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Escritos Paulinos

• San Pablo brilla como una estrella de primera


magnitud en la historia de la Iglesia, y no sólo en
la de los orígenes. San Juan Crisóstomo lo exalta
como personaje superior incluso a muchos
ángeles y arcángeles (Cf. Panegírico 7,3). Dante
Alighieri, en la Divina Comedia inspirándose en la
narración de san Lucas en los Hechos de los
Apóstoles (cf. Hech 9,15), lo define sencillamente
como “vaso de elección” (Infierno 2,28).
1. PABLO, EL HOMBRE, EL APÓSTOL Y EL
ESCRITOR
• 1.1 INTRODUCCIÓN
• Comencemos diciendo que la vida de san Pablo es la
mejor conocida respecto a las de otros personajes
del NT, incluido Jesús. La crítica y la tradición creen
saber quién era, dónde nació, qué carácter tenía,
cuáles fueron las etapas fundamentales de su vida y
a qué fechas corresponden, qué cartas escribió y a
quiénes las dirigió e incluso cuál es el contenido y la
intención de aquellas cartas.
PABLO, EL HOMBRE, EL APÓSTOL Y EL ESCRITOR

• No obstante este optimismo, siguen habiendo


discusiones sobre la autenticidad de algunas
de sus cartas y sobre algunos puntos de su
doctrina. De todos modos, estas discusiones
se mueven dentro de un marco de consenso
que no tenemos con otros personajes bíblicos
o de la historia mundial.
PABLO, EL HOMBRE, EL APÓSTOL Y EL ESCRITOR

• Por un lado poseemos una serie de escritos


suyos indudablemente auténticos; poseemos
una obra, los Hechos de los Apóstoles, que
habla constantemente de él; todos estos datos
los podemos enlazar con la documentación de
una época de la historia antigua bastante bien
conocida: la del Mediterráneo durante el s. I
d.C.
PABLO, EL HOMBRE, EL APÓSTOL Y EL ESCRITOR

• En realidad, la vida apostólica es Pablo es


mucho más larga de los tres años en los cuales
se desarrolló la de Jesús. Su continuo
movimiento comporta también mayores
puntos de referencia, de manera que su
actividad tiene más “ganchos” histórico–
geográficos.
LAS FUENTES

0. Introducción:
• Teniendo en cuenta que éste es un tema
abierto, hay que decir algo sobre las fuetes
que más utilizaremos, sobre todo las dos que
nos dan datos específicos:
• las cartas de Pablo
• el libro de Hechos.
LAS FUENTES

1. Cartas auténticas de Pablo: fuente primaria


Nuestro estudio se centrará en los llamados escritos
paulinos. Todos ellos, aunque con fuerza distinta,
apuntan a una figura histórica concreta, Pablo de Tarso,
llamado el apóstol de los gentiles. Hace más de un
siglo que personas de todo el mundo, creyentes y no
creyentes, han estudiado las cartas paulinas y –aunque
respecto de muchas cuestiones no están de acuerdo
entre sí– hoy día es unánime la crítica en cuanto a la
aceptación de siete cartas de Pablo como auténticas:
LAS FUENTES

• Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1


Tesalonicenses y Filemón.
• Los otros seis escritos– Efesios, Colosenses, 2
Tesalonicenses, 1 y 2 Timoteo y Tito– son
atribuidos, en el peor de los casos, a
profundos conocedores del apóstol. Sólo en la
Carta a los Hebreos queda como cuestión
abierta la de su cercanía al área paulina.
LAS FUENTES

• Para nosotros la conclusión es clara:


intentaremos presentar la figura de Pablo,
tomando como fuente primaria lo que Pablo
mismo dice en sus cartas y subordinando el
resto, incluso el libro de los Hechos, a esa
aportación directa del apóstol.
LAS FUENTES

• El único inconveniente es que las cartas, en


cuanto escritos ocasionales, dejan muchos
vacíos, sobre todo en lo que respecta a la
última parte de la existencia del apóstol (datos
reportados sólo en Hechos de los Apóstoles y
en algunas fuentes cristianas todavía más
tardías).
LAS FUENTES

2. Hechos de los Apóstoles:


Existe siempre la tentación de querer rellenar
los datos faltantes en la vida de Pablo con el
libro de Hechos. Pero para una exégesis crítica
no resulta suficiente el principio de hacer
“concordar” los datos aportados por las cartas
con los aportados por el libro de los Hechos o de
“completar” los unos con los otros.
LAS FUENTES

• No es de extrañar que, poco a poco, se haya


arraigado la costumbre de atenerse
fundamentalmente a los Hechos de los
Apóstoles para reconstruir la vida de Pablo, y
a sus cartas para reconstruir su enseñanza.
• Hoy día ya no es sostenible esta forma de
proceder.
LAS FUENTES

• Por el otro lado, los Hechos de los Apóstoles


se coloca como una fuente secundaria; obra
de un paulinista del último cuarto del siglo I
que ha inserido a Pablo en el cuadro de su
visión histórico–salvífica, presentándolo como
el portador del evangelio hasta los extremos
del mundo en perfecta armonía con los
apóstoles de Jerusalén.
LAS FUENTES

• La contribución del autor consiste en la


manera como no sólo transmite, sino también
reproduce la tradición; en la forma como, para
sensibilizar los hechos, traza escenas y
cuadros modélicos, reagrupando así en un
todo la multiplicidad de elementos y
mostrando el “sentido unitario” de los
acontecimientos.
LAS FUENTES

• Es incuestionable que, al hacer esto, él


reelabora tradiciones que le son de algún
modo accesibles. Para Lucas (llamémosle así al
autor de Hechos), la mera exactitud de los
hechos históricos no constituye la norma a la
que se ajusta.
LAS FUENTES

3. Fuentes extrabíblicas
A pesar de que sin cierto conocimiento de la
Antigüedad greco-romana y judía no se podría
leer como se leen los Hechos de los Apóstoles y
las cartas Paulinas, tenemos que reconocer, al
mismo tiempo, que las noticias concretas que
nos aportan las fuentes extrabíblicas sobre la
primera generación cristiana son francamente
escasas:
LAS FUENTES

• Como documentos tenemos los Manuscritos


de Qumrán que han influido no sólo por su
aportación directa, sino porque nos han hecho
dar más importancia a algunos documentos
conocidos (El targum, la apocalíptica) y menos
importancia a otros como el Talmud (que
corresponde a una época posterior.
LAS FUENTES

