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Introducción
Uno de los objetivos centrales de esta materia es poder construir una mirada y un
enfoque desde el cual pensar las prácticas profesionales. Por eso, el programa de la
materia propone:
“Como primera materia del área de Prácticas, resulta fundamental la construcción de
una mirada reflexiva, compleja, comprehensiva, multidimensional y crítica sobre las
instituciones que se visiten y las prácticas socioeducativas que allí se desarrollan. Esto
será posible a partir de la reflexión sobre la mirada y la construcción de conocimiento
acerca de lo que se observa.
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Ficha de cátedra elaborada por Carles Ros Mas y Silvina Kurlat. Versión revisada, marzo
2019.
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En el presente archivo, así como en los demás documentos de la materia, tomamos la
decisión de utilizar el lenguaje inclusivo. Su propósito es adscribir a un uso no sexista del
lenguaje. Entendemos que permite visibilizar aquello que, de lo contrario, quedaría
invisibilizado: la diversidad sexual y la igualdad entre los diversos géneros.
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conocimiento. Posteriormente, presentaremos reflexiones acerca de la construcción de
la mirada desde los aportes conceptuales de diversos autores, procurando transmitir
qué quiere decir sostener una mirada compleja, multirreferencial, abierta a los sentidos
que aparecen, comprehensiva, reflexiva y crítica sobre lo que se observa. Finalmente,
presentaremos algunos aspectos a tener en cuenta en la preparación de las salidas a
campo, las visitas a los centros de prácticas y la elaboración de registros.
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Construir un enfoque para mirar la complejidad de las prácticas educativas no resulta
una tarea sencilla. Por lo tanto, continuaremos con algunas reflexiones en torno a la
construcción de conocimiento, la construcción de la mirada y el análisis de estos
espacios que se pone en juego a la hora de pensar el rol de lxs pedagogxs y
educadores sociales.
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Edgar Morin es un filósofo y sociólogo francés que se ha dedicado a estudiar en el campo de
la filosofía de las ciencias. Propone el paradigma de la complejidad como un modo diferente de
concebir la producción de conocimiento, enfrentándose al paradigma positivista.
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pueden aportar. En ese sentido, tanto Morin como después Jacques Ardoino4, hacen
una crítica de la fragmentación del saber en disciplinas que no dialogan entre sí al
acercarse al objeto de estudio. Ardoino considera por ejemplo, que todas las vertientes
de la educación (en tanto que realidad multidimensional) solamente pueden ser
abordadas trabajando de forma integrada desde diversas disciplinas (sociología,
psicología, pedagogía, historia, antropología, didáctica…), ya que cada una de ellas
mira una cara diferente del objeto y no ve las otras.
En eso consiste la mirada multirreferencial: propone una lectura plural de los objetos,
bajo diferentes ángulos y desde distintos sistemas de referencia que no pueden
reducirse unos en otros. Ardoino considera que las ciencias sociales y humanas, en su
búsqueda por ser consideradas ciencias del mismo nivel que las ciencias exactas, han
creído posible reducir de complejo a elemental, de opaco a transparente, su objeto de
estudio, que es la sociedad y el individuo. Y eso no es posible, ya que como un
organismo que se pretende diseccionar, si se separan sus partes, se eliminan los
vínculos entre ellas y se pierde la cualidad de la vida. Así, busca diferenciarse de una
mirada positivista que pretende recortar lo real, “develar” leyes o establecer relaciones
unicausales. Por el contrario, los aportes de las múltiples disciplinas permiten
complejizar la mirada sobre el objeto de estudio, reconociendo sus diversas facetas y
abriendo a la posibilidad de mirar las múltiples relaciones entre distintos fenómenos.
Morin, a su vez, propone el principio sistemático u organizativo: pensar a la vez los
elementos constitutivos y el todo, contraponiéndose al paradigma positivista que
separaba “las partes” para estudiar “el todo”. Según este autor, “el todo está en las
partes y las partes están en el todo”.
