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SERGE LEBOVICI
FRANCOISE WEIL-HALPERN
El pasado
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* Este término es así utilizado habitualmente. También puede decirse algo así como “ca-
pacidad de contención”, capacidad para dar acomodo y respuesta a las necesidades. [T.]
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él, la madre es, a la vez, un objeto de la realidad y del mundo de las repre-
sentaciones. Este holding y esta manipulación, dentro de un ambiente de
juego, no impiden que la madre constantemente viva y/o exprese su ambiva-
lencia: el inquieto bebé debe aprender a sobrevivir y a separarse de su
madre gracias a un área “yo-no yo”, que es un área de juego y de cultura. Así
es como constituye su sentimiento de estar continuamente vivo y como orga-
niza eso que Winnicott denomina su “self”.
Por su parte, los psicoanalistas kleinianos piensan que para el recién na-
cido no existe diferencia entre el objeto psicológico de la realidad y los fan-
tasmas que lo representan: las representaciones mentales existen entonces
de entrada; el bebé quiere apropiarse de su madre, a quien no posee y quien
se vuelve mala porque no le pertenece a él o porque le pertenece a su padre.
Es buena madre cuando puede incorporarla como un buen alimento, pero se
convierte en seno malo porque su envidia lo ha dañado. Estos fantasmas de
buena y mala madre son el origen de pensamientos violentos y constante-
mente proyectados en la representación materna, tal como se observa en los
problemas mentales de naturaleza persecutoria o depresiva. Supuestamente
la existencia de estos fantasmas se reencuentra en los juegos de los niños y
los fantasmas de los adultos seriamente dañados. Queda por demostrarse,
que estas producciones arcaicas se organicen en secuencias genéticas. Sin
embargo, los sucesores de Melanie Klein han ido más allá en sus descripcio-
nes metafóricas. Para dar un ejemplo, Bion describe la capacidad de en-
ensoñación de la madre como una capacidad para desintoxicar a su bebé de
sus violencias fantasmáticas [2]. Tales producciones, se adivina, sólo se
ponen en evidencia en las curas psicoanalíticas y no se manifiestan en la ob-
servación del bebé con sus compañeros de crianza.
El apego humano no está lejos del instinto de agarrarse descrito por Imre
Hermann [10], representante de la escuela húngara de psicoanálisis, quien
considera este instinto como la expresión del amor primario y oceánico de los
primeros tiempos de la vida humana,
Conviene que los retardos del desarrollo psicomotor sean seguidos de diver-
sas pruebas. En Francia hace mucho que se emplean las pruebas de Gesell y
también las de Brunet y Lézine. Estudiaremos aquí estas escalas de medi-
ción del desarrollo.
Pero el estudio del desarrollo cognoscitivo o cognitivo pertenece más bien
a los psicólogos genetistas entre quienes se han hecho ilustres W.T. Preyer,
Charlotte Biihler, y luego H. Wallon y J. Piaget. Wallon describe la evolu-
¿POR QUÉ LA PSICOPATOLOGÍA DEL BEBÉ? 15
ción del desarrollo del bebé muy pequeño con base en los modos de evolución
del funcionamiento neurocerebral. Piaget ha trabajado desde hace mucho
con el método empírico para verificar en los bebés sus tesis sobre la operacio-
nalidad de la inteligencia que es, en principio, sensomotriz.
Durante la última parte de su vida, Piaget intentó construir una episte-
mología genética sostenida por la lógica formal. Así, al mismo tiempo que su
teoría habría de suscitar fuertes controversias, abría la vía para nuevas pers-
pectivas cognitivistas o anticonstructivistas, aquellas que estudiaban la cog-
nición y el funcionamiento modular de la inteligencia. Se comprende que
para este nuevo enfoque, la descripción de las capacidades precoces se basa,
a la vez, en perspectivas genéticas y en los descubrimientos efectuados en el
dominio de las neurociencias. Estas últimas ofrecían la posibilidad de vincu-
lar directamente el comportamiento con el funcionamiento cerebral en su in-
timidad molecular, y parecían permitir la construcción de un puente entre el
funcionamiento sináptico y sus modificaciones, en particular la reducción del
número y la especialización de las conexiones, por una parte, y el comporta-
miento y el desarrollo de las modalidades cognoscitivas, por la otra [5]. Estos
trabajos permitieron comprender, en cierta medida, las relaciones entre el
desarrollo cognoscitivo y la organización propia del sistema nervioso.
