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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO

TEXTOS PARA ANÁLISIS LÉXICOS- SEMÁNTICOS


Práctica # 1 / Morfología y Sintaxis 1
Prof. Rita Díaz Blanco

Nombre: _____________________________________ Matrícula: ________________

1. TEXTO PARA IDENTIFICAR LOS VERBOS, SUSTANTIVOS Y ADJETIVOS

TEORÍA
El contacto físico no es solo agradable, es algo necesario. La investigación científica apoya la
teoría de que la estimulación temprana por el contacto físico es absolutamente necesaria para
nuestro bienestar físico y emocional.
El contacto terapéutico, reconocido como instrumento esencial para la curación, forma parte del
adiestramiento de las enfermeras, en la actualidad, en varios centros médicos de importancia. Se
lo emplea para aliviar el dolor, la depresión y la ansiedad; para acrecentar en los pacientes la
voluntad de vivir; para ayudar a los bebes prematuros (que se han visto privados de contacto en
sus incubadoras) a crecer y fortalecerse.
Con diversos experimentos se ha demostrado que el contacto físico:
- Nos hace ver con mejores ojos nuestra propia persona y nuestro ambiente.
- Tiene un efecto positivo en el desarrollo idiomático y en el coeficiente intelectual de los
niños.
- Provoca alteraciones fisiológicas mensurables en quien toca y en el tocado.
A penas comenzamos a comprender el poder que tiene el contacto físico.
Si bien hay muchas formas de tocar, sugerimos que el abrazo es una muy especial, y que
contribuye de un modo muy importante a la curación y la salud. Un abrazo hace que uno se
sienta bien todo el día.

(Sobre los abrazos y los abrazantes, Keating, Kathleen. 1996. Abrázame)