• También ha cambiado la valoración: se ve el


cristianismo primitivo como una realidad en el
interior del judaísmo, más que como una oposición
radical a la religión de los Padres.
• Son frecuentemente escasas las aportaciones
directas: Flavio Josefo nos habla de Juan el Bautista,
de Jesús (en un texto difícil de reconstruir) y del
martirio de Santiago. Suetonio (Infra, 148) tiene un
texto bastante claro sobre la persecución de los
cristianos en tiempo de Nerón (a partir del 64).
LAS FUENTES

• Tácito también habla de la persecución de


Nerón y la relaciona con un incendio de Roma
(sin creer que personalmente que los cristianos
tuvieran culpa en él).
• Suetonio dice que Nerón torturó a los cristianos
que constituína una religión nueva y maléfica.
Tácito dice que el vulgus los odiaba por sus
aberraciones, pero a sabiendas de que el mal
llegó de Judea, tampoco supone que tuvieran
mucho que ver con el judaísmo.
LAS FUENTES

• El salto es bastante fuerte: de ser unos grupitos que,


sobre todo en la inculta Galilea, dan interpretaciones
originales de la Torá, ha pasado a ser un peligro para
todo el Imperio.
• Si Pablo se puede presentar a los cristianos de Roma
como “el apóstol de los Gentiles” (Rm 11,13), quere
decir que ha contribuido activamente a ese cambio.
Pero Pablo, en esa misión, no había de estar tan sólo
como algunos imaginan; es precisamente en Roma,
donde Pablo apenas había actuado, donde, durante los
años sesenta, el gran cambio se ha puesto en evidencia.
CRONOLOGÍA

MARCO CRONOLÓGICO
• No hay un absoluto consenso en cuanto a todos
los datos cronológicos de la vida del apóstol. A
continuación vemos una tabla cronológica se
evidencia cómo los estudiosos colocan los
eventos de la vida de Pablo en diferentes fechas.
Esta sinopsis nos hace visualizar las
discrepancias que hay entre los autores. Nos
puede ayudar a relativizar las fechas y las
diferentes posturas: (ver cuadro)
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

• ORÍGENES
Pablo, judío de la tribu de Benjamín y ciudadano romano,
nació en Tarso de Cilicia, en una familia de fieles
observantes de la Ley.
Ciudad natal
• Pablo nació no muchos años después de Jesús en Tarso
de Cilicia, en la actual Turquía sur–oriental,
probablemente en el año 5 de nuestra era.
• Por más que Pablo no lo dice en sus cartas, los
estudiosos están de acuerdo con este dato de Hechos
(21,39; 22,3).
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Tarso: Uno de los puertos helenísticos más


importantes del Mediterráneo, con libertad,
inmunidad y derecho de ciudadanía concedidos
por Marco Antonio y confirmados por Augusto.
En realidad la ciudad estaba construida cerca del
mar y disponía del puerto en el río Cidno. La
ciudad contaba con unos 300 000 habitantes de
las procedencias más variadas.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Lugar abierto a las civilizaciones griega y


romana, muy cosmopolita y conocido centro de
cultura, filosofía y enseñanza. Si en las escuelas
de Atenas y Alejandría la mayoría de los
estudiantes eran extranjeros, en Tarso la mayor
parte eran de la misma provincia de Cilicia. Eso
da idea del nivel cultural de la población. Tarso
fue la patria de no pocos filósofos estoicos.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Judío de la diáspora
Su genealogía (“de la tribu de Benjamín”) y su rápida
adscripción a la Ley (“circuncidado a los 8 días”)
constan por Flp 3,5. El hecho de que esto último
ocurriera en la diáspora, implica una fuerte adhesión
a la Ley por parte de los padres de Pablo, pues en la
diáspora muchos judíos, por consideraciones sociales,
retrasaban la circuncisión de sus hijos o renunciaban a
ella; por otra parte, aun en Palestina, eran pocos los
que podían aportar una genealogía que les
adscribiera a una de las 12 tribus.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

El judaísmo de la diáspora solía ser más “liberal”


que el de Palestina, el cual se atenía
estrictamente a la ley. En el ámbito de la misión
judía entre paganos y por lo que se refiere a la
cuestión de la circuncisión, existían dos
tendencias bien diferenciadas –la de la diáspora
y la de Jerusalén– que contendían mutuamente.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Así podemos hacernos una idea de cómo su


fanatismo por la ley se trastoca en un mensaje
fuerte sobre la justificación que alcanza a todos
y que deriva no de las obras de la ley, sino de la
sola fe.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Doble nombre
• El nombre de Saúl, transformado en Saulo, consta
sólo en Hch y encaja perfectamente en un judío de
la tribu de Benjamín (a la que pertenecía Saúl),
nacido en una familia observante. Hemos dicho que
el doble nombre Saulo–Pablo no es inusual en la
época y puede derivarse de un intercambio por
asonancia para adecuarse mejor al ambiente no
judío. Saúl: 9,4–17; 22,7.13; 26,14; Saulo: 7,58;
8,1.3; 9,1–8; etc.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Paulos es la forma griega del latín Paulus,


contracción de paululus = pequeñito. Lucas no
presenta este nombre como fruto de la
conversión sino como uno que ya tenía. Otros
casos de dobles nombres: José, llamado Justo;
Juan, llamado Marcos; Josefo, llamado Flavio.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Es una opinión errónea –aunque muy


extendida– la de que él tomó el nombre griego
sólo a partir de su conversión, de una forma
semejante a como los que entran en
determinadas órdenes religiosas cambian su
nombre civil por otro religioso. Recordemos que
Pablo era un ciudadano romano bien romano y
con este nombre se designa a sí mismo en sus
cartas.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Ciudadano romano
• A pesar de que el testimonio no proviene de las
cartas auténticas (lo tenemos, además de Hch,
en 2 Tim 1,17 y 1 Clem V 7), ningún historiador
niega la cautividad de Pablo en Roma, después
de la de Jerusalén. Ese “salto” no se hubiera
podido dar si Pablo no hubiese sido ciudadano
romano. Hch 22,25–29 dice que Pablo tenía
esta ciudadanía desde el nacimiento.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Eso es ciertamente posible, ya que la ciudad de


donde provenía tenía estatuto de ciudad libre.
Pero quiere decir algo más que el “hecho
material” de haber nacido allí. Quiere decir que
sus padres no fueron considerados ni como
transeúntes (peregrini), ni como extranjeros
(advenae), sino como ciudadanos (civis)
censados, que pagan su contribución. Quiere
decir que debieron de tener cierta categoría
social y, probablemente, algún negocio.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

