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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA


SALA DE CASACIÓN LABORAL

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN


Magistrado Ponente

SL6738-2016
Radicación n.º 41715
Acta n.º 16

Bogotá, D.C., once (11) de mayo de dos mil dieciséis


(2016).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


ROSALBA ATEHORTÚA PARRA contra la sentencia del 29
de mayo de 2009, proferida por la Sala Laboral del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Bogotá, dentro del proceso
promovido por el recurrente contra la sociedad
HALLIBURTON LATIN AMERICA S.A.

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Radicación n.° 41715

I. ANTECEDENTES

Rosalba Atehortúa Parra llamó a juicio a la sociedad


HALLIBURTON LATIN AMÉRICA S.A., para que se declarara
la existencia de un contrato de trabajo, desde el 1º de enero
de 1997 hasta el 11 de abril de 2000, cuando fue despedida
sin que mediara justa causa. Como consecuencia de lo
anterior solicitó, que se impusieran condenas por concepto
de 21 descansos compensatorios, por valor de
$8.284.220.oo; el valor del arrendamiento de un vehículo, y
el costo de un conductor, tal cual quedó acordado con su
empleador; la suma de $394.486.70 diarios, desde el 12 de
abril de 2000, a título de indemnización moratoria; la
indexación de todas las sumas deducidas; lo que ultra y
extra petita resulte demostrado; y costas procesales.

En respaldo de lo pretendido, expuso que dentro de los


extremos temporales mencionados, prestó su servicio a la
demandada en varios altos cargos, como el de Directora de
Relaciones Comerciales de BRES, Gerente de Desarrollo de
Negocios, y Directora de Desarrollo de Negocios, entre otros;
que debido a la importancia de su cargo, la empresa le
autorizó el servicio de vehículo y conductor para el
desempeño de sus funciones, de lo cual hay constancia
documental, compromiso que no fue honrado por su
empleadora, quien a cambio, sufragaba el valor del
combustible y el parqueo del automotor de su propiedad, y
los días de restricción vehicular, le suministraba servicio de
taxi; que con autorización de distintos funcionarios de la

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Radicación nº.41715

compañía, laboró durante 21 domingos, que no le fueron


cancelados; que en el texto del contrato, «No se incluyó dentro
del salario integral pactado lo correspondiente al trabajo nocturno,
extraordinario o al dominical y festivo, por lo que el empleador debió
cancelar dichos conceptos al momento de finalizar la relación laboral».;

que no obstante la excepción que la normativa laboral


establece para los cargos de dirección y confianza, relativa a
la jornada máxima legal, no puede asumirse como eficaz
una renuncia al descanso compensatorio, al que todo
trabajador tiene derecho, en aras de proteger su salud; que
interrumpió la prescripción el 7 de abril de 2003.

El apoderado designado por la enjuiciada, se opuso a


la prosperidad de las pretensiones de condena, y en cuanto
a los fundamentos fácticos de la demanda, aceptó la
existencia de un contrato de trabajo a término fijo, que
posteriormente mutó a plazo indefinido, con un salario
integral inicial de $7.060.000.oo, y uno final de
$11.834.601.oo, así como la forma en que cesó el nexo
contractual. También, admitió el contenido de la cláusula
4ª de dicho documento, referente a la modalidad
retributiva, según la cual, «su remuneración además de retribuir el
salario ordinario, compensa de antemano el valor de las prestaciones,
recargos y beneficios, tales como primas legales, extralegales, auxilio

de cesantía y sus intereses, subsidios y suministros en especie». Negó

la jerarquía que la accionante procura darle a los puestos


de trabajo que ocupó, y advirtió que dentro de las políticas
de la empresa, la asignación de vehículos está restringida a
los cargos de gerente de división, que nunca ejerció la
demandante, y que, por el contrario, ante la solicitud que

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ésta elevó en ese sentido, se le informó que se le continuaría


reembolsando el valor de los gastos de transporte que
demandara su actividad. Aseveró que, a más de no existir
prueba de la labor que dice haber realizado la actora en
días domingos, el pacto sobre salario integral elimina
cualquier viabilidad de su reconocimiento. Catalogó de
apreciaciones jurídicas, lo comentado en la demanda,
relacionadas con el salario integral. Propuso las excepciones
de prescripción, inexistencia de las obligaciones, cobro de lo
no debido, pago, y compensación (folios 41 a 51).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Primero Laboral de Descongestión del


Circuito de Bogotá, al que le correspondió el trámite de la
primera instancia, mediante fallo del 28 de noviembre de
2008, declaró probada la excepción de inexistencia de las
obligaciones; y absolvió a la demandada, así mismo gravó
con costas a la promotora del litigio (folios 555 a 561).