En ciencias sociales, además, no se puede pensar el investigador como alguien
externo y separado del objeto de estudio: la sociedad y los sujetos reaccionan al
proceso de construcción de conocimiento que opera sobre ellos. Además, es le
investigadorx el que construye el conocimiento y, por lo tanto, no puede quedar ajeno
a él. Es inevitable, desde esta perspectiva, que el sujeto le imprima un “sesgo” al
objeto de estudio: se reconoce que todos miramos desde una perspectiva, desde
ciertos saberes y supuestos previos5.
Es necesario ubicar al suceso en el contexto en el que se inscribe su significado. Se
trata de buscar las relaciones entre el suceso y los procesos sociales más amplios.
Todo fenómeno tiene relaciones recíprocas con el contexto (ni produce enteramente el
contexto ni es enteramente producto de él). Una modificación de una parte repercute
en el todo y una modificación en el todo repercute en las partes: según el principio
hologramático de Morin, el todo está inscripto en las partes y las partes en el todo.
Desde la psicología, pero con el mismo sentido, se ha dicho que “el contexto se hace
texto” en distintas escenas. Esto quiere decir que escenas particulares remiten a
procesos más complejos y a la vez, los producen.
Así como hay que pensar el contexto para el objeto de estudio, también hay que
pensarlo para la situación de investigación, ya que todo proceso de construcción de
conocimiento es producción sociohistórica. Desde este enfoque, se propone aceptar
los sentidos contradictorios y las complicaciones como inherentes a todo proceso de
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Pensador francés que ha estudiado la formación docente. El trabajo que aquí recuperamos
pretende aportar a una lectura plural de las situaciones educativas, realizada desde diversas
perspectivas de análisis. A este modo de construir conocimiento lo ha llamado análisis
multirreferencial. Para ampliar este concepto pueden leer el artículo “El análisis
multirreferencial” extraído de
http://publicaciones.anuies.mx/pdfs/revista/Revista87_S1A1ES.pdf
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Por esta razón les vamos a pedir que expliciten en un pequeño trabajo escrito cuáles son
esos supuestos o ideas previas con las que llegan al campo.
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conocimiento. Morin plantea la imposibilidad de separar las nociones contradictorias,
ya que la realidad es siempre heterogénea, contradictoria, paradójica.
En resumen:
Paradigma tradicional positivista Paradigma de la complejidad
El objeto a conocer es discreto, El conocimiento es complejo, se conoce al objeto
separable del contexto en el marco de una realidad que es compleja y
multidimensional
El conocimiento es una copia de la El conocimiento es una construcción que se
realidad realiza desde una determinada perspectiva, sin
que por ello tenga que perder rigurosidad. La
construcción de conocimiento implica reconocer
toda “reconstrucción” presente en ese proceso,
por lo tanto, jamás podría considerarse una copia
de la realidad.
El sujeto no debe “meterse” en el La relación sujeto-objeto es constitutiva del
conocimiento, que se concibe como conocimiento: por eso se analiza la implicación,
un “develamiento” de la realidad. los supuestos y la perspectiva desde la cual se
Separación sujeto-objeto. produce el conocimiento.
El objeto es exterior y precede al La realidad es cambiante, es contradictoria y
sujeto. Por lo tanto, se busca la heterogénea.
neutralidad.
Hay relaciones entre el objeto investigado y el
sujeto que investiga. El sujeto está ligado a esa
realidad y construye el objeto. No es posible una
mirada “desde afuera”.
Se reconoce la implicación y se trabaja sobre ella.
Se analiza y da cuenta de las condiciones de
producción de dicho conocimiento, que nunca son
neutrales. El análisis de la implicación es un
trabajo sobre el sujeto.
La neutralidad no es posible, pero sí la
rigurosidad, que se construye a partir de la
argumentación sobre lo que se dice.
Se hacen los mayores esfuerzos El conocimiento que se produce no es “objetivo”,
para la elaboración de un es riguroso para comprender la singularidad de un
conocimiento objetivo acontecimiento, pero siempre se produce desde
una perspectiva.
Se busca la elaboración de leyes En las ciencias sociales no es posible elaborar
generales leyes como en las ciencias exactas o naturales.
Por el contrario, se busca comprender el
significado de los fenómenos.
