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TRIBUNAL DIOCESANO DE GIRARDOTA

SENTENCIA EN LA CAUSA DE NULIDAD

DE

XXXXX

CON

SSSS

EL NOMBRE DE DIOS. AMEN.

El día 24 de Mayo de 2018, año VI del pontificado de su Santidad Francisco,


siendo moderador del Tribunal Diocesano de Girardota Monseñor Guillermo
Orozco Montoya, Obispo de Girardota; el Vicario Judicial y ponente Pbro.
Víctor Manuel Zuluaga Cadavid con los conjueces, Pbro. Carlos Andrés
Cataño Lopera y Víctor Manuel Saenz Mejía, dictamos sentencia definitiva en
primera instancia en la causa AVENDAÑO - BEDOYA.

ACTUARON:

Defensor del Vínculo Actuante: Pbro. Francisco José Mejía Vargas


Defensor del Vínculo al Final de la causa: Pbro. Francisco
Saldarriaga
Notaria: Sra. Silvia Elena Arenas Sierra

DECISION: Sí consta por el 1095, 2 en ella.


No consta por el 1095, 2 en él.
Sí consta por el 1101, 2 en el varón
VETO para el varón

I. EXPOSICIÓN DEL CASO:

- XXXXX, creció en un ambiente familiar numeroso, de unidad y


trabajadores; estudió una tecnología; es explosivo.

- SSSS, creció en una familia conformada de cuatro hermanos; su


padre falleció al parecer antes del nacimiento de ella y por ello no
tiene sus apellidos estudió el bachillerato y belleza; cuando tenían
problemas era muy calmada.

- Noviazgo: se conocieron cuando ella tenía 29 y él 35 años de edad;


ella tenía ya un hijo y él cinco hijos de madres diferentes; noviazgo de
10 años; al mes de novios comenzaron a tener relaciones sexuales;
discusiones por celos de ambos e infidelidades de él, las cuales ella
comprobó y que él dice que eran ciertas, ella no cambió en la relación
al darse cuenta; la familia de ella no se mostró de acuerdo con la
decisión al matrimonio, la madre de ella decía que él era muy perro y
nunca gozó de afecto en esa familia

- Convivencia: Duró 2 años y no tuvieron hijos, pensaron primero en


construir un buen futuro; los problemas por el comportamiento de él,
salía con mujeres y amanecía fuera de la casa; se presentaron cuatro
separaciones temporales; se presentó agresiones físicas por él y la
amenazó de muerte bajo los efectos del licor; él convive con otra
mujer hoy día.

- Contestación: Manifiesta la parte conventa que él es muy agresivo y


violento, que durante la convivencia matrimonial siempre hubo
violencia física, verbal y psicológica; que no hubo diálogo; la obligaba
a estar íntimamente con él; ella se hizo operar antes del matrimonio
para no tener hijos y él lo sabía, ella lo hizo al darse cuenta que él
tenía embarazada a otra mujer; en los preparativos de la boda, ella se
da cuenta que él la había contagiado del papiloma humano; él le rogó
que se casaran porque iba a cambiar; casados la obligaba a tener
relaciones sexuales sin protección, siendo necesaria por la
enfermedad contagiada.

- El testimonio de la parte actora es concordante con el escrito de


demanda; se configuran los elementos que ayudan a fortalecer la
duda razonable para llegar a alcanzar la certeza moral; además afirma
que convivió con diferentes mujeres, que no se entendía con ellas y
que por eso tocaba dejar esas relaciones, que tuvo cinco hijos con
diferentes mujeres; se considera una persona agresiva; la dificultades
en el noviazgo se dieron por las infidelidades e inestabilidad de él; ya
casados él continuaba comportándose como soltero y le parecía
normal; ella se operó para no tener hijos después de casados sin
consultarle a él; se presentaron separaciones temporales; la vida
sexual era normal; dificultades por celos, poco diálogo; agresiones
físicas; sí la contagió con el virus del papiloma humano debido a las
relaciones alternas que tenía; la separación por las infidelidades de él,
por el contagio de la enfermedad de transmisión sexual, por las
agresiones físicas y verbales.