LA JUVENTUD DE PABLO
• Se discute sobre los eventuales estudios de
Pablo en Jerusalén.
• A favor de la educación de Pablo en Jerusalén
tenemos Hch (22,3), que habla en términos
técnicos (avnateqrammenoj, pepaideume,noj) de
una enseñanza primaria y una enseñanza
superior de Pablo en Jerusalén, a los pies del
célebre Gamaliel.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

• También le es favorable el título de “fariseo” que


Pablo mismo se da en Flp 3,6. Muchos autores –
críticos en tantos otros puntos– aceptan la
propuesta de un Pablo “crecido en Jerusalén”.
• Habría que preguntarse si el dato de Hch no
responde más bien al intento de engrandecer al
personaje y de “jerosolimizarlo”, ligarlo a la
Ciudad Santa, como lo hace Lucas en otras
ocasiones.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

En contra de esta tesis tendríamos varias dificultades:


• Pablo muestra un profundo conocimiento de la lengua
y las costumbres griegas, incluso una cierta
familiaridad con las convenciones retóricas; los
paralelismos con los métodos rabínicos nos parecen
mucho más difíciles de demostrar.
• Más que las maneras de la exégesis rabínica
“profesional”, descubrimos en él la fidelidad de uno
que no ha faltado ningún sábado a la sinagoga (donde
la Biblia era leída en la versión griega de los Setenta,
que él utilizará normalmente).
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

• Su Biblia es, evidentemente, la traducción griega de


los Setenta.
• Una larga estancia en Jerusalén, realizando estudios
primarios y superiores (de rabinismo), habría
comportado conocer a Cristo durante su ministerio o
recibir algún impacto directo de su pasión. Pero sólo
dice, y por tres veces: “Perseguí a la Iglesia de Dios”
(1 Cor 15,9; Gál 1,13; Flp 3,6). Si hubiese tenido
cualquier tipo de relación personal con Jesús, no
habría desaprovechado estas tres ocasiones para
decirlo.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

• La frase de Gál 1,22, “personalmente no era


conocido por las iglesias de Judea”, es poco
compatible con la realidad de una persona que
“entraba por las casas, arrastrando hombres y
mujeres y metiéndolos en la cárcel” (Hch 8,3).
• Podría aducirse una quinta razón, la de ese afán por
“competir en el judaísmo” (en el sentido de
“mantener la identidad judía”). Esto es típico de
jóvenes de la diáspora, donde las “tradiciones de los
Padres” no son sostenidas por toda la sociedad y
hasta se duda de si lo son en el seno de la familia.
PERFIL DE LA VIDA DE SAN PABLO

Conclusión:
Todas estas razones han llevado a muchos
estudiosos a pensar que en realidad el apóstol
no estudió en Jerusalén, sin excluir que la
hubiera visitado.
Pablo, el perseguidor convertido

• Pablo persiguió a la Iglesia de Dios por celo de la Ley


de Mosiés. En Damasco (o: en el camino), por una
experiencia extraordinaria de Jesús resucitado,
Pablo se convirtió en apóstol de los gentiles.
El celo de un fariseo
• La frase tres veces repetida, “perseguí a la Iglesia de
Dios” (1 Cor 15,9; Gál 1,13; Flp 3,6), va acompañada
dos veces por al idea de celo (Gál y Flp).
Pablo, el perseguidor convertido

• Este “celo” se puede explicar por la frase que


lo precede en Gálatas (3,5): “según la Ley,
fariseo” y por la frase siguiente: “por la justicia
que da la Ley, intachable”. En Gálatas se trata
de un celo por las “tradiciones paternas”. Esa
preocupación le tenía que llevar a insistir aun
en los detalles de la Ley más difíciles de
cumplir en ambiente pagano pues en ello les
iba la identidad.
Pablo, el perseguidor convertido

• Recordemos los rasgos esenciales del


fariseísmo. Nacido en el s. II a.C., el fariseísmo
es un movimiento laico que pretende formar
una comunidad de hombres puros en el
interior de Israel (parush, de donde viene
fariseo, significa “separado” y se emplea
frecuentemente como sinónimo de “santo”
[qadosh]).
Pablo, el perseguidor convertido

La amenaza cristiana
• Pablo debió percibir el cristianismo naciente
como una amenaza, una enorme
“relativización de la Ley”. A él pudo haber
llegado la polémica que el grupo de Esteban
mantenía frente a la Ley y el Templo (Hch
6,14).
Pablo, el perseguidor convertido

• Se trataba de la persecución al grupo de los


helenistas, encabezados por Esteban y Felipe,
que, incluso para la misma primitiva comunidad
cristiana, representaban una postura
enteramente revolucionaria en el modo de
comprender el mensaje de Cristo, postura que
entró en conflicto con la concepción que de la ley
tenía el ala extrema del judaísmo y que
cuestionaba las venerables tradiciones, el culto
del templo y el derecho exclusivo a la salvación.
Pablo, el perseguidor convertido

• Muy posiblemente una posición así había ya


llegado a Damasco con una fuerte intensidad.
Según Hch Pablo debió de llegar a Damasco
con una expedición dotada con cartas del
sumo sacerdote y dispuesta a reunir a todos
los cristianos y llevarlos presos a Jerusalén.
Según lo dicho sobre su juventud, no es
necesario que haya ido de Jerusalén a
Damasco (Hch 9,1 s.; 14,21; 22,5)
Pablo, el perseguidor convertido

Su conversión
• La imagen tan
plástica de un Pablo
derribado del caballo,
no debe engañarnos.
La clave del relato de
Hch que inspira esta
imagen debe
buscarse en la esfera
de lo simbólico.
Pablo, el perseguidor convertido