El descubrimiento de malfuncionamientos cognoscitivos, en ciertos pro-
blemas mentales de los bebés muy pequeños, ha reforzado el interés por la
neuropsicología y la práctica de la neuropediatría. Esta última se opone a
veces al enfoque psicodinámico de los problemas en bebés muy pequeños.
Pero, como veremos, el descubrimiento de un problema cognoscitivo en apa-
riencia específico, como algunos lo pretenden a propósito del autismo infantil
precoz de Léo Kanner, no debe, en absoluto, dejar de lado el estudio de estas
consecuencias sobre la evolución de las interacciones y sobre la evolución del
estado de cada uno de los participantes en estas interacciones. Para retomar
el ejemplo del autismo, se dice que el bebé aquejado de esto no reconoce la
significación de la mímica del adulto, particularmente la de su madre. Re-
sulta así que, desconcertada al no poder realizar su programa interactivo, la
madre se deprime, y no se excluye que su depresión pueda agravar el retra-
so de las comunicaciones que provienen del bebé.
El temperamento
Aun tomando en cuenta todas las variables que hemos evocado en las líneas
precedentes, la evolución del bebé sólo puede comprenderse si le damos
lugar a aquello que tenemos el hábito de llamar su temperamento, por ejem-
plo fácil o difícil. Por otra parte, no es evidente que esta evolución sea mejor
en los bebés calmados que no exigen esfuerzos por parte de aquellos que los
educan.
Este breve estudio sobre el dominio y la especificidad de la psiquiatría del
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BIBLIOGRAFÍA
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2. BREVE REVISIÓN HISTÓRICA DE LOS ESTUDIOS
SOBRE EL DESARROLLO NORMAL Y PATOLÓGICO DEL LACTANTE
REGINALD $. LOURIE
CLASIFICACIÓN 3
Clasificación pluriaxtal
CLASIFICACIÓN DE LA PSICOPATOLOGÍA DE LA
PRIMERA EDAD
(L. Kreisler)
(Propuesta de 1984, completada)
Comentarios
1. El eje núm. 1 agrupa las modalidades de la expresión clínica que fueron detalladas
precedentemente bajo la rúbrica de la semiología.
2. La referencia estructural reúne las variedades patológicas de los funcionamientos
interactivos y mentales.
2.1. En las fases más precoces del desarrollo, sólo las variedades patológicas de la
interacción se prestan a ser inscritas en datos estructurales.
2.2. Desde el fin del primer año es posible discernir los comportamientos y las mo-
dalidades interactivas suficientemente explícitas para indicar los comportamien-
tos de tipo depresivo, neurótico, psicótico o deficitario.
3. La nomenclatura etiológica (eje núm. II) nos sugiere lo siguiente:
3.1. Reaviva las controversias doctrinales, acentúa las divisiones entre los factores
orgánicos, psicológicos y psicosociales, expone a los riesgos que ha señalado y se-
ñala aún la psiquiatría del niño:
* una concepción lineal de la etiología;
+ la confusión de los niveles etiológicos y psicopatológicos;
* la intención explicativa que dan a los fenómenos mentales los mecanismos fi-
siopatológicos, los neuromediadores, las acciones medicamentosas.
3.2. La notación etiológica es pocas veces simple. Así, una condición que no deja de
ser sorprendente —como la prematuridad— puede ser puramente contingente, y
una misma condición puede introducir una gran diversidad patogénica. Así, la
prematuridad hace invertir por separado y/o conjuntamente las características
propias del bebé prematuro, las circunstancias (aislamiento, cuidados intensi-
vos...), los desvíos de la implicación materna, las repercusiones psicológicas sobre
los padres, etcétera.
Esta complejidad nos ha llevado, con Soulé, a un intitulado alternativo de esta
referencia “Factores etiológicos o asociados”.
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CONCLUSIÓN
BIBLIOGRAFÍA
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220 LÉON KREISLER