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La confirmación de la sentencia de primera instancia,


ante la alzada formulada por la demandante, estuvo
precedida de las consideraciones que enseguida se
resumen.

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Para descartar cualquier posibilidad de éxito a la


insistencia de condena por compensatorios, el Tribunal
reprodujo las cláusulas 4ª, con su parágrafo, y 5ª del
contrato de trabajo suscrito por los litigantes, relativas al
pacto sobre salario integral, y la condición de funcionaria de
dirección, confianza y manejo de la demandante, por cuya
virtud, quedó excluida de la regulación sobre jornada
máxima legal, y anotó que, «De manera que por la forma de la
remuneración pactada entre las partes, salario integral, la ex
trabajadora no tiene derecho a los compensatorios reclamados pues
éstos se encuentran compensados de antemano dentro del salario, tal

como lo permite el artículo 18 de la ley 50 de 1990». Trascribió un

aparte de la sentencia CSJ SL, de 25 de abr. 2005, Rad


21396, y sobre el arriendo de vehículo y gastos de
conductor, expuso:

Al revisar el material probatorio recaudado se observa que si bien


es cierto que con los documentos visto[s] a folios 23 a 34 aparece[n]
unos cruces de correos entre personal de la sociedad demandada en
los que se menciona (sobre) la posibilidad de adquisición de un vehículo
a través de leasing u otro medio para ser adjudicado a la demandante
y en los testimonios rendidos por Víctor Julio Acevedo Castañeda, Noel
Rodríguez Puentes, Juan Antonio Contreras Ramírez (fls. 136 a 148) y
Alberto Barreto Arenas (fls. 418 a 425) hacen referencia sobre el hecho
de haberse tratado el tema de suministro de vehículo a la demandante,
propuesta que se debatió por parte de los directivos de la sociedad
enjuiciada, no lo es menos que los mismos mencionan haber tenido
conocimiento que tal circunstancia no se concretó, pero que a la
demandante le fueron suministrados gastos de transporte,
circunstancia que fue manifestada por la misma demandante en los
fundamentos fácticos de la demanda. Tampoco aparece [d]entro del
plenario prueba alguna que conduzca a la Sala a establecer la

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existencia de compromiso alguno entre las partes sobre el


arrendamiento del vehículo particular de la demandante, ni
reglamentación en la que se evidencie el derecho de un trabajador de la
sociedad demandada para reclamar la asignación o adjudicación de un
vehículo de acuerdo con las funciones desarrolladas dentro de la
empresa.

Así las cosas, al no existir prueba alguna, que permita siquiera


suponer la existencia de un contrato de arrendamiento de vehículo y
suministro de conductor a cargo de la sociedad demandada, como lo
pretende la demandante, ni mucho menos que la enjuiciada hubiera
dejado de reconocer y pagar a la demandante en desarrollo de sus
funciones, resulta imperativo confirmar la sentencia apelada.

Por último, sobre la indemnización moratoria, precisó


que como no resultó ninguna condena que haga aplicable la
referida sanción, como tampoco la indexación, se deberá
absolver a la demandada de esas pretensiones.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

El recurrente pretende que la Corte case totalmente la


sentencia del Tribunal, para que, en sede de instancia,
revoque la del a quo, y en su lugar, condene a la

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demandada, conforme a las pretensiones de la demanda


inicial.

Por la causal primera de casación formula dos cargos,


que fueron replicados oportunamente.

VI. CARGO PRIMERO

Por la vía indirecta, y en la modalidad de aplicación


indebida, denuncia la violación del Artículo 18 de la ley 50 de
1.990 y como consecuencia de ello no aplica los artículos 14, 25, 27 y
30 de la Ley 50 de 1.990, y los artículos 32 reformado por el artículo 1º
del Decreto 2351 de 1.965, 65 y 179 del Código Sustantivo del Trabajo,
este último antes de ser reformado por el artículo 26 de la Ley 789 de
2.002. Lo anterior como resultado de errores manifiestos de hecho que
cometió el Tribunal en la apreciación de las pruebas.

Señaló como errores evidentes de hecho en que


incurrió el Tribunal, los siguientes:

No dar por probado, estándolo, que en la Cláusula Cuarta del


contrato de trabajo celebrado entre las partes, dentro del salario
integral pactado por las mismas, no se incluyó el trabajo dominical o
festivo ni sus compensatorios.