• En Hechos, el autor la presenta tres veces y los


particulares varían en cada una. En los capítulos
9; 22 y 26. La sustancia del relato está centrada
en la visión extática del Resucitado y en la
curación de Pablo, cegado por la luz celestial.
• La divergencia sobre qué ven y qué oyen los
acompañantes de Pablo indican que el autor no
da gran importancia a dichos compañeros; pero
el hecho de relatarlo tres veces, es para ilustrar
la importancia del acontecimiento.
Pablo, el perseguidor convertido

• Sobre todo se sirve de


él para ilustrar el giro
trascendental en la
historia del cristianismo
primitivo personificada
en Pablo: el anuncio del
evangelio sale de los
límites restringidos de
Palestina y emprende el
camino del mundo
pagano.
Pablo, el perseguidor convertido

• Hay una serie de elementos simbólicos (luz


fulgurante; ceguera; la recuperación de la vista
después de tres días) más los diálogos que
encajan en el género literario de las
apariciones (“yo soy Jesús a quien tu
persigues”; Ananías que –como los profetas–
protesta el encargo de Dios). Todo esto hace
pensar en una “elaboración redaccional” del
relato.
Pablo, el perseguidor convertido

• No se puede, sin embargo llegar al extremo de


decir que Pablo tuvo una conversión “normal”.
Pablo dice que vio a Jesús y por eso es apóstol
(1 Cor 9,1 s). Es decir; que una sola
experiencia le valió tanto como a “los demás
apóstoles” les valieron de convivencia con el
Señor, más las apariciones del Resucitado.
Pablo, el perseguidor convertido

• No estamos ante un puro y simple proceso de


autoconciencia, sino frente a un prodigio de
gracia. Estamos frente a una lectura del
cambio existencial del perseguidor, hecha con
los ojos de la fe por el cristianismo primitivo (y
por el mismo protagonista).
Pablo, el perseguidor convertido

• En sus cartas Pablo no habla de ninguna


aparatosa “caída” sin más bien de “haber sido
alcanzado” por Cristo (Flp 3,12); que éste se le
apareció –como a los otros apóstoles– pero
como a un abortivo (o, como traduce Sánchez
Bosch, como a un nacido fuera de tiempo; es
decir, unos 6 años después de la muerte de
Jesús) (1 Cor 15,8);
Pablo, el perseguidor convertido

• o que Dios “que me separó desde el seno de


mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a
bien revelar en mí a su Hijo, para que le
anunciase entre los gentiles…” (Gál 1,15).
• Habla de este acontecimiento varias veces, y si
decimos que son narraciones biográficas (por
ser de primera mano), debemos añadir que es
una biografía teológica.
Pablo, el perseguidor convertido

• No cabe duda de que Pablo se refiere al


acontecimiento de Damasco, interpretado por
él en clave de epifanía divina y de investidura
apostólica. No pensemos en una visión ocular,
sino en la manifestación de la identidad
misteriosa del crucificado del Gólgota, dador
de vida, vencedor de las fuerzas de la muerte.
Pablo, el perseguidor convertido

• Escribiendo a la Iglesia de Corinto, no duda afirmar su


autoridad apostólica colocándose en el número de los
testigos privilegiados de Jesús resucitado (1 Cor 9,1;
15,8–10). Lo mismo ocurre cuando algunos misioneros
judeo–helenistas han desconcertado a las iglesias de
Galacia (Gál 1,1. 11–12. 15–16). Frente a los críticos de
Filipos, él puede jactarse de sus orígenes judíos (Flp
3,4b–6), pero añade inmediatamente que precisamente
estos títulos de orgullo se convirtieron en handicap,
cuando descubrió una nueva escala de valores a que
atenerse (3,7–9).
Pablo, el perseguidor convertido

• Ahora bien, frecuentemente se tiene la


impresión de que el apóstol –presentando la
aparición del Señor resucitado y exaltado, que
tuvo él personalmente, como origen único y
legitimación exclusiva de su vocación y de su
predicación– sustituyó la tradición sobre Jesús
que tenía la primitiva comunidad por su
propia visión de Cristo.
Pablo, el perseguidor convertido

• Haríamos mal en leer Gál 1en esta disyuntiva: o la


misión de Pablo y su mensaje hay que colocar la
tradición o una revelación especial que él habría
recibido de una forma del todo privada.
• Aquí no se dice nada de unos “susurros al oído”,
misteriosamente percibidos en estado de trance, que
para el apóstol deberían haber sido más importantes
y decisivos que todo el conjunto de las tradiciones
apostólicas; aquí se trata sólo del derecho de
anunciar libremente a los gentiles el evangelio de la
libertad.
Pablo, el perseguidor convertido

• El contenido de ese evangelio no es otro que


el de la carta a los filipenses y a los romanos y
se reduce a que Dios, al enviar a Cristo, puso
fin al sistema salvífico judío, basado en la
justicia de la ley, y con la justicia por sola la fe
dejó abierto el acceso a la salvación.
Pablo, el perseguidor convertido

• Es decir, el que se encuentra con Cristo


crucificado y glorificado es un fariseo
orgulloso, para quien su pertenencia al pueblo
escogido, la ley de Dios y su propia justicia,
constituían una razón de gloriarse, y no un
hombre presa de angustias de conciencia y
destrozado por su propia insuficiencia (como
habría sido el caso de Lutero).
Pablo, el perseguidor convertido

• En definitiva, para Pablo, Dios mismo lo ha


llevado a comprender la identidad escondida
de Jesús de Nazaret y le ha confiado la misión
de proclamarlo en el mundo de los que están
lejos y perdidos como Hijo de Dios, es decir,
como único camino de salvación para todos.
Pablo, el perseguidor convertido

Un comentario final
• Pablo no representa un caso único sino uno
paradigmático. Su historia tiene valor para
toda la humanidad. Su “conversión” del
fariseísmo a Cristo y del código de lo debido al
código de lo gratuito es la última posibilidad
que se le ofrece a cada individuo para que
pueda estar realmente en el buen camino.
Pablo, el perseguidor convertido

¿Conversión o llamada?
• Empezaremos por describir el vocabulario usado
por Pablo para contar lo sucedido:
• El no hace uso del vocabulario específico de
conversión (como metanoei//n “arrepentirse”) o
(evpistre,fein, “regresar”).
• Más bien utiliza vocabulario de otro tipo (kalei/n,
“llamar”, avfori,zein, “poner aparte (separar),
escoger”, y, avpokalu,ptein, “revelar”)
Pablo, el perseguidor convertido

