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Tabla de contenidos
Presentación
Qué es el currículum
o Los sentidos de "currículum"
o Acerca de los contenidos
La selección de contenidos
o La secuenciación de contenidos
La organización de contenidos
Prentación
Muy frecuentemente, frente a su tarea, el docente se plantea una serie de cuestiones que van
a servirnos como apertura del tema que desarrollaremos en esta clase:
El currículum, concepto que iremos definiendo a lo largo de esta clase, es una realidad muy
bien asentada a través de comportamientos didácticos, políticos, administrativos,
económicos, etcétera, detrás de los que se encubren muchos supuestos, teorías parciales,
esquemas de realidad, creencias y valores que condicionan su teorización, así como la
organización dinámica de los conocimientos disponibles para una sociedad en un momento
determinado.
En muchos países las reformas educativas giran alrededor del currículum prescribiendo qué
contenidos deben ser enseñados, y con qué enfoques y metodologías de enseñanza y de
evaluación. Se trata, en realidad, de una construcción cultural organizadora de prácticas
educativas y no de un concepto abstracto.
Qué es el currículum
El problema del ideal pedagógico, es decir, el del hombre que ha de alcanzarse como resultado de la
acción pedagógica y de la influencia de los factores histórico-sociales, sobresale como la cuestión
decisiva que debe esclarecerse para dar sentido y orientación segura a la formación.
Cada época ha encarnado formas ideales en cuyo vértice más importante se encuentra el ideal de
hombre, la imagen del hombre concreto a que apunta la voluntad histórica de la comunidad.
Este ideal no es una entidad abstracta, ni en lo individual ni en lo colectivo; por el contrario, se nutre
de una realidad, de una sociedad determinada. Todas las sociedades, cualquiera sea su ideología,
construyen un ideal de hombre.
Todas las consideraciones antedichas han tratado de plasmarse en la construcción y el diseño del
currículum en los diferentes tiempos y espacios.
En efecto, las teorías sobre el currículum han evolucionado y cambiado, así como la práctica
curricular, porque las ideas acerca de qué debe contener el currículum no son universales, sino el
producto de la historia humana y social.
Desde el siglo XVIII, existen en relación con este tema dos posturas diferentes: una pretende centrar
el currículum en materias indispensables -definidas, organizadas y jerarquizadas- y la otra propone
hacer del sujeto de aprendizaje, de su experiencia, de sus necesidades y de sus motivaciones el
modelo sobre el que se establecerán la cantidad y la calidad de los contenidos que se han de
aprender.
El currículum alcanzó desarrollo conceptual en la primera mitad del siglo XX, impulsado por la
expansión de la escolaridad de masas, la economía a gran escala propia de las sociedades
industrializadas y las transformaciones políticas y sociales resultantes de esas dinámicas, así como
por el desarrollo de las disciplinas científicas.
La idea de una teoría del currículum nació en 1918, año en que Franklin Bobbit, considerado el
padre de la teoría curricular, formuló el primer tratado sobre el tema, al que llamó The Curriculum.
En esta obra, Bobbit sostuvo la existencia de dos escuelas antagonistas en el pensamiento educativo:
"Los que ven resultados puramente subjetivos, la mente enriquecida, las apreciaciones rápidas, las
sensibilidades refinadas, la disciplina, la cultura. Para ellos, el fin de la educación es la habilidad de
vivir, más que la habilidad de producir (...). Por otra parte, están los que sostienen que la educación
consiste en atender, primero y conscientemente, a la acción práctica eficiente en un mundo práctico
(...). En una época de eficiencia y economía, se buscará eliminar lo inútil (...)".
La esencia del planteo de este autor consiste en la búsqueda de una racionalización de la práctica
escolar tendiente al logro de resultados de aprendizaje por parte de los alumnos. Éstos, según
Bobbit, deben capacitarse para el desempeño efectivo de las actividades necesarias para la sociedad
en un momento dado. Es decir, la práctica tiene que estar gobernada por un orden que asegure
eficacia.
En la primera mitad del siglo XX, la pedagogía de John Dewey y la Nueva Escuela encuentran en
las necesidades y las experiencias infantiles la fuente del currículum y conceptualizan a éste como
aquello que abarca todo lo que sucede en la escuela. Al mismo tiempo, se conforma una "pedagogía
industrial" que abreva en las fuentes de la sociedad industrial y de masas, y encuadra el currículum
como una herramienta profesional.
La segunda mitad del siglo XX, aporta el enfoque disciplinar y la preocupación por los contenidos
con, sobre todo, las ideas de Jerome Bruner y lo que se ha dado en llamar "movimiento conceptual-
empirista"
Posteriormente, Philip Jackson y Michael Apple plantean un nuevo concepto: el currículum como
regulador social.
