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Universidad de Guayaquil

Facultad de Jurisprudencia, Ciencias Sociales y Políticas


Escuela de Sociología y Ciencias Políticas
Epistemología de las Ciencias Sociales

Tema:
“Comparación entre el Pensamiento Oriental, Presocrático y Clásico”

Fecha de envío: 15 de junio del 2022 Fecha de entrega: 29 de junio del 2022

Objetivo General:
Remarcar las diferencias que existen entre los Pensamiento Oriental, Presocrático y
Clásico.

Integrantes:
Keisy Peña Arrobo
Amir Chehab Palma
José Muñoz Barre
Amy Ramírez Mero
Melanie Moreno Villamar

Profesor:
Soc. Oscar Arias
Al momento de querer comparar el Pensamiento Presocrático, Clásico y

Oriental, debemos plantear bien las bases de nuestro trabajo y empezar con dar una

explicación del enfoque que tenía cada pensamiento para llegar a una conclusión

colectiva, la cual está basada en nuestro entendimiento y estudio sobre estos

pensamientos. A la hora de investigar sobre el pensamiento oriental hay que ser muy

cuidadoso debido a la aversión de algunos estudios, los cuales siguen viéndolo como

supersticiones, en consecuencia, a las diversas interpretaciones que se le puede dar

estudiando desde una mirada occidental. Sin embargo, esto nos permite abordar un

campo cultural ajeno y nos brinda la oportunidad de reconocer la importancia de un

campo milenario.

Por consiguiente, debemos plantear el análisis de lo que queremos dar a conocer,

siguiendo un orden y una estructura que nos guíe, no de manera histórica, sino más

bien, en afinidad con lo que hemos ya estudiado en clases de filosofía a través de

nuestra educación.

Es por esto que el primer pensamiento el cual este ensayo decidirá enfocarse

será el pensamiento presocrático, tal cual como indica su nombre, estos son filósofos

precursores a Sócrates de entre los siglos VI-V a.C, estos filósofos estaban

caracterizados por dejar de lado el pensamiento mítico, favoreciendo el uso de la razón

para así explicar la creación o punto de origen del universo como lo conocemos, creían

que este mismo había partido a través de la naturaleza, dependiendo del filósofos esta

podría haber sido agua, fuego, aire, etc.

Una de las primeras escuelas presocráticas fue la jónica, específicamente Tales

de Mileto a finales del siglo VII a.C, esta proponía que el agua es el arkhé, o comienzo

del universo, el arkhé, para la escuela jónica era “…una entidad material que además es

única” (Ortuño, 2014, p. 76), la siguiente teoría del origen del universo proveniente de
esta escuela sería la de Anaxímenes, la cual situaba al aire como el origen del universo y

por último tendríamos a Anaximandro, el cual señalaba a algo indefinido lo denominaba

“apeiron” es decir indefinido o indeterminado, el aperion era indefinido e infinito, otro

filósofo sobresaliente en esto fue Heráclito, quien mencionaba al fuego como su arkhé,

además, resaltaba como, según él, lo divino se encontraba en la totalidad de todo, estos

filósofos presocráticos antes mencionados tienen algo en común, eran monistas,

mantenían que el universo provenía de un único arkhé.

A diferencia de los monistas, los pluralistas no mantenían que el origen del

universo provenía de tan solo una única forma, un ejemplo de este es Empédocles, el

cual mantenía que el origen del universo provenía de 4 elementos o raíces, los cuales

eran fuego, tierra, aire y agua, además de estas cuatro raíces también creía en dos

grandes fuerzas cósmicas, el amor y el odio “Estas dos fuerzas activas y opuestas, Amor

y Odio, o Afinidad y Discordia, actúan sobre los cuatro elementos, combinándolos y

separándolos dentro de una variedad infinita de formas” (Cañas Quirós, 2012, p. 152),

según menciona que el amor a traía todo al centro mientras que el odio dispersaba a los

mismo, actuando como fuerzas dualistas, similar al de Platón, el pensamiento de estos

filósofos pluralistas se encontraba mayormente ligado al concepto cósmico pero podía

encontrarse rasgos similares con una concepción teísta presente en estos, como la

concepción de Anaxágoras de que el arkhé es un objeto invisible regido por la mente.

A diferencia de la filosofía presocrática, la filosofía oriental usualmente ha sido

resignada a ser considerada de menor importancia debido a la presencia de religiones y

espiritualidad encontrada en esta, como lo es el Hinduismo y el Budismo, y debido a no

estar enfocada en la racionalización de las cosas, como se considera que la occidental si

lo hacía, a pesar de esta concepción cabe recalcar que el pensamiento oriental va más

allá de la espiritualidad religiosa, un ejemplo de esto son las similitudes presentes en las
conclusiones de la creación del universo alcanzada por los presocráticos, las cuales se

enfocaban en los elementos, y las llegadas por la religión animista, este tipo de arkhé

era llamada deva, las cuales servirían como base para las religiones budistas e hindúes.