No dar por probado, estándolo, que la demandante laboró días


domingos con plena autorización de sus superiores jerárquicos y que
éstos reconocieron y autorizaron el pago de los mismos».

En criterio del impugnante, el ad quem apreció con


error el contrato de trabajo, en particular su cláusula 4ª, y
dejó de valorar las siguientes pruebas: Los e-mail de 4, 7, y

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8 de abril de 2007, con su traducción oficial (folios 23 a 28),


y las declaraciones de Flaminio Bustos (folios 108 a 111),
Víctor Julio Acevedo (folios 136 a 140); Noel Rodríguez
(folios 142 a 143); Juan Antonio Contreras (folios 143 a
147); William Morris (folios 447 a 454); y Timothy Slattery
(folios 471 a 477).

En la demostración del cargo, dice que, no obstante en


el texto de la cláusula 4ª del contrato de trabajo se
discriminaron los elementos que, en virtud del acuerdo
sobre salario integral, se entendían compensados de
antemano, no se incluyeron los domingos y festivos
laborados, de suerte que el documento en mención no
puede tener una lectura diferente a que dicha labor no
forma parte de los conceptos que se estipularon como
integrantes del salario integral, con lo cual se infringió el
artículo 18 de la Ley 50 de 1990, que

Permite que las partes incluyan en el salario integral todas las


acreencias laborales, a excepción de las vacaciones, o que solamente
incluyan una o algunas de ellas, y reitero, en este caso es evidente que
no se incluyó el pago por labores en días domingos y festivos. En
resumen, las partes, haciendo uso de lo previsto en la ley, no
incluyeron los dominicales y los festivos dentro del salario integral
convenido.

Estima aplicables al caso presente, los apartes que


copió de la sentencia CSJ SL, 10 de agosto de 1998, Rad
10799. Señala que, muy seguramente, la consecuencia del
recién mentado desatino, es que el Tribunal omitió

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considerar el resto del material probatorio, con el cual,


asevera, se acredita que con autorización de su empleadora,
la actora frecuentemente laboró días domingos, de los
cuales, le fueron reconocidos 21 por parte de 3 de sus
superiores jerárquicos, y que su pago, también fue
autorizado. Sobre el punto, expuso:

- En e-mail del 7 de abril de 2.000, por medio del cual el señor


Manuel Palomo, último jefe que tuvo mi procurada y el cual ocupaba el
cargo de Director para Colombia, responde el de la demandante del 6
de abril de 2.000. En el dirigido por la accionante, ella le recuerda al
señor Palomo que <usted me había ofrecido cinco días libres en
marzo…> y en el del 7 de abril el señor Palomo le responde que
<Julian Cacua está dispuesto a revisar con usted las condiciones
aplicables para la terminación del empleo, además de los ‘días
compensatorios’>. (fl. 25). (El destacado en negrilla es mío).

- En el e-mail del 4 de abril de 2.000, también dirigido por el


señor Manuel Palomo a la accionante, manifiesta que: <…por favor
maneja con ellos directamente los trámites necesarios así como el
tema de días compensatorios que me mencionaste>. (fl. 24). (El
destacado en negrilla es mío).

- En e-mail del 8 de abril de 2.000, el señor William Morris, quien


fue Director para Colombia, le expresa a la demandante (desde África,
en donde se encontraba), que <Con respecto a sus días
compensatorios, no tengo ninguna documentación, por eso no puedo
responderle en forma precisa. Sin embargo, puedo certificar que
usted de hecho trabajó los fines de semana y días feriados de vez
en cuando. No se cuantos han sido compensados. En el período de
31 meses listado, hubiera sido típico que usted trabajara un día al
mes en un fin de semana o un día feriado. Presumiendo que Usted
recibió compensación por la mitad de estos días, una cifra de 16 días
es razonable y la apoyo> (fl 28). (El destacado en negrilla es mío).

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Tras comentar el resultado que, desde su perspectiva,


debe obtenerse del análisis de los testimonios de William
Morris y Timothy Slattery, manifiesta no desconocer el
carácter de prueba no calificada de este género probatorio,
empero, en este caso, aduce, tales versiones «revisten esa
dimensión probatoria», por tratarse de altos directivos de la

compañía que, además, tenían un amplio conocimiento de


los detalles de la contratación, así como de la ejecución de
la relación laboral, «lo que necesariamente lleva a apreciar que la
compañía demandada tenía pleno conocimiento de que tales días NO se

incluyeron en el salario integral pactado». Asegura, entonces, que:

Las pruebas mal apreciadas o dejadas de apreciar por el


Tribunal, analizadas en su conjunto, muestran que a la demandante
recurrente, se le autorizó a laborar dominicales y festivos y que se
autorizó el pago de 21 de ellos: dieciséis (16) por parte de William
Morris y cinco (5) por parte de Manuel Palomo. Asimismo, demuestran
que dentro del salario integral pactado con la actora NO se incluyeron
los días dominicales.