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Se busca explicar la realidad. El Se busca comprender la realidad, sus sentidos. El
conocimiento es más científico conocimiento se construye.
cuanto más se ajuste a la realidad.
El conocimiento es cada vez mayor, Reconoce que el conocimiento es inacabado. No
el proceso es acumulativo, cada vez busca explicaciones de validez general. No se
más cercano a la realidad. produce en términos acumulativos sino que es
fruto de un “espiral”, con avances, retrocesos,
contradicciones.
Cada disciplina se dedica al estudio Necesita de diversas perspectivas de análisis para
de un objeto específico. dar cuenta de la complejidad del objeto.
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En este sentido, pretendemos que ustedes puedan construir una mirada abierta a lo
que aparezca en las instituciones y que intente comprehender la complejidad de lo
que allí sucede. Para hacerlo, no existen “pasos” o “recetas” que debamos seguir,
sino que lo que se pone en juego es nuestra propia posición como sujetos sociales
que construyen conocimiento en esta etapa de la formación. Comprehender remite,
entonces, a los sentidos de contener, incluir, hacer lugar a la diversidad, a la
heterogeneidad y a la complejidad de los procesos sociales que tienen lugar.
Comprender remite a intentar entender por qué las situaciones son de una manera y
no de otra, intentando abandonar puntos de vista que prescriban o dicten desde afuera
lo que una práctica “debería ser”. No nos interesa “evaluar” las prácticas de otrxs, ni
marcar si están bien o mal o podrían hacerse de otras maneras, sino que buscamos
poder pensar sobre ellas a partir de diversos aportes conceptuales.
Las teorías y los conceptos no expresan ni traducen las prácticas, por el contrario,
“son” prácticas en sí mismas (Foucault, 1992). En esta instancia, entonces, los
diversos aportes conceptuales son entendidos como “caja de herramientas”, es decir
que su propósito es que “sirvan” y que “funcionen” para mirar un determinado aspecto
de la realidad, para pensarla, problematizarla, dar cuenta de sus heterogeneidades y
contradicciones.
En todo proceso de construcción de conocimiento se pone en juego una relación social
que genera efectos. A partir de esto, Pierre Bourdieu (2007) propone tomar conciencia
de estos efectos, ejerciendo la “reflexividad” necesaria para que la ciencia continúe
siendo una actividad autónoma y no al servicio de las políticas neoliberales.
Partimos de la certeza de que no existe “LA” verdad, sino que la misma es una
construcción discursiva. Desde una concepción instalada en el sentido común, la
“verdad” remitiría al estado de cosas tal como se nos presenta al pensamiento y
nuestra tarea, en tanto profesionales, sería la de encontrar el puente que nos
permitiría unir los conceptos con la realidad. .
Sin embargo, para mirar, incluso para “desocultar” la verdad se necesitan tres
elementos: un sujeto, un objeto y una luz. No hay mirada posible sin luz, ¿pero qué es
esa luz, en qué consiste? ¿quién la enciende y a dónde apunta? De este modo, la
mirada, lejos de representar inocuamente la realidad implica siempre asumir una
perspectiva, un recorte, un foco. No podemos mirarlo ni registrarlo todo, siempre
hay algo que se pierde y se nos escapa. La filosofía nos propone asumir una actitud
de extrañamiento en la mirada, intentando que recuperemos nuestra capacidad de
asombro, dejando de lado lo “ya sabido” y procurando construir una mirada que vaya
más allá de lo que ya se supone.
Miramos desde un recorte (poniendo un cierto foco en algunos aspectos y no en
otros), veremos una “foto” de la institución y de un proceso grupal, que se enmarca en
una historia más amplia y que además se encuentra profundamente imbrincado en un
territorio y en un tiempo histórico. Por eso creemos importante reflexionar sobre
nuestra propia mirada y pensar: ¿dónde ponemos el foco? ¿qué miramos? ¿qué no?
¿qué somos capaces de ver? ¿qué vieron los otros que yo no vi y viceversa? ¿qué
nos puede estar diciendo “lo que vemos” de “lo que no vemos? Por eso, será
fundamental elaborar un registro de lo que se observa y de los pensamientos que irán
construyendo para luego realizar un análisis.
