresó Pérez, quien afirmó que el vehículo fue
probado y frenaba bien y el equipo continuó operativo (fs. 123 vta.). En tanto que
Eduardo Sapelli, gerente de mantenimiento calificó al actor como un trabajador
descuidado (fs. 126), reiterando que los frenos fueron probados y el quipo estaba
operativo (fs. 126 vta.).

El testigo Luis Vizcaíno, también sospechoso por cuanto manifestó que concurrió a
respaldar al actor (fs. 136), reconoció, de todos modos que: “yo estaba en el momento,
entró y se ve que se le fue un poco”, pretendiendo sostener que “de repente el freno
está largo” (fs. 135), reconociendo también que son los choferes quienes deben
comprobar el estado de los frenos y para eso deben hacer un par de paradas antes de
arrimarlo al avión, lo que es el procedimiento normal (fs. 136 vta.). De manera, pues,
que las propias declaraciones de éste testigo resultan contrarias a la postura del
accionante pues demuestran que hubo descuido, imprudencia o impericia pues si se
sabía que los frenos estaban largos o que existían problemas por la vejez de los
vehículos, necesariamente debió actuar en consecuencia, a lo que se suma lo que dice
a fs. 136 vta. en cuanto a la forma en que se debe proceder, cosa que indudablemente
no hizo el actor, pues en caso de haberlo hecho la colisión no se habría producido.

En definitiva, entonces, los agravios no son de recibo por cuanto la notoria mala
conducta alegada por la demandada ha sido debidamente acreditada, siendo el
trabajador con su comportamiento quien puede ser responsabilizado de poner en crisis
la relación de trabajo, haciendo imposible su continuidad por su actuar descuidado,
imprudente o negligente. Pues como dice Barbagelata por notoria mala conducta debe
entenderse “la que independientemente de toda otra consideración, pone en crisis la
relación de trabajo por culpa del trabajador. Esta crisis puede ser consecuencia de un
clima provocado por pequeñas faltas frecuentemente reiteradas o puede ocurrir de
golpe por la incursión de una falta de excepcional gravedad (Derecho del Trabajo, T. I,
pág. 366).

V) Se impondrán las costas a cargo de la parte demandada (art. 337 de la Ley Nº 16226),
no existiendo mérito para la imposición de condena en costos (arts. 56.1, 261 del C.G.P.
y 688 del C.Civil).

Por lo expuesto, los fundamentos expresados, las normas legales citadas y lo establecido
por los arts. 197, 198 y 344 del C.G.P. EL TRIBUNAL FALLA:

Confirmase la sentencia apelada

Costas a cargo de la parte demandada y sin especial condenación en costos.

Honorarios fictos: cinco bases de prestación y contribución.

Y oportunamente devuélvase a la sede de origen.

Dorisa P. Morales Martineza – María R. Rossi Albert – Julio A. Posada Xavier

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