VII. RÉPLICA

Asevera que, a pesar de la aparente conformidad del


escrito presentado por la actora, la sustentación del recurso
extraordinario, no pasa de ser un alegato de instancia, que
se fundamenta en pasajes de la declaración de un testigo
sospechoso –esposo de la actora - que, además, no es
prueba calificada en casación. Aduce que es antitécnica la
formulación del primer cargo, en tanto, pacífico ha sido

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para la Corte, «que dentro de la violación de la ley por la vía


indirecta no es posible ni tampoco de recibo el concepto de aplicación
indebida; así las cosas, la vía indirecta sólo admite cuestionar la
sentencia por un error de hecho al haberse valorado las pruebas de

manera equivocada o habiendo dejado de apreciarlas»; que el ad

quem sí analizó la prueba testimonial, y que, de existir


algún yerro fáctico, de ninguna manera puede catalogarse
como evidente.

VIII. CONSIDERACIONES

La aplicación indebida de una norma de derecho


sustancial, es la natural y obvia consecuencia de la
comisión de un yerro fáctico por parte del juzgador; así lo
ha definido al jurisprudencia desde los tiempos del Tribunal
Supremo del Trabajo, no obstante que recientemente, se ha
admitido que un error de dicha naturaleza, puede conducir
a la inaplicación de la norma legal sustantiva. Se desestima,
en consecuencia, la glosa técnica elevada por la entidad
replicante.

Sin duda, el sentenciador de segundo grado dio una


desafortunada lectura a la cláusula 4ª del contrato de
trabajo que suscribieron las partes para regular su
vinculación. Así dice tal aparte del documento:

Con base en lo dispuesto por el Artículo 18 de la Ley 50 de 1990,


las partes han acordado que EL TRABAJADOR recibirá un salario
integral en la cuantía señalada en el encabezamiento de este
documento, es decir, que su remuneración además de retribuir el

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salario ordinario, compensa de antemano el valor de las prestaciones,


recargos y beneficios, tales como primas legales extralegales, auxilio de
cesantía y sus intereses, subsidios y suministros en especie.
PARAGRAFO: Cualquier otro beneficio que en dinero o en especie reciba
EL TRABAJADOR, se entenderá que forma parte del salario integral
que como contraprestación debe recibir EL TRABAJADOR de acuerdo al
presente contrato de trabajo.

El Tribunal entendió, conforme al texto anterior, que el


valor de la labor en días de descanso obligatorio, se
consideraba pagado o «compensado» anticipadamente por el
salario estipulado. Sin embargo, a juicio de la Sala, la
cláusula contractual no expresa, ni sugiere, que todo lo que
se cause a partir del trabajo desplegado por la trabajadora
en horario adicional o extraordinario, debe asumirse como
remunerado de antemano, toda vez que, en primer lugar,
esta especie remuneratoria no se enlistó taxativamente
dentro de los emolumentos allí detallados, ni tampoco,
puede considerarse al trabajo dominical como un simple
beneficio ó recargo, pues se trata simple y llanamente de
una contraprestación directa por el servicio prestado.
Además, si la inclusión de dicha cláusula está inspirada en
la preceptiva del artículo 18 de la Ley 50 de 1990, como
literalmente reza el comienzo de la misma, el hecho de que
tal regla de derecho enuncie como uno de los elementos que
puede incluirse como remunerado de antemano, el trabajo
dominical o festivo, no es indicativo de que así deba
colegirse en todos los casos, en la medida en que, en forma
por demás clara, la norma habla de que «valdrá la estipulación
escrita», lo que no puede significar nada diferente, a que tal

pago anticipado será válido, siempre que así se estipule en

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el contrato, lo que adquiere la connotación de irrebatible, si


se observa que al final del precepto legal se advierte la
posibilidad de colacionar como componente del salario
global, a excepción de las vacaciones, «(…) en general, las que se
incluyan en dicha estipulación».

Es así, además, porque si las partes optaron por


adoptar una lista de los componentes del salario integral, el
operador judicial no puede apartarse de lo consensuado por
los protagonistas de la relación laboral, para extender ese
listado, a los elementos que menciona la norma legal.