2. TEXTO PARA IDENTIFICAR DETERMINANTES, PREPOSICIONES Y
CONJUNCIONES

MACHU PICCHU, CIUDAD SAGRADA DE LOS INCAS


En 1911 un arqueólogo estadounidense, Hiram Bingham, de 38 años, descubrió Machu Picchu,
santuario inca situado en la región del alto Amazonas peruano. Hace unos días estuve allí. No
hay ningún otro vestigio de la Amerindia que se pueda comparar a la belleza fastuosa de ese
lugar pegado al cielo.
El imperio inca duró dos siglos (1300-1532), jefeado por una dinastía de doce incas, palabra que
significa rey o emperador, todos ellos venerados por sus súbditos como hijos del dios Sol.
Los conquistadores españoles, aunque numéricamente inferiores, lograron destruir, en el siglo
16, una de las más sofisticadas civilizaciones indígenas. Movidos por el ansia de oro y plata, que
para los incas sólo tenían valor ornamental, y por una óptica religiosa que juzgaba como idólatras
todas las creencias no católicas, los secuaces de Pizarro exterminaron a los incas. Se aseguraron
la victoria gracias a la superioridad de sus armas, como arcabuces y cañones, y a las dimensiones
internas de un reino dividido entre dos hermanos, Atahualpa y Huáscar. Si los españoles
hubieran llegado en 1450 la historia sería distinta.
Maravillados con el esplendor de Cuzco, capital del imperio inca, la más populosa ciudad de la
Amerindia, los conquistadores se entrevistaron con los sobrevivientes del holocausto indígena
(que sacrificó en todo el Continente, sólo en el primer siglo después del desembarco de Colón,
cerca de 25 millones de nativos). Ni siquiera los ancianos mayores de noventa años hicieron
ninguna mención de Machu Picchu.
Se supone que apenas un selecto grupo de la nobleza inca tenía conocimiento de la existencia de
la ciudad sagrada, toda de granito, madera y fibras vegetales, erguida a 2.350 metros de altitud,
en el ápice de un conjunto de escarpadas montañas de extraordinaria exuberancia, en la más
inaccesible región de los Andes. Edificada posiblemente a mediados del siglo 15 para servir de
refugio a la nobleza inca, amenazada por tribus amazónicas, Machu Picchu albergaba a nobles,
científicos (astrónomos, botánicos, médicos, etc.), sacerdotes y vírgenes consagradas al Sol. Allí
vivió, con certeza, Tupac Amaru, el último emperador inca, asesinado por los españoles en 1572.
En todo el reino, que se extendía desde el Ecuador hasta Chile, las más hermosas niñas de 8 y 9
años eran recluidas perpetuamente, dedicadas a confeccionar vestidos y utensilios domésticos.
Algunas, después de los 16 años, eran desposadas por nobles o añadidas al harén de concubinas
del emperador. Otras sacrificadas al dios Sol en ceremonias religiosas. Y un tercer grupo
permanecía toda su vida apartado de la convivencia social. Es posible que Machu Picchu haya
sido, sobre todo, un santuario de vírgenes; y que, no habiendo dejado descendientes, se haya
difuminado en los siglos posteriores la memoria de su existencia.
Impresiona en la ciudad-santuario la perfecta armonía entre la obra humana y la naturaleza. Los
incas consideraban los accidentes geográficos entidades vivas y tenían un agudo sentido del
equilibrio ecológico. Poseían avanzados conocimientos astronómicos, comprobados por la
localización y arquitectura de los templos de Pachu Picchu, cuyas ventanas señalan con precisión
los cambios de estaciones. La agricultura se hacía en terrazas simétricas siguiendo la curvatura
de las montañas y por allí, todavía hoy, habitan las llamas, animales usados para el transporte de
carga y que proveen de lana y cuero.
Entre los documentos que atestiguan la historia del imperio inca destacan los “Comentarios
reales”, de Garcilaso de la Vega (1539-1616), hijo de un capitán español y una princesa inca.
Nacido en Cuzco, nos ha dejado un estupendo resumen de los relatos oídos y recogidos acerca de
la saga inca. E Hiram Bingham escribió “La ciudad perdida de los incas”, en la cual relata cómo
descubrió Machu Picchu.
El acceso a la ciudad sólo es posible a pie, por el sendero de los incas (cuatro días de camino
desde Cuzco hasta allá) o por ferrocarril, controlado por la Perurail, cedida a los ingleses durante
cuarenta años. El viaje por tren, lento, lleva cuatro horas, eso si los pasajeros tienen más suerte
que yo y no se encuentran con un piquete de peruanos que, como protesta contra la concesión
dada a los ingleses, exigen también el derecho de explotar vías alternativas, como la apertura de
una carretera a través de los desfiladeros andinos.
Si alguna vez existió la utopía evocada por Tomás Moro, Campanella y Marx, de una sociedad
en la que todos tenían sus derechos plenamente asegurados, sin duda ésa sería Machu Picchu.
Allí se trabajaba para beneficio común, sin que hubiera salario ni pobreza. Y cuando los incas
miraban el esplendor de aquellas majestuosas montañas, con sus escarpadas laderas y profundos
desfiladeros, divisaban algo más que la belleza natural: veían allí a la Pacha Mama, la Madre
Tierra, de cuyo seno extraían vida y a la que daban culto. (Traducción de J.L.Burguet)
(Frei Betto 20/11/2006) Escritor, autor de “Sinfonía universal. La cosmovisión de Teilhard de
Chardin”, entre otros libros. http://www.alainet.org/es/active/14622

3. TEXTO PARA IDENTIFICAR LOS ADVERBIOS Y PRONOMBRES


EL TERCER GÉNERO
EL TERCER GÉNERO quiere mejorar la vida de personas cuya inclinación sexual no coincide,
ni tiene por qué, con lo que los demás interpretamos. El nombre del plan, el tercer género, se
elige y se prefiere al tercer sexo por respeto a la pluralidad y riqueza de la sexualidad: hay tantas
sexualidades como personas o gustos. Se elige género, y no sexo, por lo establecido y aceptado
que está el sintagma (incluso en sus más dudosas combinaciones, como en violencia ‘de
género’). Género, pero no gramatical ni neutro frente a masculino y femenino.