- Los testigos son acordes en sus declaraciones, confirman los hechos


más relevantes que ayudan a alcanzar la certeza moral, pues
evidencian la infidelidad de él antecedente y concomitante; la
agresividad; la mala convivencia debido a la violencia intrafamiliar;
poco saben sobre el ambiente familiar de crianza de ambos, pues los
conocieron en su mayoría ya adultos y casados; poco aportan sobre la
etapa de noviazgo, pero sí confirman que ambos ya habían tenido
relaciones anteriores, más él, pues tenía varios hijos.

En el folio 38 se decretó la constitución del tribunal para juzgar la causa y se


notificó a las partes como aparece en el folio 40 .

En el folio 37 se ordenó la instrucción del proceso y en el folio 39 aparece la


formulación de la Duda.

En el folio 60 se indicó el nombramiento del Pbro. Francisco de Jesús


Saldarriaga Saldarriaga como Defensor del Vínculo, ante la renuncia del
Pbro. Francisco José Mejía Vargas.

II. FUNDAMENTO DE DERECHO

En consecuencia, si uno de los contrayentes o ambos, al momento de


contraer matrimonio, no poseen el suficiente entendimiento y voluntad ni la
madurez de juicio suficiente para discernir, entender y querer los deberes y
derechos que son implícitos en el consentimiento matrimonial o si no están
en capacidad de asumir las obligaciones esenciales del matrimonio, carecen
de la capacidad necesaria para aquel acto de voluntad cualificado del
consentimiento matrimonial.

CANON 1095,2: “Son incapaces de contraer matrimonio... 2). Quienes


tienen un grave defecto de discreción de juicio acerca de los derechos y
deberes esenciales del matrimonio que mutuamente se han de dar y
aceptar”.

Por discreción o madurez se entiende generalmente un conocimiento


estimativo del objeto del consentimiento y una libre determinación acerca de
este objeto, proporcionados a la importancia y perpetuidad del vínculo
matrimonial. Particularmente sobre el elemento libertad, dice Pompeda,
pueden incluirse todas aquellas afecciones morbosas, que, aunque no quitan
el uso de razón, impiden, sin embargo, la libre elección hasta perturbar el
mismo proceso intelectivo de deliberación; así por ejemplo, pueden influir las
neurosis y las psicopatías.

La expresión genérica, acuñada por la Jurisprudencia y el Código, para


indicar la necesidad del acto humano, consciente y libre, en el matrimonio, se
denomina “discreción de juicio”, constituyendo uno de los capítulos típicos de
declaraciones de nulidad por parte de los tribunales eclesiásticos. Solamente
cuando se dispone de una tal discreción de juicio o madurez de juicio de
parte del entendimiento y de la voluntad, el sujeto puede decirse capaz de
tener la plena comprensión moral y jurídica del acto y la perfecta libertad de
la elección y de la deliberación para escogerlo y realizarlo. Tan sólo en este
caso, por lo tanto, el acto mismo podrá ser efectivamente considerado como
puesto por el sujeto con plena advertencia de la mente y perfecto
consentimiento de su voluntad y, en consecuencia, ser reconocido como un
acto voluntario.

La vida conyugal en su existencia, consiste, sobre todo, en una relación


interpersonal a la que procede y en la que subyace en ambas partes una
sana estructura “interpersonal” que es la “madurez” o discreción de juicio o
facultad crítica; de esta última viene haciendo eco constantemente la
jurisprudencia rotal a partir de la sentencia coram Felici, del 3 de diciembre
de 1957.

La jurisprudencia rotal sostiene que para la validez se requiere mayor libertad


que para los demás contratos. Dice la coram Ewers que en realidad en
contratos tan onerosos como es el matrimonio, no sólo se requiere mayor
libertad que en otros contratos, sino además una libertad omnímoda, o sea,
una completa libertad de consentimiento y seguridad, la cual consiste en el
dominio de su acto en orden a cosas opuestas, o sea, exige plena
deliberación, de tal manera que si ésta falta, se contrae un matrimonio írrito y
nulo.

La frase “grave defecto de discreción de juicio” que emplean la jurisprudencia


y el código 1983, canon 1095,2, no significa carencia de discreción de juicio,
o sea, completa falta, sino un defecto de grave entidad, en relación con los
otros oficios y obligaciones matrimoniales.