En consecuencia, el cargo es fundado, sin embargo


impróspero, por lo que pasa a verse:

Según el artículo 162 del Código Sustantivo del


Trabajo, los empleados que desempeñen cargos de
dirección, confianza, o manejo, están excluidos de la
jornada máxima legal, que por tratarse de una excepción a
la regla general contenida en el primer inciso del artículo
161 del mismo ordenamiento, cuyo plausible propósito es
proteger al trabajador en su salud, en la medida que le
garantiza un tiempo de prudente descanso, que además,
repercute en el mejor desempeño de sus labores, que se
hace más evidente con lo preceptuado en los artículos 21,
22 y 23 de la Ley 50 de 1990, y 165 a 167 del estatuto
sustantivo laboral, la interpretación que se impone al
mencionado artículo 162, tiene que ser restrictiva, en la
medida en que lo allí consagrado es una excepción, de

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suerte que, dentro de la expresión «jornada máxima legal de


trabajo», no puede entenderse incluido lo relativo al trabajo

en días dominicales y festivos, que si son trabajados


generan la obligación de pagar el tiempo durante el cual se
haya prestado el servicio, así se trate de un empleado de
dirección, confianza, o manejo.

Lo anterior es menos discutible, si se observa que los


temas relativos a la jornada máxima legal, y a los descansos
obligatorios, en el que está contenido el concerniente a los
domingos y festivos, es materia de regulación en títulos
diferentes del Código Sustantivo del Trabajo.

Resta verificar, si dentro del recaudo probatorio


existen suficientes elementos de juicio que den luces sobre
los domingos laborados por la señora ATEHORTÚA, dado
que, conforme lo disponen los artículos 177 del Código de
Procedimiento Civil, y 1757 del Código Civil, a la parte
actora le incumbe la carga de demostrar el supuesto fáctico
sobre el cual descansa su pretensión.

En la respuesta al hecho No. 10 de la demanda, la


sociedad convocada al proceso negó que la accionante
hubiera laborado durante los 21 domingos mencionados en
la demanda y que, además, el salario integral acordado,
impide el reconocimiento de los valores causados por el
servicio prestado en esos días.

Aunque en el mensaje enviado por Manuel Palomo a la


actora, copiado a Víctor Acevedo, y a Julián Cacua (fl. 24),

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se alude al tema de los compensatorios, obviamente tal


comentario es insuficiente para tener por acreditado que
ATEHORTÚA PARRA laboró durante los 21 domingos que
reclama.

Mediante el e-mail fechado el 7 de abril (fl. 25), que


produjo una dramática reacción de la accionante, el mismo
Manuel Palomo le ratifica que la decisión de cesar la
vinculación está tomada, por lo cual, «Julian Cacua está
dispuesto a revisar con usted las condiciones aplicables para la

terminación del empleo, además de los días compensatorios», ninguna

luz arroja sobre la información por la que se indaga, porque


no resulta razonable admitir que por el sólo hecho de que la
primera le haya reclamado en la misiva que generó la
respuesta, en parte transcrita, sobre 5 días de descanso
que le habían sido ofrecidos para que tomara un receso,
ante la respuesta brindada, se tenga que concluir que
aceptó adeudarle ese numero de compensatorios.

En la comunicación que William Morris remitió a


ROSALBA ATEHORTÚA, le informa que no tiene
documentación relacionada con los días compensatorios,
empero dice que, puede

Certificar que usted de hecho trabajó los fines de semana y días


feriados de vez en cuando. No sé cuantos de estos han sido
compensados. En el periodo de 31 meses listado, hubiera sido típico
que usted trabajara un día al mes en un fin de semana o un día
feriado. Presumiendo que usted recibió compensación por la mitad de
estos días, una cifra de 16 es razonable y la apoyo. Si tiene

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documentación para más días que eso, por favor, entréguela a las
personas encargadas del proceso.

Si bien es cierto, el remitente menciona que la actora


prestó sus servicios durante algunos fines de semana, no
menos exacto resulta afirmar que la razonabilidad que
aquél le atribuye a un número de 16 descansos
compensatorios, proviene de suposiciones y conjeturas
carentes de toda clase de respaldo científico, en tanto
reconoce que no posee documentación alguna sobre ese
tema.