Incluso, una vez que se construye un discurso acerca de lo que se mira, los sujetos
eligen ciertas palabras, conceptos o modos de nombrar que tampoco son neutrales.
Por lo tanto, todo discurso no solamente “representa” la realidad, sino que tiene
efectos en la misma: en tanto la nombran, le dan entidad, echan luz sobre algunos
aspectos e invisibilizan otros. Siempre existe una cierta distancia entre los dos
lenguajes: el de la mirada y el de la palabra. Por más que no podamos tener un saber
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total sobre la realidad, sí podemos hacer aproximaciones sucesivas a los objetos de
conocimiento (en nuestro caso, las instituciones y las prácticas socioeducativas). En
este marco, además, consideramos que la incertidumbre, la heterogeneidad y la
contradicción son propias de todo proceso social.
Para pensar cómo miramos es interesante considerar el concepto de IMPLICACIÓN
(Lapassade, 1980): cuando miramos, estamos atravesados por lo emocional, por
posiciones previas, por una posición política, no miramos desinteresadamente. La
implicación no es ni “buena” ni “mala”, desde la perspectiva que sostenemos la
aceptamos y se vuelve objeto de conocimiento. Reconocerla es dar cuenta que cada
sujeto mira desde un lugar, ninguno de nosotrxs es una hoja en blanco. La implicación
es activa y requiere ser analizada ya que allí se pone en juego nuestra historia, pero
también nuestra relación con la institución, con la demanda (“estoy en el marco de
prácticas y tengo que hacer un registro”), con la escritura, con la teoría, con mis
expectativas, con lo que considero que debe ser una “buena práctica”, etc.
Hay cuestiones que se verán y otras que no, dependiendo del punto de vista que se
asuma. También dependerá de la posición subjetiva de quién observa - a veces lo que
nos parece cotidiano y obvio puede resultar de lo más significativo. Por eso, a priori, se
intenta registrar todo lo que se pueda (aún sabiendo que no es “todo”).
En ese sentido es importante el concepto de encuadre para trabajar la mirada: mirar
desde un encuadre es “tomar en cuenta un conjunto de constantes que regulan,
contienen y dan forma a la marcha de todo lo que acontece en el campo de trabajo
profesional” (Nicastro, 2006), es un marco que sostiene nuestro trabajo. En él entran
en juego: la posición de cada uno en la escena de trabajo, los recursos, el espacio, el
tiempo, los propósitos, etc. Son reglas que enmarcan la situación y que nos proponen
un modo particular de pensar nuestra inserción en las instituciones.
¿Neutralidad?
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Ahora bien, cuando observamos para conocer, muchas veces lo hacemos con una
finalidad. ¿Observarán lo mismo unx pedagogx, unx arquitectx o unx bomberx al entrar
a una institución?
La observación, aquí, ya se nos plantea como una técnica metodológica de
recolección de datos que está especialmente planificada para llegar a un fin. Aquí es
donde es necesario explicitar los criterios desde donde vamos a realizarla, es decir,
nuestra posición epistemológica al respecto. No va a ser lo mismo cuando observen
para conocer una institución del campo de la Educación social que cuando estén
trabajando con un grupo y focalicen la atención en unx niñx para armar una estrategia
de intervención.
Esto da cuenta que la neutralidad es imposible. Tampoco esto quiere decir que
caigamos en el puro subjetivismo. El encuadre, precisamente, habilita a que se pueda
partir de un marco regulatorio que sirva de recaudo, logrando una distancia que
permita reconocer ciertos analizadores. El registro, por su parte, permite anclar
nuestros argumentos, mostrar cierta “evidencia empírica” que ponemos a dialogar con
otros.
Reconocemos que al mirar estamos atravesados por nuestra ideología, nuestras
concepciones políticas, nuestros ideales y creencias, convicciones y concepciones
sobre el mundo. También por nuestros cuerpos, que sienten.