Un aspecto de resaltar referente a las religiones orientales, es que estas

religiones actúan de forma distinta a las religiones mayormente encontradas en

occidente, ya que estas son de característica panteísta, panteísmo es destacado como

“…todos aquellos que han divinizado la naturaleza o naturalizado la divinidad” (Arana,

2016, p. 6), por consiguiente el aspecto más importante de estas religiones es la

comunión y relación humana con la naturaleza, pensamiento que podía ser presenciado

en el filósofo Heráclito, al considerar la totalidad de las cosas como divinas, estas

religiones son consideradas como procesos mentales, la realidad proviene de la

creación, esta creación está fundamentada en la mente.

Una de las prácticas que se encuentran como base del pensamiento oriental es el

taoísmo, el taoísmo como lo define Yutang (1944-1992) afirma que “El Tao del taoísta

es la divina inteligencia del universo, la fuente de las cosas, la vida que da origen; él

informa y transforma todas las cosas; es impersonal, imparcial y tiene pocos

miramientos para con los individuos” (p. 33), el tao es caracterizado por la falta de un

dogma presente en este, busca una retrospección del individuo la cual le permita

conectar con su entorno material y natural, el tao no hace referencia alguna a cualquier

tipo de divinidad, es más es considerado que hacer referencia a una le quita la

característica de ser esta, busca relajación y una conexión espiritual del ser con la

naturaleza.

La virtud perfecta consiste en ser capaz de practicar cinco virtudes en todas las

circunstancias: Tzu – Chang le rogó que le enumerara las cinco virtudes y el maestro le

dijo cortesía, grandeza de ánimo, honestidad, diligencia y generosidad. Aquel que es


cortes no será humillado, el que es magnánimo conquista el corazón del pueblo, aquel

que es diligente consigue propósitos, y aquel que es generoso obtendrá el servicio del

pueblo. (Obregón, 1995).

De la misma forma, el budismo es una religión carente de una figura realmente

divina, está caracterizada por seguir las normas de Siddhartha Gautama, el buda, esta

busca la liberación del humano, una paz para el mismo, se busca romper el ciclo de

sufrimiento presente en el humano, como es el ciclo de reencarnación y alcanzar el

nirvana, para esto el sujeto debía de realizar un retrospección de sí mismo, la cual con

ayuda de las enseñanzas de buda, facilitarían el encuentro de uno mismo, estas

religiones se pueden ver similitudes en como construyen un enfoque el cual se centra en

el aspecto humano, a diferencia del pensamiento teológico occidental.

El budismo concuerda así con Hume, con Schopenhauer y con nuestro

Macedonio Fernández. No hay sujeto, lo que hay es una serie de estados mentales. Creo

que lo importante no es que vivamos el budismo como un juego de leyendas, sino como

una disciplina; que está a nuestro alcance y que exige de nosotros el ascetismo.

Tampoco nos permite abandonarnos a las licencias de la vida carnal. Lo que nos pide es

la meditación, una meditación que no tiene que ser nuestras culpas, sobre nuestra vida

pasada. (Borges & Jurado, 1976).

A lo largo de este ensayo hemos analizado y comparado tres de las diversas

formas de pensamiento que han existido en la historia de humanidad, y hemos llegado a

la conclusión de que, tanto el pensamiento oriental, el presocrático y el clásico han sido

de mucha ayuda para que la humanidad haya alcanzado el nivel intelectual que posee

hoy en día. Pese a que se haya dado más énfasis en la historia a los pensamientos

occidentales, como el presocrático y a los filósofos clásicos como Sócrates, Aristóteles

y Platón, concluimos que darle un vistazo al pensamiento oriental nos puede dar una
nueva perspectiva sobre la vida, el ser humano y su papel en el mundo. Dándonos una

visión no tan enfocada en el razonamiento científico, más bien, en un pensamiento algo

espiritual que hoy en día ha persistido a través de la historia y que se sigue practicando,

tal vez no con la misma carga de importancia, pero los planteamientos y costumbres del

budismo han sido adoptadas en occidente y practicadas por un gran grupo de personas.

Por su lado el pensamiento más clásico se ha usado como método de enseñanza y

estudio para poder analizar fenómenos sociales actuales, adaptándolas al contexto que

se vive y buscando soluciones desde la razón. Mientras que la tergiversación del

pensamiento oriental le dio una inmensa carga de desacreditación dentro del campo

científico, pero consiguió someter incomprensión y tener filósofos, autores y pensadores

que actualmente le acreditan los méritos como un pensamiento valido e indispensable

para la evolución de la forma en la que el ser humano ha visto la vida, la muerte, la

naturaleza, el universo. En otras palabras, tener diversos pensamientos nos ayudaron a

abrir nuestras mentes y aceptar ideas que se creían irreales e imposibles, inclusive

incomprensibles para la razón.


Referencias

Arana, J. (2016). El panteísmo y sus formas. Revista de Filosofía, 5-18.

Borges, J. L., & Jurado, A. (1976). Qué es el budismo. Buenos Aires: Columba.

Cañas Quirós, R. (2012). La estructura de la materia en los filósofos pluralistas pre-socráticos.


Revista de las Sedes Regionales, 143-168.

Obregón. (1995). Confucio: vida y enseñanzas. Barcelona.

Ortuño, M. (2014). Los presocráticos. ArtyHum: Revista Digital de Artes y Humanidades, 76-84.

Platón. (1955). Alcibíades o de la naturaleza del hombre.

Yutang, L. (1944-1992). La filosofía del taoísmo. Revista de la Universidad Nacional, 33-39.

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