Acerca de la prueba del trabajo en días de descanso


obligatorio, la línea jurisprudencial decantada por esta Sala
de la Corte ha sido reiterada y unívoca en el sentido de
exigir que cuando del reconocimiento de trabajo
suplementario y labor en días de descanso obligatorio se
trata, el requisito de mérito de tal pretensión consiste no
sólo en demostrar que efectivamente así sucedió, sino
además, y también con el carácter de preponderante, el
número de horas adicionales a la jornada máxima legal en
las que se prestó el servicio. Tal requerimiento es apenas
lógico que gravite sobre el trabajador, pues es a él a quien le
interesa probar esos supuestos fácticos, para que, a su vez,
pueda el juez fijar el monto de la condena.

Como se vislumbra de lo que viene dicho, el material


probatorio recolectado, no permite precisar con la exactitud
requerida cuántos y cuáles fueron los días domingo en los

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que la accionante desempeñó sus funciones al servicio de la


demandada, información necesaria, además, para
determinar cuáles quedaron cubiertos por la prescripción
propuesta por esta parte como excepción, toda vez que si
bien, su término fue interrumpido por reclamación
presentada el 7 de abril de 2003 (fls. 86 a 90), los derechos
exigibles antes del mismo día del año 2000, se extinguieron
por la consumación de dicho medio exceptivo.

No ayuda mucho en el propósito de esclarecer tal


asunto, la prueba testimonial recibida, en tanto, ninguna
de las personas que comparecieron a declarar precisó con
suficiencia la información requerida en aras de ordenar el
pago de los compensatorios eventualmente dejados de
solucionar por la enjuiciada. El declarante William Walter
Morris (fls. 447 a 454), alto ejecutivo de la compañía, es el
que mayor ilustración muestra acerca de los pormenores en
que se desarrolló la vinculación entre la demandante y la
empresa HALLIBURTON, e incluso dijo haber autorizado el
pago de 16 días compensatorios; empero, como ya se
expuso al estudiar el contenido del correo electrónico que
esta misma persona remitió a la actora, para efectos de
calcular el valor de estos 16 compensatorios, se erige como
obstáculo insuperable la imposibilidad de identificar el
salario que serviría de base para tal propósito, en tanto la
indeterminación de las fechas de esos 16 días domingos, y
los cambios en la remuneración de la accionante, no
permiten cumplir tal cometido.
IX. CARGO SEGUNDO

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También por la vía indirecta, esta vez por falta de


aplicación, sindica al Tribunal de trasgredir, «los artículos 1º,
13, 21, 32, subrogado por el artículo 1º del Decreto 2351 de 1.965, 37,
43, 55, 57 numeral 4, y 128 subrogado por el artículo 15 de la Ley 50
de 1.990 del Código Sustantivo del Trabajo».

Como errores manifiestos de hecho, enlista los


siguientes:

- No dar por probado, estándolo, que la sociedad demandada


adquirió con la demandante la obligación de proporcionarle el beneficio
extralegal de vehículo y conductor.

- No dar por probado, estándolo, que la demandada no le cumplió


a la demandante la obligación de proporcionarle el beneficio extralegal
de vehículo y conductor.

- No dar por probado, que está probado (sic) en el proceso, el


valor del vehículo y el conductor.

Arguye el recurrente, que el juez de la alzada apreció


erróneamente el e-mail fechado el 8 de abril de 2000 (folios
27 y 28); las comunicaciones internas de 23 de abril de
1998 (folios 29 y 30), y de 6 de junio del mismo año (folios
29 y 30); los testimonios de Víctor Julio Acevedo (folios 136
a 140), Noel Rodríguez (folios 142 y 143), Juan Antonio
Contreras (folios 143 a 147), y Alberto Barreto (folios 418 a
425); y la demanda inicial (folios 2 a 14), especialmente los
hechos 8 y 9, y las pretensiones f) declaratoria, y b)
condenatoria.

Así mismo, reprocha que haya dejado de valorar los


testimonios de William Morris (folios 447 a 454), Timothy

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Slattery (folios 471 a 477); y el contrato de trabajo (folios 18


y 19), en particular, el parágrafo de la cláusula 4ª.