La discreción de juicio o la facultad crítica no es mera complacencia pasiva


de la voluntad, sino deseo eficaz que mueve a actuar, para lo cual es
necesaria una completa elaboración de componer, dividir, discernir, deliberar
y mover la voluntad libre.
La discreción de juicio no es, pues, mera capacidad cognoscitiva, sino
capacidad deliberativa y electiva, necesaria para la libertad del acto humano
del consentimiento. Si falla esta facultad, el consentimiento matrimonial
resulta inexistente o ineficaz, a causa de no realizar con lógica el juicio
práctico necesario para el matrimonio. Los actos que no proceden de la libre
voluntad, dice la jurisprudencia de la Rota, no son actos propiamente
humanos; por eso cuando el contrayente no sea dueño de sus actos, el
consentimiento matrimonial es nulo.

Dice un eximio canonista que no sólo la amencia o la demencia, sino también


cualquier perturbación del normal funcionamiento de la inteligencia y de la
voluntad, con carácter habitual o transitorio, ora afecte a la primera, ora a la
segunda, puede ser causa de que falte la necesaria discreción de la mente,
proporcionada a un acto jurídico como lo es el matrimonio, para el que se
requiere un especial grado de discreción de juicio.

Entre los vicios que pueden afectar gravemente la mente está la debilidad
mental o imperfecto uso de la razón o de la voluntad a causa de un defecto
congénito o adquirido, perpetuo o temporal, pero igualmente estable en los
orígenes de la percepción o del apetito sensible, el cual, sin embargo, no
impide completamente el uso de razón y de la libertad.

Todas las anomalías de la personalidad afectan seriamente la facultad de


conocer y de juzgar y por tanto pueden causar nulidad, puesto que se
produce en los contrayentes la falta de la necesaria información y al mismo
tiempo hacen que la vida conyugal se les haga intolerable.

Los que sufren de desórdenes de personalidad con frecuencia no hacen una


libre elección ni al contraer matrimonio ni al elegir compañera. Si el
matrimonio, pues, es predeterminado por razones de un desorden de
personalidad, no hay libertad de elección y por tanto el resultado será la
nulidad.

La jurisprudencia rotal emplea indistintamente las expresiones “vicio de la


mente”, “debilidad de la mente”, “defecto de la debida discreción”, etc., para
designar todos los defectos psíquicos que con más frecuencia anulan el
matrimonio, más por afectar a la capacidad electiva de la voluntad que a la
capacidad estrictamente intelectiva.

En la psicosis, la idea obsesiva se impone con insistencia y polariza toda la


atención del enfermo, el cual lucha inútilmente por alejarla. La psicosis
disminuye claramente la facultad de libre elección, aún cuando vaya
acompañada de cierta forma exterior electiva que induce al sujeto a
considerarse, aunque erróneamente, autor libre del acto.

De todo lo dicho se sigue que es “nulo el matrimonio, no sólo cuando falta en


absoluto el consentimiento, sino también cuando el consentimiento está
viciado por defecto de libertad interna pues para el acto humano, esto es,
procedente de la voluntad deliberada, se requiere que el hombre sea dueño
de sí mismo por la razón y por lo voluntad, y no sería ciertamente señor del
mismo si le fuese quitada la inmunidad de la determinación intrínseca”.

Otra sentencia Rotal afirma: “La falta de libertad interna no se da sólo en los
casos de psicopatías y demás desequilibrios del espíritu, en la inteligencia y
voluntad, sino también en personas psíquicamente normales y equilibradas,
pero sometidas más o menos temporalmente a determinadas circunstancias
o situaciones excepcionales”.
Al analizar un matrimonio, se ha de determinar cuáles son los factores de su
personalidad, partiendo de la propia biografía. Sólo por este camino podrá
llegarse a una conclusión justa y práctica.

En relación con el c. 1101 § 2, hay que tener en cuenta, ante todo, sus
propias palabras: “si uno de los contrayentes, o ambos, excluye con un acto
positivo de su voluntad el matrimonio mismo, o un elemento esencial del
matrimonio, contrae inválidamente”. Lo expresado en el parágrafo 2° es,
entonces, señalamiento de quienes manifiestamente ubican su voluntad en
línea distinta a cuanto expresan sus palabras o signos, con lo cual se verifica
lo que se llama “simulación”. Pues no hay correspondencia entre la interna
voluntad y la externa manifestación de la misma. Propiamente no es un
consentimiento viciado, sino un consentimiento dado hacia otro objeto o
excluyendo lo que se supone se está buscando. Cuando falta radicalmente el
consentimiento, falta el matrimonio en toda su esencia. La simulación hace
que se produzca un error en quienes presencian o saben de la celebración
del matrimonio, pues hay una presunción de sinceridad de los contrayentes,
la cual no se puede captar sensiblemente.