• Estos verbos insisten menos sobre el nivel


antropológico del evento y más sobre el nivel
propiamente teológico; por eso, según
Romano Penna, el caso-Pablo viene
comparado a aquel de los antiguos profetas
como Isaías y Jeremías, de los cuales no se
puede decir que se convirtieron, sino más bien
que fueron llamados. Dos anotaciones más:
Pablo, el perseguidor convertido

• Lo que sucede en el camino de Damasco


representa algo más que una normal vocación
profética, por el simple hecho que la figura de
Cristo que se manifiesta, no es identificable ni
con el Dios invisible del A.T. ni con un simple
hombre, aún cuando sea resucitado.
• El testimonio de Pablo hace pensar que éste
interpretó aquel evento según categorías mistico-
apocalípticas, que tienen la matriz en Ez 1.
Pablo, el perseguidor convertido

• Esta relación entre divinidad y aspecto de


hombre (Ez 1,26-28) caracteriza la percepción
Paulina de la cristofanía de Damasco. Y es
sobre ésta linia que viene leído el apelativo
cristológico Paulino: “Señor de la gloria” (1Cor
2,8) o la expresión “El evangelio de la gloria de
Cristo (2Cor 4,4) o “el cuerpo de su gloria” (Fil
3,21)
Pablo, el perseguidor convertido

• La segunda observación concierne a la


discontinuidad que se verifica en la biografía
del Apóstol: en el sentido que de perseguidor
se convierte en evangelizador, poniendo en
acto un cambio de no poca importancia; se
verifica sobre todo en que aquello que era una
ganancia y un motivo para gloriarse, es decir,
el honor tributado a la ley, se transforma en
perdida y basura.
Pablo, el perseguidor convertido

• “Si este cambio radical no equivale a una


conversión, entonces es difícil saber en que
cosa debe consistir la conversión”. Aunque
esta afirmación no nos debe conducir a
desvalorar el elemento de vocación, que
continua a ser una característica.
Pablo, el perseguidor convertido

• Es claro que Pablo no se convierte a una doctrina,


ni a una institución, más bien a una persona, al
punto de establecer con esa persona una relación
viva y totalizante. Esto es lo que significa para el
Apóstol aquellas palabras “No soy yo quien vivo,
es Cristo quien vive en mi” (Gal 2,20); o cuando
dice: “Para mi vivir es Cristo” (Fil 1,21), es decir, la
persona de Cristo es la verdadera razón y
constituye todo el sentido de la vida de Pablo,
después del encuentro con él.
Pablo, el perseguidor convertido

• Estamos muy lejos del cliché de la conversión


entendida en forma moralista. Pablo no era
un pecador arrepentido que hubiera
encontrado el sendero del bien después de
haber recorrido los del mal; ni un ag­­nóstico
que hubiera llegado a aceptar a Dios y una
visión religiosa de la realidad.
Pablo, el perseguidor convertido

• Es a este hombre –lleno celo por la causa de


Dios, que había tomado en serio, como ningún
otro, sus exigencias y sus promesas– al que
Dios cierra el paso con la cruz, en la que Cristo
muere infamemente. La suya, si se quiere
hablar de conversión, fue una aceptación de
Cristo, descubierto con los ojos de la fe como
clave de bóveda del destino humano.
Pablo, el perseguidor convertido

Reflexión:
• ¿Qué enseñanza nos deja para la acción
pastoral y para la visión teológica la
“conversión” de Pablo? ¿Qué rumbos
podemos corregir? ¿Qué aciertos debemos
potenciar?
Pablo: La Misión

LA MISIÓN
• Desde su conversión Pablo se convierte en
incansable misionero y de perseguidor pasa a
perseguido por su fe.
• Pablo fue ciertamente un predicador
itinerante, aunque no pueda decirse que pasó
de ciudad en ciudad en una frenética
galopada.
Pablo: La Misión

• Si esto corresponde a la idea teológica del


autor de Hechos, que intenta describir la
“carrera” de la palabra de Dios en el mundo,
su misión se presenta bajo una luz distinta en
las cartas paulinas. Los viajes son solamente
traslados desde un centro urbano a otro, en
donde el apóstol se detiene largamente para
anunciar el evangelio y echar bases sólidas a
comunidades maduras y autosuficientes.
Pablo: La Misión

Los “tres viajes” que utiliza el autor de Hch para


describir la actividad misionera de Pablo son
probablemente el producto del arte de
composición que ordena el material según el
esquema convencional de una serie de viajes.
Un esquematismo más evidente todavía en el
libro de Hechos es la anotación repetida de que
Pablo dirigió el mensaje cristiano en primer lugar
a los judíos, dirigiéndose a los paganos
solamente después del rechazo de aquellos.
Pablo: La Misión

• Pero las cartas de Pablo nos permiten decir


que él, desde el principio, comprendió su
misión como evangelización del mundo
pagano.
Pablo: La Misión

Después de la conversión
• ¿Qué hizo Pablo después de una conversión
tan repentina? Entre las versiones de Lucas y
de las cartas no hay una concordancia
perfecta. Como siempre es preferible seguir la
versión del propio Pablo, porque nos la da de
unos 20 o 25 años después de los
acontecimientos, mientras que Lucas escribe
50 años después y sin mencionar sus fuentes.
Pablo: La Misión

• Si nos quedamos con el testimonio de las


cartas, después del evento de Damasco, Pablo
fue a Arabia, al este del Jordán y al sud–este
de Damasco, perteneciente al reino de los
nabateos, no ya para meditar sino como
misionero para volver luego a Damasco. Allí
tuvo ya problemas, con el intendente del rey
Aretas o con los judíos, según se lean Hechos
(9,23–25) o 2 Corintios (11,32–33).
Pablo: La Misión
• Sólo entonces, y después de tres años, hizo una
brevísima visita a Pedro en la ciudad santa pero
probablemente no habría encontrado espacio pues
pronto regresa a Cilicia y Siria (capitales: Tarso y
Antioquía) (cf Gál 1,15–24). Parecen años en los que
no logra encontrar “su puesto”.
• Gál 1,18. Pablo fue a ver a Pedro porque éste era en
cierto modo el representante de los Doce. No fue
para hacer un acto de sumisión ni un “catecumenado
tardío” o un “cursillo” bajo la dirección de Pedro, sino
para que hubiese como un reconocimiento mutuo de
sus respectivas misiones.
Pablo: La Misión