En la demostración, reproduce el pasaje de la


sentencia gravada, relativo al tema del vehículo y el
conductor, y cataloga de contradictorio que, por un lado, se
tenga por probado «(…) que la demandada sí analizó lo relativo a
adquirir el vehículo para (…) el servicio de la demandante», y al

tiempo, niegue el reconocimiento deprecado, «porque esa


<circunstancia no se concretó> y porque no hay <prueba alguna, que
permita siquiera suponer la existencia de un contrato de arrendamiento
de vehículo y suministro de conductor a cargo de la sociedad

demandada, como lo pretenden la demandante…> (fl. 625)», con lo

cual desapercibe que, precisamente, en los hechos 8 y 9, y


la pretensión f) de la demanda, se pregona que la enjuiciada
nunca concretó la asignación de vehículo y conductor, como
se le había ofrecido; que, entonces, «el Tribunal efectivamente sí
obtuvo la prueba de que la demandada no asignó el vehículo, pero
inexplicablemente la apreció dándole un efecto totalmente contrario y

equivocado», y que, igualmente, es erróneo deducir la


inexistencia del beneficio extralegal, por la no celebración
de un contrato de arrendamiento sobre el vehículo de la
demandante, pues tal modalidad contractual, no está
sometida a solemnidad alguna. Reitera el error que, en su
entender, cometió el ad quem, al no tener por demostrado,
con las pruebas que dice haber tomado en cuenta, la
obligación de proporcionar vehículo y conductor a la
accionante, discurre así:
En la comunicación del 8 de abril de 2.000 del señor William
Morris, él expresa que <yo de hecho recuerdo que el uso de un auto y

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conductor de la compañía fue conversado y creo que fue autorizado>.


(fl. 28).

En el documento del 23 de abril de 1.998 se manifiesta:


<Asunto: Apoyo para conductor… 2) El señor Morris nos ha
instruido para encontrar una forma adecuada de apoyar a Rosalba…
>. (fl. 30). (El destacado es mío).

En el mismo documento del 23 de abril de 1.998 se lee: <El


costo de y conductor d/h para la compañía es aproximadamente
$2.100.000 (con horas extras y prestaciones). El auto más
gasolina y lavados cuesta $2.200.000> (fl. 30).

En la comunicación del 6 de junio de 1.998 aparece: <Dado que


el acuerdo con Rosalba era que la empresa le suministraría un
auto y un conductor…> (fl. 33).

Enseguida, centra su atención sobre el parágrafo de la


cláusula 4ª del contrato de trabajo, que transcribe, de
donde le resulta claro que las partes estaban en posibilidad
de pactar beneficios adicionales en dinero o en especie,
como en efecto acaeció con el suministro de vehículo y
conductor, pero que, aduce, en forma inexplicable no
apreció las versiones entregadas por William Morris y
Timothy Slattery que, en su concepto, y a pesar de no
tratarse de una prueba calificada, la condición de directivos
de la accionada y lo que sus dichos ponen en evidencia,
dejan al descubierto que a ATEHORTÚA PARRA se le
ofrecieron las pluricitadas prerrogativas, jamás cumplidas.

Que también yerra el fallador de segundo grado,


porque no se percata de que el suministro de gastos de

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Radicación nº.41715

transporte lo hizo la demandada, justamente para distraer


la responsabilidad de suministrar auto y conductor, lo cual,
asevera, «no satisface las obligaciones de la demandada en el sentido
de facilitarle a la actora el vehículo con conductor los casi tres y medio
años que duró la relación laboral».

Luego, se refirió a las declaraciones de los restantes


testigos, y manifestó que, de los elementos de juicio
allegados al plenario, fluye notorio el incumplimiento
empresarial sobre el punto que se debate, que no se
entiende superado por la concesión del servicio de taxi, en
días de restricción vehicular, y el suministro, en algunas
ocasiones, de combustible y estacionamiento para el
automotor de su propiedad. Finalmente, hace algunos
comentarios que denominó consideraciones de instancia, y
finaliza advirtiendo que, si aún el beneficio comentado no
tuviera carácter salarial, «la evidente mala fe demostrada por el
empleador en su incumplimiento, le impone la sanción moratoria (…)».

X. RÉPLICA

Insiste en la falta de técnica que exhibe el cargo, al


denunciar la indebida aplicación de la ley, como secuela de
la supuesta comisión de errores probatorios. Alega que lo
que la censura pretende es que la Corte actúe como fallador
de tercera instancia, en tanto, en su criterio, es claro que el
Tribunal no pretirió ninguna prueba, ni valoró con error
algunas de las incorporadas al plenario.

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Radicación nº.41715

XI. CONSIDERACIONES

A través del documento adosado al folio 28, William


Morris manifiesta a la actora: «Yo de hecho recuerdo que el uso de
un auto y conductor de la compañía fue conversado y creo que fue
autorizado».