El matrimonio debe gozar de todos los elementos que lo constituyen


esencialmente. Ni las propiedades pueden faltar, como tampoco los
elementos esenciales.

Al recordar cuales son los “elementos esenciales del matrimonio es


importante tener en cuenta esta síntesis: “elementos esenciales son los
derechos y deberes que constituyen el bien de los cónyuges y sin los cuales
este no se puede dar: o la comunidad de amor y de vida; y los que se
refieren al ordenamiento del matrimonio a la prole: el derecho a la
paternidad, el derecho y deber a la correcta sexualidad, legitimada
precisamente por el matrimonio, derecho y deber a la recepción de los hijos y
a su educación. (Cf. Código de Derecho Canónico editado por Antonio
Belloch Poveda — Comentario al c. 1101).

Sobre la prueba de la existencia de la “simulación”, en cualquier aspecto que


sea, en una c. D. M. Giannechini del 03 - 03 - 98, se advierte que “es siempre
difícil porque se trata de escrutar la voluntad que debió existir en forma firme
en la mente del que contraía matrimonio’’. Agrega: “El requerido acto positivo
de la voluntad no surge en sí de su naturaleza sino de la voluntad con que se
lo hace. Solamente si el contrayente, conociendo y queriendo, se propone y
quiere un cierto y determinado objetivo, al menos en forma virtual así sea
implícito, pero no se presuma, vicia el consentimiento. Las limitaciones del
consentimiento se ponen desde la voluntad no desde la naturaleza así esté
ella viciada”. (RRI) vol. XC pág. 111 n. 3).

El canon 1101 establece: “2. Pero si uno de los contrayentes, o ambos,


excluye con un acto positivo de la voluntad del matrimonio mismo, o un
elemento esencial del matrimonio o una propiedad esencial, contrae
inválidamente”.

Se establece una presunción de derecho acerca de la concordancia entre las


palabras o signos manifestados en la celebración del matrimonio, por un
lado, y la auténtica voluntad interna del contrayente, por otro lado. Aunque lo
corriente es que los contrayentes expresen al exterior lo mismo que quieren
en su interior — de ahí la razón de la presunción -‘, sin embargo también
puede darse la discrepancia (simulación, en sentido amplio) y por ello la
presunción admite prueba en contrario. El canon 1101, 2 señala los casos en
que tal discrepancia entre la manifestación externa y la voluntad interna
acarrea la nulidad del matrimonio.

En lo tocante a la naturaleza del acto positivo de voluntad, el legislador


siguiendo el común sentir de la doctrina y de la jurisprudencia, quiere
subrayar, ante todo, que no hay exclusión donde no hubo acto de excluir. De
ahí que resulten irrelevantes aquellos estados psicológicos consistentes en la
mera displicencia, el simple propósito, la intención habitual o la voluntad
interpretativa de no casarse. En suma, es necesario un acto. Y debe
añadirse que acto positivo de voluntad y acto de exclusión son la misma
cosa. Por eso el legislador utiliza el verbo excluir para todos los supuestos,
queriendo indicar la identidad entre acto positivo de voluntad y la acción
propia del verbo excluir.

En lo tocante al objeto del acto de excluir, nos parece decisivo diferenciar la


voluntad interior de no casarse (llamada también simulación total) y la
voluntad interna de querer un tipo de relación, hecha al propio antojo,
desprovista de unidad, de indisolubilidad, o de un elemento esencial
dimanante del vínculo conyugal (las llamadas simulaciones parciales).