• Pablo reconocía la calidad de apóstoles de


Pedro y de los Doce, y esperaba a su vez ser
reconocido por ellos como apóstol. Nada se
dice sobre el resultado del encuentro.
Seguramente el encuentro terminó
pacíficamente, aunque no sin tensión, con
algunas cosas que quedaron en el aire…
Pablo: La Misión

• Parece que estos primeros pasos de Pablo


como misionero fueron de escasa eficacia.
Después de todo, dado su pasado, no le
resultaba fácil integrarse en el movimiento de
Jesús. De hecho, la carta a los Gálatas (1,22) y
los Hechos (9,26–30) están de acuerdo en
destacar las dificultades que encontró para
que lo aceptasen la iglesia de Jerusalén y las
comunidades cristianas de Judea.
Pablo: La Misión

• Gracias a la iniciativa de Bernabé, éste fue


aceptado por los apóstoles. Se entiende que
Pablo necesitara de reflexión para reencontrar
su identidad. En Tarso probablemente no había
ningún cristiano. Pablo que quedó solo, aislado
de la comunidad judía, separado de los otros
discípulos de Jesús, pasó años procurando
rehacer su teología. Tendría que revisar su
interpretación de la Biblia a la luz de Jesucristo.
Pablo: La Misión

• Después de dos cortas semanas, vuelve, pero


esta vez a Siria y Cilicia, en la región de su país
natal, por lo que podemos suponer que
también estuvo en Tarso. Este es un período
del que no disponemos más que la
información misma (Gál 1,21 y, con todo, Hch
9,30).
Pablo: La Misión

• Es posible que aquí Pablo haya podido fundar


con éxito una comunidad cristiana, pues la
noticia de la actividad del que fuera
perseguidor de los cristianos había llegado
entonces también a oídos de los cristianos de
Judea, para los cuales la persona de Pablo les
era desconocida; en consecuencia ellos
alabaron a Dios por ese cambio (Gál 1,22–24).
Pablo: La Misión

Antioquia:
• Antioquía era la metrópolis del Oriente romano.
Fundada en el 301 a.C. por Seleuco, rey de Siria,
rivalizaba con la grandeza de Alejandría. De hecho,
en el tiempo del nacimiento del cristianismo, era la
tercera ciudad del imperio romano después de
Roma y Alejandría. Tendría unos 500,000
habitantes. La colonia judía podía alcanzar unas 40
000 personas. Así pues, Antioquía tenía que estar
inevitablemente en el camino de la misión cristiana.
Pablo: La Misión

• Después de ser introducido por Bernabé en la iglesia de


Antioquía –con probabilidad hacia la mitad de los años
40–, adquiere un rol importante como doctor y profeta
de esta comunidad y misionero bajo la dirección de
Bernabé (Hch 9,1–3).
• Aunque Pablo se afirma como misionero, en honor a la
verdad, es preciso admitir que siguió estando en un
segundo plano, a la sombra del gran Bernabé, con el que
realmente se muestran poco justos los Hechos cuando
exaltan tanto a Pablo que lo consideran, de hecho, como
el jefe de la expedición misionera (13,9.16; 14,8–10).
Pablo: La Misión

• Al mismo Pablo le gusta ponerse en primer


lugar, pero a pesar de su protagonismo
reconoce el papel decisivo de Bernabé (Gál
2,9–10; 1 Cor 9,6). Y si es verdad que el
discípulo superó al maestro, hemos de admitir
que esto sucedió más tarde.
Pablo: La Misión

• Como en Jerusalén, también en Antioquía fue


la iniciativa de Bernabé la que abrió el camino
a Pablo en la comunidad cristiana. Dice el
libro de los Hechos que la Iglesia fue fundada
en Antioquía por ciertos helenistas
perseguidos en tiempos de Esteban (11,19).
Pablo: La Misión

• Los primeros helenistas anunciaron a Jesús a


los judíos; pero más tarde algunos anunciaron
también la buena noticia a los griegos, y
entonces fue cuando se produjeron
conversiones de griegos. La noticia llegó a
oídos de la Iglesia de Jerusalén y, como era de
esperarse, reaccionó enviando a Bernabé.
Pablo: La Misión

• Según s. Lucas, todo sucedió pacíficamente


(Hch 11,22 ss). Algo descubrió Bernabé en
Antioquía que fue a traer a Pablo a Tarso.
Pensaría que en Antioquía se estaba abriendo
una nueva página de la historia y que Pablo
tenía más condiciones que los otros para
asumir esa nueva etapa.
Pablo: La Misión

El primer viaje misionero


• Es en Antioquía donde nace la misión. De nuevo,
Lucas, la presenta de manera edificante: Hch 13,2–
3. Hasta entonces no había habido misión. En
Jerusalén, el día de pentecostés, se anunció la
evangelización de todos los pueblos, evento que se
sitúa en la línea del AT, pues los profetas habían
anunciado que en los últimos días todas las
naciones vendrían a Jerusalén al encuentro del
Mesías.
Pablo: La Misión

• Así pues, aun no hay misión; los cristianos


esperan que las naciones vengan
espontáneamente a su encuentro.
• En una fase siguiente ocurrió la dispersión de
los helenistas. En sus ciudades de refugio
éstos anunciaron el evangelio. Pero ellos no
habían ido voluntariamente al encuentro de
los paganos.
Pablo: La Misión

• Pablo dio otro paso. Para él no basta


evangelizar a los paganos que viven cerca, hay
que ir al encuentro de ellos. Puede haber sido
por influencia de su fariseísmo, porque los
fariseos también iban al encuentro de los
hombres –judíos, pero también paganos– para
convertirlos a su rígida ortodoxia.
Pablo: La Misión

• El principio de Pablo es este: “No podemos


esperar a que las naciones vengan a nosotros,
es preciso que vayamos nosotros al encuentro
de ellas y las evangelicemos allí donde estén”.
Este principio misionero parece simple y
obvio, sin embargo, en la práctica, se
encuentra con grandes resistencias.
Pablo: La Misión