En lo pertinente, en la comunicación remitida el 23 de


abril de 1998, Nelson Suárez informa a Ed Cowan, y
William Morris (fl. 30), que el primero les «ha instruido para
encontrar una forma adecuada de apoyar a Rosalba»; les sugiere

dos nombres para que ocupen esa posición, y les entera de


que «El costo de y conductor d/h para la compañía es de
aproximadamente $2.100.000 (con horas extras y prestaciones). El

auto más gasolina y lavados cuesta $2.200.000». Finalmente, les

agradece si tomaran una decisión «de comenzar el sistema el


primero de mayo».

En el documento de folios 33 y 34 se alude a que,

El acuerdo con Rosalba era que la empresa le suministraría un


auto y un conductor, no creo que ella aceptará que compremos el auto y
ella pague su conductor, porque lo que ella propone es que la empresa
se comprometa con un contrato de leasing para su auto y le autorice a
ella tener la opción de comprar el auto a final del contrato de leasing, y
así ella pagaría su conductor. Independientemente del acuerdo arriba,
la compra es mejor en comparación con el leasing.
En la misma fecha, quien recibió el anterior correo,
respondió:

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Radicación nº.41715

He recibido su evaluación de Leasing versus Compra del vehículo


para Rosalba. Verdaderamente no la entiendo. Se ve como si la mejor
opción todavía fuera comprar el vehículo (impacto positivo de $2623),
asignar el auto a Rosalba, y dejar que ella pague el conductor (ahorros
de$43k). ¿Eso es el único leasing que estamos considerando (se ve
como que si fuera bueno para uno, sería mejor para todos los autos)?.
¿Ha averiguado con Mark Levy para ver si B&R tiene la misma política
que HES sobre el leasing de vehículos (leasing para financiación no es
aceptable, leasing para operación lo es)?.

De la autenticidad de los documentos anteriores no


dudó el Tribunal, por el contrario, los registró como un
cruce de correos entre personal de la empresa accionada,
alusivos tan sólo a la posibilidad de adquirir un vehículo
para destinarlo a la demandante, que finalmente no se
concretó, inferencia que obtuvo de la lectura de las
declaraciones de Víctor Julio Acevedo, Noel Rodríguez, Juan
Antonio Contreras, y Alberto Barreto que, como es
suficientemente conocido, en principio, no son pruebas
calificadas para estructurar un error de hecho en casación.

Con todo, es claro para la Sala que no es descabellado


haber deducido de los documentos que se reprodujeron,
como lo hizo el ad quem, que la propuesta atinente al
suministro de un vehículo, con su conductor, para la
demandante, no se llegó a concretar, pues aún si se
asumieran como auténticos los correos electrónicos que se
copiaron, lo que se devela de su contenido es precisamente
que no hubo consenso entre el personal de mando de la
compañía, sobre los términos en que se accedería a tal
beneficio.

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Radicación nº.41715

Ahora bien, si se admitiera que, para este tema en


particular, el juez de la alzada dejó de valorar el parágrafo
de la cláusula 4ª del contrato de trabajo, pues su literalidad
no expresa ni sugiere un acuerdo en el sentido que propone
la censura, dado que se limita a establecer que «Cualquier otro
beneficio que en dinero o en especie reciba EL TRABAJADOR, se
entenderá que forma parte del salario integral que como
contraprestación debe recibir (…), de acuerdo con el presente contrato

de trabajo», en punto a la demostración del acuerdo en torno

al suministro de las prerrogativas por las que se indaga, de


ninguna manera puede entenderse dicho enunciado como
evidencia de tal pacto.

Para nutrir más de razones lo infructuoso en que


deviene la acusación, cumple acotar que, de ninguna
manera, es dable concluir que el supuesto incumplimiento
de la enjuiciada en la también supuesta entrega del
automotor a la actora, no puede traducirse en la obligación
de pagarle el valor del arrendamiento de su vehículo y «el
costo del conductor», como lo pretendió la accionante, pues no

se encuentra ninguna relación de causalidad entre aquél


eventual supuesto fáctico, y la consecuencia jurídica que se
le quiere atribuir.

En ese orden, el cargo no prospera.


Dado que el primer cargo resultó fundado, no se
imponen costas por el recurso extraordinario.

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XII. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA DE


JUSTICIA, SALA DE CASACIÓN LABORAL, administrando
justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,
NO CASA la sentencia de 29 de mayo de 2009, proferida
por la Sala Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, en el proceso ordinario de ROSALBA
ATEHORTÚA PARRA contra HALLIBURTON LATIN
AMERICA S.A.

Sin costas en casación.

Cópiese, notifíquese, publíquese y devuélvase al


Tribunal de origen.

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN


Presidente de Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

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FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

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