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administrativo II. Curso 20/21
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las disposiciones generales de rango inferior a la Ley y con los Decretos Legislativos
cuando excedan los límites de la delegación.
A) Ámbito inicial y su desarrollo.
Inicialmente se limitaba a determinados conflictos enumerados en las leyes de
creación del Consejo Real o de Estado y de los Consejos Provinciales, caracterizados por
ser conflictos de derechos y no de intereses. Se admitía un recurso de plena jurisdicción,
cuyo objeto era una pretensión sustantiva frente a la Admón., descartándose un recurso
de simple anulación contra cualesquiera actos administrativos irregulares. (Derecho
francés)
En el Derecho español, desde el principio se afirman como territorio Contencioso-
Administrativo unos conflictos en que se ventilan derechos y por ello con acceso a la
Jurisdicción Administrativa, mientras que sobre las cuestiones simplemente
“gubernativas” resuelve definitivamente la Admón.
En el Texto Articulado y Refundido de Régimen Local de 1955 se especifica: “El
recurso contencioso-administrativo será de dos clases: a) de plena jurisdicción, por lesión
de un derecho administrativo del reclamante; b) de anulación, por incompetencia, vicio
de forma o cualquier otra violación de leyes o disposiciones administrativas, siempre que
el recurrente tenga un interés directo en el asunto”.
En 1956, la Ley de 27 de diciembre, en la misma línea de progreso, estableció una
amplia cláusula general (“la JCA conocerá de las pretensiones que se deduzcan en
relación con los actos de la AAPP sujetos al Derecho administrativo y con las
disposiciones de categoría inferior a la ley”). Tanto la incompetencia, como el vicio de
forma, la desviación de poder o violación de ley, pueden servir de fundamento a las
pretensiones de anulación y a las de plena jurisdicción, y, en cualquiera de las hipótesis,
la sentencia estimatoria siempre contiene idéntico pronunciamiento básico: la declaración
de ilicitud del acto y, en su caso, su anulación. Sobre esta unidad sustancial, las diferencias
que pueden señalarse no son suficientes para configurar dos recursos autónomos, máxime
no siendo cualitativas, sino sólo de grado”.
La Ley del 56 introdujo el control de la discrecionalidad: “la discrecionalidad no
puede referirse a la totalidad de los elementos de un acto, a un acto en bloque, ni tiene su
origen en la inexistencia de normas, al supuesto de hecho, ni es un prius respecto de la
cuestión de fondo de legitimidad o ilegitimidad del acto. La discrecionalidad, por el
contrario, ha de referirse siempre a alguno o algunos de los elementos del acto, con lo que
es evidente la admisibilidad de la impugnación jurisdiccional en cuanto a los demás
elementos; la determinación de su existencia está vinculada al examen de la cuestión de
fondo, de tal modo que únicamente al juzgar acerca de la legitimidad del acto cabe
concluir sobre su discrecionalidad; y, en fin, ésta surge cuando el OJ atribuye a algún
órgano competencia para apreciar, en su supuesto dado, lo que sea de interés público”.
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votado en contra de tales actos y acuerdos, ni las Entidades de Derecho público que sean
dependientes o estén vinculadas al Estado, las CAA o las Entidades locales, respecto de
la actividad de la Admón. de la que dependan, salvo aquellas Administraciones a las que
por ley se haya dotado de un estatuto específico de autonomía, como a las Universidades.
Actualmente se han ampliado los supuestos de legitimación a la defensa del derecho
de igualdad de trato entre mujeres y hombres, que corresponde también a los sindicatos y
a las asociaciones legalmente constituidas cuyo fin primordial sea la defensa de la
igualdad de trato. Cuando los afectados sean una pluralidad de personas indeterminadas
o de difícil determinación, la legitimación para demandar en juicio la defensa de estos
intereses difusos corresponderá exclusivamente a los organismos públicos con
competencia en la materia, a los sindicatos más representativos y a las asociaciones de
ámbito estatal cuyo fin sea la igualdad de trato entre hombres y mujeres.
El art. 19 de la LJCA recoge que las AAPP y los particulares podrán interponer
recurso contencioso-administrativo contra las decisiones adoptadas por los órganos
administrativos a los que corresponde resolver los recursos especiales y las reclamaciones
en materia de contratación a que se refiere la legislación de Contratos del Sector Público
sin necesidad, en el primer caso, de declaración de lesividad.
6. Objeto del recurso.
El proceso Contencioso-Administrativo tiene siempre por objeto la actividad de una
Admón. (acto expreso o presunto, disposición general, una inactividad o una actuación
material constitutiva de vía de hecho).