Como autores que se centran en los problemas de la práctica para desarrollar los modos curriculares,
se distinguen John Elliot, Lawrence Stenhouse y José Gimeno Sacristán. Stenhouse concibe el
currículum como una manera de comunicar los principios esenciales de un proyecto educativo de
forma tal que quede abierto a la crítica y pueda ser plasmado realmente en la práctica. Así entendido,
el currículum es un puente entre los principios y la práctica e impone revisar los vínculos existentes
entre estas dos dimensiones. Esta perspectiva difiere de la de los autores que intentan conseguir que
la practica se adecue a la teoría.
Hilda Taba, por su parte, parte de la idea de que la cultura y la sociedad brindan una guía para
determinar los objetivos y para la selección de los contenidos, y de que el currículum debe ser
construido de manera tal que represente una totalidad orgánica y no una estructura fragmentaria.
En la actualidad, César Coll plantea en Psicología y Currículum que, en cualquier contexto, las
intenciones educativas son siempre contenidos (input), resultados (output) y actividades.
Como se ve, no existe una única definición del término "currículum". Existen diversas definiciones
que reflejan los debates en torno del tema, así como la visión de un autor particular en un espacio y
un tiempo determinados. Por lo tanto, abordar este asunto supone tener en cuenta la diversidad de
tendencias, enfoques, paradigmas y concepciones existentes.
Es una construcción histórica y social, que debe ser estudiada y comprendida como tal.
Implica optar entre distintas parcelas de la realidad, es decir, supone una selección de la
cultura que se ofrecerá a las nuevas generaciones.
Sus fundamentos legitiman las prescripciones de la enseñanza, las cuales, a su vez, se fundan
en razones políticas, epistemológicas y profesionales.
El sustrato de pensamiento que le da sentido está conformado por las funciones de la escuela
y los docentes con respecto a la sociedad, los alumnos y el conocimiento.
Es estudiado por teorías íntimamente conectadas con otras de distintos niveles de complejidad
y grados de interdisciplinariedad, para integrar sus diversas dimensiones.
Las posiciones frente a él se agrupan en, por lo menos, dos grandes dimensiones:
El currículum prescripto
Es el que determina qué se debe enseñar. Se explica no solamente por el interés de controlar la
educación como aparato ideológico, sino también por la necesidad técnica de ordenar el sistema.
Así, lo prescripto no se conserva de manera estable a lo largo de los procesos curriculares, sino que
se especifica por medio de acciones transformadoras que contribuyen a definirlo. En efecto, el
currículum se juega en diferentes ámbitos -político, institucional y aúlico- y asume en cada uno de
ellos determinadas particularidades o especificaciones.
Estos ámbitos son diversos tanto entre sí como internamente, por lo que los procesos curriculares no
son unívocos para cada espacio y tiempo. Cada uno de esos ámbitos está dotado de una lógica
específica.
El currículum en acción
En este nivel, se aprecia lo que son en realidad las propuestas curriculares, ya que es en la práctica
cotidiana donde se teje la compleja trama de interacciones que constituyen el proceso de enseñanza
y aprendizaje.
El currículum realizado
Está constituido por las consecuencias o los efectos que producen los sistemas o métodos
pedagógicos en el aprendizaje.
El currículum evaluado
Este nivel está atravesado por los diferentes procedimientos de evaluación. Es el último nivel de
concreción. Maestros y profesores ponen de manifiesto sus valoraciones respecto del desempeño de
los alumnos y los alumnos perciben los criterios a través de los que su desempeño es valorado.
El currículum ausente
El currículum oculto
Se trata, en algún sentido, del producto del aspecto socializador de la acción escolar, por el que
aparecen ciertos contenidos, no específicos ni establecidos en ningún documento. El currículum
oculto se organiza y se relaciona con el currículum explícito en un vínculo mutuo. El currículum
oculto posee una parte organizada y una normalización, ya que tiene límites claros establecidos por
la sociedad. Sin embargo, no hay una determinación clara y establecida de sus contenidos: aunque se
los pueda deducir, no están explicitados en ningún lado.
Todo lo antedicho, nos lleva a observar que el desarrollo del currículum es un proceso que se
encuentra relacionado con instancias exteriores. El currículum está atravesado por los contextos en
los que desarrolla: las políticas educativas, los factores económicos, las condiciones iniciales de los
alumnos y su diversidad social, la situación laboral y profesional de los docentes, la cultura
institucional.
Se denomina "contenidos de la enseñanza" a todo lo que se enseña. Para recibir esta denominación,
el contenido debe ser pensado, seleccionado, organizado. Entre los contenidos se incluyen las
informaciones, los procedimientos, los valores y las actitudes.
Los contenidos dependen no sólo de lo que se enseña sino también de cómo, cuándo y cuánto se
enseña. Por otra parte, se definen también por las respuestas a las preguntas "para qué" y "por qué
enseñar".