Tomamos de Jackson (1999), de la mirada a partir de la cual construye “enseñanzas
implícitas”6, el valor que muchas veces tienen nuestras intuiciones, corazonadas,
sensaciones, confusiones y sospechas. Se trata de miradas que promueven el
acercamiento, la implicación del sujeto que observa con aquella situación observada.
Según Marta Souto (2006), se trata de descubrir y sentir en uno mismo las emociones
que circulan, los significados que se intercambian.
A su vez, nuestra presencia cambia radicalmente la escena. Es imposible realizar una
observación desde un lugar de exterioridad. Por eso, como cuestión ética y retomando
a Elsie Rockwell7 (1987), antropóloga e historiadora mexicana especialista en
investigación educativa, no vale negar que uno estuvo ahí: la idea es que ustedes
aparezcan en el registro, explicitando el propio punto de vista y también lo que van
pensando, sintiendo, elaborando. En el proceso de conocimiento, la elaboración del
sujeto es central.
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En esta obra el autor recopila y analiza una serie de escenas escolares para dar cuenta de lo
que allí se transmite implícitamente: un modo de posicionarse frente a las normas, el sentido de
lo correcto e incorrecto, cuestiones ligadas a los vínculos y la convivencia, etc.
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es social e histórica, se realiza desde una determinada perspectiva de análisis y desde
ciertos supuestos.
Un acercamiento a la vida cotidiana de las instituciones nos va a permitir comenzar a
comprehender en qué coordenadas se construyen esos “problemas” y proyectos que
convocan a la intervención de un conjunto de profesionales.
Elsie Rockwell (1995) propone la potencia de mirar lo cotidiano. Entiende que en el
estudio de la cotidianeidad de una institución se pueden comprender “todo tipo de
actividades que constituyen, desde cada sujeto particular, procesos significativos de
reproducción social y apropiación cultural.” Este concepto permite mirar los complejos
procesos constructivos que se desarrollan en las relaciones entre educadores y
sujetxs de la educación, situaciones de negociación y de apropiación, cuyo desenlace
no puede preverse de antemano. Conocer las instituciones desde esta perspectiva
requiere hacer uso de herramientas ligadas a la etnografía, modo de registro
propuesto por la Antropología.
La etnografía nos propone documentar lo cotidiano, lo oculto, lo inconsciente, que son
dimensiones habitualmente no documentadas de la realidad social. Laura Cerletti8
(2013) da cuenta de que la vida cotidiana no constituye una dimensión diferente (o por
fuera de) la historia, sino justamente es “el ‘centro’ del acaecer histórico”. La vida
cotidiana está impregnada de contenidos históricos y su análisis permite delimitar y
recuperar conjuntos heterogéneos de actividades articuladas por sujetos particulares.
De tal forma, este enfoque hace su aporte entendiendo la existencia cotidiana como
historia acumulada, lo que requiere que pensemos el presente en términos
historizados y relacionales. Es decir, reconstruyendo analíticamente las relaciones
existentes entre diversos procesos sociohistóricos y las acciones y significaciones
registradas en el presente, que son siempre llevadas a cabo (construidas, tensionadas,
disputadas) por lxs sujetos. Es así que estamos concibiendo a lxs sujetos como
protagonistas de los procesos sociales a través de su accionar cotidiano, y por tanto,
como conocedores prácticos e intérpretes polémicos de la realidad.
Lxs sujetos, entonces, no son entendidos como “individuxs aisladxs” sino en
“interacción/relación con otrxs”. Esto requiere reconocer que los seres humanos no
existen por fuera de las relaciones sociales y en todas sus acciones construyen
significados sobre lo que hacen. Esta recuperación del punto de vista de lxs sujetxs
(incluyendo sus prácticas) desde un enfoque relacional requiere a su vez un análisis
que lo vincule y lo tensione con las condiciones objetivas del contexto sociohistórico
del que forman parte, en su doble carácter de generador de limitaciones y
posibilidades.