A) Actividad enjuiciable y pretensiones en la impugnación de actos y reglamentos.
Se admite el recurso contra los actos expresos o presuntos que pongan fin a la vía
administrativa, sean definitivos o de trámite. Por acto de trámite se entiende los que
decidían directa o indirectamente el fondo del asunto o determinaban la imposibilidad de
continuar el procedimiento y los que producen indefensión o perjuicio irreparable a
derechos o intereses legítimos.
La impugnación de las disposiciones de carácter general puede ser directa o
indirecta de los actos que se produzcan en aplicación de las mismas. En todo caso, la falta
de impugnación directa de una disposición general o la desestimación del recurso que
frente a ella se hubiere interpuesto, no impide la impugnación de los actos de aplicación
invocando el mismo fundamento.
La cuestión de ilegalidad del reglamento es una cautela que trata de impedir que,
con motivo de la estimación de un recurso indirecto, órganos jurisdiccionales
incompetentes para conocer del recurso directo contra la disposición general anulen ésta
al margen de la distribución de competencias para conocer el recurso directo. Cuando un
Juez o Tribunal hubiere dictado sentencia anulatoria de un acto por considerar ilegal la
disposición general en que se funda, deberá plantear la cuestión de ilegalidad ante el
Tribunal competente para conocer un de recurso directo. Cuando el juez o Tribunal
competente para conocer de un recurso indirecto lo fuere también para conocer del
recurso directo contra la disposición, deberá, al mismo tiempo que desestimar o estimar
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Antes de cursar el recurso, puede solicitarse la ejecución del acto como una medida
cautelar positiva que el juez deberá otorgar, salvo que con ella se ocasione una
perturbación grave de los intereses generales o de tercero, lo que ponderará en forma
circunstanciada.
C) El recurso contra la vía de hecho.
Se entiende por vía de hecho aquellas actuaciones materiales de la Admón. que
carecen de la necesaria cobertura jurídica y lesionan derechos e intereses legítimos de
cualquier clase. La vía de hecho es el cauce adecuado para reaccionar contra la Admón.,
cuando priva o invade la propiedad o inquieta en la posesión de los bienes ajenos sin
seguir el procedimiento establecido, ordinariamente el expropiatorio. Estamos ante “una
acción declarativa y de condena, en cierto modo interdictal, a cuyo efecto no puede dejar
de relacionarse con las medidas cautelares”.
En la vía de hecho no es necesario preparar la acción siguiendo una previa fase
“gubernativa”, aunque potestativamente el interesado podrá formular un requerimiento a
la Admón. actuante, intimando la cesación de la actividad administrativa perturbadora. Si
dicha intimación no hubiera sido formulada o no fuere atendida dentro de los diez días
siguientes a la presentación del requerimiento, el interesado podrá deducir directamente
recurso Contencioso-Administrativo. El recurrente podrá pedir que se ordene el cese de
la actuación y que se acuerden las medidas necesarias para el restablecimiento de la
misma, así como la indemnización de daños y perjuicios.
La pretensión ejercitable en la vía de hecho puede ser alcanzada a través de una
medida cautelar solicitada antes de la interposición del recurso y que el juez deberá
conceder, salvo que cause perturbación grave de los intereses generales o de tercero.
D) El régimen de las pretensiones.
Las pretensiones del proceso contencioso son limitadoras de los poderes del juez,
acumulables, ampliables y cuantificables.
Limitadoras. El Juez puede provocar una clarificación de las posiciones de las
partes si al dictar sentencia estimare que la cuestión sometida a su conocimiento pudiera
no haber sido apreciada debidamente por las partes, por existir en apariencia otros
motivos susceptibles de fundar el recurso o la oposición. En tal caso, lo someterá a
aquéllas mediante providencia en que, sin prejuzgar el fallo definitivo, los expondrá y
concederá a los interesados un plazo común de diez días para que formulen las
alegaciones que estimen oportunas, con suspensión del plazo para pronunciar el fallo.
Acumulación de pretensión en un mismo acto. Es posible siempre que se deduzcan
en relación con un mismo acto, disposición o actuación. Lo serán también las que se
refieren a varios actos, disposiciones o actuaciones cuando unos sean reproducción,
confirmación o ejecución de otros o exista entre ellos cualquier otra conexión directa. El
actor podrá acumular en su demanda cuantas pretensiones reúnan los requisitos señalados,
pero si el LAJ no estimare pertinente la acumulación, dará cuenta la Tribunal, quien
ordenará a la parte que interponga por separado los recursos en el plazo de treinta días.
De no hacerlo, el Juez tendrá por caducado aquel recurso respecto del cual no se hubiere
dado cumplimiento a lo ordenado.
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