Los contenidos designan, entonces, el conjunto de saberes, procesos, valores o formas culturales que
propician el desarrollo y la socialización de los alumnos. Esto tiene lugar, obviamente, en un
contexto social y cultural determinado.
El contenido va cambiando en la medida en que pasa por distintos momentos hasta su concreción en
el aula. Por eso debemos diferenciar, ante todo, el contenido a enseñar del contenido de la
enseñanza. El contenido a enseñar es aquello que las autoridades reconocidas como legítimas
determinan que debe ser presentado a los alumnos en las escuelas. El contenido de la enseñanza es
lo que efectivamente los docentes transmiten a sus estudiantes. El contenido es el objetivo de la
enseñanza, pero hay contenidos enseñados que no han sido explicitados como contenidos a enseñar.
Por ejemplo, al enseñar las características de la poesía del español García Lorca, puedo, a la vez,
transmitir mi aversión por la dictadura de Francisco Franco. Lo que se enseña no coincide
necesariamente con lo que se declara estar enseñando ni con lo que se dice que hay que enseñar. Por
eso, algunos autores sostienen que hay contenidos "ocultos", cuestiones que se enseñan o se
aprenden y que no han sido explicitadas como contenidos a enseñar.
Hoy es posible hablar de, por lo menos, cinco fuentes del currículum cuyo peso específico ha ido
variando a lo largo del desarrollo histórico de la práctica pedagógica:
Frente a la pregunta acerca de qué debe enseñar la escuela, Stenhouse (1984) plantea que
existe un cuerpo conceptual, metodológico y actitudinal ineludible. Los contenidos deben
ser pertinentes, en tanto significativos, en un momento histórico determinado, para la
sociedad en la cual se inscribe la escuela. A través de la transposición didáctica de los
patrones culturales se desarrollará la competencia intelectual general.
El sistema escolar parte del reconocimiento de que existen elementos culturales fuera de
él y de que algunos de éstos deben ser transmitidos de manera sistemática e intencional a
los alumnos. Esto ya supone una cierta selección.
El poder seleccionar qué y cuánto se enseña, cómo se enseña, a quién se enseña, quién
enseña y quién dice lo que se debe enseñar son cuestiones sobre las que toda sociedad
tiene conflictos.
En segundo lugar, el mensaje educacional siempre hace algo más que transmitir un
conocimiento o una técnica. Es siempre un mensaje político y moral que sirve para
enseñar a comportarse o a respetar las jerarquías, o para construir la propia identidad.
Para Zabalza, los caminos para efectuar la selección de contenidos son los siguientes:
Una vez seleccionados, los contenidos deben ser secuenciados, ya que el orden en el que se
presentan incide en los resultados del aprendizaje. Secuenciar contenidos es dar algunas respuestas
a cuestiones básicas:
La secuencia de contenidos puede ser simple o compleja. La secuencia simple, a su vez, puede
asumir diversas características:
Con alternativas: Contempla varias opciones Espiralada: Cada hélice de la espiral abarca y
para llegar a un resultado. enriquece los contenidos de la anterior.
Con retroactividad: Prevé saltos hacia delante Convergente: Un mismo contenido se trabaja
y hacia atrás para integrar, fijar y reasegurar desde distintos puntos de vista o planos de
las nuevas adquisiciones.. análisis.
La organización de contenidos
La organización de los contenidos por actividades e intereses sigue la tradición del movimiento de la
Escuela Nueva y se basa en el postulado de que las preferencias de los estudiantes deben ser la
base de la selección, la organización y la secuenciación de los contenidos. Desde esta perspectiva, la
escuela tiene que preocuparse por la vida actual de los alumnos, por sus intereses y sus deseos; por
lo tanto, su tarea es guiar y ayudar a los estudiantes a escoger las partes más satisfactorias e
interesantes de la vida como contenido para su actividad escolar.
La organización de los contenidos por temas o proyectos permite romper con la atomización de las
asignaturas, tomar en consideración los intereses de los alumnos y relacionar los contenidos por
áreas problemáticas. En vez de presentar a los alumnos los contenidos disciplinarios-científicos en
su desarrollo, se los estimula para que se internen en un proceso de indagación de temas o problemas
de debate social (contaminación, racismo, crisis de la ciudad, superpoblación), dando prioridad a los
nexos socialmente significativos como forma de reconstruir el conocimiento. Desde esta perspectiva,
se pueden tomar problemas cruzados por diferentes disciplinas científicas, para generar un planteo
disciplinario en relación con él. Este enfoque supone contar con un currículum que permita su
reconstrucción permanente.
La brevedad del recorrido efectuado a través de este tema rico y extenso nos obligó a dejar fuera
muchos aportes tanto o más importantes que los aquí puestos en juego. Esperamos que la lectura de
bibliografía permita ampliar el campo de las indagaciones y los cuestionamientos. Si esto es así, esta
clase habrá logrado el cometido que se propuso.