A través de esta perspectiva, se busca que podamos ser capaces de ligar los sucesos
particulares con otros procesos de orden más general. Con esto pretendemos que
ustedes puedan acercarse a conocer la experiencia educativa que se desarrolla en las
instituciones en las que suceden los proyectos y actividades socioeducativas. Este
proceso de conocimiento tiene que ver con poder articular dos dimensiones:
-Comprehender la singularidad de cada espacio educativo: cada institución en
cada momento histórica es particular y está habitada por sujetxs que la hacen
cotidianamente. Considerarla, además en su tiempo y espacio singular supone
reconocer que cada institución es dinámica, heterogénea, contradictoria, que puede
cambiar a lo largo del tiempo y que existe allí una dimensión creativa, en tanto quienes
la habitan construyen prácticas y representaciones sobre ellas.
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Antropóloga, docente e investigadora del CONICET. Se ha centrado en indagar en las
relaciones entre las escuelas y las familias en contextos de desigualdad desde un enfoque
etnográfico.
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-Esto se articula con una dimensión más estructural e histórica. Cada institución
condensa, a su vez, sentidos construidos socialmente, ligados a procesos de orden
más general. Su inscripción da cuenta de atravesamientos contextuales y su relación
con determinados procesos históricos, sociales, culturales más amplios.
Entendemos, entonces, que en cada institución existen tramas de relaciones que van
configurando tejidos complejos de acciones y significados, que van mostrando huellas
de un presente, un pasado y proyecciones de un porvenir.
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Sandra Nicastro es Licenciada en Ciencias de la Educación de la UBA, y docente en la
Cátedra Análisis Institucional de la escuela en dicha carrera. Posee una amplia trayectoria en el
ámbito educativo. Es especialista en Pedagogía Institucional
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Marta Souto es doctora en Educación por la UBA, Licenciada y Profesora en Ciencias de la
Educación, se especializa en Didáctica y ha estudiado la complejidad de lo grupal.
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En esta línea, Nicastro nos convoca a ejercitar una “escucha osada”, lo que implica
dejar en suspenso las explicaciones habituales y abandonar nuestras propias certezas.
El desafío es intentar entender algo inédito en la palabra escuchada. Eso implica
también crear las condiciones necesarias para que la enunciación de la palabra sea
posible. Y la responsabilidad de asumir una ética del testimonio, con pie en la
responsabilidad y el respeto de escuchar.
Cada relato es vocero de lo que sucede en una organización, es un modo de contar y
contarse lo que allí sucede y para comprenderlo es necesario contemplar las
posiciones institucionales de los que están allí y las reglas situacionales del decir. Por
eso, la escucha tiene que considerar quién dice lo que dice, en qué momento e
intentar comprender por qué se dice.
Para esto es importante intentar dejar en suspenso los prejuicios, lo ya sabido, lo que
nos parece obvio, las explicaciones habituales. Escuchar es mucho más que oír,
escuchar está ligado a construir un acto de conocimiento. Se trata de intentar
acompañar al otro en su relato, comprender lo que nos quiere transmitir. Podemos
tomar el concepto de “escucha osada” para nuestro trabajo profesional: para pensar
coordenadas que habiliten la palabra en lugares donde parece que todo es un más de
lo mismo.
Esto nos abre algunas preguntas… ¿Qué voces se escuchan en las instituciones?
¿Cuánto solemos registrar la voz de los sujetos de la educación?
Las escuchas osadas ponen en riesgo lo que sabemos y sus límites, nos lleva a un
lugar del no saber. Nicastro marca algunas formas de mirar para poner una alerta o
para tomar como recurso:
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✓ También nos convoca a las miradas desde el intersticio: estas implican
reconocer lo que se dice fuera de los tiempos y espacios “formales”, cuando el
horario está acabando. Es un momento fecundo, donde pueden aparecer
fuertemente las contradicciones. Hay que ver si la mirada puede tolerar,
incorporar lo que es ambiguo.
Con todo esto, destacamos la potencia del registro. La mirada se forma, se entrena, se
trata de comenzar a construir una mirada atenta a las singularidades y a las
regularidades, una mirada crítica pero no juzgadora, una mirada que pueda
comprehender lo que sucede allí, una mirada abierta, que no vaya a confirmar lo que
ya se sabe… Mirada que nos lleva a descubrir lo insospechado.
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