• Existe siempre la tentación de evangelizar a los


pueblos desde la propia situación, sin moverse de
su lugar, partiendo de la propia cultura, sin
adaptarse en nada a los pueblos que se desea
evangelizar.
• ¿Cómo podría cambiar el modelo de parroquia si
–este fuera un modelo actual? ¿Qué implicaría
esto en el área rural indígena, mestiza; en las
ciudades y sus distintas realidades...?
Pablo: La Misión

• La denominación de los tres viajes es clásica y


no está totalmente falta de fundamento en el
libro de Hch.
• El primero es introducido con gran solemnidad
(13,1–3).
• El segundo queda bien marcado, después del
“concilio de Jerusalén” (15,36–41).
Pablo: La Misión

• No lo es tanto el paso del segundo al tercero


(19,1); lo es más bien la decisión de ir a
Jerusalén (19,21). Esto nos lleva a relacionar
estrechamente entre sí los viajes segundo y
tercero, pero mantendremos, valga lo que
valga, ese modo de hablar.
Pablo: La Misión

• Lucas nos cuenta este primer viaje en los


capítulos 13 y 14 (Hch). En realidad el apóstol
ya había viajado mucho desde la conversión
(Arabia, Damasco, Jerusalén, Siria y Cilicia), a
lo que Hch no atribuye ninguna importancia.
También volverá a viajar después del así
llamado “tercer viaje”: irá a Roma y –
eventualmente– otros destinos.
Pablo: La Misión

• En todo caso, este viaje no ha dejado huellas en


las cartas del apóstol, por lo que hemos de
recurrir al libro de Hch para saber algo de él.
• El itinerario condujo a Pablo y Bernabé a Chipre
y luego a Perge, Antioquía de Pisidia, Iconio
Listra y Derbe. A partir de Derbe los misioneros
iniciaron el viaje de vuelta, pasando por las
mismas ciudades que habían evangelizado a la
ida, y llegaron finalmente a Antioquía.
Pablo: La Misión
Pablo: La Misión
Pablo: La Misión

• ¿Qué se sacó de este viaje como lección?


Quizá, en primer lugar, el viaje
confirmaba la intuición de Pablo: los
paganos estaban dispuestos a recibir el
anuncio del evangelio, pero era
necesario llevarlo hasta ellos. No
vendrían espontáneamente.
Pablo: La Misión

• Una segunda constatación fue la de que los


judíos se alejaban del evangelio al tiempo que
los paganos se acercaban.
• Y una posible tercera consecuencia –con
carácter más hipotético– fue esta: a los gálatas
se les anunció un evangelio emancipado de la
ley de los judíos. No era necesario abrazar la
ley judía para ser discípulo de Jesucristo y
librarse del juicio de Dios.
Pablo: La Misión

• Esta pudo ser la razón por la que Juan Marcos


se apartó del grupo (13,13) y por la que
Bernabé se separó de Pablo al comienzo del
segundo viaje (15,37–40). Lucas siempre
oculta los conflictos pero no pudo silenciar
esta separación. Aunque en el primer viaje
Bernabé habría cedido a las instancias de
Pablo, en el segundo cedió a las presiones de
los judeocristianos y se volvió atrás.
Pablo: Unas exigencias radicales

UNAS EXIGENCIAS RADICALES


• La fe en Jesucristo pronto llevaría a Pablo a plantearse
cambios radicales en su fe y sus costumbres… que
afectarían al mundo entero.
La segunda visita a Jerusalén
• Aquí nos enfrentamos con un problema clásico. Los
Hechos hablan de dos visitas de Pablo con Bernabé a
Jerusalén: una antes del primer viaje misionero
(11,30) y otra después de este viaje (15,1–33). El
viaje descrito por Pablo en Gál 2,1 parece no
identificarse con ninguna de estas dos visitas.
Pablo: Unas exigencias radicales

• La primera visita en Hechos: Dice Lucas que


tenía por objetivo llevar las limosnas de la
comunidad de Antioquía para los pobres de
Jerusalén. Además, este viaje se realizó antes
de que Pablo hubiera fundado comunidades
entre los paganos.
Pablo: Unas exigencias radicales

• En la carta a los gálatas el objeto del


encuentro es la discusión sobre el método
misionero de Pablo (prescindir de la ley judía)
y el reconocimiento de su misión específica
entre las naciones.
• Según Gálatas, esta visita fue 14 años después
de la primera, y con toda probabilidad
después del primer viaje misionero.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Ahora bien, la segunda visita de Hechos


también tiene por objetivo el método
misionero de Pablo, pero la solución que se da
es distinta. Según Gál, los apóstoles de
Jerusalén no hicieron ninguna imposición.
Según Hch, impusieron el llamado “decreto
apostólico”.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Por otro lado, Pablo declara que no tuvo


ningún otro encuentro en Jerusalén y Lucas
afirma que Pablo estuvo en Jerusalén antes de
su viaje misionero.
• A nosotros nos basta saber que aconteció el
encuentro de Jerusalén narrado en Gálatas,
aunque no sepamos situarlo exactamente en
relación con los Hechos.
Pablo: Unas exigencias radicales

• En todo caso, a este encuentro Pablo llega en la


plena madurez de su conciencia: sabe quién es y
qué quiere. Pablo piensa que le toca a él
determinar los métodos y las condiciones de la
evangelización de los paganos. No preguntó a los
apóstoles cómo debía evangelizar a las naciones,
expuso su método. Su método era predicar el
evangelio –Jesucristo– sin ninguna obligación de
adoptar la ley de los judíos. Pablo pidió la
aprobación total y sin restricciones, y lo consiguió.
Pablo: Unas exigencias radicales

El enfrentamiento con Pedro en Antioquía


• Después de recordar su encuentro con las
“columnas” en Jerusalén, Pablo narra el
encuentro que tuvo con Pedro en Antioquía,
ciertamente después de su viaje a Jerusalén,
pero sin que podamos fijar las fechas (cf. Gál
2,11–14).
Pablo: Unas exigencias radicales