Cuando se trata de la llamada simulación parcial, en la que una cierta


relación o, incluso, vínculo es querido por una o ambas partes, aunque
privado de elementos o propiedades esenciales, en tal caso, el acto positivo
de voluntad tiene que consistir en una exclusión directa de dicho elemento o
propiedad. La razón es clara: como una cierta relación o, incluso, vínculo es
querido por el contrayente, si éste no pone un acto directa y expresamente
negativo de su voluntad contra tal elemento o propiedad, el vínculo -que no
es en cuanto tal, excluido- nacería con todos sus elementos y propiedades.
La necesidad de un acto positivo de rechazo (intención de no obligarse) para
la simulación parcial marca la línea de diferencia con el simple error (Vid. C.
1099).

III. EN CUANTO A LOS HECHOS:

 El expediente matrimonial tiene una nota que afirma que XXXX se


había casado por lo civil y presentó acta de divorcio
 Los testigos no fueron interrogados, no aparecen ni sus datos ni
sus respuestas
 No aparecen las notas de la advertencia del padre frente a la
histerectomía de SSSS ni tampoco aparece la aprobación de
XXXX

INTERROGATORIO PARTE ACTORA

- Se ratifican los antecedentes familiares de los dos.


- Ratifica que convivió y tuvo relaciones con varias mujeres y tuvo hijos con
ellas. Las relaciones no duraban porque no se entendían. Se considera
agresivo.
- Ratifica que SSSS tiene un hijo y trabaja en peluquerías
- Se casan porque creían tener un amor fuerte y verdadero, pero había
mucha atracción sexual y supuestamente se conocían lo suficiente
- Ratifica las dificultades en el noviazgo y en la convivencia matrimonial: la
infidelidad repetitiva, discusiones, agresiones
- SSSS se operó para no tener hijos después de casados y lo hizo sin el
consentimiento de XXXX
- Ella no fue infiel, pero él si en varias ocasiones
- Había poco dialogo, muchos celos por las llegadas tardes, muchos
comentarios, agresiones
- Fue cierto que contagió a SSSS con el Virus del Papiloma Humano
debido a las relaciones de infidelidad que tenia
- Por todo lo anterior se separaran y ya llevan más de 10 años.
- Él vive con una mujer hace 8 años y SSSS sigue de estilista y vive en
Medellín
- En el tiempo de la convivencia matrimonial no embarazó a nadie

INTERROGATORIO PARTE CONVENTA

- El día 30 de septiembre de 2016 ante la negativa de la parte conventa


en presentarse es declarada ausente por decreto del vicario judicial.

INTERROGATORIO A LOS TESTIGOS

LUZ MARY ARIAS MORALESROMELIA LÓPEZ DE ROJAS


SSSS SENELIA BUSTAMANTE LÓPEZ JOSÉ
SAÚLRÚACASTRILLÓN

- Algunos testigos desconocen los antecedentes familiares de los dos,


desconocen sus datos en la juventud y afirman que no conocieron
muchos detalles sobre el noviazgo
- Afirman que XXXX es sociable, formal, pero muy promiscuo, no es capaz
de ser fiel
- Los dos tuvieron relaciones anteriores y ella quedo con un hijo y él con
5.paro a pesar de esto se aceptaron y decidieron estar juntos y casarse
porque aparentemente estaban enamorados
- El noviazgo fue muy largo entre 8 -10 años
- XXXX sí sabía lo de la cirugía para no tener hijos
- Ellos sabían de las obligaciones y los compromisos del matrimonio pero
no asumieron dichos compromisos. XXXX fue infiel en el noviazgo y en la
convivencia matrimonial. El matrimonio fue una gran equivocación por los
celos y las infidelidades. XXXX se casó y siguió teniendo una vida de
soltero
- Ratifican las dificultades en el noviazgo y en la convivencia matrimonial:
agresiones, infidelidades, peleas, separaciones. SSSS a pesar de todo
esto se queda con él porque lo quería
- La familia de SSSS nunca aceptó a XXXX
- Los testigos desconocen algunos datos de la convivencia, del noviazgo
pero conocen lo más importante para este caso: su infidelidad y falta de
preparación para asumir el matrimonio y sus exigencias

D. DEFENSOR DEL VÍNCULO:

Fue realizado por el Pbro. Francisco de Jesús Saldarriaga Saldarriaga, quien


manifestó en el folio 66 y 67:
- El señor Defensor del Vínculo considera que los testigos
aportaron elementos que ayudan a la prueba de los capítulos de
nulidad; no se opone a la declaración de nulidad y nada tiene que
agregar a favor de la validez. Teniendo en cuenta además, la
asistencia de la parte conventa que aportó elementos nuevos.