GAY, NO GEY. La palabra gay viene de la comunidad jipi de San Francisco que quiso ver en
gay, alegre, el acrónimo de good as you, tan bueno como tú (se entiende, heterosexual). El
lexicógrafo Arturo del Hoyo documenta la palabra gay en España en la revista Interviú del año
1976 y la Academia la tiene admitida desde 2001: gay. Perteneciente o relativo a la
homosexualidad; hombre homosexual. Curiosamente, el Diccionario no da la etimología.
¿Pronunciaremos gay o [gey]? Apuesten por la a. Decir gay corresponde mejor con la escritura y
–hay que decir– con la etimología. Gay es de esas palabras romances de efecto búmeran que
desde el inglés nos vuelven fonetizadas o algo cambiadas pero que estaban en el idioma desde
siempre (como nos viene ahora pack, de paca, paquete o empacar). Busquen gayo o gaya, con y
griega y verán: alegre, vistoso, del provenzal gai, y este del latín gaudium: contento, gozo,
alegría, placer de los sentidos. Busquen gaya ciencia o gaya doctrina y verán que así se llamaba,
por asociación con el adorno y ceremonia, el arte de versificar, el arte de la poesía.

HOMOSEXUAL INCLUYE LESBIANA. Salvo si hablamos de la cultura lesbiana o lésbica (de


sólo mujeres homosexuales), lo mejor y más rápido será desposeer a la palabra homosexual de la
connotación negativa que históricamente ha tenido y aplicarla por igual a unos y a otras:
personas con inclinaciones sexuales hacia personas de su mismo sexo. En estos tiempos de
desdobles descomunales, homosexual, sustantivo o adjetivo, debe bastar como genérico y
ahorrarnos el penoso “gays y lesbianas” y el absurdo “homosexuales y lesbianas”, como si una
palabra no incluyera a la otra.

HAY QUE PACTAR UN LENGUAJE, hay que salir del tabú, del mal gusto y del eufemismo.
Porque la malicia no ha de parar. La malicia ha viciado verbos transitivos como meter o tirar,
que los hablantes sustituyen por entrar o caer, intransitivos: éntrate el banco o ha caído a la
hermana. En América y aquí, coger, tomar, pillar, son acciones muy comunes que han quedado
contaminadas. (La palabra América también quedó contaminada.) Como el problema está en los
significados, hacerle el juego al eufemismo es contaminar para mañana el significante que se use
hoy, y será el cuento de nunca acabar. Hay quien se queda tan a gusto diciendo pene, sin caer en
la cuenta de que está diciendo pluma o pincel (inglés pen) para al final volver a lo mismo, latín
penis: cola o rabo. Quien dice vagina, dice legumbre, vaina vegetal, doblete culto de judía verde
o habichuela. Así entendidas estas etimologías, ¿se representa la imaginación lo que dicen? La
única solución para que cursis, tímidos y enredadores no nos tomen el pelo, es pactar con nuestro
propio lenguaje, y decir con Góngora: hable yo inteligente y entiéndame la gente.

ARMARIOS, LOS DE LA ROPA. Es inadmisible, ni como gracia, que la mayoría pida pruebas
o aduanas, armarios más o menos, por donde salgan los mariquitas. Tiene sentido saber que
Lorca fue homosexual si es que eso me ayuda a entender a Yerma o a Bernarda Alba. Pero ¿qué
sentido tiene que quien no es nadie ni famoso tenga que hacer públicas sus preferencias, sus
gustos y disgustos sexuales? Bastante es que con armario o sin armario, con orilla o con acera, la
homosexualidad soporte ser la otra realidad, la realidad marcada, como ser zurdo es la otra
realidad frente a la mayoría diestra, y la silla de ruedas frente a las dos piernas.

LA LA LÁ. Artículos determinantes delante de nombres propios de mujer, cuidado con ellos. Mi
vicepresidenta es Fernández de la Vega, no la Fernández de la Vega. La vida es compleja pero en
lo académico y oficial lo tenemos más fácil: con evitar o prohibir nombres propios no
consensuados, tenemos bastante. Bastante si periódicos y medios, sobre todo la televisión, se
impusieran un libro de estilo de obligado cumplimiento, esa ley de defensa del idioma y de las
buenas prácticas lingüísticas.

[Daniel Lebrato: El woman, enero de 2007. Adaptación]

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