• Para los judíos, la participación en la misma


mesa debe de haber sido lo más difícil. Podían
aceptar que los paganos se hiciesen cristianos
sin adoptar la ley judía, comiendo lo que
quisieran y como quisieran. Pero comer con
ellos en la misma mesa, estar al lado de
personas que comen cosas que ellos consideran
impuras y les están prohibidas, era algo que
repelía profundamente a su sensibilidad.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Hasta el mismo Pedro, de visita en Antioquía,


venció su repugnancia, hasta que vinieron los
judíos de Jerusalén más apegados a la
ortodoxia judía. Estos despertaron la
sensibilidad judía y convencieron a Pedro y al
mismo Bernabé y todos los judíos los siguieron.
• El evangelio de Pablo quedó desacreditado,
pero éste se enfrentó públicamente con el
mismo Pedro y lo reprendió.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Además de ser una cuestión de oportunidad


pastoral –pues la circuncisión era vista como
una degradación por los no judíos– era una
cuestión de alcance teológico profundo: ¿cuál
es la validez de la ley?, ¿qué novedad aporta
Cristo?, ¿cuál es el principio de la justificación?
Estas son cuestiones que Pablo tratará en la
carta a los gálatas y a los romanos.
Constituyen el corazón de la teología paulina.
Pablo: Unas exigencias radicales

• No sabemos si logró convencer a sus


interlocutores, pero él mismo salió más
convencido de su idea y es probable que de allí al
poco tiempo haya iniciado su gran misión, esta
vez sin Bernabé. Se había roto el acuerdo entre
ellos. Bernabé no llevó el evangelio con la misma
radicalidad hasta las últimas consecuencias.
Pablo, por su parte, sabía que el éxito de la misión
entre los paganos dependía de esta radicalidad.
Pablo: Unas exigencias radicales

ÚLTIMA VISITA A JERUSALÉN Y FINAL DE SU


VIDA EN ROMA
• Cuando consideró terminada su misión en
torno al mar Egeo, Pablo fue a Jerusalén a
llevar unas limosnas. Desde Judea, por orden
del procurador Porcio Festo, fue deportado a
Roma.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Pablo siguió teniendo muchos problemas con


judaizantes que apelaban a Pedro, a Santiago
y a los apóstoles jerosolimitanos para
discutirle su autoridad como apóstol. Pero
aun después de la ruptura dramática con la
comunidad jerosolimitana y con Santiago y
con la comunidad antioquena y con Pedro que
pudo haber significado el encuentro en
Antioquía, Pablo no intentó ningún cisma.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Era consciente de que la Iglesia de Cristo es


esencialmente un centro unitario donde
podían convivir judíos y paganos. Por esto se
empeñó en alma y cuerpo en llevar a cabo el
proyecto de la colecta. La aceptación de esta
colecta de parte de la comunidad de Jerusalén
no era cosa que podía darse por descontada.
Pablo: Unas exigencias radicales

• En la carta a los romanos –a donde piensa


dirigirse después de ir a Jerusalén y de allí a
España, confín occidental del imperio
romano– les pide su solidaridad, pues teme a
los incrédulos judíos –de quienes espera
oposición– y a los judíos de estricta
observancia –de quienes espera rechazo
incluso de la colecta– (15,30b–31).
Pablo: Unas exigencias radicales

• Algunos entienden que la comunidad no aceptó su


ofrenda y aducen a este favor el que en Hechos ni
se mencione tal colecta.
• Las últimas informaciones que Pablo da de sí mismo
las tenemos cuando escribe a los romanos
diciéndoles que irá a Jerusalén antes de ir a Roma.
Los Hechos de los Apóstoles, en cambio, relatan los
últimos acontecimientos en Jerusalén (21–28). En
ellos vemos un gran paralelismo entre la pasión de
Cristo y la de Pablo.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Este paralelismo se nota en la comparecencia ante


el Sanedrín (22,30), el cual desearía condenarlo a
muerte, pero lo tiene que entregar a la autoridad
romana (23,10), la cual, como en el caso de Jesús,
no le encontrará causa (v. 29; 26,31; 28,18). Sin
embargo no todo es paralelismo: el traslado del
apóstol a Cesarea (23,23) y la apelación al César
(25,10–12; 26,32) no tienen nada que ver con la
historia de Jesús: deben de corresponder a la
realidad histórica.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Evidentemente Pablo se encontró con Santiago y


con los presbíteros de aquella iglesia (Hch 21,15
ss). En aras de la paz, acogió la sugerencia de
demostrar públicamente su apego a las tradiciones
mosaicas pagando de su propia bolsa un voto
hecho por cuatro cristianos de la iglesia local.
Habiendo entrado con ellos en el área del
santuario estaba por ser linchado por judíos
fanáticos. Fue salvado sólo por la intervención
oportuna de la cohorte del tribuno.
Pablo: Unas exigencias radicales

• Éste lo hizo encarcelar y de allí fue trasladado a Cesarea,


sede del prefecto romano. Viendo que la “cosa” no se
resolvía, apeló al tribunal del César en Roma.
• Es una opinión común entre los estudiosos que Pablo murió
en Roma en tiempo de Nerón. El problema está en saber si
allí fue rápidamente juzgado y condenado a muerte o bien,
después de dos años de arresto domiciliario (Hch 28,30s),
fue liberado y tuvo ocasión de cumplir su plan de
evangelización en España (Rom 15,24.28). Clemente (96
d.C.) afirma que Pablo llegó “hasta los extremos confines del
occidente” (que desde Roma correspondería a España).
Pablo: Unas exigencias radicales

• Lo que se afirma hoy es que Pablo fue martirizado en


Roma en los tiempos del emperador Nerón, es decir,
no después del 64–67. Según lo que escribe Clemente
murió “por emulación y envidia”. Sin duda, lo más
triste es que el martirio fue provocado por denuncias
de hermanos en la fe, a causa de envidias y celos.
• Según la tradición local, murió decapitado cerca del
lugar llamado las Aguas Salvias, cerca de la actual
Basílica de San Pablo “extra muros” de la ciudad.
Pablo: Unas exigencias radicales

• La religión cristiana era ilegal. Pero para ser condenado


era necesario antes ser denunciado. Clemente dice que
a Pablo y Pedro no los denunciaron los paganos, como
se podría esperar, sino sus hermanos en la fe.
• ¿Qué pudo haber provocado la “envidia y los celos
entre los mismos cristianos? ¿Conoce alguna situación
similar hoy en nuestros días? ¿Qué podríamos hacer
para conservar vigente el mensaje de estas personas
que testimoniaron su fe hasta la muerte? ¿De dónde
vienen las resistencias principales?
Pablo: Unas exigencias radicales

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