E. CONCLUSIONES:

El capítulo de nulidad invocado Can. 1095, 2 en la contrayente, queda


probado en los hechos denunciados: carente del afecto paterno; a pesar de
comenzar su noviazgo en una etapa de madurez (29 años), no tenía un
comportamiento que evidenciara la madurez, ya tenía un hijo, pero en su
actuar demuestra sus carencias al permanecer en un noviazgo de 10 años,
donde conoce las infidelidades de su novio, sabe además de la existencia de
cinco hijos, todos de diferentes mujeres y además en la preparación de la
boda se da cuenta de otra infidelidad y existencia de un embarazo, aunado a
ello el hecho que es contagiada con una enfermedad de transmisión sexual
por la misma promiscuidad de su novio, aun así contrae matrimonio
pensando y haciendo caso en la promesa de cambio de él; todo lo anterior
no cambió con el matrimonio, fueron promesas falsas; por ello lo que estuvo
mal durante el largo tiempo de noviazgo no cambiaría en dos años de
convivencia matrimonial. Pudo tolerar dicha situación por 10 años, pero no lo
pudo hacer en dos de convivencia.

El capítulo de nulidad invocado Can. 1095, 3 en el contrayente, no queda


probado en los hechos denunciados porque la simulación parcial cobra más
fuerza sobre la incapacidad.

El capítulo de nulidad invocado Can. 1101 § 2 Exclusión de la fidelidad por el


contrayente, queda probado en los hechos denunciados: toda vez que
demuestra la contumacia de los hechos en él desde su juventud fue
mujeriego, sostuvo varias relaciones sentimentales y como fruto de ellas
hijos, da cuenta de cinco hijos todos de diferentes mujeres, antes de la boda,
en los preparativos y durante la convivencia matrimonial, además de
contagiar a su novia con una enfermedad de transmisión sexual; no cambió a
pesar de sus promesas; demuestra claramente que no es capaz de ser fiel,
al poco tiempo de la terminación de su matrimonio, ya había iniciado otra
relación sentimental.

F. DECISIÓN:

Nosotros los jueces de turno después de estudiar dicha causa la


encontramos bien probada. Por consiguiente, a la luz y en virtud de lo
expuesto en el orden del derecho como de los hechos mismos, los
infrascritos jueces de turno, en presencia de Dios y después de invocar su
santo Nombre, declaramos y sentenciamos definitivamente en primera
instancia que SÍ CONSTA la nulidad del matrimonio celebrado entre XXXXX
Y SSSS, por grave defecto de discreción de juicio en la contrayente acerca
de los derechos y deberes esenciales del matrimonio que mutuamente se
han de dar y aceptar (c.1095, 2)

NO CONSTA por grave defecto de discreción de juicio en el varón


contrayente acerca de los derechos y deberes esenciales del matrimonio que
mutuamente se han de dar y aceptar (c.1095, 2)
SI CONSTA la nulidad del matrimonio por el canon 1001, 2 por exclusión de
la fidelidad por parte del varón contrayente. VETO para el varón.

Publíquese y notifíquese esta sentencia al señor defensor del vínculo y a las


partes, de conformidad con el canon 1614.

Contra la presente decisión procede el recurso de apelación, interpuesto


dentro de los quince (15) días hábiles siguientes a su notificación; una vez
vencido el término previsto sin que las partes presenten su recurso, dicha
sentencia quedará en firme y se procederá a su ejecutoria conforme a los
cánones 1630 - 1633. (Cfr. Motu proprio “Mitis Iudex Dominus Iesus Art. 4”).

Dada en Girardota, en sede del Tribunal Diocesano de Girardota, a los cinco


días del mes de Junio del año dos mil dieciocho, y publicada en el mismo
mes y año.

Pbro. VÍCTOR MANUEL ZULUAGA CADAVID


Vicario judicial - ponente

Pbro. CARLOS ANDRÉS CATAÑO LOPERA


Conjuez

VÍCTOR MANUEL SAENZ MEJÍA


Conjuez

Sra. SILVIA ELENA ARENAS SIERRA


Notaria Judicial Eclesiástica

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